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EL CONTROL DE LA CONSTITUCION DE

LAS SOCIEDADES POR ACCIONES Y LAS


NULIDADES EN VENEZUELA
Y ARGENTINA*

Por Roberto Goldschmidt

SU M A RIO: Derecho venezolano: Introducción-Constitución


en form a sucesiva-Constitución en form a simultánea-Problema
de la Superintendencia del Estado-Incumplimiento de las form a­
lidades de constitución-Otros vicios de constitución-Vieios con­
cernientes a las adhesiones de los accionistas-Sociedades entre
esposos-Sociedades con objeto ilícito y sociedades simuladas-
F a lta de indicaciones en el documento constitutivo y los estatu­
tos requeridas por la ley-Sociedades extranjeras-Sociedades mi­
neras, bancarias y de seguros-Derecho fiscal-Disposiciones pena­
les. Derecho argentino: Control gubernamental-Soci edades cons­
tituidas en país extran jero -E scritu ra de Constitución-Requisitos
de constitución-Constitución en form a simultánea o mediante
acuerdo privado-Constitución en form a sucesiva o escalonada-
Responsabilidad-Omisión de requisitos formales-Omisión de re­
caudos sustanciales y sociedades con objeto ilícito-Vicios de las
declaraciones individuales-Sociedades en comandita por acciones.

A) Derecho venezolano
I. Al hablar de la sociedad anónima del derecho venezolano
hay que destacar desde el primer momento, que ella — que es mer­
cantil en razón de su form a, exceptuadas las sociedades agrope­
cuarias y mineras (A rt. 200, C.Co., A rt. 102, Ley de M inas)—
va a ser utilizada no sólo para grandes empresas sino también
para empresas pequeñas y medianas. E s ta situación no ha capa-
biado ni siquiera después de la introducción de la sociedad de
responsabilidad limitada en 1955. Las disposiciones del derecho
venezolano relativas a la constitución de las sociedades anónimas
* Conferencias dictadas en francés en la Facultad Internacional para
la enseñanza del derecho comparado en Helsinki (Finlandia) en el
mes de agosto de 1962.
20 ROBERTO GOLDSCHMIDT

facilitan dicha constitución al no requerir ni un capital mínimo


ni un número mínimo de accionistas. Aun desde el aspecto fo r­
mal, son mucho más sencillas que las del C.Co. ital. de 1882 en
que se inspira, en general, el derecho venezolano de sociedades.
Por un lado, el A rt. 247 del Código venezolano de 1919, contra­
riam ente al A rt. 87 del Código italiano, no exige la escritura pú­
blica. P or otro lado, el examen del cumplimiento de los requisi­
tos legales por parte del funcionario encargado del R egistro de
Comercio, o sea, el Registrador Mercantil o Juez de Comercio,
según las distintas jurisdicciones, en el momento de la presenta­
ción del documento constitutivo a los fines de su inscripción y pu­
blicación, que existe en Venezuela respecto de todas las socieda­
des m ercantiles, no se hace, en relación a las sociedades por ac­
ciones, de manera esencialmente distinta que para las demás so­
ciedades; en particular, no hay ninguna intervención del Minis­
terio Público (A rts. 215, C.Co. ven. y 91, C.Co. ital. de 1882).

II. Como otros derechos, también el derecho venezolano dis­


tingue entre la constitución de la sociedad anónima en form a si­
multánea y en form a sucesiva o continuada, distinción aplicable,
asimismo, a la de las sociedades en comandita por acciones, las
cuales, por otra parte, en la práctica venezolana apenas existen.
Tampoco se emplea para la constitución de la sociedad anónima la
form a sucesiva, de manera que los artículos del Código que a ella
se refieren están sólo sobre el papel; se ha pensado, incluso, en
su supresión, pero el reciente anteproyecto de reform a del
derecho de sociedades los mantiene, lo mismo que la sociedad en
comandita por acciones, por considerar que, en un momento da­
do, podrán ser útiles, tal como lo enseña la experiencia ex tra n je­
ra.
Por la razón señalada, será suficiente mencionar de m anera
sucinta los principios aplicables a la constitución en form a sucesi­
va, o sea, por suscripción pública. En ella desempeñan un papel
decisivo los promotores acerca de cuya responsabilidad se estable­
cen reglas especiales (A rt. 245) así como también respecto de la
validez de los pactos por los cuales se reservan determinados be­
neficios (A rts. 245-6). Los promotores hacen el prospecto (A rt.
2 4 8 ), base de la suscripción de las acciones (A rt. 250). Una vez
suscrito el capital social, la quinta parte, por lo menos, de los
aportes en dinero debe ser depositada y puesta a disposición de
los administradores de la sociedad, después de su constitución de­
finitiva (A rt. 2 5 1 ). Los promotores podrán proceder contra los
accionistas morosos, incluso por daños y perjuicio, o dar por no
hecha la suscripción, sustituyéndola con otra (A rt. 2 5 2 ). Luego
convocarán la asamblea constitutiva cuyo funcionamiento está
regulado en varios artículos (A rts. 253 a 2 5 8 ).
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 21

E n tre estos artículos merece una mención especial el relati­


vo a la estimación de los aportes en especie, que no encuentra pa­
ralelo ninguno en m ateria de constitución simultánea. Conforme
al A rt. 256, cada accionista puede pedir en la asamblea constitu­
tiva tal estimación por peritos nombrados por la asamblea. Los
socios aportantes no tienen voto deliberativo en la decisión de la
asamblea acerca de la aprobación de la estimación. L a aprobación
eventual no impedirá en lo sucesivo el ejercicio de la acción que
pueda intentarse por fraude o dolo. E n relación a esta ultim a dis­
posición, algún autor discute, citando a los autores franceses, la
nulidad de la decisión y de la sociedad, tanto en los casos de dolo
y fraude como en otros casos de nulidad admitidos por el derecho
común.
III. L a constitución simultánea a que se recurre aun en el
caso de que uno o varios suscritores se propongan vender después
de la constitución sus acciones al público, en particular, un Banco
a sus clientes, está regulada en un solo artículo (A rt. 2 4 7 ), inter­
calado en los textos relativos a la constitución en form a sucesi­
va. L a compañía puede form arse mediante escritura pública o
privada, otorgada por todos los suscritores en que se compruebe
el cumplimiento de los requisitos legales, en particular, la suscrip­
ción de la totalidad del capital social y la entrega de la cuota mí­
nima y se nombren los administradores y las personas encargadas
de desempeñar las funciones de comisarios hasta la primera
Asamblea. Las indicaciones que el documento constitutivo y los
estatutos, conceptos que el Código distingue, deben contener, se
encuentran enumeradas en el A rt. 213 cuya parte final establece
que deberán acompañarse a la escritura constitutiva los docu­
mentos que contengan los comprobantes de haberse depositado la
prim era cuota. Se observa, entre paréntesis, que en caso del au­
mento del capital social no existe la obligación de depositar la pri­
m era cuota por lo cual, a menudo, se constituyen sociedades con
un capital reducido que después de la constitución se aumentará
de inmediato.
Dentro de los quince días siguientes al otorgamiento del do­
cumento constitutivo, el administrador o administradores nom­
brados presentarán dicho documento, ju n to con un ejem plar de
los estatutos, al funcionario encargado del R egistro de Comercio
de la jurisdicción donde la sociedad ha de ten er su asiento, el cual,
previa comprobación de que en la formación de la sociedad se
cumplieron los requisitos de ley, ordenará el registro y publica­
ción, en principio en un periódico, del documento constitutivo y
mandará archivar los estatutos (A rt. 2 1 5 ). De acuerdo con los
A rts. 19, ord. 99; 22, C.Co., se procederá, también, a la fijación por
seis meses, de un extracto de la escritura constitutiva en las ofi-
22 ROBERTO GOLDSCHMIDT

ciñas de la autoridad encargada del Registro de Comercio, form a­


lidad que ha desaparecido en el Anteproyecto de reform a. La
cuestión de si existe un recurso contra una decisión del R egistra­
dor M ercantil en el D istrito Federal y Estado Miranda, de no re­
g istrar determinada sociedad, no está suficientem ente aclarada;
según algunos, debería adm itirse la apelación al Tribunal Supe­
rior.

