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Crisis española y los tabúes del 15-M (I de

III)
Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados
controlen su moneda, los bancos y todas las corporaciones
que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de
toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida
por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán
sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres
conquistaron. El poder de emisión debe ser arrebatado a los
bancos y restaurado al pueblo, al que pertenece
legítimamente.
(Thomas Jefferson).

Un poder inmenso y una despótica dominación económica


están concentrados en manos de unos pocos. Este poder
deviene particularmente irresistible cuando es ejercido por los
que, controlando el dinero, gobiernan el crédito y determinan
su concesión. Ellos suministran, por así decirlo, la sangre de
todo el cuerpo económico, y la retiran cuando les conviene:
como si estuviera en sus manos el alma de la producción de
manera que nadie ose respirar contra su voluntad.
(S. S. Pío XI).

ÍNDICE

PRIMERA PARTE
- LA GLOBALIZACIÓN
- DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL
- EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS Y LA ORGANIZACIÓN
TERRITORIAL
- MONOPOLISTA BIPARTIDISTA
- "LA CASTA", O COSTRA NOSTRA —PRIVILEGIOS DE LA NUEVA
ARISTOCRACIA ESPAÑOLA
- LA BURBUJA ESTUDIANTIL
- LA INMIGRACIÓN ES LA PUNTA DE LANZA DE LA GLOBALIZACIÓN
PARA DESTRUIR EL MERCADO LABORAL, LOS SERVICIOS SOCIALES
Y LAS CLASES TRABAJADORAS DE OCCIDENTE
- OTRAS VENAS ABIERTAS DEL ESTADO

SEGUNDA PARTE
- PALACIO, TEMPLO Y MERCADO
· Contra el Mercado y los mercaderes, el Estado y los estadistas
- CONTRA LA GLOBALIZACIÓN, AUTARQUÍA Y SOBERANÍA
- ENERGÍA NUCLEAR: SOLUCIÓN PROVISIONAL AL PROBLEMA
ENERGÉTICO
- SEGURIDAD CIUDADANA Y CÓDIGO PENAL
· Derecho a la legítima defensa
· Sistema penitenciario
- LA CRISIS NO ES SOLO ECONÓMICA NI SOLO ESPAÑOLA —
DECADENCIA DE OCCIDENTE
· Crisis biológica
· Crisis antropológica
· Crisis étnica
· Crisis moral, ideológica y espiritual
· Crisis sexual
· Crisis medioambiental
· Crisis demográfica

TERCERA PARTE
- EL CONSUMISMO ES UNA ENFERMEDAD MENTAL
- AUSTERIDAD
- LA BURBUJA MULTICULTURAL —MITO Y BOMBA DE RELOJERÍA
· La fuente ideológica del multiculturalismo, o los traidores útiles
- ¿ES EL 15-M UN INVENTO DE LOS GLOBALISTAS?
· El concepto de las "alternativas controladas"
· Personas y grupos claves para entender el 15-M
· Ideología, filosofía y base social del 15-M
· Conclusiones sobre el 15-M
- POLÍTICA EXTERIOR
- EL FRANQUISMO A TRAVÉS DEL RETROVISOR
- QUÉ CAMINO PARA ESPAÑA

La crisis mundial en general, y la burbuja inmobiliaria en el caso


particular de España, ha forzado a muchas personas a interesarse por
la economía. Han circulado correos electrónicos, la gente ha hablado,
la información ha corrido y, poco a poco, van formándose una serie
de conclusiones en las mentes de una masa humana que crece cada
día. Va tomando forma, entre otras, la idea de que el Mercado
(grandes empresas, grupos financieros) le está haciendo la guerra
total al Estado (el pueblo, los contribuyentes).

De lo primero que va quedando claro es que el mundo no está


gobernado por los políticos o los votantes, sino por una pequeñísima
casta de sociópatas y neuróticos, establecidos en Nueva York,
Londres, Frankfurt y otros grandes centros de la finanza y la
contaminación. Estos señores se pasan la vida entre paredes,
carrocerías y fuselajes, por lo que están hundidos en la materia y han
perdido el sentido natural de la vida hace mucho. El objetivo de estos
sapos es rebelarse contra el orden natural de las cosas, abolir los
pueblos y constituir un gobierno mundial, un banco mundial, una
moneda mundial, una religión mundial y una sociedad mundial. Es
lógico que, para conseguir eso, provoquen la caída de los gobiernos,
bancos, monedas, religiones y sociedades preexistentes, y lleven
hasta sus últimas consecuencias el proceso de domesticación humana
comenzado por la revolución neolítica.

La actual crisis económica (junto con las "revueltas" en el mundo


árabe y otros movimientos geoestratégicos) forma parte de este plan
de dominio político y económico del mundo por parte de unos pocos.
El planteamiento es sencillo: los grandes financieros se dedican a
inflar burbujas (deuda, inflación, ladrillo, inmigración, universidades,
másteres, energías renovables, clubs de fútbol) que luego se
encargarán de pinchar en el justo momento que mejor convenga a
sus fines. Estos depredadores mercantiles quieren ser los únicos
detentadores de riqueza y poder del mundo. Para ello, deben
tercermundizar al resto del planeta, y para esto deben, a su vez,
concentrar cada vez más dinero, recursos y medios de producción en
cada vez menos manos. Los que salen peor parados en este proceso
son los miembros de las clases medias occidentales, que serán
proletarizados, y las clases bajas, que se ven prácticamente
esclavizadas. A esta masiva operación de confiscación de riqueza, se
le ha dado en llamar "crisis". En este artículo, prestaremos atención a
las diversas cabezas de esta hidra, sin perder de vista que los
enemigos verdaderos y absolutos de todos los pueblos y razas del
planeta sin excepción, son los mundialistas acorbatados, los yonquis
del poder que conforman la plutocracia internacional.

LA GLOBALIZACIÓN

"Globalización" consiste en que el conjunto de mercaderes de las


grandes urbes internacionalistas, decide gobernar el mundo entero
como si de una enorme empresa se tratase. Las exigencias de esta
mega-empresa global son acabar con todo tipo de fronteras,
restricciones, particularidades territoriales, culturas tradicionales,
soberanías nacionales o identidades étnicas. Como una secta, la
globalización extirpa al individuo de su marco ancestral y territorial,
plantándolo de sopetón en una nueva sociedad gris, igualitaria y
mentalmente uniforme, y encargándose de lavarle el cerebro para
que jamás vuelva la cabeza hacia atrás: sólo puede aceptar la
esclavitud quien no conoce otra cosa.

La globalización pide que los aparatos estatales sean organismos


cada vez más débiles, corruptos, dependientes, decadentes y
endeudados, que los Estados carezcan de un carácter autosuficiente,
étnico y nacional, y que se vean subordinados a organismos
mundialistas (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco
Central Europeo, Naciones Unidas, Unión Europea, diversos bancos
extranjeros, logias paramasónicas, think-tanks, etc.) para que no
defiendan sus propios intereses, integrándose sin rechistar en las
directrices cuasi-dictatoriales de los mercachifles de Wall Street, la
City y Frankfurt.

La globalización exige también una libre circulación de productos,


empresas, mano de obra, materias primas, información e ideas.
Cuando estos recursos se hallan en manos de un Estado hermético y
éste no quiere regalarlos, ni siquiera bajo soborno, a las
megaempresas transnacionales, la maquinaria mundialista le hace la
guerra a ese Estado, hasta que logra "liberalizar" sus recursos y
ponerlos en circulación por la red global en lugar de permitir que los
beneficios vayan a mejorar las condiciones de vida del pueblo de
turno. En la práctica, "los mercados" cogen al país de turno, lo abren
de piernas, lo violan en todas las posturas del Kamasutra, lo saquean
y venden sus recursos al gran capitalista de turno.

¿Por qué hay tropas españolas estacionadas en Afganistán y Líbano y


no en el Sahara Occidental? ¿Por qué traemos manzanas de Chile o
naranjas de Argelia, gastando una millonada en queroseno y petróleo
(y liquidando todo nuestro propio sector primario), cuando podríamos
cultivarlas en el patio de la casa del vecino? ¿Por qué tenemos una
dependencia total y absoluta del petróleo ajeno en lugar de producir
nuestra propia energía? ¿Por qué están nuestras empresas buscando
en el extranjero mano de obra más barata, dejándonos a nosotros en
el paro? ¿Por qué se están llenando nuestras ciudades de negocios
chinos? ¿Por qué se permite la entrada masiva de multinacionales y
grandes empresas que se cargan sistemáticamente a las otrora
dignas PYMEs y autónomos de barrio (cada día desaparecen una
media de 268), creadores del 80% del empleo en España? Y
finalmente, ¿por qué se ha inundado Occidente de esquiroles
tercermundistas, dispuestos a trabajar por un sueldo ínfimo y en
condiciones de esclavitud, hundiendo el mercado laboral de
Occidente, destruyendo los derechos laborales que nuestros
antepasados sólo conquistaron tras décadas de duras luchas obreras,
y colonizándonos para diluir nuestra identidad popular? La
globalización es la respuesta a todas estas preguntas.

Los procesos mundialistas siempre han venido de la mano de


corporaciones multinacionales, poderosas entidades apátridas que
flotan en el éter abstracto de "los mercados" como una compresa con
alas, por encima del bien y del mal, y que ―a pesar de provocar
guerras, crisis y cosas peores― no están sujetas a ley alguna, no
responden ante nadie, mandan callar a los presidentes, manipulan a
los pueblos, poseen mejor información que los servicios de
Inteligencia y no le deben lealtad a ningún gobierno, antes bien, son
los gobiernos los que (en las economías neoliberales capitalistas)
trabajan para ellas.

La primera multinacional no-terrenal, es decir, no atada a un pueblo


ni a una nación, fue la Iglesia, cuya estrella prosperó a medida que
declinaba la del Estado más fuerte de la época (el Imperio Romano).
Rápidamente, la Iglesia se constituyó en una poderosa empresa
económica, mediática, diplomática y de Inteligencia, hasta el punto
de que influyó fuertemente en la geopolítica medieval, llegando a
enfrentarse a otros poderes de carácter más estatal (como el Sacro
Imperio). Su estrella comenzó a declinar con el auge del liberalismo y
la formación de nuevos Estados fuertes y centralizados. Actualmente,
los grandes consorcios comerciales y financieros son tan poderosos
que están en condiciones de presionar, comprar o derrocar a los
gobiernos que no les gustan, simplemente cerrando el grifo del
petróleo, del gas, del cacao, del grano o del dinero, o cuando esto
falla, difamando en los medios de comunicación, manipulando la
opinión pública y empleando la fuerza de las armas mercenarias
(pues los ejércitos modernos ya no defienden los intereses nacionales
de sus pueblos, sino los intereses comerciales de las multinacionales)
para defender sus intereses.

DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL
La deslocalización empresarial es uno de los efectos directos de la
globalización. En la práctica, se reduce a "evasión de capital y medios
de producción a países con mano de obra barata y sumisa".

Y es que "globalizar" implica liberalizar el mundo empresarial,


permitiendo cualquier cosa con tal de obtener productos baratos que
se produzcan y consuman a cada vez mayor velocidad. El efecto de
esta política neoliberal ha sido que miles de empresas sin escrúpulos
han abandonado sus lugares de origen en Occidente para instalarse
en países orientales (China, India, Indonesia, Malasia, Bangladesh,
etc.) donde la mano de obra es muchísimo más abundante, barata y
sumisa que en el Primer Mundo.

El actual sistema busca instintivamente un filón a explotar, y cuando


el filón se acaba o "pasa de moda", se dirige al siguiente como un
ermitaño. Durante mucho tiempo, Occidente fue el filón a explotar.
Ahora la consigna es mano de obra oprimible y empresas totalmente
libres de cualquier regulación estatal: el nuevo filón es Asia Oriental.
De ese modo, el capitalismo salvaje, despojado de ataduras, es el
responsable directo del ascenso de China como superpotencia. Si en
vez de una enorme economía global interdependiente existiesen
infinidad de economías independientes, proteccionistas y "de circuito
cerrado", China jamás habría pasado de la categoría de potencia
regional.

En España, para esconder las cifras de paro provocadas por las


deslocalizaciones empresariales y el desmantelamiento de nuestra
potencia agrícola e industrial, el Gobierno (presionado siempre por
"los mercados") ha subvencionado el turismo masivo, la hostelería, la
burbuja inmobiliaria y la burbuja estudiantil, de la que hablaremos
después. Con ello, el partido de turno ha logrado meter bajo las
designaciones "obrero de la construcción" y "estudiante" a un montón
de personas que no tenían perspectivas reales de trabajo, por la
ausencia de una economía verdaderamente productiva. Era obvio que
este panorama no podía prolongarse indefinidamente, pero eso poco
importa en un sistema donde los gobernantes sólo piensan en
términos de cuatro años como mucho.
Los empleos, y por tanto la riqueza, de la Civilización Occidental, están siendo
transferidos masivamente a países que abusan de una mano de obra
prácticamente esclava, poco imaginativa, dócil y que se conforma con muy
poco.

EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS Y LA ORGANIZACIÓN


TERRITORIAL

El caciquismo, o fenómeno de los reinos de taifas, es uno de los


problemas atávicos de España, que resurge una y otra vez en su
Historia. España ha tenido también épocas centralistas, pero la
organización actual, totalmente obsoleta, del territorio del Estado
español, parece específicamente diseñada para evitar la formación de
un Estado fuerte y centralizado.

Actualmente, en España no hay un Estado, hay 17 estados en toda


regla. Cada uno de estos mini-estados centrífugos tiene su propio
aparato burocrático laberíntico, delegaciones, consejeros, empleados,
formularios, "asesores", "vicesecretarios adjuntos", canales de TV,
policías autonómicas, parlamentarios autonómicos, coches oficiales,
sistema educativo, particularidades legislativas y hasta embajadas en
el extranjero. En los últimos años, han ido aumentando en
complejidad y tamaño (véase el caso de la Generalitat catalana). El
trabajador español mantiene con su sudor una administración estatal,
17 autonómicas e infinidad de administraciones provinciales y locales.
Probablemente los ciudadanos españoles de 1975 no tenían ni idea de
lo cara que les iba a salir la "democracia".

Para mantener esta fastuosidad, basada en el endeudamiento


público, obviamente hay que operar de espaldas al pueblo, lo cual
implica el reclutamiento de toda una casta de políticos profesionales,
redes clientelares, burócratas y otros chupópteros a nivel caciquil-
regional. Muchos de estos ladrones de guante blanco sólo pueden
perpetuarse en el poder predicando el separatismo, para lo cual, a su
vez, necesitan promover la ignorancia histórica, la manipulación y la
creación de todo un tenderete independentista. Por regla general,
existen tres tipos de separatistas: los subvencionados que viven del
negocio separatista, los que se creen las mentiras de los
subvencionados, y los que le profesan a España un odio irracional y
cuasi-religioso por el motivo que sea. Todos ellos están de una forma
u otra relacionados con oligarquías capitalistas de Barcelona y de
Bilbao, que junto con la oligarquía de Madrid, son las que gobiernan
realmente el país.

Esta chapuza territorial tiene soluciones muy simples, que además le


asestarían una buena puñalada a nuestra despreciable clase política,
buena parte de la cual tendría que soltar la teta del Estado (es decir,
del pueblo trabajador):

• Abolir el Estado de las Autonomías. Lo cual, dicho de paso, no


equivale a abolir las identidades regionales, pues lo que se cuestiona
no es la identidad de una región, ni siquiera su estatus de "nación",
de "etnia" o de lo que se quiera, sino la viabilidad o conveniencia de
que dichas regiones, naciones, etnias o como plazca llamarlas, se
traduzcan en mini-estados. Las Comunidades Autónomas deben
reciclarse en regiones subordinadas al Estado y cederle a éste la
mayor parte de su poder y competencias, o bien delegar sus
competencias en las diputaciones. Todo esto incluiría centralizar la
administración, la sanidad, la educación (salvo en lo referente a las
lenguas regionales), los reglamentos, las leyes, organismos
medioambientales, etc. El sistema de organización territorial alemán
(los länder) sería un buen modelo a imitar. Se necesita un Estado
centralizado, que no centralista.

• Las diputaciones, de las cuales hay 48 en España, son otro lastre


innecesario para el Estado, y por ende para los trabajadores que
mantienen al Estado con sus impuestos. Las diputaciones deben
disolverse, o bien suplantar a las autonomías. Además hay varias
provincias que deberían desaparecer para fusionarse en mayores,
como Ceuta, Melilla, las dos canarias o las tres vascas.
• Las comarcas. Otra institución inútil, cara y no elegida por el
pueblo. Deberían reducirse sus competencias o suprimirse
directamente.

• Los municipios son otro lastre fiscal, ya que cada municipio


precisa de un ayuntamiento, cada uno de los cuales con su alcalde,
sus concejales y burócratas de diverso pelaje, y todos ellos con sus
coches oficiales, escoltas, "asesores", viajes oficiales pagados,
comilonas oficiales pagadas, putas de lujo oficiales pagadas, deudas
bancarias sin pagar y el resto de la panoplia a la que estamos
acostumbrados. Queda claro que debería evitarse en lo posible la
proliferación de municipios innecesarios. Pues bien, España tiene
8.116 municipios, por ende 8.116 ayuntamientos, 8.116 alcaldes,
65.000 concejales, 500.000 técnicos municipales y 100.000 asesores,
todos ellos mantenidos por los impuestos del pueblo español
trabajador. Existen casi 4.000 municipios de menos de 500
habitantes, y el 60% del total de municipios no supera los 1.000
habitantes. En estos recovecos burocráticos, pueden prosperar y
prosperan, todo tipo de corruptelas, enchufismos, especulaciones,
amiguismos, malversaciones y robos.

Para imponer un mínimo de cordura en este desastre bananero,


deben disolverse la mayor parte de municipios, especialmente de
poblaciones muy pequeñas o en la periferia de ciudades más grandes,
y fusionarlos con los municipios cercanos más importantes. Un total
de mil municipios es más que suficiente para garantizar una
vertebración adecuada de las poblaciones del territorio español.
Además, se deben recortar duramente las competencias de los
ayuntamientos en materias como la recalificación de terrenos, que
deberían ser cosa del gobierno regional, con aprobación previa del
Gobierno central.

España no sería el primer país en poner coto a la proliferación de


feudos caciquiles. En 2007, Dinamarca pasó de 271 municipios a 98,
mientras que entre 1958 y 1974, Suecia redujo drásticamente sus
municipios desde un total de 2.281 hasta 278. En 2010, debido a las
medidas de recorte fiscal, Grecia se vio obligada a reducir sus
municipios de 1.034 a 335, mientras que en Agosto de este año
(2011), Italia ha hecho lo propio, suprimiendo 1.500 municipios y 36
provincias. Teniendo en cuenta que la situación económica española
no está para tirar cohetes, y que el riesgo de intervención de nuestra
economía es alto, alguien debería anticiparse, dar el paso que han
dado los griegos y (esto es lo realmente amargo para la casta
política) dejar en la calle a miles de parásitos públicos (en Italia se
han suprimido 50.000 cargos). Todo ello supondría un inmenso alivio
fiscal para el pueblo español trabajador, y un duro golpe para una
casta política que se ha pasado de lista.
MONOPOLISMO BIPARTIDISTA

Hay que acabar con la estéril dicotomía "derechas vs. izquierdas".


Esto hace mucho que no es una guerra entre partidos políticos, sino
una guerra entre las "dos Españas". Y ahora estas "dos Españas" ya
no tienen nada que ver con rojos y azules, o con moros y cristianos, o
con partidos, o con frontera geográfica alguna, sino con el
enfrentamiento de dos colectivos sociales perfectamente definidos y
perfectamente separados:

1- El pueblo español trabajador. Gente que paga religiosamente


sus impuestos, que crea riqueza de la nada con el sudor de su frente,
que a menudo vive el día a día asfixiada por graves preocupaciones y
que, por lo general, sólo aspiran a tener un hogar, fundar una familia,
ser útiles a la sociedad, disfrutar de modestas satisfacciones
cotidianas, ver crecer a sus hijos y vivir el resto de sus días con
dignidad, dejándoles a sus descendientes un mundo justo en el que
vale la pena vivir. Buena parte de esta gente ni siquiera conoce las
prestaciones sociales a las que podrían tener derecho. Estas personas
no son perfectas, pero con sus virtudes y defectos, constituyen la
sustancia vital del país.

2- Los parásitos que viven del sudor del pueblo español trabajador.
Minorías privilegiadas. Aquí cabe un amplísimo abanico de variedades
parasitarias, desde banqueros, políticos, burocracias subvencionadas,
trepas, estómagos agradecidos, patronales y sindicatos, hasta
delincuentes, drogodependientes, vagos, enchufados, famosetes,
"artistas" con carnet del PPSOE, ONGs, okupas, empresas público-
privadas, gran proporción de periodistas, muchas madres
solteras/divorciadas y la mayor parte de la inmigración
tercermundista.

Sin embargo, esta polarización social no le conviene a la casta


política, económica y mediática que vapulea y despluma a los
trabajadores. Lo que le conviene a la casta es "divide y vencerás":
partir al pueblo español trabajador en dos bandos opuestos para que
jamás haga causa común contra los parásitos. Para mantener al
pueblo dividido en bandos artificiales que no se corresponden con la
realidad, se recurre a numerosas tácticas. No se puede promover que
el pueblo se masacre mutuamente como hacen las tribus africanas o
los cárteles mexicanos, pero sí se puede organizar un partido de
fútbol del tipo Madrid-Barça, caldear el ambiente antes de una visita
del Papa, azuzar la "lucha de sexos" con "leyes de género"
anticonstitucionales, explotar la polémica de los toros o provocar a un
colectivo de trabajadores (ayer controladores aéreos, mañana quizás
médicos, profesores, policías, militares, camioneros o lo que cuadre)
para luego suscitar antipatía y envidia hacia ellos.

En "Duelo a garrotazos", Goya inmortalizó uno de los rasgos característicos de


la idiosincrasia española: el guerracivilismo. Actualmente, este fenómeno
beneficia a la casta dirigente: mientras uno se pega con el de al lado, no se
pega con el de arriba.

Sin embargo, la táctica más efectiva de división social es el


bipartidismo, que recurre a memorias históricas y al fantasma de un
dictador que murió hace 36 años, para provocar a ambos "bandos",
hacer que se ponga a la defensiva y alcanzar la tensión necesaria
para que el pueblo, electrizado, acuda en masa a las urnas. Los
medios de comunicación caldean el ambiente para que las personas
de uno y otro bando estén permanentemente "movilizadas",
ofendidas y prestas a votar para auto-afirmarse. Con ello, mantienen
el actual ciclo político. Los mismos políticos reconocen hasta qué
punto les beneficia esta "tensión electoral", ya que de lo contrario, la
participación bajaría en picado y no tendrían legitimidad para
gobernar.

En España, los pilares gemelos del orden bipartidista son, a un lado,


la izquierda ilusa, perrofláutica, progre, demagógica y afeminada del
PSOE; y al otro lado, la derecha neoliberal, capitalista, hipócrita,
rancia y explotadora del PP. Ambas columnas están de acuerdo en
que este orden debe perpetuarse, ambas están de acuerdo con la
globalización, ambas consideran que España debe llenarse de
inmigrantes, que la presión fiscal sobre el pueblo trabajador debe
aumentar y que hay que obedecer a los banqueros y a los
mercaderes, quienes financian sus campañas y en cuyos pesebres
comen dócilmente como cerdos. Desde luego, ambas columnas están
totalmente de acuerdo en mantener sus jugosos privilegios, y hay
muchas más semejanzas socioeconómicas entre dos políticos de
signo contrario que entre un político y su votante medio.
Por todo esto, quienes entran en el juego "derechas vs. izquierdas",
votando a uno de los partidos mayoritarios "para que no gane el
otro", están contribuyendo a que la casta política-profesional que
lleva estrangulando este país desde 1978, se mantenga en el poder,
perpetuando esta pantomima.

Algunas soluciones para decapitar a este monstruo bicéfalo:

• No votar. Si se logra que haya un 20-30% de participación en unas


elecciones, muchas cosas van a cambiar, ya que los políticos
carecerán de legitimidad para gobernar. La insistencia de todos los
políticos en que el pueblo vote, sea al partido que sea, patentiza bien
lo importante que es para ellos que la gente lleve al cabo el ridículo y
apolillado gesto de meter un papelito en una urna, creyéndose que
con este gesto deciden el futuro de todo un país.

• Votar a un partido minoritario, preferiblemente anti-


globalización, anti-capitalista y anti-inmigración. Esto destruiría la
continuidad del circo burgués de derechas vs. izquierdas,
desestabilizaría el panorama político, desarticularía las mafias
partidistas que llevan décadas viviendo del chollo, y favorecería el
ascenso de líderes conscientes de que están allí gracias al pueblo, y
de que le deben a éste la autoridad y la legitimidad.

• Listas abiertas. Que cualquier ciudadano honrado de cualquier


profesión (incluyendo mando militar) y con los méritos necesarios,
pueda presentarse a puestos políticos, aun sin pertenecer a una
mafia de políticos profesionales.

• Reforma de la ley electoral. La ley electoral actual está pensada


para favorecer el monopolio bipartidista y de los partidos
separatistas, ya que la composición del Congreso de los Diputados no
es proporcional al número de votos recibido por cada partido. Se
precisa una reforma para que el voto de cada ciudadano cuente igual
sin importar de dónde proceda, y para que el Congreso refleje
realmente las opciones de los votantes.

"LA CASTA", O COSTRA NOSTRA ―PRIVILEGIOS DE LA


NUEVA ARISTOCRACIA ESPAÑOLA

Nos indignamos cuando leemos que en el Antiguo Régimen había una


sociedad estamental, con una minoría privilegiada de quizás el 3 ó
5% del total de la población. Sin embargo, actualmente también
tenemos una sociedad estamental con una minoría privilegiada. La
única diferencia es que el criterio que se sigue actualmente para
jerarquizar a la sociedad es distinto ―y no necesariamente mejor que
el que había en el Antiguo Régimen. La aristocracia de hoy es la
aristocracia del dinero y del beneficio. Aquí podemos incluir a
banqueros, famosillos, grandes empresarios, especuladores,
comerciantes, traficantes, clubs de fútbol, etc., pero especialmente a
los políticos, ya que son los únicos que elegimos nosotros, en su
mano podría estar cambiar el panorama, y suelen traerse consigo
todo un ecosistema de amiguetes, familiares, enchufados, favorecidos
y otros (pagados siempre de nuestro bolsillo).

Cuando la Coalición invadió Afganistán en 2001, en seguida se dio


cuenta de que necesitaba una serie de caciques locales que
representasen adecuadamente los intereses atlantistas, haciendo de
intermediarios entre los ocupadores y las tribus locales. Para lograr
formar una casta obediente y adicta a la OTAN, los servicios de
Inteligencia reclutaron a diversos jefecillos y les dieron casa, coche,
muebles, policías, acciones empresariales, tierras, guardaespaldas,
etc. Estos privilegios forjaron una clase social dependiente de las
tropas de ocupación y permanentemente temerosa de perder sus
beneficios, por lo cual colaboraron ávidamente con el Pentágono. Los
gerifaltes de "los mercados" han hecho exactamente lo mismo en
España con la casta de 80.000 paletos y codiciosos que forman
nuestra clase política. Veremos a continuación por qué la casta
política es un conjunto de ladrones que, sean del partido que sean,
están de acuerdo en saquear el bolsillo del trabajador de a pie.
• Senado. Cámara inútil y cara, llena de sanguijuelas impresentables
que desangran al pueblo trabajador (por ejemplo, con la escenita de
los traductores de castellano-catalán a miles de euros la sesión).
Noruega, Suecia y Dinamarca no tienen senado. Alemania, una
locomotora económica de más de 80 millones de personas, sólo tiene
100 senadores, igual que Estados Unidos. En España, país con la
mitad de población y con una economía calamitosa, mantenemos la
friolera de 260 senadores, cada uno de los cuales disfruta de
privilegios impensables para los políticos de otros países.

• Nepotismo. Cada político va colocando a miembros de su entorno,


generalmente sin cualificación alguna, en puestos públicos con
sueldos fabulosos pagados con el dinero de los contribuyentes,
inventándoseempleos ficticios y "cargos de confianza" del tipo
"secretario adjunto", "jefe de sección" o "asesor". Revisar, abolir y
juzgar cada cargo según proceda.

• Gastos diplomáticos. España tiene más gastos diplomáticos que


verdaderas superpotencias de la diplomacia como el Reino Unido.
Esto incluye proyectos tan catetos como la embajada de Cataluña en
Cuba.
• Otros: viajes pagados, cursos pagados (como estudiar el cultivo del
plátano en Canarias, en hotel de cinco estrellas), regalos, mariscadas,
comilonas, escoltas, tarjetas de crédito oficiales, coches oficiales
(España tiene más coches oficiales que Estados Unidos; la comitiva
del ex-presidente de Galicia, Emilio Pérez Touriño, tenía más coches
que la de George Bush durante la misma época), pensiones vitalicias,
sueldazos, prebendas, dietas, propinas, sobornos bajo la mesa,
corruptelas, petardos mentales en puestos de alta responsabilidad y
un larguísimo etc.

Un día se debería hacer recuento de cuánto nos cuesta exactamente


la casta a los españoles, y procesar legalmente a todo aquel que se
haya aprovechado de la burbuja partidocrática. Es necesaria una
revolución en toda regla, que ponga a la idiocracia donde se merece.
Una verdadera clase dirigente debería estar compuesta por individuos
superdotados que renuncien a la propiedad privada, a los intereses
empresariales y a acumular riqueza a título particular. Individuos
patrióticos, altruistas, austeros e imbuidos de justicia social,
seleccionados por sus méritos, celo y vocación, sin ego, sin deseos y
sin codicia, realmente preocupados por el destino del pueblo
trabajador, y habiendo tomado votos de pobreza comparables a los
de los monjes-soldados del medievo. Una verdadera casta debería
estar fuertemente regimentada y tener una disciplina mucho más
rígida que el ciudadano medio, ya que el pueblo siempre atiende al
ejemplo de la clase dirigente. Cuando murió Ayatolá Jomeini, se
descubrió que las únicas propiedades personales del hombre más
poderoso de Irán eran sus túnicas y turbantes, una casa modesta en
su pueblo natal, un huerto y su calzado.

Algunas medidas que les cortarían las alas a los parásitos de la casta:

• Reorganización territorial en lo que concierne a autonomías,


diputaciones, comarcas y municipios. Nos desharíamos de buena
parte de los políticos, burócratas y otras sanguijuelas que lastran
nuestra Administración.

• Abolir el Senado nos ahorraría 3.500 millones de euros cada año,


lo bastante como para pagarles el sueldo a 250.000 mileuristas.

• Reforma de la ley de financiación de partidos. Un partido o un


sindicato no debe vivir mamando de la teta del Estado, ni aceptar que
grandes corporaciones empresariales financien sus campañas
electorales con el objetivo de influir en la política. Un partido debería
vivir de las cuotas de sus miembros, de pequeños negocios y si acaso
de una contribución voluntaria de cada trabajador a la hora de hacer
la declaración de Hacienda, al igual que pasa con la Iglesia.
Asimismo, los partidos deberían publicar sus ingresos y gastos, para
que su gestión sea totalmente transparente, y se debería prohibir que
un cargo político cobrase más de un sueldo público (incluyendo el que
paga el partido a sus cargos). Asimismo, todos los políticos deberían
ser investigados en busca de irregularidades económicas o
actividades empresariales paralelas a su actividad política, y se
debería prohibir que un político entre a desempeñar puestos en
empresas importantes después de su servicio, so pena de que la
política se convierta en un trampolín para catapultar a los trepas a
puestos directivos del mundo empresarial.

• Ley de transparencia y acceso a la información


pública. España es uno de cinco países de la UE que no garantizan el
derecho de sus ciudadanos a saber qué diablos se hace con sus
impuestos.

LA BURBUJA ESTUDIANTIL

Formar a una generación en educación superior es imprescindible


para un país. Lo que no tiene nombre es la situación de la España
actual, en la que parece que absolutamente todos los jóvenes deben
ir a la universidad, incluso aquellos que manifiestamente no tienen
vocación alguna para el estudio. A la casta le ha convenido meter en
la universidad hasta a verdaderos zopencos, ya que así, en lugar de
ser jóvenes parados y cabreados que gastan y consumen poco, se
convierten en estudiantes, es decir, en consumidores satisfechos que
no hacen preguntas, que no conocen la verdadera realidad social del
pueblo trabajador y que siguen manteniendo en marcha al sistema
actual. Los padres españoles, por su parte, tienen la noción de que, si
su hijo trabaja, es una señal de "paletismo" o bajo poder adquisitivo,
y que para ser "gente de bien", el hijo tiene que cursar estudios
universitarios, incluso si ello consiste actualmente en ponerse ciego
en el botellón y luego ir directo al paro o al empleo precario.

Los estudiantes universitarios tienen un par de particularidades que


exigen ser reconocidas por los ingenieros sociales: por un lado, son
jóvenes y tienen ―o se les presupone― más energías que otros
grupos de edad. Y por otro lado, tienen, o se les presupone de nuevo,
una cultura por encima de la media. Estos dos factores convierten a
los estudiantes en un "grupo sensible" a cuestionar el orden
establecido y a pensar de forma crítica, por lo cual se les debe
atontar, satisfacer y afeminar. Con vistas a ello, el mundillo
universitario actual mantiene a toda una infraestructura de pan y
circo, orientada a exprimir económicamente a las familias de los
estudiantes, mermar la fuerza de la juventud y retrasar el inevitable
momento en el que los jóvenes se den cuenta de que su futuro no es
tan brillante como les vendieron. A todo este proceso le podemos
llamar "burbuja estudiantil".

La burbuja estudiantil, igual que la inmobiliaria, ha servido durante


mucho tiempo para ocultar las cifras reales de paro, y para mantener
toda una sub-economía de sindicatos, burócratas, funcionarios,
becas, cursillos, tasas, locales nocturnos, moda, conferenciantes,
títulos de grado, copisterías, etc. Particularmente sangrante es el
caso de las becas, que, pagadas por el pueblo español trabajador, se
gastan principalmente en alcohol (en el caso de los estudiantes), en
ropa (en el caso de las estudiantas) y en pisos de alquiler, buena
parte de los cuales se encuadra en la economía sumergida o de otros
países, por lo cual estas inversiones astronómicas no redundan en
beneficio alguno para España. A día de hoy, a un licenciado
universitario le esperan varios posibles destinos:

• El paro.

