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ACTUALIZACIÓN
EN
BIOÉTICA
I
TEMA
1
PRINCIPIOS
FUNDAMENTALES
DE
LA
BIOÉTICA
DILEMAS
ÉTICOS.
CÓDIGO
DEONTOLÓGICO
DE
LA
ENFERMERÍA
ESPAÑOLA.
DERECHOS
Y
DEBERES
DE
LOS
CIUDADANOS
EN
EL
SERVICIO
CANARIO
DE
LA
SALUD.
José
Santiago
González
Campos
INDICE
1.-‐
ÉTICA.
.................................................................................................................................
2
1.1.-‐
¿QUÉ
ES
LA
ÉTICA?
.......................................................................................................................................
2
1.2.-‐
CARACTERÍSTICAS
DE
LA
ÉTICA.
.................................................................................................................
3
1.3.-‐
ÉTICA
DE
MÍNIMOS
Y
ÉTICA
DE
MÁXIMOS.
................................................................................................
4
1.4.-‐
LA
ÉTICA
Y
LA
ENFERMERÍA.
.......................................................................................................................
4
1. ÉTICA.
2
1.2.-‐
Características
de
la
ética.
-‐ Universal.
Una
de
las
características
que
definen
al
ser
humano
es
que
somos
intrínsecamente
morales.
Poseemos
una
identidad
y
una
estructura
moral
que
nos
constituye
y
que
podemos
encontrar
en
todos
los
seres
humanos.
Aún
si
transgredimos
u
olvidamos
las
normas
morales
esto
parte
del
hecho
de
que
no
podemos
dejar
de
ser
seres
morales.
Por
ello,
debemos
intentar
buscar
fundamentos
que
pudieran
ser
aceptados
por
todos
los
seres
humanos.
Sin
embargo,
los
contenidos
concretos
de
la
moral
son
diferentes
para
cada
individuo
o
grupo,
según
su
sistema
de
valores,
su
cultura,
su
tradición,
su
experiencia
y
su
aprendizaje.
Ante
esta
diversidad
podríamos
afirmar
que
todas
las
opciones
son
válidas
y
abocar
la
ética
al
relativismo.
Pero,
frente
a
ello,
sí
podemos
afirmar
que
existe
un
mínimo
compartido
por
todos
los
seres
humanos,
por
debajo
del
cual
entramos
en
el
campo
de
lo
inmoral.
La
dificultad
de
encontrar
este
mínimo
universal,
no
debe
hacernos
renunciar
a
él
y
a
la
pretensión
de
universalidad
de
la
ética,
para
no
caer
en
la
arbitrariedad
y
el
relativismo.
Frente
a
ello,
la
labor
de
la
fundamentación
de
la
ética,
la
labor
de
dar
razones
que
justifiquen
las
normas
morales
mediante
la
vía
del
diálogo,
es
necesaria
para
evitar
los
posibles
dogmatismo.
Finalmente,
deberíamos
poder
articular
un
respeto
a
la
pluralidad
y
a
la
diversidad
de
los
propios
valores
morales,
buscando
puntos
de
encuentro
universales
para
evitar
el
relativismo.
-‐ Racional.
Otra
de
las
características
que
definen
al
ser
humano
es
que
también
somos
intrínsecamente
seres
racionales.
Asimismo,
en
la
ética
buscamos
dar
razones,
justificarnos,
cuando
elegimos
entre
los
diferentes
cursos
de
acción
posible.
Es
importante
entender
esta
racionalidad
ética
en
un
sentido
amplio,
teniendo
también
en
cuenta
otros
elementos
necesarios
en
la
toma
de
decisiones
como
pueden
ser
los
sentimientos
y
las
emociones.
3
A
pesar
de
que
la
ética
y
la
enfermería
son
en
principio
dos
disciplinas
no
relacionadas
entre
sí,
cuyos
campos
de
análisis
y
trabajo
son
completamente
diferentes,
sí
parece
encontrarse
entre
ellas
una
especie
de
interrelación
mutua
como
expondremos
a
continuación.
Esta
relación
parece
nacer
debido
a
que
la
misma
profesión
enfermera
posee
una
dimensión
moral
que
la
justifica
y
da
sentido.
El
cuidado
en
sí
mismo
estaría
muy
cercano
al
principio
de
beneficencia,
como
veremos
con
más
profundidad
cuando
hablemos
precisamente
de
la
ética
del
cuidado
y
del
mismo
principio
de
beneficencia,
y
muy
relacionado
con
el
propio
bien
y
sentido
interno
de
la
misma
enfermería
que
define
su
quehacer
diario
en
la
atención
al
paciente.
Es
importante
resaltar
que
podríamos
construir
una
ética
enfermera
desde
la
experiencia
profesional
asistencial,
sin
embargo
si
no
queremos
que
ésta
sea
un
simple
recetario
práctico
precisamos
de
una
fundamentación
ética
filosófica
que
sea
capaz
de
dar
razón
de
ella,
ya
que
la
simple
validez
práctica
de
una
norma
no
la
justifica
finalmente
y,
por
consiguiente,
puede
resultar
arbitraria.
La
buena
voluntad
y
el
sentido
común
de
las
enfermeras
no
pueden
justificar
realmente
el
quehacer
diario
enfermero,
cada
día
más
complejo
y
que
se
debe
enfrentar
continuamente
a
un
mundo
cambiante,
con
nuevos
retos
científicos
y
técnicos,
dentro
de
unas
sociedades
multiculturales
que
presentan
cada
vez
más
conflictos.
Por
todo
ello,
la
ética
nos
puede
ayudar
en
nuestra
labor
asistencial
diaria,
ya
que
no
sólo
debemos
formarnos
como
buenos
profesionales
en
conocimientos,
habilidades
y
actitudes
en
los
aspectos
técnicos,
imprescindibles,
sino
también
en
las
cuestiones
morales
y,
para
esto,
resulta
importante
reconocer
la
complejidad
del
juicio
moral,
comprendiendo
los
presupuestos
en
los
que
se
pueden
llevar
a
cabo
y
reflexionando
finalmente
sobre
su
aplicación.
En
este
sentido
la
bioética,
que
vamos
a
exponer
a
continuación,
como
modo
de
reflexión
pausada
y
de
deliberación
prudente
se
presenta
como
un
marco
más
amplio
donde
se
puede
reinterpretar
la
labor
de
los
profesionales
sanitarios,
incluyendo
a
la
propia
enfermería.
5
2. -‐ BIOÉTICA.
Tras
todo
lo
dicho,
la
bioética
debe
considerarse
como
una
ética
de
la
vida
y,
en
cuanto
se
refiere
a
la
vida,
la
ética
es
bioética.
De
esta
forma,
la
bioética
ya
no
sólo
se
refiere
a
los
temas
“clásicos”
bioéticos,
anteriormente
citados,
sino
que
ha
sido
capaz
de
abrirse
a
otras
temáticas
tan
fundamentales
como:
la
definición
del
concepto
de
salud
y
bienestar,
la
conservación
de
la
vida,
la
defensa
de
la
libertad
de
elección,
el
cuidado
de
lo
frágil
y
vulnerable
(vulnerabilidad),
la
justicia,
el
mismo
concepto
de
persona
y
su
identidad,
la
salvaguarda
de
los
derechos
fundamentales
y
de
la
dignidad,
el
futuro
y
la
conservación
del
medio
ambiente,
la
política
sanitaria
(biopolítica),
el
diálogo
intercultural,
la
ética
de
la
ciudadanía,
la
vida
en
comunidad,
la
constitución
y
desarrollo
de
las
personas
como
sujetos
morales,
la
globalización,
cuestiones
de
género,
las
dificultades
de
la
convivencia
y
la
violencia,
la
responsabilidad
por
la
futuras
generaciones,
el
transhumanismo,…
De
esta
forma,
la
bioética
ha
desbordado
el
propio
campo
de
la
ética
aplicada
para
convertirse
realmente
en
una
ética
civil.
8
que
pueda
dar
respuesta
a
las
necesarias
revisiones
que
tendremos
que
realizar,
buscando
un
equilibrio
imprescindible
entre
la
apertura
al
cambio
y
los
necesarios
pilares
básicos
de
la
misma
reflexión
bioética.
11
Sin
embargo,
la
aplicación
práctica
en
cada
caso
concreto
de
esta
jerarquía
de
principios
no
debe
realizarse
de
forma
automática,
sino
que
debe
basarse
también
en
la
evaluación
de
las
consecuencias.
Si
bien
los
principios
nos
aseguran
la
prudencia
y
racionalidad
de
nuestras
acciones,
éstas
deberían
estar
basadas
en
la
deliberación
moral,
donde
debemos
buscar
mediante
las
labores
de
pensar
y
dialogar
la
mejor
decisión
razonada
y
razonable
posible.
Los
principios
nos
pueden
ayudar
en
la
toma
de
decisiones
en
bioética,
pero
no
pueden
llegar
a
eliminar
la
necesidad
de
la
deliberación
bioética.
2.5.-‐
Ética
de
mínimos
y
ética
de
máximos
en
relación
a
los
principios
bioéticos.
Como
hemos
venido
exponiendo,
podemos
identificar
una
ética
de
mínimos
donde
quedan
enmarcados
los
principios
de
no
maleficencia
y
de
justicia.
Principios
que
son
exigibles
y
que
nos
hablan
de
un
ética
del
deber,
que
quedan
englobados
dentro
del
ámbito
de
los
derechos
de
obligación
perfecta
refiriéndose
a
un
nivel
social.
Asimismo
podemos
identificar
una
ética
de
máximos,
donde
quedan
enmarcados
los
principios
de
beneficencia
y
de
autonomía.
Principios
que
no
son
exigibles,
pero
que
son
claramente
deseables.
Son
principios
que
actúan
más
a
un
nivel
personal
y
hacen
referencia
claramente
a
la
denominada
como
ética
de
la
felicidad,
quedando
dentro
del
ámbito
de
los
derechos
de
obligación
imperfecta.
-‐ El
método
casuístico:
parte
de
las
características
particulares
de
cada
caso,
valorando
las
circunstancias
y
los
matices
concretos,
así
como
las
consecuencias
que
se
derivarán.
No
reconoce
máximas
universales
que
guíen
nuestras
decisiones,
aunque
aboga
por
casos
paradigmáticos
que
nos
pueden
ayudar
en
la
resolución
de
conflictos.
El
método
casuístico
más
reconocido
es
el
de
Jonsen,
Siegler
y
Winslade
que
evalúa
progresivamente
cuatro
parámetros
de
mayor
a
menor
importancia:
las
indicaciones
médicas,
las
preferencias
del
paciente,
la
calidad
de
vida
y
los
aspectos
contextuales,
antes
de
tomar
una
decisión.
-‐ El
método
mixto:
pretende
mejorar
los
déficit
de
los
dos
métodos
anteriores,
mejorando
la
flexibilidad
del
primero
para
adaptarse
a
los
casos
concretos
y
sus
consecuencias,
y
la
posible
arbitrariedad
del
segundo.
El
método
mixto
mas
reconocido
es
el
de
Diego
Gracia,
cuyo
proceso
de
análisis
va
desarrollándose
en
cuatro
niveles:
sistema
de
referencia
moral,
análisis
de
principios
jerarquizados,
análisis
de
consecuencias
y
verificación
moral.
Pero
mas
allá
del
método
elegido,
la
deliberación
bioética,
basada
en
un
dialogo
prudente
y
en
el
respeto
de
las
otras
opciones,
es
la
base
desde
la
que
hemos
de
tomar
nuestras
decisiones
prácticas.
La
deliberación
bioética
tiene
como
objetivo
conseguir
soluciones
prudentes
que
se
alcanzarán
mediante
argumentos
razonados
y
razonables
que
puedan
justificar
nuestras
acciones,
que
deben
valorar
las
circunstancias,
las
consecuencias
y
el
contexto
concreto
de
cada
caso,
proponiendo
finalmente
cursos
de
acción
óptimos
(es
muy
frecuente
que
podamos
plantearnos
varias
soluciones
prudentes
en
un
mismo
caso).
Existe
un
método
de
toma
de
decisiones
basado
en
la
deliberación
propuesto
por
Diego
Gracia
y
que
consta
de
cuatro
apartados
deliberativos:
sobre
los
hechos,
sobre
los
valores,
sobre
los
deberes
y
sobre
las
responsabilidades
finales.
17
Si
la
enfermera
reclama
convertirse
en
un
profesional
sanitario
autónomo
debemos
analizar
qué
supone
esta
consideración
para
nuestra
labor.
Lo
primero
que
hay
que
valorar
es
que
la
profesionalización
implica
inevitablemente
un
compromiso
con
su
quehacer
y
una
responsabilidad
que
se
deriva
de
sus
actuaciones.
