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EL TRABAJO EN LATINOAMÉRICA: HACIA LA PRECARIZACIÓN DEL ASALARIADO

LATIONAMERICANO

El trabajo, desde varios puntos de vista a principios del siglo XX, se ha considerado como una
forma de integración social y un medio para la realización personal1. Luego de una secreta
revolución neoliberal2, el trabajo se empieza a concebir de una manera diferente; si el trabajo
a principios del siglo XX se caracterizaba por la estabilidad, la vinculación laboral y la
integración social, ahora se empezó a determinar por la informalidad, la inestabilidad laboral y
el desempleo. En américa latina, esta concepción neoliberal del trabajo, aunque emergió más
tarde en comparación de norte américa y Europa, brotó con mucha fuerza, imponiendo a los
diferentes pueblos una nueva forma de concebir el trabajo; una que pudiese mantener y
acrecentar los grandes capitales, y que inevitablemente condujera a la precarización de las
relaciones laborales. Por lo tanto, el trabajador latinoamericano sufre y ha sufrido la
precarización de la concepción neoliberal del trabajo.

Para la década de los 70’s en América Latina, el viejo patrón de relación entre el estado y la
sociedad empezó a verse amenazado. Entes como empresas privadas, multinacionales y
aseguradoras, fueron emergiendo y a su vez presionando para un cambio en el modo en que
el estado intervenía y regulaba la economía. Si decimos que un Estado Social de Derecho, el
viejo estado capitalista que en su estructura portaba algunas regulaciones para las actividades
económicas predominó hasta finales de la década de los 80’s, a partir de la década de los 90’s
empezó a surgir un Estado ausente, o más precisamente un Estado neoliberal, que basado en
políticas neoliberales se ausenta dejando que los grandes monopolios y empresas privadas
tomen el control de las diferentes actividades económicas de los pueblos latinoamericanos.
Así, la principal manera en que las políticas neoliberales de los Estados latinoamericanos se
expresaron fue en la esfera del trabajo.

A partir de la década de los 90’s se empezaron a implementar reformas laborales que pudieran
flexibilizar la estructura laboral con la excusa de que las regulaciones del mercado de trabajo
obstaculizan la generación de empleo, afectan la competitividad y limitan el crecimiento

1
Marie Jahoda afirmaba que el trabajo hace posible la relación con personas que no forman parte del
núcleo familiar, une al individuo con metas y propósitos que trascienden los suyos propios y define el
estatus social y la identidad.
2
Así llama Wendy Brown a la instauración del neoliberalismo como nueva razón del mundo; que se
dio de forma silenciosa y sin los aspectos convencionales de las revoluciones que se han presentado
a lo largo de la historia.
económico3. Por ejemplo, en Colombia con la ley 50 de 1990 se introdujeron diferentes tipos
de contratos a término fijo, se crearon agencias de empleo temporal, entre otras formas de
empleo consideradas atípicas. Con estas reformas aplicadas en los diferentes países
latinoamericanos, se comenzó a percibir una atmosfera de inseguridad, informalidad e
inestabilidad laboral; la concepción de un trabajo estable, bien remunerado, con contratos a
términos indefinidos y con protección social, empezó a esfumarse.

Tabla 1.

La estructura del trabajo en Colombia 1990-1998: OIT4.

Porcentajes
Sector informal Sector formal
Total Trabajadores Servicio Microempresas Total Sector Empresas
público privadas

Por cuenta Doméstico Todas


propia

Total 45.7 24.1 2 19.5 54.3 9.6 44.7


1990 Hombres 45.1 22.6 0.1 22.3 54.9

Mujeres 46.6 26.3 5 15.2 53.4

Total 49 28.1 2.1 18.8 51 82 42.8


1998 Hombres 49.2 28.4 0.2 20.7 50.8

Mujeres 48.8 27.7 4.7 16.4 51.2

En la tabla anterior podemos ver que, en el caso de Colombia, hubo un descenso en la


formalidad del trabajo, a su vez que aumentaba la informalidad del mismo; la reforma en la
estructura del trabajo, empujó a la mano de obra a buscar por cuenta propia su sustento5.
Además, hay 5 casos representativos en Latinoamérica que demuestran que las reformas

3
Lagos Weber, R. (1994). ¿Qué se entiende por flexibilidad del mercado de trabajo? Revista
CEPAL, 54, 81-95.
4
Guevara Flétcher, D. (2003). Globalización y mercado de trabajo en Colombia: algunas
consideraciones en el marco de la flexibilización laboral. Reflexión Política, 5(10), 102-114.
5
Ibid.
aplicadas a los pueblos sudacas ha tenido tal impacto que ha condenado a muchos tanto a la
falta de protección social como al desempleo

Tabla 2.
Cinco casos latinoamericanos. Evolución de la tasa de desempleo a partir de las reformas laborales:
D.N.P6.

