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Tipos de ondas

http://www.info7.mx/internacional/conoce-los-tipos-de-sismos-y-su-medicion/1955411

Escala para medir sismos


https://es.wikipedia.org/wiki/Escalas_de_magnitud_s%C3%ADsmica

Licuefacción de suelo
https://es.wikipedia.org/wiki/Licuefacci%C3%B3n_de_suelo
LA RESPUESTA SÍSMICA DE LOS SUELOS
Evidencias del efecto local

Méjico (1985) Un ejemplo de la amplificación de la señal sísmica se produjo durante el terremoto


de Méjico de 1985. Este terremoto se caracterizó por una magnitud de 8.1. El seísmo provocó
daños severos en edificios altos y lo que es más remarcable, a una distancia epicentral alta
(alrededor de 300 km). Por este motivo ha sido muy estudiado en ingeniería sísmica. Las
características del movimiento se pueden resumir en: gran amplificación a períodos largos, larga
duración y períodos predominantes claramente definidos. La ciudad de Méjico está situada en
el valle de Méjico, de 20 km de ancho y 1.5 km de profundidad. La cuenca del valle está
constituída por rocas sedimentarias de edad Mesozoica y está relleno de rocas volcánicas
Cuaternarias y Terciarias, y depósitos lacustres y aluviales Cuaternarios, y de una capa de arcilla
de potencia variable, entre 30 y 70 m, extremadamente blanda. El subsuelo de la ciudad de
Méjico se dividió en tres zonas (fig. 3.1): la zona de la colina (Hill Zone), la zona del lago (Lake-
Bed Zone) y la zona de transición (Transition Zone). La zona del lago está constituida
geológicamente por una arcilla blanda y la zona de colina por rocas volcánicas Cuaternarias y
Terciarias volcánicas (figs. 3.1 y 3.2

San Francisco (1906, 1989)

Un estudio de daño sísmico realizado en la ciudad de San Francisco llegaba a la conclusión, ya a


principios del siglo pasado, que la cantidad de daño producido por un terremoto dependía del
carácter geológico del suelo principalmente y que cuando la sacudida se producía en la roca
sólida producía daños pequeños y en cambio los daños eran mayores sobre suelo [62]. La bahía
de San Francisco se sitúa en una zona de alta sismicidad por lo que constituye el entorno ideal
para el estudio de la respuesta sísmica del suelo in-situ. Se localiza en un valle de orientación
noroeste-sudeste y está limitada por dos fallas activas, la falla San Andreas y la falla Hayward,
que constituyen los margenes de la bahía oeste y este respectivamente.
Efectos inducidos
Los efectos inducidos por un terremoto son fenómenos que suelen producirse durante o
después de un terremoto. Las roturas de taludes, caídas de rocas y otros deslizamientos así
como la licuefacción son efectos inducidos. Algunos autores consideran estos fenómenos como
una de las categorías de los efectos locales [67], pero en general se estudian aisladamente. Un
terremoto induce en el suelo condiciones no drenadas, es decir, debido a la aplicación de la
carga cíclica y rápida como la que constituye un seísmo se produce un incremento de la presión
en los poros entre las partículas que puede provocar que las tensiones efectivas tiendan a cero,
es decir, se produce una pérdida de la tensión en el contacto entre las partículas. Esto provoca
una transformación en el estado del suelo, ya que adquiere la forma de una suspensión. Este
fenómeno se llama licuefacción y se produce principalmente en suelos arenosos saturados.
También se ha observado este fenómeno en suelos cohesivos, pero requiere de una mayor
energía para producirse, gracias a que la cohesión los previene frente a la licuefacción. El
potencial de licuefacción depende de dos factores: la naturaleza de la sacudida (intensidad y
duración del terremoto) y de la susceptibilidad del material a licuefactar. Este fenómeno induce
daños severos en estructuras, edificios y líneas vitales (infraestructuras de transporte de
personas, distribución de mercancías y telecomunicaciones). Por lo tanto, la zonación de la
licuefacción es uno de los aspectos vitales para la reducción del daño sísmico.

Asimismo las roturas de taludes durante los terremotos son frecuentes y también inducen daños
en estructuras situadas cerca de los taludes. Estos fenómenos incluyen caídas de rocas,
deslizamientos, avalanchas, flujos de tierra, etc. y dependen de dos factores: las fuerzas externas
(gravitacionales y sísmicas) y la resistencia al movimiento del material. La zonación de la
inestabilidad de los taludes requiere información topográfica, geotécnica y geológica detallada,
hecho que, en muchas ocasiones, representa una gran limitación (dificultad de acceso a la zona
de estudio, falta de estudios del terreno in situ, etc.). El análisis de los efectos inducidos no forma
parte de los objetivos del presente trabajo.

