Sei sulla pagina 1di 52

NÚMERO DOS/MARZO-ABRIL DE 1991

GUSTAVE FLAUBERT
Bibliomanía
U n e u en t o

UMBERTO ECO LEÓN TROTSKY


La sobreinterpretación Cartas a Diego y Frida
Eliseo Diego • Virgilio Piñera • Gerardo Deniz
José Luis Rivas • José Balza
IBlIOII(A
l de c5'Jfexico
NUMERO DOS/MARZO-ABRIL DE 1991

Plazo de lo Ciudadela 4, Centro Histórico de lo Ciudad de México Tel. 512 09 27 FAX 510 4 1 85

Virgilio Piñera EJiseo Diego


Isla 2 En la orilla 30

Umberto Eco José Baila


La sobreinterpretación 3 El libro que no se ha escrito 33

Xavier Guzmán Urbiola Jesús Semprum


Ocho cartas de León Trotsky 8 Diálogo del día 35

León Trotsky Jesús E. Valenzuela


Camarada Diego, querida Frida 12 El bibliófilo 38

José Luis Rivas Gerardo Deniz


Al desportar 17 Mester de maxmordonía 40

Jaime Moreno Villarreal Patricia Pérez Walters


Flaubert y la copia 18 Una carta de Justo Sierra 41

Gustave Flaubert Víctor Díaz Arciniega


Bibliomanía 21 Aventuras de Gil Bias en México 44

Héctor Perea Manuel Porras -


Flaubert en pantalla 28 La Relación de Cepeda y Carrillg 46

U Con sejo NaCional


para la
Cu llur a y las Arie s

Presidente
Víctor Flores Olea

BIBLIOTECA DE MEXICO
Director General
Jaim e García Terrés

Revis ta Biblioteca de México


Director: Ja im e García Te rrés
Coordinación Editorial: Jaim e Mo reno Vil/arrea l y Ju an Villoro
Consejo de Redacción : Fernando Á lvarez del Cas tillo, Gerard o Deniz
Julio Huba rd, Manu el Porras, Bern a rdo Ruiz, Rafae l Vargas

Diseño. Germán Montalvo / Lourdes Olivares


Tipografia . Redacta

No se responde por tex tos no so li citados, n i se e ntabla rá co rrespo nd e ncia al respecto


i .....
· ..·'i. '

'•-:A'
. -4
Aunque estoy a punto de renacer, , "'1"',
, "
'.' .'
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
. ...
'. ~~
~

' .,
j', ..
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
·t",..
empezarán a salirme árboles en los brazos, •...
rosas en los ojos y arena en el pecho. .,'"
.
•.
~

,
En la boca las palabras morirán '"
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?
• .' t
1979 I .~•

'o......
'

..
• ".r. _
,
..
. ~.,

-, .' .
:. l.'.. -...
.. .
'
l. , . '

..... .'......
;.0,_

.... .... . , #
'

.. • ..

#

. .

BiblIOteca de M ex lco
2 . .. . . ... .'
• ..!r.•••
'
UMBERTO ECO

La sobreinterpretación
El año pasado, Umbe rto Eco fue in vitado a im- te respecto al proceso de fe rtili zación . Y dado qu e
partir las Tanner Lectures e n la Uni versidad de la relación m ágica debe ser de carácte r fun cional,
Cambridge . El artículo que prese nta mos es un a la analogía no se sostie n e. Si los bulbos posee n una
de esas conferencias. relación de semejanza con los testículos , y los testí-
culos posee n una relación causal con la producción
de seme n , no se concl uye de esto qu e los bulbos es-
Los seres humanos pe nsamos en términos de iden- té n ca usalm e nte con ectados con la actividad sexual.
tidad y similaridad. En la vida diaria, sin e mbargo, Pero la cree ncia e n el pode r m ágico de la orquí-
por lo general sabemos distinguir e ntre las sim ilitu- dea se fundaba e n otro principio he rm ético, e n el
des que son rel evantes, significativas, y las qu e son corto circuito de post hoc ergo ante hoc: una co nse-
fortuitas, ilusorias. Podemos mirar de lejos a alguien, cue n cia es considerada e inte rpre tada como la cau-
cuyos rasgos nos recuerden a una pe rsona A, a qui en sa de su propia causa. Que la orquídea debía te n er
conocemos, sólo para confirmar después qu e se tra-
ta de B, un extraño: ya no dare mos crédito a esa se-
m ejan za, la considerare mos fortuita . Hace mos esto
porque aceptamos que, desde cierto punto de vista,
todo mantie ne r elaciones de analogía, contigüidad
y semejanza con todo lo demás. Uno puede ll evar
esto al límite y afirmar qu e existe una relación e n-
tre el impe rativo dilo y el sustantivo cocodrilo por-
que, además de rimar, aparecen ambos e n la oración
que acabo de pronunciar. Pero la dife re n cia e ntre
la interpretación cuerda y la interpretación paranoica
consiste en reconocer que esta relación es mínima.
El paranoico no es quie n observa que dilo y cocodrilo
aparecen curiosamente dentro del mismo contex to:
es quien comi e n za a pregunta rse por el miste rioso
motivo qu e m e indujo a reunir esas dos palabras. El
paranoico percibe un secreto bajo mi ejemplo, al que
estoy aludiendo. La semiosis herm é ti ca va demasiado
lejos precisamente en estas prácti cas de inte rpreta-
ción sospechosa, siguie ndo principios de procedi-
miento que a parecen e n todos los tex tos de esa tra-
dición.
Antes que nada, un afán de hall ar prodigios con- relación con los testículos se probaba por el hecho
duce a sobreestimar la importancia de coincide ncias de qu e ll evaba el nombre de éstos (orchls = testíc u-
que son explicables de otro modo. El herm etismo re- lo). Desde luego, la e timología e ra res ultado de un
nacentista iba e n busca de "signaturas", es decir de falso indi cio. No obstante, el pe nsami e nto he rm é ti-
indicios ostensibles qu e revelaran relaciones ocul- co hall ó e n ella la evidencia que demostraba la oculta
tas . La tradición había descubi erto, por eje mplo, qu e simpa tía .
la planta llamada orquídea tenía dos bulbos esfe roi-
des, y había hallado en eso una notable analogía mor- Demostraré más adela nte que pode m os hall ar pro-
fológica con los testículos. Con fund am e nto en este cedimi entos se mejantes en las contemporáneas prác-
parecido, los he rmetistas del Re n acimie nto proce- ticas de interpretación textual. Nuestro problema, sin
dieron a la "homologación de las relaciones difere n- e mbargo, es el sigui e nte: sab em os qu e la an alogía
tes": de la analogía morfológi ca pasaron a·la analo- e ntre el satynon y los testículos e ra erró nea porqu e
gía funcional. La orquídea debía te ner propiedades las pru ebas e mpíri cas ha n de mostrado que la planta
mágicas relacionadas con el aparato re productor (ra- no tien e influ e ncia sobre nu estro cue rpo. Pero ¿po-
zón por la que también se le conoció como satyrion). see mos algún criteri o para señalar qu e una inte rpre-
De hecho, tal como Bacon lo expli caría m ás ta rd e, tación tex tual dada sea un ej e mpl o de sobreinterpre-
la orquídea ti e n e dos bulbos porque cada año form a tación ? Puede objetarse qu e la única man e ra de
un nuevo bulbo al lado del viejo; y mi e ntras el pri- de finir una m ala interpretación es establ eciendo los
m ero crece, el más recie nte decrece. De ese m odo, criterios que definan un a buena inte rpre tación . Pe-
los bulbos puede n prestarse a una analogía form al ro creo, por el co ntrario , qu e pode mos aceptar una
co n los "testículos, pero ti ene n una fun ción difere n- especie de principio popperia no según el cual, si no
Biblloteca de M éX ICO
3
hay reglas que ay ud en a ce rtificar qu é inte rpre tacio- rosacruz se ría como sigue : una rosa con una cruz in-
nes son las "m e jores", hay por 10 m e nos un a regla se rta, bajo la cual aparecería un pelícano qu e, en con-
para exp licar c uá les so n "mal as". co rdancia con la leye nda tradicional, alimenta a su
Pcrmíta nme exa minar un fl agrant e caso de so- cría de la carn e qu e ésta le arranca de la pe chuga .
hreinterpretación a propósito de 10 qu e podríamos Enton ces, la tarea de Rossetti es probar qu e ese sím-
llamar wxtos secul a res sagrados. Tan pronto un texto bolo aparece tamb ié n e n Dante . (Es cie rto qu e de
se hace sagrado para una cultura dad a, se convierte es te modo corre el riesgo de demostrar únicam e nte
en ohjeto de l proceso de lectura sospechosa y, por que el simbolismo masónico se inspiró en Dante , pe-
lo mi smo, de un exceso de interpre tación. Sucedió ro en ese punto podría postularse otra hi pótesis : la
as í co n la alego ría clásica e n los textos hom é ricos, de un tercer texto arquetípico.) Si n dificultad, hall a
y por fuerza oc urri ó tambi é n, e n los pe ri odos patrís- re fer e ncias a la cruz, a la rosa y al pelícano . No pue-
tico y escolást ico, con las Escrituras, y de igual m o- de sorpre ndernos que tarde o temprano aparezcan
c10 e n la cultura judía con la inte rpretación de la To- los símbolos de la Pasión en un poema qu e habla so-
ra h. Sucedió e n el m edioevo con Virgilio ; e n Francia , bre los misterios de la religión cristiana . El pelíca-
le tocó a Rab elais; le tocó a Shakespeare (por ejem- no, que supuestamente alimenta a su cría con su pro-
plo, ba jo los auspic ios de la legión de cazadores de pia sangre , se convirtió desde muy pronto e n el
sec retos qu e ha n saqu eado los textos del Bardo para símbolo de Cristo e n la tradición cristi a n a - los bes-
loca lizar anagramas, ac rósticos u otros m e nsaj es tiarios y la poesía religiosa medievales están ll e nos ,
ocultos, por medio de los qu e Francis Bacon habría de refe rencias a él. Por 10 qu e respecta a la rosa, da-
comuni cado que él e ra el ve rdad e ro autor); y hoy da su compleja simetría, su suavidad, la variedad de
le toca a Joyce . s u coloración, y por el h echo de qu e florece e n pri-
Así las cosas , Dante difíci lm e nte hubi e ra podido mav e ra, aparece en casi todas las tradiciones místi-
escapar. Desde la segunda mitad del siglo XIX hasta cas como símbolo de variadas propiedades deseables .
la fec ha - desde los prim e ros trabajos de l escritor Así, cuando Dante tiene qu e represe ntar la gloria so-
a nglo-itali a no Gabriele Rossetti (padre del pintor), brenatural de la Igl esia triunfante en té rminos de es-
del fran cés Eugén e Aro ux, O del gran poe ta italiano plendor, amor y b ell eza, utili za la imagen de la ro sa
Giova nni Pascoli, hasta Re né Guénon- muchos crí- sin man cha (" Paraíso", xxxi).
ticos han leído y releído obsesivame nte el inm e nso Rosa aparece en la Divina Comedia ocho veces en
opus dantesco e n busca de un mensaj e oculto. singular y tres e n plural. Croce aparece di ecisiete ve-
Ahora bien, Dante fue el primero e n asegurar qu e ces. Pero nun ca aparecen juntas. Rossetti, no obs-
s u poesía conllevaba un sentido n o lite ral qu e debía tante, n ecesita tambi é n un pelícano . Y lo e n cuen-
se r dete ctado "sotto 1/ ve /am e delll versl stranl", m ás tra, tal cual, e n el "Paraíso", xxxv i (ú nica aparición
all á y por debajo del sentido lite ral. Pero no sólo 10 e n el poema), e n evidente conexión con la cru z, pues
afirmó ex plícitam e nte: tambi é n dio las claves pa ra el pelícano es el símbolo del sacrificio . Desgraciada-
hall a r esos se ntidos no lite ral es. Aún así, aquellos mente , la rosa no los acompaña . Entonces, Rossetti
intérpre tes a qui e nes llamaremos los Adeptos del Ve- va e n busca de otros pe lícanos. Halla uno e n Cecco
lo (Acleptl del \le/ame) locali zan e n Dante un le ngua- d'Ascoli (o tro a utor sobre el que los Adeptos del Ve-
je sec reto o j e rga , a partir de l cual toda re fe rencia lo se han devanado el seso, pues el texto de L 'A cer-
a asunto s e róticos o a gente real deb e se r in te rpre- ba es tan oscuro). Aun así, un pelícano en Ceceo no
tada como un a in vectiva codifi cada e n contra de la es un pelíca no e n Dante, aunque Rossetti trat e de
Igles ia. oscure cer ese nimio de tall e co nfundi e ndo las not as
Uno pod ría preguntarse con razón por qu é te ndría de pi e de página. Es verdad qu e Rosse tti c ree haber
Dante que haberse tomado tantas mol estias para hall ado otro pelíca no e n el preámbulo del "Pa raíso"
ocultar sus pasiones gibelinas, cuando explícitame nte xxi ii, donde se lee de un pájaro que, es pe rand o im -
la n zó s u invectiva contra la silla papal. Pe ro exami- pacie ntemente el aman ece r, está alerta e ntre las bi e-
nem os un e je mplo co n cre to, e n el que Rosse tti m a- namadas frondas, sobre una ram a tupida presinti e n-
neja una de las obsesiones supre m as de los Ad e ptos do el sol para sali r a buscar la co mida de sus crías.
c1e l Ve lo. De ac ue rdo con éstos, el texto de Dante co n- Pe ro este pájaro debe buscar com ida precisame nt e
tie ne una ca ntidad de símbolos y prácticas litúrgi- porqu e no es un pe líca no , de otro modo ali m e nta-
cas típicas de la tradición masónica y ro sac ru z. Esta ría a sus crías con la earne arrancada de su se no . Ade -
es Ulld c uestió n inte resante qu e dese mboca e n pro- más, aparece como símil de Beatriz, y seguramente
hlclllJ Mientras qu P. hay docum e ntos qu e atestigu a n hubi e ra sido un error poético de Dante re prese ntdr
e l Jd\'cni mi c nto de las id eas rosacru ces haci a el co- a s u a mada con los desgarbados trazos de un pi cud o
lll ic l1 Z0 elel siglo XV II, y la aparición de las prim e- pelíca no. Para colmo, e n su deses perada y m ás bi e n
ras log ias de la francmasonería simbóli ca hac ia co- patética avicultura, Rosse tti locali za e n el d ivino poe-
mi('IEOS de l XV III , no hay ninguno qu e los estudiosos ma sie te aves de co rral y sie te pájaros, qu e ad scribe
serios acepte n co mo prueba de la ex iste ncia previa a la familia de los pelíca nos : pe ro ninguno aparece
dc ('SdS ideas y u orga ni zaciones. Por el co ntrari o, ce rca de la rosa
(':.:istell docume ntos co nfiabl es qu e atestiguan có mo
('n los siglos XV III y XIX, las logias y sociedades ro-
sauuu's y temp la rias de dive rsas te nd e ncias eligie-
ron ritos \' sí mbo los que se rvirían para establece r un PermÍtanme con side ra r a hora un caso e n e l qu e la
IlIldj(' iJl\'('ntado. De m a ne ra simil ar, el Pa rt ido Fas- justeza de la inte rpre tac ión es in c1ecidibl e: cie rta men-
cis(" 1(,1kl1lo adoptó el fasces de I lictor rom a no co- te, es difícil asegurar qu e sea in co rrec ta He aquí có-
IllO signo de que prete ndía co nside ra rse he rede ro de mo uno de los líd e res de la esc uela de sconstruccio-
b ,lJl(ig uo1 Roma. nista , ante riorm e nte relacionada co n Yale , 0 coffrey
Ross('tti parte de la con vicció n de qu e Dante e ra Hartman , exa min a algunos versos de los "Poe mas
trallcmdsoll, templario y miembro de la Frate rnid ad a Lu cy" de \'\/o rd sworth, ve rsos e n los qu e el poe ta
Ros"cr u /. Da por sentado que un sím bolo mas ón - habla explícita m e nte de la mu e rte de una nilla
B,bllO(CUI {le Mc,y,eo
4
Un Dante masón y rosacruz.

