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Antropología - La Doctrina del Hombre

ANTROPOLOGIA
I. El Hombre en su Estado de Integridad.
A. Su Origen.
B. Su Naturaleza.
C. Su Constitución.
D. Su Condición.
E. Su Liderazgo.

II. El Hombre en su Estado de Pecado.


A. La caída del Hombre.
B. Los hijos caídos de Adán.

III. El Hombre en su Estado de Gracia.


A. Su Posición.
B. Su Estado.
C. Sus dos Naturalezas.

Capitulo IV

ANTROPOLOGIA

Antropología viene de la palabra griega “anthropos,” que significa


“hombre.” Antropología es la doctrina o el estudio del hombre. Hay
variadas definiciones del hombre, algunas cómicas, algunas trágicas. En
este estudio de Antropología iremos a las fuentes, la Escritura.

El hombre siempre ha buscado saber quién es, de donde ha venido, y a


donde va. La Santa Palabra de Dios nos da las respuestas completas.

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I. El Hombre en su Estado de Integridad.

Hablamos de su estado original de pureza.

A. Su Origen.

1. Lo que no es.
a. No por generación espontánea. Esta teoría sostiene la creencia
de que no hubo un creador del hombre, sino que simplemente el hombre
llegó a ser un ser y sin una causa comenzó a existir.

Este argumento no necesita respuesta, pero en función de un examen o


critica adecuada, simplemente decimos que si tal cosa fuese posible, no
habría poder alguno para impedir que sucediese otra vez. Pero no hay
registro alguno de que haya pasado otra vez, y, por supuesto, es evidente
que no ha sucedido la primera vez.
b. No por evolución ni desarrollos naturales. Una breve definición
de evolución es: “el proceso por el cual, a través de algún tipo de agresión
sobre la materia pasando por muchas edades y especies, por casualidad
o por alguna ley, el hombre apareció.” Este concepto ha sido aceptado
por muchos años, pero parecería que sus adherentes declinan. La ciencia
moderna, tal como la antropología, está refutando estas declaraciones.
La Biblia declara que el hombre es una creación de Dios separada de su
persona, y que los animales fueron creados en diferentes tiempos,
completamente aparte del hombre. La evolución enseña que el hombre y
los animales tienen un origen común, que los llevó a llegar a ser diferentes
especies. En refutación a esto nosotros usamos las Escrituras y el
razonamiento humano de la siguiente manera:
(1) Se opone a la Escritura. La Escritura dice: “según su especie” (Gen. 1:24).
Esto limita a cada especie dentro de ella misma, prohibiéndole evolucionar
hacia una nueva especie.
(2) No hay ningún registro de animales llegando a ser hombres. Seguramente, en
6000 años, si la evolución fuese cierta, debería haber ejemplos vivientes de
eso hoy.
(3) No hay evidencia de eslabones perdidos que hayan sido encontrados. Muchos de los
llamados libros de historia muestran ilustraciones de criaturas que
denominan eslabones perdidos. Estas ilustraciones son fotografías o
dibujos, y no fotos de criaturas reales, pues ninguna de ellas existe.

El “eslabón perdido,” como hemos dicho, es aquella criatura entre el


hombre y el simio. Su figura es totalmente de la imaginación del artista que
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ha tomado un trozo de hueso o diente y ha construido un supuesto ser


viviente. Vamos a citar lo que dijo William Jennings Bryan concerniente al
“eslabón perdido”: “si el eslabón perdido ha sido encontrado, ¿por qué
todavía lo están buscando?”
(4) No hay evidencias de que el hombre primitivo difiriese del hombre de hoy.
(5) Hay pruebas de que la sangre humana es una sangre. (Hechos 17:26). La sangre
de un hombre negro puede ser colocada en las venas de un hombre
blanco, y viceversa, y dar vida. Las transfusiones de sangre han estado en
práctica solamente durante este último siglo, pero, Dios ya había revelado
esto 2000 años atrás.
(6) Hay una gran diferencia entre la constitución de un hombre y la de un animal.
(a) Físicamente. El hombre es un ser erguido, mientras los animales no.
(b) Mentalmente. El hombre tiene intelecto, mientras que los animales
tienen instintos.
(c) Moralmente. El hombre es la única criatura de Dios que tiene
cualidades morales.
(d) Espiritualmente. Solo el hombre ha sido creado con conceptos
espirituales. Solo el hombre entre las criaturas puede adorar a Dios.

2. Lo que es. El hombre es una creación directa de Dios. “Y creó Dios al


hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”
(Gen. 1:27).

