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Eliseo Cañulef
Agosto de 2002.
Según los documentos de posición indígena es posible identificar por lo menos los
siguientes derechos reclamados por los pueblos: reconocimiento de las culturas
indígenas; respeto, valoración y fomento de las lenguas indígenas; respeto,
valoración y promoción de las culturas indígenas; respeto y valoración del
conocimiento indígena; fomento al desarrollo y difusión de las culturas indígenas;
protección de las culturas indígenas de la discriminación; incorporación de las
culturas indígenas en educación regular; educación adecuada para los ciudadanos
indígenas; apoyo estatal a la educación de los indígenas; y protección del
patrimonio histórico de las culturas indígenas.
Desde la perspectiva indígena la ley debe establecer que las culturas indígenas son
un patrimonio histórico de la Nación chilena y de los pueblos indígenas; reconocer
que los pueblos indígenas son poseedores de una cultura propia que engloba los
conocimientos, técnicas, instituciones, expresiones y valores que los distingue de la
cultura global; reconocer que los pueblos indígenas poseen un idioma propio que es
su medio natural de expresión; y consagrar como deber del Estado y la sociedad
respetar, proteger y promover el desarrollo de las culturas adoptando las medidas
administrativas adecuadas a tales fines.
La ley reconoce que los indígenas de Chile son los descendientes de las
agrupaciones humanas que existen en el territorio nacional desde tiempos
precolombinos, que conservan manifestaciones étnicas y culturales propias siendo
para ellos la tierra el fundamento principal de su existencia y cultura. (Art. 1); así
como el derecho de los indígenas a mantener y desarrollar sus propias
manifestaciones culturales, en todo lo que no se oponga a la moral, a las buenas
costumbres y al orden público; (Art. 7° ).
La respuesta legislativa cambia la naturaleza del derecho colectivo reivindicado por
los pueblos indígenas reduciéndolo al derecho de las personas y limita el alcance
del concepto de cultura antropológica al de manifestación cultural cuyo ejercicio
queda supeditado a la moral, a las buenas costumbres y al orden público, es decir,
el derecho si bien es reconocido formalmente, en la práctica su ejercicio queda
supeditado a concepciones etnocéntricas chilenas.
La ley establece "El uso y conservación de los idiomas indígenas, junto al español,
en las áreas de alta densidad indígena; el establecimiento en el sistema educativo
nacional de una unidad programática que posibilite a los educandos, acceder a un
conocimiento adecuado de las culturas e idiomas indígenas y que los capacite para
valorarlas positivamente; la promoción y el establecimiento de cátedras de historia,
cultura e idiomas indígenas en la enseñanza superior; el fomento a la difusión en
las radioemisoras y canales de televisión de las regiones de alta presencia indígena
de programas en idioma indígena y apoyo a la creación de radioemisoras y medios
de comunicación indígenas “(Art. 28° )”.
Desde la perspectiva indígena la ley debe establecer como obligación del Estado
respetar, valorar y promover las culturas indígenas; incentivos a los medios de
comunicación para que difundan materiales que promuevan el conocimiento y
valoración de las culturas indígenas; incentivos para la creación de medios de
comunicación indígenas;
No existe una política publica desarrollada por la Conadi para dar cumplimiento a
este derecho consagrado por la ley.
Desde la perspectiva indígena la ley debe asumir que las culturas y lenguas
indígenas son los rasgos principales que les otorgan su identidad a los pueblos que
son sus poseedores y que junto con constituir su patrimonio lo son también de la
humanidad en su conjunto, por lo tanto, debe establecer normas que las protejan
de acciones u omisiones que impliquen su erosión, destrucción o menoscabo. Entre
las normas deben estar por lo menos las siguientes: reglamentación para el
tratamiento de temas indígenas en los medios de comunicación que impida su
utilización con fines que impliquen menoscabo; establecer la obligatoriedad para el
registro Civil de anotar los nombres y apellidos de los ciudadanos indígenas en las
formas como lo expresen sus padres y con las normas de trascripción fonética
oficial de la lengua indígena respectiva; prohibición de sustituir los topónimos
indígenas por otros no indígenas; establecer el delito de ofensas culturales, su
tipificación y sanción correspondiente, con el objeto de proteger a las culturas y
pueblos indígenas de la mirada discriminatoria, despreciativa y desvalorizadora de
la sociedad global.
Como en ninguno de los otros derechos reivindicados por los indígenas la respuesta
legislativa asume en su totalidad el planteamiento aunque no destina recursos
estatales específicos para asegurar su ejercicio.
Desde la perspectiva indígena la ley debe establecer como deber del estado el
asegurar las posibilidades educacionales de los indígenas en todos los niveles de la
enseñanza, a través de un programa de becas que cubra todos los niveles de la
enseñanza; programa de hogares estudiantiles en las principales ciudades del país;
arancel diferenciado e incluso gratuidad en las universidades estatales o que
reciben subsidio estatal; programas de apoyo a la educación informal o permanente
que incluya alfabetización bilingüe, capacitación laboral y formación de lideres; y la
creación de establecimientos de enseñanza Terminal (técnico profesional) en los
territorios de desarrollo indígena.
Es necesario valorar esta política del Ministerio pues pese a que la respuesta
legislativa no asume la totalidad de las aspiraciones indígenas en la materia, el
incremento progresivo de la cobertura de becas va reduciendo paulatinamente el
porcentaje de alumnos indígenas que abandonan los estudios por falta de recursos
económicos al tiempo que aumentan los que por medio de una buena educación
pueden salir de los estratos de extrema pobreza en que se ubican altos porcentajes
de familias indígenas en el país.
Hay sin embargo dos acciones que podrían interpretarse como intentos por iniciar el
proceso, uno de ellos es la creación de una Comisión para el análisis de la
enseñanza de la historia cuyas recomendaciones no han sido dadas a conocer por el
Ministerio; y el otro es un estudio sobre los textos escolares desde la perspectiva de
la diversidad cultural encargado al Instituto de Estudios Indígenas de la UFRO por el
Programa de Educación Intercultural Bilingüe del Ministerio, cuyas recomendaciones
no han sido incorporadas a las licitaciones para la elaboración de textos escolares
que el Ministerio provee a las escuelas del país.
A modo de conclusión.