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Según la asociación mexicana para la salud sexual

Es una modalidad terapéutica desarrollada en los últimos treinta años principalmente para el
tratamiento de las disfunciones sexuales. Actualmente los profesionales especializados en
sexualidad clínica atienden a personas que pueden tener disfunciones sexuales, problemas de
identidad de género, parafilias, personas con conflictos respecto a su orientación sexual y
aquellas que han sido víctimas de abuso sexual.

Se trabaja en ellas principalmente los problemas sexuales de causas psicológicas o mixtas, es


decir, que posean elementos psicológicos como orgánicos. La terapia sexual es una
combinación de distintos tipos de terapias. Por un lado, se presenta mediante sesiones
clínicas en donde se expresan los conflictos, se evalúan los síntomas y se explora el
desarrollo sexual alcanzado y por el otro suele incluir tareas conductuales que el individuo o la
pareja deberán realizar en su hogar.

La terapia sexual cuenta s u vez con modalidades de terapia individual, de pareja grupal, o
combinadas, de acuerdo a las necesidades y las características del problema a atender y del
o los paciente(s). Su duración puede ser desde los dos a tres meses hasta varios años de
sesiones semanales.

Técnicas utilizadas en la terapia sexual


La terapia sexual está orientada al tratamiento de problemas y
disfunciones en la vivencia de la sexualidad de una forma amplia. Esto
quiere decir que cada terapia sexual es diferente para cada persona, en
función de cómo viva ésta su sexualidad, de cómo entienda el sexo y de la
educación sexual que haya recibido.
Cuando se ha determinado que el origen de la situación complicada es
psicológico, el tratamiento en terapia sexual se centrará eminentemente
en técnicas y ejercicios que el paciente deberá realizar en casa, ya sea
solo o en pareja.

En el caso de que el paciente esté en pareja, será importante incluirla en el


proceso terapéutico ya que la solución del problema dependerá en parte de
la dinámica sexual que se haya establecido o se establezca entre la pareja.
Además, como en todo proceso terapéutico, la pareja puede ser un gran
apoyo emocional para el paciente.
En muchas ocasiones la terapia sexual se convierte en una terapia
prácticamente educativa, en la que el terapeuta se encarga de dar
información válida y contrastada al paciente para eliminar o modificar
posibles creencias erróneas alrededor de la sexualidad. También es posible
que haya que sacar a relucir actitudes y valores que estén afectando al
libre disfrute de la sexualidad generando miedo o culpa a la persona en
relación con el sexo.
Así pues, algunas de las técnicas más usadas en terapia sexual son:
 Focalización sensorial: se entrena al paciente para que sea
consciente de las sensaciones que le transmite su cuerpo.
 Ejercicios de Kegel: orientados al fortalecimiento de los músculos
pélvicos.
 Técnicas de control de la eyaculación
 Terapia racional-emotiva: técnica para identificar y modificar ideas
irracionales.
 Educación sobre el funcionamiento sexual y la anatomía sexual
humana, en caso necesario.
 Entrenamiento en comunicación interpersonal y habilidades
sociales.
 Ampliación del repertorio sexual en la pareja
Efectividad de la terapia
Las terapias sexuales, por su naturaleza acotada y focalizada en un
aspecto, suelen ser terapias breves. Dependiendo de la circunstancia
personal de cada uno, del terapeuta, del problema a tratar y de la
predisposición al tratamiento por parte del paciente, la terapia puede ir
desde las 6 sesiones a las 15, aunque en algunas ocasiones puede
alargarse un poco más.
En general una terapia sexual bien gestionada suele
proporcionar resultados muy positivos para el paciente, que aprende a
aceptar mejor su propio cuerpo, descubrirá su capacidad de placer y se
dará cuenta de sus propias necesidades sexuales, a la vez que aprende a
tener en cuenta las de su pareja o mejora su atención hacia ella.
El éxito de la terapia, a pesar de todo, depende básicamente de
la implicación personal del paciente o los pacientes así como de
la relación terapéutica que establezcan con el terapeuta sexual. Dado que
en este tipo de terapia gran parte del trabajo se realiza en casa de forma
práctica, es indispensable que el paciente o los pacientes sigan con
atención las indicaciones del terapeuta de pareja para hacer los ejercicios
recomendados.

