Sei sulla pagina 1di 9

Toda la incierta ciencia de los hombres no es superior al conocimiento

inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que hay en mí.

Introducción ¿Qué podría calificarse


como un episodio psicótico
Existe una concepción psiquiátrica de la enfer- (trastorno afectivo)?
medad mental, que data de la época clásica de
Pinel, y se ha mantenido tradicionalmente hasta Véase a Freud, en
el presente, determinando el proceder clínico y .
de la mayoría de instituciones que ofrecen ser- Freud es un lugar común en lo que respecta a
vicios curativos. la clínica, el tratamiento, y el psicoanálisis. ¿Qué
dice del episodio psicótico? Nada. Hay entradas
Frente a esta tradición médica, el psicoanálisis en la psicosis, que es diferente.
antepone la teoría del sujeto del lenguaje, en lo
tocante a la psicosis, en contravía de la concep- Un episodio psicótico, de inmediato, remite al
ción de trastorno, imperante en el DSM (Diag- marco conceptual de la psiquiatría. La entrada
nostic and Statistical Manual of Mental Disor- en la psicosis remite al marco teórico del psi-
ders) y el CIE (ClasiÀcación Internacional de coanálisis, que considera la psicosis como una
Enfermedades) en sus últimas publicaciones. estructura. Con Lacan, la psicosis adquiere las
De tal modo que la concepción del padecimien- coordenadas de lo simbólico, lo imaginario y lo
to del psicótico, desglosado en ejes y criterios real, que, aunque anunciadas por Freud en sus
diagnósticos, donde el caliÀcativo del profesio- trabajos, no se llegaron a concretar en una for-
nal surge de la cantidad de síntomas psicóticos, mulación, estrictamente hablando.
pasando por alto las concepciones estructurales
del psicoanálisis, requiere una reÁexión que sin La psicosis se maniÀesta como una estructura,
duda incide en el tratamiento y pronóstico de que obedece entonces al lenguaje, o más bien es
los pacientes cuyo diagnóstico escuetamente es una estructura del lenguaje, que crea un real, que
“trastorno del afecto”, puesto que la farmaco- es el sujeto psicótico. Esto quiere decir que, se-
logía aglutina en sus categorías de intervención gún las coordenadas que establezca el lenguaje,
a los pacientes que ostentan estos caliÀcativos. la estructura misma creará un sujeto del lenguaje
mismo. A este se aplica, de acuerdo con Lacan,
La masiÀcación resultante de dichos procesos el tríptico IRS (imaginario, real, simbólico), otro
de intervención psiquiátrica y farmacológica lugar común en psicoanálisis, que debe empe-
hace perentorio el debate sobre la teoría de la zar a tener, o tendrá todavía más, resonancia en
psicosis, desde el psicoanálisis, y del trastorno, la epistemología. Entonces la psicosis deviene
desde el lado funcionalista. como una estructura generadora de un real, el
sujeto de la psicosis, o el sujeto psicótico. Re- analítica, sostenida por el Círculo de Viena de
cuérdese que lo Real, según Lacan, es aquello Schlick, Carnap, Neurath (citados por Pitter y
que precisamente está excluido de la realidad. Rincón, 2002) y otro etcétera largo, que se basa
Aquello que siempre se resiste a la signiÀcación, en la contradictoria interpretación de la senten-
y que por consiguiente es elusivo con respecto a cia aristotélica que deja por sentado que no hay
la palabra. Es lo que no se puede nombrar. Va- conocimiento que no pase por los sentidos.
liéndose del tríptico IRS del citado autor, Žižek
(2006) plantea el problema de lo Real-Imagina- Lacan (citado por Žižek, 2001) señalará, hege-
rio y lo Real-Simbólico, donde la imagen, por lianamente, lo imaginario trascendental, primi-
un lado, y la palabra, por el otro, se hacen reales. tivo, que deviene a partir de la formación de
Lo imaginario cuando se torna real es aterrador, objetos parciales, como había dejado sentado
del mismo modo que lo simbólico, en tanto que Freud. Ese imaginario, primigenio, de objetos
son de cualquier modo innominables. Expresio- parciales, los rompe y los une. De la discusión
nes cinematográÀcas o voces “irreales” son mo- entre Kant y Hegel se puede extraer que lo
dos de defensa frente a algo que permanece allí, imaginario es una facultad de algo superior, el
y de por sí, es aterrador. En este sentido, véase entendimiento. Pero el entendimiento es tras-
la obra reciente de Slavoj Žižek (2005) Bienve- cendental o, en último término, también vacío.
