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CRISTIANISMO EN OCCIDENTE

La Dificultad de las predicaciones apostólicas en Occidente. Pedro y Pablo

En este período conflictivo del surgimiento y asimilación del cristianismo, éste se


empezará a separar del judaísmo, destacando personalidades como por ejemplo Esteban
(que acabó siendo apedreado: modo judío) o Pablo de Tarso. Éste último, según algunas
fuentes, pasó de ser perseguidor del cristianismo a propagador del cristianismo (por una
visión que tuvo dirigiéndose a Damasco). Pablo tiene origen fariseo, hijo de fariseo, y
había estudiado en Jerusalén. En las cartas que escribió siempre se consideró como judío,
pero que creía en Jesús, pero no proclamaba su identidad religiosa como cristiana. Dirigió
su mensaje a los judíos de la diáspora predicando la redención por la pasión, muerte y
resurrección. Sus cartas son los documentos más antiguos del cristianismo primitivo
(anteriores a los Evangelios), y aunque hoy en día Pablo sea un indicador de la identidad
cristiana, es probable que en siglo I no hubiera sido así. En estas cartas dice que está al
servicio de Jesús, descendiente de la dinastía de David.

San Pedro, era apóstol de Jesús y primer “jefe de la Iglesia”. Pescador del mar de Galilea,
se unió a los discípulos de Jesús en los primeros momentos de su predicación. Tras la
muerte de Jesús, se convirtió en el líder de la comunidad de creyentes cristianos durante
unos 15 años. Pero hacía el año 44 fue encarcelado por orden del rey Herodes Agripa,
pero consiguió escapar y abandonó Jerusalén, dedicándose a propagar el cristianismo por
Siria, Asia Menor y Grecia. Asistió al llamado Concilio de Jerusalén (48 o 49), apoyando
la línea de San Pablo de abrir el cristianismo y extenderlo. Sus últimos años de vida están
envueltos en la leyenda. Se trasladó a Roma, donde ejerció un largo apostolado de la
futura sede del Papado (considerándose por la Iglesia el primero de sus papas). Allí fue
detenido por las persecuciones de Nerón, muriendo crucificado. Una tradición situaría su
tumba en la colina del Vaticano, donde el emperador Constantino hizo levantar en el siglo
IV la basílica de San Pedro y San Pablo.

Judíos y cristianos en Occidente.

Al principio, en época de Agusto-Tiberio, a ojos de un romano, no se diferenciaba con


claridad un judío de un cristiano, pero con las predicaciones apostólicas se dieron a
conocer sus ideales. Por tanto, la fijación que tenían hacia el judaísmo poco a poco irá
pasandose hacia los cristianos.

Como por ejemplo con Nerón. Nerón: cambia su actitud frente al cristianismo y en el año
64, acusa a los cristianos de haber incendiado Roma (posible instigación de Popea 
filojudía). Pero según Suetonio (16.5), los cristianos fueron acusados de superstitio
maléfica, implicando flagitia, actos impíos. Los demás autores cristianos también hacen
referencia a esta persecución (no relacionando con el incendio), sino por la fijación
religiosa de Nerón hacia el cristianismo. Tácito también habla de esto  crueldad teatral,
quemados vivos, etc.

Sucesión de rescriptos, como el de Trajano, contra los cristianos. Hasta llegar a


Constantino.

Los primeros cristianos en Roma: catacumbas y Domus Ecclesiae

Catacumbas:

El origen del término catacumbas, etimológicamente, es incierto. Algunas fuentes dicen


que viene del griego kata (hacia abajo) y tumbos (túmulo) y otras, en cambio, kata y del
verbo latino cumbo (q + ad, cum, de preposiciones, significa yacer o estar acostado). Es
decir “un lugar donde se está acostado”.

Origen del término. (Origen distinto al de cementerio). La palabra catacumba era un


topónimo que denominaba un lugar cercano a la Via Appia Antica (próximo a la tumba
de Cecilia Metella), entre ésta y Roma. En época medieval esta zona es lugar de
enterramiento de cristianos, situada cerca de la basílica de San Sebastián, y en los
itinerarios se le denominaba “Cementerio catacumbas junto a San Sebastián en la Appia”.
Con el paso del tiempo, se fue perdiendo este sentido geográfico para significar” bajo
tierra” con la expresión “cementerio de catacumbas” hasta quedar como únicamente
“catacumbas”. Cementerio cristiano bajo tierra.

