Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Diego Magaña
La tarea del «mundo de la vida» exige tratamientos científicos, pero de un tipo de cientificidad
auténtico, diferente al de las ciencias físico-matemáticas. Se trata de una ciencia que tome como
punto de partida la «intuición meramente subjetivo-relativa» que se despliega en el mundo pre-
científico. Como reino de lo subjetivo, el mundo de la vida es el reino de las evidencias originarias,
de lo dado inmediatamente como evidente para la intuición, con respecto a lo cual el mundo
científico-objetivo es mera abstracción. En miras a la posibilidad de la apertura de la ciencia de lo
subjetivo, es necesario alcanzar la evidencia última que mantiene abierto lo evidente de lo dado
en el mundo de la vida y que, además, es el fundamento oculto de la ciencia objetiva. De modo
que el mundo de la vida, como fuente directa o indirecta de toda posible evidencia, subjetiva u
objetiva, pasa a ser el problema central y fundamental del pensamiento filosófico.
En tanto el problema del mundo de la vida reclama su primacía y autonomía como problema
universal, nos encontramos en la situación de no ser capaces de dar cuenta por completo la
manera en que una ciencia del mundo de la vida pueda efectivamente cobrar tal autonomía, pues
como ciencia radicalmente nueva, no puede partir de supuestos, métodos o ‘logros’ de las ciencias
que ella misma se dispone a fundamentar. Sin embargo, sí es posible presentar una propuesta
metodológica compuesta de diversos pasos pero que, sin embargo, comparten el carácter de la
epojé: el primer paso ha sido ya someramente trazado en los desarrollos previos, pero consiste en
ejecutar una epojé de las ciencias objetivas, de sus pretensiones teoréticas, así como las
actividades y herramientas de que se valen para la consecución de sus intereses. La epojé
constituye un cambio de actitud equiparable a una conversión religiosa, que sin embargo no
afecta en absoluto el trabajo ni el desarrollo de las ciencias positivas en cuanto tales, pero sí
rechaza su condición hegemónica en el campo del conocimiento y de las evidencias.