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NORMATIVAS GENERALES

 ONU (1948) Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Adoptada y proclamada por la Resolucioó n de la Asamblea General en 1948

Preámbulo: Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intríónseca y de los derechos iguales e inalienables de
todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han
originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha
proclamado, como la aspiracioó n maó s elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de
palabra y de la libertad de creencias;

Declaracioó n Universal de Derechos Humanos como ideal comuó n por el que todos los pueblos y
naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones,
inspiraó ndose constantemente en ella, promuevan, mediante la ensenñ anza y la educacioó n, el
respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de caraó cter nacional
e internacional, su reconocimiento y aplicacioó n universales y efectivos, tanto entre los pueblos
de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdiccioó n.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, sin distincioó n alguna de
raza, color, sexo, idioma, religioó n, opinioó n políótica o de cualquier otra íóndole, origen
nacional o social, posicioó n econoó mica, nacimiento o cualquier otra condicioó n. Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

ART 11 IN DUBIO PRO REO Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio puó blico en el que
se le hayan asegurado todas las garantíóas necesarias para su defensa.

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener,
mediante el esfuerzo nacional y la cooperacioó n internacional, habida cuenta de la organizacioó n
y los recursos de cada Estado, la satisfaccioó n de los derechos econoó micos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, asíó como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial la alimentacioó n, el vestido, la vivienda, la asistencia meó dica y
los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de peó rdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.

- Constitución Nacional de la República Argentina

Ley Nº 24.430 (sancionada en 1853 con las reformas de los anñ os 1860, 1866, 1898, 1957 y
1994)
ART 75 INC 22. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.

Se trata de declaraciones, pactos, convenciones y protocolos incorporados en el artíóculo 75,


inciso 22, de la Constitucioó n, en la reforma de 1994, o cuya jerarquíóa constitucional fue
otorgada por leyes posteriores, y deben entenderse como complemento de los derechos y
garantíóas en ella reconocidos. Estos instrumentos se refieren a derechos, deberes y libertades
de todas las personas; a derechos civiles, políóticos, econoó micos, sociales y culturales; de ninñ os,
ninñ as y adolescentes; de las personas con discapacidad; a la prevencioó n y sancioó n del
genocidio; a la eliminacioó n de la discriminacioó n racial y contra la mujer; a la prevencioó n y
erradicacioó n de la tortura y la desaparicioó n forzada, y a la imprescriptibilidad de los críómenes
de guerra y de lesa humanidad.

La Declaracioó n Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaracioó n Universal de


Derechos Humanos; la Convencioó n Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto
Internacional de Derechos Econoó micos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políóticos y su Protocolo Facultativo; la Convencioó n sobre la Prevencioó n y la
Sancioó n del Delito de Genocidio; la Convencioó n Internacional sobre la Eliminacioó n de todas las
Formas de Discriminacioó n Racial; la Convencioó n sobre la Eliminacioó n de todas las Formas de
Discriminacioó n contra la Mujer; la Convencioó n contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convencioó n sobre los Derechos del Ninñ o; en las
condiciones de su vigencia, tienen jerarquíóa constitucional, no derogan artíóculo alguno de la
primera parte de esta Constitucioó n y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantíóas por ella reconocidos. Soó lo podraó n ser denunciados, en su caso, por el Poder
Ejecutivo Nacional, previa aprobacioó n de las dos terceras partes de la totalidad de los
miembros de cada Caó mara.
EJERCICIO DE LA PSICOLOGÍA

- Código de Ética del Colegio de Psicólogos COLPSI de la PROVINCIA de Buenos


Aires: (1989) PROVINCIAL

De 1989 pero modificado en el 2000 mediante una resolucioó n.

Entendemos a la SM como uno de los derechos humanos fundamentales, contemplado


tambieó n constitucionalmente, que surge como una construccioó n histoó rica en los pueblos y
apunta a un ideal social que debe brindarse a todos por igual, en el mayor nivel de calidad
posible, y con el soó lo líómite que la ciencia establece.

El psicoó logo tiene una identidad profesional como ser social, surge histoó ricamente convocado
por necesidades de la sociedad, a las que responde progresivamente, maó s allaó de tecnicismos,
con una lectura de la realidad totalizante y comprensiva, con una gran comprensioó n del
contexto.

Concebimos al HOMBRE como destinatario de nuestra praó ctica desde una perspectiva integral
del fenoó meno humano:

- como una persona concreta que estructura singularmente su experiencia

- como un sujeto a la vez producido y productor de su medio social, multideterminado


por una trama de víónculos significativos internos y externos

- emergente en un contexto histoó rico que lo enmarca y delimita

- portador de una ideologíóa, inscripto en una cultura, inmerso en sus circunstancias


socioeconoó micas y políóticas

- y tendiendo a organizarse como una totalidad y unidad en el nivel de integracioó n.

Para este ideal de hombre es que aspiramos pueda realizar una adaptacioó n activa a la
realidad, en la medida en que logre efectuar una lectura de la misma que implique
capacidad de evaluacioó n, creatividad, libertad y posibilidad transformadora.

OBJETIVO del coó digo: asegurar el correcto y regular ejercicio de la profesioó n, en resguardo
de la salud psíóquica de la poblacioó n

De aplicación supletoria el Coó digo de EÉ tica Nacional de la Federacioó n de Psicoó logos de la


Repuó blica Argentina.

El psicoó logo se guiaraó en su praó ctica profesional por los PRINCIPIOS de responsabilidad,
competencia y humanismo.

Frente a accidentes o situaciones de emergencia social, el psicoó logo estaó obligado a prestar
su asistencia y cooperar con los organismos sanitarios.
SECRETO PROFESIONAL -> El psicoó logo deberaó guardar secreto profesional, entendido
como la obligacioó n y el derecho permanente de silencio que contrae en el transcurso del
ejercicio de su profesioó n, y que subsiste auó n despueó s de concluida la relacioó n profesional o
producida la muerte del paciente. El psi estaó obligado a informar a quien le consulte de los
LIÉMITES de la confidencialidad que implica el secreto profesional: dado por la existencia
de la JUSTA CAUSA. EÉ sta existe cuando la revelacioó n se hiciere por determinacioó n
legislativa, cuando la persona que consulte o se trate con el psicoó logo a raíóz de su estado
pueda presumiblemente causarse un danñ o a síó mismo o a terceros, cuando el profesional
actuó e en legíótima defensa de un derecho propio, cuando exista consentimiento del
interesado, cuando se trate de evitar la comisioó n de un delito o danñ os derivados. La
autorizacioó n del paciente no obliga al psicoó logo a tener que hacerlo, en todo caso siempre
debe cuidar de mantener la confianza social hacia la confidencialidad de la profesioó n.
Siempre el intereó s perseguido debe ser mayor a lo que se mantiene en reserva. La
revelacioó n del secreto profesional por justa causa deberaó serlo con discrecioó n,
exclusivamente ante quieó n tenga que hacerlo y en sus justos y restringidos líómites.

- Código de Ética de la Federación de Psicólogos de la República Argentina


(Fe.P.R.A.) NACIONAL

Aprobado en 1999. Tiene como propoó sito proveer tanto principios generales (fundamento
mismo del actuar eó tico de los psicoó logos) como normativas deontoloó gicas orientadas a las
situaciones con que pueden encontrarse los psicoó logos en el ejercicio de su profesioó n,
estableciendo asíó las reglas de conducta profesional que han de regir su praó ctica.

Si el Coó digo de EÉ tica establece un principio superior al exigido por la ley o a las que pudieran
emanar de Instituciones en las que presta sus servicios, los psicoó logos deben cumplir con el
principio eó tico maó s elevado.

Preaó mbulo: Propician para el ser humano y para la sociedad en que estaó n inmersos y
participan, la vigencia plena de los Derechos Humanos, la defensa del sistema democraó tico, la
buó squeda permanente de la libertad, la justicia social y la dignidad, como valores
fundamentales que se traduzcan en un hombre y una sociedad protagonista, críótica y solidaria.
Entienden BIENESTAR PSIÉQUICO como uno de los Derechos Humanos fundamentales y
trabajan seguó n el ideal social de promoverlo todos por igual, en el mayor nivel de calidad
posible y con el soó lo líómite que la eó tica y la ciencia establecen.

Declaracioó n de principios (acordados en 1997 por paíóses miembros del Mercosur): respeto
por los derechos y la dignidad de las personas, competencia, compromiso profesional y
cientíófico, integridad, responsabilidad social

Normas deontoloó gicas: consentimiento informado, secreto profesional, responsabilidad de las


relaciones profesionales con los consultantes (no hacer uso de su posicioó n asimeó trica,
abstinencia), con los colegas (solidaridad, concurso), con la profesioó n y la comunidad
(obligacioó n de denunciar ejercicio ilegal de la profesioó n); investigacioó n, docencia,
declaraciones puó blicas,
Secreto profesional -> los psicoó logos tienen el deber de guardar secreto de todo conocimiento
obtenido en el ejercicio de su profesioó n, como esencia misma de la profesioó n. Aun despueó s de
concluida la relacioó n profesional y no se exime por muerte del paciente. La informacioó n que se
da a responsables de menores o incapaces y a las instituciones que lo requieran, debe
realizarse de manera que no condicione el futuro de los mismos y que no pueda ser utilizada
en su perjuicio. LIÉMITES: cuando asíó lo exija el bien del propio consultante, debido a que este
pueda causarse un danñ o o causarlo a otros. Cuando se trate de prevenir la comisioó n de un
delito o los danñ os derivados del mismo. Cuando el psicoó logo deba defenderse de denuncias
efectuadas por el consultante en aó mbitos policiales, judiciales o profesionales. En todos los
casos la informacioó n que comunique debe ser la estrictamente necesaria.

- Ley PROVINCIAL N° 10306 de Ejercicio Profesional de la Psicología de la


Provincia de Buenos Aires (y sus modificaciones Ley 10.372 y Ley 10.381)

De 1985. El Colegio de Psicoó logos de la Provincia de Buenos Aires tiene su asiento en la ciudad
de La Plata, y cuenta con 15 distritos (LP el nro. 11). Los Colegios tienen por objeto y
atribuciones: el gobierno de la matríócula de los Psicoó logos que ejercen en el Distrito, asegurar
el correcto y regular ejercicio de la profesioó n por los colegiados, en el resguardo de la
poblacioó n estimulando la armoníóa y solidaridad profesional, procurar la defensa y proteccioó n
de los Psicoó logos en su trabajo y remuneracioó n, velar por el fiel cumplimiento de las normas
de eó tica profesional, ejercer poder disciplinario sobre los Psicoó logos en su jurisdiccioó n,
combatir y perseguir el ejercicio ilegal de la profesioó n (existe un Tribunal de Disciplina x cada
Colegio de Distrito).

- Ley NACIONAL de Ejercicio Profesional de la Psicología en la República


Argentina: Ley 23.277.

Sancionada y promulgada en 1985.

El ejercicio de la psicologíóa, como actividad profesional independiente en la Capital Federal,


territorio nacional de la Tierra del Fuego, Antaó rtida e islas del Atlaó ntico Sur, quedaraó sujeto a
las disposiciones de la presente ley. El control del ejercicio de la profesioó n y el gobierno de la
matríócula respectiva se realizaraó por la Secretaríóa de Salud, dependiente del Ministerio de
Salud y Accioó n Social, en las condiciones que se establezcan en la correspondiente
reglamentacioó n

Profesionales obligados a: guardar el maó s riguroso secreto profesional sobre cualquier


prescripcioó n o acto que realizare en cumplimiento de sus tareas especificas, asíó como de los
datos o hechos que se les comunicare en razoó n de su actividad profesional sobre aspectos
fíósicos, psicoloó gicos o ideoloó gicos de las personas.

Queda prohibido a los profesionales que ejerzan la psicologíóa: prescribir, administrar o aplicar
medicamentos, electricidad o c
- Reseña histórica del Colegio de Psicólogos (COLPSIBA)

La Ley 10306 de Ejercicio Profesional de la Psicologíóa que crea el Colegio de Psicoó logos de la
Provincia de Buenos Aires fue sancionada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires
en 1985.

La recuperacioó n de la democracia en 1983 reabrioó la posibilidad de legislar el ejercicio


profesional de la psicologíóa y crear el Colegio Profesional. Muchos anñ os de praó ctica especíófica
y en ese momento treinta anñ os de historia y trayectoria acadeó mica habíóan legitimado nuestros
derechos que concluyeron en la sancioó n de la ley. Luego de dos anñ os se constituyoó y sesionoó , a
partir de la organizacioó n ya lograda de los colegios distritales, el primer Consejo Superior en
1987.

Han pasado maó s de dos deó cadas de logros y dificultades, de construccioó n de una Institucioó n
representativa de los intereses de los profesionales psicoó logos, una Institucioó n garante de la
jerarquizacioó n de la profesioó n, la calidad prestacional, la regulacioó n de las praó cticas y del
respeto de las normas eó ticas que rigen el ejercicio profesional. Una Institucioó n que contribuye
al bien puó blico y a la solidaridad social. Una Institucioó n que previene y lucha contra el ejercicio
ilegal garantizando la idoneidad y calidad de las prestaciones frente a la proliferacioó n de falsos
profesionales. Una Institucioó n que como entidad intermedia y gobierno propio, constituye una
forma de insercioó n de los profesionales en el marco institucional democraó tico, un
emprendimiento comuó n y solidario de pares que no sólo instituye deberes sino que defiende
derechos. La colegiacioó n es una oportunidad, la oportunidad de reunirse, de agremiarse, de
pertenencia asociativa, la oportunidad de seguir construyendo juntos un lugar de trabajo y
produccioó n con la perspectiva de seguir creciendo y ampliando el espacio conquistado.

Los antecedentes -> La organizacioó n gremial de los psicoó logos en la Provincia de Bs.As.,
comenzoó en 1972 cuando se creoó la Federacioó n de Psicoó logos de la Pcia. de Bs.As. (FePPBA)
(La Plata y Mar del Plata). Fue creada para que los psicoó logos de la provincia, tuvieó ramos
representacioó n en la COPRA (Confederacioó n de Psicoó logos de la Repuó blica Argentina) entidad
antecesora de la actual FePRA.

En 1973 se aproboó un plan de trabajo que incluyoó la elaboracioó n de un anteproyecto de ley de


ejercicio profesional. Y fueron surgiendo las asociaciones de psicoó logos en toda la provincia.

El golpe militar del 76 y la persecucioó n que sufrimos los psicoó logos en la provincia y en el paíós,
hizo declinar la fuerza de la organizacioó n gremial. No obstante, la FePPBA continuoó existiendo,
y a partir de 1983 se retoma la gestioó n en las Caó maras Legislativas para lograr la Ley de
Ejercicio Profesional.

