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SICILIA

CATANIA

Catania es una ciudad portuaria de gran antigüedad situada en la costa oriental de Sicilia. Se encuentra en la falda
del monte Etna, un volcán activo con senderos que llegan hasta la cima. La amplia plaza central de la ciudad, la
Piazza del Duomo, cuenta con la extravagante estatua Fontana dell'Elefante y con la catedral de Catania, muy
ornamentada. En la esquina sudoeste de la plaza, el mercado de pescado La Pescheria, abierto de lunes a viernes, es
un lugar muy concurrido y está rodeado de marisquerías.
Bajo la atenta mirada del Volcán Etna, Catania ha sabido a lo largo de su historia adaptar su figura a los
sucesivos desastres naturales que han moldeado la arquitectura de la ciudad. Siete veces arrasada por las erupciones
volcánicas del Etna, y por terremotos desoladores, las últimas más catastróficas en los años 1169 y de 1693
obligaron a reconstruir Catania prácticamente desde cero. En el año 2002, la Unesco declaró a Catania como
patrimonio histórico de la humanidad y actualmente muchos de sus monumentos están siendo restaurados para
llevarlos a su antiguo esplendor. Su origen se remonta al 730 a.C. cuando llegaron los griegos por primera vez y
fueron ellos quienes que marcaron el inicio de una larga cadena de invasiones y conquistas.

Son visitas inexcusables la Plaza de la Catedral donde se ubica el Comune y La catedral de Catania, el Duomo,
en torno a la Fuente del Elefante de Vacarini; el mercado de la Pescheria, y el mercado de la Fiera, el teatro y
el anfiteatro romano, el odeón, Via Crociferi con su hilera eterna de iglesias, los Jardines Bellini, el Teatro
Massimo Vincenzo Bellini que debe su nombre al ilustre compositor local, Via Etnea con sus comercios y
heladerias, San Nicolo y el convento de los Benedictinos (sede de la Universidad di Lettere de Catania), sin
olvidar el castillo Ursino y la multitud de palacios barrocos que proliferan en Catania.

Conviene aprovechar la estancia en Catania para deleitarse de la típica pasta alla norma con berenjena y ricotta, y
que debe su nombre al hijo predilecto de la ciudad, el compositor Vincenzo Bellini, autor de la ópera Norma.

CATEDRAL DE CATANIA - La Catedral de Catania está ubicada en el centro de la ciudad, en la Piazza del
Duomo. Destaca como una auténtica joya del barroco italiano, rica de ornamentos y ritmo estético. Está consagrada
a la veneración de Santa Agata, la joven virgen que según la tradición cristiana fue sometida a grandes martirios
por el cónsul romano, y sacrificó su vida antes de renunciar a su fe. En su interior podemos apreciar frescos y
pinturas alegóricas, pero quizás lo más significativo es que allí descansan los restos mortales de la Santa y los de
otras figuras relevantes, tal como el gran músico catanés Vincenzo Bellini y diferentes miembros de la familia real
aragonesa.

Iniciada en el siglo XI (1078-1093) por el rey normando Roger II sobre las bases de unas termas romanas. Del
edificio normando sólo se conserva la sólida estructura de los ábsides
y el crucero. El aspecto externo es obra de la restauración del arquitecto Vaccarini quién tras el terremoto de 1693
proyecta el conjunto de la Plaza del Duomo, con el Palacio de los Elefantes
(actual ayuntamiento), el Duomo de Catania, el palacio del Seminario de los clérigos, y en el centro la fuente del
elefante, Liotru).

El lateral está compuesta por un gran recinto marmóreo coronado de estatuas y con un pórtico de 1577 obra de
Mazzola,y la fachada erigida por Vaccarini en 1736, posee dos ordenes de columnas, el inferior confeccionado con
columnas más antiguas. Sobre la puerta principal se halla una estatua de la patrona y protectora venerada de la
ciudad, Santa Àgata. La cúpula también obra de Vaccarini es otro de los excesos barrocos de la catedral.

Debajo del campanario una inscripción nos recuerda que en caso de terremoto escapemos al campo y nos cuidemos
de los saqueos. En el interior, de tres naves, respetando la estructura normanda encontraremos pinturas de
Guillermo Borremans tras pasar por la tumba de Vincenzo Bellini, el Cisne de Catania, compositor magistral. En
el brazo derecho del transepto encontraremos si tenemos suerte ya que con frecuencia está cerrada, la capilla de la
Madonna, también de Mazzolo, sobre la base de una originaría torre defensiva.

La virgen del altar es del siglo XVI, y la tumba de la parte derecha es de Constanza de Aragón, esposa de Federico
III. Además un sarcófago romano contiene los restos de varios soberanos de la corona aragonesa, el fresco del
ábside central es de 1628.Finalmente en el ábside derecho hallamos la capilla de Santa Ágata, el lugar más

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venerado de la catedral y donde es normal encontrar feligreses postrados, asidos a la verja, orando a la Santa. Posee
un tríptico de la coronación de Santa Ágata entre San Pedro y San Pablo. En un portal a la izquierda se encuentran
los tesoros de Santa Ágata, con el arca gótica que contiene sus reliquias y el conocido busto de plata obra de
Giovanni di Bartolo. Sin embargo estas piezas sólo se pueden visitar en los dias festivos de la patrona entre el 3 y el
5 de Febrero.

Bajo la catedral, a la derecha de la fachada se encuentran las Termas Achilianas, que formaban parte de un
suntuoso edificio termal. Pese a que resulta difícil su datación, existe una inscripción en griego que
atestigua trabajos de reparación en torno al 434 d.c.

LA FUENTE DEL ELEFANTE, (Liotru) La fuente representa tres civilizaciones: la púnica, la egipcia y la
cristiana. El elefante, esculpido en roca lávica y probablemente de manufactura bizantina (llamado por los
cataneses u liotru) es el símbolo de la derrota de los cartagineses llegados para conquistar la isla a lomo
de enormes elefantes; el obelisco egipcio de granito de Syene con jeroglíficos concernientes al culto de Isis,
probablemente traido a Catania de Egipto en tiempos delas cruzadas representa propiamente a la civilización
egipcia; la cruz, la plama, el lirio, la tabla angélica y el globo que coronan el monumento representan la cristiandad
junto a la insignia de Santa Ágata, patrona de la ciudad. El nombre de U liotru deriva quizá del mago pagano
Eliodoro-Liotru, que desafiando la cristiandad lo habría usado como cabalgadura para luchar contra el obispo de
Catania. Vaccarini, sobre el modelo del elefante de Minerva en Roma inspiró el liotru y el obelisco romano
componiendo la fuente de la que tan orgullosos se sienten los cataneses.

ANFITEATRO DE CATANIA - En el centro de la Plaza Stesicoro encontramos la entrada al anfiteatro romano


de Catania. Aunque sólo son visibles desde el exterior restos de uno de los semicirculos del anfiteatro enseguida
comprenderemos que toda su superficie se extiende por debajo de los edificios contiguos. De hecho hasta la
primera década del siglo XX la plaza ocultaba completamente los restos. Fue en 1904 a iniciativa del alcalde De
Felice cuando se iniciaron las primeras tareas de excavación y restauración a cargo del arquitecto Filadelfo Fichera.
El gigantesco monumento romano, no en vano es el segundo anfiteatro más grande de Italia después del Coliseo
conserva el corredor que recorre todo el perímetro por debajo de la ciudad. Su estado es calamitoso debido al
deterioro, y a los escasos trabajos de conservación. Algunas partes del anfiteatro también son visibles en dos partes
de Via Manzoni además de la entrada de Plaza Stesicoro.

La estructura se compone de una cavea de 14 peldaños dividida en tres alturas con podio y un corredor cubierto que
da a los asientos a través de los vomitorium. Posee una circunferencia externa de 309 metros y 192 metros de
circunferencia de la arena, y se ha calculado que podía albergar 15000 espectadores sentados, y casi el doble con
los aledaños en pié. El principal material empleado es el aprovechamiento de piedra lávica combinado con cemento
como cohesión de las piedras de lava. Entre los restos que se hayan en la arena podemos encontrar columnas y
elementos de decoración para embellecer la estructura.

Respecto a la datación del anfiteatro parecen sostenible las teorías que fechan su construcción en función de las
técnicas constructivas a mediados del siglo II a.c. Tras la ocupación de los vándalos la ciudad es saqueada y el
anfiteatro abandonado y expoliado. Los habitantes de la ciudad utilizaran la estructura para aprovechamiento de
sus viviendas o incluso el Rey Normando Ruggerio empleará sus piedras para la construcción de la catedral. Hoy
en día se pueden observar estos bloques en la construcción externa del ábside de la catedral al cual se accede por la
calle Vittorio Emanuele 159.

EL MERCADO DE LA PESCHERIA DE CATANIA es uno de los lugares más pintorescos de la ciudad. Al


igual que la Fiera de Catania, conserva los olores, los sabores y el jolgorio de los zocos árabes. La oferta de
pescado es muy variada, desde calamares a erizos de mar, pasando por atunes y peces espada, expuestos con sus
imponentes cabezas sobre los aparentemente frágiles tenderetes de los vendedores.

FIERA DE CATANIA - Encorsetada entre Corso Sicilia y Via Umberto por un lado y Via Etnea por otro está la
Plaza Carlo Alberto, que acoge diariamente la “Fiera” di Catania, un mercado donde podemos encontrar casi de
todo, frutas, verduras, carne, pescado, quesos, ropa, baratijas. Sin duda nos parecerá que hemos saltado hasta el
Norte de África y que paseamos por un zoco, con la algarabía, chillidos y ajetreo que comporta.

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Comprar, significa batallar con el resto de compradores en búsqueda de gangas, y regatear con los vendedores. En
ocasiones podemos encontrar auténticos tesoros que contentarán el esfuerzo de paciencia que supone peregrinar por
los estrechos pasillos atestados de no sólo cataneses. La mezcla de colores de los frutales contrasta con los olores
de los peces, que se extienden sobre las gigantescas cabezas de los peces espada que se yerguen en los puestos sin
ningún tipo de protección sanitaria ante el asfixiante calor catanés.

VIA ETNEA - La avenida más ilustre de Catania es la Vía Etnea, que se pierde en la distancia hasta encontrarse
con otras arterias que nos pueden llevar hasta la cima del volcán Etna. Esta vía ha sido ampliada recientemente
utilizando enormes bloques de piedra lávica y convertida ahora en un gran boulevard, aquí se encuentran tiendas,
restaurantes, el Parque Bellini, el anfiteatro romano, instituciones bancarias, sedes diplomáticas y oficinas de
gobierno.

Nace después del terremoto de 1693 por voluntad del Duque de Uzeda. Comienza en la plaza del Duomo y se
dirige hacia el Norte siempre en dirección del Etna. Originariamente el tramo de la vía acababa en Plaza Stesicoro
donse se ubicaba la entrada a la ciudad (Puerta Aci). En los siglos posteriores, con la ampliación del tejido urbano
se hace necesaria su prolongación hasta llegar a cubrir los 3 Km. Aunque inicialmente el estilo predominante era el
barroco, pronto se pierde la homogeneidad arquitectónica.

El terremoto de 1818 y los incendios provocados por las tropas borbónicas acabarán dibujando las cicatrices y los
desajustes ornamentales presentes en la Via Etnea que el turista encontrará.

Actualmente, Via Etnea es la arteria de Catania por sus dimensiones pero también por la importancia a nivel
histórico, arquitectónico, burocrático y administrativo; sin olvidar que son numerosas las iglesias. En pleno
esplendor de la ciudad fue denominada ”il salotto di Catania” y, aunque hoy ha perdido el inicial prestigio que la
caracterizaba todavía hoy es la calle principal donde se desarrollan importantes actividades lúdicas y sociales.

De la originaria Via Etnea se conservan el Palacio de San Demetrio y los quattro canti (a inspiración de los de
Palermo), Palazzo Cilestri enfrente de la iglesia dei Minoriti, la Collegiata y el antiguo Ospedale San Marco en
plaza Stesicoro.

Los festivos por la tarde permanece cerrada al tráfico, momento idoneo para pasear por la avenida y realizar
compras en las tiendas más selectas compaginándolo con la degustación de un helado en las numerosísimas
heladerías catanesas.

CASTILLO URSINO - Construido sobre un proyecto del arquitecto militar Ricardo de Lentini, originalmente
sobre una colina que se levantaba sobre el mar, al sur del puerto de Catania.

El castillo comenzó a construirse a finales de 1239 y comienzos del 1240 y fue concluido en el 1250, por orden de
Federico II para defender la ciudad de los asaltos navales. (el origen de su nombre aunque genera controversia
parece que deriva del latino Castrum sinus = castillo sobre el mar o bien relacionado con “vir consularis Flavius
Arsinius”, que gobernó Sicilia antes del 359 d.C y promueve la restauración del ninfeo de Catania). Su
construcción significó la imposición de nuevas cargas fiscales que produjeron una revuelta entre los cataneses.

Durante la conquista aragonesa y el mandato de los Virreyes se convierte en residencia real, celebrándose el primer
Parlamento Siciliano en sus estancias. Ocasionalmente fue utilizado como cárcel en el siglo XVI (todavía se
conservan grafitis de los presos) y cuartel para alojar a la guarnición de Vittorio amadeo II a finales del XVII y con
Fernando II en el XVIII, y en 1934 ya en época fascista es restaurado por el Comune de Catania que lo adquiere,
convirtiéndose en sede de manifestaciones culturales y exposiciones arqueológicas de época medieval y moderna.

En 1988 se inicia un infinito proceso de restauración con el objeto de recuperar el castillo como espacio cultural
para Catania. El edificio tiene una estructura de planta rigurosamente geométrica, típica de los castillos de la época
de Federico II; la planta, que se rehace a ejemplos árabes de la época omàyyade, es cuadrada con cuatro cuerpos de
fábrica regulares dispuestos entorno al patio central. A los ángulos del castillo están colocadas cuatro torres
cilíndricas; además dos semitorres medianas, siempre cilíndricas, están puestas a dos lados, mientras inicialmente
las semitorres eran cuatro. Las ventanas eran pequeñas y alfeizadas para no ofrecer entradas al enemigo, sobre el
lado septentrional faltan del todo porque era el más expuesto a los asaltos.

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La erupción de 1669 llenó el foso y colmó parte del puerto alejando así el castillo del mar un centenar de metros.
El aspecto actual del castillo data de la restauración efectuada en los años treinta.

La fachada que se conserva mejor es la norte en la que son visibles las marcas dejadas por los maestros judíos,
cristianos y árabes que dejaban su marca de gremio con símbolos de su fe religiosa. En el exterior en e lado este,
encima de un ventanal se intuye una estrella esculpida con cinco puntas sobre piedra blanca y negra, de significado
cabalístico.

Actualmente es la sede del Museo Comunal. Se conservan 8043 piezas entre el repertorio arqueológico, con
epígrafes, monedas, esculturas, pinturas, columnas, sarcófagos griegos, mosaicos, que son resultado de las
excavaciones realizadas en toda la provincia.