nidos al Desierto de lo real. Simplemente el entendimiento llega a sintetizar
y/ o fracturar los objetos, bien sea que estos al-
¿Qué matices tiene la relación cancen o no la totalidad. En ambos casos, aná-
del psicótico con el lenguaje? lisis y síntesis, la operación es violenta. Desde el
psicoanálisis, no lo es menos.
Hay que empezar por la dimensión imagina-
ria, la más primitiva, estudiada como objeto de Melanie Klein señalaba esto claramente en sus
la psicología Gestalt, tomada como objeto de teorías en que el bebé ocupa posiciones en re-
reÁexión por Baudrillard (1991), Castoriadis ferencia a la madre, objeto primordial, con el
(2002), Deleuze (1985), y un largo etcétera, y que se desarrollan relaciones destructivas, mor-
constituyendo un verdadero atolladero para los tíferas, atenuadas por el lenguaje que sujeta a
Àlósofos, de acuerdo con Slavoj Žižek (2001), la susodicha madre. La relación objetal en sí
desde Aristóteles y Platón, hasta Hegel, Kant, misma, violenta en sus operaciones de análisis
Heidegger, entre otros. y síntesis, tiene su correlato en el problema del
deseo. El hombre es fruto del deseo de otro.
Para Freud, la dimensión imaginaria es el mun- Ese otro establece una relación imaginaria con
do de la relación de objeto, la relación especu- el neonato, es decir, hay una inÁación de lo ima-
lar, en que, por identiÀcación, el Narciso ausen- ginario materno cuando se concibe el niño, o
te deviene y se reÁeja en el otro, a la vez que incluso puede haber un déÀcit. El exceso que
constituye su propio reÁejo. En ese plano, se genera el deseo materno, deseo del otro, con
desarrolla incluso una vertiente del psicoanáli- relación al adviniente, es un poderoso motor de
sis, con marcajes empíricos, liderada por Hart- la angustia. Así que esa brecha entre el deseo
mann en su inclusión a la psicología general. del otro y un a priori, el niño real, genera otro
real, desemboca en un real imaginario que es
Lo imaginario, además, en Àlosofía, constituye el niño. Ese niño está traumatizado, en su ori-
una corriente que fundamenta la ciencia posi- gen mismo, por el deseo del otro, situado en la
tiva del siglo XX, la ciencia fáctica, empírica y dimensión imaginaria como dimensión primor-
dial generadora de la realidad, en la medida en En el segundo caso, es la palabra como real en sí
que la acción del signiÀcante que se instaura en mismo, palabra generada como real por la pala-
lo real lleva al niño a establecer límites, es de- bra misma, en su límite, que no logra capturarla.
cir, a fracturar y sintetizar el objeto primordial a La palabra también tiene, como revelan algu-
medida que avanza en la creación de una teoría nas psicosis, una dimensión innominable. Este
sexual, de una teoría del cuerpo, de una teoría problema de la estructura del lenguaje, que es el
de primera generación. Entonces, la acción del problema de la realidad, adquiere matices extre-
lenguaje, que es la instauración del signiÀcan- madamente complejos para el Lacan que dirigió
te en lo real, es establecer coordenadas para el su Seminario 23, “El Sinthome” (2008) en que
Áujo del deseo, Áujo traumático en tanto que el muestra varios posibles anudamientos borro-
deseo emerge en la brecha entre la necesidad y meicos. ¿De qué modo es esto trascendental en
la satisfacción, devenir que se engancha al pla- la presentación de un “episodio psicótico”?
cer y a su exceso, el goce.
