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HISTORIA DE LAS CELDAS FOTOVOLTAICAS.

En 1839 el físico experimental francés Edmund Becquerel, descubrió el efecto


fotovoltaico mientras efectuaba experimentos con una pila electrolítica de dos
electrodos sumergidos en una sustancia electrolítica. Esta pila aumentó su
generación de electricidad al ser expuesta a la luz. A fines del siglo XIX científicos
tales como W. Smith, W Adas y R. Day descubren la fotoconductividad del selenio
y construyen la primera celda experimental hecha de una oblea de selenio. En
1904 Albert Einsten publica su paper acerca del efecto fotolvoltaico (junto con su
paper de la teoría de la relatividad), por este documento es galardonado en 1921
con el Premio Nóbel. Recién en 1941 se construye un dispositivo que puede ser
llamado “celda solar”, fue fabricada de selenio y tenía una eficiencia del 1 %. La
compañía Western Electric fue la primera en comercializar las celdas solares en
1955.

Mientras tanto científicos de diversas partes del mundo realizaban experimentos


en combinaciones como el cobre y óxido cuproso, en Silicio Monocristalino, en
Cadmio – Silicio, Germanio Monocristalino. En ese mismo año a la U.S. Signal
Corps le fue asignada la tarea de construir fuentes de poder para satélites
espaciales. Los estudios de esta compañía comenzaron con celdas de una
eficiencia de un 4,5 %, y en tres años lograron que esta eficiencia subiera hasta un
9 %. Fue entonces cuando en 1958 fue lanzado al espacio el primer satélite que
utilizaba celdas fotovoltaicas, el Vanguard I. Éste tenía un sistema de poder de 0.1
W, en aproximadamente 100 cm2 y estuvo operativo por 8 años. Ese mismo año
se lanzaron 3 satélites con esta misma tecnología, el Explorer III, el Vanguard II y
el Sputnik-3. Desde este año las celdas solares aumentaron su utilización en
naves espaciales, y el aumento de eficiencia seguía subiendo a pasos
agigantados. Fue así como en 1960 Hoffman Electronics conseguía fabricar una
celda con un 14 % de eficiencia. Aún cuando para la NASA fuese más importante
la seguridad que el costo en sus naves espaciales, y por ende utilizaba celdas
solares, en la tierra la energía fotovoltaica era 50 veces más cara que cualquier
fuente convencional de generación, por lo que fue excluida para el uso terrestre.
En la década de los sesenta, la potencia instalada de las celdas solares de las
naves espaciales y satélites alcanzaban a 1 KW. En 1973 se produce el embargo
de petróleo impuesto por la OPEC, con lo cual se inicia una política de
investigación del uso de celdas solares en la Tierra, se destinan fondos por sobre
los 300 millones de dólares por año, y se comienza a investigar nuevos materiales
para la construcción de las celdas, tales como el silicio policristalino, las celdas de
película delgada, combinaciones CdS/Cu2 y Silicio amorfo, con el fin de abaratar
los costos de éstas. En esta misma década comienza la NASA a instalar sistemas
de generación fotovoltaica por todo E.E.U.U. para fines de refrigeración,
iluminación de calles, iluminación clínica y aparatos de televisión, bombeo de
agua, etc.. A principios de los años 80´, la compañía ARCO Solar fabricaba mas
de 1 MW de celdas solares por año. Es el comienzo de la masificación de módulos
de 1,4 a 6 KW en torres de departamentos, áreas apartadas del tendido eléctrico,
centros comerciales y prototipos de automóviles. La producción mundial de celdas
en el año 1982 era de 9,3 MW y en 1983 de 21,3 MW, haciendo que se duplique la
producción en sólo un año, y alcanzando ventas de alrededor de US$250 millones.
En 1985 se alcanzaba un 20 % de eficiencia en celdas fotovoltaicas, y existían
módulos en todas partes del mundo: E.E.U.U., Australia, España, Kenya,
Alemania, Ecuador, Japón por nombrar algunos. En Chile se instalaron los
primeros módulos en la década de los setenta, principalmente en lugares rurales
con módulos de 50 W y baterías de 150 Ah suministrando energía a artefactos de
12 V. Ya en los noventa ARCO Solar es comprada por Siemens, formando
Siemens Solar Industries, una da las firmas de mayor producción de celdas
solares a nivel mundial. A principios de esta década se instala en la Antártica un
sistema de 0.5 KW con baterías de 2,4 KWh para suministrar energía a equipos de
un laboratorio. En 1996 comienzan estudios para la utilización de cobre-indio-
diselenio en celdas, y de celdas super eficientes. A fines del siglo pasado en
Grecia se aprueba la instalación de una planta de 5 MW en Creta, de un proyecto
de 50 MW de la empresa Enron Solar. Aún cuando este proyecto era magno, ya
estaba en funcionamiento en California una planta de 6,5 MW produciendo
alrededor de 12 millones de kWh por año, suministrando energía a cerca de 2.500
hogares como promedio. Hoy en día las celdas fotovoltaicas son utilizadas en
prácticamente todo el mundo, generan el 2,1 % de la energía necesaria para
mover al mundo, una industria que en 25 años pasó de producir casi nada a
fabricar 70 - 80 MW anuales y con un costo por W que bajó desde los US$50
hasta los 5 US$/W, con alrededor de 40 MW conectados a la red eléctrica.
El término fotovoltaico proviene del griego φώς:phos, que significa “luz” y voltaico, que
proviene del campo de la electricidad, en honor al físico italiano Alejandro Volta, (que también
proporciona el términovoltio a la unidad de medida de la diferencia de potencial en el Sistema
Internacional de medidas). El término fotovoltaico se comenzó a usar en Inglaterra desde el
año 1849.