• Mileurista amargado o empleado precario. Cajeras de


supermercado, dependientas, camareros, oficinistas, administrativos
y similares, a menudo en puestos que nada tienen que ver con la
carrera que escogieron.

• Enchufado, suertudo o individuo excepcional. Minoría que ha


conseguido un buen trabajo, acorde con su titulación. Sangrante en el
caso de los enchufados, ya que no han obtenido el trabajo por sus
méritos.

• Trabajo brillante en el extranjero. Este caso también es sangrante,


ya que el Estado (es decir, los españoles que pagan impuestos) ha
invertido un dinero en la formación de un trabajador cualificado, pero
será otro país (Alemania y países iberoamericanos especialmente) el
que coseche los beneficios. La fuga de cerebros se debe al
enchufismo imperante en nuestro país, al modelo económico basado
en construcción, turismo y hostelería, y al paletismo incapaz de
reconocer al verdadero talento. Por desgracia, nos hemos montado
una nación que es el paraíso de la incultura y la vulgaridad, siendo el
ambiente demasiado hostil para que prosperen los cerebros
aventajados.

Otro aspecto de la burbuja estudiantil es la enorme cantidad de


centros educativos que se construyeron durante la escolarización de
la generación del "baby boom", y todos los puestos docentes que se
convocaron. La consecuencia es que habrá que cerrar centros,
despedir profesores y decirles a los que están esperando a la cola de
las oposiciones que "mala suerte".
La solución a la burbuja estudiantil es que sólo los jóvenes con
vocación y con nivel académico cursen estudios superiores,
independientemente del poder adquisitivo de su familia, y que sólo
los más brillantes de ellos puedan percibir becas. El resto de jóvenes
no debe ser sobreeducado por encima de su intelecto ―ya que ello
produce una indigestión del saber y da lugar al esnobismo, al
gafapastismo y a la imbecilidad― sino que debe prepararse para
trabajar en el seno de una economía productiva real, en la que no
sirve de nada hacer análisis sintácticos, raíces cuadradas e infinidad
de zarandajas (que con el paso del tiempo se olvidan en más de un
90%), si uno ni siquiera sabe hablar, leer, escribir, obedecer, mandar
o trabajar con las manos adecuadamente. Las carreras sin futuro
deben suspenderse, al menos temporalmente, así como las facultades
que las enseñan. También debe cortarse el grifo a sindicatos y
actividades de las facultades subvencionadas con dinero público.

LA INMIGRACIÓN ES LA PUNTA DE LANZA DE LA


GLOBALIZACIÓN PARA DESTRUIR EL MERCADO
LABORAL, LOS SERVICIOS SOCIALES Y LAS CLASES
TRABAJADORAS DE OCCIDENTE

Si los actuales progres de sofá hubiesen leído a Marx, sabrían que, a


un aumento de la cantidad de mano de obra le sigue una caída
de los salarios (dumping laboral): una manifestación de la ley de
oferta y demanda. Tanto la productividad económica como el sueldo
medio, dependen actualmente del capital invertido en cada puesto de
trabajo. Cuando se introducen en la economía nacional a millones de
personas que no traen capital, los sueldos bajan automáticamente,
del mismo modo que cuando llega de visita un jeque de un petro-
régimen árabe a una ciudad, los sueldos de esa ciudad suben.

Por razones obvias, a los grandes depredadores capitalistas les


conviene tener una mano de obra muy abundante y muy barata. Para
lograr esta mano de obra abundante y barata, han promovido cuatro
procesos históricos:

1- La emigración del campo a la ciudad durante la etapa del


capitalismo industrial. Para ello fue necesario desmontar (mediante
revoluciones liberales, desamortizaciones y expropiaciones), las
estructuras económicas y políticas del Antiguo Régimen, que eran
eminentemente rurales. El efecto de este proceso fue la aparición del
proletariado, el crecimiento descomunal del mundo urbano, la pérdida
de las tradiciones ancestrales y el auge de las enfermedades
mentales.
2- La entrada de la mujer en el mercado laboral durante la etapa
del capitalismo comercial. Desde los tiempos de la "liberación
femenina" [1], la mano de obra se ha duplicado, el consumo ha
crecido exponencialmente, los costes de producción (por ende los
precios) se han abaratado y los sueldos se han reducido a la mitad de
su poder adquisitivo o más. Como efectos secundarios sociales, la
natalidad ha caído en picado, los hijos están en manos del sistema
educativo y de los medios de comunicación, y tanto la vida familiar
como las identidades sexuales están siendo desmanteladas.

3- La inmigración tercermundista y la deslocalización


empresarial durante la actual etapa del capitalismo: la de la
globalización. Se trata de un último intento de buscar mano de obra
abundante y barata para poder mantener el crecimiento ficticio de
unas cifras abstractas que nunca redundan en un beneficio real para
el pueblo. En este apartado nos concentraremos en cómo beneficia la
inmigración a los grandes empresarios.

El capitalismo no quiere trabajadores caros que exijan buenas


condiciones laborales y que tiendan a repartir la riqueza del país de
forma equitativa. El capitalismo desea trabajadores dóciles,
dispuestos a trabajar hasta la muerte por un mísero cuenco de arroz.
Actualmente, los únicos lugares donde se puede encontrar mano de
obra vapuleable a millones es fuera del Primer Mundo. China se ha
convertido en la tierra prometida de la deslocalización industrial, pero
también Occidente se ha convertido en la tierra prometida de las
masas tercermudistas, atraídas por multinacionales codiciosas que se
cubren de beneficios a costa del pueblo autóctono, y por políticas
"solidarias" completamente divorciadas de la realidad.

Desde que llegaron los inmigrantes, quedó claro que en sus países de
origen no había habido grandes luchas sociales, por lo cual aceptaban
términos de contratación que para cualquier autóctono serían
insultantes. Los inmigrantes no pedían seguro médico, horas extra
pagadas, 30 días de vacaciones al año, bajas por maternidad,
excedencias y otras "mariconadas" que encarecen los costes de
contratación y por tanto de producción. La consecuencia es que los
sueldos han bajado y el mercado laboral autóctono se ha hundido.
Donde antes el empresario tenía que aceptar a regañadientes a un
trabajador español exigente, ahora puede decirle "700 euros al mes o
te vas a la calle, que fuera hay cuarenta ecuatorianos y cincuenta
magrebíes esperando". De esa manera, mientras la vida se encarecía
cada vez más por la inflación, los sueldos simplemente no subieron.
La consecuencia de este estado de cosas es que la inmigración no ha
supuesto un reparto de riqueza, sino un reparto de pobreza. La
riqueza perdida por el pueblo trabajador autóctono se la ha
embolsado una pequeñísima élite de grandes empresarios, usureros y
especuladores.
La ley de la oferta y la demanda en el mercado laboral capitalista, llevada al
extremo.

Por poner un ejemplo, digamos que la entrada de la inmigración ha


supuesto que los salarios no subiesen a (seamos muy generosos) 100
euros más al mes. Con catorce pagas anuales, nos colocaríamos en
1400 euros al año que se han ahorrado las empresas por trabajador.
Volvamos a ser generosos y presupongamos que el dumping laboral
"sólo" ha afectado a 10 millones de trabajadores: resulta que las
empresas se ahorran 14 mil millones de euros al año. Si
multiplicamos eso por los años que van desde el 2000 hasta el 2008,
nos encontraríamos conque los empresarios se han ahorrado en ocho
años 112.000 millones de euros (y si tomamos el periodo 1996-2012,
ya estaríamos hablando del doble). Esta cifra puede no decirnos gran
cosa a quienes no estamos acostumbrados a concebir estos números
en términos económicos. Para comprenderla, la producción petrolera
anual de Kuwait asciende a 90.000 millones de euros. La recaudación
del tesoro público español en un año es de 100.000 millones de
euros. Google pagó 8.700 millones por Motorola. Los gastos en
pensiones en España son de 6.600 millones de euros, el presupuesto
para educación es de 3.000 millones y el subsidio de paro de 420
euros nos cuesta 1.300 millones al año. Si pensamos en la cantidad
de guerras que se libran debido a unos beneficios petroleros de unos
pocos miles de millones de euros, entendemos el enorme interés que
tiene el capitalismo en mantener el descomunal negocio de la
inmigración y que nadie lo cuestione.

De hecho, los intereses económicos involucrados en la inmigración


son tan fuertes que se han procurado todo un aparato defensivo
cultural: quien delata este estado de cosas, es calificado con vocablos
acuñados artificialmente por políticos y magnates mediáticos, como el
consabido "xenófobo". Es la equivalencia moderna del "hereje"
medieval: una palabra-comodín para apelar al lado irracional-
instintivo y quitarse a un oponente molesto del medio cuando faltan
los argumentos racionales. Hay que dejarse de retóricas obsoletas, la
realidad es que los perjudicados por el multiculturalismo son los
obreros nacionales, y los beneficiados han sido los grandes oligarcas
capitalistas, siendo ellos los que utilizan la palabra-tótem "xenofobia"
y los que menean el espantajo del "racismo" para que nadie critique
sus políticas económicas criminales.

Vemos la acción de estos oligarcas en la iniciativa Programa Empresa


e Inmigración (2006), en la que unos cuantos grandes consorcios
capitalistas (principalmente bancos, multinacionales explotadoras,
empresas de trabajo temporal y otras grandes fortunas) pedían más
inmigración en España. Estos consorcios eran: Bancaja, Banco
Santander, Banesto, BBK, BBVA, Caja Navarra, Cajasol, Coca-
Cola España, Corporación Grupo Norte, Correos, Deutsche
Bank, El Corte Inglés, Grupo Banco Popular, Grupo Eulen,
Grupo Redur, Grupo Vips, Iberia, La Caixa, Manpower,
PeopleMatters, Prosegur, Randstad, Sol Meliá. Un año después,
los asociados se habían ampliado a 121 [2]. Son este tipo de
consorcios los que realmente están detrás de la inmigración y las
regularizaciones masivas en Europa, utilizando sus lobbies de presión
para importar hordas de trabajadores tercermundistas como si de
esquiroles se tratasen, con el fin de hundir las condiciones de trabajo,
disolver las molestas identidades étnicas europeas y apropiarse de los
fondos sociales en manos del Estado (los inmigrantes reciben ayudas
del Estado, pero ese dinero acaba en manos de mega-empresas
privadas, que es de lo que se trata). Seguir pidiendo más inmigrantes
cuando hay 5 millones de parados en nuestro país sólo es explicable
si estas mafias criminales buscan crear un inmenso "dumping social",
es decir, fraguar una sociedad en la que el valor de cada individuo
tienda a cero.

Los costes de la inmigración (para el Estado, que no para el Mercado)


son harina de otro costal. Las leyes de extranjería implantadas por
los plutócratas son de risa. España es el país europeo con la mayor
tasa de paro… pero también el que más inmigrantes ha aceptado en
los últimos años, como si nos sobraran puestos de trabajo. Somos el
único país europeo en el que se permite a los inmigrantes
empadronarse en un municipio sin tener tarjeta de residencia, y
donde se les concede automáticamente acceso a los servicios básicos
(educación, sanidad y otras ayudas) simplemente por estar allí. Los
inmigrantes a menudo están muy informados (ONGs y otras
fundaciones mediante: Cáritas, Cruz Roja, Secretariado Gitano, etc.)
y saben muy bien cómo aprovecharse de las ayudas sociales (y
ver aquí). A muchos de ellos se les concede automáticamente paga
de 1.000 euros al mes, un suplemento de 350 € por cada hijo, PIRMI,
cheques-bebé, tarjeta sanitaria, vivienda de protección oficial (en
Cataluña el 90% de estas viviendas se concede a inmigrantes, y una
buena porción del 10% restante a gitanos e inmigrantes
nacionalizados), guardería gratuita para sus hijos, un "asistente
social" para llevarlos a la guardería si los padres no pueden, carné de
conducir gratis, un trabajo fijo, consejos para tramitar la apertura de
un negocio, exenciones de impuestos, desgravaciones fiscales, vales
para comer gratis, cheques alimentarios, comedor escolar para los
niños y posibilidad de traerse de su país a toda su familia, cosa que
probablemente harán (efecto llamada). El inmigrante medio disfruta,
en suma, de unas prestaciones sociales que el español medio no
puede ni concebir, simplemente por el color de su piel o su
procedencia. A este racismo a la inversa se le llama "discriminación
positiva".

Nos encontramos, por tanto, con bolsas sociales de millones de


personas (y no sólo inmigrantes, sino también gitanos y españoles)
que no tienen necesidad alguna de matarse a estudiar para matarse a
trabajar para ganar un sueldo de miseria. Es más fácil vivir de rentas,
trapichear con droga, robar carteras o bolsos a punta de pincho,
trabajar de vez en cuando en negro, ir de víctimas, echarle la culpa
de todo al "sistema" y al pueblo español, lloriquearle a los servicios
sociales y andar por la vida con zapatillas de marca, ropa de marca,
móviles sofisticados y mejores coches que los trabajadores españoles
que se parten el espinazo para pagarlos, y a los que la Administración
les dice que no hay dinero y que hay que recortarles el sueldo y las
pensiones. Otro de los obvios problemas de tener a todo un sector
social dependiente de subsidios es que, cuando haya que meterles
tijeretazo a dichos subsidios (y el momento llegará), se producirán
graves conflictos. La situación es una receta para el desastre, y el
desenlace traumático está 100% garantizado.

De más de 7 millones de inmigrantes que tenemos, sólo 1,8


millones [3] cotizan a la Seguridad Social. El resto no vive de su
trabajo, sino del trabajo del pueblo español, disfrutando de sanidad
pagada, educación pagada, uso de infraestructuras públicas e
infinidad de prestaciones sociales. En la práctica, el pueblo español
trabaja para ellos y es su esclavo. En términos más indignantes,
podemos decir que el pueblo español trabajador está pasando graves
penurias para pagar de su bolsillo a las personas que lo están
agrediendo, desplumando, robando, violando, asesinando, insultando,
despreciando, amenazando y odiando. Pero en última instancia, los
españoles trabajan para los banqueros y empresarios que han traído
la inmigración, ya que es en sus manos donde acaba la mayor parte
del dinero arrancado al pueblo y dilapidado por el Estado.

Obviamente, una idea que es un desastre social en toda regla nunca


echa raíces si no tiene algún tipo de gancho. En el caso de la
inmigración, el gancho se dirige ¡a los empresarios: mano de obra
barata y sumisa. Otros ganchos menores iban dirigidos al público
crédulo y buenista: los inmigrantes vienen generosamente a
pagarnos las pensiones (habría que preguntar qué pensiones paga un
senegalés que está en paro y no cotiza a la Seguridad Social, o un
rumano que cobra subsidios de España pero vive en Rumanía, o un
marroquí que no sabe leer o escribir, trabaja seis meses en España,
se apunta al paro y vuelve a su país para traerse a toda su familia), a
trabajar en los trabajos que nosotros no queremos (resulta que antes
de la inmigración, los suelos se fregaban solos, los nabos se
arrancaban solos del suelo y las copas volaban solas a las mesas de
los clientes) y a aportar un toque de color en nuestra aburrida y
monolítica homogeneidad étnica (como si la identidad no fuese un
factor de vertebración para cualquier país).

La inmigración paga al Estado, siendo generosos, 5.000 millones de


euros en impuestos, mientras que el Estado gasta 13.000 millones
sólo en su educación y sanidad, sin contar problemas de seguridad
ciudadana, ayudas sociales, trabajo negro, atención a
drogodependientes, reaparición de enfermedades erradicadas en
Europa hace tiempo, puestos de trabajo irregulares, no-cualificados y
de cuestionable creación de riqueza (prostitutas, vendedores de top-
manta, vendedor de kleenex en semáforos, vendedor de flores
ambulante, vendedor de objetos falsificados y/o robados,
aparcacoches, masajistas, empleados de McDonald’s o Telepizza) y
diversos subsidios, que superarían fácilmente los 15.000 millones
anuales. El truco, por supuesto, es que todos estos costes no corren
de la cuenta de las grandes empresas o bancos, sino del Estado, es
decir, del contribuyente currante.

Ningún partido de izquierdas, ningún sindicato, ha cuestionado o


denunciado esta inyección de mano de obra tercermundista como
parte de la globalización capitalista, como una conspiración para
degradar los servicios sociales (especialmente sanidad, educación y
pensiones) a niveles cuasi-tercermundistas y para expropiar los
fondos y medios de producción del Estado, mientras los
especuladores se forran. Ningún partido izquierdista ha denunciado
que la inmigración es parte de la guerra que el
Mercado (consorcios capitalistas) le hace al Estado (los
contribuyentes, es decir, nosotros), ya que los empresarios no
subvencionan a la inmigración (sino que externalizan los costes de la
inmigración sobre el pueblo trabajador), pero sí cosechan los
beneficios, mientras que el Estado sí subvenciona a la inmigración, y
pierde la mayor parte del dinero. Los movimientos "alternativos" del
tipo 15-M tampoco han aportado ideas nuevas al grave problema del
multiculturalismo; al contrario, los "indignados", que parecen
portavoces de la mismísima UNESCO, se han limitado a repetir el
manoseado discurso de siempre ―que es precisamente el culpable de
que actualmente estemos como estamos. En toda Europa, los únicos
partidos que se mojan denunciando la naturaleza económica y social
de la inmigración tercermundista masiva, son algunos de los
"ultraderechistas", y se encuentran bajo una fuerte campaña de
desprestigio, infiltración y amordazamiento por parte de la industria
mediática y la seguridad del Estado. Cabe esperar que, en el futuro,
las políticas inmigratorias sean la principal línea de división ideológica
entre partidos y tendencias políticas en Europa, y que acaben
provocando una nueva polarización social cuando los efectos del
multiculturalismo crucen el umbral de la tolerabilidad.

La solución al gravísimo problema de la inmigración no es reaccionar


infantilmente en contra de los inmigrantes, sino procesar legalmente
a los oligarcas capitalistas responsables de haber promovido la
invasión. Por otra parte, los inmigrantes vinieron a trabajar en una
burbuja económica artificial. Ahora ya no hay burbuja. Así que, para
empezar, que no sigan llegando. Y para continuar, que se vayan la
mayoría de los que ya han llegado, que en este país tenemos 5
millones de parados y sencillamente no hay trabajo ni bote para todo
el mundo, de modo que lo lógico es que salgan los últimos
trabajadores en entrar. Debe modificarse la ley de extranjería,
introducirse visados y exigencia de reconocimientos médicos y
certificados de penados (lo mismo que se exigía a los españoles que
emigraban en otros tiempos), acabar con la "discriminación positiva"
en el mercado laboral y deportar:
• A todos los inmigrantes que hayan delinquido, incluyendo los
que se encuentran en régimen penitenciario. Detención =
deportación.

• A todos los ilegales y en situación irregular, que por cierto,


podrían incluirse en la primera categoría, ya que han incumplido la
ley. Ningún ser humano es ilegal, pero incumplir la ley sí lo es, y de
delincuentes ya estábamos servidos en España mucho antes de la
multiculturización impuesta, como para importar más.

• A todos los que se legalizaron en regularizaciones masivas,


suicidas y anticonstitucionales.

• A todos los que están apuntados al paro.

• A todos los que no cotizan ni pagan impuestos.

• A todos los que vienen sin contrato de trabajo de origen,


certificado de antecedentes penales limpio o certificado
sanitario.

• Y, a partir de ahí, a todos los que hagan falta para hacer espacio a
los trabajadores autóctonos en paro.

El coste de tal operación no debería suponer demasiado lastre para


una Administración que actualmente puede permitirse el lujo de
distribuir por toda la geografía nacional a los inmigrantes llegados a
Andalucía y Canarias, con billetes de autobús pagados por los
ayuntamientos. Además, la deportación de los inmigrantes
redundantes sería más barata que seguir pagándoles subsidios, de
modo que la deportación se auto-financiaría a corto plazo. Otra
opción perfectamente legítima es que los banqueros, empresarios,
políticos y ONGs responsables de la situación actual, se viesen
obligados por ley a costear los gastos de repatriación de sus propios
bolsillos. Sería un ejemplo que los oligarcas económicos paguen los
platos que ellos mismos han roto, como una enorme multa. Y en
última instancia, si se pidiese financiación al mismo pueblo, muchos
millones de trabajadores españoles estarían más que dispuestos a
contribuir con fondos de sus propios bolsillos. De un modo o de otro,
las deportaciones acabarían saliendo mucho más baratas que seguir
desangrándonos en ayudas sociales.

OTRAS VENAS ABIERTAS DEL ESTADO


Antes que continuar es necesario dejar bien claro que la principal
vena abierta del Estado son los bancos privados, que emiten moneda
y crédito a su libre arbitrio y sin respaldo alguno, y que cuando
obtienen beneficios, se los quedan ellos, y cuando sufren pérdidas,
las pagamos todos menos ellos. En este contexto, el Estado debe
importarnos porque lo mantenemos con nuestros impuestos y en sus
manos está el decidir de qué formas se emplea todo ese dinero.

• Funcionariado. Durante la dictadura franquista, había 600.000


funcionarios. Ahora, tenemos 3.500.000, un incremento de 6x, y no
por ello la Administración "funciona" mejor, sino más bien todo lo
contrario: se ha vuelto obesa y patosa, son más chupópteros para la
misma teta y más organismos cuyas competencias se solapan y
confunden. La Administración necesita una cura de adelgazamiento;
buena parte de los funcionarios deben ser sacados de sus puestos
ficticios y puestos a trabajar en sectores productivos de una nueva
economía de carácter nacional.

• Tercera Edad. 9 millones de jubilados no serían un problema si


tuviésemos una pirámide de población mínimamente normal, pero no
la tenemos. Y cuando la generación del baby-boom se jubile, la
pirámide sufrirá un grave desequilibrio. Las empresas y sus siervos
de la casta quieren que este problema se resuelva importando más
esquiroles tercermundistas, pero en realidad sólo una sesuda política
de promoción de la natalidad entre los sectores sociales productivos y
rentables podría subsanar esta situación. Eso, y retirarles o ajustarles
las pensiones a aquellos jubilados que, probada y manifiestamente,
tengan patrimonio como para parar un tren, al menos mientras haya
penuria económica.

• Economía sumergida. Casi un tercio del total de la economía


española es sumergida, es decir, trabajos, compras y ventas que se
hacen en negro y por tanto no cotizan, no pagan impuestos, no
declaran a Hacienda, etc., pero cuyos beneficiarios a menudo sí
disfrutan de servicios sociales (como el paro) a los que no deberían
poder optar. Desde luego, toda economía va a tener siempre un
sector negro por mínimo que sea, pero la proporción de España, país
de "chanchullos" y entrada masiva de drogas, lastra nuestro
desarrollo nacional. Es cierto que si España no se ha hundido hace
tiempo, es en gran parte gracias a la economía sumergida, pero esta
situación no puede durar eternamente, y tarde o temprano será
necesario sacar a la superficie la mayor parte de la actividad
económica "negra", especialmente la más lucrativa. Esto debe
implicar, entre otras cosas, los arrendamientos (y sub-
arrendamientos, etc.), los trabajos del mundo de la noche,
operaciones económicas con "arte moderno", transferencias de dinero
de "fundaciones", actividad de ONGs, la remuneración del trabajo
doméstico de las amas de casa (que no deja de ser un trabajo como
cualquier otro) y quizás hasta la legalización de las drogas para
acabar de un plumazo con el mundo del tráfico.

• Remesas al extranjero. Muchos inmigrantes mandan parte del


dinero que ganan en España a sus familiares, gobiernos u empresas
en el extranjero, de modo que en la práctica, están provocando una
fuga de divisas y un empobrecimiento del país. Se calcula que el valor
de las remesas al extranjero supera los 7.000 millones de euros
anuales.

• El Estado del bienestar y la "solidaridad". Una cosa es ser


solidario y otra muy distinta es ser bobo. El Estado del bienestar es
un concepto muy positivo y debe mantenerse, pero debe también ser
replanteado, ya que cuando se usa para subvencionar la pobreza, la
delincuencia, la invasión, la drogadicción y la mendicidad, lo único
que se obtiene es que esas cosas se multipliquen y se perpetúen. Por
tanto, el Estado del bienestar debe subvencionar, apoyar y defender
resueltamente a los sectores productivos y cualificados de la sociedad
(resolvedores de problemas), no a los parásitos (causantes de
problemas). Se debe velar por que la moral y la tasa de fertilidad de
estos sectores sociales no se vea mermada por culpa de una
administración económica que parece estar diseñada específicamente
para castigar la honradez y recompensar el crimen. Hay algo casi
metafísico en las ayudas sociales, que parece inculcar una mentalidad
"porqueyolovalgo" a todos aquellos que las perciben: una mentalidad
de minoría privilegiada. La cuestión, por tanto, es decidir quiénes
deberían ser la minoría privilegiada, si la sustancia viva del país, o
bien las madres solteras que se pulen la ayuda en alcohol, ropa y
drogas, o los gitanos que, armados con cheques alimentarios,
adquieren whisky, cerveza y vodka, que posteriormente introducen
en el maletero de un Mercedes. Las ayudas deben ir sólo a personas
que a) las van a rentabilizar, y b) están realmente necesitadas de
ellas. Por tanto, deben abolirse entelequias como la "caridad" y la
"solidaridad", y sustituirse por la idea eterna de la Justicia, que es
ciega.

• Lucha contra el fraude fiscal. Las grandes empresas defraudan


al fisco más de 42.700 millones de euros al año. El 60% del fraude
fiscal procede de empresas del IBEX 35. Obviamente, esto lo paga el
pueblo trabajador, ya que de algún sitio tiene que sacar dinero
Hacienda para tapar el agujero fiscal. El Estado tiene la obligación de
luchar contra la prostitución ilegal, el tráfico de drogas, el blanqueo
de dinero (incluyendo aquel camuflado como ayudas a ONGs,
fundaciones benéficas y operaciones de compra-venta de "arte
moderno"), la evasión de impuestos, la fuga de capital a paraísos
fiscales y buena parte de las operaciones constructoras e
inmobiliarias. La mayor parte de la casta política española debe ser
procesada legalmente por corrupción, malversación de fondos, fraude
fiscal y conducta antisocial, por no hablar de alta traición. Del mismo
modo, hay que tener presente que la excesiva presión fiscal tiende a
producir fraude por parte del trabajador humilde que se ve en apuros
para llegar a fin de mes. Por tanto, debe aumentarse la presión fiscal
sobre las grandes fortunas, y rebajarse sobre las rentas modestas.

• Burbuja inmobiliaria. El daño que esta espiral ha hecho a nuestro


país tardará mucho tiempo en ser curado. Durante demasiados años
le hemos concedido desmesurada importancia a la cáscara, el
recipiente (los edificios, las apariencias) mientras que hemos
ignorado la importancia del contenido (actividades productivas, vida
familiar, crecimiento personal, ocio). Según la Constitución, todo
ciudadano español tiene derecho a una vivienda digna. Ahora, debido
a años de especulación, la vivienda se ha convertido en un artículo de
lujo en lugar de un bien básico de primera necesidad, igual que la
comida o la ropa. España es, como ya se comenta, un país de "casas
sin gente y gente sin casas", pero insólitamente los precios siguen
por las nubes porque aun hay acaparadores, especuladores y simples
imbéciles que no se enteran de que las cosas han cambiado y que
guardan la esperanza de que los precios de la vivienda vuelvan a
subir. Estas viviendas, que permanecen acaparadas para que la
oferta sea baja y los precios altos, deben liberarse y ponerse en
circulación a precios de crisis. Debe crearse un stock de viviendas
públicas ―expropiando, si hace falta, a las barriadas-fantasma que se
han empleado para especular y que se encuentran en manos de la
banca privada― y concedérselas a ciudadanos españoles, muy
especialmente a parejas en edad reproductiva. Asimismo, debe
gravarse con impuestos la segunda, tercera, cuarta, etc., viviendas,
ya que muchas personas poseen más de una casa, utilizándolas para
la especulación y negándose a venderlas por su valor real,
permaneciendo dichas viviendas desocupadas y con el precio alto.

• Sistema sanitario. El mayor problema del sistema sanitario es el


lobby de la industria farmacológica, que está en el negocio de las
enfermedades (con eso está todo dicho). Que alguien se pase por una
consulta cada dos por tres para obtener una receta, o porque se
aburre, o que consuma 7 tipos de pastillas distintas en un solo día, es
algo que conviene a las multinacionales farmacéuticas, pero perjudica
al Estado, por no decir al mismo individuo, que ve cómo sus
enfermedades y miserias biológicas se convierten en un lucrativo
negocio. No puede plantearse ningún ahorro serio en materia de
sanidad mientras no exista algún tipo de "educación para la salud",
mientras el estilo de vida promovido como la panacea sea urbano y
sedentario, mientras la alimentación esté copada por multinacionales
y mientras la gente delegue su salud en un producto químico, en un
individuo con bata blanca o en el dinero del prójimo, en lugar de
implicarse activamente. Por otro lado, existen en el sistema sanitario
una serie de "gastos psicotrópicos", promovidos por
los iluminados del último gobierno socialista: operaciones de cambio
de sexo, abortos y pastillas del día después para menores de edad,
etc. Estas cuestionables decisiones personales ―que hacen bien poco
por solucionar el grave problema de disolución social que padece
Occidente― deben dejar de ser cosa del bolsillo del contribuyente. Un
trabajador sano tampoco debería tener que pagar de su bolsillo la
irresponsabilidad de los alcohólicos, fumadores, obesos, adictas a los
barbitúricos, sedentarios o drogodependientes, a los que nadie les
obliga a llevar un estilo de vida insalubre. Las negligencias para con
la propia salud deberían castigarse con multas, o simplemente
pagando el importe del tratamiento. También podría someterse a la
población a análisis clínicos y reconocimientos médicos, a fin de
restar impuestos a los individuos sanos y añadírselos a los enfermizos
irresponsables. Esto se correspondería mucho más con la realidad de
cada persona, y constituiría un aliciente de primer orden para que
cada persona se implicase en el saneo de sus hábitos cotidianos.
Finalmente, muchas personas, especialmente aquellas que vienen de
la pobreza, tienen una filosofía de "como es gratis, hay que usarlo", y
van al hospital a buscar atención médica por cualquier cosa. Eso
satura los servicios sanitarios, hastía al personal médico y supone un
gran gasto social.

• Privatizaciones. La privatización (o mejor dicho, expropiación) de


los medios de producción de los Estados y de los individuos, está en
la agenda del sistema capitalista. Grecia ha vendido a entidades
privadas buena parte de sus infraestructuras públicas, como
carreteras, tierras, agua y autoridades portuarias. Esto también está
pasando en algunos estados norteamericanos, como Wisconsin. En
España, comenzó a pasar con Felipe González, se disparó durante el
Aznarato y ahora se mantiene durante el Zapaterismo, privatizando
aeropuertos nacionales y vendiendo las loterías del Estado a los
Rothschild ―la privatización más brutal de la historia española. En la
práctica, lo que está pasando es que las entidades privadas intentan
despojar al Estado (es decir, a los pagadores de impuestos) de sus
propiedades y medios de producción, lo cual equivale directamente a
un robo de riqueza. En adelante, los beneficios de tales medios de
producción no revertirán a la sociedad, sino al gran empresario de
turno. El objetivo final es que cualquier cosa que dé beneficios sea
privada, y cualquier cosa que provoque pérdidas, pública.

• Multinacionales extranjeras. Las grandes empresas apátridas de


tipo McDonald’s vulgarizan el mercado laboral ―ya que sólo desean
proletarios baratos y descerebrados―, son máquinas de pedir
inmigrantes, hunden a las pequeñas y medianas empresas del
autónomo digno (como los antiguos ultramarinos y "todo a cien") y
además suponen un agujero negro en la economía, ya que la mayor
parte de sus beneficios no se quedan en el barrio, sino que van a
engrosar las arcas de algún capitalista extranjero. Si se permite la
presencia de una multinacional, debe ponderarse si la actividad de
esta empresa redunda en un beneficio real para el pueblo (por poner
dos ejemplos, ni McDonald’s ni Coca-Cola son beneficiosas para el
pueblo). Una economía nacional y proteccionista, y freír a impuestos
a las multinacionales, subsanaría en buena parte el problema.

Las grandes empresas como destructoras de los negocios locales y del empleo
autónomo.

• Negocios parasitarios chinos. Por cada negocio chino que se


abre, cierran 2,5 españoles. Esta competencia desleal viene dada por
lo barato de la mano de obra y las desgravaciones fiscales
privilegiadas de las que disfrutan, que a su vez son fruto de acuerdos
con el Gobierno chino. La mayor parte de los beneficios de estos
"bazares orientales" (y, cada vez más, centros comerciales,
restaurantes y establecimientos de calidad) son mandadas en jugosas
remesas a China, desangrando nuestra economía.

• La casa real. Podría ser una figura tradicional y folklórica, una


especie de ejemplo a seguir por parte del resto de la sociedad. Pero
actualmente, no lo es. La Corona defiende los intereses de la Corona,
no del pueblo trabajador, y se ha convertido en un conglomerado de
intereses empresariales privados, que están en la base de muchos
problemas del Estado español, incluyendo la pérdida del Sahara
Occidental y de nuestra soberanía nacional.

• Iglesia y ONGs. Instituciones sumamente interesadas en ayudar a


los inmigrantes, en perpetuar la pobreza (es decir, subvencionarla)
para obtener bolsas sociales dependientes y adictas, y en dejar que
los trabajadores españoles se pudran. La consabida casilla de la
declaración de la renta parece que significa que estamos obligados a
ser solidarios ―es decir, a ser bobos y dar los frutos de nuestro
trabajo a quienes están destruyendo nuestro país e inflamando las
bolsas de banqueros y grandes empresarios.

