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LA DOCTRINA DE LA SALVACIÓN

1. Las Salvación de la persona es una transformación


espiritual milagrosa que se efectúa en el alma y en laVida
S. Juan 3:3-5; 2Co. 5:18-19; Ef. 4:22-24
a) Por fe en la palabra da Dios S. Juan 1:11-13; 1Ped. 1.23
b) Por fe en la sangre de Cristo 1Ped. 1:18-19
c) Por arrepentimiento del pecado. Hch. 2:38
2. Dios de la Salvación únicamente por Jesucristo
a) Jesucristo es el único salvador Hch.4:10-12 y 16:30-31
b) Jesucristo es el único mediador 1 Timoteo 2:5
c) Jesucristo es único camino S. Juan 14:16
3. No hay salvación por medio de una persona
a) No por la sobras de la ley de Moisés. Ro. 3:20-22
b) No por los dolos y por las imágenes. Ex. 20:4-5; Is. 44:9-18

DEFINICIÓN DE LA SALVACIÓN

A. La salvación es la liberación del juicio de Dios sobre el pecador. Este juicio es conocido como condenación y consiste en
que Dios arrojará a los perdidos al lago de fuego eterno. Los salvados van al cielo para estar para siempre con el Señor.

1. Dios es el único agente de la salvación (Efesios 2:8- 9; Juan 1:12-13; Hechos 13:48). El hombre no coopera no
puede hacer ninguna-buena obra para con Dios para luego merecer la salvación. Si una persona pudiese hacer
algo para salvarse, entonces Jesús murió innecesariamente (Gálatas 2:21).
2. La salvación es por la fe, y no por obras (Romanos 3:21; 4:5; Gálatas 3:21). Es un don gratuito, un regalo
(Romanos 6:23; Efesios 2:8-9).
En la salvación, los pecados del cristiano son llevados por Cristo en la cruz, y se cuentan a favor del creyente ios méritos de
Cristo.

B. SALVACIÓN POR GRACIA (EFESIOS 2:8-9)

1. "ya que mediante las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley
es el conocimiento del pecado."(Rom. 3:20). "mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le
es contada por justicia." (Rom . 4:5). "¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera;
porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley." (Gal. 3:21).
2. "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído." (Gal. 5:4).

C. ¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR PERDIDO?

Jesús vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). ¿Qué significa ser un pecador perdido y culpable ante
los ojos de Dios? ¿Por qué es que el que no es cristiano está bajo la ira de Dios? (Juan 3:36).

La razón esencial por la que todos nosotros fuimos una vez pecadores perdidos y culpables bajo la ira de Dios es nuestra
relación al pecado - cualquier falta de conformidad al carácter y la voluntad de Dios. ¿Somos pecadores porque pecamos o
pecamos porque somos pecadores? Los dos son ciertos. La Biblia dice que todos somos culpables de actos y actitudes
personales de pecado (Romanos 3:23; compare con 3:10-18; Marcos 7:20-23). También indica que somos culpables porque
nacemos con una naturaleza pecaminosa (Salmos 51:5), esencialmente heredada de nuestro padre ancestral, Adán. La
Biblia aún demuestra que Dios considera que toda la humanidad pecó cuando Adán cometió el pecado original (Romanos
5:12).

El castigo resultante de nuestro pecado es la muerte - muerte física (la separación de el alma del cuerpo), la cual afecta a la
humanidad como resultado del pecado de Adán cargado a nuestra cuenta (Romanos 5:12-14); muerte espiritual (la
separación de el alma de Dios), una condición transmitida a

nosotros desde Adán a través de núestros antepasados (Efesios 2:1, 5); y muerte eterna (la culminación y la extensión de la
muerte espiritual), la separación eterna de el alma de Dios en el lago de fuego (Apocalipsis 20:14). La Escritura describe
nuestra condición antes de creer en Jesucristo como estar bajo la ira de Dios: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el
que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36).

D. ¿QUÉ SIGNIFICA SER SALVO?

"La salvación es de Jehová" (Jonás 2:9). Es algo tanto negativo como positivo (Colosenses 1:13), ya que somos salvos de
una condición de perdición (nuestros pecados son perdonados), y somos puestos en una condición de salvación que provee
al creyente con varias docenas de bendiciones positivas en el momento en que confiamos en Cristo. Estas bendiciones son
muy inclusivas, ya que nuestra "salvación incluye todas las garantías divinas para el creyente, desde su liberación del estado
de perdición hasta su presentación final en la gloria hecho conforme a la imagen de Cristo" Pablo declara que Dios ya nos ha
bendecido con toda bendición espiritual en Cristo (Efesios 1:3).

