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DOMINGO CAMPILLO*

Metodología paleopatológica de la columna vertebral

INTRODUCCIÓN La morfología básica de las vértebras es común,


Con independencia de las enfermedades comunes a aunque con algunas modificaciones sectoriales y parti-
todo el aparato osteológico, la columna vertebral, por culares. Basándonos en criterios embriológicos consi-
su particular estructura y constituir el eje del cuerpo deramos dos sectores: el cuerpo y el arco (fig. 1). Una
humano, se ve afectada por patologías que le son ex- serie de siete elementos son comunes a todas: el cuerpo,
clusivas y algunas afecciones que no lo son muestran los pedículos, las láminas, las pequeñas articulaciones
en ella peculiaridades diferenciales. Al estudio de es- (superiores e inferiores), las apófisis transversas, la apó-
tas peculiaridades y en su respuesta entre las diversas fisis espinosa y el agujero raquídeo (ausente en el cóc-
noxas que inciden sobre la columna vertebral, hemos cix) conformado por todas las estructuras precedentes.
planteado nuestro estudio. Como todos los huesos de nuestra economía las
vértebras tienen una arquitectura interna que no co-
mentaremos y que explican de sus alteraciones
I. ASPECTOS GENERALES paleo-patológicas. Los estudios realizados por Mutel,
En el cuadro 1 resumimos los aspectos más impor- Galloid y Japiod (TESTUT, 1944) pueden
tantes que se deben valorar en los estudios consultarse para ampliar este estudio.
paleopatológicos, aunque limitándonos a algunos de La columna tiene cuatro curvaturas cuando se exa-
ellos, pues consideramos que los restantes no son bien mina de lado: dos lordosis y dos cifosis, que alternan,
conocidos. para compensarse (fig. 2). Todas las estructuras cor-
porales, que directa o indirectamente se relacionan
Cuadro I con ella influyen en su morfología. Gracias a sus cur-
Aspectos generales vaturas, gana en resistencia y elasticidad, amortiguan-
do muchos traumatismos. Sobre la última vértebra
A) Constitución de la columna vertebral.
lumbar gravita casi la mitad del peso del individuo.
B) Las vértebras como elementos.
Aproximadamente, por el centro de la diáfisis femoral
C) Estructura interna de las vértebras.
y del cuerpo de L-3, pasa el eje corporal.
E) Embriología de la columna vertebral.
F) Influencia de las estructuras extravertebrales. Las alteraciones póstumas en las vértebras, pueden
G) Fisiología de la columna vertebral. ser más o menos acusadas, frecuentemente faltan
H) Modificaciones postumas y problemática fragmentos e incluso pueden haber deformaciones y
paleopatológica.

*
Profesor de Historia de la Medicina en la "Universitat Autónoma de Barcelona" y jefe del "Laboratori de Paleopatologia i
Paleoantropologia del Museu Arqueológic de Barcelona".

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DOMINGO CAMPILLO

1. Variaciones en su morfología intrínseca


En el cuadro III, resumimos las principales varia-
ciones morfológicas, comentando solamente las me-
nos conocidas.

Cuadro III
VARIACIONES:
A) Cuerpo vertebral:
a) Paralelismo entre sus caras;
b) La circunferencia.
B) Orificio raquídeo:
a) Variaciones en su perímetro;
b) Estenosis.
C) Arco posterior:
a) Agenesias;
b) Disrafias;
c) Falta de osificación.
A nivel lumbar es en donde se observa una mayor
variación, en el paralelismo de las caras que, suele
Fig. 1: Esquema de los elementos constitutivos de una vértebra: 1, medirse por el índice lumbar de Cunningham
cuerpo vertebral visto por su cara superior. 1', circunferencia (OLIVIER, 1960), que viene dado según la fórmula:
del cuerpo. 2, pedículos. 3, apófisis transversas. 4, apófisis
articulares. 5, láminas. 6, apófisis espinosa. 7, agujero ra- I = altura cara posterior. 100/altura cara anterior
quídeo. (Los elementos del 2 al 6 constituyen el arco verte- Según este índice se clasifican en cuneiformes de
bral posterior).
base anterior (-98'0), rectangulares (98'0 a 101'9) y
cuneiformes de base posterior (102'0 ó más). En ge-
problemas de decalcificación postmortem. Todas estas
alteraciones dificultan el estudio individualizado de
las mismas y mucho más el de la columna vertebral en
su conjunto.
Aun con un buen estado de conservación, la articu-
lación de la columna se hace difícil, ya que la ausencia
de los cartílagos articulares y de los discos interverte-
brales, impiden lograr una articulación perfecta. El es-
tudio de las desviaciones, cifosis lordosis, escoliosis y
rotaciones patológicas, cuando no son muy marcadas,
resulta problemático y casi siempre nos harán dudar.

II. ANOMALÍAS EN LAS VERTEBRAS


En el cuadro II resumimos los distintos tipos funda- Fig. 2: Curvaturas de la columna vertebral, normales y patológicas:
CN, curvaturas normales, con 1, lordosis cervical; 2, cifosis
mentales de anomalías.
dorsal; 3, lordosis lumbar; 4, cifosis sacrococciega. Curvaturas
patológicas (la línea continua indica las curvaturas normales,
mientras que las líneas de trazos discontinuos, las patológi-
Cuadro II cas): CDC, cifosis dorsal curvada; CDA, cifosis dorsal angu-
1) Variación en su morfología intrínseca. lada; RC, rectificación de las curvaturas; LL, lordosis lumbar
2) Alteraciones por defecto. muy acusada; ES, escoliosis (vista anterior). En los esquemas
hemos omitido la disminución en la longitud de la columna en
3) Alteraciones por aposición. CDC, CDA, LL y ES, así como su elongación en RC.

