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Noción
formal y sustancial del delito. Evolución del concepto dogmático del delito.
Teoría clásica del delito. Bipartición, Tripartición y Funcionalismo. Estructura
Básica y Complementaria del Tipo Penal. Distinción entre Delitos y Faltas.
Clasificación de los Delitos en la legislación venezolana.
Es así como, la idea del delito toma su origen en la ley penal, entre la ley
penal y el delito existe un nexo indisoluble, pues el delito es propiamente la
violación de la ley penal, para ser más exactos, la infracción de una orden o
prohibición impuesta por la ley; en consecuencia, delito será todo hecho al
cual el ordenamiento jurídico penal le adscribe como consecuencia, una
pena. Impuesta claro está, por la autoridad judicial luego de cumplido con
todas las exigencias que impone el debido proceso.
Esta definición debe ser complementada por una noción que haga referencia
al contenido del hecho que se denomina delito. En el plano sustancial, el
delito ha de entenderse como un hecho, que en sí mismo o por su forma,
lesiona intereses fundamentales de la sociedad, intereses que se consideran
básicos para la existencia, conservación y desarrollo del conglomerado
social. Precisamente, el ordenamiento penal protege tales intereses o
condiciones, por tratarse del equilibrio moral de la sociedad, el cual depende
de la salvaguarda de determinados valores, de determinadas condiciones o
situaciones que hacen referencia a exigencias éticas básicas del individuo, de
la familia y del Estado, contra los cuales atenta de forma directa
sustancialmente el delito.
El concepto de delito, como conducta castigada por la ley con una pena, es
sin embargo, un concepto puramente formalista, que nada dice sobre los
elementos que debe tener esa conducta para ser castigada por la ley con una
pena.
Según el maestro Luis Jiménez De Asúa, el Delito es: “Un acto típicamente
antijurídico, imputable al culpable, sometido a veces a condiciones
objetivas de penalidad y que se halla conminado con una pena, o en ciertos
casos, con determinada medida de seguridad en reemplazo de ella”.
Rodríguez Devesa José María, señala que: “Delito es, El acto típicamente
antijurídico y culpable a la que está señalada una pena”.
Pero lo que hoy día se conoce como teoría jurídica del delito es relativamente
moderna: surge a finales del siglo XIX, cuando los docentes del derecho
penal se ven en la necesidad de explicar a sus alumnos de forma sistemática
y ordenada el contenido de la parte general del estudio del derecho penal
contenida en los preceptos que integraban el Libro I o equivalente del código
penal. En concreto, surge en Alemania tras la promulgación del código penal
de 1871, y precisamente por estudios publicados por autores como Franz
Ritter von Liszt (1851‐1919), Ernst Ludwig von Beling (1866‐1932), entre
otros.
Ahora bien, los estadios de la evolución de la teoría del delito desde que
surge en Alemania, hace ya más de un siglo, hasta la actualidad son:
En cuarto lugar Escuela Funcionalista: Desde los años setenta del pasado
siglo, y hasta ahora, ha dominado fundamentalmente en todo el mundo, el
panorama doctrinal del enfoque finalista, delimitando el esquema y orden de
las categorías del delito, combinados con teorías más avanzadas pero
complementarias como el funcionalismo. El cual pretende matizar la teoría
finalista con la explicación y justificación de los contenidos de las categorías
que determinan las funciones que cumplen el derecho penal en la sociedad,
o por las consecuencias que deriva de la aplicación del derecho penal,
expresada en la finalidad de la pena y su contribución al mantenimiento de
la vida social, que precisamente sirve para dar contenido a las categorías del
delito, así, explicado por uno de los doctrinarios de la corriente funcionalista
como lo es Günther Jakobs; o bien, como lo explica el profesor Claus Roxin,
al señalar que son los principios y categorías de la política criminal que
integra el principio de legalidad, prevención y control social, los que han de
dar contenido a cada una de las categorías de la teoría del delito.
El nombre, Escuela Clásica, no le fue dada por sus fundadores, sino por sus
adversarios, los positivistas, que al término “clásico” atribuyeron una
significación despectiva, la de tradicionalismo caduco o retrógrado. Quienes
repudiaban y rechazaban las bases metodológicas en que esta escuela se
sustentaba.
Con el transcurrir del tiempo, pudo comprobarse, que estas tentativas están
condenadas al fracaso, porque la noción del delito está íntimamente ligada a
la vida social y jurídica de cada pueblo y de cada siglo, y por eso, hay
mutaciones entre lo que hoy se considera delito y lo que antes era
considerado como tal, en otra parte o en otro lugar.
