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EL ORIGEN DE HOMO

RESEÑA

YAMILA FERNÁNDEZ
EVOLUCIÓN HUMANA Y CULTURA
OCTUBRE 2017
Reseña
El origen de Homo

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Reseña
El origen de Homo
Hace casi 30 millones de años sucedió algo que provocó la aparición de los primeros
individuos antropoides. Las hipótesis actuales hacen pensar en un cambio climático, cambios en el
entorno geográfico (como terremotos o vulcanismo), la coevolución de las especies provocada por la
competencia por los recursos y/o en los cambios en la organización local de los grupos. Estos
fenómenos no se descartan entre sí, sino que conviven y se interrelacionan. De todos modos, ese fue
el inicio de una larga cadena evolutiva.

En la actualidad los expertos consensuan que la evolución humana comienza con la aparición del
género Australopithecus que es, muy probablemente, el antepasado del Homo. Por tanto, es a partir
de este género donde se debe investigar para buscar respuestas a las preguntas sobre el origen del
hombre.

Pese a la relación entre uno y otro género, justificada por algunas características comunes,
ambos tienen particularidades, generales y específicas, que los diferencian drásticamente:

▪ Los Australopithecus solían ser individuos de tamaño pequeño (entre 1,20 y 1,50m de altura)
con una capacidad craneal reducida de entre 375 y 550cm3 (poco más grande que la de un
chimpancé). Su dentición es generalmente arcaica, pero se puede apreciar la reducción de los
caninos (se podría decir que es el primer atisbo del proceso de reducción dental). Su estructura
ósea se encuentra en un escalón intermedio entre la del chimpancé y la del género Homo, su
cuerpo no es tan esbelto y, pese a que caminan erguidos, no lo hacen con la misma naturalidad.
▪ Los individuos de las diferentes especies del género Homo son, pese a haber excepciones,
cuanto más “modernos” más altos y robustos y su capacidad craneal se va agrandando (suele
superar los 600cm3). Sus dientes son cada vez más pequeños y el esmalte que los cubre se va
afinando debido a cambios en la dieta (empiezan a consumir más carne en detrimento de
alimentos más abrasivos). Su mandíbula tiene forma de “V” debido a la ausencia de diastema.
Su locomoción es totalmente bípeda, lo cual comporta la liberación de las manos que se
vuelven más habilidosas. Su cuerpo es, por lo general, más esbelto y ágil.

En agosto de 2017 se encontraron en la cueva de Malapa, Sudáfrica, restos de una especie que
en 2010 recibió el nombre de Australopithecus sediba, cuya datación se remonta a 1,977-1,98
millones de años. Presenta características tanto arcaicas como evolucionadas: su capacidad craneal
sigue siendo reducida, pero se produce un cambio en la organización cerebral: el lóbulo frontal
aumenta de tamaño y se desarrolla el área de Broca (encargada de las funciones cognitivas superiores
como el lenguaje y la audición); no tiene prognatismo facial, su fisionomía es más suave; la pelvis
tiene una morfología muy similar a la humana; el astrágalo es similar al de los individuos Homo; los
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dedos de sus manos son largos y rectos (ideales para manipular). Por otro lado, sus brazos son largos,
lo que implicaría que era arborícola, y el calcáneo es similar al de los simios.

En general, la estructura craneal y facial del Au. sediba guarda similitudes con la del Homo y, pese a
que su cuerpo es más similar al de un Australopithecus, se pueden ver cambios en la morfología de
la pelvis que la asemejan a la de los individuos Homo. Después de diversos estudios se determinó que
el Au. sediba probablemente provenía del Au. africanus y que era la especie que más se acercaba a
las pertenecientes al género Homo (en concreto al Homo erectus). Por tanto, durante varios años se
ha especulado con la posibilidad de que algunos individuos Homo (erectus y rudolfensis) sean
descendientes del Au. sediba o que el Au. sediba sea un grupo hermano del antecesor del Homo que
persistió después de la aparición de este. (BERGER 2010)

Según la cronología que tenemos, el Au. sediba sería más moderno que las primeras especies de
Homo, el rudolfensis y el habilis, cuyos restos más antiguos datan de hace 2,3 millones de años. Este
hecho no desmonta totalmente la hipótesis que coloca al Au. sediba como ancestro directo del Homo,
ya que parece poco probable que 1,7 millones de años sea el momento de su aparición o el de su
extinción. (BERGER 2010)