1 had no human fears Debe se ñalarse qu e mi e ntras las palabras die (m o-


She seem ed a thing that could not feel rir), um (urn a), co rp se (ca dáve r) y tears (l ágrim as )
Th e touch of earth ly y ears pue de n se r de algún m odo suge rid as por té rm ino s
q ue apa re ce n e n e l te xto de Wo rdswo rth (diurnal,
No m 0t1OJ1 ha s she no w, no fo rce, cou rse, fea rs, years y hears) , la pa labra g ra ve (tum-
Sh e neither hears nor sees, b a ) es, por el contrario, suge rida por un a gra v itat10n
Ro lled round in ea rth 's diurn a l co urse q ue n o apa rece e n e l te xto pe ro q u e se postul a e n
W ith rocks and s tones and trees. la pa rá frasis de Ha rtman . Por otro la do, tea rs n o es
an agram a de trees . "Saco" es a nagram a de "cosa", pe-
(No tu ve te m o r hum a n o:
ro n o de "cos ta"; si se co m ie nza po r descarta r a lgu -
Ell a pare cía ser algo qu e n o podía se n tir
n as le tra s, e l j uego ya n o vale .
El tacto de a ño s te rre n ales .
A pesa r de esto, la lec tura de Hartm a n sue na , si
Ningún mo vimi e nto ti e n e a hora, nin gun a fu e rza ; no del tod o co n vince nte, por lo m e n os a tractiva. Des-
Ni escu ch a n i ve ; de lu ego, n o sugie re qu e Wordswo rth pre te n di e ra
Env uelta e n la vu elta de l diurn o cu rso de la tie rra re alm e n te prod uc ir esas aso ciacion es - la pregu n ta
Co n las rocas, las pie dras y los á rb oles. ) por las in te n cion e s del a u to r n o cabe e n los postu la-
dos críticos de Ha rtma n . El sólo a fi rm a qu e es vá li-
Hartman advierte un a se ri e de m otivos fun éreos bajo do q u e un lec to r se n sibl e hall e 10 qu e é l e ncue ntra
la s upe rfi cie de este te xto: e n el tex to, po rqu e esas asociacion es - po r lo m e-
n os pote n cialm e nte - está n suge ri das po r e l tex to ,
El pode r reside pre do min a n te m e n te e n e l de s- y porq ue el poe ta (qu izá de m odo in co nscie nte) p u-
plaza mi e nt o místico de la palab ra grave (tu mba) do h ab e r da do a lgun os "arm óni cos" al te m a p rin ci-
po r un a im age n de gra vitación (Rolled roun d In pal. Si n o el autor , digam os q ue el le n gua je es lo qu e
enrth 's diu rn a l course) . Y aun que no hay aj uste pe r- ha creado ese e fec to de e co. Por lo qu e res pec ta a
fe cto e n el to n o de esa e st rofa, es claro qu e un a Wordswo rth , a un q ue nada de mu es tra q ue e l texto
palab ra sub vocal está sie nd o pronun ciada sin q ue- sugie ra e n e fe cto la tumba o las lágrim as, nada de-
da r escri ta . Es un a palab ra qu e rim a con feClrs, mu es tra lo co ntra rio. La lectu ra de Ha rtm a n no co n-
yea rs y hea rs, pe ro q u e e stá s up rimi da po r la últ i- tra dice ot ros aspectos explícitos del tex to. PoclJia m os
m a síl ab a de l poe m a : trecs . Léase tea rs (lág rim as) ju zgar su inte rp re ta ció n com o de m asia do ge n erosa,
y la m e tá fo ra a nimi sta, cósm ica , cobra vida, e l la- pe ro no co m o eco nóm ica m e nte absu rda. La eviden-
m e nt o de l poe ta resu e n a e n la naturaleza co m o cia pu e de se r déb il , pero ti e n e cabi da.
e n un a elegía pastoril. De cualquie r m a ne ra, tea rs La críti ca clásica se pro ponía hall a r e n e l texto (a)
deb <; dar paso a lo q ue q ueda escrito , u n sonido lo qu e e l a ut o r q uiso decir, o (b ) 10 qu e el texto dice
duro pe ro distinti vo , el a n agram a trees . in de pe nd ie n te m e n te de las inte nciones de su a utor.
Blbliolew ele M enCIJ
5
Sólo después de aceptar este segundo principio puede tulo precisamente para dejar libre al lector: así, como
uno indagar qué es 10 que se halló: si (i) 10 que el 10 expuse en las Apostillas al Nombre de la rosa, "la
texto dice en virtud de su coherencia textual y de rosa es una figura tan llena de significados que hoy
un subyacente sistema de significación original, o (ii) por hoy carece de significado: la rosa mística de Dan-
10 que los destinatarios encontraron en él en virtud te, adiós rosa preciosa, la Guerra de las Rosas, en
de sus propios sistemas de expectativas. tanto que de rosa y azucena, entre las almas y entre
Debe quedar claro qu e trato de conservar un vín- las rosas, no la toques más que así es la rosa, una
culo dialéctico entre la intentio operis y la intentio lec- rosa es una rosa es una rosa es una rosa, los rosa-
toris. El problema es que, mientras se puede enten- cruces ... ".
der 10 qu e significa la "intención del lector", es más Un lector descubrió que en algunos manuscritos
difícil definir de modo abstracto 10 que pueda signi- preliminares del De Contemptu Mundi de Bernard de
ficar la "intención del texto". Es posible hablar de Morlay, del que tomé en préstamo el hexámetro "stat
intención textual sólo como resultado de una conje- rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus", se lee
tura por parte del lector. La iniciativa del lector con- en el verso "stat Roma pristina nomine". (Que es más
siste básicam ente en hacer una conjetura acerca de coherente con el resto del poema, ya que habla de .
la intención del texto. la Babilonia perdida.) Así, si hubiera yo topado con
¿Cómo probar una conjetura acerca de la intentio otra versión del poema de Morlay, mi título podría
operis? Si un cuento comienza con la frase "érase una haber sido El nombre de Roma, y hubiera adquirido
vez", tengo suficiente razón para infe rir que se tra- sonoridades fascistas . Pero el título es El nombre de
ta de un cuento de hadas y que el Lector Modelo evo- la rosa.
cado y postulado es un nifio (o un adulto dispuesto Del mismo modo, disfruté el libro de Robert F.
a reaccionar como niño). Por supuesto que esta aper- Fleissner titulado A Rose By Any Other Name: a sur-
tura puede ser irónica. Pero incluso si descubro, con- vey oi literary flora from Shakespeare to Eco (1989),
forme voy leyendo, que ése era el caso, fue indis- y confío en que Shakespeare se habría sentido orgu-
pensable reconocer antes que el texto pretendía lloso de hallar su nombre junto al mío. Entre los va-
comenzar como un cuento infantil. La única mane- riados nexos que encuentra entre mi rosa y el resto
ra de hacerlo es poniendo en duda el supuesto que de las que aparecen en la literatura universal, Fleiss-
niega que el texto sea un todo coherente. Esta idea ner afirma que la mía "se derivó de 'The Naval Treaty'
es también antigua y proviene de San Agustín (De de Doyle que, a su vez, debía mucho a la admira-
doctrina christiana) : cualquier interpretación de un ción de Cuff por esa flor en The Moonstone" . Aun-
fragmento de texto puede ser aceptada si es confir- que soy adicto a Wilkie Collins, desconozco la pa-
mada por, o rechazada si es n egada por otra parte sión floral de Cuff. y no recuerdo haber leído "The
del mismo texto. De este modo, la coherencia tex- Naval Treaty" . Por otra parte, hay tal cantidad de re-
tual interna controla los de otra manera incontrola- ferencias explícitas a Holmes que mi texto puede jus-
bles impulsos del lector. Alguna vez, Borges sugirió tificar la conexión con él. Ahora bien, es seguramente
qu e sería interesante leer La imitación de Cristo co- un caso de sobreinterpretación el que Fleissner, tra-
mo si hubiera sido escrita por Céline. El juego es di- tando de demostrar de qué manera mi Guillermo "se
vertido y puede ser intelectualmente provechoso . Lo hace eco" de la admiración de Holmes por las rosas,
intenté : hallé oraciones que pudieron haber sido es- cite este pasaje de mi libro:
critas por Céline ("La Gracia ama 10 bajo y no le ofen-
den las espinas, y gusta de las ropas sucias ... "). Pero "Frangula ", dijo Guillermo repentinamente, incli-
este tipo de lectura facilita una "red" que conviene nándose para examinar una planta que, ese día
sólo a algunas oraciones de la Imitatio . El resto, casi de invierno, reconoció entre el arbusto desnudo .
todo el libro, se resiste a esa lectura. Si, por el con- De su corteza se obtiene una buena infusión ...
trario, leo el libro de acuerdo con la "enciclopedia"
m edi eval cristiana, resulta textualmente coherente Fleissner termina aquí su cita, pero mi texto añade
en cada una de sus partes. "para las hemorroides" . No creo que el Lector Mo:
Me queda claro que, en esta dialéctica entre la in- del o haya sido convidado a considerar la frangula co-
tención del lector y la inte nción del texto , la inten- mo alusión de la rosa -de ser así, cualquier planta
ción del autor empírico ha sido soslayada. ¿Tiene podría ocupar el lugar de la rosa, tal como todos los
algún caso preguntarse cuál fue la "verdadera" in- pájaros en Dante, según Gabriele Rossetti, significan
tención de Wordsworth al escribir sus "Poemas a el pelícano .
Lucy"? Cualesquiera que sean las dificultades de res-
puesta a esta pregunta, hay por 10 m e nos una cir- Uno de mis personajes principales en El péndulo de
cunstancia en la que puede ser interesante plantear- Foucault lleva el nombre de Casaubon: pensé en Isaac
la. Hay casos e n los que el autor vive aún y los Casaubon, quien demostró que el Corpus H ermeti-
críticos ya han interpretado su texto, y se le puede cum era una falsificación . Antes de dar por termina-
preguntar al autor qué tanto y hasta qu é grado esta- da la novela descubrí casualmente que Casaubon era
ba consciente de las múltiples interpretaciones qu e tambié n un personaje de Middlemarch, un libro que
su texto ampara. En este punto, la respuesta del autor leí décadas atrás y que no guardo entre mis livres de
no puede ser usada para validar las interpretaciones chevet. En este caso, hice el esfuerzo po.r eliminar
de su texto. El propósito del experim ento no es de la posible referencia a George Eliot introduciendo
índole crítica , sino más bien teórica. Puede darse, un di álogo e ntre Belbo y Casaubon:
por otra parte , el caso de que el autor sea además
teórico del texto. En ese caso, yo sayal mismo ti em- -A propósito, ¿cual es su nombre?
po co nej illo de Indias y cie ntífi co. -Casaubon .
Un autor que ha dado a su libro el título de El nom- -Casaubon. ¿No es un personaje de Middlemarch?
bre de la rosa debe estar dispuesto a enfrentar múl- -No 10 sé . Hubo también un filólogo renacentis-
tipl es interpretaciones de ese nombre . Escogí el tí- .ta que se llamó así, pero no estamos relacionados.
Biblioteca de M éxico
Pe ro e ntonces a pa reció un le ctor inte li ge nte, Da vid di o gusto posee rl a porq ue parece se r difí cil de co n-
Robey, qui e n se ñ aló qu e el Casa ub on de Eliot escri- segui r , y el co m e nta ri o de Ri ccob oni es m e nos co-
bía una clave para todas las mitol ogías. Co m o Lec- n ocido y m e n os cita do q ue , diga m os , los de Rob e r-
tor Mode lo, m e ve o obligado a ace pta r esa relació n . tell o o Cas telve tro.
Tie n e se ntido . Qué mal pa ra el a utor empíri co qu e Co m e n cé e nton ce s a re dacta r mi propi a descrip-
no fu e tan inteli ge nte com o su s le ctores . ción de catálogo . Copié la ca rá tul a , y descubrí q u e
El crítico Gios ue Musca escribió un o de los m e jo- la e di ción te nía u n apé n di ce "E]u sdem A rs Com ica
res análisis qu e h e leído de mi últim a n ovela (v. Qua- ex Aristote/e": Ri ccobo ni h abía inte n tado re const rui r
dern i Medieval 27 , 1989). Sin e mba rgo , desde el prin- e l e xtrav iado seg und o lib ro de la Poética Co n fo rm e
cipio, confi esa habe rse contagiado de l h ábito de mi s segu í re dac ta n do m i descripción, m e di cue nta de
personajes de sum e rgirse en busca de an alogias . Au n- que estaba reescribie ndo El nombre de la rosa La úni-
qu e e n c ue ntra mu ch as citas y anal ogías q ue yo es- ca d ife re n cia era qu e, a parti r de la página 120, e n
pe raba fu e ra n descubi e rtas , y ha ll a ot ras combin a-
cion es e n las que no pe nsé pe ro q ue m e parece n muy
co n vince ntes, ta mbi é n cae e n e l pa pel del lector pa-
ra noico, con otras que no hace n m ás qu e con fun dir.
Po r ej e mpl o, le da de m asiada importa n cia al h echo
de qu e e l nombre de la co m p utad ora , Abula fi a, m ás ARISTOTELIS
e l n ombre de tres de los pe rson ajes principales, Bel- OPERA OMNIA,
bo , Casa ubon y Diotalevi, produ zca la serie ABC D. GRlECE ET LA TINE.
OOC T I5 S I MOR V M V I RORVM INT ERP RETATIONE
Qué caso ti e n e pone rm e a expli car qu e hasta el fi- &. :IOU5 t"11lé'nJ:ltiQima, &. nune cand ~m in quacuorTomos di11ribuca.
nal de la redacción de mi novela, la computa dora te- (; /'11 f,., U V f "V . YA LL ¡ VS R f C IS C II R I ST IA N IJ Sl MI CONJIUARJVS
íCI' ,u..J::M rm,,, 'rrogrn....., . { •• qpfo J~hllu. J imz . _...u Jif'f&lflr..",lnll,
nía otro nombre, si podría suge rirse q ue lo ca mbi é .->'" , (! "rr,.J/ablU ;U.fl'~I.
(P ~I r R J ll r \ f XJ>I( ¡ D I / l.
in co n scie nte m e n te para obte n e r la serie alfab é ti ca. Q!!.~ hui, Edlllo ni lCcdfelllnf r~si,u 1'Iol im1 I lldIC~ b il.

y va de nu evo, a J aco po Belbo le gusta e l w hi sky y


sus ini ciales so n JB. Qué caso ti e n e decir qu e h asta
el fin al de la redacción su n ombre e ra Stefano, y qu e
10 ca m b ié por J acopo e n el últim o mom e nto. La úni-
ca objeción qu e co mo Lector Modelo de mi libro pue-
do hace rl e a Gios ue Musca es qu e (i) la serie alfab é-
ti ca ABCD es te xtualmente irrele vante si los nombres
de los de m ás pe rsonaj es n o dese mbocan e n X, Y Y
Z; y qu e (ii ) Belb o tambi é n b eb e m a rtini .
PAIU S T1~ .
* * * lOA ~ !'-: r \ 1 11 1 I LA 1 ':\ E. ~ •
Ap ud ¡ SI M.tO:"-L \ \ 1' 1 (, I;.T V ¡j h cO bCJ.
- - - -- ------- ._- .-- -_ .__._ -
FR,I: ULR1C LI:.0" A K D.

Para te rmin a r, pe rmíta nm e expon e r un caso e n qu e AL o c. LI I 11.


el a utor cono ce algo qu e e l le cto r ja m ás sab rá, y qu e C Y .\f P R I V !L E GIO 1:EC I S.

el tex to no dirá nun ca. En El nomb re de la rosa a pa-


rece un m a nu scrito mi ste ri oso qu e co nti e n e e l se-
gundo libro, pe rdi do, de la Poética de Ari stóte les, cu-
yas páginas están untadas con ve n e n o.
Portada de la edición de 1654 de las Obras de Aristóteles, que conserva la
Leyó e n voz alta la prime ra página , y se de t uvo B. deM.
com o si no estu vie ra inte resado e n sab e r m ás; rá-
pidame nte hoj e ó las páginas sigu ie nte s. Pe ro un as do nd e e mpi eza e l Ars comica , los m á rgen es in fe ri o-
cuántas pági nas m ás adelante, hall ó dificultad por- res - q ue no los s up er iores - estaba n seve ra m e n te
qu e ce rca de la esquin a de arriba, al fll o de las ho- da ñ ados ; pe ro e l res to e ra ig ual, las páginas se e n-
j as , y a 10 la rgo de la pa rte su perior , algun as pági- negrecía n y ma nchaba n de hum edad progresiva m e n-
n as se había n pegado . Ocurre así cuando la textura te , y s us pu ntas es taba n pegadas, como si hubi e ra n
húm e da y de te riorada de l pa pel fo rma un a es pe- si do e ngrasadas con un sebo asqu e roso. Te n ía e n mi s
cie de pasta pegajosa. m a n os, im preso, e l m a nu scri to qu e se describía e n
mi n ove la Lo había g uardado e n mi casa por a ñ os
Escrib í estas lín eas a fin es de 1979 . Dura nte los años y a ños . Con un a es pecie de cá m a ra fo tográ fi ca in te-
sigui e ntes, y e n parte porq u e desp ués de El nombre ri or , debo hab e r fot ogra fia do esas págin as, y por dé-
de la rosa trab é co ntacto m ás co n stante con bibli ote- cada s la image n de las hojas pon zo ñ osas se de posi-
cari os y coleccioni stas de libros (desde lu ego ta m- tó como e n un a tum ba , hasta qu e e m e rgió de nu evo
bi é n p orqu e te nía un poco m ás de din e ro a mi dis- (ign oro por q ué cau sa ), y y o creí hab e rla in ve nta do.
posición ), m e hi ce coleccioni sta de libros ra ros, y In sisto , es ta historia no tie n e n ada q ue ve r co n las
com e n cé a culti var un inte rés m ás espe ciali zado e n pos ibles inte rpre tac ion es de mi libro. Si ll eva un a
los libros a ntiguos qu e ya pose ía. Un día, revol vie n- m ora le ja, es qu e la vida pri vada del a u to r e mpírico
do los e stante s superi or es de mi bib li ote ca , m e topé es mu chísimo m ás in son dable qu e sus textos . En tre
con un a edi ción de la Poé tica co m e n tada por Anto- la hi sto ri a, ll e na de m iste rios, de la produ cción tex -
nia Riccoboni , Padua, 1587 . Se m e había olvidado q ue tu al y la de ri va ció n in co ntrolabl e de sus lect u ras fu-
la te nía -la compré en algún luga r por mil liras, m e- tura s, el tex to quCI tex to re prese nta aú n un a prese n-
nos de cincuenta pe niques, quizás hacía vein te o m ás cia co nfortable, la in sta n cia sob re la que pode m os
a i't os . Mi s catálogos m e in fo rma ro n que se tratab a pe rseve ra r.
de la .segunda e di ción , n o muy escasa, y de la qu e
existe un a copia e n el Muse o Britá ni co . Aún así, m e Trwlu CC/ó/1 ele JWI11 C More/1o \11 l/CI rreol

BIblIOteca de M éx ICO
XAVIER GUZMÁN URBIOLA

Ocho cartas E 1 día ve inte de agosto de 1940


-hace ya cincue nta años - , a las
cinco y media de la tarde, Jaime Ra-
món Me rcade r del Río He rnández
arribó a la casa situada en la esqui-
na de Viena y Morelos, en Coyoa-

de León
cán. Era una tarde calurosa. No obs-
tante, Mercade r vestía un a volu-
minosa gabardina. Adentro , León
Trotsky alimentaba a s us conejos.
Natalia Sedo va había mirado a s u
marido poco an tes desde el porche.
Ramón Mercader ava n zó h asta e n-
contra rlo. Deseaba mostrarl e un ar-