IV . E n ocasión de la reform a parcial del C.Co. en 1955, en


que se modificaron algunos pocos artículos relativos a la sociedad
anónima, se introdujo, como parágrafo único del A rt. 200 una dis­
posición según la cual el Estado por medio de los organismos ad­
m inistrativos competentes, vigilará el cumplimiento de los requi­
sitos legales establecidos para la constitución y funcionamiento
de las compañías anónimas y, lo que debe sorprender, sociedades
de responsabilidad limitada. E ste texto que hubiera podido servir
como base para crear un nuevo organismo adm inistrativo dedi­
cado exclusivamente a la fiscalización de las sociedades de refe­
rencia, ha quedado sobre el papel. E n realidad, no debe ser in ter­
pretado necesariam ente en el sentido señalado ya que sus finali­
dades también podrán cumplirse al extenderse las funciones de
vigilancia de los órganos adm inistrativos existentes, especialmen­
te de los fiscales, de los del trabajo y de los encargados del R e­
gistro de Comercio. No obstante, el carácter adm inistrativo de
las actividades de estos últimos está controvertido; resulta más
correcto atribuirles naturaleza judicial.
E l Anteproyecto de reform a señalado tampoco prevé la su­
perintendencia estatal, tal como existe, por el contrario, en Co­
lombia y A rgentina y, como la exigen, especialmente, ciertas co­
rrientes políticas. L a Comisión redactora considera que sólo va
a crear una nueva burocracia con todos los inconvenientes que
esto implica para el desarrollo de las operaciones m ercantiles y
que ella no se ju stifica en un país donde la mayor parte de las
sociedades no recurre a los fines de su constitución al ahorro pú­
blico. L a superintendencia estatal debe quedar limitada a deter­
minadas sociedades, respecto de las cuales en razón de su objeto :
bancos, seguros o, acaso, del elevado monto de su capital social
ello resulte imprescindible, a pesar de que, incluso en tales hipó­
tesis, no ha dado siempre en la práctica resultados satisfactorios.

V . E l Anteproyecto ha modificado, desde varios aspectos,


el régimen de la constitución de la sociedad anónima. Establece
un capital mínimo de cien mil bolívares m ientras que, respecto de
la sociedad de responsabilidad limitada, se m antiene el régimen
actual de un capital mínimo de veinte mil y un capital máximo
de dos millones de bolívares. E l capital social debe ser, totalmen­
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te suscrito. Al constituirse la sociedad debe estar pagado no me­


nos de la quinta parte del valor nominal de cada acción. No obs­
tante, se discute si la obligación de referencia debe ser estableci­
da sólo para los aportes en dinero, pero si hay que exigir a la
vez, según el modelo suizo, la integración de una suma de veinte
mil bolívares, por lo menos, sea en dinero, sea mediante aportes
en especie. E n el derecho suizo, a tal efecto se toman en conside­
ración como cobertura sólo los aportes en especie de los cuales
la sociedad, desde su registro, pueda disponer directamente co­
mo propietaria o respecto de los cuales tenga el derecho de exigir
la inscripción sin condición en el R egistro Inmobiliario.
E l Anteproyecto introduce disposiciones acerca del control de
la veracidad del valor atribuido a los aportes en especie, incluso,
en caso de constitución en form a simultánea que se hará tam bién
en el futuro por documento público o privado, pero con la dife­
rencia de que los estatutos figurarán como parte integrante en
el acta constitutiva, y no separadamente. Presentada el acta cons­
titutiva, si algunos socios aportaren bienes en especie, el funcio­
nario encargado del R egistro de Comercio nombrará un perito pa­
ra que informe sobre la valuación hecha y se le fija r á la retribu­
ción que le corresponda. Si del inform e resultare una despropor­
ción del veinte por ciento, por lo menos, entre el valor atribuido
por los socios al aporte y el estimado por el perito, el Registrado^
o el Juez encargado del Registro de Comercio negará la inscrip­
ción de la sociedad. E n caso de constitución en form a sucesiva,
será suficiente que se presente el informe del perito nombrado
por el funcionario de referencia a solicitud de la asamblea consti­
tutiva. Disposiciones análogas están previstas en los casos de au­
mento del capital social mediante aportes en especie o revaloriza­
ción de los activos sociales, transform ación de sociedades en so­
ciedades por acciones (y de responsabilidad lim itada), fusión de
sociedades con participación de sociedades por acciones (y de res­
ponsabilidad lim itada).
P ara evitar que se eluda lo dispuesto sobre el control de los
aportes en especie, se establece, de acuerdo con antecedentes ale­
manes, pero en form a más reservada, que tam bién queden some­
tidos a un control análogo los contratos de adquisición de bienes
en especie por un valor superior al cincuenta por ciento del capi­
tal social, celebrados por la sociedad en el primer año siguiente a
su constitución.

V I. Respecto al incumplimiento de las formalidades, el Có­


digo vigente comprende dos disposiciones: A rt. 251, aparte único,
y A rt. 220, último aparte. L a primera, relativa a la constitución
sucesiva por suscripción pública otorga a los suscritores el dere­
24 ROBERTO GOLDSCHMIDT

cho a declararse redimidos de la obligación contraída, si dentro


de tres meses a contar de la suscripción no se han cumplido las
formalidades establecidas en el A rt. 215. La segunda, relativa a la
constitución de sociedades por acciones en general, establece igual
derecho, cuando hayan transcurrido tres meses a contar del ven­
cimiento del término establecido en el A rt. 251, sin haberse veri­
ficado el depósito de la escritura constitutiva que en dicho ar­
tículo se ordena. E s ta última disposición ha sido interpretada en
el sentido de que el derecho de referencia no podrá ser ejercido
sino después de otorgado el documento constitutivo y de transcu­
rridos los quince días que establece el A rt. 215 para su presenta­
ción más los tres meses que establece el A rt. 220, sin que durante
todo ese tiempo se haya llevado a cabo la presentación del docu­
mento constitutivo. Por el contrario, el derecho consagrado en el
A rt. 251, puede ser ejercido aun antes de firm arse el documento
constitutivo con tal de que hayan transcurrido tres meses a par­
tir de la suscripción sin haberse cumplido con la formalidad de la
firm a del documento constitutivo o de su presentación.

No obstante,, la doctrina ha propuesto una doble limitación


de este derecho del accionista: en relación a la sociedad que hu­
biese ya comenzado sus actividades y sufrido una disminución
del capital social, mediante la aplicación analógica del A rt. 282,
relativo al derecho de receso, en el sentido de que el accionista
puede pedir la devolución de los pagos hechos y la liberación de
los que debe aún efectuar sólo en proporción del activo social, se­
gún el último balance aprobado; en relación a los terceros, me­
diante la aplicación del A rt. 222, sobre la reducción del capital que
atribuye a los acreedores sociales un derecho de oposición.
Desde otro punto de vista, conforme al A rt. 218, los accionis­
ta s tendrán derecho de cumplir a expensas de la sociedad, las fo r­
malidades prescritas en cuanto a la presentación de los documen­
tos, si los administradores no lo hicieren oportunamente, sin per­
juicio de las acciones que puedan ejercer contra ellos para obligar­
los al cumplimiento de sus deberes sobre el particular.
L a sociedad que actúa fren te a los terceros sin cumplir pre­
viamente con las formalidades establecidas, se llama no legalmen­
te constituida (A rt. 219) o irregular. No debe hablarse, por el
contrario, de sociedades de hecho ya que, dentro del régimen del
C.Co. ital. de 1882, al cual sigue el Código venezolano, pese a con­
tener una disposición en m ateria de R egistro de Comercio, A rt.
25, no contenido en aquél y no suficientem ente coordinado con los
A rts. 219 y 220, las sociedades no legalmente constituidas no son
nulas, sino que constituyen sociedades de derecho. E sto se des­
prende de los A rts. 218, 220 y 251 ya citados y algunas otras dis­
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posiciones como el A rt. 920 en m ateria de quiebra. Ellas existen y


