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Preámbulo: Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intríónseca y de los derechos iguales e inalienables de
todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han
originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha
proclamado, como la aspiracioó n maó s elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de
palabra y de la libertad de creencias;
Declaracioó n Universal de Derechos Humanos como ideal comuó n por el que todos los pueblos y
naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones,
inspiraó ndose constantemente en ella, promuevan, mediante la ensenñ anza y la educacioó n, el
respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de caraó cter nacional
e internacional, su reconocimiento y aplicacioó n universales y efectivos, tanto entre los pueblos
de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdiccioó n.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, sin distincioó n alguna de
raza, color, sexo, idioma, religioó n, opinioó n políótica o de cualquier otra íóndole, origen
nacional o social, posicioó n econoó mica, nacimiento o cualquier otra condicioó n. Todo
individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
ART 11 IN DUBIO PRO REO Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio puó blico en el que
se le hayan asegurado todas las garantíóas necesarias para su defensa.
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener,
mediante el esfuerzo nacional y la cooperacioó n internacional, habida cuenta de la organizacioó n
y los recursos de cada Estado, la satisfaccioó n de los derechos econoó micos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, asíó como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial la alimentacioó n, el vestido, la vivienda, la asistencia meó dica y
los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo,
enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de peó rdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.
Ley Nº 24.430 (sancionada en 1853 con las reformas de los anñ os 1860, 1866, 1898, 1957 y
1994)
ART 75 INC 22. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
El psicoó logo tiene una identidad profesional como ser social, surge histoó ricamente convocado
por necesidades de la sociedad, a las que responde progresivamente, maó s allaó de tecnicismos,
con una lectura de la realidad totalizante y comprensiva, con una gran comprensioó n del
contexto.
Concebimos al HOMBRE como destinatario de nuestra praó ctica desde una perspectiva integral
del fenoó meno humano:
Para este ideal de hombre es que aspiramos pueda realizar una adaptacioó n activa a la
realidad, en la medida en que logre efectuar una lectura de la misma que implique
capacidad de evaluacioó n, creatividad, libertad y posibilidad transformadora.
OBJETIVO del coó digo: asegurar el correcto y regular ejercicio de la profesioó n, en resguardo
de la salud psíóquica de la poblacioó n
El psicoó logo se guiaraó en su praó ctica profesional por los PRINCIPIOS de responsabilidad,
competencia y humanismo.
Frente a accidentes o situaciones de emergencia social, el psicoó logo estaó obligado a prestar
su asistencia y cooperar con los organismos sanitarios.
SECRETO PROFESIONAL -> El psicoó logo deberaó guardar secreto profesional, entendido
como la obligacioó n y el derecho permanente de silencio que contrae en el transcurso del
ejercicio de su profesioó n, y que subsiste auó n despueó s de concluida la relacioó n profesional o
producida la muerte del paciente. El psi estaó obligado a informar a quien le consulte de los
LIÉMITES de la confidencialidad que implica el secreto profesional: dado por la existencia
de la JUSTA CAUSA. EÉ sta existe cuando la revelacioó n se hiciere por determinacioó n
legislativa, cuando la persona que consulte o se trate con el psicoó logo a raíóz de su estado
pueda presumiblemente causarse un danñ o a síó mismo o a terceros, cuando el profesional
actuó e en legíótima defensa de un derecho propio, cuando exista consentimiento del
interesado, cuando se trate de evitar la comisioó n de un delito o danñ os derivados. La
autorizacioó n del paciente no obliga al psicoó logo a tener que hacerlo, en todo caso siempre
debe cuidar de mantener la confianza social hacia la confidencialidad de la profesioó n.
Siempre el intereó s perseguido debe ser mayor a lo que se mantiene en reserva. La
revelacioó n del secreto profesional por justa causa deberaó serlo con discrecioó n,
exclusivamente ante quieó n tenga que hacerlo y en sus justos y restringidos líómites.
Aprobado en 1999. Tiene como propoó sito proveer tanto principios generales (fundamento
mismo del actuar eó tico de los psicoó logos) como normativas deontoloó gicas orientadas a las
situaciones con que pueden encontrarse los psicoó logos en el ejercicio de su profesioó n,
estableciendo asíó las reglas de conducta profesional que han de regir su praó ctica.
Si el Coó digo de EÉ tica establece un principio superior al exigido por la ley o a las que pudieran
emanar de Instituciones en las que presta sus servicios, los psicoó logos deben cumplir con el
principio eó tico maó s elevado.
Preaó mbulo: Propician para el ser humano y para la sociedad en que estaó n inmersos y
participan, la vigencia plena de los Derechos Humanos, la defensa del sistema democraó tico, la
buó squeda permanente de la libertad, la justicia social y la dignidad, como valores
fundamentales que se traduzcan en un hombre y una sociedad protagonista, críótica y solidaria.
Entienden BIENESTAR PSIÉQUICO como uno de los Derechos Humanos fundamentales y
trabajan seguó n el ideal social de promoverlo todos por igual, en el mayor nivel de calidad
posible y con el soó lo líómite que la eó tica y la ciencia establecen.
Declaracioó n de principios (acordados en 1997 por paíóses miembros del Mercosur): respeto
por los derechos y la dignidad de las personas, competencia, compromiso profesional y
cientíófico, integridad, responsabilidad social
De 1985. El Colegio de Psicoó logos de la Provincia de Buenos Aires tiene su asiento en la ciudad
de La Plata, y cuenta con 15 distritos (LP el nro. 11). Los Colegios tienen por objeto y
atribuciones: el gobierno de la matríócula de los Psicoó logos que ejercen en el Distrito, asegurar
el correcto y regular ejercicio de la profesioó n por los colegiados, en el resguardo de la
poblacioó n estimulando la armoníóa y solidaridad profesional, procurar la defensa y proteccioó n
de los Psicoó logos en su trabajo y remuneracioó n, velar por el fiel cumplimiento de las normas
de eó tica profesional, ejercer poder disciplinario sobre los Psicoó logos en su jurisdiccioó n,
combatir y perseguir el ejercicio ilegal de la profesioó n (existe un Tribunal de Disciplina x cada
Colegio de Distrito).
Queda prohibido a los profesionales que ejerzan la psicologíóa: prescribir, administrar o aplicar
medicamentos, electricidad o c
- Reseña histórica del Colegio de Psicólogos (COLPSIBA)
La Ley 10306 de Ejercicio Profesional de la Psicologíóa que crea el Colegio de Psicoó logos de la
Provincia de Buenos Aires fue sancionada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires
en 1985.
Han pasado maó s de dos deó cadas de logros y dificultades, de construccioó n de una Institucioó n
representativa de los intereses de los profesionales psicoó logos, una Institucioó n garante de la
jerarquizacioó n de la profesioó n, la calidad prestacional, la regulacioó n de las praó cticas y del
respeto de las normas eó ticas que rigen el ejercicio profesional. Una Institucioó n que contribuye
al bien puó blico y a la solidaridad social. Una Institucioó n que previene y lucha contra el ejercicio
ilegal garantizando la idoneidad y calidad de las prestaciones frente a la proliferacioó n de falsos
profesionales. Una Institucioó n que como entidad intermedia y gobierno propio, constituye una
forma de insercioó n de los profesionales en el marco institucional democraó tico, un
emprendimiento comuó n y solidario de pares que no sólo instituye deberes sino que defiende
derechos. La colegiacioó n es una oportunidad, la oportunidad de reunirse, de agremiarse, de
pertenencia asociativa, la oportunidad de seguir construyendo juntos un lugar de trabajo y
produccioó n con la perspectiva de seguir creciendo y ampliando el espacio conquistado.
Los antecedentes -> La organizacioó n gremial de los psicoó logos en la Provincia de Bs.As.,
comenzoó en 1972 cuando se creoó la Federacioó n de Psicoó logos de la Pcia. de Bs.As. (FePPBA)
(La Plata y Mar del Plata). Fue creada para que los psicoó logos de la provincia, tuvieó ramos
representacioó n en la COPRA (Confederacioó n de Psicoó logos de la Repuó blica Argentina) entidad
antecesora de la actual FePRA.
El golpe militar del 76 y la persecucioó n que sufrimos los psicoó logos en la provincia y en el paíós,
hizo declinar la fuerza de la organizacioó n gremial. No obstante, la FePPBA continuoó existiendo,
y a partir de 1983 se retoma la gestioó n en las Caó maras Legislativas para lograr la Ley de
Ejercicio Profesional.