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neral las primeras vértebras lumbares son cuneiformes


de base posterior, mientras que L5 lo es de base ante-
rior. Cuando se modifica el paralelismo de forma acu-
sada, se entra dentro del terreno de la patología (fig. 3).
La circunferencia del cuerpo, excepto en las cervi-
cales, que suele ser oblicuo en sentido cefalocaudal, y
está poco o nada excavado, en las restantes vértebras,
siempre es de superficie más o menos curvilínea de
concavidad externa moderada. Un aumento de esta
curvartura excavada, su pérdida al hacerse vertical o
su inversión haciéndose convexa, en cuyo caso los diá-
metros del cuerpo en su centro son superiores a los de
las caras, contraria a la morfología normal siempre
o-bedecen a causas patológicas. En todos estos
supuestos, suele asociarse una pérdida de altura del
cuerpo, que puede ser uniforme o afectar solamente a
alguna de sus posiciones: central, anterior, posterior o
lateral derecha o izquierda (fig. 3).
A nivel del orificio raquídeo las anomalías vienen
dadas por un cambio de su morfología, por un
este-nosamiento o por ambos factores a la vez. En
general, estas alteraciones suelen ser secundarias a un
aplastamiento del cuerpo vertebral o a la presencia de
exostosis, que se comentarán más adelante. Fig. 4: Agenesia cervical de la hemivértebra C-3.

Generalmente las agenesias se limitan a algún sec-


tor, o se trata de problemas en el cierre del arco neural
(disrafias) o a la falta de osificación del arco, que total
o parcialmente sigue siendo cartilaginoso durante el
resto de la vida (CAMPILLO, 1976) (figs. 4 y 5).

2. Alteraciones por defecto


Las resumimos en el cuadro IV:

Cuadro IV
Alteraciones por defecto o por aposición

POR DEFECTO:
A) Tipos:
a) Defecto óseo en una vértebra;
b) Ausencia de una o más vértebras;
L AP c) Ausencia de un segmento vertebral.
Fig. 3: Variaciones patológicas en la morfología de los cuerpos verte- B) Sistemática de estas lesiones:
brales. L= vista lateral y AP, vista anteroposterior. 1, vértebra a) Coincidentes con otras anomalías en otros segmentos
normal; 2, vértebra cuneiforme de base posterior con aplas- esqueléticos;
tamiento lateral; 3, vértebra cuneiforme de base anterior con
aplastamiento lateral; 4, aplastamiento vertebral en "diábolo"; b) Contiguas entre ellas o con los segmentos óseos que
5, aplastamiento vertebral con cambio en la curvatura de la están en contacto: cráneo, costillas y pelvis.
circunferencia del cuerpo que de cóncava pasa a convexa.

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expresar la ausencia en un área más o menos circuns-


crita de cierta cantidad de tejido óseo, pues el térmi-
no osteolisis presupone que antes había habido
hueso, desaparecido, lo que entraña una concepción
patogénica.
El defecto óseo puede estar representado por una
oquedad o tratarse de una perforación completa del
hueso. Ambos tipos de lesión pueden tener aspectos
comunes y otros diferenciales que resumimos en los
esquemas de la (fig. 6). En ambos tipos hay que tener
en cuenta la morfología de su contorno, de sus pare-

Fig. 5: Espinas bífidas (→) a nivel de L-5 y del sacro.

POR APOSICIÓN:
A) Podemos considerar tres tipos:
a) Ausencia congénita de una o más vértebras.
b) Ausencia congénita de un área vertebral o
varias vértebras.
c) Presencia de un defecto óseo en una vértebra
o varias vértebras.
B) Sistemática de estas lesiones:
a) Coincidentes o no con otras anomalías Fig. 6: Defectos óseos en los cuerpos vertebrales: 1, osteolisis angu-
lar de contorno irregular; 2, defecto cupuliforme en la cir-
esqueléticas. cunferencia recubierta de tejido compacto (scaloping); 3,
b) Que las lesiones vertebrales sean contiguas o defecto irregular con su lecho recubierto de tejido compacto
que sean coincidentes con las de los segmen- en la cara superior; 4, depresión curvilínea recubierta de tejido
compacto en la cara superior; 5, defecto óseo excavado en el
tos esqueléticos directamente relacionados cuerpo más amplio en el interior que en su obertura en la cara
con la columna: cráneo, costillas o coxales. superior, recubierto de tejido compacto; 6, defecto óseo
lobulado similar al precedente; 7, defecto óseo irregular
C) Morfología de los defectos óseos: cuyas paredes la constituye el tejido esponjoso; 8, cavitacio-
Como expusimos en un trabajo anterior ("Aproxi- nes intracorporales fraguadas en el tejido esponjoso, sin
mación metodológica a la paleopatología ósea", comunicación con el exterior; 9, cavitación semejante a la
precedente con comunicación externa; 10. conductos intra-
CAMPILLO, 1991), empleamos el término "defecto corporales fraguados en el tejido esponjoso, que se comuni-
óseo", poco utilizado en medicina, cuando queremos can por varios puntos con el exterior.

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o ramificarse. Estas ramificaciones pueden estar en


comunicación con el exterior o no llegar a exte-
riorizarse y el grosor del trayecto puede ser regular o
variable según los sectores. Interesa comparar la
morfología de los extremos de las perforaciones y
verificar si son semejantes o distintas, tanto en lo que
hace referencia a su morfología como a sus dimen-
siones.
El tejido óseo que la lesión deja al descubierto es
importante, según sea compacto o esponjoso. En el
hueso normal el tejido esponjoso siempre está re-
cubierto por el compacto y si aquél aparece al des-
cubierto, obedece a una de estas tres causas: alte-
ración postuma, lesión acaecida en vida, que a causa
de una muerte prematura no ha permitido su ci-
catrización o proceso muy destructivo, que en su
rápido avance, impide la reacción osteogénica del
organismo. Asimismo es importante valorar el en-
torno de la lesión. Las lesiones pueden ser externas o
intraóseas.
Fig. 7: Diferentes tipos de aposiciones óseas en el cuerpo vertebral:
1, aposición sésil cupuliforme; 2, exostosis puntiaguda 3. Alteraciones por aposición
siguiendo la dirección de la cara vertebral; 3, semejante a la La aposición ósea puede mostrar unas morfologías
precedente de dirección oblicua ascendente; 4, exostosis que
se ascendente que se inicia en el centro de la circunferencia;
muy variadas (CAMPILLO, 1991) que resumimos en la
5, exostosis en "pico de loro"; 6, exostosis de superficie irre- (fig. 7). La aposición siempre da lugar a deformación
gular, sésil. El tejido interior de estas lesiones pueden ser de vertebral y con frecuencia a estenosis del conducto
tejido esponjoso, compacto o ebúrneo. La "1" es típica de los
raquídeo (fig. 8).
osteomas, las "2, 3 y 5" son típicas de los osteofitos, la "4"
corresponde a los sindesmofitos y la "6", suele corresponder
a una respuesta ante procesos inflamatorios.
III. ANOMALÍAS DE CONJUNTO EN LA
COLUMNA VERTEBRAL
Las resumimos en el cuadro V, comentando des-
des y en las oquedades, el suelo. Nos referimos a los pués algunos aspectos.
aspectos comunes y luego a sus particularidades.
El perímetro de los defectos óseos en las vértebras,
Cuadro V
se pueden reducir a seis tipos: circulares, elipsoideos,
1) Variaciones sectoriales en el número de vértebras.
lobulados, irregulares, estrellados y surcos.
2) Defectos sectoriales parciales.
La morfología de los bordes del defecto óseo los
3) Variaciones en la alineación.
podemos resumir en tres tipos: angulosos, redon-
4) Alteraciones en relación con las costillas.
deados y biselados.
5) Repercusión de las restantes estructuras sobre la columna.
Las paredes del defecto óseo pueden ser: verticales,
oblicuas y excavadas, así como regulares, irregulares o
lobuladas. 1. Variaciones sectoriales en el número de vértebras
El suelo de las oquedades puede ser: plano, Les resumimos en el cuadro VI:
esfe-roideo, anguloso o lobulado. Debiendo matizarse,
si es regular o irregular y si abomba en algún punto. Cuadro VI
El trayecto de las perforaciones puede ser recti- A) Aumento real del número.
líneo o irregular en su recorrido, así como bifurcarse B) Variación del número en los sectores.

