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116 Para fundamentar la bioética Teorías y paradigmas teóricos en bioética 117

V. A MODO DE CONCLUSIÓN: EL PANORAMA TEÓRICO DE LA BIOÉTICA Autores como Clouser y Gert, de quienes nos ocuparemos más ade-
ACTUAL50 lante, insisten en afirmar que sin una teoría ética es imposible resolver
los conflictos entre los mismos principios. No olvidemos que los prin-
El primer libro de texto en bioética lo publicaron Beauchamp y cipios de Beauchamp y Childress son todos del mismo nivel, vincu-
Childress en 1979, un año después de la publicación del Informe lantes prima facie, es decir, en igualdad de condiciones. No existe un
Belmont. La obra asumió los principios fundamentales del Informe y orden lexicográfico entre ellos que los jerarquice cuando se da un con-
articuló en torno a ellos un paradigma teórico para la ética biomédica flicto entre los principios, lo cual no es de ninguna manera insólito en
que ha tenido una enorme fortuna, hasta que comenzó a ser fuertemen- casos moralmente problemáticos. Solamente un acuerdo teórico de
te cuestionado a partir de 199051. La obra de Beauchamp y Childress ha fondo puede darnos criterios para resolver los posibles conflictos entre
pasado ya por cinco ediciones, en las que los autores se han esforzado los mismos principios, nos insisten los septentrionales. Además, los
por tomar en serio las críticas que se han formulado a su sistema (espe- principios de Beauchamp y Childress, nos dicen los del Reino del
cialmente en la 4ª edición de 1994). Norte, no son verdaderos principios. Son más bien títulos de capítulos,
En todo caso, la presentación que hace Norman Daniels del pano- que reúnen una serie de tópicos que, a veces, están conectados entre sí
rama actual de la discusión sobre el puesto de la teoría moral en bioé- de modo muy superficial. Los títulos de los capítulos no pueden gene-
tica es instructiva (y hasta divertida). Describe la situación actual como rar normas específicas para guiar las acciones y decisiones en los casos
una batalla en la que hay tres grupos: los septentrionales (“Uplanders”), particulares, mucho menos para resolver conflictos entre normas y
los ecuatoriales (“Midlanders”) y los meridionales (“Lowlanders”). El reino principios, como ya hemos apuntado.
del norte lo ocupan los “teóricos”, el del medio, los principialistas y el Por último entran en escena los meridionales. Aquí podemos colo-
del sur, los casuistas y contextualistas. Según Beauchamp y Childress car a los casuistas. Aunque ellos no rechazan necesariamente los prin-
tenemos cuatro niveles en el razonamiento moral: las teorías éticas, los cipios y las normas morales, insisten en que el punto de partida es el
principios generales, las normas y los juicios y acciones morales parti- caso concreto. Para saber si un principio (o norma) es aplicable a un
culares52. La justificación de los juicios particulares se basaría sobre las caso, es preciso, en primer lugar, demostrar cuáles son las característi-
normas, la de las normas en los principios y la de éstos en las teorías cas salientes del caso. En realidad, las normas y los principios se gene-
éticas. Para Beauchamp y Childress, los cuatro principios que ellos ran a partir de los casos y no a la inversa. Cuando hemos llegado a un
proponen –respeto por la autonomía, beneficencia, no-maleficencia y consenso moral a propósito de un caso, lo aplicamos a casos análogos
justicia– ocupan un lugar intermedio y son compatibles con diversas (es decir, con características morales semejantes). Por supuesto, los
teorías éticas. Por lo tanto, sería posible, en su opinión, llegar a obtener casuistas parecen olvidar que lo más difícil del análisis moral no es
acuerdos en el nivel de los principios y, a partir de ellos, solucionar precisar los datos del caso, sino el determinar cuáles de esos datos son
casos particulares, a pesar de las diferencias teóricas que pudiesen significativos desde el punto de vista moral, y esto no se puede lograr
existir. Éste es precisamente el punto que atacan los septentrionales. por el mero análisis del caso. Y aquí los meridionales nos devuelven
nuevamente a las preocupaciones de los septentrionales, cerrando qui-
50. Esta conclusión está basada en DANIELS, N., Justice and Justification ..., Capítulo zá el círculo. Pero no se diga más por el momento. Adentrémonos en
16, 333-352. Daniels usa los términos “Uplanders”, “Middle Kingdom” y “Lowlanders”, que
hemos traducido por “septentrionales”, “ecuatoriales” y “meridionales”, aunque no sea
el estudio de los paradigmas teóricos en bioética y volvamos sobre este
una traducción exacta a nuestra lengua. punto al final de nuestro reconocimiento del campo de batalla, si es
51. GERT, B., CULVER, C. M. y CLOUSER, K. D., Bioethics. A Return to Fundamentals, que podemos llegar al final sin habernos aliado por el camino con
Nueva York, Oxford University Press, 1997; DUBOSE, E., HAMEL, R. y O´CONNELL, L. J.
(eds.), A Matter of Principles? Ferment in U.S. Bioethics, Valley Farge (PA), Trinity alguno de los ejércitos que se baten en ese campo.
Press International, 1994.
52. Cf. BEAUCHAMP, T. L y CHILDRESS, J. F., Principles...,1994, 4ª ed., 15. Este esquema no
lo reproducen en la 5ª edición.

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