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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUROCCIDENTE


INGENIERÍA EN GESTIÓN AMBIENTAL LOCAL
PLANIFICACIÓN DEL TERRITORIO

I. EL VALOR DE UN ÁRBOL

“Imagínate que los árboles dieran señal de Wi-Fi, todo mundo plantaría árboles
como locos y acabaríamos con la deforestación. Es una lástima que solo produzca
el oxígeno que respiramos”. La sarcástica y popular frase de autor desconocido
nos refleja la desalentadora situación actual de la importancia que se le brinda, no
solamente a los árboles, sino al ambiente en general.

La mayoría de personas saben que los árboles y otras plantas son valiosos para la
vida del ser humano. Éstos embellecen los alrededores, purifican el aire, sirven
como barreras contra el ruido, producen el indispensable oxígeno y nos ayudan a
ahorrar energía, refrescándonos con su sombra en el verano y reduciendo el
viento en el invierno.

Los árboles han estado desde que existe nuestro planeta. Las diferentes especies
son vitales para el equilibrio del ecosistema así como para la vida cotidiana del ser
humano. Se utilizan para embellecer espacios, jardines y parques, son
generadores de sombra, humedecen el ambiente y aminoran el ruido, entre otras
cosas. Pero lo más importante es que proporcionan oxígeno al ser humano. Por
ejemplo, una Encina produce diariamente este oxígeno para 10 personas
aproximadamente.

Por otro lado, también ayudan a disminuir la contaminación atmosférica ya que


retienen el polvo y las partículas que flotan en el aire se quedan en sus hojas. Por
si esto no fuera poco, producen deliciosos frutos, nutritivas verduras y muchos
recursos más así como deliciosos aromas.

La contaminación del medio ambiente así como la desforestación han provocado


la disminución en la cantidad de árboles, tan necesarios para nuestro mundo. Por
ello es importante conocerlos para aprender lo interesante que resulta identificar
las especies que existen y la formas de cuidarlos para preservarlos.

Cada variedad requiere de un cuidado particular pero, más allá del tipo de árbol
del que se hable, lo importante es tomar conciencia del cuidado que merecen los
ejemplares no sólo porque colaboran con el medio ambiente a la hora de brindar
oxígeno sino porque nos regalan placeres varios, desde embellecer nuestro
alrededor hasta nutrir nuestra vista de un hermoso manto verde.

Los árboles en conjunto, a parte de los servicios ya mencionados, brindan valores


sociales, comunitarios, ambientales y económicos:
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1.1. Valores sociales

La respuesta que suscita el árbol en el ser humano no se limita únicamente a


observar su belleza. Cuando se está rodeado de árboles, invade una sensación
de paz, sosiego, serenidad y tranquilidad. Produce el fenómeno de hacer sentir en
“casa”. El efecto tranquilizador que producen la cercanía de los árboles y las
zonas verdes urbanas puede reducir los niveles de estrés y la fatiga laboral,
descongestionar el tráfico e, incluso, acortar el plazo de recuperación después de
una intervención quirúrgica. Los árboles también reducen la criminalidad. Los
inmuebles con grandes espacios verdes presentan una tasa de criminalidad
inferior a los que no tienen árboles.

La altura, fortaleza y resistencia de los árboles les otorga una calidad de catedral.
Debido a su longevidad, los árboles a menudo se plantan como monumentos
vivientes. Con frecuencia, sentimos apego por aquellos árboles que plantamos
nosotros o nuestros seres más queridos. El fuerte vínculo que existe entre las
personas y los árboles se hace a menudo evidente cuando nuestros
conciudadanos protestan por la tala de un árbol por motivos urbanísticos o cuando
se reúnen para salvar un árbol especialmente grande o histórico.

1.2. Valores comunitarios

Incluso cuando están situados en zonas privadas, los beneficios proporcionados


por los árboles se sienten en sus alrededores. Por otro lado, los árboles de mayor
altura pueden entrar en conflicto con los servicios públicos, las vistas y las
estructuras situadas fuera de la propiedad de su dueño. Los árboles, si se
escogen y mantienen adecuadamente, pueden embellecer y mejorar la propiedad
sin vulnerar los derechos y privilegios de los vecinos.

A menudo, los árboles urbanos tienen funciones arquitectónicas y de ingeniería.


Ofrecen privacidad, embellecen las vistas y ocultan los elementos menos
estéticos. Reducen el resplandor y los reflejos solares. Dirigen el tráfico peatonal.
Los árboles también pueden suavizar, complementar y embellecer la arquitectura.

Los árboles aportan elementos naturales y un hábitat silvestre al entorno urbano,


lo cual aumenta la calidad de vida de los residentes de la comunidad.

1.3. Valores ambientales

Los árboles modifican el ambiente que nos rodea, moderando el clima, mejorando
la calidad del aire, reduciendo la escorrentía de las aguas pluviales y albergando
un hábitat silvestre. Protege la climatología local del sol, la lluvia y el viento
extremo. La energía procedente de sol es absorbida o bloqueada por las hojas de
los árboles de hoja caduca durante el verano, y solo es filtrada por las ramas en
invierno. Cuanto mayor sea la altura de un árbol, mayor será su efecto de

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enfriamiento. Cuando se plantan árboles en la ciudad, podemos moderar el efecto
isla de calor provocado por los edificios y el pavimento.

Los árboles inciden en la velocidad y la dirección del viento. Cuanto más frondoso
sea un árbol o un grupo de árboles, mayor será su resistencia al viento. La lluvia y
el granizo son absorbidos o amortiguados por los árboles, proporcionando
protección a las personas, vehículos y edificios.

Los árboles interceptan el agua, almacenan una parte de la misma y reducen la


escorrentía de las aguas pluviales. La calidad del aire mejora a través de los
árboles, la vegetación y el césped. Las hojas filtran el aire que respiramos,
eliminando el polvo y otras partículas y, posteriormente, la lluvia se lleva las
sustancias contaminantes hacia el suelo. Las hojas absorben el dióxido de
carbono del efecto invernadero durante la fotosíntesis y almacenan carbono para
la fase de crecimiento.

Las hojas también absorben otros contaminantes, como el ozono, el monóxido de


carbono y el dióxido de azufre y liberan oxígeno.

Al plantar árboles y arbustos, proporcionamos a las zonas desarrolladas un


entorno más natural que atrae a pájaros y animales. Los ciclos ecológicos del
crecimiento de una planta, así como su reproducción y descomposición también
están presentes, tanto por encima como por debajo del nivel del suelo. La armonía
natural se desplaza al entorno urbano.

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