Asimismo,
hemos
de
analizar
que
las
profesiones
presentan
unas
características
propias
que
las
definen
como
tales:
son
una
actividad
humana
capaz
de
suministrar
un
servicio
específico
de
forma
institucionalizada,
que
tiene
que
ser
único,
indispensable
y
con
unas
prestaciones
que
la
caracteriza
y
la
diferencia
de
otras;
la
vocación
es
inherente
a
los
profesionales,
capaces
incluso
de
dedicar
tiempo
de
su
ocio
para
mejorar
su
formación,
por
lo
que
no
pueden
ejercerla
sólo
por
el
afán
de
lucro
sino
que
desarrollan
una
labor
encaminada
a
favorecer
a
la
sociedad;
se
dedican
a
ellas
como
medio
de
vida,
mediante
el
ejercicio
estable
de
ella
con
sus
colegas
de
profesión;
junto
con
éstos
conforma
un
colectivo
que
realiza
un
control
monopolístico
de
su
profesión;
para
poder
acreditarse
como
profesionales
es
necesaria
una
formación
reglada
teórica
y
práctica
por
sus
propios
colegas;
son
responsables
de
sus
acciones
y
técnicas
de
la
misma
profesión;
y,
finalmente,
son
autónomos
en
el
ejercicio
de
la
profesión,
siendo
responsables
de
sus
actos
y
juzgados
por
los
mismos
profesionales
mediante
códigos
deontológicos
propios
para
autorregularse
eficazmente.
Una
vez
vista
todas
las
características
que
define
a
una
labor
como
profesión,
es
hora
de
analizar
si
la
enfermería
cumple
todos
estos
requisitos
y
de
preguntase
sobre
la
identidad
de
los
profesionales
de
enfermería,
que
vendría
definida
por
el
bien
interno
que
la
dotaría
de
un
sentido
y
de
una
legitimidad
a
su
misma
actividad.
Todavía
hoy,
con
las
últimas
transformaciones
que
ha
venido
sufriendo
la
enfermería,
la
definición
de
nuestro
bien
interno
parece
que
está
aún
en
construcción.
Por
eso,
a
la
hora
de
buscar
ese
bien
interno
la
ética
profesional
no
parece
manifestarse
simplemente
como
un
anexo,
sino
que
parece
ser
la
que
puede
legitimarla
y
dotarla
de
sentido.
En
la
enfermería
esta
ética
profesional
estará
íntimamente
relacionada
con
la
ética
del
cuidado,
como
veremos,
aunque
no
se
reduce
solamente
a
ella.
En
este
sentido,
los
códigos
deontológicos,
que
van
a
especificar
las
normas
mínimas
de
actuación
características
de
los
grupos
profesionales
y
que
son
de
obligado
cumplimento,
no
agotan
la
misma
ética
profesional,
sino
que
serán
18
también
imprescindibles
los
códigos
éticos,
que
son
capaces
de
definir
precisamente
el
bien
interno
de
la
misma
profesión
y
pueden
enmarcar
la
forma
de
su
realización
de
manera
excelente,
si
entendemos
las
prácticas
profesionales
como
prácticas
morales.
La
ética
profesional
es
capaz
de
plasmarse
en
tres
niveles:
el
de
unos
mínimos
exigibles
a
todos
los
profesionales
que
la
conforman;
el
de
los
máximos
de
estos
mismos
mínimos,
deseable
para
todos;
y,
finalmente,
el
de
los
máximos
personales
que
vendrían
a
cumplimentar
positivamente
a
los
dos
anteriores.
Por
ello,
todo
profesional
debería
querer
aspirar
a
esta
excelencia
final
en
su
profesión
como
una
exigencia
realmente
moral,
ya
que
en
las
profesiones
la
misma
categoría
de
responsabilidad
está
unida
a
la
de
un
compromiso.
Si
entendemos
que
las
bases
de
toda
acción
propiamente
moral
son
la
libertad,
la
responsabilidad
y
este
mismo
compromiso,
podemos
llegar
a
comprender
la
relación
que
las
une
con
la
propia
ética
profesional.
Para
finalizar,
la
responsabilidad
debemos
entenderla
de
dos
tipos:
por
un
lado,
la
jurídica
y,
por
otro
lado,
la
moral.
Aunque
tradicionalmente
la
primera
hacía
referencia
a
los
oficios,
y
la
segunda
a
las
profesiones,
actualmente
los
profesionales
debemos
asumir
ambos
tipos
de
responsabilidad,
en
busca
de
la
excelencia
profesional
como
exigencia
moral.
Por
todo
lo
anteriormente
expuesto,
la
labor
propia
de
la
enfermería
ya
no
puede
ser
entendida
como
la
de
subordinación
a
las
órdenes
médicas,
sino
que
la
profesionalización
de
la
enfermería
aboga
por
un
trabajo
autónomo
que
conlleva
una
responsabilidad
y
un
compromiso
propio,
que
se
desarrolla
conjuntamente
con
otros
profesionales
sanitarios,
en
una
relación
interdisciplinar
de
colaboración,
de
trabajo
en
equipo
y
de
respeto
mutuo.
20
21
predominante,
pero
es
importante
resaltar
que
comparten
unos
mínimos
éticos
comunes
que
nos
identifica
como
profesionales
de
enfermería.
Avanzando
en
este
planteamiento,
dentro
de
la
función
asistencial
hemos
de
recordar
que
deberían
estar
bien
definidas
las
obligaciones
relativas
a
las
competencias
técnicas,
a
las
labores
propias
del
cuidado,
a
la
relación
clínica
y
a
la
capacitación
moral,
dentro
del
amplio
espectro
de
actividades
que
la
enfermería
actualmente
viene
desarrollando,
precisando
de
una
formación
y
actualización
continuada
en
cada
una
de
ellas.
A
continuación,
expondremos
cada
uno
de
los
principales
dilemas
éticos
en
enfermería
de
forma
somera,
centrándonos
en
sus
características
que
tengan
mayor
relación
con
la
labor
enfermera.
24
-‐ Para
adecuar
los
cuidados
a
cada
paciente
es
imprescindible
conocer
sus
expectativas,
miedos
y
valores
y,
por
ello
la
comunicación
no
deja
de
ser
un
modo
de
comprensión
de
ayuda
al
propio
paciente
para
poder
adaptarnos
a
sus
necesidades
y
poder
de
esta
forma
suministrar
cuidados
de
calidad.
-‐ Conocer
nuestros
propios
obstáculos
comunicativos
y
cómo
estos
influye
en
nuestra
labor
profesional
enfermera
resulta
fundamental
para
poder
superarlos.
Finalmente,
hay
que
recordar
que
si
la
comunicación
con
el
paciente
fracasa,
también
fracasa
la
relación
asistencial
y
los
cuidados,
afectando
más
negativamente
al
componente
que
se
encuentra
en
ese
momento
más
vulnerable:
el
paciente.
26
-‐ Voluntariedad:
finalmente,
el
paciente
debe
tomar
una
decisión
que
debemos
asegurarnos
que
sea
voluntaria
y
ejercida
libremente
sin
ningún
tipo
de
presiones
o
coacciones
que
pudieran
acaecer
(tanto
por
parte
de
sus
familiares
o
allegados,
como
por
los
mismos
profesionales
sanitarios,
que
buscando
la
beneficencia
del
paciente,
en
ocasiones,
nos
olvidamos
del
necesario
respeto
a
su
autonomía).
Es
importante
comprobar
que
esta
decisión
voluntaria
concuerda
con
su
sistema
de
valores
o
principios
para
asegurarnos
de
su
autenticidad
y
que
no
existen
coacciones
por
parte
de
terceros.
Considerando
todo
lo
expuesto,
hemos
de
recordar
el
papel
colaborador
tan
importante
que
jugamos
los
profesionales
de
enfermería
en
el
consentimiento
informado,
ya
que
al
poder
estar
más
tiempo
con
los
pacientes
podremos
ayudar
a
determinar
la
capacidad
del
paciente,
si
la
información
ha
sido
comprensible,
adecuada
y
progresiva,
y
si
el
consentimiento
ha
sido
voluntario
y
libre,
existiendo
en
todo
momento
un
auténtico
proceso
comunicativo
que
asegure
realmente
un
correcto
consentimiento
informado.
Asimismo,
no
sólo
habría
que
hablar
del
consentimiento
referido
para
aquellas
actividades
cuyos
objetivos
terapéuticos
serían
curativos
(las
que
habitualmente
son
realizadas
por
los
médicos),
sino
que
tenemos
que
empezar
a
hablar
del
consentimiento
referido
a
las
actividades
que
sólo
tienen
como
objetivos
los
cuidados
(que
habitualmente
son
realizadas
en
exclusividad
por
los
profesionales
de
enfermería),
como
parte
de
una
buena
práctica
enfermera,
que
tiene
tres
características
propias:
la
información,
que
se
centrará
en
las
incomodidades
o
molestias
del
procedimiento
a
realizar;
el
grado
de
capacidad
requerido
por
parte
del
paciente,
que
podría
ser
ligeramente
inferior
al
requerido
para
otras
acciones
que
afecten
directamente
a
la
vida
del
paciente
(grado
de
proporcionalidad);
y,
finalmente,
destacar
que
normalmente
no
se
precisará
de
un
formulario
por
escrito,
la
forma
habitual
de
este
consentimiento
informado
será
oral
pero
quedando
recogido
en
las
novedades
de
enfermería.
Finalmente,
es
importante
destacar
en
este
apartado
cómo
la
enfermería
debería
promover
la
autonomía
de
los
pacientes,
si
entendemos
que
nuestra
labor
asistencial
está
encaminada
en
posibilitar
el
grado
máximo
de
realización
de
las
capacidades
del
individuo,
yendo
más
allá
de
una
atención
solícita
cuando
el
paciente
esté
enfermo
e
intentando
promover
su
salud
(si
entendemos
que
el
profesional
de
enfermería
también
es
un
profesional
autónomo
y
responsable).
Pero,
la
salud
no
deberíamos
entenderla
como
un
fin
en
sí
mismo,
sino
como
un
medio
para
que
el
paciente
pueda
llegar
a
tener
una
buena
vida.
Por
todo
ello,
esta
27
beneficencia
que
supone
siempre
el
cuidado,
debe
ser
entendida
y
modulada
desde
la
autonomía
de
los
pacientes
(sino
volveríamos
a
incurrir
en
un
paternalismo
obsoleto),
y
enmarcada
dentro
de
los
principios
de
rango
superior
de
justicia
y
no
maleficencia,
que
hacen
referencia
al
marco
social
donde
nos
encontremos.
paciente,
sus
valores,
sus
costumbres,
sus
creencias
y
su
propia
cultura,
ya
que
la
vivencia
personal
de
su
cuerpo
es
diferente
según
cada
persona.
Debemos
recordar
que
el
cuerpo
del
paciente
es
un
espacio
íntimo
que
puede
volverse
vulnerable
cuando
le
quitamos
sus
ropas,
sus
posturas
o
gestos
habituales,
sus
adornos,...
Por
ello,
en
cada
una
de
nuestras
actuaciones
sobre
el
paciente
debemos
valorar
precisamente
el
necesario
respeto
sobre
su
intimidad,
pidiendo
el
consentimiento
propio
para
cada
acto
que
afecte
directamente
al
cuerpo
del
paciente,
informando
de
sus
posibles
incomodidades.
Asimismo,
debemos
de
respetar
el
espacio
de
cada
paciente
para
que
pueda
mantener
su
intimidad,
realizando
nuestros
cuidados
con
todo
el
respeto
y
delicadeza
que
nos
sea
posible
según
las
circunstancias.
mero
contrato
jurídico-‐mercantil,
y
esta
relación
suele
desarrollarse
habitualmente
en
una
institución
sanitaria,
más
o
menos
amplia,
que
debería
promover
una
serie
de
valores
aceptados
por
la
sociedad
donde
esté
establecida,
haciendo
que
su
práctica
sea
éticamente
defendible
y
justificable.
Estas
organizaciones
o
empresas
sanitarias
se
constituyen
finalmente
en
un
elemento
más
dentro
de
nuestra
propia
sociedad,
por
lo
que
su
compromiso
debería
ir
más
allá
del
mero
beneficio
pecuniario
debiendo
existir
una
responsabilidad
por
la
justicia
social
que
debería
legitimarlas,
ya
que
las
organizaciones
o
empresas
no
sólo
deberían
cumplir
sus
funciones
para
las
que
son
creadas,
sus
propios
fines,
sino
que
además
deberían
cumplir
sus
funciones
y
asumir
las
responsabilidades
sociales
derivadas
de
éstas
y,
por
ello,
finalmente
se
convierten
en
instancias
con
un
compromiso
moral
relevante.
