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Ética del diálogo. A su vez, esta filosofa pertenece a la Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas, siendo la primera mujer que ingresó en esta desde su fundación en
de la Fundación ÉTNOR.
Esta catedrática a través de sus libros como Ética mínima (1986), Ética sin
mundo (1997), Alianza y Contrato ( 2001), Por una ética del consumo ( 2002), Ética de la
razón cordial (2007), Las fronteras de la persona (2009), Justicia cordial (2010), Neuroética
y neuropolítica ( 2011) y Para qué sirve realmente la ética (2013), pretende forjar
horizontes que orienten una sociedad cordialmente justa que sea consciente de aquellas
Durante sus años como investigadora Cortina ha realizado un extenso y arduo trabajo en el
cuestionamientos acerca del quehacer ético en las sociedades actúales. En sus obras esta
filosofa aborda las problemáticas y consecuencias de la carencia ética que predomina hoy
un fenómeno de distorsión, puesto que los afectos y sentimientos se mezclan con intereses
exclusión fracturan las relaciones sociales en todos los niveles desembocando en un colapso
individualistas que dan como resultado sociedades, efectivamente muy plurales, pero en las
que nadie se preocupa por el bienestar del otro, aunque sea víctima de algún tipo de
resulta encontrar un modelo social real que garantice todos los derechos humanos. (Rubio
D. S.)
e ideas nos envuelven en una serie de problemas y contradicciones comunes que conllevan
y dominio son las nuevas y sutiles formas de colonialismo que hunden, eliminan y generan
una realidad mediática y masificadora. Por ello, para Cortina es necesario proponer una
ética que se resista a renunciar a lo mejor que hemos aprendido tras siglos de historia; el
concordia y no como estrategia excluyente. Esta ética debe propugnar el dialogo entre los
su vez son construidos a través del lenguaje. En este punto, esta filosofa propone una Ética
cívica, que es una ética de los ciudadanos la cual pretende encontrar una convergencia de
los diferentes pluralismos morales presentes en una sociedad concreta. De este modo, la
ética cívica se presenta como una práctica reflexiva de esa vida moral que se fundamenta
permiten entender y convivir con las diversas prácticas morales que cobran sentido dentro
disertar cuál el modelo de ética cívica propuesto por Adela Cortina. Para ello se dividirá la
consolida el modelo de ética cívica propuesto por Cortina. En este sentido se enunciará
algunos sucesos que marcaron decisivamente el siglo pasado, los cuales reflejaron una
dentro de la sociedad actual teniendo como referencia algunos aspectos de las obras Ética
punto de partida para la construcción de una sociedad cívica. Dichos textos ayudarán
Con lo anterior, se dará paso al último capítulo, en el cual se presentarán las conclusiones a
las que se ha podido llegar con el tema desarrollado. De esta forma, se podrá evidenciar la
el papel preponderante que cumple los valores dentro de la propuesta ética de Cortina.
.
1. Capítulo I
Aproximación al contexto histórico de la Ética Cívica
El inicio del siglo XX se vio permeado por un sin número de situaciones sociales,
económicas y políticas que darían paso a sucesos que marcarían el rumbo de la historia.
Una de las características que predominarían en esta época son los conflictos políticos que
proyectos diferentes del hombre y sociedad. Quienes luchan, en efecto, por un cambio
social alientan en su praxis una visión particular del hombre distinta a quienes defienden
como sea cierta hegemonía y orden socio- político. De este modo, se configuran formas
humanidad.
La primera y segunda guerra mundial es una muestra de esa feroz sociedad que se
nivel mundial a ciento de millones de personas con sus estrategias políticas y económicas.
Europa se ve sumida en la eminente posibilidad de una guerra nuclear y los países del tercer
mundo sucumben bajo el dominio de aquellos que se hacen llamar potencias. Nuevas
formas sutiles de colonialismo imperan en esta sociedad moderna que se concibe así misma
como el proyecto más asertivo que el hombre haya conseguido; nunca antes la historia fue
ideológicas, raciales.
