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9veno.

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9. ESPIRITUALIDAD Y COMUNIDAD EDUCATIVA


ACTIVIDAD INICIAL

El ser humano sediento de Dios lo busca a través del encuentro con los hermanos. Su relación
con ellos le habla de un Dios Trino, de un solo Señor, Señor, Dios y Padre. La oración de Jesús
nos habla de esa ansia de unidad, de ese deseo de vernos unidos junto a su Padre. Esa es su
oración más profunda, ese es su deseo, ese es su proyecto. El tema del Ecumenismo que vamos
a abordar nos va a permitir abrir nuestro corazón a los hermanos que profesan la misma fe en
el Señor Jesús en otras iglesias, y a cambiar de mentalidad frente a ellas. El ecumenismo es uno
de los signos de los tiempos y una insistente llamada que la iglesia dirige a los cristianos a buscar
la unidad en medio de la diversidad.

1. ¿De las siguientes condiciones, según tu opinión, cuál podría hacer que la convivencia
de la gente fuera más feliz? ¿Por qué?

 Que todos fueran más ricos

 Que todos fueran más unidos

 Que todos fueran más tolerantes.


 Que todos fueran optimistas

 Que todos tuvieran esperanza.

 Que todos creyeran en el mismo Dios

 Que todos fueran felices.

ACTIVIDAD DE DESARROLLO

El ecumenismo se refiere a toda iniciativa que apunte a una mayor unidad o cooperación
religiosa. En su sentido más amplio, esta unidad o cooperación puede referirse a una unidad
mundial religiosa, por la advocación de un mayor sentido de espiritualidad compartida entre las
tresreligiones abrahámicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Más comúnmente, sin embargo, el
ecumenismo es usado en un significado más específico, en referencia a una cooperación mayor
entre las denominaciones diferentes religiosas de una sola de estas confesiones.
ÉTICA 9° - TALLER 1: LA CONCIENCIA
TALLER No. 1
LA CONCIENCIA
Todo ser humano en su relación con los demás, se enriquece y enriquece a los otros con
su capacidad de comunicación hecha en un marco de respeto y sinceridad. Dentro de
las dimensiones del hombre y de la mujer, hay una de gran significación e importancia
para nosotros: la trascendente. El mundo moderno está dando una importancia
fundamental al sentido de la responsabilidad. Estamos pasando de un modo de existir
rígidamente estructurado a base de tenciones sociales, hacia una nueva manera de
enfrentarnos con la existencia, de resolver los interrogantes más profundos del hombre,
de una nueva concepción de entender lo que es la conciencia.
Vamos ahora a leer los siguientes refranes:
Busca los mejores bienes, que dentro de ti los tienes
Cuida más tu conciencia que tu inteligencia
Ma buena conciencia es madre de las obras buenas
La mejor almohada es la conciencia sana
Más vale conciencia que ciencia
No engendra conciencia quien no tiene vergüenza
Plata es la ciencia y oro la conciencia
Una buena conciencia es una continua fiesta
Vuelve a leer los refranes y trata de identificarte con uno de ellos
¿Por qué te hace gracia el refrán o el proverbio? ¿Por qué te llama la atención?
Trata de buscar el refrán o proverbio que está en la raíz de la mentalidad de la sociedad y cuáles
son los impactos en la juventud.

Conciencia y conciencia moral: Con la palabra conciencia entra en el lenguaje un


término que, en general, goza hoy de gran estima y es considerado uno de los conceptos
clave del ethos actual. En una sociedad pluralista y, en parte, secularizada como la
nuestra, constituye un tema siempre recurrente en la mayoría de las ramas del saber,
un fenómeno que no puede ser soslayado ni siquiera por las teorías que reducen o
rechazan la responsabilidad individual de la persona. No obstante, frente a quienes la
exaltan como el máximo exponente de la autonomía moral y del carácter inviolable de
los derechos humanos, otros muchos atribuyen su vigencia y relevancia al hecho de que
funciona como órgano de adaptación, como factor de manipulación o de simple proceso
de socialización. Se trate de ocaso o de alborada de la conciencia, una cosa es cierta: no
existe una terminología unívoca, ni una definición admitida por todos, ni una opinión
unánime sobre lo que con ella se quiere expresar. Más aún, cabe afirmar que no es
Posible definirla, por tratarse de un concepto que abarca diversos estratos del psiquismo
humano y representa una instancia de difícil interpretación.