Impacto del movimiento del suelo

Los efectos de un sismo traen como consecuencia el sacudimiento del


suelo, los incendios, las olas marinas sísmicas y los derrumbes, así
como la interrupción de los servicios vitales, el pánico y el choque
psicológico. Los daños dependen de la hora en que ocurre el sismo, la
magnitud, la distancia del epicentro, la geología del área, el tipo de
construcción de las diversas estructuras, densidad de la población y
duración del sacudimiento.

Para cuantificar o medir el tamaño de un temblor se utilizan las escalas


de intensidad y magnitud. La escala de Intensidad o de Mercalli está
asociada a un lugar determinado y se asigna en función a los daños o
efectos causados al hombre y a sus construcciones. La escala de
Magnitud o Richter está relacionada con la energía que se libera
durante un temblor y se obtiene en forma numérica a partir de los
registros obtenidos con los sismógrafos, esta es la manera más
conocida y más ampliamente utilizada para clasificar los sismos.

Premonitorios. Frecuentemente algunos temblores grandes son


precedidos por temblores de menor magnitud generados al inicio del
fracturamiento alrededor de lo que será la región focal del gran temblor,
conocidos como temblores premonitorios. No es fácil determinarlos ya
que no es posible diferenciarlos de la sismicidad normal de una región,
por lo que en la generalidad de los casos, se sabe que un temblor es
premonitorio sólo en el contexto de la actividad posterior.

Replicas. Los sismólogos también han observado que, inmediatamente


después de que ocurre un gran temblor, éste es seguido por temblores
de menor magnitud llamados réplicas y que ocurren en las vecindades
del foco del temblor principal. Como estos sismos ocurren en la zona de
ruptura del temblor principal, su ocurrencia se debe probablemente al
reajuste mecánico de la región afectada que no recupera su estado de
equilibrio inmediatamente después del temblor principal. Inicialmente,
la frecuencia de ocurrencia es grande pero decae gradualmente con el
tiempo. El estudio de las réplicas de un gran temblor se ha aprovechado
para estimar las dimensiones de la zona de ruptura y otros estudios
científicos, pero desde el punto de vista social es necesario conocer su
ocurrencia para adoptar una actitud previsora. Las réplicas son de
menor magnitud y pueden ocurrir minutos, días y hasta años después
del evento principal, el número de estas puede variar desde unos
cuantos sismos hasta cientos de eventos.

Predicciones sísmicas. Los sismos son un fenómeno recurrente. La


acumulación suficiente de energía en cualquier lugar tendrá que
liberarse reiteradamente mediante la ocurrencia de un nuevo sismo. Los
eventos símicos ocurren periódicamente en las mismas regiones
geográficas; a medida que pasa el tiempo en una región donde no ha
ocurrido un temblor fuerte, mayor es la probabilidad de que ahí ocurra
uno. Es de esperarse que en las regiones donde ya se han presentado
sismos fuertes, vuelvan a presentarse en el futuro. La predicción como
resultado de la comprensión de un proceso de la naturaleza es una de
las metas de toda ciencia, por lo que la sismología no es ajena a estas
aspiraciones.
Hasta hoy no existe una técnica eficaz que permita predecir los sismos
ni en los países como Estados Unidos y Japón cuya tecnología es muy
avanzada. Pero los adelantos logrados y el conocimiento adquirido nos
permiten aseverar que llegará pronto el día que la posibilidad de
anticipar la ocurrencia de un terremoto sea una realidad cotidiana.

Los Sistemas de Alerta Sísmica (SAS) implantados en algunos países


dan la oportunidad de conocer el inicio de un sismo fuerte cerca de su
epicentro, la diferente velocidad de propagación de las ondas sísmicas
y eléctricas, y la distancia entre el sitio del epicentro sísmico y el lugar
donde se desea prevenir sus efectos. La eficacia de esta tecnología
depende del resultado de las acciones como captar el sismo,
pronosticar su magnitud e informar oportunamente a la población en
riesgo para que responda adecuadamente, todas estas acciones tienen
posibilidad de falla. El SAS es capaz de brindar, por medio de la radio y
la televisión, un aviso de entre 50 y 70 segundos, previo a la llegada de
un macrosismo de 6 grados o más en la escala de Richter.

EL MOV IMIENTO SÍSMIC O


La magnitud es una medida de la energía producida por un sismo y no es una medida del
movimiento que se sintió. Lo que usted sienta es muy complicado - fuerte o suave, largo
o corto, brusco o en vaivén – y no es posible describirlo por medio de un número. Algunos
de los aspectos del movimiento pueden ser descritos por la velocidad (qué tan rápido se
mueve el suelo), la aceleración (qué tan rápido está cambiando la velocidad del suelo), la
frecuencia (ondas sísmicas vibran en diferentes frecuencias igual que las ondas sonoras),
y la duración (qué tanto dura el movimiento fuerte). Lo que sienta durante un terremoto
es controlado por tres factores principales: magnitud, distancia y condiciones locales del
suelo.