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En el hombre, el número de vértebras es constante


24 cervico-dorso-lumbares más 5 sacras y 4 ó 5 coc-
cígeas, que totalizan 33 ó 34. La presencia de una
vértebra supernumeraria o la ausencia de una, pueden
considerarse excepcionales. En cambio resulta bas-
tante frecuente la variación del número de vértebras
en los distintos sectores, produciéndose en este caso
una compensación sectorial. El número de las vérte-
bras cervicales es constante, siete, aunque de forma
muy excepcional, se ha descrito la presencia de una
octava cervical a expensas, de la primera dorsal. A
nivel dorsal bajo, no es infrecuente la lumbarización
de 12-D y con menor frecuencia de 11-D o la
dorsalización de L-l.
La mayor variabilidad se da en el sector
lumbosacro, generalmente a expensas de L-5 o de
S-l. El sacro consta en el 78% de los casos de cinco
vértebras, en el 21% consta de seis, a expensas de la
sacralización de L-5 (en un O' 1 % puede tener siete
vértebras a expensas de L-4) y en el 1% a cuatro a
expensas de la sacralización de L-5 (fig. 9). Estas
variaciones son mucho menos frecuentes en la
Fig. 8: Estenosis del conducto raquídeo secundarias a diversas mujer. En muchas ocasiones la sacralización o la
etiologías: 1, exostosis generalizada que afecta al borde del lumbarización es incompleta, afectando al cuerpo y
cuerpo y a las pequeñas articulaciones y láminas; 2, este-
un lado, en cuyo caso se produce una asimetría del
nosis de etiología desconocida, frecuentemente congénita;
3, exostosis de los bordes de cuerpo vertebral; 4, estenosis hueso. Las he-misacralizaciones y las
por exostosis que afecta al orificio de conjunción y peque- hemilumbarizaciones pueden ir acompañadas de
ñas articulaciones. 1, 3 y 4, son frecuentes en las artritis y una oblicuidad de la base del sacro, más ostensible
artrosis.
a nivel de la cara de S-l, asociándose a alteraciones
escolióticas ( CAMPILLO , 1985). No es infrecuente
la soldadura del cóccix al sacro.
Por último, mencionaremos la sinostosis congénita
de dos o más vértebras por alteraciones en la segmen-
tación embrionaria secundarias a la falta de los discos
intervertebrales.

2. Defectos sectoriales parciales


Entre las alteraciones por defecto deben incluirse la
hemivértebras, en que el cuerpo vertebral muestra una
morfología cuneiforme con una altura intervertebral
que puede ser normal. La cuña puede ser medial y con
frecuencia asociada a otra hemivértebra de sentido
inverso, con lo que no se compensan las hemivér-
tebras. Estas alteraciones dan lugar a los "individuos
Fig. 9: Variaciones en el número de vértebras que constituyen el sin cuello" o síndrome de Klippel-Feil (fig. 10). En
sacro: A) Morfología habitual del sacro, constituido por ocasiones el cuerpo adopta la forma de "mariposa"
cinco vértebras (78%). B) Sacro con cuatro vértebras (4%). (fig. 11). Estas alteraciones de origen congénito pre-
C) Sacro con seis vértebras (21%). D) Sinostosis dominan a nivel de la columna cervical.
sacrococcigea. E) Sacro con siete vértebras (0’1 %).

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3. Variaciones en la alineación vertebral


Se resumen en el cuadro VII'.

Cuadro VII
a) Acentuación de las curvaturas normales.
b) Disminución de las curvaturas normales.
c) Escoliosis: sincrónicas y asincrónicas.
d) Torsión.
e) Combinación de las deformaciones precedentes.
f) Espondilolistesis.
a) Acentuación de las curvaturas normales de la co-
lumna, en cuyo caso se habla de lordosis o cifo- Fig. 10: Sinostosis de dos o más
sis patológicas. vértebras: C-l, atlas asimilada (sinostosada) al occipital
(AO= apófisis odontoides; OO= orificio occipital; CO=
b) Disminución de las citadas curvaturas, en cuyo cóndilo occipital); C-2-3-4, formando un bloque. L-l-2,
caso se habla de rectificicación de la columna. hemisoldadura de sus cuerpos con desaparición del
hemidisco intervertebral. Todas estas anomalías suelen ser
c) Incurvación lateral de uno o varios segmentos de
congénitas.
la columna, de forma sincrónica hacia un mismo
lado o asincrónica, en un segmento hacia un lado
y en el siguiente en sentido contrario y se deno-
mian escoliosis.
d) Torsión de la columna vertebral, ya sea en senti-
do horario a antihorario.
e) Combinación de las deformaciones precedentes.
f) Espondilolistesis congénitas, de spondylos (vér
tebra) y de olistheis (deslizamiento) (fig. 12).