Con un criterio organizativo moderno en el Derecho Legislativo se resuelve unificar Ejercicio


Profesional y Colegiacioó n en un solo cuerpo legal. En 1974 es publicado con caraó cter de
Proyecto de Ley, en el Boletíón de Asuntos Entrados en la Honorable Caó mara de Senadores de la
Pcia. de Buenos Aires, establecieó ndose que seraó tratado por las Comisiones de Salud Puó blica y
Legislacioó n Gremial. Pero la Ley entra en un punto muerto, en donde las razones que se
exponen son meras cuestiones dilatorias, que al fin terminan por obtener su propoó sito; soó lo
tardíóamente salieron los dictaó menes favorables y la Ley pasoó para ser tratada sobre tablas en
la uó ltima sesioó n del períóodo 75/76. El tiempo, implacable, no permitioó su tratamiento
quedando postergada para el anñ o proó ximo. El resto es conocido por todos los argentinos: el
proó ximo períóodo legislativo nunca se reabrioó y nuestra Ley de Ejercicio Profesional y
Colegiacioó n quedoó archivada.

A partir del 24 de marzo de 1976, el terrorismo de Estado hace lo suyo y los Psicoó logos y la
Psicologíóa sufrieron tambieó n la embestida: persecucioó n a los psicoó logos, la desaparicioó n en
1978 de Beatriz Perossio en ese entonces Presidente de la Asociacioó n de Psicoó logos de Buenos
Aires y de la FePRA. Al Terrorismo de Estado, con el objetivo de limitar la participacioó n de
psicoó logos y estudiantes de Psicologíóa en las entidades profesionales que habíóan
experimentado en todo el paíós un crecimiento constante y una conciencia gremial encomiable;
se suman las restricciones de las posibilidades laborales; el cierre de la Carrera de Psicologíóa
de la UNLP; no obstante todo ello los psicoó logos seguíóamos incluyeó ndonos en hospitales,
agrupaó ndonos en asociaciones, nucleaó ndonos en las instituciones acadeó micas. La FePRA se
crea a partir de la necesidad de reconstituir la Organizacioó n Nacional de los Psicoó logos
(COPRA), en 1976 en reunioó n Nacional se decide crear una nueva entidad y finalmente el 3 de
Diciembre de 1977 nace la FePRA.

En el anñ o 1980 se pretendioó dar el golpe de gracia: desde el Ministerio de Educacioó n de la


Nacioó n el Ministro Llerena Amadeo firma la Resolucioó n 1560, conocida por la Resolucioó n de
los “TRES NO”: No a la psicoterapia, No al Psicoanaó lisis, No a la administracioó n de drogas
psicotroó picas. Resolucioó n que restringíóa el alcance del tíótulo de Psicoó logo en consonancia con
la Ley 17132 de Ejercicio de la Medicina. Resolucioó n planteada no desde las competencias sino
desde las restricciones.

La Confederacioó n de Profesionales de la Repuó blica Argentina, respaldoó las posiciones de los


profesionales de la Psicologíóa remarcando las falencias de la resolucioó n: …”restringe el
ejercicio pleno de la misma, en relacioó n con la ensenñ anza acadeó mica recibida y con la praó ctica
profesional desarrollada desde hace dos deó cadas…”. Este eneó rgico rechazo no se dio soó lo en la
comunidad profesional y acadeó mica en general y de psicoó logos en particular sino tambieó n en
los medios.

Asíó fue que con gestiones y movilizaciones la III Asamblea del Consejo de Rectores de
Universidades Nacionales, elaboroó una nueva propuesta de Resolucioó n que fuera dictada
posteriormente, Resolucioó n 2350/80, que modificaba algunos criterios: el Psicoó logo ya no es
un auxiliar de la medicina ni de ninguna otra disciplina sino un profesional independiente,
autoó nomo, reconociendo la existencia de “meó todos y teó cnicas propios y competencias maó s allaó
de las clíónicas”.

Desde entonces las entidades profesionales se concentraron en una políótica que teníóa entre
sus objetivos sumar a las leyes de Colegiacioó n y Ejercicio Profesional la elaboracioó n de una
nueva Resolucioó n de Incumbencias. Asíó, la Federacioó n de Psicoó logos de la Repuó blica Argentina
(FePRA) que nucleaba a las Asociaciones y Colegios Profesionales, convocoó y organizoó en
Octubre de 1980 el IV Congreso Argentino de Psicologíóa cuyo tema central fue precisamente
“Actualizaciones en Psicoterapia”. Ante una solicitud de la FePRA, el Ministerio de Educacioó n y
Justicia de la Nacioó n convocoó a unas Jornadas de Trabajo para la elaboracioó n de las
Incumbencias del tíótulo de Psicoó logo y Lic. en Psicologíóa. Dichas Jornadas se realizaron en
agosto de 1985 y dieron como resultado el Proyecto de Resolucioó n que fuera inmediatamente
aprobado a traveó s de la Resolucioó n 2447 que contempla veinte competencias dando asíó un
viraje respecto a las dos resoluciones anteriores y constituyendo con el tiempo una
importante herramienta desde lo acadeó mico y desde lo profesional.

En la Provincia de Buenos Aires, en el anñ o 1983, y con la posibilidad que otorga la democracia,
la FePPBA retoma las gestiones para la obtencioó n de una ley justa que legalice el Ejercicio
Profesional del Psicoó logo: Ley Ejercicio Profesional de la Psicologíóa, con el apoyo unaó nime de
todos los bloques legislativos.

- Domínguez Lostaló: Acerca Del Espacio Científico y sus Áreas (A propósito de las
incumbencias).

Todo trabajador universitario tiene derecho a tener correctamente legislado su accionar.


Dicho de otra manera: a que se reconozca su campo laboral. O lo que es lo mismo, su lugar en
la sociedad. Asíó como toda asociacioó n colegiada de trabajadores universitarios tiene legíótimo
derecho a participar en los planes de formacioó n y control de la ensenñ anza de los futuros
profesionales. Un control por los pares garantiza idoneidad en la evaluacioó n.

El autor realiza una comparacioó n de las disciplinas psicoloó gica y meó dica, partiendo de su maó s
profunda diferenciacioó n, que consiste en considerar al hombre (su objeto de estudio) como
una unidad bio-psico-social (medicina, corte positivista) o al ser humano como socio-bio-
psiquico (psicologíóa). Resulta absurdo establecer la subordinacioó n de una de ellas a la otra en
tanto responden a distintos modelos de construccioó n del objeto de conocimiento, meó todo y
teó cnicas. Diferencias que invalidan esa pretensioó n de “subordinar”, que oculta un criterio nada
cientíófico sino claramente políótico.

- Ley Holmberg 17.132 Ley de ejercicio de la medicina

- Resolución136/04: Es la que incluye al tíótulo de Psicoó logo o Lic. en Psicologíóa en la


Ley 24.521 de Educación Superior
SALUD MENTAL

-Declaración de Caracas, resultado de la Conferencia Regional para la


reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina dentro de los Sistemas
Locales de Salud. 1990

La atencioó n psiquiaó trica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una
atenci6n comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva; y el
hospital psiquiaó trico, como uó nica modalidad asistencial, obstaculiza el logro de los objetivos
antes mencionados al aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor
discapacidad social, y crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos
humanos y civiles del enfermo.

Se insta a la reestructuracioó n de la atencioó n psiquiaó trica ligada a la Atencioó n Primaria de Salud


y en los marcos de los Sistemas Locales de Salud para la promocioó n de modelos alternativos
centrados en la comunidad y dentro de sus redes sociales. Esto implica la revisioó n críótica del
papel hegemoó nico y centralizador del hospital psiquiaó trico en la prestacioó n de servicios. Se
establece que los recursos, cuidados y tratamiento provistos deben: a) salvaguardar,
invariablemente, la dignidad personal y los derechos humanos y civiles, b) estar basado en
criterios racionales y teó cnicamente adecuados. c) propender a la permanencia del enfermo en
su medio comunitario. Tambieó n la capacitacioó n del recurso humano en Salud Mental y
Psiquiatríóa debe hacerse apuntando a un modelo cuyo eje pasa por el servicio de salud
comunitaria y propiciar la internacioó n psiquiaó trica en los hospitales generales.

La Declaracioó n de Caracas tambieó n establece estaó ndares de proteccioó n en materia de derechos


humanos y salud mental. Con relacioó n a la atencioó n psiquiaó trica senñ ala “que los recursos,
cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal
y los derechos humanos y civiles [y] propender a la permanencia del enfermo en su medio
comunitario…”. En esta Declaracioó n tambieó n se recomienda que las legislaciones de los paíóses
se ajusten “…de manera que aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los
enfermos mentales”.

- Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento


de la Atención de la Salud Mental. Asamblea General. Naciones Unidas - Resolución Nº
119. 46 Sesión. 1991.

Todas las personas tienen derecho a la mejor atencioó n disponible en materia de salud mental,
que seraó parte del sistema de asistencia sanitaria y social.

Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendraó n derecho a ejercer todos los
derechos civiles, políóticos, econoó micos, sociales y culturales reconocidos en la Declaracioó n
Universal de Derechos Humanos.

Toda persona que padezca una enfermedad mental tendraó derecho a vivir y a trabajar, en la
medida de lo posible, en la comunidad. Todo paciente tendraó derecho a ser tratado y atendido,
en la medida de lo posible, en la comunidad en la que vive.
- CIDH (Comisión Interamericana de DDHH): Recomendaciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre la Promoción y Protección de los Derechos
de la Personas con Discapacidad Mental (2001).

La Comisioó n ha verificado que en las Ameó ricas, los usuarios, sus familiares, personal de salud
mental, abogados, jueces y demaó s personas involucradas en la promocioó n y proteccioó n de la
salud mental tienen un conocimiento limitado de los estaó ndares internacionales y normas
convencionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad mental y ademaó s
que estos estaó ndares y normas convencionales no han sido, en la mayoríóa de los casos,
incorporados en las legislaciones nacionales. Por lo cual, recomienda a los Estados, tomar
medidas de caraó cter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra íóndole para
diseminar por medios apropiados y dinaó micos [entre autoridades gubernamentales, ONGs,
profesionales de salud mental, abogados, jueces y otras personas involucradas en la
promocioó n de políóticas de salud mental] los estaó ndares internacionales y normas
convencionales de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y derechos
civiles, políóticos, econoó micos, sociales y culturales de las personas con discapacidad mental.

- Declaración de Alma-Ata, resultado de la Conferencia Internacional sobre


Atención Primaria de la Salud. Organización Mundial de la Salud (OMS). 1978.

En la deó cada de los 70 diversos documentos presentaron un anaó lisis de la situacioó n de Salud a
nivel mundial e influenciaron el pensamiento y las praó cticas de la Salud Puó blica. Lalonde
(1974) y Alma-Ata fueron los maó s destacados. Este uó ltimo remite a la Conferencia
Internacional sobre APS llevada a cabo en la localidad de Alma-Ata, ex URSS, con el fin de
establecer un nuevo paradigma de atencioó n de la Salud, basado en: acercar los recursos del
sistema a las comunidades, promover su participacioó n en los procesos de Salud-Enfermedad, ,
volver a la visioó n integral de Salud que involucra al hombre en su totalidad incluyendo su
contexto en el cual estaó inserto. En esta declaracioó n, la APS fue planteada como una estrategia
cuyo principal objetivo fue extender la cobertura de Salud a toda la poblacioó n con el maó ximo
de equidad y accesibilidad.

- Ley Nacional de Salud Mental Nº 26657. 2010

La presente ley tiene por objeto asegurar el derecho a la proteccioó n de la Salud Mental de
todas las personas y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento
mental, que se encuentran en el territorio nacional. Se entiende por PADECIMIENTO MENTAL
a todo tipo de sufrimiento psíóquico de las personas y/o grupos humanos, vinculables a
distintos tipos de crisis previsibles o imprevistas, asíó como a situaciones maó s prolongadas de
padecimientos, incluyendo trastornos y/o enfermedades, como proceso complejo
determinado por muó ltiples componentes.

Se entiende a la Salud Mental como un PROCESO determinado por componentes histoó ricos,
socio-econoó micos, culturales, bioloó gicos y psicoloó gicos, cuya preservacioó n y mejoramiento
implica una dinaó mica de construccioó n social vinculada a la concrecioó n de los derechos
humanos y sociales de toda persona.
En ninguó n caso puede hacerse un diagnoó stico de SM sobre la base exclusiva del status políótico,
socio-econoó mico, demandas familiares, eleccioó n o identidad sexual, antecedentes de
tratamiento u hospitalizacioó n. Y la existencia de diagnoó stico no autoriza en ninguó n caso a
presumir riesgo de danñ o o incapacidad. Se debe partir siempre de la PRESUNCIOÉ N DE
CAPACIDAD de todas las personas.

Las ADICCIONES deben ser abordadas como parte integrante de las políóticas de SM.

Derechos de personas con padecimiento mental -> derecho a recibir atencioó n sanitaria y social
integral y humanizada, a partir del acceso gratuito, igualitario y equitativo. Derecho a ser
tratados con la alternativa terapeó utica maó s conveniente, que menos restrinja sus derechos y
libertades, promoviendo la integracioó n familiar, laboral y comunitaria. Consentimiento
informado. Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atencioó n y su tratamiento
dentro de sus posibilidades. Derecho a que el padecimiento mental no sea considerado un
estado inmodificable.

Modalidad de abordaje -> atencioó n brindada por equipo interdisciplinario (psi, psiq, trabajo
social, enfermeríóa, terapia ocupacional -> los que tengan titulo de grado estaó n en iguales
condiciones de ocupar los cargos de conduccioó n y gestioó n). El proceso de atencioó n debe
realizarse preferentemente fuera del aó mbito de internacioó n hospitalario y en el marco de un
abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de la APS. Se orientaraó al
reforzamiento, restitucioó n o promocioó n de los lazos sociales. La prescripcioó n de medicacioó n
exclusivamente con fines terapeó uticos y nunca como castigo.