Algunas de las principales bendiciones de la salvación son: la regeneración, la cual es una obra instantánea del Espíritu Santo
al originar en el pecador creyente una nueva naturaleza al punto de transformarlo de un estado de muerte espiritual a uno de
vida espiritual (compare Juan 3:5, 10:10, 28; 1 Juan 5:11-12); la justificación, por la cual Dios declara al creyente justo en
virtud de que está revestido de la justicia de Cristo (Romanos 3:21-26); la libertad del dominio y la dominación del pecado
(Romanos 6:2-14); el ser dado como un regalo de parte del Padre al Hijo (Juan 17:2-24); ser colocado como un miembro en el
cuerpo espiritual de Cristo, la iglesia (1 Corintios 12:13); y muchísimos otros actos positivos de Dios que tendrían que dar
marcha atrás si es que una persona salva pudiera llegar a perderse.

a) ¿CUÁL ES LA OBRA DEL PADRE EN LA SEGURIDAD DE NUESTRA SALVACIÓN?

La seguridad de contar con vida eterna como creyentes, se apoya en el propósito del Padre al escogernos para salvación en
la eternidad pasada y predestinarnos para ser hijos en Jesucristo (Efesios 1:4-5). Además, se nos promete que el poder de
Dios nos mantendrá seguros en nuestra salvación (Romanos 8:28-30), porque aquellos que el Padre conoció de antemano,
predestinó, llamó (efectivamente para salvación, compare 1 Corintios 1:21-24), y justificó son los mismos que El glorificó
(Pablo usa el tiempo pasado ya que a la vista de Dios es un hecho que un día seremos hechos conforme a la imagen de
Cristo en el cielo). Además, Jesucristo garantizó que estamos seguros en Su mano y en la del Padre, así que El mantendrá
seguro a todo el que haya recibido el regalo de la vida eterna (Juan 10:28-29). La seguridad de ser salvos no se apoya en
nosotros sino en Dios - está basada en la obra dél Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

b) ¿CUÁL ES LA OBRA DEL HIJO EN LA SEGURIDAD DE NUESTRA SALVACIÓN?

Nuestra seguridad se apoya en la muerte y en las oraciones de Jesucristo. El nos ha redimido (Efesios 1:7) y ha removido la
ira de Dios de sobre nosotros (Romanos 3:25) para que podamos ser justificados (Romanos 5:1), perdonados (Colosenses
2:13) y santificados (1 Corintios 1:2).

Además, "el ministerio actual de Cristo en el cielo orando por los Suyos consiste en dos aspectos: un ministerio preventivo
(intercesión) y un ministerio curativo (abogacía). Su oración en Juan capítulo 17 ilustra el aspecto preventivo. Allí El oró por
que seamos protegidos del maligno (v. 15), que seamos santificados (v. 17), que estemos unidos (v. 21), que lleguemos a
estar en el cielo con El (v. 24) y que podamos contemplar Su gloria (v. 24). Debido a Su incesante intercesión por nosotros, El
puede salvarnos completa y eternamente (Hebreos 7:25)"

El aspecto curativo del ministerio actual de Cristo se indica en 1 Juan 2:1. Cuando pecamos en calidad de creyentes, El actúa

como nuestro Abogado ante el Padre para perdonarnos y limpiarnos de todos nuestros pecados.

d) ¿CUÁL ES LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN LA SEGURIDAD DE NUESTRA SALVACIÓN?

Por la obra regeneradora del Espíritu Santo hemos recibido vida eterna (Tito 3:5). Cuando confiamos en Cristo el Espíritu
Santo dio inicio a un ministerio de habitación eterna en nosotros (Juan 14:Í7). El fue también el sello que el Padre nos puso
como garantía de nuestra herencia futura (Efesios 4:30). Y El nos bautizó en unión con Cristo y, en el cuerpo de creyentes (1
Corintios 12:13).

e) TESTIMONIO DE LA SALVACIÓN.-

Cuando usted da testimonio, necesariamente deberá enseñar. Enseñar es darle a la gente el conocimiento y el entendimiento
que les falta. Uno de los aspectos fundamentales del cristianismo es la relación entre la Ley y el Evangelio. Entender este
tema le permitirá transmitir mejor en qué consiste realmente la gracia de Dios. Desde luego, esto puede hacerse en diversas
formas desde el punto de vista teológico, pero en realidad no es necesario ni oportuno sumergirse en aguas profundas
cuando le está dando testimonio a alguien. Es importante que usted entienda lo que es la gracia en relación con la Ley, y es
de suma importancia que la persona a quien le testimonia también lo entienda. Sin embargo, enseñar este tema puede ser un
poco complicado, especialmente si desea hacerlo bien y rápido. Por ello una ilustración puede ser muy útil. De hecho, las dos
ilustraciones siguientes pueden realmente ayudar a alguien a entender lo que es el don gratuito de la salvación, si se las
emplea apropiadamente. Estúdielas, asegúrese de comprenderlas, adáptelas y hágalas suyas.