País 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997


Argentina 7.5 6.5 7.0 9.6 11.5 17.5 17.2 14.9
Colombia 10.5 10.2 10.2 8.6 8.9 8.8 11.2 12.6
Guatemala 2.7 2.7 2.8 3.4 3.7 6.2 5.5 3.9
Panamá 20.0 19.3 17.5 15.6 16.0 16.6 16.4 15.8
Perú 8.3 5.9 9.4 9.9 8.8 8.4 7.9 9.1

Actualmente, si bien las tasas de desempleo en Latinoamérica han bajado de forma llamativa,
lo han hecho a costa de la tercerización laboral. En Argentina, por ejemplo, los trabajadores
tercerizados en 1995 eran aproximadamente 36.829. Después, para el 2011 se contaban entre
90.807 trabajadores tercerizados, es decir, desde los 90’s hasta el 2011 el número de
trabajadores tercerizados creció un 246%. Situación que demuestra que las reformas
neoliberales a la estructura laboral en América Latina han sido a expensas de convertir el
trabajo en algo frágil, que no ofrece soluciones a la vida de los trabajadores, sino que los
empuja a vivir de una forma menos digna y más precaria.

Según Marx, la devaluación del mundo humano, aumenta en relación directa con el incremento
de valor del mundo de las cosas7. La presión de los grandes capitales para la eliminación de
la intervención del estado, así como de un cambio en la reglamentación de la estructura laboral,
golpea fuertemente la esfera física y psicológica de los trabajadores, como también de los que
aspiran ingresar al mercado laboral latinoamericano. Estudios de la sociopsicología del trabajo
lo muestran claramente. Si decimos que el bienestar en las sociedades se puede analizar a
través de la esfera del trabajo, ya que este permite el acceso tanto a las necesidades

6
Guevara Flétcher, D. (2003). Globalización y mercado de trabajo en Colombia: algunas
consideraciones en el marco de la flexibilización laboral. Reflexión Política, 5(10), 102-114.
7
Fromm, E. (1997). Marx y su concepto del hombre (4ª ed., pp. 104-105). Santafé de Bogotá: Fondo
de Cultura Económica.
materiales como a las demás necesidades8, el estudio del desempleo, la informalidad y la
flexibilización laboral como síntomas del estado actual del trabajo puede mostrarnos los
efectos en el bienestar mental de los individuos que están desempleados, que trabajan de
forma tercerizada o que buscan desesperadamente un trabajo.

De acuerdo con Garrido et al9., para que una empresa de la época neoliberal pueda ser ligera
y competitiva, se recurre a la contratación de mano de obra externa, ya sea por una agencia
de empleo temporal o por medio de los trabajadores independientes quienes son los que están
privados de varios derechos laborales. Los contratos con modalidad temporal, que provienen
de la flexibilización laboral, crean inseguridad en los sujetos debido al miedo a perder el
empleo, también conllevan a que estos entren en una especie de estado de sumisión ante las
condiciones precarias de trabajo que se les ofrece, aceptando así estas condiciones. Por otro
lado, la flexibilidad del tiempo de trabajo, es decir, la flexibilización que permite la
diversificación del tiempo de trabajo, en el que se abren diferentes tipos de horarios para
diferentes personas (como horarios nocturnos, fines de semana), muchas veces solo por
temporadas, afectan al trabajador en la medida que debe lidiar con los inconvenientes de la
variabilidad externamente controlada. Si el trabajo aporta a los sujetos una estructuración del
tiempo de vida10 en la flexibilización del tiempo de trabajo la estructuración es desordenada y
frágil, además de que debe estar sujeta a las necesidades de la empresa y del capital.