Internacioó n -> considerada como recurso terapeó utico de caraó cter restrictivo, y soó lo puede
llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapeó uticos. Debe promoverse el
mantenimiento de víónculos, contactos y comunicacioó n de las personas internadas con sus
familiares, allegados y con el entorno laboral y social. Debe ser lo maó s breve posible, en
funcioó n de criterios terapeó uticos interdisciplinarios, en ninguó n caso indicada o prolongada
para resolver problemas sociales o de vivienda. Toda disposicioó n de internacioó n debe contar
dentro de las 48 hs. Con evaluacioó n y diagnoó stico interdisciplinario (si o si de psic o psiq) e
inegral y motivos que justifican la internacioó n. Internacioó n voluntaria prolongacioó n maó xima de
60 díóas corridos, despueó s se revisa. La internacioó n INVOLUNTARIA de una persona debe
concebirse como recurso terapeó utico excepcional en caso de que no sean posibles los
abordajes ambulatorios, y soó lo se podraó cuando a criterio del equipo interdisciplinario
mediare situacioó n de RIESGO CIERTO E INMINENTE, para síó o terceros, y debe ser autorizada
(o denegada) por un juez. [Se entiende por RIESGO CIERTO E INMINENTE a aquella
contingencia o proximidad de un danñ o que ya es conocido como verdadero, seguro e
indubitable que amenace o cause perjuicio a la vida o integridad fíósica de la persona o de
terceros. Ello deberaó ser verificado por medio de una evaluacioó n actual, realizada por el
equipo interdisciplinario, cuyo fundamento no deberaó reducirse exclusivamente a una
clasificacioó n diagnoó stica.] Y se solicitan informe cada 30 díóas de corridos a ver si persisten las
razones para mantenerlo internado. Si despueó s de los primeros 90 díóas y despueó s de los tres
informes continuase la internacioó n, se cambia de equipo para evaluar la situacioó n, y si hay
diferencia de criterios se utiliza el que menos restrinja la libertad. La persona tiene derecho a
un abogado o defensor (del Estado). El alta, externacioó n o permisos de salida son facultad del
equipo de salud, que no requiere autorizacioó n del juez. Aun en el marco de una internacioó n
involuntaria, deberaó procurase que la persona participe de la decisioó n que se tome en relacioó n
a su tratamiento. Dato interesante: las instituciones deberaó n disponer de telefoníóa gratuita
para uso de las personas internadas.

Queda prohibida con la presente ley la creacioó n de nuevos manicomios, neuropsiquiatricos o


instituciones de internacioó n monovalentes, puó blicos o privados. En el caso de los ya existentes
deben adaptarse a los objetivos y principios expuestos, hasta su sustitucioó n definitiva por los
dispositivos alternativos. Las internaciones de salud mental deben realizarse en hospitales
generales.

Las derivaciones para tratamientos ambulatorios o de internacioó n que se realicen fuera del
aó mbito comunitario donde vive la persona soó lo corresponden si se realizan a lugares donde la
misma cuenta con apoyo y contencioó n social o familiar.

Para vigilar y regular que todo funcione debidamente, se crea un OÉ rgano de Revisioó n
multidisciplinario, que loó gicamente protege los derechos humanos de los usuarios de los
servicios de SM.

Autores:

La ley nacional de discapacidad que ratifica a la convencioó n internacional sobre los derechos
de las personas con discapacidad, promulgada en 2008 puede pensarse como un antecedente
de la aparicioó n de la ley de SM.

En el 2014 se promulgoó en nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, que a la vez unifica
los anteriores. Este coó digo distingue lo que es la capacidad de derecho (toda persona humana
goza de la aptitud para ser TITULAR de derechos y deberes juríódicos) de la capacidad de
ejercicio (toda persona humana puede EJERCER POR SIÉ MISMA sus derechos). La capacidad
general de ejercicio de la persona humana se presume aun cuando se encuentre internada en
un establecimiento asistencial. Las limitaciones o restricciones de capacidad son de caraó cter
excepcional, por sentencia judicial y dictamen interdisciplinario previo, y se disponen siempre
en beneficio de la persona, que en ese caso tiene derecho a participar del proceso judicial con
asistencia letrada. Se debe determinar la extensioó n y alcance de la misma, y puede ser
revisada por peticioó n del interesado, y el juez obligado a revisarla cada 3 anñ os.

La transformacioó n que sufre hoy el Estado produce cambios en las políóticas sociales,
desplazando las políóticas del sector salud hacia el concepto de mercado de salud, lo cual trae
aparejado que las políóticas de desinstitucionalizacioó n corran el riesgo de convertirse en
políóticas de deshospitalizacioó n, coherentes con la políótica de ajuste.

TERMINAR SALUD MENTAL


- CELS (CENTRO DE ESTUDIOS LEGALES Y SOCIALES): Vidas arrasadas. La
segregación de las personas en los asilos psiquiátricos argentinos. (2008 ANTES DE LA
LEY)

Se documentan violaciones a los derechos humanos perpetrados contra las aproximadamente


25.000 personas que estaó n detenidas en las instituciones psiquiaó tricas argentinas. Maó s de un
80 por ciento de estas personas son encerradas durante maó s de un anñ o, y muchas lo son de
por vida. Dos tercios de las camas psiquiaó tricas pertenecen al sistema puó blico. A pesar de que
en muchas partes del mundo se han clausurado los grandes asilos psiquiaó tricos, el 75 por
ciento de las personas en el sistema argentino de salud mental puó blico se encuentran
detenidas en instalaciones de 1000 camas o maó s. Este informe registra graves hechos de abuso
y negligencia en las instituciones psiquiaó tricas argentinas, y documenta, incluso, casos de
personas que han muerto incineradas en celdas de aislamiento, exposicioó n a privacioó n
sensorial mediante el aislamiento por un largo períóodo de tiempo y actos de violencia fíósica y
sexual. El informe tambieó n detalla condiciones de vida peligrosas e insalubres, tales como la
falta de agua en los banñ os, ausencia de cloacas, amenazas a la seguridad y riesgos de incendio
en las instituciones. La vasta mayoríóa de las personas detenidas en las instituciones
psiquiaó tricas argentinas deben sobrevivir en condiciones de casi total inaccioó n y sin
posibilidad de pensarse a futuro por fuera de la institucioó n. La institucionalizacioó n a gran
escala y los abusos que la acompanñ an se deben, en gran medida, a deó cadas de una políótica de
invertir en grandes instituciones que segregan a las personas, en lugar de elaborar políóticas y
destinar los recursos necesarios para el desarrollo de servicios de atencioó n en salud mental y
apoyo en las comunidades.

La segregacioó n efectiva de las personas en las instituciones psiquiaó tricas argentinas


contribuye a incrementar su discapacidad y viola los estaó ndares internacionales de derechos
humanos. Al ser separadas de la sociedad, las personas pierden los lazos que las unen a su
familia, amigos y comunidades de referencia. Las personas quedan sometidas al reó gimen
custodial de las instituciones psiquiaó tricas, y pierden las habilidades de vida esenciales que
necesitan para sobrevivir en la comunidad, lo que impide su rehabilitacioó n. La segregacioó n a
gran escala de la que son objeto las personas institucionalizadas en el sistema de salud mental
argentino es injustificada, dada la riqueza de profesionales de salud mental capacitados de los
que dispone y la existencia de programas alternativos centrados en la comunidad en varias
regiones del paíós. Argentina es uno de los paíóses con maó s psiquiatras y psicoó logos per capita
del mundo. Amplios sectores de la poblacioó n urbana argentina fi nancian individualmente su
psicoterapia durante un largo períóodo de tiempo. Sin embargo, esta riqueza de recursos no se
traduce en políóticas generales conducentes. Las personas con discapacidades mentales 7 que
carecen de los fondos para pagar estos servicios se ven forzadas a recibir atencioó n en un
sistema puó blico de salud mental que, frecuentemente, es inadecuado, las segrega de la
sociedad y viola sus derechos humanos fundamentales.

El alto grado de hospitalizacioó n a largo plazo en grandes instituciones consume los recursos
puó blicos que, en su lugar, deberíóan ser usados para desarrollar servicios integrados a la
comunidad. Si bien existen algunos programas de atencioó n comunitarios que demuestran que
la Argentina dispone de los recursos teó cnicos necesarios para reformar los servicios e integrar
a las personas con discapacidades mentales en la comunidad, lo cierto es que, teniendo en
cuenta las entrevistas a funcionarios y profesionales asíó como el anaó lisis de las políóticas en
salud mental efectivamente implementadas, las organizaciones firmantes pueden concluir que
auó n no existe una políótica general conducente a la integracioó n comunitaria de las personas con
discapacidades mentales. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, las tres instituciones
psiquiaó tricas maó s grandes absorben el 80 por ciento del presupuesto de salud mental.

“Hace muy poco tiempo estuve en Open Door, en la Colonia Cabred. Allíó, hablando con su
Director, me dijo acaó hay alrededor de 1.064, o una cifra parecida, [de] internos. Me dijo, maó s o
menos 750 estaó n por pobres; es decir, estaó n porque hace mucho que estaó n y estaó n porque
nadie los va a buscar, y estaó n porque no tienen adoó nde ir si salen. Se suma todo: el tiempo que
llevan, la soledad, el acostumbramiento a esa soledad o a esa forma de vida y el no tener
parientes interesados en ellos. Es decir que no son locos, son pobres y solos; que es una buena
manera de volverse locos.” - Felipe Solaó , Gobernador de la provincia de Buenos Aires

- COHEN: LA LEY DE DESMANICOMIALIZACIÓN EN RÍO NEGRO (1994)

La desmanicomializacioó n empieza de nuevo cada díóa, como empieza cada díóa la vida de las
personas. Tal vez lo que maó s cuesta es reconocer y modificar los haó bitos, prejuicios y valores
autoritarios que discriminan y marginan al diferente.

Si somos capaces de demostrar resolviendo problemas concretos de personas concretas en


situaciones concretas, el diferente puede vivir en sociedad con pleno ejercicio de derechos de
ciudadaníóa. Debemos ser capaces de involucrar al conjunto de la sociedad en este proceso de
transformacioó n que permita desarmar los manicomios que cada uno tiene dentro de su propia
cabeza.
BIOÉTICA

- ONU: Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos 2005

Resolviendo que es necesario y conveniente que la comunidad internacioó n al establezca


principios universales que sirvan de fundamento para una respuesta de la humanidad a los
dilemas y controversias cada vez maó s numerosos que la ciencia y la tecnologíóa plantean a la
especie humana y al medio ambiente, siempre promoviendo el respeto de la dignidad humana
y protegiendo los derechos humanos.

Se habraó n de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Los intereses y el bienestar de la persona deberíóan tener prioridad con
respecto al intereó s exclusivo de la ciencia o la sociedad

Principios: dignidad humana y derechos humanos, beneficios y efectos nocivos, autonomíóa y


responsabilidad individual, consentimiento, respeto de la vulnerabilidad humana y la
integridad personal, privacidad y confidencialidad, igualdad, justicia y equidad, no
discriminacioó n y no estigmatizacioó n, respeto de la diversidad cultural y el pluralismo,
solidaridad y cooperacioó n, responsabilidad social y salud, aprovechamiento compartido de los
beneficios de las investigaciones cientíóficas, proteccioó n de las generaciones futuras, proteccioó n
del medio ambiente, la biodiversidad y la biosfera.

- Diez Principios Básicos de las Normas para la Atención de la Salud Mental.


Organización Mundial de la Salud. División de Salud Mental y Prevención del Abuso de
Sustancias. 1995.

1. Promocioó n de la salud Mental y Prevencioó n de los Trastornos Mentales: todos deben


beneficiarse de las oó ptimas medidas posibles para promover su bienestar mental y para
prevenir los trastornos mentales.

2. Acceso a la Atencioó n Baó sica de la Salud Mental: todo el que esteó necesitado debe tener
acceso a una atencioó n baó sica de SM.

3. Evaluacioó n de la Salud Mental de Acuerdo con los Principios Aceptados Internacionalmente

4. Provisioó n del Tipo de Atencioó n Menos Restrictivo de la Salud Mental

5. Auto-determinacioó n: se requiere el consentimiento antes de que se produzca cualquier tipo


de interferencia con una persona (incluye presuncioó n de capacidad)

6. Derecho a ser Asistido en el Ejercicio de la Auto-determinacioó n: en el caso de que un


paciente experimente meramente dificultades para apreciar las implicaciones de una decisioó n,
aunque sea incapaz de decidir, podraó beneficiarse con la ayuda de un tercero, conocedor e
informado, de su eleccioó n.

7. Disponibilidad del Procedimiento de Revisioó n: puede requerirse un procedimiento de


revisioó n para cualquier decisioó n tomada
8. Mecanismo Automaó tico de Revisioó n Perioó dica: en el caso de una decisioó n que afecta la
integridad (tratamiento) y/o libertad (hospitalizacioó n) con un efecto de larga duracioó n, debe
haber un mecanismo automaó tico de revisioó n perioó dica.

9. Responsable Calificado de la Toma de Decisiones

10. Respeto de las Normas Legales: las decisiones deben tomarse de acuerdo con el cuerpo de
leyes vigentes en la jurisdiccioó n correspondiente y no sobre otra base ni sobre una base
arbitraria.
PROTECCIÓN DE LA INFANCIA

 ROITSTEIN: DEL CONTROL DE LA MINORIDAD A LA PROTECCIÓN DE LA INFANCIA

Considerar a la Infancia como una categoríóa, implica reconocer que es una construccioó n social
y que como tal, dependeraó de las condiciones y las caracteríósticas sociales, políóticas e
histoó ricas de cada momento histoó rico.

La institucioó n de minoridad se ubica dentro de las instituciones de control y disciplinarias. El


problema es socio-políótico, pero el discurso es juríódico. Pobreza y delito son vecinos, la
intencioó n es fabricar sujetos disciplinados y para ello se utilizan leyes, tomaó ndolas como
hechos naturales y positivos. ¿Coó mo surge la institucioó n de minoridad como institucioó n
disciplinaria? El concepto de ninñ o y menor son construcciones sociales que se producen a
partir de un determinado modo de produccioó n y orden social.

La modalidad educativa se basoó hasta el siglo 18 en crianza con nodrizas domeó sticas (a las que
recurríóan los ricos), y los hospicios (para los pobres), donde habíóa tasas de morbilidad muy
elevadas, no logrando que los mismos sean uó tiles al Estado. Para la parte rica la crianza era
igualmente mala por la gran cantidad de ninñ os que las nodrizas debíóan tomar, sumado a la
falta de carinñ o e intereó s.