tienen personalidad jurídica, lo que tradicionalmente se identifi­
ca con la atribución de un patrimonio autónomo, regulación de
la cual los redactores del A rt. 1.651, C.C. de 1942, no se han da­
do suficientem ente cuenta.
L a única sanción prevista, además de la contenida en los
A rts. 220 y 251, es la del A rt. 219, redactado de manera distinta
del A rt. 98, C.Co. ital. y según la cual cualquiera persona en par­
ticular, los administradores, que haya obrado en nombre de la so­
ciedad, quedará personal y solidariamente responsable por sus
operaciones. No obstante, esta sanción no excluye, como resulta
también del A rt. 357, relativo a las sociedades constituidas en el
exterior y no debidamente registradas en la República, que los
terceros puedan demandar incluso a la sociedad o a ambos.
E l A rt. 126 que distingue entre la escritura como requisito
de la validez del contrato y como requisito de prueba no contem­
pla la tercera posibilidad de que la escritura sea exigida como
requisito de la publicidad sucesiva en el R egistro de Comercio en
cuyo caso sólo se aplican las sanciones establecidas por la omisión
de dicha publicidad. Una situación parecida existe en m ateria del
registro de los poderes del factor. Desde este aspecto, los A rts.
219 y 220, tan mal redactados como su modelo el A rt. 99, C.Co.
ital. de 1882, son leyes especiales no sólo en relación al A rt. 126
sino tam bién al A rt. 25. P or otra parte, el régimen de las socie­
dades irregulares tiene en Venezuela un carácter unitario y no se
pueden aplicar a las sociedades por acciones, en lo que a la exis­
tencia de las sociedades que no hubiesen cumplido con las form a­
lidades se refiere, reglas distintas a aquellas que se aplican a las
sociedades de personas, pese a que esto ha sido sostenido por al­
gún autor.
E l régimen del Anteproyecto, es distinto, por atribuir al re­
gistro efecto constitutivo de la adquisición de la personalidad
jurídica de las sociedades de capitales. Por consiguiente, el con­
cepto de las sociedades irregulares quedará circunscrito a las so­
ciedades de personas y, en lo relativo a las sociedades por accio­
nes, sólo podrá plantearse el problema de si los suscritores que
no hayan cumplido con las formalidades, han constituido o no, en
el caso concreto, una sociedad de otro tipo, en particular, una so­
ciedad en nombre colectivo o en comandita simple.
V II. Contrariam ente a lo que ha ocurrido en Francia, la
doctrina italiana, bajo el imperio del Código de Comercio de 1882,
no ha profundizado el estudio de otros vicios de constitución que
no consistan en la omisión de cumplir las formalidades previstas.
Lo mismo ha sido el caso en Venezuela donde hay poca jurispru­
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dencia al respecto, de m anera que la doctrina sobre el particular


es escasa. Las reglas del derecho común de las cuales los autores
parten o, por lo menos, partían, no podrán aplicarse sin más a
las sociedades. E n efecto, ellas no contemplan lo que una parte
de la doctrina moderna llama los contratos plurilaterales, espe­
cialmente, aquellos que no se agotan en crear relaciones entre los
contratantes sino que hacen nacer un ente jurídico que entra en
relaciones con terceros. Por consiguiente, la aplicación de los prin­
cipios del derecho común relativos a la nulidad y anulación de los
actos jurídicos encuentra obstáculos particularm ente graves cuan­
do la sociedad hubiese comenzado sus actividades.

V III. Se suele distinguir entre los vicios que conciernen a


la adhesión de uno de los socios, en particular, incapacidad, vicios
del consentimiento, simulación, fraude a los acreedores y los que
afectan al contrato en sí mismo, a saber, ilicitud, simulación, fa l­
ta de suscripción integral del capital, omisión de indicaciones
esenciales.

E n lo concerniente a los primeros, se ha discutido, en rela­


ción a los vicios de consentimiento, el dolo. L a redacción del A rt.
1.154, C.C. de que las maquinaciones, para que el contrato sea
anulable deben ser practicadas por uno de los contratantes o por
un tercero con su conocimiento, ha permitido a la doctrina, cuan­
do las maquinaciones no fueren practicadas por todos los demás
socios, excluir esta causa de anulabilidad tanto en caso de consti­
tución en form a simultánea como en el de la constitución en for­
ma sucesiva; según la opinión prevaleciente, en relación a este
último no debe tom arse en cuenta a tal respecto el dolo prove­
niente de los promotores que no representan a la parte fren te a la
cual el socio asume la obligación de entregar. En los pocos casos
en que aquella argumentación no proceda, por haberse practica­
do las maquinaciones en cuestión por todos los consocios, se ha
sostenido, como en otros derechos, que la declaración de adhesión
se dirige tam bién a los terceros, o sea, a los futuros acreedores
sociales no partícipes del dolo.
Mayores dificultades se presentan en caso de violencia (A rt.
1.150, C.C.), no muy probable, sin embargo, en esta hipótesis, en
el de error (A rt. 1.148, C.C.) y en el de incapacidad. E l derecho
venezolano comprende una disposición especial sobre los efectos
de la incapacidad en m ateria m ercantil, la cual impide que el pro­
blema adquiera gran importancia práctica. Conforme al A rt. 15,
C.Co., las personas inhábiles para com erciar quedan obligadas por
sus actos m ercantiles, a menos que se probare mala fe en el otro
contratante, no solamente si ocultaren la incapacidad con actos
de falsedad sino incluso cuando la incapacidad no fuere notoria.
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 27

L a adhesión a una sociedad m ercantil es un acto m ercantil, lo


que el Código enuncia expresamente respecto de la compra de
acciones (A rt. 2 9, ord. 39) . E l artículo 15 tiene mucha trascen­
dencia tam bién en m ateria cambiaría.

E n algunos países, la jurisprudencia ha establecido el prin­


cipio de que, al menos en las sociedades de capitales, los vicios
del consentimiento y tam bién la simulación, no podrán hacerse
valer cuando la sociedad haya sido registrada o, de todas ma­
neras, haya comenzado a actuar fren te a terceros. Se podría, sin
embargo, preguntar si los intereses de los acreedores sociales ha­
cen necesario ese resultado que tiene indudablemente ven tajas
prácticas, o si resulta suficiente atribuir a la anulación sólo efec­
to para el futuro y aplicar, si la participación anulada no fuere
esencial, las disposiciones sobre la reducción del capital social y,
en el caso contrario, aquellas sobre la liquidación de la sociedad.
La situación se plantea fuera de Venezuela de igual modo en el
caso de la incapacidad del accionista aportante, aunque una parte
de la doctrina prefiere, en esta hipótesis, los intereses del inca­
paz, sin perjuicio de que la nulidad no afectare, al menos normal­
mente, a la sociedad y a las declaraciones de los demás socios.
Consideraciones análogas deben hacerse para solucionar el con­
flicto entre los intereses de los acreedores sociales y los del acree­
dor particular de un accionista aportante, cuando aquél ejerce la
acción pauliana a que se refiere el A rt. 1.279, C.C.

IX . E n lo relativo a los vicios que afecten al contrato social


como tal, hay que descartar desde el principio las sociedades por
acciones entre esposos, frecuentes en Venezuela, país con muchas
sociedades anónimas de fam ilia. A pesar de que algunos autores,
yendo aún más allá de la corriente tradicional en Francia, aban­
donada en gran parte por el reciente Decreto N9 58-1258, han sos­
tenido, incluso, la nulidad de las sociedades anónimas, o sea, no
sólo la de las sociedades de personas, entre cónyuges, esta opinión
no tiene ningún fundamento, en mi concepto, ni siquiera para las
sociedades de personas.
Prescindiendo del argumento no proponible en Venezuela des­
de 1942 de que una sociedad entre esposos sea incompatible con
el poder m arital, el principal argumento de los partidarios de la
nulidad de que la celebración de una sociedad m ercantil entre es­
posos constituye una violación de la norma relativa a la inmu­
tabilidad de las capitulaciones matrimoniales (A rt. 144 C .C .),n o
es exacto ya que, en tal hipótesis, el régimen m atrim onial de
bienes, normalmente al menos, no cam bia; lo que pasa es que,
en razón de la constitución de la sociedad, el derecho de partici­
pación en la misma — en el caso de la sociedad por acciones, las
28 ROBERTO GOLDSCHMIDT

acciones— se subroga al bien aportado quedando sometida al ré­


gimen establecido entre los cónyuges.

Quedarán exceptuados, sin embargo, ciertos casos lím ites y


las sociedades constituidas para eludir una disposición dictada por
el legislador, por ejemplo, la que prohíbe ventas entre esposos
(A rt. 1.481, C.C.). Puede ser, asimismo, que un cónyuge no pue­
da hacer determinada aportación; así, la m ujer no puede aportar
bienes comunes administrados por el marido ya que esto presupo-
dría una liquidación previa parcial voluntaria de la comunidad,
lo que el A rt. 173, C.C., prohíbe.

