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1 Magister en Ciencias Penales por la UNMSM, Juez Superior Titular de Lima e integrante de la Sala
Penal Nacional y profesor en la Academia de la Magistratura.
2 En tal sentido, no compartimos criterio con el profesor Espinoza Goyena, quien concluye que en lugar de
identificar a qué modelo se adscribe nuestro Código Procesal de 2004, el debate debe girar en torno a
identificar los principios que sirven de eje estructural al Nuevo Código. En tal sentido considera que son
cuatro los principios eje del nuevo Código: oralidad, contradicción, separación de funciones y
excepcionalidad de la coerción. Cfr. “El modelo” del nuevo Código Procesal Penal, en sección documentos
de la página Web del Instituto de Ciencia Procesal Penal (INCIPP).
Es garantista el acusatorio recogido por el CPP de 2004, puesto que es
función del órgano jurisdiccional garantizar en todo el procedimiento penal, los
derechos y garantías del investigado y acusado, del agraviado y parte civil, y, del
derecho de acusación representado por los fiscales del Ministerio Público. No solo
garantiza los derechos y garantías del imputado o acusado, sino de todos los
sujetos procesales que participan en el proceso penal. El fundamento de esta
situación es el principio de igualdad de armas. Al juez, según la etapa procesal, le
corresponde garantizar que el citado principio se materialice al interior del proceso
penal. En el curso del proceso penal, le está vedado al juez dejar en estado de
indefensión al imputado o acusado, así como al derecho de acusación. Si ello se
verifica ya sea para el imputado o para el derecho de acusación, el proceso es
nulo en aplicación del inciso “d” del artículo 150° del Código Procesal Penal 3.
Consideramos que esto es fundamental, pues en el acusatorio adversarial, el juez
no tiene tales facultades. De ahí que en tal sistema sea común sostener que si el
derecho de defensa o el derecho de acusación no están bien representados en
juicio, no es problema del juez. De modo que esa es la diferencia entre el
acusatorio adoptado por nuestro legislador y el acusatorio puro o adversarial4.
3 Allí se prescribe que no será necesaria la solicitud de nulidad de algún sujeto procesal y podrán ser
declarados aun de oficio, los defectos concernientes:…. d) A la inobservancia del contenido esencial de los
derechos y garantías previstos por la constitución.
4 En consecuencia, sostenemos que debe desterrarse la idea simple de que el modelo procesal penal por ser
el acusatorio garantista, con ciertos rasgos adversativos. Tratado de Derecho Penal, V.I, Pacífico editores,
2013, p. 75.
6 Como afirma Peña Cabrera-Freyre. Cfr. Derecho Procesal Penal, T. II, Editorial Rodhas, Lima, 2013, p.
336.
7 Como proponía el Proyecto Huanchaco. En efecto, el profesor Florencio Mixán Mass sostenía que el
citado proyecto “propone el diseño de un procedimiento acusatorio con relevante tendencia adversarial
que se concretará mediante juicio oral, público, contradictorio y continuado”. Cfr. Diseño del juicio oral en
el proyecto Huanchaco, en Reforma del proceso penal, ediciones BLG, Trujillo, 2005, p. 78. Actualmente,
sigue apostando por el diseño de aquel proyecto, el profesor Burgos Mariños, quien enseña que el modelo
regulado en el Código Procesal Penal de 2004 es “el sistema acusatorio adversarial” y en tal contexto,
pretende identificar al juez profesional peruano con un jurado afirmando que “un complemento
importante para garantizar la imparcialidad es que el Juez no conocerá del caso sino hasta el mismo día
de la audiencia”. Cfr. la reforma del proceso penal en el Perú: construyendo el modelo acusatorio, en
Nuevo Procesal Penal y Delitos contra la administración pública (Castañeda Otsu-Coordinadora), Jurista
editores, Lima, 2014, pp. 112-115.
en la mayor parte del proceso penal no hay partes adversas. Tal como aparece
recogido el modelo adoptado por el legislador nacional, solo en las audiencias
preliminares y en el juicio oral se verifica la existencia de partes adversas. Pero
eso no sucede en la investigación preliminar ni preparatoria que por el tiempo que
lleva materializarlo, es la etapa procesal de más duración en un proceso penal
común. En esta etapa, el dueño y señor del procedimiento penal materializado en
la investigación, es el fiscal. El abogado defensor se convierte en una especie de
colaborador en el esclarecimiento de los hechos investigados. No es parte
adversa.
