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La integral de superficie es una extensión del concepto de integral doble, de igual modo en que la integral de línea
es una extensión del concepto de integral de Riemann clásica. Como el nombre lo dice, es aquella integral cuya
función es evaluada sobre una superficie.
en que son las derivadas parciales de la función vectorial que define a S, respecto a las variables u y v.[1]
La razón de esta definición proviene del hecho de que una integral doble "clásica" de una función f(x,y)puede
definirse subdividiendo la región de integración T en pequeños rectángulos cuyos lados fueran de medidas dx y dy y
efectuando la sumatoria de los productos f(x,y)·dx·dy en que el punto (x,y) se halla en el interior del rectángulo
correspondiente. Como puede observarse, dx·dy es el área de cada uno de esos rectángulos, por lo que habitualmente
este producto se denota por dA.
Al extender este proceso a una superficie tridimensional, ésta se divide en pequeños sectores de área dS en los cuales
se escoge un punto (x,y,z) y se evalúa la sumatoria de los productos f(x,y,z)·dS. El área de estos sectores es
aproximadamente igual al área del paralelógramo formado por sus vectores tangentes de longitud
infinitesimal, y, por la definición de producto cruz, el vector es un vector perpendicular a ambos vectores
cuya área es la de dicho paralelógramo, por lo tanto, . Al valor dS lo llamamos elemento
[2]
escalar de área.
Las componentes del vector pueden escribirse como determinantes jacobianos de la siguiente forma:[4]
Esta notación es fácilmente sugerida por el teorema del cambio de variable para integrales dobles. Sin embargo,
nótese que en dicha notación el orden de los símbolos dx, dy o dz es importante, ya que ,[5]
En lo que sigue usaremos frecuentemente las derivadas parciales de la función Φ, esto es, las
funciones Φu y Φv , de W en R3 , definidas por
∂Φ ∂x ∂y ∂z ∂Φ ∂x ∂y ∂z
Φu = = , , y Φv = = , , en W.
∂u ∂u ∂u ∂u ∂v ∂v ∂v ∂v
Puesto que Φ es de clase C1 en W , sabemos que Φu y Φv son funciones continuas, por lo que
también lo serán otras funciones construidas a partir de ellas, como la función Φu × Φv , que
viene dada por
i j k
∂(y, z) ∂(z, x) ∂(x, y)
Φu × Φv = ∂x/∂u ∂y/∂u ∂z/∂u =
i+ j+ k (2)
∂x/∂v ∂y/∂v ∂z/∂v ∂(u, v) ∂(u, v) ∂(u, v)
Demostrar la afirmación anterior está fuera de nuestro alcance, entre otras razones porque
necesitaríamos definir rigurosamente el área de una superficie, lo que no es fácil. Nos limitamos
a poner algunos ejemplos de cálculo de áreas. Empecemos con una superficie en forma explícita,
S = x , y , h(x, y) : (x, y) ∈ W (4)
Como ejemplo menos trivial, calculemos el área de una superficie S1 ya manejada en la lección
anterior, la parte del paraboloide z = x2 + y2 comprendida dentro del cilindro x2 + y2 = 1. En
este caso tenemos W = {(x, y) ∈ R2 : x2 + y2 6 1} y h(x, y) = x2 + y2 para (x, y) ∈ W , luego
ZZ p Z πZ 1 q
Área(S1 ) = 2 2
1 + 4x + 4y dx dy = ρ 1 + 4ρ2 dρ dθ
W −π 0
Z 1 q
πh 3/2 iρ=1 π √
= 2π ρ 1 + 4ρ2 dρ = 1 + 4ρ2 = (5 5 − 1)
0 6 ρ=0 6
donde hemos usado un cambio de variable a coordenadas polares.