Trotsky tículo qu e había escrito. Trotsky ac-


cedió, pues Frank Jackson o Jac-
qu es Morn ard o Ramón Mercade r
había logrado ganarse su confianza.
Al e ntrar ambos a la sala, Me rcade r
saludó a Natalia co rtésme nte, qui-
tándose el sombrero. Se le veía n e r-
vioso. Le pidió un vaso de ag ua. Mi-
nutos m ás tarde, Trotsky y Merca-
der pasaron al estudio. Merca de r
permaneció de pie y a un lado de
Trotsky . Esperó a que se concentra-
ra en la lectura. Entonces extrajo de
su gabardina un pi ole t y, cerran do
los ojos, lo encajó e n el cráneo de
Trotsky.
Leó n Trotsky no murió inmedia-
ta m en te. Sus gu ardi as y famili ares
acudieron de prisa al oír sus gritos
y el gran escándalo. No e ncontraron
a un hombre yace nte: Trotsky, co-
m o una bestia herid a, rugía al ti e m-
po que dando traspiés caminaba ha-
cia la puerta, a rroj ando a Me rcade r
cen ice ros, tinteros y cuanto podía
alcanzar. Los guardaespaldas dell í-
der soviético golpea ron e inm ovili-
zaron al agresor. A gran velocidad
se trasladó al herido a la Cruz Ve r-
de . Ahí falleció casi ve intisé is h oras
después: el día ve in tiuno de agosto,
a las siete y media d e la noch e.
Lev Davidovitch Bronstein, quie n
adoptara el seudónimo de "Trotsky",
tom á ndolo de su carce le ro en Sibe-
ria, e ra la lege ndari a figura qu e al
co ntar co n sólo veint isé is aí'los de
edad, e n cabezó la frustrada re volu -
ción rusa de 1909. Fu e una de las ca-
bezas de la in surrección de octubre
de 1917 y J efe del Ejército Rojo . Fue
el1íder qu e supo mante n e r la libe r-
tad de su pe nsami e nto al no re ne-
gar de sus posturas, sobrell eva ndo
así una vida de profe ta ce ns urado,
deste rrado y perseguid o. A pesar de
ser una prese ncia in cómod a para
las de rechas y las izqu ie rdas. re pre-
sentaba -hoy 10 ve m os, ta l vez,
má s claram e nte qu e l1un ca - la po-
s ibilidad de mante ne r vivo e l ant i-
dogmatism o del m arxismo clás ico.
Trotsky en Teotihuacán.
H/!' !III /CI (1 ,le ,\ 1, ' \1/ ()
8
la rara misiva que Trotsky e n via ra
a Frida Kahl o el 12 de e n e ro de
Para home naj ear hoy a León Trots-
ky, continuar compre ndie ndo su
pensamiento, valorar sus accion es
1939. Nunca se ha publi cado com-
ple ta e n español. Si la primera mar-
ca el inicio de la relación de Trotsky
EIRatón
y ampliar la explicación histórica en con Ri vera y México, la segunda fu e
torno a él y a los que lo acompa ña- redactada al calor de su ruptura.
ran , nada m ejor que publicar un par Mu ch o se ha escrito sobre esto ; aun Este ratón es uno calamidad. Su natura-
de extrañ as cartas, así como algunas así, co nvie n e revisar los ecos y re- leza veloz lo llevo o meterse dondequie-
breves misivas inéditas firmadas sonan cias de aquella dificil se pa- ra . y su hombre -natural e infinita- de
por el revolucionario sovié tico. ració n . quesos lo empujo o menudo hasta París,
Todos estos docum e ntos proce- Cin co fue ron los motivos que en- capital por antonomasia de dicho man-
de n del acervo que T eresa Proe n za venenaron las relaciones entre Trots- jar. Allá mismo conoció hoce muchos años
-la e ntrañable amiga y confide nte ky y Rive ra. En prime r lugar, e ntre o nuestro flamante Premio Nobellitera-
rio, cuando Octavio ocupaba en lo em-
de Frida Kahlo; la secretaria de Die- los días 3 y 7 de se ptiembre de 1938,
bojado de México un puesto muy inferior
go Ri ve ra y de la re vista Paz- ha- e n la Con fe ren cia de La usana , e n la o sus merecimientos culturales, yo desde
bía recopilado para escribir una bio- que se fundó la Cua rta In te rnacio- entonces sobrados. En el mismo viaje, en
grafia del muralista m exicano , que n al, se resolvió por indicación de el curso de sus vagabundeos con el ca-
nunca con cluyó. Sólo la carta fech a- . Trotsky que, dada la enorme gam a rácter específico de ratón de bibliotecas,
da el día 7 de junio de 1933 se e n- de acti vidades de Diego Ri ve ra, pa- masticó varios ediciones rarísimos de
cu e ntra de positada ah ora en el Ar- ra libe rarlo de las farragosas respon- Flaubert. Por poco y lo Bibliotheque Na-
chivo Di ego Ri ve ra, re unido e n su sabilidades bu rocráticas, así com o tionale se quedo sin lo edifio princeps de
casa-taller de San Ángel. Los restan- pa ra alej arlo de las lu chas faccion a- Madame Bovary. El remordimiento lo ha-
tes inéditos los h emos hall ado re- les de los diversos grupos trotski s- ce ahora coadyuvar intensivamente 01
presente homenaje.
cie ntem en te de m odo casi fortuito tas locales, pasaria a trabajar b ajo el
en casa de Ju an a Luisa Proe n za, control del Subsecretariado Inte rna-
h erm ana de T e resa. cional. Ri ve ra n o quedó co nform e
con dicho acue rdo, pues pe nsaba En sus peregrinaciones europeos, roe que
qu e deseaba n alejarlo . En segundo te roe, el ratón descubrió además, des-
lugar, h acia octubre del mismo a ño , de entonces, que lo obro de Marx ero pe-
El prim e r grupo de docu m e ntos lo Diego se disgustó cuando se e n te ró recedero . Como pruebo irrefutable de lo
form a u n par de cartas de dificil ac- de que un artículo suyo, por deci- cual, mordió sus mejores páginas en el
ceso. Ambas n os informa n sobre el si ón de última h ora , se in cluyó co- Brifish Museum, yen los-recintos alema-
accide ntado trayecto político de m o carta a la redacción de la revis- nes que albergan, de modo casi fetichis-
ta, lo famo'Sa edición Mega y los de 50
Diego e ntre los años 1933 y 1939. ta Clave. Tribuna Ma rxista . Rivera se y 100 volúmenes de lo editorial Dietz. El
Esto es, desde su acercamie nto for- qu ej ó esa vez de que Trotsky lo ha- pobre ratón, o resultas de tales banque-
m al al trotskismo , h asta su de finiti- bía censurado . En tercer lugar, hacia tes, estuvo o punto de ser, avanf la lef-
vo alejam iento; aunqu e hay que re- n ovie mbre del mi sm o 1939, Di ego fre, uno de los primeros víctimas de la pe-
cordar qu e, un a vez que Ri ve ra fue y Frida protestaron por la destru c- resfroika .
excl uido del Partido Comunista Me- ción del mural que J ua n O'Gorman
xicano , e n se pti embre de 1929 , se había pintado e n el aeropue rto in-
declaró simpatizante -sólo eso- de te rnacion al de la Ciudad de México .
la oposición de izquie rda trotski sta. O' Gorman ridi culi zaba ahí a Hitl e r
La prim era de las cartas es, por ya Mussolini . Esto ocurria, sin e m -
su conte n ido, procede n cia y fech a, ba rgo, m eses después - h a n escri-
quizá el prime r inte rcambio e ntre to Raquel Tibol y Olivia Gall - de la
Trotsky y Rivera. Trotsky saluda ca- expropiación pe trole ra, e n los m o-
lurosam e nte a Di ego, habla elogio- m e ntos e n que México e nfre ntaba
sam ente de su pintura y celebra su el boicot de los países afectados por
cercanía a la oposición de izqui e r- di cha m edida y n o h abía otro m e r-
da, al tiempo que espe ra qu e algún cado que el de los países del "Ej e".
día se en cue ntre n . No sabe mos si Trotsky creía que la destrucción del En cambio, este roedor no ha tenido nin-
Trotsky se decidió a escribirla al en- m ural de O'Gorman - orde nada por guno dificultad paro convertirse en un ro-
te rarse de qu e Ri ve ra el artista e ra Fran cisco J . Múgica, entonces se- tón de mercado. Le encantan los merca-
el mismo Ri vera simpatizante de cre tario de Comuni cacion es - n o dos; en particular el de Son Juan, o unas
sus ideas , o si lo hizo respondien do podía compararse con la ll evada a cuadros de lo Ciudadela, que es su do-
micilio fijo . En los mercados, la materia
a una carta previa de Diego . Lo que cabo e n el Centro Rockefell e r. Pe n-
comestible es va riado y no es indigesto
sí sabem os es qu e años m ás tarde saba que nuestro precario equilibrio como algunos libros, a los que su dieto
- entre 1952 y 1954- , cuando Rive- económico estaba en juego. En cuar- suele reducirse cuando se le im pide dis-
ra con cluye su largo pe regrinaj e de to lugar , h acia fin es de diciembre currir por el mundo entero .
retorno al PCM, e n un docum ento del mismo añ o, Natalia e n contró e n
que elaboró para dirigirlo a la Comi- la m esa de trab ajo del m ás ce rcan o
sión de Control de di cho partid o, al secreta rio de Trotsky - J ean van
referirse a esta carta , deformó su Heijenoort, autor del libro Con Trots- Ah, pero nuestro ratón se entusiasma, con
conte nido . Dij o ade m ás h ab erla re- ky en el exilio. De Pri nkipo a Coyoa- entusiasmo palind rómico, cuando devo-
cibido de la propia mano de Trots- cán - un a carta e n fran cés dirigida ro libros anotados o mono. Ycua ndo es-
cucho alguno de sus óperas favoritos (cu-
ky, en el año de 1937, cuando el exi- a André Bre ton que Diego le di cta-
yos libretos conoce mu y bien por ha ber-
liado ruso ll egó a México -re tra- ra a Van Heije noort y en la cual el los mascado en edad tempra na junto con
sando su acuse casi cuatro añ os y pintor se qu ej aba de los "m é todos" los respectivos partituras) . De suerte que
m edi o-, lo cual sólo indica su de- de Trotsky y volvía al asunto de Cla- ha condensado los dos máximos metas de
. seo de pospon e r lo m ás posible la ve. Ésta fu e la gota qu e de rram ó el su vi da -meto a morosa y met o
fecha de su contacto con el líde r so- vaso. Fue un torpe recurso inmis- filarmónica- en dos sendos palíndromos
vié tico . cuir a Bre ton informándolo de asun- normativos: o) ANOTAR A LA RATO-
La segunda carta es la m ás inte- tos que le eran "ajenos". T rotsky ha- NA; y B) OI R AIDA A DIAR IO .
resan'te de cuantas presentam os. Es bía hech o exactam ente lo contra ri o:
Biblioteca de México
9
había ocu ltado a Breton las varias Trotsky hace el últim o intento de Le ón Trotsky dejó Coyoacán el
negli ge ncias de Ri vera en la Fede- conciliación y trata de promover un día 7 de julio para recluirse en una
ración de Arti stas Revolu cion arios entendimi ento. Se diri ge a Frida pa- hacienda cercana a San Miguel Re-
Ind e pe ndi entes; había accedido a ra qu e interceda; cosa que ella no gla, propiedad de la familia Gómez
qu e firmaran los tres el manifi esto hará. Se trata de una carta por de- Landero . Allá descansó , montó a ca-
" Por un arte revolu cionario inde- más cordial. Queda clara la enorme ballo, practicó la pesca y se dedicó
pe ndi ente" , para el cual Ri ve ra no im portancia que Trotsky daba a la a pensar. Permaneció ahí hasta el 26
había escrito una sola línea, aunque separación de Di ego Rivera de la o 27 del m es en compañía de Jesús
sí participara en las discusion es pre- Cuarta Internacional. Trotsky expli- Casas -j efe de la entonces aún pe-
vias ; y aún había de ado ptar abi e r- ca a Frida las "dolorosas" razones queña guarnición de policía que
tam e nte la defe nsa de Ri ve ra fren- del alejamie nto que él percibe co- acompañaba a Trotsky en Coyoa-
te a Breto n . Todo ell o debió habe r m o "absurdas" y "fantasiosas". Le- cán- y de Sixto Navarro, chofer y
di sgustado profundam ente a Trots- ye ndo y cotejando la información hombre de confianza que trabajaba
ky. En e ne ro de 1939, cuando Di e- de la carta con la explicación crono- para Diego Rivera. Conservamos las
go decide ini ciar un a se rie de m a- lógica de lo acontecido, se pue de cartas que por aquel tiempo Trotsky
ni obras desde la Casa del Pueblo, la palpar a un par de hombres atena- intercambió con Natalia. Éstas que
c.G.T. y el Partido Revolu cio ario zados por dificil es si tuaciones. Un presentamos ahora, deben leerse a '
Obrero y Campesino - instituciones Trotsky acorralado y muy humano la luz de dicha correspondencia y de
a las que el pintor apoyaba econ ó- frente a un Rivera susceptible, fan- informaciones como las proporcio-
mi cam e nte - dirigidas, según él, a tasioso, torpe, que decide , con va- nadas por Hayden Herrera, Van
aclarar el ambi ente electoral que se lentía -que no excl uye el capri cho Heij enoort, Deutscher , etc.
vivía en el mom ento en que Múgi- ni la visceralidad-, renunciar a la Al día siguiente de su arribo a la
ca y Á vil a Camacho habían renun- Internacional trotskista. Hay qu e finca , Trotsky escribe el primer
ciado a sus cargos de secretarios pa- apuntar fi nalm ente -dice Hayden mensaje: fechado el día ocho, no tie-
ra lan zarse com o precandidatos a la He rrera en su biografia de Frida- ne destinatario. Hay que dejar bien
presiden cia por el Partido de la Re- que pasado el ti empo, cuando la claro que se trata de recados y pe-
volución Mexicana, el ambie nte en- pintora buscara reincorporarse al queñas cartas que, en sí, no son
tre el pintor y el líde r sov ié ti co es- PCM , opinaría que esta carta era muy importantes. Son cordiales,
taba comple tam ente nublado . "completamente ridícula". amables; cartas de un hombre qu e
Con fec ha del 7 de enero de 1939, El segundo grupo de documentos lo hace apenas siete m eses había de-
Di ego re nunció ante el Secreta ri a- forman seis breves misivas manus- jado el infie rno que le representó
do de la Cuarta Internacional y an- critas y autógrafas de León Trotsky . Noruega; cartas en que únicamen-
te la redacción de Clave , cuesti ón Son compl etamente inéditas. Se tra- te e n dos casos se sugiere el flirteo
qu e rea fi rma esta segu nda carta. ta de un par de tarj e tas postales y que sostuvieron Trotsky y Frida. Me
Hay qu e recalca rl o: la decisión de un telegrama dirigidos a Frida Kah- niego a creer , a la luz de los docu-
se para rse definitivam ente del trots- lo y Diego Rivera, más dos notas, re- m entos y testimonios conocidos,
ki sm o parte de Riv e ra. El día 10 de cados o pe queños m en sajes e nvia- que vivieran un gran amorío . Tan-
e ne ro, se decide no aceptarle su re- dos a Frida. Úni camente uno de los to Frida como Diego -ajuzgar por
nun cia. Hoy sabemos que, en segui- docum entos carece de destinatario, la manera en que sabemos se con-
da, Trotsky reda ctó person alm e n te pero su pon emos que era para Fri- ducían ya para entonces - deben
do s ca rtas dirigida s al muralista da , cuestión sobre la que volvere- habe rse asombrado de la admira-
- un a a nombr e de Clave y otra a mos m ás adelante. Los seis docu- ción que expe rimentaba el revolu-
nombre del Buró Panamericano- m entos, o están fechados o es posi- cionario ruso por Frida, admiración
e n las qu e le expli caba las razon es bl e deducir el m om ento preciso de que se percibe en estas cartas y se
para rechaza r su renun cia. El pin- su e nvío. Todos son del m es de ju- traduce, creo, en una cortesía des-
tor no co ntestaría sino hasta el 19 lio de 1937, justo cu ando Trotsky y m edida qu e por una parte raya en
de ma rzo , cuando ya la lejanía es- Natalia deciden separarse dada la el anonadamiento y por otra evi-
taba consumada. crisis provocada por la atracción den cia su puritanismo . Es de supo-
Es e n este contexto que León que Trotsky siente por Frida. n erse que tras la separación en San
Miguel Regla, Trotsky se unió m ás
firm em e nte a su esposa.
En Noruega , Trotsky vivió mo-
m entos de acoso y una vez que Lá-
zaro Cárdenas le otorgó el asilo, las
autoridades migratorias le dieron
sólo 24 horas para abandonar aquel
país. Trotsky llega a México y se en-
cuentra a una extraña muj er. Frida
lo ha ido a recibir en nombre de
Cárdenas y de su marido , llevando
consigo el tren presidencial que el
ge n eral Cárde nas ha puesto a su
di sposición. Aquí con vive más ínti-
mam e nte que con n adie, con ese
pintoresco, liberal y muy fu erte ma-
trimonio , y experim enta el obvio re-
laj ami ento posterior al peligro . Es
en este marco que hay que entender
su am orío. Ello no qui ere decIr qu e
no haya sido ri esgoso para ambos .
Dos so n, pu es, los mom entos e n
que se descorre un poco la cortina
de los sentimie ntos. El prime ro se
en cuentra en la nota fechada el día
Durante una entrevista . ocho, en la cual como posdata Trots-
BlbllOreca de M exlco
10
EfRatón
• TELEGRAMA

I PACHUCA BOO 10 JULIO 937 X.CB.L.9.42


11-1.'0 Ursente gdd 9.20
DIBQO GIDA BIVBIIA
l'AIoII& .u.TAVI~A
VXLL4 OBRBGON D' P
tmlRtlml

~ !WO LKTTEBa srOF MAIL CONNICTIOn IDDIB3CT DIFICULT


lT.ar DAJjIfI! lfOT CAD 1I'r0l' IIW 8ft TBAJlXe "'UCHES YOUBS
LB~

l'BOCBDIIITE UN IIIGtJXL DGLA liGO

ky escribe "yo te . .. " dej an do una go dine ro su fi cie nte para eso; a algún
En el concurso para elegir a "Miss Ita-
larga línea de suspen so. El hecho de luga r de Ve racruz".
lia", que se celebró el año pasado en una
conten e r una re fe re n cia tan clara y D. Jl egó con un pe ri co e n la cabe-
pequeña ciudad cercana a Nápoles, al
dado que es el úni co m ensaj e qu e za. Hablam os de pie, po rqu e D. ya
llegar la siempre regocijante sección de
no tie n e destinatari o n os h ace de- qu e ría irse. F. le dijo algo a D., q uie n
las "preguntas de cultura general", el ju-
ducir que n o podía h abe rl o dirigido m e lo traduj o con u na son ri sa: "Dice
rado preguntó a u~a de las participan-
qu e si n o fue ra tan ta rde lo aco m pa-
T ro tsky a Diego y Frida, sino sólo tes quién era Leonardo da Vinci . "Eh ...
ña ría hasta Pach uca y se regresa ría
a esta úl tima . ¿un aeropuerto?", respondió la aspiran-
e n cami ón" . EJl a no me ncionó nada
Sabem os que Frida visitó a T rots- te. ¿Y quién fue Stalin?, se le preguntó a
se mej a n te d ura n te los tres minu tos
ky el día 11 de j ulio e n San Miguel otra, que respondió intrigada "¿ Un es-
qu e pasa m os espe rando a D. ¿Por
Regla. Cie rtos estudi osos coincide n talinista?" Es posible que la chica no ha-
qu é se lo hab rá di cho? Él m e trad uj o
ya andado tan descaminada, si es ver-
en que fu e e n ese m om e nto cuan- todas las pa labras de eJl a de un m o-
dad que se puede ser más papista que
do decidieron pon e r fin a sus rela- do m uy amable. Pe rdón ame por co n-
el Papa ,
cion es. Se tra tab a - e n opini ón de ta rte todos estos de taJl es, pero qui zá
Van Heijenoort - de un am orío que te in te rese n , a unq ue sea un poco.
era un tob ogán imposibl e de seguir
si no adquiría compromisos m ás se- No obstan te , al día sigu ie n te, T rots- Pero también por acá se cuecen habas.
rios. Ni T rotsky ni Frida podían ha- ky, de van eando en tre su m oralismo En el concurso "Señorita D.F ." , una na-
cerlo; ambos estaban dem asiado y su sinceridad con Natali a, le es- da fea amiga, respondió a la pregunta
unidos a sus parejas. Ella Wolfe pe n- cribe a Frida la carta del diecin ueve de qué personaje 'de la historia le pare-
sab a que fu e Fri da quien rompió. e n qu e el a mbiguo j uego de Fri da cía más interesante:
y Di ego, de propone rle a T rotsky -Platón, porque en su libro Los diá-
Basaba sus testimoni os en una car-
qu e ell a le acompañ e a Pach uca , se logos de Platón . ..
ta -qu e Frida opin aba "e ra muy "A little learning is a dangerous
linda" - de nue ve cuartill as e n via- tran sfo rma e n u n a cortesía de su
thing", dice Alexander Pope. Fenómeno
da por T rotsky desde San Migu el parte rayana e n la inge nuidad, e vi- que ya no es sólo aplicable a los seres
Regla. Frida e n tregó esta carta a su de n ciadora de su a n onadami e n to . humanos . Hace poco, en el "noticiero"
amiga pa ra que la leye ra suplicán- T rotsky desli za la pregu nta ace rca de David Miller (Saturday night live) , un
dole la rompi ese después, cosa qu e de su compañ ía para el proyectado "experto militar" dijo que las " bombas
cumplió la m uj er de Bertram Wol- viaje de Frida a Ve racru z. Ingen ui- inteligentes" eran más inteligentes que la
fe . Dicha carta n unca h a a parecido. dad y a trevimi e n to . mayoría de la población norteamericana:
Traigo esto a colación porqu e la se- Hay sólo u na cuestión m ás que -Por lo menos, las bombas saben
agregar. Todos los estudiosos h an dónde queda Bagdad. Pero -agregó-
gunda suge re n cia a sus intimidades
coin cidi do e n q ue el artista no esta- no conviene hacerlas más inteligentes
aparece e n fec ha poste ri or al 11 de porque entonces las bombas organiza-
julio: el día diecinueve, Trotsky le b a al tanto de las relacion es soste-
rían marchas pacifistas.
pregu n ta a Frida si irá sola o con n idas e n tre T rotsky y su esposa . En
Diego a Veracruz. ¿Qué qui e re de- 1986 publiqué un doc u m ento , e n-
cir esto m ás all á de la eviden te re- ton ce s in édito, e n el cu al Ri ve ra di-
fe ren cia? El 15 de j uli o Trotsky ll e- ce conoce r la existe n cia de "una se- A fines del año pasado, recibimos la no-
gó a la ciudad de México para pasar rie de cartas de am or" e n viadas a su ticia de la muerte del profesor Fung Yu-
tres días con Natalia. Antes de re- mujer por Trotsky, si bien lo dice en Lan, a los 94 años de edad . Fung fue uno
gr esar a San Migu el Regla, buscó a un contexto que nos h ace creer qu e de los filósofos más notables de la China
tal vez exage raba o m en tía. De h a- contemporánea; su labor en pro del en-
Diego y a Frida e n la casa-tall e r de
b e r te ni do sospechas és te se ría el tendimiento entre Oriente y Occidente es
San Án gel. El diecioch o, T ro tsky le una de las grandes empresas del siglo .
escribe a Natalia con gran sin ce ri- sexto m otivo de su al eja m ie nto con
Su Breve historia de la filosofía china, cu-
dad - ¿o la sondea?- ya desde el es- Trotsky -por más libe ral que ima- ya primera edición en español fue publi-
tado de Hidalgo n arrán dole lo suce- gine m os a Di ego. Segui rem os espe- cada por el Fondo de Cultura Económi-
dido en el estudio de Diego: ran do a que estas cartas aparezcan , ca en 1987, queda como bastión de la
puesto qu e las prese ntadas ahora no larga marcha en sentido inverso que la
Ahora déjam e platica rte de la visita parece n ser Las Ca rtas de Amor por secular tradición intelectual china sostie-
( ... ) Mi e ntras esperábamos a D., F. a n ton omasia, a unque sí n os indu- ne contra quienes la rechazan en favo r
m e d ijo qu e pe nsaba irse de la ciu- cen a pe nsar que dichas cartas exis- de un puño, así, de ideas .
da.d . "¿A Nueva York?" "No , n o ter¡· te n o existie ron .
Biblioteca de M éX ICO
LEÓN TROTSKY

Buyuk Ada, 7 de junio de 1933 1

Estimado camarada Diego Rivera:

QUie ro dirigirle algunas palabras de saludo caluroso. Conozco su


pincel sólo m ediante reproducciones, naturalmente. En 1928, cuando
me en contraba en Alma-Ata, Asia Central, me topé por vez primera .
con algunas fotografias de sus obras en un suplemento ilustrado de
una publicación americana cualquiera. Sus frescos me impresiona-
ron por su m ezcla de virilidad y calma, casi ternura, por su dinámica
interna y el tranquilo equilibrio de las formas. Y con todo ello, esa
frescura magnífica para abordar al hombre y al animal. Jamás imagi-
né que el autor de esas obras fuera un revolucionario que se halla
bajo la bandera de Marx y Lenin. Apenas recientemente supe que el
maestro Diego Rivera y el otro Diego Rivera, el amigo cercano de la
oposición de izquierda, son una sola y la misma persona. Ello me agra-
dó infinitam ente, porque la fu erza de las grandes ideas se verifica tam-
bié n en el hecho de que ellas atraen hacia sí todo lo que hay de mejor
en los diversos ámbitos de la creación humana.
Mantengo aún viva la esperanza de visitar América, de ver los ori-
ginales de sus obras y de conversar personalmente con usted. ¿O quizá
e n un futuro cercano visitará Europa vía Estambul o Prinkipo? Me
daría mucho gusto. Estrecho su mano fuerte y cordialmente. Mi es-
posa le envía cálidos saludos.

Suyo
León Trotsky

Camarada Diego
l . Carta mecanografiada original escrita en fra ncés y dirigida a Diego Rivera so-
bre una hoja de papel blanco tamaño ca rta . Sólo la firma al calce es autógrafa. Esta
ca rta la loca licé e n 1986, e n casa de Te resa Proe nza, y se publi có por primera vez
e n el supl em e nto cultural La Tomada Semanal, núm ero 102, 31 de agosto de 1986.