El efecto fotovoltaico fue reconocido por primera vez en 1839 por el físico francés Becquerel,
pero la primera célula solar no se construyó hasta 1883. Su autor fue Charles Fritts, quien
recubrió una muestra de selenio semiconductor con un pan de oro para formar el empalme.
Este primitivo dispositivo presentaba una eficiencia de sólo un 1%. En 1905 Albert Einstein dio
la explicación teórica del efecto fotoeléctrico. Russell Ohl patentó la célula solar moderna en el
año 1946, aunque Sven Ason Berglund había patentado, con anterioridad, un método que
trataba de incrementar la capacidad de las células fotosensibles.

La era moderna de la tecnología de potencia solar no llegó hasta el año 1954 cuando
los Laboratorios Bell, descubrieron, de manera accidental, que los semiconductores de silicio
dopado con ciertas impurezas, eran muy sensibles a la luz.

Estos avances contribuyeron a la fabricación de la primera célula solar comercial con una
conversión de la energía solar de, aproximadamente, el 6%. La URSS lanzó su primer satélite
espacial en el año 1957, y los EEUU un año después. En el diseño de éste se usaron células
solares creadas por Peter Iles en un esfuerzo encabezado por la compañía Hoffman
Electronics.

La primera nave espacial que usó paneles solares fue el satélite norteamericano Vanguard 1,
lanzado en marzo de 1958.4 Este hito generó un gran interés en la producción y lanzamiento
de satélitesgeoestacionarios para el desarrollo de las comunicaciones, en los que la energía
provendría de un dispositivo de captación de la luz solar. Fue un desarrollo crucial que
estimuló la investigación por parte de algunos gobiernos y que impulsó la mejora de los
paneles solares.

En 1970 la primera célula solar con heteroestructura de arseniuro de galio (GaAs) y altamente
eficiente se desarrolló en la extinta URSS por Zhorés Alfiórov y su equipo de investigación.

La producción de equipos de deposición química de metales por vapores orgánicos o MOCVD


(Metal Organic Chemical Vapor Deposition), no se desarrolló hasta los años 80 del siglo
pasado, limitando la capacidad de las compañías en la manufactura de células solares de
arseniuro de galio. La primera compañía que manufacturó paneles solares en cantidades
industriales, a partir de uniones simples de GaAs, con una eficiencia de AM0 (Air Mass Zero)
del 17% fue la norteamericana ASEC (Applied Solar Energy Corporation). La conexión dual de
la celda se produjo en cantidades industriales por ASEC en 1989, de manera accidental, como
consecuencia de un cambio del GaAs sobre los sustratos de GaAs a GaAs sobre sustratos
de germanio.