• La oligarquía capitalista española. Un círculo cerrado de


empresarios que ya existía antes del franquismo, existió durante el
mismo, y sigue y seguirá existiendo después, a menos que una
autoridad resuelta se atreva a meterle mano como es debido. Se
trata de buena parte de los miembros de consejos administrativos de
empresas del IBEX-35: 1.400 personas (el 0,0035% de la población
española) que manejan unas cantidades de dinero equivalentes al
80% del PIB. La mayor parte de este dinero debe ser arrancado de
las manos de las oligarquías privadas que lo acaparan, y puesto en
manos del Estado. Eso es impensable si no se nacionalizan la mayor
parte de megacorporaciones españolas, especialmente de los sectores
más estratégicos (banca, petróleo, gas natural, energía eléctrica,
minería, prensa, telecomunicaciones).

• Leyes de género (Ley de Igualdad, Ley Integral de Violencia de


Género, Ley de Divorcio, Ley del Aborto Libre, Ley de Matrimonio).
Han conseguido poco más de dos mil condenas por medio millón de
denuncias (0,4%). De estas condenas, menos de un décimo son
culpables: las cárceles están llenas de hombres honrados que no han
roto un plato en su vida. Cantidad récord de denuncias falsas, vidas
arruinadas y abusos por parte de mujeres que pretenden un divorcio
ventajoso, aprovechándose de esta ley que vulnera todo derecho
constitucional. 400 hombres denunciados cada día, 100.000 pasan
por el calabozo cada año, por culpa de esta ley. 75% de denuncias
sobreseídas o archivadas, sin consecuencias para la denunciante,
pero con muchas consecuencias para el denunciado (y para el erario
público). Cada denuncia le cuesta 3.200 euros a la UE (van más de
2.000 millones de euros desde 2004), que van para juzgados,
colegios de abogados, psicólogos, asociaciones de mujeres,
subvenciones y todo un chiringuito de puestos de trabajo establecidos
a la sombra de los Institutos de la Mujer, PIM, CIM, comunidades
autónomas, diputaciones, "fundaciones", etc. Los presupuestos del
Estado para la "lucha contra la violencia de género" desde el 2004
superan los 12.000 millones de euros (!!). Esta sobreprotección hacia
la mujer, típica de una sociedad decadente, criminaliza a los hombres
por el mero hecho de serlo y les quita todo lo que tienen, causando
una crispación social latente, que a largo plazo no va a llevar a nada
bueno. Pero derogar esta ley no sirve de nada si no se va a la raíz del
problema: el hembrismo o feminazismo subvencionado.
• Gastos psicotrópicos. Incluyo en esta categoría las inversiones y
ayudas surrealistas brindadas por lumbreras del gobierno a causas
tan peregrinas como los "gays y lesbianas" de Zimbabue, los
"derechos sexuales y reproductivos" de las mujeres en Bolivia, las
"relaciones comerciales" con Angola (700 millones de euros), el
nuevo gobierno de Túnez (300 millones), mapas de la sexualidad
femenina, aeropuertos-fantasma (Castellón, Ciudad Real, Girona,
Huesca, León, Lleida, Murcia, algunos de ellos han costado 1.000
millones), los seis trenes que compró por 143 millones el presidente
de Baleares (sólo para descubrir que no encajaban en las vías), el
apoyo presupuestario directo a Mozambique (7 millones), la
educación en Bolivia (4,6 millones), el programa pesquero del
sudeste asiático (2 millones), el "desarrollo rural del oriente cubano"
(1,75 millones) o las subvenciones a los festivales de cine, al cine
español, a los días del orgullo gay y a la memoria histórica. Estas
malversaciones irresponsables, criminales y de nula rentabilidad,
deberían ser juzgadas como alta traición. Me niego a creer que "los
mercados" no han permitido y favorecido este tipo de movimientos
adrede para hundir a España en la miseria y empobrecer al pueblo
español. Este dinero, arrancado al Estado, acaba, tarde o temprano,
en las bolsas de los bancos y las grandes empresas. Si sobra dinero
para gastos psicotrópicos, que nos bajen los impuestos, y si no sobra,
que no se dilapide alegremente, es así de simple.

• Otros. Empresas público-privadas (4.700 en España), sindicatos


(206), patronales (199), diversas subvenciones (63.000), etc.

Sin embargo, todos estos gastos-chorra, aprobados por una casta


político-económica criminal, corrupta y que se sirve a sí misma, son
los que más tardarán en suprimirse. Lo que si harán será seguir
derrochando en estos temas, al tiempo que aumentan la presión
fiscal (recortes salariales, impuestos, tasas, multas, peajes,
pensiones, pagas extra, ayudas, seguridad social, descuentos, etc.)
sobre el trabajador español agobiado.
El marxismo cultural (que no económico) de estos "proletarios de caviar", es
causante de buena parte de los gastos psicotrópicos del actual gobierno.

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NOTAS:

[1] Patrocinada por la Fundación Rockefeller, Fundación Ford, Banco


Mundial, UNESCO y otros organismos de la globalización capitalista
neoliberal de toda la vida. Gloria Steinem, feminista estadounidense
relacionada con los servicios de Inteligencia, reconoció entre otras
cosas que la revista "Miss" fue financiada por la CIA. Lejos de las
connotaciones nobles que le han querido atribuir, la "liberación de la
mujer" fue una operación de ingeniería social en beneficio de la élite
capitalista.

[2] Accenture, Acciona, Accor Services, Adecco, Aeropuertos


Españoles y Navegación Aérea, Aguirre Newman, Alcampo, American
Nike, AT Kearney, Avon Cosmetics, Bancaja, Banco Urquijo, Banesto,
Banco Santander, Bankinter, Barclays España, BBVA, Bilbao Bizkaia
Kutxa-BBK, Booz & Company, BT España, Caja Madrid, Caja Navarra,
Cajamar, Cajasol, Canal de Isabel II, Celer Soluciones, Citi, Clear
Channel España, Coca-Cola España, Compass Group, Contrapunto,
Correos, Cuatrecasas Abogados, Deloitte, Deutsche Bank, DKV
Seguros, El Corte Inglés, Ericsson, Ernst & Young, Euroconsult,
Europa Press, Ferrovial, Ford España, FREMAP, Freshfields Bruckhaus
Deringer, Garrigues, General Electric, Genetsis, GMP, Gómez Acebo &
Pombo Abogados, Grupo Arturo, Grupo Banco Popular, Grupo Caser,
Grupo Cortefiel, Grupo Eulen, Grupo Fundosa, Grupo Hospitalario
Quirón, Grupo Inforpress, Grupo Joly, Grupo Konecta, Grupo Lar,
Grupo Norte, Grupo Redur, Grupo Siro, Grupo SOS, Grupo Vips,
Hewlett-Packard Española, HOSS Intropia, Iberdrola, Iberia,
Ibermutuamur, IBM España, Inditex, ING Direct, Instituto de Crédito
Oficial, JPMorgan Chase, JT International Iberia, KPMG, La Caixa,
Laboratorios Inas, L’Oréal España, MAPFRE, McKinse & Company,
Media Responsable, Merrill Lynch, Microsoft España, MRW, Mutua
Intercomarcal, ONCE, Penteo ICT Analyst, PeopleMatters, Pérez-
Llorca, Phillip Morris Spain, Phillips Ibérica, PricewaterhouseCoopers,
Probuilding, Prosegur, Randstad, Red Eléctrica Corporación, Renfe,
Repsol, Rochefarma, Sanitas, Schindler, Sol Meliá, Supermercados
Sabeco, Telecinco, Telefónica, The Boston Consulting Group, The
Royal Bank of Scotland, TNS, TNT, Unidad Editorial, Unilever España,
Unión Fenosa, Uría Menéndez, USP Hospitales, Vocento, Vodafone,
Willis Iberia.
Estas empresas y otras son las que realmente controlan el Gobierno
de España. Cabe añadir que ninguno de los ejecutivos de estas
empresas lidia con los efectos de la inmigración masiva; eso les toca
a los trabajadores de a pie que viven en los antiguos barrios obreros.

[3] Por cada inmigrante trabajador, hay 3,9 que no trabajan. En los
autóctonos, la proporción, a pesar de nuestra alta tasa de jubilados y
parados, es de 1 por cada 2,6.

Crisis española y los tabúes del 15-M (II de


III)
El mundo está gobernado por personajes muy distintos a lo
que se imaginan quienes no ven tras bastidores.
(Benjamin Disraelí, Primer Ministro británico, 1868 y 1874-1880).

Algunos de los hombres más grandes de los Estados Unidos,


en los campos del comercio y de la industria, tienen miedo de
algo. Saben que en algún lugar hay un poder tan organizado,
tan sutil, tan observador, tan interconectado, tan completo,
tan penetrante, que es mejor para ellos no alzar su voz por
encima de su aliento cuando hablan en condenación de él.
(Woodrow Wilson, Presidente estadounidense).

ÍNDICE

PRIMERA PARTE
- LA GLOBALIZACIÓN
- DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL
- EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS Y LA ORGANIZACIÓN
TERRITORIAL
- MONOPOLISTA BIPARTIDISTA
- "LA CASTA", O COSTRA NOSTRA —PRIVILEGIOS DE LA NUEVA
ARISTOCRACIA ESPAÑOLA
- LA BURBUJA ESTUDIANTIL
- LA INMIGRACIÓN ES LA PUNTA DE LANZA DE LA GLOBALIZACIÓN
PARA DESTRUIR EL MERCADO LABORAL, LOS SERVICIOS SOCIALES
Y LAS CLASES TRABAJADORAS DE OCCIDENTE
- OTRAS VENAS ABIERTAS DEL ESTADO

SEGUNDA PARTE
- PALACIO, TEMPLO Y MERCADO
· Contra el Mercado y los mercaderes, el Estado y los estadistas
- CONTRA LA GLOBALIZACIÓN, AUTARQUÍA Y SOBERANÍA
- ENERGÍA NUCLEAR: SOLUCIÓN PROVISIONAL AL PROBLEMA
ENERGÉTICO
- SEGURIDAD CIUDADANA Y CÓDIGO PENAL
· Derecho a la legítima defensa
· Sistema penitenciario
- LA CRISIS NO ES SOLO ECONÓMICA NI SOLO ESPAÑOLA —
DECADENCIA DE OCCIDENTE
· Crisis biológica
· Crisis antropológica
· Crisis étnica
· Crisis moral, ideológica y espiritual
· Crisis sexual
· Crisis medioambiental
· Crisis demográfica

TERCERA PARTE
- EL CONSUMISMO ES UNA ENFERMEDAD MENTAL
- AUSTERIDAD
- LA BURBUJA MULTICULTURAL —MITO Y BOMBA DE RELOJERÍA
· La fuente ideológica del multiculturalismo, o los traidores útiles
- ¿ES EL 15-M UN INVENTO DE LOS GLOBALISTAS?
· El concepto de las "alternativas controladas"
· Personas y grupos claves para entender el 15-M
· Ideología, filosofía y base social del 15-M
· Conclusiones sobre el 15-M
- POLÍTICA EXTERIOR
- EL FRANQUISMO A TRAVÉS DEL RETROVISOR
- QUÉ CAMINO PARA ESPAÑA

En la primera parte de este artículo se ha dejado caer cómo la crisis


es uno de los síntomas de la guerra que "los mercados" le están
haciendo al Estado. Se está produciendo una transferencia masiva de
riqueza, que tiene por objetivo concentrar cada vez más dinero en
cada vez menos manos… y para que unos pocos sean
extremadamente ricos, unos muchos deben ser extremadamente
pobres. Varias son las instituciones que van a ir degradándose cada
vez más. La primera es la clase media, y la segunda el Estado.
Ambas van a perder terreno a favor de "los mercados", es decir, los
peces gordos del gran capital, la internacional del dinero.

La humanidad está inmersa en una guerra entre las fuerzas de la


voluntad, centradas en el cerebro, y las fuerzas del deseo, centradas
en el bajo vientre. En este contexto, el Estado, la Res Publica, es la
herramienta de la voluntad; un organismo vertical y ramificado como
un árbol. El Mercado (multinacionales, bancos, etc.), es la
herramienta de los deseos, los apetitos y las necesidades bajas; un
organismo horizontal y movedizo como el mar. Estas últimas fuerzas
son las que actualmente están gobernando a la civilización humana.

A menudo se oye hablar de la "mano invisible de los mercados", pero


¿quiénes son "los mercados"? ¿Quién los elige? ¿Qué méritos tienen
"los mercados" para copar tanto poder? ¿Qué constitución, qué
código de leyes o qué disciplina rige a "los mercados"? ¿Quién nos
garantiza que "los mercados" no carecen de todo escrúpulo a la hora
de perseguir sus propios fines egoístas y que no les importe un
rábano el destino del pueblo trabajador?

Actualmente, los políticos, que están financiados por el gran capital,


dejan la política en manos de "los mercados" ―cárteles bancarios,
megaempresas, fondos de inversión―, mientras ellos están
apoltronados en sus despachos y el pueblo sufre acoso por todas
partes, pero no siempre fue así. Para comprender las raíces del
problema, es necesario retroceder en el tiempo y examinar otras
formas de organización del poder.

PALACIO, TEMPLO Y MERCADO

Ustedes, señores políticos, tienen que acostumbrarse a


obedecer los dictados de los mercados.
(Hans Tietmeyer, Presidente del Bundesbank, década de los 90).

En las primeras civilizaciones de Próximo Oriente, tres eran los


principales centros alrededor de los cuales giraba la vida de una
ciudad-estado.

El Palacio era el asiento de los reyes, sucesores de los jefes tribales


y machos alfa de los tiempos primitivos. Estos hombres descendían
de individuos, familias y clanes que en tiempos de guerra, peligro o
penuria, se habían destacado ante su pueblo como héroes y líderes.
En ellos, el mismo pueblo reconocía una calidad humana superior y la
capacidad de mando idónea para conducir a los guerreros. El Palacio
se ocupaba de la guerra y de la administración del reino: el poder
terrenal. A lo largo de la historia europea, la idea atávica del Palacio,
comparable a la del corazón en el cuerpo humano, está representada
en instituciones como el Estado, la Polis, la Corona, la República, el
Imperio y el Ejército.

El Templo era el asiento de los sacerdotes, sucesores de los


chamanes y virtuosos de los tiempos primitivos. A estos hombres se
les presuponía una conexión con lo sobrenatural, que les facultaba
para mantener el vínculo que unía a los vivos con los antepasados, a
los mortales con los inmortales, y a lo profano con las fuerzas
misteriosas del mundo ―aquello considerado sagrado y digno de
devoción y respeto. Los sacerdotes se dedicaban a oficiar rituales
ancestrales, ceremonias iniciáticas y sacrificios que supuestamente
aseguraban el orden correcto, que ponían al individuo en contacto
con la realidad transcendente y que todas las sociedades del mundo
han realizado a su manera hasta el advenimiento de la globalización.
También practicaban y enseñaban técnicas de alquimia interior que
perfeccionaban el espíritu. Por lo general, se consideraba que el
Templo era demasiado puro para dejarse ensuciar por los aspectos
"impíos" del poder terrenal, por lo que los sacerdotes se aislaban de
lo mundano y se contentaban con ejercer cierta influencia sobre los
líderes políticos. Sin embargo, en muchos lugares, los sacerdotes
superaron a los reyes en poder. A lo largo de la historia europea, la
sombra del Templo, comparable al cerebro del cuerpo humano,
reaparece una y otra vez en la Iglesia, las órdenes religiosas, las
sectas y las logias esotéricas.

A diferencia del Palacio y del Templo, el Mercado no seguía una


estructura jerárquica ni se consideraba supeditado a principio
superior alguno, abominaba del orden y de la disciplina, no tenía una
tradición de sangre, permitía el ascenso meteórico de individuos de
toda condición moral y social, y mezclaba a mercaderes de todas las
nacionalidades, por lo cual se convertía en una especie de red de
Inteligencia. El Mercado no se identificaba con el cuerpo (como el
Palacio) ni con el espíritu (como el Templo), sino con los objetos del
deseo físico. A través de las rutas geográficas naturales, el Mercado
movía oro, esclavos, prostitutas, telas, piedras preciosas, drogas,
minerales, maderas, semillas de cereales, animales y materias primas
en general. A pesar de que la economía del mercado no era
productiva ―sino comercial y especulativa―, servía para apropiarse
de la productividad de otros pueblos. El Mercado, comparable al
sistema digestivo del cuerpo humano, exigía expediciones,
exploraciones y lazos con tierras lejanas, especialmente a través de
las rutas marítimas. El mar, horizontal y movedizo, era el medio de
desarrollo idóneo para el Mercado. Al ser una institución vinculada
con la materia inerte, era lógico que, en el sutil mundo de las ideas,
cualquier rebelión de la materia y del bajo vientre emplease al
Mercado como organismo de subversión.
El mayor ejemplo del poder del Palacio en España: San Lorenzo del Escorial.
Dice mucho de una sociedad cuáles son sus edificios más grandes y fastuosos.
En el caso del Antiguo Régimen, fueron esencialmente los castillos (Palacio) y
las catedrales (Templo). En la actualidad, son los rascacielos de las
megacorporaciones multinacionales (Mercado).

Existieron históricamente sociedades muy dominadas por el Palacio


(asirios, espartanos, romanos), por el Templo (judíos, babilonios,
etruscos o persas e hindúes durante algunas de sus etapas) o por el
Mercado (fenicios, atenienses y cartagineses). Sucede que cuando
una civilización dura demasiado tiempo sin renovar las raíces
primitivas de su vigor, las instituciones se corrompen, dejan de
cumplir su función originaria, pierden la armonía y se rebelan,
volviéndose en contra del pueblo que las creó. El Palacio se convierte
en una entidad opresiva, totalitaria y tiránica, el Templo en un pozo
de dogmatismo, manipulación, hipocresía y superstición, y el Mercado
en una red mundial de rutas, traficantes, espías y comerciantes que
exprimen la riqueza de los pueblos, acumulándola en bancos y
utilizándola de forma especulativa para avanzar sus propios
intereses.

Durante el Antiguo Régimen, el afán común organizó de una forma


bastante perdurable el Palacio (la Corona, el Estado), el Templo (la
Iglesia) y el Mercado (los gremios, incluyendo la masonería). Existía
en el Antiguo Régimen la idea del "buen rey", noción de origen
mesopotámico según la cual el rey es un pastor que vela por el
bienestar y la prosperidad de su pueblo, tiende sobre él su escudo
para defenderlo de los enemigos extranjeros, escucha las
preocupaciones de los gremios y pone firmes a los oligarcas, obispos,
señores feudales, comerciantes, caciques, especuladores de cosechas
y de tierras, y otras personas codiciosas que pretendían aprovecharse
del pueblo indefenso ―mediante el endeudamiento, manipulando el
precio del pan o sus creencias y sus miedos, con el fin último de
esclavizarlos. Obviamente, no todos los reyes lo eran "por la gracia
de Dios"; existieron tiranos, megalómanos y maníacos, pero la idea
de que un rey tenía la obligación de cuidar de su pueblo estaba tan
enraizada en el imaginario colectivo europeo, que nacieron
instituciones a caballo entre el Palacio y el Templo, como el Eforado
espartano, la Santa Vehme o la Orden del Temple, que les
recordaban a los monarcas "usted será rey mientras sea justo". La
frase Rex eris si recte facies, si non facies, non eris ("rey eres si
obras rectamente, si no lo haces, no eres") ilustra esta idea.

De vez en cuando, el Estado (representado por el Sacro Imperio


Romano-Germánico y el Imperio Español) le hizo la guerra al Templo
(representado por el Vaticano). Esto duró hasta que el desarrollo del
Mercado durante el Renacimiento facilitó el ascenso del poder
financiero (comienza el crédito), el protestantismo, el
desmembramiento del Sacro Imperio y la toma de poder de la
burguesía urbana. El Mercado (repúblicas marítimas italianas,
Imperio Otomano, Holanda, Inglaterra y la Masonería) irrumpía en
escena como potencia capaz de tratar de tú a tú a las otras dos. En
1460, se creó la primera bolsa de valores: la de Amberes, en Flandes.
La segunda se creó en Ámsterdam, Holanda, en 1602. El Imperio
Español llevó al cabo largas y cruentas guerras contra el poder del
Mercado en esta época. El Mercado forjó un nuevo sistema social de
vida, el sistema protestante, anglosajón, liberal y burgués, que
sentará las bases de la idiosincrasia del "yanqui": cultura del
materialismo capitalista, del trabajo frenético, del beneficio y del "rico
por la gracia de Dios". La Ilustración y las revoluciones liberales a lo
largo del Siglo XIX, junto con la emigración masiva del campo a la
ciudad, provocada por los nuevos sistemas de reparto de tierras,
fueron fundamentales para impulsar la revolución industrial e
implantar el nuevo sistema de vida en las sociedades católicas, donde
el Mercado tenía mucho menos poder que en las protestantes. Poco a
poco, el sistema feudal, que había aprisionado las ansias expansivas
de la burguesía en un corsé de rígidos convencionalismos, fue
desmantelado.

Pocos fueron los intentos del Palacio para desembarazarse del poder
de un Mercado omnímodo y hambriento. Napoleón, Abraham Lincoln,
Hitler, Japón, Kennedy y los países del bloque comunista intentaron,
cada cual a su manera, fortalecer al Estado a costa de "los
mercados". Debido a que los mercaderes corrompieron y mataron a
los verdaderos estadistas (a los Reyes y Césares del pasado, a esos
líderes que marchaban a la guerra al frente de sus tropas, que
compartían las penurias del soldado raso, que combatían al enemigo
con la espada en la mano, que se preocupaban de verdad por el
destino de su pueblo y que dedicaban sus vidas a la gestión del
Estado), desde 1945, no hay política en el mundo, sólo economía,
diplomacia y palabras entre bastidores, de espaldas a los pueblos. El
Estado ya no existe sino como sucursal del Mercado y mera provincia
de una red global interdependiente, controlada con puño de hierro
por señores que no salen por la TV. "Los mercados" se han convertido
en el ídolo pagano, el becerro de oro, la superstición de nuestro
tiempo: se rinde culto al "libre mercado" (un desastre a medio
camino entre el burdel y el casino) y se habla de "apaciguar a los
mercados" como si se estuviese ofreciendo un sacrificio a los dioses.
Los políticos ―que en teoría deberían servir al pueblo y protegerlo― y
los medios de comunicación (que en teoría deberían difundir la
verdad sobre lo que está pasando) en la práctica están comprados
por los mercaderes, comen en su pesebre, sólo buscan el beneficio
personal y utilizan los aparatos estatales para desangrar al pueblo
trabajador. Las clases dirigentes de Occidente ya no buscan el
bienestar ni la riqueza de sus países o sus pueblos, sino su propio
beneficio, aunque tengan que buscarlo fuera de Occidente. Por eso
los Estados (o lo que queda de ellos) son un obstáculo, que les
impide hacer migrar sus capitales entre paraísos esclavistas, paraísos
fiscales y bancos, sin pagar jamás su debido tributo a las arcas
públicas.
La contradicción entre el Estado y el Mercado queda meridianamente clara en
este gráfico, que contrapone el riesgo de la banca con los CDS (derivados
financieros que protegen de un impago por parte del Estado) de las deudas
soberanas, tanto antes como después de la quiebra del cártel financiero
estadounidense Lehman Brothers. La crisis es una crisis de los Estados, las
sociedades y los pueblos, pero no de los bancos y grandes empresas, que están
multiplicando sus rentas cada vez más.

El beneficio del Mercado, que se identifica con los objetos y el dinero,


está en contradicción con la riqueza del Estado, que se identifica con
el pueblo que lo sustenta. Por poner un ejemplo, hay infinidad de
productos claramente perjudiciales para la salud (refrescos, tabaco,
comida rápida, gominolas), que se venden sin ningún tipo de traba,
por el único hecho de que aportan beneficios a un selecto grupo de
parásitos que se enriquecen haciéndole mal al pueblo. La misma
bolsa de valores, institución que podría abolirse hoy mismo sin
perjuicio alguno para el pueblo trabajador, cuando va bien, enriquece
sólo a los mercaderes, y cuando va mal, empobrece sólo al pueblo.
Como hemos visto en el gráfico de más arriba, lo que para el pueblo
es una grave crisis, para la banca es una oportunidad de oro:
comprar barato en tiempos de vacas flacas, vender caro en tiempo de
vacas gordas. Es así, en plena crisis, como el banquero Emilio Botín
(testaferro del banco neoyorquino JPMorgan Chase) se convirtió en el
hombre más influyente de España.

En estos planes de acumulación de riqueza por parte de "los


mercados", los Estados-nación son vistos como obstáculos para la
consecución de un gobierno mundial, el control total de los recursos
naturales y medios de producción del planeta en manos de una
reducida oligarquía, y el establecimiento definitivo del "dinero sin
fronteras". Estos señores tienen ahora la intención de adueñarse de
los únicos grandes capitales y medios de producción que no están en
manos del Mercado: los fondos sociales soberanos ―pagados con los
recursos naturales de un país y el sudor de su pueblo―, las
infraestructuras públicas y la cuenta corriente y patrimonio del
trabajador agobiado. La crisis les da a estos señores la oportunidad
de adueñarse de estos bienes a precio-ganga.

Contra el Mercado y los mercaderes, el Estado y los


estadistas

El artículo 1.2 de la Constitución española reza que "La soberanía


nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del
Estado". Democracia significa "el poder del pueblo". Por tanto, la
única democracia es aquella en la que manda el Estado (es decir, los
trabajadores que pagan impuestos), no los bancos, y el único
Gobierno válido es aquel en el que los gobernantes realmente
representan lo mejor del pueblo y han sido elegidos por el mismo, no
mediante el afeminado e iluso gesto de depositar un papel en una
urna cada cuatro años para votar a un candidato que ha pasado los
filtros de "los mercados", sino por participación directa y cotidiana, y
por aclamación popular en tiempos turbulentos. La expresión "Estado
de derecho", usada actualmente de forma totalmente ignorante,
significa en realidad "Estado que se constituye como resultado de un
conflicto armado".

La única vía para vencer a la influencia pulpoide y totalitaria del


Mercado es la reconquista del Estado por parte del pueblo, el
fortalecimiento de los aparatos estatales, la federación de varios
Estados en bloques geopolíticos coherentes, su identificación con una
ideología vigorosa que represente y canalice los misterios ancestrales
profundos de los pueblos que los forman, y la lucha resuelta y a
muerte contra la usurpación de los mercaderes y los parásitos del
mundo.

Las megaempresas (especialmente en sectores estratégicos como


banca, energía, prensa, minería o telecomunicaciones) que se han
hecho tan poderosas que están en condiciones de presionar gobiernos
y desencadenar guerras, deben ser nacionalizadas, y cuando queda
claro que la actividad de una empresa perjudica al pueblo y/o a la
tierra (caso de poderosísimas multinacionales que venden chucherías-
veneno o "bienes" innecesarios cuya demanda está manipulada por la
publicidad agresiva y el consumismo), dicha empresa debe ser
expropiada, desmantelada y sus responsables procesados legalmente
por alta traición.

Por tanto, la liberación de la voluntad de las garras del deseo, de los


apetitos y del ciclo vicioso del consumismo mercantil, sólo podrá venir
de la mano de la conquista del Estado por parte de una nueva casta
de estadistas, líderes populares, especialistas y técnicos, que, por
necesidad, deberán forjarse y distinguirse en las turbulencias
venideras.

Puede que Rusia llegue a ser un bastión del Estado ante los atropellos de "los
mercados". En el vídeo, Vladimir Putin mete en cintura a los billonarios rusos,
obligando al oligarca Oleg Deripaska, otrora el hombre más rico del país, a
firmar un documento comprometiéndose, entre otras cosas, a pagarles los
sueldos atrasados a sus obreros. "Y ahora devuélvame el bolígrafo". En España,
el último Presidente que puso firmes a "los mercados", y que pagó por ello,
fue Adolfo Suárez.

CONTRA LA GLOBALIZACIÓN, AUTARQUÍA Y


SOBERANÍA

La palabra "autarquía" produce una respuesta mental programada en


mucha gente: automáticamente se piensa en Corea del Norte o en la
primera época del franquismo. Parece que a los que manejan la
economía mundial les interesa que la autarquía sea una herejía
impensable y se vea rodeada de tabúes. Y es que si algo turba el
sueño de un mercader, es que los pueblos del mundo lleguen a ser
autosuficientes. ¿Cómo se le va a vender algo a un pueblo que
produce él mismo todo lo necesario para vivir con dignidad y al que
no le interesan los lujos inútiles o los placeres fáciles? ¿Qué sentido
tienen los intermediarios y los usureros cuando lo que se necesita
está al alcance de la mano?
Decía el economista francés Charles Gide que "civilizar a un pueblo no
es otra cosa que hacerle sentir nuevas necesidades". Los seres
humanos de los tiempos primitivos poseían todo lo necesario para
vivir; su salud física y sin duda psicológica era muy superior a la del
hombre moderno, y tenían muy pocas necesidades materiales fuera
de los animales que cazaban para comer y abrigarse, lo cual por un
lado reducía sus relaciones con otras sociedades ―favoreciendo la
evolución del código genético― y por otro, dejaba a las necesidades
inmateriales del espíritu humano manifestarse sin trabas.

Hoy, con la ayuda de medios de comunicación totalitarios, se ahogan


las necesidades inmateriales del individuo y en cambio se le hacen
sentir necesidades materiales tan artificiales e inútiles, que sólo
tienen sentido para una civilización centrada en la materia inerte (los
objetos, las mercancías) antes que en la materia viva (el hombre). Se
arranca al individuo de su interacción con la Tierra, siguiendo la
mentalidad de Ayn Rand: "Incluso si la contaminación fuese un riesgo
para la vida humana, debemos recordar que la vida en la naturaleza,
sin tecnología, es un matadero al por mayor". Así, haciendo al
hombre abominar del orden natural, el sistema económico le da
rienda suelta a los instintos humanos bajos y mediocres, y cultiva
cuidadosamente la mayor enfermedad del mundo moderno:
el ego. Para subsistir, este ego reclama devorar materia
insaciablemente hasta que la Tierra se agote. Ello ha provocado la
multiplicación desordenada del ser humano y lo ha convertido en una
plaga que amenaza al resto del mundo y de los seres vivos, una
criatura tan alienada y enfermiza que su "kit de supervivencia" pesa
toneladas y toneladas, se encuentra disperso por cinco continentes y
produce toneladas de inmundicia y contaminación a diario.

Cuando un pueblo se resiste a sentir nuevas necesidades, se niega a


aceptar que otros se las vendan a la fuerza, se empeña en producir él
mismo todo lo que necesita, echando a las compañías extranjeras, o
simplemente pretende disponer él mismo de los recursos de su tierra
y los frutos de su trabajo, las potencias capitalistas "abren su
mercado" a las compañías multinacionales. Y eso implica abrir de
piernas, a golpe de misil Tomahawk, a las naciones insumisas del
mundo, como están haciendo con Libia en el momento de escribir
este artículo. Ya Marx criticaba esa tendencia del capitalismo a "abrir
mercados", a menudo de formas increíblemente agresivas, como
muestran las guerras del opio que provocó el Imperio Británico
(concretamente la familia Sassoon) en China, las guerras boer en
Sudáfrica (control del oro y los diamantes por parte de la familia
Oppenheimer) o la Primera Guerra Mundial (o mejor dicho, Guerra
Civil europea), desencadenada para hundir a Alemania, una nación
que ―sin apenas colonias― estaba a punto de convertirse en la
primera potencia mundial por derecho propio.
Mientras los pueblos del mundo permitamos que organismos extraños
a nosotros nos dicten qué es lo que necesitamos y nos lo "presten" (a
interés), nunca seremos libres y nunca tendremos verdadera
soberanía. Por tanto, lo primero es preguntarse qué es lo que
realmente necesitamos para sobrevivir en el mundo moderno, y lo
segundo, producirlo nosotros en la mayor medida de lo posible.
España es de los países de la UE con la balanza comercial más
deficitaria: somos de los que más compramos al extranjero
(especialmente Alemania y Francia), en vez de producirlo aquí. Esto
puede perdonarse cuando las mercancías son automóviles de alta
gama, pero no cuando son productos agrarios, armamento y
similares, ya que renunciar a su fabricación implica perder puestos de
trabajo aquí y crearlos en el extranjero.

Autarquía viene del griego "autosuficiente". En términos


económicos, significa independizarse del sistema globalista y volver a
las raíces de la economía: un pueblo produce todo lo que necesita.
Actualmente, ningún Estado puede producir el 100% de sus
necesidades, pero sí se puede alcanzar un porcentaje muy alto. Hubo
un tiempo en el que daba igual lo que pasase en "los mercados", ya
que uno obtenía de la tierra todo lo que precisaba para vivir. Volver a
esta situación no es posible, y menos de repente, pero se puede
recuperar en buena medida. Si se pretende autarquizar a los Estados,
debe renunciarse a la economía especulativa (bolsa de valores,
burbuja inmobiliaria, modas), que se basa en el devenir y en lo
efímero, para volcarse en cambio en la producción de riqueza real,
perdurable y tangible. Para ello, se debe sembrar todo el territorio
nacional de medios de producción, desde campos de cultivo y pastos
para la ganadería, hasta infraestructuras industriales, centrales
nucleares o hidroeléctricas. Hasta ahora, Europa ha estado
renunciando a buena parte de sus medios agropecuarios en favor del
Tercer Mundo, y de sus infraestructuras industriales en favor de las
"potencias emergentes" (especialmente China e India). A cambio, los
europeos nos hemos quedado con un entramado de economía
especulativa y comercial que no produce riqueza alguna, sino que
gestiona la de otros, generalmente de manera odiosa, y encima los
únicos que parecen estar beneficiándose de esto son un grupo
reducido de oligarcas, mientras el resto del mundo se empobrece a
pasos agigantados.