8 Así aparece establecido en forma expresa en el inciso 4 del artículo 337° del CPP de 2004.
9 Procedimiento especial establecido en forma clara en el inciso 5 del artículo 337° del CPP de 2004.
10 En Estados Unidos, por ejemplo, sí existen partes adversas desde el inicio del procedimiento, pues una
vez que una persona es imputada por la comisión de un delito, esta contrata a su abogado defensor, quien
inmediatamente se dirige al juez y le solicita le habilite para investigar el caso. El juez por resolución
judicial le habilita para investigar. De esa forma, el defensor comienza a investigar como si fuera un fiscal
más. Toda la información del caso que acopie la fiscalía o el abogado defensor no lo pone en conocimiento
de la otra parte adversa. El revelamiento de la información de los adversarios se produce en una
audiencia previa al juicio oral. En aquella audiencia, los adversarios (Fiscal y abogado defensor) revelan e
intercambian la información obtenida del caso. Luego el juez señala día y hora del inicio del juicio oral.
artículo I, Título Preliminar del Código Procesal Penal de 2004, se precisa que las
partes intervendrán en el proceso con iguales posibilidades de ejercer las
facultades y derechos previstos en la Constitución y en el Código Procesal Penal.
Los jueces preservarán el principio de igualdad procesal, debiendo allanar todos
los obstáculos que impidan o dificulten su vigencia.
11 Cfr. Picó i Junoy, El Juez y la Prueba, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2011, nota 452, p. 150.
12 Véase el contenido de los artículos 43º, 44º y 138º de nuestra Constitución. En el objetivo de administrar
justicia, el legislador le ha dado al Juez la facultad de hacer preguntas de aclaración al acusado, testigos,
peritos (375°.4 CPP), practicar en forma excepcional y limitada prueba de oficio (385°.2 CPP), promover
aún de oficio debate pericial ante informes periciales discrepantes (378º. 7 y 181°. 2 CPP), desvincularse
respecto de la calificación jurídica planteada por el fiscal (374° CPP), etc.
13 Tampoco es cierto que “el Juez es un sujeto neutral que debe resolver a la luz de la prueba presentada
por las partes contendientes” como afirma Ore Guardia, Vid. Manual de Derecho Procesal Penal, T.1,
Editorial Reforma, Lima, 2011, p. 73
14 El inciso 2 del artículo 385 del CPP de 2004 prevé que: El juez penal, excepcionalmente, una vez
culminada la recepción de las pruebas, podrá disponer, de oficio o a pedido de parte, la actuación de
nuevos medios probatorios si en el curso del debate resultasen indispensables o manifiestamente útiles
para esclarecer la verdad. El juez penal cuidará de no reemplazar por este medio la actuación propia de
las partes.
principio de justicia15. De modo que tal como lo sostiene el profesor San Martín
Castro, el modelo adoptado en el CPP de 2004 no es de inspiración anglosajona
o norteamericana, sino es de inspiración europea continental.
Por lo demás, no le falta razón al profesor San Martín Castro 16, cuando
enseña que los códigos procesales jamás asumen en abstracto un modelo de
procedimiento penal en estado químicamente puro, siempre buscan adaptarse a
las concretas realidades nacionales, y corresponde a los juristas, jueces, fiscales y
abogados litigantes ir “adecuando” las siempre abiertas y hasta contradictorias
normas que lo configuran, por la multitud de fuentes y pensamientos que han
intervenido en su regulación normativa, a las exigencias de la justicia. En el mismo
sentido, Cafferata Nores17 nos enseña que ni en el pasado ni en la actualidad es
posible encontrar a alguno de aquellos paradigmas procesales en estado
“químicamente puro” (todos son algo mixtos).
15 La actuación de prueba de oficio excepcional no es privativa solo del Civil Law, pues en los Estados
Unidos de Norteamérica existe las Federal Rules of Evidence que atribuyen al juez relevantes poderes de
iniciativa probatoria, aunque los jueces americanos tiendan a darles una muy limitada aplicación, para
evitar interferir en la actividad de las partes. Vid. Taruffo, Michele, Simplemente la verdad. El Juez y la
construcción de los hechos, Marcial Pons, Madrid, 2010, p. 198. También del mismo autor, Teoría de la
prueba, Ara editores, Lima, 2012, p. 214.
16 Vid. el prólogo del libro Manual del Nuevo Proceso Penal y de Litigación Oral, Neyra Flores, Idemsa,
2010, p. 23. Por su parte, Talavera Elguera, en parecido sentido, sostiene con propiedad que en el Derecho
comparado, la tendencia no es a configurar modelos acusatorios puros, Manual del Derecho probatorio de
la valoración de las pruebas, Academia de la Magistratura, Lima, 2009, p. 52.