X. Las sociedades por acciones con un objeto ilícito son nu-,


las. No obstante, si hubiesen sido registradas o, dentro del régi­
men venezolano actual, actuado fren te a terceros y éstos hubie­
sen adquirido derechos contra la sociedad, ésta no podrá desapa­
recer sin haber cumplido antes sus compromisos. E sta tesis ha si­
do sostenida aplicándose la teoría de la apariencia jurídica o en
base a otros argumentos, pero con igual resultado. E s ta solución
ha encontrado su formulación legislativa en el Art. 2.332, C.C.
ital. de 1942, acogido por el Anteproyecto venezolano, relativo a
la declaración de nulidad del acto constitutivo de la sociedad por
acciones registrada, estableciendo que esa declaración no perjudi­
ca la eficacia de los actos realizados en nombre de la sociedad,
que los socios no son liberados de la obligación del aporte hasta
cuando no hayan sido satisfechos los acreedores sociales y que la
sentencia que declara la nulidad nombra los liquidadores.
E n la doctrina venezolana se ha hablado, asimismo de nuli­
dad por falta de las formalidades indispensables para la consti­
tución, a saber, la suscripción de la totalidad del capital social y
la integración de la quinta parte, por lo menos, de los aportes en
dinero. No obstante, en esta última hipótesis, no se tra ta de nuli­
dad del acto constitutivo sino más bien de una suspensión de su
eficacia. E n relación a la suscripción total del capital social, si
ésta hubiese sido hecha posteriormente después del registro, la
nulidad ya no podría ser declarada.
Una causal de nulidad de la sociedad podría ser la simulación,
lo que, a veces, se ha negado, pero sin argumentos suficientes,
en razón de la intervención en la constitución del funcionario en­
cargado del R egistro de Comercio. De todas maneras, incluso en
este caso, debe regir lo dicho acerca de la limitación de los
efectos de la declaración de nulidad para el futuro, por la necesi­
dad de proteger a los terceros que hubiesen contratado con la so­
ciedad. L a necesidad de proteger a los terceros siempre ha sido
considerada en la teoría general de la simulación.
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 29

Por otra parte, a menudo no podría recurrirse al concepto


de la simulación, por existir, efectivam ente la voluntad de consti­
tuir la sociedad; así en la hipótesis muy controvertida de que tres
personas constituyan una sociedad por acciones y dos de ellas se
obliguen antes de la constitución a tran sferir sus acciones a la
tercera una vez registrada la sociedad. E n el derecho venezolano,
conforme a la última disposición del A rt. 341, introducida en 1955,
la adquisición de todas las acciones de la sociedad por un solo ac­
cionista no constituye una causal de disolución, lo que perm ite el
funcionamiento de las sociedades con un solo accionista, figura
que le hace posible en la práctica al comerciante individual la li­
m itación de su responsabilidad. Por reconocerse en el derecho ve­
nezolano la subsistencia de la sociedad en caso de una concentra­
ción posterior de las acciones en una sola mano, el convenio so­
bre tal concentración previamente a la constitución de la sociedad
tampoco atribuye un carácter fraudulento a dicha constitución.

X I. Se sostiene que la nulidad de la sociedad puede resul­


ta r de la fa lta de una de las indicaciones exigidas por el A rt. 213,
C.Co., para el documento constitutivo y los estatutos. No obstan­
te, los casos de esta índole son raros y poco estudiados. Desde el
punto de vista teórico, podría distinguirse entre la no-estipulación
de las cláusulas requeridas y su no-inclusión en el documento
constitutivo y en los estatutos. E n la segunda hipótesis, la redac­
ción del A rt. 219, C.Co., distinta de la del A rt. 98, C.Co. ital. de
1882, parece perm itir, contrariam ente a lo resuelto en Italia, la
aplicación de los principios sobre las sociedades irregulares. De
todas maneras, la inclusión, el registro y la publicación de la cláu­
sula respectiva podrán hacerse en un segundo momento. E sto ri­
ge, incluso, en la hipótesis discutida por algún autor, de la omisión
de la indicación del objeto social el cual en todo caso está estipu­
lado aunque acaso sólo en form a genérica. Por otra parte, para las
sociedades por acciones no tiene importancia práctica el supuesto
de la fa lta de denominación respecto de la cual, en las sociedades
de personas, se ha negado la nulidad siempre que la sociedad sea
identificable.
A menudo, si una de las cláusulas requeridas no hubiese si­
do estipulada o incluida en los documentos de referencia, la omi­
sión puede ser suplida por determinada disposición legal.
Así, para el caso de que no se hubiese determinado el domi­
cilio de la sociedad (A rt. 213, ord. I 9), el A rt. 203 establece que
el domicilio está en el lugar del establecimiento principal. La falta
de la cláusula sobre la convertibilidad de las acciones (A rt. 213,
ord. 4 ?) podrá suplirse por lo dispuesto en el A rt. 298 y la de la
cláusula acerca de las reglas sobre la formación del balance (A rt.
213, ord. 69) por el A rt. 304, C.Co. Si no se hubiese estipulado al­
30 ROBERTO GOLDSCHMIDT

go sobre las facultades de la asamblea (A rt. 213, ord. 8<1), la la­


guna quedaría llenada por los A rts. 275-6, 280 y otros.
E n relación a la indicación de la duración de la sociedad (A rt.
213, ord. 1 1), se ha discutido acerca del registro del documento
constitutivo y de los estatutos en que la duración no está deter­
minada. E l Registrador M ercantil en Caracas niega la inscripción.
A esta concepción, que corresponde a la opinión dominante en Ita ­
lia, se ha objetado que en el derecho venezolano no existe un lí­
m ite para la duración de la sociedad, que puede ser, por ejemplo,
noventa y nueve años, y tampoco respecto a su prorrogabilidad y,
por estar en juego aquí sólo intereses particulares, debería ad­
m itirse la duración indeterminada, como asimismo la cláusula ge­
nérica de renovación automática, en el sentido de que la sociedad
term inará su giro con la decisión correspondiente de los socios.

Si determinada cláusula fuere nula, por chocar con alguna


norma de orden público, por ejemplo, con la que prohíbe el pago
de dividendos a los accionistas por utilidades que no sean líquidas
y recaudadas (A rt. 307), tal nulidad no afectaría, sin embargo, la
validez de la constitución de la sociedad.

X II. Las sociedades extran jeras, que son las constituidas


fuera del país, pueden hacer negocios en él y comparecer en ju i­
cio ante los Tribunales de la República, como demandantes y co­
mo demandadas, siempre que puedan hacerlo según la ley de su
constitución (A rt. 356). A tal efecto no es necesario que esta ley
les hubiese atribuido personalidad jurídica ; piénsese en la socie­
dad en nombre colectivo de los derechos alemán, suizo y, según la
opinión predominante, italiano, que no tienen personalidad jurídi­
ca, pero pueden demandar y ser demandadas. Por otra parte, una
sociedad, incluso una sociedad anónima irregular puede tener,
según la ley de su constitución, capacidad de ser parte en un pro­
ceso.
Las sociedades constituidas en país extran jero que tengan
en la República el objeto principal de su explotación, comercio o
industria o aun sólo sucursales o explotaciones que no constitu­
yan su objeto principal, deben registrarse en Venezuela. Si son
sociedades por acciones, se registrarán en el R egistro de Comer­
cio del lugar donde está la agencia o explotación y publicarán en
un periódico de la localidad, el contrato social y demás documen­
tos necesarios a la constitución de la compañía, conforme a las le­
yes de su nacionalidad, y una copia debidamente legalizada de los
artículos referentes a esas leyes; acompañarán, además, para su
archivo en el cuaderno de comprobantes, los estatutos de la com­
pañía (A rt. 3 5 4).
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 31