Como último ejemplo calculamos el área de una esfera Sr de radio r > 0, para la que usamos
la parametrización
Φ(θ, ϕ) = (r cos θ cos ϕ , r sen θ cos ϕ , r sen ϕ) (θ, ϕ) ∈ W (8)
definida en el rectángulo W = [−π, π] × [−π/2, π/2]. Usando los cálculos de la lección anterior
para un elipsoide, o repitiendo dichos cálculos en el caso particular de una esfera, tenemos
de donde
kΦθ × Φϕ k = r2 cos ϕ (10)
y deducimos un resultado bien conocido:
ZZ Z π Z π/2
2 2
Área(Sr ) = r cos ϕ dϕ dθ = r cos ϕ dϕ dθ = 4π r2 .
W −π −π/2
La existencia de la última integral está asegurada, puesto que el integrando es una función
continua en el recinto W . De las dos notaciones para la integral de superficie que aparecen
en la igualdad anterior, la primera es obviamente la más sencilla, la segunda tiene la ventaja de
indicar directamente la definición del campo escalar que estamos considerando. Nótese que para
la existencia de la integral sólo precisamos que el campo f esté definido y sea continuo sobre la
superficie S, aunque habitualmente f tendrá propiedades de regularidad mucho mejores, siendo
por ejemplo diferenciable en un abierto de R3 que contiene a la superficie S.
Para el cálculo práctico de la integral usamos las ecuaciones paramétricas de la superficie,
más concretamente, escribimos la parametrización Φ como en (1). Usando entonces la expre-
sión de la función kΦu × Φv k calculada en (3), la integral de superficie toma la forma:
" 2 2 2 #1/2
∂(y, z) ∂(z, x) ∂(x, y)
ZZ
f x(u, v), y(u, v), z(u, v) + + dudv
W ∂(u, v) ∂(u, v) ∂(u, v)
En particular, para una superficie en forma explícita, dada por la expresión (4) como la
gráfica de una función h, la parametrización Φ viene dada por (5), y usando (7) tendremos
ZZ ZZ
" 2 2 #1/2
∂h ∂h
f (x, y, z) ds = f x, y, h(x, y) + +1 dx dy
Φ W ∂x ∂y
Consideremos por ejemplo el campo escalar f definido en R3 por
de donde
Φr × Φθ = (sen θ, − cos θ, r) y kΦr × Φθ k = (1 + r2 )1/2
con lo que obtenemos:
Z 1
π 8π
ZZ ZZ Z
(1 + r2 ) dr dθ =
f ds = f Φ(r, θ) kΦr × Φθ k dr dθ =
Φ W −π 0 3
Pasemos ahora a las integrales de superficie de campos vectoriales. Sea otra vez W un
recinto en el plano y Φ : W → R3 una parametrización de la superficie S = Φ(W ). Si ahora
F : S → R3 es una función continua, definimos la integral de superficie del campo vectorial
F con respecto a la parametrización Φ mediante la igualdad:
ZZ ZZ
F . ds = F Φ(u, v) Φu × Φv du dv
Φ W
De nuevo la existencia de la última integral está asegurada por ser el integrando una función
continua en W . Si escribimos como siempre la parametrización Φ en la forma (1), con lo que
Φu × Φv toma la forma que aparece en (2), y consideramos las tres componentes del campo
vectorial, es decir, F = (P, Q, R), la integral de superficie toma la forma
ZZ ZZ ∂(y, z)
F . ds = P x(u, v), y(u, v), z(u, v) du dv
Φ W ∂(u, v)
ZZ ∂(z, x)
+ Q x(u, v), y(u, v), z(u, v) du dv
W ∂(u, v)
ZZ ∂(x, y)
+ R x(u, v), y(u, v), z(u, v) du dv
W ∂(u, v)
lo que justifica la notación clásica
ZZ ZZ
P(x, y, z)dydz + Q(x, y, z)dzdx + R(x, y, z)dxdy = Pdydz + Qdzdx + Rdxdy
Φ Φ
Sr = (x, y, z) ∈ R3 : (x − a0 )2 + (y − b0 )2 + (z − c0 )2 = r2
(14)
basta definir
N(x, y, z) = r−1 x − a0 , y − b0 , z − c0
∀(x, y, z) ∈ Sr (15)
Pasando finalmente el caso general de una superficie en forma paramétrica, supongamos
que Φ : W → R3 es una parametrización de la superficie S = Φ(W ), tal que la función Φ es
inyectiva en todo el recinto W y verifica que Φu ×Φv = 6 0 para todo (u, v) ∈ W . En particular Φ
es una parametrización simple y suave, pero ahora estamos exigiendo mucho más. Cada punto
(x, y, z) ∈ S tiene la forma Φ(u, v) para un único par (u, v) ∈ W y se puede demostrar que (u, v)
depende de manera continua de (x, y, z), dicho de otra forma, Φ−1 es una función continua de
S en W . Obtenemos entonces una orientación de la superficie S sin más que definir,
Φu × Φv −1
N(x, y, z) = Φ (x, y, z) ∀ (x, y, z) ∈ S
kΦu × Φv k
donde en el segundo miembro aparece entre corchetes el punto donde debe evaluarse la función
indicada.