17 Cfr. Cuestiones actuales sobre el proceso penal, Buenos Aires, 1998, p. 3.
18 Cfr. Taruffo, Michele, Op. Cit., 2010, p. 156.
19 Taruffo, Michele, Teoría de la prueba, Op. Cit. 2012, p. 19.
aquello que tal afirmación describe, ha ocurrido en realidad. De modo que la
verdad es una relación de correspondencia o conformidad entre el lenguaje, por
un lado, y los hechos o la realidad, por el otro20. La decisión adoptada por el juez
es verdadera y correcta cuando coincide o se corresponde con los sucesos que
realmente ocurrieron en la situación empírica que está en la base de la
controversia judicial21. En parecido sentido, Cafferata Nores22 precisa que por el
proceso penal “se busca llegar a la verdad material sobre la atribución a una
persona de un delito; que no es la verdad sustancial, sino la que se conoce como
verdad correspondencia; adecuación de lo que se conoce de una cosa, con lo que
la cosa es”. El citado autor sigue afirmando que la verdad que se persigue en el
proceso penal es la históricamente ocurrida, denominada verdad material, verdad
correspondencia o verdad real23 y es la prueba el medio más confiable para
descubrir esta verdad real, y, a la vez, la mayor garantía contra la arbitrariedad de
las decisiones judiciales.
20 Cfr. Gonzales Lagier, Hechos y argumentos (racionalidad epistemológica y prueba de los hechos en el
proceso penal) III, en Rev. Jurídica Jueces para la Democracia, N° 47, julio 2003, Madrid, p. 48. Aquí se
sostiene que algunas de las teorías de la verdad más relevantes son la teoría de la verdad como
correspondencia, la verdad como coherencia (un enunciado es verdad cuando es coherente con otro
conjunto de enunciados), la teoría pragmática de la verdad (un enunciado o una creencia son verdaderos si
resultan útiles) y la teoría de la verdad como consenso (un enunciado es verdadero si hay acuerdo, real o
potencial, acerca de ella), Op. Cit., 2003, p. 49. Siendo a la primera que se adhiera el citado autor.
21 Taruffo. Michele, Op. Cit., 2012, p. 28.
22 Cfr. Proceso penal y verdad histórica, en Cuestiones actuales sobre el proceso penal, editores del Puerto,
se dejó establecido que con la finalidad de encontrar la verdad material de los hechos, el Juez está
habilitado para practicar de oficio un debate pericial cuando este es pertinente y útil.
sentencia justa -el derecho material se realiza comprobando la verdad material-
aspecto que de modo alguno se cumple cuando se asume una concepción de
mera “justicia de procedimiento”, esto es, que se limite a garantizar la justicia en
las condiciones de combate entre las partes.
Todo tiene que ver con la calidad de la decisión que al final del proceso
penal tiene que emitir el juez. Actualmente, nadie discute razonablemente que una
de las condiciones para que el proceso conduzca jurídicamente y de modo
racional a decisiones correctas y por lo tanto, justas, es que este sea orientado a
establecer la verdad de los hechos relevantes del caso26. Ninguna decisión judicial
puede considerarse legal y racionalmente correcta y por lo tanto justa, si se emite
con base a una comprobación errónea y no verdadera de los hechos del caso. De
ahí que el profesor italiano Michele Taruffo27 concluya que ninguna decisión
correcta y justa se puede basar en hechos determinados erróneamente. De modo
que junto con la aplicación correcta del derecho, el descubrimiento de la verdad de
los hechos es un presupuesto esencial del proceso penal, en tanto constituye
también una exigencia ineludible de la justicia28.
26 Cfr. Taruffo, Michele, Poderes probatorios de las partes y del Juez en Europa, en la revista Ius Et
Praxis, vol. 12, N° 2, Universidad de Talca, Chile, 2006, p. 116. En parecido sentido, el profesor Talavera
Elguera señala que “la idea fundamental es que el ciudadano tiene derecho a demostrar la verdad de los
hechos en que se funda su pretensión”. La prueba en el Nuevo Proceso Penal, Op. Cit., 2009, p. 21.