Por referirse el artículo “a las leyes de su nacionalidad” de


las sociedades que se registrarán, resulta que éstas mantienen su
estatuto personal de origen aun cuando tengan en la República el
objeto principal de su explotación en cuyo caso el citado artículo
354 las reputa nacionales. E s ta calificación de sociedades naciona­
les, lo mismo que la de sociedades domiciliadas en Venezuela pa­
ra aquellas que tengan aquí una sucursal que no constituya su
objeto principal, sólo tiene la consecuencia de que las sociedades
de referencia serán tratadas como nacionales o domiciliadas, res­
pectivamente, a los efectos de aquellas normas de la legislación
interna, especialmente, adm inistrativa, que distingan entre na­
cionales y extran jeros o entre domiciliados y no domiciliados. El
Anteproyecto comprende una norma expresa en este sentido acla­
rando las dudas que de lege lata existen.
Iguales consideraciones deben hacerse respecto de la facul­
tad de las sociedades extran jeras domiciliadas en el país y de
aquellas que no tengan en él ni el objeto principal de su explota­
ción ni sucursales, de adquirir la nacionalidad venezolana, me­
diante m anifestación hecha por escrito y sometida al registro an­
te el funcionario competente de la jurisdicción donde tenga o de­
cida f ija r su domicilio. Tampoco esta adquisición de la nacionali­
dad, desaparecida en el Anteproyecto, implica un cambio del es­
tatu to personal sino que sólo tiene el efecto antes señalado.
L as sociedades constituidas en el exterior consideradas na­
cionales o domiciliadas en Venezuela deben tener en el país un
representante el cual se considerará investido de plenas faculta­
des, disposición de orden público en el sentido de que dichas fa ­
cultades no pueden ser limitadas fren te a terceros. No obstante,
la facultad de enajenar la empresa o la concesión debe dársele al
representante expresam ente (A rt. 355).
Todos los que contraten en nombre de compañías constitui­
das en el extran jero y no registradas debidamente en Venezuela,
quedan sujetos a responsabilidad personal y solidaria, por todas
las obligaciones contraídas en el país, sin perjuicio de que los ter­
ceros puedan demandar a la compañía misma, si así les convinie­
re, y pedir la ejecución de los bienes que figuren a nombre de
ella (A rt. 357).
X III. Respecto de la constitución de determinadas socieda­
des por acciones hay reglas especiales. Así, la Ley de Minas, Art.
102, que, injustificadam ente, atribuye, incluso, a las sociedades
anónimas m ineras carácter civil, obliga a las sociedades legalmen­
te constituidas en el país a hacer la correspondiente participación
al M inisterio del ramo, dentro del mes siguiente a la fecha de su
constitución, con expresión del domicilio y del nombre del repre­
32 ROBERTO GOLDSCHMIDT

sentante. Una disposición, esencialmente análoga rige para las


compañías extran jeras que se dediquen a la exploración o explo­
tación de minas en Venezuela (A rt. 103).
E n relación a los bancos y otros institutos de crédito, en el
sentido de la reciente Ley de 1961, ésta, en su A rt. 6 establece
que dichas empresas para iniciar sus actividades deberán obtener
previamente autorización de funcionamiento del Ejecutivo Na­
cional, a través de la Superintendencia de Bancos, mediante so­
licitud en la cual deberá constar que se ha cumplido con los re­
quisitos siguientes: l p) E sta r constituida la empresa bajo la ex­
clusiva form a de compañía anónima, con acciones nominativas de
una misma clase, que no podrán ser convertibles al portador; y
tener por lo menos cinco accionistas y una Ju n ta Administrado­
ra de cinco miembros si se tra ta de bancos o tres, si de otro ins­
titu to de créd ito; 2 9) Poseer un capital pagado en efectivo no me­
nor del indicado en la Ley para cada uno de los tipos de bancos o
institutos de crédito, por ejemplo, no menor de ocho millones de
bolívares tratándose de un banco comercial con asiento principal
u oficinas en el D istrito Federal y en el D istrito Sucre del E s ta ­
do Miranda (A rt. 2 3 ).
E l Ejecutivo Nacional, tomando en consideración las condi­
ciones económicas y financieras, generales y locales, la honorabi­
lidad y solvencia de los solicitantes, Directores y Administrado­
res propuestos o nombrados, así como la capacidad técnica de es­
tos últimos y los correspondientes informes de la Superintenden­
cia de Bancos y del Banco Central de Venezuela, estudiará y re­
solverá las solicitudes, las cuales podrá negar sin que tenga qye
dar razón alguna a los interesados (A rt. 8 ).
Requisitos adicionales rigen para las solicitudes de autoriza­
ción de establecimiento en el país de sucursales de bancos o de ins­
titu tos de crédito constituidos en el extranjero. E n tre tales re­
quisitos se destaca la indicación de la porción de su capital asig­
nado para sus operaciones en Venezuela con prueba suficiente,
a juicio del Ejecutivo Nacional, de haberse hecho efectiva dicha
asignación. E s ta asignación es sin perjuicio de la responsabilidad
que corresponde a la empresa extran jera en relación a la totali­
dad de su capital por sus operaciones en Venezuela. Todo Banco
o instituto de crédito que establezca sucursal en Venezuela se
considera domiciliado en el país y debe cumplir con las form ali­
dades señaladas en el Código de Comercio (A rt, 9 ).
L a previa autorización del Ejecutivo Nacional a través de la
Superintendencia de Bancos será necesaria aun para determina­
dos actos, en particular, la disolución anticipada de la sociedad)
fusión con otra sociedad; venta del activo social; reducción del ca­
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 33

pital social; reintegro o aumento del capital social; cambio del ob­
je to social (A rt. 11).
E l E jecutivo Nacional podrá suspender o revocar las autori­
zaciones de funcionamiento acordadas a las empresas regidas por
la Ley o para cualquiera de sus sucursales o agencias, dándoles
un plazo prudencial para la liquidación de sus negocios. Dichas
suspensiones o revocaciones se harán por resoluciones motivadas
y tomando en cuenta los inform es que al respecto sum inistre la
Superintendencia de Bancos (A rt. 12 ).
Por otra parte, acerca de la persona de los administradores
y empleados de los Bancos e Institutos de Crédito, la Ley esta­
blece determinadas incapacidades (A rt. 124, ords. 79 y 8 9), no
previstas en la legislación común de sociedades por acciones.
La Ley vigente sobre inspección y vigilancia de las empresas
de seguros de 1938 no exige para tales empresas la form a de so­
ciedad anónima, aunque en la práctica normalmente la tienen ya
que el tipo de la asociación, m ejor dicho, de la sociedad de segu­
ros mutuos (A rts. 365-9, C.Co.), es poco usado. Tal asociación, por
otra parte, hay que distinguirla de las cooperativas de seguros
(A rts. 60-2, Ley de Sociedades Cooperativas). L a Ley de 1938
prevé la inscripción de las empresas aseguradoras en un registro
que se lleva en el Ministerio de Fomento (A rts. 3 y siguientes).
L a inscripción podrá negarse por determinadas causales enumera­
das en el A rt. 8 de la Ley. E l A rt. 9 fija , desde este punto de vis­
ta, los lím ites del contralor de las cláusulas de las pólizas o con­
tratos.
E l reciente Proyecto de Ley de Em presas de Seguros y R e­
aseguros, adverso a las asociaciones de seguros mutuos, requiere
que las empresas que se propongan obtener permiso para consti­
tuirse en Venezuela, con el fin de realizar operaciones de segu­
ros, adopten la form a de sociedad anónim a; tengan no menos de
cinco adm inistradores; que sus acciones sean nominativas, no
convertibles al portador y que el capital suscrito no sea menor a
una suma determinada por la Ley, de acuerdo con la especie del
seguro en que las empresas aspiren a operar; y que haya entera­
do en C aja, en dinero efectivo, por lo menos el 50 por ciento del
capital mínimo exigido. Requisitos especiales rigen para las em­
presas ex tran jeras que se propongan obtener permiso para rea­
lizar operaciones de seguros en Venezuela.
X IV . E n tre los gravámenes fiscales que origina la constitu­
ción de las sociedades por acciones, hay que señalar, especial­
mente, además del causado por la inscripción del documento cons­
titutivo y del gravamen que establece el pago de un bolívar por
34 ROBERTO GOLDSCHMIDT

cada mil bolívares o por fracción menor de mil bolívares del ca­
pital suscrito o del capital comanditario, según los casos, el im­
puesto relacionado con la constitución mediante emisión de ac­
ciones al portador. Según un decreto de 1961, que deroga dispo­
siciones anteriores, las compañías por acciones deben pagar un
impuesto equivalente al 30 por ciento, del monto del capital repre­
sentado en acciones al portador antes de que su documento cons­
titutivo se inscriba en el Registro de Comercio. Se excluyen del
activo hereditario a los fines del pago del impuesto de sucesiones,
las acciones al portador, si se prueba que por ellas se ha pagado
el impuesto señalado.
XV. Desde el aspecto penal, el A rt. 920, C. Co., que, como vi­
mos, constituye un argumento para reconocer la personalidad ju ­
rídica de las sociedades por acciones irregulares, castiga a los pro­
motores y a los administradores como quebrados culpables, si por
su culpa no se han observado las formalidades establecidas para
la constitución. Serán penados como quebrados fraudulentos cuan­
do dolosamente hayan omitido la publicación del contrato de la
sociedad o declarado falsam ente el capital suscrito o enterado en
caja.
E l A rt. 370, C.Co., castiga, entre otros hechos, la simulación
o afirm ación falsa de suscripciones o entregas con el fin de ob­
tener o intentar obtener suscripciones a acciones u obligaciones, o
darles valor a éstas en la Bolsa.