En primer lugar, cuando se opera en la dimen-
Podría decirse que este imaginario trascenden- sión imaginaria, donde se ubican las lógicas
tal crea al niño, y en la contradicción dialéctica aristotélicas, empiristas, racionalistas-fácticas,
entre lo inÀnito y lo Ànito, el niño crea imagi- surge un episodio psicótico agudo, del que se
nariamente el mundo. La palabra, a la cual que- buscan, en vano, las causas orgánicas o Àsio-
da enganchado el infante, estructura al sujeto. lógicas. En este fallo, aparece la farmacología,
Ese sujeto, esencialmente vacío, se reviste de disciplina que se esmera en cerrar la brecha…
las formas imaginarias que se desprenden de la de modo imaginario. Por los efectos del fárma-
estructura del lenguaje. Esto es, el sujeto vacío co, se dictamina una oscura terapia, que habi-
queda imaginado, y ese imaginario aparece con tualmente desemboca en la contraparte de la
el lenguaje, que además es portador de lo sim- tranquilidad del buen ciudadano que paga sus
bólico, o de aquello que es capaz de limitar lo impuestos y se alimenta de la ideología.
imaginario en el signiÀcante.
En suma, desde una dimensión imaginaria, el
El signiÀcante en lo real entonces cumple con deseo Áuye ligado a la dialéctica de los objetos,
ordenar, de acuerdo con el deseo del Otro, del produciendo como efectos las complejas des-
gran otro de la cultura, el deseo del otro, la ma- cargas pulsionales. Se cree incluso que, después
dre. Y sin embargo, es preciso señalar que el de todo, el electrochoque es terapéutico por sus
signiÀcante en lo real abruma por cuanto está efectos orgánicos y Àsiológicos, más allá del
en lo real. Es el borde del lenguaje, y es el borde juego del deseo entre el psiquiatra y su loco, o
del deseo. Es aquello innombrable que no por entre el equipo, el y el “trastornado”. Pero
ser innombrable no se maniÀesta. La dimen- bien, esto ya se ha trabajado en escritos anterio-
sión real del signiÀcante y lo real del lenguaje res (Rodríguez, 2006, 2007; Báez et ál., 2008),
no deben ser confundidos. en que se recorre la experiencia de la psiquiatría
con la locura; es decir, una experiencia del len-
En el primer caso, se está hablando del sujeto, guaje con el lenguaje.
que emerge en la medida en que la palabra que
horada lo real lo hace emerger como el vacío En otras palabras, cuando se habla de la psico-
intolerable, que requiere la investidura de lo sis, se habla de un lenguaje que recubre al loco,
imaginario y el referente simbólico para ser en desde la psiquiatría hasta el psicoanálisis. Sin
el mundo de la realidad cotidiana. embargo, el lenguaje del psicoanálisis procura
hacer visible al loco, deshaciendo el fantasma, Ya se ha advertido, desde Hegel y Kant, de lo
o más bien, atravesando el fantasma que se violento de la imaginación trascendental, atolla-
tiende en su entorno, y que habla. Bien dice dero vertiginoso que sintetiza y analiza los obje-
Lacan (citado por This, 1978), sobre el discur- tos, constituyente o resultado del entendimien-
so universitario, que no produce fantasma. La to. Lo simbólico, que tomado ilimitadamente
razón para ello es que el saber diluye el fantas- también es traumático, en tanto que constituye
ma. Operación que surge de movilizar al sujeto un inaccesible, como código absoluto (v. g., un
de una posición, de un lugar, propio de una idioma desconocido aunque se conozcan todas
estructura discursiva. Esta es la de la realidad, las letras, las fórmulas de la física cuántica, in-
claro, la realidad del discurso, pero del discurso comprensibles para los físicos mismos, aunque
que se desprende de una estructura fundamen- las hagan funcionar, etc.) al cual se obliga el ac-
tal que es la neurosis. ceso; sin embargo, es la frontera de lo imagina-
rio y lo real. Estos tres términos borromeicos
Aquí entonces se trata de la neurosis que habla se acotan respectivamente en el punto en que
sobre la psicosis, y pocas veces la deja hablar. encajan y se anudan, punto de encaje en discu-
Se trata entonces de la palabra del Amo que sión en el psicoanálisis lacaniano (Lacan, citado
obnubila la psicosis y su sujeto. De allí que los por This, 1978; Lacan, citado por Jasiner, 2007).