Esta
responsabilidad
que
deberíamos
exigirle
a
todas
las
empresas,
pero
especialmente
a
las
sanitarias,
deberían
englobar
al
menos
los
siguientes
aspectos:
la
defensa
de
los
propios
valores
convencionales
culturales
donde
se
establecen,
una
ética
de
la
justicia
que
defienda
la
dignidad
de
las
personas,
una
ética
de
la
responsabilidad
con
respecto
a
las
consecuencias
de
sus
decisiones
empresariales
(estableciendo
la
prudencia
como
guía
de
actuación)
y,
finalmente,
intentando
respetar
una
pluralidad
que
defienda
una
justicia
social.
Si,
como
hemos
visto,
nuestra
labor
asistencial
está
construida
mediante
valores
específicos,
deberíamos
trabajar
en
empresas
u
organizaciones
que
sean
capaces
de
promover,
o
al
menos
respetar,
dichos
valores.
Por
todo
ello,
para
poder
buscar
la
excelencia
necesaria
como
profesionales
sanitarios,
que
justifica
finalmente
nuestra
labor,
es
también
necesario
realizar
una
gestión
que
defienda
y
luche
por
esos
valores
tan
fundamentales.
Los
bienes
internos
que
dotan
de
legitimidad
social
a
las
empresas
sanitarias,
deberían
estar
basados
en
una
moral
de
la
responsabilidad
y
de
la
justicia
de
estas
organizaciones,
donde
la
enfermería
juega
un
papel
fundamental
en
la
gestión,
planteándonos
nuestra
responsabilidad
en
el
establecimiento
de
la
ética
de
las
organizaciones
donde
trabajamos.
Finalmente,
hemos
de
destacar
que
en
la
función
administrativa
y
de
gestión
de
la
enfermería
debería
de
guiarnos
en
nuestras
decisiones
los
criterios
de
responsabilidad
y
de
justicia,
siendo
la
responsabilidad
profesional
la
clave
de
la
ética
dentro
de
las
organizaciones,
y
más
especialmente
en
las
sanitarias,
donde
la
enfermería
puede
tener
un
papel
determinante
en
la
transformación
de
éstas
en
auténticas
empresas
que
permitan
el
necesario
cambio
social
hacia
una
sociedad
más
justa.
31
-‐ Capítulo
VIII:
La
Enfermería
ante
el
derecho
a
una
ancianidad
más
digna,
saludable
y
feliz
como
contribución
ética
y
social
al
desarrollo
armonioso
de
la
sociedad.
-‐ Capítulo
IX:
El
personal
de
Enfermería
ante
el
derecho
que
toda
persona
tiene
a
la
libertad,
seguridad
y
a
ser
reconocidos,
tratados
y
respetados
como
seres
humanos.
-‐ Capítulo
X:
Normas
comunes
en
el
ejercicio
de
la
profesión.
-‐ Capítulo
XI:
La
educación
y
la
investigación
de
la
Enfermería.
-‐ Capítulo
XII:
Condiciones
de
trabajo.
-‐ Capítulo
XIII:
Participación
del
personal
de
Enfermería
en
la
planificación
sanitaria.
A
continuación
exponemos
íntegramente
el
Código
Deontológico
de
la
Enfermería
española.
PREÁMBULO
Conforme
el
artículo
75,
párrafo
16,
de
los
Estatutos
de
la
Organización
Colegial
aprobados
por
el
Real
Decreto
1856/1978,
de
29
de
junio,
se
establece
que
el
Consejo
General
aprobará
las
normas
deontológicas
que
ordenen
el
ejercicio
de
la
profesión,
las
cuales
tendrán
carácter
de
obligatorias.
En
consecuencia,
el
Pleno
del
Consejo
General,
tras
los
oportunos
informes
jurídicos,
así
como
el
de
los
diferentes
Colegios
Provinciales,
tal
como
preceptúa
el
artículo
75
de
los
Estatutos
anteriormente
citados
y
solicitados
a
éstos,
con
fecha
18
de
mayo
del
presente
año,
entre
otros,
y
por
unanimidad
de
sus
miembros;
tomó
el
siguiente
Acuerdo-‐Resolución,
cuyo
expediente
completo
obre
en
el
archivo
de
este
Consejo,
sección
de
Resoluciones.
Primero.
Se
aprueba
el
Código
Deontológico
de
la
Profesión
de
Enfermería
que
se
adjunta
como
anexo
a
la
presente
Resolución.
Segundo.
El
cumplimiento
del
mismo
tendrá
carácter
obligatorio
para
todos
los
profesionales
de
Enfermería
del
Estado.
Tercero.
El
incumplimiento
de
dicho
Código
llevará
implícito
las
sanciones
disciplinarias
previstas
en
los
Estatutos
de
la
Organización
Colegial.
33
DISPOSICION
TRANSITORIA
Por
el
Consejo
General
se
tomarán
las
medidas
oportunas
para
la
difusión
a
todos
los
profesionales
de
Enfermería
del
documento
que
tenga
dicho
Código.
DISPOSICION
FINAL
El
Código
Deontológico
de
la
Profesión
de
Enfermería
entrará
en
vigor
en
el
día
de
la
fecha.
Y
para
que
conste,
expido
y
firmo
la
presente
en
Madrid
a
catorce
de
julio
de
mil
novecientos
ochenta
y
nueve.
PRÓLOGO
El
establecimiento
de
un
Código
Deontológico
que
sirva
de
marco
para
el
ejercicio
profesional
ha
de
partir,
necesariamente,
de
un
marco
conceptual
que
unifique
y
delimite
los
conceptos
que
sobre
el
hombre,
la
sociedad,
la
salud
y
la
propia
Enfermería
tengan
los
profesionales
que
la
ejerzan.
El
hombre
como
unidad
indisoluble
compuesto
de
cuerpo
y
mente,
sujeto
a
los
diferentes
efectos
que
estos
elementos
producen
sobre
él,
es,
a
su
vez,
un
ser
eminentemente
social,
inmerso
en
un
medio
que
le
influye
positiva
o
negativamente
dependiendo
de
múltiples
factores,
que
pueden
ser
políticos,
económicos,
geográficos,
culturales,
etc.,
y
estableciéndose
una
relación
entre
él
y
su
entorno
que
determinará
su
grado
de
bienestar;
de
ahí
que
resulte
fundamental
contemplarlo
desde
un
punto
de
vista
integral.
Por
ello,
entendemos
que
el
hombre
es
un
ser
bio-‐psico-‐social
dinámico,
que
interactúa
dentro
del
contexto
total
de
su
ambiente,
y
participa
como
miembro
de
una
comunidad.
La
salud
se
concibe
como
un
proceso
de
crecimiento
y
desarrollo
humano,
que
no
siempre
se
sucede
sin
dificultad
y
que
incluye
la
totalidad
del
ser
humano.
Dicha
salud
se
relaciona
con
el
estilo
de
vida
de
cada
persona,
y
su
forma
de
afrontar
ese
proceso
en
el
seno
de
los
patrones
culturales
en
los
que
vive.
España
se
constituye
en
un
Estado
social
y
democrático
de
Derecho,
que
propugna
como
valores
superiores
de
su
ordenamiento
jurídico
la
libertad,
la
justicia,
la
igualdad
y
el
pluralismo
político.
34
Respecto
al
papel
de
los
Enfermeros/as
en
la
sociedad,
hemos
de
tener
en
cuenta
su
responsabilidad
en
el
área
de:
1º
Prevención
de
las
enfermedades.
2º
Mantenimiento
de
la
salud.
3º
Atención,
rehabilitación
e
integración
social
del
enfermo.
4º
Educación
para
la
salud.
5º
Formación,
administración
e
investigación
en
Enfermería.
Debemos
estar
en
disposición
de
propiciar
una
respuesta
adecuada
a
los
procesos
de
cambio
que
experimente
la
atención
de
salud,
manteniendo
normas
de
educación,
siendo
pioneros
en
la
sugerencia
de
estrategias
de
puesta
en
práctica,
que
tengan
en
cuenta
el
contexto
social,
político
y
económico
del
país.
Partiendo
de
la
base
que
la
Enfermería
como
profesión
constituye
un
servicio
encaminado
a
satisfacer
las
necesidades
de
salud
de
las
personas
sanas
o
enfermas,
individual
o
colectivamente,
debemos
tener
presente
que
las/os
enfermeras/os,
han
de
enfatizar
de
manera
prioritaria,
dentro
de
sus
programas:
a)
La
adquisición
de
un
compromiso
profesional
serio
y
responsable.
b)
La
participación
activa
en
la
sociedad.
c)
El
Reconocimiento
y
aplicación,
en
su
ejercicio,
de
los
principios
de
ética
profesional.
d)
La
adopción
de
un
profundo
respeto
por
los
derechos
humanos.
Son
muchas
las
ocasiones
en
las
que
está
en
nuestras
manos
la
dignidad
de
la
naturaleza
humana
y
de
ahí
nuestra
mayor
responsabilidad
como
profesionales
de
Enfermería.
Vivimos
en
una
época
en
la
que
se
hace
preciso
realizar
una
profunda
reflexión
sobre
los
aspectos
humanos,
valores
y
actitudes
de
las
profesiones
sanitarias,
en
general
y
de
la
profesión
de
Enfermería
en
particular.
Por
ello,
tal
vez
sea
el
momento
más
idóneo
para
hablar
de
ética
profesional,
sin
temor
a
moralismos
trasnochados,
sino
sencillamente
abordando,
en
el
marco
de
un
Código
Deontológico,
lo
que
constituye
el
armazón
de
nuestra
profesión,
más
allá
de
sus
elementos
técnicos.
35
De
lo
anteriormente
expuesto,
extraemos
las
siguientes
conclusiones:
1. En
nuestro
Código
Deontológico
deberán
darse
la
mano
continuidad
y
actualidad.
Los
valores
básicos,
permanentes
e
irrenunciables
en
Enfermería,
han
de
ser
conservados
también
en
el
futuro,
pero
habrá
que
examinar
una
y
otra
vez
las
antiguas
concreciones
de
esos
valores
fundamentales
para
ver
si
todavía
pueden
cumplir
su
función.
Si
ya
no
logran
asumir
y
hacer
fructíferas
las
experiencias
de
la
época,
si
desconocen
la
progresiva
complejidad
de
la
vida,
deberán
ser
repensadas
de
nuevo
y
reformadas
en
confrontación
con
los
modos
de
entender
el
nuevo
tiempo.
2. A
la
hora
de
fijar
instrucciones
concretas,
conviene
ser
discretos;
será
preferible
mostrar
el
sentido
último,
total
y
humano
de
nuestra
profesión.
Construir
modelos
concretos
es
competencia
de
la
conciencia
individual
de
cada
profesional
responsable.
3. La
evaluación
presente
y
futura
nos
pedirá
un
esfuerzo,
un
decidido
valor,
para
emprender
experiencias
y
aceptar
lo
provisional.
A
la
vista
de
la
complejidad
de
las
condiciones
de
vida
cada
vez
más
diferenciadas,
sería
utópico
que
quisiéramos
afrontar
de
antemano
soluciones
concretas
a
todos
los
problemas
que
se
presentan
hoy
y
se
presentarán
en
el
futuro.
En
suma,
debemos
ser
conscientes
de
que
por
muchos
Códigos
Deontológicos
que
tengamos,
el
riesgo
de
la
conciencia
aumenta
considerablemente.
Con
estas
reflexiones
hemos
elaborado
un
Código
Deontológico
para
la
Profesión
de
Enfermería
en
España,
que
sea
un
instrumento
eficaz
para
aplicar
las
reglas
generales
de
la
ética
al
trabajo
profesional.
Insistir
en
esto
parece,
no
pocas
veces,
una
reiteración
innecesaria
ya
que
se
da
por
supuesta
en
nuestra
profesión;
sin
embargo,
cada
vez
con
mayor
fuerza
van
aumentando
las
voces
que
hablan
de
falta
de
ética,
y
de
deshumanización.
Por
ello,
es
necesario
articular
el
contenido
de
nuestra
responsabilidad
profesional,
no
sea
que
con
la
evolución
de
la
Enfermería
como
ciencia
se
nos
vaya
escapando
su
esencia
fundamental,
la
de
los
valores
que
le
sirven
de
sostén.
Se
equivoca
quien
piensa
que
la
ciencia
nada
tiene
que
ver
con
los
valores;
si
la
ciencia
está
hoy
en
crisis,
probablemente
sea
por
esta
divergencia
antinatural.
Ha
de
correr
paralela
con
esta
dimensión
humana
y,
por
ello,
situarse
en
el
ámbito
de
lo
moral.
