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ALEGORÍA DEL BUEN GOBIERNO

<http://pedroangeles.wordpress.com/2007/03/26/alegoria-del-buen-gobierno/> (9 de
mayo de 2012)

Pedro Ángeles Jiménez

A la memoria del maestro Xavier Moyssen (1924-2001)

Son varios los biombos del mundo novohispano que han llegado a nosotros. Cada uno,
con diversidad en sus valores artísticos, nos muestran aspectos importantes de los
artistas y la sociedad que los produjo, y son, por la peculiaridad de su iconografía,
muestras fieles del complejo mundo cultural en que se movieron sus antiguos dueños.
Los biombos producidos en la Nueva España no variaron la forma tradicional de este
mueble, el cual se conforma por una serie de hojas plegadizas unidas por bisagras,2 en
realidad, los grandes cambios se dieron en los programas iconográficos pintados en
ellos; en sus generalmente extensas superficies, se encontró el lugar idóneo para realizar
obras con un carácter eminentemente profano, costumbrista, mitológico o literario, por
lo que ese tipo de obras permiten echar una mirada a esa otra parte de la cultura
novohispana, la cual para el caso de la pintura, escasamente se ha conservado. ¿Cuál fue
el proceso que llevó a los artistas novohispanos que pintaron biombos, a hacer de este
mueble un punto de contacto de tan notoria importancia entre el arte de la pintura y la
literatura? A vuelo de pájaro me imagino las siguientes respuestas.
Tan luego se establecieron los primeros contactos entre Nueva España y el mundo
oriental, a la vista de las primeras importaciones de este género, los biombos producidos
en México debieron apegarse a temáticas y fórmulas determinadas por la novedad y la
técnica; como reflejo de aquellas obras, se puede citar el Biombo del palacio de los
virreyes, perteneciente al Museo de América de Madrid, en donde se distingue cómo
unas nubes de corte chinesco surcan el cielo de la capital novohispana, y en otros
biombos cuya cronología va desde fines del siglo XVII hasta avanzado el siglo XVIII,
se aprecian fondos bermellones con aplicaciones en color dorado, dragones, pagodas y
otras figuraciones del mundo oriental, apenas cercano a Nueva España por medio del

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intermitente hilo que forjaron las naos que atracaban en el puerto de Acapulco, por
esporádicas noticias sacadas a la luz por diversos impresores, o por la imaginación.
Un claro interludio de esa paulatina fusión entre la pintura y literatura lo constituye un
biombo de dos caras en donde se representaron a Las artes liberales y Los cuatro
elementos: la Tierra y el Aire, debido al pincel de Juan Correa3. Antes de pasar a formar
parte de las colecciones del Museo Franz Mayer, hasta fechas más o menos recientes,
esta obra se localizaba en España, en poder de una línea de descendientes colaterales de
fray Payo Enríquez de Ribera, a la sazón arzobispo y virrey de la Nueva España entre
los años de 1667 a 1679. María Josefa Martínez del Río de Redo, en un interesante
estudio sobre este biombo de Juan Correa, considera la posibilidad de que fray Payo
actuara como patrono de la obra, dictando además el culterano programa iconográfico al
pintor novohispano4, y que una vez concluida su labor de gobierno temporal y espiritual,
llevase dentro de su ajuar al apreciable biombo, obra que posibilita conocer la forma en
la que Ovidio, Virgilio y distintos tópicos de la cultura clásica, se utilizaron dentro del
ámbito novohispano.
Otras representaciones que encontramos en los biombos de fines del siglo XVII y
principios del XVIII, se refieren a retratos pormenorizados de la entonces esplendorosa
ciudad de México, entre los que se puede citar el plano del conde de Moctezuma, obra
atribuida a la mano de Diego Correa, que actualmente se conserva en las colecciones del
Museo Nacional de Historia, o biombos que tratan otro tema caro a la conciencia criolla
de aquel momento: la conquista de México, asunto que se maneja con desenvoltura en
diversas obras de este tipo, las cuales aluden a distintos momentos de la gran epopeya
cortesiana, como el encuentro de Cortés y Moctezuma, o el asedio de Tenochtitlan.
Tocó a la pintura del siglo XVIII, desarrollar en los biombos otras temáticas, tales como
los saraos o escenas de cacería, la danza del palo volador, el placer de un paseo por el
florido canal de la Viga, y ya en un entorno directo con la literatura, escenas de la vida
de Inés de Castro, o momentos y avatares acontecidos ni más ni menos que al Ingenioso
Hidalgo don Quijote de la Mancha.
Pero esta es sólo una parte de la historia y del problema. Recientemente, a la luz de una
exposición titulada Biombos mexicanos, asiáticos y europeos. Siglos XVII-XX
organizada por Fernando Gamboa en 1987, Santiago Sebastián estableció que una serie
de medallones pintados en un biombo expuesto en esa muestra, tenía relación a lo
menos seis casos, con emblemas extraídos de una obra de Vaenios titulada Theatro
Moral5. Véase por ejemplo el medallón que ilustra el emblema 10, En medio está la