textos que producen los psicóticos reconoci-
dos tengan un valor solamente apreciable por La psicosis, básicamente, es un desencadena-
el psicoanálisis. Algunos ejemplos los propor- miento, un desanudamiento que libra al sujeto
ciona Soler (2007), otros Sechehaye (1958), y a lo ilimitado, por una falla en el signiÀcante en
el clásico de la psicosis, el mismo Schreber (ci- lo real. Las coordenadas propias de la estructura
tado por Lacan, 2004), que fundamentó la tesis del lenguaje pierden su lugar y lo que queda son
freudiana de la psicosis, y el trabajo de Lacan, dimensiones de límite incierto. Aquí se podría
reÁejado en estas páginas. hablar de la entrada en lo real, de la entrada en
el delirio, de la entrada en el código, diferentes
Sin embargo, a la luz de la experiencia, pare- tipos de locuras dependiendo de a dónde lo “re-
ciera que la ciencia tiende un fantasma sobre mite” el signiÀcante en falla. La lectura que hace
la psicosis, más por estar ubicada en la dimen- Lacan de Hegel (citado por Žižek, 2001), el He-
sión imaginaria que por déÀcit de sus métodos. gel que presenta una tesis dialéctica, histórica, es
En este sentido, Husserl (citado por Rodríguez, la tesis de lo real que deviene entendimiento, y
2009) hace una demoledora crítica del positivis- que lleva a Hegel a terminar con la historia, en
mo fáctico-racionalista, que asocia los eventos tanto que lo real se piensa a sí mismo y se des-
que mira, pero que no puede atravesar, preci- cubre en el entendimiento. El Ànal de la historia
samente por tratarse de meras asociaciones hegeliana es el devenir del entendimiento, o el
(extraer teoría de los hechos es hacer brotar paso del “en sí” al “para sí”, que se traduce en el
agua de la piedra pómez, aÀrmaba el Àlósofo). efecto de la palabra sobre lo real, siendo la pala-
Al contemplar la estructura de la realidad (del bra real que se repliega sobre lo real, es decir, en
lenguaje), el psicoanálisis señala lo imaginario último término, lo real a través de la palabra se
como una dimensión que incide marcadamente pliega y se repliega sobre sí mismo.
en la estructuración del sujeto, pero cuya fun-
ción es investirlo. Inaccesible, por su condición Esto hablaría de lo inconsciente de la historia,
real, vacía, el sujeto queda sustancializado por la cual termina para Hegel en el momento de
lo imaginario, concebible, pero tenebroso. con-ciencia de sí y para sí. Por aquí habría quizá
una discusión fructífera sobre la tesis marxista El lenguaje, producto de lo real, es lo mismo
del Ànal de la Àlosofía, con su realización. Pero que lo obtura, o, invirtiendo la fórmula, la reali-
eso es harina de otro costal. dad es evanescente, por cuanto lo mismo que la
constituye es aquello que la amenaza y, al Ànal,
De lo real surge la ex-sistencia lacaniana. Ya los que la destruye.
Àlósofos presocráticos habían advertido que la
separación de los seres del devenir constante Lo real, en su devenir sin espacio tiempo, devie-
del ser implicaba la violenta contradicción de la ne sin embargo movimiento que desemboca en
existencia. Platón (citado por Žižek, 2001) veía categorías de lo imaginario que se anudan a lo
la prisión, la cárcel del cuerpo habitada por el simbólico, vuelven y constituyen un real, pero
alma, alma que habría de volver, con la muerte, no dejan de ser formas en que lo real aparece
al mundo de las ideas, formas perfectas. Esta sobre sí mismo. ¿Qué tiene que ver esto con el
idea fundamenta de cierto modo lo real hegelia- episodio psicótico? ¿Con el trastorno afectivo?