El dopaje accidental de germanio (Ge) con GaAs como capa amortiguadora creó circuitos de
voltaje abiertos, demostrando el potencial del uso de los sustratos de germanio como otros
celdas. Una celda de uniones simples de GaAs llegó al 19% de eficiencia AM0 en 1993. ASEC
desarrolló la primera celda de doble unión para las naves espaciales usadas en los EEUU, con
una eficiencia de un 20% aproximadamente.

Estas celdas no usan el germanio como segunda celda, pero usan una celda basada en GaAs
con diferentes tipos de dopaje. De manera excepcional, las células de doble unión de GaAs
pueden llegar a producir eficiencias AM0 del orden del 22%. Las uniones triples comienzan
con eficiencias del orden del 24% en el 2000, 26% en el 2002, 28% en el 2005, y han llegado,
de manera corriente al 30% en el 2007. En 2007, dos compañías norteamericanas Emcore
Photovoltaics y Spectrolab, producen el 95% de las células solares del 28% de eficiencia.
La historia de la energía solar fotovoltaica
Siempre en la vanguardia tecnológica, la historia de la energía solar
fotovoltaica está marcada por un desarrollo lento pero constante.
Descubierto el efecto fotovoltaico como fenómeno de difícil aplicación práctica, poco a poco
los avances técnicos fueron permitiendo aprovecharlo más eficientemente hasta lograr que se
convirtiera en una fuente de energía práctica y fiable. A inicios del S XXI la energía solar
fotovoltaica se presenta como una de las opciones con más futuro para liderar la revolución
energética que se aproxima.

Del descubrimiento del efecto fotovoltaico a la primera célula solar.


El efecto fotovoltaico fue descubierto por el francés Alexandre Edmond Bequerel en 1838
cuando tenía sólo 19 años. Bequerel estaba experimentando con una pila electrolítica con
electrodos de platino cuando comprobó que la corriente subía en uno de los electrodos
cuando este se exponía al sol.

Alexandre Edmond Bequerel

El siguiente paso se dio en 1873 cuando el ingeniero eléctrico inglés Willoughby Smith
descubre el efecto fotovoltaico en sólidos. En este caso sobre el Selenio.

Pocos años más tarde, en 1877, El inglés William Grylls Adams profesor de Filosofía Natural
en la King College de Londres, junto con su alumno Richard Evans Day, crearon la primera
célula fotovoltaica de selenio.
Si bien en todos estos descubrimientos la cantidad de electricidad que se obtenía era muy
reducida y quedaba descartada cualquier aplicación práctica, se demostraba la posibilidad de
transformar la luz solar en electricidad por medio de elementos sólidos sin partes móviles.

La posibilidad de una aplicación práctica del fenómeno no llegó hasta 1953 cuando Gerald
Pearson de Bell Laboratories, mientras experimentaba con las aplicaciones en la electrónica
del silicio, fabricó casi accidentalmente una célula fotovoltaica basada en este material que
resultaba mucho más eficiente que cualquiera hecha de selenio. A partir de este
descubrimiento, otros dos científicos también de Bell, Daryl Chaplin y Calvin Fuller
perfeccionaron este invento y produjeron células solares de silicio capaces de proporcionar
suficiente energía eléctrica como para que pudiesen obtener aplicaciones prácticas de ellas.
De esta manera empezaba la carrera de las placas fotovoltaicas como proveedoras de
energía.

De la búsqueda de aplicaciones a su empleo en los satélites


espaciales
Pese a los avances técnicos alcanzados en el aumento del rendimiento de las células, los
costes eran excesivamente altos y limitaban enormemente su aplicación práctica.

Mientras que en 1956 el coste del vatio de electricidad producido por centrales convencionales
rondaba los 50 céntimos de dólar, el producido por paneles fotovoltaicos llegaba los 300
dólares lo que descartaba el uso de esta tecnología como suministrador de grandes
cantidades de electricidad.