36
Desearíamos
que
este
Código
sirviera
para
tener
conciencia
de
que
los
valores
que
manejamos
son
auténticamente
fundamentales:
la
salud,
la
libertad,
la
dignidad,
en
una
palabra,
la
vida
humana,
y
nos
ayudará
a
los
profesionales
de
Enfermería
a
fundamentar
con
razones
de
carácter
ético
las
decisiones
que
tomemos.
Estamos
convencidos,
por
último,
de
que
un
Código
Deontológico,
en
cuanto
a
criterio
ético,
es
estrictamente
necesario
para
el
buen
desempeño
de
nuestra
profesión,
no
sólo
para
hacer
uso
de
él
en
situaciones
extremas,
sino
para
reflexionar
a
través
de
él
en
aquellas
situaciones
diarias
en
las
que
se
pueden
lesionar
o
infravalorar
los
derechos
humanos.
Hacer
Enfermería
es
algo
que
va
más
allá
de
la
pura
técnica;
nuestras
actitudes
han
de
trascender
al
limitado
marco
que
nos
otorga
un
Código
Deontológico,
ya
que
ser
Enfermero/a
es
gozar
de
un
talante
ante
la
vida,
su
origen
y
creación,
más
allá
de
los
límites
del
ser
humano,
para
cuyo
estímulo
ojalá
nos
sirva
este
Código
Profesional.
En
el
presente
Código
están
prácticamente
incardinados
los
tres
grandes
grupos,
correspondientes
a
las
distintas
obligaciones
morales:
1.
La
Enfermera/o
y
el
ser
humano.
2.
La
Enfermera/o
y
la
sociedad.
3.
La
Enfermera/o
y
el
ejercicio
profesional.
El
Código
Deontológico
de
la
Enfermería
Española
fue
aprobado
por
el
Pleno
del
Consejo
General
de
Enfermería
mediante
la
Resolución
nº
32/89,
cuyo
texto,
actualizado
y
corregido,
se
recoge
a
su
vez
en
la
Resolución
nº
2/98
del
citado
Pleno.
Según
se
dispone
en
ambas
Resoluciones,
el
cumplimiento
del
Código
Deontológico
tendrá
carácter
obligatorio
para
todos
los
profesionales
de
enfermería
del
Estado.
Concretamente,
cualquier
vulneración
del
mismo
dará
lugar
a
la
inmediata
exigencia
de
responsabilidades
disciplinarias
en
los
términos
previstos
en
los
Estatutos
de
la
Organización
Colegial.
Por
otro
lado,
se
establece
también
la
obligación
del
Consejo
General
de
adoptar
las
medidas
necesarias
para
la
publicidad
y
difusión
del
mencionado
Código
entre
los
profesionales
de
enfermería.
37
Al
cumplimiento
de
esa
obligación
obedece,
pues,
la
publicación
de
dicho
Código
Deontológico
en
los
términos
que
aquí
se
recogen.
DECLARACIÓN
PREVIA
La
Moral
Profesional
no
es
más
que
una
aplicación
de
las
reglas
generales
de
la
moral
al
trabajo
profesional
del
hombre,
como
la
Ley
Natural
no
es
otra
cosa
que
la
participación
de
la
Ley
Eterna
en
la
criatura
racional.
La
Deontología
es
el
Conjunto
de
los
deberes
de
los
profesionales
de
Enfermería
que
ha
de
inspirar
su
conducta.
CAPÍTULO
I
ÁMBITO
DE
APLICACIÓN
Artículo
1
Las
disposiciones
del
presente
Código
obligan
a
todos
los
Enfermeros/as
inscritos
en
los
Colegios,
sea
cual
fuere
la
modalidad
de
su
ejercicio
(libre,
al
servicio
de
la
Sanidad
Pública,
Privada,
etc.).
También
serán
de
aplicación
para
el
resto
de
los
profesionales
extranjeros
que
por
convenios
o
tratados
internacionales
puedan
ejercer
ocasionalmente
en
España.
Artículo
2
Una
de
las
responsabilidades
prioritarias
del
Consejo
General
y
de
los
Colegios
es
la
ordenación,
en
su
ámbito
respectivo,
de
la
actividad
profesional
de
los
colegiados,
velando
por
la
ética
y
dignidad
profesional
y
por
el
respeto
debido
a
los
derechos
y
dignidad
de
los
enfermos.
Artículo
3
De
conformidad
con
los
dispuesto
en
el
artículo
anterior,
será
función
primordial
del
Consejo
General
y
de
los
Colegios
favorecer
y
exigir
el
cumplimiento
de
los
deberes
deontológicos
de
la
profesión,
recogidos
en
el
presente
código.
38
CAPÍTULO
II
LA
ENFERMERÍA
Y
EL
SER
HUMANO,
DEBERES
DE
LAS
ENFERMERAS/OS
Artículo
4
La
Enfermera/o
reconoce
que
la
libertad
y
la
igualdad
en
dignidad
y
derecho
son
valores
compartidos
por
todos
los
seres
humanos
que
se
hallan
garantizados
por
la
Constitución
Española
y
la
Declaración
Universal
de
Derechos
Humanos.
Por
ello,
la
Enfermera/o
está
obligada/o
a
tratar
con
el
mismo
respeto
a
todos,
sin
distinción
de
raza,
sexo,
edad,
religión,
nacionalidad,
opinión
política,
condición
social
o
estado
de
salud.
Artículo
5
Consecuentemente
las
Enfermeras/os
deben
proteger
al
paciente,
mientras
esté
a
su
cuidado,
de
posibles
tratos
humillantes,
degradantes,
o
de
cualquier
otro
tipo
de
afrentas
a
su
dignidad
personal.
Artículo
6
En
ejercicio
de
sus
funciones,
las
Enfermeras/os
están
obligadas/os
a
respetar
la
libertad
del
paciente
a
elegir
y
controlar
la
atención
que
se
le
presta.
Artículo
7
En
el
ejercicio
libre
de
la
profesión,
el
consentimiento
del
paciente
ha
de
ser
obtenido,
siempre,
con
carácter
previo
a
cualquier
intervención
de
la
Enfermera/o.
Y
lo
harán
en
reconocimiento
del
derecho
moral
que
cada
persona
tiene
a
participar
de
forma
libre
y
válidamente
manifestada
en
la
atención
que
se
le
preste.
Artículo
8
Cuando
el
enfermo
no
esté
en
condiciones
físicas
o
psíquicas
de
prestar
su
consentimiento,
la
Enfermera/o
tendrá
que
buscarlo
a
través
de
los
familiares
o
allegados
a
éste.
Artículo
9
La
Enfermera/o
nunca
empleará,
ni
consentirá
que
otros
empleen,
medidas
de
fuerza
física
o
moral
para
obtener
el
consentimiento
del
paciente.
En
caso
de
ocurrir
así,
deberá
ponerlo
en
conocimiento
de
las
autoridades
sanitarias
y
del
Colegio
Profesional
respectivo
con
la
mayor
urgencia
posible.
39
Artículo
10
Es
responsabilidad
de
la
enfermera/o
mantener
informado
al
enfermo,
tanto
en
el
ejercicio
libre
de
su
profesión
como
cuando
ésta
se
ejerce
en
las
instituciones
sanitarias,
empleando
un
lenguaje
claro
y
adecuado
a
la
capacidad
de
comprensión
del
mismo.
Artículo
11
De
conformidad
con
lo
indicado
en
el
Artículo
anterior,
la
Enfermera/o
deberá
informar
verazmente
al
paciente
dentro
del
límite
de
sus
atribuciones.
Cuando
el
contenido
de
esa
información
excede
del
nivel
de
su
competencia,
se
remitirá
al
miembro
del
equipo
de
salud
más
adecuado.
Artículo
12
La
Enfermera/o
tendrá
que
valorar
la
situación
física
y
psicológica
del
paciente
antes
de
informarle
de
su
real
o
potencial
estado
de
salud;
teniendo
en
cuenta,
en
todo
momento,
que
éste
se
encuentre
en
condiciones
y
disposición
de
entender,
aceptar
o
decidir
por
si
mismo.
Artículo
13
Si
la
Enfermera/o
es
consciente
de
que
el
paciente
no
está
preparado
para
recibir
la
información
pertinente
y
requerida,
deberá
dirigirse
a
los
familiares
o
allegados
del
mismo.
CAPÍTULO
III
DERECHOS
DE
LOS
ENFERMOS
Y
DE
LOS
PROFESIONALES
DE
ENFERMERÍA
Artículo
14
Todo
ser
humano
tiene
derecho
a
la
vida,
a
la
seguridad
de
su
persona
y
a
la
protección
de
la
salud.
Nadie
puede
ser
objeto
de
injerencias
arbitrarias
en
su
vida
privada,
en
su
familia
o
su
domicilio.
Artículo
15
La
Enfermera/o
garantizará
y
llevará
a
cabo
un
tratamiento
correcto
y
adecuado
a
todas
las
personas
que
lo
necesiten,
independientemente
de
cuál
pueda
ser
el
padecimiento,
edad
o
circunstancias
de
dichas
personas.
40
Artículo
16
En
su
comportamiento
profesional,
la
Enfermera/o
tendrá
presente
que
la
vida
es
un
derecho
fundamental
del
ser
humano
y
por
tanto
deberá
evitar
realizar
acciones
conducentes
a
su
menoscabo
o
que
conduzcan
a
su
destrucción.
Artículo
17
La
Enfermera/o
no
podrá
participar
en
investigaciones
científicas
o
en
tratamientos
experimentales,
en
pacientes
que
estén
a
su
cuidado,
si
previamente
no
se
hubiera
obtenido
de
ellos,
o
de
sus
familiares
o
responsables,
el
correspondiente
consentimiento
libre
e
informado.
Artículo
18
Ante
un
enfermo
terminal,
la
Enfermera/o,
consciente
de
la
alta
calidad
profesional
de
los
cuidados
paliativos,
se
esforzará
por
prestarle
hasta
el
final
de
su
vida,
con
competencia
y
compasión,
los
cuidados
necesarios
para
aliviar
sus
sufrimientos.
También
proporcionará
a
la
familia
la
ayuda
necesaria
para
que
puedan
afrontar
la
muerte,
cuando
ésta
ya
no
pueda
evitarse.
Artículo
19
La
Enfermera/o
guardará
en
secreto
toda
la
información
sobre
el
paciente
que
haya
llegado
a
su
conocimiento
en
el
ejercicio
de
su
trabajo.
Artículo
20
La
Enfermera/o
informará
al
paciente
de
los
límites
del
secreto
profesional
y
no
adquirirá
compromisos
bajo
secreto
que
entrañen
malicia
o
dañen
a
terceros
o
a
un
bien
público.
Artículo
21
Cuando
la
Enfermera/o
se
vea
obligada
a
romper
el
secreto
profesional
por
motivos
legales,
no
debe
olvidar
que,
moralmente,
su
primera
preocupación
ha
de
ser
la
seguridad
del
paciente
y
procurará
reducir
al
mínimo
indispensable
la
cantidad
de
información
revelada
y
el
número
de
personas
que
participen
del
secreto.
Artículo
22
De
conformidad
con
lo
dispuesto
en
el
artículo
16.1
de
la
Constitución
Española,
la
Enfermera/o
tiene,
en
el
ejercicio
de
su
profesión,
el
derecho
a
la
objeción
de
conciencia
que
deberá
ser
debidamente
explicitado
ante
cada
caso
concreto.
El
Consejo
General
y
los
Colegios
velarán
para
que
ningún
Enfermero/a
pueda
sufrir
discriminación
o
perjuicio
a
causa
del
uso
de
ese
derecho.
41
CAPÍTULO
IV
LA
ENFERMERA/O
ANTE
LA
SOCIEDAD
Artículo
23
Las
Enfermeras/os
deben
ayudar
a
detectar
los
efectos
adversos
que
ejerce
el
medio
ambiente
sobre
la
salud
de
los
hombre.
Artículo
24
Las
Enfermeras/os
deben
mantenerse
informados,
y
en
condiciones
de
poder
informar,
sobre
las
medidas
preventivas
contra
los
riesgos
de
los
factores
ambientales,
así
como
acerca
de
la
conservación
de
los
recursos
actuales
de
que
se
dispone.
Artículo
25
Desde
su
ejercicio
profesional,
la
Enfermera/o
debe
conocer,
analizar,
registrar
y
comunicar
las
consecuencias
ecológicas
de
los
contaminantes
y
su
efectos
nocivos
sobre
los
seres
humanos,
con
el
fin
de
participar
en
las
medidas
preventivas
y/o
curativas
que
se
deban
adoptar.
Artículo
26
La
Enfermera/o,
dentro
de
sus
funciones,
debe
impartir
la
educación
relativa
a
la
salud
de
la
Comunidad,
con
el
fin
de
contribuir
a
la
formación
de
una
conciencia
sana
sobre
los
problemas
del
medio
ambiente.