4. Alteraciones en relación con las costillas


Consideramos varias circunstancias:
a) Ausencia de alguna costilla a nivel del tórax. Fig. 11: Hemivértebras: 1, (vista anteroposterior) y 2, (vista lateral),
b) Presencia de costillas supernumerarias a nivel hemivértebras compensadas; 3, hemivértebra sin compensa-
ción que da lugar a escoliosis (malformación de Klippel Feil).
cervical o lumbar (fig. 13).
c) Situación ectópica en la implantación de
alguna costilla (fig. 14).
d) Sinostosis costovertebral.

5. Repercusión de las restantes estructuras corporales


sobre la columna
Podemos resumirlas en el cuadro VIII:

Cuadro VIII
A) Cráneo: asimilación del atlas.
B) Afecciones de las extremidades superiores: Congénitas y
adquiridas.
C) Pelvis y extremidades inferiores: Congénitas y adqui-
Fig. 12: 1, 2 y 3, anterolistesis congénitas; 4, anterolistesis traumática;
ridas.
5, anterolistesis degenerativa; 6, retrolistesis degenerativa.

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D) Aparato musculoarticular:
a) Musculatura potente.
b) Musculatura débil.
c) Calcificación de ligamentos y tendones:
Sindesmofitos, exostosis tendinosas, calcificación de
los discos intervertebrales.
E) Vísceras.

Cráneo
Algunas patologías craneales, como la platibasia y
la impresión basilar, suelen repercutir de forma directa
sobre la columna cervical, siendo frecuente la asimi-
lación del atlas o soldadura de esta vértebra al cráneo
(CAMPILLO, 1977) (fig. 15). Generalmente a estas mal-
formaciones se asocia una malformación de
Arnold-Chiari, en cuyo caso el canal raquídeo puede
estar dilatado.
Fig. 14: Rara malformación vertebral, con fusión de las
Extremidades superiores hemiestructuras izquierdas de C-6 y C-7, con la presencia de
Las lesiones importantes de las extremidades su- dos costillas cervicales de situación ectópica: D, lado
derecho; CV, cuerpo vertebral de C-6; OAV, orificios para
periores, ya sean congénitas o adquiridas pueden las arterias vertebrales; C-6 y C-7, láminas derechas y
apófisis espinosas del lado derecho; C-6.7, bloque
engrosado que engloba las láminas y apófisis espinosas
izquierdas; CC-1 y CC-2, costillas cervicales de situación
ectópica, que se sinostosan en su porción distal, formando
una carilla articular (CA); EB, espina bífida; CR, conducto
raquídeo.

repercutir sobre la columna, sobre todo las que entra-


ñan agenesias o atrofias, como p.e. las secundarias a
una poliomielitis que facilitan la producción de una
escoliosis.

Pelvis y extremidades inferiores


En forma más acusada las deformaciones pélvicas
o de las extremidades inferiores congénitas o adquiri-
das, repercuten sobre la columna vertebral, acostum-
brando a ser intensas cuando hay un acortamiento de
la extremidad, en las anquilosis de la cadera, de la ro-
dilla y del tobillo y en las deformaciones de los pies,
alteraciones que también repercuten sobre la pelvis.
Fig. 13: Costilla cervical derecha: C-6-7, últimas vértebras cervica-
les; D-l-2, primeras vértebras dorsales; K-l, primera costi- Aparato musculoarticular
lla derecha; KC, costilla Cervical; CC, primer cartílago cos-
tal; E, mango del esternón; CL, carilla articular para la cla- A) Musculatura muy potente:
vícula. Arterias: 1, tronco braquicefálico; 2, carótica dere- La fuerte tracción de los músculos a nivel de las ex-
cha; 3, subclavia derecha; 2', carótica izquierda; 3', subcla-
via izquierda. RC8, octava raíz cervical derecha; RD1, pri-
tremidades dominantes puede favorecer la acentua-
mera raíz cervical derecha; ME, músculo escaleno. ción de las escoliosis, cifosis y lordosis fisiológicas.

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METODOLOGÍA PALEOPATOLOGICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

Cuadro IX
Etiologías más frecuentes
1) Anomalías congénitas.
2) Inflamatorias.
3) Artrosis.
4) Traumatismos.
5) Neoplasias.
6) Metabolopatías.

1. Anomalías Congénitas
Las más frecuentes son las cifoescoliosis y las
lordosis congénitas juveniles. Para el diagnóstico de
Fig. 15: Asimilación del atlas: 1, basión y 2, opistión, que delimitan estas afecciones es necesario disponer de toda la
el orificio occipital; 3, cóndilo occipital derecho, sinostosado
a la masa lateral del atlas; 4, apófisis odontoides; 5, arco an-
columna o de un amplio segmento de ella en buen
terior del atlas; 6, arco posterior del atlas sinostosado alrede- estado de conservación, pues ya hemos comentado
dor del orificio occipital; 7, arco posterior del axis; 8, área re- que la ausencia
secada (AR) para visualizar la asimilación del atlas; 9, inión.

B) Musculatura débil: las atrofias y las agenesias


musculares suelen originar desviaciones de la colum-
na vertebral.
C) Calcificación de los ligamentos y tendones:
a) Presencia de sindesmofitos.
b) Exostosis en los puntos de inserciones
musculares.
c) Calcificación de los discos intervertebrales.

Vísceras
Cualquier lesión visceral neoplásica maligna o
infecciosa puede ocasionar lesiones en la columna
vertebral, pero no nos referiremos a ellas.
Los aneurismas aórticos, a causa del latido arterial,
golpean la columna vertebral y pueden dejar su
impronta en los cuerpos vertebrales (fig. 16).
Los tumores intrarraquídeos, sobre todo los
neuro-fibromas, pueden dar lugar a dos tipos de
lesiones: a) dilatación del agujero de conjunción e
incluso destrucción del pedículo (fig. 17); b) originar
una cavitación en el cuerpo vertebral (scaloping) (fig.
17).
IV. APROXIMACIÓN ETIOLÓGICA Fig. 16: Erosión parcial de los cuerpos de D-3 a D-6 por una aneu-
En el cuadro IX hacemos referencia las más fre- risma aórtico: E1-E2, extremos del área erosionada; AA,
aorta ascendente; DAA, dilatación aneurismática del caya-
cuentemente detectables en paleopatología. do aórtico; AD, aorta descendente.