VILLA BELLINI - Si continuamos Via Etnea hacia arriba descubriremos El Jardín Bellini, antigua Villa señorial
reconvertida en parque público y oasis para el descanso de la vida catanesa. Con la unificación de Italia -tras el
paso de Garibaldi en la toma de la isla-, el ayuntamiento adquiere el parque a la familia Paternò Castello para hacer
un parque público.

Dispone de 70.942 m² para pasear, desconectar del ajetreo de la urbe, y descansar a la sombra de sus árboles
centenarios. Además en sus plazas se realizan manifestaciones musicales y deportivas. Desde Las dos colinas que
forman el parque se pueden tener hermosas vistas del mar, la ciudad y del Monte Etna. La entrada de via Etnea
converge en una fuente desde la que se abren caminos laberínticos para perderse por el jardín. El cuidado del
parque es excepcional y durante todo el año el verdor hace del Giardino Bellini uno de los espacios de diversidad
floral más importantes de toda Italia.

TEATRO BELLINI CATANIA - El Teatro Massimo Bellini es otra pieza importe del patrimonio arquitectónico
de Catania. Construido sobre el proyecto del arquitecto milanés Carlo Sada fue inaugurado en 1890. Por su
escenario ha visto pasar a los mejores cantantes de ópera del siglo XX y se han representado en la práctica todas las
obras maestras de la música clásica.

SAN NICOLO DE CATANIA - La gigantesca iglesia de San Nicolò (es la más grande de Sicilia) empezó a
construirse en 1687 según el diseño de G.B. Contini. Se encuentra sobre una colina dominando toda la ciudad. Tras
el terremoto de 1693 que desoló la ciudad diversos arquitectos, entre ellos Francesco Battaglia y Stefano Ittar – este
último realizó la cúpula de 62 metros – reprendieron la tarea hasta 1796, aunque la fachada y las columnas aun
están inconclusas debido a problemas técnicos según algunas fuentes y a la falta de patrocinio según otras. Consta
de tres naves cuya principal tiene 105 metros de largo y 45 de ancho, medidas de catedral sin duda. La grandiosidad
se puede medir también en función de la gran luminosidad del transepto por el que podemos seguir una meridiana
de mármol con los signos zodiacales de 1841. En las naves laterales se abren las capillas semicirculares precedidas
de elegantes balaustradas. El altar mayor posee unas tallas del coro recomendables, y la sacristía de estilo rococó es
una pieza que no hay que dejar de visitar.

Actualmente el templo guarda los restos de los caídos en las dos guerras mundiales, y resulta ciertamente
impresionante visitar el mausoleo de los soldados con sus fotografías y los ramos de flores a sus pies.
Desgraciadamente los continuos robos y actos vandálicos de los que fue objeto incluso su valorado órgano -el más
grande de Sicilia– han mermado la majestuosidad del templo. Además las interminables obras de restauración tan
comunes en Sicilia pueden afectar a nuestra visita.

Si tenemos suerte con los porteros, podremos visitar el tejado del templo, accediendo por una claustrofóbica
escalera de caracol situada en la parte inmediatamente posterior a la entrada, a mano izquierda, Es tal la sensación
de estrechez que para bajar necesitaremos descender por otra escalera en la parte opuesta. en lo alto, las vistas de
Catania son únicas, dominando el mar y el Etna.

EL MONASTERIO DE LOS BENEDICTINOS: El monasterio que data de 1558, se levanta a la izquierda del
templo, y es el tercero en extensión (100.000 m²) de Europa tras el del Escorial y el de Mafra en Portugal. El
viajero siente una sensación de solemnidad y riqueza intelectual cuando traspasa sus concurridos pasillos repletos
de estudiantes de la universidad de Letras y Filosofía de Catania.

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Nada más entrar desde Plaza Dante la exuberancia de las fachadas y balcones barrocos ricamente ornamentados
con máscaras, y caras horrendas harán las delicias de los ojos ávidos del turista. No en vano, los mejores
arquitectos barrocos pusieron su conocimiento en la reconstrucción del monasterio tras el terremoto de 1693. La
piedra blanca de los ornamentos contrasta con la piedra lávica de los muros. El interior organizado en torno a dos
claustros sobre los cuatro planeados originariamente, encontramos suntuosas escaleras que acceden a las
dependencias del abad, las celdas de reposo de los monjes, y los pasillos. La biblioteca, una de las más ricas de
Italia con la sala Vaccarini, conserva volúmenes centenarios, y joyas de los escribanos medievales de diferentes
culturas.

EXCURSIONES DESDE CATANIA: En las afueras de Catania, hacia Mesina, encontramos la RIBERA DE
LOS CICLOPES, con los pueblos de Aci Castello y su castillo normando sobre un promontorio de piedra lávica,
y Aci Trezza, con sus farallones lanzados por Polifemo contra Ulises según la mitología. Y un poco más al norte
Acireale, fantástica villa que deslumbra con sus carnavales internacionales.

Catania es perfecta para utilizarla como base en el viaje por el este de Sicilia, con la opción de excursiones diarias a
Taormina, Siracusa o el Etna.

ACI CASTELLO - (***) Aci Castello es un pequeño centro agrícola y pesquero de 18.000 habitantes
situado a 8,7 Km de Catania en la costa oriental de la Sicilia, que en verano se convierte en centro turístico
gracias a sus playas de roca lávica que sirven de plataforma pétrea donde los bañistas toman el sol.

En Aci Castello proliferan los cítricos, especialmente los limoneros y las palmeras, así como las olivas, uvas,
almendras y cereales. A nivel artesanal destacan los trabajos manuales de piezas de madera talladas.

El nombre de este pueblo de pescadores siciliano, situado entre Acireale y Catania, junto al pueblo de Aci
Trezza, deriva del castillo normando en la cima de una roca de basalto que surge del mar. La historia de la
localidad va indisolublemente ligada a la historia del castillo ya que es el foco sobre el que se fundamenta la
vida de Aci Castello.

El promontorio de basalto donde se ubica el actual castillo fue denominado en tiempos prerromanos Saturnio
y en época romana Acis-Castellum. Fue usado como puesto de observación y vigilancia debido a su posición
estratégica que permite divisar las embarcaciones procedentes de Mesina. Los restos arqueológicos hallados
sobre todo en el fondo del mar atestiguan la presencia de dichas civilizaciones si bien no existen huellas
físicas de este periodo. Los bizantinos construyen una fortificación denominándola Akis hasta que la nueva
fortificación pasa a llamarse Castrum Jacia que es conquistada por Ibrahim en el 902 y destruida. El califa El-
Moiz atendiendo al valor estratégico la rehace en el 969 denominándose El.Bagi primero, y posteriormente El-
tagi, El-Iaci y después Li-Iaci, como constatan algunos manuscritos de la época. Los historiadores árabes ya
hacen referencia al asedio que sufrió el castillo durante el periodo de ocupación musulmana y resistencia
bizantina. Según dichos testimonios en el 902 se consuma la ocupación de Liag o ‘Al Yag (presuntamente el
nombre árabe de Aci).

Con la conquista de la isla por parte de los normandos se lleva a cabo la construcción de la actual estructura
del castillo que data del siglo XI. Le reedificación del castillo conlleva la implantación de innovaciones
militares como el puente levadizo, las cisternas de agua potable y estancias para víveres y prisión.

A finales de ese siglo (1092) se concede la posesión del castillo de Aci Castello al obispo de Catania que
recibe en el 1126 las reliquias de Santa Ágata procedentes de Mesina vía Constantinopla. Son todavía
visibles en una sala del castillo que posiblemente fuese empleada como capilla, los restos de un fresco
desgraciadamente en un estado grave de deterioro, que atestiguan dicho acontecimiento.

El castillo verá como pasa a manos de Federico II de la casa de Suevia y dinastía de los Anjou que gobernó
sicilia en el siglo XIII hasta que tras las Vísperas sicilianas se inicia la revuelta y la isla pasa a formar parte del
reino de Aragón. Con la llegada de la corona de Aragón al poder Federico III de Aragón lo concede al
almirante Roger de Lauria como premio a sus empresas militares.

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Sin embargo tras la toma del castillo por parte de insurgentes angioinos Federico III de Aragón destruye en
1297 la fortificación. Durante los siglos posteriores la lucha por el poder de las familias feudales provoca que
el castillo cambie de manos.

En época moderna y en el marco de la corona española y los virreyes Felipe IV vende el castillo en 1647 para
sufragar gastos de guerra europeas al conde Genovés Giovanni Andrea Massa cuya familia lo gestionará hasta
el siglo XVIII cuando se suspenden los fueros feudales y entra a formar parte del patrimonio del Comune.

En 1669 el terremoto y posteriormente en 1693 la erupción del Etna vuelven a afectar al estado de la
fortificación. Ya en el XIX (1818) un nuevo terremoto provoca graves daños y pierde su uso de prisión que se
había iniciado en época borbónica (1787). El fascinante literato siciliano Giovanni Verga se inspiró en las
vivencias del Castillo para “La historia del castillo de Trezza”.

En las primeras décadas del siglo XIX el estado de abandono del castillo de Aci Castello lo convierte en
escombrera de desperdicios y durante la segunda guerra mundial alguna de sus grutas se emplean como
refugios antiaéreos. No es hasta 1967 cuando la Entidad de Patrimonio y monumentos de Sicilia oriental
restaura levemente la fortificación. En la actualidad el castillo posee un museo cívico inaugurado en 1985,
donde se realizan exposiciones, visitas guiadas, y muestras de material arqueológico.

ACI TREZZA – (***) es un espléndido pueblo costero al norte de Catania, entre Aci Castello y Acireale.
Famoso por la obra de Giovanni Verga, los Malavoglia, llevado al cine por Visconti en la Terra Trema.

Los FARALLONES DE LOS CICLOPES son el elemento más característico de la villa marinera de Aci
Trezza, ya que se erigen frente a la costa desafiando con su tamaño la belleza de los atardeceres rojizos sobre
el mar.

Dice la leyenda que fue Polifemo quién los lanzo a Ulises cuando huía en sus naves, clavando las enormes
piedras en el mar. En realidad estos ocho escollos de basalto enfrente del puerto de Aci Trezza son una
formación curiosa, fruto de la erosión. El mayor de los farallones tiene 70 metros de altura y un sombrero de
arcilla. Al estar cercanos a la costa es frecuente que los bañistas naden hasta allí, para escalar sus paredes.

Un poco más al norte se halla la isla Lachea de aproximadamente 2 hectáreas, donde la universidad de
Catania ha instalado un centro de estudios biológicos y marinos. Desde Catania podemos
acceder fácilmente en autobús hasta Aci Trezza.

ACIREALE - La griega Xiphonia, romana Adis y hoy Acireale recibió su actual nombre tras la concesión de
feudo directo de la corona española que Felipe IV otorgó a la villa.

Lo que hoy vemos de Acireale, es básicamente la obra de reconstrucción que se realizó tras el terremoto de 1693,
que desoló la parte oriental de Sicilia. Siguiendo el plan urbanístico del Duque de Camastra se erigió un espléndido
centro barroco del que presume la ciudad. Alrededor de la Piazza del Duomo se dibujan todos los edificios
destacables de Acireale. Además de la catedral, la basílica de San Pietro y San Paolo y el palacio comunale
rodean la plaza. Tanto el corso Vittorio Emanuele, como el alargado Corso Humberto que apuntan
respectivamente a Catania y a Mesina, son las articulaciones suntuosamente presididas por palacios propios
de una ciudad de mayor dimensión.

Los atractivos de la ciudad son el turismo, que anualmente recibe a numerosos curiosos en el Carnaval de
Acireale, dicen que el más afamado de Sicilia; y las Termas de Santa Venera, cuyas aguas del balneario
prestan sus servicios a un número considerable de visitantes.

La catedral de Acireale fue construida entre 1597 y 1618 bajo la devoción a la Anunciación y Santa
Venera. La fachada del palermitano G.B Basile es de principios del siglo XX sobre el portal del siglo XVII
con estatuas de las advocaciones de las titulares del templo.

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Los campanarios simétricos tienen una cubierta cónica decorada con cerámica policromada, mientras que la
catedral consta de tres naves ornamentadas con frescos de Pietro Paolo Vasta (1736) y otros de inicios
de 1900. En el transepto derecho se abre la capilla dedicada a Santa Venera, donde una figura barroca en
plata del XVII de la patrona de Acireale, recibe la devoción de los fieles. En la misma plaza de la catedral
se halla la iglesia de san Pietro y San Paolo, del XVIII, con dos órdenes y un solitario campanario que parece
que en principio debía haber estado acompañado de uno gemelo, pero que se descartó al constatar que podía
afectar a la luminosidad de la meridiana de la catedral.

En el otro extremo de la plaza el palacio comunale (ayuntamiento), fruto del barroco catanés tan peculiar
como virtuoso.

Muy cerca de la catedral está la iglesia barroca de San Sebastiano, obra de G.B. Marino en 1754 que
merece estudiar para apreciar su balaustrada formada por personajes del Antiguo Testamento. Asi mismo, la
biblioteca de Acireale posee más de 160.000 volúmenes, muchos de ellos únicos, siendo una de las más ricas
de Sicilia.

La villa Belvedere al final del Corso Umberto I ofrece magníficas vistas del mar, la costa y el Etna. Para los
curiosos merece la pena acercarse a la estatua de Don Quijote y Rocinante, tan estilizada y desvencijada como
la figura del caballero andante. Otra estatua nos recuerda la fábula de Aci y Galatea y el amor que frustro
Polifemo. Merece la pena visitar el Teatro de Marionetas Sicilianas (Opera dei Pupi), ya que Acireale es uno
de los puntos de la isla con mayor tradición. De hecho es posible asistir a representaciones en el mismo
Teatro.

Muy cerca, a apenas dos kilómetros de Acireale está el puerto de Santa María Della Scala, pequeño puerto
pesquero ajeno a los asedios de los turistas.

TAORMINA - es sin lugar a dudas una de las joyas sicilianas. Bien es cierto que la sobreexplotación
turística ha derivado en una aglomeración de curiosos extranjeros que agitan la vida de los 10.000 habitantes
de la ciudad.

Emplazada a doscientos metros de altura, sobre el Monte Tauros, una espléndida terraza natural, Taormina, la
antigua colonia Tauromerion, fundada por colonos huidos de la saqueada Naxos en el 403 a. C, fue, arrasada
por Siracusa, enaltecida por los romanos, y capital de la isla por un periodo breve de la Sicilia bizantina.
Desde su toma por los normandos en 1078 hasta el siglo XVIII, no pasó de ser un apacible pueblo de costa. A
partir del 1700, escritores alemanes e ingleses como Bartlett y Goethe que emprendían circuitos de
inspiración por Europa, pararon por Taormina. Aun así, no sería hasta 1866 cuando el ferrocarril una la ciudad
con Mesina, facilitando el acceso de turistas del Norte de Europa, algunos tan ilustres como el emperador
alemán Guillermo II. Cuna de los descansos de algunos de los escritores más importantes del siglo XX como
Truman Capote, Tenessee Williams, Thomas Mann o Cocteau entre otros, y de artistas como Greta Garbo,
Cary Grant, Dalí, Orson Welles o Rita Hayworth, Taormina ha dejado de ser un lugar de reflexión para
formar parte de uno de los ejes de exaltación turística de Sicilia.