La demanda de paneles solares sólo venia de la industria juguetera, que los empleaba para
suministrar potencia a pequeños artefactos como maquetas de aviones y coches, o de la
industria electrónica, para aplicarlos en pequeños aparatos eléctricos sencillos como radios
para la playa. Esta situación limitaba mucho el desarrollo de esta tecnología ya que eran muy
reducidos los ingresos que se generaban haciéndose muy difícil destinar cantidades de dinero
importantes a su desarrollo.

Por fortuna se encontró una aplicación ideal para el estado del desarrollo de los paneles
solares fotovoltaicos en aquel momento; la alimentación del equipo de los satélites espaciales
en la incipiente carrera espacial. El costo no fue un factor limitante ya que los recursos
dedicados en la carrera del espacio eran enormes. Primaba la capacidad de proveer energía
eléctrica de manera fiable en áreas de muy difícil acceso. En eso la energía solar fotovoltaica
resultaba muy competitiva.
Pese a la desconfianza y a las reticencias iniciales de algunos dirigentes de la NASA, la
tecnología fotovoltaica acabó por ganarle el pulso a las otras dos tecnologías que se barajaron
para alimentar los satélites; las baterías químicas y la energía nuclear. Las baterías una vez
agotadas inutilizaban todo el equipo mientras que la energía nuclear ofrecía muchas
complejidades y apenas fue utilizado en unos pocos proyectos. Los paneles solares por el
contrario eran capaces de suministrar energía de manera fiable por muchos años sin grandes
complicaciones.

Así, en 1955, se le asigna a la industria en EEUU el encargo producción de paneles


fotovoltaicos para aplicaciones espaciales. Esto significó sin duda un importantísimo impulso
que permitió un crucial desarrollo tecnológico del sector. Como ejemplo cabe citar que la
empresa Hoffman Electrónic ofreció, en 1955, células de 14 mW con un rendimiento del 3% a
un costo de 1500$/W. Dos años después esta misma empresa desarrolla células solares ya
con un rendimiento del 8%.

El 17 de Marzo de 1958, finalmente, se lanza el Vanguard I, el primer satélite alimentado con


paneles solares fotovoltaicos. El satélite llevaba 0,1W en una superficie aproximada de 100
cm2 para alimentar un transmisor de 5 mW. Si bien en este satélite los paneles solares eran
solo la fuente de energía de respaldo, acabaron por convertirse en la fuente principal cuando
las baterías consideradas fuente de alimento principal se agotaron en tan sólo 20 días. El
equipo estuvo operativo con esa configuración por 5 años.

La fiabilidad que habían demostrado los paneles solares fotovoltaicos propició su empleo
sistemático en gran número de misiones espaciales y supuso un enorme impulso para la
industria fotovoltaica. Sin lugar a dudas la carrera espacial tal como la conocemos no hubiera
sido posible sin la existencia de los paneles solares fotovoltaicos. De igual manera se puede
afirmar que el actual desarrollo de los paneles solares fotovoltaicos y su importante proyección
de futuro hubieran sido muy difíciles sin el impulso que le dio la carrera espacial.

No sólo Estados Unidos utilizó esta tecnología, La Unión Soviética también empleó
sistemáticamente los paneles solares fotovoltaicos para alimentar sus satélites.
Del espacio a la tierra, aplicación de los paneles solares
fotovoltaicos en actividades terrestres.
Pese al gran éxito de la tecnología fotovoltaica en el espacio, el costo de los paneles solares
seguía siendo demasiado alto para hacerlo competitivo en aplicaciones terrestres.

Esta situación cambió cuando a principios de los años 70 el Dr. Elliot Berman con la ayuda
financiera de EXXON consiguió crear una célula solar mucho más barata que reducía el coste
por vatio de 100 $ a 20$. Para ello empleo un silicio con un grado de pureza menor y unos
materiales encapsulantes más baratos.

Esta importante rebaja de los costos cambio totalmente la situación e hizo posible que el
empleo de paneles fotovoltaicos empezara a ser económicamente viable en instalaciones
aisladas de la red eléctrica. Empezó a resultar más barato instalar células solares que trazar
toda una línea de cableado o que realizar un mantenimiento periódico que cambiase las
baterías gastadas por otras cargadas.