La terapia sexual está enmarcada dentro de las psicoterapias breves, focalizada y de


objetivos limitados, que tiene sus bases u orígenes en la terapia de la conducta
planteada por Joseph Wolpe (1973), a la que progresivamente se le han ido agregando
técnicas de otras tendencias, principalmente la terapia cognitiva.

Es breve por que dura pocas sesiones (8 a 16, una por semana), focalizada porque se
centra en un problema específico y de objetivos limitados por que se plantea la
remisión del síntoma que trata (Sapetti, A. 1994), a diferencia de las psicoterapias
analíticas que son terapias prolongadas, inespecíficas (no se centran en un solo
problema) y sus objetivos son muy extensos, tanto como reorganizar la personalidad
del paciente.
La terapia sexual se hace preferiblemente en pareja, delimitando los problemas que se
van a tratar, luego se da una información y análisis del problema, se educa a los
pacientes en conocimientos necesarios de sexología, se instruye en los principios
básicos de una sana función sexual, se entrenan en técnicas de relajación muscular y
control de la ansiedad y se asignan tareas o ejercicios para practicar con la pareja de
acuerdo al tipo de patología que presenten. Regularmente, si es necesario, los médicos
sexólogos se apoyan además en fármacos que tengan efectos terapéuticos demostrados
científicamente, incluyendo placebos. En algunos centros se apoyan en terapistas
sexuales, que son personas entrenadas para practicar las tareas o técnicas sexológicas
con el paciente.
La terapia sexual se inicia delimitando el problema, cual es la patología y cuales sus
posibles orígenes: orgánicos, psicológicos, de la pareja o mixtos (mixto es lo más
probable). Debiéndose Corregir cada uno de ellos. (Montiel,F. 2009)
¿Cuáles son los trastornos más frecuentes?

Los trastornos sexuales abarcan varios problemas y dificultades relacionados con la actividad
sexual, tanto en el hombre como en la mujer.
Algunos de los trastornos más frecuentes son:
En los hombres:
(1) Disfunción eréctil: Dificultades para tener una erección, tener erecciones no
suficientemente rígidas o tener dificultades para que la erección se mantenga todo el tiempo
que desearía.
(2) Eyaculación precoz: Dificultad "para esperar" o postergar la eyaculación hasta el momento
que desearía que se produzca.
(3) Otros: Falta de deseo, dificultad para llegar al orgasmo, etc.etc.
En las mujeres:
(3) Anorgasmia: Dificultades o imposibilidad de lograr el orgasmo.
(4) Falta de deseo. No experimenta deseos de tener relaciones sexuales. A veces puede llegar
a ser desagrado o asco a las relaciones sexuales o partes del cuerpo.
(5) Otros: Falta de lubricación, "cierre" de la vagina, síntomas que le impiden o hacen muy
dolorosa la relación, etc.etc.

CARACTERÍSTICAS DE LA TERAPIA SEXUAL COGNITIVO-CONDUCTUAL

> Los objetivos son concretos y el porcentaje de éxito, dependiendo del trastorno, se
encuentra entre el 85% y el 95% de los casos.
> Es de muy corta duración, en comparación con otras modalidades de psicoterapia. Según el
caso puede durar desde un mes hasta cuatro meses.
> Los consultantes pueden ser una persona o una pareja
> Es activo-directiva. El terapeuta complementa la escucha con intervenciones que promueven
no solo la reflexión sino además la acción que generará el cambio.
> Se incluyen tareas para realizar entre las sesiones, como forma de lograr el cambio paso a
paso y alcanzar los objetivos.
> Se genera una relación colaboradora entre terapeuta y paciente, en la que el rol del
terapeuta consiste en asesorar, orientar y facilitar el camino hacia los cambios propuestos.
> Está orientada al presente. No hace "interpretaciones". La reflexión sobre el pasado, cuando
se hace, solo tiene por objetivo comprender las características del problema y elegir el camino
más eficaz para el cambio.
> Una terapia se considera exitosa cuando el paciente logra las metas que se propuso al iniciar
el tratamiento y esas metas se logran en forma permanente.