Estas praó cticas duraron siglos, pero se modifican a partir de ciertas condiciones histoó ricas de
los siglos 17 y 18: las dos grandes revoluciones de la eó poca, la Francesa (1789-1799) y la
Industrial (1760-1840). Estas dan inicio, por un lado, a un cambio en la economíóa de la mano
del surgimiento del Capitalismo, y por otro, a una nueva concepcioó n del Estado como liberal,
que plantea igualdad para todos los habitantes, en contraposicioó n a lo que habíóa sido el
autoritarismo feudal. Estas condiciones llevan que desde el Estado se promueva la
conservacioó n de los hijos (como forma de controlar a las familias) a partir de la revalorizacioó n
de las tareas educativas y promoviendo un cambio en la imagen de la infancia. La
reorganizacioó n educativa consecuente siguioó estando dividida: para las clases altas “el meó dico
prescribe, la madre ejecuta” da cuenta de la difusioó n de la medicina domeó stica que desplaza el
papel de la nodriza y produce una valorizacioó n del papel de la madre. Para las clases bajas, se
organizan formas de direccioó n de sus vidas desde la filantropíóa (clase alta e Iglesia),
enmascarando una vigilancia directa con una base de moralidad. Ejemplo de “el torno”. Hacia
1837, confirmado el fracaso de esta políótica, se instaura un sistema de ayuda a domicilio a las
madres (se paga salario como nodriza). Clara políótica asistencial con loó gica patronal
paternalista. A la vez que remunerada, es vigilada desde el Estado con el discurso meó dico. Otro
ejemplo del control y moralizacioó n de las clases maó s bajas son las campanñ as para el
casamiento. Con el casamiento se logra que la mujer obtenga un lugar preponderante en la
vida domeó stica, criando a sus hijos y manteniendo al hombre en la casa y lejos de los bares,
obteniendo mejores resultados y energíóa para las industrias. Para ello se les brinda vivienda
social, controlada en nuó mero de habitantes. A su vez, se limita la libertad de los ninñ os de
permanecer en las calles, integraó ndolos en espacios de mayor vigilancia como lo son la escuela
y la vivienda familiar.
Hacia fines del siglo 19, emergen sectores filantroó picos que trabajan sobre la infancia y lo que
puede peligrarla (infancia en peligro), o lo que puede volverla amenazadora (infancia
peligrosa). Estas asociaciones filantroó picas privadas se apoyan en las leyes del patronato de
la infancia y adolescencia, hacieó ndose cargo de los delincuentes menores y rebeldes a la
autoridad paterna, para moralizarlos e inculcarles “sanos” haó bitos de trabajo. Se instituyen
finalmente leyes en 1889, 1898, 1912 que organizan progresivamente una transferencia de
soberaníóa de las familias “moralmente insuficientes” al cuerpo de notables filantroó picos,
magistrados y meó dicos especializados en infancia. Asíó se logra que la norma estatal y la
moralizacioó n filantroó pica situó en a la familia ante la obligacioó n de vigilar a sus hijos o ser ellos
mismos objeto de vigilancia y disciplinarizacioó n. La abolicioó n del poder patriarcal permitiraó el
establecimiento de un procedimiento de tutelarizacioó n que armonice los objetivos sanitarios y
educativos con los meó todos de vigilancia econoó mica y moral.

En nuestro paíós se cristalizan una serie de medidas administrativas, reorganizacioó n de


servicios y creacioó n de oó rganos especializados que fundan un modelo que tambieó n implicaraó
la vigilancia sobre los “Menores peligrosos y en peligro”, instituyendo lo que se dio en llamar la
“DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR”. Este modelo incorpora las tendencias
predominantes de EEUU y Europa que comienzan a adoptarse en Ameó rica Latina a partir de la
deó cada del 20. Se caracteriza por responder al discurso de proteccioó n y control social
encarnado desde el Estado, que pasa a ocupar el lugar de la Iglesia y el asistencialismo
voluntarista de la filantropíóa.

La proteccioó n de la infancia adquiere una faceta de control que intentaraó impedir la extensioó n
del malestar social y apuntaraó a los “desordenes morales”, fuente de males sociales mayores
como la prostitucioó n, el alcoholismo, las conductas delictivas, la mendicidad y el trabajo
infantil en las calles.

Joseó Ingenieros, representando al positivismo hegemoó nico de la eó poca, realiza estudios que
vinculan a los ninñ os canillitas con la delincuencia juvenil-infantil, con fines de redactar una ley
de control para los ninñ os. Los ninñ os abandonados-delincuentes, impondraó n una imagen de
peligrosidad social, moral y material. La mendicidad infantil genera males mayores a la
sociedad, son “flagelos morales”. Se apunta en esta crisis a la familia “una buena familia seraó
garantíóa de buena salud moral”. “Semana traó gica” (1919): 700 muertos y 2000 heridos
producto de reclamos sindicales obreros, por lo cual se culpoó a los “chicuelos” que viven en los
sitios oscuros de la Capital Federal (palabras del Dr. Luis Agote, diputado nacional). Entonces
finalmente se legisla una ley de minoridad: “Ley Agote” nro. 10903 (1919).

- Ley NACIONAL 10.903: Ley “Agote” de Patronato de Menores. 1919

La PATRIA POTESTAD es el conjunto de derechos y obligaciones que corresponden a los


padres sobre las personas y bienes de sus hijos, desde la concepcioó n de eó stos y en tanto sean
menores de edad y no se hayan emancipado. El ejercicio de la patria potestad de los hijos
corresponde al padre; y en caso de muerte de eó ste o de haber incurrido en la peó rdida de la
patria potestad o del derecho de ejercitarla, a la madre.
La patria potestad se pierde: 1) Por delitos cometido por el padre o madre contra su hijo o
hijos menores, para aquel que lo cometa. 2) Por la exposicioó n o el abandono que el padre o
madre hiciera de sus hijos, para el que los haya abandonado. 3) Por dar el padre o la madre a
los hijos, consejos inmorales o colocarlos dolosamente en peligro material o moral, para el que
lo hiciera. En los casos de suspensioó n o peó rdida de la patria potestad o de su ejercicio, los
menores quedan bajo el patronato del Estado nacional o provincial.

Entre los puntos maó s importantes de la misma se encuentra la separacioó n por primera vez a
los menores de edad (menor a 18 anñ os) de los adultos en lo que es materia penal; plantea una
funcioó n tutelar puó blica estatal de superintendencia de todos los menores del territorio
nacional. Se modifica la normativa sobre patria potestad del coó digo civil de modo que la
intervencioó n del Estado puede hacerse efectiva. Todo esto sobre la base del concepto de
PELIGRO MORAL o material. Asíó, el Estado podraó disponer del menor que se encuentre en esa
condicioó n derivaó ndolo a instituciones reeducativas o de rehabilitacioó n.

En la Provincia de Buenos Aires se crearon los primeros Tribunales de Menores en 1936


con la Ley 4664, sobre la base del espíóritu de la ley Agote. El procedimiento se estructura con
un Tribunal unipersonal cuyo fundamento seraó el concepto de “parens patrie”. La Justicia de
Menores no actuó a en funcioó n de un hecho delictivo, sino por y sobre las personas, juzga a una
persona, teniendo como paraó metro el peligro moral o material (no lo define). De la mano de la
medicina, la asistencia social, la psiquiatríóa, luego la psicologíóa. Asíó el menor dependeraó de los
informes que produzcan los que poseen el saber y pueden decidir sobre el cuerpo y la mente
de los ninñ os (y sus familias). El psicoó logo tambieó n hace su entrada en los Tribunales y daraó sus
informes, brindando una visioó n familiar y social de la problemaó tica con un sesgo
culpabilizador de la funcioó n de los padres.

La defensa del menor la realizaraó el Asesor de Menores, funcionario encargado de defender los
intereses del menor y de la sociedad, “que no son contrapuestos”. Asíó, se niega la relacioó n
conflictiva entre el menor y la sociedad, al cercenarse las garantíóas constitucionales, bajo una
justificacioó n protectora.

En 1983, durante los uó ltimos meses de la dictadura militar, se sanciona la Reforma al


procedimiento de menores de la provincia de Buenos Aires a traveó s del Decreto Ley 10.067.

- Decreto Ley nro. 10.067 de Reforma del Procedimiento para Menores (1983)

Este decreto ley va a seguir los lineamientos de la ley 4664, con modificaciones y ampliaciones
en lo que hace a la competencia de los Tribunales de Menores, producto de experiencia
acumulada en casi medio siglo de su funcionamiento. Ej: podraó ordenar el discernimiento de la
tutela, la concesioó n de la guarda…

La funcioó n del Patronato seraó ejercido coordinadamente por: el juez que decide sobre la
situacioó n del menor; el asesor de incapaces como representante del menor y la sociedad; la
Subsecretaríóa del Menor encargada de planificar y ejecutar la políótica general de la minoridad.
Se amplíóa el equipo teó cnico al incorporar al Psicoó logo, y se establece que los informes
meó dicos, sociales y psicoloó gicos tienen caraó cter esencial en el procedimiento, declaraó ndose la
nulidad de las actuaciones que no los contengan.

La Ley Agote introduce este concepto como causal de perdida de la Patria Potestad, e intentaraó
definir la expresioó n con un cataó logo de conductas muy disíómiles que configuran la situacioó n
del menor en peligro Moral y Material. Pero luego, tanto la Ley 4664 como el decreto ley
10.067 resignaraó n la posibilidad de definirlo dejando en forma absoluta la interpretacioó n de
esta nocioó n en manos del juez. Esta nocioó n es una suerte de ficcioó n que funciona míóticamente
suministrando un modelo loó gico para resolver conflictos sociales, interviniendo sobre las
personas excluidas del modelo social. Es evidente que este perfil exhibe una clara correlacioó n
entre las posiciones de clase baja y marginal y la delincuencia o conductas que podríóan
calificarse de predelincuenciales. Se estaó castigando a un sector social de ninñ os, ninñ as y
adolescentes bien definido.

La Convención de los Derechos del Niño de 1989 constituye un instrumento internacional


de caraó cter vinculante, por el cual los Estados Nacionales que lo acepten mediante su firma,
quedan comprometidos a dar cumplimiento a sus disposiciones, siendo esta caracteríóstica la
que marca una diferencia fundamental con las declaraciones que la procedieron.

Constituye un hito en la historia de la humanidad al considerar por primera vez a todos los
ninñ es del mundo –en tanto grupo vulnerable- objeto de proteccioó n especial por parte de los
adultos y del Estado y sujetos de un conjunto de Derechos civiles y políóticos que los equiparan
a la condicioó n de ciudadanos al otorgarle la libertad de expresioó n, participacioó n, asociacioó n,
informacioó n veraz, etc.

Su cumplimiento pleno constituye un desafíóo para la humanidad e implica, para los Estados
firmantes, el compromiso de adoptar medidas concretas tendientes a satisfacer las
necesidades baó sicas de salud, vivienda, educacioó n, vida en familia, recreacioó n, y de proteccioó n
contra todas las formas de maltrato, abuso o explotacioó n, garantizando el desarrollo armoó nico
e integral de todos los ninñ es sin discriminacioó n alguna. Opera como un ordenador de las
relaciones entre la infancia, el Estado y la familia. La CDN es profundamente respetuosa de la
relacioó n ninñ o-familia, limitando la intervencioó n tutelar del Estado, dejaó ndola como uó ltima
instancia.

Reconoce que los ninñ os (seres humanos menores de 18 anñ os) son individuos con derecho de
pleno desarrollo fíósico, mental y social, y con derecho a expresar libremente sus opiniones.

Una Convencioó n sobre los derechos del ninñ o era necesaria porque auó n cuando muchos paíóses
teníóan leyes que protegíóan a la infancia, algunos no las respetaban. Para los ninñ os esto
significaba con frecuencia pobreza, acceso desigual a la educacioó n, abandono. Unos problemas
que afectaban tanto a los ninñ os de los paíóses ricos como pobres. En este sentido, la aceptacioó n
de la Convencioó n por parte de un nuó mero tan elevado de paíóses ha reforzado el
reconocimiento de la dignidad humana fundamental de la infancia asíó como la necesidad de
garantizar su proteccioó n y desarrollo.
Como se indica en la Declaracioó n de los Derechos del Ninñ o, "el ninñ o, por su falta de madurez
fíósica y mental, necesita proteccioó n y cuidado especiales, incluso la debida proteccioó n legal,
tanto antes como despueó s del nacimiento"

Todo ninñ o tiene derecho intríónseco a la vida y es obligacioó n del Estado garantizar la
supervivencia y el desarrollo del ninñ o.

Es un derecho del ninñ o vivir con su padre y su madre, excepto en los casos que la separacioó n
sea necesaria para el intereó s superior del propio ninñ o. Es derecho del ninñ o mantener contacto
directo con ambos, si estaó separado de uno de ellos o de los dos. Corresponde al Estado
responsabilizarse de este aspecto, en el caso de que la separacioó n haya sido producida por
accioó n del mismo.

Opinioó n del ninñ o: El ninñ o tiene derecho a expresar su opinioó n y a que eó sta se tenga en cuenta
en todos los asuntos que le afectan. Con tal fin, se daraó en particular al ninñ o oportunidad de
ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al ninñ o, ya sea
directamente o por medio de un representante o de un oó rgano apropiado, en consonancia con
las normas de procedimiento de la ley nacional.

ADOPCIOÉ N En los Estados que reconocen y/o permiten la adopcioó n, se cuidaraó de que el
intereó s superior del ninñ o sea la consideracioó n primordial y de que esteó n reunidas todas las
garantíóas necesarias para asegurar que la adopcioó n sea admisible asíó como las autorizaciones
de las autoridades competentes

Esta convencioó n fue ratificada en nuestro paíós a traveó s de la Ley Nacional nro. 23.849 en
1990, e incorporada a la Constitución Nacional en la reforma del año 1994, pasando asíó a
tener un estatuto juríódico maó ximo.

De esta forma, gracias a la Convencioó n y otros instrumentos internacionales complementarios,


(RIAD, Beijing, etc.) comienza a surgir un nuevo paradigma en relacioó n a la ninñ ez: LA
DOCTRINA DE LA PROTECCIÓN INTEGRAL. Esta rompe con el paradigma hegemoó nico de la
Situacioó n Irregular, que toma a los menores como objetos de compasioó n –tutela- represioó n; y
pasa a considerar a los ninñ os y adolescentes como sujetos plenos de derecho y personas en
condicioó n particular del desarrollo que deben ser considerados prioridad absoluta en todos
los oó rdenes de la sociedad, generando asíó políóticas integrales de Estado que apunten a su
pleno desarrollo y cumplimiento.

La situacioó n econoó mica social nunca puede dar lugar a la separacioó n del ninñ o de su familia,
sino que constituye un alerta para apoyo familiar. El ninñ o en dificultades no es competencia de
la justicia. El juez solo debe intervenir cuando se trata de problemas juríódicos o conflictos con
la ley penal, no pudiendo tomar maó s medidas arbitrarias o de duracioó n indeterminada. El
Estado ya no es patroó n sino promotor del bienestar de los ninñ os. Interviene a traveó s de
políóticas sociales, de educacioó n, de proteccioó n especial.
El juez tiene la obligacioó n de escuchar al ninñ o y tiene derecho a un defensor y a un debido
proceso con todas las garantíóas y no puede privarse de la libertad a quienes no fueran
culpables de delito.

LA CDN se estructura de acuerdo a PRINCIPIOS, es decir, derechos que permiten ejercer otros
derechos y resolver conflictos entre ellos. Uno de estos es el INTERES SUPERIOR DEL NINÑ O,
definido como “la satisfaccioó n integral de sus derechos”. Ante cualquier conflicto o
contradiccioó n que pueda surgir, se debe resolver apelando a este principio. Otros son: la no
discriminacioó n, la efectividad, la autonomíóa progresiva y participacioó n (en contraposicioó n a la
visioó n de la infancia como incapacidad juríódica). Este principio de autonomíóa progresiva se
conjuga con la responsabilidad de los ninñ os de sus propios actos, posibilitando asíó la
responsabilidad en los actos ilíócitos que puedan llevar a cabo tal como lo plantea el SRPJ.
Asimismo podemos poner cierto acento en lo que se entiende como “escuchar al ninñ o y que su
opinioó n sea tenida en cuenta”. Debe ser determinante la propia visioó n del ninñ o como titular y
con un rol protagoó nico en la opinioó n en relacioó n a sus intereses, como y cuando ejerce sus
derechos, sus deseos y sentimientos.