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virtud, o el emblema 45, la todavía actual e ilustrativa Incomodidad de la pobreza. Con
ello se vino a corroborar que el mundo artístico del barroco hispanoamericano, fue
deudor, como el europeo, de las enseñanzas y fórmulas jeroglíficas inventadas años
atrás por Andrea Alciato y otros tantos humanistas6, y que el ambiente cultural
novohispano propició, junto a la Ratio studiorum de los jesuitas y su infinidad de
certámenes literarios, un mundo en el que el emblema, como en sus orígenes, se
aplicaba como fórmula didáctica al ejercicio del intelecto, y con el fin profundo de
propiciar la correcta conducción y buena moralidad de los príncipes profanos y
religiosos, de los doctores, clérigos, bachilleres y avanzados estudiantes de las escuelas
novohispanas, y al final, de la sociedad en su conjunto. (1607)
Biombos de tema costumbrista, ilustrados con medallones de regular calidad pictórica, y
acompañados con versos de segunda categoría que rayaban en simples refranes, no
serán más vistos de esa manera. La presencia de la emblemática en los biombos viene a
ampliar las perspectivas en los estudios de la historia del arte novohispano, pues pone
en la mesa de discusión, además de la posible identificación de una fuente como rectora
de un determinado programa iconográfico, si en efecto, en tanto obra de encargo, dicho
programa se debía al culterano capricho del patrono, si era copia de los tantos y tantos
monumentos efímeros que se ilustraban con emblemas o empresas, o eran urdidos por
un pintor que compartía con el resto de la sociedad, el gusto y conocimiento por estos
requiebres del intelecto.
***

Perteneciente a una colección particular, y estudiado parcialmente por Maria Josefa


Martínez del Río de Redo y Teresa Castelló Yturbide, les presento un biombo, cuyo
tema, según dichas autoras, refiere la Entrada de Felipe V a Madrid7, y en donde
además, en compañía del tema principal de la obra, se aprecia un agrupamiento de 24
emblemas -dos en cada lámina del biombo-, cuya fuente todavía no se ha identificado.
En la pintura novohispana, aunque hoy escasas, se realizaron distintas obras de corte
conmemorativo cuyo objeto fue el guardar imágenes visuales de los festejos y ocasiones
importantes en la vida del virreinato, tal sería el caso de un lienzo anónimo -en
colección particular-, que representa el Arco de la entrada a la ciudad de México del
Virrey marqués de las Amarillas, documento plástico de inestimable valor, en donde se
observa el aparato y lustre que tales ocasiones alcanzaron en el ambiente del mundo