De esta manera, cuando el trabajador queda desempleado las repercusiones son mucho
mayores. En los años 30 se llevaron a cabo los primeros estudios sobre los efectos
psicosociales del desempleo, los cuales demostraron que el desempleo deteriora la salud física
por el empobrecimiento de la dieta alimenticia, incrementa la tensión familiar y reduce las
relaciones sociales, produce sentimientos de inferioridad y pérdida de la confianza en sí
mismo, genera una desestructuración temporal de la vida, produce apatía y desinterés por la
política o incrementa la vinculación a los partidos nacional-socialistas. Asimismo, si los
trabajadores que están empleados se comparan con los desempleados, estos últimos tienen
mayores síntomas depresivos, menores niveles de autoestima y un mayor sentimiento de

8
Garrido Luque, A., Agulló Tomás, E., Agulló Tomás, M., Álvaro Estramiana, J., Blanch Ribas, J.,
Durán Veras, M., & Rodríguez Suarez, J. (2006). Sociopsicología del trabajo (1ª ed., p. 99) Barcelona:
Editorial UOC.
9
Ibid.
10
Ibid. p. 110
infelicidad con respecto a su vida11

De igual modo, los individuos que buscan desesperadamente un trabajo son las otras víctimas
de la época neoliberal. Según la Organización Internacional del Trabajo, el número total de
personas que buscan un empleo sin conseguirlo subió en dos millones de personas, a 26,4
millones12. Un ejemplo de esto lo vemos en los egresados de las Instituciones de Educación
Superior que, si no llevan su proceso de certificación profesional a un grado más alto que el
promedio, su búsqueda de un trabajo se puede prolongar por largo tiempo, y si tiene suerte lo
encontrará, pero con una posible carga de flexibilización como la que hemos mencionado
anteriormente. Así, esta búsqueda infructuosa de un trabajo mina la confianza en sí mismo y
aporta prejuicios sobre las capacidades prácticas que tiene cada individuo para transformar su
vivencia13.

Ahora bien, teóricos del neoliberalismo lo defienden a capa y espada afirmando que este
cuerpo teórico de prácticas político-económicas es necesario porque permite que las personas
no se vean limitadas en su libertad individual por las reglamentaciones estatales, que puedan
producir y consumir sin restricciones. Más aún, que puedan, a través de la iniciativa individual,
crear un proyecto de vida que permita la obtención cada vez mayor de capital, a su vez con la
ilusión de subir en el escalafón social por medio del buen manejo de aquel, las buenas
inversiones y la inteligencia financiera. Así, las empresas y el gran capital juegan un papel
crucial, ya que estas prácticas político-económicas permiten que aquellas puedan producir y
crecer sin restricciones, generando cada vez más empleo y oportunidades para el
emprendimiento e innovación. De la misma manera como lo afirma Rueff, el neoliberalismo es
pertinente porque permite la rápida expansión de la producción, el progreso continuo del nivel
de vida de los desposeídos, el desarrollo de las instituciones de protección individual y familiar,
la promoción social y se convierte en salvaguarda de todas las libertades14.

11
Garrido Luque, A., Agulló Tomás, E., Agulló Tomás, M., Álvaro Estramiana, J., Blanch Ribas, J.,
Durán Veras, M., & Rodríguez Suarez, J. (2006). Sociopsicología del trabajo (1ª ed., p. 101)
Barcelona: Editorial UOC
12
OIT: En 2017 el desempleo aumentó por tercer año consecutivo en América Latina y el Caribe,
pero bajaría el próximo año. (2017). Recuperado de https://www.ilo.org/americas/sala-de-
prensa/WCMS_614125/lang--es/index.htm.
13
Le Blanc, G., & Cardoso, H. (2007). Vidas ordinarias, vidas precarias (1st ed.). Argentina: Nueva
Visión.
14
Cardoso Vargas, H. (2006). El origen del neoliberalismo: tres perspectivas. Espacios
Públicos, 9(18), 180. Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67601812.
En este mismo sentido, con el discurso neoliberal bien arraigado, organismos internacionales
como la OCDE recomiendan a sus países miembros como a los que no pertenecen a esta
organización que, en vías de que se incentive la iniciativa privada y de que se cree un clima
favorable a la empresa, se necesitan políticas diversificadas para impulsar un movimiento
vigoroso de creación de empresas en el sector privado. Los poderes públicos deberían eliminar
las reglamentaciones y las prácticas que frenan el espíritu de empresa. También recomiendan
a aquellos países a que aumenten la flexibilización de la jornada laboral tomando medidas
como desarrollar el tiempo de trabajo parcial en el sector público y suprimir los obstáculos de
la legislación laboral que impiden una organización más flexible del tiempo de trabajo, ya que
esto permitiría que las empresas sean más livianas y que se pueda generar más empleo15.