Las aplicaciones prácticas de la energía solar fotovoltaica empezaron entonces a


multiplicarse: electricidad para la protección contra la corrosión de oleoductos y gaseoductos,
iluminación de boyas marinas y faros, repetidores de sistemas de telecomunicaciones,
sistemas de iluminación en líneas férreas. Para todas estas finalidades, la instalación de
paneles solares resultaba mucho más rentable económicamente y más eficiente en su labor.
Faro solar

Tal fue el impulso que esta tecnología recibió que en el año 1975 las aplicaciones terrestres
habían ya superado a las espaciales.

Poco a poco, en las siguientes décadas, se fueron encontrando nuevas aplicaciones para la
energía solar fotovoltaica que siguieron desarrollando el uso de esta tecnología.

En los años 70 del S XX, surgió la idea de potenciar las bombas de extracción de agua con
paneles solares. De esta manera se hacia viable la obtención de agua de acuíferos en zonas
rurales sin acceso a la electricidad. Esta aplicación se ha extendido enormemente por todo el
mundo desde entonces, incluso en zonas electrificadas, y ha sido especialmente beneficioso
en las zonas empobrecidas del planeta.

En la década de los 80 surgieron con fuerza las iniciativas para electrificar las sociedades de
los países empobrecidos. En estas sociedades la electrificación no podía basarse en el
modelo energético usado de los países enriquecidos de grandes centrales y un sistema de
distribución. Resultaba excesivamente costoso instalar toda una red eléctrica en unas
sociedades en las que gran parte de la población estaba distribuida de manera muy dispersa
en asentamientos rurales. Por estas razones se optó por sistemas de generación eléctrica en
el mismo lugar de consumo y entre ellos por los paneles solares fotovoltaicos.
Los paneles solares ofrecían grandes ventajas frente a otras opciones empleadas como los
generadores de queroseno. Una vez comprado el panel ya no era necesario la adquisición
cada poco tiempo de combustible para hacerlo funcionar lo que suponía un menor grado
dependencia del exterior (las baterías seguía siendo necesario importarlas). Por otro lado
buena parte de las sociedades empobrecidas del planeta se encuentran en zonas tropicales y
subtropicales con abundante y potente sol lo que facilita y favorece el empleo de la energía
solar. Además los paneles se adaptan muy bien a unas demandas energéticas reducidas que
se tiene en estas sociedades. Numerosos han sido los proyectos que se han llevado a cabo (y
que se siguen llevando) en este sentido y muchas son las familias que disfrutan de electricidad
solar en varios países empobrecidos del mundo

También a partir de los años 80 aparecen las primeras casas con electrificación fotovoltaica en
los países desarrollados. Este concepto propone establecer un sistema de provisión de
energía descentralizado en el que cada hogar se genera su propia energía en vez de
establecer una gran central y un sistema de distribución de la misma.