3
novohispano8. Otro ejemplo podría ser el biombo que hoy se comenta, en donde, como
tema central, se representa en su tercio inferior un desfile de varias agrupaciones de
caballería, que sirven de cortejo a la figura de un gobernante.
La presencia de obras de corte conmemorativo en la Nueva España no debe resultar
extraño. Desde el siglo XVI, son numerosas las noticia de las celebraciones o festejos,
acompañados de arquitectura efímera o túmulos funerarios, que se levantaron en la
capital del virreinato con ocasión de la entronización o muerte de algún príncipe civil o
religioso, ya de la metrópoli, ya del mismo virreinato. La mayoría de las veces, dichas
celebraciones se acompañaban de misas, sermones, textos aclaratorios y composiciones
literarias, que aludían al personaje y la ocasión que se tratara. Por ello, no sería difícil
que el momento ilustrado en esta obra, formaran parte de un programa relacionado a los
festejos en honor de la figura del gobernante que preside el desfile -representado entre
las hojas 5 y 6 del biombo-, y digo gobernante, pues por el momento resulta difícil
precisar de quién efectivamente se trata.
Las autoras ya citadas consideran que este personaje es Felipe V (1683-1746), y por
consecuencia, ubican la factura del biombo sobre la primera mitad de siglo XVIII 9. Sin
embargo, algunas características formales presentes en esta obra hacen posible una
reconsideración al respecto: Efectivamente fue en tiempos de Felipe V que el tricornio y
las galas a la francesa, se adoptaron en los usos y costumbres de la España de principios
del siglo XVIII y los confines de su reino. Baste ver algunas imágenes elocuentes, como
el Felipe V a caballo pintado por Ranc, o la familia del mismo príncipe, ejecutada por
Van Loo10. El uso de pelucas tan altas, por sólo citar un elemento, se correspondería de
manera más directa con obras anteriores o contemporáneas de Juan Rodríguez Juárez,
como lo demuestran sus retratos de Fernando Alencastre Noroña y Silva, duque de
Linares11 o del don Juan de Acuña, marques de Casafuerte12.
Un cambio paulatino en la moda, con mayor correspondencia a la representada en este
biombo, se dará a mediados del siglo, en donde las pelucas se hacen menos copetudas y
aparatosas, y en cambio diferentes partes del vestido masculino se enriquecen con
exuberantes brocados de oro o plata. Podría servir de ejemplo el retrato del conde de
Revillagigedo pintado por Miguel Cabrera13, y otros tantos retratos que rebasan el 1750.
Por otro lado, la presencia de la rocalla que modela los marcos de los emblemas que
aparecen en los tercios superiores, o la encarnadura tan sonrosada de todos los
personajes, serían otros tantos elementos que posibilitan pensar que la factura del

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biombo se ubica sobre la segunda mitad del siglo XVIII. De manera que, si no es Felipe
V, ¿quién preside el regio desfile?
Existen diversas descripciones y aún pinturas y grabados que refieren esos magnos
acontecimientos de la vida política y social del imperio español, mediante las cuales se
distinguen dos formas en la ceremonia de entrada de un gobernante a la metrópoli: una,
cuando ya dispuestos los arcos triunfales, tablados y toda suerte de aparatos efímeros en
un recorrido predeterminado, los nuevos monarcas montados en sendos carruajes,
iniciaban su recorrido a la capital desde los jardines del Buen Retiro -tal como lo
ilustran dos grabados de La entrada de Felipe V a Madrid-, y otra, cuando ya realizada
la ceremonia anterior, se hacía la entrada pública del rey, quién bajo palio y montado en
un corcel, era acompañado por nutrida concurrencia de señores de corte y otros
principales, y diversos destacamentos militares de caballería. Como se observa al efecto,
este segundo momento es el que ilustra el biombo en cuestión, lo cual por otra parte
explicaría por qué razón no se observa la presencia de algún aparato efímero en el
recorrido del ecuestre desfile.
Un destacamento de tambores, trompeteros y soldados se ubica en el inicio de la
procesión, y claramente muestran, así como los pajes y el palio coronado del gobernante,
las armas de los reinos españoles. A esa comitiva precede un rico despliegue de señores
y principales que acompañan al gobernante, quién monta un corcel blanco enjaezado,
como corresponde a su dignidad, con ricos arreos cuajados de oro; finalmente, tras el
séquito central, se observa otro destacamento de caballería encabezado por una fila de
clarineteros.
De todas las partes del biombo, ésta es sin duda la que mayor expresión narrativa
concede, punto que puede comprobarse en la representación de la muchedumbre que ya
de pié, montada en cabalgaduras o ganando la vista desde una arquitectura que semeja
un acueducto, observa el paso del cortejo.
Hay trozos de deliciosa delicadeza. El mejor, tal vez, lo constituye el único personaje
que mira la procesión del mismo lado que espectador -en la hoja 8-, y el par de niños
que de la mano le acompañan. Este conjunto de personajes destaca además, como un
recurso que el pintor utilizó para hacer al espectador, otro partícipe de lo que se describe.
En conjunción con ese panorama, sólo cabe pensar que además de las diversas
relaciones y noticias que andando el tiempo, llegaban impresas al virreinato, el pintor
que realizó este biombo tuvo a la mano otra fuente que no debió desdeñar: las
procesiones y entrada de virreyes a en la Nueva España.