El progreso técnico y científico aumenta en todos los campos y aumenta a su vez la
probabilidad de una destrucción total mientras que el desarrollo ético y moral se ignora por
completo. Sin duda, prima un solipsismo desarrapado, un egoísmo sin remedio que niega la
urgencia de construir una sociedad en donde prevalezca el bien común. En este sentido,
un enfrentamiento que aglutina las fuerzas que quieren afirmar la vida y quienes pretenden
por un mundo globalizado que apela a un progreso agresivo y efímero avalado por los
Estados más poderosos. En ese sentido Adela Cortina afirma en el artículo ¿Guerra o
desarrollo humano?:
que todos necesitan protección. Pero no sólo frente a las armas, sino también frente
2003).
económica, por el contrario a esta se debe integrar un lineamiento social y humano que
podría pensar en la transición a una sociedad cívica que propugna el respeto y la justicia por
una ética que comprenda y responda a las dinámicas que se presentan a diario en las
El afán de beneficio, caiga quien caiga, la opción por el bien particular frente al
común, la falta de sensibilidad hacia los menos aventajados, las formas de vida
deben, entre otras causas, al abandono de aquel capital ético por el que habíamos
Esta filosofa es consciente de la carencia ética que sobresale en todos los ámbitos
del ser humano, situaciones que se reflejan en el fracaso de las ideologías socio-políticas
que habían predominado durante tanto tiempo. En efecto, Cortina construye una alternativa
ética critica que propugna la participación activa de los ciudadanos, porque es desde estos
Hasta este punto, se puede decir que el mayor desafío de esta ética cívica es
actualidad para hallar un punto de convergencia el cual promueva una propuesta de vida
buena. El contenido de esta ética cívica se configura a través de los valores de libertad,
igualdad, solidaridad, respeto activo y recurso al diálogo como camino para resolver los
conflictos frente a la violencia, que en últimas busca el respeto de los derechos humanos.
Mínimos ).
sea capaz de armonizar las diversas facetas - política, social, económica, civil e
intercultural. De este modo, Cortina diferencia la sociedad civil de la ciudadanía civil, esta
evidencian la crisis que encarna los distintos proyectos de vida del sujeto contemporáneo.
se emplearán todos los medios posibles, la mecanización del otro, el utilitarismo. De este
modo se consolida una vasta población marginal que es relegada a vivir en degradantes
condiciones, gestándose así una cultura del espectáculo que se enfoca en la producción
del declive ético que experimenta el hombre moderno. Partiendo de esta premisa, en el
problemáticas que se presentan en los distintos ámbitos de la vida cotidiana de los sujetos.
En este orden de ideas, a lo largo del desarrollo de este apartado se intentará aclarar el
concepto de sociedad civil que propugna Cortina, de este modo se podrá abordar a
cabalidad la propuesta ética- cívica que enuncia esta filosofa. Para iniciar resulta pertinente
cuestionar ¿por qué hablar de una sociedad civil?, ¿qué relación existe entre sociedad civil
y ética cívica?
empero, en esta ocasión se referenciará alguna de estas grosso modo, esto servirá para hilar
el camino y comprender lo expuesto por Cortina. En este sentido, como punto de partida
se tomará la definición dada por el filósofo canadiense Charles Taylor, el cual afirma que:
de alguna forma no debe estar coaccionada por un agente externo como lo puede ser el
Estado. Sin embargo, no se debe negar que esta noción dada por Taylor resulta un poco
imprecisa y deja un sin sabor que obliga a rastrear otras posibles definiciones sobre el tema.
Por otro lado, para el sociólogo alemán Axel Honneth, si se hace una lectura a la
filosofía del derecho de Hegel, se podrá apreciar que se describe una esfera social en la que
debate público de modo que formen una unidad sociológica anterior a cualquier integración
política.