Sin embargo, tales son los placeres visuales que nos puede ofrecer la ciudad que es imprescindible visitarla.
Cabe destacar sobre manera el Teatro griego cuya importancia se evidencia en el posterior uso que
continuaron los romanos. Pero no es la única joya, Taormina no sería nada sin los adornos naturales que
engrandecen el teatro; la panorámica de la bahía de Naxos y el Etna al fondo hacen del Teatro de Taormina
una de las postales más recurrentes de nuestra visita a Sicilia.

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Paseando por las calles de Taormina, repletas de recuerdos típicos sicilianos, encontraremos reminiscencias de
la ocupación de la corona de Aragón, como los detalles del palacio Corvaja o el Ciampoli de estilo gótico
catalán, o calles floridas de corte medieval, sin obviar la catedral de Taormina, Il Duomo de San Nicolo, la
villa comunale con sus jardines, o el palacio de los Duques de San Stefano, uno de los mejores ejemplos de
arquitectura normanda de la isla.

Como llegar a Taormina: Es recomendable acudir en transporte público, ya que el centro de Taormina es
peatonal y aparcar el coche es bastante complicado, incluso en el inmenso parking de varias plantas.
Otra opción es armarse de paciencia, o madrugar, o incluso dejar el coche algo más arriba de la ciudad, en
dirección a Castelmola, que es a su vez un mirador perfecto para ver el Etna.

Aun así, para los valientes, la zona de Mazzaro, la playa a los pies de la ciudad, es el lugar idóneo para dejar el
coche. Desde aquí bien el autobús o el funicular nos llevarán al final de Via Luigi Pirandello, la carretera que
sube del mar al centro de Taormina. Allí, la porta Messina, marca la entrada a la calle principal, el Corso
Umberto I, repleto de tiendas de ropa y de recuerdos, tiendas de antigüedades, y balcones vestidos de flores.

Siguiendo Umberto I llegamos a la Plaza Vittorio Emanuelle II, construida sobre el antiguo foro romano, y
que ahora alberga el palacio Corvaja o Corvaia (s. XIV), sede del primer parlamento de Sicilia (1410), y que
combina una torre árabe del siglo X, decorada con piedra lávica y piedra pómez blanca, además de toques de
gótico catalán. Actualmente es la sede de la Oficina de Turismo de Taormina y del Museo Siciliano d’Arte
e Tradizioni Popolari, con pupis, marionetas sicilianas, vestidos típicos, carrettos y gran variedad de piezas,
entre ellas los ex-voti, ofrendas rústicas de pinturas vóticas en agradecimiento a la intervención divina en
salvaciones “milagrosas” en multitud de variopintos sucesos accidentados. A la izquierda del palacio está la
Iglesia de Santa Caterina, construida en el siglo XVII sobre restos aún visibles desde dentro del odeón
romano, un mini-teatro que albergaba 200 plazas.

En el otro extremo de la plaza, el desvió de la Via Teatro Greco nos lleva hasta el espléndido Teatro, que es el
monumento más solicitado de Taormina.

Cerca están las ruinas de las Naumachie, titánica obra de una pared sostenida con contrafuertes, que permitía
almacenar en una cisterna, las aguas provenientes de la montaña, para abastecer la ciudad e irrigar campos.

De vuelta al corso alcanzamos la Piazza 9 Aprile, un mirador sobre el mar y el Etna. En ella la ex-Iglesia de
San Agostino de 1486 hace las veces de Biblioteca, y sobre una escalinata, la barroca Iglesia de San Giussepe.
Sobre la porta di Mezzo la torre dell’Orlogio despide la agitada plaza llena de turistas degustando los cafés
más caros de Sicilia.

De esta manera nos adentramos en el barrio más antiguo de Taormina, y en el que las influencias árabes se
hacen más patentes, con callejuelas que desembocan primero en la Iglesia de San Giovanni de Malta de 1533,
en el Palacio Ciampoli, un edificio gótico-catalán de 1412, con ventanas geminadas que hace de Hotel; y más
adelante en la Plaza del Duomo, con el Comune (ayuntamiento), y la Catedral di San Nicolo, tan sobria como
prescindible.

Via Umberto acaba en Porta Catania, donde un escudo aragonés (1440) nos hace pensar que podríamos estar
en cualquier zona del Levante Español. Antes de llegar, subiendo una serie de cuestas empinadas, arribaremos
a la Badia Vecchia, (Aquí está el Museo Arqueológico) una torre normanda con almenas que se reformó en el
siglo XIV. Otro ejemplo de arquitectura normanda es el palazzo dei duchi di San Stefano, en la Piazza San
Antonio

Para descansar del ajetreo, la Villa Comunale, debajo del Teatro, jardines repletos de vegetación diversa, que
a finales del XIX pertenecieron a la aristócrata escocesa Miss Florence Trevelyan (al parecer amante del
futuro rey Eduardo VII), quién ideo unos edificios de ladrillo al estilo “lego”.

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Debajo de Taormina se halla la isola bella, un islote que en bajamar abre un camino de arena con la playa, y
en los alrededores podremos visitar las Gargantas de Alcántara, inaudita formación basáltica en forma de
desfiladero.

CASTELMOLA – (***) Si hemos llegado hasta Taormina no podemos dejar de complementar la visita con
una escapada aunque sea breve a Castelmola. Apenas 5 km más arriba de Taormina y tras un trayecto lleno de
curvas anida la población medieval de Castelmola, con su castillo presidiendo el balcón hacia el mar a 530
metros de altura. El verdadero monumento es la ciudad en sí, con un trazado de callejuelas empedradas, y con
un planteamiento urbanístico que a diferencia de las mayorías ciudades sicilianas (exceptuando a Erice), ha
respetado las antiguas casas de piedra, impidiendo nuevas edificaciones que alteren la fisonomía milenaria.

El nombre original de la ciudad era Mola, y se mantuvo hasta 1862 , cuando se completó con el nombre
actual. Fundada por los Sículos en el siglo VII a.C, Dionisio I de Siracusa la atacó destruyendo el
asentamiento en el año 392 antes de Cristo. Más tarde, en el 350 a.C. fue reconstruida por Andrómaco, para
ser luego conquistada por los romanos por los árabes (sg X) y en 1078 por los normandos.

Entre los monumentos más importantes podemos mencionar las ruinas del castillo (siglo XVI ), la iglesia de S.
Giorgio, construido en el siglo XVII y la iglesia parroquial construida en el siglo XVI y reconstruida en 1935.
La ventaja con respecto a Taormina es que el flujo de turistas es mucho menor, y por ello se puede disfrutar de
apacibles paseos, y con una visita no menos sugerente al bar Turisi. La peculiaridad del local, además de su
excelente vino de mandorla (almendras), y de la tradición familiar que ha regentado el bar desde hace varias
generaciones, es su decoración a base de falos y marionetas sicilianas (pupi). Desde luego el bar Turisi no
dejará indiferente a nadie.

Como llegar a Castelmola: Se puede llegar conduciendo en coche de alquiler o bien con los autobuses que
salen desde Taormina. El centro de Castelmola no es transitable para vehículos, por lo que os
recomendamos aparcar a la entrada de la ciudad, en el parking en frente del hotel Villa Sonia.

También podemos subir andando desde Taormina si bien el recorrido es empinado. La oficina de turismo está
en la Piazza San Antonio. Para tomar algo es recomendable un vino alla mandorla en el Bar San Giorgio.

Giardini-Naxos es una preciosa localidad balnearia, volcada al turismo, donde sus playas se llenan de
bañistas.

SAN MARCO D’ALUNZIO - Muchas veces cuesta decir cuál es el pueblo más bonito de Sicilia, y la
verdad es que San Marco d’Alunzio no sólo es uno de ellos, sino que está en las listas de los pueblos más
bonitos de Italia. Para comprobarlo tendrás que venir, subiendo desde la costa de la provincia de Messina,
desde Santa Militello si vienes desde Palermo por la costa o desde Torrenova si vienes desde Messina,
ascendiendo por una carretera verdaderamente sinuosa.

Este pequeño pueblo domina desde la colina la costa del Tirreno con una vista increíble de las siete islas del
archipiélago de las Eolias, que ya sólo por eso merece la pena.

El antiguo enclave griego Alontion (Dionisio de Halicarnaso cita la ciudad como una colonia fundada por
griegos que huyeron del saqueo de Troya) y Aluntium romano, tiene sin embargo otras razones para dedicarle
una mañana. La parte alta de la ciudad es el lugar donde Roberto de Hauteville o Roberto Guiscardo como se
le conoce edificó uno de los castillos que le sirvió a los cruzados normandos para conquistar la isla a los
árabes.

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PALERMO

Palermo, capital de Sicilia, es una joya cubierta del polvo de la historia, de las desgracias que han reportado
los desastres naturales en forma de terremotos, y del lastre que han provocado la especulación inmobiliaria, la
miseria y el paro o los crímenes de la mafia. Al final si obviamos estos apuntes que no explican la totalidad de
la realidad palermitana, nos encontraremos con una asombrosa ciudad, repleta de piedras con historia, una
amalgama de retales que forman el gran puzzle de estrellas que brillan en Palermo.

Las dimensiones de la periferia de Palermo, hacen de esta metrópolis siciliana, la ciudad más grande de Sicilia
(más de 800.000 h.), y unas de las más pobladas y ricas culturalmente del Mediterráneo Antiguo.

Siendo una ciudad tan abigarrada, Palermo tiene un trazado poco regular, con calles estrechas, incluso las
relativamente importantes como Vittorio Emanuele, con distancias asumibles a menos que pretendamos cubrir
en un día lo que bien necesita un mes. Si a esto unimos los asimétricos horarios de algunos de sus principales
monumentos, cabe la advertencia de planear visitar Palermo zona a zona.

Recorriendo Palermo: Los itinerarios o rutas se pueden plantear por épocas, estilos, o simplemente por
proximidad geográfica. Como casi siempre, lo más sugerente será callejear y descubrir Palermo a través de las
sorpresas que depara cara esquina que se abre a tesoros menospreciados en las guías. Lo cierto, es que los
vestigios de los diferentes conquistadores de la ciudad son tan variados que permiten coexistir la Mezquita
arabo-normanda de San Giovanni degli Eremiti, con la genial catedral, la capilla palatina del Palacio
Normando, o la plaza de Quattro Canti donde convergen las dos vías principales de la ciudad Vittorio
Emmanuele y Via Maqueda. Bajando hacia el mar, bien sea desde Monreale, o desde la salida de la autopista,
accedemos a Palermo a través de la Via Calatafami, eterna avenida que nos da una idea del tamaño de la
ciudad. A los lados (y mal señalizados como es habitual en Sicilia), están dos visitas tan contrapuestas como
atractivas. Por un lado las Catacumbas de los Capuchinos en el Monasterio homónimo, famosas por sus
cuerpos embalsamados, que gracias a las rupestres pero eficaces técnicas de conservación muestran momias
“disecadas” de difuntos. Por el otro la Zisa, palacio normando de arquitectura árabe recientemente restaurado
que era residencia de los reyes normandos que gobernaban Sicilia desde Palermo.

Siguiendo Corso Calatafami nos encontramos con la Porta Nuova, al lado del Palacio de los Normandos,
alzada en 1460 para abrir la principal arteria de Palermo, la Via Vittorio Emanuele. Su techamen cubierto de
azulejos es sin embargo una reforma de estilo manierista de 1535, promovida por el virrey Colonna para
conmemorar la entrada triunfal del emperador Carlos V tras la victoria en Túnez. La restauración de 1696 para
“parchear” los destrozos del terromoto añadió los 4 moros. Via abajo encontraremos la villa Bonnano a la
derecha con el Palazzo Sclafani de 1330 en uno de sus esquinas (hoy sede de la Comandancia Militar) y el
Hospital y Cuartel de San Giacomo a la derecha.

Seguidamente a la derecha encontramos la plaza de la Catedral. El edificio catedralicio, alterado


continuamente no ha perdido sin embargo su majestuosidad. Fue basílica paleocristiana, mezquita árabe, y
templo cristiano para los normandos. Unida por dos arcos a la torre del campanario, ofrece una preciosa foto
panorámica.

Sin perder el hilo de Ariadna de Vittorio Emanuelle, curioseando por los comercios, llegamos a Quattro
Canti (Piazza Vigliena). Cortada por Via Maqueda, Emanuelle se abre a un armonioso espacio donde cuatro
fachadas cóncavas de edificios del XVIII articulan en tres órdenes estatuas de los cuatro estaciones, los reyes
españoles, y las cuatro santas palermitanas de cada distrito.

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Por la noche es imprescindible acercarse a la Plaza Pretoria, custodiada por el Palacio Senatorio, actual
ayuntamiento y por la suntuosa Iglesia de Santa Caterina. En el centro de la plaza los jóvenes de Palermo se
congregan alrededor de la fuente Pretoria mientras los turistas se fotografían sin parar.

A la salida de la plaza Pretoria llegamos a la Plaza Bellini circundada por el Antiguo Teatro y hoy pizzeria, y
por la preciosa iglesia normanda La Martorana, además de la Iglesia de San Cataldo.

Al otro lado de Vittorio Emanuelle, hallaremos entre callejuelas, el fascinante mercado de la Vucchiria. Su
nombre deriva del francés, boucherie, es decir carnicería. Creció a partir de los siglos X-XII alrededor de la
plaza Caracciolo y la vía Argenteria. Los puestos de fruta, pescado, carne, quesos, especias, gangas, etc.
adquieren un halo mágico cuando cae la noche y los puestos encienden sus enormes focos y la luz se refleja en
sus carpas rojas. La mezcla de olores y colores es tan indescriptible como inolvidable.

Con tranquilidad también podremos curiosear en el Museo internacional de Marionetas, con muestras de
marionetas de todo el mundo, destacando los pupis sicilianos.

La oferta cultural de la capital de Sicilia viene enriquecida con el Teatro Politeama y el Teatro Massimo del
siglo XIX. Mientras el Museo Arqueológico de Palermo recoge piezas de todo tipo, centrándose en los restos
hallados en las excavaciones de toda la isla. Otros museos a destacar son la Galería de Arte moderno (GAM),
o el Museo Diocesano, sin olvidar las decenas de palacios ilustres que abundan en Palermo como el Palazzo
Conte Federico, la Casa Museo Palazzo Mirto, el Palazzo Chiaramonte (sede de la universidad de Palermo) o
el Palazzo Valguarnera Gangi.