Magnitud

Típicamente, usted sentirá un movimiento más intenso por un terremoto grande que
por uno pequeño. Los terremotos mayores también descargan su energía sobre una
área más extensa y por un período de tiempo más largo.

Un terremoto comienza en el hipocentro, y de ahí el frente de la ruptura viaja a lo largo


de la falla, produciendo ondas todo el tiempo que esté en movimiento. Cada punto que
el frente de la ruptura atraviesa, produce movimiento, así que, las fallas más largas
producen terremotos más grandes que tienen duraciones más largas. Las duraciones de
15 terremotos son mostradas en la página anterior. Para un evento de magnitud 5, el
proceso de ruptura de la falla, en sí, se termina en unos cuantos segundos, aunque usted
continúe sintiendo el temblor por más tiempo, porque algunas ondas le llegan después
de que rebotan y producen un eco dentro de la Tierra.

El terremoto de magnitud 7.8 en la falla de San Andrés en 1857 rompió casi 360
kilómetros (220 millas) de la falla. A 3 kilómetros (2 millas) por segundo, se tomó dos
minutos para que esa distancia de la falla se rompiera, así que usted hubiera sentido el
temblor por varios minutos. Si la idea de un terremoto de dos minutos le asusta,
recuerde que parte de la energía estará viajando desde 400 kilómetros (250 millas) de
distancia o más. En casi todos los casos, solamente de 10-15 segundos del temblor, que
se origine en la parte de la falla más cercana a usted, será muy fuerte.

Imagen más grande Los terremotos Nisqually en el 2001 (M6.8) y Northridge en 1994 (M6.7) mostrados arriba proveen un
ejemplo interesante de cómo la distancia de un terremoto afecta el nivel de movimiento que se sienta. Aunque el terremoto
Nisqually fue un poco más grande que el Northridge en la escala de magnitud, el daño resultante fue mucho menor. Una
razón es que la sección de falla que se movió fue mucho más profunda que la falla que se movió en el terremoto Northridge.
Así que cada casa estaba por lo menos a 50 kilómetros (30 millas) de la falla.

Distancia

Las ondas del terremoto disminuyen en intensidad mientras viajan por la tierra, por
eso el temblor es menos intenso mientras más lejos esté de la falla.

Las ondas de baja frecuencia disminuyen con menos rapidez con la distancia que las
ondas de alta frecuencia (así como puede oír sonidos de tono bajo desde más lejos que
los sonidos de tono alto). Si se encuentra cerca de un terremoto, usted experimentará
todo el movimiento producido por el terremoto y se sentirá “sacudido”. Más lejos, las
más altas frecuencias se habrán disipado y usted sentirá un movimiento en vaivén.

La cantidad de daños a una estructura no depende solamente de qué tan fuerte sea
sacudida. En general, las estructuras más pequeñas como las casas quedan más
dañadas por las frecuencias altas, así que usualmente las casas deberán de estar
relativamente cerca al hipocentro para que sean severamente dañadas. Las estructuras
más grandes como los rascacielos y los puentes son dañados más por frecuencias bajas
y serán más notablemente afectados por los terremotos mayores, aun a distancias
considerables. El movimiento disminuye más rápido con la distancia en el oeste de los
Estados Unidos que en la corteza más vieja y rígida del este de los Estados Unidos.

Condiciones locales de la tierra

Ciertos tipos de tierra amplifican grandemente el movimiento durante un terremoto.


Pasando de roca a tierra, las ondas sísmicas reducen su velocidad pero se hacen más
grandes. Así que, una tierra suelta y suave puede temblar más intensamente que la roca
dura, estando a la misma distancia del mismo terremoto. Un ejemplo extremo de este
tipo de amplificación fue en el distrito de la Marina de San Francisco durante el
terremoto Loma Prieta en 1989. Ese terremoto ocurrió a 100 kilómetros (60 millas) de
San Francisco, y casi toda el área de la Bahía escapó de daños serios. Sin embargo,
algunos sitios en el área de la Bahía, en vertederos de basura o suelos blandos,
experimentaron un movimiento significante. Este movimiento amplificado fue uno de
los motivos del desplome de la autopista elevada Nimitz. El movimiento del suelo en
esos sitios fue más de 10 veces mayor que en sitios cercanos que están sobre roca.

Los mismos factores también se aplican a las áreas cubiertas por sedimento grueso –
como la cuenca de Los Ángeles en el Sur de California donde los sedimentos pueden
llegar a medir hasta 10 kilómetros (6 millas) de espesor. El movimiento de un
terremoto en la región puede ser 5 ó más veces más grande en un sitio en la cuenca que
el nivel de movimiento en las montañas cercanas.