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DOMINGO CAMPILLO

de los discos intervertebrales juegan un papel impor-


tante en estas patologías.
Las agenesias vertebrales son excepcionales y las
parciales, mucho más frecuentes, como las
hemivértebras pueden estar presentes. Las primeras
consideramos que casi son imposibles de diagnosticar,
a menos de que se disponga de la totalidad del
esqueleto en buen estado de conservación, mientras
que las parciales, son de fácil detección. La
inclinación de la base del sacro (CAMPILLO, 1985) o
la pérdida importante del paralelismo entre las caras
de los cuerpos vertebrales, pueden permitirnos deducir
la probable presencia de escoliosis, aunque
difícilmente su etiología.

2. Patológicas inflamatorias
El cuadro X resume las más frecuentes.

Cuadro X
A) De causa conocida:
a) Infecciosa.
b) Metabólica.
B) De causa desconocida:
a) Artritis reuraatoide.
b) Espondiloartritis anquilopoyética
Fig. 17: Erosiones óseas secundarias a neurofibromas
intrarraquídeos (en gris, situación aproximada que debía
A) De causa conocida ocupar el tumor): 1, depresión cupuliforme (scaloping): 2,
dilatación del orificio de conjunción, por erosión del borde
a) Infecciosa: Aunque cualquier microorganismo inferior del pedículo superior y del borde superior del
patógeno puede ocasionar una espondilitis, la máxima inferior.
incidencia se debe al Mycobacterium tuberculosis
bo-vis, seguido por la Brucella melitensis y por los
gérmenes piógenos, siendo el más habitual el
Staphyloco-ccus aureus. cuneiforme, pues el arco vertebral no suele infectarse,
1. Espondilitis tuberculosa. Habitualmente se deno- originándose la fusión de las vértebras que forman un
mina mal de Pott y la puerta de entrada del bacilo mazacote, con una angulación de la columna, constitu-
bovino suele ser la digestiva, por ingestión de la leche yendo a nivel dorsal la clásica cifosis póttica (fig. 18).
de vaca sin hervir, que según SUTHERLAND (1977), Es infrecuente la coexistencia de la espondilitis tuber-
sería más frecuente en el medio rural que en el urbano. culosa con otras artritis u osteitis en el mismo in-
En la tuberculosis osteoarticular, la localización dividuo.
más frecuente es la columna vertebral, predominando La radiografía suele mostrar cavidades necróticas y
en la porción baja de la columna dorsal y en la lumbar. una moderada reacción condensante en los bordes
En general suele lesionar dos o tres vértebras conti- osteíticos y en la fase cicatricial, pinzamiento discal,
guas, aunque no es excepcional que afecte a una sola. sinostosis ósea, con frecuente estenosamiento del
Produce lesiones osteolíticas muy intensas, en forma conducto raquídeo.
de grandes caries, geodas con escasa reacción ósea y
afectando al disco intervertebral (imposible de valorar 2. Espondilitis brucelósica. Es una afección de
en osteopaleopatología). Posteriormente el/los transmisión sexual que padece el ganado ovino, cono-
cuerpo/s vertebral/es se aplasta/n, quedando un cida como "fiebres de Malta", suele tratarse de una
espacio

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METODOLOGÍA PALEOPATOLOGICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

enfermedad profesional que padecen los cabreros, que


se contagian al ordeñar las cabras. Tiene también pre-
dilección por la columna vertebral y sus lesiones son
muy parecidas a las tuberculosas, aunque no afecta de
forma tan selectiva a la columna dorsal baja y lumbar,
frecuentemente lesiona sólo una vértebra, predomi-
nando las lesiones en el ángulo anterosuperior o infe-
rior, del cuerpo vertebral (fig. 19).
La radiografía en la fase cicatricial es de gran
ayuda, pues a diferencia de la tuberculosis, da lugar a
una gran osteofitosis e intensa condensación ósea
perilesional.
3. Espondilitis Estafilococica. Produce lesiones
similares a las anteriores, pero con frecuencia afecta a
otros huesos de la economía y sus lesiones no tienen
la tendencia paradiscal de la tuberculosis y la
melitococia. Cuando cura, tiene también una tendencia
a la osteofitosis,
b) Metabólica. Aunque diversas afecciones endo-
crinas pueden ocasionar alteraciones reumatoideas,
consideramos que en paleopatología, la única que
tiene posibilidades de ser diagnosticada es el reumatis-
mo hiperuricémico o gota. No hay lesiones
Fig. 18: Mal de Pott: Pinzamientos vertebrales por destrucción de espondilo-artrósicas específicas y además pueden
los discos, osteítis a nivel de las caras y caries tuberculosas.
coexistir alteraciones artrósicas con alteraciones
gotosas. Podremos suponer de un origen gotoso o
influenciadas por la hiperuricemia, cuando las lesiones
espondilíticas estén asociadas a las clásicas lesiones de
las extremidades, cuyas características más
habituales en éstas son: grandes exostosis con
pinzamiento articular y geodas, que afectan
preferentemente a las articulaciones
metacarpolángicas, al tarso, metatarso y dedos del pie,
con especial afectación del primero, que pueden estar
asociadas a otras grandes lesiones artríticas de las res-
tantes articulaciones (CAMPILLO, CASADEMONT, 1979).
En la radiografía se observa condensación ósea en los
bordes de las superficies inflamadas.
B) De causa desconocida
Según nuestra experiencia, sólo la espondiloartritis
anquilopoyética o enfermedad de Bechterew se puede
diagnosticar en paleopatología. De forma indirecta,
cuando se dispone de un esqueleto bastante completo,
la ausencia de lesiones espondilíticas pueden ayudar a
diagnosticar la artritis reumatoide.

Fig.19: Osteítis rnelitocócica: 1, caries del borde anterosuperior; Espondiloartritis anquilopoyética


2, pinzamiento discal y osteítis de las caras que contactan
con él. En su periodo de estado el diagnóstico suele ser
sencillo. La enfermedad afecta más a los varones que

113
DOMINGO CAMPILLO

parecido a las de la enfermedad de Bechterew, pero de


mucha menor intensidad, soliendo estar asociadas con
imágenes quísticas que no están presentes en la
espon-diloartritis anquilopoyética.

