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«Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos
coronado de gloria y honor por su pasión y muerte padecido. Así, por la gracia de
Dios, ha padecido la muerte para bien de todos.
Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar una multitud
de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza
de llamarlos hermanos, cuando dice: «Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio
de la asamblea te alabaré.« Y en otro lugar: «En Él pondré yo mi confianza.« Y
también: «Aquí estoy yo con los hijos, los que Dios me ha dado. «Los hijos de una
familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó
también Él. Así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al
diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como
esclavos.
Notad que tiende una mano a los hijos de Abraham, no a los ángeles. Por eso tenía
que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en
lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo.»
Salmo 89
Baje a nosotros la bondad del Señor
Aunque uno viva setenta años,
Señor, tú has sido nuestro refugio y el más robusto hasta ochenta,
de generación en generación. la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra, ¿Quién conoce la vehemencia de tu ira,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. quién ha sentido el peso de tu cólera?
Enséñanos a calcular nuestros años,
Tú reduces el hombre a polvo, para que adquiramos un corazón sensato.
diciendo: "retornad, hijos de Adán".
Mil años en tu presencia Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
son un ayer, que pasó; Ten compasión de tus siervos;
una vela nocturna. por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Los siembras año por año,
como hierba que se renueva: Danos alegría, por los días en que nos
que florece y se renueva por la mañana, afligiste,
Pusiste nuestras culpas ante ti, por los años en que sufrimos desdichas.
nuestros secretos ante la luz de tu mirada: Que tus siervos vean tu acción
y sus hijos tu gloria.
y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera,
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras
y nuestros años se acabaron como un manos.
suspiro.
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
«Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos
de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su
estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los
sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el
Mesías. Ellos le contestaron:
En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de
Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá
un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en
que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:
Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme,
para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había
visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el
niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al
niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus
cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se
marcharon a su tierra por otro camino.»
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