Esta perspectiva emerge como una crítica al despotismo a los modelos de gobierno
absolutistas que predominaron a lo largo de la historia. De este modo, se forja una sociedad
que se compacta por objetivos democráticos que competen a todos los individuos. En
concordancia con lo dicho, Honneth analiza lo expuesto por Taylor acerca de la obra
La lectura que realiza Honneth sobre lo enunciado tanto por Taylor, Montesquieu y Locke,
amplia un poco más el panorama acerca del concepto de sociedad civil que se ha empleado
durante las últimas décadas por diferentes pensadores. No hay duda que los contextos han
cambiado y que con esto también esta idea (sociedad civil) ha sido sometida a ciertas
este modo, es necesario pues, formular nuevos parámetros para tener una definición clara
consciente que nos encontramos en una época cuyos paradigmas han caído por el suelo, y
también muchas instituciones caerán pronto, la única certeza que tenemos es la certeza de
colapso de esta.
Para Cortina existe ciertos puntos complejos a la hora de hablar de sociedad civil entre
estos se encuentran la diferenciación de tres sectores:
En este sentido, la sociedad civil se forja a través de estos tres sectores que van hacer
entonces el eje central de la misma, la cual converge directamente con el Estado. En este
punto, Cortina es contundente al afirmar que es equivoco asumir que la sociedad civil y el
Estado discrepan, por el contrario estos dos deben asumir responsablemente los escenarios
sobre los cuales se gestan las realidades sociales de los individuos. De esta forma, esta
Tal vez convenga retener la distinción entre Estado y sociedad civil. A la segunda
pertenecerían los ciudadanos, las familias, las organizaciones solidarias y las cívicas, los
movimientos sociales, las empresas de diversos tamaños, las entidades financieras, las
asociaciones profesionales, las redes sociales, los medios de comunicación y el espacio de
la opinión pública. Y precisamente es a todos ellos a los que se pide hoy asumir una
responsabilidad, que en ocasiones puede exigirse legalmente, pero en otras, es ética.
(Cortina, Responsabilidad ética de la sociedad cívil, pág. 18).
lo indica Cortina, deben asumir una postura responsable que trace sus acciones en pro del
beneficio común.
De esta forma, poco a poco se ha ido develando ciertas características de la sociedad civil
que Cortina propugna, sin embargo, es claro que falta concretar en si qué implica este tipo
de sociedad y en qué punto se yuxtapone con la alternativa de ética cívica. En efecto para
esta filosofa la sociedad civil será ese espacio de relaciones humanas sin coerción estatal,
desde y a todas las distintas instancias para que se asuma una responsabilidad por el bien
común. Se debe labrar entonces, unos ciertos parámetros de buen actuar a la luz de la
Es evidente que el tipo de sociedad que predomina actualmente trae consigo un exagerado
las realidades que aquejan a un importante número de sectores vulnerables a nivel mundial.
La injusticia es el pan de cada día que alimenta a una ciudadanía multidiferenciada que se
ahoga en el hedonismo descontrolado de satisfacer sus placeres. En este sentido, los valores
particulares: emerge un acomodado y muy conveniente relativismo ético. Por ello, Cortina
considera necesario formular una alternativa ética- critica que responda a estas
problemáticas y no solo eso, también deberá orientar y configurar una ciudadanía activa
que se empodere y ejerza una postura responsable frente a las dinámicas que se presenten
sociedad civil, capaz de obviar todas las fronteras se puede construir proyectos que tengan
Sólo proyectos capaces de generar ilusión, proyectos realistas por estar entrañados
ya en el ser persona, pueden hacer fortuna», y nada más realista y necesario que «el
proyecto de forjar una ciudadanía cosmopolita [que] puede convertir al conjunto de los
seres humanos en una comunidad(…) lo que construye comunidad es sobretodo tener una
causa común. Por eso pertenecer por nacimiento a una raza o a una nación es mucho menos
importante que perseguir con otros la realización de un proyecto: Esta tarea conjunta,
libremente asumida desde una base natural, sí que crea lazos comunes, sí que crea
comunidad. (Cortina, Ciudadanos del mundo: hacia una teoria de la ciudadania , 1997,
págs. 252-253)
En efecto, gestando proyectos que propugnen el bien común se podrá recuperar los valores
morales como la justicia y la igualdad, tan básicos para construir una ciudadanía decente y
a su vez instituciones justas y fiables, porque sin duda ambos son componentes centrales
La ética cívica debe generar en cada individuo un vínculo compasivo hacia el otro, hacia el
próximo, de igual forma también debe forjar un reconocimiento reciproco que nos exige
obrar responsablemente. De este modo, se podría superar las relaciones instrumentales-
mecanizadas que se han consolidado y se pasaría a una proximidad filial comunitaria, que
se basa en la alteridad y en la comprensión de la existencia de los derechos propios y de
los demás. En este sentido Cortina propone que:
El asumir una postura responsable frente las situaciones de injusticia permitirá entonces ir
abriendo paso a una nueva forma de concebir las dinámicas sociales-políticas que se
presentan, ya que pensando desde otras perspectivas como altruismo, la cooperación y la
solidaridad se labrará el camino de una actitud humana ante los valores.