Tradu cción del CEN IDIAP-INBA

12 de e nero de 1939 1

Qu e rida Frida:2

, odas aquí nos sentimos contentos, e incluso orgullosos por tu éxi-


to e n Nueva York , porque te consideramos embajadora artística no
sólo de San Ángel, sino también de Coyoacán . Incluso Bill Lander,3
"obj eti vo" represe ntante de la prensa norteamericana, nos informó
que, de acuerdo con las notas impresas, tuviste un verdadero éxito
e n los Estados Unidos. ¡Felicidades, de corazón l
Des pués supimos que estabas enferma, y seriamente. Ayer Van 4
nos dijo que convaleces y que posiblemente irás a Francia dentro de
poco. Todos es peramos qu e logres en Francia el mismo éxito que en
los Estados Unidos.
Sin embargo, antes de qu e dejes el Nuevo Continente , deseo co-
municarte algunas dificultades con Diego, que son muy dolorosas para
mi, para Natalia y para el resto de la familia.
Bf iJ llO tcm dI: M CX fCO
12
Se me hace muy dificil dar con el verdad ero origen del di sgusto
de Diego. En dos ocasion es traté de provocar un a discusión franca
sobre el tema, pero él fu e de 10 m ás general e n sus respuestas. Lo
único que pude sacarle fue su indignación por mi renu e ncia a reco-
noce r en é11as aptitudes de un bue n fun cion ario revolucionario. In-
EfRatón
sistí en que nunca deb ería aceptar un puesto burocrático e n la orga- Oímos con frecuencia mencionar, a la ho-
nización, ya que un "se cre tario" que no escribe, que nun ca res ponde ra de dar a la luz algunos no tan selec-
las cartas , qu e nun ca ll ega puntualme nte a las re union es, y que h ace tos papeles póstu mos de un escritor, las
famosas" cuentas de la lavandería" . ¿To-
siempre 10 opu esto a la decisión colecti va, no es un bu e n secre tario. da cabe en el volumen de las obras com-
y te pregunto, ¿por qu é habría de se r Di ego "secretario" ? Que es un pletas? la pregunta es ya un cliché. Hur-
auténtico revolucionario, eso nadi e 10 duda: pe ro es un revolu cion a- gando en viejos suplementos culturales
rio multiplicado por un gran artista, y es por cierto esta "multiplica- que llegan a esta Biblioteca, hallamos un
ción" la qu e 10 deja absolutame nte incapacitado para el trabajo de ru- artículo en el que la crítica de habla in-
glesa Victoria Glindinning comunica, es-
tin a e n el Partido . Estoy segu ro de qu e e n el mom ento de una ola ta vez literalmente y no en plan de me-
revolucionaria él sería inva1uab1 e , gracias a su pasión, su arrojo e im a- táfora o licencia práctica, el descubri-
ginación. En ti e mpos de paz, es valioso e n un com ité revolu cionario miento de unas interesantes cuentas de
qu e él puede inspirar con su iniciativa y su a rdor. Pe ro para un traba- lavandería, en el archivo de la familia
jo rutinario de organi zación , nu estro a mi go Diego es totalm ente ina- Trollope, de la cual el novelista Anthony
Trollope (1815-1882) es eximio miembro.
decuado .
Pa recía qu e estu vie ra ávido de mostrarme que era el m ejor buró-
crata del mundo y que se había con ve rti do en un gran pintor sólo por las laundry lists que halló la estudiosa in-
casualidad. Ini ció una actividad puram e nte pe rsonal e n la Casa de l glesa son, sin embargo, muy recientes;
datan de principios de la década de los
Pueblo y en la c.e.T., y la ocultó de m í y de todos los de más camara- sesentas de este siglo, y están a nombre
das. Esto m e alarmó muchísimo, porque estaba seguro de que esa aven- de una tal Mrs . Reece. ¿Quién era esa se-
tura personal habría de te rminar con resultados desagradabl es para ñora y qué hacen sus cuentas en el archi-
la Cuarta Inte rnacional y para Diego en 10 personal. Creo que fue pre- vo de tan ilustre familia? Después de mu-
cisa m ente el h echo de qu e Di ego "con spirara" un poco en contra mía chas indagaciones, resultó que Mrs. Ree-
ce fue hija de Ellen Ternan, nada menos
10 que 10 irritó, al mismo tiempo , co ntra mí y los otros cama radas. que amante de Charles Dickens .
Es la única explicación sólida qu e e n cue ntro.
A mis ojos, los ex pe rime ntos con la Casa del Pueblo y la c.e.T. no
fu e ron catastróficos, pero sí muy desafortunados. El li derazgo de la
c.e.T. no viró haci a la izquierda, sino a la derecha, y de man e ra muy
cínica. Supongo qu e eso se debió a la última explosión de Di ego e n
mi contra.
Le escribió una carta absolutam e nte incon cebible a Breton. Los fun-

querida Frida
dam e ntos obje tivos de su arranque contra mí son absolutamente fa l-
sos, un puro producto de la imaginación de Diego Oe pedi ré a Va n
qu e te en víe una co pia de su refutación a las "recriminaciones" de
Di ego). Ahora Di ego dice qu e eso no ti e n e im portancia e n sí m ismo, Muy bien . Que no se publiquen las cuen-
pero es un síntoma infalib le de su verdadero án imo . Le dijo a Van tas de la lavandería. Pero ¿qué sucede
cuando se publican artículos de lavande-
que si b ie n los h echos m e n ores no eran correctos, el h echo may or ría? Así leyó el crítico Philip Guedalla
10 sigue siendo, es decir qu e yo deseo deshacerme de Diego. Como "prue- (1889-1944) al crítico Ezra Pound : "una
ba", Diego di ce qu e m e re hu sé a escu cha r una lectura de su a rtículo más bien descoyuntada serie de notas en
sobre arte. Qu e rida Freda, es absolutam e nte increfb1e que uno deba staccato que le dejan a uno la confusa im-
defe nd erse co ntra una acusación así. presión de que los puños de camisa del
señor Pound fueron enviados a la impren-
De impro viso, Diego l1 egó con su a rt ícul o sobre a rt e a una re uni ón ta en luga r de a la lavandería" .
de amigos e n mi casa y propuso lee rlo de in mediato para qu e opiná-
ramos. Le hi ce notar qu e e nti e nd o el español sólo cuando tengo un
manuscrito e nfre nte, y qu e si sólo 10 oigo me pierdo por 10 m e nos
de la mitad. Esto es co mpletam e nt e cie rto. Para poder dar una opi- "Y, bueno -dice el ratón, luciendo su me-
jor acento argentino, pues en la Boca tu-
nión sobre un te m a tan importa nte, debería haber estudiado el artícu- vo sus dores y tomares en el tango por-
lo, lá piz e n mano. Entonces sí podría propon e r una crítica, cambios teño y las obras completas de Borges-,
o co rreccion es sin provocar una discusión general sobre el Cielo y si la historia sigue registrando cuentas de
el Infi e rno. Esto fue el tipo de colaboración qu e tuvimos cuando Die- lavandería es que Jo historia vuelve a re-
go escribió para Las Novedades 5 Incluso se decidió, a sugerencia petirse, o que todo viene a ser historia
universal de la infamia ." Y mandándo-
mía, que se di stribuye ran copias de cada artículo e ntre todos los ami - le, como si nada, un saludo a Ménem
gos interesados, pe ro Di ego olvida las decision es de grupo inmedia- ("por su nombre de palíndromo") da por
tam e nte, y luego busca las expli caciones más fantasiosas para las co- concluida la charla . Y esta columna .
sas más sencil1 as.
BlbllOfCC(l ele i\1exlco
13
La idea de que deseo deshacerme de Diego es tan increíble , tan
absurda, permíteme decirlo, tan fabricada , que sólo puedo encoger
los hombros con aire de impotencia. Durante estos meses pasé mu-
chas horas co n Natalia discutiendo qué podríamos hacer para aclarar
la atmósfera y restablecer la vieja, amistosa relación. En una ocasión
visité a Diego con Natalia, y pasamos una muy agradable hora con
él. Luego 10 visité solo Ca pesar de su resistencia) y provoqué una dis-
cusión. Después de cada visita me quedé con la impresión de que el
asun to estaba definitivamente arreglado, pero al día siguiente reco-
menzaba y parecía ponerse peor que nunca.
Hace apenas unos días, Diego renunció a la Cuarta Internacional.
Espero que su renuncia no sea aceptada. Por mi parte, haré todo 10
posible por zanjar, al m enos, el aspecto político. Sin e mbargo, creo
que tu ayuda en esta crisis es esencial. La ruptura de Diego con noso-
tros significaría no sólo un duro golpe para la Cuarta Internacional ,
sino también -temo decirlo- la muerte moral del propio Diego. Apar-
te de la Cuarta Internacional y de sus simpatizantes, dudo que pudie-
ra hallar un medio de comprensión y estimación, no sólo como artis-
ta, sino como revolucionario y como persona.
Así pues, querida Freda, conoces nuestra situación. Me resisto a
creer que no haya esperanza. En todo caso, seré el último en abando-
nar los esfuerzos para restablecer la amistad política y personal, y sin-
ceramente espero que habrás de colaborar conmigo en este sentido.
Natalia y yo te deseamos la mejor salud y el m ejor éxito artístico,
y te abrazamos como nuestra querida y verdadera amiga .

Tuyo como siempre


L. Trotsky

l . Carta m ecanogra fiada original, redactada en inglés y firmada por León Trotsky.
El original se e ncuentra e n tres cuartillas de papel copia tamaño carta.
2. La le tra "i" aparece como corrección mecanográfica. En el original dice "Fre-
da ", como aparece m ás adelante e n el texto de la carta.
3. No sab e m os de qui é n pueda tratarse.
4. J ean van He ij e n oort. Secre tario, guardaespaldas y pe rsona muy allegada a
Trotsky. De nacionalidad holandesa, e ra matemático y especialista en armas. Autor
de l libro Co n Trotsky en el exilio. De Prinkipo a Coyoacán. Murió asesinado trágica-
m e nte e n e l año de 1986.
5. Se trata del pe ri ódi co Novedades.

8/ V II I

N O pude mandar ayer la tarjeta postal; la incluyo en el sobre, por-


qu e estoy obligado a enviar la s cartas por intermedio de la administra-
ción del sr. Jom ez U) 2 y mi tarjeta postal podría ser interpretada co-
mo una "queja".

Mis saludos afectuosos


Lev

X. Yo te _ __ __ 3

l . T ex to m a nu scri to en fr a ncés redactado por Trotsky sobre un tro zo de papel


ta m aI"1O m edia ca rta. Posee un dobl ez qu e coin cide exacta m e nte con la tarje ta postal
sigu ie nte, la cual nosot ros fecham os el mi sm o día och o. Este recado no tie ne desti-
natario; iba, obv iam en te , en un sobre qu e lo debió ll evar. Noso tros conj e turamos
q ue se trataba de Fri da Kahl o. Ve r nota de prese ntac ión .
2. Trotsky debió escribir "Góm ez" e n vez de "Jomez". Su duda qu eda ex plicita
con la in te rrogac ión ent re pa ré ntesis q ue le sigue al a pellido . Se tra ta de alguno de
los mi e mb ros de la fa mili a Gó m ez Lan de ro, el cual, por lo visto , e ra el admini stra-
do r de la hac ie nda dond e se e n co l1traba Trotsky. La familia Góm ez Lande ro e ra la
p rop ie ta ri a de la hac ie nda ce rcana a San Miguel Regla, a dond e Trotsky se re tiró
e nt re el 7 y e l 26 o 27 de j uli o de 1937 .
3. Abrev ia tura de "Je t'a ime". Ve r n ota de prese n tación .
Blbllotecn de M exlco
14
8/ VIII

QueridOs amigos: Me siento muy conmovido de h ab er hallado aq uí


un pequeño botiquín e nviado por Frida W. (sic) ¡Qué gentil es uste d ,
querida amiga l Cómo de ploro las 4 o S horas perdidas por D.D., 2
quie n tenía en Pachuca un aire fatigadísimo. Aquí n o hay n adie a
la disposición, pe ro esp e ro que todo se arregle. poco a poc0 3 Ma-
ñana les haré un re cu e nto m ás de tall a do , por e l mom e nto estoy un
poco cansado. No n ecesito decir qu e Sixt0 4 hace todo lo qu e puede
para poner en orden las cosas.

Mil salu dos a los dos.


Suy o L.D.

l . Fecha ded ucida . Se trata de un tex to m a nuscrito por Trotsky en francés al re-
ve rso de una tarjeta postal de l Co rreo Mexica no , sin ilus tración . Está dir igida a Fri da
y Diego Ri ve ra . No ti e n e sell o n i fecha de l co rre o y e ll o es un a rgum e n to más pa ra
pe n sa r qu e iba e n el mismo sobre que la n ota fechada e l día ocho.
2. Don Diego o Diego Ri ve ra .
3. ¿Se tra ta de l comentari:J qu e Tro tsky no quería q ue "se inte rpre tase co m o un a
qu eja" a que se re fi e re e n la nota fechada e l día oc ho?
4. Sixto Navarro . Chofe r, hombre de confian za , guarda espaldas y, pos ibl e me nte,
espía e inform a nte al se rvicio de Diego Rivera .

PACHUCA HGO 10 JULIO 93 7 1

DIEGO FRIDA RIVERA


PALMA ALTAV IST A
VILLA OBREGÓN D F
URGENTE

ENVIÉ DOS CARTAS PUNTO CONTACTO CORREO INDIRECTO DI-


FÍCIL PUNTO SALUD BIEN PUNTO GRAC IAS MEJORES DESEOS SU-
YO LEÓW

SIXTO NAVARRO

PROCEDENTE SAN MIGUEL REGLA HGO

l . T e legram a m eca n ogra fi ado e n ingl és d irigido a "Diego Frida Ri ve ra". Sólo la
firm a "L" es a utóg rafa de Trotsky y se e ncuentra bajo e l nombre de Sixto Nava rro .
Este te legra m a se ha lla e n una hoja de Co rreos y T e légrafos de los Estados Unidos
Me xica nos con un sell o de T e légrafos Nac ionales, Oficina de Vi lla Alva ro Obregó n .
2. "LEON" , e n e l origi nal e n español.

n / VIII 1937 1

Q uerida "Sra"2 Frida , ( .. . )3


m e parece que no recibió u ste d mis tarj etas*; es la única razón por
la qu e m e pe rmití telegrafiarle aye r.
¿Podría se r tan amable de e n viar la ta rjeta a Hidal go?4 No te n go su
domi cili o [e nme ndadura] (la dirección) 5
Llueve, llueve. y _ _ __ _ _ _ _ _ __
Mis m ejores deseos y m ás caro agrad e cimi e nto a 0.0. y a usted.

Su LT

P.D. ¿Ha visto a Natalia ? ¿Qué h ay de Cristina?

su
L.T

BiblIOteca de M exlco.
lS
* todo deb e ser enviado a través de dos o tres intermediarios ... na-
da es [enmendadura] seguro (perdone mi inglés, por favor)
(pe rdone las dos tintas)6

l . Fecha deducida , pues la misiva hace re fe ren cia a un telegrama, que puede ser
el ante rior. Ver nota de presentación. Este texto fu e manuscrito por Trotsky e n fran-
cés sobre m edia hoja de papel tamaño carta. Está dirigido sólo a Frida .
2. "Sra", en el original se e n cu entra e ntre comillas y en es pañol.
3. En seguida del nombre "Frida", la carta se encuentra mutilada .
4. Hidalgo. Pe rsona allegada al general Francisco J . Múgica y e nlace entre éste
y Trotsky.
5. En el original "la dirección" se halla entre paré ntesis y en es pañol.
6. Esta nota fue escrita combinando tintas azul y n egra de pluma fu ente.

13 / VII 1937 1
Queridos amigos

Llegaré el jueves o viernes a Coyoacán para quedarme 24 horas, es


por ello que no escribo más que estas líneas. Después de la visita ines-
perada del domingo -de nuevo la soledad + la pesca.
Sal udos afectuosos

Suyo
L.T.

l . T exto manuscrito por Trotsky en francés al reverso de una tarjeta postal del
Correo Mexicano , sin ilustración y con sello de la Oficina de Correos de Huasca del
15 de julio de 1937. Está dirigida a Frida y Diego Riv era.

19 / VII 1937 1
Muy qu erida F.W. (s ic)

R eCibí ayer una gran visita: toda la familia Landero,2 por 10 menos
12 personas. La pasamos muy bien, incluso nos fotografiamos [enmen-
,
\ dadura] juntos. Aye r me expresó usted el de seo de acompañarme a
Pachuca (e ra sin embargo muy tarde). Ahora recuerdo que ni siquie-
ra le agradecí su intención , que reiteraba su acogida infatigable hacia
mi persona. Es usted verdaderamente admirable, y mi corazón está
lleno de gratitud .
La pesca esta mañana [enmendadura] fue magnífica. El día se anun-
cia bello. - ¿Cuándo partirá hacia Veracruz? ¿Sola? ¿Con D.D.?
Permítam e insistir una vez más: trate de escribir, eso le hará mu-
cho bie n . Si pudiera serIe útil en su trabajo, me daría mucho gusto.
Le escribo en francés porque es m ej or que mi inglés, y para darle
la peque ña oportunidad de ocuparse de esta lengua.
Mis saludos m ás afectuosos a D.D.

Devotam ente
L.D.

l . Texto m anu scrito por Trotsky e n fr an cé s sobre una hoja de pape l tamaño car-
ta . Está d iri gido a Frida .
2. Se trata de la familia Góme z Lande ro.

Notas de Xavi e ,- Guzmán Urbl ola


Tradu cción de Jaim e Moreno Vil/arreal

Bl bllUteca de M CX 1CO

16
JOSÉ LUIS RIVAS

Al desportar
El mástil es tan alto parva bestia, temible
que enlaza nuestros ojos como la antigua rémora;
en un profundo ruego un molusco que labra
antes de que zarpemos. los riscos sumergidos

La lona restallante, y esculpe galerías


una vez rehenchida, . en los cascos navales,
sopla con blanco empuje untándoles la cal
al alma su plegaria; que brota de su concha~

y el bajel se desliza hasta fraguar la costra


tal santuario surcando gravosa que consigue
las aguas 4el silencio con los años lastrar
concentrado en sí mismo. y hundir gigantes naves.

Pedimos a los dioses Antes de la partida


la vuelta y la bonanza y de la recalada,
y medir la inclemencia pedimos a los dioses
sólo con el coraje la vuelta y la bonanza

en la brega exhibido y medir la inclemencia


ante la adversidad, sólo con el coraje
que inviste mil figuras: en la brega exhibido
ora es ola crestada, ante la adversidad.

ora arrecife o témpano,


ora bravo marrajo,
ora raquero en corso,
\ ora funesta broma:
Flaubert U na hi storia de la distribución li-
teraria reservaría móviles de asom-
lor estético con un principio abso-
luto: auctor. Que se establezcan las
bro al lector contemporán eo. Un ca- nociones de influencia, intertextua-

y la copia pítulo primordial daría cuenta de la


copia y su s modos de producción,
y paralelamente a la historia que lle-
va del escriba, el copista y el calí-
lidad y género discursivo ; mientras
tanto , copiar de lo escrito entrama
ese juego de muestra y ocultamien-
to de las fuentes, pero también de
grafo a la reproducción m ecánica, ignorancia activa de las mismas, que