El objetivo de una terapia sexual es mejorar el desempeño sexual del sujeto, logrando
unas relaciones íntimas satisfactorias. Para este fin, se restablecerá la comunicación
eficaz de la pareja, se informará de aquellos aspectos sexuales de los que se tenía una
noción errónea o escasa, y se les pedirá que realicen –fuera de las consultas- ciertas
tareas sexuales específicas.

Una terapia sexual también sirve para salir reforzado y renovado en los hábitos
sexuales propios, así como para la prevención de trastornos sexuales, y la eliminación
de mitos y falacias sobre la actividad sexual.

Sexología: Descubre cómo la


terapia sexual puede ayudarte a
resolver tus problemas sexuales
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Los problemas sexuales son dificultades, ya sean de carácter orgánico o


psicológico, que limitan a la persona y le impiden disfrutar plenamente de
su sexualidad.
Es normal que una pareja sufra altibajos sexuales, periodos en los cuales la
atracción por la otra persona aumenta y el deseo sexual se intensifica,
seguidos por momentos en los que la motivación por mantener relaciones
sexuales disminuye. En la mayoría de los casos estos cambios están
condicionados por la vorágine de la vida cotidiana, que centra nuestra
atención en el trabajo, los problemas económicos o las dificultades
familiares.

Sin embargo, los trastornos sexuales no son simples cambios normales en


la libido, sino problemas mucho más complejos que afectan profundamente
la relación de pareja y generan inseguridad, ansiedad e insatisfacción en
quien los padece. Afortunadamente, la mayoría de los problemas sexuales
tienen causas psicológicas y se pueden solucionar recurriendo al
tratamiento adecuado.

Los diferentes tipos de trastornos sexuales


En el ámbito de la Sexología se hace referencia a dos grandes tipologías de
trastornos sexuales:
 Disfunciones sexuales: se trata de una inhibición o exacerbación del
deseo o cambios anormales en el ciclo de la respuesta sexual. Entre los
problemas más usuales que se agrupan dentro de esta categoría se
encuentran: el deseo sexual hipoactivo, los trastornos de erección, la
anorgasmia y la adicción al sexo.
 Parafilias: se trata de una activación sexual ante objetos o
situaciones que culturalmente no son considerados como erógenos y que
afecta la capacidad de la persona para establecer una relación de pareja
satisfactoria, tanto desde el punto de vista afectivo como sexual. Entre
las parafilias más comunes se hallan: el fetichismo, el exhibicionismo y
el sadomasoquismo.
La mayoría de las personas o parejas que padecen un problema sexual lo
sufren en silencio, pero en realidad no hay nada de qué avergonzarse. De
hecho, los problemas sexuales son uno de los principales motivos de
consulta en los gabinetes de Psicología.

¿Por qué aparecen los problemas sexuales?


Un 50% de las mujeres y un 20% de los hombres reconocen que sienten
insatisfacción en su vida sexual. Por eso no es extraño que
aproximadamente el 30% de las parejas que solicitan ayuda psicológica
quieren resolver algún problema sexual.

Los problemas sexuales pueden empezar muy temprano, incluso antes de la


primera relación sexual, o pueden aparecer más tarde e
independientemente de que la persona haya mantenido una vida sexual
satisfactoria.
En ocasiones el problema se desarrolla de manera gradual, con el paso del
tiempo, pero otras veces puede aparecer de manera repentina e instaurarse
rápidamente. De la misma forma, hay casos en los que se produce una
incapacidad total para disfrutar del sexo mientras que en otros se evidencia
una discapacidad parcial que afecta solo a alguna de las fases del acto
sexual.

