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Debo reconocer que tras la Fundación del Ballet Tierra Colombiana hay un gran equipo de apoyo como
los profesores, la gestión cultural, prensa, vestuario, administrativa, que hacen una empresa cultural.
La situación que vamos a utilizar en este trabajo, es la danza desarrollada por algunos
ballets folclóricos de la región, creados en la segunda mitad del siglo XX hacia las décadas
de los sesenta y setenta principalmente, y que aún existen en estos países. Se pretende
observar ¿de qué manera estos colectivos reflejan la identidad latinoamericana en sus
diferentes puestas en escena? Para absolver estos interrogantes los autores Ticio Escobar,
Marcela Croce, Serge Gruzinski y Clifford Geertz nos darán los lineamientos conceptuales
apropiados.
En primer lugar se realizará un análisis del concepto identidad, de lo que significa latino
americanismo, de cómo el mestizaje aparece ligado totalmente a estos conceptos, y por
último utilizaremos una investigación desarrollada con el Ballet Tierra Colombiana a
manera de ejemplo, para evidenciar las conclusiones del presente ensayo.
El término identidad en lo que respecta a latinoamérica debe ser abordado desde la cultura,
o lo cultural si así se prefiere, el asunto radica en observar que implicación tiene este
concepto dentro de la cultura y cuál es el concepto de cultura que estamos desarrollando.
Clifford Geertz afirma que “nuestras ideas, nuestros valores, nuestros actos y hasta nuestras
emociones son, lo mismo que nuestro sistema nervioso, productos culturales, productos
elaborados partiendo ciertamente de nuestras tendencias, facultades y disposiciones con que
nacimos, pero ello no obstante productos elaborados” (Geertz, 1973, pág. 56), en el caso de
los países latinoamericanos lo que se elabora colectivamente, resulta también de esas ideas,
valores y emociones a través de los tiempos, por lo que las obras que se producen desde
estas mismas son totalmente culturales, generando una identidad propia de la región.
Definir latinoamérica implica en un primer momento, la concepción geográfica del
territorio, y en un segundo momento nos obliga a pensar en el aspecto cultural, es decir en
lo que se ha venido realizando en este territorio a través de los tiempos, incluso antes de la
llegada de los europeos. Para establecer este aspecto resulta valioso lo planteado por
Marcela Croce en el sentido de lo que somos, como una necesidad de ubicarnos en lo que
ella llama o denomina una “utopía intelectual”, tratando de establecer la necesidad de ser
reconocidos con una identidad propia en el escenario mundial, cuando ella afirma que “La
condición de “utopía intelectual” se erige como resistencia a las incapacidades de la
geografía para unificar un territorio cuya descripción física varía desde la Cordillera de los
Andes hasta las playas atlánticas, pasando por diversas selvas entre las que sobresale la
amazónica, e incidiendo de manera notoria en un Caribe cuyas islas han sufrido
colonizaciones múltiples: la francesa (Haití, Guadalupe, Martinica), la británica (Jamaica,
Trinidad y Tobago) y la holandesa (Aruba, Bonaire y Curação), sumadas a las persistencias
culturales del dominio español (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana), expulsado
violentamente de la región a partir de la guerra hispano- norteamericana de 1898. La
diversidad geográfica, el imperialismo derramado en la profusión de potencias que
avanzaron sobre el continente y la relación de tensión creciente con el predominio de
Estados Unidos, son algunos de los rasgos que habilitan a especular que esa “utopía
intelectual” puede superar en algún momento la condición futurista e idealizada que
conlleva el lugar inexistente para expandirse en territorio comunitario, libre de
nacionalismos mezquinos y mejor pertrechado, por lo mismo, para rechazar las avanzadas
invasoras.” (CROCE, 2010, pág. 128). La autora nos está definiendo en los dos aspectos
planteados lo físico y lo cultural, nos lleva entonces a establecer que nuestra identidad, es
decir que latinoamericano es un producto de muchas cosas, de varios aspectos, entre los
cuales está lo geográfico, lo étnico, lo económico, lo político y lo cultural entre otros.