Esbozo histórico

1. La antigüedad grecorromana. Ya los escritos egipcios hablan de una instancia que


tiene su sede en el interior del hombre, sigue su conducta con mirada crítica y, llegado
el caso, le reprende. Serán los griegos quienes utilizan el término syneidesis (Demócrito),
como sinónimo de saber o entender. En virtud del subsiguiente proceso, la syneidesis
se decanta de saber referido a contenidos morales a facultad espiritual en la que resuena
la voz de Dios; Aristóteles, al subordinarla a la razón, la entiende como una instancia
para conocer los principios morales y aplicarlos a cada caso particular; los estoicos, a
su vez, la identifican con la razón (logos) del hombre, que es la chispa del logos del
mundo. En resumen, el concepto syneidesis (que Cicerón reproducirá literalmente con
la palabra cumscientia) evoluciona así hacia una noción notablemente marcada por las
características de subjetividad (subjetivismo), interioridad y referencia al mundo lógico-
racional y al mismo tiempo divino.
2. El mundo bíblico: El Antiguo Testamento, al igual que las religiones antiguas, carece
de un vocablo específico, ya que las experiencias relacionadas con la moralidad suelen
expresarse mediante los órganos internos de la persona. En este sentido, el ->corazón
(850 veces en el Antiguo Testamento) es la sede de los pensamientos y sentimientos, es
el centro del itinerario ético-religioso del pueblo de Dios y de cada uno de sus miembros
en el horizonte de la alianza. La conducta humana tiene su fuente en las decisiones del
corazón, aunque siempre en el seno de la tradición comunitaria. En el contexto de esta
tradición, Pablo (Nuevo Testamento) toma de la filosofía popular el término syneidesis
(aparece 31 veces en los escritos paulinos), y traduce las enseñanzas bíblicas a las
categorías populares del mundo helenista. Cruce de la tradición grecorromana y la
bíblica, Pablo propugna el estatuto de la conciencia moral antecedente y de la conciencia
norma, con el que se encuentra íntimamente relacionado el discernimiento moral, así
como el estatuto de la conciencia moral subjetiva (cf 1Cor 8-10; Rom 14), despojando
así al razonamiento de la conciencia de cualquier carácter mítico. Para Pablo la
conciencia es una magnitud subjetiva cuyo imperio en el orden moral es la dependencia
ante Dios. Quizás la identificación entre conciencia y fe sea el rasgo más característico
de la intuición paulina.

3. De la patrística a la teología medieval: La tradición cristiana mantiene, con las


lógicas variaciones y matices, las dimensiones de la concepción bíblica de la conciencia.
A pesar del cada vez más recurrente influjo del pensamiento platónico y estoico, los
Padres de la Iglesia subrayan, sobre todo, el carácter espiritual de la conciencia en
cuanto foco interior del que irradia toda la actividad ético-religiosa del cristiano que vive
según el Espíritu. Dentro de la concepción global y unitaria que ofrece, la tradición
occidental acentúa, a partir de Agustín, su carácter moral. Desde el siglo V se produjo
en el mundo occidental un grave eclipse de la conciencia y durante el milenio siguiente
no afloró una teoría o una doctrina sobre el particular. Ni siquiera la escolástica juzgó
necesario, en un primer momento, dedicar al tema un estudio detallado.

4. Los tiempos modernos: El tema de la conciencia pasa a ocupar un puesto


importante en el corazón mismo del proceso histórico que desemboca en el divorcio
entre Iglesia y mundo moderno. Paradójicamente es en este período cuando se
reivindicará la identidad y derechos de la conciencia por monarcas y obispos, por
filósofos y teólogos, por ciudadanos de a pie y por científicos, por herejes y por ortodoxos.
La cosa empezó con Martín Lutero, que rechazó la doctrina escolástica tradicional sobre
la conciencia por considerarla poco religiosa y poco realista. La situación perdurará
hasta el siglo XX: la imperante moral casuística cae en un estéril legalismo; la grandiosa
tradición bíblico-teológica es asumida y secularizada por el pensamiento profano, y la
serie de acontecimientos que caracterizan estos siglos (->humanismo, descubrimientos,
persecución de herejes y disidentes, conjuro de la personalidad, individualismo...)
exacerban el interés por la conciencia que, despojada de todo anclaje teológico, emerge
como la autoridad por antonomasia y es declarada radicalmente autónoma y libre.

El hombre moderno, pues, otorga una importancia decisiva a la conciencia y la vivencia


como una interpretación que se hace a sí mismo desde el propio yo. Volviendo a la
paradoja, está muy arraigada la sospecha de que la refundación y alta estima de la
conciencia nace de una insubordinación religiosa y de un prometeico alucinado; pero
en realidad surge en el contexto de una antropología pesimista y de una moral
desencantada. En un primer momento, el iluminismo francés y el idealismo alemán la
exaltan como buena y fuera de toda sospecha (Rousseau, Kant, Fichte); pero muy pronto
muchos pensadores muestran sus recelos acerca de su fiabilidad (Schopenhauer), la
consideran una instancia insegura, a la que es preciso orientar según criterios objetivos
sistematizados en el Estado (Hegel), o simplemente un fenómeno propio de almas
enfermas (Nietzsche). En resumen, debido a los excesos de la revolución francesa y a
los horrorosos crímenes perpetrados en nombre de la conciencia, durante los dos
últimos siglos, se mantiene vivo el fuego cruzado de interrogantes, acusaciones y
posiciones.
M. Moreno Villa (dir), Diccionario de Pensamiento Contemporáneo,
San Pablo, Madrid, 1997

Actividad

1. Identifico las palabras desconocidas o de difícil comprensión y busco su significado en el


diccionario.
2. Elaboro un cuadro sinóptico que exprese el desarrollo histórico del concepto conciencia.
3. ¿Qué papel juega la conciencia en el actuar cotidiano del ser humano?
4. Escribo mi propio concepto de conciencia

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