Como ocurre en los ejemplos anteriores, una superficie orientable ha de ser suave en todos
sus puntos, para que dispongamos de vectores normales en todos ellos. El ejemplo más conocido
de una superficie simple, que es suave en todos sus puntos pero no es orientable, es la llamada
cinta de Möbius, que no vamos a estudiar aquí. Baste saber que tal ejemplo existe.
Es lógico preguntarse cuantas orientaciones admite una superficie orientable. De entrada al
menos dos, puesto que si N es una orientación, −N es otra. A efectos de las integrales de super-
ficie, lo importante es que las superficies que nos interesan, las que admiten una parametrización
simple y suave, no pueden tener más de dos orientaciones. Esto es una fácil consecuencia del
siguiente enunciado, que es el que realmente vamos a usar:
Sea N una orientación de la superficie S = Φ(W ), donde Φ es una parametrización simple
y suave, definida en un recinto W del plano. Se verifica entonces que
Φu × Φv = σ N Φ(u, v) kΦu × Φv k (16)
para todo (u, v) ∈ W donde σ es constante, pudiendo valer 1 o −1. Cuando σ = 1 decimos
que la parametrización Φ determina la orientación N mientras que cuando σ = −1 decimos
que Φ determina la orientación −N.
La demostración del enunciado anterior puede resultar instructiva. Observamos en primer
lugar que basta probar la igualdad (16) para (u, v) ∈ D donde D es el interior del recinto W .
Ello se debe a que los dos miembros de dicha igualdad son funciones continuas en el recinto W
que, caso de coincidir en el dominio D habrán de coincidir en su cierre, que es W .
Para (u, v) ∈ D, por ser suave la parametrización Φ, sabemos que la función Φu × Φv toma
un valor no nulo en el punto (u, v) que es un vector normal a la superficie S en el punto
Φ(u, v). Por definición de orientación, lo mismo le ocurre al vector N Φ(u, v) , pero sabemos
que el plano tangente a la superficie en el punto Φ(u, v) es único, luego esos vectores normales
deberán ser cada uno múltiplo escalar del otro. Así pues, se deberá tener
Φu × Φv
= ± N Φ(u, v)
kΦu × Φv k
Si, por el contrario Ψ determinase la orientación −N, está claro que las integrales con respecto
a las dos parametrizaciones serían opuestas. Hemos probado:
Sean Φ1 : W1 → R3 y Φ2 : W2 → R3 dos parametrizaciones simples y suaves de una misma
superficie orientable S = Φ1 (W1 ) = Φ2 (W2 ). Entonces, para todo campo vectorial continuo
F : S → R3 se verifica que ZZ ZZ
F . ds = τ F . ds
Φ1 Φ2
donde τ = 1 si Φ1 y Φ2 determinan la misma orientación de la superficie S y τ = −1 si
determinan orientaciones opuestas.