27 Cfr. La teoría de la prueba, Op. Cit., 2012, p. 22.
28 Cfr. Pérez del Valle, Carlos, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso penal, Grijley, Lima,
2005, p. 135.
excepcional. De modo que cuando el juez actúa prueba excepcional o
complementaria (de oficio) solo se limita a desarrollar una tarea específica
encaminada a hacer posible que la decisión final que adopte, en el caso concreto,
se base en todas las pruebas disponibles y, por lo tanto, se aproxime lo más
posible a la verdad de los hechos.
humanos, 1ra. edición, Guatemala, 2002, pp.11-13. También en La prueba en el proceso penal, Op. Cit.,
2003, p. 5.
las partes33. Esto significa que cuando las partes ejercen puntual y diligentemente
con su deber y tarea de ofrecer y presentar todas la pruebas disponibles del caso
concreto, y por lo tanto, proveen al juez de toda la información existente y
suficientes elementos para la comprobación de los hechos -como a menudo
ocurre en la práctica- no hay ninguna necesidad de que el juez ejerza la facultad
de actuar prueba de oficio34.
33 En el mismo sentido, Talavera Elguera precisa que la prueba de oficio “no se trata de una carga sino de
una facultad de carácter complementario y que apunta a la realización de uno de los fines primordiales
del proceso penal”, Cfr. Op. Cit., 2009, p. 52.
34 Cfr. Taruffo, Michele, Poderes probatorios de las partes y del Juez en Europa, Op. Cit., Chile, 2006, p.
111.
35 Como se sostiene sin mayor discusión en el acusatorio del “sistema adversarial” o “proceso adversarial”
adoptado en el Common Law. En efecto, Taruffo nos precisa que “la historia del proceso del common law
enseña, en efecto, que el proceso integralmente adversarial no ha sido orientado nunca hacia la búsqueda
de la verdad”. Op.Cit, 2006, p. 118.
36 Cfr. Baytelman, Andrés- Duce, Mauricio, Litigación penal, juicio oral y prueba, Editorial Alternativa,
Lima, 2005, p. 92. Incluso estos autores formados en el sistema norteamericano, en forma simple y
errónea concluyen que la verdad material está asociada al sistema inquisitivo en tanto que la verdad
procesal que ellos fomentan está asociada al sistema acusatorio.
concepción, el objetivo principal del proceso penal es resolver el conflicto entre las
dos partes del caso. El objetivo del proceso no es establecer la verdad de los
hechos en disputa, pues en muchos casos -sostienen- los conflictos pueden ser
resueltos aun sin buscar y descubrir la verdad de los hechos relevantes37.
Según esta postura procesal, al juez le está vedado actuar prueba de oficio.
Así el juez entienda o caiga en la cuenta al interior del proceso penal, claro está
luego de ir observando la actuación probatoria, que el acusado sería el
responsable del delito grave objeto de juzgamiento, deberá absolverlo si el fiscal
no cumple con su obligación legal de probar los cargos38. En la misma lógica y a la
inversa, también se pretende que el juez así se dé cuenta al interior del
juzgamiento, claro está luego de ir observando la actuación probatoria, que el
acusado no sería el autor del delito deberá condenarlo si el defensor no cumple
con su obligación legal de refutar adecuadamente las pruebas de cargos actuadas
y presentadas por el buen fiscal.
Consideramos que esta forma simple de ver la justicia penal no puede ser
admitida en un Estado Democrático de Derecho como el nuestro. En un Estado
45 Del Río Labarthe, La Etapa Intermedia en el Nuevo Proceso Penal Acusatorio, Lima, 2010, p. 215. En
consecuencia, no es de recibo lo expresado por el profesor Peña Cabrera-Freyre, quien afirma que la
marcha triunfal del proceso penal acusatorio – de corte adversarial, viene a darnos una lectura muy clara,
propuesta por la enorme influencia que el sistema norteamericano viene ejerciendo en los países
latinoamericanos, como el Perú, cuyo pragmatismo, versatilidad y dinámica procesal -propia de la
oralidad- reemplazan al formalismo, burocracia, ritualidad y escribanía del modelo mixto, incidiendo en
un relajamiento del principio de estricta legalidad, cuya contemplación tradicional reportó un rendimiento
poco óptimo. Vid: Derecho Procesal Penal, T. I, Op. Cit. Lima, 2013, p.8.