Problemas sexuales: causas orgánicas


En algunos casos los problemas sexuales tienen una causa fisiológica, entre
las más comunes se encuentran:
 Enfermedades como la neuropatía diabética, la esclerosis múltiple y
los tumores
 Deficiencias hormonales, como un déficit de estrógeno o andrógenos
 Desórdenes endocrinos, como los problemas de tiroides, pituitarios o
de la glándula suprarrenal
 Daños nerviosos o musculares que afectan la columna vertebral y el
movimiento, sobre todo de los miembros inferiores
 Problemas circulatorios relacionados con un bajo riego sanguíneo
 Cambios biológicos que ocurren en etapas específicas de la vida,
como durante el postparto, la menopausia o la andropausia
 El consumo de sustancias como el alcohol y la nicotina o el uso de
ciertos medicamentos como los antidepresivos, los narcóticos y los
antihistamínicos

Trastornos sexuales: causas psicológicas


Por lo general, las causas más frecuentes de los problemas sexuales se
hallan en el plano psicológico. Algunas de las más comunes son:
 El miedo al contacto sexual o a hacer el ridículo delante de la pareja,
lo cual suele provocar una inhibición de la respuesta sexual y en los
casos más extremos puede impedir por completo el coito
 La sensación de vergüenza ante la pareja, una situación que casi
siempre está provocada por la falta de confianza y los problemas de
comunicación
 El temor a no satisfacer las expectativas de la pareja, lo cual genera
lo que se conoce como “ansiedad de desempeño”
 Las experiencias sexuales negativas, como una violación o una serie
de fracasos repetidos, que pueden haber generado un trauma
 El sentimiento de culpa, casi siempre asociado a una educación
demasiado puritana en la cual la sexualidad era comprendida como algo
negativo y sucio
 Los problemas en la relación de pareja, sobre todo relacionados con
las dificultades de sus miembros para expresar sus deseos y
necesidades
 Tener expectativas irracionales sobre el encuentro sexual de manera
que, cuando estas no se cumplen, minan la confianza de la persona en
sus capacidades
 Las creencias negativas sobre el sexo, casi siempre basadas en una
información escasa y sesgada sobre la sexualidad
 Demasiada tensión, ansiedad, estrés o preocupaciones acumuladas a
lo largo del tiempo, que pueden estar causadas por problemas ajenos a la
sexualidad pero que repercuten en esta
 Problemas de autoimagen y autoestima que provocan un miedo al
rechazo y generan la sensación de tener un cuerpo “inadecuado” por lo
que la persona experimenta una incapacidad para entregarse y disfrutar
plenamente del acto sexual
 Exceso de autocontrol y tendencia al perfeccionismo, lo cual conlleva
a que la persona no logre relajarse durante el coito y no pueda disfrutar
de este
No obstante, se debe aclarar que los problemas sexuales casi nunca están
originados por una sola causa, sino que en su base se encuentran diferentes
factores. De hecho, la práctica clínica ha demostrado que incluso detrás de
una causa fisiológica se pueden esconder motivos de índole psicológica que
se añaden al problema físico y lo empeoran. Los más comunes son la
ansiedad, el miedo al fracaso y las creencias negativas sobre el sexo.

Campos de actuación de la sexología


En El Prado Psicólogos contamos con un área especializada en sexología.
Todos nuestros terapeutas sexuales son también psicólogos y tienen
una amplia experiencia en el tratamiento de los diferentes problemas
sexuales. Somos conscientes de que estos problemas tan íntimos pueden
ser difíciles de afrontar por lo que te garantizamos la máxima
confidencialidad.

Los problemas sexuales que tratamos son:

 Eyaculación Precoz: aproximadamente el 39% de los hombres padece


o ha padecido de eyaculación precoz, una alteración de la respuesta
orgásmica y eyaculatoria, que se activa ante el más mínimo estímulo
sexual. El hombre se excita con demasiada rapidez y, como no logra
controlar su respuesta eyaculatoria e identificar el punto de no retorno,
eyacula antes de desearlo. Como resultado, ambos miembros de la pareja
suelen experimentar una gran frustración. Se trata de un problema muy
común en los jóvenes, sobre todo cuando comienzan sus relaciones
sexuales y han creado hábitos de masturbación inadecuados, aunque
puede aparecer en cualquier momento de la vida.
 Eyaculación Retardada: Aproximadamente el 18% de los hombres
padece eyaculación retardada, un trastorno que se refiere a la dilación
excesiva de la eyaculación y el orgasmo durante la relación sexual. En
este caso, el hombre tarda tanto en llegar al clímax que la situación llega
a ser incómoda y frustrante para ambos miembros de la pareja ya que no
pueden conseguir el orgasmo cuando lo desean sino tan solo después de
una larga sesión de estimulación sexual, que a menudo resulta
agotadora.
 Disfunción eréctil o impotencia: Este trastorno suele afectar a cerca
del 18% de los hombres y se trata de una incapacidad persistente para
mantener una erección adecuada hasta el final de la relación sexual.
Esto significa que los problemas de erección pueden aparecer en
cualquier momento del coito, ya sea antes de la penetración, en el
momento de esta o durante los movimientos coitales. En algunos casos
el hombre solo logra la erección a través de la masturbación y en otros
casos ni siquiera logra penetrar. En la base de este trastorno a menudo
se encuentra una fuerte ansiedad, el miedo al fracaso y la creencia de
que la masculinidad está indisolublemente ligada a la potencia de la
erección.
 Anorgasmia: Se refiere a la incapacidad para alcanzar el orgasmo, ya
sea el hombre o la mujer, después de haber tenido una fase de excitación
normal. La disfunción orgásmica femenina afecta a casi el 42% de las
mujeres y casi siempre es primaria; es decir, se trata de mujeres que
nunca han conseguido un orgasmo a través de sus relaciones sexuales.
No obstante, también existe la disfunción orgásmica masculina, un
problema que afecta al 9% de los hombres. Lo más usual es que el
hombre no pueda eyacular durante el contacto genital, pero puede
hacerlo mediante la estimulación manual u oral. En otros casos, el
hombre logra eyacular pero no experimenta el orgasmo, es decir, el
placer vinculado a este acto.
 Dispareunia: La principal característica de este problema es que la
mujer siente dolor durante la relación sexual. Se estima que
aproximadamente el 39% de las mujeres padece dispareunia, una
dificultad que no se debe a una causa física ya que los exámenes no
reportan ninguna anormalidad sino que tiene un origen psicológico,
muchas veces en un trauma vinculado a una violación o debido a
creencias erróneas sobre la sexualidad. La falta de confianza en la
pareja y la incapacidad para entregarse completamente también son
desencadenantes de este problema.
 Vaginismo: Se trata de una contracción involuntaria de los músculos
del primer tercio de la vagina cuando ocurre la penetración, un problema
que afecta al 5% de las mujeres y que en muchos casos no está
vinculado exclusivamente a la penetración genital, sino que también
ocurre, por ejemplo, con los tampones o espéculos. De hecho, en los
casos más graves la idea de la penetración es capaz de producir por sí
sola el espasmo vaginal. En algunos casos la contracción es ligera y solo
produce un leve malestar, pero otras veces es tan intensa que impide la
penetración. No obstante, algunas mujeres pueden disfrutar de los
juegos sexuales y alcanzar el orgasmo a través de estos.
 Falta de deseo sexual: También conocido como deseo sexual
hipoactivo, es un problema que afecta a muchas parejas y se refiere a la