no, un real que deviene imaginario, de manera
primordial, y que, al entrar en esa dimensión, el La respuesta es: estas categorías, si bien perte-
ser que imagina ya requiere de una facultad para necen a un código, a lo simbólico, se fundan
concebir lo que el propio real ha creado, como en lo imaginario. Se fundan en lo que Husserl
un pliegue sobre sí mismo. (citado por Rodríguez, 2009) criticó del posi-
tivismo, su asociacionismo, y su incapacidad
El atolladero de la imaginación trascenden- esencial para determinar las causas. En suma,
tal, tratado con erudición y agudeza por parte crear un imaginario a partir de una verdad que
de Slavoj Žižek en El espinoso sujeto (2001), no puede ser más que atribuida por la mira-
muestra la teoría hegeliana de lo real que devie- da ciega del investigador. Enceguecidos, pues,
ne imaginario, y en el momento del surgimiento por su propia mirada, los positivistas asocian,
de la palabra, cuando lo real habla, desencadena y crean un código que es simbólico, y que, en
lo simbólico, lo ausente. Entonces, en un deve- tanto que se trata de una expresión del pensa-
nir, lo real ya no es real. El lenguaje, en el replie- miento formal (categoría también positiva), es
gue de lo real, ya conduce al sujeto a ex-sistir. El un código para no pensar, o, como decía Lacan,
recorrido de Hegel por la historia termina con la ciencia no piensa (2004).
el propio Àlósofo, quien encarna la conciencia
de sí, el momento en que lo real en sí deviene Si bien los postulados cientíÀcos insisten en la
para sí, en el acto de conciencia, en el acto de revisión crítica de sus propios principios, a los
lenguaje, en último término. cuales está dispuesta a renunciar en favor de la
evidencia, la ciencia positiva no renuncia a la
En Freud (1973), este movimiento es el del pa- evidencia. Innegablemente, el mundo que ha
ciente en su clínica psicoanalítica, que se verá creado la ciencia es otro, diferente al mundo
seriamente objetada en tanto que clínica con de la religión o el mito, pero, Ànalmente, no se
la Psicopatología de la vida cotidiana (1975). diferencia de sus parientes en lo esencial: bus-
En este texto una crítica esencial viene a ser la can evidencias. Demuestran empíricamente la
misma que aparece en El malestar en la cultura verdad, que, por estar situada como proceso y
(1970a), donde la tesis radical es que el ser hu- producto de lo imaginario, se puede demostrar.
mano civilizado está enfermo, básicamente, de Así que la vieja crítica a los positivistas, que a
lenguaje. Esto es llevar a Hegel a sus últimas su vez son religiosos y míticos, se basa en que
consecuencias, ya en el terreno de la psicología. cualquier cosa se puede demostrar. En con-
secuencia, demuestran con estudios clínicos Así que el DSM, que habla del trastorno, ne-
que los episodios psicóticos existen, y que son gando lo mental, termina aÀrmándolo en su
tratables a partir del fármaco. Introducen los carátula, en su presentación. En una parodia
cientíÀcos en la clínica de la psicosis, o gracias “Žižekiana” es la enfermedad mental 1, sin
a la psicosis, el fármaco, con toda una teoría alto contenido de enfermedad, lo que la hace
cientíÀca que lo despoja de sus connotaciones por los fármacos.
culturales, mitológicas y religiosas. Donde an-
taño campeaban las iluminaciones y los con- Obviamente, la industria farmacológica tiene
tactos con divinidades y demonios, se impo- un gran éxito en el mercado. En la otra orilla, la
nen, sin total convicción después de todo, los orilla marginal, de la cultura popular, y la “fran-
síntomas que han de asociarse positivamente ja psicótica”, el residuo social, el uso de fárma-
en los ejes del DSM, para catalogar un tras- cos es igualmente extendido, y a pesar de las
torno. El manual de diagnóstico y tratamiento guerras antinarcóticos, herederas de la “guerra
de las enfermedades mentales (2002) conserva del opio”, es un mercado negro que se mantie-
como una pieza de museo el logo de “enfer- ne. ¿Por qué?
medad mental”. Es un catálogo en el que la
enfermedad mental ya no existe, o existe sin Los códices cientíÀcos ya han arrojado ríos de
ser, pues ahora no hay gente enferma sino tras- tinta a los mares del paradigma positivista, ima-
tornada. Tal vez como efecto de los estudios ginario, que a pesar de dar vueltas sobre lo his-
de los psicólogos norteamericanos que plan- tórico, social y afectivo, del conocido enfoque
tearon las consecuencias de la etiquetación, el bio-psico-social, termina negando estas tesis
argumento del DSM de cambiar su perspecti- para Ànalizar con una práctica administrativa de
va “mentalista” por una más funcionalista, sin la salud, en que el colofón es… la formulación
embargo, experimenta un esguince. de fármacos.