B. SU NATURALEZA.

1. Imagen original del hombre. “Entonces dijo Dios: Hagamos al


hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gen. 1:26a).
“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será
derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” (Gen. 9:6).
Ver también I Corintios 11:7; Santiago 3:9.
a. Lo vemos en la triunidad del hombre. “Entonces Jehová Dios formó al
hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente.” (Gen. 2:7). “Y el mismo Dios de paz os santifique
por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” (I Tes. 5:23).

b. Lo vemos en la naturaleza intelectual y moral del hombre. “No mintáis los


unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va 3
renovando hasta el conocimiento pleno, ” (Col. 3:9, 10). Ver también
Efesios 4:24.

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c. Lo vemos en su semejanza física. Ciertamente Dios es espíritu (Juan


4:24); Dios es invisible (Col. 1:15). Pero aun Dios siempre ha tenido una
forma en la cual se manifiesta a sí mismo: “En cuanto a mí, veré tu rostro en
justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.” (Sal.17:15).
Ver también Filipenses 2:6,7; Marcos 15:12; Juan 5:37.

Cristo no fue hecho a la forma e imagen de Adán, sino que Adán fue
hecho a la forma, o imagen de Cristo, quien habría de venir: “No obstante,
reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la
manera de la trasgresión de Adán, el cual es figura del que había de
venir.” (Rom. 5:14).

2. Inocencia original de Adán. Algunos declaran que Adán fue


creado en santidad, o justicia. Esto no es totalmente correcto. El hombre
fue creado perfecto, sí, pero fue creado en inocencia. Hay una vasta
diferencia entre inocencia y justicia. Inocencia es impecabilidad sin haber
sido probada. Justicia es inocencia que ha sido probada, y ha salido
victoriosa.

C. SU CONSTITUCIÓN.
Como hemos visto, el hombre está compuesto de elementos terrenales
(Gen. 2:7) y de elementos espirituales (I Tes. 5:23; Heb. 4:12).

1. Cuerpo. Su cuerpo fue hecho de la tierra. Esta fue la primera parte del
hombre en ser formada. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo
de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser
viviente.” (Gen. 2:7). El cuerpo es puesto primero en la Escritura como la
casa del hombre interior. “¡Cuánto más en los que habitan en casas de
barro, Cuyos cimientos están en el polvo, Y que serán quebrantados por la
polilla!” (Job 4:19). Ver también II Corintios 5:1, 3, 4. El proceso por el cual
Dios hizo al hombre es desconocido; debemos dejar eso a Dios. Los
hombres dan sus opiniones y especulaciones, pero ellas permanecen
como tales.

La palabra “polvo” no significa barro, sino finos materiales de la tierra. 4


a. Análisis prueban el origen del hombre. Modernos análisis
químicos detectan en el cuerpo los mismos elementos que existen en la
tierra que está bajo nuestros pies; tales como sodio, carbono, hierro, y otros.
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b. La tierra sostiene la existencia del hombre. El cuerpo es


sustentado por lo que crece sobre la tierra. Es el cuerpo del hombre y no
su espíritu lo que es sustentado. El hombre en nuestros días modernos ha
probado que si eliminamos la vegetación, la vida perece. Maten la
vegetación y mataran al hombre.
c. La muerte recicla los elementos del cuerpo del hombre. A la
muerte se pone en marcha un proceso de corrupción, y el cuerpo del
hombre pronto retorna al polvo de donde había sido formado. “Con el
sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de
ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Gen. 3:19).

2. Alma. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y


sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Gen.
2:7). Ver también I Corintios 15:45. El alma es el sitio de las emociones.
Plantas, animales y hombres tienen cuerpos; solo los animales y el hombre
tienen almas; pero solamente el hombre tiene un espíritu. El alma es esa
vida conciente que está en el hombre y en los animales. Las plantas tienen
vida, pero es inconciente. Hay una diferencia entre las almas de los
hombres y las almas de los animales. El alma del animal está conectada
con su cuerpo, mientras que el alma del hombre está conectada con su
espíritu. El alma del animal muere con el animal, pero el alma del hombre
nunca muere, pues fue hecha “alma viviente”, un alma que nunca moriría.
Como dijimos, el alma del hombre es el sitio de las emociones y los apetitos
emocionales, y las siguientes Escrituras nos presentan los grados de
algunos: Apetitos: “Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus
poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios
te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o
de ciervo.” (Deut. 12:15). Deseos: “Y si el hombre le respondía: Quemen la
grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino
dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.” (I Sam.
2:16). Ver también Deuteronomio 12:20; Salmo 107:18; Proverbios 6:30;
Isaías 29:8; I Samuel 18:1. Odios: “Y si el hombre le respondía: Quemen la
grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino
dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.” (II Sam.
5:8).