Desde lo que somos como producto surge el concepto de mestizaje, el cual es inevitable e
imprescindible al momento de realizar cualquier estudio de la región pues la historia
latinoamericana ha sido una constante evolución de invasiones de diversos tipos desde los
otros continentes, prevaleciendo Europa, y Norte América con los Estados Unidos a la
cabeza en las últimas décadas, Marcela Croce afirma “América Latina también se ha
desempeñado como contracara de Occidente, en tanto habitáculo de “bárbaros” (término
que nuclea en su semántica a pueblos originarios, negros comercializados como esclavos,
formas volubles de mestizaje, inmigrantes consustanciados con un medio que los perturba,
desde la pretensión positivista que arraigó durante más de un siglo en las elites ilustradas
latinoamericanas), como espacio de una amenaza primordial que solo puede ser
contrarrestada por la posición defensiva que implica la unificación –por precaria,
pretenciosa y optimista que se presente.” (CROCE, 2010, pág. 129).
Esto que plantea Marcela Croce, nos brinda el escenario más apropiado para definir el
mestizaje, pues lo podemos entender como una especie de un gran preparado étnico, un
gran sancocho racial, una especie de mixtura antropológica en la que no sabemos con
exactitud que parte de los segmentos que constituyen nuestra identidad, pertenecen a cada
uno de los factores o elementos que aportaron a esta gran mezcla. Por esta razón el
problema no está en ser mestizo, o reconocer, el hacer parte del mestizaje latinoamericano,
el problema fundamental está en desconocer, o pretender desconocer esos segmentos, su
origen y su evolución en el proceso que implica el mestizaje para asumir o abordar una
opción en el presente y el futuro inmediato.
Tratar de concluir en un concepto de identidad del latinoamericano, resulta difícil casi que
imposible porque este concepto no se ha construido en su totalidad, es más, no es atrevido
afirmar que tenuemente se ha empezado a generar a partir de los últimos años en la región,
Ticio escobar al respecto plantea “La reemergencia del tema de la identidad en el debate
crítico contemporáneo se basa en el repliegue de grandes figuras que lo legitimaban en
clave esencialista (Nación, Pueblo, Clase, Territorio, Comunidad, etc.)” (ESCOBAR, 2008,
pág. 1), por lo que nos traslada a un concepto más divergente de lo que es ser
latinoamericano, pareciese que este concepto no será el mismo para un mexicano, un
argentino, un chileno, un colombiano, etc., es decir que se ratificaría la afirmación que he
planteado, el latino americanismo es un concepto que se está empezando a construir.
Es precisamente con las imágenes de los diferentes ballets folclóricos de los países
latinoamericanos que vamos a ejemplificar estos conceptos, pues en las puestas en escena
de estos colectivos podremos apreciar una serie de imágenes que van a resolver el
cuestionamiento de que tanto tienen que ver los ballets folclóricos con la identidad
latinoamericana evidenciando el mestizaje o la mezcla que se dio en los diferentes países de
la región.
La manera como se puede visualizar el panorama de los ballets de danza folclórica en los
países latinoamericanos, nos permite ver que todos presentan en común, la necesidad de
poder reconocer que es lo que realmente quieren representar los diferentes colectivos,
establecer o hacer una especie de inventario de lo que se tiene en el momento de la
consolidación de estos grupos dancísticos, observar lo autóctono, lo foráneo y el mestizaje
dado por el desarrollo histórico y cultural de los diferentes pueblos de américa latina,
también se debe observar quienes son sus autores y protagonistas en cada una de estas
categorías, y por último, los procesos mediante los cuales se desarrollaron estas puestas en
escena durante el trasegar histórico de los diferentes países, realizar este proceso es lo que
desde la historiografía nos daría una posibilidad de consolidar un archivo sobre el cual se
puedan construir los conceptos de identidad y mestizaje a través de la danza.