B ) Derecho argentino

I. E n el derecho argentino la constitución de la sociedad


anónima requiere la autorización del Poder Ejecutivo (A rt. 318,
ord. 4*, C.Co.). Hay que destacar, desde este aspecto, que el C.C.,
A rt. 33, ord. 59, enumera las sociedades anónimas entre las perso­
nas jurídicas que, dentro del sistem a del Código hay que distin­
guir de las personas de existencia ideal privadas, entre ellas las
otras sociedades civiles y comerciales (A rt. 46, C.C.) a las cuales,
por otra parte, según la opinión prevaleciente, las disposiciones
que las regulan, o sea, las del C.C. y C.Co., respectivamente, reco­
nocen, también, de manera implícita, la personalidad. Las perso­
nas jurídicas del C.C. son las creadas con un objeto conveniente
al pueblo, conforme al bien común, en otras palabaras, las perso­
nas de interés público. La inclusión de las sociedades anónimas
en este grupo se explica por la historia de la sociedad anónima y
la naturaleza de las primeras sociedades de este tipo, de carácter
público o, al menos, semipúblico. No obstante, ella hoy ya no se
ju stifica y desaparecerá en la reform a del derecho de sociedades
actualm ente en curso (A rt. 483, Anteproyecto de 1959). Las per­
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 35

sonas jurídicas comienzan su existencia desde el día en que ha­


yan sido autorizadas por la ley o por el Gobierno, con aprobación
de sus estatutos (A rt. 45, C.C.), disposición con la cual concuer­
da el citado ordinal 4?, del A rt. 318, C.Co.
Según el último aparte del A rt. 318, el Poder E jecutivo acor­
dará la autorización, siempre que la fundación, organización y es­
tatutos de la sociedad sean conformes a las disposiciones del
C.Co., y su objeto no sea contrario al interés público. E ste pre­
cepto difiere del C.C. en el sentido de que, respecto de las demás
personas jurídicas, el Poder Ejecutivo puede discrecionalmente
autorizar o denegar la personería jurídica. A rgentina es un país
federal, de m anera que debe distinguirse entre el Poder E jecutivo
en el orden nacional y en las Provincias. E n el orden nacional in­
terviene la Inspección General de Ju sticia a que se refiere el De­
creto de 27 de abril de 1923, a la cual debe presentarse la solici­
tud de autorización; ésta la lleva al M inisterio aconsejando la re­
solución que corresponda. La inspección cuidará que los estatutos
se conformen a la ley, que no contengan cláusulas restrictivas de
la nacionalización de extranjeros, que no sean contrarios a los
principios de orden público ni comprometan los derechos y garan­
tías individuales que la Constitución consagra. Se admite cuando
no está en juego el interés público, la posibilidad de recu rrir de
la resolución del Poder E jecutivo para ante la ju sticia en caso de
denegarse la autorización.
E l control gubernamental no se lim ita a la constitución de la
sociedad anónima sino que se extiende a su funcionamiento y di­
solución ; este régimen ha sido a menudo criticado por su carácter
rígido y pesado. Aunque el A rt. 342 sólo prevé la fiscalización
oficial de las sociedades que exploten concesiones del Estado, de­
cretos del Poder E jecutivo han extendido dicho control a todas
las sociedades anónimas, lo que en un primer período muchos au­
tores consideraron ileg al; no obstante, ta l fiscalización oficial ha
encontrado más adelante su base legal en la Ley Orgánica de Mi­
nisterios que ha facultado al Ministerio de Ju sticia para autorizar
y controlar la m archa de las sociedades de referencia (A rt. 17,
inc. 7 P, Ley 13.529, reform ada posteriormente por las leyes 14.303
y 14.439; Decreto 7.112, 1952). Al lado de esta fiscalización está
la prevista en leyes especiales relativas a las empresas de segu­
ros, cooperativas, bancos, empresas de capitalización y ahorro,
Bolsas y mercado de valores. Por otra parte, la sociedad podrá
ser disuelta en razón del retiro de la autorización dada para fun­
cionar. Desde este aspecto, se ha discutido si el retiro sólo proce­
de en caso de que la sociedad no pueda llenar el fin para el cual
fue creada (A rt. 370, ord. 4, C.Co.) o también, por aplicación del
A rt. 48, C.C., cuando se haya incurrido en transgresión de las
36 ROBÉRTO ÓÓLDSCHMIDT

condiciones o cláusulas de la autorización, o porque sea imposible


el cumplimiento de sus estatutos, o porque la disolución fuese ne­
cesaria o conveniente a los intereses públicos. La controversia se
vincula con otra de si se puede recu rrir ante la ju sticia contra el
retiro de la autorización acordada. Los problemas correspondien­
tes fueron muy discutidos en ocasión del caso Bem berg, cuando
en 1948, durante el régimen peronista, se retiraron las autoriza­
ciones dadas a varias sociedades del llamado “grupo” Bemberg.
E n el Anteproyecto de reform a redactado por los doctores
Carlos C. M alagarriga y Enrique A. C. Aztiria, posteriormente fa ­
llecido, se sustituye el sistem a de la autorización del Estado que,
según la opinión prevaleciente, ha fracasado en la práctica, por el
régimen reglamentario. E l procedimiento de inscripción corres­
ponderá, por consiguiente, a la ju sticia, pero con la peculiaridad
— lo que reduce la trascendencia del cambio— de que se consi­
dera conveniente utilizar la experiencia y práctica de los organis­
mos tradicionales de contralor: Inspección General de Ju sticia,
Superintendencia de Personas Jurídicas, etc., en las distintas ju ­
risdicciones, dando a los mismos la función de Ministerio Públi­
co, a los fines del contralor de la constitución; no obstante, su
dictamen queda ahora sujeto a la decisión de las autoridades ju ­
diciales, con los recursos consiguientes. Se mantiene la fiscali­
zación adm inistrativa, además de la privada por los síndicos, del
funcionamiento de las sociedades que recurran a la suscripción
pública, concepto que comprende la emisión del capital o emisión
de debentures u otras form as de inversiones, o que, exploten con­
cesiones estatales o se beneficien de privilegios de igual origen.

II. E n lo relativo a las sociedades anónimas legalmente cons­


tituidas en país extran jero que establecieren en la República su­
cursal o cualquier especie de representación social (A rt. 287,
C.Co.), la Ley N? 8.867 establece que éstas funcionarán en la ac­
ción sin necesidad de autorización previa del Poder Ejecutivo, a
condición de que comprueben ante los jueces competentes, que se
han constituido de acuerdo con las leyes de sus países respectivos,
e inscriban sus estatutos y documento habilitantes en el Registro
Público de Comercio. La Ley 8.867, aplicable sólo a las socieda­
des cuyo país de origen adm ita la reciprocidad, ha sido criticada
frecuentem ente, por ser excesivamente liberal. E l Anteproyecto
de reform a que se propone derogar la Ley 8.867, exige respecto
de las sociedades de referencia la autorización del organismo co­
rrespondiente del Poder Ejecutivo Nacional que, de acuerdo con
el Anteproyecto, inicialm ente estará constituido por el Inspector
General de Ju sticia y sendos representantes de los Ministerios
de Economía y de Relaciones E xteriores. E n otras palabras, se in­
vierten los térm inos del régimen vigente al exigir la autorización
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 37

sólo para determinadas sociedades constituidas en el extranjero.