Angustias: “Mas su carne sobre él se dolerá, Y se entristecerá en él su


alma.” (Job 14:22). Amargura: “Déjala, porque su alma está en amargura,
y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.” (II Reyes 5
4:27b). Regocijo: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se
alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me
rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia
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adornada con sus joyas.” (Is. 61:10). Sufrimientos: “Y decían el uno al otro:
Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la
angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha
venido sobre nosotros esta angustia.” (Gen. 42:21). Tristezas: “Y les dijo: Mi
alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.” (Marcos
14:34).
¿De dónde obtiene el hombre su alma?
a. Pre-existencia. Esta teoría enseña que todas las almas que han estado en
el mundo, y todas las que estarán, fueron creadas en el principio. Al
tiempo de concepción, ellas son unidas al cuerpo. Esto fue ensenado por
Platón, pero nunca fue aceptado por la iglesia, no tiene fundamento
bíblico.
b. Creacionismo. Esta creencia sostiene que a los 40 días de la concepción
el alma se une con el cuerpo. Si esta creencia fuese verdadera, entonces
Dios seria creador de almas pecaminosas.
c. Traducianismo. Esta es la verdad que sostiene que tanto el alma como
el cuerpo derivan de los padres. “Y vivió Adán ciento treinta años, y
engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su
nombre Set.” (Gen. 5:3). Ver también Hechos 17:24-26.

3. Espíritu. Aquí es donde el hombre se diferencia de todas las otras


criaturas. En Hebreos 12:9 Dios es llamado “Padre de los espíritus.” Esto no
significa padre de Ángeles, sino espíritus de hombres hechos perfectos.
Nunca se dice que Dios es padre de almas.
“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras
está muerta.” (Santiago 2:26). Cuando un cuerpo muere, el alma parte
con el espíritu del hombre. El alma y el espíritu pueden ser separados:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón.” (Heb. 4:12). De todos modos, no tenemos prueba escritural que
ellos estén separados. El hombre rico de Lucas 16 una vez muerto fue al
Hades, y tenía alma y espíritu consigo. Ver también Mateo 10:28.

El espíritu del hombre es el asiento de su inteligencia. “Porque ¿quién de


los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está
en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios.” (I Cor. 2:11). Los animales no poseen inteligencia. “No seáis como el
caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con 6
cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.” (Sal. 32:9).

La palabra “espíritu,” tanto en hebreo como en griego, se traduce a

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veces como “aliento,” y “viento.” El contexto determina la traducción.

Los materialistas dicen que la palabra espíritu debería ser “aliento,” y que
cuando el hombre muere se va para siempre.

Algunas personas dicen que el hombre perdió su espíritu al momento de la


caída y que lo recupera con la conversión. Esto haría al hombre un ser
dual, y esta concepción no es escritural.

4. Corazón. Cuando hablamos del corazón, no hablamos del músculo del


cuerpo, sino más bien del asiento de nuestra conciencia. “acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones
de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (Heb. 10:22).
Ver también I Juan 3:19,20; Hechos 2:26; 5:3, 5; Mateo 22:37. Siempre se
hace una advertencia de que puede haber una profesión sin una
posesión, conocimiento en la cabeza sin confianza en el corazón. “No
todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el
que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad.” Mateo 7:22-24.

D. SU CONDICIÓN.
Con esta expresión queremos referirnos a las condiciones del hombre en su
estado de integridad antes de que cayese.

1. Su conocimiento. Al ser creado el hombre tuvo capacidad de


conocimiento inmediato, y conocimiento intuitivo.
Él no era un infante adulto. Les puso nombre a todos los animales que
fueron creados por la mano de Dios; y había que ser un hombre inteligente
para hacer eso. “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y
a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para
él.” (Gen. 2:20).

2. Su comunión. Tenía la habilidad de tener comunión con Dios. “Y mandó


Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;”
(Gen. 2:16). “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da
semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que 7
da semilla; os serán para comer.” (Gen. 1:29).

3. Su hogar. Fue puesto en un jardín. “Y Jehová Dios plantó un huerto en

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Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.” (Gen. 2:8).
Algunos sostienen que el hombre primitivo era un hombre de cavernas,
pero no fue así, él era un hombre de jardín. El primer registro que tenemos
de hombres viviendo en cuevas es sobre los perseguidos: “de los cuales el
mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las
cuevas y por las cavernas de la tierra.” (Heb. 11:38), y de los insanos: “Y
cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los
sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,” (Marcos 5:2). Ese jardín fue
llamado el jardín del Edén.