Algunos puntos a tener en cuenta en la búsqueda del mayor nivel de


autarquía que sea posible:

• Un Estado sin soberanía alimentaria es un Estado sin soberanía


alguna. Si un país depende del extranjero para poder comer, nada lo
diferencia de los africanos que viven de ayudas humanitarias: una
potencia enemiga puede bloquear su espacio marítimo y estrangular
al Estado por hambre. Además, la dependencia alimentaria implica
también excesiva dependencia del petróleo y de las veleidades
menstruales de las grandes empresas, que pueden manipular a su
antojo el precio de los productos. España tiene vastas extensiones de
campos con buena fertilidad pero nula productividad debido a la
despoblación del entorno rural, la falta de proteccionismo hacia los
productos nacionales y, en suma, la globalización, que concede
ventaja a los mercados agrarios extranjeros (especialmente
franceses, marroquíes, turcos e israelíes). Por tanto, se debe
incentivar la producción agrícola, ganadera y pesquera, repoblando
nuestras zonas rurales de baja densidad de población y
convirtiéndolas en regiones agrícolas productivas, y utilizando las
Islas Canarias y el Sahara Occidental como base para convertir el
Atlántico Norte en una zona pesquera privilegiada. Se debe fomentar
la emigración de la ciudad al campo, suprimiendo puestos de trabajo
ficticios o poco productivos, repoblando pueblos y poniendo la tierra a
producir. Esto también solucionaría el desequilibrio territorial que
padece España (población concentrada en las costas y en Madrid,
vastas zonas despobladas al interior).

• Política arancelaria fuertemente proteccionista para con los


productos nacionales. Freír a impuestos a las multinacionales.
Comprar productos nacionales y, al ser posible, locales. Si algo puede
producirse y consumirse dentro de las fronteras españolas, no es
necesario importarlo, exportarlo o ponerlo en circulación por el
mercado mundial de ningún otro modo. La economía debería ser
esencialmente nacional y de circuito cerrado en la mayor medida de
lo posible.

• Economía localista. Debe formarse una red de mercados


comarcales, distribuidores, repartidores a domicilio, etc., para hacer
circular productos locales y frescos, que no precisen de intermediarios
usureros, petróleo, publicidad o aditivos artificiales, y que orienten la
dependencia del individuo hacia sus familiares, sus vecinos, sus
pueblos o sus barrios, no hacia oligarcas anónimos que se encuentran
a miles de kilómetros. Debe implantarse un sistema de cooperativas y
productores autónomos, como de hecho se hace en partes de Israel y
el País Vasco. Debe también regularizarse esta nueva red y velar por
que no degenere en la formación de una economía sumergida,
aunque será lógico que una mínima parte se sumerja.

• Economía de subsistencia a nivel individual y familiar. Debe


buscarse la autarquía de cada hogar en lo posible, en alimentación,
electricidad y calefacción. Huertos, corrales, dinamos, paneles
solares, pozos, etc. Lo ideal (que no necesariamente alcanzable) sería
que cada hogar familiar fuese totalmente soberano.

• Debe volver a levantarse el tejido industrial de España, re-


localizando las empresas que se fueron al extranjero en busca de
mano de obra esclava sin importarles la epidemia de paro que
estaban causando en el país de origen. También se deberá prohibir la
especulación para que las personas con capital inviertan en economía
productiva, no en pufos como la burbuja inmobiliaria o la bolsa de
valores.

• Instaurar algún tipo de educación para la supervivencia. La


civilización humana nunca ha sido tan frágil como ahora y es
necesario que la población sea capaz de sobrevivir por sus propios
medios en caso de crisis energética y/o derrumbe económico. Se
debe recoger el conocimiento de los grupúsculos rurales
acostumbrados a vivir en condiciones de pre-revolución industrial, y
procurar formar a los jóvenes en la caza, la pesca, la recolección y la
agricultura. También es necesario impartir a la juventud
conocimientos artesanales que les den la cualificación necesaria para
hacer cosas realmente útiles con sus propias manos.

• Promover la nacionalización de la energía nuclear y finalizar la


moratoria de construcción de nuevas centrales.
El rostro de "los mercados" en España.

ENERGÍA NUCLEAR: SOLUCIÓN PROVISIONAL AL


PROBLEMA ENERGÉTICO

Los tejidos industriales e infraestructuras de transporte de un país


necesitan ser regadas de energía del mismo modo que los tejidos
celulares de un cuerpo necesitan ser regados de sangre. En el caso
de nuestro cuerpo, la energía se obtiene de la respiración y la
alimentación, y en el caso de la industria, actualmente la principal
fuente de energía son los hidrocarburos (petróleo, gas natural y
carbón).

Actualmente, se nos está forzando de forma insistente a depender de


los hidrocarburos, para encadenarnos a la política de quienes los
controlan (en Europa Occidental, compañías privadas e
increíblemente poderosas). Todas las supuestas medidas
medioambientales, la supuesta preocupación por el peak-oil por parte
de los mandamases de la economía, son una farsa. No se ha puesto
el más mínimo freno al consumo descontrolado de petróleo, al
contrario, traemos manzanas de Chile en lugar de producirlas aquí,
los supermercados reparten bolsas a tutiplén, la gente utiliza el coche
hasta para ir a comprar el pan, el transporte público es anecdótico y
el uso de la bicicleta inexistente.

Por otro lado, la globalización se ha encargado de sembrar la


nucleofobia entre la opinión pública. Resulta bastante extraño que
esta nucleofobia haya arraigado precisamente en los colectivos
supuestamente antiglobalización. A veces parece que el anti-
nuclearismo es un dogma religioso que no atiende a razón alguna, y
que el perroflautismo militante cree que las centrales nucleares
arrojan polvo de plutonio a la atmósfera o algo similar. La nucleofobia
es en buena parte herencia del movimiento del Mayo del 68, dirigido
contra la Francia de De Gaulle. Washington veía cómo Francia se
estaba nuclearizando y convirtiendo en un país soberano,
"respondón" (se salió de la OTAN en 1966, en 1971 pediría oro en
vez de dólares como pago por sus exportaciones) y autárquico
energéticamente, y sus servicios de Inteligencia organizaron un
movimiento anti-gubernamental ―antepasado directo de las
"revoluciones de colores" del espacio ex-soviético y las revueltas de
la "primavera árabe"― para sabotear las políticas nacionalistas
francesas. [1] Lo que más preocupa a "los mercados" de la energía
nuclear, es que autarquiza energéticamente a un país (actualmente,
el 80% de la electricidad generada por Francia es de origen nuclear),
blinda las soberanías nacionales contra injerencias extranjeras y
emancipa a las naciones de su dependencia de los hidrocarburos, sus
enormes fluctuaciones de precios, el control de las rutas marítimas y
oleoductos, la especulación económica a la que están sujetos y las
guerras que causan. Como consecuencia, la energía nuclear
generalmente está mucho más controlada por los Estados que por
"los mercados".

En el debate a favor de la energía nuclear hay que tener en cuenta


una serie de puntos:

• De momento, incluso aunque se promoviese la energía nuclear y se


adoptase otra fuente de energía para mover nuestro transporte, el
petróleo seguiría siendo una materia prima fundamental, ya que con
él se fabrican los neumáticos, todo tipo de plásticos, lubricantes,
fibras sintéticas, asfalto, fertilizantes, pesticidas, etc.

• Por tanto, hay que aceptar que, al menos de momento, el petróleo


es necesario ―si bien mucho menos necesario de lo que nos hacen
creer― de modo que se tiene que importar petróleo, guste o no. El
petróleo controlado por compañías privadas procede de la zona más
geopolíticamente inestable de todo el planeta, y los conflictos
petroleros han causado un daño atroz a los pueblos del mundo. Se
debe recurrir, por tanto, a hidrocarburos estatalizados y/o
procedentes de zonas estables, como Rusia, Irán, Libia hasta tiempos
recientes y Argelia (quizás por poco tiempo). Existe una bolsa
petrolera cerca de las Islas Canarias; se trata de una cantidad
modesta, pero podría ser un balón de oxígeno en la economía
española si se solucionase el estatus del Sahara Occidental [2].

• Los residuos radiactivos son considerados uno de los motivos de


peso para no abrazar la energía nuclear. Son altamente peligrosos y
su radiactividad puede durar milenios. Sin embargo, por un lado, en
la naturaleza existen depósitos radiactivos naturales, y por otro,
actualmente hay métodos modernos para almacenar los residuos de
forma segura y reciclarlos, reconvertirlos y reincorporarlos al ciclo
nuclear más adelante.

• El mayor problema para quienes rechazan la energía nuclear, son


los accidentes puntuales que se han dado ―por ejemplo, en Chernobil
o en Fukushima. Existen claros indicios de que estos accidentes están
relacionados con los programas de guerra climatológica y sísmica del
Pentágono, pero incluso aceptando que se dieron de forma "natural"
(y teniendo presente que ninguna zona de Europa está situada sobre
la falla sísmica más activa del Pacífico), tendríamos que contraponer
a las víctimas los daños que han causado otras fuentes de energía:
duras guerras con millones de muertos y costes militares
desorbitados, especulación con el precio del combustible,
contaminación atmosférica con gases tóxicos (las centrales nucleares
sólo expulsan vapor de agua), lluvia ácida, posiblemente efecto
invernadero, problemas respiratorios, cáncer de pulmón y otras
enfermedades, vertidos de crudo en el mar (con la destrucción de
ecosistemas que ello implica), mineros muertos en accidentes,
atentados terroristas sospechosos contra gasoductos y oleoductos,
mano de obra que podría ser empleada en otros sectores y, en el
caso de algunas energías renovables, nula rentabilidad, deterioro
paisajístico o hasta aves destrozadas por las hélices de un molino de
viento.
Número de muertes causadas por cada Teravatio-hora de diversas fuentes de
energía (nuclear, hidroeléctrica, gas natural, biomasa, turba, petróleo y
carbón). Probablemente, si se contabilizasen los muertos en guerras por el
petróleo y el gas natural, dichas fuentes de energía tendrían unas tasas de
muertos mucho mayor. En comparación, la energía nuclear viene a ser algo así
como viajar en avión: es mucho más seguro y más rápido que viajar en coche,
pero aun así existen personas que le tienen un miedo irracional.

Situación de las centrales nucleares en España.

España también tiene grandes yacimientos de uranio, pero nuestra


soberanía nacional es tan inexistente que es Berkeley Resources
Ltd. (una corporación minera australiana) la que explota y se
beneficia de las minas. Otra fuente de uranio que España debería
estar explotando es el Sahara Occidental.
Mapa de la empresa australiana Berkeley Resources Ltd. de los yacimientos de
uranio en España.

SEGURIDAD CIUDADANA Y CÓDIGO PENAL

El mayor problema de España y del mundo entero, es la delincuencia


de corbata, guante blanco y maletín. El ciudadano vive atosigado por
parásitos que se alimentan de su trabajo, y aquí entran
principalmente banqueros, políticos y burócratas, pero tampoco sirve
de nada ignorar la delincuencia de baja estofa que, de un tiempo a
esta parte, ha convertido barrios y ciudades enteras en infiernos.

Es del todo inútil y hasta patético intentar separar delincuencia e


inmigración como si no tuviesen nada que ver. En Oslo, todas las
violaciones del 2009 fueron cometidas por musulmanes (un 4% de la
población), mientras que en Bilbao, cometen el 55% de los crímenes
y están involucrados en el 90% de denuncias por violación (y
ver aquí). El 80% de los delitos de las grandes urbes los cometen
inmigrantes, y son responsables del 50% de la violencia doméstica,
cuando se supone que en España son el 15% de la población (se
"supone", ya que contando a ilegales y nacionalizados, la cifra
superaría el 20%). Para colmo, en las estadísticas, los gitanos e
inmigrantes nacionalizados computan como "españoles".

La inmigración es, lisa y llanamente, la más importante causa del


impresionante aumento de la delincuencia en Europa en los últimos
tiempos. Por ende, no se puede plantear una lucha seria contra la
delincuencia si no se incluye el problema de la inmigración y las
criminales leyes de extranjería que tenemos. En España ya hay
suficientes delincuentes autóctonos como para que encima tengamos
que importarlos de fuera, así que por lo pronto, el delincuente que no
sea de aquí debe ser deportado.
El problema no es tanto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado (que a menudo son los primeros que desearían cambiar las
cosas), sino de la administración de justicia, la administración
penitenciaria y la administración de extranjería. No sirve de nada
tener una Policía eficaz y bien adiestrada (que en buena parte no la
tenemos), si luego resulta que las leyes no culminan el buen hacer
policial con una condena. Hoy en día, con nuestras leyes ridículas, un
policía puede buscarse la ruina si le mete un par de guantazos a un
delincuente. El día que haya un Gobierno que les deje a las FyCSE
cumplir con su maldito trabajo, ese gobierno se ganará la lealtad
incondicional de este importante sector social.

Por otro lado, se necesitan leyes celosamente proteccionistas para


con la fuerza de trabajo productivo de este país, leyes que defiendan
resueltamente al ciudadano corriente de los parásitos que, tanto
desde arriba como desde abajo, se aprovechan de la tolerancia y la
blandura de un sistema decadente, aplastando al trabajador español
en un detestable sandwich. Es innegable que, actualmente, el sistema
judicial funciona al revés, cebándose ferozmente en el ciudadano
contribuyente, y recompensando la delincuencia. La Justicia, que
consiste en darle a cada cual lo que se merece, es, en la práctica,
inexistente. Se necesitan, por tanto:

• Cambios radicales en el código penal. Las FyCSE deben ser


libres para detener delincuentes sabiendo que al día siguiente no van
a salir libres del calabozo quedándose con su cara. De lo contrario,
viene el hastío, las murmuraciones, la dejadez y finalmente la
incompetencia, por parte de los funcionarios. Un policía debe sentir
que su trabajo sirve para algo y que es útil a la sociedad. Cuando el
profesional cree que él no puede marcar la diferencia y que da igual
lo que él haga, el terreno está abonado para la desmoralización, la
negligencia, la corrupción, el "cada uno a lo suyo" y el "sálvese quien
pueda".

• Reorganización de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del


Estado. Actualmente tenemos Guardia Civil, Policía Nacional, policías
autonómicas, Policía Local y Policía Portuaria, a menudo
descoordinadas y con competencias que se solapan. La Policía
Nacional (para entornos urbanos) y la Guardia Civil (para entornos
rurales) bastarían de sobra para imponer el cumplimiento de las leyes
y le ahorrarían dinero al pagador de impuestos.

• Cambiar los procesos de selección y el adiestramiento de las


FyCSE. La Policía, como brazo importantísimo para imponer la
autoridad del Estado en una época de crimen y corrupción, debería
estar más preparada para las intervenciones violentas y menos para
el papeleo estéril y la burocracia ridícula y odiosa. Otro sinsentido es
permitir que la Policía se llene de mujeres por un lado, y canis y ex-
delincuentillos por el otro, "agentes" valientes con el débil, cobardes
con el fuerte y totalmente ineptos.

• Se necesita volver al concepto de justicia popular y otorgar más


importancia a los jurados populares, ya que los magistrados en
demasiados casos forman parte de la casta endogámica de chalet, y
difícilmente pueden ser considerados hijos del pueblo. Los
magistrados se encuentran totalmente divorciados de los problemas
del ciudadano corriente y de la realidad del mundo, al margen de sus
leyes decadentes y buenistas. Por tanto, se necesita que la voz del
pueblo trabajador sea escuchada en los tribunales, de forma alta y
clara.

• Juicios más rápidos. Agilización de trámites, supresión de


intermediarios burocráticos, papeleo reducido al mínimo.

• Castigar a los reincidentes. No puede ser que haya personas que


han sido detenidas docenas de veces (por ejemplo, carteristas con
cientos de denuncias acumuladas) y que jamás hayan pisado la cárcel
ni hayan sido expulsadas del país. Cada detención conlleva el
consabido papeleo, pagado por el ciudadano trabajador, y el
amargamiento cada vez mayor de unas fuerzas de seguridad que ven
que su trabajo no sirve de nada, ya que los delincuentes salen en
libertad al día siguiente y riéndose en su cara.

• Retirar cualquier tipo de subsidio a los delincuentes. No


necesita mayor explicación. Hay delincuentes conocidos que viven en
pisos de protección oficial y cobran todo tipo de subvenciones
pagadas por el pueblo vía impuestos. Y como tal vez el dinero que les
da el pueblo con sus impuestos no es bastante, el delincuente se
dedica también a atracarlo directamente.

• Cambio radical de la educación de los magistrados. Los


funcionarios de "justicia" han pasado los mejores años de su juventud
(5 años de carrera + 5 años de oposición) entre papeles, lámparas,
aulas y estudios tediosos, pero del mundo real a pie de calle, conocen
más bien poco. Salen de sus estudios para entrar en los tribunales,
sin haber pasado por la escuela de la calle y de la vida, y aplicando
un concepto de la justicia totalmente psicotrópico y alienante. Son,
en suma, una casta aislada y endogámica. Por tanto, los magistrados
deberían pasarse la carrera estudiando menos leyes y pisando más
las comisarías, las cárceles, los reformatorios, los coches-patrulla y
los barrios conflictivos. El Estado debería poner un empeño exquisito
en asegurar que cualquier persona que llegue a magistrado esté total
y absolutamente familiarizada con los problemas reales del pueblo
trabajador. Un magistrado deberá responder de un mal ejercicio de
su profesión, con un código de leyes más duro que el del ciudadano
común.

• ETA. Los nacionalismos periféricos de España son una creación


británica de la época de la revolución industrial e incluso antes. ETA
nació mucho después, como parte de la Operación Gladio de la OTAN.
Se trató de un intento de las potencias atlantistas para desestabilizar
España durante el tardofranquismo y la transición, y arrojar al pueblo
español a las manos de las fuerzas políticas "moderadas, sensatas y
ordenadas" avaladas por el Fondo Monetario Internacional y otros
poderes financieros. Probablemente los únicos estadistas españoles
que realmente estaban interesados en acabar con ETA fueron Franco,
Carrero Blanco y Adolfo Suárez. Después, se han tenido, y se siguen
teniendo, numerosas oportunidades para acabar con "la banda",
reducida a un papel de "terrorismo residual" de conveniencia. Las
FyCSE saben perfectamente quiénes son los etarras y podrían
detenerlos a todos, pero desde arriba vienen órdenes de no actuar.
Hoy, ETA está controlada por las cloacas del Estado (con el ex-
vicepresidente, ex-ministro del Interior y candidato a la presidencia
del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, a la cabeza) y sirve para
mantener a todo un chiringuito de burócratas, empresarios y políticos
que usan la lucha contra el terrorismo para colgarse medallas y como
medio de subsistencia económica y autojustificación existencial.

• Alta traición. Deben incluirse en el concepto de "alta traición" las


corruptelas de altos vuelos, la mala gestión de recursos y fondos
públicos, el espionaje, la manipulación informativa y propagandística,
la gran especulación, la deslealtad institucional y la manipulación del
dinero por parte de banqueros, y castigarse con la pena de muerte.
La correcta aplicación de este concepto aterrizaría a buena parte de
nuestra clase política y cultural, y a la práctica totalidad de nuestra
supra-élite económica, en el patíbulo.

• Alta responsabilidad. Ser un alto cargo (político, público,


empresarial, etc.) debe automáticamente implicar la aceptación de un
código penal mucho más duro que el del ciudadano corriente, ya que
el más mínimo error por parte de un político, banquero, gran
empresario, magistrado, etc., puede computar perfectamente como
alta traición. Los servicios de Inteligencia deben someter a los altos
cargos a un escrutinio cotidiano exquisito en busca de la más mínima
irregularidad. Actualmente, los peores delincuentes que existen, han
endeudado ayuntamientos, fondos públicos, cajas de ahorro, etc.,
hasta límites inverosímiles, sólo para llevar al cabo obras de
construcción con las que consiguen por un lado votos y por otro
enriquecerse mediante la especulación y el tráfico de influencias. Con
ello, han condenado al pueblo al pago de una deuda surrealista, por
generaciones enteras. Estos delitos son muchísimo más graves que
un asesinato, pero sus perpetradores jamás han sido llamados a
responsabilidad para que rindan cuentas.

• Castigos físicos. Los países que tienen mucha más experiencia


que nosotros en la lucha contra la delincuencia dura, saben
perfectamente que la cárcel no "reforma" a nadie, sino que, al
contrario, junta al recluso con otros de su condición, confirmándole
en su camino y dándole la oportunidad de aprender de los "mejores".
Sin embargo, un castigo físico a tiempo (por ejemplo, una paliza o
unos azotes) tiende a hacer que el delincuente desista de profundizar
en el submundo del crimen. En países como Brasil, de los que
tenemos mucho que aprender en materia de lucha contra el crimen,
este método se ha demostrado muy efectivo con delincuentes
jóvenes. Aplicar un poco de brutalidad al delincuente precoz tiende a
evitar que luego ese mismo delincuente aplique "un mucho" de
brutalidad a la sociedad.

• Trabajos forzados. Parece una aberración digna del mundo al


revés que cuando un delincuente comete un delito, la sociedad tenga
encima que pagarle un retiro y mantenerlo. Si el preso ha causado un
daño a la sociedad y encima su mantenimiento le cuesta dinero a la
sociedad, es justo que pague su deuda trabajando gratis y haciendo
algo útil en vez de estar sentado en una celda consumiendo dinero
por gentileza del contribuyente. Quien debe pagar siempre es el
criminal, no el ciudadano corriente. El flujo de beneficios, por tanto,
debe ir del preso al ciudadano, no viceversa.

• Pena de muerte. Existen delitos y criminales tan odiosos (asesinos


en serie, pedófilos, altos traidores, alta corrupción, terroristas,
psicópatas, violadores reincidentes, grandes narcotraficantes) que es
un insulto pedirle al pueblo que pague con el sudor de su frente la
comida y el alojamiento de estos elementos durante décadas.
Suprimir las vidas de los criminales odiosos es simplemente más
rentable económicamente para el pueblo, y además la misma
connotación ritual de una ejecución lanza un claro mensaje al
subconsciente de la sociedad.

Derecho a la legítima defensa

Es de derecho natural defenderse del enemigo…


una ley sagrada, no escrita, pero que nace
con el hombre: ante un ataque injusto,
todo medio de salvación es legítimo.
(Cicerón).
El derecho más básico y fundamental de cualquier ser vivo es el de la
autopreservación. Ello incluye respirar, comer, beber, refugiarse... y
defenderse cuando se es atacado. Este derecho básico NO está
garantizado en la España moderna, donde se protegen los derechos
del perpetrador mucho más que los derechos de la víctima (sólo una
casta dirigente de criminales, ladrones y gentuza podría promulgar
leyes que benefician a los criminales, los ladrones y la gentuza).
Parece que si un delincuente comete un robo en un domicilio y luego
tropieza escaleras abajo, poco menos que se reprende al dueño de la
vivienda por no tener medidas de seguridad adecuadas. En una
España que sufre niveles de delincuencia en constante aumento, es
corriente que se repita un esquema una y otra vez:

- Ciudadano corriente es robado, atacado o lo que sea por parásito


social.

- Ciudadano corriente denuncia los hechos ante la Policía. La Policía


no hace nada porque no se lo permiten.

- Parásito social se entera de que le ha denunciado y corre a


amenazarlo con sus amigos, también parásitos sociales como él.
Parásito social agrede de nuevo al ciudadano corriente y amenaza con
dañar a su familia.

- Ciudadano corriente, desesperado por la inacción de las


"autoridades competentes", se toma la justicia por su mano.

- Ciudadano corriente es condenado a una larga pena de prisión. Su


familia sufrirá las amenazas y el acoso de los parásitos sociales
familiares y amigos del parásito social defenestrado. Ni las
"autoridades pertinentes" ni los familiares del parásito social
defenestrado recibirán castigo alguno por su despreciable conducta.

Otro esquema que se repite es el del parásito que entra a robar en


casa de un ciudadano corriente, el ciudadano corriente se defiende y,
como consecuencia, el parásito acaba muerto y el ciudadano
corriente en la cárcel.

Hay toda una subclase de criminales que se encuentran al margen del


sistema y que actúan como por encima de la ley, ya que la Policía no
quiere meterse en problemas, debido a presiones que vienen desde
arriba. Las oleadas de delincuencia, como la que estamos sufriendo
ahora, sólo vienen cuando los delincuentes se sienten totalmente
impunes, amparados por el sistema, y especialmente porque saben
que las víctimas no se pueden defender. Generalmente, dicha víctima
es una persona honrada que "forma parte del sistema", que paga sus
impuestos, que no tiene un "clan" que lo defienda (salvo
supuestamente el Estado, que no cumple su función) que tiene
mucho que perder y que intenta no meterse en problemas. Se trata
del perfil típico de víctima de la globalización: varón europeo blanco,
trabajador, heterosexual y de clase media o baja. Este tipo humano
es el que más contribuye a mantener el sistema en pie, pero a la vez
siempre es el más perjudicado y criminalizado por el mismo sistema.

Las víctimas de la globalización —es decir, las clases medias y bajas


de Occidente— están siendo bombardeadas con una propaganda que
extirpa de ellas el instinto natural de autodefensa, como si quisiesen
convertirlas en un rebaño manipulable, asustado, sojuzgable y
dependiente del pastor, para que sean capaces de vender su alma a
cambio de un poco de seguridad. Decía Thomas Jefferson que
"quienes renuncian a la libertad esencial para obtener seguridad
temporal, no merecen ninguna de las dos cosas". La sensación de
indefensión del individuo es utilizada por el sistema para ir
promulgando medidas de control social cada vez más atenazantes. El
actual poder quiere, por la cuenta que le trae, ciudadanos indefensos
y privados de todo derecho, ya que una turba de ciudadanos armados
y legítimamente cabreados (lo de "indignados" no basta), no tendría
problemas para cazar como animales y ajusticiar por su cuenta a
quienes percibe como manzanas podridas, desde alcaldes, banqueros,
jueces, oligarcas, ministros y concejales hasta delincuentes comunes.
La casta, grupo social endogámico que no se entera de cómo es el día
a día del pueblo trabajador, va protegida hasta las trancas. Sin
embargo, esta misma casta es la que le niega al pueblo indefenso los
medios para protegerse. Para acabar con este repugnante estado de
cosas, deben introducirse cambios en el sistema:

• Fin de la ley de proporcionalidad entre defensa y agresión. El


ciudadano tiene derecho a defenderse de los parásitos que le chupan
la sangre ―sean ladrones de guante blanco, de pasamontañas o de
navaja― con medios más contundentes de los que el criminal usa
para atacarlo a él. Es cierto que las FyCSE están para proteger al
ciudadano de los criminales, pero si se ha producido un robo o un
ataque, es precisamente porque las FyCSE no lo han podido evitar y
han fracasado en su labor. En tal caso, el ciudadano tiene derecho a
protegerse sin miedo a que la ley recaiga sobre él.

• Relajación de los requisitos para conceder licencias de armas


para la autodefensa de civiles honrados y sin antecedentes penales
―previo examen psicotécnico, curso de manejo y examen teórico-
práctico. Actualmente existe una licencia de armas (la B) que autoriza
a portar armas a personas que están bajo peligro. Sin embargo, en
un reflejo típico de la sociedad "igualitaria" de este "Estado de
derecho", dicha licencia sólo suele concederse a políticos, futbolistas,
famosos, jueces, banqueros y similar ralea de la casta privilegiada,
mientras que a otras personas que necesitan la licencia igual o más,
se les pone todo tipo de trabas administrativas. Un taxista, un joyero,
un farmacéutico o un dependiente de kiosco o de gasolinera, trabaja
con riesgo y tiene derecho a defender su vida, su propiedad y los
frutos de su trabajo. Lo mismo reza para cualquier persona que desee
estar en condiciones de defender su hogar, su vida y la de los suyos.
Tanto las armas cortas como las escopetas deberían poderse guiar
con una licencia de autodefensa.

• Relajación del reglamento de armas. Existen toda una serie de


trabas (armeros caros, restricción por calibres, revistas periódicas,
cupos de munición, etc.) a la posesión de armas, diseñadas para
entorpecer y encarecer la adquisición y tenencia de armas por parte
de los ciudadanos corrientes. Esto resulta particularmente
exasperante por cuanto existe un mercado negro de miles de armas
ilegales (en 1999 la Guardia Civil estimaba 350.000, hoy este número
es mucho mayor tras la distribución de material de los Balcanes),
contra el cual no se está luchando como es debido, sino que se
atosiga a los tiradores deportivos, cazadores, aficionados a las armas
y coleccionistas, propietarios de armas perfectamente registradas,
controladas por el Estado y con todos los papeles en regla. No se
debe mirar con sospecha a los ciudadanos corrientes, sino a los altos
cargos y peces gordos del capitalismo y a los delincuentes de baja
estofa, que se aprovechan de un sistema judicial decadente y odioso.

• Endurecimiento de la lucha contra las armas ilegales. Las


FyCSE saben perfectamente que existen focos de tráfico de armas
ilegales, pero no actúan contra ellos por razones de "fuerza mayor" y
para no suscitar las quejas de ONGs y medios de comunicación
financiados por el gran capital. Los campamentos gitanos, los barrios
conflictivos, los lugares donde abundan las bandas étnicas y el tráfico
de estupefacientes, etc., están armados hasta los dientes. Incluso
bandas organizadas han llegado a robar grandes cantidades de
armamento en bases militares y comisarías, pero la "justicia" se ceba
en los poseedores de armas legales. Esto recompensa al delincuente,
penaliza al ciudadano honrado y encima estimula la proliferación de
armas ilegales. Sólo una política férrea de intervenciones policiales,
como ha realizado Brasil en sus favelas, podría poner orden en estos
agujeros negros territoriales. El problema es que dichas
intervenciones no quedan bonitas en las noticias, no son buenas para
captar votos y además supuestamente violan los derechos humanos
de toda la basura humana que no tiene reparos en violar los derechos
de los demás.

Sistema penitenciario

La cárcel debería ser un lugar donde a nadie le gustaría estar, no un


hotel pagado por el contribuyente. En España, se ha llegado a un
punto en el que los delincuentes extranjeros viven mejor enjaulados
que en sus países de origen, y en el que no les importa ser
encarcelados, ya que se encuentran con sus familiares, sus amigos, y
tienen una serie de comodidades impensables para muchos
ciudadanos corrientes (carrera pagada, cursos de formación
profesional, gimnasio gratuito, etc.). Resulta también muy
representativo que el Estado gaste más dinero en la comida de los
reclusos que en la comida de los soldados. Cada recluso le cuesta al
contribuyente 26.000 euros al año (unos 2.150 euros al mes, muy
por encima del salario medio). Esta burrada es una grave hemorragia
para el Estado.

Durante "la dictatura franquista", la proporción de reclusos sobre el


total de la población era de las más bajas del mundo: durante 1975,
en plena efervescencia de detenciones anti-terroristas, había unos
15.000 reclusos de un total de 36 millones de habitantes, es decir, 24
presos por cada cien mil habitantes. Actualmente, España tiene
80.000 presos, el equivalente a 170 por cada cien mil habitantes. En
comparación, Reino Unido tiene una proporción de 150, Francia 96,
Italia 95, Alemania 90 y Suecia 75. Lisa y llanamente, desde la
caída del franquismo, la proporción de presos se ha
multiplicado por siete.

Dos son los factores que explican la particularidad española, puesto


que el argumento de la inmigración no sirve al ser común con el resto
de países europeos:

a) Presencia de focos de población autóctona altamente problemática


(especialmente gitanos y similares).

b) Ley Integral de Violencia de Género de 2007, Ley de Igualdad de


2007, Ley de Matrimonio de 2005 y Ley de Divorcio de 2005.

Como en el caso de la delincuencia común, los problemas


penitenciarios no pueden abordarse sin tener en cuenta además el
problema de la inmigración. El 60% de los presos encarcelados en
España en la última década son extranjeros. Como de costumbre, una
importante parte del 40% restante se compone de gitanos e
inmigrantes nacionalizados que computan como "españoles". Durante
este periodo, el número de reclusos nacionales ha crecido un 29%,
mientras que el de extranjeros ha crecido un 228%. Las cifras van en
aumento.
En torno al sistema penitenciario florecen todo tipo de negocios y
chiringuitos parasitarios, cosa que podría acabar desembocando en
una privatización de las cárceles, como en Estados Unidos (país con
la mayor tasa de encarcelados del mundo: 756 por cada cien mil
habitantes), donde hay megaempresas a las que les conviene mucho
tener una población penitenciaria anormalmente numerosa. Para
mantener bajo el número de reclusos y evitar que sigan siendo una
hemorragia para el Estado, se tendrían que aplicar una serie de
medidas.

• Repatriación de toda la población penitenciaria de origen


extranjero. Que delincan o vayan a la cárcel en su propio país, si
tienen valor para ello. El contribuyente español bastante tiene ya con
mantener a los reclusos españoles.

• El ya mencionado asunto de los castigos físicos podría ahorrarle al


Estado el tener que gastar dinero en mantener a otro recluso. No sale
rentable meter en la cárcel a un pequeño trapero o a un aprendiz de
macarra, si luego resulta que en la cárcel se junta con individuos de
mucha peor estofa, se endurece y aprende de ellos. Sale más
rentable darle un correctivo físico, totalmente gratuito, de tal modo
que no se atreva a volver a delinquir. La cárcel debería reservarse en
la medida de lo posible a elementos socialmente peligrosos e
incorregibles.

• Fin de los lujos en las cárceles. No puede ser que un ciudadano


trabajador y padre de familia no llegue a fin de mes y que a un
criminal no le falte de nada. Es inmoral, injusto y odioso. Las ayudas
sociales, para los ciudadanos trabajadores, y sólo si sobra dinero
puede llegar a pensarse en mejorar las condiciones de vida de los
criminales.

• Amnistía a los hombres condenados por "leyes de violencia de


género" anticonstitucionales, que tienen buena parte de la
responsabilidad en el aumento de reclusos y en la sobresaturación del
sistema penitenciario español, muy a menudo con hombres
totalmente inocentes. Esta medida debe complementarse con
la derogación de la Ley Integral de Violencia de Género y la
Ley de Divorcio y la lucha contra el fenómeno social de las
denuncias falsas por parte de mujeres sin escrúpulos, dispuestas a
aprovecharse de la imbecilidad de una "justicia" decadente.

• Castigar a los organismos e individuos responsables de


subvencionar y promover la misandría y la criminalización del
varón ―especialmente del varón blanco y heterosexual―, sea con
dinero privado o especialmente con dinero público.

• Ir a la raíz del problema. Es innegable que una sociedad


aberrante produce inadaptados sociales, y probablemente muchos de
estos inadaptados son seres humanos más cuerdos que quienes les
condenan. Se debe trabajar para constituir una sociedad que no esté
en contradicción con la naturaleza humana y que no aliene ni
desposea al individuo de sus vocaciones naturales ―que en el caso
del hombre, tienden a la acción, y en el caso de la mujer, a la
maternidad.