3. Artrosis (Osteoartritis de los ingleses)


Se trata de una enfermedad de etiología desconoci-
da, de tipo degenerativo, que se suele acelerar e inten-
sificar por factores locales, fundamentalmente de
sobrecarga y microtraumatismos.
Aunque su inicio puede producirse a cualquier
edad, está presente prácticamente en todo sujeto de
más de 50 años, con mayor intensidad en el sexo
Fig. 20: Espondiloartritis anquilopoyética de Bechterew proyeccio-
femenino y en las personas obesas, en que la gonartria
nes de frente y perfil. 1, anquilosis por osificación del liga- pude alcanzar una gran intensidad. Se puede hablar de
mento vertebral anterior; 1', Id. por el ligamento vertebral factores constitucionales y de actividades físicas que
posterior; 2, anquilosis por osificación de las pequeñas arti- intensifican las artrosis.
culaciones intervertebrales; 3, anquilosis por osificación de
los ligamentos interespinosos; 4, anquilosis sacroiliaca. Según SIMÓN (1976), en cierto modo las artrosis
originan lesiones inversas a las de las artritis, pues
predominan en el cartílago y en el hueso y respetan las
sinoviales.
a las mujeres en la proporción de 1 a 10 y su inicio
suele comenzar entre los 10 y 20 años de edad, afec- En osteopaleopatología, a nivel de la columna ver-
tando inicialmente y predominando en el esqueleto tebral, tienen interés las siguientes alteraciones: 1)
axial (CAMPILLO, 1983 y 1985). osteofitos que siguen la dirección de las superficies
articulares a las que hipertrofian; 2) formación de
En paleopatología los signos más destacables son:
"labios óseos"; 3) osteoesclerosis subcondral; 4) estre-
1) anquilosis ósea por calcificación de los ligamentos
chamiento del espacio articular; 5) de forma incons-
vertebrales, común anterior y común posterior; 2)
tante, cavidades quísticas y osteoporosis asociada; 6)
anquilosis de las pequeñas articulaciones interverte-
anquilosis vertebrales ocasionales (fig. 21); 7) esteno-
brales, incluyendo sus cápsulas articulares; 3) anquilo-
sis del conducto raquídeo (fig. 22).
sis a nivel de los ligamentos interespinosos; 4)' osifi-
cación del anillo fibroso de los discos intervertebrales;
5) ocasionalmente los cuerpos vertebrales adoptan una
morfología cuadrangular cuando se miran de lado, por
aplanamiento de la circunferencia del cuerpo
(squa-ring) (fig. 20); 6) moderadas alteraciones
osteoporóti-cas; 7) esclerosis subcondral; 8) anquilosis
de la articulación sacroiliaca; 9) anquilosis de las
articulaciones condrocostales; 10) anquilosis de
cualquier otra articulación.
El estudio radiográfico resulta muy característico a
nivel de la columna vertebral, mostrando la indemni-
dad de los discos intervertebrales, que le dan el aspec-
to de la "caña de bambú". Como es fácil suponer, tam-
bién se observan las anquilosis de las restantes articu-
laciones afectadas.
Fig. 21: Lesiones artrósicas con deformaciones vertebrales (A, vista
Diagnóstico diferencial: El reumatismo psoriásico anteroposterior y B, vista lateral), exostosis, osteofitosis
puede dar calcificaciones paravertebrales, con cierto (3), pinzamientos discales (1 y 2), listesis (1), alteraciones
osteíticas (2) y anquilosis (4) por un sindesmofito anterior.

114
METODOLOGÍA PALEOPATOLOGICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

2) Osteoesclerosis: Consiste en una condensación


ósea que tanto puede afectar a las pequeñas articulacio-
nes como a los cuerpos.
3) Anquilosis: Generalmente tienen lugar a nivel de
la porción axial de los cuerpos vertebrales o de las
pequeñas articulaciones, mostrando una franca predi-
lección por la zona media anterior de la columna dor-
sal (CHEVROT, 1980) (fig. 21).
SAGER (1969), correlacionando las áreas de hueso
normal, la osteofitosis, las de osteoporosis o desgaste
y las zonas de esclerosis, ha establecido una gradación
(fig. 24).

Localizaciones más frecuentes: En general las zonas


más afectadas son las de mayor movilidad y las
sometidas a sobrecarga. A causa de esta última even-
tualidad se observa una alta incidencia sobre la
columna lumbar que suele ir en aumento en sentido
descendente. En cuanto a la motilidad la columna cer-
vical muestra una alta incidencia, que afecta con
mayor intensidad a las tres últimas vértebras y otro
Fig. 22: Canal estrecho por osteofitos posteriores. 1, estenosis tanto ocurre con las dos últimas vértebras lumbares y
moderada por un osteofito en C-4; 2, estenosis intensa por la primera sacra. A nivel cervical, la osteofitosis pos-
osteofitos en C-5 y C-6. Este tipo de alteraciones suelen
ocasionar una mielopatía cervical.

1) Osteofitos y labios óseos: Se observan exostosis


marginales que afectan a los bordes que unen las caras
a la circunferencia (osteofitos marginales) y se proyecta
hacia afuera y abajo o arriba (fig. 23), también hay
reacciones exostósicas que afectan a la zona anular que
sobresale en los bordes de las caras corporales, origi-
nando una elevación de ésta. Estos osteofitos pueden
originar los grandes "picos de loro" (fig. 23), que
uniéndose, llegan a sinostosarse. A nivel de las apófisis
semilunares de las vértebras cervicales los osteofitos
son muy frecuentes (CAMPILLO, 1983 (4), 1984 (7) y
1986 (17). La situación de estas lesiones, puede ser
muy variable y afectar a cualquiera de las estructuras
vertebrales, pudiendo manifestarse aisladas o coexistir
dos o más de ellas.
STEWART (1957) ha establecido una clasificación de
la osteofitosis:
Grado 0: no hay "labio".
Grado 1: ligero labio en los bordes superior y/o inferior.
Grado 2: mayor pronunciamiento de ambos bordes.
Grado 3: grandes "viseras".
Grado 4: anquilosis de dos o más vértebras. Fig. 23: Diferentes tipos de osteofitos.