Fundamentalmente, lo que se evita a toda costa En el lado de la cultura popular, “la maldad es
es lo real, que, sin embargo, está en el borde de buena”, es decir, no se puede salir de un mundo
la teoría o más bien la práctica funcionalista. opresivo y estéril de la cotidianidad, más que a
Slavoj Žižek (2006, 2008) ha señalado insis- través del fármaco, la droga. Ulises Cruz Gra-
tentemente este problema. Cuando se esgrime nados (n.d.) ha realizado un juicioso estudio de
una visión del mundo, ese mundo crea un real, cómo los adictos a las drogas fundan su socie-
pero es a la vez un pliegue de lo real sobre sí dad en categorías derivadas de la relación ima-
mismo, que hegelianamente contiene su propia ginaria con el fármaco. “Enloquecerse” es una
negación. El gran problema del lenguaje, de operación consistente en consumir una droga,
acuerdo con Žižek, es que a la vez que aÀrma, droga que otorga experiencias distintas de es-
niega, y lo negado termina retornando en lo pacio-tiempo, que se corresponden con los sig-
real o en lo simbólico. Es el viejo mecanismo niÀcantes en lo real de los consumidores. ¿
de la represión, tratado fundamentalmente por ? Por supuesto que no.
Freud como una renegación. Lo rechazado de
la conciencia reaparece nuevamente, porque al La operación del mercado es la operación me-
Ànal forma parte de lo que rechaza. Es la natu- Àstotélica, por cuanto la vida estéril del cum-
raleza superyoica del lenguaje, cuyo contenido
simbólico aÀrma y niega a la vez lo aÀrmado, 1 Lite (inglés): Diet food or beverages. (Wikipedia, The
Free Encyclopedia). Dieta o bebida baja en calorías.
para terminar en lo imaginario, en el .
(Nota del autor).
plimiento de las normas, ligada a la represión, guos que vuelven a tener lugar con la New Age.
deviene ya en un “para sí”, un “darse cuenta” El signiÀcante fármaco, que se introduce de
que, Ànalmente, desemboca en que lo que vale diversas maneras, revela mil caras cuando usa al
la pena no es ser social, normativo, sino un con- consumidor para aparecer en el mundo que él
sumidor de placeres. Aunado el “para sí” del mismo ha creado. Librado a lo imaginario-ima-
consumo con el “para sí” de la ciencia, la sub- ginario, donde el objeto se puede descoyuntar
jetividad actual, como se planteara en Réquiem para volver a “yuntarse”, a juntarse, violenta-
por un sueño, desemboca en el acceso al deseo mente, placenteramente, gozosamente, donde
del Otro, cuyo mandato es gozar. Gozar de lo la realidad adquiere otros matices, donde el ojo
que se puede consumir, y vivir como un rico, cambia de perspectiva, forzado por el fármaco,
así no se detente esta condición. Para suplir esta forzado por un real que se produce a sí mismo,
falta, el banquero tiene a disposición del em- el consumidor se vuelve vehículo del delirio.