4. Su compañía. “más para Adán no se halló ayuda idónea para él... Y de la


costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al
hombre.” (Gen. 2:20, 22). Las palabras “ayuda idónea” no son una
palabra compuesta, sino dos palabras distintas, ayuda idónea, ayuda
idónea para Adán. Algunos que se ríen de esta "historia de la costilla” no
saben decirnos de donde proviene la mujer. ¿Por qué Dios no hizo a la
mujer del polvo de la tierra? Por la simple razón de que Dios no quiso que
hubiese dos orígenes para el hombre.

Dios puede hacer un ser humano por lo menos de 4 maneras:


Sin la participación ni de hombre ni de mujer, como a Adán.
Sin la participación de mujer, como a Eva.
Por concepción, como a nosotros.
Sin participación de hombre, como a Cristo.

5. Su obra. “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la


tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Gen. 1:28).
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para
que lo labrara y lo guardase.” (Gen. 2:15). Había empleo en el jardín, pero
no fatiga. Había trabajo, pero no fatiga.
De que debía Adán guardar el jardín? De animales salvajes? No, porque
no había. De humanos agresivos? No, porque Adán era el único hombre. Él
debía proteger el jardín contra una eventual llegada del diablo. Donde
sea que el hombre es puesto en una posición de confianza, Dios siempre le
da amplia advertencia.

6. Su alimento. “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da


semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que 8
da semilla; os serán para comer.” (Gen. 1:29). El primer hombre y los
primeros animales fueron vegetarianos. Sus dietas no incluían carnes. El
hombre no era carnívoro como los evolucionistas dicen.
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7. Su responsabilidad.
a. Poblar y sojuzgar la tierra. “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar,
en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la
tierra.” (Gen. 1:28). Adán era el primer hombre: “Así también está escrito:
Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente” (I Cor. 15:45a). Eva es la
madre de todos los seres humanos. “Y llamó Adán el nombre de su mujer,
Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.” (Gen. 3:20).
b. Abstenerse de comer del fruto prohibido. Este fruto era del árbol del
conocimiento del bien y del mal. “Y mandó Jehová Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.” (Gen. 2: 16, 17).

Eran libres para comer de los árboles plenamente. Pero había solamente
un árbol prohibido para ellos. No sabemos qué clase de fruto era.
Creemos que nada estaba mal con el fruto en sí; pero había una
prohibición de Dios sobre él. Dios quería que Adán y Eva tuviesen
conocimiento, pero no quería que ellos lo obtuvieran por desobediencia.
Recuerden, el hombre había sido puesto en guardia; debía estar atento
contra el enemigo; Satanás no vino de improviso. ¿Por qué Dios permitió
que Adán y Eva quedaran expuestos al ataque del diablo? La prueba
siempre viene antes de la bendición. El hombre siempre debe ser probado
antes de ser promovido.

E. SU LIDERAZGO.
La raza humana por entero proviene de aquel único hombre, Adán. Y
como es la cabeza, así son los descendientes.

1. Ethnografia. Esta es la rama de la antropología que considera al hombre


geográfica y descriptivamente, tratando de la subdivisión de razas, las
causas de migraciones, y temas relacionados. Esta ciencia marca una
tierra natal común para el ser humano, las inmediaciones de Armenia.

2. Psicología comparativa. Esta es la ciencia de lenguaje, y considera que


todos los hombres proceden de un mismo origen.

3. Psicología. Esta es la ciencia del estudio de la mente, y también


considera que todos los hombres proceden de un mismo origen. 9

4. Fisiología. Esta es la ciencia que estudia la estructura orgánica del


cuerpo, y también declara que todo los hombres proceden de una misma
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fuente, un origen común.

II. El Hombre en su Estado de Pecado.

A. LA CAÍDA DEL HOMBRE.


Algunos dicen que la caída del hombre es una vieja fabula babilónica,
pero solo tenemos que mirar al hombre agotado por su pan, debilitado en
sus enfermedades, y muriendo en su miseria, para darnos cuentas que
realmente tuvo un caída. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo
por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron.” (Rom. 5:12).