LA CRISIS NO ES SÓLO ECONÓMICA NI SÓLO


ESPAÑOLA ―DECADENCIA DE OCCIDENTE
Hubo un tiempo en el que el ser humano estaba gobernado por la
voluntad, y sus apetitos eran instrumentos de esa voluntad. Ahora
está gobernado por el deseo, y su voluntad es el instrumento de sus
apetitos. Mientras vivamos en un sistema económico que convierte en
rentable el envenenamiento del planeta y del cuerpo y la mente del
hombre, esto jamás se podrá cambiar. Se necesita un sistema
económico antropocéntrico, que se base en el hombre, y en el que la
economía esté al servicio del hombre, no el hombre al servicio de la
economía.

Nos encontramos en una época de transición. Un sistema de vida


muere, y otro ocupará su lugar. Como todas las sociedades que
llegan a fin de ciclo, la nuestra es una sociedad fuertemente
decadente y desorientada. Nadie cree en nada, el idealismo está
muerto y todo son intereses, beneficios e impulsos del bajo vientre.
En esto, tienen la responsabilidad tres instituciones encargadas de
formar los valores del individuo: la familia, el sistema educativo y
los medios de comunicación.
La familia, depositaria del imaginario colectivo de la antigüedad, ha
sido totalmente neutralizada como célula independiente. En los pocos
lugares donde los lazos familiares todavía son superiores a los lazos
económicos (como en las tribus libias), la globalización se está
encargando de imponer su ley. La familia tradicional es antisistema:
una familia, usando la misma casa, el mismo coche, compartiendo
gastos, etc., consume menos que cada individuo por su lado con su
propia casa, su propio coche, comiendo fuera de casa, etc. Lo que
interesa no es que el individuo comparta sus posesiones y haga causa
común con otros, lo que interesa es que abunde la gente
independiente, "liberada", hedonista, superficial, insatisfecha y
egoísta, cuanto más frustrados e infelices, mejor —ya que buscarán
la felicidad de manera artificial, en placeres superficiales, vicios
fáciles y compras compulsivas, y ello multiplica las rentas de la casta.

Además, la familia es la unidad social más básica. El individuo tiende


a aplicar en su vida social los mismos patrones que ha absorbido en
su familia. Quien no sabe vivir en familia, nunca podrá vivir en una
sociedad estructurada, y por tanto, sin familia, es imposible construir
un verdadero socialismo —ya que el individuo pasa a regirse por
directrices que no tienen nada que ver con su propia gente, sino con
lo que se vocea en los medios de comunicación y en la "cultura"
oficial mainstream.

El sistema educativo se ha convertido en una fábrica de esclavos en


serie, recompensando las virtudes del animal de ganado, ahogando la
excelencia humana, machacando el vigor de la juventud y
neutralizando a los superdotados. Se ha convertido también en un
negocio y en un centro de adoctrinamiento para la ingeniería social
con directrices impuestas por la UNESCO (multiculturalismo,
igualitarismo, aborto libre, sexualidad libre, normalización de la
homosexualidad, cultura de la anti-voluntad y del anti-esfuerzo, anti-
patriotismo, tecnofilia, anti-racismo, consumismo, moral del esclavo,
globalismo, etc.).

En cuanto a los medios de comunicación, están secuestrados por el


gran capital y sólo difunden la ideología oficial, la publicidad, las
modas necesarias para que el sistema económico de consumo se
mantenga en pie, y las consignas que están envenenando la mente
de la humanidad.
Las crisis que veremos a continuación se añaden a las más graves de
todas, que son la multiplicación exponencial de los seres humanos en
las áreas más deprimidas del planeta, la lucha por los recursos y la
degradación del código genético humano. Cuando se promueve la
disolución social y moral más absoluta, el ateísmo, el igualitarismo, el
relativismo, el nihilismo y el cortoplacismo, todo se hunde, y sólo una
élite financiera y comercial, firmemente religiosa, cohesionada,
educada y rica, asciende a lo alto del desastre como la nata a lo alto
de la leche.

Crisis biológica

El ser humano, como cualquier otro animal, interacciona con el medio


que le sostiene de diversas formas: respirando, bebiendo, comiendo,
observando, escuchando, sintiendo, saboreando, tocando. Estos
procesos estimulan todo un sistema psicofísico, y de ellos depende la
creación de un ser humano sano, equilibrado y amante de lo suyo, o
la creación de una criatura enfermiza, autodestructiva, endofóbica y
neurótica.

En los tiempos antiguos, el ser humano interaccionaba con un


entorno virginal, prístino y natural, tal y como nos pedía nuestro
código genético, moldeado por dicho entorno. Actualmente,
interaccionamos con un entorno corrompido y contaminado, que está
en contradicción con todos los circuitos físicos y mentales de nuestro
cuerpo. El agua está contaminada, el aire está contaminado, la
comida está corrompida, la contaminación electromagnética es
constante y nuestro entorno está desnaturalizado. En una frase,
estamos respirando, bebiendo, comiendo, observando, escuchando,
sintiendo, saboreando y tocando cosas que no son aptas para el
consumo humano, y que desequilibran la salud tanto física como
mental del individuo. Es en las ciudades grandes y zonas
industrializadas donde este proceso está más avanzado, y donde ha
causado una grave epidemia de esterilidad, problemas de salud,
enfermedades mentales y feminización debido a los xenoestrógenos y
otras sustancias estrogenizantes. El ser humano moderno tiene, para
consigo mismo y para con el medio, comportamientos anormales y
destructivos, propios del animal enjaulado.

La culpa de esta involución la tiene un determinado mindset, o bagaje


mental-ideológico, que considera que el ser humano no es un animal
sujeto a las mismas leyes naturales que rigen la evolución del resto
de animales. Incluso a quienes afirmen que el hombre tiene un
espíritu que lo distingue y que lo eleva, habría que explicarles que
sigue teniendo, hasta el momento de su muerte, una parte material,
sujeta a las leyes de la tierra. Este lastre mental sólo puede
solucionarse con un cambio total de paradigma, basado en la idea de
que "si perjudica a la especie, es malo".

La única manera de volver a someter a los pueblos europeos a unos


hábitos de vida mínimamente sanos, es operando una militarización y
regimentación total de toda la sociedad, y familiarizándola con la vida
de campamento, lo cual sólo podría hacerse cuando un sistema de
poder político de carácter socialista haya reconquistado los Estados.

Crisis antropológica

El proceso de domesticación de un animal es largo y triste. Por poner


un ejemplo, para pasar de los antiguos y salvajes uros a la vaca, se
tuvo que operar una selección artificial que contradecía radicalmente
a la selección natural hasta entonces vigente. Los hombres
capturaron rebaños de uros y sistemáticamente, generación tras
generación, mataron a los más bravos, inquietos e inteligentes para
que su código genético no pasase a la siguiente generación. Al final,
los hombres obtuvieron lo que querían: un animal al que le da igual
que una persona se le acerque descaradamente y le agarre de un
pezón para ordeñarle toda la leche que debería ir para sus terneros.

Desde el Neolítico, la civilización ha operado una "selección a la


inversa" en el genoma humano. En cada generación, los individuos
más nobles, bravos, abnegados, altruistas, valientes, heroicos, sanos
e inteligentes, han caído en guerras y luchas por el poder. La
civilización lleva milenios recompensando evolutivamente la
multiplicación de los individuos vagos, cobardes, aduladores,
mentirosos, materialistas, egoístas, débiles, "espabilados" o
simplemente mediocres. Actualmente, el "superviviente" ya no es el
cazador o el guerrero de otros tiempos, sino el buitre oportunista, el
buscavidas, el mercader, el tendero o el tacaño que acapara riqueza
como un roedor. Este horroroso retroceso en la evolución, prolongado
al infinito, acaba creando dos tipos humanos:

1- El rebaño. Un tipo humano conformista, sin anhelos,


curiosidades, inquietudes, imaginación, valor, idealismo ni
inteligencia ―salvo la estrictamente necesaria para desempeñar su
puesto de trabajo. Un tipo humano gobernado por apetitos mediocres
y desordenados: un ser apto para aceptar su esclavitud como animal
de ganado en una inmensa granja gestionada por una selecta casta
de granjeros. A cambio de ser ordeñado hasta el agotamiento, el
hombre-ganado obtiene lo que Nietzsche llamaba "bienestar digno de
lástima". Se trata del tipo humano mayoritario en las sociedades más
involucionadas, un tipo humano que se cree lo que le cuentan. Dentro
del rebaño aun hay encerradas porciones del genoma de los mejores
hombres de otros tiempos, pero la hipnosis a la que están sometidos
sus portadores evita que esta sangre maravillosa se exprese, y el
paso del tiempo la va erosionando y diluyendo irremisiblemente
generación tras generación.

2- El pastor. Un tipo humano taimado, retorcido, materialista, vivaz,


que ha sabido aprovechar la coyuntura para subir a lo más alto, que
prospera con la desgracia ajena, que fomenta deliberadamente la
estupidez del resto de la humanidad y que neutraliza a las cabezas
pensantes del rebaño. Un carácter gobernado por la ambición
material y el ansia por trepar hacia ni él sabe dónde. Estos individuos
se unieron entre ellos por intereses comunes, adularon a los antiguos
héroes para fomentar las ambiciones que les hicieron caer, usurparon
su lugar y se colocaron en condiciones de explotar de forma
parasitaria al pueblo huérfano. Este tipo humano es el que predomina
en las castas económicas y políticas que gobiernan al mundo
actualmente, y no le conviene que el hombre evolucione para
despertarse y liberarse.

La degeneración de la especie, debida a la sobreprotección y


domesticación del ser humano civilizado, puede compararse con lo
que pasa cuando un jardín se descuida y se abandona: las malas
hierbas lo invaden y amenazan con convertirse en la especie
dominante. Sólo una política de eugenesia podría poner coto a este
proceso. Se trata de un tema complejo que queda fuera del marco de
este escrito y que será tratado en un artículo futuro.

Crisis étnica
La globalización está gobernada por una casta financiera, comercial y
mediática altamente endogámica, que considera que la amalgama de
la "raza blanca", que vertebra a la Civilización Occidental
(especialmente las clases medias y bajas europeas y los WASP y
"rednecks" estadounidenses), es el único bloque social multinacional
que, bajo ciertas condiciones, podría ser capaz de desafiar la
hegemonía económica y política de la plutocracia globalista.

Las identidades étnicas (especialmente las occidentales) son vistas


como un obstáculo en los planes de la globalización, un bastión
reaccionario del antiguo orden natural de las cosas. Muchas culturas y
muchos pueblos son difíciles de dominar por una casta
internacionalista, ya que son miles de escenarios, cada uno con sus
reglas —pero una cultura y una sociedad global, es fácil de dominar:
se forjan los valores y las mentalidades, se toma nota de las
debilidades, y se procede. Por eso la globalización busca de forma
sistemática y agresiva la disolución de las identidades de todos los
pueblos del planeta. Y aunque a la homogeneización racial total le
falta tiempo, la homogeneización de las ideas y del carácter, está
muy avanzada: cada vez más se tiene la sensación de que la gente
piensa igual en todas partes y tiene metas similares.

La inmigración masiva de los últimos tiempos sirve bien al objetivo de


la homogeneización masiva de la humanidad, y está abocada a
provocar gravísimos conflictos sociales en el futuro próximo. Se
tratarán otros aspectos de la crisis étnica en la tercera parte del
artículo.

Crisis moral, ideológica y espiritual

No sólo de pan vive el hombre. Como se ha dicho más arriba, el


hombre tiene necesidades inmateriales, y necesita formas de
organizar y canalizar las capacidades más elevadas de su cerebro. A
un nivel básico, el ser humano necesita sentirse identificado con un
proyecto común "tribal" digno de orgullo, que le dé la oportunidad de
formar parte de algo que trascienda su individualidad mediocre y
efímera, algo que lo aúpe a la eternidad. El hombre del hemisferio
norte, cuyos antepasados vivieron en condiciones que exigían
cooperación y trabajo en equipo, parece particularmente programado
para querer ser útil a su "tribu". Cuando se le niega la posibilidad de
ayudar a sus semejantes y participar en una gran empresa común, el
hombre sufre. Sin una tabla de salvación, una brújula que le señale el
Norte, el hombre se vuelve desorientado y sus instintos se disgregan.
Por ende, las civilizaciones necesitan una disciplina social, un
imaginario colectivo que organice a las masas y las cristalice y
estructure, convirtiéndolas en una unidad férrea y pletórica de fe.

El problema del hombre moderno corriente no es ya que tenga una


ideología equivocada, sino que directamente no tiene ideología alguna
—pues no está dispuesto a luchar y morir por absolutamente nada.
De eso se ha encargado el sistema, cultivando una de las peores
enfermedades mentales que existen (el ego, el "yo no creo en nada,
sólo en mí mismo" y el "yo soy más guay que el vecino"). Esto es
pernicioso por cuanto las ideologías proporcionan cohesión social y
vertebran a un pueblo, mientras que los egos lo dividen. Cuando no
hay ideología (podríamos decir "ego común"), la colectividad carece
de propósito y de sentido, tanto para bien como para mal. La India
védica, la antigua Esparta, la Roma imperial, la Europa medieval, los
califatos árabes, los pioneros puritanos, el Japón feudal, la Francia
napoleónica, la Alemania nazi, la Unión Soviética y la España
franquista (o actualmente Corea del Norte o Irán), fueron, para bien
y para mal, sociedades fuertemente ideologizadas, en las que "se
creía en algo". En Occidente, ese "algo" ha sido arrancado, y el hueco
ideológico no se ha llenado con nada nuevo satisfactorio, de modo
que automáticamente el vacío atrae a las fuerzas parasitarias, las
malas hierbas: materialismo, hedonismo, pereza, indolencia,
nihilismo y otros vicios. Parece que el hombre moderno no siente
respeto por nada, que nada lo motiva y que nada le conmueve de
verdad el alma… salvo el dinero y el estatus socioeconómico.

Que la sociedad debe ser fuerte y honorable lo corrobora el hecho de


que las mismas masas, de carácter netamente femenino, tienden a
despreciar y a revolverse contra las sociedades y líderes que les
permiten comportarse de manera disoluta e indisciplinada. La
proliferación de tribus urbanas, sectas, independentismos, hinchadas
de fútbol, mundos virtuales, estéticas raras, aficiones extravagantes,
etc., se debe a que el individuo carece de una fe, una ideología
vigorosa y prometedora con la que sentirse identificado, y una
Tradición ancestral que asegure la continuidad de su código genético
y su mentalidad —de modo que busca sucedáneos cutres para auto-
afirmarse, de manera inadecuada e infantil. Este proceso surgió ya
durante la decadencia de Roma: proliferaron infinidad de "cultos de
salvación", de los cuales sólo el cristianismo acabó imponiéndose. La
Europa actual, que es hija de Roma, está atontada por las sustancias
químicas y los impulsos sensoriales desordenados, y parece que será
el Islam quien se llevará la palma, a menos que Europa sea capaz de
crear un sistema de valores que supere al Islam en fuerza y
magnetismo, recuperando ideas "medievales, anticuadas y obsoletas"
como el patriotismo (que no patrioterismo), el honor, la lealtad, el
valor, el orden, la jerarquía, la obediencia, el sacrificio, el altruismo y
la disciplina.
Los pueblos europeos deben ser capaces de crear, de forma
espontánea y bajo una fuerte presión ambiental (ya que el hombre
nunca ha evolucionado por iniciativa propia, sino arreado por el látigo
de la vida y del mundo), un nuevo sistema de valores y creencias que
invierta totalmente la perniciosa tendencia de los últimos milenios y
que inyecte una masiva dosis de fe, ilusión, pasión y fanatismo en el
triste espíritu del hombre europeo. Es difícil concebir este proceso de
transformación sin contar con la mayor maquinaria trituradora de
egos individuales que ha llegado hasta nuestros días: el mundo
militar.

Crisis sexual

El sexo es una de las mayores fuerzas que mueven al ser humano y,


actualmente, es también un enorme negocio para un sistema que
intenta sacar beneficio económico hasta de los instintos naturales. La
pornografía, las modas, la prostitución, la economía del mundo de la
noche, las drogas, el alcohol, las hipotecas, las profesiones y un sinfín
de negocios extremadamente lucrativos, utilizan al sexo como su
principal combustible.

Resulta muy claro a estas alturas que el sistema moderno, utilizando


principalmente los medios de comunicación y diversas consignas y
"memes" lanzados a las masas, se dedica a:

a) Sobre-estimular sexualmente al individuo, especialmente a los


varones. Con ello, promueve la expresión desordenada y superficial
de los instintos sexuales naturales, la subordinación de la voluntad a
los deseos y el drenaje de la fuerza vital. Además, evita que el
individuo piense en otras cosas que lo puedan convertir en un
disidente.

b) Derribar los sentimientos naturales de pundonor, inocencia,


idealismo y dignidad, que obstaculizan la "libre circulación" de flujos
sexuales en la nueva sociedad-revoltijo pseudomatriarcal.

Del mismo modo que el capitalismo busca "abrir mercados" violando


la soberanía de países ajenos, también ha descubierto que en el seno
de cada individuo también hay "mercados" susceptibles de ser
explotados, y que deben ser también abiertos. En una época de
promiscuidad y corrupción universales, sólo los grupos altamente
organizados, puritanos, jerarquizados y de alta natalidad, ascienden a
lo alto. Simplemente, "los mercados" quieren asegurarse de que los
pueblos a los que explotan no sean de esos grupos.
En otro orden de cosas, el sistema económico se ha dado cuenta de
que los hombres producen la mayor parte de bienes y servicios que
circulan por el mundo, pero son las mujeres quienes los consumen en
mayor cantidad. Obviamente, al sistema económico le conviene un
"individuo universal", sin identidad sexual, que tenga los hábitos de
trabajo y competitividad de un hombre, pero los hábitos de consumo
de una mujer. En términos de ingeniería social, eso se traduce en
intentar inocularle al hombre la enfermedad del consumismo, de la
moda y de la superficialidad social, y en intentar embrutecer el
carácter de la mujer insuflándole agresividad masculina para volverla
"competitiva". El resultado ha sido una generación de poco-hombres
y poco-mujeres, quizás aptos para el sistema, pero no para la
especie. Ahora se ve con más claridad que la "liberación de la mujer"
en realidad ha sido una estrategia del gran capital para destruir la
célula familiar, duplicar la mano de obra, reducir los sueldos a la
mitad, aumentar el consumo y dejar a los hijos a merced de la
agresiva propaganda emanada de las multinacionales. Entendemos
que el verdadero machismo consiste en pensar que la mujer debe
adoptar la conducta de un hombre, y en no reconocer la importancia
económica y social de la madre y del ama de casa.

Finalmente, el hombre autoritario, el pater familias de los tiempos


romanos, ejerce una influencia magnética sobre la masa social,
disciplinándola. Los pastores sociales saben que para obtener un
rebaño disoluto, vulnerable y atolondrado, necesitan anular la
influencia de los "machos cabríos" y conceder libre albedrío al
consumismo, asegurándose de que las inseguridades y veleidades
consumistas de las mujeres no se vean restringidas por la seguridad
ofrecida por un hombre que se viste por los pies. El patriarcado ha
sido efectivamente desmantelado.

Esto, junto con la consabida táctica del "divide y vencerás", es el


verdadero origen de la "lucha de sexos" y de las leyes y convenciones
sociales que criminalizan al hombre blanco heterosexual de a pie e
intentan arrancarle poder y autoridad sobre su entorno, para
concedérselo a "los mercados" (medios de comunicación, gobiernos,
sistema educativo, mega-empresas, bancos). En la práctica, la
atenuación de las identidades sexuales, que comenzó con el Neolítico,
está acelerándose en las sociedades "desarrolladas". Los hombres son
cada vez menos hombres, las mujeres cada vez menos mujeres, la
esterilidad se ha incrementado de forma alarmante, la natalidad ha
caído en picado y ha aumentado drásticamente la cantidad de
homosexuales.

Crisis medioambiental
La fuente de energía más efectiva, limpia y renovable es la que utilizó
el hombre durante la mayor parte de su historia: animales, productos
vegetales, agua, piedra y madera. La civilización moderna devora
infinidad de recursos, desde petróleo hasta minerales, y desde ríos
hasta montañas, endeudándose con la Naturaleza por generaciones y
generaciones. Este proceso, para colmo, ha aumentado la cantidad de
seres humanos, pero no ha aumentado su calidad, sino todo lo
contrario, ya que el hombre no puede volverse contra la tierra que lo
sustenta sin involucionar. Las sustancias tóxicas se están acumulando
en la tierra, el aire, el agua, nuestros alimentos y nuestros propios
cuerpos, produciendo seres humanos cada vez más endebles y
enfermizos. Parece que la humanidad se ha concentrado tanto en el
progreso de la tecnología que se ha olvidado del progreso evolutivo
del mismo hombre, y que en vez de utilizar la tecnología para
mejorar al hombre, estamos utilizando al hombre para mejorar a la
tecnología.

Los eufemismos como el "crecimiento sostenible" o el "desarrollo


sostenible" son palabroides políticamente correctos (ya que ningún
crecimiento ni desarrollo es sostenible indefinidamente) que
enmascaran las verdaderas intenciones de la finanza internacional:
privatizar la Naturaleza, ponerla a producir rentas y utilizar
problemas globales (cambio climático) para introducir medidas,
soluciones y organismos igualmente globales. Lo que se necesita es
un cambio radical en los hábitos del ser humano civilizado si se
pretende salvar a la biosfera. Tres simples medidas que borrarían de
un plumazo buena parte de nuestros problemas ambientales serían:

• Reducir drásticamente el consumo, eliminando las modas,


simplificando el estilo de vida y fabricando productos necesarios y
que duren mucho tiempo. Lo veremos con más detalle en la tercera
parte del artículo.

• Economía nacional, local y de circuito cerrado en la máxima medida


de lo posible. Se emplearía menos petróleo y menos aditivos
químicos, fertilizantes y pesticidas (que a su vez son en buena parte
derivados del petróleo).

• Promover la reforestación.

Crisis demográfica

Un país equivale, antes que a sus materias primas o capitales, a la


calidad, cantidad, composición y distribución de su capital humano,
es decir, a su llamado manpower. Todos los aspectos de una nación
(economía, cultura, productividad, política, relaciones exteriores,
etc.) se basan en última instancia en que las mujeres producen hijos.
Cuando esto falla, todo lo demás falla.

Todas las sociedades decaen porque el sustrato biológico que


aseguraba su existencia, sucumbió. Una sociedad puede sobrevivir a
una guerra, una hambruna, una peste, una sequía o una catástrofe
natural, pero no puede sobrevivir a la modificación de su código
genético, a la proliferación de los tipos humanos menos valiosos o a
la molicie inducida por un confort demasiado prolongado. Si un
sistema económico entra en crisis, si una catástrofe destruye una
ciudad o si cae un régimen político, todo eso se puede solucionar. Lo
que no tiene solución es la disolución de un pueblo, su mentalidad, su
carácter y su sangre. En otras palabras, los pueblos no sobreviven a
la deformación de sus rasgos originarios o al agotamiento de su pozo
genético.

Existe un problema demográfico en Occidente. El problema


demográfico es que no se tienen hijos. Las corporaciones capitalistas
dieron un paso al frente y dijeron "traed gente de fuera". ¿No habría
sido más fácil fomentar políticas de natalidad, apoyo a las familias
numerosas, remuneración del trabajo de las amas de casa, que ser
madre fuese prácticamente un trabajo pagado por el Estado, etc.? Sí,
habría sido más fácil. Y no tendríamos los problemas que tenemos
ahora, de grupos inasimilables que odian a muerte al Estado que les
da de comer, que lo desangran económicamente y que, para
celebrarlo, han disparado la tasa de delincuencia. El problema es que
esto no habría multiplicado las rentas de "los mercados" (es decir, de
una reducida casta de parásitos).

Una sociedad necesita una media de hijos de por lo menos 2 por


individuo si desea asegurar el relevo generacional. Actualmente, la
media de hijos en las sociedades "desarrolladas" ronda el 1,2. Es
decir, que prácticamente nuestra población se divide por 2 en cada
generación.
Pirámide de población de España de 2007.

Pirámide de población de África Occidental vs. Europa Occidental.


Numéricamente, los africanos son demasiados para los medios que tienen, pero
las proporciones de su pirámide poblacional son mucho más naturales. En
Europa, nuestros números son más acordes con nuestros medios, pero la
composición de nuestra pirámide es totalmente antinatural.

El pronóstico es insostenible: una minoría de trabajadores jóvenes va


a tener que sostener con su trabajo a una mayoría de pensionistas. El
remedio propuesto por "los mercados" (importar inmigrantes a
mansalva) está demostrando ser peor que la enfermedad. Sólo una
política social de apoyo a la familia y fomento de la natalidad entre la
población autóctona, podría revertir esta tendencia: remuneración y
cotización a la Seguridad Social del trabajo de las amas de casa, los
préstamos sin interés a las parejas jóvenes (cosa que se hacía en la
Libia gadafista), pisos de protección oficial (se necesitaría nacionalizar
stocks enteros y poner orden en el mercado de la vivienda), y
cualquier medida que tienda a estimular la natalidad y solidificar la
familia tradicional.

IR A LA PRIMERA PARTE (ANTERIOR)


IR A LA TERCERA PARTE (SIGUIENTE)

NOTAS

[1] Más tarde, el mismo De Gaulle pediría a EEUU oro en vez de


dólares para pagar sus exportaciones, desencadenando la abolición
del patrón-oro decretada por Nixon en 1971. En 1973, Carrero Blanco
amenazaba con convertirse en el nuevo De Gaulle, debido a sus
planes para armar a España con la bomba atómica y otros asuntos. El
Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger lo hizo asesinar.
Las naciones soberanas, sin duda, son un quebradero de cabeza para
las potencias hegemónicas de la era de la globalización. (Francia
volvió a entrar en la OTAN en 2009 bajo Sarkozy).

[2] Ver los siguientes enlaces:

http://www.elimparcial.es/contenido/6786.html
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/saharauis/juegan/carta/nu
eva/petroleo/elpdomrpj/20060409elpdmgrep_5/Tes
http://www.rtvc.es/participa/blogs/miequipaje/archive/2010/09/16/p
etroleo-canario-o-marroqui.aspx

Crisis española y los tabúes del 15-M (III de


III)
Los banqueros mundiales, accionando algunos simples
resortes que controlan el flujo del dinero, pueden construir o
destruir economías enteras. Controlando las publicaciones de
prensa sobre estrategias económicas que dan forma a las
tendencias nacionales, la élite del poder es capaz, no sólo de
estrechar su dominio sobre la estructura económica de esta
nación, sino de extender ese control a lo largo del mundo.
Aquellos que poseen semejante poder querrían, lógicamente,
permanecer en segundo plano, invisibles para el ciudadano
medio.
(Aldous Huxley).

Las crisis se organizan de manera consciente para robarle el


dinero al pueblo.
(Antonio Sáez del Castillo).

ÍNDICE

PRIMERA PARTE
- LA GLOBALIZACIÓN
- DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL
- EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS Y LA ORGANIZACIÓN
TERRITORIAL
- MONOPOLISTA BIPARTIDISTA
- "LA CASTA", O COSTRA NOSTRA —PRIVILEGIOS DE LA NUEVA
ARISTOCRACIA ESPAÑOLA
- LA BURBUJA ESTUDIANTIL
- LA INMIGRACIÓN ES LA PUNTA DE LANZA DE LA GLOBALIZACIÓN
PARA DESTRUIR EL MERCADO LABORAL, LOS SERVICIOS SOCIALES
Y LAS CLASES TRABAJADORAS DE OCCIDENTE
- OTRAS VENAS ABIERTAS DEL ESTADO

SEGUNDA PARTE
- PALACIO, TEMPLO Y MERCADO
· Contra el Mercado y los mercaderes, el Estado y los estadistas
- CONTRA LA GLOBALIZACIÓN, AUTARQUÍA Y SOBERANÍA
- ENERGÍA NUCLEAR: SOLUCIÓN PROVISIONAL AL PROBLEMA
ENERGÉTICO
- SEGURIDAD CIUDADANA Y CÓDIGO PENAL
· Derecho a la legítima defensa
· Sistema penitenciario
- LA CRISIS NO ES SOLO ECONÓMICA NI SOLO ESPAÑOLA —
DECADENCIA DE OCCIDENTE
· Crisis biológica
· Crisis antropológica
· Crisis étnica
· Crisis moral, ideológica y espiritual
· Crisis sexual
· Crisis medioambiental
· Crisis demográfica

TERCERA PARTE
- EL CONSUMISMO ES UNA ENFERMEDAD MENTAL
- AUSTERIDAD
- LA BURBUJA MULTICULTURAL —MITO Y BOMBA DE RELOJERÍA
· La fuente ideológica del multiculturalismo, o los traidores útiles
- ¿ES EL 15-M UN INVENTO DE LOS GLOBALISTAS?
· El concepto de las "alternativas controladas"
· Personas y grupos claves para entender el 15-M
· Ideología, filosofía y base social del 15-M
· Conclusiones sobre el 15-M
- POLÍTICA EXTERIOR
- EL FRANQUISMO A TRAVÉS DEL RETROVISOR
- QUÉ CAMINO PARA ESPAÑA

Llegamos a la última parte de este artículo, que en modo alguno


pretende ser un estudio exhaustivo ni mucho menos, sino sólo un
resumen de algunas ideas sobre la crisis actual. En
la primera y segunda partes hemos visto cómo la globalización tiende
a igualar la forma de vivir, el salario, el nivel económico y el
horizonte cultural de todas las personas del planeta —salvo de una
minúscula élite plutocrática. Hemos visto cómo, cuando el sistema de
poder político del Estado es a cuatro años, la sociedad está
desarmada ante otros sistemas de poder, especialmente financieros y
comerciales ("los mercados") que sí planifican estrategias a muy
largo plazo y que conocen al pueblo mejor de lo que el pueblo se
conoce a sí mismo. Hemos visto cómo el Mercado (comparable al
bajo vientre de una sociedad) está suplantando al Palacio (el corazón)
y al Templo (el cerebro), y cómo se está intentando establecer en
Europa un sistema económico más neoliberal y más americano, casi
anarcocapitalista, en el que todo lo que dé beneficios sea privado y
todo lo que dé pérdidas sea público.

Hoy en día nos indignamos cuando leemos que, durante la Edad


Media, un campesino tenía que pagar un porcentaje de los frutos de
su trabajo a un señor feudal. Sin embargo, actualmente la mayor
parte del sueldo del trabajador medio se va en hipotecas, gastos
necesarios y gastos innecesarios (consumismo), y termina en manos
de banqueros y grandes empresarios. Al parecer, la doctrina oficial de
"cualquier tiempo pasado fue peor" debe ser cuestionada, ya que el
ser humano se va acercando cada vez más a su domesticación
definitiva. "Libertad, igualdad, fraternidad", han resultado ser un
cuento chino para entronizar a la burguesía mercantil, erigir una torre
de Babel urbana, dejar a los pueblos en manos de "los mercados" —
es decir, de los peores parásitos que existen en el mundo— y, en
suma, para llegar a donde estamos ahora. El Mercado, emancipado
del Palacio y del Templo, ha creado una economía financiera
"abstracta", que se ha acoplado como una sanguijuela a la economía
productiva "real", desangrando a los trabajadores y trasfiriendo la
riqueza de países enteros hacia bancos, paraísos fiscales y paraísos
esclavistas. En cuanto a las clases sociales del pasado, han sido
abolidas. Hoy deben reconocerse sólo dos clases sociales:

- Parásitos. A su vez se dividen en parásitos de altos vuelos (banca,


grandes empresarios, políticos, famosillos, mafias, etc.) y parásitos
de baja estofa (delincuentes, traficantes, buena parte de la
inmigración, minorías privilegiadas, etc.). Ambas variedades son el
martillo y el yunque con los que se doblega al resto de la humanidad.

- Parasitados. El resto de la población. El trabajador honrado ha


sido reducido al papel de pagar, callar y no molestar, para que las
oligarquías económicas del mundo puedan seguir haciendo negocios y
destrozando el planeta sin interferencias por parte de Estados
soberanos, pueblos cabreados o líderes fuertes. Lo único que le
queda al ciudadano honrado es, cada cuatro años, meter un papelito
en una urna y decidir si nos gobierna el Banco Santander o el BBVA.
A pesar de que cada vez paga más, de que cada vez sufre más
congelaciones y recortes salariales, y de que el dinero cada vez tiene
menos poder adquisitivo debido a la inflación, cada día son menos las
prestaciones sociales a las que puede aspirar el trabajador español.

EL CONSUMISMO ES UNA ENFERMEDAD MENTAL

Nuestra economía enormemente productiva pide que


hagamos del consumo nuestra forma de vida, que convirtamos
en rituales la compra y el uso de bienes, que busquemos
nuestra satisfacción espiritual, nuestra satisfacción del ego,
en el consumo. La medida de estatus social, de aceptación
social, de prestigio, se encontrará ahora en nuestros patrones
de consumo. El mismo significado de nuestras vidas hoy es
expresado en términos de consumo. Cuanto mayores sean las
presiones sobre el individuo para que se conforme a los
estándares sociales seguros y aceptados, más tenderá a
expresar sus aspiraciones y su individualidad en términos de
lo que viste, conduce, come —su casa, su coche, sus patrones
alimentarios, sus aficiones.
Estas comodidades deben ser ofrecidas al consumidor con
una urgencia creciente. Requerimos no sólo consumo
"forzado", sino también consumo "caro". Necesitamos que las
cosas se consuman, se quemen, se reemplacen y se descarten
a un ritmo cada vez mayor. Necesitamos que la gente coma,
beba, vista, conduzca, viva, con un consumo cada vez más
complicado y, por tanto, más caro.
(Victor Lebow, economista estadounidense, "Price competition in
1955").
"Mammon - Dedicado a sus seguidores" (1885), por George Frederick Watts.
Decía el pintor: "la prosperidad material se ha convertido en nuestro verdadero
dios, pero nos sorprendemos al ver que la adoración de esta deidad visible no
nos hace felices". Mammon era el demonio de la codicia en la Europa medieval.
El mammonismo es la gran enfermedad del mundo moderno; a través de la
élite financiera, domina el horizonte mental de las masas. Sus armas son la
banca privada, el dinero-fiat sin respaldo real, la deuda y el interés.