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Entre la nutrida concurrencia que observan con gusto la parafernalia que despliega el
desfile del biombo en cuestión, se observa la preferente representación de mujeres:
lucen rica variedad de vestidos, abanicos tocados y rebozos, típicamente novohispanos.
Al leer una parte de la descripción que hiciera Cristóbal Gutiérrez de Medina sobre la
entrada a la ciudad de Puebla de su señor, el virrey marqués de Villena (1640), no se
puede menos que evocar cierta correspondencia con las imágenes mencionadas: En las
cercanías de Puebla había tanta gente, que parecían ejércitos distribuidos en el campo,
bandas de mujeres que, olvidadas de su encogimiento y llevadas de su afecto, en tropas
con gritería le echaban [al virrey] mil bendiciones; unas decían: "Su cara dice que es
hijo de un Serafín"; otra, "Linda cara tienes, buenos hechos harás", que fue lo del
filósofo: bona facies, bona facies; otras: "Sea bien venido el Virrey grande y el deseado
de todos". El enjambre de los muchos muchachos, que fue increíble, daban voces con
muchas banderillas, diciendo: "¡Viva el Duque Marqués de Villena!… 14
Todas las galas de un rey y su entrada pública inmersas en un ambiente novohispano.
Ello sólo se explica acabalando la descripción de los tercios superiores.
Sobre el fondo bermellón, como se dijo, el artista distribuyó una serie de 24 emblemas
divididos en dos hileras. Cada emblema inicia con venera en la que se dispuso,
alternativamente, el expresivo rostro de una dama o el de un caballero. De la base de la
venera se abren dos guías compuestas por formas vegetales y roleos, que modelan un
marco dentro del cual se representaron distintas imágenes simbólicas que ilustran los
motes y epigramas en forma de quintetos, completan las cuales que completan los tres
elementos básicos del emblema.
En torno de los emblemas, pueden observarse dibujados con hábiles trazos en dorado y
negro diversos pájaros, mariposas y otros animales de la naturaleza americana, africana
o mitológicos, como el venado, la gacela, el unicornio, el pavo real, los leones, el toro,
un caballo, un venado, un perro y junto a ellos, evidenciando la separación del mundo
natural con el mundo moral, de policía y buen gobierno, se representó a un par de indios.
Veamos algunos ejemplos de los emblemas:
Hoja 5. Emblema superior. En el primer plano, con la vista hacia el espectador, aparece
un hombre ricamente ataviado mientras en el fondo se distingue dos casas: una con
techo de cristal y otra de teja simple. Mote y epigrama:

Tecto vitreo, ne le_das Vicino


Teme un contrario baiben
quando â otro le hicieres mal

6
pues esta seguro quien
a otro techo le hase bien
siendo el suio de christal

Emblema inferior. En el fondo de la escena, un par de hombres miran el disparate de


cómo un ciego guía a otro ciego. Mote y epigrama:

Ambo candente [Ambos caen]


De una duda en la porfía
el Sabio solo te advierta
que cuando a el necio se fia
y un ciego a otro guía
la cayda de ambos es cierta

Hoja 6. Emblema superior. Un hombre trabaja en mover una pila de pacas. Mote y
epigrama:

Laxus, fit, Amplexus


El que todo lo procura
tiene de necio la marca
quererlo todo es locura
y asi mui poco asegura
el hombre q’ mucho abarca

Emblema inferior. En medio del jardín, un hombre se lleva su mano derecha a la boca,
en actitud de guardar silencio.