A partir del 24 de marzo de 1976, el terrorismo de Estado hace lo suyo y los Psicoó logos y la
Psicologíóa sufrieron tambieó n la embestida: persecucioó n a los psicoó logos, la desaparicioó n en
1978 de Beatriz Perossio en ese entonces Presidente de la Asociacioó n de Psicoó logos de Buenos
Aires y de la FePRA. Al Terrorismo de Estado, con el objetivo de limitar la participacioó n de
psicoó logos y estudiantes de Psicologíóa en las entidades profesionales que habíóan
experimentado en todo el paíós un crecimiento constante y una conciencia gremial encomiable;
se suman las restricciones de las posibilidades laborales; el cierre de la Carrera de Psicologíóa
de la UNLP; no obstante todo ello los psicoó logos seguíóamos incluyeó ndonos en hospitales,
agrupaó ndonos en asociaciones, nucleaó ndonos en las instituciones acadeó micas. La FePRA se
crea a partir de la necesidad de reconstituir la Organizacioó n Nacional de los Psicoó logos
(COPRA), en 1976 en reunioó n Nacional se decide crear una nueva entidad y finalmente el 3 de
Diciembre de 1977 nace la FePRA.
Asíó fue que con gestiones y movilizaciones la III Asamblea del Consejo de Rectores de
Universidades Nacionales, elaboroó una nueva propuesta de Resolucioó n que fuera dictada
posteriormente, Resolucioó n 2350/80, que modificaba algunos criterios: el Psicoó logo ya no es
un auxiliar de la medicina ni de ninguna otra disciplina sino un profesional independiente,
autoó nomo, reconociendo la existencia de “meó todos y teó cnicas propios y competencias maó s allaó
de las clíónicas”.
Desde entonces las entidades profesionales se concentraron en una políótica que teníóa entre
sus objetivos sumar a las leyes de Colegiacioó n y Ejercicio Profesional la elaboracioó n de una
nueva Resolucioó n de Incumbencias. Asíó, la Federacioó n de Psicoó logos de la Repuó blica Argentina
(FePRA) que nucleaba a las Asociaciones y Colegios Profesionales, convocoó y organizoó en
Octubre de 1980 el IV Congreso Argentino de Psicologíóa cuyo tema central fue precisamente
“Actualizaciones en Psicoterapia”. Ante una solicitud de la FePRA, el Ministerio de Educacioó n y
Justicia de la Nacioó n convocoó a unas Jornadas de Trabajo para la elaboracioó n de las
Incumbencias del tíótulo de Psicoó logo y Lic. en Psicologíóa. Dichas Jornadas se realizaron en
agosto de 1985 y dieron como resultado el Proyecto de Resolucioó n que fuera inmediatamente
aprobado a traveó s de la Resolucioó n 2447 que contempla veinte competencias dando asíó un
viraje respecto a las dos resoluciones anteriores y constituyendo con el tiempo una
importante herramienta desde lo acadeó mico y desde lo profesional.
En la Provincia de Buenos Aires, en el anñ o 1983, y con la posibilidad que otorga la democracia,
la FePPBA retoma las gestiones para la obtencioó n de una ley justa que legalice el Ejercicio
Profesional del Psicoó logo: Ley Ejercicio Profesional de la Psicologíóa, con el apoyo unaó nime de
todos los bloques legislativos.
- Domínguez Lostaló: Acerca Del Espacio Científico y sus Áreas (A propósito de las
incumbencias).
El autor realiza una comparacioó n de las disciplinas psicoloó gica y meó dica, partiendo de su maó s
profunda diferenciacioó n, que consiste en considerar al hombre (su objeto de estudio) como
una unidad bio-psico-social (medicina, corte positivista) o al ser humano como socio-bio-
psiquico (psicologíóa). Resulta absurdo establecer la subordinacioó n de una de ellas a la otra en
tanto responden a distintos modelos de construccioó n del objeto de conocimiento, meó todo y
teó cnicas. Diferencias que invalidan esa pretensioó n de “subordinar”, que oculta un criterio nada
cientíófico sino claramente políótico.
La atencioó n psiquiaó trica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una
atenci6n comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva; y el
hospital psiquiaó trico, como uó nica modalidad asistencial, obstaculiza el logro de los objetivos
antes mencionados al aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor
discapacidad social, y crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos
humanos y civiles del enfermo.
Todas las personas tienen derecho a la mejor atencioó n disponible en materia de salud mental,
que seraó parte del sistema de asistencia sanitaria y social.
Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendraó n derecho a ejercer todos los
derechos civiles, políóticos, econoó micos, sociales y culturales reconocidos en la Declaracioó n
Universal de Derechos Humanos.
Toda persona que padezca una enfermedad mental tendraó derecho a vivir y a trabajar, en la
medida de lo posible, en la comunidad. Todo paciente tendraó derecho a ser tratado y atendido,
en la medida de lo posible, en la comunidad en la que vive.
- CIDH (Comisión Interamericana de DDHH): Recomendaciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos sobre la Promoción y Protección de los Derechos
de la Personas con Discapacidad Mental (2001).
La Comisioó n ha verificado que en las Ameó ricas, los usuarios, sus familiares, personal de salud
mental, abogados, jueces y demaó s personas involucradas en la promocioó n y proteccioó n de la
salud mental tienen un conocimiento limitado de los estaó ndares internacionales y normas
convencionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad mental y ademaó s
que estos estaó ndares y normas convencionales no han sido, en la mayoríóa de los casos,
incorporados en las legislaciones nacionales. Por lo cual, recomienda a los Estados, tomar
medidas de caraó cter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra íóndole para
diseminar por medios apropiados y dinaó micos [entre autoridades gubernamentales, ONGs,
profesionales de salud mental, abogados, jueces y otras personas involucradas en la
promocioó n de políóticas de salud mental] los estaó ndares internacionales y normas
convencionales de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y derechos
civiles, políóticos, econoó micos, sociales y culturales de las personas con discapacidad mental.
En la deó cada de los 70 diversos documentos presentaron un anaó lisis de la situacioó n de Salud a
nivel mundial e influenciaron el pensamiento y las praó cticas de la Salud Puó blica. Lalonde
(1974) y Alma-Ata fueron los maó s destacados. Este uó ltimo remite a la Conferencia
Internacional sobre APS llevada a cabo en la localidad de Alma-Ata, ex URSS, con el fin de
establecer un nuevo paradigma de atencioó n de la Salud, basado en: acercar los recursos del
sistema a las comunidades, promover su participacioó n en los procesos de Salud-Enfermedad, ,
volver a la visioó n integral de Salud que involucra al hombre en su totalidad incluyendo su
contexto en el cual estaó inserto. En esta declaracioó n, la APS fue planteada como una estrategia
cuyo principal objetivo fue extender la cobertura de Salud a toda la poblacioó n con el maó ximo
de equidad y accesibilidad.
La presente ley tiene por objeto asegurar el derecho a la proteccioó n de la Salud Mental de
todas las personas y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento
mental, que se encuentran en el territorio nacional. Se entiende por PADECIMIENTO MENTAL
a todo tipo de sufrimiento psíóquico de las personas y/o grupos humanos, vinculables a
distintos tipos de crisis previsibles o imprevistas, asíó como a situaciones maó s prolongadas de
padecimientos, incluyendo trastornos y/o enfermedades, como proceso complejo
determinado por muó ltiples componentes.
Se entiende a la Salud Mental como un PROCESO determinado por componentes histoó ricos,
socio-econoó micos, culturales, bioloó gicos y psicoloó gicos, cuya preservacioó n y mejoramiento
implica una dinaó mica de construccioó n social vinculada a la concrecioó n de los derechos
humanos y sociales de toda persona.
En ninguó n caso puede hacerse un diagnoó stico de SM sobre la base exclusiva del status políótico,
socio-econoó mico, demandas familiares, eleccioó n o identidad sexual, antecedentes de
tratamiento u hospitalizacioó n. Y la existencia de diagnoó stico no autoriza en ninguó n caso a
presumir riesgo de danñ o o incapacidad. Se debe partir siempre de la PRESUNCIOÉ N DE
CAPACIDAD de todas las personas.
Las ADICCIONES deben ser abordadas como parte integrante de las políóticas de SM.
Derechos de personas con padecimiento mental -> derecho a recibir atencioó n sanitaria y social
integral y humanizada, a partir del acceso gratuito, igualitario y equitativo. Derecho a ser
tratados con la alternativa terapeó utica maó s conveniente, que menos restrinja sus derechos y
libertades, promoviendo la integracioó n familiar, laboral y comunitaria. Consentimiento
informado. Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atencioó n y su tratamiento
dentro de sus posibilidades. Derecho a que el padecimiento mental no sea considerado un
estado inmodificable.
Modalidad de abordaje -> atencioó n brindada por equipo interdisciplinario (psi, psiq, trabajo
social, enfermeríóa, terapia ocupacional -> los que tengan titulo de grado estaó n en iguales
condiciones de ocupar los cargos de conduccioó n y gestioó n). El proceso de atencioó n debe
realizarse preferentemente fuera del aó mbito de internacioó n hospitalario y en el marco de un
abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de la APS. Se orientaraó al
reforzamiento, restitucioó n o promocioó n de los lazos sociales. La prescripcioó n de medicacioó n
exclusivamente con fines terapeó uticos y nunca como castigo.