El ayuntamiento de Palermo también ha diseñado rutas temáticas como la de los monumentos normandos, que
incluye la Cappilla Palatina del Palacio Normando, San Giovanni degli Eremiti, la Chiesa de sAn Cataldo, San
Giovanni dei Lebbrosi, la del SAnto Spirito, Santa Maria dell’ Ammiraglio , la Chiesa della Magione, o la de
Monreale en las afueras.

Si queremos apreciar los parques y jardines de Palermo nos podemos adentrar en el Orto Botánico, , los
Jardines de Villa Napoli y la Pequeña Cuba, los del Palacio de la Zisa

IGLESIA Y CLAUSTRO DE SAN GIOVANNI DEGLI EREMITI - Situada en via dei Benedittini en
Palermo, dijo de ella Gesualdo Bufalino, que en su jardín se podía respirar el aire de las Mil y una Noches, y
cerrar los ojos para imaginar que encontramos a Sherezade o Alí Baba.

Ciertamente, en la iglesia de San Giovanni degli Eremiti, su patio de naranjos invita a encontrarse con los
sentimientos que pudieron florecer en los musulmanes que gozaron de esta iglesia iniciada junto a una
mezquita musulmana por mandato del rey normando Roger II en 1142 y finalizada 6 años después.

Su estructura cúbica adornada por las cúpulas rosadas posee un torreón lateral coronado así mismo por una
pequeña cúpula. El interior de la iglesia hoy vacío está formado por una única nave con presbiterio con ábside
y dos pequeños espacios laterales cubiertos por cinco pequeñas cúpulas. Desde la derecha del presbiterio
accederemos a un espacio rectangular formado por dos naves del siglo X-XI que debieron formar parte de la
mezquita anterior. En el exterior un pequeño claustro del siglo XIII con arcos apuntados por parejas de
columnas que contiene naranjos, limoneros, palmeras y jazmines que potencian la belleza de este enclave
curioso de Palermo.

PALACIO NORMANDO DE PALERMO - El palacio de los normandos es la actual sede de la asamblea


Regional Siciliana. No es una casualidad la designación de la localización, ya que en este emplazamiento
ubicado frente a la Piazza Della Vittoria, se encontraba el más antiguo asentamiento de Palermo (Paleópolis).

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El palacio de estructura irregular y modificado por sus ocupantes a lo largo de los siglos fue levantado por los
árabes sobre ruinas púnico-romanas. Los normandos lo ampliaron para convertirlo en la sede política de su
reino. El posterior desorden político provocó su parcial abandono hasta que los virreyes españoles decidieron
utilizarlo como residencia en 1555. De nuevo, se volvió a reconvertir su forma, articulándolo entorno a dos
patios, y construyendo la fachada principal que da a plaza Vittoria. A la derecha de esta fachada sobrevive la
única de las cuatro torres normandas, Torre Pisana. A continuación encontramos los restos de la fachada
normanda decorada con arcos ciegos.

En su interior encontramos la Capilla Palatina, una obra maestra de los musulmanes que en 1143
confeccionaron el maravilloso artesanado de muqarnas decorado con figuras e inscripciones cúficas.
Para acceder a la capilla pasamos por el patio interior columnado, y las escaleras de ángulos rectos que dan
una perspectiva insospechada del patio.

Nada más entrar a la capilla palatina no existe mirada que pueda escapar de tan embriagadora imagen.
Revestida de gigantescos mosaicos de fondo de oro, se suceden imágenes religiosas mezcladas con
elementos naturalistas. Asombra la luminosidad de una capilla sin entradas de luz, y que despliega una
explosión de colorido que se multiplica gracias a los mosaicos poblados de apóstoles.

Construida por Roger II en 1192 en estilo gótico normando, esta pequeña capilla de tres naves posee unas
medidas de 33 metros de largo y trece de ancho. Siguiendo la nave central, y guiados por dos hileras de
columnas de mármol de colores diferentes, llegamos al espacio sobre el que sea alza la cúpula, donde el
Pantocrátor está escoltado por una serie de ángeles con las alas desplegadas.

Destaca también el mosaico que forma el fondo de la capilla de la nave lateral izquierda, en el que San Juan
predica en el desierto delante de las montañas de Oriente y el cielo majestuosamente representado.
Alguno de los dichosos ojos que han podido gozar de esta joya, como el escritor Guy de Maupassant han
quedado maravillados de la capacidad decorativa de los maestros musulmanes.

Para su visita conviene evitar las horas centrales del día cuando la congestión de turistas hace de este pequeño
paraíso un circuito por el que debamos disfrutar en poco tiempo lo que merece una eternidad.

QUATTRO CANTI - Quattro Canti o Piazza Vigliena, en honor al virrey bajo cuyo mandato se finalizó la
construcción de los cuatro palacios barrocos, es el centro del Palermo histórico, en la intersección de Via
Vittorio Emmanuele y Via Maqueda.

Proyectada entre 1608 y 1620 por Giulio Lasso, quién estructuró las cuatro fachadas cóncavas de los palacios
que dan a la plaza con tres órdenes de estilo dórico, jónico y corintio en las tres plantas de los edificios. El
primer orden posee cuatro fuentes que representan las cuatro estaciones mientras que el segundo contiene las
estatuas de los reyes españoles Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Sobre ellos en el último plano las
estatuas de las cuatro santas de Palermo: Oliva, Ágata, Ninfa y Cristina.

FONTANA DELLA VERGOGNA – FUENTE PRETORIA - Hay pocos monumentos que definan tanto a una
ciudad como la Fontana della Vergogna (Fuente de las Vergüenzas) en la Plaza Pretoria del centro de Palermo.
Se trata de una inmensa fuente completamente trabajada en mármol blanco de Carrara, con alegorías
mitológicas. A escasos pasos del cruce de Via Maqueda con Vittorio Emmanuele conocido como Quattro
Canti, se alza como una metáfora del poder político, la Plaza Pretoria. En los flancos el Comune
(ayuntamiento), dos palacios nobles (uno de ellos el Palazzo Bonocore), y las iglesias de San Giuseppe dei
Teatini -al otro lado de Via Maqueda- y Santa Caterina.

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Historia de la Fuente Pretoria: Franceso Camilliani fue el artista que dio luz a un universo de figuras
humanas, seres mitológicos y divinidades entre 1554-55. Concebida para decorar la villa de don Pedro de
Toledo y Zúñiga (virrey de Nápoles y Capitán General de los ejércitos españoles) en la exuberante Florencia.
A su muerte, Luis, el hijo del noble la vendió al senado de la ciudad de Palermo. La venta fue posible por la
mediación de García de Toledo Osorio, hermano de Luis y antiguo virrey de Sicilia

Fue trasladada en barco a Sicilia, en 644 pedazos y montada en Palermo en 1573, con la dirección de Camillo
Camilliani, hijo del escultor y la colaboración en el montaje del escultor Michelangelo Naccherino. Para
integrarla en la Piazza Pretoria fue necesario remodelar el espacio urbano del siglo XVI, y eliminar algunos
edificios. Se dice que durante el periodo de dominio y ocupación de los españoles en Palermo, los mesineses
enfrentados con los palermitanos, rompieron la nariz de las estatuas. Otra versión dice que los más puritanos
de la ciudad, entre ellos las monjas de los conventos cercarnos, se escandalizaron con la desnudez de las
figuras, y por ello decidieron castrar las esculturas. Temerosos de “tocar los genitales”, optaron por fracturar
sus narices. En todo caso, los “tabiques nasales rotos “se restauraron.

Durante muchos años (de 1998 a 2003) estuvo tapada por una eterna remodelación, que afortunadamente
acabó, devolviendo a los palermitanos uno de los conjuntos escultóricos más bellos de Sicilia.

La Fuente: Una verja de forjado obra de Giovan Battista Basile circunda y protege la fuente, a la que solo se
puede acceder desde el lado que da a Vía Maqueda. Su forma circular con tres grupos concéntricos de
pilas, permite que la disfrutemos rodeándola ya sea desde fuera o desde los pasillos y escaleras internas.

Balaustradas y pequeños puentes tienden los lazos que nos permiten movernos en torno a la Fontana y admirar
de cerca las esculturas y las bañeras que acumulan el agua que se vierte desde el conjunto central. Según una
reinterpretación del poeta Antonio Veneziano, las cuatro fuentes menores son una alegoría a los cuatro ríos
que regaban Palermo: el Oreto, Papireto, Gabriele y Mardolce. Sin embargo, como ya hemos comentado la
ubicación original de la fuente no iba a ser en Palermo, por lo que se trata de una asignación posterior para dar
más sentido a la obra en el contexto de la antigua Panormus.

El nombre fontana delle Vergogne viene dado por el pudor de la sociedad palermitana frente a los desnudos,
mejor dicho las partes “impúdicas” o vergüenzas al aire de las esculturas. Del mismo modo, los ciudadanos de
Palermo, en los siglos XVIII y XIX encontraban similitudes entre sus gobernantes corruptos y los personajes
de la fuente, motivo por el que también se le denominada Fuente de las Vergüenzas.

Casi 50 esculturas adornaban la fuente, con noventa columnas formando el perímetro de la balaustrada. Parte
de las esculturas se fracturaron con el transporte y otras quedaron en manos de Luis de Toledo, el hijo del
virrey. Dos de ellas son posiblemente las divinidades que hay en el Museo del Bargello de Florencia.

La fuente está formada por un juego de simetría en el que cuatro escaleras ascienden hacia la fuente central.
Cada escalera está flanqueada por dos esculturas en la parte inferior y otros dos al finalizar los peldaños. Se
tratan de divinidades paganas del mundo clásico. Por ejemplo al pie de las escaleras encontramos al Baco
romano o Dionisio griego, con su racimo de uvas representando el vino; y al otro lado Hércules; Diana y
Apolo; Adonis Venere; o Mercurio y Pomona. Y en lo alto

En el anillo inferior, entre cada escalera hay una bañera, sobre la que se presentan un Tritón y una Nereida, y
en el medio una de las figuraciones asociadas con el Oreto, Papireto, Gabriele y Mardolce.

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Inmediatamente detrás de estas cuatro representaciones de dioses una hilera de seis bustos de animales
(algunos imaginarios o mitológicos) escupen agua de sus bocas. Si prestamos atención se aprecia la presencia
de Orfeo, que con el sonido de su lira pretende adormecer al perro de tres cabezas Cancerbero, para liberar a la
ninfa Eurídice

La fuente central en lo alto la escultura de agarra una Cornucopia (símbolo de opulencia y derroche), sostenida
por una amalgama de cuatro delfines, y a su vez por atlantes en la parte inferior.

MARTORANA – SANTA MARIA DELL’ AMMIRAGLIO EN PALERMO – Está situada en Piazza Bellini,
enfrente de la iglesia de San Cataldo. Abre diariamente de 9:30 a 13 y de 15:30 a 17:30, esta iglesia normanda
fue alzada en 1143 por Giorgio de Antioquía, almirante de Roger II. Durante las vísperas sicilianas y la
sublevación contra los franceses, los nobles de la ciudad se reunieron para decidir ofrecer la corona de Sicilia
a Pedro II de Aragón. Más tarde Alfonso de Aragón la cedió al monasterio contiguo fundado por Eloisa
Martorana, de donde recibirá su nombre.

Las formas originales normandas fueron modificándose en los siglos XVI-XVII, cuando se añade la fachada
barroca y se cambia la planiometría. A través del elegante campanario-pórtico de cuatro plantas con ventanas
geminadas y delicadas columnas ornamentadas (siglo XII) accedemos al interior, dividido claramente en dos
partes, una primigenia, con los techos decorados de mosaicos bizantinos (anteriores a los de la Capilla Palatina
y más ricos), y otra con dos naves, añadidas en el XVII, con frescos de Borremans XVIII. Actualmente la
iglesia se utiliza como centro de culto del rito ortodoxo griego.

TEATRO POLITEAMA - Situado en Piazza Castelnuovo, el Teatro Politeama fue construido entre 1867
y 1874 siguiendo un curioso estilo pompeyano del arquitecto Giuseppe Almeida. Alberga los espectáculos de
ópera y ballet junto al teatro Máximo. El frontal del teatro Potiteama representa un altorrelieve en bronce la
Cuadriga dell’Apollo, una gran cuadriga con dos genios a caballo que recuerda el estilo de los teatros
vieneses. En el último piso del teatro se aloja el museo de Arte Moderno, con obras de artistas Italianos de los
dos últimos siglos. Al otro extremo de la plaza se halla, en medio de palmeras, un hermoso pabellón de música
de mármol; y en el edificio del fondo la Oficina Central de Turismo nos proveerá de información y folletos
actualizados sobre las actividades de Palermo.

En la esquina con via Ruggero Settimo el quiosco Ribaudo es una pequeña obra maestra del arte modernista
de Ernesto Basile de 1916.

TEATRO MASSIMO PALERMO - En la Piazza Verdi se levanta imponente el Teatro Máximo (1875-
1897), obra cumbre de Giovanni Battista Basile, que finalizó su hijo Ernesto y cuya inauguración tuvo a la
obra de Falstaff de Verdi como primera representación. El teatro de líneas neoclásicas está presidido por
una fachada en la que se muestra un frontispicio clásico sustentado por seis grandes columnas corintias. Es
considerado unos de los más afamados teatros líricos de Italia. Sin embargo desde su cierre hace varias
décadas las interminables obras han impedido disfrutar de su música y de su espléndida sala de cinco pisos
de palcos que dan cabida a 3200 espectadores (Es el tercer teatro de ópera más grande de Europa). En 1998
fue reinaugurado y hoy en día es referencia en el ámbito operístico. Los cinéfilos no olvidarán las últimas
escenas del Padrino III grabadas en la escalinata y el teatro. Desde la reapertura del Teatro Massimo se pueden
llevar a cabo visitas guiadas, disponibles en español, que se pueden extender a una ruta por la terraza del
teatro, con unas vistas fantásticas de Palermo.

Excursiones desde Palermo: Dominando desde la distancia se alza el Monte Pellegrino y a sus pies el
curioso edificio de estilo oriental Palazzina Cinese, el Museo etnológico Giuseppe Pitre, y el parque
afrancesado de la Favorita, pulmón del ajetreo y tráfico de Palermo. Si seguimos adelante hallaremos la

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ensenada y la playa de Mondello donde los palermitanos ahogan el calor de los veranos en baños diarios y en
fiestas y copas por la noche.

MONDELLO - A apenas 13 km del centro de Palermo se halla la playa de Mondello, -en una ensenada a los
pies del monte Pellegrino- punto de ocio y escape del ajetreo de la ciudad. Por el día su playa es frecuentada
por los palermitanos y por los numerosos turistas que ya desde Abril abarrotan las pensiones y hoteles de
Palermo. Igualmente la noche induce a los más noctámbulos a tomar unas copas en sus terrazas del pequeño
muelle de Mondello, donde los atraques del puerto deportivo han desbancado a las barcas de los pescadores.

