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(1) Elevaciones o "picos" en el perfil (trazado con los valores BR -Tasa Base- de cada escala obtenidos por el sujeto)
que superen las puntuaciones de corte establecidas a partir de las tosas base o índices de prevalencia.
El aprendizaje es considerado en cuanto persistencia y continuidad de los aprendizajes tempranos en sus muy
variadas modalidades (resistencia a la extinción, aprendizaje pre-simbólico, aprendizaje aleatorio, aprendizaje
generalizado, refuerzo social, experiencias repetitivas, refuerzo recíproco, estereotipos sociales, autoperpetuación,
constricción protectora, distorsión perceptiva y cognitiva y generalización de la conducta) y teniendo en cuenta las
áreas y fuentes patógenos del aprendizaje, bien por la manera en que se ejerce el control de la conducta, estilos de
comunicación proclives a la formación patológica, el mismo contenido de los aprendizajes que puede ser inadecuado,
pero también las determinaciones patológicas de la estructura familiar o las experiencias traumáticas -principalmente
las relaciones, más que sucesos traumáticos aislados- que se atraviesan en el desarrollo. Un modelo de la
interdeterminación de estos procesos ha sido articulado por Millon y Everly (1994) como se resume en la figura 1.
En la formulación de Millon coexistirían dos ejes de aprendizaje, que se solapan evolutivamente:
a) el aprendizaje interpersonal y de las actitudes sobre sí mismo, categorizado en tres subprocesos evolutivos; 1) el
aprendizaje de la confianza en otros (confianza básica); 2) el aprendizaje de la auto-competencia; y 3) el aprendizaje
de la identidad personal, culminación del proceso de integración del concepto de sí mismo, imagen y esquema
corporal, eje que se combina con:
b) el aprendizaje de las estrategias de afrontamiento intra e interpersonal, que da lugar al predominio de un estilo
básico de personalidad en cada individuo, aunque se adquieran características de diversos estilos que son utilizadas de
manera complementaria o alternativa Cuando se aprecia un estilo de afrontamiento bien definido, ya se dispone de un
repertorio de mecanismos de defensa secundarios, al servicio de la integración y estabilidad del Yo.
Descendiendo al nivel descriptivo de los "estilos de personalidad" prototípicos que Millon propone como observables
ya en la adolescencia, revisamos a continuación los que elaboró originalmente para la construcción del MAPI,
incluyendo las variantes posteriores surgidas de las revisiones posteriores (Millon, 1981; Millon y Everly, 1994;
Millon, Millon y Davis, 1994a; Millon, Weiss, Millon y Davis, 1994). Distingue los siguientes:
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Introvertido. Se trata de sujetos aislados, más bien silenciosos y poco emotivos. Indiferentes y no fácilmente
excitables, tienden a no involucrarse emocionalmente con los demás y tampoco se sienten fuertemente implicados
con los objetos o tareas con las que se relacionan. No evitan sistemáticamente a las otras personas pero manifiestan
una indiferencia básica sobre todo lo que les rodea.
Inhibido. Sujetos totalmente reservados o que experiencian molestia en la relación social con los demás. A estos
individuos les gusta permanecer incomunicados de la gente y han aprendido que para ello lo mejor es mantener la
distancia y evitar las amistades de otros. Sin embargo, a menudo se sienten solos, eluden el contacto interpersonal por
miedo a ser rechazados y tienden a evitar a los otros por la extrañeza de sus propios sentimientos. Una variante de
este tipo es el estilo lastimero depresivo, que Millon incorpora en sus últimos trabajos (Millon, Millon y Davis,
1994a)
Cooperativo/Sumiso: Sujetos que tienden a ser compasivos, sentimentales y bondadosos en sus relaciones con los
demás. En general están poco dispuestos a imponerse y evitan tomar la iniciativa o asumir el rol de líder, dejando a
otros tomar el liderazgo y escoger la dirección. Es típico de ellos el estado de ánimo bajo, unido a escasa confianza en
su propio rendimiento y habilidades.
Sociable/Dramatizador. Sujetos con una personalidad que se expresa de manera locuaz y socialmente encantadora;
frecuentemente dramáticos y emocionalmente expresivos, tienden a mantener con los demás una intensa pero breve
relación, Buscan nuevos focos de excitación y experiencias interesantes. De forma aparentemente contradictoria
pueden sin embargo mantener relaciones de forma rutinaria y duradera, si éstas les procuran seguridad.
Confiado en Sí mismo/Egoísta: Sujetos totalmente confiados en sus habilidades, a menudo vistos por los demás
como egocéntricos. Raramente tienen alguna duda sobre su propio valor y el de sus actos, y en cierto modo están
seguros de sí mismos. Estas personas tienden a no hacer caso a los demás y a no compartir o adecuar sus propios
intereses con las necesidades de aquellos con quienes se relacionan.