Internacioó n -> considerada como recurso terapeó utico de caraó cter restrictivo, y soó lo puede
llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapeó uticos. Debe promoverse el
mantenimiento de víónculos, contactos y comunicacioó n de las personas internadas con sus
familiares, allegados y con el entorno laboral y social. Debe ser lo maó s breve posible, en
funcioó n de criterios terapeó uticos interdisciplinarios, en ninguó n caso indicada o prolongada
para resolver problemas sociales o de vivienda. Toda disposicioó n de internacioó n debe contar
dentro de las 48 hs. Con evaluacioó n y diagnoó stico interdisciplinario (si o si de psic o psiq) e
inegral y motivos que justifican la internacioó n. Internacioó n voluntaria prolongacioó n maó xima de
60 díóas corridos, despueó s se revisa. La internacioó n INVOLUNTARIA de una persona debe
concebirse como recurso terapeó utico excepcional en caso de que no sean posibles los
abordajes ambulatorios, y soó lo se podraó cuando a criterio del equipo interdisciplinario
mediare situacioó n de RIESGO CIERTO E INMINENTE, para síó o terceros, y debe ser autorizada
(o denegada) por un juez. [Se entiende por RIESGO CIERTO E INMINENTE a aquella
contingencia o proximidad de un danñ o que ya es conocido como verdadero, seguro e
indubitable que amenace o cause perjuicio a la vida o integridad fíósica de la persona o de
terceros. Ello deberaó ser verificado por medio de una evaluacioó n actual, realizada por el
equipo interdisciplinario, cuyo fundamento no deberaó reducirse exclusivamente a una
clasificacioó n diagnoó stica.] Y se solicitan informe cada 30 díóas de corridos a ver si persisten las
razones para mantenerlo internado. Si despueó s de los primeros 90 díóas y despueó s de los tres
informes continuase la internacioó n, se cambia de equipo para evaluar la situacioó n, y si hay
diferencia de criterios se utiliza el que menos restrinja la libertad. La persona tiene derecho a
un abogado o defensor (del Estado). El alta, externacioó n o permisos de salida son facultad del
equipo de salud, que no requiere autorizacioó n del juez. Aun en el marco de una internacioó n
involuntaria, deberaó procurase que la persona participe de la decisioó n que se tome en relacioó n
a su tratamiento. Dato interesante: las instituciones deberaó n disponer de telefoníóa gratuita
para uso de las personas internadas.
Las derivaciones para tratamientos ambulatorios o de internacioó n que se realicen fuera del
aó mbito comunitario donde vive la persona soó lo corresponden si se realizan a lugares donde la
misma cuenta con apoyo y contencioó n social o familiar.
Para vigilar y regular que todo funcione debidamente, se crea un OÉ rgano de Revisioó n
multidisciplinario, que loó gicamente protege los derechos humanos de los usuarios de los
servicios de SM.
Autores:
La ley nacional de discapacidad que ratifica a la convencioó n internacional sobre los derechos
de las personas con discapacidad, promulgada en 2008 puede pensarse como un antecedente
de la aparicioó n de la ley de SM.
En el 2014 se promulgoó en nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, que a la vez unifica
los anteriores. Este coó digo distingue lo que es la capacidad de derecho (toda persona humana
goza de la aptitud para ser TITULAR de derechos y deberes juríódicos) de la capacidad de
ejercicio (toda persona humana puede EJERCER POR SIÉ MISMA sus derechos). La capacidad
general de ejercicio de la persona humana se presume aun cuando se encuentre internada en
un establecimiento asistencial. Las limitaciones o restricciones de capacidad son de caraó cter
excepcional, por sentencia judicial y dictamen interdisciplinario previo, y se disponen siempre
en beneficio de la persona, que en ese caso tiene derecho a participar del proceso judicial con
asistencia letrada. Se debe determinar la extensioó n y alcance de la misma, y puede ser
revisada por peticioó n del interesado, y el juez obligado a revisarla cada 3 anñ os.
La transformacioó n que sufre hoy el Estado produce cambios en las políóticas sociales,
desplazando las políóticas del sector salud hacia el concepto de mercado de salud, lo cual trae
aparejado que las políóticas de desinstitucionalizacioó n corran el riesgo de convertirse en
políóticas de deshospitalizacioó n, coherentes con la políótica de ajuste.
El alto grado de hospitalizacioó n a largo plazo en grandes instituciones consume los recursos
puó blicos que, en su lugar, deberíóan ser usados para desarrollar servicios integrados a la
comunidad. Si bien existen algunos programas de atencioó n comunitarios que demuestran que
la Argentina dispone de los recursos teó cnicos necesarios para reformar los servicios e integrar
a las personas con discapacidades mentales en la comunidad, lo cierto es que, teniendo en
cuenta las entrevistas a funcionarios y profesionales asíó como el anaó lisis de las políóticas en
salud mental efectivamente implementadas, las organizaciones firmantes pueden concluir que
auó n no existe una políótica general conducente a la integracioó n comunitaria de las personas con
discapacidades mentales. Por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, las tres instituciones
psiquiaó tricas maó s grandes absorben el 80 por ciento del presupuesto de salud mental.
“Hace muy poco tiempo estuve en Open Door, en la Colonia Cabred. Allíó, hablando con su
Director, me dijo acaó hay alrededor de 1.064, o una cifra parecida, [de] internos. Me dijo, maó s o
menos 750 estaó n por pobres; es decir, estaó n porque hace mucho que estaó n y estaó n porque
nadie los va a buscar, y estaó n porque no tienen adoó nde ir si salen. Se suma todo: el tiempo que
llevan, la soledad, el acostumbramiento a esa soledad o a esa forma de vida y el no tener
parientes interesados en ellos. Es decir que no son locos, son pobres y solos; que es una buena
manera de volverse locos.” - Felipe Solaó , Gobernador de la provincia de Buenos Aires
La desmanicomializacioó n empieza de nuevo cada díóa, como empieza cada díóa la vida de las
personas. Tal vez lo que maó s cuesta es reconocer y modificar los haó bitos, prejuicios y valores
autoritarios que discriminan y marginan al diferente.
Se habraó n de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Los intereses y el bienestar de la persona deberíóan tener prioridad con
respecto al intereó s exclusivo de la ciencia o la sociedad
2. Acceso a la Atencioó n Baó sica de la Salud Mental: todo el que esteó necesitado debe tener
acceso a una atencioó n baó sica de SM.
10. Respeto de las Normas Legales: las decisiones deben tomarse de acuerdo con el cuerpo de
leyes vigentes en la jurisdiccioó n correspondiente y no sobre otra base ni sobre una base
arbitraria.
PROTECCIÓN DE LA INFANCIA
Considerar a la Infancia como una categoríóa, implica reconocer que es una construccioó n social
y que como tal, dependeraó de las condiciones y las caracteríósticas sociales, políóticas e
histoó ricas de cada momento histoó rico.
La modalidad educativa se basoó hasta el siglo 18 en crianza con nodrizas domeó sticas (a las que
recurríóan los ricos), y los hospicios (para los pobres), donde habíóa tasas de morbilidad muy
elevadas, no logrando que los mismos sean uó tiles al Estado. Para la parte rica la crianza era
igualmente mala por la gran cantidad de ninñ os que las nodrizas debíóan tomar, sumado a la
falta de carinñ o e intereó s.
Estas praó cticas duraron siglos, pero se modifican a partir de ciertas condiciones histoó ricas de
los siglos 17 y 18: las dos grandes revoluciones de la eó poca, la Francesa (1789-1799) y la
Industrial (1760-1840). Estas dan inicio, por un lado, a un cambio en la economíóa de la mano
del surgimiento del Capitalismo, y por otro, a una nueva concepcioó n del Estado como liberal,
que plantea igualdad para todos los habitantes, en contraposicioó n a lo que habíóa sido el
autoritarismo feudal. Estas condiciones llevan que desde el Estado se promueva la
conservacioó n de los hijos (como forma de controlar a las familias) a partir de la revalorizacioó n
de las tareas educativas y promoviendo un cambio en la imagen de la infancia. La
reorganizacioó n educativa consecuente siguioó estando dividida: para las clases altas “el meó dico
prescribe, la madre ejecuta” da cuenta de la difusioó n de la medicina domeó stica que desplaza el
papel de la nodriza y produce una valorizacioó n del papel de la madre. Para las clases bajas, se
organizan formas de direccioó n de sus vidas desde la filantropíóa (clase alta e Iglesia),
enmascarando una vigilancia directa con una base de moralidad. Ejemplo de “el torno”. Hacia
1837, confirmado el fracaso de esta políótica, se instaura un sistema de ayuda a domicilio a las
madres (se paga salario como nodriza). Clara políótica asistencial con loó gica patronal
paternalista. A la vez que remunerada, es vigilada desde el Estado con el discurso meó dico. Otro
ejemplo del control y moralizacioó n de las clases maó s bajas son las campanñ as para el
casamiento. Con el casamiento se logra que la mujer obtenga un lugar preponderante en la
vida domeó stica, criando a sus hijos y manteniendo al hombre en la casa y lejos de los bares,
obteniendo mejores resultados y energíóa para las industrias. Para ello se les brinda vivienda
social, controlada en nuó mero de habitantes. A su vez, se limita la libertad de los ninñ os de
permanecer en las calles, integraó ndolos en espacios de mayor vigilancia como lo son la escuela
y la vivienda familiar.