De todos modos, recientemente los paleoantropólogos Bill Kimbel de la Arizona State University
(ASU) en Tempe y Yoel Rak de la Tel Aviv University en Israel han analizado los restos craneales
más completos que se conservan de Au. sediba y han determinado que corresponden a un individuo
joven que todavía estaba en periodo de desarrollo, pero que ya mostraba rasgos que lo relacionaban
mucho más con el Au. africanus que con el Homo. Y que, de haber crecido, sus rasgos faciales se
habrían acercado todavía más a los del Au. africanus. Por tanto, según ellos, el Au. sediba no sería el
antecesor de las especies Homo. Dada la controversia, en la actualidad la única manera de establecer
una hipótesis certera sería encontrar una cabeza completa de un individuo adulto de Australopithecus
sediba.

En enero de 2013 se encontró, en el yacimiento de Ledi-Geraru, en Etiopía, un maxilar


perteneciente a un hominino que fue datado radiométricamente de hace casi 2,8 millones de años.
Este trozo de maxilar fue encontrado por un miembro de la expedición de la ASU, la cual, después de
dos años de investigación, determinó que eran los restos más antiguos correspondientes a un individuo
Homo. Con una combinación de caracteres arcaicos y modernos, se los pude considerar como una
especie de puente entre los individuos Homo y sus ancestros (VILLMOARE; 2015).

Hasta este descubrimiento, los restos de Homo más antiguos databan de hace 2,3 millones de años.
Consistían en una mandíbula superior encontrada en el yacimiento de Hada, en Etiopía, que no había
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podido ser clasificada en ninguna especie concreta. También se habían encontrado restos de Homo
rudolfensis que datan de hace 2,1 millones de años y restos de Homo habilis, en la garganta de
Olduvai, en Tanzania, que datan de hace 1,8 millones de años.

El maxilar encontrado en Ledi-Geraru guarda similitudes con los restos de Homo habilis. Pero, según
el paleontólogo Fred Spoor de la University College de Londres, serían de un ancestro suyo. El trozo
de mandíbula también tiene rasgos que lo relacionan con el Australopithecus afarensis (Lucy), lo cual
podría dar fuerza a la hipótesis de que el Au. afarensis es el ancestro del género Homo. Por otro lado,
el equipo de la ASU considera que la cronología de los restos descarta al Au. sediba como antepasado
de los individuos Homo.

Estos primeros individuos pertenecientes al género Homo han suscitado una multitud de hipótesis,
cada una con su propia línea genealógica: por un lado, se piensa que el Au. afarensis es el antepasado
del H. rudolfensis y, por otro, que el Au. africanus, quizá con el Au. sediba como punto intermedio,
es el antepasado del H. habilis. Hay otros expertos que, debido a la escasez de restos conservados y
a la dificultad para clasificarlos, consideran que H. rudolfensis y H. habilis son ejemplos de
variabilidad poblacional y no dos especies diferentes. (AGUSTÍ; 2017)

Hasta este verano se creía que los restos más antiguos de Homo sapiens eran los del
yacimiento de Omo Kibish, en Etiopía, que datan de hace 195.000 años, y los de Herto, también en
Etiopía, que datan de hace 160.000 años. También se había encontrado un cráneo parcial en Florisbad,
Sudáfrica, datado de hace 260.000 años, pero, precisamente por su antigüedad, había discrepancias
entre si era o no un Homo sapiens. Este verano, se han vuelto a datar, mediante técnicas más fiables
(datación por termoluminiscencia y datación radiométrica), antiguos restos de H. sapiens encontrados
en la cueva de Jebel Irhoud, en Marruecos. Los resultados obtenidos otorgan a los restos una
antigüedad de 314.000 años aproximadamente, convirtiéndolos en los restos de H. sapiens más
antiguos.