Enérgico/indócil. Sujetos con voluntad firme y pensamiento rígido, tendentes a manejar y dominar a los otros,
Frecuentemente cuestionan las habilidades de los otros y prefieren tomar la responsabilidad y dirección en la mayoría
de las situaciones. Pueden llegar a ser frecuentemente desafiantes y crueles, tendiendo a ser intolerantes con los
problemas o debilidades de los demás. Este estilo se desdobla en dos variantes: Indócil (independiente Activo) y
Poderoso/Enérgico (Discordante Activo).
Respetuoso/Conformista. Sujetos con un pensamiento serio, eficiente, buenos conocedores de las normas, que se
comportan de manera correcta y característica. Intentan mantener bajo control sus emociones y las antipatías hacia los
demás. Prefieren vivir sus experiencias de una manera muy ordenada y bien planificada, evitando situaciones
imprevisibles e inesperadas.
Oposicionista/Sensible: Sujetos que tienden a mostrarse como descontentos y pesimistas. Frecuentemente exhiben
un comportamiento impredecible; a menudo pueden parecer extravertidos y entusiastas, pudiendo pasar rápidamente
al polo contrario. Estas personas sienten frecuentemente culpabilidad por sus cambios bruscos de humor, se
disculpan, pero pronto vuelven a tener esos mismos cambios imprevisibles. Millon distingue en sus últimos trabajos
dos variantes: Sensible-Oposicionista (Ambivalente Activo) y Auto-desvalorizado (Discordante Pasivo).
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Estos "estilos" ya derivan de la sistemática del modelo 4 x 2 que será descrito más adelante, y son en lo esencial
convergentes con las propuestas que Millon ha efectuado recientemente (1994) en su Indice de Estilos de
Personalidad (MIPS), donde se ha cuidado particularmente la articulación de su modelo teórico-dimensional con las
contribuciones precedentes sobre patrones de comportamiento interpersonal en las diferentes tradiciones del estudio
de la personalidad en base a modelos de rasgos, que le permitirá proponer 10 estilos, organizados bipolarmente en 5
ejes de comportamiento interpersonal: Retirándose / Exhibiéndose; Dudando / Asertivo; Disentidor / Conformista.
Descubridor / Controlador; Quejoso / Acomodable.
Conviene en este punto detenernos a considerar qué entiende Millon por patrón de personalidad normal y qué por
patrón de personalidad patológica.
La personalidad emerge como resultante de la interdeterminación de dos procesos: cómo el individuo interactúa con
las demandas de su medio ambiente y cómo se relaciona consigo mismo. Si el complejo proceso evolutivo de
determinaciones biológicas e interpersonales que atraviesa el individuo da lugar a que se manifieste un patrón de
personalidad caracterizado por que el individuo manifieste habilidad para abordar su entorno con flexibilidad y
capacidad de adaptación, tolerante ante la frustración y aceptando demora en la gratificación, de manera que sus
comportamientos y percepciones característicos fomenten el aumento de gratificaciones personales, entonces
podemos hablar de normalidad. Esta "normalidad" se concreta en una actitud constructiva ante el entorno y en
comportamientos promotores de salud.
Si por el contrario el individuo muestra escasa flexibilidad para adaptarse, lo que se traduce en que dispone de
escasas estrategias alternativas en la relación con los demás, utilizándolas de forma rígida, y es incapaz de adaptarse a
los cambios, tendiendo a modificar su entorno para que éste no le exija comportamientos que están fuera de su
repertorio, entonces hablaremos de patrón de personalidad patológico. En él encontraremos además la tendencia a
crear círculos viciosos que se manifestarán como patrones repetitivos, y en algunos casos, los más disfuncionales, el
patrón de personalidad será inestable, a causa de la debilidad del Yo, y dará lugar a un patrón de personalidad
patológico "por naturaleza" o que es fácilmente observable como tal en cualquiera de sus ámbitos de manifestación.
Esta rigidez y repetitividad del patrón indicará la exacerbación patológica de un estilo de personalidad que podría
haber sido normal de ser más flexible, mientras que la inestabilidad del patrón dominante indica una disfunción más
grave (p.e, las personalidades esquizotípica, límite o paranoide).
Para Millon los Trastornos de Personalidad son extensiones patológicas de los patrones de personalidad normal.
Resumiendo, los trastornos de personalidad son considerados "... como emergiendo de los patrones de personalidad
normal como resultado de interacciones complejas de disposiciones biológicas, aprendizaje desadaptativo y
especialmente cambios ambientales estresantes" (Millon y Everly, 1985).