1. La fuente del pecado. “Pero la serpiente era astuta, más que todos los
animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer:
¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gen. 3:
1). “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva,
vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera
fidelidad a Cristo.” (II Cor. 11:3). Dios no habla de una bestia cuando
menciona una serpiente, sino una persona. Esto es meramente una
declaración de lo que Dios piensa del diablo. En ningún lado de la
Escritura dice que Satanás estaba en la serpiente, sino que dice que la
serpiente era el diablo. “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es
el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;” (Ap. 20:2).

2. La naturaleza del pecado. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;


sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros
ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a
los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y
comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Gen. 3:4-
6). Ahora todo estaba bien con el fruto; era un buen fruto, pero pesaba
sobre él la prohibición de Dios.
a. El dudó del Amor de Dios. Al dudar del Amor de Dios, el hombre
negó la bondad de Dios, y actuó aparte de Dios y se convirtió en un
pecador. “Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte.” (Prov. 14:12). Ver también Isaías 55:6.
b. El dudó de la Palabra de Dios. Al dudar de la Palabra de Dios, el
hombre negó Su Verdad; y negando Su Verdad, el avanzó a pesar de Dios 10
y se convirtió en un criminal. “Todo aquel que comete pecado, infringe
también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.” (I Juan 3:4).
c. El dudó de la Autoridad de Dios. Y al dudar de la Autoridad de
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Dios, el hombre negó la Deidad de Dios; y negando Su Deidad, llego a


ponerse en contra de Dios. Y entonces, llegó a ser un enemigo de Dios y
un rebelde en el Universo de Dios. “Por cuanto los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios.” (Rom. 8:7, 8).
La prueba fue dada para ver si el hombre permanecería fiel ante Dios. El
falló porque quiso ser un dios. El diablo mismo falló (Is. 14), porque quiso ser
como el Dios Altísimo. Esto trajo su caída, así que el plantó la semilla de la
falsa ambición en Adán y Eva para ver si esto provocaba la caída de ellos,
y lo logró.

Alguien puede preguntar, “¿Fue justo esto para con ellos?” Ellos fueron
alertados y ubicados en guardia contra Satanás. Además había una sola
prohibición en el jardín. Ellos no necesitaban el fruto; ni les faltaba nada.

3. Los efectos del pecado.


a. Inmediatamente afectó sobre Eva.
(1) Vergüenza. “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se
avergonzaban.” "Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron
que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron
delantales." (Gen. 2:25; 3:7). Dios mismo se viste con vestiduras de luz (Sal.
104:2); y cuando El hizo al hombre, lo hizo a Su propia imagen y semejanza.
Por eso, algunos creen que el hombre también estaba vestido con ciertas
vestiduras de luz. Cuando el hombre peco, esas vestiduras de luz se
perdieron, y se hizo a si mismo delantales de hojas de higuera para
reemplazar lo que se había perdido. Desde entonces, el hombre ha
tratado de ponerse lo que ya una vez le fue dado, pero no tiene nada sino
trapos sucios.
(2) Miedo. “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque
estaba desnudo; y me escondí.” (Gen. 3:10). El hombre todavía trata de
esconderse de Dios.
(3) Separación de Dios. No hay duda de que el hombre perdió su naturaleza
perfecta y terminó su comunión con Dios. No hay tal cosa como la
Paternidad universal de Dios y la hermandad de los hombres, del hombre
natural, del hombre no salvo.
(4) Expulsión del Jardín. “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que
labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al
oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se
revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” 11
(Gen. 3:23, 24). El hombre fue expulsado y sacado del jardín.
(5) Perdió su señorío sobre la creación. En el principio Adán ciertamente fue el
soberano de las criaturas terrenales: “Le hiciste señorear sobre las obras de
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tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo
las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo
cuanto pasa por los senderos del mar.” (Sal. 8:6-8). Esto no se aplica al
hombre de hoy. Él ha perdido ese señorío. Cristo lo recuperará para el
hombre cuando el retorne (Heb. 2 y Is. 11).
b. Consecuencias sobre la descendencia de Adán.
(1) El espíritu en tinieblas. “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no
andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
4:18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios
por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;” (Ef. 4:17,
18). La oscura habitación del entendimiento permanece a oscuras hasta
que el Espíritu Santo la ilumina.
(2) Su alma se corrompió. Hablando de no creyentes, dice, “los cuales,
después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza.” (Ef. 4:19). Ver también
Jeremías 17:9.
(3) El cuerpo quedó sujeto a enfermedades y muerte. “porque también la creación
misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa
de los hijos de Dios.” (Rom. 8:21).
4. Los efectos sobre el pecado.
a. La expresión inmediata del Juicio de Dios.
(1) Sobre la serpiente. “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto
hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del
campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gen. 3:14,
15). Satanás, en toda su majestad, no es nada, sino que es considerado
una serpiente. Una serpiente que se arrastra sobre el polvo por siempre,
esto muestra la condición en la que quedó el diablo.
(2) Sobre la Mujer. “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los
dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para
tu marido, y él se enseñoreará de ti.” (Gen. 3:16).
(3) Sobre la Creación. “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la
voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No
comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de
ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo.” (Gen. 3:17, 18).
(4) Sobre el Hombre. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta 12
que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al
polvo volverás.” (Gen. 3:19). Ver también Génesis 5:29.
b. La expresión futura del juicio de Dios. “Pero los cobardes e incrédulos,
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los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y


todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y
azufre, que es la muerte segunda.” (Ap. 21:8).
5. La provisión para el pecador. “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú
le herirás en el calcañar.” (Gen. 3:15). En la hora que el hombre pecó, Dios
prometió un Redentor. La Simiente de la mujer es el Señor Jesucristo. “Y
Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”
(Gen. 3:21).
Cuando ellos se dieron cuenta de su desnudez, se cubrieron con
delantales de hojas de higuera. Pero Dios los vistió con túnicas de pieles. A
los efectos de cubrir la desnudez, las hojas de higuera son tan buenas
como las pieles de animales; sin embargo entendemos que debía
derramarse sangre. “Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión
de pecados.” Ellos debían ser cubiertos con aquello que fue sacrificado
por sus pecados. Del mismo modo, los pecadores hoy deben ser revestidos
con la justicia de Aquel que murió por ellos.

B. Los hijos caídos de Adán.

1. SU POSICIÓN.
a. En Adán. “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también
por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán
todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (I Cor. 15:21, 22).

Ver también I Corintios 15:45, 47; Romanos 5:12-21.


Solamente hay 2 hombres representativos en el mundo: el primer hombre y
el segundo hombre; el primer Adán y el postrer Adán. Todos los seres
humanos nacen en Adán; todos los nacidos de nuevo están en Cristo.
b. En pecados y culpas. “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos?
En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que
todos están bajo pecado. Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;” (Rom. 3:9, 10). Ver también Romanos 3:19.

2. Su estado. Por su estado, queremos referirnos a su condición espiritual; eso


es, la ausencia de justicia en su vida espiritual.
a. Pecaminoso por naturaleza. “He aquí, en maldad he sido formado, 13
Y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5). Ver también Efesios 2:3;
Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 8:7; Galatas 5:19-21.

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b. Pecaminoso en práctica. “Porque nosotros también éramos en otro tiempo


insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites
diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos
unos a otros.” (Tito 3:3). Ver también Romanos 3:23; Colosenses 1:21; Salmo
14:1-3.
c. Perdidos en pecados. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido.” (Lucas 19:10). Ver también Isaías 53:6; II Corintios
4:3, 4.
d. Espiritualmente muertos. “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais
muertos en vuestros delitos y pecados," "aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),” (Ef. 2:
1, 5). El cuadro de Dios del pecador es el de un hombre muerto. El
pecador está separado de Dios y no puede moverse en las cosas de Dios.
e. Bajo la ira de Dios. “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad;” (Rom. 1:18). Ver también Juan 3:36.
f. Esperando su muerte física. “Y de la manera que está establecido para los
hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio," (Heb. 9:27).
g. Rumbo al infierno. “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue
lanzado al lago de fuego.” (Ap. 20:15). Ver también Apocalipsis 21:8.

III. EL HOMBRE EN SU ESTADO DE GRACIA

A. SU POSICIÓN

1. En Cristo. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo


todos serán vivificados.” (I Cor. 15:22). Ver también I Corintios 15:21, 45, 47;
Romanos 5:12-21.

2. En Perfección. “según nos escogió en él antes de la fundación del


mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor
habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria
de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.” (Ef. 1:4, 6). No
hay cargos contra el que es Cabeza; y, por tanto, no puede haber cargos 14
contra el Cuerpo.

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B. SU ESTADO.
Hablamos de su condición espiritual. Sus diferencias respecto al hombre
aun no creyente. En la vida del creyente la justicia está presente, la justicia
del Señor Jesucristo.

1. Una nueva criatura. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron, he aquí, todas son hechas nuevas” (II Cor. 5:17). Ver
también II Pedro 1:4; Gálatas 6:15; Juan 3:16. Regeneración es una re-
creación. Solo Dios puede crear; y solo Dios puede re-crear.