Justicia, misericordia y gracia

*Justicia es recibir lo que merecemos *Misericordia es no recibir lo que merecemos


*Gracia es recibir lo que no merecemos

La primera ilustración es esta: Supongamos que usted tiene una bicicleta que yo deseo. Entonces, una noche irrumpo en su
casa y la hurto. Usted me atrapa y yo voy a la cárcel (allí es donde "pago" el delito de quebrantar la ley). Cumplo la pena y
esto es justicia. He recibido lo que merecía.

Ahora supongamos que me meto en su casa y hurto su bicicleta. Otra vez, me atrapa, pero no me envía a la cárcel. En lugar
de eso, me deja ir y olvida el asunto. No se cumple la pena (cárcel). Esto es misericordia: No recibí lo que me merecía.

Pero imaginemos ahora que entro en su casa, robo su bicicleta y me atrapa. Pero no sólo no me envía a la cárcel, sino que
de hecho me regala la bicicleta y además cien dólares. Esto es gracia. La pena se cumple (ya que usted se hace cargo del
daño) y yo recibí lo que no merecía, es decir, la bicicleta y el dinero.

La justicia exige un pago, de modo que no cumple con las condiciones de la misericordia. La misericordia lleva al perdón, de
modo que no cumple las exigencias de la justicia. Pero, en el caso de Dios, la gracia cumple con ambas porque el perdonado
recibe misericordia y los requerimientos de la justicia son cumplidos por quien perdona. Es justo que seamos castigados por
nuestros pecados contra Dios. Empero, la justicia de Dios recayó sobre Sí mismo (en Cristo) y nosotros recibimos
misericordia (perdón de los pecados). Además recibimos vida eterna, comunión con Dios, un cuerpo resucitado e
incorruptible cuando Cristo vuelva y otros dones; esto es gracia.

La analogía de la lámpara

Digamos que estoy de visita con mi esposa en su hogar. Estamos hablando de teología y en< mi entusiasmo accidentalmente
golpeo una lámpara y la rompo. Ahora bien, esta lámpara era especial para usted. Además de necesitarla para iluminar la
habitación, era el regalo de un amigo muy querido y tiene un gran valor sentimental. Después de un momento, dándose
cuenta de que el daño ya está hecho,

decide perdonarme. Me dice: "Está bien Matt. Te perdono por romperme la lámpara, pero dame diez dólares."

¿Es verdadero perdón si me dices que me perdonas pero exiges diez dólares? No veo cómo pudiera serlo. Cuando Dios
perdona nuestros pecados, dice que El no los recordará más (Jer. 31:34). Perdonar y olvidar completamente son en un
sentido similares. Si me perdonas, ¿puedes exigir pago? No, porque una deuda perdonada está olvidada y ya no existe.

Ahora supongamos que en lugar de pedirme dinero a mí, te diriges a mi esposa: "Matt rompió mi lámpara. Dame tú diez
dólares por ella."

Ahora te pregunto de nuevo: ¿Es esto verdadero perdón? No. Simplemente estás transfiriendo la deuda a alguien que nada
tuvo que ver en la ofensa original, alguien que de hecho es ¡nocente. Pero todavía queda un problema, y es que la lámpara
debe ser reemplazada. En un verdadero perdón, ¿quién paga la lámpara nueva? (piense esto un poco antes de leer la
respuesta). ¿Quién paga? ¡Usted! Usted es el único que queda. Recuerde que si me ha perdonado la deuda, no puede
exigirme pago.