Es el hombre el que forja los valores, no los valores los que forjan al
hombre. De esto se desprende que los valores de una sociedad son el
resultado de sus actos habituales —que son a su vez el resultado de
la herencia genética, el entorno y la voluntad individual. Una sociedad
de cazadores, de campesinos o de soldados nunca producirá los
mismos valores que una sociedad de mercaderes o de esclavos.
Cuando un grupo de mercaderes y esclavos toma el poder, impone su
comportamiento sobre la masa humana, que acaba adoptando su
conducta y sus valores para poder sobrevivir en el nuevo modelo
social. Hoy, esos valores son la codicia y el consumismo.

El consumismo es la promiscuidad de la economía, el modo que tiene


la casta dirigente moderna de robarles a los trabajadores el dinero
que les sobra, y de multiplicar las rentas del capital prestamista.
Resulta muy instructivo entrar en un gran centro comercial: lo
primero que se ve son docenas de complementos: bolsos, perfumes,
joyas, gorros, adornos, zapatos. Estos complementos, ninguno de los
cuales es necesario, están hechos a base de quemar recursos
(muchos de ellos tóxicos) en diversas zonas del planeta. Muchos de
estos recursos se aseguran mediante guerras que devoran seres
humanos y más recursos. Los objetos de moda están fabricados en la
otra punta del mundo empleando mano de obra prácticamente
esclava, a menudo menores de edad que trabajan en condiciones
infrahumanas y cuya esperanza de vida no pasa de los 40 años. Para
traer el flamante producto a Occidente, es necesaria una buena
cantidad de petróleo. Para distribuirlo a los diversos centros
comerciales, se necesita más petróleo. (Huelga decir que, para
asegurar el petróleo, también se producen guerras). Para venderlo a
un precio mucho mayor que lo que costó elaborarlo y transportarlo,
es necesaria una industria publicitaria, mediática y especulativa que
se traga cantidades inmensas de capital, desviando talentos y energía
creativa hacia un sector terciario hipertrofiado y obeso. Y finalmente,
cuando el producto pasa de moda (de lo que enseguida se ocupa la
publicidad, ya que eso acelera el ritmo del consumo), pasa a formar
parte de una enorme cantidad de basura que contamina el medio.

Ninguno de los pasos de este ciclo ha producido riqueza real,


tangible y perdurable para el pueblo, sino beneficios abstractos
(papel-moneda, dinero fiat, cifras digitales de unos y ceros en los
circuitos eléctricos de un banco) para una codiciosa élite capitalista —
que usa estos beneficios de forma fraudulenta para adueñarse de la
riqueza real (recursos, medios de producción, fuerza de trabajo,
formación, instituciones, etc.) producida por otras personas.

Está muy claro que este ciclo vampírico de producción de chucherías


no es sostenible y no es en absoluto necesario para la economía de
un país, sino para la economía de una casta parasitaria. A esta casta
no le interesa que la ropa sea sencilla y que dure toda la vida sin
deteriorarse ni pasar de moda, que el individuo extraiga sus placeres
y satisfacciones de actividades 100% gratuitas, o que los hábitos
cotidianos de la sociedad sean austeros y sencillos. Para evitar esto,
la élite capitalista se asegura de alimentar el consumismo con una
feroz e histérica publicidad audiovisual.
Gracias a la publicidad, a la naturaleza misma del sistema económico,
a los valores materialistas y a las inseguridades del hombre moderno,
se han generado una serie de fenómenos insólitos y grotescos.
Vemos cincuentonas desvencijadas, obesas, con transtornos
digestivos, retención de líquidos y consumidoras de medicamentos,
paradas ante escaparates, contemplando objetos inútiles, poco
menos que con la baba colgando. Vemos hombres jóvenes con la vida
por delante, que se hipotecan alegremente para comprar un zulo a 8
veces su valor real, o que se endeudan ansiosamente para comprar
un BMW que estarán pagando todavía cuando esté en el desguace.
Vemos niñas de 13 años gastándose el poco dinero que tienen en
alcohol, ropa y maquillaje. ¿Qué tipo de valores produce una sociedad
que se comporta así? Estamos confiriendo cualidades pseudo-divinas
a los objetos y especialmente al dinero, lo cual es un problema
espiritual grave, ya que plasmamos trozos de nuestro propio ser en
cosas perecederas, en lugar de en la tierra, las ideas y otras
personas. Es un pasaporte para el olvido. Estamos concediendo una
importancia desmesurada al envoltorio del paquete (ropa, apariencia
vivienda), en lugar de al contenido (cuerpo, mente, espíritu, vida,
desarrollo, evolución), que es lo verdaderamente importante. Raro es
el individuo que no cuida su coche más que su propia salud, o que no
vigile la ropa que lleva puesta antes que las formas de su cuerpo, o
que no está mucho más limpio por fuera que por dentro. Buena parte
de la población tiene la mente y el cuerpo reventados, pero lo que
más le preocupa es su protagonismo en la orgía consumista de esta
civilización antinatural e inhumana. Son los esclavos de nuestro
tiempo, máquinas de consumir a quienes el Mercado se ha metido en
el bolsillo.

La "liberación femenina" y la desintegración de la célula familiar


tuvieron un papel muy importante en la aceleración exponencial del
consumismo después de la II Guerra Mundial. Que Amancio Ortega
(Inditex, Zara) e Isak Andic (Mango) sean los hombres más ricos de
España da una idea de hasta qué punto los hábitos de la mujer
frustrada canalizan el dinero del pueblo a los bolsillos de la oligarquía
capitalista. La mayor parte de la publicidad televisiva, así como el
mercado inmobiliario en España, son otros dos ejemplos muy
elocuentes. Se ha llegado a un punto en el que ya no importa si un
producto se paga o no, lo importante es que se fabrique, se venda, se
consuma, se reponga y que quien tenga que tirar de crédito y
endeudarse, lo haga. Cuando el crédito se generaliza, el dinero le
permite a la gente comprar más de lo que produce. Eso se ha
traducido en que al país no le es necesario producir para poder
consumir, de modo que puede permitirse importar más de lo que
exporta, alimentando la industria de países extranjeros. La situación
dura hasta que las entidades extranjeras cierran el grifo del dinero en
el instante exacto que mejor convenga a su estrategia de
dominación.

Consumismo significa que los bancos prestan dinero que no tienen,


para que el individuo (que ha estudiado cosas que desprecia, para
trabajar en un trabajo que odia, para comprar cosas que no necesita,
para impresionar a personas que no conoce), pueda endeudarse por
un dinero que nunca podrá pagar. En términos psicológicos, el
consumismo es una enfermedad mental de adicción a la materia y al
bajo vientre, que encadena el espíritu a lo bajo, miserable, mezquino
e inmediato: al objeto, al dinero, a la vil "cosa". Los responsables de
promover esta enfermedad mental han desangrado al planeta, al
hombre y a los Estados, son los mayores criminales de nuestro
tiempo y deberían ser juzgados en sus respectivos países por alta
traición.

AUSTERIDAD
La austeridad es la antítesis lógica del consumismo. Actualmente, en
el mundo "desarrollado", todos tenemos y gastamos muchísimo más
de lo que realmente necesitamos. Está claro que esto no es ni
sostenible ni necesario y que está dañando tanto al hombre como al
mundo.

El cuerpo y la vida terrenal están plagados de servidumbres


materiales. Antaño, se respetaba a quien era capaz de reducir esas
servidumbres a lo imprescindible, actualmente se las alimenta y
exaspera, atándolas a las políticas económicas de entidades
comerciales pulpoides, y quienes son siervos de sus propias
servidumbres son promovidos como ejemplos a seguir. Los oligarcas
capitalistas son, literalmente, los dueños del bajo vientre de la mayor
parte de la población mundial.

No hay que confundir la verdadera austeridad con ese hipócrita "hay


que apretarse el cinturón" predicado por banqueros
y políticos. Austeridad no significa tercermundismo ni pobreza,
significa no necesitar y no comprar cosas que son total, absoluta y
manifiestamente innecesarias, cosas que, para colmo, requieren
que los individuos, las familias y las instituciones públicas se
endeuden, no sólo con la Naturaleza, sino con entidades financieras
extremadamente peligrosas. Además, el dinero que el Estado y el
individuo no se gastan en cosas redundantes, puede sin embargo
gastarse en cosas que sí son necesarias, como la educación, la
reforestación, las políticas de fomento de la natalidad, la lucha contra
el crimen, la creación de industria, etc.

Y para que se vea por dónde van los tiros de lo "necesario", los tintes
de cabello, los cosméticos, las cremitas reafirmantes, pagar 3.000
euros por una silla "de diseño", decorar la casa con objetos inútiles,
comprarse tres bolsos cada año, los zapatos de tacón (ya no digamos
tener diez pares de ellos), cambiar de coche cada 4 años, tener un
coche de 200 caballos, utilizarlo hasta para ir a comprar el pan,
hipotecarse y endeudarse para pagar un zulo por siete veces su
precio real, "salir" (a consumir), "ir de compras" (como afición),
pagarle una millonada a una periodista por contarnos la última
fechoría de Belén Esteban, tener la TV encendida consumiendo
energía para poder ver a dicha periodista, hacer lo mismo con el PC
para contarle al colega por Facebook con qué mejunje nos cogimos la
cogorza del finde, automedicarse con diez pastillas distintas cada día,
talar bosques enteros para imprimir millones y millones de folletos
publicitarios o formularios burocráticos ridículos, NO son cosas
necesarias. Y lo que no es necesario, es un lastre inútil. De esto se
desprende que hay secciones enteras de los centros comerciales,
industrias enteras, negocios enteros, que deben ser eliminados como
el tumor que son. Sin embargo, hacer ejercicio, descansar, comer
bien, estar sano, desarrollar el cuerpo y la mente, ayudar a la
sociedad, tener hijos, salvar a la especie y contribuir a la evolución
del código genético humano hacia algo mejor, sí es necesario.

Una sociedad próspera pero austera, donde nadie pretenda aparentar


ni ser más que el vecino sólo por sus posesiones, y con una economía
basada en los recursos y las necesidades reales, sólo se podría
alcanzar triturando la enfermedad mental del ego, para lo cual sería
necesario fomentar el nacionalismo, el socialismo, el militarismo y la
regimentación de toda la sociedad. La militarización de amplios
sectores sociales además ahorraría muchísimos recursos. Si el
concepto de familia tradicional ya es anticonsumista y por tanto
antisistema, el concepto de militarismo socialista (entendiéndose
como tal lo que Spengler predicó en "Socialismo y prusianismo") lo es
incluso más: la vida de campamento, de cuartel o de monasterio,
siempre es infinitamente más austera que el voraz individualismo de
nuestro tiempo. El pasado tiene mucho que enseñarnos al
respecto. Esparta fue probablemente el único Estado histórico que
comprendió que el Mercado, los mercaderes extranjeros y los lujos de
la civilización, son productos a los que hay que acercarse con el látigo
en la mano y restringir de una forma radical. Licurgo, el líder que
instauró el sistema espartano, supo convencer a los ricos para que
abandonasen su codicia, y a las masas para entregarse a una vida
disciplinada en servicio de su pueblo y su tierra. Hasta tal punto caló
esto que a los espartanos les daba vergüenza ser vistos con oro o
que sus compatriotas pensasen que eran ricos, y sacrificar sus vidas
por el bien colectivo era para ellos motivo de orgullo. También las
órdenes religioso-militares de la Edad Media europea demostraron el
poder de una minoría ascética, adoctrinada, tensa y entrenada, por
sobre una masa disgregada y floja. Por tanto, podríamos enumerar
algunos puntos en lo tocante a una sociedad más eficaz:

• Cambio radical de valores. Esto sólo puede venir de un cambio


radical de conducta, adoptado espontáneamente o (más probable)
impuesto por el Estado y/o las circunstancias. Si el hombre es el que
influye en el mundo, no sirve de nada cambiar al mundo si no se
cambia al hombre primero. El despilfarro, el derroche, el
materialismo, lo superfluo y los tics consumistas, deben ser vistos
como un pecado, y los consumistas como débiles mentales, gente con
problemas que necesita ayuda.

• El individualismo debe ser desmantelado. Hoy se ridiculizan


todas las cosas (homogeneidad étnica, ideología, familia tradicional,
identidad sexual, disciplina, patriotismo, altruísmo) que hacen que
una sociedad sea fuerte y estable, y se promueven todas las cosas
(inmigración, lucha de sexos, guerracivilismo, separatismo, tribus
urbanas, hedonismo, nihilismo, egocentrismo, ombliguismo) que
desestabilizan a la sociedad, haciéndola débil, vulnerable y
fragmentada, y abriendo sus puertas al Mercado. (Ésta es la misma
táctica utilizada por las sectas para lavarles el cerebro a sus
miembros: arrancarlos de su marco pasado y cortar todos sus lazos
sociales y familiares). El individuo debe aprender a trabajar en equipo
y formar parte de una máquina social viva y unida, lo cual satisfará
además sus necesidades de índole "tribal" y lo preparará para fundar
su familia.

• Economía localista: además de eliminar la dependencia de la


sociedad de multinacionales y bancos, ahorraría muchísimo petróleo,
lo cual reduciría a su vez nuestra dependencia de las compañías
petroleras. Por extensión, ambas cosas reducirían nuestra
dependencia de rutas marítimas, estrechos e islas estratégicas en
manos extranjeras, etc. Esto anularía en buena medida la
enmarañada red de la globalización.

• Reducir drásticamente el consumo, eliminando las modas,


penalizando a cualquier empresa que eche mano de la obsolescencia
programada, simplificando el estilo de vida y fabricando productos
necesarios, funcionales, duraderos y fáciles de reparar y de
"actualizar". Pero ante todo, metiendo en cintura a "los mercados" y
arrancando de raíz la oferta de productos inútiles, ridículos e
innecesarios, cuya demanda está manipulada artificialmente por la
publicidad intensiva. En el presente se producen objetos inverosímiles
y luego se buscan maneras de manipular y estimular al ser humano
para que sienta la necesidad de comprar esos objetos; lo que se debe
hacer es aceptar los comportamientos innatos del ser humano
normal, y fabricar productos que se ajusten a sus verdaderas
necesidades, cuando éstas no son excitadas por una publicidad
irresponsable y codiciosa.

• El paradigma del crecimiento infinito es falacia. Se tiene por


objetivo un crecimiento indefinido de la economía y de la población,
pero los recursos del planeta (incluyendo el petróleo, en el que se ha
basado la mayor parte de ese crecimiento) son limitados. El
crecimiento constante del PIB sólo es necesario para mantener el
sistema cuando hay inflación, y la inflación sólo tiene lugar cuando
hay más dinero que riqueza —generalmente por culpa del crédito
descontrolado, el interés del dinero, las "inyecciones de capital",
"rescates", "quantitative easings", "financiaciones",
"recapitalizaciones" y otras entelequias especulatorias. Esto se
solucionaría de un plumazo adoptando el patrón-trabajo (o patrón-
riqueza) y prohibiendo el interés del dinero, el problema es que tanto
la inflación como el interés son herramientas muy útiles para
canalizar la riqueza de los trabajadores hacia los bancos que
controlan la política monetaria (especialmente la emisión de papel-
moneda y los tipos de interés). La crisis no es más que una masiva
transferencia de riqueza, de los pueblos trabajadores a los
organismos parasitarios del mundo (bancos, inmobiliarias,
megaempresas, etc.), utilizando la excusa de la deuda, la
especulación, los recortes, la inflación y los tipos de interés.

• Control de la natalidad basado en los recursos. Si la población


fuera estable, no necesitaríamos quemar cada vez más energía y
recursos para mantener nuestro "nivel de vida". Debe mantenerse
una pirámide demográfica armoniosa y numéricamente adecuada al
territorio y a los recursos del Estado. La población de todo el planeta
debe reducirse drásticamente, muy especialmente en los países
superpoblados, que se reproducen muy por encima de sus
posibilidades, endeudando a sus descendientes con la Naturaleza.

• Velar por que no surjan élites torremarfilistas, endogámicas,


oficinistas, ajenas al mundo real y divorciadas de las preocupaciones
del pueblo. La élite debe ser meritocrática, carecer de propiedad
privada, proceder de las entrañas del pueblo y tener una férrea
disciplina de grupo, y se ha de poner especial cuidado en asegurar
que esté totalmente familiarizada con los "bajos fondos" del mundo
real y los problemas del trabajador corriente.

• El estilo de vida burgués debe ser destruido, igual que la


aspiración del obrero de convertirse en burgués. La vida burguesa
debe verse como algo cursi, ridículo, vergonzoso y tremendamente
perjudicial para el hombre y el mundo. Deben confiscarse posesiones
que son manifiestamente redundantes e innecesarias. Que una
persona tenga cinco casas, veinte pisos, cuatro Ferraris y tres
Porsches, simplemente no se puede permitir; es inaceptable e
inmoral que unos pocos individuos acaparen tanto y tengan
muchísimo más de lo que necesitan sin pegar un palo al agua,
mientras que a otros que se matan a trabajar les falte de todo. Debe
freírse a impuestos a las grandes fortunas, penalizando a las rentas
más altas y especialmente a las obtenidas por medio de la
especulación.

• Debe desterrarse la solidaridad ilusa y buenista. Algo va mal


cuando quienes más hablan de "solidaridad" o "compromiso" suelen
ostentar objetos fabricados por un menor de edad indonesio que
trabaja de sol a sol por un cuenco de arroz. La solidaridad mal
entendida se ha convertido en un negocio y en una hemorragia para
el erario público, y para colmo, le ha dado una pésima fama a las
ayudas sociales y al Estado del Bienestar. El judeocristianismo
cultural, que predica el amor hacia lo bajo, despreciable y miserable,
y que es el responsable de la falsa solidaridad, debe ser extirpado de
Occidente. La solidaridad debe basarse en el apoyo entre los
ciudadanos trabajadores y en la lógica del australiano Harvey V.
Sutton: "la mejor semilla, en el mejor suelo; la peor semilla, en el
peor suelo".
LA BURBUJA MULTICULTURAL: MITO Y BOMBA DE
RELOJERÍA

Las especies invasoras son animales, plantas u otros


organismos transportados e introducidos por el ser humano en
lugares fuera de su área de distribución natural y que han
conseguido establecerse y dispersarse en la nueva región,
donde resultan dañinos. Que una especie invasora resulta
dañina, significa que produce cambios importantes en la
composición, la estructura o los procesos de los ecosistemas
naturales o seminaturales, poniendo en peligro la diversidad
biológica nativa.
(Especie invasora - Wikipedia).

Se entiende por genocidio cualquiera de los actos


mencionados a continuación, perpetrados con la intención de
destruir, total y parcialmente, a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso como tal: a) Matanza de miembros del grupo.
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros
del grupo. c) Sometimiento intencional del grupo a
condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial. d) Medidas destinadas a
impedir nacimientos en el seno del grupo. e) Translado por la
fuerza de niños del grupo a otro grupo.
(Convención para la sanción y prevención del delito de genocidio,
Naciones Unidas, Art. 2º, 1948).

Occidente ha entrado en una época de inmigración y colonización a


una escala no vista en Europa desde la época de la revolución
neolítica hace siete milenios. Según la Administración, los inmigrantes
son prácticamente personas solidarias que vienen
desinteresadamente a cotizar en nuestros servicios sociales y a
pagarnos las pensiones. Según las empresas, son trabajadores
baratos que vienen a ocuparse de "los trabajos que los españoles no
quieren desempeñar". Para los políticos, son nuevos votantes. Para la
Iglesia, nuevos "reclutas" (salvo los musulmanes). Para las ONGs,
desfavorecidos a los que hay que favorecer (a un módico precio).
Para la propaganda predicada desde los púlpitos de la industria
mediática, los inmigrantes vienen a enriquecernos con un toque de
color. En cuanto a los "indignados", no pasan del "papeles para
todos", "puertas abiertas" y "ningún ser humano es ilegal". De todas
las vacas sagradas y tabúes políticamente correctos del 15-M, la
burbuja multicultural es el mayor. Para el español de a pie, la
realidad cotidiana es muy diferente.
Ya hemos visto en la primera parte de este artículo que el
multiculturalismo tiene una fría y despiadada faceta económica más
allá del cuento de los seres de luz que vienen de África e
Iberoamérica a pagarnos las pensiones: si se fomenta la igualdad, los
inmigrantes pueden trabajar, consumir, pedir créditos, endeudarse,
contener la subida de sueldos en épocas de bonanza (como durante
la burbuja inmobiliaria) y enriquecer a los especuladores habituales.
Esta lógica es la misma que llevó al bando yanqui a liberar a los
esclavos del Sur después de la Guerra de Secesión. En la estrategia
de los globalistas, los inmigrantes podrían dividirse en un par de
tipos:

Inmigrantes A: Abaratar (los sueldos). Dispuestos a trabajar por un


cuenco de arroz. Enriquecen al gran empresario al bajar los costes de
producción, y hunden el mercado laboral (por tanto al pueblo
autóctono) al competir en salarios, empujándolos a la baja, o al
menos evitando que asciendan en épocas de bonanza económica.

Inmigrantes B: Bote (vivir del). Hunden los servicios sociales y por


tanto al Estado (y al pueblo autóctono, que es el que pone su dinero
para el bote común). También engendran más inmigrantes A.

Los costes de la inmigración obviamente no han recaído sobre las


empresas que contrataron inmigrantes indiscriminadamente, sino
sobre el erario público y el Estado del Bienestar, por tanto sobre el
trabajador español. Los inmigrantes también suministran votos a
quien, de esta partidocracia, les complazca más en su demencial
carrera por captar votantes entre los recién llegados, incluso si es a
base de traicionar a la población autóctona, que es a la que le deben
el dinero que cobran y que es de donde sacan los fondos que
conceden tan alegremente a inmigrantes no-cualificados ―incluso en
plena crisis y con el desempleo por las nubes.

Hemos visto ya que la inmigración es una hemorragia que desangra


al Estado para alimentar al Mercado. Hemos visto que a los oligarcas
capitalistas les ha convenido muchísimo que entrasen en Europa
decenas de millones de tercermundistas a hundir los salarios y
disparar las rentas del gran capital, permitiendo que volasen
libremente por un mundo ya prácticamente libre de fronteras fiscales
y arancelarias. Pero ¿existe algo más que se nos escapa? ¿Hay otros
intereses de fondo, además de los meramente económicos? Según la
ONU, para 2025, Europa necesitará 135 millones (!) de inmigrantes
más para poder "competir en el mercado global" (¿competir en
salarios y costes de producción con, por ejemplo, Vietnam o África
subsahariana?) y "pagar las pensiones" de los jubilados de la UE
(¿qué pensiones paga un joven marroquí residente en el País Vasco,
que está en paro, que no cotiza a la Seguridad Social y que cobra 650
euros de subsidio + 250 euros de ayuda para la vivienda + lo que
saca robando y trapicheando con droga, que es bastante más?).
Otros informes de la ONU aportan sugerencias tan disparatadas como
que Francia "necesita aceptar" 90 millones de inmigrantes para el
2050 y Alemania 181 millones. España ―esta vez según el ex-
presidente José María Aznar― "sólo" necesita otros 7 millones de
inmigrantes. El presidente francés y agente atlantista Nicolás
Sarkozy, se conforma con decir que el mestizaje "no es una opción,
sino una obligación", mientras que el Banco Mundial, altruista como
siempre, se preocupa de que Europa necesita más inmigrantes
para frenar el racismo (como si el racismo no hubiese aumentado
exponencialmente desde la entrada masiva de inmigrantes).
Extrañamente, Sarkozy no predica con el ejemplo, ya que, siendo
judío, tuvo un hijo con una mujer judía, y dicho hijo se ha casado a
su vez con otra mujer judía: un sospechoso caso de "haz lo que digo,
no lo que hago".

Aún hoy en España, tras tres años de crisis atroz y con lo peor aun
por delante, las subdelegaciones de gobierno siguen trabajando a
toda máquina, expidiendo permisos de residencia a inmigrantes
extracomunitarios. De hecho, muchas subdelegaciones están
colapsadas por esta tarea y no pueden dedicarse a otros menesteres
quizás más urgentes. Gracias a esta labor, pagada por el español
contribuyente, dentro de 3-4 años, habrá en España
aproximadamente 3 millones más de inmigrantes nacionalizados, que
en adelante computarán como "ciudadanos españoles" en las
estadísticas. Puede decirse sin miedo a desvariar que la inmigración
está subvencionada de forma agresiva, insistente e intensa por un
gobierno que ha traicionado totalmente al pueblo a quien le debe
todo lo que tiene, y que se ha convertido en el siervo de "los
mercados" (bancos privados, multinacionales, fondos de inversión,
fundaciones privadas, Fondo Monetario Internacional, Reserva
Federal, Banco Mundial, Banco Central Europeo, "inversores" y otras
grandes fortunas capitalistas).

Es impresionante que mientras España se va literalmente a pique, la


mayor preocupación de ciertas personas sea llenarnos cada vez más
de inmigrantes cuando está manifiestamente claro que esto no es
sostenible y que va a explotar. ¿A qué viene todo esto? ¿Por qué
tienen la ONU, la UNESCO, las multinacionales, los bancos y otros
organismos globalistas tanto interés en cambiar la composición étnica
de Occidente, mientras que la composición étnica de África o Asia
sigue siendo esencialmente la misma? Si sólo se buscaba mano de
obra barata, ¿por qué se favoreció que los inmigrantes se trajesen a
todas sus familias? ¿Por qué se favorece que sigan llegando y que se
sigan reproduciendo, cuando no hay trabajo? ¿Por qué ese interés en
desfigurar los rasgos de los pueblos europeos en particular? ¿Va más
allá de los beneficios que reporta la inmigración al bolsillo de unos
pocos? ¿Se busca acaso colonizar Europa como parte de una
estrategia a muy largo plazo?

Está muy claro que los geoestrategas de la globalización están


firmemente decididos a abolir la "raza blanca" y colonizar Occidente
con pueblos tercermundistas. Los ingenieros sociales saben bien que,
a la larga, de nada sirve tercermundizar la economía, la sociedad, la
educación, la sanidad, la mentalidad o la cultura de un país, ya que
los genes, los sentimientos, la geopolítica y los instintos tienen
siempre la última palabra. Por tanto, deben tercermundizar también
su código genético y su cociente intelectual. Europa debe perder su
identidad, mezclarse con pueblos africanos y orientales y ser como
una "segunda China": mano de obra dócil y barata, carne de cañón
para la máquina trituradora de carne del capitalismo salvaje y
desalmado. Gente gris, lo bastante inteligente como para mantener el
sistema en marcha con su trabajo aburrido, frenético y repetitivo —
pero lo bastante tonta y poco imaginativa como para consumir
ávidamente, sin preguntarse qué diablos ha pasado con su tierra, su
pueblo y su espíritu. Los WASP de Norteamérica deben desaparecer y
disolverse a ritmo de videoclip de la MTV, para dar a luz a una masa
de hispanoamericanos y afroamericanos que no rechistará por
condiciones laborales y sociales humillantes y que se conformen con
un poco de reggaetón cada fin de semana para recargar sus pilas. Los
australianos deben caer bajo la órbita de Asia Oriental, los criollos
iberoamericanos deben sumergirse también en el mestizaje y los
sudafricanos de origen europeo, que están sufriendo limpieza étnica
en estos mismos instantes, deben ser exterminados en un genocidio
violento (por ejemplo, cuando muera Nelson Mandela). El lento
predominio de la demografía tercermundista transformará para
siempre la faz de Occidente y del mundo entero. ¿Cuáles pueden ser
los motivos para que la principal víctima de la globalización sea la
"raza blanca"?

• La raza blanca no se adapta a vivir en condiciones de dumping


social y ambiental. Cuando la raza blanca ha padecido condiciones
terribles, generalmente se ha levantado, se ha movilizado y ha
luchado. La mayor parte de luchas sociales y civiles han sido iniciativa
de la raza blanca. A lo largo de la historia, la raza blanca ha
reaccionado numerosas veces quitándose a sus parásitos de encima,
quizás también porque es la raza a la que los parásitos han acudido
en mayor cantidad. Actualmente, es necesaria una enorme y costosa
infraestructura de pan y circo para que la raza blanca se deje
explotar. Por tanto, se trata de un grupo humano que no encajará en
el nuevo modelo social (un mundo en el que se trabaje cada vez más
a cambio de cada vez menos y en condiciones cada vez peores).

• La raza blanca tiene más iniciativa y es más imaginativa, creativa y


disciplinada que otras razas. Ha heredado una fortísima carga
apolínea (racional y lógica) en sus razonamientos y tiende a hacerse
demasiadas preguntas. De nuevo, para anular estas cualidades, es
necesaria una enorme red mediática.

• La raza blanca tiene los medios (herencia cultural, patrimonio


artístico, código genético, historia, etc.) para inspirarse en el pasado
y elevarse por encima de las servidumbres del mundo material y las
limitaciones de su entorno. Un pueblo que ha descubierto maneras de
alimentar a su espíritu e ir "más allá", preferirá morir antes que caer
en la esclavitud.

• Aunque, debido a las condiciones civilizadas y protectoras que


hemos creado, tenemos más cantidad de retrasados mentales y
desperdicios evolutivos que otras razas, históricamente, hemos
engendrado también muchos más genios. Si algún día pudiese nacer
un genio capaz de levantar a las masas y ponerlas a luchar contra la
globalización, lo más probable sería que dicho genio fuese de raza
blanca.

• La manipulación psicosocial de la raza blanca es cara. Se requiere


un bombardeo de mensajes sedantes, neutralizantes y
embrutecedores las veinticuatro horas al día, el mantenimiento de
circos mediáticos enormes, de una educación castrante y de sistemas
de domesticación (judeocristianismo cultural) de tipo religioso,
legislativo e ideológico. La manipulación social de otras razas es
mucho más barata: las chucherías, el dinero y las comodidades de
baja estofa sirven de sobra para seducirles. Esto es evidente tanto en
el Tercer Mundo como en Asia Oriental. El Mercado ha necesitado
milenios para domesticar a la raza blanca, pero en China ha bastado
abrir el grifo del dinero para que el pueblo se arrojase a los brazos
del consumo. En el Tercer Mundo la cosa es más sencilla aun: los
objetos llamativos, la música y las drogas hacen en una generación el
trabajo que con la raza blanca llevó cientos de generaciones.

Por tanto, todas las razas deben ser abolidas, pero es especialmente
la raza blanca la que debe ser disuelta. El único grupo social que
sobrevivirá a este maremágnum será aquel que practica para sí (pero
no predica para los demás) un racismo feroz, cruzándose sólo con
personas de su misma casta. El resto estará destinado a sumirse en
una masa sin etnia y sin identidad, el ganado perfecto para llevar al
matadero, el rebaño mundial con el que sueñan los jefes de la
globalización. Cabe añadir que el multiculturalismo es el fin del
mismo multiculturalismo, ya que a la larga, tenderá a generar una
cultura única, sin nada que aglutine a las masas, salvo su común
dependencia de la red global.

La fuente ideológica del multiculturalismo, o los


traidores útiles

Como en el caso del separatismo en España, existen tres tipos de


pro-multiculturalistas:

A) Aquellos que saben perfectamente lo que están haciendo. Los


dueños del gran capital. Banqueros, consejos de administración de
consorcios que cotizan en bolsa, grandes empresarios, magnates
mediáticos, dirigentes de ONGs.

B) Aquellos tontos útiles que se creen las mentiras de los primeros.


Buena parte de la población europea, aunque cada vez menos.

C) Aquellos que le profesan a la raza blanca y a la Civilización


Occidental un odio extraño y visceral (endofobia), muy similar al
complejo de Edipo, y que les lleva a identificarse ―como hez de su
propio pueblo que son― con la que ellos consideran
inconscientemente la hez de la humanidad (xenofilia). La raíz de este
extraordinario auto-odio se encuentra en la "moral del esclavo"
retratada magistralmente por F. Nietzsche en "Genealogía de la
moral" y "El Anticristo". Theodore Kaczynski, por su parte, diseccionó
la "psicología del izquierdista" en su manifiesto "La sociedad industrial
y su futuro", y Lenin mencionó la "enfermedad infantil del
izquierdismo".

El tipo C —que responde al arquetipo del enfermizo, del fracasado


evolutivo y del no-competititvo— no obtiene su placer del triunfo
personal de elevarse hacia lo alto, ni de esforzarse para parecerse a
quien es mejor que él, sino de ver cómo cualquier cosa noble, fuerte,
prometedora, pura e inocente se corrompe hasta bajar a su propio
nivel. Los componentes del grupo A son simplemente descendientes
de componentes del grupo C que han llegado a acumular un gran
poder. Las premisas del individuo C, que ha estado presente desde
que nació la civilización, son, grosso modo:

1- Yo me encuentro mal.

2- Alguien tiene que ser culpable de que yo me encuentre mal.

3- Ese alguien no soy yo, sino los que no se encuentran mal.

4- Como yo me encuentro mal, el mundo tiene que pagarlo y todos


deben estar igual de mal que yo. No debo reformarme yo, sino que
hay que reformar el mundo para que se adapte a mí, y así dejaré de
estar mal.

5- Todo aquello que sea noble, puro, eterno, permanente, victorioso


o que requiere un acto de voluntad por parte del espíritu, es una
cumbre inaccesible para mí. Su altura y su sombra me ofenden, ya
que mi ego ha sido artificialmente inflamado y se cree el único válido.
No debo dinamitar mi ego, sino la cumbre que me molesta.

Éste es el motor detrás de todos los actos de esta peligrosa gente,


que han tenido, conscientemente o no, el efecto de convertir el
mundo en un lugar peor para vivir.

