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Praga
La transición al Renacimiento I
Europa pasa de la Edad Media al Renacimiento mediante un periodo de transición que coincide
aproximadamente con el siglo XV. Muchos historiadores hablan de crisis de la sociedad y del
pensamiento medieval a la hora de referirse a esta época.
Consecuencia de ello fue, sobre todo, las múltiples epidemias, las guerras civiles promovidas por
las ambiciones de los nobles, los levantamientos populares contra los señores feudales y, sobre todo, las
emergentes tensiones entre la recién creada clase burguesa y los nobles, que empezaron a mirar con recelo
a estos.
Se observa, hasta pasada la mitad de este siglo, una decadencia y hasta un desprestigio del poder
de los monarcas en los dos grandes reinos peninsulares: Castilla y Aragón. En su lugar, aumenta el poder
de los nobles, que lo fomentan en una estrategia de aislar a la burguesía, con el consiguiente florecimiento
de las cortes feudales.
En cuanto a la Iglesia, se produce también una grave crisis en su seno a partir del Cisma de
Occidente. Junto a éste, aparecen también las herejías precursoras de la de Lutero.
No disminuye el fervor religioso, en íntima relación con la obsesión por la muerte, que
caracteriza de modo especial al siglo XV debido a las múltiples epidemias.
Se produce, en contraste, un apogeo del sentimiento del amor como fundamento del vivir, en
curiosa mezcla de espiritualidad y de sensualidad, que, en España, culminará en la lírica cortesana y,
sobre todo, en La Celestina.
La sociedad sigue ordenada en sus tres estamentos tradicionales (nobleza, clero y pueblo llano);
si bien, la burguesía mercantil se extiende por toda Europa, provocando el recelo de los nobles.
Para crear un contraste respecto a la burguesía, la nobleza reafirma el ideal caballeresco (el
caballero, más refinado cada vez, se convierte en el modelo humano por excelencia); aunque el
comportamiento real de los nobles no correspondiera, en muchas ocasiones, a ese ideal.
En este proceso de transformación social, la literatura deja de ser divulgativa para buscar, sobre
todo, una función de entretenimiento. En este marco hay que entender las novelas de caballerías y las
novelas sentimentales.
Como entretenimiento cortesano, la tradición provenzal del amor cortés (= amores refinados y
elegantes entre un caballero y una dama) encontró continuidad en la poesía de cancionero castellana y
dio origen a multitud de villancicos y poemas pastoriles.
Ldo. José Ángel Paredes Delgado 1
Literatura Española: La transición al Renacimiento I Sección Bilingüe. Gymnázium Budějovická. Praga
- De 1400 a 1450, en que Juan II de Castilla y Alfonso V de Aragón fueron los protagonistas de la
recepción del humanismo. Los autores más destacados fueron el Marqués de Santillana y Juan de
Mena.
- De 1450 a 1517, en que los reinados de Juan II de Aragón y Enrique IV de Castilla supusieron
un decaimiento literario, que acabó durante el reinado de los Reyes Católicos. Los autores más
destacados de este momento fueron Jorge Manrique y Fernando de Rojas.
• La lírica popular
Es en el siglo XV cuando los poetas cultos castellanos se ocupan de recoger, por primera
vez en forma escrita, las canciones del pueblo. La lírica popular castellana se manifiesta en las
cántigas, serranillas, alboradas, albadas, endechas, mayas, canciones de siega, de romería…
• La literatura satírica
La crisis del siglo XV permite la aparición de las primeras críticas políticas y sociales,
desconocidas hasta entonces. Así, son famosos tres poemas satíricos anónimos titulados:
a) Coplas del Provincial: En ellas, se hace burla de los más ilustres linajes de la corte de
Enrique IV de Castilla.
La sátira social alcanza su mejor expresión en un género muy difundido por toda Europa: el
de las danzas de la muerte. En Castilla se conserva una, escrita entre los siglos XIV y XV, en la
que, de forma alegórica, la Muerte va llamando sucesivamente a danzar con ella a representantes
de las distintas clases sociales, desde el Papa al más humilde labrador, igualándolos a todos en el
morir y recriminando a muchos su mala vida. Continuaron escribiéndose obras inspiradas en las
danzas de la muerte en el siglo XVI.