Por eso resulta inútil establecer un concepto filosófico del delito, que
determine cuando un acto tiene carácter delictivo y cuando no. Ha habido
actos que en otras épocas eran lícitos y ahora no lo son. Por ejemplo, en la
antigüedad no sólo era lícito, sino obligatorio, dar muerte al padre viejo y
enfermo. Hoy se castiga ese acto, llamado parricidio, en todos los países del
mundo se considera homicidio practicado en la persona de un ascendiente.
Ahora bien, hay actos que violan un deber jurídico y nieguen un derecho
subjetivo y si no está tipificado en la ley penal como delito, no acarrea
sanción penal. Por ejemplo, la omisión del oportuno pago de una deuda, viola
un deber jurídico, que es el de pagar oportunamente; y además, viola un
derecho subjetivo: el del acreedor de ver satisfecha su acreencia, y no
obstante, no está tipificado como delito y por lo tanto no acarrea sanción
penal.
La teoría clásica del delito, nace como reacción a la barbarie y los métodos
medievales donde privaba la tortura como medios de obtención de pruebas,
igualmente como reacción al principio de juez natural, es decir, tribunales
diferentes para nobleza y plebeyos. Las teorías clásicas del delito
encontraron inspiración en la Doctrina de los Enciclopedistas del siglo
XVIII, como Cesare de Beccaria que en 1764 publica su obra "De los delitos
y de las Penas", de contenido individualista liberal, basado en los principios
de la Revolución Francesa de 1789.
1. Leyes de Dios.
2. Leyes del Hombre
3. Leyes Sancionatorias.
Para la teoría clásica, la técnica penal, pretende encontrar los elementos que
matemáticamente identifiquen al delito, para establecer como consecuencia
la imposición de la pena, de allí surgen las diferencias entre autor, coautor,
cómplice en el concurso de delitos y personas.
Así tenemos que los principales exponentes de la Teoría positivista del delito
son:
Por ejemplo Rafael Garófalo, afirmó que hay que renunciar al examen de los
hechos y acudir al examen de los sentimientos, por eso, formuló el concepto
sociológico del delito, como: “la violación de los sentimientos altruistas
fundamentales de piedad y probidad en la medida en que tales sentimientos
se encuentran en la sociedad civil y por tanto, en la medida en que son
necesarios para la adaptación del individuo a la colectividad”.
El delito se definía como: “una lesión a aquella parte del sentimiento moral
que consiste en los sentimientos altruistas fundamentales, o sea, la piedad
y la probidad, en la medida media en que estos sentimientos son poseídos
por una comunidad”. O como “acción punible determinada por aquellas
acciones encaminadas por móviles individuales y anti sociales que turban
las condiciones de vida y contravienen la moralidad media de un pueblo
en un momento dado”.
Desde los años setenta del pasado siglo, y hasta ahora, dominan de forma
universal el panorama doctrinal que establece el enfoque finalista, matizado
más adelante con otras singularidades que dan forma al modelo funcionalista
que en la actualidad impera en el mundo jurídico penal, plasmado sobre todo
en el esquema y orden de las categorías del delito.
2. La selección por parte del autor de los medios más idóneos para lograr el
fin; y,
Esto ha dado lugar a que algunos autores como Enrique Bacigalupo señalen,
que: “el concepto personal de lo ilícito”, en donde esta teoría requiere
“junto al desvalor del resultado un desvalor de acción, ya que el análisis
de la acción nos lleva a valorar lo que el autor quiso hacer, por cuanto
importa tanto como lo que hizo”. En consecuencia, la teoría personal de lo
ilícito, bajo la perspectiva de la teoría finalista llevada a sus extremos,
“reduce lo ilícito exclusivamente al desvalor de la acción".
Tal separación obligo a dar un trato diferente a los casos de error de tipo y
error de prohibición y, por último, establecido que la participación solo
puede darse en un hecho principal doloso, pues sin dolo falta el tipo del hecho
principal.
Welzel logro superar los escollos de los delitos imprudentes y de los delitos
de omisión; en los primeros, la acción final está encaminada hacia fines que
carecen de transcendencia para el Derecho Penal; en ellos lo importante es
la infracción del deber objetivo de cuidado. En cuanto a los delitos omisivos,
el panorama se completó con la aportación de Armin Kaufmann, que los
concibió como una tercera forma de aparición del hecho punible, dotado de
una estructura diferente.