disminución o ausencia de fantasías y deseos de mantener una relación
sexual, lo cual provoca un malestar acusado en la relación. Las
estadísticas indican que el 25% de los hombres y el 37% de las mujeres
sufren este trastorno en algún momento a lo largo de su vida sexual
activa y, si no buscan una solución rápidamente, puede convertirse en un
problema crónico. En la base de este trastorno se suelen encontrar
desde los problemas cotidianos que suman mucho estrés y ansiedad,
hasta trastornos del estado de ánimo como la depresión, problemas de
comunicación en la pareja o hastío en las relaciones sexuales debido a la
monotonía.
 Aversión al sexo: Las personas que padecen este trastorno rechazan
cualquier tipo de contacto sexual con su pareja, sobre todo el contacto
genital. En muchos casos el origen de esta disfunción se debe a
experiencias traumáticas como abusos, violaciones o fracasos
anteriores, los cuales hacen que la persona desconfíe y experimente un
profundo miedo a mantener un contacto íntimo. Quien lo padece, sufre
ansiedad y un temor intenso a medida que se acerca el momento de la
relación sexual e incluso puede experimentar ataques de pánico. En los
casos más extremos, la persona muestra una gran repulsión por todos
los estímulos que, a sus ojos, puedan tener una connotación sexual,
desde un simple beso hasta las caricias.
 Adicción al sexo y ninfomanía:Se estima que alrededor de un 6% de
las personas experimentan un impulso sexual excesivo, que podría dar
lugar a la ninfomanía, en el caso de las mujeres, y la satiriasis, en el caso
de los hombres. Estas personas viven obsesionadas con la relación
sexual, de manera que este tipo de pensamientos ocupan gran parte de
su día y a menudo interfieren en su trabajo, estudios o relaciones
interpersonales. Esta adicción puede conducirlos a asumir conductas
sexuales de riesgo que después generan un profundo sentimiento de
culpa. Poco a poco, la persona se va encerrando en un círculo vicioso e
invierte cada vez más tiempo en buscar y mantener relaciones sexuales,
en el consumo de pornografía o en la práctica de la masturbación, hasta
que estas conductas llegan a interferir profundamente en su vida
cotidiana y se convierten en un lastre.
 Parafilias: Se calcula que un 1% de la población sufre algún tipo de
parafilia, aunque en realidad este problema puede ser aún mayor ya que
muchas personas nunca llegan a solicitar ayuda psicológica. Quien sufre
este trastorno no suele encontrar el placer en el acto sexual, sino que
necesita apoyarse en objetos o actividades que para la mayoría no tienen
ningún poder erógeno para conseguir la excitación. Como resultado, a
estas personas se les dificulta mantener una relación de pareja
satisfactoria, tanto desde el punto de vista afectivo como sexual.
Cuando los problemas sexuales trascienden el
sexo
Los problemas sexuales afectan la capacidad de la persona para disfrutar
de una relación sexual plena y satisfactoriapero sus consecuencias no
terminan ahí. Los trastornos en el área de la sexualidad también pueden
afectar la relación de pareja y provocar daños en la autoestima de la
persona.
– Daños en la relación de pareja. A menudo los problemas sexuales acarrean
dificultades en la pareja, casi siempre debido a la falta de comunicación. La
persona que sufre el trastorno se siente avergonzada e insegura y no quiere
compartir estos sentimientos con su pareja, lo cual suele generar un
distanciamiento emocional, por lo que no es extraño que los problemas
sexuales a veces conduzcan a la separación.
En este sentido, se ha podido apreciar que el compromiso y el grado de
confianza que se hayan creado a lo largo de la relación de pareja son
fundamentales para resolver con éxito esta dificultad. De hecho, se estima
que las parejas que tienen problemas sexuales durante los primeros 3 años
de su relación tienden a separarse, pero cuando estos trastornos aparecen
más tarde, el número de parejas que asiste a consulta y logra superar el
problema se incrementa.