(2) Los patrones de personalidad aparecen aquí' con las etiquetas que Millon utilizó en 1969. Figuran al pie de la tabla
otras denominaciones que han recibido en posteriores revisiones, principalmente al hilo de los cambios de
denominación de los Trastornos de Personalidad en las sucesivas versiones del DSM.
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5. PATRONES BASICOS Y TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
A continuación vamos a presentar una breve descripción de las características de los diez patrones básicos de
personalidad, que en sus formas rígidas o extremas son descritas como trastornos de personalidad. Una aproximación
más detenida a los mismos, accesible al lector en castellano, puede encontrarse en otras obras (Millon, 1992a; Millon
y Everly, 1994; Millon y Escovar, 1995a, 1995b).
Personalidad Masoquista (Patrón pasivo-discordante). Los sujetos que se ajustan a este prototipo, que es
disfuncional por naturaleza, muestran una inversión de la polaridad dolor-placer. Interpretan los sucesos y se implican
en relaciones interpersonales de manera contraria a los aspectos de progreso y crecimiento personal a través del
aprendizaje, prefiriendo las experiencias dolorosas, principalmente en las relaciones interpersonales, intensificadas
por autoreproches y desprecio de si mismos, clima que se agrava por su proclividad a actos que potencian esta
situación y pensamientos que exageran los fracasos precedentes y anticipan los futuros. Se relacionan con los demás
de una manera formalmente dependiente, obsequiosa y auto-sacrificada, poniendo en bandeja que los otros les
exploten de diversas maneras. La Personalidad Masoquista ha sido especial foco de atención de la psicopatología
psicoanalítica.
Personalidad Esquizoide (Patrón pasivo-retraido). Los sujetos que se ajustan al prototipo se caracterizan por su
incapacidad para experimentar placer o entusiasmo, tienen necesidades mínimas en el plano interpersonal y
experiencian muy pocos sentimientos; su pensamiento está empobrecido, su interés por el contacto con otros seres
humanos es mínimo, exhiben deficientes habilidades de comunicación social, son apáticos y tienen una conciencia de
sí mismos muy restringida. Se trata de personas que muestran deficiencias en ambos sistemas de polaridad.
Personalidad Evitadora (Patrón activo-retraído). Bajo un esquema similar al anterior, estos sujetos muestran una
capacidad disminuida de experienciar placer, pero tienen una sensibilidad extraordinaria ante las experiencias
dolorosas. Los sujetos que se ajustan al prototipo se caracterizan por su disforia afectiva, provocada por sentimientos
constantes de tensión y tristeza; vacilan entre el deseo de obtener afecto y el miedo al contacto social.
Constantemente suspicaces, sobreinterpretan, buscan amenazas potenciales y actúan para evitar el rechazo social,
anticipándose a él. Su autoimagen está alienada, percibiéndose a sí mismos como rechazados. El si mismo está
devaluado, y se confronta frecuentemente con sentimientos de vacío y despersonalización.
Personalidad Dependiente (Patrón pasivo-dependiente). Aquí, como ocurre en las siguientes personalidades, la
polaridad Si mismo-Otros está claramente sesgada y connotada. Se trata de personas que han aprendido que el
sentimiento de seguridad y la confianza en sí mismos depende esencialmente de los otros, y se obtiene
exclusivamente a través de la relación. Dóciles, no competitivos, evitan los conflictos interpersonales. Necesitan de
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una figura fuerte y protectora cercana, ya que se perciben a si mismos como débiles y poco competentes, Con escasas
iniciativas, evitan la autonomía y no exhiben actitudes y conductas de autoafirmación.
Personalidad Histriónica (Patrón activo-dependiente). También "vueltos hacia los otros" como estrategia
interpersonal fundamental, mantienen sin embargo una polaridad activa. Son sujetos de afectividad inconstante, con
tendencia a exhibir afectos dramáticos y superficiales. Muestran exhibicionismo infantil y conductas de seducción,
manipulando -o intentando manipular- a los otros para obtener su atención y sus alabanzas, se autoperciben como
sociables y encantadores. Se conducen irreflexivamente, en base a pensamientos ocasionales, sin tener en cuenta en el
contexto o a los otros, erráticos y fugaces en sus emociones, actitudes y conductas.
Personalidad Narcisista (Patrón pasivo-independiente). Prototipo del patrón de personalidad independiente, exhiben
sin embargo incapacidad de oscilar en su estrategia de verificación a través del contacto con el entorno interpersonal.
