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Los 5 problemas sistémicos de nuestra sociedad y el

enfoque en soluciones
El enfoque sistémico permite mirar los problemas desde una cierta perspectiva y encontrar
soluciones buenas para todos. Este innovador enfoque no está muy extendido, y lo que
desafortunadamente aún prevalece es un enfoque en el mismo problema y no en su
solución. Cuando las personas miran por solucionar los problemas de forma individual,
pueden conseguir un balón de oxígeno a corto plazo pero lo que suele ocurrir a largo plazo
es que estos problemas se hagan, si cabe, aún más profundos y complejos.

Al indagar en un sistema para encontrar soluciones, suele ocurrir que los problemas
encontrados se repitan en todos los niveles del sistema, así por ejemplo, en una
organización en donde la cúpula directiva adolece de ciertos patrones disfuncionales, nos
encontramos con que esos mismos patrones se repiten en todos los niveles de la jerarquía.
Según mi experiencia en organizaciones, cuando un CEO (Consejero Delegado) es
autoritario y usa la teoría del palo y la zanahoria, suelo encontrar ese patrón en todos los
niveles de la organización.
Cuando entramos a aplicar un enfoque en soluciones, vemos que a medida que vamos
indagando, el problema inicial se va decantando hacia una disfuncionalidad
sistémica. En todo cado, es complicado romper nuestra forma habitual de operar estilo
“causa-efecto”. Algunos ejemplos tomados de aquí y de allá que muestran que el problema
es sistémico:
 · La violencia de género va mucho más allá del planteamiento clásico víctima-
perpetrador; al margen de la responsabilidad penal del perpetrador por sus actos, se
percibe que sus raíces están en el propio sistema.
 · Hay quien afirma que las cárceles no son instituciones para reinsertar a
personas marginales en la sociedad, sino aparcamientos para esas personas
marginales. De esta forma, cada vez necesitaremos más cárceles en lugar de menos. Así,
por ejemplo, como afirma Noam Chomsky, la política de drogas en EE.UU. es una excusa
para meter a la cárcel a esa población marginal, que de otra forma estaría en la calle.
 · Los altos salarios del sector bancario y los bonos desmesurados no han
provocado la actual crisis, quizá sí la han acelerado. Las razones sistémicas hay que
encontrarlas en las conexiones entre los reguladores, las agencias de calificación de
riesgo, los Bancos, los políticos y un desaforado afán de lucro que lleva a que los dueños
del dinero miren más por su beneficio individual que por el de sus clientes.
 La justicia no está para "impartir justicia", sino más bien para proteger el
capital. Esto aplica al mercado global, no solo nacional. Así hay multitud de
abusos donde a los poderosos no les llega el castigo mientras que cuanto más abajo estás
en la pirámide patriarcal, más vulnerable eres.
 · En el plano político, mucha tinta se ha usado para denunciar abusos y
corruptelas. Sin embargo, unas listas cerradas de los partidos políticos, unas finanzas
opacas y las conexiones con el mundo económico facilitan la corrupción y prevaricación
de los gobernantes. De nuevo, este tema supone una problemática sistémica, más allá
de los comportamientos individuales.
Es claro que el sistema económico capitalista tiene en el mercado de valores uno de sus
cimientos más importantes. De esta forma, una empresa dependiente de la Bolsa hace
que sus directivos se enfoquen de forma excesiva en la rentabilidad y olviden aspectos
importantes del negocio. Esto supone comportamientos demasiado enfocados en la
cotización de la empresa y en los dividendos a sus accionistas que en muchos casos
llevan a situaciones disfuncionales.
Vamos a ver los problemas de una forma más estructurada. Mencionaré, desde mi punto
de vista, los 5 problemas sistémicos de la sociedad actual:
Hambre y pobreza o lo que es lo mismo, la satisfacción de las necesidades
básicas de una gran parte de la población. Dicen que unas de cada ocho personas pasan
hambre en el mundo, o lo que es lo mismo, 870 millones de personas; además, ¼ parte de
la población en las regiones en desarrollo y 1/3 de la población mundial, viven en condiciones
de pobreza.
Además, el 2% de los adultos más ricos en el mundo posee más de la mitad de la
riqueza global de los hogares; el 20% de la población es dueña del 98% de las riquezas
o lo que es lo mismo, el 80% de la población mundial vive con el 2% de las riquezas.
Esta diferencia entre ricos y pobres se da en todos los niveles de nuestro sistema global.
Como muestra, un ejemplo: en el mundo de los medios de comunicación mundiales
según Jerry Mander, 7 corporaciones controlan el 70% del total mundial. Otro más:
según Clairmont y Cavanagh, la cifra del negocio anual de las 200 mayores
multinacionales supone, aproximadamente, la cuarta parte (26,3%) de la producción mundial; el
Grupo de los Ocho (el G-8) aglutina el 80% de las multinacionales.
Con estas cifras a nivel macro, no es de extrañar que a nivel micro también se den estos mismos
patrones, así, como señala The Economist, en EE.UU, el 1% de la población con más
ingresos ha pasado de detentar el 10% de la riqueza al 20% en los últimos treinta años.
Por tanto, vemos como el paro, la miseria, el hambre y la desafección de una masa creciente
de la humanidad es un problema que hunde sus raíces en los valores del actual sistema
económico-social en donde una minoría acumula recursos a expensas de una mayoría.
También es claro que el mismo sistema maniobra para perpetuarse ; así los
gobernantes, legisladores, jueces, medios de comunicación, Instituciones, Escuelas y
Universidades y todas las organizaciones empresariales tienden a alimentar el modelo. En
todo caso, no nos engañemos con falsas proclamas: los mismos valores de culto al dinero
que encontramos en las capas más favorecidas lo encontramos igualmente en las capas
más humildes.
A menudo leo los comentarios de los lectores en los medios digitales. Suele ocurrir que los
mismos que critican con agresividad el enriquecimiento ilícito de este o aquél político están
deseando que les hagan favores o les concedan privilegios, así parece que les mueve más
la envidia que el deseo de que las cosas cambien. Esto es así porque la raíz del problema
se encuentra en el ADN del mismo sistema y no se debe únicamente a comportamientos
individuales.
Mirando el problema de forma pragmática, es claro que tenemos que hacernos una
reflexión; ¿el problema se puede solucionar?, y si es así, la pregunta sería, ¿qué sistema
queremos construir? Otra pregunta que me puedo hacer es ¿puedo vivir con ello?, y
también, ¿a dónde nos llevará el actual sistema?
Discriminación de las mujeres. Las mujeres tienen el gran
aporte de traer vida al mundo. Solo por este tema ya deberían tener una posición de
privilegio dentro del sistema; sin embargo vemos que no es así. Las cifras de torturas y
asesinatos de mujeres en el mundo es escalofriante, pero este es un tema que llevamos
arrastrando desde hace miles de años y de nuevo, es un componente sistémico de la
sociedad actual.
Ya desde la educación en el colegio, se establecen valores sexistas que al estar
impregnados en todos los estamentos de la sociedad (religión, moda, marketing, política,
organizaciones…) es prácticamente imposible verse libre de ello. Aquí también entran las
propias mujeres, que muchas veces pierden la visión sistémica y entran a alabar los mismos
valores que las denigran