Silere tutum [El silencio lo es todo]


De este mundo en la batalla
la lengua da mayor guerra
el silencio la abasalla
y errando el q’ nunca calla
el q’ mas habla mas yerra

Hoja 9. Emblema superior. Una dama y un caballero platican en una elegante estancia. Mote y epigrama:
Verbun nequam Simili
De la injuria en el exeso
la voz con el eco lucha
el qe se habla haze regreso
al que lo dise i por eso
qn mal habla mal escucha

7
Qué relación tiene el desfile y la serie de 24 emblemas?. En parte, al explicarse esta
obra como un biombo conmemorativo, se ha dicho que los programas literarios no eran
ajenos a acontecimientos relevantes, como una elevación al trono, o la muerte de algún
ilustre personaje -reyes, reinas, virreyes, arzobispos-. La serie de emblemas que ilustran
en el biombo, se hilvanan de tal manera que, aún cuando ilustras diversas cuestiones,
coinciden en aparecer como máximas de sabiduría ligadas a una conducta moral y ética:
se exaltan temas como la prudencia, la discreción, la oración, la modestia, la sabiduría,
la razón, frente a vicios como la codicia, la blasfemia, la murmuración. El medallón
inferior de la hoja 12 representa a un pastor y su rebaño: puede ser el gobernante y su
reino, y el resto de los emblemas las conductas y virtudes que de él se espera que evite o
aplique, de forma que en su conjunto, esta obra, única por su temática e importante
pieza del arte del virreinato, mostraría en su lectura general un espejo político del buen
gobierno, de manera que, aún cuando el gobernante que se representó en este biombo
fuera, como supongo, Felipe VI, la particularidad de la obra se ampliaría a la
generalidad de los gobernantes del imperio español, se trate de reyes o virreyes.
El biombo, mobiliario indispensable en el ajuar de las casas y palacios de los ricos
potentados de la Nueva España, tiene sin duda en la obra que hoy se comenta uno de sus
más extraordinarios ejemplos. Obra monumental por su composición, su compleja
iconografía y extraordinaria ejecución, logra advertirnos de la rica ostentación a la que
llegaron sus patronos, permitiéndonos además, adentrarnos en el gusto literario y
culterano de la sociedad que lo produjo.
Los emblemas
Hoja 1. Medallón superior. Participan en la escena dos mujeres arrodilladas que escuchan a un hombre,
quién a su vez señala a otro personaje lisiado y con muletas.
Parum vitat perdere lucri15
De el mucho logro en el ancia
siempre la codicia abusa
y es conocida ignorancia
porque la poca ganancia
la mucha perdida escusa
Medallón inferior. Un hombre tapa sus oídos con sus manos, mientras dos personajes
más le instigan con palabras necias.
Insipiente Surdesco16
Necedades no te opriman

8
si de discreto te precias
que estas en nada se estiman
y â oidos sordos no lastiman
Jamas las palabras necias
Hoja 2. Medallón superior. Desde una ventana, una mujer observa la escena en la que aparecen un viejo y
un joven, quienes representan dos distintas etapas de la vida que a pesar de todo ha de acabar en la muerte,
representada por un esqueleto con su guadaña y una calavera.
Virtus vt Salus17
En este mundo engañoso
anda el discurso perplexo
sin quererse fiar, dudoso
ni de la virtud del moso
ni de la salud del viejo
Medallón inferior. Mientras un personaje recoge nueces del suelo, otro las recibe en una
batea.
Rumor Venus18
La modestia en traje i trato
es para el hombre advertido
y de el vano desbarato
en palabras y aparato
dizen q’ mas es ruido
Hoja 3. Medallón superior. En un taller de carpintería, se observa a un artesano y su hijo trabajar; a la
virtud del trabajo el carpintero añade la virtud de la oración, representada por el rosario que lleva en una
de sus manos. Cabe señalar que esta composición recuerda otras pinturas de corte religioso que tienen por
tema El taller de Nazaret, donde el hombre barbado es José y el niño Jesús.
Ora et Labora19
Mui poco premio se alcanza
solo en el trabajo dando
nunca assi el hombre descansa
que el logro de la esperansa
se consigue a Dios rogando
Medallón inferior. En el plano profundo de la escena, un viajero en cabalgadura voltea y
observa que su compañero rezagado es atacado por un par de bandoleros.
Retrorsum pro perat20
Mucho consigue quien tira