Artículo
27
Las
Enfermeras/os
deben
cooperar
con
las
autoridades
de
Salud
en
la
planificación
de
actividades
que
permitan
controlar
el
medio
ambiente
y
sean
relativas
al
mejoramiento
de
la
atención
de
la
salud
comunitaria.
Artículo
28
Las
Enfermeras/os
participarán
en
las
acciones
que
ejercite
o
desarrolle
la
Comunidad
respecto
a
sus
propios
problemas
de
salud.
Artículo
29
La
Enfermera/o
debe
participar
en
los
programas
tendentes
a
reducir
la
acción
nociva
de
los
elementos
químicos,
biológicos
o
físicos
causados
por
la
industria
y
otras
actividades
humanas
con
el
fin
de
contribuir
a
la
mejora
de
la
calidad
de
vida
de
la
población.
42
Artículo
30
La
Enfermera/o
participará
en
equipos
multiprofesionales
que
desarrollan
investigaciones
epidemiológicas
y
experimentales
dirigidas
a
obtener
información
sobre
los
riesgos
ambientales
que
puedan
afectar
a
la
salud,
a
la
mejora
de
calidad
de
vida
y
al
trabajo,
determinando
las
acciones
y
evaluando
los
efectos
de
la
intervención
de
Enfermería.
CAPÍTULO
V
PROMOCIÓN
DE
LA
SALUD
Y
BIENESTAR
SOCIAL
Artículo
31
El
personal
de
Enfermería
deberá
colaborar
en
la
promoción
de
la
salud,
poniendo
al
servicio
del
logro
de
esa
función
social
sus
conocimientos
científicos
y
conducta
ética
en
el
desarrollo
de
los
diferentes
programas
que
se
planifiquen
con
ese
objetivo.
Artículo
32
Los
proyectos
y
programas
de
promoción
de
las
salud,
han
de
respetar
la
integridad
del
grupo
social
teniendo
en
cuenta
la
gran
diversidad
de
niveles
socio-‐
culturales
y
económicos.
Artículo
33
El
personal
de
Enfermería
deberá
reconocer
y
conceder
al
grupo
social
el
derecho
que
le
corresponde
en
la
promoción
de
la
salud,
permitiéndole
una
participación
real
en
las
decisiones
que
le
conciernen.
Artículo
34
En
el
establecimiento
de
programas
de
promoción
de
la
salud
y
en
el
reparto
de
los
recursos
disponibles,
la
Enfermera/o
se
guiará
por
el
principio
de
la
justicia
social
de
dar
más
al
más
necesitado.
Los
conceptos
de
justicia
social
son
algo
más
que
paternalismo.
43
CAPÍTULO
VI
LA
ENFERMERÍA
Y
LOS
DISMINUIDOS
FÍSICOS,
PSÍQUICOS
E
INCAPACITADOS
Artículo
35
Como
consecuencia
de
los
derechos
que
tienen
los
disminuidos
físicos,
psíquicos
e
incapacitados
a
ser
integrados
y
readaptados
a
la
Sociedad
a
la
que
pertenecen,
las
Enfermeras/os
pondrán
a
su
servicio
tanto
sus
conocimientos
profesionales
como
su
capacidad
de
cuidados
para
que,
individualmente
o
colaborando
con
otros
profesionales,
se
esfuercen
en
identificar
las
causas
principales
de
la
incapacidad
con
el
fin
de
prevenirlas,
curarlas
o
rehabilitarlas.
Artículo
36
Asimismo
deberá
colaborar
con
organismos,
instituciones
o
asociaciones
que
tengan
como
finalidad
la
creación
y
desarrollo
de
servicios
de
prevención
y
atención
a
minusválidos
e
incapacitados.
Artículo
37
Igualmente
deberán
colaborar
en
la
educación
y
formación
de
la
Comunidad
para
que
aquellos
miembros
que
sufran
incapacidades
o
minusvalías
puedan
ser
integrados
en
la
misma
y,
a
través
de
ella,
en
la
Sociedad.
CAPÍTULO
VII
EL
PERSONAL
DE
ENFERMERÍA
Y
EL
DERECHO
DEL
NIÑO
A
CRECER
EN
SALUD
Y
DIGNIDAD,
COMO
OBLIGACIÓN
ÉTICA
Y
RESPONSABILIDAD
SOCIAL
Artículo
38
Las
Enfermeras/os
en
su
ejercicio
profesional
deben
salvaguardar
los
derechos
del
niño.
Artículo
39
La
Enfermera/o
protegerá
a
los
niños
de
cualquier
forma
de
abuso
y
denunciará
a
las
autoridades
competentes
los
casos
de
los
que
tenga
conocimiento.
Artículo
40
En
el
ejercicio
de
su
profesión
la
Enfermera/o
promoverá
la
salud
y
el
bienestar
familiar
a
fin
de
que
en
dicho
núcleo
los
niños
sean
deseados,
protegidos
y
cuidados
de
forma
que
puedan
crecer
con
salud
y
dignidad.
44
Artículo
41
La
Enfermera/o
deberá
contribuir,
mediante
su
trabajo,
y
en
la
medida
de
su
capacidad,
a
que
todos
los
niños
tengan
adecuada
alimentación,
vivienda,
educación
y
reciban
los
necesarios
cuidados
preventivos
y
curativos
de
salud.
Artículo
42
La
Enfermera/o
contribuirá
a
intensificar
las
formas
de
protección
y
cuidados
destinados
a
los
niños
que
tienen
necesidades
especiales,
evitando
que
sean
maltratados
y
explotados
en
todo
su
ciclo
vital.
También
procurará
la
reinserción
o
adopción
de
los
niños
abandonados.
CAPÍTULO
VIII
LA
ENFERMERÍA
ANTE
EL
DERECHO
A
UNA
ANCIANIDAD
MÁS
DIGNA,
SALUDABLE
Y
FELIZ
COMO
CONTRIBUCIÓN
ÉTICA
Y
SOCIAL
AL
DESARROLLO
ARMONIOSO
DE
LA
SOCIEDAD
Artículo
43
Las
Enfermeras/os
deben
prestar
atención
de
salud
tanto
al
anciano
enfermo
como
sano,
al
objeto
de
mantener
su
independencia,
fomentando
su
autocuidado
para
garantizarle
un
mejoramiento
de
la
calidad
de
vida.
Artículo
44
En
el
ámbito
de
su
competencia
profesional,
la
Enfermera
será
responsable
de
los
programas
de
educación
para
la
salud
dirigidos
al
anciano.
Artículo
45
Las
Enfermeras/os
deben
influir
en
la
política
de
salud,
para
que
se
ponga
a
disposición
de
todos
los
ancianos
que
lo
precisen,
una
atención
de
salud
competente
y
humana.
Esa
atención
será
integral
e
incluirá,
entre
otras
medidas,
la
adaptación
material
de
la
vivienda
y
el
acceso
a
actividades
de
tiempo
libre.
Artículo
46
La
Enfermera/o
debe
incluir
en
su
programas
de
educación,
la
atención
integral
de
Enfermería
al
anciano.
45
CAPÍTULO
IX
EL
PERSONAL
DE
ENFERMERÍA
ANTE
EL
DERECHO
QUE
TODA
PERSONA
TIENE
A
LA
LIBERTAD,
SEGURIDAD
Y
A
SER
RECONOCIDOS,
TRATADOS
Y
RESPETADOS
COMO
SERES
HUMANOS
Artículo
47
Las
Enfermeras/os
deberán
rechazar
enérgicamente
cualquier
tipo
de
presiones
que
puedan
ejercérseles,
con
la
finalidad
de
utilizar
o
manipular
sus
conocimientos
o
habilidades
en
perjuicio
de
los
seres
humanos.
Artículo
48
Cuando
se
diera
la
circunstancia
a
que
alude
el
artículo
anterior,
la
Enfermera/o
deberá,
en
defensa
de
los
principios
éticos
de
la
profesión,
denunciar
el
caso
ante
su
Colegio.
En
caso
necesario,
éste,
a
través
del
Consejo
General,
pondrá
en
conocimiento
de
la
Autoridad
o
de
la
opinión
pública,
las
irregularidades
indicadas,
y
adoptará
las
acciones
necesarias
y
urgentes
que
el
caso
requiera,
a
fin
de
restablecer
el
orden
ético
alterado
y
defender
la
dignidad
y
libertad
de
los
Colegiados.
Artículo
49
Ninguna
Enfermera/o
podrá
participar
en
cualquier
forma
de
tortura
y
métodos
que
permitan
someter
a
sesiones
de
sufrimiento
a
cualquier
ser
humano.
Artículo
50
En
caso
de
emergencia,
la
Enfermera/o
está
obligada/o
a
prestar
su
auxilio
profesional
al
herido
o
enfermo.
En
situaciones
de
catástrofe,
deberá
ponerse
voluntariamente
a
disposición
de
quienes
coordinan
los
programas
de
ayuda
sanitaria.
Artículo
51
La
Enfermera/o
cooperará
con
los
organismos
oportunos
a
solucionar
los
problemas
de
salud
de
presos
y
refugiados,
ayudando
en
su
adaptación
a
un
nuevo
modo
de
vida.
46
CAPÍTULO
X
NORMAS
COMUNES
EN
EL
EJERCICIO
DE
LA
PROFESIÓN
Artículo
52
La
Enfermera/o
ejercerá
su
profesión
con
respeto
a
la
dignidad
y
la
singularidad
de
cada
paciente
sin
hacer
distinción
alguna
por
razones
de
situación
social,
económica,
características
personales
o
naturaleza
del
problema
de
salud
que
le
aqueje.
Administrará
sus
cuidados
en
función
exclusivamente
de
las
necesidades
de
sus
pacientes.
Artículo
53
La
Enfermera/o
tendrá
como
responsabilidad
profesional
primordial
la
salvaguarda
de
los
Derechos
Humanos,
orientando
su
atención
hacia
las
personas
que
requieran
sus
cuidados.
Artículo
54
La
Enfermera/o
debe
adoptar
las
medidas
necesarias
para
proteger
al
paciente
cuando
los
cuidados
que
se
le
presten
sean
o
puedan
ser
amenazados
por
cualquier
persona.
Artículo
55
La
Enfermera/o
tiene
la
obligación
de
defender
los
derechos
del
paciente
ante
malos
tratos
físicos
o
mentales,
y
se
opondrá
por
igual
a
que
se
le
someta
a
tratamientos
fútiles
o
a
que
se
le
niegue
la
asistencia
sanitaria.
Artículo
56
La
Enfermera/o
asume
la
responsabilidad
de
todas
las
decisiones
que
a
nivel
individual
debe
tomar
en
el
ejercicio
de
su
profesión.
Artículo
57
La
Enfermera/o
debe
ejercer
su
profesión
con
responsabilidad
y
eficacia,
cualquiera
que
sea
el
ámbito
de
acción.
Artículo
58
La
Enfermera/o
no
debe
aceptar
el
cumplimiento
de
una
responsabilidad
que
no
sea
de
su
competencia,
en
demérito
del
cumplimiento
de
sus
propias
funciones.
47
Artículo
59
La
Enfermera/o
nunca
deberá
delegar
en
cualquier
otro
miembro
del
equipo
de
salud,
funciones
que
le
son
propias
y
para
las
cuales
no
están
los
demás
debidamente
capacitados.
Artículo
60
Será
responsabilidad
de
la
Enfermera/o
actualizar
constantemente
sus
conocimientos
personales,
con
el
fin
de
evitar
actuaciones
que
puedan
ocasionar
la
pérdida
de
salud
o
de
vida
de
las
personas
que
atiende.
Artículo
61
La
Enfermera/o
está
obligada
a
denunciar
cuantas
actitudes
negativas
observe
hacia
el
paciente
en
cualquiera
de
los
miembros
del
equipo
de
salud.
No
puede
hacerse
cómplice
de
personas
que
descuidan
deliberada
y
culpablemente
sus
deberes
profesionales.
Artículo
62
Las
relaciones
de
la
Enfermera/o
con
sus
colegas
y
con
los
restantes
profesionales
con
quienes
coopera
deberán
basarse
en
el
respeto
mutuo
de
las
personas
y
de
las
funciones
específicas
de
cada
uno.
Artículo
63
Para
lograr
el
mejor
servicio
a
los
pacientes,
la
Enfermera/o
colaborará
diligentemente
con
los
otros
miembros
del
equipo
de
salud.
Respetará
siempre
las
respectivas
áreas
de
competencia,
pero
no
permitirá
que
se
le
arrebate
su
propia
autonomía
profesional.
Artículo
64
La
Enfermera/o
debe
solicitar,
siempre
que
sea
necesario,
la
colaboración
de
los
miembros
de
otras
profesiones
de
salud,
para
asegurar
al
público
un
servicio
de
mejor
calidad.