Han aprendido que logran éxitos repetidos, máximo placer y mínimo dolor volviéndose sobre sí mismos y sus propios
recursos. De autoimagen inflada, utilizan a los otros para engrandecerse a sí mismos y complacer sus deseos, sin
asumir responsabilidades reciprocas. Abandonados a fantasías inmaduras, interpretan muy libremente los hechos para
realimentar sus fantasías narcisistas y evitar el nuevo conocimiento que contraria sus expectativas. Aparentemente
imperturbables, se burlan de las convenciones sociales y no suelen ser respetuosos con los derechos ajenos.
Personalidad Antisocial (Patrón activo-independiente). Sobre un patrón común con el narcisista, varia en que su
orientación polar activa le lleva a procurarse por todos los medios satisfacción, ignorando a los demás y las normas
sociales. Exhiben una pauta de conducta irresponsable y antisocial. Muestran incapacidad para mantener una
conducta laboral consistente y fracasan en adaptarse a las normas sociales y en comportarse con respeto a las leyes.
Irritables, agresivos y vengativos, suelen exhibir comportamientos hostiles, y no dejan de efectuar ataques físicos a
los demás para lograr sus fines.
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A estos 10 tipos básicos resultantes de las polaridades fueron añadidos otros 3 trastornos de mayor severidad. Todos
ellos recogidos en el Eje II del DSM-III, desde su primera formulación (APA, 1980).
Los tres patrones más graves de personalidad patológica son variantes disfuncionales de uno de los diez estilos
básicos, que se desarrollan bajo la presión de una persistente adversidad. Al ser consonantes con un estilo básico de
personalidad, son mejor entendidos como extensiones y distorsiones de éste.
Personalidad esquizotípica. Representa un deterioro relacionado con uno de los patrones básicos, relacionados con
la dimensión independencia: el esquizoide o el evitativo. Se caracteriza por preferir una vida aislada con los mínimos
lazos personales y roles relacionales periféricos. Es excéntrico y percibido por los otros como extraño. Pensamiento
autístico, ensimismado y perdido en sueños que en ocasiones confunde con la realidad. Hipersensible, desconfiado y
aprensivo, su apariencia emocional es monótona, falta de activación y afecto.
Experimenta sentimientos ansiosos de vacío y falta de significado, con períodos de despersonalización.
Personalidad Límite (Borderline). Variante grave de los patrones básicos dependiente y ambivalente. Sufre intensos
cambios de humor endógenos, periodos recurrentes de abatimiento y apatía se intercalan con otros de enfado,
ansiedad y euforia. Nivel de energía inconexo, ciclo sueño/vigilia irregular, describe períodos de tiempo en que su
equilibrio afectivo está en constante peligro. Conciencia condenatoria, pensamientos suicidas o automutilantes y de
autodenigración. Reacciona intensamente a la separación, miedo obsesivo a la pérdida o el aislamiento. Ambivalencia
cognitiva y afectiva y emociones conflictivas.
Personalidad Paranoide. Se asocia más a menudo con los tipos de personalidad independiente (narcisista y
antisocial) y en menor grado con los patrones compulsivo y pasivo-agresivo. Es suspicaz y defensivo ante la critica y
el rechazo que anticipa. Su comportamiento interpersonal es provocador, teme a la pérdida de independencia y se
resiste a las fuentes de influencia externas. Distorsiona los acontecimientos dentro de una lógica muy personal e
irracional, a veces para alimentar su imagen grandiosa, otras para confirmar sus ideas autorreferenciales.
En la figura 5 se ofrece una visión sincrética de la ubicación de los diferentes trastornos en función de las polaridades
y sus variantes.
(3) Tanto el MCMI-I como el MCMI-II han sido traducidos al castellano y realizado estudios de adaptación, validez y
fiabilidad por el grupo de investigación en Psicología Clínica y de la Salud que dirige en la Universidad de
Salamanca el Prof. Alejandro Avila-Espada. Están a disposición de los investigadores interesados los manuales y
cuestionarios en castellano.
Muy recientemente se ha presentado una nueva revisión de este cuestionario (MCMI-III; Millon, Millon y Davis,
1994b), en el que aparte de introducir algunas mejoras psicométricas se mantiene el modelo de polaridades y se
intenta ajustar el instrumento a los cambios y problemáticas anunciadas para el DSM-IV (APA, 1994), aunque
finalmente algunas de las previsiones de Millon no hayan quedado plasmadas en la versión final del DSM-IV. En el
MCMI-III Millon desdobla la escala del patrón de personalidad evitativa en dos: Evitativa (2A) y Depresiva (2B) y se
introducen algunas mejoras y reconceptualizaciones en las escalas clínicas que quedan reformuladas como sigue:
Trastorno de Ansiedad; Trastorno Somatoforme; Trastorno Bipolar: Manía; Distimia; Dependencia del Alcohol;
Dependencia de Drogas; Trastorno por Estrés Post-traumático; Trastorno del Pensamiento (Esquizofrenia); Depresión
Principal; Trastorno Delirante (Paranoia). Algunas mejoras psicométricas que han implicado la sustitución de 95
ítems, y reajustes en las normas, más algunos cambios en el sistema de ponderación de los ítems, completan la
panorámica de novedades en el MCMI-III, que aparece ya como un instrumento altamente sofisticado para la
evaluación clínica futura de base psicométrica.