Hacia fines del siglo 19, emergen sectores filantroó picos que trabajan sobre la infancia y lo que
puede peligrarla (infancia en peligro), o lo que puede volverla amenazadora (infancia
peligrosa). Estas asociaciones filantroó picas privadas se apoyan en las leyes del patronato de
la infancia y adolescencia, hacieó ndose cargo de los delincuentes menores y rebeldes a la
autoridad paterna, para moralizarlos e inculcarles “sanos” haó bitos de trabajo. Se instituyen
finalmente leyes en 1889, 1898, 1912 que organizan progresivamente una transferencia de
soberaníóa de las familias “moralmente insuficientes” al cuerpo de notables filantroó picos,
magistrados y meó dicos especializados en infancia. Asíó se logra que la norma estatal y la
moralizacioó n filantroó pica situó en a la familia ante la obligacioó n de vigilar a sus hijos o ser ellos
mismos objeto de vigilancia y disciplinarizacioó n. La abolicioó n del poder patriarcal permitiraó el
establecimiento de un procedimiento de tutelarizacioó n que armonice los objetivos sanitarios y
educativos con los meó todos de vigilancia econoó mica y moral.
La proteccioó n de la infancia adquiere una faceta de control que intentaraó impedir la extensioó n
del malestar social y apuntaraó a los “desordenes morales”, fuente de males sociales mayores
como la prostitucioó n, el alcoholismo, las conductas delictivas, la mendicidad y el trabajo
infantil en las calles.
Joseó Ingenieros, representando al positivismo hegemoó nico de la eó poca, realiza estudios que
vinculan a los ninñ os canillitas con la delincuencia juvenil-infantil, con fines de redactar una ley
de control para los ninñ os. Los ninñ os abandonados-delincuentes, impondraó n una imagen de
peligrosidad social, moral y material. La mendicidad infantil genera males mayores a la
sociedad, son “flagelos morales”. Se apunta en esta crisis a la familia “una buena familia seraó
garantíóa de buena salud moral”. “Semana traó gica” (1919): 700 muertos y 2000 heridos
producto de reclamos sindicales obreros, por lo cual se culpoó a los “chicuelos” que viven en los
sitios oscuros de la Capital Federal (palabras del Dr. Luis Agote, diputado nacional). Entonces
finalmente se legisla una ley de minoridad: “Ley Agote” nro. 10903 (1919).
Entre los puntos maó s importantes de la misma se encuentra la separacioó n por primera vez a
los menores de edad (menor a 18 anñ os) de los adultos en lo que es materia penal; plantea una
funcioó n tutelar puó blica estatal de superintendencia de todos los menores del territorio
nacional. Se modifica la normativa sobre patria potestad del coó digo civil de modo que la
intervencioó n del Estado puede hacerse efectiva. Todo esto sobre la base del concepto de
PELIGRO MORAL o material. Asíó, el Estado podraó disponer del menor que se encuentre en esa
condicioó n derivaó ndolo a instituciones reeducativas o de rehabilitacioó n.
La defensa del menor la realizaraó el Asesor de Menores, funcionario encargado de defender los
intereses del menor y de la sociedad, “que no son contrapuestos”. Asíó, se niega la relacioó n
conflictiva entre el menor y la sociedad, al cercenarse las garantíóas constitucionales, bajo una
justificacioó n protectora.
- Decreto Ley nro. 10.067 de Reforma del Procedimiento para Menores (1983)
Este decreto ley va a seguir los lineamientos de la ley 4664, con modificaciones y ampliaciones
en lo que hace a la competencia de los Tribunales de Menores, producto de experiencia
acumulada en casi medio siglo de su funcionamiento. Ej: podraó ordenar el discernimiento de la
tutela, la concesioó n de la guarda…
La funcioó n del Patronato seraó ejercido coordinadamente por: el juez que decide sobre la
situacioó n del menor; el asesor de incapaces como representante del menor y la sociedad; la
Subsecretaríóa del Menor encargada de planificar y ejecutar la políótica general de la minoridad.
Se amplíóa el equipo teó cnico al incorporar al Psicoó logo, y se establece que los informes
meó dicos, sociales y psicoloó gicos tienen caraó cter esencial en el procedimiento, declaraó ndose la
nulidad de las actuaciones que no los contengan.
La Ley Agote introduce este concepto como causal de perdida de la Patria Potestad, e intentaraó
definir la expresioó n con un cataó logo de conductas muy disíómiles que configuran la situacioó n
del menor en peligro Moral y Material. Pero luego, tanto la Ley 4664 como el decreto ley
10.067 resignaraó n la posibilidad de definirlo dejando en forma absoluta la interpretacioó n de
esta nocioó n en manos del juez. Esta nocioó n es una suerte de ficcioó n que funciona míóticamente
suministrando un modelo loó gico para resolver conflictos sociales, interviniendo sobre las
personas excluidas del modelo social. Es evidente que este perfil exhibe una clara correlacioó n
entre las posiciones de clase baja y marginal y la delincuencia o conductas que podríóan
calificarse de predelincuenciales. Se estaó castigando a un sector social de ninñ os, ninñ as y
adolescentes bien definido.
Constituye un hito en la historia de la humanidad al considerar por primera vez a todos los
ninñ es del mundo –en tanto grupo vulnerable- objeto de proteccioó n especial por parte de los
adultos y del Estado y sujetos de un conjunto de Derechos civiles y políóticos que los equiparan
a la condicioó n de ciudadanos al otorgarle la libertad de expresioó n, participacioó n, asociacioó n,
informacioó n veraz, etc.
Su cumplimiento pleno constituye un desafíóo para la humanidad e implica, para los Estados
firmantes, el compromiso de adoptar medidas concretas tendientes a satisfacer las
necesidades baó sicas de salud, vivienda, educacioó n, vida en familia, recreacioó n, y de proteccioó n
contra todas las formas de maltrato, abuso o explotacioó n, garantizando el desarrollo armoó nico
e integral de todos los ninñ es sin discriminacioó n alguna. Opera como un ordenador de las
relaciones entre la infancia, el Estado y la familia. La CDN es profundamente respetuosa de la
relacioó n ninñ o-familia, limitando la intervencioó n tutelar del Estado, dejaó ndola como uó ltima
instancia.
Reconoce que los ninñ os (seres humanos menores de 18 anñ os) son individuos con derecho de
pleno desarrollo fíósico, mental y social, y con derecho a expresar libremente sus opiniones.
Una Convencioó n sobre los derechos del ninñ o era necesaria porque auó n cuando muchos paíóses
teníóan leyes que protegíóan a la infancia, algunos no las respetaban. Para los ninñ os esto
significaba con frecuencia pobreza, acceso desigual a la educacioó n, abandono. Unos problemas
que afectaban tanto a los ninñ os de los paíóses ricos como pobres. En este sentido, la aceptacioó n
de la Convencioó n por parte de un nuó mero tan elevado de paíóses ha reforzado el
reconocimiento de la dignidad humana fundamental de la infancia asíó como la necesidad de
garantizar su proteccioó n y desarrollo.
Como se indica en la Declaracioó n de los Derechos del Ninñ o, "el ninñ o, por su falta de madurez
fíósica y mental, necesita proteccioó n y cuidado especiales, incluso la debida proteccioó n legal,
tanto antes como despueó s del nacimiento"
Todo ninñ o tiene derecho intríónseco a la vida y es obligacioó n del Estado garantizar la
supervivencia y el desarrollo del ninñ o.
Es un derecho del ninñ o vivir con su padre y su madre, excepto en los casos que la separacioó n
sea necesaria para el intereó s superior del propio ninñ o. Es derecho del ninñ o mantener contacto
directo con ambos, si estaó separado de uno de ellos o de los dos. Corresponde al Estado
responsabilizarse de este aspecto, en el caso de que la separacioó n haya sido producida por
accioó n del mismo.
Opinioó n del ninñ o: El ninñ o tiene derecho a expresar su opinioó n y a que eó sta se tenga en cuenta
en todos los asuntos que le afectan. Con tal fin, se daraó en particular al ninñ o oportunidad de
ser escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que afecte al ninñ o, ya sea
directamente o por medio de un representante o de un oó rgano apropiado, en consonancia con
las normas de procedimiento de la ley nacional.
ADOPCIOÉ N En los Estados que reconocen y/o permiten la adopcioó n, se cuidaraó de que el
intereó s superior del ninñ o sea la consideracioó n primordial y de que esteó n reunidas todas las
garantíóas necesarias para asegurar que la adopcioó n sea admisible asíó como las autorizaciones
de las autoridades competentes
Esta convencioó n fue ratificada en nuestro paíós a traveó s de la Ley Nacional nro. 23.849 en
1990, e incorporada a la Constitución Nacional en la reforma del año 1994, pasando asíó a
tener un estatuto juríódico maó ximo.
