HISTORIA DE LA FOTOGRAFIA DE 1851 A 1918. LA EXPANSION DE LA
FOTOGRAFIA. LA FOTOGRAFIA AL ALACANCE DEL GRAN PÚBLICO, EL FOTOGRAFO AFICIONADO. PICTORIALISMO VERSUS FOTOGRAFIA DIRECTA: PANORAMA HISTÓRICO. LA EXPLORACIÓN FOTOGRÁFICA DEL MUNDO.
LA EXPLORACION FOTOGRAFICA DEL MUNDO.
A mediados del siglo XIX, la civilización occidental tenía un conocimiento
del mundo bastante limitado. Los relatos escritos de viajeros que se lanzaban a la aventura eran de una objetividad muy dudosa y, en cualquier caso, las ilustraciones que acompañaban sus narraciones estaban constituidas por dibujos y, por tanto conllevaban toda la imprecisión que la técnica acarrea. La aparición de la fotografía supuso en este sentido un avance considerable. Dada la credibilidad y la etiqueta de imparcialidad que se otorgaba a la imagen fotográfica, las explicaciones de los exploradores se vieron refrendadas por un documento cuya veracidad no admitía discusión alguna. A partir de 1850, a profesión de reportero grafico se extendió rápidamente. Las expediciones científicas a los países más remotos contaban siempre con un fotógrafo en el equipo. En Francia la comisión de los monumentos históricos franceses encargo en 1851 a una serie de fotógrafos, entre los cuales se encontraba la flor y nata de la profesión, un extenso reportaje sobre el patrimonio monumental del país. En el terreno bélico, el primer reportaje coincidió con la guerra de Crimena (1855), y su autor fue el inglés Roger Fenton, quien trabajó por encargo del gobierno británico. Pocos años más tarde fotógrafos como Timothy O´Sullivan, Alexandre Gardner o Matthew Brady se convirtieron en los cronistas gráficos de la guerra de Secesión Americana. Esta vez, al contrario de lo que hiciera Fentón en Crimen, los fotógrafos retrataron la autentica cara de la guerra. La sociedad de la época se horrorizó ante las imágenes de los campos norteamericanos sembrados de cadáveres. Tal vez fuera esta la primera vez que la fotografía acometía una labor importante de denuncia antibélica. Al margen de estas situaciones especiales, los primeros reporteros captaron con sus cámaras todo aquello que consideraron de interés para el publico: desde acontecimientos políticos asta simples escenas callejeras, de las que el francés Eugène Atget fue sin duda alguna el maestro indiscutible. Tampoco pueden olvidarse los magníficos reportajes que realizaron en los Estados Unidos Jacob A. Riis y Lewis Hine sobre la marginación social en los suburbios de las grandes ciudades estadounidenses. En el año 1924 el ingeniero alemán Oscar arna concibió y diseño una cámara fotográfica que iba a dar un impulso extraordinario al desarrollo del fotorreportaje. Se trataba de la mítica Leica de formato reducido y equipada con una carga de 36 exposiciones, con la que se obtenían negativos de 35 Mm., formato conocido como “paso universal”. Para los fotógrafos especializados en el fotorreportaje y en la fotografía de prensa, el panorama laboral cambió de forma radical. Acostumbrados a realizar su trabajo con pesadas cámaras de placas, la Leica de peso escaso y de gran maleabilidad, ofrecía un abanico de posibilidades hasta entonces insospechadas. Así el alemán Erich Salomón llevó a cabo reportajes sobre reuniones de políticos con tal discreción que se ganó el apelativo de “Rey de los indiscretos”. Felix H. Man, también alemán, realizó por su parte excelentes reportajes para prensa valiéndose de cámaras de pequeño formato. El francés André Kertész construyó una gran obra personal realizando reportajes cargados de poesía, y el hungaro Bassaï, por su parte, descubrió los misterios de la noche pariense en reportajes de gran poder de seducción. En los Estados Unidos, Roy E. StryKer, director de Farm Security Administración (FSA), reunió a un elenco de jóvenes fotógrafos para realizar un reportaje sobre la situación de las zonas mas deprimidas del país después de la depresión económica de 1929. Entre estos fotógrafos se encuentran nombres como Walter Evans, Dorothea Lange, Rusell Lee, Arthur Rothstein o Ben Shahn, y el resultado fue un extensísimo trabajo de una calidad sin procedentes en la historia del reportaje fotográfico. En 1936 el protagonismo se desplazó de nuevo hacia un conflicto bélico. Esta vez se trataba de la guerra civil española, en cuyos escenarios trabajaron los mejores especialistas del mundo, como Robert Capa, David Seymour o Henri Cartier-Bresson, al lado de fotógrafos autóctonos como Díaz Casariego o Agustí Centelles. En este mismo año apareció la revista LIFE, dedicada por completo al reportaje y cuyo primer número incluyó en la portada la celebre fotografía de Roberta Capa “Muerte de un soldado republicano”, tomada en el frente español. La calidad del contenido de la revista LIFE era tan grande que se convirtió en el primer foro mundial para los practicantes de esta especialidad y en materia de consulta obligada para los buenos aficionados. A titulo indicativo base decir que la revista sobreasaba e 1972, antes de su cierre, los ocho millones de ejemplares. La segunda guerra mundial supuso un nuevo cambio de actuación para los reporteros que para si decirlo se formaron con la guerra civil española. David Seynour, Henry Cartier-Bresson, Robert Capa y muchos otros, formaron esta nueva generación de reportaros que inundaron las revistas especializadas con impactantes imágenes. Terminada la contienda estos fotoperiodistas empezaron a plantearse algo que flotaba en el ambiente desde el inicio de su trabajo en la guerra civil española. Se trataba de dar una respuesta deontológica a una serie de problemas inherentes a su profesión. Informar desde luego, pero ¿Cómo?, ¿Cuál es la medida justa entre lo que debe mostrarse y sugerirse?... Nacen de esa manera las agencias de fotografía, la más importante de las cuales, Mágnum, fue fundada en 1947 por hombres como Capa, Cartier-Bresson, Seymour y Rodger y cuya actividad se desarrolla aún en nuestros días gracias al trabajo de los mejores reporteros actuales. A esta primera iniciativa le siguió, en 1967, otra declaración de principios, esta vez en forma de exposición. Tuvo lugar en Nueva York y su titulo fue “Concerned Photographes”. Un gran número de fotógrafos se sumó al concepto de compromiso moral que el reportero grafico tiene contraído en la sociedad en la que trabaja Con esta misma concepción humanista del reportaje, Edward Steichen, fotógrafo y director del departamento del MOMA, organizó en 195 una exposición titulada “La familia del hombre”. Esta muestra gigantesca reunió a los mejores especialistas del género con la idea de retornar al humanismo fotográfico. Esta “afirmación positiva”, como dijo su organizador, supuso uno de los grandes hitos del reportaje contemporáneo. Pero la violencia y la deshumanización seguían existiendo por todas partes. Arthur H. Felling, más conocido como Weegee, realizó una inconmensurable crónica negra de la ciudad de Nueva Cork. Bruce Davidson fotografió admirablemente el ghetto negro de harlem. Eugène Smith tomó escalofriantes imágenes del desastre ecológico de Minamata, en Japón. Y luego vino Vietnam. Y los reporteros gráficos tuvieron que volver otra vez al campo de batalla. Desgraciadamente no lo hicieron por última vez.