Catacumbas es un término que deriva de un topónimo romano del s. VI, refiriéndose a


las depresiones que caracterizaban el terreno (entre los miliares II y III) de la vía Apia.
Ahí empezaron las primeras necrópolis cristiana a modo de galerías subterráneas que,
además de enterramientos, eran lugar de culto y de expresión artística.

Antes de las catacumbas, los cristianos enterraban a sus muertos (a cielo abierto) en
necrópolis a las afueras de la ciudad, aunque es probable que no se diferenciasen de los
paganos. Respecto a este cambio posiblemente no se debería tanto a las persecuciones,
sino a las donaciones que hicieron algunos particulares para que los menos pudientes
inhumaran allí a sus familiares. El precio del terreno era elevado y escaso espacio de
Roma para las inhumaciones cristianas.

Su uso aparece hacia mediados del siglo II, pero hasta comienzos del siglo III no se
generaliza entre los cristianos. Acaban proliferando estos hipogeos hasta que empezaron
a comunicarse entre ellos formando las galerías. En su origen fueron sólo lugar de
sepultura. Los cristianos se reunían en ellas para celebrar los ritos de los funerales y los
aniversarios de los mártires y de los difuntos.

Estas catacumbas se localizaban en las vías principales que salían de Roma: Además de
la Apia, Ardeatina, Nomentana, Labicana etc. Actualmente se conservan unas 60
catacumbas, albergando 100.000 cuerpos cada una de ellas.
Domus Ecclesiae

Domus Ecclesiae se traduciría, para los cristianos, como Casa de la Iglesia (aunque
eklesia en griego se refería a las asambleas). Y en los primeros momentos del
cristianismo, se llamaban a las casas privadas, las cuales adaptaron su interior a las
necesidades del culto. San Pablo menciona en la carta a los Romanos 16, la existencia de
la casa privada de un matrimonio cristiano que se utiliza como iglesia. Las domuns
ecclesiae podían recibir también el nombre de titulus y solían ser las típicas viviendas
romanas de dos plantas en las cuales, por medio de nuevos tabiques, se construían las
salas necesarias para el buen desarrollo de los actos cristianos (Eucaristia, bautizos, etc.)

A medida que las comunidades cristianas van desarrollándose, también se modifican las
domus ecclesiae, apareciendo nuevas salas dedicadas a la formación doctrinal, de tipo
administrativo. De todas formas, la sala más importante es la destinada a la celebración
de la Eucaristía, era por tanto la de mayor tamaño y se solía dividir en dos partes a través
de un arco o puerta.

Era habitual que las domus ecclesiae llevaran por nombre el del propietario original de la
vivienda. Y estos se han ido manteniendo a pesar de modificaciones en el mismo lugar.
Ejemplo: titulus Clementis, originariamente pertenecía a Clemente, con el tiempo se
convirtió en la Iglesia Clementis y en la actualidad se conoce como la Basílica de San
Clemente de Letrán. En torno a la mitad del s. II y mediados del III, ésas se habían
convertido en las principales estructuras del cristianismo en Roma. En Roma, actualmente
hay iglesias titulares, muy pequeñas.

Esta tradición clandestina deriva de las numerosas prohibiciones y persecuciones contra


la religión cristiana, obligando a sus creyentes a cumplir los ritos en lugares más
“normales”. Pero poco a poco la religión cristiana va a ser aceptada socialmente, y las
domus ecclesiae dejan paso al uso de basílicas, edificios paganos, adaptadas para el culto
cristiano.

Ejemplos de estas Domus Ecclesiae: Casa de San Pedro (Cafarnaún)

Las persecuciones del siglo III.

Persecución de Decio (249-251):


Testimonio de Dionisio, obispo de Alejandría, el cual presenció los acontecimientos.
Decio restaura el paganismo. Las persecuciones que se realizaron fueron únicamente
dirigidas contra los cristianos. Cuando una persona ni se presentaba a las libaciones ni
comía de los sacrificios (de los días establecidos) era ya automáticamente considerado
como cristiano. Se produjo una persecución escalonada, comenzando en el 249.

En esa primera persecución a los cristianos, entre los años 250-251, el emperador Trajano
Decio exige un tributo a todos los ciudadanos del Imperio para los dioses de Roma,
chocando con el pensamiento de los cristianos. Cuando se rendía ese culto, se hace un
pago de este tributo, notificado en el libellus, documento que si no se poseía se podía ser
apresado. Muchas de esos cristianos hacen el sacrificio pagando y recibiendo el libellus
para evitar el castigo, pero no todos. Algunos cristianos que no pagan llegan incluso a ser
asesinados.

