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Explicación de los Diez Mandamientos

(Los primeros 5 se relacionan con el Hombre y Dios).

Mandamiento #1: “Yo soy el Señor tú Dios que te sacó de la tierra de Egipto”.

Pregunta: ¿Cuál es el mandamiento? ¡Parece ser una afirmación! Además, no puede existir un
mandamiento de creer en Dios, ya que si no crees, ¿entonces quién te estaría obligando a creer?
Y si ya crees, ¿para qué necesitas un mandamiento?

Respuesta: El primer mandamiento es saber que existe un Dios . Después de que “crees”, tienes
que utilizar tu mente y “saber”. Ver el diseño de la creación, la genialidad de la Torá, etc., hasta
que te convenzas intelectualmente tanto como emocionalmente.

Mandamiento #2: “No tendrás otros dioses aparte de mí”.

No hacer o adorar ídolos. Idolatría significa traer a Dios, el valor máximo, hacia nosotros – es
decir, humanizar a Dios en vez de elevar al hombre a alturas espirituales.

Idolatría (en su sentido amplio) también incluye convertir cualquier acto físico en una meta, en vez
de un medio. Comida, dinero, sexo, poder y deportes todos pueden ser ídolos si se convierten en
fines en sí mismos.

La primera mitzvá aplica a nuestra mente; la segunda mitzvá aplica a nuestras acciones.

Mandamiento #3: “No digas el nombre de Dios en vano”.

Una promesa falsa o innecesaria es tomar a Dios como testigo en vano. Incluso las cortes
seculares, hacen que los testigos pongan su mano derecha sobre la biblia. “¿Juras decir la
verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?” (“¡Yo no lo hice!” ¿Le crees?).

Este mandamiento aplica al habla.

Mandamiento #4: “Recuerda el Shabat para santificarlo”.

Para concretar nuestra creencia en un Dios, tenemos que dedicar un día de la semana a Él.

En Deuteronomio capítulo 5, cuando se repiten los Diez Mandamientos, dice “Cuida la santidad
del Shabat”.

Dios dice ambas cosas simultáneamente ,“recuerda el Shabat” y “cuida el Shabat” . (Talmud,
Shabat).

Los dos aspectos de Shabat son el aspecto positivo (“recordar”) y el aspecto negativo (“cuidar”).

El negativo es comparado al Rockefeller Center en Nueva York; que fue donado al público pero a
pesar de eso sigue siendo propiedad del Sr. Rockefeller. Está cerrado al público un día al año
para que él mantenga su propiedad privada. Igualmente, los mundos pertenecen a Dios y Él
permite que la humanidad maneje el mundo. Pero para evitar que alguien piense erróneamente
que el mundo es suyo para hacer lo que le plazca, un día a la semana tenemos que “devolverle el
mundo a Dios” al no hacer ningún acto que demuestre nuestro control sobre el mundo.

El aspecto positivo se compara a una persona perdida en un bosque. ¿Cuál es el camino de


regreso a casa? Primero abre un mapa y saca una brújula. Luego, la persona descubre su
ubicación y decide hacia donde ir. Similarmente en la vida, nosotros necesitamos tiempo para
enfocarnos en nosotros mismos, sin las presiones de la vida diaria (teléfonos, jefes, horarios) –
para obtener una perspectiva correcta de nuestros logros y metas.

Mandamiento #5: “Honra a tu padre y a tu madre”.

Pregunta: La primera tabla contiene leyes entre la humanidad y Dios. La segunda tabla es entre
una persona y otra. De acuerdo a esto pareciera ser que el mandamiento #5 – honrar a los
padres – está en la tabla equivocada.

Respuesta: El ejemplo por excelencia de la relación que tenemos con Dios es la relación padre-
hijo. Está basada en pura gratitud. Con Dios, es abstracto: con los padres es concreto. Los
padres te trajeron al mundo y ¡te cambiaron los pañales! Te compraron comida, ropa y juguetes y
se quedaron despiertos cuando estuviste enfermo. Si no honramos a nuestros padres, ¿Cómo
vamos a ser capaces de honrar a nuestro Creador?

Los últimos cinco mandamientos aplican a las relaciones humanas:

Mandamiento #6: “No asesinar”.

Algunos confunden esto con “no matar”. Hay algunas veces donde uno debe matar – por ejemplo,
por defensa propia, o en tiempos de guerra. ¡No somos pacifistas idealistas! Sólo lo que la Torá
define como “asesinato” está mal.

El castigo por asesinato (con testigos y una advertencia adecuada) es la pena de muerte.

Mandamiento #7: “No cometer adulterio”.