La energía solar fotovoltaica en los últimos años


En la década de los 90 y en los primeros años del S XXI las células fotovoltaicas han
experimentado un continuo descenso en su coste junto con una ligera mejora de su eficiencia.
Estos factores unidos al apoyo por parte de algunos gobiernos hacia esta tecnología ha
provocado un espectacular impulso de la electricidad solar en los últimos años.
Entre las
medidas de apoyo al sector llevadas a cabo por algunos gobiernos, destacan las leyes de
primas que obligan a las compañías de luz a comprar la electricidad fotovoltaica a una tarifa
mucho más alta que la de la venta, lo que ayuda a rentabilizar la instalación en un periodo de
tiempo pequeño. Esta medida se ha aplicado en España y Alemania, entre otros países, con
un enorme éxito propiciando un importante despegue de este tipo de tecnología. Además las
instalaciones de equipo fotovoltaico han contado con muchas subvenciones en diversos
países y administraciones que financiaban una parte importante de los costos facilitando su
adquisición.
El concepto de huerta solar también ha tenido un importante éxito. La huerta solar es la
asociación de varios inversores en paneles solares que forman una central generadora de
energía compartiendo un mismo terreno y los diversos gastos (vigilancia, mantenimiento,
conexión a la red, equipamiento etc.…). Normalmente se llevan a cabo en países que
subvencionan las tarifas de venta de este tipo de energía. Este concepto ha animado a
muchos inversores que han visto en ella una fuente de ingreso fija y fiable invirtiéndose
importantes cantidades de dinero en la generación eléctrica solar.
Junto con las instalaciones de pequeño y mediano tamaño se han construido o se están
construyendo grandes centrales fotovoltaicas. Destacan particularmente las instaladas en
España y Portugal. En Amaraleja en el baixo alentejo (Portugal) está en proceso de
construcción una central solar que contará con 64 MW de potencia una vez finalizada y que
será la mayor del mundo. Muy próxima a su potencia encontramos la ya instalada en Olmedilla
de 60 MW en Castilla la Mancha (España) que hasta la finalización de la portuguesa es la
mayor del mundo. De 50 MW encontramos la central de Puertollano también en Castilla la
Mancha en España.

En los últimos años, con la aparición de la tecnología de los paneles flexibles a precios
asequibles, han proliferado también los gadgets solares destinados a recargar las baterías de
numerosos artículos portátiles (teléfonos portátiles, cámaras de fotos, reproductores portátiles
de música etc.…). así como kits solares para electrificar las caravanas o barcos.

Ha sido tanta la expansión que ha tenido este sector que, en determinados momentos, incluso
los fabricantes se han visto imposibilitados de aumentar su producción acorde a la demanda
por escasear el silicio apto para los paneles solares.

La energía solar fotovoltaica es aún la forma de energía renovable más cara de cuantas se
encuentran en el mercado pero dada la dinámica en la que se encuentra empieza a ser una
certeza de que en pocos años podrá competir con el resto de recursos energéticos en general.

El futuro de la energía solar fotovoltaica.


Diversos factores permiten ser optimistas acerca del futuro de la energía solar fotovoltaica. En
primer lugar se sitúan los avances tecnológicos que se suceden en torno a esta tecnología y
por otro el apoyo institucional brindado a las energías renovables por dos de las grandes
potencias comerciales y de consumo del mundo; la UE y EEUU.

Los avances tecnológicos se basan en las alternativas a las células de silicio que ya empiezan
a ser viables. Se tratan de películas finas y flexibles que tienen un coste de fabricación
económico y unos rendimientos entre el 5% y el 20% (aunque los fabricantes estiman que hay
bastante margen para mejorar estos números).

Por un lado encontramos las tecnologías CIS (Cobre indio selenio) y CIGS (Cobre-indio-Galio-
diselenido). Dado su carácter flexible y su muy reducido peso, se hará posible su aplicación en
aviones, automóviles y cualquier otra superficie irregular. También su reducido costo permitirá
su aplicación masiva en grandes superficies como tejados de naves industriales o de casas.

Por otro lado están en desarrollo las llamadas células orgánicas, con un rendimiento del 5% y
las “dye-sensitized solar cells” (células solares del tipo sensibilizado por tinte) con un
rendimiento próximo al 10%. Las primeras tienen grandes aplicaciones en la industria plástica
mientras que las segundas permiten aplicarseles cualquier tipo de color e incluso hacerlas
translúcidas, pudiéndose emplear para diversos fines, como en los vidrios domésticos
funcionando bien con cualquier tipo de luz.

El apoyo institucional parece que puede ser decisivo. La UE aprobó en 2008 la llamada
normativa 20-20-20 que además de obligar a la reducción del 20% de las emisiones de CO2
para el 2020, obliga a que al menos el 20% de la energía de la Unión Europea provenga de
fuentes renovables.
Por su parte EEUU, tras la subida al poder de Barack Obama, ha anunciado su decisión de
apostar fuerte por las energías renovables en unos objetivos de implantación semejantes a los
de la Unión Europea para así reducir el impacto en el medio ambiente y la dependencia de
ese país al petróleo extranjero.