Por otra parte, en una fórm ula más amplia que la del A rt. 286,
C.Co., modificado por la Ley 3.528, el Anteproyecto dispone que si
la sociedad constituida en el extran jero tiene su sede en el país
o su principal objeto está destinado a cumplirse directa o indirec­
tam ente en el mismo, debe considerársela como sociedad local a
los efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución
o de su reform a.
I I I . E l C.Co. señala, en los A rts. 291 y 292, las enunciacio­
nes que la escritura de la S.A., para la cual el A rt. 289 requiere
el instrum ento público, debe contener. No obstante, sólo algunas
de ellas son esenciales, en particular, las del objeto de la sociedad
y del monto del capital suscrito, y separadamente, del capital
realizado y de la m anera de form arlo así como tam bién la de las
cualidades, modo de pago y demás condiciones de la emisión de
acciones. Las demás enunciaciones pueden om itirse sin que se
afecte la validez del acto constitutivo, y cuando ello ocurra ha­
brá que atenerse a los preceptos legales, a los usos m ercantiles y
a las decisiones de la asamblea general.
IV . L a constitución de la S.A. podrá hacerse en form a si­
multánea o en form a sucesiva o continuada por suscripción pú­
blica. Según el A rt. 318, C.Co., las sociedades anónimas no podrán
constituirse definitivam ente, sin que se hayan verificado deter­
minadas condiciones, una de las cuales, la autorización del Poder
E jecutivo, hemos ya señalado. Las demás son que los asociados
sean diez por lo m enos; que el capital social o su prim era serie,
que no b a je de un veinte por ciento, esté íntegram ente suscrito:
que los suscritores hayan abonado el diez por ciento del capital
suscrito en dinero efectivo depositado en el Banco Nacional o en
el Provincial o en uno particular, en su d efecto; y que la sociedad
sea por tiempo determinado. E n cuanto al pago del diez por cien­
to, el texto, que es poco claro y, por lo tanto, objeto de controver­
sias, debe ser interpretado en el sentido de que todo suscritor de­
be abonar el diez por ciento de cada acción suscrita en dinero
efectivo. E s ta es tam bién la solución del Anteproyecto que requie­
re la integración no menos del veinticinco por ciento del valor no­
minal de cada acción suscripta que sea pagadera en dinero efecti­
vo.
Muchos de estos requisitos han sido criticados, en particular,
el número de socios y la duración predeterminada. Desde el pri­
mer aspecto, se ha discutido acerca de la validez de la constitu­
ción con participación de personas que se obligan a tran sferir una
vez regularizada la sociedad sus acciones a otros accionistas de
manera que el número b aje de diez, así como tam bién respecto a
los efectos de una reducción posterior de los accionistas a un nú­
38 ROBERTO GOLDSCHMIDT

mero menor que el legal sin que medie una estipulación previa. A
ambas hipótesis ya nos referim os en relación al derecho venezola­
no y los resultados allí logrados contrarios a la nulidad, en el pri­
m er caso, y a la disolución, en el segundo, deben aplicarse también
al derecho argentino, pese a los textos legales distintos. E l A nte­
proyecto que suprime el número mínimo de accionistas, establece
que la disolución de la sociedad con un solo socio sólo se produce
si no se incorporan nuevos socios en el térm ino de tres meses.
E l requisito de la duración predeterminada carece de sentido
dentro de un régimen en que la vida de la sociedad depende del
mantenimiento de la autorización gubernamental y en que, inclu­
so, su prórroga debe ser aprobada por el Poder Ejecutivo, con las
modalidades establecidas en el A rt. 325, C.Co. Por otra parte, los
estatutos pueden establecer plazos muy prolongados, por ejemplo,
de noventa y nueve años. Según el Anteproyecto, será necesario
indicar el término de duración de la sociedad. E n lo relativo a la
m ayoría necesaria para una prórroga, ella será distinta según que
la posibilidad de prórroga fuere o no prevista en los estatutos.
V. Los demás requisitos indicados conciernen a la suscrip­
ción e integración del capital social. Sin en trar aquí en algunas
controversias acerca de la tram itación formal, en la práctica, si
los diez accionistas necesarios suscriben el capital social — o, co­
mo vimos, una primera serie del mismo que no baje del veinte por
ciento, posibilidad criticada por algunos autores— e integren el
diez por ciento de lo suscripto en dinero efectivo, se puede desde
ya redactar los estatutos, nombrar las primeras autoridades, ges­
tionar la autorización gubernativa, protocolizar el acto constituti­
vo, publicar éste y la autorización, desde el Decreto 1.793-56 por
un día, e inscribirlo todo en el R egistro Público de Comercio
(constitución en form a sim ultánea: A rts. 319, 289, 291-3, 335).
Así, en caso de un capital declarado de 1.000.000 de pesos, al con­
ten tarse con la suscripción de una primera serie de 200.000 pe­
sos y la integración del diez por ciento, o sea, de 20.000 pesos, se
podrá solicitar autorización para funcionar con el depósito de la
suma señalada en último término. No existen disposiciones lega­
les sino sólo algunas pocas de carácter reglam entario, con res­
pecto al contralor de la valuación de los aportes en especie.
E n el Anteproyecto, la constitución en form a simultánea, lla­
mada en él constitución mediante acuerdo privado, presupone una
escritu ra que será presentada al Juzgado de Inscripción el cual
resolverá por decisión apelable acerca de la inscripción en el R e­
gistro Público de Comercio, después de haber oído las observa­
ciones de las ya señaladas autoridades adm inistrativas encarga­
das del contralor de la constitución de las sociedades anónimas
las cuales actuarán con carácter de M inisterio Público, y las even­
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 39

tuales réplicas del representante de la sociedad en formación. Se


prevé una doble inscripción creando el R egistro Nacional de So­
ciedades por Acciones que funcionará en la Capital Federal, en la
Inspección General de Ju sticia, m ientras la reglamentación no djs-
ponga otra cosa. E l Registro Nacional de Sociedades por Acciones
extenderá, a solicitud de abogado o de escribano, certificado de
libre uso de la denominación elegida, que debe acompañar la es­
critura de fundación; la denominación, según el Anteproyecto,
puede incluir el nombre de personas de existencia visible, con lo
cual se reform a el A rt. 314, C.Co. vigente, objeto de muchas con­
troversias.
E n lo relativo a la suscripción del capital social, el Antepro­
yecto prevé una solución intermedia entre el sistem a del capital
autorizado cuya primera serie, que no b a je de un veinte por cien­
to, esté íntegram ente suscrito (A rt. 318, ord. 29, C.Co.) y el otro
que exige la suscripción total del capital autorizando a la vez fu­
turos aumentos, sistem a acogido en los estatutos de muchas so­
ciedades argentinas. Según el Anteproyecto, se considera que el
capital es el suscrito, pero la asamblea, sin otro recaudo que la
figuración en el orden del día, es decir, sin reform a de estatutos,
puede disponer los aumentos dentro del capital autorizado, con­
form e en parte al sistem a del decreto N 9 852/55. Se establece a
la vez que al directorio se le puede delegar la form a y fecha de las
emisiones resueltas y las condiciones de pago de las mismas.
E n cuanto a la integración de los aportes en dinero se exige
el depósito bancario del veinticinco por ciento. Los aportes en
especie deben ser valuados por peritos nombrados por el Juez de
Inscripción. Si de la tasación resultare un valor inferior al indica­
do en la escritura de fundación y el accionista aportante no im­
pugna la tasación o pide otra por un nuevo perito, el Juez exigirá
la integración de la diferencia, salvo el derecho del aportante de
solicitar reducción de la aportación al valor resultante de la tasa­
ción, siempre que socios que representaren no menos del setenta
y cinco por ciento del capital — deducida la parte del interesado—
aceptaren dicha reducción.

V I. L a constitución en form a sucesiva o escalonada o por


suscripción pública, regulada en los A rts. 320 al 23, C.Co. (ver
tam bién A rt. 7, Decreto-Ley 13.353-46, de 28 de mayo de 1946),
es poco frecuente en la práctica. E l Anteproyecto crea un nuevo
sistem a bastante original tendiente a organizar una promoción
con garantías serias para quienes aporten sus capitales. E l pro­
gram a de fundación debe aju starse a las condiciones legales y re­
glam entarias y la autoridad de contralor (Inspección General de
Ju sticia o los organismos provinciales competentes) verificará su
40 ROBERTO GOLDSCHMIDT

cumplimiento y otorgará un testimonio autorizado al efecto. Se


elimina la constitución provisional por los fundadores del actual
A rt. 320 previa a la suscripción pública y se suprime, por consi­
guiente, también, el depósito de la escritura respectiva en el R e­
gistro Mercantil y su publicación; se considera que la interven­
ción del organismo especializado de contralor, contra cuyas de­
cisiones, sin embargo, siempre procederá el recurso a la ju sticia,
será más ágil, más eficaz y más económico.

Cumplida esta etapa, los promotores deben convenir con un


Banco un contrato de fideicomiso a fin de que el mismo asuma
las funciones de fideicomisario de los futuros suscriptores; pre­
para la documentación, recibe las suscripciones y los anticipos de
integración de las futuras acciones y ejerce, eventualmente, su
representación conjunta y su defensa; entregará los fondos a
los directores, una vez constituida la sociedad o, en su defecto,
los devolverá directa e íntegram ente a los suscriptores, ya que to­
dos los gastos de promoción son a cargo de los promotores.