MAPI (Inventario de Personalidad para Adolescentes de Millon)
Precedido por un non noto Inventario Multidimensional para Adolescentes (MAI), el MAPI fue desarrollado por
Millon, Green y Meagher (1982), ambos con los mismos ítems, pero diferentes en sus normas y objetivos; El MAPI
es un breve cuestionarlo diseñado específicamente para evaluar la personalidad del adolescente, sus características y
sus problemas de comportamiento en el entorno escolar/académico y de orientación, y también para valorar a
adolescentes con problemas emocionales o de conducta. Además, la facilidad de administración, corrección y
administración, facilita su uso en un amplio campo escolar, clínico y de investigación, contando con dos versiones: C
(Clínica) y G (Orientación escolar), idénticas en cuanto a los ítems que la integran, con normas construidas con una
población mixto (clínica y escolar), pero diferentes en la estructura de los informes interpretativos asistidos por
ordenador,
La prueba consta de 150 ítems con formato de respuesta Verdadero/Falso y un tiempo de aplicación de apenas 20
minutos, Su estructura escolar está orientada a evaluar los patrones más importantes de la personalidad y los
principales aspectos psicosociales que afectan a los adolescentes. Derivado del primer modelo dimensional (4 x 2), el
MAPI 4 consta de 8 escalas de Estilos de Personalidad (introvertido, Inhibido, Cooperativo, Sociable, Confiado,
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Enérgico, Respetuoso, y Sensible), 9 escalas de Sentimientos y Actitudes (Autoconcepto, Estima personal, Bienestar
corporal, Aceptación Sexual, Sentimiento de no ser diferente, Tolerancia social, Clima familiar y Confianza escolar);
y finalmente, 4 escalas de Correlatos Comportamentales (Control del impulso, Conformidad social, Rendimiento
escolar y Asistencia a clase). Además, incluyó una escala de validez para detector a los sujetos, que no comprenden el
significado de los ítems o responden al azar.
(4) El MAPI ha sido adoptado en España, en adolescentes normales, por Alejandro Avila-Espada y Fernando
Jiménez-Gómez, en el Grupo de investigación en Psicología Clínica y de la Salud, Universidad de Salamanca. Los
resultados pueden consultarse en el trabajo de Jiménez et al. (1995). Está a disposición de los investigadores
interesados el manual y cuestionario en castellano.
(5) El MBHI ha sido adaptado en España, por Gloria Aguirre Llagostera de la Universidad de Barcelona, con el
apoyo del Grupo de investigación en Psicología Clínica y de la Salud, dirigido por el Prof. Alejandro Avila-Espada
en la Universidad de Salamanca.
(6) Está en preparación la versión castellana del MIPS (Manual y cuestionario), que aparecerá publicada en Buenos
Aires, Editorial Paidos.
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8. ANALISIS Y DISCUSION DE UN PROTOTIPO CLASICO DE LOS TRASTORNOS DE
PERSONALIDAD: EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL
De todos los trastornos de la personalidad, el Antisocial es el más conocido y el más estudiado empíricamente. Sin
embargo, a pesar de la gran cantidad de investigaciones sobre este trastorno, la literatura es bastante confusa,
mezclando conceptos como "criminalidad", "sociopatía" o "trastorno disocial de la personalidad". Tanto es así que la
mayor parte de la literatura sobre este trastorno se ha basado mayormente en poblaciones de sujetos definidos como
psicópatas (en su acepción legal) o sociópatas (generalmente delincuentes y, no necesariamente sujetos clínicos).
En el DSM-IV (APA, 1994) la definición del trastorno de personalidad antisocial es muy parecida a las definiciones
que aparecieron en el DSM-III y DSM-III-R (APA, 1980, 1987): Se trata de un patrón general de comportamiento
organizado en torno al desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o al principio
de la adolescencia; el sujeto debe tener al menos 18 años y presentar historia de algunos síntomas de trastorno
disocial antes de los 15 años.