Es difícil y arriesgado tratar de predecir el futuro exacto de la energía fotovoltaica. Existen


muchos intereses creados en torno a un sector tan estratégico como es el energético, pero
parece asegurado, como poco, un mínimo sustancial para el desarrollo de las energías
renovables en el cual la fotovoltaica, sin duda, se llevará una parte del pastel.

Por otro lado quizá no sea necesario implantar “artificialmente” la fotovoltaica. Se dice que la
electricidad solar no está ya generalizada debido a su alto coste de en torno 3-4 dólares por
W, mientras que para rivalizar con las energías fósiles se requeriría precios de en torno al 1
dólar/W. Algunos estiman que las nuevas tecnologías permitirán precios de 0.5 dólares el
kilovatio, con lo que se podría esperar una implantación “natural” en cuestión de pocos años.
Sólo el tiempo lo dirá.
Historia de la Energía Solar
El sol, como eje fundamental de la vida humana, fue venerado por casi
todas las civilizaciones antiguas. En la antigua Grecia, los dioses del sol
eran Helios y Apollo, a quienes se dedicaron incontables templos.
También fueron los griegos los primeros en usar diseños de casas para
aprovechar la luz del sol en forma pasiva, probablemente desde el año
400 A.C.
Los romanos fueron los primeros en usar vidrio en sus ventanas para
atrapar la luz solar en sus hogares. Incluso promulgaron leyes que
penaban el bloquear el acceso a la luz a los vecinos. También fueron los
romanos los primeros en construir casas de cristal o invernaderos para
crear condiciones adecuadas para el crecimiento de plantas exóticas o
semillas que traían a Roma desde los lejanos confines del imperio.
En 1867 el científico suizo Horace de Saussare desarrolló el primer colector solar. Edmond Becquerei, un
físico francés, observó el efecto fotoeléctrico en 1839. Más recientemente, hace un poco más de 100 años,
el científico francés Auguste Mouchout usó calor de un colector solar para producir vapor y mover un
motor. Desgraciadamente, los elevados costos impidieron que su invento tuviera un uso comercial.
Alrededor de 1880 se fabricaron las primeras celdas fotovoltacias de luz visible, hechas de selenio, con
una eficiencia de conversión de 1 a 2%.
El primer calentador de agua solar fue patentado en 1891 por Clarence Kemp.
Para principios de los 50's, se produjo un proceso de producción de cristales de silicio de alta pureza, lo
que aceleró el desarrollo de la energía solar. En 1954 los laboratorios Bell Telephone desarrollaron celdas
fotovoltaicas de silicón con una eficiencia del 4%, que después se elevó al 11%.
En 1958 un pequeño satélite fue alimentado con una celda solar de menos de un watt de potencia.
Un desarrollo importante fue un calentador solar sumamente eficiente inventado por Charles Greeley
Abbott en 1936. El calentador solar de agua se hizo popular por este tiempo en Florida, California y otros
lugares. El crecimiento de esta industria fue alto hasta mediados de los 50's, cuando el bajo costo del gas
natural hizo que este energético se usara como fuente principal para calentamiento.
El abandono, para fines prácticos, de la energía solar duró hasta los 70's. Pero en esos años el aumento en
el precio del petroleo y gas llevó a un resurgimiento en el uso de la energía solar para calentar hogares y
agua, así como en la generación de electricidad.
La Guerra del Golfo de 1990 aumentó aún más el interés en la energía solar como una alternativa viable
del petroleo.
En la actualidad, la energía solar se usa de dos formas principales. La primera es la potencia térmica
solar, en la que el sol se usa para calentar fluidos, los cuales impulsan turbinas y otras máquinas. La
segunda es la conversión fotovoltaica (paneles solares) en los que la electricidad es producida
directamente del sol.
Desde la construcción de casas en la antigüedad con la orientación adecuada para captar la luz solar,
hasta las modernas celdas fotovoltaicas delgadas, los humanos han aprovechado la luz solar para cubrir
sus necesidades de energía. Lo que resulta perfectamente lógico, ya que, después de todo, el sol
proporciona suficiente energía cada hora para cubrir las demandas mundiales por un año.

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