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Lecciones del caso PURA VIDA

Durante años, miles de hogares han alimentado a sus hijos con un producto que decían
que era leche, pero no lo era y, por ende, carecía de los valores nutritivos del lácteo. Un
engaño total.

Una vez más, la información tuvo que venir de otro país para que las autoridades
locales recién mostraran interés en el tema, como encargadas de velar por el consumo
de productos de calidad.

Por ello, los ciudadanos con justa razón se preguntan: ¿por qué recién nos informan?,
¿por qué no nos alertaron en su oportunidad?, ¿dónde estuvieron todo este tiempo?

La respuesta es una sola. Los funcionarios a cargo incumplieron con su responsabilidad


y permitieron hechos que ameritan urgentes y severos correctivos. De por medio está
la salud de los niños y niñas del país.

Una sanción tardía a quienes vulneraron nuestras leyes no los exonera de


responsabilidades, tanto a los directivos de la Dirección General de Salud Ambiental
(Digesa) como a los del Indecopi.

Estos organismos debieron cautelar los derechos del consumidor y no cumplieron, o si


lo hicieron, actuaron sin rigurosidad.

Cuando se ventilaba públicamente el caso de Pura Vida, la Asociación Peruana de


Consumidores y Usuarios (Aspec) reveló que 20 productos se distribuyen en el
mercado nacional con publicidad engañosa. Una vez más, ¿dónde están los organismos
reguladores?

Pero eso no es todo. Aspec también alertó de la presencia de carragenina en 14


alimentos que se venden en el país. Explican que ese aditivo se utiliza “para evitar que
los alimentos cambien su textura pese a que su ingesta ocasiona daños intestinales,
colon irritable y cáncer en general”, y los consumidores ni enterados, ni qué decir de
los organismos que deben ejercer el control respectivo.
Es momento de que en el país se cumplan las leyes y se etiquete de forma clara y real
los productos que se ofertan en el mercado. Una publicidad engañosa es un fraude y,
por lo tanto, un delito. Tiene que prevalecer el interés del ciudadano para que
tengamos alimentos seguros, saludables y etiquetados verídicos.

En muchas ocasiones, se reclama que el Estado no atiende o llega tarde o nunca a los
requerimientos de los ciudadanos, este es uno de esos casos por el que, como
representante de la Nación, exigimos responsabilidad en el ejercicio de la función,
tanto en el ámbito público como en el privado.

Una sociedad será mejor cuando cada uno de nosotros, desde el lugar que
corresponda, cumpla con las obligaciones y tareas que nos asignan, con celeridad y
probidad. Y las empresas serán más sólidas y prósperas si actúan con responsabilidad y,
principalmente, con responsabilidad social.

Escenario actual

La realidad es que la mayoría de leches evaporadas se encuentran en la misma


situación que Pura Vida. La bebida es diluida, reconstruida y la grasa deja de ser animal
para ser reemplazada por la vegetal. Nestlé también estaría involucrado por tener el
mismo problema que Pura Vida –perteneciente al grupo Gloria– con su línea Reina del
Campo.

Línea de Nestlé involucrada

Según la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec), ambas empresas


“no cumplen con la legislación nacional” y concluyen que “no pueden ser
comercializadas en Perú bajo la denominación de leche evaporada” por violar “el
principio de veracidad publicitaria”.

Este miércoles, la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso revisará ambos
casos para determinar cuáles serán las medidas y posibles sanciones que se impongan
a las mencionadas empresas.
Para Enrique Cavero, la sanción debe depender exclusivamente de si se determina o no
que induce al error al consumidor. Y si es afirmativo, sería especialmente delicado pues
Indecopi ya había declarado infundada una denuncia contra Pura Vida por publicidad
engañosa en el 2010.

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