JAIME MORENO a la empresa editorial y al copyright,


se abrirían los expedientes de la co-
hace de la literatura moderna un es-
cenario donde lo que se representa
pia directa, la citación secreta y el en cada "nueva" obra es, irónica-
VILLARREAL correo literario.
Jürgen Habermas ha articulado
mente, lo literario, mas no sólo a
partir de las Letras sino de cualquier
ya de excelente modo el relato de texto que pueda ser convidado: pe-
la distribución periodística en su riodismo , filosofia , hagiografia, gé-
origen como servicio postal (Histo- neros confesional es, jergas profesio-
ria y critica de la opinión pública); nales y recetas de cocina .. .
queda por exponer cómo la litera- Este procedimiento -hacer de la
tura se ha re partido en esas "copias letra literatura- se decanta en el si-
únicas" que autores y lectores cui- glo XIX con los vigores de una lite-
dadosos dispensan en sus epistola- ratura que quiso ser total : novelas-
rios . Baste recordar que, a fines del saga a modo de epopeya y fresco de
siglo XIX en Francia, unjoven escri- una sociedad; m etafisica de la obra,
tor hundido en un a importante ciu- el poema y el libro como continen-
dad de la provincia agradecía a su tes del universo; indistinción entre
coetán eo parisino las copias a ma- vida y literatura: Mme. Bovary c'est
no que le enviaba de poemas y frag- moi; balanceo y caída entre la pul-
m entos aparecidos en periódicos y sión de escribirlo todo y el desalien-
rev istas para él in con seguibles: así to porque todo ha sido ya le ído. De-
Paul Val éry se mantuvo al tanto del cirlo todo es también copiarlo. La
mo vi miento simbolista, con oció y copia de todo es altamente caracte-
am ó la literatura de sus antecesores rística en la obra de Flaubert, parti-
directos, gracias a las amables trans- cularmen te porque hizo de ella un
cripciones de André Gide. legado literario: hay una vena que
Sin papel carbón , el escritor re- signifi ca en él la creación como co-
curría corrientemente a un secreta- pia, y esta vena irrumpe ya en el
rio calígrafo (a veces un familiar, a primer cu ento qu e publicara.
veces un empl eado) para producir Julian Bames da noticia de él en
co pias qu e distribuía entre amigos su cronología: "1837. Aparece su
y editores. Si la copia clarifica ma- primera obra publicada en Le Coli-
terialmente la transmisión literaria, bri, una revista de Rouen." Flaubert
su fu n ción no puede retenerse e n te nía 15 años. El cu ento, rescatado
la pura multipli cación: la copia es de entre papeles del autor para la
factor activo de la escritura -me- edición de las Obras de juventud en
moria, trasunto, corrección, reescri- 1910, se creyó inédito durante algún
tura - , de modo qu e hoy el crítico tiempo m ás 1 Pero efectivamente
desorienta la mímesis de 10 real a lo había aparecido el domingo 12 de
textual: la escritura copia directa- febrero de 1837 en Le Colibri, firma-
m e nte de 10 escrito . do con una modesta inicial al pie de
La co pia -si copiar es también la última línea, que durante casi un
ocultar que se h a copiado- es una siglo evitó la atribución: F.
, práctica literaria que a pesar de ser ¿Por qué evitarla? Ya fuera deci-
objetivamente constante, y estar sión de Flaubert o de su editor, fir-
bi en validada por la aceptación de mar con la inicial era relegar el
obras que la han eje rcido con ple- nombre, disminuirlo; pudo ser ges-
na ostentación, aparece también co- to de modestia o, por qué no, de pre-
mo indeseable, denunciable y aun caución , ya que la an écdota referi-
reprimible. No es sólo la sanciónju- da estaba en boga por esos días. La
rídi ca del plagio , correlato del mo- F. qu e reduce al autor rem arca el
derno régim en de propiedad inte- orige n oblicuo del te xto: Biblioma-
lectual (de modo que , ade más del nía parte de un caso real -es decir
robo, copiar implica hacerse una fal- escrito - que ocurriera en Barcelo-
sa atribu ción de nombre y de dere- na: un ex monj e, librero de viejo,
cho) ; es también el mito real de la asesinó a va rios clientes para recu-
originalidad (incluso la parodia ha perar libros val iosos que les había
de ser original) qu e arti cul a el va- ve ndido, robó e ince ndió la tienda
Flaubert disecando a Madame Bovary.
Caricatura de A. Loriot. BIblIOteca de Mexico
18
de un librero rival a quien dio muer- viejo e n Barcelona- desea hacerse pia. ¿Qué copiarían? En sus notas,
te porque le había arrebatado una de esa copia que es al mismo tiem- Flaubert bosquejó: "Copiará n .. . to-
obra anhelada en una subasta . La po el solo original, y está dispu esto do lo que caiga e n sus m anos, .
crónica traducida del catalán apare- a matar para obte n e rla. El libre ro larga e nume ración ... las notas de
ció en la Gazette des Tribunaux , un Giacomo (es curioso que el horizon- los autores leídos previam ente -pa-
periódico jurídico francés, el 23 de te onomásti co de esta historia pro- peles viejos comprados por peso en
octubre de 1936 . Flaube rt escribió venga e n parte del italiano) repre- la fábri ca de pa pel cercana .! Pero
su cue nto en novie mbre . senta una muy particular bibliofilia: expe rime ntan la n ecesidad de cla-
La historia daba para mucho. No no lee los libros y manuscritos qu e sificar ... entonces re copian e n un
fu e el joven F. el único e n recoge r- ateso ra y adora, es analfabe ta . La gran libro de registro come rcial. Pla-
la; Dominique G. Laporte cita una copia, para él, pi e rde todo valor de ce r que hay en el hecho material de
impresionante lista de versiones instrumento: obj e to únicame nte, es recopiar. / Especímen es de todos los
que se hicieron eco del aconteci- obj e to único. estilos, agrícola, m édico, teológico ,
miento a lo largo del XI X y a ún a El libro único, suma de libros e clásico, romántico, perifrasis. [Etc.]"3
principios del xx2 El esplé ndido fi- image n de la biblioteca total, reapa- Esta image n del libro total , don-
nal de la crónica llamó particular- rece rá much o ti empo despu és e n de todo texto tien e cabida, hace que
mente la a te nción de Flaube rt: don Fla ube rt, e n La tentación de Sa n An- la copia e n Flaube rt pie rda la natu-
Vicente - el librero asesino- es to nio (1 874) , de nuevo como m oti- raleza de falsifi cación . Se con vie rte
conducido a juicio ; el fi scal prese n- vo m edula r del relato . La Biblia es e n instalación de la escritura , sus-
ta como evide n cia el libro anhela- ese "voluminoso libro", el único que tra to de un imagina rio que se ex-
do, Furs e ordinacions fe tes per los acompa ñ a al e re mita y que está en tie nde de texto e n texto , y no e ntre
Gloriosos reys de A rago als regnicols el origen de sus tentaciones, porque el Mundo y la Literatura. Este e n-
del regne de Valencia, prim era edi- San Antonio duda de las Escrituras. tramado por el 'qu e el orige n se di-
ción impresa e n 1482 por Lambe rt De nu eva cue nta, el libro úni co sus- su elve, enge ndra una ironía: de la
Palmart, introductor de la impre n - cita la escritura com o labor de co- copi a como original. Ironía di abóli-
ta e n España. El fis cal asegura que pi a : es a partir de fue ntes bibli ográ- ca e n Bibliomanía: Giacomo es acu-
es el único ej emplar conocido -su- fi cas muy específi cas que Flaube rt sado de habe r prendido fu ego a la
pone por eso el afán asesino por ob- dispone el descomunal teatro y des- librería de Baptisto, su rival, y de ha-
te nerlo . El abogado defe n sor re pli- fil e de dioses, h éroes, mitos, religio- b e r robado la Biblia que le arreba-
ca probando , por m edio de un catá- n es y a nimal es fa ntásti cos qu e qui- tara e n la subasta . Pe ro el lector sa-
logo de libre ría, que existe por 10 sie ron pe rde r al santo . La tentación b e qu e Giacom o no es el in cendi a-
m e nos otro ejempla r. Conde n ado al de Sa n Antonio es libro de libros, y rio, y qu e el libro qu e extraj o de
garrote ulte riorm e nte, don Vice nte e n eso co nsiste su te ntación , se mi- e ntre las llamas es El misterio de
es amon estado por el al calde: "Si la ra e n el espej o de la Biblia, pe ro ex- Saint Michel -libro que señal a co-
justicia human a es inflexibl e, h ay ti ende la copia como modo de auto- mo asesino al propio Baptisto - y no
otra justicia cuya cl e m en cia es ina- nomi zación de la lite ratura: es un la Biblia; pe ro el lector sabe, al mi s-
gotabl e. Y el arre pe ntimi e nto es vaciado de libros. m o ti e mpo , qu e Giacomo es culpa-
siempre m eritorio ." A 10 que don Vi- Esta co ndi ción llegará a su lími- bl e porqu e ¡tie n e un ej empla r de
cente , desorbitado, responde: "Oh , te y a s u pa ro xism o en Bouvard y esa Biblia' Enton ces, ¿había dos
se ñor alcalde. ¡Mi ejempl a r n o es Pécuchet (publi cada póstum am e nte ejempl a res? Este efecto de in ve n-
único' " e n 188 1), la histori a de dos copi stas ción es la maravill a de la copi a e n
Flaubert. Finalmente, Giacomo -co-
mo don Vi ce nte- se conde n a por-
Se comprende cómo La tentación de San qu e a pa rece un ej e mplar e n m an os
de su de fe nsor, que el biblióm a n o
Antonio puede ser el libro de los libros: destruye para hundirse e n el m o-
arma en un "volumen" una serie de ele- m e nto e n qu e e n c umbra su copi a
mentos del lenguaje que se han construi- úni ca.
do a partir de los libros ya escritos, y que Bibliomanía califica de por sí el
son, por su carácter rigurosamente docu- te m a flaube rtia no , y la rece pción
mental, la re-enunciación de lo ya dicho; qu e tu vo este cue nto a pa rtir de su
la biblioteca está abierta, inventariada, redescubrimi e nto e n 1910 lo ce rti-
recortada, repetida y combinada en un fi ca: ha sido un texto pa ra bibliófi-
espacio nuevo. los. Dominique G. La porte cita, co-
m o ejemplo, las sie te edicion es pa ra
col eccioni stas que de él se hi cie ron
Michel Foucault, La bibliotheque
e ntre 192 1 y 192 6, e n fra n cés, al e-
fantastique, IV. m á n, catalá n y checo. Cumpli e nd o
su com e tido, sin que re rlo, se ha di s-
tribuido e n co pi as excl usivas. T ra-
El cuento , de cie rto modo, esta- que se re tira n al campo a lee r y a ducirl o y di vul garl o ah ora n o pue-
ba h echo ; aún h abía que reescribi r- pon e r e n prácti ca todo lo que e n- de se r m ás qu e otro m om e n to en la
lo. El inte rés qu e la copi a, la reh e- cue ntran e n sus lecturas. De hecho, cue nta de su Co pi a.
chura tien en como procedimie ntos co pi an lo que lee n al pon e rl o a
lite rarios e n Bibliomanía, rebasa por pru eba. Com o la de Giacom o el bi- l . Do mi n iq ue G. Lapo rte , "Le /j v re
mucho el m e ro uso in strume ntal bli óman o, la pasión de estos m odes- unlque" e n Bouvard et Pécuchet centennCll -
del modelo, pues Flaubert da un pa- tos ofi cin istas se señala po rque n o res , Pa rís, Se uil , 198 1, p. 136 .
so m ás -diríase de finitori o de su sab e n leer -en su caso n o es an al-
2. [bid., p. 153 . Laporte re produ ce ín-
lite ratura- al h ace r de la copia ún i- fab etism o su a fección sin o lite rali-
tegram e n te la crónica de la Ga zette des
ca el motivo m edul a r del relato: el dad, todo lo en ti e nd en al pie de la tribunaux en la q ue ve rosími lm e nte se
susodicho libro es re mplazado por le tra. Al fi n , cua n do pierde n "todo apoy ó Flaube rt.
el único ejempl ar conoci¿o de la inte rés por la vida ", decide n dedi-
prim e ra Biblia impresa e n Espa ñ a. carse al placer de copiar ; el segun- 3 . "Scé narios", e n Claudin e Gothot-
El biblióma no de Fl a ubert - otra do volum e n de esta obra qu e que- Me rsch, ed.: Flaube rt, Bou vard y Pécu-
vez -un monje re tirado, libre ro de dó in con cl usa consisti ría en La co- ch et, París, Gal1ima rd , 1979, p. 442 .

BlbllOt eC(l de Méx ico


19
".-::
::::;:: .
...::« ....
>#~~~~~ .
GUSTAVE FLAUBERT

Bibliomanía
En una calle de Barcelona, estrecha y sin sol, no
hace mucho vivía uno de esos hombres de frente pá-
¡Oh , qué feliz e ra ese hombre, feliz e n m edio de
'
toda esa ciencia de la que muy apenas comprendía
lida y ojos hundidos, sin brillo, uno de esos satáni- el alcance moral y el valor literario; e ra feliz senta-
cos y extraños seres que Hoffmann desenterraba de do e ntre todos esos libros, paseando la vista sobre
sus sueños. las letras doradas, las páginas gastadas, sobre el pe r-
Era Giacomo el librero. gamino deslustrado; amaba la cie n cia como un cie-
T e nía treinta años pero pasaba ya por viejo y aca- go ama la lu z.
bado; aunque de es tatura alta, era e ncorvado como ¡Nol No era la ciencia 10 qu e amaba, era su forma
un anciano; sus cabellos eran largos, pero estaban y su expresión; amaba el libro porque e ra libro , ama-
blancos; sus manos eran fuertes y ne rviosas, pero ba su olor, su forma, su título. Lo que amaba de un
estaban resecas y llenas de arrugas; su traje e ra mi- manuscrito e ra su ilegible fecha antigua, la letra gó-
serable y andrajoso. T e nía un aire siniestro y turba- tica, peculiar y misteriosa, los pesados dorados que
do, pálida era su fisonomía, triste, desagradable y, ll e nan su dibujo; e ran las páginas cubiertas de pol-
además, insignifica nte . Raramente se le veía por la vo, polvo cuyo pe rfum e suave y ti erno aspiraba con
calle, de no ser los días que había subasta de libros deleite; e ra la feliz palabra finis, rodeada por dos cu-
raros y curiosos. Entonces no era m ás aquel indivi- pidos, impresa sobre una cinta , apoyada sobre una
duo indole nte y ridículo; sus ojos se animaban, co- fuente, grabada sobre una tumba o reposando e n una
rría, marchaba, daba saltos, difícilmente moderaba canasta e ntre rosas, manzanas doradas y azules ra-
su alegría, sus inquietudes, angustias y dolores; vol- mill etes.
vía a su casa jadeante, sofocado, sin aliento, tomaba Esta pasión lo había absorbido completamente. Co-
el libro anhelado, se 10 comía con los ojos, y se le mía muy poco , ya no dormía, pero soñaba noches
quedaba viendo como un avaro a su tesoro, un pa- y días e nte ros con su idea fija: los libros.
dre a su hija, un rey a su corona. Soñaba con todo lo qu e debía te ner de divino, de
Este hombre jamás había hablado con nadi e, ex- sublime y he rmoso una biblioteca real, y soñaba con
cepto con los libre ros de viejo y los cambal acheros; hacerse una tan grande como la de un rey. ¡Cómo
era taciturno y soñador, sombrío y triste; no te nía respiraba a sus anchas, qu é altivo y pode roso era,
más qu e una idea, un amor, una pasión: los libros; una ve z qu e sumergía su vis ta e n las inmensas gale-
y ese amor, esa pasión le quemaba el interior, le ago- rías donde sus ojos.se perdían e n tre 1ibros l ¿Al zaba
taba los días, le devoraba la existencia. la cabeza? ¡Libros ¿La bajaba? ¡Libros ¡A la derecha,
' '
Frecuentemente, por la noche, los vecinos veían, a la izquierda, nuevamente l
a través de los cristales del librero, una lu z que va- Pasaba, e n Barcelona , por homb re extraño e in-
cilaba, avanzaba, se alejaba, subía y, a veces, más tar- fernal, sabio o brujo.
de, se extinguía; e ntonces oían llamar a la pue rta, Apenas sabía lee r.
era Giacomo que venía a e n cender su vela que una Nadie osaba dirigirle la palabra, así de severa y pá-
ráfaga había apagado . lida e ra su frente. Tenía un aire de maldad y trai-
Se pasaba esas noches febriles y quemantes me- ción , y sin e mbargo jamás tocó a un niño para hace r-
tido entre sus libros. Circulaba por sus almacenes, le daño; cierto es que tampoco dio jamás una limosna.
recorría las galerías de su biblioteca con éxtasis y Guardaba todo su dinero, toda su fortuna para li-
arrebato; después se detenía, co n la cabellera en de- bros: había sido monj e y por ellos había abandona-
sorden, los ojos fijos y brillantes, las manos temblo-
rosas tocando la madera de los estantes; estaban hú-
t2'ri.\'BII:a tU7.
medas y calientes . "'. 83. nUI\~CII f..

Tomaba un libro, daba vu elta a las hojas, palpaba .... . .


,,-.....
-_
.. _..... .. , ,, .....-..
, ......... . . ......- .. ..-
__.
_
...... .. .. _ ...,-_ ..
.. ....... .. - __._........
_ ..... .."..
el papel, examin aba las doraduras, la cubi e rta, las
letras, la tinta, los pliegues y la ornamentación de
' . .,.
"' ...
~ . ~ .- , --- ,_
.. ... ........... ....
,-'o, .. .. , •.•. , .._ ...... ........
"".......""
,~

_
_ - , _,, ___

,............ -
"0

_...1.......--·
,_
.. ....
....__ ._
...... ,.-.
..............
... __ .-
las letras de la palabra finis; después lo cambiaba de ...... ..- ..... ,-.. .....--. '. _"'o
..
~

... ' _~.::.:...:.::: .. . . _ 4: ', _ , .. .. .. hoo_ ....... _ . _ • • _ _

sitio, lo ponía en un estante más elevado, y pasaba


horas e nteras escudriñando el título y la forma. ~ ~ ~®~[tUllli[t ~
A continuación iba hacia sus manuscritos , qu e "Oln~"L Of. L4 LlTTÉR.4TliflE, DP.S TIIÉ.4.TR~S, DI!S ARTS ~T Dt:S _ODES-
o : :.'.·J!>'~.;<X>ooxooo::: ooec;.o_:ooc~ocOOOQOOC 0:1 0:1 o o oeaJ:: l:l J:) o: c: &000 0
eran sus criaturas amadas; tomaba uno, el más vie-
jo, el más gastado, el más sucio, y le exam inaba el
pergamino con amor y felicidad, olía su polvo santo
y venerable, después su nari z se hinchaba de alegría Encabezado del semanario donde apareció "Bibliomanía", el primer cuen·
y orgullo, y aparecía una sonrisa e n sus labios. to publicado por Flaubert.

Biblio teca de México


21
d() él Dios ; m ás tarde les sacrificó lo que los hombres - y bien , Giacomo , aquí hay quinientos. ¡Ah, nO I ,
tiene n e n ma yor aprecio después de su Dios: el di- ¿no queréis vender?, pues lo obtendré, lo obtendré
n('fO ; e n seguida les e ntregó lo que en más aprecio ahora, en este momento, lo necesito, aunque deba
se tle n e despu és del dinero: el alma. vender este anillo rendido en un abrazo de amor,
Desde h acía algún tiempo, particularmente, sus aunque deba vender mi espada ornada de diaman-
vigili as e ran más largas ; se veía hasta más tarde ar- tes, mis residencias y palacios, así deba vender mi
der la lámpara de noche sobre sus libros; es que te- alma; necesito ese libro, por fuerza, a cualquier pre-
ní a un nuevo tesoro: un manuscrito. cio. Dentro de ocho días sostendré una tesis en Sa-
Una mañana entró a su tienda unjoven estudian- lamanca, ese libro me hace falta para ser doctor , y
te el e Salamanca. Parecía rico, pues dos lacayos de me hace falta ser doctor para ser arzobispo, y me ha-
a pi e s ujetaban su mula a la puerta de Giacomo; lle- ce falta la púrpura en los hombros para llevar la tia-
vaba un bonete de terciopelo rojo, y anillos brilla- ra en la frente.
ban e n sus dedos. Giacomo se le acercó y lo miró con admiración
No te nía, sin embargo, ese aire de suficiencia y y respeto, como al único hombre al que hubiera com-
nulidad habitual entre las gentes que llevan lacayos prendido.
ga lon eados, de hermosos vestidos y cabeza hueca; -Escucha, Giacomo, atajó el gentilhombre, voy
no , es te hombre era un sabio, pero un sabio rico, es a decirte un secreto que hará tu fortuna y tu felici-
decir un hombre de ésos que, en París, escribe so- dad: hay aquí un hombre que vive en la Puerta de los
bre una mesa de caoba, tiene un libro de canto do- Árabes; tiene un libro, es El misterio de Saint Michel.
rado, pantuflas bordadas, curiosidades chinas, una - ¿El misterio de Saint Miche/?, preguntó Giacomo
bata, un reloj de oro en la pared, un gato que duer- soltando un grito de júbilo. ¡Oh, gracias l, me habéis
me e n la alfombra y dos o tres mujeres que hacen dado la vida.
qU(~ les lea sus versos, su prosa y sus cuentos, que -¡Rápido l, dame la Crónica de Turquia.
le dicen: tenéis chispa, pero que piensan que es un Giacomo corrió hacia un estante; ahí se detuvo
fatuo. bruscamente, quiso palidecer y dijo con aire sor-
Los modales del gentilhombre eran corteses; al en- prendido:
trar saludó al librero, hizo una profunda reverencia, - Pero, señor mío, si no lo tengo.
y le dijo con tono afable: -Oh, Giacomo, tus tretas son burdas y tus ojos
- ¿Tenéis manuscritos aquí, señor? traicionan tus palabras.
Turbóse el librero y respondió balbuciendo: -Oh, señor mío, os lo juro, no lo tengo.
-Pero, señor, ¿quién os lo ha dicho? - Vaya que eres un vejete loco, Giacomo; ten, aquí
y depositó sobre el mostrador una bolsa llena de hay seiscientos doblones.
oro, qu e hizo sonar sonriendo, como hombre que Giacomo tomó el manuscrito y se 10 entregó al
ccha mano del dinero que posee. joven:
-S61Or, prosiguió Giacomo, es cierto que tengo, -Llevadlo con cuidado, dijo, mientras aquél se re-
pero no los vendo, los protejo. tiraba riendo y decía a sus lacayos al montar su mula:
- ¿Por qué?, ¿qué hacéis con ellos? -Sabéis que vuestro amo es un insensato, pero
- ¿ Por qué, señor mío? -y enrojeció de cólera-, acaba de engañar a un imbécil. ¡Idiota monje hura-
,Cjw; hago con ellos? ¡Ah l, ¡ignoráis qué es un ma- ño l, repitió riéndose, ¡creyó que llegaré a Papal
nuscrito l y el pobre Giacomo se quedó triste y desespe ra-
- Pe rdón, maestro Giacomo, lo sé, y para dar prue- do, apoyando la ardiente frente sobre los crista1cs
ba os diré que te néis aquí la Crónica de Turqu¡'a. de su tienda, llorando de rabia y mirando con pena
- ¿ Yo? Ah, os han engañado, señor. y dolor el manuscrito, objeto de sus esmeros y afec-
-No Giacomo, respondió el gentilhombre; tran- tos, que se llevaban los burdos lacayos del gentil-
quili zaos, no quiero robarlo sino comprároslo. hombre.
- ¡Nunca l - Oh, ¡maldito seas l, ¡hombre del diablo ' , maldi-
- ¡Oh ' , m e 10 venderéis, respondió el universita- to seas, cien veces maldito, me has robado 10 que
ri o, pues 10 te néis aquí, fue vendido en casa de Ric- más amaba. Ay, ¡ya no viviré l Me ha engañado el
c iami e l día de su muerte. infame, me ha engañado. Ya que así lo obtuvo, ah,
- Bueno, sí, seJ''¡or. Lo tengo. Es mi tesoro, mi vi- ¡me vengaré l Vayamos rápido a la Puerta de los Ára-
cb. ¡No m e lo arrancaréis l ¡Escuchad l, os confiaré un bes. ¿Y si el hombre ese me pide una suma que no
secreto Baptisto, sabedlo, Baptisto e l librero de la tengo ?, ¿qué hace r e ntonces ? Ay, ¡es to es para mo-
. I
I)laza Rcal, mi ri val y e nemigo, pues resulta que ¡é l nrse.
no 10 ti e n e y yo sí l Tomó el dinero que el estudiante había dejado y
- ,:C uánto vale ? salió corriendo.
C iZlco mo se contuvo un largo momento y re spon- Mientras iba por la calle, no miró nada e n de rre-
d ie) co n a ire altivo: dor, todo pasaba a su lado como fantasmagoría c u-
- Doscie nt os doblones, señor mío. yo e nigma le e ra incompre nsibl e, no oía ni e l paso
i\ l iró a l hombre jove n con aire de triunfo , como de los transeúnt es ni el ruido de las ru edas e n e l e m-
dlc ¡(;n clole a n dad, marchaos , es de masiado caro, v pe drado ; no pensaba, no so ñaba , no veía más qu e
no 10 eb ré por m e n os . - una cosa: libros Pe nsaba e n El misterio de Saznt Ml-
I' no se e n gaí1ó, pu es aquél, seiialando la bolsa , chel, y se lo figuraba , en su imaginación , grande y
el i I () de lgado , e n pergamino, ornado de le tras de or o, tra-
-¡\LJuí ha v tresc ie ntos . taba de adivinar el núm e ro de páginas qu e habría
C¡,1Co m o palid eció, estu vo a punto de desmayarse. de co nt e n e r; s u co razó n batía con viol e n cia , como
- ,T rescie n tos doblon es?, repiti ó. Pe ro es t~r é 10- el de un hombre qu e espe ra su sente ncia de mu ert~.
( (' . c,ciio r , n o 10 ve nd e ría ni por c uatroci e ntos Finalm e nt e, ll egó .
U l's cud ia nt e se ec h ó a reír mi e ntra s hurgaba e n ¡El es tudiante no lo había e n ga i1ado
" ll " ,lUl, ele l qu e ex trajo dos bolsas más.
'
Sobre una vi eja alfombra pe rsa agujereada habl é