La situacioó n econoó mica social nunca puede dar lugar a la separacioó n del ninñ o de su familia,
sino que constituye un alerta para apoyo familiar. El ninñ o en dificultades no es competencia de
la justicia. El juez solo debe intervenir cuando se trata de problemas juríódicos o conflictos con
la ley penal, no pudiendo tomar maó s medidas arbitrarias o de duracioó n indeterminada. El
Estado ya no es patroó n sino promotor del bienestar de los ninñ os. Interviene a traveó s de
políóticas sociales, de educacioó n, de proteccioó n especial.
El juez tiene la obligacioó n de escuchar al ninñ o y tiene derecho a un defensor y a un debido
proceso con todas las garantíóas y no puede privarse de la libertad a quienes no fueran
culpables de delito.
LA CDN se estructura de acuerdo a PRINCIPIOS, es decir, derechos que permiten ejercer otros
derechos y resolver conflictos entre ellos. Uno de estos es el INTERES SUPERIOR DEL NINÑ O,
definido como “la satisfaccioó n integral de sus derechos”. Ante cualquier conflicto o
contradiccioó n que pueda surgir, se debe resolver apelando a este principio. Otros son: la no
discriminacioó n, la efectividad, la autonomíóa progresiva y participacioó n (en contraposicioó n a la
visioó n de la infancia como incapacidad juríódica). Este principio de autonomíóa progresiva se
conjuga con la responsabilidad de los ninñ os de sus propios actos, posibilitando asíó la
responsabilidad en los actos ilíócitos que puedan llevar a cabo tal como lo plantea el SRPJ.
Asimismo podemos poner cierto acento en lo que se entiende como “escuchar al ninñ o y que su
opinioó n sea tenida en cuenta”. Debe ser determinante la propia visioó n del ninñ o como titular y
con un rol protagoó nico en la opinioó n en relacioó n a sus intereses, como y cuando ejerce sus
derechos, sus deseos y sentimientos.
A pesar del hito que configuroó la CDN incorporada a nuestra CN, en la Prov de Bs. As. Y en
muchas provincias se continuoó actuando con la Ley Agote y el decreto de ley, resultando
contradictorios desde su definicioó n. De allíó que comience a darse un movimiento políótico hacia
la implementacioó n de la Convencioó n y la Doctrina, comenzando a intervenir nuevas variables
hacia su modificacioó n. Asíó es que se legisla la Ley nro. 12.607, teniendo como temas centrales
establecer un reó gimen de Proteccioó n Integral de los Derechos del Ninñ o y el Joven, e incluyoó la
creacioó n del fuero judicial de ninñ os y joó venes. Pero fue suspendida a los 15 díóas luego de largas
peleas políóticas. Finalmente en el 2004 se sanciona la Ley 13.298 de Promoción y
Protección de los Derechos del Niño, aunque fue puesta en funcionamiento recieó n en el
2007. Paralelamente en el 2005 fue aprobada la Ley Nacional nro. 26.061 de Protección
Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. (A nivel Nacional se crea la
Secretaríóa Nacional de Ninñ ez y adolescencia y la de Familia).
Tambieó n en el 2007 se promulga la Ley 13.634 del Fuero de Familia y Fuero Penal del
Niño, que actua como complementaria de la anterior. Esta ley realiza cambios importantes en
los oó rganos judiciales y administrativos en el tratamiento de la infancia en la Prov de BsAs.
Puntualmente dispone la disolución de los Tribunales de Familia, creando los Juzgados
de Familia, adoptando el criterio unipersonal. Estos incorporan la competencia civil que se
derive de cuestiones juríódicas en los que intervengan los Servicios de Proteccioó n de Derechos.
Por otra parte, el Fuero de Menores disuelve su competencia asistencial y se otorgan las
garantíóas del debido proceso al Fuero Penal al incorporar el Fiscal y Defensor del Joven, y
creando Jueces de Garantíóas y los Juzgados de Responsabilidad Penal Juvenil.
Las disposiciones contenidas en este instrumento preveó n la proteccioó n de los ninñ os por parte
del Estado a partir del establecimiento de nuevas instituciones, programas, acciones y
praó cticas que permitan su inclusioó n en las políóticas puó blicas universales y en su aó mbito
familiar y comunitario, revirtiendo a la tendencia seguida por el modelo tutelar de segregacioó n
de los ninñ os en sistemas especiales y represivos. Y tambieó n se produce un giro en las
relaciones del Estado con los ninñ os reduciendo la intervencioó n, la cual seraó canalizada en
teó rminos de programas y praó cticas. La modificacioó n supone intervenciones que apunten a la
inclusioó n de ninñ es y adolescentes en su familia, escuela, servicios de salud y comunidad;
evitando las praó cticas orientadas a depositar en la judicializacioó n y la intervencioó n de los
organismos de la minoridad las situaciones sociales complejas.
De este modo se logra comprender la loó gica propia del Sistema de Promoción y Protección
de los Derechos del Niño al entenderse como “un conjunto de organismos y entidades y
servicios que formulan, coordinan, orientan, supervisan, ejecutan y controlan las políóticas,
programas y acciones, en el aó mbito provincial y municipal, destinados a promover, prevenir,
asistir, proteger, resguardar y restablecer los derechos de los ninñ os” asíó como establecer los
medios a traveó s de los cuales efectivizar esto. El encargado de aplicar esto seraó el Ministerio de
Desarrollo Humano a traveó s de la Subsecretaríóa de Ninñ ez, implementaó ndolo a traveó s de los
Municipios.
Por otra parte, en el Decreto 300/05 (Reglamentacioó n de la Ley 13298) plantea la Creacioó n de
los Servicios ZONALES de Promoción y Protección de Derechos del Niño, compuestos por
equipos teó cnicos profesionales interdisciplinarios, encargados de coordinar los Servicios
Locales, funcionando a su vez como instancia superadora de resolucioó n de conflictos una vez
agotada la instancia local de resolucioó n.
Es decir, el Servicio Local funciona de manera maó s directa en el territorio y el Zonal como el
oó rgano de supervisioó n de las acciones de los Locales (municipales), instancia superadora de
conflictos y quienes definan las medidas de proteccioó n a tomar (especialmente cuando
implique una separacioó n del grupo familiar). Ambos se encargan de disponer de MEDIDAS DE
PROTECCION INTEGRAL DE DERECHOS. Estas medidas son limitadas en el tiempo, se
mantienen mientras persistan las causas que dieron origen a la amenaza o violacioó n de
derechos o garantíóas. Se aplicaraó n prioritariamente aquellas medidas de proteccioó n de
derechos que tengan por finalidad la preservacioó n y fortalecimiento de los víónculos familiares.
Ejemplos: apoyo escolar, guarderíóa, asistencia integral a la embarazada, asistencia
familiar/social/econoó mica, tratamiento meó dico/psicoloó gico/psiquiaó trico, con caraó cter
excepcional y notificado a las autoridades: permanencia temporal en aó mbitos familiares
alternativos o entidades de atencioó n social y/o salud.
En los casos en que se evaluó e la conveniencia de la separacioó n del grupo familiar y la
colocacioó n del ninñ o en un espacio alternativo, se prevee (en la Reglamentacioó n de la Ley) la
creacioó n de la MEDIDA DE ABRIGO. Esta tiene como objeto brindar al ninñ o un aó mbito
alternativo al grupo de convivencia cuando en este se encuentran amenazados o vulnerados
efectivamente sus derechos y garantíóas hasta tanto se evaluó e la implementacioó n de otras
medidas tendientes a preservarlos o restituirlos. La medida al ser provisoria no puede superar
los 30 díóas prorrogables por uó nica vez por otros 30 díóas. En simultaneo con la medida, se
deberaó trabajar con la familia del ninñ o (Servicio Local) a fin de procurarle la orientacioó n y
condiciones necesarias para abordar las dificultades que ocasionaron la medida dispuesta, y
asíó facilitar –siempre que sea posible- el retorno del ninñ o a su seno familiar. Se trataraó de
ubicar el mejor lugar para cada ninñ o, cerca de su domicilio, evitando en lo posible la
separacioó n entre hermanos, siempre respetando la red afectiva del ninñ o.
Vencidos los plazos, sin haberse modificado las circunstancias que motivaron la medida, y no
habieó ndose encontrado estrategias, el Servicio Local y Zonal deberaó n presentar una nota por
escrito al Asesor de Incapaces, donde funden debidamente la necesidad de mantener la
separacioó n del ninñ o de su grupo familiar, y sugerencias para que este realice las acciones
civiles necesarias.
JÓVENES EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL creo que faltan agregar del SRPJ
Asimismo seraó a traveó s de esta misma Ley 13634 que se dispondraó la creación del Fuero de
Responsabilidad Penal Juvenil.
- - Ley PROVINCIAL 13. 634 principios generales del Fuero de Familia y del Fuero
Penal del niño. Pcia de Buenos Aires.
http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-13634.html
Los Estados Miembros se esforzaraó n por crear condiciones que garanticen al menor una vida
significativa en la comunidad fomentando, durante el períóodo de edad en que el menor es maó s
propenso a un comportamiento desviado, un proceso de desarrollo personal y educacioó n lo
maó s exento de delito y delincuencia posible.