De todos modos, el neoliberalismo en Latinoamérica, no es y no ha sido más que una salida a


la crisis del capitalismo de los años 70, específicamente lo que tiene que ver con la crisis de la
deuda externa latinoamericana en esa época. Los capitalistas de los países petroleros más
ricos elevaron los precios del petróleo de una forma tan exorbitante, que lograron acumular
una gran cantidad de dinero, el cual, parte de éste lo inyectaron en la banca internacional en
forma de créditos susceptibles de préstamo para los países latinoamericanos que se
encontraban con problemas económicos. Como en ese momento el dólar se iba devaluando
cada vez más, aquellos países que dependían de este comenzaron a ver cómo su deuda se
tornaba cada vez más costosa hasta el punto en que países como México y Brasil anunciaron
[…] su negativa a pagar la astronómica deuda externa adquirida con la banca
internacional, bajo la argumentación de su ilegitimidad ética y financiera, la imposibilidad
económica de hacerla efectiva y la inconveniencia política ante la situación de pobreza
de sus pueblos con prioridades mucho más relevantes16.

Es así como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), tomaron la
decisión de impulsar una serie de políticas neoliberales que apuntaban precisamente a la
privatización de aquellas empresas estatales que fueran consideradas como rentables con el
fin de resarcirse de los préstamos otorgados a los diferentes pueblos latinoamericanos. Las
esferas de la seguridad social, las cuales protegían al trabajador del desempleo, las
enfermedades, la vejez, etc., eran vistas como un orificio por el cual podría escaparse cualquier
oportunidad de lucro, así que presionaron por su reducción y por la eliminación de las

15
OCDE. (1994). Estudio de la OCDE sobre el empleo. Barcelona: ”la Caixa”. Recuperado de
http://www.caixabankresearch.com/documents/10180/54279/ee01_esp.pdf.
16
Barrios Escalante, S. (2018). “La crisis general del capitalismo (1968-1991)”. Recuperado de
https://www.alainet.org/es/articulo/169122.
reglamentaciones que las soportaban. Por ende, los capitalistas del petróleo trataban de
recuperar su fortuna y algo más a costa de la estabilidad de los pueblos de América Latina y
sus trabajadores, dejando así una huella en esta que a estas alturas del partido no se ha podido
borrar y que es la precariedad de la vida laboral.

Finalmente, es claro que el trabajo, desde el estallido silencioso del neoliberalismo en


Latinoamérica, ha cambiado la forma en que aquel se concibe y como consecuencia ha
convertido la vida del trabajador. Los capitalistas de los países más ricos en la época de los
70s, en su afán por embolsarse lo más que podían, desplegaron una serie de influencias, a
través de organismos internacionales, dirigidas a países pobres o “en vías de desarrollo” que
penetraron en sus políticas, generando una gran inestabilidad social que al principio parecía
venir disfrazada de bienestar, desarrollo y democracia. Los trabajadores de los pueblos pobres
de Latinoamérica son los que principalmente cargan y han cargado con las consecuencias de
estas políticas externas. Aquellos no logran, a través de estas políticas del trabajo llamadas
neoliberales, tener una vida en la que este les conceda las bases para integrarse socialmente
y a su vez realizarse en sociedad, más bien el trabajo se convierte en algo mucho más
amenazante para sus vidas de lo que es en las lógicas del capitalismo. El trabajador ahora no
es pobre si no precario, porque puede que antes fuese pobre, pero con protección contra su
pobreza, en cambio ahora es pobre y su escudo no le alcanza para defenderse en la vida.

Con todo, el arma más fuerte que tiene el trabajador para dignificar su existencia actual es la
lucha política. Pero no la política tradicional que se vomita en los parlamentos y que en últimas
siguen beneficiando a los grandes capitales, si no la política de la gente, que defiende los
intereses de la gente, que busca el verdadero desarrollo social y el buen vivir. El trabajador
debe asumir la política y lo que implica, debe derrumbar la creencia que por medio de los
presidentes ya sea de tal o cual partido, aquel podrá salir de su precariedad, ya que la
experiencia demuestra que ningún presidente en la historia ha estado en consonancia con los
intereses del pueblo trabajador que dice defender. Por lo contrario, debe asumir la política en
las calles y en todas las plazas de los pueblos; es llamado a encarnizar la resistencia como
reacción lógica a las fuerzas que disminuyen su existencia, como también a responsabilizarse
de los costos de esta, los cuales son insignificantes ante la búsqueda del bienestar y la
dignidad de las vidas. Por lo que entenderá que, mediante la política de la gente trabajadora,
la riqueza que produce podrá ser suya y para su gente. Así entonces podrá alcanzar el
verdadero desarrollo social que cobija su dignificación.

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