Ahora, ¿contra quién fue mi ofensa? Contra usted. ¿Quién perdonó? Usted. ¿Quién pagó? Usted. Cuando pecamos, ¿contra
quién pecamos? Contra Dios. ¿Quién perdona? Dios. ¿Quién paga? Dios. ¡Dios! ¿Entendió esto? ¡Dios paga! ¿Cómo lo
hace? Simple. Dos mil años atrás en un cerro en las afueras de Jerusalén el cargó con nuestros pecados en Su cuerpo y
murió en una cruz (1 Pedro 2:24). El recibió nuestro castigo: "Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros
dolores.... Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el
castigo. . . " (Isaías 53:4,5). Dios es justo. Dios es misericordioso. Dios es lleno de gracia. En la justicia de Dios, El tomó
nuestro lugar. En la misericordia de Dios, rio somos castigados. En la gracia de Dios, El nos da la vida eterna.

Aunque somos indignos de la salvación, aunque somos

indignos del amor de Dios, aunque somos indignos de misericordia, Dios nos salvó. No lo hizo por quiénes somos nosotros,
sino por quién es El; no por lo que nosotros hacemos, sino por lo que El hizo. Dios es amor (1 Juan 4:16). Dios es santo (1
Pedro 1:16). Dios es bueno (Salmo 34:8). Nunca comprenderemos las profundidades de su pureza y ternura (Romanos
11:33). Nunca podríamos alcanzarlo por medio de nuestros propios esfuerzos. Sólo nos queda una cosa: adorarlo. Le
amamos y le servimos. El es digno. Bendito sea el nombre del Señor.

Una nota adicional. Una de las razones por las cuales las sectas yerran es porque tienen un falso Jesús. En esta analogía de
la lámpara, aquel que fue ofendido es quien paga. En las sectas, no es Jesús el ofendido. Según la correcta doctrina trinitaria,
Jesús es el ofendido; después de todo, El es Dios en la carne. En las sectas, se transfiere la deuda a alguien más, alguien
que -como mi esposa en la analogía- no está realmente implicado. Debido a que para los sectarios Jesús es una creación de
Dios, El no es el ofendido. Es simplemente un viador inocente a quien se le exige que pague por pecados ajenos. Esto no es
verdadero perdón, ¿no es cierto?
SALVACIÓN (heb. , gr. )

I. En el Antiguo Testamento
El principal término heb. traducido “salvación” es  y los derivados correspondientes. Su significado básico es
“introducir en un ambiente espacioso” (cf. Sal. 18.36; 66.12), pero tiene desde el comienzo el sentido metafórico de
“liberación de toda limitación” y los medios para llegar a ella; e. d. liberación de los factores que constriñen y limitan. Puede
referirse a liberación de una enfermedad (Is. 38.20; cf. vv. 9), de los problemas (Jer. 30.7), o de los enemigos (2 S. 3.18; Sal.
44.7). En la gran mayoría de las referencias Dios es el autor de la salvación. Así, Dios salva a su rebaño (Ez. 34.22); rescata a
su pueblo (Os. 1.7) y sólo el puede salvarlos (Os. 13.10–14); no hay otro salvador aparte de él (Is. 43.11). Salvó a los padres de
Egipto (Sal. 106.7–10), y a sus hijos de Babilonia (Jer. 30.10). Él es el refugio y el salvador de su pueblo (2 S. 22.3). Salva al
pobre y al necesitado cuando no tienen otro que los ayude (Sal. 34.6; Job 5.15). En las palabras de Moisés, “estad firmes, y ved
la salvación que Jehová hará hoy” (Ex. 14.13), tenemos la esencia misma del concepto veterotestamentario de la salvación.
Así, conocer a Dios en alguna medida es conocerlo como Dios salvador (Os. 13.4), de modo que las palabras “Dios” y
“Salvador” son virtualmente idénticas en el AT. El gran ejemplo normativo de la liberación salvífica divina es el éxodo (Ex.
12.40–14.31). La redención de la esclavitud egp. mediante la intervención de Dios en el mar Rojo fue determinante de toda la
subsiguiente reflexión de Israel acerca de la naturaleza y la actividad de Dios. El éxodo fue el molde al cual se incorporó toda
la subsiguiente interpretación del drama de la historia de Israel. Se lo expresaba con el canto en el culto (Sal. 66.1–7), se lo
relataba (Dt. 6.20–24), se lo representaba en el ritual (Ex. 13.3–16). De manera que la noción de la salvación surgió del éxodo,
estampada ideleblemente con la dimensión de los poderosos actos de liberación divina en la historia.