Estas orientaciones baó sicas de caraó cter general se refieren a la políótica social en su conjunto y
tienen por objeto promover el bienestar del menor en la mayor medida posible, lo que
permitiríóa reducir al míónimo el nuó mero de casos en que haya de intervenir el sistema de
justicia de menores y, a su vez, reduciríóa al míónimo los perjuicios que normalmente ocasiona
cualquier tipo de intervencioó n.
MENOR es todo ninñ o o joven que, con arreglo al sistema juríódico respectivo, puede ser
castigado por un delito en forma diferente a un adulto;
DELITO es todo comportamiento (accioó n u omisioó n) penado por la ley con arreglo al sistema
juríódico de que se trate.
En todas las etapas del proceso se respetaraó n garantíóas procesales baó sicas tales como la
presuncioó n de inocencia, el derecho a ser notificado de las acusaciones, el derecho a no
responder, el derecho al asesoramiento, el derecho a la presencia de los padres o tutores, el
derecho a la confrontacioó n con los testigos y a interrogar a eó stos y el derecho de apelacioó n
ante una autoridad superior.
Las presentes Reglas míónimas contienen una serie de principios baó sicos para promover la
aplicacioó n de medidas no privativas de la libertad, asíó como salvaguardias míónimas para las
personas a quienes se aplican medidas sustitutivas de la prisioó n. Las Reglas tienen por objeto
fomentar una mayor participacioó n de la comunidad en la gestioó n de la justicia penal,
especialmente en lo que respecta al tratamiento del delincuente, asíó como fomentar entre los
delincuentes el sentido de su responsabilidad hacia la sociedad.
Se entiende por menor toda persona de menos de 18 anñ os de edad. La edad líómite por debajo
de la cual no se permitiraó privar a un ninñ o de su libertad debe fijarse por ley. Por privacioó n de
libertad se entiende toda forma de detencioó n o encarcelamiento, asíó como el internamiento en
un establecimiento puó blico o privado del que no se permita salir al menor por su propia
voluntad, por orden de cualquier autoridad judicial, administrativa u otra autoridad puó blica.
Consciente de que los menores privados de libertad son sumamente vulnerables a los malos
tratos, a la victimizacioó n y a la violacioó n de sus derechos,
Preocupada por el hecho de que muchos sistemas no establecen una diferenciacioó n entre
adultos y menores en las distintas fases de la administracioó n de justicia y, en consecuencia, los
menores estaó n detenidos en prisiones y centros junto con adultos:
Afirma que la reclusioó n de un menor en un establecimiento debe ser siempre una medida de
uó ltimo recurso y por el míónimo períóodo necesario, y limitarse a casos excepcionales.
Reconoce que, debido a su gran vulnerabilidad, los menores privados de libertad requieren
especial atencioó n y proteccioó n y que deberaó n garantizarse sus derechos y bienestar durante el
períóodo en que esteó n privados de libertad y con posterioridad a eó l.
VIOLENCIA FAMILIAR
Se entenderaó por VIOLENCIA FAMILIAR, toda accioó n, omisioó n, abuso, que afecte la vida,
libertad, seguridad personal, dignidad, integridad fíósica, psicoloó gica, sexual, econoó mica o
patrimonial, de una persona en el aó mbito del grupo familiar, aunque no configure delito.
Cuando las víóctimas fueran menores de edad, incapaces, ancianos o discapacitados que se
encuentren imposibilitadas de accionar por síó mismas, estaraó n obligados a hacerlo sus
representantes legales, los obligados por alimentos y/o el Ministerio Puó blico, como asíó
tambieó n quienes se desempenñ an en organismos asistenciales, educativos, de salud y de
justicia y en general, quienes desde el aó mbito puó blico o privado tomen conocimiento de
situaciones de violencia familiar o tengan indicios de que puedan existir.
El Poder Ejecutivo arbitraraó los medios y los recursos necesarios para el cumplimiento de los
siguientes objetivos:
- Articulacioó n de las políóticas de prevencioó n, atencioó n y tratamiento de las víóctimas de
violencia familiar.
- Desarrollar programas de capacitacioó n de docentes y directivos de todo los niveles de
ensenñ anza, orientados a la deteccioó n temprana, orientacioó n a padres y derivacioó n asistencial
de casos de abuso o violencia, asíó como a la formacioó n preventiva de los alumnos.
- Crear en todos los centros de salud dependientes de la Provincia, equipos
multidisciplinarios de atencioó n de ninñ os y adolescentes víóctimas y sus familias compuestos
por un meó dico infantil, un psicoó logo y un asistente social con formacioó n especializada en este
tipo de problemaó ticas. Invitar a los municipios a generar equipos semejantes en los electores
de salud de su dependencia.
- Generar con los municipios y las entidades comunitarias casas de hospedajes en cada
comuna, que brinden albergue temporario a los ninñ os, adolescentes o grupos familiares que
hayan sido víóctimas.
- Desarrollar en todos los municipios servicios de recepcioó n telefoó nica de denuncias.
Toda persona que sufriese lesiones o maltrato fíósico o psíóquico por parte de alguno de los
integrantes del grupo familiar podraó denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante el
juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas. A los
efectos de esta Ley se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o en las
uniones de hecho. Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o
discapacitados, los hechos deberaó n ser denunciados por sus representantes legales y/o el
Ministerio Puó blico. Tambieó n estaraó n obligados a efectuar la denuncia los servicios
asistenciales sociales y educativos, puó blicos o privados; los profesionales de la salud y todo
funcionario puó blico en razoó n de su labor.
El juez requeriraó un diagnoó stico de interaccioó n familiar efectuado por peritos de diversas
disciplinas para determinar los danñ os fíósicos y psíóquicos sufridos por la víóctima, la situacioó n
de peligro y el medio social y ambiental de la familia. Las partes podraó n solicitar otros
informes teó cnicos.
La reglamentación de esta ley preveraó las medidas conducentes a fin de brindar al imputado
y su grupo familiar asistencia meó dica psicoloó gica gratuita. Como por ejemplo la creacioó n de
centros de informacioó n y asesoramiento (algunos incluso funcionando dentro de hospitales
estatales)
ADOPCIÓN
- Ley NACIONAL de Adopción Nº 24779. Pcia de Buenos Aires. 1997 (código civil)
YA ESTÁ DEROGADA
Podraó ser adoptante toda persona que reuó na los requisitos establecidos en este Coó digo
cualquiera fuese su estado civil, debiendo acreditar de manera fehaciente e indubitable,
residencia permanente en el paíós por un períóodo míónimo de cinco anñ os anterior a la peticioó n
de la guarda.
No podraó n adoptar: a) Quienes no hayan cumplido treinta anñ os de edad, salvo los coó nyuges
que tengan maó s de tres anñ os de casados. Auó n por debajo de eó ste teó rmino, podraó n adoptar los
coó nyuges que acrediten la imposibilidad de tener hijos. b) Los ascendientes a sus
descendientes. c) Un hermano a sus hermanos o medio hermanos.
La existencia de descendientes del adoptante no impide la adopcioó n, pero en tal caso aquellos
podraó n ser oíódos por el juez o el Tribunal, con la asistencia del Asesor de Menores síó
correspondiere.
El juicio de adopcioó n solo podraó iniciarse transcurridos seis meses del comienzo de la
GUARDA. Son requisitos para otorgar la guarda: a) Citar a los progenitores del menor a fin de
que presten su consentimiento para el otorgamiento de la guarda con fines de adopcioó n. No
seraó necesario el consentimiento cuando el menor estuviese en un establecimiento asistencial
y los padres se hubieran desentendido totalmente del mismo durante un anñ o o cuando el
desamparo moral o material resulte evidente, manifiesto y continuo, y esta situacioó n hubiese
sido comprobada por la autoridad Judicial. Tampoco seraó necesario cuando los padres
hubiesen sido privados de la patria potestad, o cuando hubiesen manifestado Judicialmente
su expresa voluntad de entregar al menor en adopcioó n. b) Tomar conocimiento personal del
adoptando; c) Tomar conocimiento de las condiciones personales, edades y aptitudes del o de
los adoptantes teniendo en consideracioó n las necesidades y los intereses del menor con la
efectiva participacioó n del Ministerio Puó blico, y la opinioó n de los equipos teó cnicos consultados
a tal fin.
El juez o tribunal en todos los casos deberaó valorar el interés superior del menor.
La adopcioó n SIMPLE confiere al adoptado la posicioó n del hijo bioloó gico; pero no crea víónculo
de parentesco entre aqueó l y la familia bioloó gica del adoptante. Los derechos y deberes que
resulten del víónculo bioloó gico del adoptado no quedan extinguidos por la adopcioó n con
excepcioó n de la patria potestad, inclusive la administracioó n y usufructo de los bienes del
menor que se transfieren al adoptante. Es revocable.