9
â el bien que lograrse pueda
cuando â otro fin no conspira
que el q’ adelante no mira
de ordinario atras se queda
Hoja 4. Medallón superior. en el interior de una rica estancia un personaje observa a un par de
enamorados. Por su composición, este fragmento de la obra guarda alguna relación con pinturas que
tienen por tema los desposorios de María y José.
Operibus crede21
Hazer no ofrecer favores
el que es discreto aprendio
porque desterrando errores
obras solo son amores
que buenas razones no
Medallón inferior. Una mujer sentada observa como un hombre de rica cabalgadura al
escupir al cielo se ensucia el rostro con su misma saliva.
Se non Celo conspuit22
Vituperar sin recelo
a el mayor, locura es clara
y advierte que en tal anhelo
a quien escupiere el Cielo
cae la saliva en la cara
Hoja 5. Medallón superior. En el primer plano, mirando al espectador, aparece un hombre ricamente
ataviado mientras en el fondo se distingue dos casas: una con techo de cristal y otra de teja simple.
Tecto vitreo, ne le_das Vicino23
Teme un contrario baiben
quando â otro le hicieres mal
pues esta seguro quien
a otro techo le hase bien
siendo el suio de christal
Medallón inferior. En el fondo de la escena, un par de hombres miran el disparate de
cómo un ciego guía a otro ciego.
Ambo candente24
De una duda en la porfía
el Sabio solo te advierta
que cuando a el necio se fia

10
y un ciego a otro guía
la cayda de ambos es cierta
Hoja 6. Medallón superior. Un hombre mueve una pila de pacas marcadas.
Laxus, fit, Amplexus25
El que todo lo procura
tiene de necio la marca
quererlo todo es locura
y asi mui poco asegura
el hombre q’ mucho abarca
Medallón inferior. En medio del jardín de las virtudes, un hombre se lleva su mano
derecha a la boca, en actitud de guardar silencio.
Silere tutum26
De este mundo en la batalla
la lengua da mayor guerra
el silencio la abasalla
y errando el q’ nunca calla
el q’ mas habla mas yerra
Hoja 7. Medallón superior. En una rica estancia, un hombre se aleja de otro que permanece de pié y con
vista al espectador.
Alter, Alterius de trahit27
La murmurasion se ataja,
porqe la razon la obliga
y el qe en murmurar travaja
en otro ojo ve Paja
y no ensobre sí la viga
Medallón inferior. En un jardín adornado con árboles frutales, aparece un cordero.
Hodie et quotidie perdam28
El daño esta cierto y claro
en el que tiempo no gana
el descuido custa caro
y assi vusca oi el reparo,
no de mañana en mañana
Hoja 8. Medallón superior. Dos niños contemplan cómo un cuervo ha entrado a la habitación en que se
hallan.
Non amplius niger29

11
Si es negra tu suerte, calla
q’ en el q’ otra busca, observo,
el herror q’ le abasalla
i en medio de esta Batalla
no sera mas negro el cuerbo
Medallón inferior. Un plácido jardín es el escenario de un hombre perseguido por una
monstruosa bestia.

Juge si vinceres vis30


Nunca la verdad convence
si con la malicia arguye
nadie de ella triunphar piense
que la ocacion no la vence
sino solo el q’ la huye

Hoja 9. Medallón superior. Una dama y un caballero platican en una elegante estancia.
Verbun nequam Simili31
De la injuria en el exeso
la voz con el eco lucha
el qe se habla haze regreso
al que lo dise i por eso
qn mal habla mal escucha
Medallón inferior. En un bosque se desarrolla una escena de cacería. Un hombre en su
cabalgadura persigue a un par de liebres.
Neutrum capit32
Sola una empresa te obligue
para salir con fortuna
la codicia se mitigue
porque qn dos liebres sigue
no podra alcanzar alguna
Hoja 10. Medallón superior. Desde una ventana, una mujer observa cómo un hombre armado con garrote
persigue a otro asustado personaje.
Ab extra ejicitur extra33
Si descuidado te encuentro
te doi por perdido ya