Lo cierto es que este pequeño pueblo costero fue en los años veinte residencia de los más adinerados
burgueses palermitanos que construyeron casas modernistas del estilo Liberty Siciliano.

De su pasado pesquero se puede contemplar la torre cilíndrica del siglo XV, los restos de
la antigua almadraba, y la torre de vigilancia del fico d’India. Entre 1890 y 1910 Mondello se transformó en
una localidad turística, se procedió a sanear los pantanos gracias a la iniciativa del príncipe Francesco Lanza
di Scalea, socio de una empresa de transportes italo-belga que conectó Palermo con la villa costera. El
proyecto de lugar residencial para los más adinerados con el balneario, villas y un gran hotel, sólo lo pudieron
gozar unos afortunados que durante la Belle Epoque hizo de Mondello un centro cosmopolita de turismo. Sin
embargo las dos guerras mundiales, la masificación del turismo y la expansión de Palermo hicieron que el
paraíso se llenara de fieles.

En el viale Regina Elena se alza algo anacrónico tras los años y la orientación del turismo masivo que ha
adquirido Mondello, el balneario Kursal. Es una más de los testimonios de una nobleza de Palermo extinta, y
que recuerda a los bailes de salón del Gattopardo.

Como llegar a Mondello: El autobús número 806 conecta la playa de Mondello con el centro de Palermo,
llegando hasta el Teatro Politeama donde está la parada. En coche podemos llegar y aparcar en las zonas
habilitadas, aunque hay que tener en cuenta que en verano la playa está llena y es complicado aparcar.

A 11 kilómetros de Palermo se encuentra Monreale, punto inexcusable de visita. Su monasterio benedictino,


con su majestuosa catedral y su claustro suponen la culminación del arte arabo-normando en Sicilia. Por otro
lado, otra de las visitas inexcusables es la de la Villa Palagonia en Bagheria, un pintoresco palacio barroco
lleno de figuras grotescas que un insigne noble siciliano creó en el siglo XVIII.

MONREALE - En las afueras de Palermo y sobre el denominado Mons Regalis que fue una finca de caza de
los reyes normandos, hallamos la Catedral de Monreale. Bajo la sugerente excusa de que un sueño-visión en el
cual encontraba un tesoro oculto por su padre, el rey normando Guillermo II llevo a cabo la construcción de
una de las catedrales más bellas de Europa. Musta’izz bi’llah “El que exalta a Dios” como gustaba
autodenominarse el rey normando, tenía minada su autoridad ante la ostentación de poder del arzobispo inglés
de Walter of the Mill, que había recabado apoyos entre la nobleza local. Con objeto de combatir ese foco de
poder, el rey Guillermo II financió las obras de la catedral de Monreale contentando al Papado de tal manera
que el Papa concedió su bendición convirtiendo el templo en Catedral y al Abad en Arzobispo desafiando la
autoridad de Walter.

La consecución de la obra fue sumamente veloz ya que en diez años las obras fueron acabadas, constituyendo
un misterio su financiación. Sea como fuese la catedral de Monreale se convirtió en el edificio normando
más importante de Europa, al tiempo que significó una simbiosis de la aplicación de las corrientes artísticas
árabes y europeas conjuntando los mosaicos medievales más grandiosos de toda la Edad Media.

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La sublimidad de la obra no es apreciable desde el exterior aunque para las puertas de bronce (1186) se
recurriera a Bonanno de Pisa, autor de la famosa torre homónima quién retrato en sus 46 paneles escenas del
Antiguo y el Nuevo Testamento.

Los mosaicos del interior de la catedral de Monreale necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros
cuadrados de superficie. No fueron finalizados hasta 1182 y participaron artistas griegos, bizantinos sicilianos
y probablemente artistas venecianos enviados por el Papa para los mosaicos posteriores de la nave y los
muros. La temática abarca la Creación hasta la Pasión de Cristo, siguiendo una cronología lineal en el sentido
de las agujas del reloj. El ábside lo preside un Pantocrátor que corona la jerarquía de Virgen, ángeles y santos.
Los transeptos contienen los cuerpos de los Reyes Guillermo I y II al sur (derecho), y de Margarita, Roger y
Enrique, la mujer e hijos de Guillermo I al norte (Transepto izquierdo).

Aparte de los tesoros que se encuentran contiguos a las tumbas, formando parte del Museo Diocesano, se hace
imprescindible subir los 180 escalones que llevan al tejado y que nos permiten admirar los claustros desde lo
alto además de ofrecernos una panorámica de Palermo desde Monreale.

El claustro de Monreale, a los que accederemos desde fuera de la catedral es parte del monasterio benedictino
adosado a la catedral. Los arcos porticados contienen 228 columnas ricamente decoradas capiteles románicos
del siglo XII obra de albañiles borgoñeses y provenzales, y con iconografías que combinan lo religioso, con lo
pagano, los elementos clásicos y la mitología popular.

Si tenemos coche de alquiler podemos optar por llegar en coche a Monreale aunque hay que advertir que el
pueblo es pequeño y es mejor aparcar a la entrada. Lo más adecuado si no vamos con prisas es el autobús
389 que se toma en la Piazza Indipendenza de Palermo, al lado del Palacio Normando y que tras superar el
tráfico intenso de Via Calatafami asciende hasta Monreale, parando en la entrada, desde donde en cinco
minutos a pié y alcanzamos la catedral.

VILLA PALAGONIA EN BAGHERIA - Villa Palagonia en Bagheria, conocida también como la Villa de los
Monstruos, muy cercana a Palermo es uno de los monumentos sicilianos más visitados. Serán sus excéntricas
figuras pétreas que recuerdan a aquellas de Bomarzo en el Lazio, o será la atracción que siempre ha generado
desde que los viajeros ilustrados del XVIII y XIX lo denominaran “el lugar más original que existe en el
mundo y famosos en toda Europa”. Sin duda esta afirmación es algo exagerada, pero podemos asegurar que
Villa Palagonia no nos dejará indiferentes

El edificio se levantó en 1715 auspiciado por di Don Ferdinando Gravina e Crujllas, V principe di Palagonia,
par del reino y caballero de la orden del Toisón de Oro, una distinción muy prestigiosa de la que sólo algunos
nobles podían formar parte.

La obra la ejecutó el fraile dominicano Tommaso Maria Napoli, ingeniero militar, con la ayuda de uno de los
arquitectos más insignes de Sicilia, Agatino Daidone.

Las obras las continuó el heredero del noble, el nieto Francesco Ferdinando Gravina e Alliata, que ya en 1737
añadió el recinto de muros que rodea la villa, y más adelante en 1749 se procedió con los trabajos de
decoración del complejo monumental del interior de Villa Palagonia, y de la particular ornamentación del
exterior, que sirvió para acuñar el nombre de la Villa de los monstruos. Estas figuras de animales fantásticos,
figuras antropomorfas, estatuas de damas, caballeros, músicos y caricaturas varias captan los focos de todos
los turistas que acuden de excursión tras visitar Palermo. De las 200 estatuas originales han sobrevivido 62,
cuyo deteriorado estado a veces nos puede resultar indignante, pero viene siendo una máxima en la gestión del
patrimonio siciliano.

La villa cuenta con un diseño espacial digno de mención, con una distribución planimétrica claramente
estudiada, y donde todos los elementos siguen una armonía preconcebida.

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El largo camino de entrada a la villa (casi doscientos metros de largo) poseía un gran arco triunfal seguido de
un segundo custodiados por cipreses. Del primero sólo tenemos alguna imagen de ilustraciones de época.

Nada más llegar y entrar al recinto nos encontramos con la escalera principal de mármol a doble rampa,
presidida por el fastuoso escudo de la familia Gravina. El palacio consta de dos plantas. Accedemos por un
vestíbulo elíptico cuyos techos reflejan frescos con la escena del “cansancio de Hércules”. A la derecha vemos
la “Sala de los espejos”, cuyo nombre lo entendemos mirando al techo, recubierto de espejos cóncavos y
convexos que deforman la figura del visitante; y de una alegoría del cielo donde pululan los dibujos de
pájaros. Las paredes están adornadas con mármoles finos, con vidrios de colores y altorrelieves donde
distinguimos al fundador de la villa entre otros personajes ilustres de las casas reales de Europa. El pavimento
está formado por un diseño policromado de mármol típico del setecientos siciliano.

Otras estancias son la capilla, la sala del billar, o las habitaciones privadas que desgraciadamente no son
accesibles. Además del palacio, la visita nos conduce a la iglesia que se halla en el exterior, obra del arquitecto
Tommaso Maria Napoli, y donde la extravagancia del príncipe también dejó huella con una estatua que a los
pies del Cristo crucificado parece que implora o reza buscando la redención.

En 1885 la villa fue adquirida por la familia Castronovo que todavía hoy en día gestiona tan apreciado
patrimonio, organizando una visita organizada donde el guía nos explica todos los secretos escondidos de un
monumento ejemplar del barroco siciliano.
Para muchos historiadores y críticos del arte, Villa Palagonia es una precursora y una semilla de la corriente
surrealista, para sus contemporáneos fue una obra fruto de la locura. Tanto que en Europa el boca a boca la
puso de moda entre escritores, o pintores. El peculiar palacio ha sido también el escenario de muchas escenas
cinematográficas.

Información: BAGHERIA (PA), Piazza Garibaldi 3


Tel. 091/932088

CEFALU - Cefalu es pese a su tamaño uno de los puntos más visitados por los turistas y viajeros que vienen
de vacaciones a Sicilia. Su paisaje de pequeño puerto pesquero sobre el apacible tirreno es a menudo
campamento para las rutas por la isla, y sus largas playas de arena dorada que se extienden hacia las bahías de
Aranciotto y de Settefrati, con su siete farallones – que según la leyenda local son los cuerpos petrificados de
siete hermanos que acudieron inútilmente para auxiliar a una bellísima mujer- son muy estimadas por nativos
y foráneos. Al período helenístico-romano pertenecen las murallas aún visibles frente al mar. Los árabes
conquistaron el asentamiento bizantino, que la gobernaron hasta el inicio del siglo XI, cuando los Normandos
reconquistan Sicilia. Los signos de la dominación normanda son tan numerosos que no es casual que Cefalu
sea llamada la “ciudadela normanda”. El edificio más importante es sin duda la catedral, del inicio del siglo
XII; la tradición dice que su construcción haya sido decidida por Rogelio II, desembarcado milagrosamente en
la costa luego de haberse salvado de una tempestad.

Entre tantas especialidades de pescado que les puede ofrecer la cocina de Cefalu, cabo reseñar las “anchoas
de la duquesa”, un guiso hecho con anchoas, pan de molde, ajo, cebolla, perejil, aceite y vinagre.

El Corso Ruggero, la calle principal del casco viejo, marcaba los límites de la ciudad durante la Edad Media.
Hoy se alinean iglesias barrocas y palacios nobles a ambos lados de la calle. Aquí se encuentran las tiendas
más elegantes de Cefalu.

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En el puerto viejo se puede disfrutar de las mejores vistas del núcleo antiguo. Ahí también se halla la Porta de
Pescara, una de las cuatro puertas de acceso a la ciudad en el XVII.

La catedral normanda es el centro neurálgico de Cefalu, bajo la sombra de la Rocca, gran roca de piedra,
con forma de cabeza (Cephaloedium), que da nombre a la ciudad y sobre cuyas laderas se encuentra el
Templo de Diana.

En la piazza del Duomo se encuentran el antiguo Monasterio de Santa Caterina, actual ayuntamiento, y la
fachada del Palacio Episcopal así como el palacio Piraino. Tampoco debemos dejar de ver en Cefalu el
Museo Madralisca, el Bastión del cabo Marchiafava, el Lavadero público medieval, el Osterio Magno con
su ventanal, las estrechas callejuelas medievales empedradas que nos harán perdernos hasta encontrarnos con
el mar o la catedral.

CATEDRAL DE CEFALU - La Catedral de Cefalú permite visitas de 8 a 12 y de 15:15 a 19:15 h. entre


semana, y el domingo ininterrumpidamente. Fue erigida por Roger II en 1131 en agradecimiento, según la
leyenda, a las costas de Cefalú que le permitieron salvarse del naufragio que amenazaba a su barco durante
una tempestad. La fachada se forma con dos inmensos torreones cuadrados que confieren a esta catedral
normanda un aire de fortaleza. La parte superior contiene una doble serie de arcos ciegos con un ventanal
ojival en la parte inmediatamente inferior, y debajo un pórtico de tres arcos realizado en 1471 por Ambrogio
de Como protegiendo el pórtico, rico en detalles esculpidos en mármol blanco (finalizado en 1204), y las casi
inapreciables pinturas laterales. El gran transepto adornado con arquerías apuntadas une las tres naves con el
ábside. Estas tres naves se separan en el interior mediante 16 columnas de mármol que soportan arcos
apuntados. Las continuas reformas iniciadas en 1932 intentan devolver a las paredes del templo la
majestuosidad de los ornamentos barrocos que la completan.

El ábside del a catedral de Cefalú reúne uno de los complejos de mosaicos más bizantinos más
espectaculares de Sicilia, con el Pantocrator del Cristo evangelizador característico del arte bizantino, con las
mechas sobre la frente, el cabello rubio normando, las cejas y barbas oscuras árabes, y la nariz fina y recta al
estilo griego. Acompasándolo encontramos a la Virgen con arcángeles y apóstoles, profetas y santos. Además
en el centro de la nave izquierda hallaremos una virgen con el niño de Antonello Gagini de 1533; algunos
estucos neoclásicos, y el altar plateado de la Capilla del Santísimo Sacramento.

LA ROCCA Y EL TEMPLO DE DIANA - La Rocca: Un mito griego cuenta del amor y desventura de un
bello pastor llamado Dafnis, el Orfeo siciliano, que fue cegado por la diosa Hera, cuya hija él había
traicionado, y se transformó en el colosal peñasco que domina Cefalù y que, al mismo tiempo, da nombre al
lugar; pues así la veían los antiguos habitantes griegos, como una cabeza gigantesca; y cabeza, céfalo, es lo
que de hecho significa el nombre de la ciudad. Templo de Diana: El Templo de Diana sobre la Rocca es una
megalítica construcción que data del siglo IX a. C., siendo el único monumento pre-clásico en toda Sicilia. Se
asoció al culto de Diana, diosa de la luna y el agua.

