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La familia
El hijo esperado - El hijo nacido
1. Freud, S.: “Introducción al Narcisismo”, en Obras Completas, Biblioteca Nueva, Tomo 11,
España, pág. 2027.
DISCAPACIDAD 27
“es el que yo hubiese tenido si nacía varón Nombre que remite a la his
toria de ella, a lo que “faltó” en esa historia, a aquello que no pudo ser,
“al que no nació”.
3. Fase de Desesperanza
Se va dando un lento reconocimiento de lo irreparable, de la
pérdida (del hijo sano) y renuncia a toda esperanza de reen
cuentro. Cede la lucha, la fe; la ilusión da lugar a la frustra
ción, a la desesperanza, a un sentimiento de desazón. La tris
teza los invade y pueden surgir estados con ideas negativas:
“nada puede hacerse”. Se expresan en relación a este niño, pero
remiten a la imposibilidad de recuperar a aquel otro.
Pueden aparecer episodios depresivos y apatía, falta de “volun
tad”, abandono de ellos mismos, del niño y de sus otros hijos:
abandono de la lucha esperanzada.
Ha quedado vacante el trono construido.
4. Fase de Reorganización
Lentamente se va aceptando la realidad. Al haberse abando
nado la ilusión de reversibilidad total, pueden comenzar a escu
char los informes sobre el diagnóstico, el probable pronóstico y
el tratamiento.
Suele ocurrir que una información dada en diversas oportu
nidades no haya podido ser escuchada o que aparezcan ma
lentendidos.
Tal como se señaló en desarrollos anteriores, se hace necesario
desde el profesional escuchar e ir identificando qué momentos
van atravesando los padres a fin de saber qué se pregunta
DISCAPACIDAD 35
“... lo vimos a Andrés en una reunión y actuaba igual a los demás chi
cos de su edad. Cada uno jugaba solo, ninguno se conectaba con el
otro... ”, dice su padre, quien no puede reconocer los evidentes rasgos de
desconexión de su hijo de cinco años con diagnóstico de retraso mental
por un síndrome genético. En este progenitor se identifica un intenso
mecanismo de negación enjuego”.
mos con ély no nos entiende, no sabemos qué hacer... antes me erafácil, yo
sabía...'".
preguntar para que emerja el sujeto del niño que está anticipado en los
padres, dado que aunque el niño todavía no hable, de todos modos ha
bla en lo que es hablado por sus padres. Sólo está “anticipado” en di
cho discurso y, en tal sentido, constituye una condición de posibilidad,
un punto de partida. Es necesario no olvidar que la estructuración sub
jetiva es una construcción que, si bien se da en tiempos lógicos, éstos se
ensamblan en una dimensión cronológica.
Suelen identificarse en la “clínica de la discapacidad” progenito-t
res que piden medicamentos, técnicas, indicaciones. Al no poder en
frentarse con el deseo de muerte de este niño que ha cristalizado en
el lugar de “intruso”, se produce en muchos casos la muerte subje
tiva. Cuando persiste este deseo de muerte aparecerá como una ma
nifestación velada en formas que van desde la indiferencia al amor
sublime y a la denominada “sobreprotección”. __J
En muchos casos se expresa conscientemente el rechazo, en otros
retorna lo reprimido del deseo de muerte bajo la forma de “sobre-
protección” (formación reactivá del mismo): el excesivo cuidado as
fixiante que impide toda iniciativa e independencia en el niño, ado
lescente o joven; sentimientos ambivalentes (amor y odio) con un
trasfondo de culpabilidad, oscilando los padres entre una excesiva
complacencia, benevolencia y agresión o desmedida violencia.
El efecto es que se suele sofocar en el niño toda posibilidad de
autonomía, constituyéndose una dependencia respecto de la mirada
de los padres ante cualquier desplazamiento.
Ese deseo de muerte inconsciente retorna en expresiones tales
como: ''''Tengo miedo de que le pase algo” o “no quiero que sufra” (noso
tros nos preguntamos: ¿frente a su propio deseo?), “¿se dará cuenta
mando crezca que es así?” (¿qué es “así”? ¿que son así los pensamien
tos inconscientes de sus padres?).
Son madres y/o padres que se angustian si no “controlan” con su
mirada constantemente a sus hijos “para ver si siguen allí” (¿o si están
muertos?), “para que no les pase nada”. Una vida en la que no pasa
nada es una imagen de la misma muy semejante a la de la muerte.
También hay cabida a la pregunta respecto de si lo que “controlan”
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no serán, tal vez, sus propios deseos de muerte. Son seres que, para
seguir viviendo, necesitan “hacerse el muerto”, no pudiendo poner en
juego sus propios deseos de manera vital y autónoma, apareciendo
paralizados en toda iniciativa.
Los hermanos
Í
Respecto a los hermanos suele ocurrir que son dejados de lado,
lostergados o se les hace “cargo” de responsabilidades actuales des
justadas a su edad (“élpuede”) y también futuras.
En ellos se suelen generar sentimientos de hostilidad al sentirse
relegados, intensificándose los sentimientos de rivalidad fraterna.
Manifiestan frecuentes sentimientos de ambivalencia (amor/odio) y
deseos de muerte con formaciones reactivas que cobran expresión
en un excesivo cuidado hacia su hermano con discapacidad.
Lorena, 22 años, tiene una hermana mayor (25) con una discapaci
dad motriz. La causa es una lesión lumbar adquirida en un accidente
automovilístico ocurrido hace tres años, en el que Lorena era quien
manejaba.
En su caso, además de la necesidad de elaborar el duelo por lo perdido
por su hermana, se tornó imperiosa la elaboración del intenso senti
miento de culpa por sentirse la causante de su situación de discapacidad.
En consecuencia, se fue identificando una tendencia fuertemente repa
ratoria en la mayoría de sus actitudes: intento de devolución de lo que
creía que le había privado, devolución que incluía fuertes renuncia
mientos en su vida: carrera, pareja, amigos.
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En una sesión dice: “Esto es una reclusión en mi casa, con los míosy me
siento muy bien...” Intervengo y entonces asocia con reclusión: “encie
rro”, “cárcel”, “castigo ”, desplegándose en lo dicho la verdad implicada
en sus renunciamientos: pago por el daño causado, aplacamiento del sen
timiento de culpa y por ello un “sentirse bien ” haciéndolo.
Progresivamente pudo empezar a conectarse con lo propio y dar cabida a
una mayor diversidad de interesesy actividades en su vida, pero “progre
sivamente”, pues mando decide iniciar una carrera universitaria, al hacer
la elección dice: “Me imagino como la kinesióloga de Carla” (su hermana).
Repito la frase enunciada por ella y puede escucharse en lo dicho, escu
char desde qué lugar estaba haciendo su elección. Se trabajó este aspecto
y no cambió de carrera, pero sí de posición. Ya no se trató de ser la “ki
nesióloga de Carla”. Este cambio de posición se fue dando en relación a
otras temáticas de su vida.