22
unos diez libros tendidos e n el piso. Giacomo, sin
dirigir la palabra al hombre que dormía a un lado,
tumbado como sus libros, y que roncaba al sol, se
arrodilló, se puso a recorre r con mirada inquieta y
a escudriñar el dorso de los libros, después se levantó,
pálido y abatido, y despertó al vendedor preguntán-
dol e a gritos:
-¡Eh , amigo , ¿ten éis aquí El misterio de Saint
'
Michel?
-¿Qué?, respondió el m ercader abriendo los ojos,
¿habl áis de uno de mis libros? ¡Miradlos
'
-¡Estúpido! , dijo Giacomo pisoteando, ¿no te néis
m ás que éstos ?
-Ah , sí. Mirad, aquí están .
y le mostró un paquetito de volúme n es amarra-
dos con cuerda. Giacomo la cortó y leyó el títul o en
un segundo.
- ¡Diablos ' , dijo, no es éste. ¿No lo habrás vendi-
do por casualidad? ¡Ay !, si 10 ti e n es, dámelo, dám e-
lo; cie n doblones, doscientos doblones, 10 qu e tú
qui eras.
El vendedor 10 miraba azorado:
-¡Ah l Quizás os referís a un librito que ve ndí ayer,
por ocho marave dís , al párroco de la catedral de
Oviedo.
- ¿T e acuerdas del título del libro?
-No .
- ¿No era El misterio de Saint Mi chel?
-Claro, ése e ra.
Giacomo se apartó uno s pasos de ahí y cayó a ti e-
rra como hombre fatigado por una aparición que lo
obsediera.
Cuando volvió en sí, caía la noch e, el sol qu e en-
roj ecía e n el horizonte se iba poniendo. Se puso de
pie y regresó a casa, e n ferm o y desespe rado.
Ocho días m ás tarde, Giacomo n o había olvidado
su triste decepción, y la h erida estaba aú n abierta
y sangrando; no había dormido desde tres noch es
atrás, pues ese día habría de venderse el prim er li-
bro impreso en España, único ej e mpl ar e n todo el
reino . Hacía mucho ti e mpo que deseaba posee rl o;
por eso fue feliz el día que se le com unicó qu e el
propietario había muerto.
Pero una inquietud le aprisionaba el alma : Bap-
tisto podría comprarlo; Baptisto qui e n, de un ti e m-
po acá, le arrebataba, no los clientes -¡poco le im- Gustave Flaubert a los diez años.
portaba - sino todo 10 raro y viejo que aparecía;
'
Baptisto, cuya celebridad odiaba con odio de artista. Un autor puede no ser del todo conscien-
Ese individuo se le había convertido en una ca rga, te de la significación plena de su obra, y
siempre era él quien se llevaba los manuscritos, e n hubiera podido ocurrir que Flaubert, am-
las subastas públi cas era él qui e n encarecía los pre- bicionando escribir novelas que fueran
cios y compraba . ¡Ah' ¡Cuántas veces el pobre mon- sólo palabras, libros sin historia, hubie-
je, en sus sueños de ambición y orgullo, cuántas ra contribuido a la novela moderna con
veces vio venir hacia él la mano de Baptisto, qu e cru- invenciones que tienen que ver tanto, o
zaba a través de la multitud como e n los días de ve n- quizá más, con la técnica narrativa -el
ta, para arrebatarl e un tesoro con el qu e tanto ti e m- montaie de la historia- que con el uso de
po había soñado, que había codiciado con tanto amor la palabra. Me alegra poder probar que
y egoísm o Cuántas veces, asimismo, estu vo tenta- no es así; además de ser, en la práctica,
'
do a concluir con un crimen lo qu e ni el din ero ni un gran contador de historias, Flaubert
la paciencia pudieron hace r; pe ro ahogaba e n su co- fue perfectamente lúcido sobre la función
razón esa idea, procuraba at urdirse con el odio qu e de la anécdota en la narrativa y conside-
le tenía a ese hombre, y se dormía sobre sus libros. ró incluso que la eficacia de la prosa (lo
Desde el amanecer estaba ya fre nte a la puerta que para él quería decir su belleza) de-
donde tendría lugar la subasta; llegó antes qu e el co- pendía "exclusivamente" de ella.
misario , antes que el público, y antes qu e el sol.
Tan pronto como las puertas se abrieron, se pre- Mario Vargas Llosa, "Flaubert,
cipitó escaleras arriba hasta la sala y pregu ntó por Sartre y la Nueva Novela", revista
el libro. Se lo mostraron; eso e ra ya feli cidad. Postdata, Lima, octubre de 1974.
¡Ah!, jamás había visto algo tan he rmo so y que lo
Biblioteca de M exico
23
David Hockney, Nolul'G/elO muerto cOf.lllbro (Bouvord y Pécuchel de Gustan Flaubert), 1973.
complaciera tanto. Era una Biblia latina, con come n- la calle con ve rsando y cantando. El pobre monj e es-
tarios griegos; la examinó y la admiró m ás qu e los cuch ó sus pláti cas y cantos; recogió por el camino
demás, la oprimió entre los dedos rie ndo amarga- fragm e ntos de frases, palabras, gritos, pe ro le pare-
mente , como un hombre que mu e re de hambre a cía qu e eran siempre el mism o sonido, la misma voz,
la vista del oro . e ra un a vaga algarabía, con fusa, una música extra-
Nunca había deseado tanto. ¡Ah! , cómo deseaba ña y r ui dosa que zumbaba e n su ce rebro y lo ago-
ahora, incluso al precio de todo lo qu e poseía , sus biaba .
libros, sus manuscritos, sus seiscie ntos doblon es, al - ¡Hombre l, le decía uno a su vecino , ¿has oído
precio de su sangre, ¡ah!, ¡cómo deseaba a hora ese habl ar de la histori a de ese pobre párroco de Ovie-
libro! Ve nderlo todo, todo, para te n erlo; no posee r do qu e fu e hallado e n su lecho, estrangul ado ?
más que a sí mismo, pero tene rlo consigo; pode r m os- Aqu í, e ra un grupo de muj e res qu e tomaba el fres-
trárselo a toda España, con una risa de insulto y lás- co de la tarde en el zagúa n ; esto oyó Giacomo al cru-
tima por el rey, por los príncipes, por los sabios, por zar fre nte a ellas:
Baptisto, y decir: ¡Mío, mío es este libro! - y te n e rl o -Dime e ntonces, Martha, ¿sabes que había e n Sa-
en sus manos para toda la vida, palparlo como aho- lam anca unj ove n rico, don Be rnardo, sabes? Ése que,
ra lo toca, olerlo como ah ora lo hu ele, ¡posee rlo co- cuan do vino por aquí hace unos días, te nía una fin a
'mo ahora lo ve I mula negra tan bonita y bien enj aezada, y qu e la ha-
Finalmente llegó la hora. Baptisto estaba e n m e- cía piafar sob re el empedrado; pues fíj ate qu e m e
dio de la gente, el rostro se re no , el aire calm o y a pa- han dicho esta m a ñan a, e n la iglesia, qu e se muri ó.
cible . Tocó el turno al libro . Giacomo ofreció de en - -¡Se muri ó!, dij o una muchacha.
trada veinte doblones, Baptisto pe rman eció callado - Sí, niña, respondi ó la muj e r; muri ó aquí e n el
y no miró la Biblia. Ya el monj e alargaba la m a no m esó n de San Pedro ; prim e ro se sintió m al de la ca-
para tomar el libro que le había costado tan poca pe- beza, des pués le dio la fi ebre, y a los cuatro días lo
na y angustia, cuando Baptisto se adela ntó a decir: e nte rra ron.
cuare nta. Giacomo vio con horror a su antagonista Giaco mo oyó a ún m ás cosas; todos esos recue r-
que se e ntusiasmaba conforme el precio asce ndía. dos 10 hi cie ron te mbl a r, y una so nrisa de fe rocidad
- Cincuenta, gritó con todas sus fu er zas. e rró por su boca.
-Sese nta, respondió Ba ptisto . El m onj e regresó a su casa ago tado y e nfe rmo ; se
-Cien . acostó en el suelo debaj o de su m ostrador , y se dur-
-Cuatrocie ntos . mi ó. Su pecho estaba oprimido, un sonido ron co y
-Quinie ntos, añadió el monj e co n pesar. ca vern oso salía de su garganta; se despertó con fi e-
Y mie ntras él pataleaba de impacie n cia y de cóle- bre; una horrorosa pesadilla había agotado sus fuerzas.
ra, Baptisto fingía una calma irónica y m alvada. Ya Era ya de noche, y las once acababa n de dar e n
la voz aguda y cascada del age nte ve ndedor había la iglesia vecina. Giacom o oyó grita r: "¡Fuego l ¡Fue-
repetido tres veces: quini entos ; ya Giacom o recupe- gol " Abrió sus ve ntanas, salió a la calle y vio en efecto
raba la felicidad , cuando un soplo escapado de los lla m as qu e se alzaban por e n cima de los techos; vol-
labios de un hombre lo hi zo desvan ece rse, porque vió a casa y fue por su lá mpara pa ra internarse e n
el librero de la Plaza Real, estrechá ndose e ntre la sus almace nes, cua nd o oyó a un os hombres qu e al
multitud ofreció: seiscie ntos . La voz del age nte re- pasa r corri e ndo fre nte a su ti e nda decían : "Es e n la
pitió seiscie ntos cuatro veces, y ninguna voz re pli- Plaza Real, el in ce ndio es e n casa de Ba ptisto."
có; sólo se veía, a un costado de la m esa, a un hom- El m onje se estre m eció, una ri sa estall ó del fon-
bre con la fre nte pálida, las man os tembl orosas, un do de su corazó n , y se e nca minó con la multitud ha-
hombre que reía a margam e nte con esa ri sa de los cia la casa del libre ro.
condenados del Dante, agachaba la cabeza, con la m a-
no en el.pecho, y cuando la retiró estaba cali e nte y
mojada porque te nía carn e y san gre e n la punta de Execra la banalidad, la tontería, lo bur-
las uñas. gués. Pero dedica la mayor parte de su
El libro pasó de mano e n mano hasta llegar a Bap- tiempo a coleccionar estupideces, citas
tisto ; antes pasó fre nte a Giacomo, qui e n pudo ole r- imbéciles que agrupa en un diccionario
lo, y lo vio cruzar un instante fre nte a sus oj os, para que fue, quizás, su obra predilecta. Es
después detene rse e n m a nos de un hombre qu e lo que, tal como el sentido novelesco, el"lu-
abrió rie ndo. Entonces agachó el m onj e la cabeza pa- gar común" le ofrecía una garantía con-
ra ocultar su cara, pues lloraba. tra la fluctuación individual. El Dictionnai-
De regreso por las calles, su paso e ra le nto y las- re des idées refues, según escribió, habrá
timoso , su figura se ve ía extraña y estúpida, su por- de servir " para vincular de nueva cuen-
te grotesco y ridículo; tenía el aire de un hombre e m- ta al público con la tradición, con el orden,
briagado, pues se tambaleaba; sus ojos estaban m edi o con la convención general. La estupidez
ce rrados, tenía los párpados rojos y a rdi e ntes; el su- consiste en querer concluir." Pero tam-
dor corría sobre su frente, y balbucía e ntre di e ntes, bién, ¡qué descanso hay en cerrar con
como qui e n ha bebido dem asiado y comido m ás de conclusiones, si bien estúpidas, el flota-
la cue nta en el banque te . miento del pensamiento eternamente in-
Su pe nsamie nto no le pe rtenecía ya, e rraba com o quieto! El lugar común es una idea apri-
su cuerpo, sin objeto y sin inte nción ; su pensami en to sionada, la tontería es un pensamiento
se tambal eaba, irresuelto, pesado y escaso; su cabe- petrificado. Pero qué felicidad, hacerse
za le pesaba como plomo, su fre nte 10 qu e m aba co- granítico . ..
mo un brasero .
Sí, estaba ebr,io de 10 qu e había vivido, estaba fa ti- Jean-Pierre Richard, Stendha/-
gado de sus días, estaba harto de su existe ncia. Flaubert, p. 232.
Ese día -era un domingo- , la ge nte paseaba por
Biblioteca de México
2S
David Hockney, MI modl'fl ton un loro, 1974. ilustraciones para Un toraz6n simple; aprovechadas después para El loro de Floubert, de Jullan Barnes.

La casa ard ía, las llamas se elevaban, altas y terri- No sabía hacia dónde, pe ro corría.
b les, y av iva da s por el vie nto, se alargaban hacia el Finalm ente ll egó fre nte a una pared intacta, la
he rmo so cielo azu l de España, qu e dominaba sobre rompió de una patada y se halló fre nte a un cuarto
un a Barcelona agitada y tumultosa, como velo sobre oscuro y estrecho, tanteó, sintió bajo sus dedos al-
lágrimas gunos libros, tocó uno, lo tomó y lo sacó de ahí. ¡Era
Ve íase a un hombre medio desnudo qu e desespe- ése, ése l ¡El misterio de Sail1t Michel l
raba, se arrancaba los cabellos, se revolcaba e n el sue- Volvió sobre sus pasos, como hombre extraviado
lo blasfe m a nd o de Dios y lan zando gritos de rabia y delirante, saltó por encima de los agujeros, cruzó
y deses pe ra ción; e ra Baptisto. las ll amas, pe ro no halló la escale ra que había apo-
El monj e contempló su deses pe ración y sus gri- yado contra el muro; ll egó a una ventana y salió col-
tos con calm a y fe li cidad, co n esa risa fero z del niño gándose con manos y piernas de las protube rancias,
qu e ríe de la tortura de la mariposa a la que le arrancó sus ropas com e n zaron a arder y, cuando ll egó a la
las alas . call e, se revolcó en el arroyo para extinguir las ll a-
Se ve ía , e n una habitación superior, las llamas qu e m as qu e lo qu e maban
qu e maba n legajos de papel. Pasaron algunos m eses, y no se oyó hablar más
Gi acomo tomó una escale ra , la apoyó contra el de Giacomo el librero si no como uno de esos hom-
muro re negrido y vacilante; la escale ra te mbló bajo bres singula res y extraños de los qu e se burla la mul-
sus pasos; subió r:o rri e ndo y ll egó a esa ve ntana. ¡Mal- titud porque no alca n za a comprender sus pasiones
di ción l, no e ran más qu e viejos libros de libre ría, sin y manías.
m é rito ni va lor. ¿.Qué hace r ? Ya estaba ad e ntro , ha- EspaJ''la se ocupaba de as untos más graves y se-
bía que internarse en esa at m ósfe ra e n ce ndid a o ba- rios . Un genio maligno parecía ce rnirse sobre e ll a;
jar por la escalera cuya m ade ra co m e n zaba a calen- cada día, nu evos asesinatos y nuevos crím e n es, y to-
tarsc. ¡De n in gún modal Avanzó. do parecía ve nir de una mano in visibl e y oculta; era
Atravesó varias salas, el piso temblaba bajo su pa- un puñal suspendido sobre cada techo , sobre cada
so, las puertas caía n cua ndo se acercaba, las vigas fami li a; gente qu e desapa recía de r e pe nt e sin qu e
pend ía n sobre su cabeza; co rría e n m edio del ince n- hubi era nin guna hue ll a de la sangre de rramada por
dio, jadeante y cmpec inado su h e rida ; un hombre partía de viaj e , no volvía; no
¡Neccsitaba ese libro ' , ¡tenerlo o morir l sc sabía a qui é n at ribuir esa horribl e plaga -pues
Blblloreca de MéXICO
26
hay que atribuir la desgracia a alguie n aj e n o, mi e n- Giacom o tom ó el libro y 10 mi ró .
tras qu e el bie nestar es propio. - ¡Ay l ¡Yo que creía que e ra único e n España l ¡Oh
Efecti vam e nte , hay días ta n nefastos en la vida, '
Decidm e , decidm e qu e m e habéis e nga ñado . ¡OS
é pocas tan fun estas para los homb res que , al no sa- m aldigo
'
be r a qui é n abrumar con m aldiciones, éstas se diri- y cayó desm ayado.
ge n al cielo; es e n é pocas así, de desgracia pa ra el Los j ueces reingresaro n y pronun ciaron su se n-
puebl o, cuando se cree e n la fa talidad. te n cia de mu e rte .
Una policía dilige nte y afanosa había inte ntado, Giacom o la esc uchó sin te mbl a r e incl uso pare-
es cie rto, hallar al autor de todas esas fechorías; el cía m ás calmado y más tra nquil o. Se le hi zo. sabe r
espía a sueldo había e n trado e n todas las casas, ha- q ue si pidiera gracia al Pa pa qui zás pod ría ob te ne r-
bía escuchado todas las palabras, oído todos los gri- la; pe ro no qui so, y sólo pidió qu e su biblioteca se
tos, m irado todas las miradas, y nada había con se- e nt regara al hombre que tu vie ra m ás lib ros e n Es-
guido. paña.
El fi scal había abierto todas las ca rtas, roto todo Despu és, una vez qu e la ge nte hub o aba ndo nado
los sell os , registrado cada rin cón , y nada había e n- el lu gar, pidió a su abogado qu e le prestara por fa-
co ntrado. vor su libro. Así 10 hi zo aqu él.
Pero una m aña na , Barcelona se quitó los traj es de Giacom o 10 tom ó am orosam e nte , virtió un as lá-
lu to para abarrota r las cortes de J usti cia don de se grim as sob re sus hojas, lo ro mpi ó ll e no de cóle ra ,
había de conde n ar a mu e rte a qui e n se su pon ía e ra y arroj ó los pedazos cont ra su de fe nsor dicié nd ole:
el autor de esos horribles crím enes. El pueblo escon- - ¡Habéis m e ntido, se ñor abogado ¡Bie n os d ije
'
día sus lágrim as bajo una risa con vulsa, porque cuan- q ue e ra ún ico e n Es pañ a l
do se sufre y se llora es una con solación, que será
egoísta, es ve rdad , pe ro e n fi n , ve r otros su frimi e n-
Tradu cción de Ja ime Moreno Villa rrea 1
tos y otras lágrimas.
El pob re Giacom o, tan calmo y apacible había sido
acusado de haber prendido fuego a la casa de Bap-
tisto, de haber robado su Biblia, y de otros mil cargos.
Así p ues, estaba a hí, se n tado e n el ba nquill o de
los asesinos y los salteadores, él, el hon esto bibli ófi-
lo; el pobre Giacom o, que sólo pe nsaba en sus libros,
estaba com prom e tido e n los m iste rios del crime n y
el cadalso.
La sala rebosaba de ge nte . Fi n alme nte el fi scal se
puso de pie y leyó su in fo rm e. Era largo y e mb rolla-
do , ape nas si se podía distingui r e n él la acción prin-
cipal de los paré n tesis y las re fl exion es. El fiscal de-
cía que había e n con trado e n la casa de Giacom o la
Biblia que pe rte necía a Baptisto, puesto que e ra única
,-
e n España; por ta nto, e ra posibl e que fue ra Giaco- (
mo qui e n pre nd ie ra fu ego a la casa de Ba ptisto para
apode ra rse de ese lib ro ra ro y precioso . Se call ó y
volvió a se ntarse , sin ali e n to .
En cua n to al m onj e , estaba tran quil o y sosegado,
y no respo ndió ni con un a mi rada a la mul titud que ,
-'
lo insultaba .
Su abogado se p uso de pie, habló po r largo tie m-
po, y bie n ; fin alme nte , cua n do pe nsó que había es-
tre m ecido a su a uditorio, levantó su vesti me nta y ex-
trajo un libro; lo abrió y 10 mostró al público. Era otro Lo que Vargas Llosa aprecia del siglo XIX
ej e mpl ar de esa Biblia. es que esa edad de oro de la novela "es
Giacom o lan zó un grito y se dejó cae r e n s u ba n- extraordinaria por su extrema libertad:
ca arran cánd ose los cabello s. El mo m e nto e ra crít i- no hay nada que los novelistas no osen
co, se es pe raba un a palab ra del acusado, pe ro ni n- hacer decir o hacer a su personaie" (Ma-
guna salió de su boca; fi nalm e nte , se se n tó de nu e vo, gazine littéraire , iulio-agosto de 1983).
miró a sus j ueces ya su abogado como hombre qu e El escritor sudamericano encuentra ahí un
despe rta ra . territorio de inocencia, ingenuidad y exu-
Se le preguntó si e ra cul pable de habe r p re nd ido berancia. Dirige de ese modo, sobre nues-
fuego a la casa de Bapti sto . tro siglo XIX, de Balzac a Hugo, pasando
-No , ¡ay l, res pondió. por Flaubert, la mirada maravillada élel
- ¿No ? descubridor, y con esa mirada nueva nos
- ¿Pe ro vais a conde na rm e? ¡Ay l ¡Conde nad m e , lo vuelve a dar a leer, mientras a nuestros
os lo ru ego l La vida m e pesa , m i abogado os ha m e n- oios cuántas capas de historia y de co-
ti do, no le creái s. ¡Ay l, conde nadm e , maté a don Be r- rrientes literarias lo han ensuciado, em-
na rdo , m a té al párroco, robé el lib ro , el lib ro úni co, polvado, incluso deslustrado.
pu es no hay dos e n Españ a. Se ñores, dadm e mu e r-
te, soy un m iserable . Albert Bensoussa n, Magazine
Su abogado avan zó hacia él, y m os trá nd ole la Bi- littéraire, febrero de 1988.
blia le dijo:
- Püedo salva ros, ¡m irad
'
Biblioteca de M éxICO
27
Flaubert LUis Buñuel dijo algún día que él,
tan cercano a la narrativa al hacer
cine -como buena parte de la ac-
literatura ha sido Bajo el volcán. El
libro pasó por las manos de tantos
cineastas como algunos títulos de