46 Así lo asume nuestra Corte Suprema en las sentencias de Casación Nº 14-2009-La Libertad y Casación
Nº 22-2009- La Libertad.
penal imparcial, pero no pasivo ni neutral, sino activo47, dinámico y comprometido
con la función constitucional principal del Poder Judicial, cual es administrar
justicia de acuerdo a Ley y a la Constitución. Este modelo acusatorio garantista
recogido en el Código Procesal Penal de 2004, es el que debemos materializar en
la administración de la justicia penal en nuestro país. Jurídicamente no existe
legislado otro modelo procesal penal acusatorio en nuestra patria. No debemos
buscar el modelo procesal en otras legislaciones u otros proyectos legislativos
como el proyecto Huanchaco48. En consecuencia, los principios del modelo
adoptado por el legislador nacional, establecidos en forma taxativa en el Título
Preliminar del Código Procesal Penal, deben ser utilizados como fundamento de
interpretación de las demás disposiciones procesales penales tal como se prevé
en el artículo X del Título Preliminar.
47 Para graficar lo que se quiere expresar resulta pertinente citar a Taruffo quien señala que “si se
considera que el proceso es un asunto privado entre las partes y que por consiguiente, éste no está de
ningún modo dirigido a la búsqueda de la verdad, entonces se asignará al Juez un rol pasivo, no obstante,
esta ideología ha sido desechada por la mayor parte de los legisladores procesales modernos, precisamente
en la medida que se han ocupado del rol del juez con respecto a la determinación de los hechos”, Op. Cit.
2010, p. 197.
48 Como lamentablemente viene sucediendo, prueba de ello es lo siguiente: pese que se viene aplicando el
mismo Código Procesal Penal, existe una marcada forma de hacer proceso penal en el norte y otra
diferente en el sur del país. El profesor Asencio Mellado diagnosticando lo que viene sucediendo sostiene
“se afirma, sin indagar en las consecuencias de lo dicho, que la sujeción a la norma no es deseable si la
misma se opone a lo que se formula desde consideraciones voluntaristas, a opciones por modelos que la ley
ha decidido no amparar, pero que se introducen sibilinamente con graves efectos en el devenir cotidiano
del proceso. En realidad, no hay satisfacción de algunos con las reformas, sino que van más allá, buscan
otro modelo distinto al regulado y de esta manera, mediante conceptos, tales como litigación oral, el
exceso del significado de la oralidad, el de la imparcialidad judicial, etc. presentan como útil un sistema
que se aleja tanto de la ley en vigor, que es difícil augurar un futuro cierto a las reformas”. Vid. Prólogo
del libro: Nuevo Procesal Penal y Delitos contra la administración pública (Castañeda Otsu-
Coordinadora), Jurista editores, Lima, 2014, p. 9.
49 Al respecto véase el libro Derecho Procesal Penal, T. I y II, del profesor Peña Cabrera-Freyre.
adoptado y recogido en el texto procesal de su respectivo país, el mismo que a
todas luces es diferente de un país a otro 50. Por ejemplo, en el Perú, se ha
previsto que el juez de juzgamiento excepcionalmente puede disponer la actuación
de prueba de oficio51; sin embargo, en los Códigos Procesales de Colombia52,
Chile, Bolivia y Nicaragua, se prohíbe en forma expresa cualquier actuación de
prueba de oficio53. Solo tal aspecto, hace que la aplicación del modelo acusatorio
en nuestra patria, sea diferente a la aplicación que se hace en los países antes
citados, aun cuando todos se sustentan en el principio o sistema acusatorio.
50 Además, tal como sostiene el profesor Rosas Yataco, cada nación en su fase evolutiva se va organizando
políticamente y va regulando sus normas de acuerdo a los valores que cultivan, preconizan y defienden de
acuerdo a sus necesidades sociales. Cfr. Anotaciones del sistema acusatorio en el Código Procesal Penal de
2004, en la sección documentos de la página Web del Instituto de Ciencia Procesal Penal (INCIPP).