Después de revisar los archivos concluimos que la mezcla o mestizaje de la danza en los
ballets folclóricos, está dada inicialmente por la danza indígena que como tal, es la que se
reconoce como propia del territorio americano y es desarrollada por los pueblos aborígenes
aún existentes en nuestros territorios, pueblos que tratan al máximo de representar su
ancestralidad y cosmogonía desarrollada por varios siglos. En segundo lugar encontramos
la danza foránea o extranjera, que es la proveniente de lo que se denomina antiguo o viejo
continente (Europa – Asia – África), y que se desarrolló mediante los procesos de
colonización, esclavitud y tercería es decir, que los europeos en la colonia danzaron ellos lo
que danzaban en sus países de origen tal y como si estuviesen allá, los africanos traídos
como esclavos danzaron sus bailes en este territorio como si estuviesen en sus aldeas
africanas y los asiáticos a través de los europeos aportaron algunas de sus danzas como
productos propios de sus procesos históricos de los siglos anteriores al descubrimiento y
sometimiento de américa, un ejemplo de esto es la danza conocida como la Jota Española,
que es de origen árabe y que se desarrolló en España cuando los árabes permanecieron allí
por más de quinientos años. En tercer y último lugar, encontramos lo concerniente a la
danza que llamaremos propiamente mestiza, de la cual se aprecia un gran conglomerado de
representaciones como lo son la ritual, popular, tradicional, clásica y contemporánea. Esta
danza mestiza posee elementos culturales de todas las categorías anteriores, lo que le
permite darle el carácter autónomo, cultural, occidental en primera instancia, y que en
segunda lugar, las involucra en el mundo de la globalización, un ejemplo clave puede ser la
cumbia que se desarrolla en varios países latinoamericanos como producto de la
denominada tri-etnia (negro – indígena – europeo), o también, el jarabe mexicano y el
joropo colombo venezolano que se derivan del “xarop” árabe desarrollado por los españoles
pero que son apropiados por los distintos países latinoamericanos con sus contextos
culturales propios de cada país.
En este sentido los diferentes artistas de la danza en los países de américa latina realizan
esta discusión pero desde la puesta en escena por lo que los colectivos que se generan se
podrían clasificar según su origen, su intencionalidad y algo muy importante que es el
sostenimiento económico.
Para poder ejemplificar mejor estos conceptos de identidad y mestizaje a través de los
Ballets folclóricos se ha hecho un estudio de varios de ellos, se ha revisado su historia, su
repertorio, su trayectoria y su proyección en cada país, a nivel de la región latinoamericana,
en Norteamérica, Europa, Asia y África. En este ensayo no vamos a realizar la descripción
de estos aspectos, lo que vamos a desarrollar los aspectos que tienen en común, como lo
enunciado en el párrafo anterior, además, utilizaremos las imágenes emblemáticas de estos
colectivos y lo explicitaremos con la investigación realizada con el Ballet Tierra
Colombiana y las dos entrevistas que se tienen con maestro Fernando Urbina Chuquín, para
complementar las conclusiones de este ensayo.
Los ballets estudiados son los siguientes:
¿
BALLET NACIONAL DE CUBA – 1948 – 1959.
Como podemos apreciar en las imágenes emblemáticas de los trece ballets enunciados, a
excepción de los Ballets Nacional de México y el Nacional de Cuba, todos hacen alusión a
lo indígena con sus tocados que tratan de mostrar el sol, las plumas y algunos símbolos
característicos de las culturas indígenas americanas y de su cosmología. En la totalidad de
los emblemas se hace referencia a lo europeo con sus vestuarios y poses que reflejan
posturas de la danza clásica. Se observa que la mayoría de estas imágenes no reflejan lo
negro, este elemento no es evidente, aunque algunos de ellos que presentan al colectivo en
acción si muestran a negras danzando, e incluso algunos hacen referencia a su tipificación
dentro de la escena. Lo que sí es evidente es que la mayoría de las imágenes de estos ballets
hacen referencia a lo complejo del mestizaje pues resulta difícil establecer que tan indígena,
que tan europeo, o que tan africano son los elementos que aquí se representan, a manera de
ejemplo podemos observar los tocados que hacen referencia al sol, pues son tan claros que
se identifican con el sol y rápidamente se hace una relación con el significado que este astro
tenia para las comunidades indígenas americanas, pero la forma como se elabora lo saca del
contexto indígena y su monumentalidad, nos traslada al lujo occidental de Europa, y de una
Europa muy contemporánea. Es por esto que podemos realizar una especie de historiografía
de estos grupos a partir de las imágenes que generan estos colectivos en sus puestas en
escena, trabajo que al ser realizado nos permitiría llegar a plantear una identidad de esos
colectivos, una identidad que nos conduciría inmediatamente a la mezcla, al mestizaje que
refleja el concepto de latinoamericano. Si esto lo estamos iniciando solamente con las
imágenes emblemáticas, podemos imaginar lo que se haría con la totalidad de las imágenes
dancísticas que ponen estos colectivos en los diferentes escenarios de la región y el mundo.