A partir del resultado anterior podremos ya definir la integral de superficie de un campo vec-
torial sobre una superficie orientada. Conviene resaltar que esta integral va a coincidir siempre
con la integral de superficie de un campo escalar, como ha quedado claramente de manifiesto
en la igualdad (18). La definición formal es la siguiente:
Sea S una superficie orientable que admita una parametrización simple y suave, sea N una
orientación de S y F : S → R3 una función continua. La integral de superficie del campo
vectorial F sobre la superficie S orientada mediante N se define de la siguiente forma:
ZZ ZZ ZZ
F . ds = F . ds = F Φ(u, v) Φu × Φv du dv
S Φ W
donde Φ : W → R3 es cualquier parametrización simple y suave de la superficie S que deter-
mine la orientación N.
Equivalentemente, según hemos visto, se tiene
ZZ ZZ
F . ds = f ds
S S
donde f : S → R es el campo definido por (17). Esta última igualdad puede muy bien
escalar
resumirse escribiendo f = F N , con lo que aparece otra notación que se usa frecuentemente
para la integral recién definida
ZZ ZZ
F . ds = FN ds
S S
Esta última notación tiene la ventaja de recordarnos que debemos fijar una orientación para que
la integral quede unívocamente determinada.
Así pues tiene sentido, por ejemplo, hablar de la integral de un campo vectorial continuo
sobre una superficie en forma explícita o sobre una esfera o elipsoide, siempre que fijemos una
orientación. Por ejemplo podemos orientar una esfera mediante la normal exterior o trabajar con
la cara superior de una superficie en forma explícita. Como ocurría con los campos escalares,
no se produce ambigüedad alguna por el hecho de que no concretemos la parametrización que
estamos considerando, salvo que dicha parametrización debe ser simple, suave y determinar la
orientación elegida.
Una interpretación física interesante de la integral de superficie se obtiene pensando en el
campo vectorial F como el campo de velocidades de un fluido en movimiento en una cierta
región del espacio que contenga
a la superficie S. La clave para ello consiste en interpretar
correctamente el campo escalar F N , como vamos a ver.
De entrada, la función F N mide en cada punto la componente de la velocidad del fluido
en la dirección normal a la superficie y en el sentido determinado por la orientación N. Si esta
función fuese constante, al multiplicarla por el área de S nos daría el volumen total de fluido
que atraviesa
la superficie S por unidad de tiempo en el sentido indicado. Concluimos que la
función F N también mide, en cada punto, la cantidad de fluido que atraviesa la superficie
en el sentido indicado, por unidad de área y por unidad de tiempo. Lógicamente esta cantidad es
variable, precisamente porque la velocidad del fluido varía de un punto a otro de la superficie.
Usando ahora la interpretación que ya conocemos para campos escalares, concluimos que
la integral de superficie de nuestro campo de velocidades nos da la cantidad total de fluido que
atraviesa la superficie S por unidad de tiempo en el sentido de la orientación fijada.
Inspirándose en el ejemplo concreto que acabamos de sugerir, la integral de superficie de
un campo vectorial suele denominarse flujo del campo a través de la superficie en el sentido
determinado por la orientación. Por ejemplo hablamos de un flujo saliente a través de una esfera
orientada mediante la normal exterior.
8.7. Propiedades de las integrales de superficie
Comentamos brevemente sólo dos propiedades, que son análogas a las que tenían las inte-
grales de línea.
Linealidad. Sea Φ una parametrización de una superficie S, f , g dos campos escalares y
F, G dos campos vectoriales, todos ellos continuos en S, y α, β ∈ R. Se verifica entonces que
ZZ ZZ ZZ
(α f + βg) ds = α f ds, + β g ds
ZZ Φ ZZΦ ZZΦ
(αF + βG) . ds = α F . ds + β G . ds
Φ Φ Φ
y en particular, cuando S sea orientable y admita una parametrización simple y suave, podremos
escribir ZZ
Φ F . ds 6 K Área(S)
cualquiera que sea la orientación que se considere.
En resumen, las desigualdades anteriores expresan la idea de que las integrales de superficie
dependen de manera continua del campo, escalar o vectorial, que se integra.
INTEGRALES DE SUPERFICIE.