A pesar del hito que configuroó la CDN incorporada a nuestra CN, en la Prov de Bs. As. Y en
muchas provincias se continuoó actuando con la Ley Agote y el decreto de ley, resultando
contradictorios desde su definicioó n. De allíó que comience a darse un movimiento políótico hacia
la implementacioó n de la Convencioó n y la Doctrina, comenzando a intervenir nuevas variables
hacia su modificacioó n. Asíó es que se legisla la Ley nro. 12.607, teniendo como temas centrales
establecer un reó gimen de Proteccioó n Integral de los Derechos del Ninñ o y el Joven, e incluyoó la
creacioó n del fuero judicial de ninñ os y joó venes. Pero fue suspendida a los 15 díóas luego de largas
peleas políóticas. Finalmente en el 2004 se sanciona la Ley 13.298 de Promoción y
Protección de los Derechos del Niño, aunque fue puesta en funcionamiento recieó n en el
2007. Paralelamente en el 2005 fue aprobada la Ley Nacional nro. 26.061 de Protección
Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. (A nivel Nacional se crea la
Secretaríóa Nacional de Ninñ ez y adolescencia y la de Familia).

Tambieó n en el 2007 se promulga la Ley 13.634 del Fuero de Familia y Fuero Penal del
Niño, que actua como complementaria de la anterior. Esta ley realiza cambios importantes en
los oó rganos judiciales y administrativos en el tratamiento de la infancia en la Prov de BsAs.
Puntualmente dispone la disolución de los Tribunales de Familia, creando los Juzgados
de Familia, adoptando el criterio unipersonal. Estos incorporan la competencia civil que se
derive de cuestiones juríódicas en los que intervengan los Servicios de Proteccioó n de Derechos.
Por otra parte, el Fuero de Menores disuelve su competencia asistencial y se otorgan las
garantíóas del debido proceso al Fuero Penal al incorporar el Fiscal y Defensor del Joven, y
creando Jueces de Garantíóas y los Juzgados de Responsabilidad Penal Juvenil.

Las disposiciones contenidas en este instrumento preveó n la proteccioó n de los ninñ os por parte
del Estado a partir del establecimiento de nuevas instituciones, programas, acciones y
praó cticas que permitan su inclusioó n en las políóticas puó blicas universales y en su aó mbito
familiar y comunitario, revirtiendo a la tendencia seguida por el modelo tutelar de segregacioó n
de los ninñ os en sistemas especiales y represivos. Y tambieó n se produce un giro en las
relaciones del Estado con los ninñ os reduciendo la intervencioó n, la cual seraó canalizada en
teó rminos de programas y praó cticas. La modificacioó n supone intervenciones que apunten a la
inclusioó n de ninñ es y adolescentes en su familia, escuela, servicios de salud y comunidad;
evitando las praó cticas orientadas a depositar en la judicializacioó n y la intervencioó n de los
organismos de la minoridad las situaciones sociales complejas.

De este modo se logra comprender la loó gica propia del Sistema de Promoción y Protección
de los Derechos del Niño al entenderse como “un conjunto de organismos y entidades y
servicios que formulan, coordinan, orientan, supervisan, ejecutan y controlan las políóticas,
programas y acciones, en el aó mbito provincial y municipal, destinados a promover, prevenir,
asistir, proteger, resguardar y restablecer los derechos de los ninñ os” asíó como establecer los
medios a traveó s de los cuales efectivizar esto. El encargado de aplicar esto seraó el Ministerio de
Desarrollo Humano a traveó s de la Subsecretaríóa de Ninñ ez, implementaó ndolo a traveó s de los
Municipios.

A nivel territorial, la ley provee la creacioó n de los Servicios LOCALES de Protección de


Derechos en cada municipio. Estos son unidades teó cnico-operativas con una o maó s sedes,
desempenñ ando las funciones de facilitar que el ninñ o que tenga amenazados o violados sus
derechos pueda acceder a los programas y planes disponibles en su comunidad. Es decir, se
encargan de recibir denuncias e intervenir de oficio ante el conocimiento de violacioó n o
amenaza de derechos del ninñ o, siempre buscando alternativas que eviten la separacioó n del
ninñ o de su familia o de las personas encargadas de su cuidado. Equipo teó cnico-profesional
especializado en la temaó tica, integrado por: un psicoó logo, un abogado, un trabajador social, un
meó dico. Atencioó n las 24 horas.

Por otra parte, en el Decreto 300/05 (Reglamentacioó n de la Ley 13298) plantea la Creacioó n de
los Servicios ZONALES de Promoción y Protección de Derechos del Niño, compuestos por
equipos teó cnicos profesionales interdisciplinarios, encargados de coordinar los Servicios
Locales, funcionando a su vez como instancia superadora de resolucioó n de conflictos una vez
agotada la instancia local de resolucioó n.

Es decir, el Servicio Local funciona de manera maó s directa en el territorio y el Zonal como el
oó rgano de supervisioó n de las acciones de los Locales (municipales), instancia superadora de
conflictos y quienes definan las medidas de proteccioó n a tomar (especialmente cuando
implique una separacioó n del grupo familiar). Ambos se encargan de disponer de MEDIDAS DE
PROTECCION INTEGRAL DE DERECHOS. Estas medidas son limitadas en el tiempo, se
mantienen mientras persistan las causas que dieron origen a la amenaza o violacioó n de
derechos o garantíóas. Se aplicaraó n prioritariamente aquellas medidas de proteccioó n de
derechos que tengan por finalidad la preservacioó n y fortalecimiento de los víónculos familiares.
Ejemplos: apoyo escolar, guarderíóa, asistencia integral a la embarazada, asistencia
familiar/social/econoó mica, tratamiento meó dico/psicoloó gico/psiquiaó trico, con caraó cter
excepcional y notificado a las autoridades: permanencia temporal en aó mbitos familiares
alternativos o entidades de atencioó n social y/o salud.
En los casos en que se evaluó e la conveniencia de la separacioó n del grupo familiar y la
colocacioó n del ninñ o en un espacio alternativo, se prevee (en la Reglamentacioó n de la Ley) la
creacioó n de la MEDIDA DE ABRIGO. Esta tiene como objeto brindar al ninñ o un aó mbito
alternativo al grupo de convivencia cuando en este se encuentran amenazados o vulnerados
efectivamente sus derechos y garantíóas hasta tanto se evaluó e la implementacioó n de otras
medidas tendientes a preservarlos o restituirlos. La medida al ser provisoria no puede superar
los 30 díóas prorrogables por uó nica vez por otros 30 díóas. En simultaneo con la medida, se
deberaó trabajar con la familia del ninñ o (Servicio Local) a fin de procurarle la orientacioó n y
condiciones necesarias para abordar las dificultades que ocasionaron la medida dispuesta, y
asíó facilitar –siempre que sea posible- el retorno del ninñ o a su seno familiar. Se trataraó de
ubicar el mejor lugar para cada ninñ o, cerca de su domicilio, evitando en lo posible la
separacioó n entre hermanos, siempre respetando la red afectiva del ninñ o.

Vencidos los plazos, sin haberse modificado las circunstancias que motivaron la medida, y no
habieó ndose encontrado estrategias, el Servicio Local y Zonal deberaó n presentar una nota por
escrito al Asesor de Incapaces, donde funden debidamente la necesidad de mantener la
separacioó n del ninñ o de su grupo familiar, y sugerencias para que este realice las acciones
civiles necesarias.

De acuerdo al espíóritu de la Convencioó n, los casos asistenciales no debíóan quedar atrapados


dentro del Poder Judicial como forma de “judicializar la pobreza”, tal como las acciones
sancionatorias del patronato; pero esto no significa que este aó mbito de administracioó n de
Justicia no tenga que regular ciertas cuestiones de los ninñ os y adolescentes, modificando su
intervencioó n. Ejemplo de esto seraó la funcioó n de evaluar que las medidas que tomen los
Servicios Locales y Zonales no sean arbitrarias y se sujeten a derecho (evitando de este modo
que estos servicios no reproduzcan el sistema paternalista, arbitrario o discrecional del
Modelo Tutelar). Pero no a traveó s del Juzgado de Menores sino del Juzgado de Familia.

JÓVENES EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL creo que faltan agregar del SRPJ

Asimismo seraó a traveó s de esta misma Ley 13634 que se dispondraó la creación del Fuero de
Responsabilidad Penal Juvenil.

- - Ley PROVINCIAL 13. 634 principios generales del Fuero de Familia y del Fuero
Penal del niño. Pcia de Buenos Aires.

http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-13634.html

- Ley NACIONAL 22.278: Régimen Penal de la Minoridad (1980) y modificatorias

- ONU: Reglas mínimas para la administración de la justicia en menores. Reglas


del Beijing. 1985

Los Estados Miembros se esforzaraó n por crear condiciones que garanticen al menor una vida
significativa en la comunidad fomentando, durante el períóodo de edad en que el menor es maó s
propenso a un comportamiento desviado, un proceso de desarrollo personal y educacioó n lo
maó s exento de delito y delincuencia posible.

Estas orientaciones baó sicas de caraó cter general se refieren a la políótica social en su conjunto y
tienen por objeto promover el bienestar del menor en la mayor medida posible, lo que
permitiríóa reducir al míónimo el nuó mero de casos en que haya de intervenir el sistema de
justicia de menores y, a su vez, reduciríóa al míónimo los perjuicios que normalmente ocasiona
cualquier tipo de intervencioó n.

MENOR es todo ninñ o o joven que, con arreglo al sistema juríódico respectivo, puede ser
castigado por un delito en forma diferente a un adulto;
DELITO es todo comportamiento (accioó n u omisioó n) penado por la ley con arreglo al sistema
juríódico de que se trate.

En todas las etapas del proceso se respetaraó n garantíóas procesales baó sicas tales como la
presuncioó n de inocencia, el derecho a ser notificado de las acusaciones, el derecho a no
responder, el derecho al asesoramiento, el derecho a la presencia de los padres o tutores, el
derecho a la confrontacioó n con los testigos y a interrogar a eó stos y el derecho de apelacioó n
ante una autoridad superior.

No se publicaraó ninguna informacioó n que pueda dar lugar a la individualizacioó n de un menor


delincuente.

El procedimiento judicial favoreceraó los intereses del menor y se sustanciaraó en un ambiente


de comprensioó n, que permita que el menor participe en eó l y se exprese libremente. La
respuesta que se deó al delito seraó siempre proporcionada, no soó lo a las circunstancias y la
gravedad del delito, sino tambieó n a las circunstancias y necesidades del menor, asíó como a las
necesidades de la sociedad; las restricciones a la libertad personal del menor se impondraó n
soó lo tras cuidadoso estudio y se reduciraó n al míónimo posible.

- ONU: Directrices para la prevención de la delincuencia juvenil. Reglas de RIAD.


1990.

La prevencioó n de la delincuencia juvenil es parte esencial de la prevencioó n del delito en la


sociedad. Si los joó venes se dedican a actividades líócitas y socialmente uó tiles, se orientan hacia
la sociedad y enfocan la vida con criterio humanista, pueden adquirir actitudes no
criminoó genas. Los joó venes deben desempenñ ar una funcioó n activa y participativa en la sociedad
y no deben ser considerados meros objetos de socializacioó n o control. Deberaó prestarse
especial atencioó n a las políóticas de prevencioó n que favorezcan la socializacioó n e integracioó n
eficaces de todos los ninñ os y joó venes, en particular por conducto de la familia, la comunidad,
los grupos de joó venes que se encuentran en condiciones similares, la escuela, la formacioó n
profesional y el medio laboral, asíó como mediante la accioó n de organizaciones voluntarias. Se
deberaó respetar debidamente el desarrollo personal de los ninñ os y joó venes y aceptarlos, en pie
de igualdad, como copartíócipes en los procesos de socializacioó n e integracioó n. Soó lo deberaó
recluirse a los joó venes en instituciones como uó ltimo recurso y por el períóodo míónimo
necesario, y deberaó darse maó xima importancia a los propios intereses del joven.
- ONU: Reglas Mínimas sobre las Medidas No Privativas de Libertad (Reglas de
Tokyo).1990.

[[MEDIDAS ALTERNATIVAS A LA PRIVACIOÉ N DE LIBERTAD durante el proceso (entendidas


como cualquier medida que no suponga la privacioó n de libertad del joven mediante su ingreso
en una institucioó n cerrada o en otro tipo de institucioó n que suponga una prohibicioó n de
salidas) y tambieó n de medidas alternativas al proceso penal juvenil, que procuran apartar al
joven del sistema de justicia penal. Ellas pueden usarse tanto para evitar el inicio de un
proceso penal, como para suspenderlo. En el primer caso, con base en el principio de
oportunidad, las autoridades intervinientes (fiscal) no inician el proceso y realizan una
reorientacioó n hacia servicios apoyados por la comunidad (remisioó n). En el segundo, el
proceso penal se puede suspender a partir de la utilizacioó n de la mediacioó n o conciliacioó n, o
bien a partir de la suspensioó n del juicio a prueba (probation), que es, como desarrollaremos,
la medida maó s extendida en nuestro contexto y puede su - poner la realizacioó n de tareas
comunitarias, reparacioó n del danñ o y reglas de conducta a cambio de la extincioó n de la accioó n
penal. Ahora bien, el uso de estas medidas y su nivel de eficacia, requiere de dispositivos que
vehiculicen su implementacioó n.]]

Las presentes Reglas míónimas contienen una serie de principios baó sicos para promover la
aplicacioó n de medidas no privativas de la libertad, asíó como salvaguardias míónimas para las
personas a quienes se aplican medidas sustitutivas de la prisioó n. Las Reglas tienen por objeto
fomentar una mayor participacioó n de la comunidad en la gestioó n de la justicia penal,
especialmente en lo que respecta al tratamiento del delincuente, asíó como fomentar entre los
delincuentes el sentido de su responsabilidad hacia la sociedad.

La seleccioó n de una medida no privativa de la libertad se basaraó en los criterios establecidos


con respecto al tipo y gravedad del delito, la personalidad y los antecedentes del delincuente,
los objetivos de la condena y los derechos de las víóctimas.

En el marco de una medida no privativa de la libertad determinada, cuando corresponda, se


estableceraó n diversos sistemas, por ejemplo, ayuda psicosocial individualizada, terapia de
grupo, programas residenciales y tratamiento especializado de distintas categoríóas de
delincuentes, para atender a sus necesidades de manera maó s eficaz.