115
DOMINGO CAMPILLO

terior, que estenosa el canal raquídeo es la responsa- 1) Contusiones directas. Probablemente sean las
ble de las mielopatías cervicales. menos frecuentes, quedando limitadas a las fracturas
de las apófisis espinosas y de los pedículos. A nivel de
4. Patologías traumáticas la columna cervical, la fractura o la luxación del atlas,
Como indica el cuadro XI pueden ser: por rotura del ligamento axoideo posterior. A nivel
lumbar son frecuentes las espondilolistesis por la rotu
ra de los ligamentos o fracturas de los arcos, muy difí
Cuadro XI ciles de diagnosticar en paleopatología (CASTELLANA,
A) De causa interna: 1991 y CAMPILLO, 1993) (fig. 12).
a) Contusiones directas;
2) Lesiones por hiperflexión o hiperextensión. Se
b) Hiperflexión o hiperextensión. originan cuando se acentúa de forma exagerada la cur-
B) De causa externa: vantura de un sector o se actúa en contra de su cur
a) Hernias intracorporales; vatura. Excepto en las últimas vértebras dorsales, son
b) Hernias discales. muy infrecuentes en el sector torácico. Solamente nos
referimos a las más comunes.
A) De causa externa Cervicales: Las más frecuentes son por hiperfle-
Podemos considerar tres tipos de lesiones: Contu- xión, generalmente asociadas a una compresión axial,
siones directas, lesiones por hipreflexión o hiperex- siendo mucho menos frecuentes las originadas por
tensión, deslizamiento y por compresión. Frecuente- hiperextensión. Las más habituales son las fracturas
mente, son ocasionadas por combinación de dos o más del macizo articular. Las fracturas del cuerpo suelen
de ellas. ser de morfología cuneiforme de base posterior.
Dado el frecuente deterioro póstumo de las vérte-
bras, sobre todo a nivel de los pedículos, el diagnósti-
co se hace muy difícil. La presencia de fracturas cervi-
cales consolidadas en este segmento vertebral es muy
infrecuente dada la gravedad de estas lesiones.
Dorsolumbares: A nivel dorsal, son expecionales,
salvo en las últimas vértebras de este segmento, mien-
tras que a nivel lumbar son muy frecuentes. La máxi-
ma incidencia se da a nivel de D-12 y L-l siendo
menos habituales en D-ll y L-2. Generalmente se
trata de fracturas de los pedículos, aplastamientos, en
general cuneiformes y con menor incidencia se produ-
ce el estallido del cuerpo vertebral. Casi siempre se
trata de una hiperflexión, secundaria a una caída de
pies o de nalgas. Por la rotura de los pedículos puede
producirse una luxación.
A nivel del cuerpo, suele fracturarse el ángulo
ante-ro-superior o inferior. Sin embargo, la lesión más
frecuente es el aplastamiento cuneiforme, de base
Fig. 24: 1 a 7, esquemas de Rogers para la valoración de las artrosis: posterior, que pueda afectar a una sola vértebra,
rallado= exostosis, punteado= erosión de la cortical con
generalmente L-l o D-12 o a uno o dos más contiguas
dejando las celdillas de tejido esponjoso al descubierto;
negro= cavidades de osteonecrosis; 8, Tejido exponjoso a las primeras. Este aplastamiento puede dar lugar a
normal; 9, Tejido exponjoso osteoporótico, 10; un angulamiento de la columna con vértice en la
Osteoporosis con cavidades necróticas en comunicación vértebra afectada. En ocasiones, tras un traumatismo
con el exterior; 1 1 , Cavidades necróticas internas; 12,
de escasa intensidad, la alteración aparece de forma
Osteofíto en pico de loro (o), anquilosis por sindesmofito
(s), anquilosis de las pequeñas articulaciones (an) y tardía, es lo que se conoce como síndrome de
alteración osteítica de las pequeñas articulaciones (a). Kümmel-Verneuil (BÓHLER, 1934 y CAMPILLO,
1986 (17) (fig. 25). La

116
METODOLOGÍA PALEOPATOLOGICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

El annulus fibroso del disco ínter vertebral se puede


fracturar y a su través salir el núcleo pulposo, que si
protruye en las caras del cuerpo vertebral, da lugar a
las denominadas hernias intracorporales, descritas por
primera vez por SCHMORL en 1932. Si rompen el
annulus por sus bordes, generalmente el posterior, pe-
netran en el conducto raquídeo y dan lugar a las her-
nias discales, descritas por primera vez por BARR en
1934. En ocasiones las hernias de Schmorl llegan a
protruir en el canal raquídeo.
1) Hernias Intracorporales. Schmorl indicó que en
el 38% de las necropsias las hernias intracorporales
estaban presentes, con un franco predominio en la
región lumbar. En paleopatología, hablando con pro
piedad, deberíamos denominarlas "cavidades de
Schmorl", pues la hernia, por su textura se destruye.
Su diagnóstico suele ser sencillo y en la práctica, sola
mente pueden confundirse con un deterioramiento
postumo. En general, hay reacción cicatricial, conser-
vándose la cortical hundida sin una solución de conti-
nuidad (fig. 26).
2) Hernias discales. Su diagnóstico, en general se
hace muy difícil. Con la excepción de un caso publi-
cado por nosotros (CAMPILLO, 1988), en el cual se ha-
Fig. 25: Aplastamiento vertebral cuneiforme (K) o síndrome de
Kümmel-Verneuil, con moderada protrusión del cuerpo en bía calcificado el ligamento vertebral posterior, que
el conducto raquídeo. Es frecuente en la osteoporosis y en delimitaba la cavidad que en vida ocupó la hernia (fig.
los traumatismos por hiperextensión de la columna 27), los otros casos que como el de MAFART (1983)
dorso-lumbar.
conocemos, se han diagnosticado porque la cavidad de
Schmorl aparecía abocada al conducto raquídeo, de lo
que se deducía, que el núcleo pulposo protruyó en él.
parte posterior del cuerpo vertebral afecto puede (fig. 27).
protruir en el canal raquídeo.
Los mecanismos de hiperflexión también pueden
originar hernias discales, que comentamos en el apar-
tado siguiente.
Radiología: Cuando las fracturas fueron seguidas
de supervivencia se observa junto a ellas condensación
ósea de tipo cicatricial, pero cuando no ha habido su-
pervivencia, resulta casi imposible discernir si la frac-
tura fue en vida o fue póstuma. En algunos casos, la
presencia de pátina que recubra la lesión nos puede
orientar al respecto (CAMPILLO, 1993).
B) De causa interna
Denominamos así a las originadas por esfuerzos
continuados o por un esfuerzo intenso, que dan lugar a
las denominadas hernias intracorporales de Schmorl o Fig. 26: Cavidades de Schmorl vestigio de las hernias intra-
a las hernias discales. corporales (→).