Solución
La superficie dada se puede parametrizar por
x = u cos
√v
S: y = (u/ 2) sen v √ (0 ≤ u ≤ 1, 0 ≤ v ≤ 2π),
z = 1 − u cos v − (u/ 2) sen v
ZZ
Por definición A = |Tu × Tv | dudv.
D
En este caso,
√ √
Tu =(cos v, (1/ 2) sen v, − cos v − (1/ 2) sen v)
√ √
Tv = (−u sen v, (u/ 2) cos v, u sen v + (u/ 2) cos v)
i j √ k √
= √u , √u , √u .
Tu × Tv = cos v sen
√ v/ 2 − cos v − sen
√ v/ 2
−u sen v (u/ 2) cos v u sen v − (u/ 2) cos v
2 2 2
p
Por tanto, |Tu × Tv | = u 3/2 y
Z 1 Z 2π p √
π 6
A= du u 3/2dv = .
0 0 2
Solución
Por definición, el área de la superficie corresponde a la integral
ZZ
A= |Tu × Tv | dudv,
S
Por tanto,
−→ − →
Tu × Tv = (f (u)f 0 (u), −f (u) cos v, −f (u) sen v),
−
→ − → p
|Tu × Tv | = |f (u)| 1 + (f 0 (u))2 .
ZZ p
33. Calcular z2 x2 + y 2 dS donde S representa la esfera de centro el origen y radio
S
R.
Solución
Parametrizamos la esfera de ecuación x2 + y 2 + z 2 = R2 como
x = R cos u sen v
y = R sen u sen v , 0 ≤ u ≤ 2π, 0 ≤ v ≤ π.
z = R cos v
De este modo,
−→
Tu = (−R sen u sen v, R cos u sen v, 0),
−→
Tv = (R cos u cos v, R sen u cos v, −R sen v)
Tu × Tv = (−R2 cos u sen2 v, −R2 sen u sen2 v, −R2 sen v cos v)
|Tu × Tv | = R2 sen v.
Entonces,
ZZ p Z 2π Z π
z2 x2 + y 2 dS = duR2 cos2 v · R sen v · R2 sen v dv
S 0
Z 0π Z π
5
= R · 2π sen2 v · cos2 v dv = 2πR5 (sen 2v/2)2 dv
0 0
πR5 π 1 − cos 4v πR5 π 2 R5
Z
sen 4v π
= dv = v− = .
2 0 2 4 4 0 4
ZZ p
34. Calcular (xy+yz+zx) dS, donde S es la parte de la superficie cónica z = x2 + y 2
S
recortada por la superficie x2 + y 2 = 2ax (a > 0).
Solución
p
Como la superficie está definida por la ecuación explı́cita z = x2 + y 2 , utilizamos la
fórmula ZZ ZZ q
F (x, y, z) dS = F (x, y, z(x, y)) · 1 + (zx0 )2 + (zy0 )2 dxdy,
S R
donde R es la región del plano XY que delimita la superficie.
x y
En nuestro caso, zx0 = p , zy0 = p , y R es la región limitada por la circun-
2
x +y 2 x + y2
2
ZZ
35. Calcular xz dydz + x2 y dzdx + y 2 z dxdy, siendo S la superficie situada en el primer
S
octante y limitada por las superficies z = x2 +y 2 , x2 +y 2 = 1 y los planos coordenados.
Solución
S1 : x ≥ 0, y ≥ 0, z = 0, x2 + y 2 ≤ 1,
S2 : x = 0, 0 ≤ y ≤ 1, z ≥ 0, z ≤ y 2 ,
S3 : 0 ≤ x ≤ 1, y = 0, z ≥ 0, z ≤ x2 ,
S4 : x ≥ 0, y ≥ 0, 0 ≤ z ≤ 1, x2 + y 2 = 1,
S5 : x ≥ 0, y ≥ 0, x2 + y 2 ≤ 1, z = x2 + y 2 ,
que corresponden a las distintas caras del sólido indicado. Debemos, por tanto, descomponer
la integral en cinco sumandos, a través de cada una de las superficies indicadas.
por tanto,