- ONU: Reglas para la protección de los menores privados de libertad. Reglas de la


Habana. 1991

Se entiende por menor toda persona de menos de 18 anñ os de edad. La edad líómite por debajo
de la cual no se permitiraó privar a un ninñ o de su libertad debe fijarse por ley. Por privacioó n de
libertad se entiende toda forma de detencioó n o encarcelamiento, asíó como el internamiento en
un establecimiento puó blico o privado del que no se permita salir al menor por su propia
voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa u otra autoridad puó blica.

Consciente de que los menores privados de libertad son sumamente vulnerables a los malos
tratos, a la victimizacioó n y a la violacioó n de sus derechos,
Preocupada por el hecho de que muchos sistemas no establecen una diferenciacioó n entre
adultos y menores en las distintas fases de la administracioó n de justicia y, en consecuencia, los
menores estaó n detenidos en prisiones y centros junto con adultos:

Afirma que la reclusioó n de un menor en un establecimiento debe ser siempre una medida de
uó ltimo recurso y por el míónimo períóodo necesario, y limitarse a casos excepcionales.

Reconoce que, debido a su gran vulnerabilidad, los menores privados de libertad requieren
especial atencioó n y proteccioó n y que deberaó n garantizarse sus derechos y bienestar durante el
períóodo en que esteó n privados de libertad y con posterioridad a eó l.

VIOLENCIA FAMILIAR

- Ley PROVINCIAL de Violencia Familiar de la Provincia de Buenos Aires Nº 12569


y reglamentación. Y modificatoria: Ley 14509 (2012).

Se entenderaó por VIOLENCIA FAMILIAR, toda accioó n, omisioó n, abuso, que afecte la vida,
libertad, seguridad personal, dignidad, integridad fíósica, psicoloó gica, sexual, econoó mica o
patrimonial, de una persona en el aó mbito del grupo familiar, aunque no configure delito.

Se entenderaó por GRUPO FAMILIAR al originado en el matrimonio o en las uniones de hecho,


incluyendo a los ascendientes, descendientes, colaterales y/o consanguíóneos y a convivientes
o descendientes directos de algunos de ellos. La presente Ley tambieó n se aplicaraó cuando se
ejerza violencia familiar sobre la persona con quien tenga o haya tenido relacioó n de noviazgo
o pareja o con quien estuvo vinculado por matrimonio o unioó n de hecho.

Cuando las víóctimas fueran menores de edad, incapaces, ancianos o discapacitados que se
encuentren imposibilitadas de accionar por síó mismas, estaraó n obligados a hacerlo sus
representantes legales, los obligados por alimentos y/o el Ministerio Puó blico, como asíó
tambieó n quienes se desempenñ an en organismos asistenciales, educativos, de salud y de
justicia y en general, quienes desde el aó mbito puó blico o privado tomen conocimiento de
situaciones de violencia familiar o tengan indicios de que puedan existir.

El Juez o Jueza interviniente deberaó requerir un informe efectuado por profesionales de


diversas disciplinas o equipo transdisciplinario para determinar los danñ os fíósicos y/o
psíóquicos, econoó micos o de otro tipo sufridos por la víóctima, la situacioó n del peligro y medio
social y ambiental del grupo familiar.

De las denuncias que se presenten se daraó participacioó n al Consejo de la Familia y Desarrollo


Humano a fin de que brinde a las familias afectadas la asistencia legal, meó dica y psicoloó gica
que requieran, por síó o a traveó s de otros organismos puó blicos y de entidades no
gubernamentales con formacioó n especializada en la prevencioó n y atencioó n de la violencia
familiar y asistencia a la víóctima.

El Poder Ejecutivo arbitraraó los medios y los recursos necesarios para el cumplimiento de los
siguientes objetivos:
- Articulacioó n de las políóticas de prevencioó n, atencioó n y tratamiento de las víóctimas de
violencia familiar.
- Desarrollar programas de capacitacioó n de docentes y directivos de todo los niveles de
ensenñ anza, orientados a la deteccioó n temprana, orientacioó n a padres y derivacioó n asistencial
de casos de abuso o violencia, asíó como a la formacioó n preventiva de los alumnos.
- Crear en todos los centros de salud dependientes de la Provincia, equipos
multidisciplinarios de atencioó n de ninñ os y adolescentes víóctimas y sus familias compuestos
por un meó dico infantil, un psicoó logo y un asistente social con formacioó n especializada en este
tipo de problemaó ticas. Invitar a los municipios a generar equipos semejantes en los electores
de salud de su dependencia.
- Generar con los municipios y las entidades comunitarias casas de hospedajes en cada
comuna, que brinden albergue temporario a los ninñ os, adolescentes o grupos familiares que
hayan sido víóctimas.
- Desarrollar en todos los municipios servicios de recepcioó n telefoó nica de denuncias.

-Ley NACIONAL Nº 24417 de Protección contra la Violencia Familiar (1996) y


Decreto reglamentario Nº 235/96.

Toda persona que sufriese lesiones o maltrato fíósico o psíóquico por parte de alguno de los
integrantes del grupo familiar podraó denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante el
juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas. A los
efectos de esta Ley se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o en las
uniones de hecho. Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o
discapacitados, los hechos deberaó n ser denunciados por sus representantes legales y/o el
Ministerio Puó blico. Tambieó n estaraó n obligados a efectuar la denuncia los servicios
asistenciales sociales y educativos, puó blicos o privados; los profesionales de la salud y todo
funcionario puó blico en razoó n de su labor.
El juez requeriraó un diagnoó stico de interaccioó n familiar efectuado por peritos de diversas
disciplinas para determinar los danñ os fíósicos y psíóquicos sufridos por la víóctima, la situacioó n
de peligro y el medio social y ambiental de la familia. Las partes podraó n solicitar otros
informes teó cnicos.

La reglamentación de esta ley preveraó las medidas conducentes a fin de brindar al imputado
y su grupo familiar asistencia meó dica psicoloó gica gratuita. Como por ejemplo la creacioó n de
centros de informacioó n y asesoramiento (algunos incluso funcionando dentro de hospitales
estatales)

ADOPCIÓN

- Ley NACIONAL de Adopción Nº 24779. Pcia de Buenos Aires. 1997 (código civil)
YA ESTÁ DEROGADA

Podraó ser adoptante toda persona que reuó na los requisitos establecidos en este Coó digo
cualquiera fuese su estado civil, debiendo acreditar de manera fehaciente e indubitable,
residencia permanente en el paíós por un períóodo míónimo de cinco anñ os anterior a la peticioó n
de la guarda.
No podraó n adoptar: a) Quienes no hayan cumplido treinta anñ os de edad, salvo los coó nyuges
que tengan maó s de tres anñ os de casados. Auó n por debajo de eó ste teó rmino, podraó n adoptar los
coó nyuges que acrediten la imposibilidad de tener hijos. b) Los ascendientes a sus
descendientes. c) Un hermano a sus hermanos o medio hermanos.

La existencia de descendientes del adoptante no impide la adopcioó n, pero en tal caso aquellos
podraó n ser oíódos por el juez o el Tribunal, con la asistencia del Asesor de Menores síó
correspondiere.

El juicio de adopcioó n solo podraó iniciarse transcurridos seis meses del comienzo de la
GUARDA. Son requisitos para otorgar la guarda: a) Citar a los progenitores del menor a fin de
que presten su consentimiento para el otorgamiento de la guarda con fines de adopcioó n. No
seraó necesario el consentimiento cuando el menor estuviese en un establecimiento asistencial
y los padres se hubieran desentendido totalmente del mismo durante un anñ o o cuando el
desamparo moral o material resulte evidente, manifiesto y continuo, y esta situacioó n hubiese
sido comprobada por la autoridad Judicial. Tampoco seraó necesario cuando los padres
hubiesen sido privados de la patria potestad, o cuando hubiesen manifestado Judicialmente
su expresa voluntad de entregar al menor en adopcioó n. b) Tomar conocimiento personal del
adoptando; c) Tomar conocimiento de las condiciones personales, edades y aptitudes del o de
los adoptantes teniendo en consideracioó n las necesidades y los intereses del menor con la
efectiva participacioó n del Ministerio Puó blico, y la opinioó n de los equipos teó cnicos consultados
a tal fin.

Deberaó constar en la sentencia que el adoptante se ha comprometido a hacer conocer al


adoptado su realidad bioloó gica; el adoptado tendreó derecho a conocer su realidad bioloó gica y
podraó acceder al expediente de adopcioó n a partir de los dieciocho anñ os de edad.

El juez o tribunal en todos los casos deberaó valorar el interés superior del menor.

La adopcioó n PLENA, es irrevocable. Confiere al adoptado una filiacioó n que sustituye a la de


origen. El adoptado deja de pertenecer a su familia bioloó gica y se extingue el parentesco con
los integrantes de eó sta asíó como todos sus efectos juríódicos, con la sola excepcioó n de que
subsisten los impedimentos matrimoniales. El adoptado tiene en la familia del adoptante los
mismos derechos y obligaciones del hijo bioloó gico. El hijo adoptivo llevaraó el primer apellido
del adoptante, o su apellido compuesto síó eó ste solicita su agregacioó n

La adopcioó n SIMPLE confiere al adoptado la posicioó n del hijo bioloó gico; pero no crea víónculo
de parentesco entre aqueó l y la familia bioloó gica del adoptante. Los derechos y deberes que
resulten del víónculo bioloó gico del adoptado no quedan extinguidos por la adopcioó n con
excepcioó n de la patria potestad, inclusive la administracioó n y usufructo de los bienes del
menor que se transfieren al adoptante. Es revocable.

-NUEVO CÓDIGO CIVIL (2015). Título 6 Adopción, art 594 en adelante

La ADOPCIOÉ N es una institucioó n juríódica que tiene por objeto proteger el derecho de ninñ os,
ninñ as y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando eó stos no le pueden ser
proporcionados por su familia de origen. Se rige por los siguientes principios:
a) el intereó s superior del ninñ o;
b) el respeto por el derecho a la identidad;
c) el agotamiento de las posibilidades de permanencia en la familia de origen o ampliada;
d) la preservacioó n de los víónculos fraternos, priorizaó ndose la adopcioó n de grupos de hermanos
en la misma familia adoptiva o, en su defecto, el mantenimiento de víónculos juríódicos entre los
hermanos, excepto razones debidamente fundadas;
e) el derecho a conocer los oríógenes;
f) el derecho del ninñ o, ninñ a o adolescente a ser oíódo y a que su opinioó n sea tenida en cuenta
seguó n su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir de
los diez anñ os.

Los adoptantes deben comprometerse expresamente a hacer conocer sus oríógenes al


adoptado, quedando constancia de esa declaracioó n en el expediente.

Pueden ser adoptadas las personas menores de edad no emancipadas declaradas en situacioó n
de adoptabilidad o cuyos padres han sido privados de la responsabilidad parental.
Excepcionalmente, puede ser adoptada la persona mayor de edad cuando:
a) se trate del hijo del coó nyuge o conviviente de la persona que pretende adoptar;
b) hubo posesioó n de estado de hijo mientras era menor de edad, fehacientemente
comprobada.

El adoptante debe tener maó s de 25 anñ os de edad y ser míónimo 16 anñ os mayor que el adoptado.

Situacioó n de adoptabilidad:
1) Cuando un ninñ o, ninñ a o adolescente no tenga filiacioó n establecida o sus padres hayan
fallecido y se haya agotado la buó squeda de familiares de origen por parte de los
servicios de promocioó n y proteccioó n de derechos que corresponda, en un plazo
maó ximo de treinta (30) díóas.
2) Cuando los padres hayan tomado la decisioó n libre e informada de que el ninñ o o ninñ a
sea adoptado. Esta manifestacioó n es vaó lida soó lo si se produce despueó s de los cuarenta
y cinco (45) díóas de producido el nacimiento.
3) En caso de que se encuentre vencido el plazo maó ximo de ciento ochenta (180) díóas
sin que hayan dado resultado las medidas excepcionales tendientes a que el ninñ o, ninñ a
o adolescente permanezca en su familia de origen o ampliada.
La declaracioó n judicial de la situacioó n de adoptabilidad no puede ser dictada si alguó n familiar
o referente afectivo del ninñ o, ninñ a o adolescente ofrece asumir su guarda o tutela y tal pedido
es considerado adecuado al intereó s de eó ste.

El pretenso adoptado, si tiene edad y grado de madurez suficiente, debe comparecer con
asistencia letrada durante el procedimiento judicial de la adopcioó n. Es decir, el juez debe oíór
personalmente al pretenso adoptado y tener en cuenta su opinioó n seguó n su edad y grado de
madurez.

Este coó digo reconoce tres tipos de adopcioó n: plena, simple y de integracioó n.
La ADOPCIOÉ N PLENA confiere al adoptado la condicioó n de hijo y extingue los víónculos
juríódicos con la familia de origen, con la excepcioó n de que subsisten los impedimentos
matrimoniales. El adoptado tiene en la familia adoptiva los mismos derechos y obligaciones de
todo hijo. Es IRREVOCABLE. Se debe otorgar, preferentemente, cuando se trate de ninñ os, ninñ as
o adolescentes hueó rfanos de padre y madre que no tengan filiacioó n establecida. O por ejemplo
cuando sean hijos de padres privados de la responsabilidad parental.

La ADOPCIOÉ N SIMPLE confiere el estado de hijo al adoptado, pero no crea víónculos juríódicos
con los parientes ni con el coó nyuge del adoptante, excepto lo dispuesto en este Coó digo. Como
regla, los derechos y deberes que resultan del víónculo de origen no quedan extinguidos por la
adopcioó n; sin embargo, la titularidad y el ejercicio de la responsabilidad parental se
transfieren a los adoptantes. La familia de origen tiene derecho de comunicación con el
adoptado, excepto que sea contrario al interés superior del niño. Es REVOCABLE, por
incumplimientos o peticioó n justificada del adoptado.

La ADOPCIOÉ N DE INTEGRACIOÉ N se configura cuando se adopta al hijo del coó nyuge o del
conviviente. La adopcioó n de integracioó n siempre mantiene el víónculo filiatorio y todos sus
efectos entre el adoptado y su progenitor de origen, coó nyuge o conviviente del adoptante. Los
progenitores de origen deben ser escuchados, excepto causas graves debidamente fundadas.
El adoptante no requiere estar previamente inscripto en el registro de adoptantes, ni se exige
declaracioó n judicial de la situacion de adoptabilidad. Puede otorgarse con caraó cter de plena o
simple, y en ambos casos es REVOCABLE.