en pantalla tual cinematografía- , procuraba


inspirarse en una novela y no con-
siderar el resultado de su trabajo co-
Beckett y Joyce por las de los edi-
tores. Pero fue siempre tan rotun-
da la intuición del fracaso en la
mo una adaptación de la misma. Pe- adaptación que el proyecto voló sin
cesar, naturalmente, de unas manos
HÉCTOR PEREA ro también Buñuel había dicho, y
antes expresado cinematográfica-
mente: a mí lo que me gustaría es
a otras, hasta que por fin cayó en las
de un viejo lobo de mar, seducido
cortarle el ojo a alguien. Desde lue- siempre y vencido por todo tipo de
go que, bajo esta última perspecti- riesgos. Además de Buñuel, Losey,
va, uno de los proyectos de trasla- Resnais, Russell, Skolimowski y Le-
do novelístico a la pantalla que con duc, contando con guiones de Ca-
más razón se quedó en el escritorio brera Infante, Semprún, García
del aragonés fue Bajo el volcán, his- Márquez y José Agustín -como se
toria de Ma1colm Lowry que bajo la verá, de todos los gustos y niveles-,
dirección de John Huston no llega- sintieron ese temor al vacío que se
ría a la misma altura de la obra es- experimenta al descubrir que una
crita. Y es que cortar, desconyuntar obra puede no tener fin. O que su
la mirada convencional que se tie- fin último no está en el medio ima-
ne de una novela admirada desde ginado más allá de su existencia ori-
siempre resulta la mayoría de las ginal. Pero también hay obras y
veces, si no un comple to fracaso, sí autores que uno siempre ha creído
un logro apenas conseguido - 10 ver en la pantalla y que, sin embar-
que es peor a final de cuentas-o Y go, han pasado casi inadvertidos pa-
por cierto que Buñuel, adaptador de ra la industria del cine. Éste es el ca-
novelas clásicas de la literatura uni- so de Gustave Flaubert y una de las
versal, también sugirió que, para ga- literaturas más sólidas de todos los
nar en libertad creativa, la mencio- tiempos.
nada inspiración literaria debía par- En 1949 el conocido director de
tir más bien de obras menores. comedias Vincent Minnelli llevaba
Si uno indaga en la historia de la a la pantalla su ve rsión de Madame
adaptación de un medio a otro es se- Bovary - con las actuaciones de
guro que descubra una gran canti- J e nnifer Jones y James Mason-,
dad de proyectos que se quedaron cinta considerada por entonces co-
en sólo buenas intenciones; y de es- mo un auténtico fracaso que no obs-
tos muchos intentos, algunos llama- tante in cluyó una secuencia de bai-
rán la atención por las proporciones le memorable. Y mientras La edu-
de la obra pretendida, por su casi cación sentimen tal, La tentación de
inaudito éxito o rotundo fracaso y, San Antonio o la inconclusa Bouvard
sobre todo, por los nombres que de- y Pécuchet continúan inéditos para
trás de ella anduvie ron. Visconti y el arte más característico del siglo
Losey coquetearon con la filmación )()( , este 1991 podría convertirse en
de En busca del tiempo perdido, de el año de Gustave Flaubert, ya que
Proust, realizada finalmente por renace en la pantalla Madame Bo-
Schlbndorff como sólo podría co n- vary bajo la mirada de un clásico
cebirse: fragmentariamente. El pre- moderno del cine francés: Claude
sunto traslado no pasaría de Un Chabrol , autor de ci ntas brillantes,
amor de Swann, un fragmento del pri- ácidas, como El bello Sergio (1958) y
m ero de los sie te volúmenes. En el Los primos (1959).
apartado James Joyce, Joseph Strick "He querido ser lo más fiel posi-
filmó con cierto éxito de críti ca El ble al texto y a su autor. Traté de lo-
retrato del artista adolescente y, con grar el filme que él habría hecho de
m enos suerte, el Ulises. Huston con- hab er tenido una cámara en vez de
siguió un bell o ejercicio de narrati- una plu ma. La difi cultad ha estado
va ci nematográfica con s u última en aceptar, tambi én, algunos sacri-
pe lícula: Los muertos. Por último , la ficios, tales como la infancia de
obra imposible de Joyce, Finn egans Charles Bovary, la prese ncia de su
wake, con tra todas las predicciones, primera esposa ... ". La Emma ele-
ll egaría a se r una excelente cinta gida por Chabrol para conseguir un
reali zada por Mary Ell e n Bute . papel fiel a este modelo qu e ha tras-
De vuelta a la cinta re ferida al cendido las fronteras de la literatu-
inicio de este recue nto mmico-lite- ra , Isabelle Huppert, traerá a la me-
rari o, el caso más curioso de cerca- moria del espectador a la compl eja
nía y alejamiento entre el cine y la Viol e tte Noziere pero también a la
BlbllOreca de M eX1CU
28
dulce y frágil pein adora de Claude
Goretta. Esta última referen cia , qu e
tanto por el título como por di ve r-
sos encuadres de la cinta , pa recie-
ra remitir a la pintura de inte riores
flam enca , tiende un pu e nte tam-
bié n haci a la image n de la Emma
propuesta por Chabrol y descrita e n
Lire de octubre pasado: recortada su
figura por la iluminación n atural
normanda, m ás que actriz de una
película, Isabelle-Emma luce como
la modelo de una pintura. La esce-
na represe ntada es la de una seduc-
tora, una decidida provocadora qu e
luce su belleza b ajo los tonos claros
y la iluminación campestre que se
filtra a través de los visillos del sa-
lón . Como reencarnación plásti ca,
esta muj er no se rá la ingenua Teje-
dora, desde luego, sino la astuta Ta-
ñedo ra de laúd de Verme e r.
Para Isabelle Huppert , Emma ha
dejado de ser el personaj e lánguido
y hasta cari caturesco de la primera
lectura adolescente; hoy resulta una
muj er "aguda" y su fragilidad no es
de orige n "orgánico". Emma Bovary
vivirá de ntro de una categoría dra-
mática única: la tragedia normanda.
Esto último -más que n ada una
broma de la qu e Huppe rt ríe- se
despre nde de una idea de Ch abrol ,
de te rmin ante para la pu esta e n es-
cen a de la novela. Madame Bovary
es "la historia de una postrománti-
ca"; pe ro sobre todo , como libro ,
simboliza una de esas raras trage-
dias que nada deb e n a los gri egos .
La conte nción e n las actitudes de
esa "campesina que cree no se rlo ",
pero tambi é n laj usteza e n la actua-
ción que permita el traslado puro de
las emociones, son el soporte de un
lenguaje cinematográfico que inte n-
tará re producir, como ya se dijo ,
con fidelidad , el le nguaj e escrito,
cincelado obsesivam e nte por Flau-
bert. El afán por conseguir un re fl e-
jo objetivo de la obra -qu e el escri-
tor pre tendía extrae r de la vida -,
m ás allá de as pectos con cerni e ntes Flaubert en El Calro, 1850. Foto de Maxlme du Comp.
a la trama , como conservar o no pa-
sajes, escenas o capítulos e nteros de
Madame Bovary, tendrá que supera r millonario qu e alte ró co n su cauda filo del bi sturí co n qu e Gustave
muchas barreras: el le nguaj e ceñ i- de ruido y lumin osa ext ra vagan cia Flaube rt -y el mi smo Chab rol en
do , sopesado hasta el cansancio , y la vida pausada de un pu ebl ecito otras cintas- di seccionó la realidad
el paso del ti e mpo , h an dejado un normando, pareciera chocar de fren- co tidi ana: esa sue rte de elíxir qu e
vasto campo de minas para la adap- te con la lenta m ad uración de Ma- pued e ll egar a narcotizar al espíri-
tación a otro m edio . Lo que hi zo dame Bovary, el proceso crea ti vo tu m ás reb elde o, como e n el caso
Woody All e n al abordar el pe rsona- qu e daría n acimi e nto a un es til o li- de Emma, a extrae r por contraste la
je de Emma en su cu ento "The Ku- te ra rio y a un a forma de vida inte- viole n cia y profundidad sin límites
gellmass Episode" fu e, desde luego , lectual. Habrá que ve r si la cinta de de las pas iones hum anas .
un juego paródico. Propuesta e n Chab rol , más qu e el respeto al le n- Ya lo dijo tambi én Buñuel: "El ci-
verdad facilona y ya desgastada. gu aje coloq uial con o sin anacronis- ne es un arma m agnífica y peligro-
Por lo. pronto , el proyecto multi- m os, o al e ntorno físico, conse rva el sa, si la m an eja un es píritu libre."
Bibltoreca de M éX ICO
29
ELISEO DIEGO

E n 1a
.. re qUécc. ~ra

cc
¿quién en eñará al h
desq6és Ide él deb ; o del so17 ,
Eclesias és, VI-12 . { ~
~ ~ \,---

El patio al fondo con la--tapia e . . .rninas, :r- .'


tres mangos, la pen rubra ' :,'
(
de la salvaje floraciÓn de todo :: \
El cobertizo de la herrumbre inRtil, "',
¿adónde su postigo triste entorna?
Corre un mágico río ~nt e las h ie baso 1'/
Hora es de entrar, escucha, en el silenctio
l t \
2 ' - ~
¿Vienes de Soledad o La Amargur:a,
de La Mura11a o Mercaderes, ca11es
de negra luz? ¿O de :más lejos?
¿Ca11e de la Abundancia, Sacra . i~
quizás, o la Calleja -
de los Plateros,, 'o quiéIJ.-.. sabe ... / ([
qué pasadizo turbio entre qué hluros
de la Gran Urbe Universal? T lÍI v'uelves:
has 11egado y estás contigo a solas
a11í en la ori11a en que se acaba
_
-
quieto el hogar, y empieza la intefu peri ,.'';-
, ,k

3 \ \
Húndete, pues, entre las sombras.
A un lado está-tu padre ___
-quizás donde la verj a¡ se resign á -
y el padre de tu padre, y luego r
el que viene detrás, desconocidos ..
una infinita procesión de extraños.
La mano lívida en tu fr€~ nte, a
¿bruñó la cáliga de Dr~ so ? p(
y cuando el ceño sin motivos fr-uhces,
¿es en la frente del que frío apunta
despacio a la pupila de quel f1m/
culpable sólo de ge~ir en qUefh f a?
Donde tus pies están, hí estát}" todos.
- ~
Biblioteca de México
30

o r t 11a
y: al otro lado, trémulos relumbres
del día que se oculta entre el follaje,
~ t s hijos y sus hijos. Pero, ¿quién
dará a saber al hombre
lo que después sucederá,
r
después de él, sucederá debajo
(- del sol, quieres decirme? Apenas
\ Jr- segundo de estar más que en sosiego
y el mágico artificio no recoge
la risueña blasfemia de los vidrios
en el cuarto contiguo, ni los ojos,
al cielo raso fijos, siguen,
. por la fantástica humedad que es África,
el rastro inquieto de la hormiga
que llega a Ofir. No importa.
,.. "
El tedio acaba en el reloj.
Entre mangos y hierbas, ya de noche;
y en infinita procesión, los mudos,
tus. queridos extraños transparentes.
/

15
Entra por fin, entonces, al silencio
del patio abierto a la intemperie
donde firmemente entre la fronda atisban
{ l(!)s mil y un ojos de las fábulas
parpadeando en el abismo .
Arrora sí estás contigo al fin qué solo.
El ~obertizo, _ el cobertizo lúgubre,
tqu
0.
trist~ ~,:erta para ti no entorna?
ero atenclOn, escucha:
. ¿no es ése el roce de un pedrusco
juri o a la tapia, en la tiniebla?
,, :~lagartq. quizás, una criatura
:,l~uiebra lá helada vastedad que cruje.
~, Susurra la quietud; aquí se vive .
"
. ~.

Biblio teca de México


31
/

----- '/1:", j (
"'.
¡'
/, '/
:,;,
;: i/
, I

'
j '

. / :?
,
¡ '/o',
/ //
1:'
/ ./.' ;" , "
,/ '

David Hockney, Sombrero pGnamá, 1972.


Biblioteca de México
32
El libro que no se ha escrito
I I
Autor de numerosos textos críticos, Pedro Díaz Seijas, su más fiel com-
de ensayos, narraciones y poemas pilador y estudioso (publica en 1956
casi desconocidos actualmente, Je- el volumen Crítica literaria con la coo-
sús Semprum escribió en 1927 un peración de Luis Semprum; y en 1986
prólogo que todos hemos leído en Jesús Semprum, Edición de la Acade-
Venezuela: el de La tienda de muñe- mia Venezolana de la Lengua), con-
cos de Julio Garmendia. Recorrer sidera que Semprum nació en 1884
esos párrafos nos permite adivinar- —junto al río Escalante, en San Car-
lo sin dificultades. El estilo es conci- los del Zulia. Desde 1894 su familia
so y ágil; la red de palabras escon- se establece en Maracaibo. («El tre-
de un pensamiento que, como río en- mendo sol de Maracaibo parecía ma-
tre islas, va tocando conceptos y su- durarle el numen temprano con su
gerencias, con una finalidad exacta. incubadora violencia» dirá después
Su prosa rodea α los cuentos de Gar­ nuestro ensayista, ante la muerte de
mendia y mientras los interpreta re­ un amigo). Allí estudiará Medicina y
fleja al cuentista, pero también aco- funda la revista Ariel: «un grupo de
ge las indirectas confesiones del pro- mozalbetes llenos de entusiasmo
loguista. Presentar un libro es una fundamos, en lejana ciudad de Ve-
acción: «la verdad para el Hombre es nezuela, una revistica de literatura
la acción, y toda acción es diabóli- que bautizamos >lrfe/. No era el ala-
ca». Si bien esto vale para el diablo do genio de La tempestad el que in-
de Garmendia, Semprum vive en la fluía sobre nosotros entonces, sino el
escritura, que no pocas veces se cpn- volumen elegante de R o d ó . . . » .
vierte en demoníaco conjuro para él. Ya escribe poesía, comentarios crí-
En aquel prólogo hay toda una ticos y la novela (aún inédita) £/ cru-
identidad f o r m a l ; pero las precisio- cifijo. La famosa revista de la época
nes críticas no se hacen esperar: «Ju- El co¡o ilustrado (1892-1915) publi-
lio Garmendia no tiene antecesores ca sus colaboraciones, enviadasdes-
en la literatura venezolana» o «Gar- de Maracaibo.
mendia no parece un escritor vene- Para 1903 está én Caracas. Dos
zolano de hoy en día» o «Lo que ha años después se gradúa de médico
escrito Garmendia son cuentos fan- en la Universidad Central de Vene-
tásticos»: una definición y una ubica- zuela, con una tesis sobre «La para-
ción que hemos visto cumplirse cin- noia persecutoria». Aunque α partir
cuenta años después: ejemplo de lu- de entonces dedicará casi por com­
cidez máxima expuesta por un hom- pleto su tiempo α Ια literatura y al
bre α c|uien se consideraba amargo periodismo, α traducir del francés y
en los últimos años de su eficacia in- el inglés, α sus amorosos contactos
telectual. con los clásicos españoles del siglo
¿Quién puede en forma tan ele- de o r o , α Shakespeare, Flaubert,
gante y audaz fijar α otro ese mate­ Gorki, Dostoievski, ΖοΙά; α Juan Ra­
mático destino literario? ¿Sólo «aquel món Jiménez, α Unamuno, Azorín,
temperamento más adicto α Ια psi- Boroja; α Hugo, Anotóle France, Bau­
coloaía del paraujano violento» que delaire, Verfoine, Laforgue; α Poe,
α Ια hondura, según su desconfiado Wells, Stevenson, Thackeray, Leo-
biógrafo? Tal vez, mejor, alguien pardi, y de este modo abandone la
que se buscó «en las profundidades Medicina, sin dudo el método cientí­
de su ser mismo, en los inagotables fico, la estructura de la anamnesis y
manantiales de lo conciencia». lo delicada precisión del diagnósti-
co, servirán como referencias for- be crónicas internacionales. En opi-
m,ales para su rigor analítico. Sem- nión de Humberto Cuenca desde ese
prum el ensayista expone un tema año hasta 1919 se extiende la actua-
como si realizara una táctil incursión ción crítica más densa de Semprum.
en el cuerpo textual. ' Persisten para el interés actual sus
También en 1905, debido a cierto páginas sobre Tablada, Lugones, etc.
conflicto familiar (¡espíritu disiden- Según Díaz Seiias ya es, entonces,
te de Simón Rodríguez!), decide su «el árbitro más respetado de las le-
apellido, eliminando el acento y tras venezolanas)).
cambiando la letra final por «m)). De Para 1919 trabaia en El Universal,
acuerdo con citas de Díaz Seiias, y parece hacerse más notable el pe-
veamos este retrato del escritor: ligro político. En agosto viaia hacia
« ... observaba Fernando Paz Casti- la «impávida)) New York. Allí per-
llo en sus Reflexiones de atardecer, manecerá hasta 1926, trabaiando
que entre 1904 y 1914, la labor lite- como colaborador de algunos perió-
raria del crítico en las páginas de la dicos norteamericanos, traduciendo,
revista (El cojo ilustra!1o), fue verda- publicando en la prensa de La Haba-
deramente intensa. Esta es la edad na, Maracaibo, Caracas. También se
de oro de la actividad que, como crí- ocupa de cine. Durante su estancia
tico, eierció en la literatura venezo- en New York aparecen los primeros
. lana Jesús Semprum. ¿Cómo era en- trastornos cardíacos.
tonces el hombre? Hay varios testi- Regresa a Caracas, baio una difí-
monios de quienes lo conocieron en cil situación económica. Sus amigos
aquellos días, en los que su fama re- lo ayudan para que sea nombrado
clamaba la mirada de los que aspira- profesor de Lenguas Antiguas y su
ban su entrada en el cerrado cenácu- Historia, en la Universidad Central
lo de las letras criollas. Diego Córdo- de Venezuela. Se aleia cada vez más
ba, quien lo trató y recibió estímulo del periodismo; vuelve a eiercer la
suyo en sus primeros años de poeta, medicina. Su carácter es hosco y re-
lo pinta así: «Era Jesús Semprum chaza mucho de cuanto la nueva ge-
alto y aparentemente robusto, tri- neración de escritores ofrece. Trabaia
gueño, de frente amplia, negro pe- en una interesante novela, La Nueva
lo ensortiiado, antiparras' y paso' Ciudad. Lo hechiza el alcohol. «Exal-
lento menudo. Tímido hasta el enco- tación, delirio, impetuosidad en des-
gimiento y un tanto susceptible)). Se bordes singulares y a veces extrava-
casa en 1912 con Isabel, hermana de gantes; su amor a los paisaies lúgu-
.su gran amigo el poeta Luis Correa. bres; la exquisita sensación que sen-
Primero Cipriano Castro y luego tía frente a las notas de un mundo
Gómez imponen un clima de limita- desconocido que parecía hablarle en
. ciones expresivas y políticas a Cara- palabras de enigmas; ( ... ) la hiel
cas. Semprum atraviesa esos años, que destilaron a menudo sus sen-
sin embargo, aspirando a «que cada tencias críticas)): todo lo envuelve en
quien contemplara la vida con oios un ocaso demoníaco, si seguimos a
propios y diiera su pensamiento y su Humberto Cuenca.
emoción con tan completa sinceridad Muere el 13 de enero de 1931.
que todos pudiéramos identificarnos Aquella frase de Julio Garmendia
con ellos)). De manera genial, José sobre Ramos Sucre, pudiera estarle
Antonio Ramos Sucre cifra la doloro- dirigida a Semprum: «se retuerce en
sa situación del país: «La aspiración el desequilibrio del sentimiento y el
de las criaturas al infinito se torna raciocinio y se tortura en el conflic-
angustiosa baio el peso de la som- to entre la vida que vive y aquella
bra. Adivinan y sienten el cerco de otra que se deseara vivir)). No escri-
un cautiverio)). Discreto en su vida be un libro y sin embargo deia admi-
pública, Semprum cuenta con ami- rables páginas que iluminan un lar-
gos de diversas generaciones, entre go proceso. «Verdadero crítico pro-
quienes están el famoso Julio Calca- fesional, en una vida muy acciden-
ño, Pedro Emilio ColI, César Zumeta, tada y dolorosa, Semprum dispersa
Pedro César Dominici, Manuel Díaz una multitud de estudios que con sin-
Rodríguez, Rafael Cabrera Malo. gular fineza de análisis eniuician la
Entre abril y ¡ulio de 1911 dirige la obra de los más importantes autores
revista Sagitario, para la cual escri- venezola nos)).