De este modo, la justicia se presenta como imperativo categórica de esta propuesta ética
cívica puesto que esta es la primera cara de la moneda de la ética, y es también el objetivo
de la política buena, de la economía buena y el concepto que define el derecho, porque en
ultimas, el fin de esta consiste en la formación de buenos ciudadanos. Es así que cortina
afirma que:
Hasta este punto se puede inferir que Adela Cortina concibe en esta ética cívica como una
forma de revitalizar la ética aplicada a la vida social. Porque es en la sociedad civil donde
siguiente capítulo algunas otras características de esta propuesta ética y más aún el papel
términos que en un primer momento parecen simples, pero resulta ser una tarea compleja
de ejecutar, puesto que, esto implica que los ciudadanos participantes de este colectivo
deben asumir una responsabilidad social que a su vez se enmarca dentro de un carácter
ético, que sirve como una herramienta dinámica que propicia un equilibrio y una exigencia
importancia que cumplen los valores dentro de la propuesta ética de Adela Cortina.
Asimismo, se abordará la pregunta ¿por qué la construcción de una ética cívica implica
una responsabilidad social?, este cuestionamiento, ayudará a entender de una forma más a
evidencia que cada vez más los pluralismos sociales, religiosos, culturales entre otros,
toman más fuerza, y esto sin duda, implica repensar el modelo de sociedad que se ofrece a
los ciudadanos. La salida más inmediata a esta encrucijada resulta disfrazarse de la famosa
“igualdad” entre todos, que aparentemente busca ser algo unánime, pero que en realidad
apuesta a eliminar esas diferencias, para convertir al individuo en un objeto que mendiga
una aprobación como ser humano. Por tal razón, Cortina considera que:
El mundo moderno reconoce a todo ser humano igual dignidad, pero -dicen sus
críticos- lo hace a costa de eliminar las diferencias entre ellos. Apuesta por la
universalidad abstracta - "todo hombre"- sin atender a las diferencias de raza,
cultura, sexo. Apuesta por lo que vendría a llamarse "el hombre sin atributos", que
parecen seguir defendiendo los liberales cuando recurren a ficciones como la
rawlsiana "posición original", en la que las parte desconocen sus características
naturales y sociales por hallarse revestidas por el famoso velo de la ignorancia.