La ADOPCIOÉ N es una institucioó n juríódica que tiene por objeto proteger el derecho de ninñ os,
ninñ as y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando eó stos no le pueden ser
proporcionados por su familia de origen. Se rige por los siguientes principios:
a) el intereó s superior del ninñ o;
b) el respeto por el derecho a la identidad;
c) el agotamiento de las posibilidades de permanencia en la familia de origen o ampliada;
d) la preservacioó n de los víónculos fraternos, priorizaó ndose la adopcioó n de grupos de hermanos
en la misma familia adoptiva o, en su defecto, el mantenimiento de víónculos juríódicos entre los
hermanos, excepto razones debidamente fundadas;
e) el derecho a conocer los oríógenes;
f) el derecho del ninñ o, ninñ a o adolescente a ser oíódo y a que su opinioó n sea tenida en cuenta
seguó n su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir de
los diez anñ os.
Pueden ser adoptadas las personas menores de edad no emancipadas declaradas en situacioó n
de adoptabilidad o cuyos padres han sido privados de la responsabilidad parental.
Excepcionalmente, puede ser adoptada la persona mayor de edad cuando:
a) se trate del hijo del coó nyuge o conviviente de la persona que pretende adoptar;
b) hubo posesioó n de estado de hijo mientras era menor de edad, fehacientemente
comprobada.
El adoptante debe tener maó s de 25 anñ os de edad y ser míónimo 16 anñ os mayor que el adoptado.
Situacioó n de adoptabilidad:
1) Cuando un ninñ o, ninñ a o adolescente no tenga filiacioó n establecida o sus padres hayan
fallecido y se haya agotado la buó squeda de familiares de origen por parte de los
servicios de promocioó n y proteccioó n de derechos que corresponda, en un plazo
maó ximo de treinta (30) díóas.
2) Cuando los padres hayan tomado la decisioó n libre e informada de que el ninñ o o ninñ a
sea adoptado. Esta manifestacioó n es vaó lida soó lo si se produce despueó s de los cuarenta
y cinco (45) díóas de producido el nacimiento.
3) En caso de que se encuentre vencido el plazo maó ximo de ciento ochenta (180) díóas
sin que hayan dado resultado las medidas excepcionales tendientes a que el ninñ o, ninñ a
o adolescente permanezca en su familia de origen o ampliada.
La declaracioó n judicial de la situacioó n de adoptabilidad no puede ser dictada si alguó n familiar
o referente afectivo del ninñ o, ninñ a o adolescente ofrece asumir su guarda o tutela y tal pedido
es considerado adecuado al intereó s de eó ste.
El pretenso adoptado, si tiene edad y grado de madurez suficiente, debe comparecer con
asistencia letrada durante el procedimiento judicial de la adopcioó n. Es decir, el juez debe oíór
personalmente al pretenso adoptado y tener en cuenta su opinioó n seguó n su edad y grado de
madurez.
Este coó digo reconoce tres tipos de adopcioó n: plena, simple y de integracioó n.
La ADOPCIOÉ N PLENA confiere al adoptado la condicioó n de hijo y extingue los víónculos
juríódicos con la familia de origen, con la excepcioó n de que subsisten los impedimentos
matrimoniales. El adoptado tiene en la familia adoptiva los mismos derechos y obligaciones de
todo hijo. Es IRREVOCABLE. Se debe otorgar, preferentemente, cuando se trate de ninñ os, ninñ as
o adolescentes hueó rfanos de padre y madre que no tengan filiacioó n establecida. O por ejemplo
cuando sean hijos de padres privados de la responsabilidad parental.
La ADOPCIOÉ N SIMPLE confiere el estado de hijo al adoptado, pero no crea víónculos juríódicos
con los parientes ni con el coó nyuge del adoptante, excepto lo dispuesto en este Coó digo. Como
regla, los derechos y deberes que resultan del víónculo de origen no quedan extinguidos por la
adopcioó n; sin embargo, la titularidad y el ejercicio de la responsabilidad parental se
transfieren a los adoptantes. La familia de origen tiene derecho de comunicación con el
adoptado, excepto que sea contrario al interés superior del niño. Es REVOCABLE, por
incumplimientos o peticioó n justificada del adoptado.
La ADOPCIOÉ N DE INTEGRACIOÉ N se configura cuando se adopta al hijo del coó nyuge o del
conviviente. La adopcioó n de integracioó n siempre mantiene el víónculo filiatorio y todos sus
efectos entre el adoptado y su progenitor de origen, coó nyuge o conviviente del adoptante. Los
progenitores de origen deben ser escuchados, excepto causas graves debidamente fundadas.
El adoptante no requiere estar previamente inscripto en el registro de adoptantes, ni se exige
declaracioó n judicial de la situacion de adoptabilidad. Puede otorgarse con caraó cter de plena o
simple, y en ambos casos es REVOCABLE.
Se rige por los mismos principios que la del Coó digo civil del 2005.
Situacioó n de adoptabilidad: la misma tambieó n
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de
determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana,
razoó n por la cual justifican una proteccioó n internacional…
Derecho a la vida desde el momento de la concepcioó n (este es el famoso pacto que nombraban
cuando se queríóa aprobar la ley de del aborto legal, que decíóan que seríóa inconstitucional
porque nuestra constitucioó n adhiere a este pacto y tiene maó s valor que cualquier ley)
Derecho a la integridad personal: nadie puede ser sometido a tratos crueles, inhumanos,
degradantes, torturas. Los procesados separados de los condenados, los ninñ os detenidos
separados de los adultos detenidos. Las penas privativas de la libertad tendraó n como finalidad
esencial la reforma y la readaptacioó n social de los condenados.
In dubio pro reo: toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se la presuma inocente
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad.
Todos los reclusos seraó n tratados con el respeto que merecen su dignidad y valor intríónsecos
en cuanto seres humanos. Ninguó n recluso seraó sometido a tortura ni a otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes, contra los cuales se habraó de proteger a todos los reclusos,
y no podraó invocarse ninguna circunstancia como justificacioó n en contrario.
Los objetivos de las penas y medidas privativas de libertad son principalmente proteger a la
sociedad contra el delito y reducir la reincidencia. Esos objetivos solo pueden alcanzarse si se
aprovecha el períóodo de privacioó n de libertad para lograr, en lo posible, la reinsercioó n de los
exreclusos en la sociedad tras su puesta en libertad, de modo que puedan vivir conforme a la
ley y mantenerse con el producto de su trabajo. Para lograr ese propoó sito, las
administraciones penitenciarias y otras autoridades competentes deberaó n ofrecer educacioó n,
formacioó n profesional y trabajo, asíó como otras formas de asistencia apropiadas y disponibles,
incluidas las de caraó cter recuperativo, moral, espiritual y social y las basadas en la salud y el
deporte.
Es conveniente que, antes de que el recluso termine de cumplir su pena, se adopten las
medidas necesarias para asegurarle un retorno progresivo a la vida en sociedad. Este
propoó sito puede alcanzarse, seguó n los casos, con un reó gimen preparatorio para la puesta en
libertad, organizado dentro del mismo establecimiento penitenciario o en otra institucioó n
apropiada, o mediante la libertad condicional bajo una vigilancia que no deberaó confiarse a la
policíóa y que comprenderaó una asistencia social eficaz. En el tratamiento de los reclusos no se
haraó hincapieó en el hecho de su exclusioó n de la sociedad, sino, por el contrario, en el hecho de
que continuó an formando parte de ella. El deber de la sociedad no termina con la puesta en
libertad del recluso. Por consiguiente, se habraó de disponer de los servicios de organismos
gubernamentales o privados capaces de prestar al exrecluso una ayuda pospenitenciaria
eficaz que contribuya a disminuir los prejuicios contra eó l y le permita reinsertarse en la
sociedad.
La ejecucioó n de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por finalidad
lograr que el condenado adquiera la capacidad de respetar y comprender la ley, asíó como
tambieó n la gravedad de sus actos y de la sancioó n impuesta, procurando su adecuada
reinsercioó n social, promoviendo la comprensioó n y el apoyo de la sociedad, que seraó parte de la
rehabilitacioó n mediante el control directo e indirecto.
El reó gimen penitenciario se basaraó en la progresividad, procurando limitar la permanencia del
condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su
evolucioó n favorable su incorporacioó n a instituciones abiertas, semiabiertas, o a secciones
separadas regidas por el principio de autodisciplina. Las acciones a adoptar para su desarrollo
deberaó n estar dirigidas a lograr el intereó s, la comprensioó n y la activa participacioó n del interno.
La ausencia de ello seraó un obstaó culo para el progreso en el cumplimiento de la pena y los
beneficios que esta ley acuerda.
Recabar la cooperacioó n del condenado para proyectar y desarrollar su tratamiento, a los fines
de lograr su aceptacioó n y activa participacioó n, se escucharaó n sus inquietudes
Los derechos que esta ley acuerda a los penados seraó n tambieó n de aplicacioó n a procesados en
la medida en que su ejercicio no contradiga el principio de inocencia y resulten maó s favorables
y uó tiles para resguardar su personalidad.
