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Universidad Autónoma de Barcelona.

Facultad de Filosofía y Letras.


Curso: Historia de la lengua española.
Profesora: Gloria Clavería.
Alumno: Carlos Muñoz (ERASMUS).

Comentario filológico del texto 11 del cuaderno de textos: La General Estoria


(parte IV, 1280, ms. Siglo XIII) (Crestomatía, I, págs. 246-247)

Alfonso X, más conocido como el rey sabio, gobernó los reinos de Castilla y León
entre los años 1254 al 1284 d.C. Conocido por su pésimo manejo político como rey, pero
su gran producción textual que ayudó a la estandarización del castellano en las provincias
que en ese tiempo constituían España, se resaltan varios textos importantes para el estudio
del medioevo. Tradujo varios escritos de otras lenguas como el árabe y el latín,
principalmente, tomando como fuentes varias historias conocidas y pasadas al papel. Su
producción abarca áreas como la medicina, la astrología, la historia y literatura, entre
otras, en las que se pueden encontrar asociados títulos como El libro de Alexandre, Las
siete partidas, El Conde de Lucanor, entre otros.
Es así como del análisis del texto 11, correspondiente a la General Estoria,
presente en el Cuaderno de textos de este curso, del cual se pueden desprender una serie
de características lingüísticas, las cuales se pueden asociar también al periodo histórico
al cual pertenece dicho escrito. Más concretamente se trata de un tipo de documento
ligado a la historia, en el que en su contenido se cuenta cómo Alexandre se enfrentó al
rey Abira, en la ciudad de este último y los obstáculos que este conocido héroe tuvo que
sortear para poder ganar la batalla, con ayuda del dios Amon. Para este caso en particular
se analizarán los epígrafes 1-22 del texto, el cual se data en el año 1280.

En cuanto a las características gráficas, fonéticas y fonológicas que se pueden


encontrar en este texto, que como ya se dijo está asociado al periodo medieval, se puede
apreciar a simple vista la utilización del alfabeto latino para su escritura y la utilización
del romance castellano como código lingüístico. Para concentrar la observación de los
fenómenos se analizará principalmente el vocalismo (diptongación, monoptongación y
apócope) y consonantismo (f- inicial, distinción de b-v y utilización del sistema de
sibilantes) de este texto.

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El primer fenómeno que se analizará será el de diptongación románica. Como bien
se conoce, este proceso corresponde a una representación gráfica de dos vocales unidas;
se da el paso correspondiente de /'ŏ/ > /'ue, ‘ua, ‘uo/ y /'ĕ/ > /'ie, ‘ia/. En el texto se pueden
encontrar varios ejemplos: del primer caso, de /'ŏ/ > /'ue, ‘ua, ‘uo/ se puede ver en la
utilización de la palabra hueste (3.1) > HOSTIS. Luego se pueden consignar los ejemplos
de /'ĕ/ > /'ie/ en: yazie (3.9) > IACĒRE, avie (4.14) > HABĒRE, tenien (6.7) > TENĒRE,
firieron (7.6) > FERĪRE y tierra (15.1) > TERRA, esparziendo (18.1) > SPARGĔRE. En
los parágrafos seleccionados para analizar no se aprecian casos de monoptongación
esporádica de ié > i y de ué > e. Se puede entender como el proceso por el que un diptongo
pasa a una sola vocal.