En cuanto a su prevalencia, el DSM IV ofrece para la población general tasas del 3% en varones y del 1 % en
mujeres, En cuanto a poblaciones clínicas la diferencia es bien distinta; en función del tipo de muestra pueden
obtenerse tasas entre el 3 y el 30%, según los casos.
Millon (1981) criticó del DSM-III el énfasis puesto en la conducta delictiva y criminal atribuida al trastorno
antisocial, mientras que se prestaba menos atención a otros datos, como los rasgos de personalidad, que tal vez estén
en la base de tales conductas.
La personalidad antisocial, conocida en el modelo de Millon (1981,1985) como el patrón activo-independiente, es
definida en términos más amplios que las formulaciones del DSM para este trastorno. Se caracteriza sobre todo como
un tipo de personalidad agresiva, con diferentes grados a lo largo de un continuum sintomático, que va desde formas
leves hasta formas extremadamente graves.
A continuación analizaremos el trastorno antisocial de la personalidad siguiendo los criterios diagnósticos propuestos
por Millon (1984), y a los que nos hemos referido en un apartado anterior.
Atributos estructurales:
- Autopercepción: El sujeto se siente orgulloso de caracterizarse como asertivamente independiente, vigorosamente
enérgico y práctico ante la realidad.
- Configuración internalizada: Las representaciones internas se definen mejor por la presencia de energías
fuertemente dirigidas a la agresión y las actitudes de venganza, así como por la escasez, en cambio, de recuerdos
impregnados de sentimientos, afectos positivos, conflictos internos, o sentimientos de vergüenza o culpa.
- Organización intrapsíquica: Es notable la escasez de las operaciones defensivos internas, destacando solo los
esfuerzos por reprimir los impulsos, llevando a un sistema de controles moduladores que fácilmente se sobrecargo,
bajos umbrales para la descarga de impulsos hostiles y sexuales, escasos canales sublimatorios y una marcada
intolerancia a la frustración.
Atributos funcionales:
- Conducta manifiesta: Atrevido o impulsivo hasta la imprudencia, parece encontrarse blindado y, en apariencia,
invulnerable al sufrimiento. Le atraen los desafíos, riesgos y daños, y se mantiene impávido ante el peligro y el
castigo.
- Conducta interpersonal: El sujeto experimenta satisfacción al intimidar, menospreciar y humillar a los demás.
Desdeña el sentimentalismo, la compasión social y los valores humanitarios.
- Estilo cognitivo: Las afirmaciones y las acciones de los demás son traducidas rápidamente en términos de sus
propias necesidades y valores; llega a considerar que determinados acontecimientos pasajeros y secundarios tienen
gran importancia e implicaciones para su persona.
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- Expresión afectiva: Tiene un temperamento excitable y belicoso que fácilmente se convierte en disputas y
beligerancia. Muestra frecuentes conductas de abuso, verbal y crueldad física.
- Mecanismos inconscientes: Raramente contiene las tensiones internas; en lugar de transformar los impulsos
socialmente indeseables en una forma sublimada, se descargan directamente de manera abrupta, normalmente sin
sentimientos de culpa subsecuentes (acting out).
Entre los factores evolutivos y ambientales que contribuyen a la psicogénesis del trastorno se destaca la hostilidad
parental, graves déficits en los modelos parentales y el reforzamiento de la conducta agresiva y vengativa,
particularmente potenciados por la disminución del control de los impulsos. La autoperpetuación del patrón es
posible por la combinación de múltiples factores entre los que destacan el desprecio por el afecto y cooperación
interpersonal, distorsiones perceptuales consistentes con ello, la hostilidad percibida en los otros como respuesta a sus
actitudes agresivos, y las experiencias de sentirse inferior, temer la dominación y explotación de los otros.
El trastorno de personalidad antisocial aparece frecuentemente asociado al trastorno de personalidad paranoide (en los
sujetos de estructura límite) y es típica la tríada antisocial-sádico-pasivo/agresivo en los sujetos con dilatado historial
de toxicomanía.