Los procesados y condenados gozaraó n baó sicamente de los siguientes derechos, los que seraó n
ejercidos sin establecer discriminacioó n o distingo alguno en razoó n de raza, color, sexo,
orientacioó n sexual, idioma, religioó n, opinioó n políótica o de cualquier otra íóndole, origen
nacional o social, posicioó n econoó mica, de nacimiento o cualquier otra condicioó n social:
1) Atencioó n y tratamiento integral para la salud;
2) Convivencia en un medio que satisfaga condiciones de salubridad e higiene;
3) Vestimenta apropiada que no deberaó ser en modo alguno degradante o humillante;
4) Alimentacioó n que cuantitativa y cualitativamente sea suficiente para el
mantenimiento de la salud;
5) Comunicacioó n con el exterior a traveó s de:
a) Visitas perioó dicas que aseguren el contacto personal y directo con familiares,
representantes legales y con otras personas, especialmente con sus padres, hijos e
hijas, y con sus respectivas parejas, en la forma que establezca la reglamentacioó n.
Envíóo y recepcioó n de correspondencia y comunicaciones telefoó nicas a su costa. Visitas
íóntimas en la forma y modo que determinen los reglamentos;
b) Lectura de diarios, revistas, libros y otros medios de informacioó n social permitidos.
6) Educacioó n, trabajo, descanso y goce de tiempo libre;
7) Ejercicio libre de culto religioso;
8) Ilustracioó n sobre las particularidades y reglas disciplinarias dentro del reó gimen en el
que se los ha incluido, para lo cual se les deberaó informar amplia y personalmente,
entregaó ndoseles una cartilla explicativa al momento de su ingreso a cada modalidad.
9) Asesoramiento legal sobre cualquier procedimiento que resulte de la aplicacioó n de la
presente y que los involucre;
10) Peticionar, ante las autoridades del establecimiento, en debida forma;
11) Tendraó derecho, ademaó s, a conservar sus garantíóas fundamentales y ejercer sus
derechos, a excepcioó n de aqueó llos cuyo ejercicio esteó limitado o restringido
temporalmente, por disposicioó n de la ley y la sentencia de condena;
Los derechos enumerados tienen por finalidad primordial lograr un mejor y maó s efectivo
proceso de revinculacioó n social de los internos con el medio libre a su egreso. El reó gimen del
establecimiento debe tratar de reducir las diferencias que puedan existir entre la vida en
prisioó n y la vida libre en cuanto eó stas contribuyan a debilitar el sentido de responsabilidad del
recluso o el respeto a la dignidad de su persona.
El Servicio Penitenciario adoptaraó las medidas necesarias para mantener, fomentar y mejorar
la educacioó n facilitando instalaciones, bibliotecas, salas de lectura y materiales necesarios
para la implementacioó n de los planes de educacioó n.
El trabajo constituye un derecho para los procesados y un derecho deber para los condenados,
el que se les proporcionaraó en la medida de las posibilidades de cada establecimiento.
REGIMEN SEMIABIERTO: El reó gimen semi abierto que comprende las modalidades amplia y
limitada se caracteriza por la aplicacioó n de programas que, permitiendo un adecuado nivel de
autogestioó n por parte de los internos, facilite su interaccioó n dentro de los líómites propuestos
por el Servicio Penitenciario. La modalidad amplia albergaraó a aquellos internos cuyas
caracteríósticas personales permitan que sus respectivos programas de tratamiento se
desarrollen no soó lo en el establecimiento sino tambieó n en sus zonas aledanñ as con míónimos
recaudos de control. La modalidad limitada estaraó destinada a aquellos internos que,
evidenciando un grado suficiente de adaptacioó n institucional, sean beneficiarios de programas
de tratamiento caracterizados por el ejercicio de distintos grados de autocontrol,
desarrollados dentro de los líómites del aó rea de seguridad de la dependencia que los alberga.
REGIMEN CERRADO: El reó gimen cerrado es un sistema de seguridad estricto que comprende
las modalidades moderada y severa, caracterizado por la existencia de normas de control,
dentro de un aó mbito de seguridad que permita la instrumentacioó n de los programas de
tratamiento para aquellos internos que fueran incorporados al mismo. La modalidad
moderada estaó destinada a aquellos internos que a pesar de las dificultades en el manejo de
los impulsos requieran un menor control. El tratamiento se efectivizaraó mediante la
implementacioó n simultaó nea de teó cnicas individuales y/o de pequenñ os grupos. La modalidad
severa se caracteriza por el predominio del tratamiento individual, siendo indicada para
aquellos internos en los que se evidencien manifestaciones de conductas de alta peligrosidad
y serias dificultades de convivencia, con riesgo inmediato para síó o para terceros y para la
seguridad del establecimiento.
El objetivo del presente Protocolo es establecer un sistema de visitas perioó dicas a cargo
de oó rganos internacionales y nacionales independientes a los lugares en que se encuentren
personas privadas de su libertad, con el fin de prevenir la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes, que constituyen graves violaciones a los derechos
humanos.
-Fallo Verbitsky (2005)
AFIRMANDO que la violencia contra la mujer constituye una violacioó n de los derechos
humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el
reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades;
PREOCUPADOS porque la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y una
manifestacioó n de las relaciones de poder histoó ricamente desiguales entre mujeres y hombres
VIOLENCIA CONTRA LA MUJER como cualquier accioó n o conducta, basada en su geó nero, que
cause muerte, danñ o o sufrimiento fíósico, sexual o psicoloó gico a la mujer, tanto en el aó mbito
puó blico como en el privado. Incluye la violencia fíósica, sexual y psicoloó gica: que tenga lugar
dentro de la familia o unidad domeó stica o en cualquier otra relacioó n interpersonal, que tenga
lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona; que sea perpetrada o tolerada
por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.
La presente ley tiene por objeto promover y garantizar: el derecho de las mujeres a vivir una
vida sin violencia; las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la
discriminacioó n y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y
aó mbitos; la remocioó n de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad
de geó nero y las relaciones de poder sobre las mujeres; el acceso a la justicia de las mujeres que
padecen violencia; la asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las aó reas
estatales y privadas
Se entiende por VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES toda conducta, accioó n u omisioó n, que de
manera directa o indirecta, tanto en el aó mbito puó blico como en el privado, basada en una
relacioó n desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad fíósica, psicoloó gica,
sexual, econoó mica o patrimonial, como asíó tambieó n su seguridad personal. Quedan
comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes. Se considera violencia
indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, accioó n omisioó n, disposicioó n, criterio o
praó ctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varoó n.
Tipos: fíósica, psicoloó gica, sexual (del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de
su vida sexual o reproductiva a traveó s de amenazas, coercioó n, uso de la fuerza o intimidacioó n),
econoó mica y patrimonial, simboó lica.
Modalidades: Violencia domeó stica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por
un integrante del grupo familiar (el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por
afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones
vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia); Violencia institucional contra las
mujeres; Violencia laboral contra las mujeres; Violencia contra la libertad reproductiva
(aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el nuó mero
de embarazos o el intervalo entre los nacimientos); Violencia obsteó trica; Violencia mediaó tica
contra las mujeres.
Ejemplos de políóticas puó blicas que se proponen en la ley: Programas de asistencia econoó mica
para el autovalimiento de la mujer. Programas de acompanñ antes comunitarios para el
sostenimiento de la estrategia de autovalimiento de la mujer. Centros de díóa para el
fortalecimiento integral de la mujer. Instancias de traó nsito para la atencioó n y albergue de las
mujeres que padecen violencia en los casos en que la permanencia en su domicilio o
residencia implique una amenaza inminente a su integridad fíósica, psicoloó gica o sexual, o la de
su grupo familiar, debiendo estar orientada a la integracioó n inmediata a su medio familiar,
social y laboral.
En la ley se prevee la creacioó n de observatorios de violencia contra las mujeres, con el fin de
desarrollar un sistema de informacioó n permanente que brinde insumos para el disenñ o,
implementacioó n y gestioó n de políóticas puó blicas tendientes a la prevencioó n y erradicacioó n de la
violencia contra las mujeres
Informes. Siempre que fuere posible el/la juez/a interviniente podraó requerir un informe
efectuado por un equipo interdisciplinario para determinar los danñ os fíósicos, psicoloó gicos,
econoó micos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situacioó n de peligro en la que se
encuentre. Dicho informe seraó remitido en un plazo de CUARENTA Y OCHO (48) horas, a
efectos de que pueda aplicar otras medidas, interrumpir o hacer cesar alguna. El/la juez/a
interviniente tambieó n podraó considerar los informes que se elaboren por los equipos
interdisciplinarios de la administracioó n puó blica sobre los danñ os fíósicos, psicoloó gicos,
econoó micos o de otro tipo sufridos por la mujer y la situacioó n de peligro, evitando producir
nuevos informes que la revictimicen.
https://www.unicef.org/argentina/sites/unicef.org.argentina/files/2018-
09/PROTECCION_JJP_MEDIDAS_ALTERNATIVAS.pdf