– Daños psicológicos. La esfera sexual también forma parte de nuestra


identidad, por lo que un trastorno en este ámbito puede provocar un
profundo cambio en la autoimagen e incluso puede acarrear daños en la
autoestima. A menudo la imagen de género es la que más se resiente, sobre
todo cuando la masculinidad o la femineidad están muy vinculadas al
desempeño sexual y a la capacidad para dar y recibir placer sexual a través
del coito.
Además, cuando la persona siente que no tiene el control y no puede
experimentar placer en la relación sexual o proporcionárselo a su pareja,
suele sentirse avergonzada y frustrada. Como a cada nuevo intento se le
suma el fantasma del fracaso anterior, la tensión y el estrés aumentan a
medida que pasa el tiempo y se crea un círculo vicioso del cual es muy
difícil salir sin ayuda. De hecho, cuando la persona cree que no podrá
superar el problema comienza a adoptar una actitud derrotista y
la depresión no tarda en aparecer.
La sexología como solución
Para solucionar los problemas sexuales normalmente no es suficiente con el
deseo, la motivación y las buenas intenciones. Para superar los problemas
sexuales casi siempre es necesario recurrir a un terapeuta sexual, un
especialista, que pueda descubrir las causas de la disfunción e indicar las
estrategias más convenientes para hacerle frente y aprender a disfrutar
plenamente de la sexualidad.
En El Prado Psicólogos llevamos a cabo un tratamiento en el cual
combinamos diferentes estrategias, dependiendo de las necesidades de
cada caso:
 Información sexual: Al ofrecer información actualizada y científica,
desterramos los mitos y las falsas creencias que la persona pueda tener
sobre el sexo y estén interfiriendo en su respuesta sexual.
 Ejercicios de terapia sexual:Mediante estos ejercicios, que pueden
realizarse tanto de forma individual como en pareja, se reaprende la
conducta sexual y se rompe el condicionamiento creado por las
respuestas de ansiedad y miedo que se han asociado a la sexualidad.
 Psicoterapia individual:Mediante la psicoterapia individual se
exploran las causas y el origen del problema y se resuelven los
conflictos psicológicos que puedan estar influyendo en la disfunción
sexual.
 Hipnosis:Mediante la hipnosis inducimos un estado de relajación a
través del cual trabajamos con las causas inconscientes del problema
sexual, enviamos mensajes de confianza al inconsciente y asociamos la
respuesta sexual con una sensación de tranquilidad.
 EMDR:Utilizamos esta técnica para reprocesar las memorias
emocionales negativas asociadas a experiencias sexuales pasadas que
se pueden haber enquistado en el inconsciente y que continúan
determinando el comportamiento sexual actual.
 Terapia de pareja:En el caso de que la dificultad sexual tenga su
origen en un problema de pareja, es necesario resolver antes los
conflictos que existen en la relación porque solo así se podrá solucionar
el problema sexual.
Eficacia de la sexología
Como regla general, la terapia sexual se enfoca en el síntoma psicológico,
por lo que generalmente es muy eficaz. Además, entre todos los trastornos
psicológicos, los problemas sexuales suelen ser los más fáciles de superar,
a menos que exista un trauma profundo de base.
Como norma, la terapia sexual es una terapia de duración breve. Si bien se
debe aclarar que la extensión y la eficacia de la terapia variarán
dependiendo de algunos factores como la gravedad del problema en
cuestión, el tiempo que lleve instaurado, las causas que lo originaron y
sostienen en la actualidad, así como la motivación de la persona para
involucrarse en la terapia y seguir las orientaciones del psicólogo.
Lo usual es que se realicen una o dos sesiones de diagnóstico y después se
da paso a la terapia propiamente dicha. En el caso de las personas que
tienen pareja, es recomendable que esta participe, al menos en algunas de
las sesiones, ya que la sexualidad siempre es cosa de dos.

¿Qué lograrás a través de la terapia sexual?


 Mejorar tu desempeño sexual
 Disfrutar de una sexualidad más satisfactoria
 Comprender las diferentes fases por las que atraviesa la actividad
sexual
 Aceptar plenamente tu cuerpo y aprender a disfrutar de este
 Desarrollar expectativas más realistas sobre el encuentro sexual
 Ser más sensible ante las necesidades propias y las de tu pareja
 Aprender a dar y recibir placer erótico desde una actitud más abierta,
no restringida a la penetración
 Mejorar la comunicación en la pareja
 Liberar tus prejuicios y temores sobre la sexualidad
 Poner solución a tus problemas sexuales

 Eyaculación Precoz
 Eyaculación Retardada
 Disfunción Eréctil O Impotencia
 Anorgasmia:
 Dispareunia:
 Vaginismo:
 Falta De Deseo Sexual:
 Aversión Al Sexo:
 Adicción Al Sexo Y Ninfomanía:
 Parafilias:

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