Se consideran los problemas del trám ite de constitución, los


derechos y obligaciones de los promotores y fundadores y la or­
ganización y el funcionamiento de la asamblea constitutiva. Se re­
form a el actual A rt. 321, relativo a los derechos que los funda­
dores podrán reservarse al establecer la posibilidad de que se les
concedan bonos en los cuales, hasta el término máximo de diez
ejercicios en que la sociedad distribuya beneficios, se les recono­
ce el derecho a percibir h asta un diez por ciento de dichas utili­
dades.

V II. E n m ateria de responsabilidad, el A rt. 324, C.Co., esta­


blece que los fundadores o administradores de cualquiera socie­
dad anónima, son responsables solidaria e ilimitadamente por los
actos practicados h asta la constitución definitiva de la sociedad,
salvo su recurso contra ella, si hubiese lugar. Si la sociedad no se
constituye definitivamente, los gastos y consecuencias de los ac­
tos practicados con ese fin por los fundadores, serán de su cargo
exclusivo, sin recurso contra los suscritores. E n las sociedades
anónimas no constituidas debidamente, las mismas personas y re­
presentantes serán limitada y solidariamente obligados a la res­
titución de todas las sumas que hubiesen recibido por acciones
emitidas, como también al pago de las deudas sociales, y de los
perjuicios que resultasen a terceros de la inejecución de las obli­
gaciones contraídas a nombre de la sociedad. La última parte del
artículo concuerda con el A rt. 288 que establece la obligación per­
sonal ilim itada y solidaria para los que contraten a nombre de
sociedades no constituidas en forma.
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 41

V III. De las disposiciones generales en m ateria de sociedades


irregulares, o sea, en cuya constitución no se hayan cumplido los
requisitos formales, definición que a varios autores argentinos pa­
rece demasiado estrecha, debido a que ellos equiparan sociedad
irregular a sociedad nula, en el sentido de sociedad de hecho, re­
sulta que los terceros podrán proceder tam bién contra la socie­
dad (A rt. 41, 29 7 ). Según la opinión prevaleciente, aunque con­
trovertida en razón de la fa lta de coordinación entre el A rt. 294,
C.Co., y los A rts. 296, C.Co., 1.664, C.C., la sociedad irregular
podrá demandar a los terceros, o sea, no sólo exigirles devolu­
ción de lo recibido, si ellos no cumplieren su obligación, salvo que
la acción funde su intención en la existencia de la sociedad como
un elemento indispensable. Se discute si la nulidad de la sociedad
para lo futuro, término empleado por el A rt. 296, otorga al socio
el derecho de separarse de la sociedad sin intervención judicial o
si le corresponde sólo una acción de disolución, tesis preferible.
E l Anteproyecto que en esta m ateria poco avanza en relación al
derecho vigente, admite ambas posibilidades, en caso de omisión
de cualquier requisito de form a “de carácter esencial”. E n m ate­
ria de sociedades anónimas, según algún autor, al derecho de se­
paración corresponde el derecho a la restitución de las sumas en­
tregadas a que se refiere el A rt. 324. También ha sido objeto de
controversia la cuestión de si la liquidación debe efectuarte a ju s­
tándose a los estatutos, lo que es lo correcto, o a las reglas del
derecho común, término controvertido a su vez.
I X . Se sostiene, aunque no unánimemente, que la omisión
de los recaudos sustanciales que exige el A rt. 318, C.Co., produce
la nulidad de la sociedad. De todas m aneras, la declaración de
la nulidad no afectaría la eficacia de los actos realizados en nom­
bre de la sociedad y los accionistas quedarían obligados a la en­
treg a de sus aportes hasta que se haya pagado a los acreedores
sociales. P or tener, por lo tanto, la decisión judicial sólo efecto
para el futuro se ha hablado a veces de disolución, en vez de nu­
lidad. E n todo caso, se aplica tam bién en esta hipótesis el A rt.
324, relativo a la responsabilidad ilimitada y solidaria de los fun­
dadores, administradores y representantes.
Aunque, ante el control oficial de la constitución de las so­
ciedades anónimas, las disposiciones en cuestión no tienen res­
pecto de ellas importancia práctica, hay que recordar los A rts.
1.659 y 1.660, C.C., relativos a las sociedades con un objeto ilíci­
to, junto con las cuales el Anteproyecto tra ta las sociedades con
un objeto vedado a las sociedades en general o a sociedades de
determinado tipo. Los textos de referencia consideran esas socie­
dades nulas de nulidad absoluta, pero los terceros de buena fe
pueden alegar contra los socios la existencia de la sociedad, sin
42 ROBERTO GOLDSCHMIDT

que los socios les puedan oponer la nulidad de ella. E n cambio, los
socios no pueden alegar dicha existencia para demandar a ter­
ceros o para reclam ar unos de otros la división de ganancias o la
participación en las pérdidas. Declarada la nulidad, se procederá,
de acuerdo con el Anteproyecto, a la liquidación inmediata con la
peculiaridad de que, canceladas las deudas contraídas o nacidas
de la responsabilidad civil, el remanente corresponde a los socios
sólo en las sociedades señaladas en segundo término, m ientras
que en las sociedades con un objeto ilícito corresponde al Consejo
Nacional de Educación o instituciones similares de las Provin­
cias. Los socios y los administradores de la sociedad responden
ilimitada y solidariamente; en sociedades anónimas, sin embar­
go, a pesar de este texto, no parece ser posible admitir la respon­
sabilidad de los primeros como tales.

X . E n m ateria de incapacidad y de vicios de consentimiento


(violencia, error, dolo), el derecho m ercantil argentino no ha
establecido principios especiales. Acerca de la aplicación de los
principios del C.C. (A rts. 1.923, 931, 936 y 1.041 y ss.), los au­
tores se han planteado problemas parecidos a los discutidos por
los autores franceses, en particular, respecto a los efectos de una
eventual nulidad de la participación fren te a terceros.

X I. E n la exposición anterior no me he referido a la sociedad


en comandita por acciones que, como “sociedad de capital”, en el
sentido de la legislación sobre el impuesto sustitutivo del grava­
men a la transm isión gratuita de bienes, había logrado en la R e­
pública una importancia creciente, la cual probablemente decre­
cerá después de haberse extendido los beneficios impositivos a
todas las sociedades. E l Código vigente se refiere a ella sólo en
pocos artículos (A rts. 380-2), uno de los cuales, el A rt. 381, les
declara aplicable el régimen de la sociedad anónima cuando los
accionistas fuesen diez por lo menos y representaren mayor ca­
pital en acciones que el de los socios solidarios. Para estas socie­
dades se requiere la autorización del Poder Ejecutivo la cual, por
el contrario, no es necesaria para las demás sociedades de ese tipo
sometidas al derecho de la sociedad en comandita. Justam ente por
esto, los interesados no constituyen sociedades en el sentido del
A rt. 381. No obstante, el Anteproyecto no hace la distinción seña­
lada sino que aplica a las sociedades en comandita por acciones
siempre el régimen de la sociedad anónima, inclusive el de la fis­
calización. Por otra parte, el proyecto dicta reglas particulares
relativas a los socios colectivos respecto de los cuales el citado
artículo 381 sólo dice que en el caso regulado en él tendrán, ade­
más de sus obligaciones como tales, las de los directores de com­
pañías anónimas. También, bajo otros aspectos, el Anteproyecto
introduce cambios, así en relación al régim en de las asambleas.
CONTROL DE LA CONSTITUCION DE LAS SOCIEDADES POR ACCIONES 43

E n cuanto a las nulidades en este tipo social, se ha estudiado


en relación a las sociedades viciadas a que no se aplica el derecho
de las sociedades anónimas, especialmente, la situación de los
socios comanditarios negando, en los casos en discusión, por lo me­
nos en principio, el carácter ilimitado de su responsabilidad fren ­
te a terceros. Se ha discutido, también, acerca de la nulidad de la
constitución por simulación hecha con el fin de lograr ven tajas
fiscales o de burlar las disposiciones sobre el régimen sucesorio.
P ara term inar, justam ente en relación a la sociedad en comandi­
ta por acciones, se ha actualizado el problema de carácter más am­
plio acerca de la prescripción de la acción para pedir la nulidad.

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