El segundo fenómeno por observar detenidamente es el de la apócope consolidada


y no consolidada. En términos simples la apócope se trata de una pérdida de la vocal final
que puede recuperarse (consolidada o normal) o no (no consolidada o extrema). En el
texto se pueden apreciar en los siguientes ejemplos: de apócope extrema (la cual según lo
aprendido en este curso se puede decir que durante este siglo aún se mantiene de manera
intensa en algunos textos) se puede ver en las palabras dalli (2.8), començol (5.13),
pareciol (11.2), mostrol (11.13), dixol (12.4) y quel (14.6), en los clíticos que en cual se
pierde la -e final. Ahora bien, la apócope normal (que ya está completamente difundida
en general durante en este siglo) se hace presente en este escrito en palabras como: mar
(3.12) > MARE, recebir (5.4) > RECIPĔRE, gran (9.7) > GRANDIS y derribar (21.7) >
DERIPĀRE. En estos casos se pierde la -e final latina y nunca más se vuelve a recuperar,
excepto en el caso se gran, que hasta el día de hoy sigue funcionando como apócope de
grande.
En cuanto al consonantismo, lo primero a exponer será el uso de f- inicial en este
texto. Con el pasar de los siglos, y como bien se ha podido estudiar en el curso, con el
pasar de los siglos se ha producido un proceso de evolución de [f-] > [h-] > [Ø], pero que
tanto en la lengua escrita como en la hablada se fue masificando paulatinamente durante
la Edad Media, en el caso de la hablada a finales del siglo XV, mientras que en el caso de
la escrita. En el texto se pueden encontrar cuatro ejemplos con f- inicial. El primero que
se puede encontrar es fallo (4.4) > FALLAR, que hoy correspondería a halló, firieron (7.6)
> FERĪRE que hoy se escribiría hirieron, al igual que feridos (9.2) > FERĪRE (heridos)
y, finalmente, fondon (21.9) > FUNDUS, el cual resulta ser el único caso en el que se
sigue pronunciando la f- inicial.

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En segundo término, el análisis a continuación se centrará en el uso de las grafías
<b> y <v>. Si bien en los orígenes del castellano romance existía un uso indiscriminado
para el uso de estas grafías (incluso provocando una gran confusión al emplear <v> por
<u> en algunos casos), con el tiempo esta situación se fue ordenando y se determinó la
siguiente equivalencia: si desde el latín una palabra comenzaba con <b> o <v> esta se
mantendría intacta. Sin embargo, en posición intervocálica ocurriría la siguiente
evolución respectiva para cada caso: -p-, -bb- > /b/ = <b>, mientras que -b-, -v-, -f- > /β/
= <u, v>. A continuación, se expondrán tres tablas con el uso de estas consonantes y las
confusiones respectivas que se pueden encontrar en el texto:

Tabla 1 – Uso de <b> inicial e intervocálica en el fragmento:

Inicial (como en latín) Intervocálica (siguiendo regla -p-, -bb-


> /b/ = <b>)
ballestas (6.9) > BALLISTA ribera (3.17) > RIPARIA
bien (19.3) > BENE recebir (5.4) > RECIPĔRE
combatio (20.12) > COMBATTUĔRE
derribar (21.7) > DERIPĀRE

Tabla 2 – Uso de <v> inicial e intervocálica en el fragmento:

Inicial (como en latín) Intervocálica (siguiendo regla -b-, -v-, -


f- > /β/ = <u, v>
vino (3.3) > VENĪRE lenvatosse (2.6) > LEVANTE
venino (13.6) > VENĒNUM maravilla (6.14) > MIRABILIA
envio (15.7) > INVIĀRE

Tabla 3 – Confusiones entre <b> y <v> que se dan en el texto:

<b> por <v> <v> por <b>


cibdad (1.10) > CIVĬTAS iva (17.16) > IRE
yerva (12.2) > HERBA

Como se puede ver en estos casos recopilados existe una tendencia a respetar las
reglas de evolución de estas palabras desde el latín al castellano romance medieval, pero
se pueden apreciar algunas confusiones, acerca de las cuales no conviene teorizar al
respecto, ya que se puede haber tratado de errores del escriba o la persona encargada de
ejecutar la escritura de este texto. Por ejemplo, cibdad (1.10) en vez de ciudad, iva (17.16)
sobre iba o yerva (12.2) por yerba, dan cuenta de los errores que prevalecen con el tiempo,
hasta que con el fin de la Edad Media e incluso en algunos casos que se pueden encontrar
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en el Siglo de Oro español siguen apareciendo. Lo que sí llama la atención es el intento
por estandarizar el manejo de estas grafías para que no exista un empleo indiscriminado
por parte de los escribas y así tener un orden mucho más adecuado en la escritura, con el
fin de que existiera una mejor comunicación.