Artículo
65
Es
deber
de
la
Enfermera/o
compartir
con
sus
colegas
aquellos
conocimientos
y
experiencias
que
puedan
contribuir
al
mejor
servicio
de
los
enfermos
y
al
fortalecimiento
de
la
profesión.
Artículo
66
La
Enfermera/o,
en
el
trato
con
subordinados,
superiores,
colegas
y
otros
profesionales
sanitarios,
se
guiará
siempre
por
las
reglas
de
buena
educación
y
cortesía.
48
Artículo
67
La
Enfermera/o
en
las
relaciones
con
sus
colegas
nunca
practicará
la
competencia
desleal,
ni
realizará
publicidad
profesional
engañosa
para
acaparar
clientes.
La
Enfermera/o
considerará
como
un
honor
que
sus
colegas
la
llamen
para
que
preste
cuidados
de
Enfermería
a
ellos
o
a
sus
familiares
más
cercanos.
Es
norma
tradicional
no
exigir
en
esas
circunstancias
el
pago
de
los
honorarios
devengados
por
los
actos
profesionales
realizados.
Artículo
68
La
Enfermera/o
no
aceptará
hacerse
cargo
de
un
cliente
que
está
siendo
atendido
por
otro
colega
sin
el
previo
consentimiento
de
éste,
excepto
por
una
causa
muy
justificada
y
en
caso
de
urgencia.
CAPÍTULO
XI
LA
EDUCACIÓN
Y
LA
INVESTIGACIÓN
DE
LA
ENFERMERÍA
Artículo
69
La
Enfermera/o
no
solamente
estará
preparada
para
practicar,
sino
que
deberá
poseer
los
conocimientos
y
habilidades
científicas
que
la
lex
Artis
exige
en
cada
momento
a
la
Enfermera
competente.
Artículo
70
La
Enfermera/o
será
consciente
de
la
necesidad
de
una
permanente
puesta
al
día
mediante
la
educación
continuada
y
el
desarrollo
del
conjunto
de
conocimientos
sobre
los
cuales
se
basa
su
ejercicio
profesional.
Artículo
71
La
Enfermera/o
deberá
valorar
sus
propias
necesidades
de
aprendizaje,
buscando
los
recursos
apropiados
y
siendo
capaz
de
autodirigir
su
propia
formación.
Artículo
72
La
Enfermera/o
debe
asumir
individual
y
colectivamente
la
responsabilidad
de
la
educación
en
la
Enfermería
a
todos
sus
niveles.
49
Artículo
73
La
Enfermera/o
debe
procurar
investigar
sistemáticamente,
en
el
campo
de
su
actividad
profesional,
con
el
fin
de
mejorar
los
cuidados
de
Enfermería,
desechar
prácticas
incorrectas
y
ampliar
el
cuerpo
de
conocimientos
sobre
los
que
se
basa
la
actividad
profesional.
Artículo
74
Es
obligación
de
la
Enfermera/o
que
participe
en
investigación,
vigilar
que
la
vida,
la
salud
y
la
intimidad
de
los
seres
sometidos
a
estudio,
no
estén
expuestas
a
riesgos
físicos
o
morales
desproporcionados
en
el
curso
de
estas
investigaciones.
Artículo
75
La
Enfermera/o,
al
actuar
ya
sea
como
investigadora,
como
asistente
de
investigación
o
como
experta
que
valora
críticamente
los
resultados
de
la
investigación,
debe
tener
presentes
los
principios
promulgados
por
la
Declaración
de
Helsinki
y
los
que
regulan
la
ética
de
la
publicación
científica.
CAPÍTULO
XII
CONDICIONES
DE
TRABAJO
Artículo
76
La
Enfermera/o
que
acceda
a
puestos
de
relevancia
o
responsabilidad
en
la
Administración
Sanitaria
o
en
centros
sanitarios,
deberá
tratar
en
todo
momento
con
corrección
a
sus
colegas,
aun
en
el
caso
de
surgir
discrepancias.
Artículo
77
Las
Enfermeras/os
deben
trabajar
para
asegurar
y
mantener
unas
condiciones
laborales
que
respeten
la
atención
al
paciente
y
la
satisfacción
de
los
profesionales.
Artículo
78
Aun
en
caso
de
conflictos
laborales
y
de
suspensión
organizada
de
los
servicios
profesionales,
la
Enfermera/o
tendrá
presente
que
su
primera
responsabilidad
es
atender
a
los
intereses
de
los
enfermos.
50
Artículo
79
La
Enfermera/o
que
participe
en
un
conflicto
laboral,
tiene
el
deber
de
coordinar
y
comunicar
las
medidas
adoptadas
para
garantizar
la
continuidad
de
los
cuidados
que
necesitan
sus
pacientes.
Artículo
80
Cuando
la
Enfermera/o
observare
que
las
deficiencias
que
se
dan
en
las
instituciones
sanitarias,
públicas
o
privadas,
en
que
presta
sus
servicios,
pueden
influir
negativamente
sobre
la
salud
o
la
rehabilitación
de
los
pacientes
que
tiene
a
su
cargo,
deberá
ponerlo
en
conocimiento
del
Colegio,
para
que
éste
tome
las
medidas
oportunas.
El
Colegio,
si
la
gravedad
del
caso
lo
requiere,
lo
comunicará
al
Consejo
General,
para
que
éste,
a
nivel
de
Estado,
ejerza
las
acciones
oportunas
ante
los
organismos
competentes
y
dicte
las
instrucciones
necesarias
para
la
debida
protección
de
los
pacientes
y
del
personal
de
Enfermería.
CAPÍTULO
XIII
PARTICIPACIÓN
DEL
PERSONAL
DE
ENFERMERÍA
EN
LA
PLANIFICACIÓN
SANITARIA
Artículo
81
La
participación
del
Personal
de
Enfermería
en
la
Planificación
Sanitaria
se
ejercerá:
a) A
través
de
los
Consejos
Generales
y
Colegios
respecto
a
las
normas
y
disposiciones
que
se
dicten.
b) A
través
de
las
Enfermeras/os
en
la
ejecución
de
los
planes
o
en
la
elaboración
de
los
programas
locales
concretos.
Artículo
82
Las
Enfermeras/os
deben
participar
plenamente,
a
través
del
Consejo
General,
de
las
Agrupaciones
de
Colegios
o
de
los
propios
Colegios,
en
las
comisiones
de
planificación
y
en
los
consejos
de
administración
en
que
se
decide
las
políticas
sanitarias
a
nivel
estatal,
autonómico
o
provincial.
Artículo
83
Los
Enfermeros/as
forman
parte
integrante
y
cualificada
de
la
asistencia
sanitaria,
siendo
responsables
de
los
servicios
de
Enfermería
que
dirigen.
51
Artículo
84
La
Enfermera/o
procuran
estar
presentes
y
participar
activamente,
a
título
individual
y
con
independencia
de
las
actuaciones
corporativas,
en
todo
el
sistema
nacional
de
salud
y
en
sus
organismos
locales
autonómicos
y
estatales.
Artículo
final
El
Consejo
General
se
obliga
a
mantener
al
día
el
contenido
de
este
Código
Deontológico
y
publicará
oportunamente
el
texto
de
los
artículos
nuevos
o
modificados.
NORMAS
ADICIONALES
Primera
Por
medio
de
la
acción
colectiva
se
cumple
una
más
efectiva
definición
y
control
de
calidad
de
los
Servicios
de
Enfermería.
Por
tanto,
el
Consejo
General
de
Enfermería
asume
la
responsabilidad
de
preservar
la
autonomía
profesional
y
la
autorregulación
en
el
control
de
las
condiciones
de
trabajo,
velando
porque
los
estándares
éticos
de
la
profesión
se
mantengan
actualizados.
Segunda
Consejo
General
y
los
Colegios
Profesionales
de
Enfermería
deben
prestar
continua
atención
a
los
derechos,
necesidades
e
intereses
legítimos
de
los
profesionales
de
Enfermería
y
de
las
personas
que
reciben
sus
cuidados.
Tercera
Consejo
General
y
los
Colegios
Profesionales
de
Enfermería
deben
adoptar
actitud
abierta
a
las
diferentes
corrientes
que
circulan
en
la
profesión,
siempre
que
redunde
en
una
mejor
calidad
en
la
atención
y
cuidados
hacia
la
salud
de
todos
los
ciudadanos.
Cuarta
Con
el
fin
de
asegurar
el
respeto
y
la
armonía
profesional
entre
todos
sus
miembros,
es
esencial,
que
exista
una
comunicación
y
colaboración
constante
entre
el
Consejo
General,
los
Colegios
Profesionales
y
cualquier
otra
asociación
de
Enfermería.
Quinta
Consejo
General
de
Enfermería
de
España
asume
la
responsabilidad
de
velar
por
los
valores
éticos
de
la
Profesión,
arbitrando
las
acciones
pertinentes.
52
Sexta
Los
responsables
de
la
Organización
Colegial
de
Enfermería
de
España,
en
cualquiera
de
sus
niveles,
miembros
de
Juntas
de
Gobierno
u
otros
órganos
de
los
Colegios
Provinciales,
de
los
Consejo
Autonómicos
u
órganos
de
similar
rango
que
existan
o
se
constituyan
en
el
futuro,
Pleno
del
Consejo
General,
y
en
definitiva,
cuantas
personas
ostenten
cualquier
c
argo
electivo
o
de
designación
en
la
Organización
Colegial,
vienen
especialmente
obligados
a
guardar
y
hacer
guardar,
en
la
medida
de
sus
competencias,
las
normas
recogidas
en
este
Código
y
en
la
normativa
general
de
la
Enfermería
y
su
Organización
Colegial.
En
consecuencia,
y
a
tenor
del
artículo
57.a)
y
c)
y
58.a)
del
R.D.
1856/78,
de
29
de
junio,
incurrirán
en
responsabilidad
disciplinaria
aquellos
que
por
comisión,
omisión
o
simple
negligencia
en
el
cumplimiento
de
sus
funciones,
se
conduzcan
en
forma
contraria
a
las
disposiciones
de
este
Código
o
de
cualquier
otra
norma
de
obligado
cumplimiento
en
materia
ética
o
deontológica
o
permitan,
con
su
abstención
u
omisión,
que
otros
lo
hagan
sin
aplicar
las
medidas
legales
a
su
alcance,
en
defensa
de
las
reglas
y
preceptos
éticos
y
deontológicos
de
la
Enfermería.
53
6.-‐
DERECHOS
Y
DEBERES
DE
LOS
CIUDADANOS
EN
EL
SERVICIO
CANARIO
DE
LA
SALUD.
La
Constitución
Española
vigente
de
1978,
establece
en
su
artículo
41
(dentro
del
Título
I,
de
los
el
derechos
y
deberes
fundamentales)
que
los
poderes
públicos
mantendrán
un
régimen
público
de
Seguridad
Social
para
todos
los
ciudadanos,
que
garantice
la
asistencia
y
prestaciones
sociales
suficientes
ante
situaciones
de
necesidad,
especialmente
en
caso
de
desempleo.
La
asistencia
y
prestaciones
complementarias
serán
libres.
Asimismo,
expone
en
su
artículo
43
(dentro
del
Título
I,
de
los
el
derechos
y
deberes
fundamentales)
el
derecho
a
la
protección
de
la
salud,
encomendando
a
los
poderes
públicos
organizar
y
tutelar
la
salud
pública
a
través
de
medidas
preventivas
y
de
las
prestaciones
y
servicios
necesarios.
Basándose
en
dichos
artículos
constitucionales,
la
Comunidad
Autonómica
de
Canarias
establece
en
la
Ley
11/1994,
de
26
de
julio,
de
Ordenación
Sanitaria
de
Canarias,
el
Sistema
Canario
de
la
Salud,
especificando
en
su
capítulo
segundo
los
derechos
y
deberes
de
los
ciudadanos
en
el
Sistema
Canario
de
la
Salud.
En
el
artículo
cinco
se
especifican
los
titulares
de
los
derechos:
1.
Son
titulares
de
los
derechos
que
esta
Ley
y
la
restante
normativa
reguladora
del
Sistema
Canario
de
la
Salud
efectivamente
defina
y
reconozca
como
tales
todos
los
ciudadanos
españoles
que
tengan,
legalmente,
la
residencia
en
cualquiera
de
los
municipios
de
Canarias.
El
acceso
a
y
el
disfrute
de
las
prestaciones
y
los
servicios
deben
quedar
garantizados,
en
condiciones
de
igualdad
efectiva,
a
todos
los
titulares.
2.
La
titularidad
a
que
se
refiere
el
número
anterior
se
extiende
a
los
ciudadanos
españoles
que
tengan
la
condición
de
transeúntes
y
a
los
no
residentes
en
Canarias,
con
el
alcance
determinado
por
la
legislación
estatal
y
el
que
se
establezca
en
los
convenios
interadministrativos
que
se
suscriban.