La mitzvá se enfoca en la santidad de la vida matrimonial. En vez de ver a la pareja como un


carcelero que nos impide disfrutar de otras relaciones, la Torá ve a la pareja como un proveedor
exclusivo, con el fin de evitar que piense en otros/as.

Una familia sólida y un hogar estable es la base de la sociedad. Violar la relación marido-mujer es
poner en peligro el microcosmos del hogar y finalmente a la sociedad en general. La relación
marital positiva está encerrada en esta fuerte prohibición, cuyo castigo (con testigos y
advertencia) es la pena de muerte.
Mandamiento #8: “No robar”.

Este verso se refiere a “no secuestrar” (robar dinero es mencionado en otra parte), cuyo castigo
con testigos y advertencia es la pena capital (Talmud).

Mandamiento #9: “No atestigües en falso”.

Los seres humanos tienen ordenado mantener un discurso puro. Una de las peores injusticias es
corromper un veredicto.

Mandamiento #10: “No codiciar”.

Este mandamiento aplica a la mente. Es una ley única dada por Dios. Ningún otro libro de ley la
menciona. ¡Intenta acusar a alguien por “codiciar”! Sólo Dios que lo sabe todo puede hacerlo, no
hay forma de conocer los pensamientos de otra persona – y de saber si está codiciando la casa,
esposa o dinero de la otra persona.

Pregunta: ¿Por qué las leyes entre la humanidad y Dios (los primeros 5 mandamientos) hablan
primero de los pensamientos, después de las palabras y luego de las acciones, y las leyes entre
los hombres (los últimos 5 mandamientos) hablan primero de las acciones, luego de las palabras
y sólo al final de los pensamientos?

Respuesta: Cuando se trata de la humanidad con Dios, la cuestión más importante es la


intención. Primero la mente, luego las acciones y las palabras. Que todos sepan lo que crees y
luego aplícalo a tu vida. Las acciones sin creencia no tienen ningún significado, ¡sería cómo
ponerle Tefilin a un mono!

Cuando se trata de las leyes entre las personas, las acciones vienen primero y luego el discurso y
la mente. “No me importa si lo odias, pero ¡no lo asesines!”.
HAFTARA: IS.6:1 – 7:6 / 9:5-6

La Haftará de esta semana la encontramos en:


Para los sefaradim en Ieshaiahu (Isaías) 6:1-13

el profeta Ieshaiahu los reprende por no hacer teshuvá (arrepentirse

"Y llamó uno al otro y dijo:


Santo, Santo, Santo es D'os,
llena está toda la tierra de Su Gloria"
(6:3)

La santidad es la intención constante de cumplir con la Voluntad Divina sin conflictos y con
alegría, y este es un nivel muy elevado en el proceso de perfeccionamiento de la humanidad.

"Y se movieron los parantes de los pórticos


a causa de lo voz que llamaba,
y el lugar se llenó de humo"
(6:4)

Mientras los ángeles proclamaban la santidad de D'os en los cielos y en toda la tierra, el profeta
vio que el lugar se estremecía.

Todo temblaba pues el Templo, que tendría que haber sido el lugar que D'os eligió para hacer
reposar su Divinidad en la tierra sirviendo de intermediario y mensajero, no cumplía su función.
Por eso el Santuario no podía soportar aquel llamado.

A causa de eso, el profeta vio que el fuego del altar se estaba por apagar.

"Y dije: ¡Oh de mí que seré acallado,


pues un hombre de labios impuros soy yo,
y en medio de un pueblo de labios impuros yo resido,
pues al Rey, a D'os, vieron mis ojos!"
(6:5)

En ese momento se partió su corazón dentro de él. El no podía decirle al pueblo enceguecido lo
que había visto, ya que seguramente no lo entenderían.

Todo pensamiento, toda forma de raciocinio está influenciada en mayor o menor medida por la
degeneración, hasta tal punto que es obvio y "natural" que el hombre se encierre en sus deseos.

Pero, he aquí que un ángel acerca a los labios de Ieshaiahu una braza que fue tomada del altar y
que parece estar apagada y le hace sentir que todavía una parte de la braza está encendida y
para reencenderse necesita el soplido y la respiración del profeta, es decir, su palabra.
"Y escuché la voz de D'os que dice:
¿a quién enviaré y quién irá por nosotros?…"
(6:8)

En el momento que él comprendió eso y decidió erguirse lleno de seguridad en D'os para obrar
con el objetivo de revivir y mantener la llama sagrada, se fue su debilidad, ella simplemente se
alejó de él. En ese preciso instante el profeta Ieshaiahu escuchó el llamado de D'os, al que
respondió igual que Abraham:

"…y dije: Heme aquí, envíame"


(6:8)

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