Imagen más grande Amplificación de Movimiento Sísmico en el Sur Imagen más grande Movimiento Relativo en
de California Terremotos Futuros
En estas imágenes de la cuenca de Los Ángeles, la
imagen de abajo muestra el espesor de cuencas
sedimentarias, y la imagen de en medio muestra la
suavidad de las rocas y sedimentos cerca de la
superficie. La imagen de arriba es la amplificación
total esperada en terremotos futuros a causa de estas
características.

Posdata

Varios otros factores pueden tener un efecto en el movimiento. Las ondas de un


terremoto no viajan en forma pareja en todas las direcciones desde la superficie de
ruptura; la orientación de la falla y la dirección de movimiento pueden cambiar las
características de las ondas en diferentes direcciones. Esto se llama modelo de
radiación. Cuando la ruptura de un terremoto se mueve a lo largo de la falla, ésta
enfoca su energía en la dirección en la cual se está moviendo, así que una localidad
que quede en esa dirección recibirá más movimiento que un sitio localizado a la
misma distancia de la falla pero en dirección opuesta. Esto se llama directividad.

En las zonas de subducción es en donde se registran los temblores


más profundos. A lo largo de las trincheras generalmente existe una
gran cantidad de sismos, delimitando una zona que se conoce como
“zona de Benioff”. Las trincheras, en sí, se asocian a una gran
cantidad de sismos y volcanes.

¿Qué pasa en la zona de subducción?


La placa subducida avanza sin resbalar, la deformación aumenta
hasta que los esfuerzos son más grandes que la fricción entre ellas, el
contacto se rompe y ambos lados de la ruptura se desplazan (dando
lugar a un sismo) permitiendo el avance de las placas; posteriormente,
el contacto entre las placas sana y comienzan de nuevo a acumular
energía de deformación y el ciclo se repite.

La explicación a muchos de los fenómenos sísmicos y volcánicos que


han ocurrido en los últimos años es que son consecuencia de Fallas
Tectónicas y obviamente del movimiento de las Placas Tectónicas.
Desde al punto de vista geológico, las zonas conocidas como las más
activas del mundo en estos términos forman dos grandes alineaciones
de miles de kilómetros de longitud y sólo unos pocos de ancho:

 Cinturón Circumpacífico (conocido como "Cinturón de Fuego").


Rodea casi totalmente el Pacifico, se extiende a los largo de las
costas de América del Sur, México y California hasta Alaska;
después continúa por las islas Aleutianas, antes de dirigirse
hacia el sur a través de Japón y las Indias orientales. La mayor
parte de la energía sísmica se libera en esta región, libera entre
80 y 90% de la energía sísmica anual de la Tierra.

 Cinturón Eurasiático-Melanésico, (Alpino-Himalaya) que incluye


las cordilleras alpinas de Europa y Asia, conectando con el
anterior en el archipiélago de Melanesia. Desde España se
prolonga por el Mediterráneo hasta Turquía, el Himalaya y las
Indias Orientales. Esta inmensa falla se produce por las
plataformas Africana e India que se mueven hacía el norte
rozando levemente la plataforma Euroasiática. Aunque la
energía liberada aquí es menor que en el del Pacífico, a lo largo
de los años ha producido devastadores terremotos, como el
ocurrido en China en 1976, donde murieron más de 650 mil
personas.

 Una tercera región altamente sísmica la formaría la Dorsal


Mesoatlántica ubicada en el centro del Océano Atlántico.

Si comparamos la distribución mundial de epicentros (sismicidad


mundial) con las principales Placas Tectónicas, vemos
inmediatamente que las franjas sísmicas corresponden, en su gran
mayoría y de forma impresionante, con las fronteras entre las placas,
esto es, cada tipo de interacción entre placas produce sismos.
Características

El punto exacto en donde se origina el sismo se llama foco o


hipocentro, se sitúa debajo de la superficie terrestre a unos pocos
kilómetros hasta un máximo de unos 700 km de profundidad.
El epicentro es la proyección del foco a nivel de tierra, es decir, el
punto de la superficie terrestre situada directamente sobre el foco,
donde el sismo alcanza su mayor intensidad. El fallamiento (falla) de
una roca es causado precisamente por la liberación repentina de los
esfuerzos (compresión, tensión o de cizalla) impuestos al terreno, de
esta manera, la tierra es puesta en vibración; esta vibración se debe a
que las ondas sísmicas se propagan en todas las direcciones y
trasmiten la fuerza que se genera en el foco sísmico hasta el epicentro
en proporción a la intensidad y magnitud de cada sismo.

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