9. ANALISIS Y DISCUSION DE UN PROTOTIPO EN CONTROVERSIA EL TRASTORNO DE
PERSONALIDAD PASIVO/AGRESIVO
La personalidad pasivo/agresiva, referida en el modelo de Millon como el patrón activo-ambivalente (1969), es un
trastorno poco estudiado por la investigación teórica desde su inclusión en la nomenclatura oficial. Según los criterios
diagnósticos de la DSM-III (APA, 1980) la característica distintiva del trastorno pasivo-agresivo era la resistencia a
las demandas externas, que se ponía de manifiesto en conductas de oposición y obstrucción, como por ejemplo,
demoras injustificadas en la ejecución de tareas. Millon (1981) observó que otros trastornos de la personalidad se
caracterizaban por un cierto número de rasgos distintivos y en cambio, el trastorno pasivo-agresivo aparecía casi
definido exclusivamente por su resistencia a la autoridad. Por esta razón propuso incluir en su descripción otras
características tales como la irritabilidad, la baja tolerancia a la frustración, una autoimagen insatisfactoria o un estado
de ánimo malhumorado e irritable para provocar la incomodidad de los demás. Sin embargo, sólo algunas de las
consideraciones de Millon fueron tenidas en cuenta en la versión revisada del DSM-III (APA, 1987). La suerte de
este trastorno no ha sido mejor en el DSM-IV, donde ha sido excluido del eje II y apartado a un grupo de síndromes y
trastornos en revisión e investigación.
El término "personalidad pasivo-agresiva" había sido descrito por diversos autores (Kraepelin, Bleuler, Schneider),
pero no fue hasta 1949 cuando apareció por primera vez en la literatura científica, en un boletín técnico del
Departamento de Guerra de EE.UU que empleaba la expresión "pasivo-agresivo" para designar a los soldados que
presentaban esa pauta de conducta. Posteriormente, fue recogido por la primera edición de la DSM (APA, 1952), en
el que la categoría pasivo-agresivo aparecía dividido en tres subtipos: pasivo-agresivo, pasivo-dependiente y
agresivo. El tipo pasivo-dependiente, que se correspondería con la actual personalidad dependiente (APA, 1987),
aparecía caracterizado por su desvalimiento, indecisión y tendencia a depender excesivamente de los demás.
Los subtipos agresivo y pasivo-agresivo diferían por sus respuestas a la frustración. Mientras el primero -que se
correspondería con la actual personalidad antisocial (APA, 1987)- reacciona con irritabilidad e ira, el pasivo-agresivo
expresa pasivamente una agresión encubierta.
Y es a partir de la 22 Edición de la DSM (APA, 1968) cuando el pasivo-agresivo aparece como un trastorno de
personalidad diferenciado.
No se pueden ofrecer muchos -datos sobre la epidemiología del trastorno pasivo-agresivo. El DSM-III-R (APA,
1987) no ofrece datos sobre la prevalencia de este trastorno. Maier, Lichtermann, Klingler y Heun (1990) obtuvieron
una tasa del 12,2 % sobre una muestra clínica de 447 sujetos, utilizando el SCID (Entrevista Clínica Estructurada
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para los Desórdenes de Personalidad del DSM-III-R). Zimmerman y Coryell (1990) obtuvieron una tasa del 3 %
sobre una muestra clínica de 697 sujetos, utilizando el SIDP (Entrevista Estructurada para Trastornos de
Personalidad).
En este sentido, el principal requisito para obtener cifras epidemiológicas fiables seria disponer de una definición
relativamente precisa del trastorno, El trastorno pasivo-agresivo tiene una coincidencia diagnóstica según el Indice de
Kappa de 0,41, (Morey, 1988) poniéndose de manifiesto que en todas las descripciones de los trastornos de
personalidad, este trastorno obtiene uno de los acuerdos diagnósticos más pobres. Para Millon (198 1) ésto es debido
a que los criterios diagnósticos del DSM conceden casi como único rasgo distintivo como base para identificar el
trastorno "una pauta generalizada de resistencia pasiva a las razonables demandas de rendimiento social y
profesional" (APA, 1980). Por ello se debe proceder a elaborar una concepción más global del trastorno de
personalidad pasivo-agresivo.
Millon (1981) sostiene que el término "pasivo-agresivo" se acompaña de una larga historia de significados mezclados
y propone substituirlo por el de "Negativista", porque capta más claramente los matices de este trastorno de la
personalidad. Marcado por la testarudez, irritabilidad y la resistencia a las demandas externas, este tipo de sujetos
hacen todo lo posible para destruir o dificultar las aspiraciones de los demás.
En este sentido, el patrón negativista refleja la contrariedad y el desafecto general a hacer cosas que otros desean o
esperan de él. Más allá de la expresión pasiva de una agresión encubierta (APA, 1980)-, hay un impulso caprichoso y
un estado de ánimo irritable, que sólo se contenta con la búsqueda de fallos en los demás (Millon, 1969). También es
característica su actitud ambivalente: 'Si se encuentran solos, preferirían estar con otros; si están con otros, preferirían
estar solos. Si alguien les obsequia con un regalo, ellos muestran aversión; si no lo reciben, se sienten
menospreciados y rechazados" (Millon, 1981).