Lo tercero a analizar con respecto al consonantismo tiene relación al subsistema


de sibilantes. Durante esta época se da una primera distinción entre sordas y sonoras,
clasificadas según el punto de articulación. La utilización de estos fonemas se puede
diferenciar por la utilización de algunos grafemas; así, los fonemas dentoalveolares se
pueden diferenciar entre sordos / ͡ts, ŝ/ asociados al empleo de <c, ç> y para en el caso de
los sonoros /dz, z/ para <z>. Luego existen los alveolares, en los que se puede encontrar
el fonema sordo /s/ para <s,ss> y el sonoro /z/ para <s>. Finalmente, en los prepalatales
es posible encontrar dos grupos: los sordos / ʃ, s/ para <x> y los sonoros /ʒ, z/ para <i, j>
y también en caso de que <g> se utilice junto a una vocal como <i> o <e>1.

En el fragmento se puede apreciar claramente la utilización de este sistema. Se


puede notar en algunos ejemplos como los que se expondrán a continuación: en palabras
como cerco (1.3) y cibdad (1.10) se utiliza la <c> como consonante inicial, pero en
posición interior se prefiere el uso de <ç> como se puede apreciar en començol (5.13) o
enponçoñadas (7.4). Se puede apreciar cómo el fonema /dz/ asociado al grafema <z> se
hace presente en el texto como por ejemplo en la palabra yazie (3.9). Por su parte el
fonema /s/ se puede identificar en las palabras levantosse (2.6) y saetas (6.12). Sigue
presente el empleo de <x> en dixol (12.4) y Alexandre (1.4).

Vistas las características gráficas, fonéticas y fonológicas, corresponde ahora


hablar acerca de algunos aspectos gramaticales de esta selección de la General Estoria.
Dada la tipología textual y al tratarse de un texto de historia, los hechos son expuestos en
pasado principalmente, pero con una gran variedad en su uso. Algunas muestras son las
siguientes; es posible encontrar el pretérito imperfecto en primera conjugación como
ocurre en iva (17.16) y avie (4.14) en tercera conjugación. También se puede observar el
pretérito perfecto, como en el caso de fallo (4.5) y mostrol (11.13), en este último caso
con el clítico al final de la palabra, respetando la norma de esa época. Finalmente, aparece

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Se trataron se poner los fonemas correctamente, pero lamentablemente la tipografía no
permite poner bien los símbolos que corresponden.

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escuetamente el pretérito perfecto compuesto, formado por los verbos haber o ser más un
participo, posible de apreciar en fueron allí feridos (10).

En el caso de los clíticos y la posición que estos tienen, en este texto en particular
se prefiere posponerlo al verbo por sobre la interpolación del clítico. Al parecer, solo en
algunos casos ocurre una apócope de -e final en algunas palabras como cercol (4.9),
mostrol (11.13) y pareciol (11.2), mientras que aquellas que terminan con otra vocal se
prefiere mantenerla al final sin apócope; esto último se puede apreciar en connosciola
(14.10) y tomolo (16.2).

Pasando a la interfaz léxica, en este fragmento, debido a su contexto, se utiliza un


vocablo asociado a la guerra y la ciudad medieval. La mayoría de las palabras como se
ha podido comprobar en la presentación de este análisis provienen del latín como lengua
principal del cual se formó el castellano romance. El único préstamo que resalta es el de
guerrear (6.2) proveniente del germanismo WËRRA. Del mismo modo, en la interfaz
discursiva en este fragmento se narra un suceso por medio de la ilación de ideas; la
tendencia es utilizar et constantemente para agregar ideas, estableciendo pausas y
formando párrafos. La presencia de conectores es nula, ya que se favorece la conjunción
antes mencionada.

En suma, este texto en particular, datado en el siglo XIII y compuesto bajo el


reinado de Alfonso X es un fil intento por estandarizar el uso del castellano durante el
medievo, de plasmar aquellas costumbres que para la época eran las aceptadas y, por
ende, tenían que ser difundidas; así, a lo largo del análisis se ha podido dar cuenta de los
aspectos lingüísticos que eran fundamentales por dar a conocer, con el fin de poder
establecer una comunicación mucho más fluida y sin ambigüedades. Claramente, este es
un pequeño esfuerzo, el cual se complementa con el resto de la producción alfonsí que
marcó buena parte del medioevo y gracias a ello se produjo un impulso e interés por la
escritura, la cual está llena de códices de la oralidad y la forma en la que se hablaba en
esos años. Una lengua que se intenta reflejar en este texto en su esencia: cambiante, para
esos años, enriquecida por diferentes culturas y lugares en los que se hablaba y escribía.

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