117
DOMINGO CAMPILLO

c) Osteoblastoma benigno: Tumoración poco fre-


cuente que afecta a los individuos jóvenes, que se mani-
fiesta por una cavitación rodeada de una zona de escle-
rosis, que se evidencia bien en la radiografía. Según
DAHLIN (1980), representarían el 1% de los tumores
benignos y su localización vertebral sería del 37'2%.
d) Angioma: Son frecuentes en las vértebras dando
una imagen estriada muy típica en la radiografía.
2. Tumores malignos: Cualquier tumor maligno
óseo primitivo puede localizarse en las vértebras y
todos dan lugar a cavitaciones de morfología irregular
sin reacción ósea en la imagen radiográfica, que poste-
Fig. 27: Detección póstuma de las hernias discales. A, la calcifi- riormente originan un aplastamiento de la vértebra. La
cación del ligamento vertebral posterior permite deducir edad en que hace su aparición la neoplasia, depende
que hubo una hernia discal: S, cavidades de Schmorl; LP,
ligamento vertebral posterior osificado; H, cúpula que deja del tipo histológico.
la cavidad que ocupó la hernia discal, que se extrusionó B) Tumores metastásicos
según indica la flecha; R, conducto raquídeo. B, cavidad de
Schmorl (S), que por alcanzar el conducto raquídeo (R), Mucho más frecuentes que los primitivos, suelen
hace suponer que se extrusionó una hernia discal (H). comenzar por encima de los 40 años. Pudiendo consi-
derar dos tipos: a) osteolíticos, en todo parecidos a los
primitivos malignos; b) osteogénicos, que dan lugar a
5. Patologías Neoplasicas
una reacción condensante que en la radiografía da las
A) Tumores primitivos (fig. 27) denominadas imágenes "marmóreas".
1) Tumores benignos. Las lesiones que originan estos C) Problemática paleopatológica general de las
tumores pueden ser de tipo productivo o destructivo y en neoplasias malignas
su morfología no difiere de los que se observan en otras
Dos problemas plantean las neoplasias malignas:
localizaciones. Aunque histológicamente todos los tumo-
Confusión con otras patologías y alteraciones póstumas.
res son productivos, en osteopaleopatología solamente
los osteogénicos aparecen como productivos, mientras a) Entre otras, pueden confundirse con las displa-
que los restantes se nos muestran como destructivos. sias, granulomas, quistes epidermoides, aneurismas
quísticos de los adolescentes, histiocitosis, osteomieli-
Los tumores benignos que se constatan en el siste-
tis, infartos óseos, etc.
ma esquelético pueden ser de origen óseo, cartilagino-
so, del tejido conectivo, vasculares o de origen distró- b) Los tumores malignos son predominantemente
fico. Casi todos estos tumores tiene preferencia por destructivos, lo que origina una menor resistencia a
determinados huesos, pero nosotros solemente hare-
mos referencia a aquellos que con relativa frecuencia
se localizan a nivel vertebral.
a) Osteoma: Se discute si realmente pueden consi
derarse como tumores, considerándolos muchos auto-
res como reacciones exostósicas, generalmente secun-
darias a traumatismos, siendo su localización más fre-
cuente el cráneo (CAMPILLO, 1977). No tenemos cons-
tancia de su ubicación vertebral.
b) Osteoma ostoide: Se trata de lesiones corticales
redondeadas u ovaladas, que representan el 11% de
los tumores benignos, con una incidencia en la colum-
na vertebral del 5'6% (ÜAHLIN, 1980), pudiendo apa-
Fig. 28: Neoplasias óseas vertebrales: O, osteoma. HE, imagen
recer a cualquier edad. radiográfica de un hemangioblastoma.

118
METODOLOGÍA PALEOPATOLÓGICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL

los procesos tafonómicos, que conlleva la destrucción


ósea y explica la rareza de las publicaciones de estas
etiologías en la literatura paleopatológica.

6. Patologías metabólicas no inflamatorias


Las más corrientes se incluyen en el cuadro XII.

Cuadro XII
A) Mucopolisacaridosis: Hurles y Morquio.
B) Condrodisplasias: Acondroplasia.
C) Osteoporosis.
D) Acromegalia.

A) Mucopolisacaridosis
Se trata de un grupo de afecciones hereditarias que
se caracterizan por la eliminación de
mucopolisacáridos por la orina asociadas a
alteraciones esqueléticas, que según en donde
predominen toman distintos nombres. En las
enfermedades de Hurler y en la Morquio-Braüsford,
predomina el aplastamiento vertebral.
B) Condrodisplasias
En la acondroplasia, los cuerpos vertebrales son
normales, pero el conducto raquídeo está muy es-
Fig. 29: Alteraciones secundarias a la Osteoporosis, con vértebras
trechado. cuneiformes (1), osteofitosis (2) y vértebra de "contorno
subrayado" (3) (radiografía).
C) Osteoporosis
Estas afecciones se caracterizan por una insuficien-
cia de la trama proteica ósea, con atrofia de las BIBLIOGRAFIA
trabéculas, que aparecen en menor número y BARR, J.S.; Ruptured Intervertebral Disk and Sciatic Pain. J. Bone
adelgazadas. Sin embargo la trama ósea sigue siendo Jt. Circhury., 29: 429.
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menor resistencia ósea da lugar a que a causa de su (Valencia), 202:297-301.
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en la radiografía el hueso aparece más "transparente". Valencia y Baleares. Barcelona, Montblanc-Martín.
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A nivel vertebral se observa que las vértebras son un individuo de la Era Precristiana. Medicina Española
cuneiformes o aplanadas, con frecuentes osteofitos y (Valencia), 78: 82-94.
acentuándose las curvaturas de la columna (fig. 29). CAMPILLO, D.; 1983: La enfermedad en la prehistoria. Barcelona,
Salvat.
D) Acromegalia
CAMPILLO , D.; 1985: Paleopatología de la columna vertebral.
Afección originada por una disfunción hipofisaria, Investigación y Ciencia (Barcelona), 106: 6-13.
que puede originar también alteraciones vertebrales, CAMPILLO, D.; 1983-86: Documentos históricos de patología
que podemos resumir en: cifosis dorsal al adaptar las osteoarti-cular. (Colección de 19 trípticos). Barcelona, ed.
vértebras una morfología cuneiforme y ensanchamien- núms. 3 y 14.
to de los cuerpos vertebrales en la columna lumbar.

119
DOMINGO CAMPILLO

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