La salvación bíblica: síntesis


1. La salvación es un hecho histórico. La perspectiva veterotestamentaria de la salvación como producto de la
intervención divina en la historia recibe pleno apoyo en el NT. A diferencia del gnosticismo, el hombre no se salva
mediante la sabiduría; a diferencia del judaísmo, el hombre no se salva haciendo mérito en lo moral y lo religioso; a
diferencia de los cultos helenísticos de misterio, el hombre no se salva mediante la adquisición de técnicas para la
realización de prácticas religiosas; a diferencia de Roma, la salvación no ha de ser equiparada con el orden político o
la libertad política. El hombre se salva mediante la acción de Dios en la historia en la persona de Jesucristo (Ro. 4.25;
5.10; 2 Co. 4.10s; Fil. 2.6s; 1 Ti. 1.15; 1 Jn. 4.9–10, 14). Si bien el nacimiento, la vida, y el ministerio de Jesús no dejan
de tener su importancia, lo que se destaca es su muerte y resurrección (1 Co. 15.5s); somos salvos por la sangre de
su cruz (Hch. 20.28; Ro. 3.25; 5.9; Ef. 1.7; Col. 1.20; He. 9.12; 12.24; 13.12; 1 Jn. 1.7; Ap. 1.5; 5.9). En la medida en
que se proclama dicho mensaje y los hombres lo oyen y responden con fe, la salvación de Dios les es anunciada (Ro.
10.8, 14s; 1 Co. 1.18–25; 15.11; 1 Ts. 1.4s).
2. La salvación tiene carácter moral y espiritual. La salvación tiene relación con la liberación del pecado y sus
consecuencias y, por consiguiente, de la conciencia de culpa (Ro. 5.1; He. 10.22), de la ley y su maldición (Gá. 3.13;
Col. 2.14), de la muerte (1 P. 1.3–5; 1 Co. 15.51–56), del juicio (Ro. 5.9; He. 9.28); también del temor (He. 2.15; 2 Ti.
1.7, 9s), y la esclavitud (Tit. 2.11–3.6; Gá. 5.1s). Es importante indicar las consecuencias negativas de esto, e. d. lo
que la salvación cristiana no incluye. La salvación no incluye necesariamente la prosperidad material ni el éxito
mundano (Hch. 3.6; 2 Co. 6.10), como tampoco promete salud física ni bienestar. Es preciso tener cuidado de no
exagerar justamente este aspecto negativo, ya que ha habido y hay actualmente curaciones realmente notables, y la
capacidad para realizar curaciones es un don que el Espíritu ha dado a la Iglesia (Hch. 3.9; 9.34; 20.9s; 1 Co. 12.28).
Pero no en todos los casos se producen las curaciones, y por lo tanto no constituye en ningún sentido un “derecho”
de la persona que es salva (1 Ti. 5.23; 2 Ti. 4.20; Fil. 2.25s; 2 Co. 12.7–9). Más aun, la salvación no inmuniza contra
penurias y peligros físicos (1 Co. 4.9–13; 2 Co. 11.23–28), ni tampoco, quizá, contra hechos aparentemente trágicos
(Mt. 5.45 [?]). No significa que el creyente se verá libre de injusticias sociales y malos tratos (1 Co. 7.20–24; 1 P.
2.18–25).
3. La salvación es escatológica. Existe el peligro de definir el sentido de la salvación en forma demasiado
negativa. Aquí recordamos la admisión hecha más arriba en cuanto a la escasez de referencias a la salvación en
labios de Jesús. La categoría central de Jesús era el reino de Dios, la manifestación del gobierno soberano de Dios. En
Ap. 12.10, sin embargo, la salvación y el reino virtualmente se equiparan. Para el autor de Apocalipsis, como
también para Jesús, la salvación es equivalente a la vida sujeta al reinado de Dios, o, como aparece en el testimonio
del cuarto evangelio, la vida eterna. Por lo tanto, la salvación reúne en sí todo el contenido del evangelio. Ella incluye
la liberación del pecado y todas sus consecuencias y, en lo positivo, el otorgamiento de toda bendición espiritual en
Cristo (Ef. 1.3), el don del Espíritu Santo, y la vida de bendición en la era futura. Esta perspectiva futura es crucial
(Ro. 8.24; 13.11; 1 Co. 3.5; Fil. 3.20; He. 1.14; 9.28; 1 P. 1.5, 9). Todo lo que se sabe acerca de la salvación ahora no
es más que preliminar, anticipo de la plenitud de la salvación que está a la espera de la plenitud del reino en el
momento de la parusía del Señor.
(* EXPIACIÓN; * ELECCÍON; * PERDÓN; * JUSTIFICACÍON; * SANTIFICACIÓN; * PECADO; * GRACIA; * RECONCILIACIÓN.)
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