A efectos culturales y mediáticos, el multiculturalismo rancio, cursi,


buenista y mojigato, es predicado por restos del movimiento del
Mayo del 68, que se encuentran sumidos en un decadente
cosmopolitismo. Estas reliquias de la extrema izquierda dieron el
visto bueno al experimento multicultural desde las altas posiciones
que ocupaban en el mundo de la política y de la cultura, en plena
sintonía con los grandes emporios capitalistas ―que fueron el
verdadero cerebro tras esta operación de ingeniería socio-étnica.
Predicando "integración", "alianza de civilizaciones", "solidaridad",
"ningún ser humano es ilegal", "puertas abiertas", "vienen a pagarnos
las pensiones" y "vienen a hacer los trabajos que nosotros no
queremos" desde sus sofás, chalets, oficinas y barrios privilegiados,
estos burgueses decadentes, estos millonarios de mierda, son los que
crearon la dictadura de lo "políticamente correcto", pretendiendo
darnos lecciones de rectitud a los ciudadanos corrientes y erigirse en
moralizadores del resto de la humanidad.

El dogma de la corrección política (el equivalente moderno de la


mojigatería de antaño), que acusa de "xenófobo" y "racista" (hereje)
a cualquiera que cuestione la conveniencia de tercermundizar Europa,
está matando a nuestro continente. Las élites endogámicas de
Occidente están creando una Europa sin europeos, y poco a poco las
víctimas nos vamos dando cuenta. Algún día, alguien tendrá que dar
un puñetazo en la mesa de los ladrones de guante blanco que han
arruinado a los pueblos europeos y que nos han convertido en una
colonia del Tercer Mundo.

Nunca antes una civilización entera había abrazado su propio suicidio con tanto
entusiasmo.

Lo que está claro es que esta iniciativa de multiculturalización ha


venido de la mano de los sectores "afrancesados" de la sociedad
española, y que la gente real del pueblo español trabajador jamás fue
consultada democráticamente ni dio su consentimiento para que las
mafias, los atracos, las violaciones o las bandas étnicas, plagasen sus
barrios. También está claro que, décadas después, ninguno de los
apóstoles de la sociedad multicultural ha sufrido en sus carnes los
efectos del multiculturalismo, ya que viven en barrios-burbuja y son
ajenos al mundo real a pie de calle.

Por estas razones, la burbuja multicultural es, con muchísima


diferencia, el desafío más grave al que se enfrentan los pueblos de
Europa. Si esta burbuja no se pincha a tiempo, estallará en forma de
violencia interétnica, desequilibrios territoriales y proliferación de
zonas de non droit o de no-derecho (también llamadas "zonas de
exclusión" o no-go areas): territorios, generalmente suburbanos,
donde el Estado no tiene autoridad. Dicho fenómeno parecía casi
exclusivo de Estados Unidos hasta tiempos recientes, en los que ha
empezado a salpicar toda la geografía europea. La vecina Francia
incuba actualmente 1.500 zonas de non droit. En buena parte de
ellas, el derecho del Estado ha sido sustituido por la Sharia islámica.
Gracias a su demografía explosiva y a la tasa de natalidad suicida de
los europeos autóctonos, estos agujeros negros geopolíticos pueden
acabar absorbiendo regiones enteras de nuestro continente,
balcanizando y tercermundizando Europa a medio plazo.

¿ES EL 15-M UN INVENTO DE LOS MUNDIALISTAS?

El otro tabú más importante de los "indignados" es preguntarse si


ellos mismos están sirviendo, sin saberlo y sin quererlo, a la
plutocracia internacional. El 15-M (que empezó siendo un movimiento
"auténtico", que representaba a todos los grupos del pueblo español
trabajador sin importar su ideología) parece haberse convertido en
el 15-M™©®, una marca registrada de multinacionales capitalistas y
medios de comunicación de masas, monopolizada por los sectores
perrofláuticos, gafapásticos, tocabongos, porretas, malabaristas,
saltimbanquis, pijoprogres, ninis, okupas, ultraizquierdistas,
transmaricabollos (sic, y ver aquí) y pseudohippies de la juventud
española —sectores con los que el trabajador agobiado de a pie no se
siente en absoluto identificado.

Es obvio que en el 15-M hay mucha gente bienintencionada, pero


¿quiénes dieron la consigna y la luz verde mediática de la que
disfrutan los "indignados"? Tanto el Washington Post (Donald E.
Graham, Marcus W. Brauchli) como el New York Times (Jill Abramson,
Arthur Ochs Sulzberger, Jr., Michael Golden), pusieron mega-
portadas sobre la "Spanish Revolution". Luego, "Le Figaro" y "London
Times" se hicieron eco. ¿Se jugarían el tipo los medios de
comunicación del gran capital prestamista dándole publicidad y
bombo a un movimiento que supuestamente va en contra de él?
Cuando un grupo ataca con particular efectividad los cimientos de la
plutocracia internacional, se le ataca, bombardea, encarcela, ilegaliza,
asesina, etc. Como mínimo, se le somete a un silencio mediático
(como hacen los medios de comunicación estadounidenses con el
congresista y candidato presidencial Ron Paul). Con el 15-M, no ha
sido el caso.

Hasta ahora, el 15-M ha seguido los patrones de las "revoluciones de


colores" del espacio ex-soviético, el movimiento Otpor (CANVAS) del
espacio ex-yugoslavo, el intento de golpe de Estado en Venezuela
(2002) y las revueltas de la "primavera árabe", financiadas por
"fundaciones" extranjeras, a medio camino entre las ONGs y las
células de Inteligencia: USAID (United States Agency for
International Development), Freedom House, Albert Einstein
Institution (AEI), National Endowment for Democracy (NED),
National Democratic Institute (NDI), International Republican
Institute (IRI), Solidarity Center (American Center for
International Labor, ACIL), International Center on Non
Violent Conflict (ICNC), Center for International Private
Enterprise (CIPE), Safe Democracy Foundation, Open Society
Institute, RAND Corporation, Carnegie Endowment for
International Peace (CEIP), etc. Los globalistas parecen haber
juzgado que, en esta olla a presión que es la sociedad occidental
globalizada y en crisis, deben proporcionar una válvula de escape
para poder proseguir con su alquimia socioeconómica. El 15-M viene
a ser una obra de ingeniería social, en un laboratorio a medio camino
entre Europa y el mundo árabe. Actualmente, el 15-M parece volcado
en ridiculizar los Estados-nación, hacerles quedar de corruptos y
presentar a los grandes empresarios como una opción "sensata",
"ilustrada", "técnica", etc.

A bombo y platillo. Desde el principio, se le ha dado mucha publicidad al


movimiento "indignado". Portada del "Washington Post" del 19 de Mayo de
2011. La foto principal está dedicada al 15-M de Madrid. La portada del "New
York Times" del 7 de Junio de 2011 no se quedó atrás.
El concepto de las "alternativas controladas"

Los grandes capitalistas de Wall Street y otros centros


financieros [1] financiaron al comunismo desde mucho antes de
1917. Del mismo modo, en tiempos más recientes, Washington,
Londres y Tel-Aviv utilizaron sus redes de Inteligencia en Arabia
Saudí y Pakistán para crear Al-Qaeda, que les ha supuesto una
ventaja enorme para intervenir en los asuntos del continente
eurasiático y para radicalizar a los sunnitas con el objetivo de
contener la creciente influencia chiíta en el Golfo Pérsico. Dicen los
manuales de estrategia que, para que un proyecto de poder sea
fuerte, debe enfrentarse a otro poder que sea también fuerte. El
sentido común afirma que, para que una corriente eléctrica fluya,
debe haber un polo positivo y otro negativo. Por este motivo, las
diversas "oposiciones controladas" y "estrategias de la tensión" son
muy útiles para diferentes cosas, según el caso:

• Dan cierta ilusión de pluralidad y libertad de elección; por ende,


hacen que el poder parezca mucho menos hegemónico de lo que
realmente es. Ante una "oposición", el poder puede presentarse a sí
mismo como una víctima, que obtiene la simpatía de la opinión
pública gracias al judeocristianismo cultural, profundamente
arraigado en Occidente.

• Son la excusa perfecta para involucrarse en teatros de operaciones


totalmente alejados de la esfera de influencia legítima de una
potencia (como Afganistán).

• Sirven de pretexto para justificar el incremento del control social y


las medidas de seguridad (como en el caso del 11-S y la "Patriot Act"
en EEUU).

• Envuelven de legitimidad "popular" y "espontánea" una serie de


cambios que realmente vienen impuestos por el poder global (caso
del Mayo del 68, las "revoluciones de colores" del espacio ex-soviético
o la "primavera árabe").

• Canalizan el descontento popular hacia vías controladas. Fagocitan


y desactivan a la oposición antes de que se convierta en un peligro. El
resto del pueblo tiende a pensar "ya hay gente actuando" y se
abstendrá de actuar él: desmovilización de la ciudadanía.

• Los radicalismos arrojan a la opinión pública hacia las opciones


políticas percibidas como "ordenadas, serias, moderadas y fiables".
Caso de la Operación Gladio en Italia o de la Transición en España.
Tenemos ahora toda una serie de "alternativas" fraguadas por
servicios de Inteligencia atlantistas, como WikiLeaks, Anonymous,
indignados, 15-M, Democracia Real Ya, Juventud Sin Futuro,
Nolesvotes, Spanishrevolution, Occupy Wall Street (apoyado por el
progre de mansión Michael Moore), Democracy Now (apoyado por
Amy Goodman), etc. Tenemos operaciones de desinformación como
el "movimiento" Zeitgeist (más bien una simple serie de
documentales), con su inquietante prédica de "una sola sociedad
global" y de la abolición del papel-moneda (¿a cambio de
qué?). Tenemos también diversos cultos de salvación nuevaeristas,
que hablan de "alejar el odio", "amor universal", "cultivar los buenos
sentimientos", "ponerse en contacto con el lado femenino", evitar
"cargarse de pensamientos negativos", "una sola gran familia
humana", "construir puentes, no muros" y una dieta vegana (de la
cual se han visto apologistas en las asambleas de indignados) que
parece específicamente pensada para sedar al hombre, convertirlo en
uno de esos plácidos herbívoros fácilmente sojuzgables y que acepte
su destino de ganado. En Israel se han visto grandes manifestaciones
de "indignados" que hablan de "amor", que piden el advenimiento de
"un pueblo mundial", que anhelan un "global change" y toda una
serie de zarandajas 100% en la línea de la globalización.

Hay grupos de poder —especialmente procedentes de la ONU, las


"fundaciones" privadas y algunas logias paramasónicas— volcados en
formar un rebaño universal, pacífico, pasivo y blandengue. A estos
grupos de poder lógicamente les conviene erradicar la masculinidad,
que la gente se olvide de su dolor y que barra su malestar bajo la
alfombra, para que no se pongan a indagar de dónde procede y no
salgan a la calle con sogas para ahorcar de una farola a cuanto
trajeado culpable caiga en sus manos. El poder sabe que el dolor, el
odio, la rabia y la bilis son agentes de fermentación, del mismo modo
que un entorno ácido es el ideal para que germine una semilla. Pero
quien está "equilibrado" y "satisfecho" en el peor de los mundos,
quien busca la "felicidad interior" y a quien "las desgracias no le
afectan porque aprende a aceptarlas y superarlas con filosofía",
obviamente nunca le meterá un cóctel molotov por el culo a un
banquero, político, jueza o megaempresario que se lo merezca. El
hombre moderno debe aprender que su malestar es natural, que sus
crecientes sentimientos de odio y rabia no son algo malo ni culpa
suya, que la destrucción es una forma de creación y que su dolor no
es una vergüenza, sino el último tesoro que le queda, la última
esperanza de reacción de la humanidad contra un orden antinatural,
mecánico, inhumano e inmoral que ha llegado a acumular un poder
impresionante. Todas las mencionadas "opciones alternativas" que
tan originales intentan parecer, tienen en común su clara adscripción
al sistema moderno. "Buscar la unificación de la humanidad", "abolir
el sufrimiento", "apostar por una sociedad pluricultural", "global X" y
todas esas frases huecas, no son más que globalización pura y dura
de la de toda la vida, aunque ponen en evidencia hasta qué punto las
masas están desesperadas por aferrarse a una tabla de salvación que
les evite tocar fondo —cuando en realidad tocar fondo es la única
esperanza de las masas para redimirse del gran parásito mundial.

Personas y grupos claves para entender el 15-M

Detrás del 15-M hay una serie de personajes y grupos sociales


"afrancesados" (entiéndase como tal los grupos de la clase alta
burguesa, pseudo-ilustrados, sobre-educados muy por encima de su
intelecto y ajenos al pueblo común) que gozan del certificado de
homologación de la ONU, la UNESCO, las multinacionales, las
"fundaciones" privadas, la gran prensa y, en suma, de todo aquello
que huele al "sistema".

Estos grupos parecen interesados en presentarnos a los grandes


empresarios capitalistas como gente "guay", intelectual, innovadora,
actualizada, cosmopolita, emprendedora, idealista, imaginativa,
comprometida y, en una palabra, Alfa, digna de nuestra confianza y
apta para dirigir el mundo entero como si fuese una enorme empresa
privada. Los perdedores son los políticos, es decir, los despojos
decadentes, corruptos y rancios de los antiguos Estados, ahora en
pleno desmoronamiento. Ante la casta política "paleta",
"provinciana", corrupta e inútil, y ante un aparato burocrático
sobredimensionado y obeso, la casta económica de megaempresarios
quiere aparecer como heraldo de un mundo feliz, eficaz y productivo.
Esta mentalidad, muy plasmada por Ayn Rand en sus libros, intenta
hacernos creer que los peores parásitos, criminales y embaucadores
de la historia son en realidad "gente que se lo merece porque se lo
han currado en la vida".

Del mismo modo que es interesante saber que el movimiento hippie


estuvo inspirado por Abbie y Anita Hoffman, Paul Krassner, Allen
Ginsberg y Jerry Rubin, viene bien saber quiénes están detrás del 15-
M. Resultan ser los mismos mundialistas de siempre.

• Federico Mayor Zaragoza. Ex-director general de la UNESCO


durante 12 años (1987-1999), ex-político (diputado, ministro),
presidente de Fundación para una Cultura de Paz y
miembro/dirigente de otras diversas "fundaciones". Si alguien tiene el
Certificado de Aprobación™®© del sistema oficial mainstream, es sin
duda este personaje, que escribió el libreto "¡Reacciona!" junto con
otros oprimidos del sistema como el juez Baltasar Garzón, Rosa María
Artal o Àngels Martínez i Castells. Cabe añadir que la UNESCO está
detrás de buena parte de las operaciones de ingeniería social, como
el desmantelamiento de las identidades sexuales, la imposición del
multiculturalismo y todo lo que podríamos llamar promoción de la
decadencia.

Federico Mayor Zaragoza.

• Stéphanne F. Hessel. Diplomático francés de origen judío,


participante en la declaración universal de los derechos humanos, pez
gordo de la ONU, etc. Bien relacionado con Daniel Cohn-Bendit, un
francés, también de origen judío, que estuvo en la base de las
agitaciones del Mayo del 68. Hessel —que, como buen asiduo
a Europe Écologie, declara que "ama las ciudades"— es el autor de
"¡Indignaos!", un éxito de ventas en Francia y también en España.
Como los más de 2 millones y medio de libretos vendidos no le deben
haber reportado suficientes ganancias, este antisistema de corbata y
mansión escribió otro libreto, "¡Comprometeos!". Ambos han
inspirado los diversos grupúsculos de la "indignación" en España.
Hessel no titubeó al condenar la "violencia" que los indignados
ejercieron contra los diputados autonómicos en Barcelona el 15 de
Junio de 2011 (políticos escupidos, increpados y agredidos; tuvieron
que coger el helicóptero para entrar en el congreso sin problemas),
cuando probablemente ésta fue hasta la fecha la expresión más
auténtica de lo que el pueblo agobiado realmente siente por la casta.

En su primer libreto, Hessel nos explica por qué deberíamos


indignarnos: "A los jóvenes, les digo: mirad alrededor de vosotros,
encontraréis temas que justifiquen vuestra indignación. El trato que
se da a los inmigrantes, a los indocumentados, a los gitanos…". Al
parecer, toda ayuda social es poca para ciertas etnias, que en el
mundo real, lejos de ser unos oprimidos, son unas auténticas
minorías privilegiadas que disfrutan de unos derechos y unas
prestaciones que el currante español medio no puede ni imaginarse.
Parece que, en lugar de indignarnos por el trato que nos dan a
nosotros, los jóvenes tenemos que indignarnos por el trato que dan a
otros —y esto nos lo dice un multimillonario de mierda que vive a
cuerpo de rey. Este tipo de parrafadas demuestran hasta qué punto
la casta está divorciada de los verdaderos problemas del pueblo —
que tienen mucho que ver con la inmigración, pero no como Hessel
nos vende al módico precio de 4,75 €.

• José Luis Sampedro. Este oprimido fue en su día el rector de


universidad más joven de la España franquista, catedrático de
economía en la Universidad Complutense y además se hizo banquero,
llegando a subdirector general del Banco Exterior de España.
Obviamente, a la muerte de Franco, este hombre, que juró los
principios del Movimiento Nacional, pasó a ser un demócrata de los
de toda la vida, llegando a senador y hasta a referente ideológico de
la izquierda. Se trata de la típica personalidad trepa y prostituida, que
siempre le hace la pelota al poder sin importar quién lo ostente; es
un perfil psicológico que se encuentra en todas las profesiones y que
cualquiera sabe reconocer. Sampedro prologó la edición española de
"¡Indignaos!".
Stéphanne Hessel (izquierda) y José Luis Sampedro. Parece que a nadie se le
ha ocurrido que para nosotros los jóvenes, estos viejos destruidos, trajeados,
multimillonarios, ex-banqueros, ex-políticos, masones y políticamente correctos,
representan el viejo orden, un cúmulo de ideas aberrantes, desafortunadas,
injustas y malogradas, por cuya culpa estamos ahora como estamos. Que ahora
estos moribundos pretendan meterse en el bolsillo a toda reacción popular, no
produce buena espina.

• Eduard Punset es otro proletario muy raro: estudió en Los Ángeles


y Londres en centros de prestigio internacional, militó en el Partido
Comunista de España, fue redactor económico de la cadena británica
BBC, economista del Fondo Monetario Internacional, miembro del
consejo de administración de la megaempresa hotelera Sol Meliá (que
ha tenido un papel importantísimo en el desarrollo de la burbuja
inmobiliaria), y un gran etcétera de puestos de alta responsabilidad
que lo convierten en una obvia figura "del sistema", integrante de esa
despreciable élite endogámica y cleptocrática, que nada debería
decirle al pueblo porque no tiene ni repajolera idea de los problemas
del pueblo. Este viejo —que no hace más que aparecer en los medios
de comunicación oficiales— ha dejado clara su adscripción a la
globalización y al Nuevo Orden declarando que "lo lógico sería que
hubiera un gobierno mundial", ya que "no tiene sentido que cada país
vaya a su bola".
Eduard Punset.

• Eduardo Serra Rexach, político español, ex-secretario de Estado,


ex-ministro de Defensa y actualmente presidente de la Fundación
Everis. Ha declarado a "El Mundo" que "El actual modelo de Estado no
es sostenible" (cosa que es obvia) y "El sistema de pensiones habría
que replantearlo". En resumen, que "los mercados" han forzado la
hemorragia del Estado, orientando las ayudas públicas a parásitos
sociales, para luego decirnos que el Estado del Bienestar no es
rentable y debe ser desmantelado —la vieja táctica de crear un
problema y aportar una solución. Rexach es quien le entregó al Rey el
Informe Transforma España, del que nos ocuparemos enseguida.

Eduardo Serra Rexach.

• Tomasz Szabelewski. De origen judeo-polaco, educado en


Londres y en Cambridge, supuesto portavoz del movimiento 15-M y
"consultor de negocios" (Business Consultant) de la Fundación Everis
y de Horus Strategy [2], dos think-tanks de la globalización.

Otro antisistema de corbata.

• Fundación Everis. Think-tank neoliberal, creado en 2001 e


integrado por personalidades de la alta finanza y la política. Entre sus
integrantes se encuentran José Ignacio Goirigolzarri (ex-consejero
delegado del BBVA) y Antonio Massanell i Lavilla ("director general
adjunto ejecutivo" —ahí es nada— de La Caixa, presidente de Port
Aventura y miembro del consejo de administración de Telefónica y
otras megaempresas).

La Fundación Everis preparó el Informe Transforma España a


principios de 2010 y lo entregó en Noviembre al Rey
(ver aquí y aquí). Las propuestas coinciden hasta tal punto con las
posteriores del 15-M que se confunden. Las empresas que apoyaron
el Informe Transforma España fueron lo más selecto del proletariado
español agobiado, PYMEs de barrio de las de toda la vida: Avengoa,
Acciona, AC Hoteles, Almirall, ALSA, APAX Partners España,
APD, Bankinter, Barceló, Barclays, Barrabés, BBVA, BT, CEPSA,
Deutsche Bank España, EBERS Medical Technology, E-
Diagnostic, Embention, Enagas, Endesa, E.ON, Ercros
Industrial, Everis, FCC, Fraternidad Muprespa, Ford España,
Gamesa, Grupo Leche Pascual, Grupo Planeta, Grupo PRISA,
Iberdrola, Iberia, Inditex, Infinity, La Caixa, MAPFRE,
Mercadona, Merck España, Multitel, Omega Capital, ONO, Puig
Corporation, Puleva Foods, Red Eléctrica Española, Renfe,
Repsol, Santander, Seeliger y Conde HBI, Seguriber,
Telefónica, Torreal, UNEDISA, USP, Vocento, Vodafone España,
Warner Bros, Weblogs, Willis, Zeltia, Zurich Seguros. [3]
• Martin Varsavsky, multimillonario argentino de origen judío,
educado en las mejores universidades de Estados Unidos, y fundador
de compañías como Jazztel, ya.com., Medicorp Sciences (dedicada a
los fraudulentos "tests del SIDA", que acaban enganchando a la gente
a productos como el AZT). Martin Varsavsky tiene claros lazos con la
familia Rockefeller, a través de la Safe Democracy Foundation (desde
la que se alentaba a una "revolución" en la Unión Europea bastante
antes del 15-M, y de la que Varsavsky es presidente), la Clinton
Foundation (propagadora del negocio del SIDA, del cual la familia
Rockefeller es la mayor beneficiada) y One Voice (plataforma sionista
patrocinada por la Fundación Soros, y en la que Varsavsky es parte
del consejo administrativo). La Fundación Rockefeller, que en el
pasado ya patrocinó otras operaciones de ingeniería social (como el
feminismo) patrocina todos estos organismos. [4]
En el escrito de Varsavsky Así me uno a nolesvotes, titulado "La
pureza está en la mezcla" (interesante título teniendo en cuenta que
su autor pertenece a una minoría endogámica, la judía, que lleva
milenios preservando su identidad celosamente), podemos ver por
dónde van los tiros. Varsavsky se queja, entre otras cosas, de "un
gobierno incapaz de hacer a España ganar el verdadero mundial, que
es el de la globalización". No dice ni una palabra contra las
oligarquías capitalistas, contra Emilio Botín, contra Francisco
González, contra la inmoralidad del capitalismo usurero, contra "los
mercados", contra la creación de dinero-deuda de la nada, contra el
interés o a favor de una profunda reforma monetaria y una autarquía
económica. Al contrario, sólo parece interesado en que España sea
una provincia "más ejemplar" del imperio globalista. Para eso, el
Estado debe ser desmantelado —los gastos psicotrópicos de este
gobierno deberían ser más que suficiente para dar mala fama a las
ayudas sociales. Varsavsky proporcionó WiFi gratuito a las diversas
asambleas de "indignados".
Martin Varsavsky, otro proletario indignado un tanto atípico.

Del mismo modo, podemos seguir mencionando a Amnistía


Internacional (financiada por la Fundación Ford), Enrique Dans,
Marcos de Quinto (presidente de Coca-Cola España y Portugal) y
otros organismos internacionales de la globalización que han apoyado
al 15-M de un modo u otro.

Ideología, filosofía y base social del 15-M

Al principio del 15-M, no existía una ideología política, sólo había


gente normal de todas las tendencias, que estaba harta y pedía una
serie de cosas totalmente legítimas y lógicas (fin de los privilegios de
la casta, no utilizar dinero público para tapar agujeros negros
privados, reorganización territorial, lucha contra la corrupción, etc.).
Pero después de los primeros días, el 15-M fue cooptado por
famosetes, grupos de extrema izquierda, revolucionarios de papá y
gente obsesionada con los fetos, los anos, los cambios de sexo, el
Papa, los curas, las monjas, los divorcios, los condones, las palabras
con X y las adolescentes embarazadas. El 15-M que ha quedado es
descendiente directo de la ideología impuesta en Occidente cuando
cayó el Imperio Romano: la moral del esclavo. La "ideología" del 15-
M es un calco del zapaterismo más cursi, de la doctrina UNESCO y, en
suma, del judeocristianismo cultural versión 2.0. El 15-M básicamente
recoge todas las tendencias pacifistas, bobaliconas, decadentes,
afeminadas, blandas, políticamente correctas, psicotrópicas e
ilusorias que, a lo largo de la Historia, han terminado siendo las
culpables de que ahora estemos como estamos. Fue Aristóteles el que
dijo que "la tolerancia y la apatía son las últimas virtudes de una
sociedad moribunda".

El poder lo tiene, en última instancia, quien posee el monopolio de la


violencia. Los padres fundadores de Estados Unidos, los jacobinos
franceses, los nacionalistas griegos del Siglo XIX, los anarquistas de
Barcelona a principios del Siglo XX, los bolcheviques en Rusia, los
pistoleros falangistas o los camisas pardas nazis, son ejemplos de
verdaderos revolucionarios. Una reunión de pijoprogres mimados,
sentados con rastas y piercings en una plaza o en un parque encima
de cagadas de perro, con carteles supuestamente ingeniosos,
hablando de la "Spanish Revolution", manchándose las manos de
ketchup para salir por la TV y gritando "fascistas", "no a la violencia",
"basta ya" y "asesinos" a la Policía cuando les agarran de un tobillo,
son un insulto a toda la sangre derramada a lo largo de la Historia en
luchas políticas por la libertad. Escupir a un policía o mearse en sus
botas, especialmente cuando se sabe perfectamente que el agente
está atado desde arriba, es fácil además de cobarde. Sin duda, una
buena manera de aborregar a los pueblos y quitarles la iniciativa y el
espíritu combativo, es hacerles creer que con redes sociales, iPhones,
BlackBerry, narices de payaso, flores y porros, se pueden conmover
las bases de todo un Sistema.

Si alguna vez existió tal cosa como una revolución políticamente correcta, debe
parecerse a esto. El elemento perroflauta, siempre con tiempo libre por no
tener oficio ni beneficio o ser funcionarios apesebrados, es el reventador e
intoxicador número uno de cualquier movimiento social contestatario.

Conclusiones sobre el 15-M


• El 15-M fue un movimiento ciudadano justificado, que ha sido
arruinado por sectores sociales marginales que lo han cooptado y que
no representan a la masa popular, pero que son los que más ruido
hacen. Agrupó en sus comienzos a individuos procedentes del pueblo
trabajador, hasta ser secuestrado por la extrema izquierda
guerracivilista, el homosexualismo militante, el hembrismo
subvencionado y otros grupos que no representan en absoluto al
trabajador español medio.

• El 15-M cuenta con el certificado de aprobación de "los mercados",


es decir, de la globalización capitalista-neoliberal. El 15-M está
apoyado por medios de comunicación, bancos, multinacionales
extranjeras, multimillonarios y personas de la "cultura oficial" del
mismo sistema al que supuestamente combate.

• El 15-M ha utilizado el gancho de la anti-corrupción y de soluciones


totalmente lógicas para atraer a una masa ciudadana harta y
descontenta.

• El 15-M es un proyecto de ingeniería social que busca recubrir de


un manto de "popularidad", "espontaneidad" y "autenticidad" las
nuevas medidas de la globalización capitalista neoliberal, que se han
estado gestando en think-tanks neoliberales desde antes de 2010. La
idea parece ser que, bajo el manto de la lucha contra la corrupción y
de una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos, se
abran las puertas de par en par a la iniciativa privada y se limite la
autoridad del Estado, como en Rusia cuando cayó el bloque
comunista.

• La "ideología" del 15-M es un calco directo de las directrices


pseudo-totalitarias de la ONU, la UNESCO y las multinacionales, de la
"moral del esclavo" (Nietzsche), de la "enfermedad infantil del
izquierdismo" (Lenin), de la "psicología del izquierdista" (Kaczynski)
y, en suma, del judeocristianismo cultural.

• El ideario sobre inmigración del 15-M no pasa del consabido y


políticamente correcto "papeles para todos", "puertas abiertas",
"multiculturalismo nos enriquece", "vienen a pagarnos las pensiones",
"igualdad" y "ningún ser humano es ilegal". Y ver aquí y aquí.

• La indignación del 15-M parece más orientada contra los políticos,


los policías y otros sectores de la sociedad (como los funcionarios)
antes que contra los megaempresarios, bancos y multinacionales.

• El 15-M no ha señalado el grave problema de la disolución familiar y


social que nos hace débiles y divididos ante los depredadores
globalistas, que son una minoría cohesionada. Aunque ha habido
amagos, el 15-M no ha hecho ningún intento serio de acabar con la
Ley de Violencia de Género, la discriminación positiva y el hembrismo
"feminazi" de grupúsculos subvencionados.

• El 15-M quiere un Estado anecdótico, desarmado y débil


militarmente.

• El 15-M carece de un proyecto geopolítico serio o de un deseo de


afirmación de la soberanía nacional, los intereses nacionales o las
identidades étnicas ante la apisonadora de la globalización. Aparecen
personalidades destacadas que dicen que España tiene "problemas
estructurales" y simplemente quieren que el país reforme la economía
para "integrarse en el mundo", "estar a la altura" de los "desafíos de
la globalización" e insertarse de forma más eficaz en la nueva red
global, como una provincia más subordinada a las directrices de
Londres, Nueva York, Frankfurt, Hong Kong y otros centros
financieros.

• El 15-M sigue la estela de otros "movimientos espontáneos"


manipulados desde el extranjero, como el Mayo del 68, el movimiento
Otport (Canvas) de Serbia, las "revoluciones de colores" del espacio
ex-soviético, el intento de golpe de Estado en Venezuela en 2002 y la
"primavera árabe". Dichos movimientos tienen el sello inequívoco de
los servicios de Inteligencia del eje atlantista (Washington-Londres-
Tel Aviv) y de fundaciones privadas y think tanks extranjeros como
los que hemos visto más arriba.

• El 15-M ya no es un movimiento genérico que agrupe a gente de


distintas tendencias pero con intereses comunes, sino que discrimina
por motivos de religión e ideología y se auto-adjudica de forma
totalitaria la representación del pueblo español, intentando
presentarse como su portavoz.

• Muchos integrantes del 15-M son personas bienintencionadas que


no comparten absolutamente todo lo anterior, que no están al tanto
de los hechos y que creen estar haciendo lo correcto en el seno de un
movimiento popular espontáneo.
POLÍTICA EXTERIOR

La actual falta de soberanía española es una consecuencia directa de


habernos alineado con los intereses del Fondo Monetario
Internacional, la OTAN, el grupo Bilderberg y las grandes familias de
la banca internacional, a principios de los años 80. Sin embargo,
incluso si España pudiese emanciparse hoy de la globalización y
recuperar al 100% su soberanía, no tendría ningún futuro en un
mundo que ha cambiado radicalmente desde la posguerra. El futuro
ahora pertenece a las grandes confederaciones de Estados, y España
no puede pensar en liberarse de la globalización si no es en el marco
de un proyecto europeo mayor. George Orwell no andaba muy
desencaminado cuando vaticinaba en "1984" que el mundo camina
hacia un panorama de grandes bloques geopolíticamente coherentes.
Si por "nación" entendemos "Estado soberano", actualmente sólo
existen tres verdaderas naciones:

1- los Estados Unidos de América (que serían la base de la


"Oceanía" orwelliana).

2- la Federación Rusa ("Eurasia").

3- la República Popular China ("Estasia").

Cualquier otra unidad territorial (incluyendo Europa, que desde 1945


carece de verdaderas naciones soberanas) debe por fuerza alinearse
con alguna de estas potencias si pretende sobrevivir, o bien
convertirse en un campo de batalla. Ni España ni Europa tienen lo
que hace falta para ser una potencia soberana. Sólo Rusia puede
completar la ecuación, aportando su vasto "patio trasero", sus
recursos y su poder militar.
También bajo el punto de vista geopolítico, el mundo se encuentra en
un periodo de transición. Sin embargo, pervive el orden de quienes
vencieron la II Guerra Mundial, que se resisten a soltar el chollo del
que han vivido hasta ahora. En el nuevo orden geopolítico que se
avecina, varios son los puntos a tener en cuenta.

• Consejo de Seguridad de la ONU: Esta institución está obsoleta,


ya que fue creada para garantizar los intereses de los vencedores de
la II Guerra Mundial (EEUU, la URSS, China, Reino Unido y Francia).
Actualmente existen gigantes (como Alemania, Japón, Brasil o India)
cuya entidad política y militar no está en absoluto a la altura de su
importancia económica y estratégica. Para solucionar este estado de
cosas, lo mínimo es que dichos países entren en el Consejo de
Seguridad para poder tratar de tú a tú a las potencias arrogantes del
mundo, que viven de rentas del pasado.

• Europa: Fue Nietzsche el que dijo que "Europa desea unificarse". El


proyecto se intentó con Roma, el Sacro Imperio, el Imperio Español,
la Francia napoleónica y la Alemania hitleriana, y la idea ha llegado
hasta nuestros días sin haberse concretado claramente.

Es cierto que la UE ha suministrado numerosas ayudas a España,


pero en la alta economía no existen las hermanitas de la caridad:
estas ayudas nos fueron brindadas a condición de desmantelar
nuestras infraestructuras agropecuarias e industriales ("reconversión
industrial"), y de adoptar una moneda que ha encarecido nuestras
exportaciones, en beneficio de Francia y Alemania principalmente
(también de China, Marruecos, Turquía y Europa del Este). Francia
sabotea sistemáticamente las exportaciones agrarias españolas,
mientras que Alemania nos forzó en su día a cerrar nuestras fábricas
de abono y de tuberías de riego para que comprásemos estas cosas a
empresas alemanas en vez de fabricarlas nosotros. Además, el sector
público español (léase políticos iluminados y burócratas corruptos de
turno) a menudo ha dilapidado las ayudas económicas de tal modo
que el capital ha acabado en buena medida en las manos de
megaempresas privadas.