Cuando hablamos con el maestro Fernando Urbina Chuquín, creador director y coreógrafo
del Ballet Tierra Colombiana, nos manifiesta que en los escenarios de Europa y Asia se
forman la imagen de lo indígena desde sus trabajos escénicos, le indagan por la realidad
que estos trabajos reflejan, preguntan si realmente existió eso que se pone en el escenario, y
el responde, que eso es una creación desde lo artístico, creación creada a partir de las
narraciones y los mitos existentes en la región (URBINA, 2014). La gran mayoría de estos
ballets por no decir su totalidad han llevado a través de la danza la cosmogonía indígena al
escenario, pero ninguno puede afirmar que las imágenes de sus representaciones sean
totalmente indígenas, pues son creadas desde la concepción occidental del espectáculo, para
ejemplificar esta afirmación, podemos retomar las palabras del maestro Fernando Urbina
“Somos una mezcla de varias razas, y esto se puede apreciar desde la tri etnia lo negro, lo
indio y lo europeo, todos esos elementos quedan plasmados en el escenario, el trabajo que
se realiza por parte del ballet es un producto de una permanente investigación, aunque es
claro que nosotros no hacemos folclor, el folclor lo hacen los campesinos allá en su tierra,
en el campo, lo que nosotros hacemos es proyección, un espectáculo, por ejemplo siempre
nos preguntan por la leyenda del Dorado, si en verdad existió y nosotros respondemos que
en realidad no sabemos, pero al hacer la representación, nos corresponde hacer una
creación, imaginar cómo se sube a la balsa, en fin es un trabajo creativo de nosotros ante un
hecho que no existió, pero que en el imaginario de la gente siempre está presente.”
(URBINA, 2014). En otra entrevista concedida al periodista Jorge Consuegra el mismo
Fernando Urbina reconoce que su trabajo es realizar un espectáculo del folclor colombiano
y latinoamericano para que nacionales y extranjeros nos reconozcan, nos identifiquen,
“Más que los colombianos, porque conocemos la multiplicidad de nuestros aires
folclóricos, los extranjeros se sorprenden con la variedad del colorido del folclor de
Colombia… generalmente los extranjeros preguntan si somos de diferentes países, porque
se cambia de ritmos y de un baile a otro. Por ejemplo hay un abismo entre los movimientos
y las cadencias del mapalé, el bambuco y el joropo y ellos quedan realmente sorprendidos”
(Fernando, 2014).
A manera de conclusión se puede establecer en primer lugar que lo sucedido con el Ballet
Tierra Colombiana, desde su creación, su origen y su desarrollo, es un proceso muy similar
a lo sucedido con los otros ballets latinoamericanos aquí referenciados. En segundo lugar se
puede afirmar que la danza es un lenguaje muy particular que mediante sus diferentes
puestas en escena reflejan un aspecto fundamental de lo que se es, y que en este tema de
identidad y mestizaje, los ballets folclóricos de latinoamerica lo desarrollan
conscientemente y a cabalidad, así lo desarrollen desde la mirada occidental del
espectáculo. En tercer lugar se hace necesario realizar la tarea propuesta por Marcela Croce
en el sentido de aportar a una geografía intelectual desde latinoamerica, es decir, que se
debe realizar un trabajo desde estos colectivos que inviten a reescribir la historia de los
pueblos latinoamericanos, desde una nueva narrativa, o una perspectiva diferente. Por
último este ensayo no responde concretamente a las preguntas iniciales, pero si permite
señalar una serie de pistas que pueden conducir a esas respuestas, lo que en realidad
presenta este trabajo es la idea que puede ser tema de una gran investigación, una especie
de tema para desarrollar toda una tesis de grado de la maestría.
BIBLIOGRAFIA
PÁGINAS ELECTRÓNICAS
www.guillerminabravo.galeon.com/aficiones2286857.html
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www.jacchiguaesecuador.com/esp_principal.htm
www.bolivia.com/empresas/cultura/ballet_folklorico/index.asp
www.es.wikipedia.org/wiki/Ballet_Nacional_de_Cuba
www.balletnacional.com.co/
www.bogotamiciudad.com › Cultura y diversión › Danza