“Los misioneros son los que quedan cuando todos se van”, hace referencia especialmente a aquellos países en guerra donde han sido desplazados miles de cristianos que llevan allí en esa región desde tiempos de los apóstoles de quienes recibieron la fe, considerada así una de las culturas cristianas más antiguas, siendo este el caso de Siria, hoy día devastada por el conflicto armado y el desacuerdo entre factores con consecuencias lamentables de muchos cristianos asesinados, entre ellos misioneros de los cuales 23 han sido asesinados en lo que va del presente año. Cabe destacar la valentía y coraje apostólico de estos misioneros, en quedarse a acompañar a su gente, viviendo la fe con las pocas familias cristianas que quedan en medio de una realidad abrumada y desahuciada, siendo estos cristianos esa luz de esperanza, paz y verdad en medio de una coyuntura que desemboca en la guerra. El testimonio del Sacerdote misionero Jesuita, revela y manifiesta el amor y el sentir de Dios acompañando y caminando con el pueblo cristiano que padece, que es perseguido y hasta desangrado, encarnando su dolor, abrazando su pena y confrontada realidad, viviéndola desde la fe con serenidad y convicción haciendo la voluntad de Dios en permanecer con el pueblo, dando la vida por sus hermanos, mereciendo así la corona del martirio, la cruz, la cual no rehúsa a tomar, perdiendo la vida por causa del Evangelio y hallando la vida eterna. En efecto el misionero jesuita nos da a la Iglesia universal su mayor testimonio de entrega y fidelidad a Dios y a su reino, el cual me enseña el valor de ser verdadero y autentico Cristiano, que no teme a las dificultades que se presentan, que prevalece en el amor sirviendo y asistiendo a sus hermanos, que se hace el último para ser el primero en la caridad. Testimonios de Fe como el Padre Frans van der Lugt s.j trazan caminos de encuentro de la fe y la verdad en Jesucristo, promoviendo el deseo de ser cristiano y suscitando también el deseo de una vocación particular, como el sacerdocio, ofreciendo la vida por amor a Dios y los hermanos, por el bien común y la entrega generosa con el fin de acercar más a los hombres a Dios y a reconciliarse con todos como hermanos.