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CARACTERÍSTICAS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1876

El texto constitucional de 1876 supone la culminación del proyecto político de la


Restauración, cuyas principales bases ideológicas eran obra del conservador Antonio Cánovas
del Castillo. Esta constitución es por tanto un fiel reflejo del momento político en el que fue
redactada; con ella se pretendía alcanzar un consenso forzando la salida del sistema de los
sectores políticos más radicalizados del país (republicanos, movimiento obrero, carlistas…).

La constitución de 1876 tiene un carácter claramente moderado, en cierta manera es una


síntesis de los anteriores conjuntos jurídicos de 1845 (Década Moderada) y 1869 (Sexenio
Democrático), aunque este último muy recortado. Su redacción se basa en la elasticidad, es
decir, en un desarrollo de los diferentes artículos muy poco detallado, para que pudiera ser
compatible con gobiernos de muy distinto signo político (algo que hasta la fecha no se había
conseguido). De este modo los sucesivos gobiernos que se establecieran en el país podrían
cambiar las leyes ordinarias sin necesidad de modificar la constitución: de esta manera se
pretendía ganar en estabilidad política. Precisamente, uno de los factores de la fuerte
inestabilidad de los gobiernos de Isabel II, había sido la tremenda rigidez de los textos
anteriores.

Las principales características de la constitución eran:

- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.


- Cierto aumento del poder político de la monarquía, que podía nombrar ministros,
promulgar leyes y convocar y disolver las Cortes. Pero en la práctica, Alfonso XII
no hizo uso autónomo de estas prerrogativas, dejando que Cánovas y Sagasta
tomaran todas las decisiones.
- Sistema bicameral, con un Congreso y un Senado con poderes limitados. El
Congreso era electivo pero la ley no fijaba el tipo de sufragio ni el sistema electoral,
lo que permitió las limitaciones para acceder al voto y el fraude electoral. En cuanto
al Senado, era enormemente elitista, formado por las grandes fortunas del país o los
más altos representantes de la Iglesia, el ejército o la administración pública.
Muchos de sus miembros tenían carácter vitalicio y otros alcanzaban el puesto por
designación real, sin necesidad de presentarse a unas elecciones.
- Declaración de derechos civiles, aunque bastante más recortados que los que se
recogían en el texto de 1869, ya que estos podían ser anulados por el gobierno sin
necesidad de modificas la constitución.
- Declaración del catolicismo como religión oficial del Estado. Este punto generó
intensos debates, pero finalmente se impuso el criterio de Cánovas y de su partido,
el conservador.

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