2. Salvo. “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a


nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada
en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,” (Il Tim. 1:9). Ver también
Efesios 2:8,9.

3. Muerto al pecado. “Así también vosotros consideraos muertos al pecado,


pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Rom. 6:11). “quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya
herida fuisteis sanados.” (I Pedro 2:24).

4. Hijo de Dios. “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” (Juan 1:12). “pues
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” (Gal. 3:26).

5. Bajo el favor de Dios. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor


Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo,” (Ef. 1:3). Ver también Romanos 5:2.

6. Esperando a Dios y su Gloria. “Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de


donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual
transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante
al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar
a sí mismo todas las cosas.” (Fil. 3:20,21).

7. Seguros de ir al Cielo. “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me 15


preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos.
Amén.” (II Tim. 4:18). Ver también I Pedro 1:4.

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C. SUS 2 NATURALEZAS.
“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra
la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
(Gal. 5:17). Este texto no podría describir a cualquier persona, sino a un
hombre salvo. El pecador inconverso tiene una sola naturaleza; el hijo de
Dios tiene 2 naturalezas. Cada creyente genuino experimenta la lucha de
la cual Pablo habla. Esta lucha esta ilustrada por la casa de Abraham. Él
tenía 2 hijos, Ismael, el mayor; e Isaac, el menor. Ismael representa al que
ha nacido en la carne, mientras que Isaac al que es nacido del Espíritu. El
problema comenzó cuando Isaac llegó a esa casa. Y el problema
comienza para el hombre cristiano cuando la nueva naturaleza impartida
por Cristo llega a su vida.

1. La descripción de la vieja naturaleza.


a. Nombres y Características.
(1) La Carne. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:6). Ver también Romanos 7:18, 23;
8:9. Al hablar de “la carne” no hablamos de "músculos", los cuales son
parte del cuerpo humano, sino más bien de naturaleza carnal, la cual
poseemos desde nuestro nacimiento. No hay tal cosa como un ser en la
carne; la carne esta en nosotros. “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne,
no mora el bien” (Rom. 7:18a). Ver también Juan 6:63; Romanos 8:8. No
hay tal cosa como una persona nacida con una “chispa divina” en su
interior.
(2) El hombre natural. “Pero el hombre natural no percibe las cosas
que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (I Cor. 2:14). Eso es
lo que el hombre es por naturaleza, por su nacimiento natural.
(3) El viejo hombre. “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea
destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Rom. 6:6). Ver
también Efesios 4:22; Colosenses 3:9. Esto es el hombre viejo, lo que
éramos: corrupto, lleno de maldad y deseos de lujuria.
(4) El hombre exterior. “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este
nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día.” (II Cor. 4:16).
(5) El corazón. “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los
16
malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los
hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la
maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro

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salen, y contaminan al hombre.” (Marcos 7:21-23). Oímos a menudo de un


cambio en el corazón del hombre, pero eso es imposible, solo Dios puede
darnos un nuevo corazón.
(6) La mente carnal. “Por cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden;” (Rom. 8:7).
(7) Pecado. “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron.” (Rom. 5:12). La palabra “pecado”
se refiere a la naturaleza caída del hombre, mientras que “pecados” se
refiere a las acciones de dicha naturaleza.
b. El carácter y el fin.
(1) Es una naturaleza adánica. Significa que Adán cayo, y sus descendientes
son, por lo tanto, hijos caídos de aquel padre caído.
(2) Es una naturaleza heredada. Recibimos nuestra naturaleza caída de Adán.
(3) Es una naturaleza malvada. El capítulo 8 de Romanos expone este
concepto.
(4) Es una naturaleza incambiable. “Lo que es nacido de la carne, carne es”
(Juan 3:6a). Mientras el hombre viva, esa naturaleza caída permanece en
él. Será erradicada solamente al momento de la resurrección de los
muertos en Cristo y la transformación de los que estén vivos en Cristo, a la
hora de buscar a su iglesia.

(5) Su fin es la muerte. “Porque la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23a).
Ver también Romanos 8:5-13.