Debido a todas estas injerencias extranjeras en la economía


española, hemos dejado de ser una nación mínimamente autárquica.
Las ayudas de la UE son pan para hoy y hambre para mañana, algo
así como darles sacos de arroz a los somalíes para hacerles
dependientes de nuestra caridad, en vez de enseñarles a administrar
una granja. En una verdadera Unión Europea, cada Estado debería
contribuir a velar por los intereses europeos en vez de mirarse el
propio ombligo, lo cual implicaría, de vez en cuando, sacrificar
intereses menores a cambio del bien común mayor. Un ejemplo de
esto último es la negligencia imperante en el estrecho de Gibraltar,
que beneficia a Francia, Marruecos, Estados Unidos y Reino Unido (o
mejor dicho, a las élites capitalistas de dichos países), pero que
perjudica a España y a los pueblos europeos.

Una Unión Europea es necesaria, pero debe refundarse bajo premisas


radicalmente distintas a las de la actual unión, lacaya de "los
mercados" y totalmente ajena a los verdaderos intereses de los
pueblos europeos. Para volver a cristalizar una nueva idea de Europa,
los pueblos europeos deben hallar una empresa común con la que
sentirse identificados, y la clave la encontramos en el pasado
histórico. La entrada de nuestro continente en la historia civilizada se
hizo con un acto de auto-afirmación de Europa (es decir, Grecia y
Roma) ante Asia (Menor) y África (Cartago), durante la guerra de
Troya (que anunció el dominio europeo de todo Oriente Medio) y las
guerras púnicas (orilla sur del Mediterráneo). La antigua Grecia, la
antigua Roma y el imperio bizantino son los ejemplos que deben
inspirar el renacimiento de nuestro continente.

• OTAN: Los intereses de Europa nunca podrán ser iguales a los


intereses de Estados Unidos, por el simple motivo de que, entre
ambas unidades territoriales, media un océano. La OTAN es un
vestigio de la Guerra Fría. Sólo con la amenaza de la URSS pudo
Washington convencer a Europa de que necesitaba al eje atlantista y
de que el Atlántico es un puente, no un muro. El Presidente Adolfo
Suárez, que intentaba llevar al cabo una política nacional soberana,
procuró mantener a España alejada de la OTAN, hasta que el PSOE,
sirviendo a los intereses del Fondo Monetario Internacional, nos
introdujo en 1982.

Actualmente, Estados Unidos desea una Europa más o menos


próspera económicamente, pero sumisa políticamente y débil
militarmente, ya que si Europa persiguiese sus propios intereses,
chocaría con Washington tarde o temprano. La OTAN está además
obsoleta por haber incluído a miembros (Turquía, Rumanía) y por
intervenir en escenarios (Iraq, Afganistán) que nada tienen que ver
con el Atlántico Norte. El mismo Atlántico, por otro lado, ha perdido
gran importancia estratégica y económica. En 2008, la mayor parte
del flujo comercial marítimo se la llevó el Pacífico, con 20 millones de
TEU (contenedores de 20 pies). Por el Mediterráneo pasaron 18,2
TEU, y por el Atlántico, sólo 6,2.

Por tanto, España debe salirse de la OTAN y romper su alianza con el


eje Washington-Londres-Tel Aviv, dedicando sus esfuerzos militares a
seguir colaborando activamente en la formación del Eurocuerpo —que
no depende de la OTAN— y en la constitución de un eje Moscú-
Berlín-París-Madrid.

• Federación Rusa. A medida que el eje de atención de Washington


se desplaza desde el Atlántico al Pacífico por pura gravedad
económica, la influencia estadounidense disminuye en Europa, y
crece la tendencia europea a volcarse hacia el Este y depender de
una Rusia en pleno desarrollo. Rusia es actualmente una potencia
atípica. Mientras que China tiene un centro neurálgico claramente
definido (su costa Este) y Estados Unidos también (ídem), Rusia
puede compararse a un cuerpo grande y fuerte sin un centro
neurálgico claro. Europa, por su parte, padece el problema opuesto:
se trata de un centro neurálgico privilegiado (alta densidad de
población, la primera economía mundial), pero carece de espacio
vital, de "patio trasero", desde la época de la descolonización. Europa
(especialmente la media luna que coincide con las cuencas del Po, el
Ródano y el Rhin) le brinda a Rusia la oportunidad de dotarse de
centro neurálgico, y Rusia le brinda a Europa el mejor espacio vital
del planeta, los recursos que alberga, la oportunidad de alcanzar la
autarquía y un potencial militar y de Inteligencia digno de un imperio.

• Eurasia. El acercamiento germano-ruso va a ser el germen de un


nuevo espacio geopolítico que abarcará desde el Atlántico hasta el
Mar de Japón. Este espacio económico (llamado por algunos
Eurosiberia, Eurasia, Eurrusia o Pan-Europa), gobernado por una
autoridad federal-imperial, será absolutamente privilegiado en
posición geoestratégica, recursos naturales, potencia militar e
industrial, patrimonio cultural, fuerza de trabajo y capital humano.
Para que esto pueda tener lugar, debe abolirse el legado de la Guerra
Fría y por tanto de la II Guerra Mundial: las tropas estadounidenses y
británicas deben abandonar Centroeuropa, y todas las bases
militares, silos estratégicos y colonias atlantistas en Europa deben ser
desalojados. Eurosiberia estaría en una situación ideal para dominar
MENACE (Oriente Medio, Noráfrica y Asia Central, por sus siglas
inglesas), el Ártico y, utilizando a España como trampolín,
Sudamérica y, desde ella, Antártida. Tanto los estudios genéticos y
antropológicos como las iniciativas medioambientales y arqueológicas
pueden ser vectores excelentes para transmitir la expansión de la
influencia eurosiberiana en estos espacios. No cabe duda de que el
papel de España sería mucho más brillante y destacado en este
contexto.
• Marruecos es parte de un problema mayor, un problema europeo:
asegurar el Mare Nostrum. El Mediterráneo es como una gran ría que
le permite a las potencias atlantistas "colarse" en la esfera de Eurasia
y establecer bases (Gibraltar, Malta, Chipre, Israel, etc.) en el bajo
vientre de nuestro continente. En cuanto a España, ha tenido
protagonismo en el Magreb desde los tiempos de Orán y otras
colonias, igual que el Magreb lo ha tenido en España durante la época
de almorávides y almohades. Hoy existen territorios africanos (Ceuta,
Melilla y Canarias) que geopolíticamente son españoles y por tanto
europeos, y que deben ser fortalecidos como muro de contención
ante África y especialmente ante Marruecos, un socio importantísimo
del atlantismo y del sionismo gracias al lobby sefardita-marroquí —el
segundo grupo étnico más importante de Israel.

España y Marruecos mantienen un equilibrio muy tenso que parece


condenado a desestabilizarse tarde o temprano. Todas las grandes
naciones necesitan un teatro de operaciones, una escuela de guerra
en la que forjar mandos de élite que contribuyan a una regeneración
social y arranquen la decadencia que aqueja a su país: Rusia tiene
Chechenia, EEUU tiene Iraq y Brasil tiene las favelas. Tanto el Sahara
Occidental como el Rif tienen mayorías que son hostiles a la
monarquía alahuita; si España fuese una nación soberana, haría lo
posible para apoyar a dichas poblaciones. Argelia, que nos suministra
gran cantidad de gas natural, sería nuestro aliado natural en este
cuadro, y Francia tendría que renunciar a sus intereses ombliguistas
por el bien de Europa.

• El mundo árabe. El mundo árabe debería ser el aliado natural de


Europa. Sólo las potencias atlantistas han puesto a todo este mundo,
que va desde Marruecos hasta Iraq, en pie de guerra, partiéndolo por
la mitad con Israel y luego utilizando redes de Inteligencia
relacionadas con Arabia Saudí y Pakistán para financiar el radicalismo
islámico sunnita. Estas tácticas forman parte de los planes
geoestratégicos de Washington para balcanizar Eurasia y
desestabilizar toda comunicación terrestre entre Europa Occidental y
Asia Oriental, para forzar el uso de mares y estrechos controlados por
la OTAN y para que el comercio de Europa se oriente
preferentemente a EEUU por el Atlántico y el de Asia Oriental a EEUU
por el Pacífico, en vez de "cerrarse en banda", utilizando rutas
terrestres y marítimas exclusivamente eurasiáticas para convertir
Eurasia en un anillo cerrado. El verdadero problema de las potencias
atlantistas no es el radicalismo islámico sunnita, totalmente
controlado por ellas, sino el pan-arabismo socialista, los regímenes
árabes laicos y modernos (como el Baaz sirio o la Jamahiriya libia) y
el chiísmo (Irán, Yemen, Líbano, Azerbaiyán, Bahrein, más de la
mitad de Iraq, y poco a poco, Sudán, Nigeria y hasta Brasil).

La España franquista veló por cultivar unas excelentes relaciones


hispano-árabes. Es una desgracia que actualmente se esté
promoviendo la inmigración árabe y la colonización de Europa por
parte del Islam radical. Esto forma parte del plan mayor de la
globalización, que es provocar un gran conflicto, étnico, religioso,
social y quizás militar, entre Occidente y Oriente. Dicho conflicto
dejaría a nuestro continente al borde de la extenuación. El
mundialismo le echaría la culpa de todo a particularismos,
nacionalismos, fronteras, gobiernos, Estados, identidades étnicas,
familiares y religiosas, y se presentaría él mismo (por ejemplo, por
medio de la ONU y los bancos internacionales) como la alternativa
"moderada" y "sensata" a la locura anterior. Es la misma táctica que
utilizó la CIA con Operación Gladio en Italia: luchas entre la
ultraderecha y la ultraizquierda, para que el pueblo se entregase
asustado a las manos de la democracia liberal, percibida como
"cuerda".

• Estrecho de Gibraltar. Se trata del punto más crítico de toda la


geografía española, y uno de los puntos más críticos de la geografía
mundial. Gibraltar —una bisagra que separa la esfera atlántica de
España de la esfera mediterránea, partiendo su vocación marina en
dos e impidiendo su unión— forma parte de una larga cadena de
"hubs" estratégicos del atlantismo, que incluyen Malta, Chipre, Israel,
la Isla Diego García, Singapur y, en buena medida, todavía Suez y
Hong Kong. Europa (entendiéndose por tal los intereses de los
pueblos europeos, no de las élites internacionalistas) necesita un
Estado fuerte en el estrecho de Gibraltar, cosa que no interesa a
los gerifaltes de Nueva York, Londres y Tel-Aviv, que desean un
estrecho poroso y desregulado. En este contexto, España tiene la
misión de acerrojar a cal y canto el Mediterráneo y el litoral atlántico
para blindarlo contra la penetración atlantista, así como proteger
Europa de la influencia africana. Esto debe complementarse con la
toma de Suez por parte de otra potencia, y si es necesario, también
del Bósforo y los Dardanelos.

• España y el poder marítimo. Reza un lema de la Armada: Tu


regere imperio fluctus Hispane memento (Recuerda, España, que tú
registe el imperio de los mares). La Península Ibérica es una pseudo-
isla, ya que el istmo que nos une al continente está parcialmente
cortado por la cadena montañosa de los Pirineos. Por tanto, bajo el
punto de vista geopolítico, España es, o debería ser, una potencia
marítima (talasocracia), con una vocación atlántica que tiende hacia
Iberoamérica (época de los conquistadores) y una vocación
mediterránea que tiende hacia el Magreb, Italia, Grecia y Turquía
(época de los almogávares, Lepanto, Orán y las guerras africanistas).

El 90% del tráfico mundial de mercancías es marítimo, ya que,


debido a las inestabilidades geopolíticas artificiales fomentadas por el
atlantismo en las rutas terrestres naturales, este medio permite
transportar más volumen de mercancías a menor coste. Sólo por
esto, los países que tienen salida al mar y puertos estratégicos,
tienen gran ventaja. España tiene una gran cantidad de costa (más
que Francia) y, si formase un espacio común con Portugal, tendría
casi tanta costa como India. Tenemos también muchos puertos
privilegiados (Portugal también: Porto, Lisboa, Faro), y una
importante tradición marinera, pesquera y de vanguardismo en
tecnología aeronáutica. La industria de los astilleros es uno de los
mayores negocios de la globalización, por lo que España necesita
impulsar su industria naval, expandir su Armada y firmar contratos
con países interesados en expandir las suyas (por ejemplo, Brasil,
Rusia, Australia o Japón). Esto crearía muchísimos puestos de
trabajo, reforzaría los lazos de España con Iberoamérica y fortalecería
la fachada atlántica de Europa y África ante la penetración atlantista.

• Iberoamérica. Por el simple hecho de estar escrito en español,


este artículo puede ser leído desde California hasta Tierra del Fuego,
así como en Guinea Ecuatorial o Filipinas. Todas estas zonas están
mucho más lejos de España que, por ejemplo, Francia o Italia, pero
es mucho más fácil comunicarse con ellas. España es la cabeza de
una enorme área de influencia, la hispanohablante, que es nuestra
esfera legítima y el puente que une Europa con el continente
americano. Lo natural sería que España mantuviese buenas
relaciones con todo el mundo hispanoparlante, igual que Reino Unido
las mantiene con el mundo angloparlante mediante la
Commonwealth. Sin embargo, pasados más de 100 años desde de
1898, la estrategia atlantista sigue balcanizando Iberoamérica y
propagando la "leyenda negra" para sembrar la discordia y limitar la
influencia española. Incluso la reciente proliferación de sectas
evangelistas, relacionadas con Estados Unidos, está promovida como
intento de recortar la implantación del catolicismo, asociado a la
herencia española.

Aun así, las buenas relaciones con Cuba (siempre saboteadas por
Washington, y ver aquí) y Argentina han continuado hasta nuestros
días. A estas relaciones hay que añadir a Brasil, un país en pleno
desarrollo y con una cantidad fabulosa de recursos, que se ha
beneficiado mucho de las iniciativas de Repsol y que tiene intención
de hacer bilingües a sus élites sociales para afianzar su influencia en
toda Iberoamérica. Si se formase algún tipo de espacio común entre
España y Portugal, estas relaciones se solidificarían aun más, se
proyectarían sobre otros puntos del planeta (Angola, Mozambique,
Timor Oriental, etc.) y supondrían un vector privilegiado para la
proyección de influencia europea fuera de la esfera eurosiberiana.

• Fuerzas Armadas. El militarismo, particularmente el de las


unidades militares operativas, es el continuador de las tradiciones
guerreras de los tiempos antiguos y el depositario de una valiosa
herencia idiosincrásica. Utilizando al mundo militar como molde, se
podría fácilmente operar una regeneración de toda la sociedad. Sólo
es soberano e independiente el pueblo armado que constituye de por
sí una gran milicia. La presencia de una ciudadanía armada, como en
el caso de Suiza, ejerce una influencia magnética sobre los dirigentes
de un país, poniéndoles firmes. En Roma, las legiones, un verdadero
ejército ciudadano y popular, tenían tanto poder que podían
proclamar un Emperador por aclamación y presionar con su mera
presencia al Senado. Todos los soberanos romanos se cuidaban muy
bien de asegurarse la lealtad de las legiones (que representaban a la
masa del pueblo, o al menos a sus sectores más bravos y resueltos),
de no provocar su ira y, en suma, de contar con este importante
poder. Puede que por eso Platón llamase "guardianes" a la casta
militar en su "República".

La ciudadanía de los varones debería ir indisolublemente unida al


servicio militar obligatorio. Desde luego, un país no puede confiar la
defensa de su territorio íntegramente a una tropa de reemplazo; por
tanto, lo ideal es mantener un ejército profesional y un ejército de
reemplazo donde, una vez licenciados, los soldados pasen a una
milicia de reserva con un arma asignada y con pruebas anuales de
tiro y condición física (modelo suizo). Deben favorecerse los
contactos, los ejercicios conjuntos y los intercambios entre ambos
ejércitos, para evitar que se divorcien y que se dé una rivalidad entre
los militares "populares" de reemplazo y los militares profesionales
"de rancio abolengo".

EL FRANQUISMO A TRAVÉS DEL RETROVISOR

El problema de los acontecimientos históricos es que debe pasar


mucho tiempo para que puedan ser estudiados con objetividad y sin
injerencias sentimentales o intereses político-económicos de por
medio. A Napoleón se le estudia con bastante objetividad; vivió hace
doscientos años. Sin embargo, existen muchos acontecimientos más
recientes (como la Guerra Civil española o la II Guerra Mundial) sobre
los que aun se cierne una manta de censura, desinformación y
subjetividad, puesto que estos hechos históricos están todavía hoy
envueltos en una red de poderosos intereses y sentimentalismos de
carácter irracional y cuasi-religioso.

Actualmente, el franquismo es sin duda de los mayores tabúes del


15-M y otros grupúsculos residuales de la extrema izquierda que
intentan secuestrar el sentimiento popular de indignación. Pero
mirando hacia el siglo pasado con la objetividad de quienes nunca
vivieron a Franco y sólo juzgan los hechos, encontramos que el
franquismo tuvo tics económicos claramente socialistas (de hecho,
mucho más que el actual gobierno del PSOE), además de actuaciones
nacionalistas y anti-globalización:

• No reconocer al Estado de Israel. Esto le costó a España que


Israel presionase a los angloamericanos para invadir nuestro país
después de la II Guerra Mundial. También nos costó que, en 1949,
Israel votase en la ONU en contra de levantar las sanciones
internacionales contra España, que nos estaban bloqueando
económicamente y haciendo gran daño. El Presidente postfranquista
Adolfo Suárez, que mantuvo a España en el Movimiento No-Alineado,
se negó a reconocer a Israel hasta que los judíos se retirasen de los
territorios ocupados y se estableciese un Estado palestino. España no
reconocería a Israel hasta 1986.

• Saltarse el bloqueo a Cuba. "Quien posee la isla de Cuba tiene la


llave del Nuevo Mundo", decía Felipe II. España fue el único país del
mundo que violó el embargo internacional sobre La Habana,
mandando víveres a Cuba. Esto nos costó un barco atacado y tres
marinos muertos por fuerzas anticastristas sostenidas por la CIA. En
1975, Fidel Castro decretó tres días de luto cuando murió Franco
(cosa que no hizo cuando murió Mao Zedong), y en 1992, visitó al
político ex-franquista Manuel Fraga en su pazo gallego. Fidel Castro
incluso ha declarado que "Franco se portó espléndidamente con Cuba.
La posición de Franco fue intachable". Los perroflautas que llevan
camisetas del Ché tampoco saben que Ernesto Guevara visitó
Madrid durante el franquismo. Estos curiosos lazos con la Cuba
socialista, que evidencian que la geopolítica a menudo supera a las
ideologías, nunca son recordados por la actual "izquierda" española.
Mucho después de la derrota de 1898 a manos de Estados Unidos,
España puede ejercer un contrapeso al poder norteamericano en
Iberoamérica, y si no lo hace, se debe a la pérdida de nuestra
soberanía nacional. La "leyenda negra", propagada por la anglosfera,
es un intento de recortar los tentáculos geopolíticos españoles en
Ultramar, para dejarle manos libres a Washington en su aplicación de
la Doctrina Monroe: "América para los (norte)americanos".

• Apoyo a los países árabes enfrentados con Israel. La España


franquista mantuvo cordiales relaciones diplomáticas con Estados
árabes asociados con la URSS ―como Egipto, Siria, Líbano, Iraq,
Libia y Jordania―, llegando a suministrar armas a algunos de estos
regímenes. En los años 50-60, Hispano-Aviación vendió reactores de
combate (Saeta) y cazas supersónicos (HA-300) al Gobierno egipcio,
y todavía en pleno 1983, la española ENASA le vendió a El Cairo
infinidad de camiones militares, autobuses y blindados
(BMR) [5]. También es un hecho muy poco conocido que, en 1974,
Franco condecoró con la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la
Católica al mismísimo Saddam Hussein. Las buenas relaciones entre
el franquismo y los diversos socialismos árabes llegaron a preocupar
seriamente al Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger,
que buscaba sostener la "atlanticidad" del Mediterráneo a través de
Gibraltar, Marruecos, Malta, Chipre, Turquía e Israel.
Franco (izquierda) y el egipcio Gamal Abdel Nasser (derecha) en Madrid, el 23
de Septiembre de 1960. Nasser quería construir un eje pan-arabista, uniendo a
los árabes de Noráfrica con los árabes de Próximo Oriente, utilizando el canal
de Suez para cerrar a cal y canto el Mediterráneo (se hubiera tenido que
completar con la toma de Gibraltar) y convirtiéndolo en un nuevo Mare Nostrum
resguardado de las potencias atlantistas. Por su situación geográfica, Israel
interrumpía este proyecto partiéndolo en dos. No cabe duda de que si la política
exterior del franquismo se hubiese prolongado en el tiempo, España se habría
acabado acercando al heredero actual del pan-arabismo nasserista: Gadafi.
Franco había pasado buena parte de su vida en Marruecos y conocía bien el
mundo árabe. Todo esto está muy en contradicción con la versión oficial que
nos han contado del franquismo, por lo que se impone la necesidad futura de
replantear el franquismo a la luz de una historiografía objetiva y libre de
sentimentalismos guerracivilistas o sectarismos políticos subvencionados.
Franco con Saddam Hussein, Madrid, 1974. Saddam Hussein había mandado a
España cuatro petroleros durante el embargo de la OPEP de 1973, y más
adelante se comportaría de forma benévola para con la minoría cristiano-
caldea.

• Negarle a Estados Unidos el uso de sus bases militares en


España durante el conflicto israelí con los árabes (Guerra del Yom
Kippur) en 1973. Esta guerra causó un embargo petrolero, una grave
crisis financiera y escasez de combustible en los mercados
occidentales, suponiendo el fin de la era del petróleo barato.

• Negarse a participar en la Guerra de Vietnam. El Presidente


estadounidense le pidió a Franco en 1965 asistencia contra el
gobierno de Vietnam del Norte. Franco le respondió con un somero
análisis de la situación, explicando que los ejércitos convencionales
no serían útiles en las junglas de Vietnam, vaticinando que el Ejército
estadounidense sería derrotado en una guerra de guerrilas si se metía
en un conflicto bélico en ese país y hasta elogiando la personalidad
patriótica de Ho Chi Minh.

• Creación de la JEN (Junta de Energía Nuclear, actual CIEMAT), para


lograr un Estado soberano en lo energético, siguiendo el ejemplo de
la Francia de De Gaulle. Además, Franco jamás firmó el Tratado de
No Proliferación nuclear. Esto, la crisis árabe, las buenas relaciones
con Cuba y las pretensiones con la bomba atómica, le costaron la
vida a Carrero Blanco. Su asesinato se realizó por medio de Henry
Kissinger, la CIA, ETA, la embajada estadounidense y una base
militar norteamericana. La agencia soviética TASS, que no puede ser
acusada de franquista, informó que "la CIA ha asesinado a un político
franquista de tendencia nacionalista que se niega a entrar en la OTAN
y a cumplir ciegamente las órdenes de Washington". Por aquel
entonces, los estadounidenses sabían que España estaba a 10 años
de conseguir "la bomba", pero que con ayuda de Francia (otra
potencia que no había firmado el Tratado de No-Proliferación), podía
tenerla en dos años. España (después de Francia, el segundo país de
Europa con mejor acceso a materias primas necesarias para fabricar
la bomba atómica) planeaba detonar una bomba en el Sahara
Occidental, como prueba y como advertencia, tanto a Marruecos
como al eje atlantista. La última oportunidad de España de ser
potencia nuclear se perdió el 23 de Febrero de 1981, con la intentona
del golpe de Estado y la firma de un acuerdo con la Organización
Internacional de Energía Atómica. Felipe González firmaría el Tratado
de No-Proliferación en 1987.

• Denunciar a la masonería y al sionismo como causantes de


buena parte de la discordia en el mundo.

• Mantener el Sahara Occidental lejos de la zarpa de las potencias


atlantistas. Esto duró hasta que Hassan II, con ayuda de la CIA, lanzó
la Marcha Verde, mientras Franco yacía moribundo en un hospital. El
mundo guarda completo silencio hasta hoy ante los atropellos de los
tan cacareados "derechos humanos" en el caso del pueblo saharaui.
La soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental no está reconocida
por ningún Estado, pero sigue vigente de facto y forma parte de los
inquietantes conflictos no-resueltos que salpican la geografía del
mundo.

• Apoyar a los bereberes rifeños durante la revuelta del Rif en


1958, en la que la población local, inspirada por Franco y el líder
egipcio Nasser, se alzó contra las tropas marroquíes. La revuelta fue
sofocada con ayuda francesa y napalm, fósforo blanco, bombas de
fragmentación, limpiezas étnicas y torturas. Finalizó con ocho mil
muertos y décadas de salvajes represalias por parte de la monarquía
alahuita.

• Identificación del Estado con una ideología (el nacional-


catolicismo, con influencias falangistas y nacional-sindicalistas) que,
con todos sus defectos y miopías, al menos proporcionaba un mínimo
de cohesión social.

• Autarquía. Crear infraestructuras agrarias, ganaderas e


industriales, con vistas a convertir a España en un país autárquico
no-dependiente de la red global. Aunque la "etapa autárquica" finalizó
teóricamente en 1956, España siguió manteniendo una autarquía
muy superior a la que tiene ahora.

• Nacionalización de grandes empresas y recursos


estratégicos.Petróleo, telefonía, electricidad, telecomunicaciones y
otras empresas de sectores estratégicos, en manos nacionales
(Repsol, Renfe, Telefónica, Unión Fenosa, Endesa, Iberia, TVE, RNE,
Banco Central de España, etc.). Plan de estabilización de 1959, con la
creación de compañías industriales como PEGASO y SEAT (gracias a
esto, Japón fue el único país del mundo que superó a España en
crecimiento económico de 1959 a 1974, y España llegaría a ser la
novena potencia económica del mundo). Durante el Felipismo, se
comenzó a privatizar estas empresas, luego con el Aznarato el
proceso se aceleró, y ahora con el hundimiento económico de España,
cabe esperar que las privatizaciones se generalicen (como la venta de
las loterías del Estado a la familia Rothschild en 2010). Esto equivale
a una privatización de las ganancias y una socialización de las
pérdidas, ya que estas empresas reparten sus beneficios a los
accionistas y sus pérdidas al resto de la sociedad.

• Ayudas públicas: seguridad social, pagas extra, trienios,


vacaciones pagadas, Instituto Nacional de la Vivienda, Ministerio de
Vivienda, indemnizaciones por despido, contratos fijos, etc. Las
políticas sociales y laborales del franquismo, su doctrina de "pan y
trabajo", crearon a la clase media española, la misma que está siendo
ahora liquidada por la crisis. Actualmente se usa al erario público
para financiar a la banca privada, pagar deudas internacionales y
mantener a criminales, banqueros, inmigrantes, políticos, gitanos,
megaempresarios y otros parásitos sociales.

• Apoyo a la familia. Incentivos a la natalidad, préstamos por


nupcialidad, premios a familias numerosas, propaganda a favor de los
hijos y de los valores familiares. Con ello, se cimentaban los lazos del
individuo con sus propios semejantes y se construía un bastión
cerrado ante el avance de los valores individualistas y egoístas del
capitalismo neoliberal.

• Servicio Militar Obligatorio. Institución donde se mezclaban


personas de todos los orígenes, condiciones y extracción social, y
donde más de un pijo tuvo que agachar la cabeza ante algún
sargento hijo de labradores. El SMO mantenía un lazo entre el pueblo
español y las Fuerzas Armadas, lo cual garantizaba que las FAS nunca
se volviesen en contra del pueblo. Éste es el motivo por el que el
comunista español Julio Anguita fue de los pocos hombres que se
opusieron a la profesionalización del Ejército.

• El problema de la oligarquía española. Es cierto que durante el


franquismo prosperó la actual oligarquía económica, pero esta
oligarquía —que siempre se ha adaptado a los tiempos para seguir
beneficiándose— ya existía antes del franquismo, sigue existiendo
ahora y seguirá existiendo después indefinidamente, a menos que se
opere una revolución total del sistema económico y de nuestra escala
de valores. Las castas económicas son muy endogámicas y tienden a
ponerse siempre del lado del ganador, intentando seducirlo, como
hizo siempre la Iglesia a lo largo de la historia. Esta táctica pelotillera
y diplomática es lo único que les garantiza a este tipo de instituciones
(Mercado, Templo) el sobrevivir a las guerras y a los cambios de
régimen (Palacio). Por poner un ejemplo, el grupo PRISA de Polanco
fue pro-franquista durante el franquismo, anti-franquista ahora, y en
el futuro será lo que desee el régimen de turno, con tal de que a
cambio pueda mantener su negocio en marcha.

QUÉ CAMINO PARA ESPAÑA

No hay manera de evitar el colapso final de un boom traído


por la expansión del crédito. La alternativa es sólo si la crisis
debería llegar pronto como resultado del abandono voluntario
de más expansiones del crédito, o tarde como catástrofe final
y total del sistema monetario involucrado.
(Ludwig von Mises, "Human action, a treatise of Economics", 1949).

El camino a seguir "debería" ser el de Islandia: dejar que los bancos


quiebren, decirles a los banqueros y entidades extranjeras que mala
suerte, y en cambio garantizarles a los ciudadanos pagadores de
impuestos sus ahorros. Los desmadres e imprudencias de la
especulación, que los paguen los parásitos que los han producido, y
que nadie mueva un dedo para que su codicia pueda perpetuarse ad
aeternum. El problema es que si España o cualquier país de la UE con
una economía mucho más grande que la islandesa, llevase al cabo
esta maniobra, se produciría ipso facto una enorme presión
diplomática y económica (y no olvidemos que en un mundo
globalizado, los resortes de la presión económica son muy fáciles de
accionar), que podría hasta desembocar en intervención militar.

"El sistema" no tiene rostro y no se identifica con un individuo


determinado ni con un grupo de individuos, sino que es una
maquinaria, una escala de valores, un concepto abstracto, que gira
con su propia inercia y que nos domina a todos de un modo u otro.
Se debe dejar que este viejo orden, corrupto y abyecto, se derrumbe.
El actual orden social y económico es una máquina criminal, falsa,
usurera, esclavizadora y asesina que está destruyendo el mundo y a
la humanidad, y que debe ser aniquilada y triturada sin
contemplaciones. Occidente necesita una revolución total que barra
de un plumazo absolutamente todas las falsedades y todos los vicios
que nuestra cultura ha ido acumulando desde la caída del Imperio
Romano. Se necesita que el movimiento de los indignados sea
sustituido por el movimiento de los cabreados, y éste por el de los
desesperados; un estallido social que barra las estúpidas diferencias
guerracivilistas de derecha/izquierda y se centre en el verdadero
guerracivilismo vigente: el de los parásitos contra los parasitados, el
de "los mercados" contra los pueblos.

Los verdaderos gobernantes de España. Emilio Botín (Banco Santander),


Francisco González (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) y Miguel Ángel Fernández
(Banco de España).

El problema de desear una quiebra total, una Nigredo masiva que


"resetee" el inconsciente colectivo de Occidente, es preguntarse qué
vendrá después, si un gobierno mundial presidido por exactamente la
misma casta miserable que ha provocado esta debacle y que la tenía
prevista, o un sistema multipolar que represente los intereses de los
pueblos a los que la crisis ha cogido desprevenidos. Está muy claro
que Occidente necesita sistemas de poder de carácter socialista, que
le devuelvan al Palacio su papel y que metan en cintura a los
mercaderes y a la promiscuidad del dinero de este capitalismo
orgiástico. La conquista del Estado es imprescindible para cualquier
pueblo que quiera ser el amo de su propio destino, ya que el Estado
es el medio perfecto para proyectar el poder y la voluntad sobre un
territorio y sobre la masa humana que lo habita. El problema de
permitir que el Estado acumule tanto poder es vigilar a quiénes se les
permite llegar al Gobierno, es decir, a dirigir el Estado. Para esto
deben formarse órdenes sociales a medio camino entre el monje y el
soldado, y para ello sería necesario, a su vez, dar forma a un nuevo
sistema ideológico, una nueva escala de valores, una nueva fe. Eso
sólo puede nacer de la acción y del conflicto.

De momento, se está forjando la historia ante nuestras narices. Está


teniendo lugar una nueva transición, y será dolorosa. Aferrarse al
viejo orden es inútil: un nuevo orden económico, geopolítico, social y
étnico está a las puertas y se lo podrá retrasar u obstaculizar, pero
no detener. Esta nueva transición, que vendrá plagada de tumultos a
todos los niveles, puede suponer una breve "ventana de oportunidad"
para que los pueblos europeos se liberen de la tiranía plutocrática. El
desastre, tocar fondo, será una gran oportunidad de cambio,
purificación y regeneración. La Pax Capitalistae agoniza. "Ave" al
César que vendrá.
IR A LA SEGUNDA PARTE (ANTERIOR)
IR A LA PRIMERA PARTE

NOTAS

[1] Familia Schiff (Jacob H. y Mortimer L.), hermanos Warburg (Max,


Felix y Paul), Armand Hammer, Kuhn Loeb & Co., Otto H. Kahn, JP
Morgan Chase, Max Breitung, Jerome H. Hanauer, Lazard Frères
(París), Gunzbourg (París, San Petersburgo, Tokio), Speyer & Co.
(Frankfurt, Londres, Nueva York), etc. Olaf Aschberg, del Nya Banken
(Estocolmo) tuvo un importante papel de intermediario, y la familia
Aschberg controlaría la banca de Estado de la URSS desde 1917. La
familia Rothschild, amiga de Marx, financió sus escritos y los de
Engels. La Standard Oil de John D. Rockefeller, Sr., cimentó un pacto
petrolero con Stalin en 1926.

[2] Ver aquí, minuto 5:18.

[3] http://antimperialista.blogia.com/2011/060801-el-15-m-como-
punta-de-lanza-de-nuevas-reformas-neoliberales.-coincidencias-
entre.php
[4] http://antimperialista.blogia.com/2011/061401-martin-
varsavsky-la-conexion-15-m-con-la-fundacion-rockefeller..php

[5] Ver aquí.

[X] Más sobre los motores del 15-M aquí.

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