3.
Los
ciudadanos
de
Estados
miembros
de
la
Unión
Europea
tienen
los
derechos
que
resulten
del
Derecho
comunitario
europeo
y
de
los
Tratados
y
Convenios
que
se
suscriban
por
el
Estado
español
y
les
sean
de
aplicación.
4.
Los
ciudadanos
de
Estados
no
pertenecientes
a
la
Unión
Europea
tienen
los
derechos
que
les
reconozcan
los
Tratados
y
Convenios
suscritos
por
el
Estado
español.
54
En
el
artículo
seis
se
exponen
los
derechos
de
los
ciudadanos:
1.
Los
titulares
tienen
los
siguientes
derechos:
a) Al
respeto
de
su
personalidad,
dignidad
e
intimidad
y
a
la
no
discriminación
por
causas
injustificadas.
Estos
valores
sólo
podrán
verse
afectados
en
lo
estrictamente
indispensable
para
la
correcta
y
eficaz
ejecución
de
los
procedimientos
necesarios
de
prevención,
terapia
y
rehabilitación.
b) A
la
confidencialidad,
en
los
términos
de
la
legislación
aplicable,
de
toda
la
información
relacionada
con
su
proceso
y
estancia
en
cualquier
centro
sanitario
de
Canarias
y,
en
general,
la
derivada
de
su
relación
con
los
servicios
del
Sistema
Canario
de
la
Salud.
c) A
la
formulación
de
sugerencias
y
reclamaciones,
así
como
a
recibir
respuesta
por
escrito,
siempre
de
acuerdo
con
lo
que
reglamentariamente
se
establezca.
d) A
participar,
a
través
de
las
instituciones
comunitarias,
en
las
actividades
sanitarias
y,
en
particular,
en
la
orientación
y
evaluación
de
los
servicios,
en
los
términos
establecidos
en
esta
Ley
y
en
las
disposiciones
que
la
desarrollen.
e) A
la
información
suficiente,
comprensible
y
adecuada
sobre:
1) Los
factores,
situaciones
y
causas
de
riesgo
para
la
salud
individual
y
colectiva.
2) Los
derechos
y
deberes
de
los
usuarios
y
beneficiarios
del
Sistema
Canario
de
la
Salud.
3) Los
servicios
y
prestaciones
sanitarios
a
los
que
puede
acceder
y
sobre
los
requisitos
necesarios
para
su
uso.
f) A
que
se
les
extienda
certificación
acreditativa
de
su
estado
de
salud,
cuando
su
exigencia
se
establezca
por
una
disposición
legal
o
reglamentaria.
g) A
la
promoción
y
educación
para
la
salud.
55
h) A
las
prestaciones
y
servicios
de
salud
individual
y
colectiva
del
Sistema
Canario
de
la
Salud
adecuados
a
las
necesidades
individuales
y
colectivas,
acorde
con
los
recursos
disponibles.
i) A
obtener
los
medicamentos
y
productos
sanitarios
que
se
consideren
necesarios
para
promover,
conservar
o
restablecer
su
salud,
en
los
términos
que
reglamentariamente
se
establezcan
por
la
Administración
General
del
Estado.
j) A
la
igualdad
en
el
acceso
y
uso
de
los
servicios
sanitarios.
k) A
elegir
el
médico
de
acuerdo
con
las
condiciones
contempladas
en
esta
Ley,
en
las
disposiciones
que
se
dicten
para
su
desarrollo.
l) A
elegir
entre
los
servicios
y
centros
que
forman
parte
del
Servicio
Canario
de
la
Salud
o,
en
su
caso,
de
la
Red
Hospitalaria
de
Utilización
Pública,
de
acuerdo
con
lo
establecido
en
esta
Ley
y
en
las
disposiciones
que
se
dicten
para
su
desarrollo.
m) A
que
se
le
asigne
e
identifique
un
médico,
así
como
su
suplente
en
caso
de
ausencia,
que
asumirá
la
responsabilidad
ordinaria
de
la
relación
con
el
equipo
asistencial
durante
todo
el
tiempo
de
duración
de
la
atención
de
su
proceso,
así
como
de
la
situación
de
ingreso.
n) A
que
se
le
dé,
en
términos
comprensibles
a
él
y,
en
su
caso,
a
sus
familiares,
información
completa
y
continuada,
verbal
y
escrita,
sobre
su
proceso,
incluyendo
diagnóstico,
pronóstico
y
alternativas
de
tratamiento.
o) A
no
ser
objeto
como
paciente,
sin
haber
otorgado
previamente
su
libre
consentimiento
por
escrito
y
conformado
por
el
médico
responsable
y
la
Dirección
del
centro
o
establecimiento,
de
procedimientos
de
diagnóstico
y
terapia
en
fase
de
experimentación
pero
debidamente
autorizados,
susceptibles
de
ser
empleados,
así
como
sus
resultados,
con
fines
docentes
o
de
investigación.
Estos
procedimientos
en
ningún
caso
podrán
implicar
riesgo
alguno
adicional
para
el
paciente
de
acuerdo
con
el
estado
más
avanzado
de
los
conocimientos
médicos.
56
p) A
la
libre
elección
entre
las
opciones
que
le
presente
el
médico,
siendo
preciso
el
consentimiento
previo
por
escrito
del
paciente
para
la
realización
de
cualquier
intervención,
excepto
en
los
siguientes
casos:
1) Cuando
la
no
intervención
suponga
un
riesgo
para
la
salud
pública.
2) Cuando
no
estén
capacitados
para
tomar
decisiones,
en
cuyo
caso,
el
derecho
corresponderá
a
sus
familiares,
y
en
el
caso
de
no
existir
éstos
o
no
ser
localizados,
comunicárselo
a
la
autoridad
judicial.
3) Cuando
la
posibilidad
de
lesión
irreversible
o
peligro
de
fallecimiento
exija
una
actuación
urgente.
q) A
negarse
al
tratamiento,
excepto
en
los
casos
señalados
en
la
letra
o)
del
presente
artículo,
debiendo,
para
ello,
solicitar
y
firmar
el
alta
voluntaria.
r) A
que
quede
constancia
por
escrito
o
en
soporte
técnico
adecuado
de
todo
su
proceso.
Al
finalizar
la
estancia
en
una
institución
hospitalaria,
el
paciente,
familiar
recibirá
su
informe
de
alta.
s) A
disponer
de
información
sobre
el
coste
económico
de
las
prestaciones
y
servicios
recibidos.
t) A
disponer,
en
todos
los
centros,
servicios
y
establecimientos
sanitarios
y
sociosanitarios,
de
una
carta
de
derechos
y
deberes
por
la
que
ha
de
regirse
su
relación
con
los
mismos.
Finalmente
se
expone
que
sin
perjuicio
de
la
libertad
de
empresa,
y
respetando
el
peculiar
régimen
económico
de
cada
servicio
sanitario,
los
derechos
anteriores
rigen
también
en
los
de
carácter
privado
y
son
plenamente
ejercitables.
Entre
los
artículos
séptimo
y
décimo
se
exponen
otros
derechos:
Artículo
7.-‐
Derecho
a
la
libre
elección
de
médico
y
centro
o
establecimiento
sanitario.
1. Respecto
de
los
facultativos,
servicios,
centros
y
establecimientos
del
Servicio
Canario
de
la
Salud
y,
en
su
caso,
de
la
Red
Hospitalaria
de
Utilización
Pública,
los
ciudadanos
tienen
los
siguientes
derechos:
a. A
la
libre
elección
de
médico
general,
pediatra
hasta
la
edad
de
14
años
inclusive,
tocoginecólogo
y
psiquiatra,
de
entre
los
que
presten
sus
servicios
en
la
Zona
Básica
de
Salud
o
en
el
municipio
de
su
lugar
de
57
residencia.
Reglamentariamente
se
podrá
ampliar
el
derecho
a
la
libre
elección
a
otras
especialidades
en
función
de
los
recursos
y
necesidades
de
la
ciudadanía.
Igualmente,
se
fijará
reglamentariamente
los
supuestos
excepcionales
en
que
los
ciudadanos
pueden
ejercer
su
derecho
en
el
ámbito
de
otra
Área
o
Zona
Básica
de
la
Comunidad
Autónoma.
Efectuada
la
libre
elección
y
aceptada
por
el
facultativo,
la
Administración
sanitaria
viene
obligada
a
la
adscripción
del
ciudadano
a
su
médico
sin
más
limitaciones
que
las
que
se
establezcan
para
garantizar
la
calidad
asistencial.
b. Al
libre
acceso,
en
las
condiciones
generales
de
organización
y
funcionamiento
de
los
servicios,
a
los
facultativos
del
Centro
de
Atención
Primaria
que
preste
servicio
en
la
Zona
Básica
de
Salud
de
su
lugar
de
residencia.
c. A
la
elección,
previa
libre
indicación
facultativa,
de
centro
o
establecimiento
sanitario,
de
entre
las
posibilidades
que
existan.
No
obstante,
la
efectividad
de
este
derecho
estará
en
función
de
los
siguientes
principios:
1) Optimización
de
los
recursos
públicos;
2) Disponibilidades
en
cada
momento
de
los
medios
y
recursos
del
Sistema
Canario
de
la
Salud;
3) Ordenación
eficiente
y
eficaz
de
los
recursos
sanitarios;
4) Garantía
de
la
calidad
asistencial.
2. Se
regulará
reglamentariamente
la
libre
elección
de
médico
general,
pediatra
hasta
la
edad
de
14
años
inclusive,
tocoginecólogo
y
psiquiatra,
los
cambios
en
la
elección
de
médico,
el
régimen
de
aceptación
por
éste,
el
tiempo
de
adscripción,
así
como
las
condiciones
de
ejercicio
de
la
libertad
de
elección
de
servicio,
centro
o
establecimiento
sanitario.
Artículo
8.-‐
Derecho
a
una
segunda
opinión.
Los
pacientes
de
los
centros
y
servicios
sanitarios
integrados
y
adscritos
al
Servicio
Canario
de
la
Salud
tienen
el
derecho
a
la
segunda
opinión
facultativa.
A
tal
fin,
reglamentariamente
se
regularán
los
procedimientos
de
obtención
de
información
suplementaria
o
alternativa
ante
recomendaciones
terapéuticas
o
indicaciones
diagnósticas
de
elevada
transcendencia
individual.
58
Artículo
9.-‐
Derecho
a
programas
y
actuaciones
especiales
y
preferentes.
Los
niños,
los
ancianos,
los
enfermos
mentales,
las
personas
que
padecen
enfermedades
crónicas
e
invalidantes
y
las
que
pertenezcan
a
grupos
específicos
reconocidos
sanitariamente
como
de
riesgo
tienen
derecho,
dentro
de
las
disponibilidades
en
cada
momento
de
medios
y
recursos
del
Sistema
Canario
de
la
Salud,
a
actuaciones
y
programas
sanitarios
especiales
y
preferentes.
Artículo
10.-‐
Derechos
específicos
de
los
enfermos
mentales.
Los
pacientes
que
por
razón
de
enfermedad
física
o
mental,
sean
considerados
incapaces
o
presuntos
incapaces,
en
el
sentido
que
lo
manifiesta
el
título
IX,
del
libro
I,
del
Código
Civil
y
que
están
ingresados
o
tuvieren
que
ingresar
en
un
centro
o
establecimiento
sanitario,
gozan
además
de
los
previstos
en
los
artículos
6
y
9,
de
los
siguientes
derechos:
a) Cuando
en
los
ingresos
voluntarios
desapareciera
la
plenitud
de
facultades
durante
el
internamiento,
la
Dirección
del
centro
deberá
solicitar
la
correspondiente
autorización
judicial
en
los
términos
regulados
en
el
artículo
211
del
Código
Civil,
debiendo
reexaminar
periódicamente
la
necesidad
del
internamiento.
b) Los
ingresos
forzosos
sólo
podrán
realizarse
de
acuerdo
con
el
artículo
211
del
Código
Civil.
Artículo
11.-‐
deberes
de
los
ciudadanos:
Los
ciudadanos
tienen
los
siguientes
deberes:
a) De
cumplimiento
de
las
prescripciones
y
órdenes
sanitarias,
generales
y
particulares,
sin
perjuicio
de
lo
establecido
en
el
artículo
6
en
sus
apartados
o)
y
p).
b) De
tolerancia
respecto
de
las
medidas
sanitarias
adoptadas
para
la
prevención
de
riesgos,
protección
de
la
salud
o
la
lucha
contra
las
amenazas
a
la
salud
pública,
así
como
de
colaboración
para
el
éxito
de
las
mismas,
especialmente
en
estado
de
necesidad.
c) De
usar,
cuidar
y
disfrutar
de
manera
responsable
y
conforme
a
las
normas
correspondientes
de
las
instalaciones,
servicios
y
prestaciones
del
Sistema
Canario
de
la
Salud.