Pereza psicoespiritual. La tercera pasión de la sociedad actual tiene que


ver con que olvidamos quiénes somos. Conectado con el miedo y obligado a cargar una
máscara para ser adecuado, el ser humano pierde conexión con quién es. Esta falta de
conexión también le lleva a sentirse explotador del planeta Tierra, y no una de sus
criaturas.

Los ciudadanos de los llamados países desarrollados ven entre tres y cuatro horas
de televisión al día. En eso se ha convertido nuestra vida: cansados después de una
jornada de trabajo agotadora, nos arrastramos a la tele donde nos hipnotizan de forma
pasiva como si fuéramos robots que hay que reprogramar. Nos venden un estilo de vida,
un producto, para sentirnos adecuados; nos llenamos el cuerpo con comida basura y
nos adormecemos con drogas como las pastillas o el alcohol.
Ya para acabar, una vez que alcanzamos un nivel de consciencia suficiente como para
ver los problemas de forma sistémica (aquí he querido intervenir mencionando estos 5
problemas sistémicos), podemos empezar a vernos a nosotros mismos inmersos en ese
sistema, y hacernos cargo de nuestros propios comportamientos, muchas veces
disfuncionales. Esta es la puerta para cambiar el sistema: descubrir esos patrones en
nosotros y una vez que alcancemos el tamaño suficiente (teoría de los 101 monos), transitar
a un sistema más funcional y ecológico.

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