LA CIUDAD DE SAN VITO LO CAPO, en la provincia de Trapani, es uno de los mejores destinos de
verano que puede ofrecer Sicilia. La playa de San Vito lo Capo ofrece una arena fina con un agua
cristalina que nada tiene que envidiarle a una playa caribeña. Esta zona de la Sicilia, es un destino rico
de bellezas naturales, de excelencias gastronómicas, culturales y arquitectónicas. Entre las cosas que
les recomiendo hacer en San Vito Lo Capo:

AGRIGENTO Y EL VALLE DE LOS TEMPLOS

Agrigento posee el conjunto de templos griegos mejor conservado del mundo. El valle de los templos de
Agrigento, (antigua Akragas) patrimonio de la humanidad, fue descrito por Píndaro como “la más hermosa

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de las ciudades mortales”. Fundada en el 580 a.c conservó su esplendor hasta el 406 a.C. cuando los
cartagineses sitiaron y saquearon la ciudad que albergaba 200.000 habitantes. De nuevo en época romana
Agrigento gozó de importancia en el siglo III a.C. hasta su decadencia final con la llegada de bizantinos y
cristianos que arrasaron sus templos paganos. Abandonada hasta que se convierte en recinto arqueológico.

Agrigento posee además un museo arqueológico enormemente rico. El paisaje de almendros mezclado con los
crepúsculos solares convierte al valle de los templos en un paraje idílico, si bien en estaciones vacacionales y
sobre todo en las horas centrales del día la afluencia puede llegar a ser agobiante. Las dos primeras
quincenas de Febrero Agrigento acoge el Certamen Internacional de Folclore durante los festejos de la
Sagra del Mandorlo in Fiore.

EL VALLE DE LOS TEMPLOS GRIEGOS DE AGRIGENTO - Los templos griegos de Agrigento son
todos de estilo dórico y si bien su estado de conservación varía en función de cómo les afectaron terremotos y
expolios, merece la pena no perderse nada del itinerario.

- Templo de Juno Lacinia. Dominando la cima del Valle de los templos se encuentra el templo de Juno;
precedido por un gran altar para sacrificios. Data del 450 A.C. y conserva la fila de columnas
septentrional y parcialmente la de los otros tres lados. En época romana fue restaurado tras un incendio
que dio color a las piedras de la cella.
- A través de un camino empedrado seguiremos el recorrido hasta el Templo de la Concordia. Es el
templo mejor conservado, con 42 metros de largo por 19,5 de ancho y que fue levantado entre el 450 y el
400 A.C. Denominado así por una inscripción latina encontrada e su entorno, es muy probable que el
templo de la Concordia estuviese dedicado a Castor y Pólux. Consta de 34 columnas, antiguamente
recubiertas de estuco blanco y conserva las arcadas abiertas entre las columnas ya que desde el siglo VI
fue empleado como basílica cristiana. Posteriormente en 1748 el templo de la Concordia fue restaurado.
- Más adelante a la izquierda se halla la Villa Aurea, sede hoy de la dirección de la zona arqueológica y
que posee restos de una necrópolis bizantina con enterramientos subterráneos además de la necrópolis
Gianbertoni, de época helenística con enterramientos de sarcófagos.
- El Templo de Hércules es el más antiguo de los templos conservados en Agrigento, fechado en el 510
A.C. Restaurado en 1924, se levantan sobre su base 8 de las 38 columnas originales.
- Si nos desviamos momentáneamente del recorrido hallaremos la Tumba de Terón, monumento funerario
del siglo I A.C., con planta cuadrada coronado por una torre con las puertas ciegas talladas en piedra
calcárea y columnas dóricas coronadas por capiteles jónicos en los ángulos.
- Volviendo al camino llegaremos al Templo de Júpiter Olímpico, gigantesco edificio con una planta de
112,5 m de largo por 56 de ancho que nunca fue finalizado y cuyas dimensiones sólo eran superadas por
el templo de Artemisa de Éfeso. Además de poseer columnas de 17 metros de altura y 4,2 de diámetro
estaba adornado con 38 estatuas de Atlantes de casi 8 m. de altura. Junto al templo podremos observar la
reproducción de uno de estos Atlantes cuya pieza original se encuentra en el museo junto a una maqueta
del templo original. En realidad el templo sirvió de cantera en el siglo XVIII para la construcción del
muelle de Porto Empédocle.
- Tras el templo de Júpiter se encuentra el Templo de Castor y Pólux, reconstruido en el XIX con
elementos combinados de otros templos. Tras su construcción en el siglo V A.C. este templo de 34
columnas fue gravemente dañado por el saqueo de los cartagineses y más adelante por los terremotos.
- Junto a los templos de Castor y Pólux pasa a veces desapercibido el conjunto de los Jardines (Giardino)
Kolymbethra, uno de los ejemplos vivos de jardín más antiguo de la Humanidad, y que ya en el siglo I
a.C. era mencionado por historiador Diodoro Siculo.

Este ángulo de fertilidad, que contrasta con el paisaje algo árido del Valle de los Templos se extiende por
cinco hectáreas donde la variedad de flora sorprende, algarrobos, cítricos, vides, chumberas, mirto, almendros,
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olivos, arbusto mediterráneo… El interés de la visita trasciende lo histórico, ya que nos aporta matices
pedagógicos, geológicos, botánicos y agrarios; en definitiva de transformación del paisaje a lo largo de los
siglos donde desde los griegos, romanos y árabes aportaron sus técnicas y conocimientos para aprovechar la
fertilidad de este rincón.

Restaurado en 2001 tras una intensa labor, la visita al jardín nos permite acercarnos a la vida cotidiana de los
ciudadanos de Agrigento, con un sentimiento de amor por el paisaje que seguimos compartiendo más de 2500
años después. En el fondo del túmulo se halla finalmente el Templo de Vulcano, que aún conserva dos
columnas y el basamento. Los restos de su rica decoración de arcilla policromada se conservan en el museo
arqueológico.

Volviendo nuestros pasos hacia la ciudad moderna de Agrigento encontraremos el Complejo del Museo
Arqueológico y la iglesia de San Nicola desde donde disfrutaremos de una panorámica global de todo el
Valle de los Templos. Inmediatamente al lado de la iglesia divisamos una estructura excavada en la roca, lugar
de consejo de los ciudadanos para tratar asuntos públicos y denominado Ekklesiaterión.

Frente al museo se abre el barrio helenístico-romano, conservado espléndidamente y que ofrece una visión
de la estructura de la ciudad, con sus drenajes, alcantarillado, cisternas, restos de frescos, mosaicos y calles
perfectamente definidas.

Consejos: Lo normal es visitar el valle de los templos en un día completo porque el recinto es extenso y
merece la pena escuchar con detalle las explicaciones del guía o audioguía. Como el verano es sofocante hay
que ir buscando la sombra, llevar agua y un sombrero para protegerse durante la ruta. Agrigento no ofrece
muchas sorpresas más. Cerca de Agrigento se encuentra la playa de Scala dei Turchi, que por su peculiaridad
merece dedicar una mañana, o un baño al menos.

SIRACUSA

Es sin duda una ciudad completa, combina una historia riquísima con la sostenibilidad de las ciudades que al
afrontar el reto turístico acaban manteniendo su identidad. Siracusa cuenta con uno de los patrimonios
arqueológicos más ricos de Sicilia, con la península de la Ortigia, núcleo original de población de los corintios que
fundaron la ciudad, el parque arqueológico de Neápolis con su anfiteatro romano, el teatro griego, las Latomias o

canteras de piedra, la Oreja de Dionisio, y la gruta Dei Cordari, o la de los Capuchinos, donde en época griega
los esclavos extraían los bloques de piedra caliza para la construcción de edificios y murallas. Frente a la entrada
del museo arqueológico de Siracusa, uno de los mayores errores arquitectónicos de Sicilia, el Santuario de Santa
Madonna de las Lágrimas, un edificio de 80 metros, horroroso, que evoca la lagrimación, un suceso insólito por
la incredulidad que despierta, según el cual un cuadro de yeso de la virgen segrega gotas.

Las catacumbas de San Giovanni son una enrevesada red de laberintos subterráneos formada por 20.000 tumbas
que ocupan una superficie de 10.000 cuadrados. Detrás, en la vía Teocrito está el museo del Papiro y el Museo
Arquelógico Regional Paolo Orsi.

Le península de la Ortigia conserva su dibujo de patios, callejuelas y plazoletas escondidas, vestidas con elegancia
del corte arquitectónico barroco, tan reseñable en la Sicilia Oriental. Presidiendo la Piazza del Duomo con la
iglesia de Santa Lucía alla Badia en un extremo, se ubica la catedral de Siracusa, con sus apacibles terrazas
veraniegas. Junto al mar y emanando agua dulce de forma natural, encontraremos la Fuente Aretusa, un
estanque con patos, peces de diversas especies y plantas de papiro, y cuya leyenda de amor entre la Ninfa
Aretusa y el Dios del río Alfeo, adorna el misticismo del lugar. Siguiendo el paseo marítimo llegamos al

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extremo de la Ortigia, donde el castillo Maniace, una fortaleza construida por Federico II en 1239, defiende la
península siracusana.

Excursiones: Desde Siracusa no tenemos lejos Noto, con su conjunto de edificios barrocos, o la Cava del
Cassibile cuyas pozas o lagos invitan a pegarse un baño. Y si queremos ver la costa de Siracusa desde el mar
podemos realizar una excursión en barco.

NOTO: es la joya del barroco siciliano, y por ende del italiano. El tan acertadamente denominado por Cesare
Brandi, “Jardín de Piedra“, lucha fastidioso contra la desidia que ha provocado el poco tacto que han tenido
las autoridades para con el fantástico conjunto arquitectónico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco en 1996. Noto nace como el producto del azar, del capricho que originó que el terremoto de enero de
1693 que asoló la parte oriental de Sicilia, se cebara con Noto Antica, la ciudad medieval original, fundada
por los sículos allá por el siglo IX a. C., que quedó totalmente reducida a escombros. Toda huella de los
pueblos que enriquecieron tan notable villa, fue prácticamente borrada, y sólo una excursión a la antigua Noto,
a 12 km de la actual nos permitirá hacernos cargo de la devastación.

Del desastre surgió la oportunidad de construir una nueva Noto en la pendiente de la colina; un lugar diseñado,
según el gusto barroco de la época, con calles paralelas intercaladas entre plazas que se plantearon como
grandes escenarios, con escalinatas, terrazas y desniveles; creando un espacio de armonía entre iglesias,
palacios, conventos y casonas de piedra que, al contacto con el sol, adquieren una tonalidad dorada irrepetible.

La nueva Noto -obra de los arquitectos Rosario Gagliardi y Vincenzo Sinatra a partir del diseño de una
retícula cuadriculada de Fra’Angelo Italia– se convirtió en la capital siciliana del Barroco por su exuberancia
y la unidad de estilo. Noto es el estandarte del estilo barroco en todo el Val di Noto, donde las otras siete
ciudades de su valle –Caltagirone, Militello, Val di Catania, Catania, Módica, Palazzolo, Ragusa y Scicli-
aglutinan el desarrollo del barroco llevado al máximo esplendor.

Los arquitectos diseñaron la ciudad ordenada por estados sociales a lo largo de un eje principal y tres plazas
que alternan conventos, palacios, iglesias y monasterios; una parte se dedicó al poder religioso, otra a los
nobles y la última al pueblo llano, agrupado en los llamados quartieri popolari.

La calle principal de Noto, el corso Vittorio Emanuele III al que se llega nada más cruzar la Puerta Real (al
estilo de los arcos del triunfo romanos, y construida para conmemorar la visita de Fernando II en 1838),
representa el epicentro del poder eclesiástico con la catedral de S. Nicolò y las iglesias de S. Franceso, S.
Chiara, S. Carlo Borromeo y S. Domenico y sus respectivos conventos. En paralelo y subiendo el desnivel
de la colina, la vía Cavour y sus calles perpendiculares eran el hogar donde la nobleza se construyó palacios
tan espectaculares como los de Nicolaci di Villadorata, Astuto e Impellizzeri. Más allá, los artesanos y los
menos pudientes vivían en los barrios de Agliastrello, Mannarazza y Pianalto. La exuberancia del
planteamiento barroco que se implementó sobre Noto, se plasmó sobre todo en las plazas, creadas como si
fueran grandes escenarios para representar la vida diaria: la Plaza 16 de mayo gira entorno a la escultura de
Hércules -de lo poco que se salvó del terremoto-, el Teatro Vittorio Emanuele III y el convento de S.
Domenico; y la Plaza del Municipio con el Ayuntamiento -ubicado en el Palazzo Duzecio, en honor al rey
que defendió Noto de los griegos en el siglo V a.C.- y la catedral, formando el llamado “area maioris
ecclesiae”. Un poco más adelante la iglesia de San Carlo, obra de Gagliardi 1n 1730, y desde cuya torre las
vistas de Noto bien merecen subir unas escaleras.

La historia de la Cattedrale de Noto, es la suma de continuos desastres -naturales y humanos- que han
causado su ruina en tres ocasiones (1760, 1848 y 1996). En los años 50, el techo de madera fue sustituido por
un forjado de hormigón que medía 48 cm. de espesor; lógicamente, al aplicar tanto peso sobre los arcos que
sostenían la bóveda (muy debilitada por otros seísmos y por la mala calidad de los materiales empleados en las
dos reconstrucciones anteriores), el colapso fue inevitable y la cúpula se derrumbó el 13 de marzo de 1996

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arrastrando parte de las capillas laterales y de la nave central. Las ménsulas que decoran sus balcones son
objetivo goloso para los amantes de los detalles; destacan sobremanera las del Palazzo Nicolaci donde las
figuras grotescas nos miran desde su altura con forma de sirenas, caballos, leones, quimeras, hipogrifos,
demonios o angelotes. Figuras de la mitología que sustentan los balcones donde los nobles se asomaban para
contemplar la infiorata, la fiesta popular que cubre las calles de Noto con alfombras de flores cada tercer
domingo de mayo. En la parte alta de Noto, el edificio más destacado sin duda, es el Santissimo Crocefisso,
en la Piazza Mazzini, del arquitecto Gagliardi, y sus calles paralelas, Via Ducezio con las iglesias del Carmine
y Santa Maria dell’Arco, y via Cavour con el Palazzo Battaglia de 1735.

RAGUSA - No es justo dejar fuera de ningún recorrido por Sicilia la ciudad de Ragusa. Una “isla dentro de
la isla” como la denominan los que la conocen bien, por tratarse de una provincia tradicionalmente ajena al
movimiento urbano de las masificadas Palermo y Catania. La división de la ciudad en Ragusa Ibla, la ciudad
antigua que sufrió el terremoto de 1693 y que posteriormente fue redificada; y la nueva Ragusa, el
asentamiento moderno se percibe en el cambio de relieve. Las casas se encaraman en la colina Iblea, luchando
por no precipitarse, aferradas a la tierra. Podemos iniciar nuestra visita a Ragusa en la vía Roma, centro
comercial de la ciudad moderna donde nos dejará el autobús de Palermo o Catania. En uno de los pisos del
hotel Mediterráneo (con acceso por la via Natalelli) encontramos el Museo Arqueológico enclavado sobre los
yacimientos del período prehistórico, entre los que abundan los pertenecientes a la Edad de Bronce (1800-
1400 A.C.) que testimonian la presencia de una serie de poblados sículos.