59
d) De
respeto
a
la
dignidad
personal
y
profesional
de
cuantos
prestan
sus
servicios
en
el
Sistema
Canario
de
la
Salud.
e) De
observancia
de
las
normas,
así
como
de
lealtad,
veracidad
y
solidaridad,
en
la
solicitud,
obtención
y
disfrute
de
prestaciones
del
Sistema,
en
especial
las
aparejadas
a
la
baja
laboral,
incapacidad
para
el
trabajo
y
la
asistencia
terapéutica
y
social.
f) De
observancia,
como
paciente,
del
tratamiento
prescrito
facultativamente.
En
caso
contrario,
cuando
su
inobservancia
sea
jurídicamente
legítima,
debe
solicitar
y
firmar
el
documento
de
alta
voluntaria.
De
negarse,
la
Dirección
del
correspondiente
centro
sanitario,
a
propuesta
del
facultativo
encargado
del
caso,
podrá
dar
el
alta
forzosa.
Finalmente,
en
el
artículo
12
se
recogen
las
garantías
con
respecto
a
los
anteriores:
1. La
Administración
sanitaria
de
Canarias
garantizará
a
los
ciudadanos
información
suficiente,
adecuada
y
comprensible
sobre:
a) Los
derechos
y
deberes
en
el
Sistema
Canario
de
la
Salud.
b) Los
servicios
y
prestaciones
sanitarios
disponibles,
su
organización,
horario
de
funcionamiento
y
de
visitas,
requisitos
y
procedimientos
de
acceso,
uso
y
disfrute,
y
demás
datos
de
utilidad.
2. La
Administración
sanitaria
de
Canarias
garantizará
la
confidencialidad
de
toda
la
información
relacionada
con
el
proceso
de
los
pacientes,
así
como,
en
general,
toda
la
información
resultante
de
la
relación
de
los
usuarios
con
los
servicios
y
centros
sanitarios.
Igualmente
garantizará
el
uso
exclusivamente
sanitario
y
científico
de
la
misma.
Todo
el
personal
sanitario
y
no
sanitario
de
los
centros
y
servicios
sanitarios
públicos
y
privados
implicados
en
los
procesos
asistenciales
a
los
pacientes
queda
obligado
a
no
revelar
datos
de
su
proceso,
con
excepción
de
la
información
necesaria
en
los
casos
previstos
expresamente
en
la
legislación.
3. Las
infracciones
por
violación
de
estos
derechos
y
el
incumplimiento
de
los
deberes
estarán
sometidos
al
régimen
sancionador
contemplado
en
esta
Ley,
sin
perjuicio
de
la
responsabilidad
disciplinaria
del
personal
autor
de
la
misma.
60
4. Los
servicios,
centros
y
establecimientos
sanitarios,
públicos
y
privados,
deberán
disponer
y,
en
su
caso,
tener
permanentemente
a
disposición
de
los
usuarios:
a) Información
accesible,
suficiente
y
comprensible
sobre
los
derechos
y
deberes
de
los
usuarios.
b) Formularios
de
sugerencias
y
reclamaciones.
c) Personal
y
locales
bien
identificados
para
la
atención
de
la
información,
reclamaciones
y
sugerencias
del
público.
5. El
Gobierno
de
Canarias
favorecerá
las
condiciones
materiales
y
organizativas
necesarias,
para
el
ejercicio
del
derecho
a
la
participación
de
la
población
en
el
Servicio
Canario
de
la
Salud,
impulsando
la
creación
y
desarrollo
de
los
órganos
de
participación
que
se
establezcan.
6. En
la
Administración
canaria
habrá
una
unidad
administrativa
específica
denominada
Oficina
de
Defensa
de
los
Derechos
de
los
Usuarios
Sanitarios,
con
dependencia
orgánica
y
funcional
de
la
Consejería
competente
en
materia
de
sanidad.
Esta
unidad
estará
específicamente
encargada
de
atender
solicitudes
y
reclamaciones
de
los
usuarios
de
los
servicios
sanitarios.
61
7.-‐
CARTA
DE
LOS
DERECHOS
Y
DE
LOS
DEBERES
DE
LOS
PACIENTES
Y
USUARIOS
SANITARIOS
DEL
SERVICIO
CANARIO
DE
LA
SALUD.
El
Gobierno
de
Canarias
aprueba
mediante
la
Orden
28
de
febrero
de
2005,
la
Carta
de
los
Derechos
y
de
los
Deberes
de
los
Pacientes
y
Usuarios
Sanitarios
y
se
regula
su
difusión.
DERECHOS
1. Al
respecto
de
su
personalidad,
dignidad
humana
e
intimidad,
a
la
autonomía
de
su
voluntad
y
a
la
no
discriminación.
2. A
la
información
completa
y
continuada
sobre
su
proceso
(diagnóstico,
pronóstico
y
alternativas
de
tratamiento),
en
términos
comprensibles
para
él
y,
en
su
caso,
a
sus
familiares
o
personas
legalmente
responsables
y
al
respecto
de
la
voluntad
de
no
ser
informado.
3. Al
acceso,
con
las
reservas
marcadas
por
la
Ley,
a
la
documentación
que
integra
su
historia
clínica,
la
obtención
de
copia
de
sus
datos
y
a
que
los
centros
sanitarios
dispongan
de
mecanismos
de
custodia
activa
y
diligente
de
las
historias
clínicas.
4. A
la
confidencialidad
de
toda
la
información
relacionada
con
su
proceso
y
estancia
en
cualquier
Centro
Sanitario
de
Canarias.
5. A
disponer,
en
todos
los
centros,
servicios
y
establecimientos
sanitarios
y
socio-‐sanitarios,
de
una
Carta
de
Derechos
y
Deberes
por
la
que
ha
de
regirse
su
relación
con
los
mismos
y
a
la
formulación
de
Sugerencias
y
Reclamaciones,
así
como
a
recibir
respuesta
por
escrito
dentro
del
plazo
reglamentario.
6. A
participar
en
las
actividades
sanitarias,
a
través
de
las
instituciones
comunitarias
en
los
términos
establecidos
por
la
Ley.
7. A
la
información
suficiente,
comprensible
y
adecuada
sobre
los
factores,
situaciones
y
causas
de
riesgo
para
la
salud
individual
y
colectiva
y
sobre
los
servicios,
unidades
asistenciales
y
prestaciones
sanitarias
y
sobre
los
requisitos
necesarios
para
su
uso
y
acceso.
62
8. A
que
se
les
extienda
una
certificación
acreditativa
de
su
estado
de
salud,
que
será
gratuita
cuando
así
se
establezca
por
una
disposición
legal
o
reglamentaria.
9. A
la
promoción
y
educación
para
la
salud.
10. A
las
prestaciones
y
servicios
de
salud,
acorde
con
los
recursos
disponibles
del
Sistema
Canario
de
la
Salud.
11. A
obtener
los
medicamentos
y
productos
sanitarios
que
se
consideren
necesarios
en
los
términos
que
se
establezcan
por
la
Administración
General
del
Estado.
12. A
la
igualdad
en
el
acceso
y
uso
de
los
Servicios
Sanitarios.
13. A
la
libre
elección
de
médico
general,
pediatra
(hasta
los
14
años)
tocoginecólogo
y
psiquiatra,
de
entre
los
que
presten
sus
servicios
en
la
Zona
Básica
de
Salud
o
en
el
municipio
de
su
lugar
de
residencia.
14. A
la
elección,
previa
indicación
facultativa,
entre
los
Servicios
y
Centros
que
forman
parte
del
Servicio
Canario
de
la
Salud,
o,
en
su
caso,
de
la
Red
Hospitalaria
de
Utilización
Pública
de
acuerdo
con
los
siguientes
principios:
optimización
de
los
recursos
públicos,
disponibilidad
en
cada
momento
de
los
medios
y
recursos
del
Sistema
Canario
de
la
Salud,
ordenación
eficiente
y
eficaz
de
los
recursos
sanitarios
y
garantía
de
Calidad
Asistencial.
15. A
la
asignación
e
identificación
de
un
médico
(y
suplente
en
caso
de
ausencia)
que
asumirá
la
responsabilidad
ordinaria
de
la
relación
con
el
equipo
asistencial
durante
su
proceso,
así
como
de
la
situación
de
ingreso,
y
garantizará
su
derecho
a
la
información.
16. A
ser
advertido
y
autorizar
previamente
y
por
escrito,
los
procedimientos
que
se
realicen
cuando
vayan
a
ser
utilizados
en
un
proyecto
docente
o
de
investigación,
que,
en
ningún
caso,
comportará
peligro
adicional
para
su
salud.
17. A
la
libre
elección
entre
las
opciones
clínicas
disponibles,
después
de
recibir
la
información
adecuada,
siendo
preciso
el
consentimiento
previo
del
paciente,
para
la
realización
de
cualquier
intervención,
excepto
en
los
supuestos
legales
establecidos.
63
18. A
negarse
a
cualquier
tratamiento,
excepto
en
los
supuestos
legales
establecidos,
debiendo
para
ello
solicitar
y
firmar
el
Alta
Voluntaria.
19. A
revocar
por
escrito
su
consentimiento
previo.
20. A
la
constancia
por
escrito
o
en
soporte
técnico
adecuado
de
todo
su
proceso
y
a
recibir
su
informe
de
Alta
al
finalizar
la
estancia
en
una
institución
hospitalaria.
21. A
disponer
de
información
sobre
el
coste
económico
de
las
prestaciones
y
servicios
recibidos.
22. A
una
segunda
opinión
facultativa,
según
la
normativa
vigente.
23. A
programas
y
actuaciones
especiales
y
preferentes
(niños,
ancianos,
enfermos
mentales,
enfermedades
crónicas
e
invalidantes
y
las
que
pertenezcan
a
grupos
específicos
reconocidos
sanitariamente
como
de
riesgo).
24. A
derechos
específicos
de
los
enfermos
mentales:
a. Cuando
en
los
ingresos
voluntarios
desapareciera
la
plenitud
de
facultades
durante
el
internamiento,
la
Dirección
del
Centro
deberá
solicitar
la
correspondiente
autorización
Judicial,
debiendo
reexaminar
periódicamente
la
necesidad
de
internamiento.
b. Los
ingresos
forzosos
solo
podrán
realizarse
de
acuerdo
con
la
normativa
en
vigor.
25. Derecho
a
manifestar
por
escrito
sus
instrucciones
previas
sobre
los
cuidados
y
tratamiento
de
su
salud,
o
en
caso
de
fallecimiento,
el
destino
de
su
cuerpo
y
órganos.
DEBERES
1. Deber
de
cumplimiento
de
las
prescripciones
y
órdenes
sanitarias
conforme
a
lo
establecido
legalmente.
2. Deber
de
tolerancia,
así
como
de
colaboración
para
el
éxito
de
las
medidas
sanitarias
adoptadas
para
la
prevención
de
riesgos,
protección
de
la
salud
o
64
la
lucha
contra
las
amenazas
a
la
salud
pública,
especialmente
en
estado
de
necesidad.
3. Deber
de
responsabilidad,
conforme
a
las
normas,
del
uso,
cuidado
y
disfrute
de
las
instalaciones,
servicios
y
prestaciones
del
Sistema
Canario
de
la
Salud.
4. Deber
de
respeto
a
la
dignidad
personal
y
profesional
de
cuantos
prestan
sus
servicios
en
el
Sistema
Canario
de
la
Salud.
5. Deber
de
observancia
de
las
normas
y
veracidad
en
el
uso
de
los
recursos
y
prestaciones
del
sistema
(bajas
laborales,
incapacidad
para
el
trabajo,
asistencia
terapéutica
y
social...).
6. Deber,
como
paciente,
de
observancia
del
tratamiento
prescrito,
o
firmar,
en
caso
de
rechazo
a
las
actualizaciones
sanitarias,
el
documento
de
Alta
Voluntaria;
de
negarse,
a
propuesta
del
médico
responsable,
la
Dirección
del
Centro
podrá
dar
el
Alta
Forzosa.
7. Deber
de
facilitar
los
datos
sobre
su
estado
físico
o
su
salud
de
manera
leal
y
verdadera
y
de
colaborar
en
su
obtención.
65
8.-‐
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T.
L.
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21
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-‐ NIGHTINGALE,
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Notas
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enfermería:
qué
es
y
qué
no
es,
Barcelona,
Salvat,
1990.
-‐ POTTER,
V.
R.,
Bioethics:
bridge
to
the
future,
Nueva
Jersey,
Prentice
Hall,
1971.
66