No se sabe qué hacer con esos cristianos “traidores” que, ante el miedo, han rendido culto
y luego se arrepienten y quieren volver al cristianismo. Son los llamados lapsi (> lapsus).
Parte de los cristianos creían que se les podía perdonar, pero otra parte de la Iglesia decía
que no, y otros defendían que sí que se les podían acoger, pero se tenían que volver a
bautizar; éste es el primer gran problema de la Iglesia en el siglo III. Se trata de un gran
debate teológico, qué hacer con los lapsi. A partir de estos martirios la Iglesia va a
florecer, estará alimentada con más fuerza moral y económica. Aquellos lugares donde
se producen martirios se convierten en focos de atracción popular. Las tumbas serán
núcleos catedralicios de muchos núcleos medievales.
Persecución de Valeriano:

Valeriano (253-260) fue el primer emperador que mandó dos edictos (aparecen en las
cartas de Cipriano y de Dionisio) contra el cristianismo como Iglesia, jerarquía
(institución). Actuó también como Decio, al ser los dos conservadores, temiendo la
cristianización del Imperio, iniciando persecuciones. Del 253-257, las fuentes (Dionisio
y Commodiano) dicen que fue benévolo para los cristianos, teniendo en la corte también.
Estos dos edictos se emiten en el 257-258 respectivamente:

- 1º Se dirige contra el clero: prohibir bajo pena de muerte los cultos cristianos.
También se exigía de todos los obispos, presbíteros y diáconos un sacrificio a los
dioses.
- 2º Se ordenaba la muerte de los miembros del clero que no quisieran sacrificar.
Los cristianos pertenecientes al estamento superior, senadores y equites, eran
degradados y confiscados sus bienes; funcionarios públicos perdían sus cargos, y
si seguían practicando el cristianismo, se le condenaba a muerta (mujeres
destierro). Un ataque directo contra la Iglesia, con el fin de deshacer la
organización eclesiástica. Esta ley penal precisaba los distintos delitos y la pena
correspondiente a cada uno.
Los cristianos resistieron mucho mejor a la persecución, que a la de Decio, ya que estaban
más preparados. No hubo tantos lapsi, pero en cambio sí muchos mártires.

Ya no sólo asesinaban a los cristianos pertenecientes al pueblo, sino a los altos cargos
como, por ejemplo: el Papa Sixto II y el diácono San Lorenzo (África), el obispo San
Cipriano (Cartago), el obispo San Fructuoso de Tarragona, etc. La persecución concluyó
con la muerte de Valeriano en la guerra contra los persas. Su hijo y sucesor Galieno
suspendió inmediatamente todas las medidas contra los cristianos y mandó devolverles
las iglesias y lugares de culto que les habían expropiados. Con ello se abrió un nuevo
período de tolerancia que duró más de cuarenta años y fue muy beneficioso para la
expansión y asentamiento del cristianismo.

No hubo persecuciones como tal, nunca simultaneas, sino en momentos puntuales en


diversas partes del Imperio. Las persecuciones como tal son idea de las fuentes cristianas,
pero no es la verdad absoluta.
Constantino y la Paz de la Iglesia:

La figura de Constantino supone un gran cambio, un antes y un después en la historia del


cristianismo y de la Iglesia. Algunos estudios ven una separación de dos grandes períodos:
el preconstantiniano (como una infancia cristiana) y el postcostanintiano (etapa de triunfo
y transformación de la Roma pagana en un Imperio cristiano). La vida de Constantino se
conoce gracias al obispo Eusebio de Cesarea (amigo y consejero) que escribió una
biografía del emperador, Vita Constantini, caracterizando al emperador como uno de los
grandes santos y héroes del cristianismo. En cambio, fuentes contrarias a esta visión,
como la de Juliano el Apóstata, ofrecen una imagen del emperador como un degenerado
ebrio corrupto por los placeres, que encontró en el cristianismo una forma de redimirse
de sus “pecados”. Encontramos otra visión crítica en el historiador pagano Zósimo
(Historia Nueva), presentándole como siniestro, responsable del empobrecimiento de
Roma, del abandono de las tradiciones religiosas, y una conversión al cristianismo, la cual
era la única que podía perdonar sus crímenes (como el de su segunda esposa Fausta, hija
de Maximiniano; y el de su primogénito Crispo). ES DECIR; DOS VISIONES: BUENA
Y MALA.