pleado pobre de los ricos, créditos fáciles tipo
Casa Arana. En ocasiones, el recorrido por la revelación
del fármaco adquiere genialidad: Michaux, Ar-
Pues bien, volviendo al problema del “episodio taud, Baudelaire, Poe, Graves. Como solía decir
psicótico”, ya hay un recorrido para aÀrmar lo Freud, los literatos tienen la costumbre de saber
que está negado tras esos signiÀcantes. Como más que lo que sabe el cientíÀco. Algo olvidado
episodio, se ha requerido de la ciencia misma por este último: en el rito, el fármaco no solo
para así caliÀcarlo, y como psicosis, se está ha- actualiza el mito, sino que revela al chamán un
blando de algo que está negado en el DSM y su saber, lo ilumina, en un satori. Las viejas cul-
Àlosofía de que la enfermedad mental, después turas se sostuvieron sobre la revelación de la
de todo, no existe. La psicosis se nombra como verdad, algo que, por déÀcit del espíritu, apa-
trastorno… o sea, como un volver, como un rece ligado a los espíritus. Sin conceder razón
retorno, como lo que vuelve. Lo negado de mil a la mitología o a la religión, sus actuales pa-
modos por la ciencia, desde que Freud abrió radigmas han renunciado al fármaco, como en
la boca para ser hablado por lo inconsciente, el caso del cristianismo. En la religión azteca,
aparece de nuevo en lo que se pretende negar. un dios análogo al cristiano, Tláloc, es devora-
Retornan los afectos, o los aprendizajes “ne- do ritualmente por el creyente. En el marco del
gativos”. La parafernalia es historia personal, tabú de devorar niños, históricamente, demues-
familiar y social, como buenos psicólogos de tra Robert Graves (2007) que originariamente
DSM, de manual. La luz al Ànal del túnel la pro- el niño es un hongo alucinógeno, que revela la
porciona, al amparo de la ciencia, el neuro… voluntad del dios.
Aquí lo importante es el preÀjo. Ya hay suÀ-
ciente prestigio con ser neurólogo, neuropsi- Es dudoso que el cristiano joven actual sosten-
cólogo, psicoÀsiólogo, y bueno quizá hay otras ga la creencia que come el cuerpo de Cristo y
profesiones más que, a pesar de la psicología, bebe su sangre. Pero es la moda posmoderna,
solucionan el problema en una dimensión que religión sin dios, ateísmo deísta, etc.; en cual-
siempre han pretendido real, sin darse cuenta quier caso, hay que ser moderados para ser de-
que es imaginaria. mócratas, dirá entre líneas Žižek. Pues bien, el
episodio psicótico, siguiendo con el discurso, se
La nueva religión cientíÀca proporciona conte- nutre de estos signiÀcantes. Hegel, citado por
nidos delirantes en que sus evidencias se mez- Žižek, vuelve a señalar lo violento del análisis o
clan con el Dios y el Demonio y los dioses anti- fractura de los objetos, y su síntesis, en la imagi-
nación. Como vía del signiÀcante, lo imaginario importancia para alternar con la democracia y
no está exento de lo real. La pasión bulle en lo el capitalismo, modelos hegemónicos que, por
imaginario, pero es indispensable al entendi- serlo, son contradictorios con sus propios pos-
miento. Constituye lo inmediato, la percepción, tulados. En educación, por ejemplo, se privile-
aquello que aparece a los sentidos engañando (el gia la repetición, y se introduce a un ser muerto
demonio de la perversidad, de Poe) a Descartes en el aula. Este solamente puede vivir en un
(1992), a pesar de cuya advertencia la ciencia se acto de voluntad de poder, en un devenir del
monta sobre el postulado aristotélico que reza cual está sujeto. Quizá el aula funcionó bien en
que no hay conocimiento que no pase por los los tiempos de los primeros Àlósofos, pero aho-
sentidos, cuya interpretación es ambigua, pues ra es una ideología como la internet.
para la ciencia, que rechaza lo aparente, lo evi-
dente, se funda sobre lo rechazado: lo evidente. La locura, la psicosis, es una estructura, un len-
guaje que deviene, en el que se revelan, quizá
La investigación cientíÀca positivista se entien- más crudamente que en la neurosis (la vida
de como la postulación de axiomas derivados social, cotidiana), las vicisitudes de lo real que
del acopio de evidencias… se basa en la expe- deviene imaginario y simbólico y se anuda de
riencia… experimentación. Lo que se ausenta diversos modos.