Sus dificultades en las relaciones interpersonales se manifiesta en la alternancia de un papel de dependencia con otros
de asertividad, independencia y desprecio hacia la autoridad.
Finalizaremos ahora esta revisión, examinando con más detalle el trastorno pasivo-agresivo de la personalidad
siguiendo los criterios diagnósticos distintivos propuestos por Millon (1992a).
Atributos estructurales:
- Autopercepción: El sujeto se considera incomprendido, despreciado y rebajado por los demás; reconoce ser
característicamente pesimista, malhumorado y estar desilusionado ante la vida.
- Configuración internalizada: Sus representaciones internas consisten en una mezcla entrecruzada y compleja de
impulsos opuestos, recuerdos conflictivos y cogniciones divergentes, dando como resultado uniones y escisiones
sucesivas entre necesidades, actitudes y conductas encontradas.
- Organización intrapsíquica: Se da una clara división en la pauta de elementos internos, de tal forma que las
maniobras defensivas y de enfrentamiento a menudo se dirigen hacia objetivos contradictorios o incompatibles,
dejando los conflictos principales sin resolver y haciendo imposible la cohesión psíquica en virtud del hecho de que
la satisfacción de una pulsión o necesidad inevitablemente anula o invierte otra.
Atributos funcionales:
- Conducta manifiesta: Se resiste a cumplir las expectativas de los otros; a menudo exhibe ciertas conductas, tales
como la dilación, la ineficiencia y la volubilidad, así como otras conductas oposicionistas y molestas.
- Conducta interpersonal: Asume roles conflictivos y cambiantes en las relaciones sociales; particularmente
dependiente de la aquiescencia y de la independencia asertiva; es impredecible y utiliza los enfados y las conductas
inductoras de culpa para provocar una incomodidad aguda en los demás.
- Estilo cognitivo: Piensa y expresa de forma reiterada actitudes contrarias a los sentimientos internos; experimenta
emociones y pensamientos conflictivos respecto a sí mismo y a los otros, principalmente amor, rabia y culpa.
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- Expresión afectiva: Con frecuencia es quisquilloso, petulante y obstinado, con expresiones subsecuentes de
vergüenza o culpa; a menudo está molesto e impaciente, comentando que los demás fácilmente le molestan o le
frustran.
- Mecanismos inconscientes: El mecanismo de defensa más comúnmente utilizado es el Desplazamiento; descarga su
enfado y otras emociones molestas, ya sea indirectamente o desplazándolas de su causante hacia entornos o personas
de menor importancia; expresa el resentimiento por medios pasivos o sustitutorios, tales como actuar de forma inepta
o embrollada o comportarse de una manera indolente y olvidadiza,
Entre los factores evolutivos y ambientales que contribuyen a la psicogénesis del trastorno pasivo-agresivo destacan
la inconsistencia parental, alteración o ruptura de la estructura familiar, grave rivalidad entre los hermanos que los
padres no han sido capaces de gestionar y un entorno ambiental íntimo variable e impredecible. La autoperpetuación
del patrón es posible por factores tales como la ausencia de límites que faciliten el control emocional, actitud
anticipatorio de las frustraciones, contribuyendo a crear las condiciones frustrantes.
El trastorno de personalidad pasivo-agresivo aparece frecuentemente asociado al trastorno de personalidad límite (en
los sujetos de estructura límite), la ya típica triada antisocial-sádico-pasivo/agresivo descrita en los toxicómanos
crónicos, y en las formas más leves y de mejor pronóstico, el tipo mixto pasivo/agresivo-histriónico.
Hasta aquí la forzosamente breve y limitada revisión de la obra y propuestas teóricas aportadas por T. Millon.
Quedan para otros trabajos una variedad de temáticas que requieren un tratamiento especifico, y de las que
nombraremos solamente algunas: 1) las controversias sobre cual es el modelo más adecuado para la formulación del
Eje II de los DSM, sí el modelo de los Big Five o el modelo de Trastornos de la Personalidad (Millon, 1994); 2) las
contribuciones y nexos entre Psicopatología y Tratamiento, con las propuestas para la construcción de una Ciencia
Clínica, en la que se desarrolle una terapia personológica integradora orientada a las polaridades (Millon, 1990;
Millon, Everly y Davis, 1993; Millon, en prensa, a); 3) el debate entre los diferentes modelos actuales para la
descripción y comprensión de los trastornos de la personalidad (Millon, en prensa, a); 4) el análisis minucioso de
cada uno de los instrumentos de evaluación derivados (Millon, en prensa, b); sirvan estas reflexiones y propuestas de
apunte introductorio para ensanchar el interés del lector por uno de los autores contemporáneos más prolíficos e
interesantes.
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