Constantino va a sufrir un proceso gradual en sus intereses religiosos, y prueba de ello


está en los panegíricos pronunciados después de ascender al trono. En el año 307, se dicta
uno después de haberse casado con Fausa (hija de Maximiano) apelando a los dioses de
la tetrarquía, Júpiter y Hércules. Al conjurar Maximiano contra él, en el año 310 funda
una nueva dinastía, con un panegírico mencionando a Constancio Cloro y al dios de su
familia, Apolo, identificado con el Sol invicto. En el 312, ya no se menciona a Apolo
sino a un dios supremo, pasándose a la religión de henoteísmo (idolatría de un dios
supremos, aunque se reconozca la existencia de varios dioses). De esta forma pasa del
politeísmo al henoteísmo, y luego pasará al cristianismo. Uno de los hechos que
indudablemente marcó un cambio significativo en su religiosidad ocurrió en el 312, en la
guerra contra Majencio por la sucesión de la tetrarquía. La batalla final tuvo lugar junto
al Puente Milvio el 31 de octubre, teniendo victoria Constantino. Durante esta guerra
sucedió algo que según las fuentes cristianas influyó en la conversión de Constantino.
Hay dos versiones: Lactancio y Eusebio de Cesarea, siendo la más importante la de este
último. Según éste “Constantino preocupado por la inferioridad numérica de sus tropas,
al atardecer vio sobre el sol una cruz con la inscripción In hoc signo Vinces (con este
signo vencerás). Este fenómeno supuestamente también lo vieron sus soldados.

El precedente inmediato de la libertad de la Iglesia fue el Edicto de Milán, aceptado por


Constnatino, Licino y Maximino Daja en el año 311. Fue redactado por Licinio (cuñado
de Constantino” y ha sido conservado por Lactancio en su libro “De Moribus
Persecutorum”. Se divide en dos partes:
1. Se proclama el principio de la libertad religiosa, con mención especial a los
cristianos.
2. Se establece la restitución de los bienes inmuebles y templos confiscados en
época de Diocleciano a la comunidad cristiana.

Con la conversión al cristianismo, la iglesia libre de persecuciones pudo dedicarse a la


conversión del mundo pagano, creando organizaciones nuevas como los concilios
ecuménicos (como el concilio ecuménico de Nicea 325, donde se reúnen por primera vez
obispos de toda la ecúmene), se afianzó el culto litúrgico, se construyeron basílicas y
baptisterios, etc.

También, la Iglesia pudo crear instituciones especializadas como jerontocomios,


xenodoquios etc.; el estado prestó asistencia económica a la iglesia y ésta gastó grandes
sumas para liberar a cristianos prisioneros. Se construyen iglesias con el patrimonio
imperial (patrocinio público). Se va a ver en Roma (Baptisterio de la Catedral de Roma,
San Juan de Letrán: primer edificio donde se bautizaron cristianos en Roma/ Basílicas de
San Sebastián en la vía Apia y Basílica de los Santos Marcelo y Pedro, en la Labicana),
pero sobre todo en Estambul.

NUEVOS EDIFICIOS CONSTANTINIANOS

Roma, capital cristiana. Las basílicas

Roma se va a convertir en la capital cristiana, con instituciones eclesiásticas ya formadas


desde Constantino. Estas instituciones, ocupadas por altos cargos de la sociedad, van a ir
introduciéndose en el gobierno del Imperio hasta convertir Roma en la el centro de la
cristiandad en occidente.

Con la paz de la Iglesia, ésta nueva situación necesitaba de nuevas estructuras


arquitectónicas que se adaptasen a sus necesidades de reunión de la comunidad. Este
edificio será la basílica. Las basílicas romanas tenían múltiples usos, desde mercado, lugar
de transacciones financieras y lo más normal, administración de justicia. Por tanto, eran
edificios con una planta que se adaptaba perfectamente a su culto. Se entiendo por basílica
cristiana toda planta rectangular con uno o más ábsides en el testero y con naves a lo largo
con columnas.

Lugares apostólicos (aquellos monumentos que se relacionan directamente con la tumba


donde estuvo enterrado un apóstol) que fueron hechos basílica por Constantino:
- San Pedro del Vaticano

- San Juan de Letrán


Es la Archibasílica (principal basílica). Fue la iglesia principal y residencia de los Papas
hasta la construcción de San Pedro.
Debe su fundación a la voluntad del papa Milcíades (311-314) sobre los restos del cuartel
de los “Equites Singulares”. Se terminó en el año 324, consagrada por el papa Silvestre I.
Actualmente se encuentra la sede episcopal del Papa.