12
y saliendo de tu centro
no busques el daño dentro
porque de fuera vendra
Medallón inferior. En un jardín, un caballero elegantemente vestido observa la
formación de una enorme fogata que representa una aparición demoniaca.
Nec circa, neclonge34
En huir de el grande bien hazes
y mas si acercarte sueles
estando en cuerdos disfrazes
ni tan cerca qe te abrazes
ni tan lexos que te yeles
Hoja 11. Medallón superior. En el interior de una habitación, un asno marcado mira los libros guardados
en una hermosa estantería.
Copiat, qui potest35
Si ignoras ô entiendes mal
pierdes de sabio el laurel
en tus dudas desigual
q’ no es culpado el panal
porq’ se hizo la miel
Medallón inferior. Un caballero elegantemente ataviado, abre sus brazos.
Volens omnia, cuneta perdit36
El ambicioso se muerde
si de tener yerra el modo
mas, sera vien qe se acuerde
que todo lo que pierde
aquel que lo quiere todo
Hoja 12. Medallón superior. Un hombre porta una vara de medidas con la que parece medir al niño que le
acompaña.
Tua metieris, mensura37
Quando notar a otro quieres
ba tu dictamen perdido
porque seas tu quien fueres
con la bara que midieres
con esa seras medido
Medallón inferior. En un bosque, un pastor cuida a su rebaño.

13
Ad quide, neçodor nec fotor38
Lo racional siempre hable
qe es lo qe en el hombre exede
y en quien le falta es provable
una vida vejetable
con qe ni huele, ni hiede

Notas

1La presente versión presenta algunos cambios.


2. Al parecer, la palabra biombo proviene "del japonés byo, protección y bu, viento; protección contra el
viento. De oriente pasó a Portugal donde le fue añadida la m epéndica portuguesa convirtiéndola en
biombo" vid: Marita Martínez del Río de Redo y Teresa Castelló Yturbide, Biombos mexicanos, México,
INAH, 1972: p. 11.
3. Vid un profundo estudio sobre estas obras de Juan Correa en: Maria Josefa Martínez del Río de Redo,
"Dos biombos con tema profano", Juan Correa. Su vida y su obra, t. IV, v. II, p. 453-468.
4. Ibidem: p. 458.
5. Sebastián, Santiago, El barroco iberoamericano. Mensaje iconográfico, Madrid, Ediciones Encuentro,
1990.
6. Andrea Alciato, Emblema liber, 1531.
7. Ibidem, p. 76-79. El biombo, pintado en óleo sobre tela, consta de 12 hojas que miden desde su base,
245 cm. A su vez, cada hoja tiene un ancho de 42 cm, por lo que la longitud total del biombo abarca 504
cm.
8. El 10 de noviembre de 1755, Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de las
Amarillas recibió el cargo de virrey de la Nueva España. (cuadragésimo segundo)
9. Marita Martínez del Río de Redo y Teresa Castelló Yturbe localizan a esta obra en la primera mitad del
siglo XVIII. Vid: Ibidem, p. 76.
10. Ambas obras en el Museo del Prado.
11. Fernando Alencastre Noroña y Silva, duque de Linares y marqués de Valdefuentes,
recibe el cargo de virrey de la Nueva España (trigésimo quinto) el 15 enero de 1711.
12. Juan de Acuña, marqués de Casafuerte recibe el cargo de virrey de la Nueva España
(trigésimo séptimo), el 15 de octubre de 1722.
13. Francisco de Güemes, Conde de Revillagigedo, es nombrado virrey de la Nueva
España (cuadragésimo primero) hacia el 9 de julio de 1746)