El juez otorga la adopcioó n plena o simple seguó n las circunstancias y atendiendo


fundamentalmente al intereó s superior del ninñ o. Cuando sea maó s conveniente para el ninñ o, ninñ a
o adolescente, el juez puede mantener subsistente el víónculo juríódico con uno o varios
parientes de la familia de origen en la adopcioó n plena, y crear víónculo juríódico con uno o varios
parientes de la familia del adoptante en la adopcioó n simple. En este caso, no se modifica el
reó gimen legal de la sucesioó n, ni de la responsabilidad parental, ni de los impedimentos
matrimoniales regulados en este Coó digo para cada tipo de adopcioó n.

El prenombre del adoptado debe ser respetado.

- Ley PROVINCIAL N° 14528 procedimiento de adopción en la Provincia de Buenos


Aires (2013)

Se rige por los mismos principios que la del Coó digo civil del 2005.
Situacioó n de adoptabilidad: la misma tambieó n

La medida de abrigo es una medida de proteccioó n excepcional de derechos, que tiene


como objeto brindar al ninñ o, ninñ a o adolescente un aó mbito alternativo al grupo de
convivencia cuando en eó ste se encuentren amenazados o vulnerados sus derechos,
hasta tanto se evaluó e la implementacioó n de otras medidas tendientes a preservarlos o
restituirlos. Cuando se hubiera vencido el plazo de 180 DIÉAS de la medida de abrigo,
sin que se hubiesen podido revertir las causas que la motivaron, el Servicio de
Promocioó n y Proteccioó n de Derechos interviniente deberaó presentar al Juez -en el
plazo de 24 horas, un informe con los antecedentes y documentacioó n del caso y el
dictamen sobre la situacioó n de adoptabilidad del ninñ o, ninñ a o adolescente.

Declarada la situacioó n de adoptabilidad del ninñ o, ninñ a o adolescente, el Juez de Familia,


seleccionaraó , en un plazo maó ximo de cinco (5) díóas corridos, a los pretensos adoptantes de
la noó mina remitida por el Registro de Postulantes. Para la seleccioó n, y a los fines de
asegurar de un modo permanente y satisfactorio el desarrollo pleno del ninñ o, ninñ a o
adolescente, se deben tomar en cuenta, entre otras pautas: las condiciones personales,
edades y aptitudes del o de los pretensos adoptantes; su idoneidad para cumplir con las
funciones de cuidado, educacioó n; sus motivaciones y expectativas frente a la adopcioó n; el
respeto asumido frente al derecho a la identidad y origen del ninñ o, ninñ a o adolescente.
Recibido el informe final del equipo teó cnico, el Juez de Familia dictaraó resolucioó n fundada
en la que se pronunciaraó sobre el otorgamiento de la guarda con fines de adopcioó n, la cual
no podraó exceder el plazo maó ximo de seis (6) meses. Una vez cumplido el períóodo de
guarda, el juez interviniente, a pedido de parte o de la autoridad administrativa, iniciaraó el
proceso de adopcioó n. Producida la prueba y previa vista al Ministerio Puó blico y al Fiscal, el
Juez dictaraó sentencia sin maó s traó mite, otorgando la adopcioó n bajo la modalidad que
corresponda, de conformidad a lo maó s conveniente para garantizar el intereó s superior del
ninñ o. En la sentencia que acuerde la adopcioó n se haraó constar la previa declaracioó n
expresa de que el o los adoptantes se han comprometido a hacer conocer la realidad de
origen del adoptado y contendraó la orden de la toma de razoó n por parte del Registro de las
Personas de la Provincia de Buenos Aires.
SISTEMA PENITENCIARIO

- ONU: Pacto de San José de Costa Rica (1969)

Tambieó n conocida como Convencioó n Americana de los Derechos Humanos. En Argentina se


aproboó en la Ley nro. 23.054 en 1984, y adquiere jerarquíóa constitucional en el art 75 inc 22
de la reforma constitucional del 94.

Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de
determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana,
razoó n por la cual justifican una proteccioó n internacional…

Derecho a la vida desde el momento de la concepcioó n (este es el famoso pacto que nombraban
cuando se queríóa aprobar la ley de del aborto legal, que decíóan que seríóa inconstitucional
porque nuestra constitucioó n adhiere a este pacto y tiene maó s valor que cualquier ley)

Derecho a la integridad personal: nadie puede ser sometido a tratos crueles, inhumanos,
degradantes, torturas. Los procesados separados de los condenados, los ninñ os detenidos
separados de los adultos detenidos. Las penas privativas de la libertad tendraó n como finalidad
esencial la reforma y la readaptacioó n social de los condenados.

Prohibicioó n de la esclavitud y la servidumbre, derecho a la libertad personal: nadie puede ser


privado de su libertad arbitrariamente

In dubio pro reo: toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se la presuma inocente
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.

- UNODC: Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos.


Reglas de Mandela.

Todos los reclusos seraó n tratados con el respeto que merecen su dignidad y valor intríónsecos
en cuanto seres humanos. Ninguó n recluso seraó sometido a tortura ni a otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes, contra los cuales se habraó de proteger a todos los reclusos,
y no podraó invocarse ninguna circunstancia como justificacioó n en contrario.

Los objetivos de las penas y medidas privativas de libertad son principalmente proteger a la
sociedad contra el delito y reducir la reincidencia. Esos objetivos solo pueden alcanzarse si se
aprovecha el períóodo de privacioó n de libertad para lograr, en lo posible, la reinsercioó n de los
exreclusos en la sociedad tras su puesta en libertad, de modo que puedan vivir conforme a la
ley y mantenerse con el producto de su trabajo. Para lograr ese propoó sito, las
administraciones penitenciarias y otras autoridades competentes deberaó n ofrecer educacioó n,
formacioó n profesional y trabajo, asíó como otras formas de asistencia apropiadas y disponibles,
incluidas las de caraó cter recuperativo, moral, espiritual y social y las basadas en la salud y el
deporte.

Los reclusos pertenecientes a categoríóas distintas deberaó n ser alojados en establecimientos


diferentes o en pabellones diferentes dentro de un mismo establecimiento, seguó n su sexo y
edad, sus antecedentes penales, los motivos de su detencioó n y el trato que corresponda
aplicarles.

Si los profesionales de la salud, al examinar a un recluso en el momento de su ingreso en


prisioó n o al prestarle atencioó n meó dica posteriormente, se percatan de alguó n indicio de tortura
u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, deberaó n documentar y denunciar
esos casos ante la autoridad meó dica, administrativa o judicial competente.

Las restricciones o sanciones disciplinarias no podraó n, en ninguna circunstancia, equivaler a


tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. En particular, quedaraó n
prohibidas las siguientes praó cticas: a) el aislamiento indefinido; b) el aislamiento prolongado
(solo en casos excepcionales); c) el encierro en una celda oscura o permanentemente
iluminada; d) las penas corporales o la reduccioó n de los alimentos o del agua potable; e) los
castigos colectivos. 2. En ninguó n caso se utilizaraó n meó todos de coercioó n fíósica como sancioó n
por faltas disciplinarias. 3. Entre las sanciones disciplinarias o medidas restrictivas no podraó
figurar la prohibicioó n del contacto con la familia.

Es conveniente que, antes de que el recluso termine de cumplir su pena, se adopten las
medidas necesarias para asegurarle un retorno progresivo a la vida en sociedad. Este
propoó sito puede alcanzarse, seguó n los casos, con un reó gimen preparatorio para la puesta en
libertad, organizado dentro del mismo establecimiento penitenciario o en otra institucioó n
apropiada, o mediante la libertad condicional bajo una vigilancia que no deberaó confiarse a la
policíóa y que comprenderaó una asistencia social eficaz. En el tratamiento de los reclusos no se
haraó hincapieó en el hecho de su exclusioó n de la sociedad, sino, por el contrario, en el hecho de
que continuó an formando parte de ella. El deber de la sociedad no termina con la puesta en
libertad del recluso. Por consiguiente, se habraó de disponer de los servicios de organismos
gubernamentales o privados capaces de prestar al exrecluso una ayuda pospenitenciaria
eficaz que contribuya a disminuir los prejuicios contra eó l y le permita reinsertarse en la
sociedad.

No deberaó n permanecer en prisioó n las personas a quienes no se considere penalmente


responsables o a quienes se diagnostique una discapacidad o enfermedad mental grave, cuyo
estado pudiera agravarse en prisioó n, y se procuraraó trasladar a esas personas a centros de
salud mental lo antes posible.

Recogidas en nuestra Ley 24.660: Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad

MODIFICACIÓN Ley 27375 (2017)

La ejecucioó n de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad
lograr que el condenado adquiera la capacidad de respetar y comprender la ley, asíó como
tambieó n la gravedad de sus actos y de la sancioó n impuesta, procurando su adecuada
reinsercioó n social, promoviendo la comprensioó n y el apoyo de la sociedad, que seraó parte de la
rehabilitacioó n mediante el control directo e indirecto.
El reó gimen penitenciario se basaraó en la progresividad, procurando limitar la permanencia del
condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su
evolucioó n favorable su incorporacioó n a instituciones abiertas, semiabiertas, o a secciones
separadas regidas por el principio de autodisciplina. Las acciones a adoptar para su desarrollo
deberaó n estar dirigidas a lograr el intereó s, la comprensioó n y la activa participacioó n del interno.
La ausencia de ello seraó un obstaó culo para el progreso en el cumplimiento de la pena y los
beneficios que esta ley acuerda.

Recabar la cooperacioó n del condenado para proyectar y desarrollar su tratamiento, a los fines
de lograr su aceptacioó n y activa participacioó n, se escucharaó n sus inquietudes

El juez de ejecucioó n o juez competente podraó conceder la libertad condicional al condenado


que reuó na los requisitos fijados por el Coó digo Penal, previo los informes fundados del
organismo teó cnico-criminoloó gico, del Consejo Correccional del establecimiento y de la
direccioó n del establecimiento penitenciario que pronostiquen en forma individualizada su
reinsercioó n social. Dicho informe deberaó contener los antecedentes de conducta, el concepto y
los dictaó menes criminoloó gicos desde el comienzo de la ejecucioó n de la pena.

- Ley Provincial de Ejecución Penal Nº12259/99. Modificación Ley 14296 (2011)

El fin uó ltimo de la presente Ley es la adecuada insercioó n social de los procesados y


condenados a traveó s de la asistencia o tratamiento y control. La asistencia y/o tratamiento
estaraó n dirigidos al fortalecimiento de la dignidad humana y el estíómulo de actitudes
solidarias inherentes a su condicioó n de ser social, a partir de la satisfaccioó n de sus necesidades
y del desarrollo de sus potencialidades individuales.

El reó gimen de procesados, caracterizado por la asistencia, se efectivizaraó a traveó s de dos


modalidades: atenuada y estricta. El reó gimen de condenados, caracterizado por la asistencia
y/o tratamiento, comprenderaó los regíómenes abiertos, semi-abierto y cerrado, los que seraó n
de utilizacioó n alternativa y no necesariamente secuencial.

Los derechos que esta ley acuerda a los penados seraó n tambieó n de aplicacioó n a procesados en
la medida en que su ejercicio no contradiga el principio de inocencia y resulten maó s favorables
y uó tiles para resguardar su personalidad.

Los procesados y condenados gozaraó n baó sicamente de los siguientes derechos, los que seraó n
ejercidos sin establecer discriminacioó n o distingo alguno en razoó n de raza, color, sexo,
orientacioó n sexual, idioma, religioó n, opinioó n políótica o de cualquier otra íóndole, origen
nacional o social, posicioó n econoó mica, de nacimiento o cualquier otra condicioó n social:
1) Atencioó n y tratamiento integral para la salud;
2) Convivencia en un medio que satisfaga condiciones de salubridad e higiene;
3) Vestimenta apropiada que no deberaó ser en modo alguno degradante o humillante;
4) Alimentacioó n que cuantitativa y cualitativamente sea suficiente para el
mantenimiento de la salud;
5) Comunicacioó n con el exterior a traveó s de:
a) Visitas perioó dicas que aseguren el contacto personal y directo con familiares,
representantes legales y con otras personas, especialmente con sus padres, hijos e
hijas, y con sus respectivas parejas, en la forma que establezca la reglamentacioó n.
Envíóo y recepcioó n de correspondencia y comunicaciones telefoó nicas a su costa. Visitas
íóntimas en la forma y modo que determinen los reglamentos;
b) Lectura de diarios, revistas, libros y otros medios de informacioó n social permitidos.
6) Educacioó n, trabajo, descanso y goce de tiempo libre;
7) Ejercicio libre de culto religioso;
8) Ilustracioó n sobre las particularidades y reglas disciplinarias dentro del reó gimen en el
que se los ha incluido, para lo cual se les deberaó informar amplia y personalmente,
entregaó ndoseles una cartilla explicativa al momento de su ingreso a cada modalidad.
9) Asesoramiento legal sobre cualquier procedimiento que resulte de la aplicacioó n de la
presente y que los involucre;
10) Peticionar, ante las autoridades del establecimiento, en debida forma;
11) Tendraó derecho, ademaó s, a conservar sus garantíóas fundamentales y ejercer sus
derechos, a excepcioó n de aqueó llos cuyo ejercicio esteó limitado o restringido
temporalmente, por disposicioó n de la ley y la sentencia de condena;
Los derechos enumerados tienen por finalidad primordial lograr un mejor y maó s efectivo
proceso de revinculacioó n social de los internos con el medio libre a su egreso. El reó gimen del
establecimiento debe tratar de reducir las diferencias que puedan existir entre la vida en
prisioó n y la vida libre en cuanto eó stas contribuyan a debilitar el sentido de responsabilidad del
recluso o el respeto a la dignidad de su persona.

El Servicio Penitenciario adoptaraó las medidas necesarias para mantener, fomentar y mejorar
la educacioó n facilitando instalaciones, bibliotecas, salas de lectura y materiales necesarios
para la implementacioó n de los planes de educacioó n.
El trabajo constituye un derecho para los procesados y un derecho deber para los condenados,
el que se les proporcionaraó en la medida de las posibilidades de cada establecimiento.

En la ASISTENCIA PSICOSOCIAL, prevaleceraó la implementacioó n de teó cnicas especializadas de


acuerdo a los programas formulados para cada reó gimen y/o modalidad, orientados a dar
apoyo y esclarecimiento a los procesados y condenados.

EVALUACIOÉ N E INFORMES: El ingreso y/o reubicacioó n del procesado a cualquiera de las


modalidades de asistencia seraó dispuesto por la Jefatura del Servicio Penitenciario a
propuesta de la Junta de Seleccioó n en base al informe elevado por el grupo de admisioó n y
seguimiento. El informe que produzca el grupo de admisioó n y seguimiento seraó confeccionado
con un criterio interdisciplinario que a nivel penitenciario evaluaraó el desempenñ o
institucional; en los aspectos meó dicos atenderaó las necesidades de tipo preventivo y/o
asistenciales; en el aó rea psicoloó gica las caracteríósticas de personalidad y modalidad de ajuste
al medio; y en lo social la influencia del contexto socio histoó rico cultural.