- San Pablo Extramuros


La basílica fue mandada construir por Constantino I encima del sepulcro de San Pablo,
donde se dijo que, después de la ejecución del apóstol, sus seguidores erigieron un
monumento llamado cella memoriae. Más tarde, en el 386, Teodosio I comenzó a erigir
una basílica más grande, con una nave y cuatro pasillos con un crucero. El trabajo no fue
terminado hasta el pontificado del Papa Leo I (440-461). En el siglo V era más grande
que la Basílica de San Pedro.
En el año 826, por miedo de un ataque de los Sarracenos, los restos del santo se llevaron
a la Basílica de San Pedro, acabando destruida. Posteriormente se reedifica por el Papa
Nicolás I (858-867).
- San Sebastián extramuros
Como ya he dicho, la basílica de San Sebastián extramuros se encuentra a lo largo de la
Via Apia Antica, entre el parque de la Caffarella y las Catacumbas de San Sebastián. La
basílica se alza, según la tradición, donde se llevaron los restos de San Pedro y San Pablo.
Por eso el nombre original de la iglesia fue Basilica Apostolorum (de los apóstoles), antes
de que se dedicara a San Sebastián, enterrado en las catacumbas a finales del siglo III.

El Vaticano, necrópolis memorial y basílica.


Necrópolis memorial
El cementerio vaticano es una necrópolis de superficie, sin zona catacumbaria, que debió
comenzar en los primeros años del siglo I. Al oeste de Roma se encuentra uno de los
montes que conforman el sistema montañoso de Janiculum, el Mons Vaticanum. Entre
éste y el río Tiber se extiende una llanura denominada Ager Vaticanu. De esta a oeste
cruza a Vía Cornelia. Esta zona empieza a cobrar importancia en tiempos de Agripina (14
a.C.- 33), cuando manda edificar una villa de descanso, el Hortus Agrippinae. Después,
Calígula mandará construir un circo privado, el cual será ampliado por Nerón. Al norte
de la Vía Cornelia hasta las montañas, fueron apareciendo, a partir del siglo I, pequeñas
edificaciones funerarias (mausoleos, pirámides, etc.), e incluso áreas cementeriales
formadas por tumbas pobres en el suelo y alguna que otra edificación. Y una de estas
áreas, la situada más al oeste, recibía el nombre de cementerio vaticano. A finales del
siglo I, San Pedro fue enterrado en una tumba de este cementerio.
Hoy en día se conservan unos veinte mausoleos alineados en dos filas, formando una de
las calles del cementerio, todos del siglo II o III, con algún enterramiento del siglo IV.
Todos están edificados según modelos semejantes: alineados en la misma acera, adosados
unos a otros, tienen en el exterior una fachada de ladrillo visto, con molduras del mismo
material, una puerta y sobre ella una lápida con el nombre de su propietario (generalmente
flanqueada por dos ventanas). El interior: decoraciones de pintura, yeso y mosaico.
Basílica San Pablo
En la primera mitad del siglo IV, se erigieron grandes basílicas cristianas impulsadas por
el emperador Constantino, en memoria a los santos y mártires. Una de ellas la
encontramos en la falda de la ladera vaticana, en el punto exacto en donde se encontraba
la tumba de San Pablo (y por tanto de la necrópolis), derribaron todo lo necesario, pero
siempre y cuando se respetaran los mausoleos, enterrándolos con tierra. La basílica
primitiva, hoy desparecida, esta bastante bien conocida gracias a la descripción realizada
en el siglo XVI por Tiberio Alfarano, antes de que fuera demolida para edificar la actual
de Brabante y Miguel Ángel. Según las excavaciones, los restos de cimentación y las
descripciones literarias, se puede afirmar que el complejo constaba de un pórtico que
conducía un atrio abierto en sus flancos laterales. Cinco puertas daban paso a las cinco
naves. El crucero quedaba dividido por dos filas de columnas en correspondencia con los
muros laterales.
La tumba del apóstol quedó debajo del suelo del ábside. Se dispuso un monumento
formado por seis columnas coronadas por un arquitrabe, del cual colgaban cortinas. No
existió altar y si alguna vez se celebró la Santa Misa, tuvo que ser ocasionalmente y en
un altar portátil. Por último, decir que la construcción comenzara antes del año 324 y
como fecha más tardía de su finalización puede darse en el año 361, en el que muere
Constantino II.

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