(Cortina, Contrato y Alianza : el pacto entre iguales y el reconocimiento reciproco ,
2006, pág. 48)
Es claro que emerge una gran discusión a la luz de la cuestión del reconocimiento, y es
que las promesas y expectativas que enunció la modernidad, han sucumbido en una
otras palabras, no existen horizontes adecuados para guiar a una sociedad que se atrofia al
integrar un actuar ético que sea coherente con sus principios. La instrumentalización del
hombre como medio más no como fin, ha conllevado a que se genere un colapso social. Y
es que, el encubrimiento y negación del Otro, es una muestra legítima de la crisis ética que
encarna de forma general esta sociedad moderna. En este sentido para Cortina:
La categoría del Otro, del diferente, del distinto. Si la diferencia nos constituye, es
urgente reconocer al Otro en su identidad y, por eso mismo, en su diferencia. De
aquí surgen las políticas del multiculturalismo, del interculturalismo o de la
transculturalidad; de aquí surge el fortalecimiento de movimientos como el
feminista. Frente a la idea de una "ciudadanía simple", que toma de los ciudadanos
sólo lo que les asemeja sin atender a sus diferencias, autoras como Young abogan
por una "ciudadanía diferenciada", mientras que otras preferimos hablar de una
"ciudadanía compleja” (Cortina, Contrato y Alianza : el pacto entre iguales y el
reconocimiento reciproco , 2006, pág. 149)
En efecto, la propuesta ética enunciada por Cortina adquiere sentido siempre y cuando se
comience a crear una conciencia de reconocimiento por el Otro; ese Otro es aquella persona
a quien se le ha vulnerado sus derechos, es esa mujer quien ha sido víctima de la violencia
de género, es aquel obrero que sufre la explotación o aquel homosexual que es rechazado
socialmente por su orientación sexual. Por ello, si no existe una vinculación ético-moral
que nos obligue a pensar el Otro como otro cercano a mí, no habrá un reconocimiento,
serlo, sino brindarle la oportunidad de que se incluya, se integre, si es que lo desea. Esta
nueva mirada para dialogar con “los “otros”, nos permite abrirnos a la diferencia, y a los
distintos saberes, y cosmovisiones de mundo, forjando horizontes para una nueva ética
cívica que pasa por lo que denominamos una lucha por el reconocimiento. No obstante, no
se debe desconocer que las acciones para el reconocimiento son variadas y complejas, pero
estas deben partir en primer lugar orientadas por un reconocimiento recíproco, de lo que se
mismo quien podrá llevar a término esta alternativa ética crítica. De este modo, se
evidencia que el no reconocimiento del Otro genera una problemática, que para Cortina
debe ser tenida en cuenta si se pretende construir relaciones sociales que apuesten a una
Sin duda, la ausencia o inexistencia de los valores o mínimos morales en las dinámicas de
mínimos: la de máximos que pueden asumidos por todos los miembros de la sociedad.
Los valores, son entonces parte esencial de la alternativa ética que Cortina expone, por tal
razón, resulta adecuado profundizar ¿qué implican estos valores?, ¿por qué estos sirven
bienestar común. Esto propicia que los sujetos empleen los valores a su conveniencia,
El mundo de los valores no solo es espinoso, sino que también muy variado porque
existen distintos tipos de valores de los que echamos mano para acondicionar
(Cortina, Ciudadanos del mundo, hacia una teoria de la ciudadanía, 1997, pág. 189).
Sin embargo, esta filosofa se enfocará en unos valores específicos, estos son: la libertad, la
considera que los mínimos morales no aportan directamente contenidos, sino que dan las
pautas a los procedimientos que todos los miembros de la sociedad deben asumir
para ellos mismos; siempre y cuando dicha búsqueda sea coherente con sus propias
aspiraciones y sobre todo, no violente el marco del respeto a la igual dignidad y al igual
de una base de valores compartidos por las distintas ofertas de máximos, por los distintos
ideales de perfección y felicidad. Vale decir, tendríamos que añadir, que el pluralismo
moral es posible porque existen de hecho "unos mínimos de justicia (libertad, igualdad,
diálogo, respeto) compartidos por las morales de máximos", sin los cuales la distancia entre
En efecto, los valores componen un eje fundamental si se quiere pensar en una ciudadanía
cívica. Puesto que, estos brindan unos mínimos de justicia que protegen y propugnan la
la razón de ser de este proyecto ético, que en últimas se gestará teniendo en cuenta los
la absolutización de los algunos ideales, y por el contrario, se aspira abrir un dialogo para
Es evidente que no es una tarea fácil, por ello resulta necesario re pensar el sentido mismo
del quehacer ético y de esta manera, formular unos máximos éticos que respondan a todas
Virtudes Cordiales.