La morfología facial de este H. sapiens temprano es moderna, similar a la nuestra, pero la base del
cráneo es alargada y en el cuerpo se pueden apreciar diferencias, como la forma alargada de la cintura.
Por tanto, según propone Jean-Jacques Hublin, paleoantropólogo del Max Planck Institute of
Evolutionary Anthropology en Leipzig, mientras que la cara tenía características “modernas” desde
el principio de la especie, el cráneo y el cuerpo fueron evolucionando.

De todos modos, pese a pertenecer a la misma especie, según un documental realizado por la National
Geographic en 2008 llamado “El origen del Hombre”, no fue hasta hace 60.000 años cuando el Homo
sapiens empieza a desarrollar las capacidades que lo acabarían convirtiendo en el ser humano
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moderno: el pensamiento creativo y la cultura activa (mediante la creación de un lenguaje complejo,
del arte y de herramientas más prácticas y complicadas). Este cambio se puede haber producido,
según el documental, debido a una catástrofe: la erupción hace 74.000 años de un volcán en Indonesia
que provocó un gran cambio climático. Las temperaturas descendieron críticamente y la población
de Homo sapiens se redujo, quizás a 1000 o 2000 individuos. Estos individuos supervivientes
debieron adaptarse y se convirtieron en los primeros humanos modernos: todos nosotros descendemos
de ellos.

Según la propuesta de los expertos que toman parte en el documental visualizado para hacer la reseña,
lo que nos hace humanos es la creatividad, gracias a la cual el Homo sapiens desarrolló el lenguaje,
el arte, las herramientas más complejas, la capacidad de planificar y de resolver problemas… en
resumen, la capacidad de crear. El H. sapiens es capaz de desarrollar la creatividad debido a un
cúmulo de factores anteriores:

1) Bipedismo en los Australopithecus, gracias a lo que se produce la liberación de las manos.


2) Al no necesitar las manos para desplazarse, estas cambian: se vuelven más hábiles, sus
movimientos más finos y precisos, cosa que facilita la fabricación de mejores herramientas.
3) Con mejores herramientas se puede acceder a una alimentación más rica en carne (rica en
proteínas) que permite la evolución y el crecimiento del cerebro.
4) Cuanto más crece y se desarrolla el cerebro, más inteligentes son los individuos. El resultado
final de esta evolución cerebral es la aparición de la creatividad en el comportamiento del
Homo sapiens.

AGUSTÍ, Jordi. “LA EVOLUCIÓN DEL GÉNERO HOMO” [en línea]. Mètode Science Studies
Journal. Núm. 94, pp. 47-53 (2017). <https://metode.cat/wp-content/uploads/2017/09/94ES-MONO-
1-evolucion-genero-homo.pdf?_ga=2.188077352.1274692335.1509046030-
1400474224.1509046030> [consulta: 26 octubre 2017]

BERGER, Lee R., et al. “Australopithecus sediba: A New Species of Homo-Like Australopith from
South Africa” [en línea]. Science. Vol. 328, núm. 5975, pp. 195-204 (9 abril 2010).
<http://science.sciencemag.org/content/328/5975/195?variant=full-
text&sso=1&sso_redirect_count=1&oauth-code=69c3f536-3956-45b0-bb0c-57cc8cf38301>
[consulta: 22 octubre 2017].
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El origen de Homo
GIBBONS, Ann. “A famous 'ancestor' may be ousted from the human family” [en línea]. Science.
(23 abril 2017). <http://www.sciencemag.org/news/2017/04/famous-ancestor-may-be-ousted-
human-family> [consulta: 22 octubre 2017].

GIBBONS, Ann. “Fossil pushes back human origins 400,000 years” [en línea]. Science. (4 marzo
2015). <http://www.sciencemag.org/news/2015/03/fossil-pushes-back-human-origins-400000-
years> [consulta: 24 octubre 2017]

GIBBONS, Ann. “World’s oldest Homo sapiens fossils found in Morocco” [en línea]. Science (7
junio 2017). <http://www.sciencemag.org/news/2017/06/world-s-oldest-homo-sapiens-fossils-
found-morocco> [consulta: 26 octubre 2017]

VILLMOARE, Brian, et al. “Early Homo at 2.8 Ma from Ledi-Geraru, Afar, Ethiopia” [en línea].
Science. (20 marzo 2015). < http://science.sciencemag.org/content/347/6228/1352> [consulta: 25
octubre 2017]

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