En diferentes secciones del museo podemos encontrar restos cronológicamente ordenados de los yacimientos
de las necrópolis de Passo Marinaro, de Rifriscolano y Dieci Salme, pertenecientes a la ciudad griega de
Camarina (s. VII – s. III AC); los yacimientos siculi arcaicos y clásicos, está dedicada a los centros indígenas
de Monte Cassia de Licodia Eubea y de Castiglione; además de yacimientos helénicos de la población
anónima en la comarca de Scornavacche, en los alrededores de Chiaramente Gulfi, donde se han descubierto
varios hornos, prueba de la actividad de los ceramistas, muy desarrollada en esa zona; hallazgos de los
asentamientos romanos y tardo-romanos, principalmente procedentes de la zona de Cucana, en las
proximidades de S. Croce Camerina, de la que se ha conservado una reconstrucción de un trozo de mosaico
con figuras animales.

Saliendo del museo tenemos enfrente el valle de S. Domenica, atravesado por tres puentes que unen la Ragusa
del settecento con la del novecento. El que está en el centro, el puente viejo (actualmente abierto sólo para
peatones) fue construido por el padre Cappuccino 1835. Volviendo a vía Roma, y andando en dirección norte,
encontramos el corso Italia, que atraviesa Ragusa en dirección este-oeste. Cruzando el corso Italia, en el
número 109 podemos admirar el palazzo Schinina, restaurado recientemente y actual sede del obispado. Al
fondo de la via Roma en dirección norte llegamos a la rotonda, desde la que se puede disfrutar de una
interesante vista del valle del S. Leonardo, ejemplo de valle de cañón típico de los Iblei. Volviendo atrás y
bajando por el corso Italia llegaremos a la Piazza S. Giovanni.

La catedral de S. Giovanni Battista se inició en 1706 y después de varias interrupciones fue finalizada y
consagrada en 1778. Es obra de dos maestros constructores: Mario Spata y Rosario Boscarino. Su amplia
fachada barroca tiene tres portales, el central ornamentado con tres estatuas que representan la Immacolata, el
Battista y S. Giovanni Evangelista. Tiene interés, siempre en la fachada, el reloj solar recientemente
restaurado.

El interior, de tres naves en cruz latina, está ornamentado con fastuosos estucos. La estatua del santo en piedra
pece (piedra calcárea con betún) (1513) es obra de Angelo Rocchetti y proviene del antiguo templo dedicado
al santo, destruido en el terremoto de 1693. Por su parte, la talla de madera (1858) que se saca en procesión
por la fiesta del patrono el 29 de agosto, con gran participación del pueblo, es obra del ragusano Carmelo
Licitra, llamado “Giuppino”. En el interior de la catedral también se conservan varios cuadros entre los que
destaca Cristo del Manno, S. Filippo Neri del Conca, i S. Gregorio Magno de Paolo Vetri.

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Al lado de la catedral, en el corso Italia, protegido con andamios por motivos de seguridad, pues habían caído
algunos trozos de la cornisa, está el Collegio di Maria, construido el 1796 por D. Felicia Schinina. El interior,
de planta central, conserva cuadros de Tommaso Pollaci.

Bajando por corso Italia se encuentran algunos bellos palacios del settecento entre los que destaca el Palazzo
Lupis, notable por sus estupendas ménsulas. Una vez en piazza Matteotti, a la izquierda tenemos el Palazzo
delle Poste y en la misma calle el Palazzo del Comune (1880), ampliado en 1929 para acoger la Prefettura. En
el interior del salón de recepciones se pueden contemplar frescos de Duilio Cambelotti (1933).

Bajando se cruza la via S. Vito, que conduce al puente “nuovissimo” (1964) que cruza el valle de S.
Domenica. (A unos 100 m, en la esquina con corso Vittorio Veneto se encuentra el Palazzo Zacco, barroco,
con las ménsulas de los balcones ricamente decoradas. Si continuamos bajando por corso Italia, en el número
35 está el Palazzo Bertini con sus famosas máscaras grotescas puestas como clave de bóveda sobre tres
ventanas, objeto de frecuentes tomas fotográficas.

Siempre bajando, a mano derecha cruzamos la via Scuole, que conduce a la iglesia del Carmine, fundada en
1560. La iglesia, que fue reconstruida en el settecento, fue derruida en los años 50 y en su lugar hay un
moderno santuario. El corso Italia empalma aquí con la via XXIV Maggio y enseguida a la izquierda
encontramos un quiosco construido en 1838 en agradecimiento a la Madonna por haber acabado con la
epidemia de cólera, justo al abrigo de la casa del doctor Giuseppe Carbonaro, que con tanta valentía trabajó
para combatir la enfermedad. Hemos llegado al corso Mazzini, calle serpenteante que nos lleva a Ragusa
Ibla, y enseguida a la derecha está la iglesia de S. Maria delle Scale o delle Cateratte, reedificada después
del terremoto del 1693, y que conserva, de la primitiva iglesia cuattrocentesca y del Renacimiento, un púlpito
gótico en el exterior así como capillas gótico-catalanas y del Renacimiento en el interior; a destacar un relieve
polícromo en terracota, recientemente restaurado, que representa el tránsito de la virgen de escuela gaginesca
(1538). Desde la iglesia se puede admirar uno de los más bellos panoramas de Ragusa Ibla.

Siguiendo nuestro descenso hacia Ibla, por la escalinata llegamos a una plazoleta entre las escaleras y, a la
izquierda, podemos admirar el espectacular palacio barroco de la Cancelleria ricamente decorado.

Si lo rodeamos nos encontraremos frente a la Iglesia della Madonna dell’Idria, reconstruida después del
terremoto del 1693 sobre una iglesia anterior fundada en 1629 por el orden de los Cavalieri di Malta.

El campanario está revestido con cerámica polícroma de Caltagirone. Justo al lado de la iglesia se halla el
Palazzo Cosentini con sus fantasiosas ménsulas con figuras grotescas y máscaras de entre las más bellas de
Ragusa. Nos introducimos en la piazza Repubblica, llamada también piazza degli Archi porque durante años
estuvo cruzada por las arcadas de un acueducto. Domina el espacio la iglesia delle Anime Sante del
Purgatorio, situada en la cima de una empinada escalinata y cerrada por una verja. El campanario,
ligeramente separado de la iglesia, tiene sus cimientos sobre las antiguas murallas bizantinas.

En el interior se conservan algunos cuadros de notable interés: en el altar mayor le Anime Purganti de
Francesco Manno, en los altares laterales la Madonna del Rosario de Antonino Manno y la Sacra Famiglia de
Tommaso Pollaci.

Prácticamente pegado a la Iglesia del Purgatorio, a mano derecha, está el settecentesco Palazzo Sortino
Trono, rico en esculturas y macizas ménsulas que sustentan los cuatro balcones. De reciente adquisición por
el Ayuntamiento, hospedará el “Museo d’arte contemporanea” y la “Civica raccolta Carmelo Cappello”.

Tras recorrer toda la via del Mercato, que se asoma al valle del S. Leonardo, seguimos recto por la via
Chiaramonte donde, a mano derecha, encontramos la entrada secundaria del sobrio Palazzo Battaglia,
mientras que el acceso principal está en via Orfanatrofio, y continuando calle abajo llegamos a la Iglesia
dell’Immacolata. Ésta surge sobre el antiguo convento de los frailes Minori Conventuali. De la antigua
construcción se conserva solamente un portal gótico y la torre del campanario.

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Recorriendo la via Ten. La Rocca y girando por la via Giardini llegamos al Giardino Ibleo en cuyo interior
encontraremos tres iglesias. La primera, de S. Domenico, erigida en 1569 y reconstruida después del
terremoto del 1693, está pendiente de restauración. La Iglesia di S. Giacomo (s. XIV), originalmente de tres
naves, fue reconstruida sobre la nave que resistió el terremoto de 1693. Sobre el campanario hay tres
esculturas: a la derecha S. Giovanni Evangelista, en el centro S. Giacomo, representado según la tradición
española a caballo y en acto de combatir a los musulmanes.
En el interior podemos ver el techo de madera pintado por el ragusano Matteo Battaglia y a la derecha del
presbiterio se puede admirar un crucifijo del seicento, de escuela española.

Aún en el interior de los Giardini encontramos la Iglesia dei Cappuccini, reconstruida después del terremoto
de 1693 juntamente con el convento; conserva en su interior un tríptico de Pietro Novelli con l’Assunta, S.
Agata y S. Agnese, y es, sin duda alguna, el cuadro más bello de toda la provincia.

Saliendo del jardín a mano izquierda encontramos el Portale di S. Giorgio, de estilo gótico-catalán del s. xiv,
única puerta que se conserva de la antigua Iglesia di S. Giorgio destruida por el terremoto de 1693; sobre la
luneta se puede entrever un relieve de S. Giorgio matando al dragón. Subimos por la via 25 Aprile y enseguida
a la derecha cruzamos la Iglesia di S. Tommaso, reedificada después del terremoto sobre los restos de una
preexistente iglesia normanda dedicada a S. Maria di Valverde. En el interior una fuente bautismal de piedra
pece (piedra calcárea con betún) de 1500 sobre el altar mayor Madonna del Caramelo, cuadro atribuido a Vito
d’Anna.

Si se continúa subiendo por la via 25 Aprile se llega a la piazza Pola donde encontramos la Iglesia di S.
Giuseppe. La fachada, que evoca los motivos arquitectónicos de la Iglesia de S. Giorgio, pertenece
seguramente a la escuela del Gagliardi. En su interior de planta oval se conservan pinturas de Matteo Battaglia
S. Famiglia di Tommaso Pollace, S. Geltrude e S. Benedetto de Giuseppe Cristodoro, SS. Trinità y, en el
techo, Gloria de S. Benedetto de Sebastiano Lo Monaco.

Siguiendo por via 25 Aprile llegamos a la piazza Duomo y entre un conjunto de palacios barrocos aparece el
Duomo di S. Giorgio, obra del arquitecto de Siracusa Rosario Gagliardi, que firmó varias obras importantes
en todo el valle de Noto. Iniciado en 1738, en el lugar en el que se erigía la Iglesia di S. Niccolò (destruida por
el terremoto de 1693), se terminó de construir en 1775. Gagliardi explota la idea original de la fachada torre,
utilizada en otros proyectos, realizando un templo de forma esbelta que es uno de los más bellos del barroco
siciliano.

DUOMO DI SAN GIORGIO EN RAGUSA: La alta cúpula, 43 m, fue terminada en 1820 y es obra de
Carmelo Cultrari. Una verja de hierro colado (1880) obra de Angelo Paradiso rodea la escalinata de 54
escalones. El interior es de planta en cruz latina, las vidrieras historiadas representan el martirio del Santo y
son de 1926 y diseño de Amalia Panicati. Un apreciable relieve en madera se puede admirar sobre la puerta
mayor. Las pinturas: la Immacolata, Gloria di S. Nicola, Angelo Custode de Vito d’Anna, S. Gaudenzia de
Antonio Manno.
Excursiones desde Ragusa: A pocos kilómetros de Ragusa en dirección sur, asomada al mar africano, se
encuentra Marina de Ragusa, la antigua Mazzarelli, nombre árabe que significa “pequeño suburbio”. Pueblo
de pescadores, en su puerto se embarcaba todo lo que se producía en el interior de la provincia de Ragusa y
estaba destinado a la exportación de cereales, quesos etc. Fue dotado de una torre de vigilancia y defensa
contra las incursiones piratas en el s. XVI. Pero el verdadero desarrollo de Mazzarelli se inició hacia 1870
cuando en Ragusa se abrieron las primeras minas de alquitrán que, después de su extracción, era transportado
por centenares de carreteros al cargador y de allí exportado y destinado a asfaltar las calles de todo el mundo:
París, Berlín, Londres, Amsterdam, Buenos Aires, Pequín, etc.

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La expansión se reanuda a partir de los años 60, cuando Marina Ragusa se convierte en lugar de veraneo.
Dotada de amplias playas con fina arena dorada, posee óptimas infraestructuras de ocio y buenos locales
públicos. Hoy es un importante punto de referencia para quien quiera pasar unas vacaciones en la playa.

El castillo de Donnafugata se halla a pocos kilómetros de Ragusa, a mitad de la calle de los cinco “zucchi”
que desde Castiglione baja a Camarina, rodeado de una rica campiña de algarrobos, caseríos y villas
ottocentescas, se encuentra el castillo di Donnafugata. El nombre no tiene nada que ver con su aparente
significado (“mujer secuestrada”) pero es probable que sea de origen árabe: ayn as jafat, que significa “fuente
de salud”, ya que efectivamente existe una fuente cerca de la estación de ferrocarril.

El castillo, en realidad una gran villa, fue ampliada y tomó la forma actual por obra del barón Corrado Arezzo
De Spucches a principios del 900. Ocupa una área de 2.500 m2 y se articula en 122 salas.

La fachada principal está ornamentada con un bello porche en estilo gótico-veneciano, ocho balcones dan
acceso a la gran terraza sobre el porche. Bellas ventanas bíforas embellecen las demás fachadas. Entre las
salas más importantes recordamos el salón de los blasones, con las paredes decoradas con los blasones de las
familias sicilianas más importantes, el salón de los espejos con ricos cortinajes que se alternan con espejos que
revisten todas las paredes, la sala de billar, las habitaciones del obispo, la pinacoteca, la sala de música, el
salón de fumadores y la biblioteca.

Es interesante notar el amplio uso de la piedra pece (piedra calcárea con betún) local para la pavimentación de
las estancias. El castillo está rodeado de un amplio parque de unas 8 hectáreas que el barón Corrado Arezzo,
experto botánico, hizo arreglar con especies escogidas por él personalmente. En el interior del parque hay
varias construcciones que servían para hacer más agradable la estancia de los huéspedes del barón, entre las
que están la coffee house, el templete, el laberinto, una cueva artificial que reproduce un ambiente cárstico,
algunos estanques y varios jarrones de Caltagirone diseminados por el parque.

MODICA - (20 km. de Ragusa y 50.000 habitantes) es una de las más pintorescas ciudades de la
provincia y de toda Sicilia. Se encuentra en la zona meridional de los montes Ibleos y está dividida en dos
originales áreas: Modica Alta, las cuyas construcciones casi escalan las rocas del monte, y Modica Bassa
(Baja), abajo en el valle, donde antiguamente discurrían dos ríos, Ianni Mauro y Pozzo dei Pruni, luego
cubiertos a causa de los numerosos aluviones, donde está ahora situada la avenida Umberto, calle principal y
centro histórico de la ciudad. La fisonomía tardo-barroca se remonta casi completamente a la reconstrucción
tras los terremotos de 1613 y 1693. Posteriomente Modica se ha extendido luego en otras áreas: Modica
Sorda Monserrato, Idria…

Pocos son los testimonios de la “ciudad precedente”: siendo algunos la portalada gótica de la Iglesia del
Carmine; las ruinas de la Iglesia de Santa María de Jesús, que se remontan al siglo XVI; la Capilla del
Sacramento (siglo XV), la iglesia “rupestre” de S.Niccoló Inferior, del siglo doce, hallada recientemente. Su
interior conserva notables decoraciones que se remontan a los siglos entre el 700 y el 1500.