La idea de una ética cívica no puede desligarse del sentido mismo de la ética, es decir, de
su carácter mediador del comportamiento humano, pero que del mismo modo se preocupa
por el quehacer práctico de los principios que la rigen. Es necesario aclarar que esta
propuesta de ética cívica no solo se constituye de unos principios, sino también de unos
hábitos buenos o virtudes como lo enuncia Cortina. En este sentido, esta filosofa afirma
que:
La ética tiene que ser razón y emoción: no se moviliza a la gente sólo con una
sino también de considerarnos mutuamente seres dignos por los que vale la pena
La ética no puede convertirse en una normativa absolutista, por el contrario, debe propiciar
una constitución integral del ser humano, asimismo entre sus objetivos estará articular de
forma coherente una moral pensada y una moral que se experimente en todos los ámbitos
de las cotidianidades del sujeto. Sin embargo, este actuar coherente y lógico debe estar
La razón cordial se presenta como eje fundamental dentro del proceso configurativo de esta
alternativa ética, puesto que, debe gestar un dialogo asertivo en el cual participen todos los
sujetos de forma activa, permitiendo de este modo, el reconocimiento del Otro. En otras
palabras, es ese vínculo que nos permite contemplar a mi próximo como una persona y no
con las demás personas y consigo mismo, un reconocimiento que no es sólo lógico, sino
también compasivo. Con los seres no humanos, cuando son valiosos y vulnerables y
pueden ser protegidos, no hay reconocimiento recíproco, claro está, pero sí un aprecio
de lo valioso que genera una obligación de responsabilidad (Cortina, 2007, pág. 51)
generaría un bienestar social en donde ser propugnaría la dignidad humana por medio de
los proyectos de vida buena e ideales de felicidad. Por ello, es esencial asumir una postura
responsable con el entorno que me rodea, con ese Otro que se presenta en las realidades
faro a seguir dentro de esta ética, estos a su vez, estarán acompañados de las virtudes
cordiales propuestas por esta filosofa, dado que estas virtudes de acuerdo a lo dicho por
Cortina (2010) son excelencias en las que se van forjando el sujeto moral desde la infancia,
desde la comunidad familiar y desde la escuela, para querer en este caso, lo justo y para
poder descubrir lo justo. (pág. 18). De este modo, todo sujeto cordial comprende la
Una simple mirada a la globalidad –recuerda Ellacuría– nos muestra que existen
eludir este punto de partida, sino… hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y
encargarse de ella para que sea como debe ser (…) Asumir estas tres obligaciones con
hombros alegando que, a fin de cuentas “no soy guardián de mi hermano”. Pero en este
mucha inteligencia para no comprender que las cosas deben ser de otro modo y que son
también responsabilidad nuestra (Cortina, El quehacer ético: guía para la educación
también implica, poner en práctica las virtudes cordiales enunciadas por Cortina, que
más justo, igualitario y compasivo. Estas virtudes, se presentan como esa ficha del
rompecabezas, que sin duda concreta esos mínimos sobre los cuales se configura esta
apuesta ética.
El actuar de toda persona humana no debe estar por fuera de lo establecido dentro de los
principios éticos universales, porque estos contienen por esencia una racionalidad
Para la filosofa e investigadora española María J. Codina, las virtudes cordiales que
que sea efectiva una democracia deliberativo- comunicativa que posibilite una
habito de escuchar al Otro, tener en cuenta su punto de vista, y a través del consenso-
En este sentido, Codina, afirma que estas virtudes también fungen como ese instrumento
que se cuestiona el cómo debe disertar correctamente sobre un tema determinado, por tal
La segunda función tiene que ver con cómo se va a deliberar sobre un tema
Las virtudes cordiales alientan ese espíritu crítico que cada sujeto como ciudadano activo
universales. En esta misma línea, posibilitan entablar un dialogo, en el cual a todas las
personas se deben contemplar como sujetos dignos con derechos. De esta forma, se
descubre aquellas necesidades que niegan el desarrollo pleno de su proyecto de vida buena.