14
14. Cristóbal Gutiérrez de Medina, Viaje del virrey marqués de Villena, introd. y notas
de Manuel Romero de Terreros, México, Imprenta Universitaria, 1947: p. 63-64.
15. [Perder la vida por lucrar poco]. De el mucho logro en el ansia/siempre la codicia
abusa/y es conocida ignorancia/porque la poca ganancia/la mucha perdida excusa.
Tema: Lucro inútil.
16. [Sordera insolente]. Necedades no te opriman/si de discreto te precias/que éstas en
nada se estiman/y a oídos sordos no lastiman/jamás las palabras necias. Tema: La
discreción.
17. [La virtud como la salud]. En este mundo engañoso/anda el discurso perplejo/sin
quererse fiar, dudoso/ni de la virtud del moso/ni de la salud del viejo. Tema: La
apariencias engañan.
18. [Alarde del encanto]. La modestia en traje y trato/es para el hombre advertido/y del
vano desbarato/en palabras y aparato/dicen que mas es ruido. Tema: La modestia.
19. [Reza y trabaja]. Muy poco premio se alcanza/solo en el trabajo dando/nunca así el
hombre descansa/que el logro de la esperanza/se consigue a Dios rogando. Tema:
Trabajo en tanto obras no valen a los ojos de Dios.
20. [*] Mucho consigue quien tira/a el bien que lograrse pueda/cuando a otro fin no
conspira/que el que adelante no mira/de ordinario atrás se queda. Tema: La prudencia.
21. [Cree en las obras]. Hacer no ofrecer favores/el que es discreto aprendió/porque
desterrando errores/obras sólo son amores/que buenas razones no. Tema: las obras por
encima de las palabras.
22. [No escupir al cielo]. Vituperar sin recelo/a el Mayor locura es clara/y advierte que
en tal anhelo/a quien escupiere el cielo/cae la saliva en la cara. Tema: La blasfemia es
locura.
23. [*] Teme un contrario vaivén/cuando a otro le hicieres mal/pues está seguro quien/a
otro techo le hace bien/siendo el suyo de cristal. Tema: La transparencia de las obras.
24. [Ambos caen]. De una duda en la porfía/el Sabio solo te advierta/que cuando a el
necio se fía/y un ciego a otro guía/la caída de ambos es cierta. Tema: El mal camino, la
mala guía.
25. [Amplio pero abrazable; el que mucho abarca poco aprieta]. El que todo lo
procura/tiene de necio la marca/quererlo todo es locura/y así muy poco asegura/el
hombre que mucho abarca. Tema: Prudencia en el trabajo.

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26. [El silencio lo es todo]. De este mundo en la batalla/la lengua da mayor guerra/el
silencio la avasalla/y errando el que nunca calla/el que mas habla mas yerra. Tema: el
silencio prudente.
27. [Del trato de otros]. La murmuración se ataja,/porque la razón la obliga/y el que en
murmurar trabaja/en otro ojo ve Paja/y no sobre sí la viga. Tema: La murmuración.
28. [Todos los días algo se pierde]. El daño esta cierto y claro/en el que tiempo no
gana/el descuido cuesta caro/y así busca hoy el reparo,/no de mañana en mañana. Tema:
No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
29. [No hagas más triste tu suerte]. Si es negra tu suerte calla/que en el que otra busca
observo/el error que le avasalla/y en medio de esta Batalla/no sera más negro el cuervo.
Tema: No ayudar a la infortuna.
30. [Si los venciste, únetelos*] Nunca la verdad convence/si con la malicia argüye/nadie
de ella triunfar piense/que la ocasión no la vence/sino solo el que la huye. Tema: La
verdad todo lo vence.
31. [*] De la injuria en el exceso/la voz con el eco lucha/el que se habla hace regreso/al
que lo dice y por eso/quien mal habla mal escucha. Tema:
32. [*] Sola una empresa te obligue/para salir con fortuna/la codicia se mitigue/porque
quién dos liebres sigue/no podrá alcanzar alguna. Tema:
33. [*] Si descuidado te encuentro/te doy por perdido ya/y saliendo de tu centro/no
busques el daño dentro/porque de fuera vendrá. Tema:
34. [*] En huir del Grande bien haces/y más si acercarte sueles/estando en cuerdos
disfraces/ni tan cerca que te abraces/ni tan lejos que te yeles. Tema: Huir del mal.
35. [*] Si ignoras o entiendes mal/pierdes de sabio el laurel/en tus dudas desigual/que
no es culpado el panal/porque se hizo la miel. Tema: Sobre el buen entendimiento.
36. [Quién todo lo quiere, todo lo pierde]. El ambicioso se muerde/si de tener yerra el
modo/mas sera bien que se acuerde/que todo lo que pierde/aquel que lo quiere todo.
37. [Mídete]. Cuando notar a otro quieres/va tu dictamen perdido/porque seas tu quien
fueres/con la vara que midieres/con esa seras medido.
38. [*] Lo racional siempre hable/que es lo que en el hombre excede/y en quien le falta
es probable/una vida vegetable/con que ni huele, ni hiede.

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