2. La descripción de la nueva naturaleza.


a. Sus nombres y características.
(1) Espíritu. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:6).
(2) Naturaleza divina. “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la
naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo
a causa de la concupiscencia;” (II Pedro 1:4). Ver también I Juan 3:9; 5:18,
19.
(3) El nuevo hombre. “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad.” (Ef. 4:24). Ver también Colosenses 3:10; II
Corintios 5:17.
(4) El hombre interior. “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este 17
nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se
renueva de día en día.” (II Cor. 4:16). “Porque según el hombre interior, me
deleito en la ley de Dios;” (Rom. 7:22). Ver también Efesios 3:16.
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(5) Mente. “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del
pecado.” (Rom. 7:25).
b. Su carácter y fin.
(1) Es la naturaleza de Cristo.
(2) Es una naturaleza impartida.
(3) Es una naturaleza santa.
(4) Es una naturaleza que ya no cambia.
(5) Es una naturaleza no penalizada.

Versículos 1 y 2 de I Juan 2 hablan de la relación de los santos con el Padre.


Aun cuando los santos pequen es un asunto familiar.
(6) Su fin es resurrección y arrebatamiento. “He aquí, os digo un misterio:
No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos
transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de
incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad... Más gracias sean
dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(I Cor. 15:51-53, 57).

3. El conflicto entre las 2 naturalezas.


a. La experiencia del creyente. Cada hijo de Dios tiene 2
naturalezas; el hombre inconverso tiene una sola. La vieja naturaleza no
puede ser erradicada mientras el creyente viva en su cuerpo terrenal; por
lo tanto, enfrentamos la lucha entre la vieja y la nueva naturaleza. “Porque
el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne;
y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gal. 5:
17). Romanos 7:15-25 es otro ejemplo ilustrando esta verdad. De todos
modos, alguien podría declarar que este pasaje muestra un conflicto en la
vida de Pablo antes de ser salvo, pero un versículo en este pasaje
claramente revela que este conflicto, que se describe tan vividamente,
ocurrió después de haber sido salvo: “Porque según el hombre interior, me
deleito en la ley de Dios;” (Rom. 7:22). Ningún inconverso puede deleitarse
en la ley de Dios. También, solo el hombre salvo tiene un hombre interior,
el cual es la nueva naturaleza.
b. La responsabilidad del creyente.
(1) En relación a su vieja naturaleza.
(a) Acepta la apreciación de Dios sobre ella. “sabiendo esto, que
18
nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el
cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con

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Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo,
habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se
enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez
por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros
consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor
nuestro. ” (Rom. 6:6-11). Esta es una verdad que debe ser destacada:
nunca se dice que el viejo hombre deba ser crucificado en el creyente,
sino que es crucificado con Cristo. ¡Es una realidad! ¡Acéptelo! Y no es
una cuestión de sentimientos, sino de fe. Toda esta verdad es según el
punto de vista de Dios. Desde el punto de vista del creyente, él sabe que
la vieja naturaleza, el viejo hombre, no está muerto; está bien vivo. La
Escritura dice, “consideraos muertos al pecado.” Si la vieja naturaleza
estuviese muerta, el creyente no tendría que considerarse así; pues lo
sabría.
(b) No hace provisión para la carne. “sino vestíos del Señor
Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom.13:14). En otras
palabras, no alimentes la carne, más bien prívale de alimento.
(c) Mortifica la carne. “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:
fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia,
que es idolatría;” (Col. 3:5). Un término más fuerte es, “Pon tus miembros en
muerte o a morir.”
Las palabras “ya casi muerto” (Heb. 11:12) tienen la misma terminología.
(d) Nunca trata de mejorarla. “ni tampoco presentéis vuestros
miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos
vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia.” (Rom. 6:13).
(e) Se despoja de ella. “En cuanto a la pasada manera de vivir,
despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos,” (Ef. 4:22). La misma palabra se traduce “echándole fuera” en
Hechos 7:58.
(2) En relación a la nueva naturaleza.
(a) Se considera vivo para Dios. “Así también vosotros consideraos muertos al
pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Rom. 6:11).
(b) Camina en vida nueva. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.” (Ef. 2:10). Ver también Romanos 6:14; 7:6.
(c) La alimenta y la nutre. “desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,” (Ia.
Pedro 2:2). Alimentamos la nueva naturaleza por la exposición a la 19
Palabra de Dios, y no por la exhortación de hombres. Sabemos que
tenemos 2 naturalezas, y bueno es considerar que el alimento de una será

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hambre para la otra. Es el cristiano individualmente quien debe decidir


cuál hombre o naturaleza va a alimentar. No puede alimentar ambas al
mismo tiempo.
(d) Se viste del nuevo hombre. “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad.” (Ef. 4:24).
(e) Depende del poder del Espíritu Santo. “Y no contristéis al Espíritu Santo
de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” (Ef. 4:30).
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su
fuerza.” (Ef. 6:10). “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha
dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6b).

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