51 Vid. el inciso 2 del artículo 385 del CPP de 2004.
52 Así, el artículo 361 del CPP de Colombia de 2004, prescribe “en ningún caso el Juez podrá decretar la
hacer proceso penal previsto en la Constitución. Véase la Ejecutoria Suprema del 13 de abril de 2007, en
la Queja Nº 1678-2006-Lima- Sala Penal Permanente. En tanto que San Martín Castro, sostiene que las
notas características del principio acusatorio son: desdoblamiento del proceso en dos etapas: la
investigación preparatoria y enjuiciamiento que se encargan a órganos públicos diferentes, separación de
las funciones de acusación y decisión y vinculación entre acusación y sentencia: absoluta en lo fáctico y
relativa en lo jurídico. Cfr. Proceso penal, Constitución y principios procesales, en Libro homenaje a José
Hurtado Pozo, Idemsa, 2013, p. 863. Por su parte, Gómez Colomer sostiene que el principio acusatorio
significa tres cosas: Que no puede existir juicio sin acusación formulada por un tercero ajeno al órgano
jurisdiccional; no puede condenarse por hechos distintos de los acusados ni a persona distinta de la
acusada; y, no pueden atribuirse poderes de dirección material del proceso al juzgador que cuestione su
imparcialidad. Cfr. El proceso Penal en el Estado de Derecho. Diez estudios doctrinales, Palestra Editores,
Lima, 1999, p. 14. Nuestro TC también ha asumido esta postura citando a este último autor. Al respecto
véase la sentencia del 13 de marzo de 2006, Exp. Nº 2005-2006-PHC/TC-Lima, caso Umbert Sandoval.
brocardo ne procedat iudex ex officio, y supone la idea de que no hay proceso
penal sin acusación55. De ahí que se afirma con propiedad que la finalidad del
sistema acusatorio es la de garantizar en todo momento, la imparcialidad del juez
de fallo. En consecuencia, en el supuesto de que el fiscal decida no acusar, y
dicha resolución es ratificada por el fiscal jerárquicamente superior, al haber el
titular de la acción penal desistido de formular acusación, el proceso penal debe
llegar a su fin56.
55 Cfr. Picó i Junoy, Op. Cit., p. 146. Incluso, este autor con base en los pronunciamientos del TC español
considera que los rasgos esenciales del principio acusatorio son los siguientes: separación de funciones
entre juez instructor y juez decisor; Imposibilidad de juicio sin acusación; correlación entre acusación y
sentencia; y prohibición de la reformatio in peius. Ibidem. En parecido sentido, Maier, Derecho Procesal
Penal T. I, Argentina, 2002, p. 444. También Armenta Deu, Principio acusatorio: realidad y utilización, lo
que es y lo que no; en revista Ius et veritas, N° 16, Lima, 1998, p. 216.
56 Esta es la doctrina jurisprudencial de Tribunal Constitucional establecida en el Exp. 2005-2006-
profesor Asencio Mellado precisa que “toda opinión, es relativa y debe respetarse, pero, cuando la misma
parte del rechazo a la misma norma o antepone su visión dogmática por encima de la Ley, pretendiendo
que la misma se subordine a una posición que se representa como absoluta, la moderación ha de
imponerse. Bien está que se promueva la modificación de la Ley, pero, mientras esta se encuentre vigente,
ha de aplicarse sin excusa y sin alegaciones o pretensiones de imposición superior de criterios que, se
insiste, no son universales, ni se aplican en los países en los cuales el Código de 2004 ha encontrado su
apoyo y referente”. Vid. Prólogo del libro: Nuevo Procesal Penal y Delitos contra la administración pública
(Castañeda Otsu-Coordinadora) Op. Cit, 2014, p. 12.
58 Cf. Ávalos Rodríguez, Constante, la decisión fiscal en el nuevo Código Procesal Penal, Gaceta Penal y
60 Sentencia de casación del 22 de mayo de 2012, Nº 159-2011-Huaura. Por lo demás, esta es la doctrina
legal establecida por la Salas Penales de la Corte Suprema en el Acuerdo Plenario Nº 6-2011/JC- 116 del 6
de diciembre de 2011.
61 En contra Ore Guardia. En efecto, el citado autor enseña que “la Constitución no establece un modelo
procesal ni acusatorio ni inquisitivo, pero sí procura que el modelo aplicable sea el mejor, en concordancia
con el Estado Social y Democrático de Derecho, como es el peruano”. Sin embargo, concluye aceptando que
“no cabe duda de que el modelo que mejor concuerda con las disposiciones constitucionales es el
acusatorio”. Cfr. Op. Cit, 2011, p. 71.
62 Vid. exposición de motivos del Código Procesal Penal de 2004. Al respecto: Cubas Villanueva, Apuntes
sobre el nuevo Código Procesal Penal, el nuevo Proceso Penal, Lima, 2004, p. 7. También Peña Cabrera-
Freyre, Derecho Procesal Penal, T. I, Op. Cit., 2013, p. 8.
63
TODO CONSTITUYE UN CAPÍTULO DE MI LIBRO “LA ETAPA INTERMEDIA Y RESOLUCIONES
JUDICIALES SEGÚN EL CÓDIGO PROCESAL PENAL DE 2004”, ed. Grijley, 2014.