REGIMEN ABIERTO: El reó gimen abierto se caracterizaraó por la aplicacioó n exclusiva de


programas que impliquen autogestioó n para aqueó llos que hubieren sido incluidos en el mismo.
En este reó gimen el Servicio Penitenciario desarrollaraó una actividad prevalentemente
asistencial fortaleciendo la nocioó n de responsabilidad social a traveó s de nuevos víónculos o el
afianzamiento de los existentes. Las dependencias propias del reó gimen abierto tendraó n
caracteríósticas habitacionales que garanticen un nivel adecuado de privacidad, careciendo de
las siguientes medidas de seguridad: guardia armada uniformada, muros perimetrales, rejas u
otras formas de contencioó n.
Las formas semi-institucionales comprenderaó n: la prisioó n discontinua, que se cumpliraó
mediante la permanencia del condenado en una institucioó n basada en el principio de
autodisciplina, por fracciones no menores de treinta y seis (36) horas, procurando que ese
períóodo coincida con los díóas no laborables de aqueó l; la semidetencioó n, que consistiraó en la
permanencia ininterrumpida del condenado en una institucioó n basada en el principio de
autodisciplina, durante la fraccioó n del díóa no destinada al cumplimiento, en la medida de lo
posible, de sus obligaciones familiares, laborales o educativas. Sus modalidades podraó n ser la
prisioó n diurna y la prisioó n nocturna. Los condenados estaraó n autorizados a disponer de dinero
en efectivo dentro de los líómites que fije la reglamentacioó n.

REGIMEN SEMIABIERTO: El reó gimen semi abierto que comprende las modalidades amplia y
limitada se caracteriza por la aplicacioó n de programas que, permitiendo un adecuado nivel de
autogestioó n por parte de los internos, facilite su interaccioó n dentro de los líómites propuestos
por el Servicio Penitenciario. La modalidad amplia albergaraó a aquellos internos cuyas
caracteríósticas personales permitan que sus respectivos programas de tratamiento se
desarrollen no soó lo en el establecimiento sino tambieó n en sus zonas aledanñ as con míónimos
recaudos de control. La modalidad limitada estaraó destinada a aquellos internos que,
evidenciando un grado suficiente de adaptacioó n institucional, sean beneficiarios de programas
de tratamiento caracterizados por el ejercicio de distintos grados de autocontrol,
desarrollados dentro de los líómites del aó rea de seguridad de la dependencia que los alberga.

REGIMEN CERRADO: El reó gimen cerrado es un sistema de seguridad estricto que comprende
las modalidades moderada y severa, caracterizado por la existencia de normas de control,
dentro de un aó mbito de seguridad que permita la instrumentacioó n de los programas de
tratamiento para aquellos internos que fueran incorporados al mismo. La modalidad
moderada estaó destinada a aquellos internos que a pesar de las dificultades en el manejo de
los impulsos requieran un menor control. El tratamiento se efectivizaraó mediante la
implementacioó n simultaó nea de teó cnicas individuales y/o de pequenñ os grupos. La modalidad
severa se caracteriza por el predominio del tratamiento individual, siendo indicada para
aquellos internos en los que se evidencien manifestaciones de conductas de alta peligrosidad
y serias dificultades de convivencia, con riesgo inmediato para síó o para terceros y para la
seguridad del establecimiento.

El Patronato de Liberados Bonaerense tiene a su cargo:


La tutela, asistencia y tratamiento de toda persona que por disposicioó n judicial deba estar
sometida a su cuidado, sea que trate de: liberados condicionales; Condenados condicionales;
eximidos de prisioó n; excarcelados o quienes gocen de alternativas o morigeraciones a la
prisioó n preventiva; condenados con libertad asistida o salidas transitorias; probados con
suspensioó n del proceso; aqueó l que deba cumplir prisioó n domiciliaria o cualquier otra medida
o pena sustitutiva de prisioó n; liberados por cumplimiento de pena; todas aquellas personas
que habiendo sido sometidas a proceso penal resultaren absueltos o sobreseíódos.

-Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros tratos o penas


crueles, inhumanos o degradantes. Protocolo de Estambul 2002

El objetivo del presente Protocolo es establecer un sistema de visitas perioó dicas a cargo
de oó rganos internacionales y nacionales independientes a los lugares en que se encuentren
personas privadas de su libertad, con el fin de prevenir la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes, que constituyen graves violaciones a los derechos
humanos.
-Fallo Verbitsky (2005)

El 3 de mayo de 2005, la Corte Suprema de Justicia de la Nacioó n emitioó una sentencia


sorprendente, Verbitsky, Horacio s/habeas corpus, en la que decide sobre la situacioó n de
alrededor de 6.000 personas detenidas en comisaríóas de la Provincia de Buenos Aires en
espera de ser juzgadas penalmente. El 15 de noviembre de 2001, una organizacioó n no
gubernamental (el Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS) interpuso ante el Tribunal de
Casacioó n Penal de la Provincia de Buenos Aires accioó n de habeas corpus, en defensa de todas
las personas privadas de su libertad en jurisdiccioó n de la provincia de Buenos Aires, detenidas
en establecimientos policiales superpoblados, y de todas aquellas detenidas en tales lugares,
pese a que legal y constitucionalmente su alojamiento deberíóa desarrollarse en centros de
detencioó n especializados. De acuerdo con la presentante, la nota distintiva de las 340
comisaríóas que funcionan en la provincia de Buenos Aires es la superpoblacioó n y el
consecuente hacinamiento que deben padecer las personas privadas de su libertad. Pese a
tener una capacidad para 3178 detenidos, alojan 6364, seguó n informacioó n del mes de octubre
de 2001 –seguó n la posterior actualizacioó n, la situacioó n empeoroó . En el conurbano bonaerense,
5080 detenidos ocupaban 2068 plazas. Los calabozos se encuentran en un estado deplorable
de conservacioó n e higiene; carecen de ventilacioó n y luz natural. La humedad y, en verano, el
calor son agobiantes. No cuentan con ninguó n tipo de mobiliario, por lo que toda la actividad
(comer, dormir) que desarrollan los internos debe llevarse a cabo en el piso. Los sanitarios no
son suficientes para todos y no se garantiza la alimentacioó n adecuada de los reclusos. Existe
un gran riesgo de propagacioó n de enfermedades infecto-contagiosas y la incidencia de casos
de violencia fíósica y sexual entre los propios internos es alta. La accioó n de habeas corpus
requeríóa al Tribunal de Casacioó n Penal de la provincia de Buenos Aires que se pronunciara
expresamente acerca de la ilegitimidad, constitucional y legal, del encierro de esas personas
en las condiciones descritas, y que ordenara el cese de esa situacioó n. El 3 de mayo de 2005, la
Corte dictoó sentencia haciendo lugar a la accioó n de habeas corpus interpuesta por el CELS. El
voto mayoritario –conformado por jueces dentro de los cuales se encontraban Lorenzetti y
Zaffaroni por ejemplo– consideroó admisible el recurso y decidioó sobre el fondo de la cuestioó n.
Sustancialmente, la mayoríóa de la Corte da por probados los hechos alegados, y considera que
la situacioó n presentada constituye una violacioó n a las normas constitucionales y a las normas
de instrumentos internacionales de derechos humanos aplicables. Dado que la situacioó n es
fruto de la actividad simultaó nea de los tres poderes del Estado provincial, la parte resolutiva
de la sentencia es particularmente compleja: 1) declara que las Reglas Míónimas para el
tratamiento de Reclusos de las Naciones Unidas, recogidas por la ley 24.660, configuran las
pautas fundamentales a las que debe adecuarse toda detencioó n. 2) dispone que la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, a traveó s de los jueces competentes, haga
cesar en el teó rmino de sesenta díóas la detencioó n en comisaríóas de la provincia de menores y
enfermos. 3) instruye a la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires y a los
tribunales de todas las instancias de la provincia para que, en sus respectivas competencias,
con la urgencia del caso, hagan cesar toda eventual situacioó n de agravamiento de la detencioó n
que importe un trato cruel, inhumano o degradante o cualquier otro susceptible de acarrear
responsabilidad internacional al Estado Federal. 4) ordena al Poder Ejecutivo de la Provincia
de Buenos Aires que, por intermedio de la autoridad de ejecucioó n de las detenciones, remita a
los jueces respectivos, en el teó rmino de treinta díóas, un informe pormenorizado, en el que
consten las condiciones concretas en que se cumple la detencioó n (caracteríósticas de la celda,
cantidad de camas, condiciones de higiene, acceso a servicios sanitarios, etc.), a fin de que
eó stos puedan ponderar adecuadamente la necesidad de mantener la detencioó n, o bien,
dispongan medidas de cautela o formas de ejecucioó n de la pena menos lesivas. Ordena
tambieó n que se informe en el plazo de cinco díóas toda modificacioó n relevante de la situacioó n
oportunamente comunicada. 5) dispone que cada sesenta díóas el Poder Ejecutivo de la
Provincia de Buenos Aires informe a la Corte las medidas que adopte para mejorar la situacioó n
de los detenidos en todo el territorio de la provincia. 6) exhorta a los Poderes Ejecutivo y
Legislativo de la Provincia de Buenos Aires a adecuar su legislacioó n procesal penal en materia
de prisioó n preventiva y excarcelacioó n y su legislacioó n de ejecucioó n penal y penitenciaria, a los
estaó ndares constitucionales e internacionales.

INFORMES PERICIALES. CONSULTORIOS JURÍDICOS

-Acordada 2728/97. (1996)

Reglamento para la confeccioó n de lista y designaciones de oficio de profesionales auxiliares de


la Justicia y la Noó mina de especialidades y tíótulos obrantes. Cada profesional podraó inscribirse
en un uó nico departamento judicial para actuar ante todos los oó rganos jurisdiccionales
correspondientes a los fueros civil y comercial, de familia, contencioso administrativo y
laboral con asiento dentro de los líómites territoriales de dicho departamento. Los
nombramientos de oficio se efectuaraó n por sorteo de una lista de profesionales auxiliares de la
justicia que se confeccionaraó y llevaraó de acuerdo a las disposiciones contenidas en el presente
reglamento.
MUJER

- ONU: CONVENCION INTERAMERICANA PARA PREVENIR, SANCIONAR Y


ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER "CONVENCION DE BELEM DO
PARA" (1994)

Podemos situarla como antecedente de la ley nacional argentina

AFIRMANDO que la violencia contra la mujer constituye una violacioó n de los derechos
humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el
reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades;

PREOCUPADOS porque la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y una
manifestacioó n de las relaciones de poder histoó ricamente desiguales entre mujeres y hombres

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER como cualquier accioó n o conducta, basada en su geó nero, que
cause muerte, danñ o o sufrimiento fíósico, sexual o psicoloó gico a la mujer, tanto en el aó mbito
puó blico como en el privado. Incluye la violencia fíósica, sexual y psicoloó gica: que tenga lugar
dentro de la familia o unidad domeó stica o en cualquier otra relacioó n interpersonal, que tenga
lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona; que sea perpetrada o tolerada
por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

- LEY Nº 26.485. Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales. 2009

La presente ley tiene por objeto promover y garantizar: el derecho de las mujeres a vivir una
vida sin violencia; las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la
discriminacioó n y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y
aó mbitos; la remocioó n de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad
de geó nero y las relaciones de poder sobre las mujeres; el acceso a la justicia de las mujeres que
padecen violencia; la asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las aó reas
estatales y privadas

Se entiende por VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES toda conducta, accioó n u omisioó n, que de
manera directa o indirecta, tanto en el aó mbito puó blico como en el privado, basada en una
relacioó n desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad fíósica, psicoloó gica,
sexual, econoó mica o patrimonial, como asíó tambieó n su seguridad personal. Quedan
comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Se considera violencia
indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, accioó n omisioó n, disposicioó n, criterio o
praó ctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varoó n.
Tipos: fíósica, psicoloó gica, sexual (del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de
su vida sexual o reproductiva a traveó s de amenazas, coercioó n, uso de la fuerza o intimidacioó n),
econoó mica y patrimonial, simboó lica.

Modalidades: Violencia domeó stica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por
un integrante del grupo familiar (el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por
afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones
vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia); Violencia institucional contra las
mujeres; Violencia laboral contra las mujeres; Violencia contra la libertad reproductiva
(aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el nuó mero
de embarazos o el intervalo entre los nacimientos); Violencia obsteó trica; Violencia mediaó tica
contra las mujeres.

Ejemplos de políóticas puó blicas que se proponen en la ley: Programas de asistencia econoó mica
para el autovalimiento de la mujer. Programas de acompanñ antes comunitarios para el
sostenimiento de la estrategia de autovalimiento de la mujer. Centros de díóa para el
fortalecimiento integral de la mujer. Instancias de traó nsito para la atencioó n y albergue de las
mujeres que padecen violencia en los casos en que la permanencia en su domicilio o
residencia implique una amenaza inminente a su integridad fíósica, psicoloó gica o sexual, o la de
su grupo familiar, debiendo estar orientada a la integracioó n inmediata a su medio familiar,
social y laboral.

En la ley se prevee la creacioó n de observatorios de violencia contra las mujeres, con el fin de
desarrollar un sistema de informacioó n permanente que brinde insumos para el disenñ o,
implementacioó n y gestioó n de políóticas puó blicas tendientes a la prevencioó n y erradicacioó n de la
violencia contra las mujeres

Presentacioó n de la denuncia. La presentacioó n de la denuncia por violencia contra las mujeres


podraó efectuarse ante cualquier juez/jueza de cualquier fuero e instancia o ante el Ministerio
Puó blico, en forma oral o escrita. Se guardaraó reserva de identidad de la persona denunciante.
En los casos de violencia sexual, la mujer que la haya padecido es la uó nica legitimada para
hacer la denuncia. Asistencia protectora: en toda instancia del proceso se admitiraó la
presencia de un/a acompanñ ante como ayuda protectora ad honoó rem, siempre que la mujer
que padece violencia lo solicite

Informes. Siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente podraó requerir un informe
efectuado por un equipo interdisciplinario para determinar los danñ os fíósicos, psicoloó gicos,
econoó micos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situacioó n de peligro en la que se
encuentre. Dicho informe seraó remitido en un plazo de CUARENTA Y OCHO (48) horas, a
efectos de que pueda aplicar otras medidas, interrumpir o hacer cesar alguna. El/la juez/a
interviniente tambieó n podraó considerar los informes que se elaboren por los equipos
interdisciplinarios de la administracioó n puó blica sobre los danñ os fíósicos, psicoloó gicos,
econoó micos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situacioó n de peligro, evitando producir
nuevos informes que la revictimicen.
https://www.unicef.org/argentina/sites/unicef.org.argentina/files/2018-
09/PROTECCION_JJP_MEDIDAS_ALTERNATIVAS.pdf

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