o absolutizar un solo punto de vista, que ampare intereses particulares, por el contrario,
debe estar abierto a la discusión por medio del consenso. Cabe resaltar, que este dialogo
también deberá permearse del método discursivo- argumentativo, puesto que, se aspira a
dar solución a una problemática latente y por ello, se deben asentar argumentos sólidos y
Por otro lado, no se puede omitir el papel de las virtudes cordiales a la hora de defender
Practicar esta virtud implica querer que se actúe y, además, actuar de manera justa,
querer que los acuerdos y normas que se adopten busquen construir un mundo más
justo. Implica que se rechace la injusticia. Para ello es necesario que se practique el
cálculo de las consecuencias de los actos a corto, medio y largo plazo, el cálculo del
alcance de los acuerdos adoptados y las decisiones tomadas. (Codina, 2015, pág. 109)
El poder ser consientes de las posibles consecuencias que trae consigo el cómo se actúa
ahora, podrá guiar a los sujetos para que la toma de decisiones y/o estructuración de un
este modo, pensar siempre en aquellos que a quienes se les ha negado la posibilidad de
participar de este dialogo, ya no quedarán fuera sino que serán parte de esta ciudadanía
cívica que gesta caminos en pro de una sociedad que obre éticamente bien y sobre todo, que
fuerza en las últimas décadas, y que esta apertura mundializadora se perfila como eje que
obstante, esta dinámica globalizadora en su afán por acrecentar y establecer sus ideales, ha
creado ciertas tendencias hegemónicas que sin duda conllevan a repentinos y agresivos
personas.
ignoradas puesto que, se ven encubiertas por esta nueva forma de mercantilización de la
vida humana. Esta situación, deja de lado el sentido mismo de su identidad y la percepción
de pertenencia a una raza, una religión, una tradición cultural o una lengua.
cívica propuesta por Cortina. Para ello se presentará a grosso modo qué es la
interculturalidad y por qué esta se ve afectada con las dinámicas socio-económicas que
imperan en la actualidad.
El desafío que apremia hoy en día en todas las sociedades se remite al hecho de
pensar cómo integrar las distintas y diversas identidades colectivas y culturales sin que
alguna sea excluida ni discriminada. Sin embargo, esto no resulta ser una labor fácil, puesto
que, existen ciertas ansias de poder que se refleja en el fomento de los extremismos y los
fundamentalismos políticos y religiosos. Por tal razón, urge que la ética oriente
ético. Asimismo, es la ciudadanía quien deberá construir los espacios necesarios para dar
paso a un reconocimiento de las diferentes culturas. En este orden de ideas, Cortina afirma
que:
La ciudadanía como ese eje articulador en el que se deberá reconocer y respetar al Otro en
tema en cuestión, resulta necesario aclarar por qué se hablará de una ética con un enfoque
1.1 Multiculturalidad
gran dolor de cabeza, puesto que, se cada una de estas trae consigo una particularidad en
cuanto a sus costumbres y cosmovisión. Por ello, durante las últimas décadas, ha surgido un
especial interés por indagar el cómo pueden cohabitar más de dos culturas en un mismo
sociedad que acoge a otras, suele ser predominante, establece status y una hegemonía que
relegan a ese Otro a un segundo plano. Esto genera una inferioridad de condiciones, que de
alguna manera da origen a una serie de prejuicios y discriminación que niega de manera
abrupta una convivencia fraterna. En este orden de ideas, se hace necesario reconocer la
valides e importancia de cada una de estas culturas, para así gestar un proyecto de vida
buena en coherencia con su identidad. No se trata de lograr una uniformidad cultural, sino
A simple vista pareciera que pensar una sociedad multicultural es la salida más adecuada si
se quiere proyectar una ética cívica en donde el Otro sea contemplado como un ser humano
digno de derechos. Sin embargo, cabe resaltar que en muchos casos el establecimiento de
estas.