Con la Teoría Finalista del delito, manifiesta Bustos “se logra pues culminar
todo un proceso dogmático en la configuración de la Teoría del Delito, que
permite superar las contradicciones y simplificaciones anteriores, con lo
cual se logra una mayor precisión conceptual y garantista”.
Así, los doctrinarios del Derecho Penal y de la Teoría del Delito han dividido
a la escuela funcionalista en dos:
Según Jakobs (1995), la teoría funcionalista, del derecho penal explica que
las estructuras del delito dependen de los fines y funciones que cumple el
derecho en la sociedad y que la finalidad del derecho es la estabilización de
expectativas sociales. Günther Jakobs, una de sus principales artífices, define
al delito como injusto, y éste es el comportamiento típico evitable, doloso o
imprudente que no está justificado. El autor del injusto sólo es responsable
por el déficit de motivación jurídica, si en el instante del hecho constituye un
sujeto con la competencia de poner en cuestión la validez de la norma, es
decir, si es imputable.
Esta concepción, sostiene que la tripartición no debe ser aceptada por el solo
hecho de considerar la antijurícidad como un elemento propio del delito. En
consecuencia sustenta, que en el delito no cabría la posibilidad de distinguir
sino dos elementos sustanciales: el elemento objetivo que determina el hecho
material o manifestación del comportamiento exterior del hombre; y el
elemento subjetivo, dado por la actitud o voluntad que permite dar origen al
hecho material que conduce la voluntad culpable del agente.
En esta concepción del injusto penal, fue claramente expuesta por el alemán
h. Luden (1840) elaboró un concepto tripartito de delito a pesar del estudio
que se realiza de la acción u omisión se considera como el primer elemento
la tipicidad, luego la antijuridicidad y el tercer elemento es la culpabilidad.
A diferencia de la concepción bipartita, el componente fundamental y
primordial, lo constituye la antijuridicidad, como momento de la negación
del valor representado por la lesión del bien jurídico. La tipicidad es
concebida como una forma técnica de descripción del hecho que lleva en su
seno reflejado el interés relevante para el Derecho penal.
Sujeto pasivo del delito: Es el titular del bien jurídico destruido, lesionado
o puesto en peligro mediante la comisión de un delito. Por lo regular, es una
persona física o natural, pero también puede ser una persona jurídica, como
por Ejemplo, el hurto cometido contra el patrimonio de una persona jurídica.
Los animales no pueden ser sujeto pasivo de delito, sólo pueden ser objetos
materiales de delito.
ESTRUCTURA COMPLEMENTARIA:
Está constituida sobre un conjunto de situaciones que de forma incidental
expone el legislador en los tipos penales para establecer condiciones
especiales de: modo, tiempo, lugar entre otras. Por ejemplo: la nocturnidad
es una condición de tiempo, mediante escalamiento, es una modalidad,
también es una modalidad el empleo de astucia o medios electrónicos, una
condición de lugar puede ser: en cementerios, templos, oficinas públicas
entre otras.
Según el aparte único del artículo 1º del Código Penal Venezolano, los
hechos punibles se dividen en: delitos y faltas. En algunos países, como
Francia, se acoge en el Código Penal la división tripartita: crímenes, delitos
y contravenciones. En Venezuela, en cambio, se acoge la bipartición, que es
la distinción en delitos y faltas.
3. En cuanto al orden procesal tanto los delitos como las faltas se castigan,
de conformidad con las previsiones del Código Orgánico Procesal
Penal.
3.- DELITOS CONEXOS: Son los que están tan íntimamente vinculados,
que los unos son consecuencia de los otros. Por ejemplo: el caso de una
persona que roba y luego, al enterarse que un individuo ha presenciado el
hecho, da muerte a ese testigo accidental, para evitar que éste lo descubra.
Sin duda que el robo inicial y el homicidio perpetrado para encubrir el robo,
son delitos conexos.
1.- DELITOS DE DAÑO: Son los que ocasionan una lesión material en
bienes o intereses jurídicamente protegidos. Por ejemplo: el hurto, el robo,
entre otros.
1.- DELITOS COMUNES: Son por oposición a los especiales, los previstos
en el Código Penal, que es la Ley penal fundamental, aunque no la única.
Por ejemplo: el homicidio, el robo, el hurto, la violación, entre otros.
1.- DELITOS TIPOS: Son los que se presentan en su solo modelo legal,
básico, que sólo contienen los elementos esenciales del delito y nada más.
Por ejemplo: el homicidio intencional simple. Se trata que una persona que
intencionalmente le ha dado muerte a otra.