es lo que ha engendrado lo imaginario y lo sim-
bólico: el sujeto. Reaparece, por ser real, a pesar Tratar la psicosis como un episodio, como un
de todos los esfuerzos por suprimirlo. Sus seña- trastorno, constituye un esfuerzo reÀnado de la
les se revelan en las fracturas discursivas, en los negación, de la dominación a través de la ideo-
parches imaginarios que encubren lo real. logía, de algo sumamente molesto al confort
que ofrece el capitalismo; quizá un goce que
Por ello existe una diferencia radical en la con- excede el mandato de goce del Otro, que es el
cepción del episodio psicótico, el trastorno consumo. Jairo Báez (ídem) advierte que, des-
afectivo, y la psicosis. pués de todo, la apuesta lacaniana en el análisis,
atravesando el fantasma, es que no hay Otro,
El modo como estos signiÀcantes establecen o el Otro es uno mismo. Así que hace apare-
las coordenadas de la realidad es diferente, y cer un signiÀcante en lo real, radical por todo
producen mundos distintos, en tanto que con- lo que implica: la responsabilidad del sujeto (y
cepciones distintas. La democracia pide que la muerte de Dios nietzscheana). Esto desem-
estas concepciones se respeten, sin discusión boca en adueñarse, hasta donde el límite que
alguna. Žižek ha recuperado la discusión, pues logra instaurar el sí mismo frente a lo ilimitado,
una psicología sin sujeto es el equivalente a una del deseo… responsablemente. Deshacerse de
psicología sin objeto, camino que ha recorrido Dios es tomar la responsabilidad del acto, a pe-
ya Jairo Báez (participante del Grupo de los sar de la voluntad del Otro.
jueves, reunión de estudio integrado por varios
docentes de diferentes universidades, llamado Frente al consumo, el imperativo del capitalis-
también irónicamente ¿Cuál Grupo?) en sus in- mo, que ofrece dosis insospechadas de Nueva
numerables comunicaciones personales. Era, el psicoanálisis opone la responsabilidad
del sujeto. Algo real (imposible), que opone
Tener en cuenta lo dicho en este escrito, frente otro imperativo, la responsabilidad (imposible).
a las diferentes formas que adquiere el malestar Esto es, atreverse a ser elegido por la implica-
en la cultura, en sus diversos campos, es de vital ción de las propias palabras. Con el psicótico,
apostando a lo imposible, se trata de escuchar El síntoma hace al sujeto, y a la vez que crea
sus palabras, si bien no hay lugar para el analista el malestar, se sostiene en el goce. El trabajo
en la psicosis. De cualquier modo, en el mundo analítico en la psicosis, particularmente, seña-
de la ciencia tampoco hay lugar para el analista. la al síntoma como nudo de la realidad, y a
su supresión como nociva para el sujeto. La
A modo de conclusión propuesta del psicoanálisis, frente al aparato
ideológico, es el reconocimiento de las contra-
La concepción del malestar cultural, nombrado dicciones causantes del malestar cultural, con-
por el positivismo lógico imperante en las cate- tradicciones del sujeto que al ser eliminadas
gorizaciones del DSM-IV-TR, y en las versiones por la farmacología simplemente se deslizan
del CIE, utilizadas regularmente en los contex- hacia la sujeción a la ideología.
tos relativos a la salud mental por los profesio-
nales de las ciencias de la salud, como trastorno, El peligro: seres , vacíos, sin compromiso
implica un tratamiento del síntoma, cuya elimi- social, profundamente narcisistas, muchas ve-
nación es la meta del funcionalismo. El costo de ces cínicos, sin dejar lugar para el otro, para el
esta operación ideológica es la salud misma del prójimo. Como efectos de la crítica del psicoa-
sujeto, en tanto que se suprime de la ecuación. nálisis, el devenir de la cultura posmoderna que
se deÀende de lo contradictorio con discursos
El profesional de la salud, agente ideológico, uti- aterradores, en defensa de las instituciones y
liza como argumento su recurso a una ciencia en detrimento de los sujetos. La defensa más
que no piensa, que está deÀnida y que ordena elaborada del Establecimiento radica en el im-
en recetarios los síntomas catalogados por los perativo de gozar de las ofertas del capitalismo.
grupos de estudio que integran la comunidad La resistencia del psicoanálisis versa sobre la no
“que piensa”. El psicoanálisis aparece como una eliminación del malestar en la cultura, pues lo
postura crítica frente al síntoma, mostrando su que está en juego es el sujeto mismo.
esencia estructurante de la realidad subjetiva.

Potrebbero piacerti anche