Lo que hace que esta ciudad sea tan única y encantadora es, en primer lugar, el aspecto barroco extendido por
el casco histórico. Además abunda la presencia de pintorescos callejones llenos de tiendas históricas, o ricos
palacios.

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“Modica. Ciudad noble, opulenta y populosa, cabeza del antiguo y amplísimo Condado”. La descripción del
siglo XIX pertenece al eclesiástico Vito Amato, y elegantemente explica la importancia económica, política y
cultural de una ciudad, cuyas raíces parecen hundirse en tiempos y circunstancias remotas y no bien claras.

Se tiene así noticia de una “Motyca” habitada por los Sículos aproximadamente en el siglo octavo a.C., en la
época de las colonias griegas en Sicilia; el histórico Carrafa atestigua monedas encontradas en el territorio
modicano, en las cuales se leía en letras griegas la palabra “Motayon”. Son estas sólo algunas de las
denominaciones de la ciudad a lo largo de los siglos, siguen: ”Motica, Motuca, Mohac,…”

Rastros más claros se tienen del dominio de Roma, a quien Modica, siendo ciudad vasalla, proporcionaba un
décimo de las cosechas propias, y de una dominación árabe, que en 845 conquistó el castillo de “Mudiqah”.

Una ocupación que dejó rastro fue la Normanda, en el siglo undécimo, que expulsaron a los musulmanes, y
además introdujeron el culto de S.Jorge, al cual Ruggero de Hautetville, comandante de los Normandos, fue
fielmente devoto. El título de Condado se remonta, aunque por un período no muy largo, al dominio
Normando, cuando Gualtieri, valiente capitán de Ruggero, fue designado Conde de Modica.

Pero es sobre todo bajo el dominio de los Aragoneses de España (XIII-XVII ), cuando Modica, como
Condado, conoció su periodo de esplendor, representando, con los Condes Mosca y sobre todo Chiaramonte y
Cabrera, aquella parte de importantísimo poder local, típico del feudalismo, que, por autoridad, riqueza y
magnificencia, no tenía nada que envidiar al del mismo Rey. Sucesivamente el Condado perdió en parte su
importancia, con los Condes Henriquez y Alvarez (XVIII siglo) y Fitz-Stuart (XVIII y principio XIX), cuando
el título de Conde tenía un sentido ya esencialmente formal y había perdido todos sus viejos privilegios.

Siete siglos de efectiva duración, casi por entero bajo la sombra o la mano española, que ha dejado una fuerte
huella en nuestro dialecto, en la tradición gastronómica, en los monumentos y en el arte barroco que en España
trae sus raíces. La economía de Modica es principalmente turística y agrícola, caracterizada por las
importantes producciones de olivas, algarrobas, trigo y casi todos los tipos de cereales. El apoyo más
importante, en tal sentido, se debe al ganado, sobre todo el bovino, cuya raza modicana está altamente
apreciada, sea por la notable resistencia a las inconveniencias climáticas, sea por la excelente calidad de su
carne y leche. Esta actividad está notablemente apoyada, por un lado por la presencia en el territorio de un
gran número de industrias que trabajan o comercializan los productos, por otro lado por constantes iniciativas
como las famosas ferias, los festivales e incluso durante importantes fiestas religiosas.

Otras actividades industriales relacionadas con la elaboración de los productos agrícolas es la industria que
elabora chocolate, el café (aquí tostado y mixto) y la algarroba; distribuidas en todo el territorio, y que
exportan al resto de Italia, Europa y en otros continentes.

RESERVA NATURAL CAVA GRANDE DE CASSIBILE - La reserva de Cava Grande de Cassibile es uno
de los parajes naturales más bellos de Sicilia, y eso hablando de Sicilia, ya es decir mucho. En 1990 se
instituyó como parque natural protegido, con el objeto de preservar su vegetación y foresta mediterránea
repartida en más de 2.700 hectáreas.

Para las ciudades de Ávola, Noto y Siracusa supone un pulmón verde especialmente bello por el recorrido del
río Cassibile que a su paso por el parque ha erosionado el terreno creando una sucesión de lagos conocidos
como i laghetti d’Avola. El cañón que horada la cadena montañosa de los montes Ibleos tiene unos 10 km de
largo, y en algunos trazados tiene 250 metros de profundidad. Cava Grande es una de las mejores opciones
para hacer senderismo por la isla, combinando el placer de poder pegarse un baño en alguno de las muchas
pozas que hay a lo largo del camino.

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I Laghetti di Avola: Este tesoro naturalístico guarda un patrimonio de flora y fauna que se adorna con un
entorno donde las formaciones geológicas son dignas de admirar: cañones, pozas gigantes, cascadas…

El ser humano no ha sido ajeno a esta belleza a lo largo de la historia, y por ello los testimonios arqueológicos
son variados. Por ejemplo existe un poblado bizantino, una necrópolis, grutas habitadas.

Pero por encima de todo, la mayor atracción para los turistas son los lagos de Ávola, unas piscinas naturales
que se suceden por el cauce del río.

Como llegar a Cava Grande: Son numerosos los senderos que conducen hasta la reserva por lo que los
accesos son múltiples si bien recomendamos llegar por la carretera que de Palazzolo Acreide a Noto,
siguiendo el desvío a Ávola, y luego la carretera secundaria que indica la dirección de Cava Grande. Una vez
que llegamos a la entrada donde está el parking dejamos el coche. Desde aquí la panorámica es las paredes
calcáreas ya es sorprendente, y mejora según descendemos hacia la garganta más o menos durante media hora.
Hay que tener en cuenta que para subir tardaremos el doble.

MESINA - Desgraciadamente no podemos decir que Mesina sea un punto de referencia turística de Sicilia.
Ensombrecida por la belleza de las otras capitales de provincia siciliana, y por la ruinosa estela que han dejado
los sucesivos terremotos en el casco histórico de la ciudad. Sin ir más lejos, el 28 de diciembre de 1908,
80.000 mesineses murieron en el terremoto y los posteriores tsunamis que destruyeron la ciudad y obligaron a
reedificar la ciudad. Posteriormente, durante el bombardeo de los aliados durante la segunda guerra mundial,
la mayoría de los edificios fueron seriamente dañados. Actualmente trata de resurgir a base del tesón de la
comunidad de Mesina por restaurar su mermado patrimonio histórico y urbanístico.

Probablemente la ciudad es más conocida por su estrecho y por el onírico puente de Mesina del que tantas
veces se ha hablado sin que se haya concretado su consecución. Incluso la aprobación del proyecto que
finalmente se había aprobado en el Parlamento italiano ha sido recientemente paralizado.

Si hacemos parada en Mesina no dejaremos de visitar la catedral y su hermosa torre de Reloj, o el Museo
Regional que alberga además de un extenso número de pinturas los cinco paneles de la Madonna con los
Santos Gregorio y Benito, obra del famoso Antonello de Messina, el pintor más importante del Renacimiento
Siciliano, además de dos cuadros de Caravaggio, encargados por la ciudad en 1609. Más allá de los
yacimientos, monumentos o joyas de Sicilia Mesina también forma parte de la isla, y esta no sería igual sin
ella.

ETNA- El Etna es un volcán activo en la costa este de Sicilia, entre las provincias de Mesina y Catania. Tiene
alrededor de 3.322 metros de altura, aunque esta varía debido a las constantes erupciones. Dominando la isla de
Sicilia, en el Sur de Italia, el Etna es, con sus 3.342 metros, el volcán activo más grande de Europa.
Morfológicamente el Etna es una gigantesca mole que ocupa una gran extensión de la parte Este de la isla de
Sicilia. Las laderas propiamente dichas empiezan a alturas variables entorno a los 1.000 metros reconociendo una
típica forma de cono truncado con pendiente moderada. A 2500 metros de altitud, donde la pendiente se suaviza,
aparecen numerosos conos modernos, después, entre los 2.900 y hasta los 3.250 la pendiente se hace más abrupta,
se trata del edificio somital, un enorme cono y varios cráteres con permanentes humaredas.

Rutas guiadas: El Etna ofrece mil y una posibilidades, desde esquiar en invierno a pasear los pueblos de sus
laderas, degustando la gastronomía local. Si queremos conocerlo en profundidad lo más adecuado es visitarlo de la
mano de un guía especializado en Excursiones guiadas.

Hay que tener presente que el Etna es un volcán activo y es frecuente que se produzcan varias erupciones al año.
Por tanto toda precaución es poca, siendo esencial y muy importante respetar las recomendaciones y prohibiciones
para evitar situaciones de riesgo.

Consejos y Recomendaciones antes de subir al Etna: 1 – Aunque hay gente que sube hasta la cima por su
cuenta, está prohibido y quién se arriesgue se juega una multa y un procesamiento penal. Debemos tener en cuenta

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que la actividad del Etna es peligrosa y que con nuestra irresponsabilidad podemos poner en peligro a los
responsables de cuidado del Etna y el equipo de salvamento.

2 – Desde el Refugio Sapienza hasta la cima hay más de 1.300 metros de desnivel, y a esta altura las condiciones
climáticas varían con suma facilidad y la niebla impide la visibilidad.

3 – La zona de los cráteres permanece cerrada y son contadas las ocasiones en las que se reabre. Por ello es
habitual que las empresas que prometen llevarnos tras pagar hasta la cima sólo nos acerquen a dar un paseo en
torno de alguno de los cráteres que están a los 2.900 m.

4 – El Etna es una gran atracción turística, pero no es un parque de atracciones, y quién espere una excursión del
estilo Disneyland debería tenerlo claro previamente.

Historia del volcán: El Etna, o lo que denominaremos la actividad volcánica en la zona del Etna comenzó como
un volcanismo submarino hace unos 700.000 años, y ese “foco” fué desplazándose hacia el interior, lo que llevó a
la aparición de un complejo edificio formado por la sucesión de diferentes erupciones en lo que se denomina un
estrato volcán.

Existen crónicas de sus erupciones desde hace más de 2000 años, y siendo unas de las últimas entre Julio y Agosto
de 2001, la que arrasó la estación de esquí construida en su flanco Sur. Actualmente hay movimiento sísmico en el
Etna, que deriva ocasionalmente en alertas que no pasan de eso, aunque en ciclos de unos dos años es frecuente que
se produzca la erupción de alguno de los cráteres del volcán, que produce un fenómeno mediático internacional,
como en la última del 2013.

Las erupciones del volcán Etna en el siglo XIX terminaron con la formación de un cráter de derrumbe, que
actualmente posee un diámetro de 3 km y medio. En el año 1669, durante este ciclo, las coladas destruyeron parte
de la ciudad de Catania, al Sur del volcán. Otra erupción muy destructiva fue la de 1928, donde la lava alcanzo las
proximidades de la costa Este, quedo destruido el pueblo de Mascali.

Cómo ascender el volcán: Como hemos explicado antes hay muchas formas de conocer el volcán y nosotros
defendemos aquellas que respeten más el ecosistema, intentando evitar la idea preconcebida de que el Etna es un
objeto inanimado y que no hay que tomar precauciones.

Para llegar a los lugares donde se inician las rutas debemos dirigirnos hacia el refugio Sapienza. De Catania se
toma la dirección de Nicolosi, el último pueblo antes de entrar en el parque y en la zona de coladas de lava más
recientes, de 1984- 2001. En Nicolosi podemos quedarnos una noche y visitar lo que es un pueblo de montaña
siciliano, famoso además por su gastronomía de “funggi” (hongos).

Se toma la carretera en dirección “Etna“, y en una hora se llega al Refugio Sapienza del Club Alpino Italiano y
al área de esquí esta carretera continuaba después a media ladera hacia el famoso valle del Bove, (lugar de las más
impresionantes erupciones y la famosa cascada de lava) pero fue cortada por la última erupción de verano de 2001
y aún no ha sido totalmente reconstruida.

Una vez en el refugio Sapienza, a 1.910 m de altitud tomamos el camino evidente que asciende paralelo a las pistas
de esquí en parte destruidas por la última actividad. Según ascendemos dejamos las coladas de lava a nuestra
derecha, en aquel momento se podía ver el típico efecto “espejismo” del calor en el aire, y es que algunas de estas
coladas en su interior aún estaban a 80ªC.

Este camino puede hacerse con los autocares todoterreno 4×4 que suben a los turistas hasta la cota 2.500 y donde
un guía nos explica la actividad de la parte superior del volcán.

Continuamos dirección al antiguo refugio Torre del Filósofo a 3.000 metros de altitud, hoy abandonado, pero
donde puede ser interesante pernoctar en caso de querer hacer el recorrido circular del volcán y visitar la célebre
gruta del hielo de la cara Norte (llevar un buen saco). El marco es incomparable: del refugio se divisa ya el edificio
somital, un cono de 200 metros y el gran domo que forma la cumbre principal.

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Al pie del cono un cartel nos advierte del peligro de explosiones del volcán, por lo que conviene informarse bien
del tipo de actividad predominante en él. En invierno, a partir de esta cota es
imprescindible equiparse adecuadamente para esta altitud y condiciones.

Entre el edificio principal y el refugio está el pequeño cono Sud-Este. Por este flanco y entre el domo y los cráteres,
escapan unas humaredas de gases tóxicos absolutamente irrespirables, lloran los ojos y la quemazón irrita la
garganta y los pulmones. Intentar acometer la escalada por este lado sin mascarilla especial puede depararnos un
buen susto. Debemos contornear el edificio somital a media ladera y ascenderlo con el viento por la espalda desde
el W o NW generalmente.

El borde del cráter del volcán se encuentra a 3.250 m aprox, y nos espera uno de los espectáculos más
sobrecogedores de la montañas europeas, tres inmensos cráteres uno más inactivo, con numerosas fumarolas y
sublimados de azufre alrededor de ellas, un cráter que expulsa uno humo rojo característico y los
vertiginosos precipicios del cráter central. El domo principal humea por todos sus costados y dando la impresión de
querer reventar.

Desde el refugio Sapienza se tarda unas cuatro horas. Hay que tener especial cuidado con las nieblas, ya que una
vez descendido el cono final, el paisaje hasta el borde del gran edificio a 2500 es bastante llano y es fácil perder las
referencias.

Subir al cráter del Etna NO es una actividad al alcance de cualquiera aunque contemos con un estado de forma
apto para la alta montaña. Las condiciones de la ascensión se endurecen en invierno, cuando es necesario el uso de
crampones y piolet, El resto del año un buen abrigo, unas botas duras y algo de comida son el único equipo que
necesitaremos para pasear por las zonas habilitadas, siempre y como recomendación, acompañados de un guía.

Sin duda, subir al Volcán Etna y tener la posibilidad de ver las erupciones de lava son uno de los grandes atractivos
turísticos de Sicilia, si bien no el único afortunadamente.

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