• La lírica cortesana
a) La lírica que todavía sigue los moldes y temas de la escuela gallego-portuguesa del
siglo XIII y que reconoce, por tanto, un origen provenzal: Son poemas que abordan
el tema del amor cortés: la dama se presenta como una señora feudal, casada,
virtuosa y de rasgos arios (rubia, de piel blanca y de ojos azules); el poeta-amante,
discreto, es su vasallo y sufre por el rechazo de ésta. Se recrean los tópicos de la
“amada enemiga” y del “amor como guerra”. Son poemas escritos en versos
octosílabos normalmente.
• El romance
Hay dos teorías con respecto al origen de los romances: una de ellas, la tradicionalista,
defendida por Menéndez Pidal, defiende que los romances proceden de la fragmentación de las
partes más interesantes de los cantares de gesta; la otra, la individualista, sostiene que los
romances fueron creados desde un primer momento como género independiente.
• La prosa novelesca
Durante el siglo XV fue muy leído el Amadís de Gaula, prototipo de los libros de
caballerías, compuesto muy probablemente en el siglo anterior.
Pero el género novelesco más característico de esta época fue la novela sentimental, de
fuerte influjo italiano. Son historias lacrimosas de amantes aristocráticos, que ven continuamente
amenazado su amor y que, no pocas veces, acaban de modo trágico. Destaca la Cárcel de amor
de Diego de San Pedro.
• La prosa didáctica
A finales del siglo XV se despierta un gran interés por el idioma. Antonio de Nebrija escribe
la primera Gramática de la Lengua Castellana.
También la historia alcanza un gran esplendor. Dentro del género histórico destacan las
crónicas de reyes y las biografías de personajes principales.
• El teatro
(Su estudio se llevará a cabo como introducción en el tema del teatro barroco)
Jorge Manrique
Jorge Manrique es el mayor poeta del siglo XV. Se conocen pocos
datos acerca de su vida, aunque sabemos que en él se aúnan ya los rasgos
típicos del hombre renacentista: fue un caballero militar, pero, a la vez, un
hombre culto y un poeta.
Las Coplas por la muerte de su padre son una elegía escrita por Jorge Manrique
después de la muerte de su padre, el Maestre de Santiago Don Rodrigo de Manrique. Constituye
una de las obras capitales de la literatura española y, sin duda, el mejor poema lírico de la
poesía prerrenacentista castellana.
Esta obra pertenece al género poético de la elegía funeral medieval o planto y es una
reflexión sobre la vida, la fama, la fortuna y la muerte con resignación cristiana. Se inspira en
los precedentes clásicos y medievales del género, pero también contiene alusiones a la historia
reciente de Castilla e incluso a sucesos en los que pudo estar presente el propio autor.
Contenido
Las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, don Rodrigo
Manrique, remontándose, desde la muerte como tema general, a los
ejemplos de muertes de personajes ilustres y, finalmente, a la muerte del
personaje.
Temas
Todo lo anteriormente expuesto lleva a Manrique a una serie de reflexiones sobre la vida
y la muerte, que desarrolla a través de los siguientes temas:
• El tópico del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida.
Ninguno de estos temas son originales; todos circulaban en la Edad Media y aún antes
(muchos tienen origen bíblico). Su originalidad no está, pues, en la invención de temas, sino en
la hondura y sinceridad con la que el poeta hace suyos aquellos sentimientos comunes.
También vemos su originalidad en la maestría con la que adapta la métrica y sintaxis del poema
a las ideas expuestas.
Métrica y lenguaje
8a 8b 4c 8a 8b 4c, 8d 8e 4f 8d 8e 4f
• 1ª parte (coplas I-XIV): La primera parte, compuesta por las primeras catorce
coplas, es una serie de generalizaciones filosóficas acerca de lo que debemos y
no debemos hacer. Se caracteriza por la reflexión y las metáforas de la vida y de
la muerte, siguiendo la idea de San Agustín (fruto de su interpretación de las
ideas platónicas) de que esta vida está para usarla como camino que nos
conduce a la verdadera vida, tras la muerte, y no para disfrutarla.