En coherencia con lo dicho anteriormente, el profesor español José García Rubio afirma
que:
Es claro que asumir una postura responsable y solidaria frente al reconocimiento del Otro
implica propugnar la vida humana misma, porque es sobre esta donde surgen las
necesidades de cada sujeto. Por tal razón, es notorio que no basta con pensar en una
Se deben labrar nuevos caminos que permitan la superación de aquellos paradigmas que
niegan y encubren a ese Otro diferente, de este modo se hace necesaria la construcción de
una sociedad intercultural que tenga como objetivo central una praxis de los principios
interacción entre sujetos culturalmente distintos. En ella se gesta un dialogo con el cual las
personas se reconocen y de la misma forma emerge una reciprocidad con otras personas
Al igual que la ética cívica, la interculturalidad es posible siempre y cuando los sujetos
Se debe tener una nueva concepción de ciudadanía, todos los miembr3os de una
sociedad son sujetos de derechos y deberes; todos deben ser tratados como
colaboración entre los seres humanos, pues somos ciudadanos de la patria Tierra y
uno de los grandes desafíos que tenemos es cómo aprender a vivir juntos en la aldea
Se trata entonces de tejer unos lazos más humanos, aspirando a romper toda frontera que
impida ese encuentro cara a cara con mi próximo. Y de esta forma, se podría ejecutar esos
construcción de una amplia ciudadanía cívica que reconozca a las personas integrantes de
todas las culturas que habitan en un contexto determinado como sujetos de derecho y
propicia una reflexión crítica que a su vez conduce a cada persona a hacerse consciente del
De este modo, Cortina considera que la interculturalidad se puede perfilar en conjunto con
la ética como proyecto alternativo que propugna una praxis de reconocimiento dentro de la
ciudadanía cívica. Por ende, Cortina considera que esta ética deberá asumir cuatro
elementos indispensables:
identifican con una cultura distinta a ella, sino de posibilitar que conserven su
respeto la identidad de las personas que la cobran en parte desde ella, pero
algo que los sujetos también elijen al menos en parte, algo a lo que no s ven
fatalmente abocados.
La tarea consiste pues, en descubrir aquellos horizontes comunes presentes en cada cultura
y desde allí ir construyendo unos mínimos que orienten de manera autentica una
convivencia que se geste a través del dialogo y se ampare bajo el reconocimiento, respeto,
solidaridad y justicia. De esta forma, cada cultura tendrá la libertad de expresar su esencia
retroalimentándose a su vez de manera activa de las otras culturas que le rodean. Esto
posibilita una actitud reciproca que estará encaminada hacia incansable lucha por la
comprensión de los deberes y derechos que cada sujeto debe asumir responsablemente.
necesario dentro de la cimentación de esta ética cívica, por tal razón Cortina considera que:
El reconocimiento recíproco es un vínculo que asegura la conexión entre la
necesito preguntarme si me interesa entrar en relación con otros, sino que ya estoy
en esa relación desde el origen, y lo que me cabe es tomar partido ante ella, bien
166)
humanidad. Ese encuentro con el rostro de ese Otro que está próximo a mi realidad, deberá
comprometerme a velar por el bienestar integro de esa persona. En otras palabras, el actuar
sociedades actuales.
Una ciudadanía activa y empoderada de sus responsabilidades puede empezar gestar los
proyectos necesarios para atender a las problemáticas que se generan como resultado de las
dinámicas injustas, promovidas por distintos sistemas socio-políticos que imperan en esta
época. También es claro, que este tema queda abierto a la discusión y que es una labor
compleja, que resulta pertinente seguir ahondando de forma crítica en miras de una
sociedad cívica que contempla a los sujetos como seres humanos dignos de derechos.
1. BIBLIOGRAFIA
Alonso Silva Rojas, J. O. (2013 ). Marx y la crítica de los derechos . Bucaramanga :
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Civica y Ética de Mínimos :
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Cortina, A. (2007). Ética de la razón cordial: educar en la ciudadanía en el siglo XXI.
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Cortina, A. (2014, 09 23). La silla vacía . Recuperado el 11 24, 2018, de La silla vacía :
https://www.elcomercio.com/blogs/la-silla-vacia/adela-cortina-propuesta-etica-
minimos.html