BiblIOteca de MÓICO
34
JESÚS SEMPRUM

Diá ogo e la
El viejo y el mozo habla n sobre lecturas.

F recuenta usted las librerías?


-Propiamente hablando , no. ¿Por qué 10 pre-
rios y los almanaqu es con chistes que su elen rega-
lar los farmacéu ti cos ...
gunta? - Exagera. T odo el mundo lee sus libros.
-Dicen qu e a un hombre puede juzgá rsele por la -Muchas pe rsonas lee n los que le caen a la ma-
clase de libros que lee, como puede deducirse su con- no . He con ocido a un caballero cuya biblioteca se
ducta de la clase de gente que trata. componía de cinco libros, a saber: Robinson Cvusoe,
-Sí; pero entre nosotros el gusto por la lectura es Los Girondinos por La martine , Venezuela Heroica, un
vago , inconsciente, salvo, como es natural , exce p- Nu evo T estam e nto y un volumen de cu e ntos de Bo-
ciones contadas. De modo qu e le sería difícil juzgar caccio. El tal e ra hombre prude nte, y antes qu e des-
a la m ayoría por su afición como lectores ... pe rtársele la curiosidad de conocer nu evas obras y
-Sin e mbargo, en el mundo mode rno , es raro nu evos asuntos se hundió deliberadamente dentro
quien no tiene su autor favorito . Es imposible vivir de sus cinco libros, qu e conocía al dedillo . Fue un
en este siglo sin leer . hombre qu e vivió feliz y sin duda contribuyó no po-
-Sí es. Y muchas pe rson as lee n los papeles dia- co a ello su alejami e nto de las lecturas peligrosas.

i
\

I
\

\ \ I¡
\ ~\ \

\\

\
~
"-... ----
~ - .- ----- .:-- _
~

..
¡,. ~ ~
E' C ·::_..- -..._-..-=-=:
.
--- - - - ----

-- --
( ,-
\

) )

David HQckney, Sillón, 1969.

Bibl io teca de M éxIco


35
- Pero conozco naturalistas que han ll egado por
las gradas de la medicina al es tudi o de los grandes
proble mas uni versales .
- Eran metafísicos de vocación y no curande ros.
- Es que h ay qui en sea excelen te filó sofo y m é di-
co práctico.
-Son cosas inconciliables ... Pero no es ése el ca-
so. Nos apartamos de las lecturas . Cada quien lee
cierta clase de libros única y exclusi vame nte, con
raras exce pciones. La cultura co nt emporánea, que
viene imponiendo 10 que se llama especialización, im-
pide, por estorbosa para la vida práctica, aquella ido-
n eidad e n los asuntos de tod a índole qu e tu vo su ar-
quetipo en el filó sofo de Estagira. Hoy el hombre de
cien cia se conforma con ser especialista en tumo-
res sebáceos, en construcciones campestres, en plei-
tos de divorcio o en cultivos de tártago . Con eso le
basta para ser útil a los de más y para ganarse hon-
radamente la vida. ¿Cuántos libros n ecesita conocer
a fondo un especialista en quistes sebáceos?
-Lo ignoro; p ero veo que usted se burla . ¡La lec-
tura es un campo tan amplio' ...
-Amplio y fértil, pero se necesita m étodo ... Si
usted se pone a leer cuanto libro le caiga en las ma-
nos, sin plan y sin orden, terminará por perder casi
todo el ti empo que consagra a la lectura ... Lo sé
David Hockney, Rue de Seine, 1972. por propia experiencia. Si alguien me hubiera guia-
do con pruden cia y lealtad en mis lecturas cuando
mozo, hubiera despilfarrado m enos tiempo en inú-
til es exploraciones. Ahora sé 10 que debo leer. Pero
- Usted habla en broma. Para no leer sino cinco a los 20 años pocos son los que 10 saben. Derraman
libros durante toda la vida se n ecesita ser un imbé- la atención sobre una porción de libros inútil es o va-
cil acab~do. cíos, y además se dejan arrastrar por la moda . ..
- Yo no le digo que el caballero a quien me refie- -¿Qué moda?
ro no fuera un imbécil. Atestiguo dos hechos: leyó - La Moda, amigo, la terrible y fun esta deidad mo-
cinco libros y fue feliz. de rna : la que 10 obliga a usted a cortarse el cabello
- Pero sin leerlos tambi én 10 hubi era sido. en esa forma, a usar los bigotes mutilados, a vestir
- Un poco m enos, porque el haber leído y releí- como va vestido, a saludar de tal modo , y a com er
do aquellos cinco libros e ré1 para él un elem ento for- tales manjares y a fingirs e dele itado coy; cuál músi-
midabl e de felicidad: tenía cinco vidas m ás , o, para ca, y a opinar sobre la guerra europea; la que 10 pu-
ser más explícito, estaba e nriquecido con cinco ma- so a bailar ayer el tango y m añana 10 obligará a vo-
ti ces más de vida . lar por el cielo en aeroplano, la qu e 10 tien e boqui-
- Ya comprendo su idea. abierto ante las extravagan cias de las costureras; la
-Si usted le hubiera puesto ante los ojos libros lle- que recomienda libros frívolos O n ecios o embuste-
nos de visiones abstrusas, com plicados con erudición, ros. ¿No recu erda u sted el auge glorioso de ( Qua Va-
de esos que impon en la n ecesidad de reflexión y es- dis >, no vela sin originalidad ni arte, o de La Grande
tudio , y que nos va n indu ciendo y arrastrando por Ilusión, volumen propio para suscitar las cavilacio-
caminos nu evos, el pobre hombre se hubi era fatiga- n es de un agente viaj ero fatigado? . Gracias a los
do y a la postre habría aborrecido la lectura. En cam- dioses los grandes libros nunca han estado de moda . . .
bio pasaba un día co n Robinson y otro co n San Mar- -Sin embargo, suele n ponerse.
cos, atrav esaba con el corazón lleno de latidos teme- -No: lo que pasa es que e n ciertos instantes de
rosos, por entre las tempestades de sangre y de ira la vida humana parecen lanzar chispazos nuevos des-
de la revolución; se e nard ecía con las hazañas de los de las lejanías del tiempo, como las grandes estre-
gra nd es patricios nu estros y por último sonre ía con ll as cuyas fulguracion es ti enen a veces relámpagos
las ave nturas ll enas de gracia y con las picardi hu e- cegadores. Cada vez qu e releo a Shakespeare, por
las de l gran italiano. Si alguien lo hubi era inducido ej e mplo, e ncu e ntro alguna fa ceta cuyo bri110 no ha-
a apar tarse de sus fie les conocidos para avent urar- bía notado. Me re focilo entonces golosamente con
se por el piélago de los libros ignotos , habría perd i- mi descubrimi e nto. Si acaso, solicito a algún com-
do acaso la sere nid ad que lo aco mpañó en la vida , padre idólatra como yo del gran poeta, a qui en co-
co mo una ben évola so nri sa perd urable de los des- muni car mi impresión. Ciertos lectores somos como
tino s. esos pacientes víctimas de e nferm e dad es secre tas,
-¿Uno entonces debe limitarse? que buscan a sus cofrad es de dol en cia para contar-
-¿Y qu é otra cosa hace todo el mundo? Existe n se mutuamente sus cuitas.
m éd icos, pongo por caso , qu e en su vida han leído -Comparación impura.
más libros que los de m ed icina. Creen ell os y cree n - Pero propia. El lector necesita experiencia
bie n , que toda otra lectura hu elga. Imagínese un m é- que sólo e n cue ntra en la lectura varia y num erosa :
dico qu e le dé por la m e tafísica. Al poco tiempo abo- al cabo de algún ti empo se orienta y entonces sabe
rrecerá su propia ciencia co mo cosa baladí, va na y el rumbo que debe tomar. Lo m alo es eso: el experi-
transitoria. m e nto personal. Si hubi era personas que se co n sa-
Bibl,oteca de México
36
David Hockney, Esbozo poro un retrato de Nick Wilder y Gregory, 1974.

graran excl usivam e nte a la lectura, podrían darnos y hondo n in gún lib ro. Lo de plorabl e es qu e la e n e r-
alguna lu z a ti e mpo . gía de la se nsibilidad y de la im aginación se despil-
-Me recue rda usted un cue nto de Anatole Fran- farra en lect uras necias. ¿No se ha fijado usted e n
ce. los libros favoritos de los ch icos de hoy? Creo qu e
-Sospecho cuál es: el del sabio q ue se propuso lee n av e nturas estú pidas de de tectives, y ni siqui e-
compendiar e n las m e nos palabras posibl es la hi s- ra los lib ros originales de Conan Doyle, qu e no ca-
toria de los hombres. Después de escribir volúme- rece n de cierto arte, sin o foll etines baratos y sin aso-
nes fue desech á ndolos y mutilándolos hasta qu e só- mos de inge nio ... Cuando usted e ra mu chach o leía
lo consignó, e n exiguo trozo de papel, estas tres pa- a Julio Verne; noso tros leíamos a Dumas. Ignoro por
labras: na cie ron, sufrieron, muri ero n ... Cosa igual qu é los chi cos de hoy , e n ve z de lee r a Well s o Ste-
podría hace rse con los libros; pero pe rderíamos mu- venson, dos m a ravillosos noveli stas, se empe ñan e n
chos mom entos de e moci ón nobl e y de pe nsa r sere- atosigarse el á nim o con las ave nturas estrafalarias
no. Para qui e n no posea fecundas fuentes espiritua- de los de tectiv es de nombres ridícu los qu e se amu-
les propias, y ésos somos la mayo ría e norm e de los chi guan e n las lib re rías. ¿Se rá necesario qu e al-
hombres, cuyo pe nsami e nto no es tan alto ni puro gún humorista mod erno componga otro Quijote con-
que en su propio ej ercicio e ncu e ntre ocupación mag- tra estos nu evos libros de caball ería?
nífica y permane nte, para los hombres vul gares que -C ompuesto co n gracia no dejaría de ha ce r
formamos la humanidad corriente y molie nte, la lec- fortun a.
tura es n ecesaria porque nos ennobl ece, y nos puri- -¿Y el desdén por la Historia ? Nuestros let rados
fica y nos mejora producié ndose la ilusión de qu e se ocupan e n cosas de historia co n te nac idad y has-
somos buenos. Cuando usted lee e n un libro un pen- ta co ntumacia aguda. Pe ro en ge ne ral los lectores de
samiento feliz, se dice muchas veces para sí: esto mi s- Hi sto ri a so n raros. Sin e mbargo, la lectura más re-
mo hubi era sid o yo capaz de decirlo; y se fragua así com e nd abl e a la juve ntud es la de la Hi storia.
la ilu sión de ser usted capaz de nobl es ideas y por -¿C ree usted e n la Hi stori a?
ese solo acto se eleva usted e n dignidad hasta co n- -¿Yo? En mi s días. Pe ro el estudio de la Hi storia
vertirse en par del autor favorito. Cuando usted lee es a m e no, como de cosa nov elesca al fin, y prepara
el Hamlet co n profunda simpatía y sincera emoción , para la vida de un mod o prácti co.
es usted un continuador de Shakespeare; y vale us- - ¿ Porq ue e nseña la verdad?
ted tanto como Cervantes cuando se queda pasma- - Porque e nseña que no hay verdades escritas po-
do ante las peregrinas aventuras de Don Quijote o ríe sibles: que sólo la Vida puede darnos en ciertos mo-
con los donaires de Sancho. Autor y lector conclu- m e ntos refl ejos de la ve¡dad. El m edio más seguro
ye n por formar una entidad úni ca. A m edida qu e la de cae r e n el esce pticismo trascendental es co mpul-
obra ajena va apareciendo e n la m e nte de ust ed le sar historias.
pertenece tanto como al a utor.
-Son sutilezas.
-Pues no ha leído usted nun ca co n amor efusivo (Ac tuCllidades, Ca racas, 1918)
BiblIOteca de M cx!co
37
El bibliófilo historia de la gorrita abrazaba estando dormido, el despertar
una gran parte de su existen- y , no acordándose con exacti-
cia que sería ve rdaderame nte tud de algún dato relativo a sus
engorroso referir y bastará sa- libros, ya no podía conciliar el
ber que ese adorno o niñe ría sueño viéndose forzado a le-

JESÚS E. e ra e n este señor una reliquia vantarse; y encendía la luz con


que idolatraba nada menos mucha calma, se calaba su go-
que por el rec ue rdo de la ma- rrita y se pasaba toda la noche
VALENZUELA no cariñosísima que la había en vela revolviendo libros, re-
bordado. visando páginas, consultando,
Como el trato y afición a los notas, abriendo y cerrando ar-
Este cuento de J esús E. Va- libros databa en él desde su marios: y parándose en frente
le nzu ela acompaña muy bi e n mocedad, había tenido sobra- de ellos se ponía a meditar has-
a la Bibliomanla de F1 a ube rt . do tiempo para atesorar las ta encontrar lo que buscaba,
El escritor m ex ica no re trata
m ejores joyas literarias qu e hasta esclarecer la duda que la
una pasión desmedida por los
libros, qu e ll eva a su bibliófi- contemplaba con fruición, pa- había de dejar como un cabello,
lo a la mu e rte. Vale nzue la, sando días enteros en arreglar sorprendiéndolo en estas fae-
qui e n fu era fundador y direc- escrupulosamente tantas obras nas los albores de la mañana.
tor de la Revis ta Moderna que poseía, conforme a su an- No salía de su casa sino pa-
(1898-1911 ) recogi ó su cuen- tigüedad, por orden cronológi- ra algo que se relacionara con
to e n el volum e n Miserias hu- co unas, otras por orden alfa- sus constantes devaneos, de
Valenzuela, en la época de la manas, que fuera impreso al- béti co, aquellas por ediciones, manera que sus excursiones y
Revista Moderna. rededor de 1900 e n París, por títulos o materias de que tra- visitas eran a las casas editoria-
la Viuda de e ll . Bouret. Nues-
taban, según que eran de auto- les, imprentas y librerías para
tra Biblioteca co nse rva un
ej e mpl ar de di cha obra. res nacionales o extranje ros, ver a los que comercian con
anotando las circunstancias es- libros; siendo de notar que
pecial es de cada una, marcan- cuando emprendía esos traba-
Los bibliófilos deb e rían ser
casi unos magos para justificar-
do los ejemplares div ersos, y jos no le arredraba el mal tiem-
formando extensos catálogos po ni ninguna consideración.
se del am or apas ionado qu e en los que apuntaba lo más no- Lloviendo, tronando, nevando
ti en e n a los libros; pe ro se ex- table respe cto a la adquisición o haciendo un calor abrasador,
plica que no 10 sean porque ge- de volúm en es escogidos, raros se olvidaba muchas veces de sí
n e ralm ente sucede qu e no se o agotados, no descuidando en mismo y se absorbía en las ori-
dedican a leerl os mucho ni po- m edio de estos trabajos el va- llas del Sena por ejemplo, pa-
co, pues a su muerte se e n- le rse de substancias antisépti- sando y repasando por donde
cue ntran los volúm en es intac- cas apropiadas para conservar se exhibe n los puestos de li-
tos sin estar ni siquie ra corta- su vasto acopio de libros sin el bros viejos, buscando cualquie-
das las hojas. Por 10 demás, menor deterioro. ra indicación que le intersara
esto no impide qu e sean pe r- Con mucho esmero tam- y no cesando en sus correrías
sonas muy ente ndidas y suma- bié n procuraba completar co- hasta que la encontraba.
m ente apreciables como 10 lecciones de autores célebres, Por lo demás, el éxito siem-
prueba la sigu iente hi stori a hacie ndo gala de poseer ricas pre coronaba sus esfuer zos, 10
qu e pa rece cue nto . edi ciones qu e no se en contra- que era natural dados sus vas-
Era el buen se ñor un vieje- ban e n archivo alguno, mu seo tos cono cimientos, su expe-
cito muy amable qu e te nía dos o biblioteca del mundo entero, ri e ncia, sagacidad y tenacidad
particu lar idades: la de se r bi- para 10 cual siem pre andaba a para todo lo qu e traía entre
b liófilo de corazón, por puro caza de todo lo que podía ha- manos .
gusto, sin interés ninguno, y la lagar su gusto exquisito por los y este bibliómano así, tal
de usa r co nstante m e nte en su libros. como era, había tenido la for-
casa con cierta coqu etería muy y viendo sus esta n tes y re- tuna inme n sa de rodearse de
n at ural e n é l, un a gra ciosa go- corri e ndo con la vista meticu- lo que n ecesitaba, siendo esto
rrita griega bordada de oro, con losamente a través de los cris- sumamente raro, porque 10 co-
su borlita también de oro y que tal es o del alambrado los com- mún es qu e los hombres estén
le caía mu y bi en e n su cabeza partimientos de los libre ros, fuera de su lugar, y ese señor
ágil y e rguida siempre. recti ficando las anotaciones estaba precisamente en donde
T en ía un ca rácte r afable y que hacía diariamente , bata- debía estar. ¿Quién podía creer
a la vez muy ex pedito, mirada ll ando en su imaginación con que basta un cierto número de
viva escudriñadora que desple- todo aquel ejé rcito de libros de estantes atestados de libros pa-
gaba e n 10 que era su ocupa- todos tipos y tamaños pasaba ra ele va r a un hombre como él
ción y todo su afán , los libros, el ti empo recreándose plácida- al pináculo de la felicidad?
a los qu e profesaba U,la ve rd a- m e nte en el templo de su fa- Pero hay que de cir la ve r-
de ra adoración consagrándose natismo . Era pues un o de tan- dad toda, tanto más cuanto que
con toda su alma al culto de su tos maniáti cos apacibles y su 10 que va mos a referir no ven-
bibl ioteca que la había con verti- manía ll egaba al grado de qu e · drá sino a realzar los buenos
do Po n un ve rdad ero santuario. muchas veces, a la h ora de co- sentimientos de este tipo sin-
La otra manía , la de la go- m er, se levantaba reper;tina- gular.
rra e ra tal , qu e cuand o po r ca- m ente de la m esa para em- Al bibliófilo qu e vivía tan
sualidad se le ol vidaba, todo él prende r cualqui era in vestiga- en paz le vino un día una pe-
se desconcertaba y no at in aba ción en su biblioteca, en donde na muy grand e como si se hu-
a hacer nada e n regla , com o si se ponía a trabajar inde finida- bi era clavado una espi na allá
eS3 prenda fuera el co mpl e- m ente si n acordarse de que ca- en el fondo del corazón. Quién
mento de su persona y el re- si no había comido . A media sabe cómo, cuándo, a qué ho-
gulddo r de sus acciones. La noche le aco ntecía también, ya ra, por qu é o de qué manera le
BlbllQtew de MexlCO
38
aco nteció el descubri r e n uno qu e sobrevive a la otra mitad ríos pa ra e nco ntra rlo, se echó La cláusul a pri ncipal del co-
de sus libre ros un tomo aisla- o que a nda por su lado y la otra a andar por todas partes co n la dicilo qu e hi zo en sus últim os
do, trunco, de una obra que ha- mitad por el suyo; no le cabía raq uítica espe ran za de qu e la días, decía qu e legaba todos
bía sido impresa, editada y pu- e n su espíritu la pe na qu e le sue rte se lo depa ra ría, si bi e n s us bienes -fue ra de algunos
blicada e n dos tom os. Aq uel producía la existencia de un to- lo desmorali zaba la tris te idea do na ti vos part ic ul a res qu e
pe rcance le produjo fuerte de- mo solo cuando debe ría n se r de qu e si acaso encontraba u n designaba- para los gastos
sagrado, pero creyó qu e el vo- dos qu e te nían qu e estar siem- ejemplar sería la obra compl e- qu e se hi cie ra n con el fin de
lumen que faltaba se le habría pre jun tos, unid os sie mpre e l ta y sie mpre qu edaría su tom o rec upera r el tom o qu e se ha-
extraviado en tre otros libros y uno al lado del otro, sin sepa- trun co. ¡Un tom o trun co cua n- bía perdido . Que de encontra r-
qu e aunque fu e ra con algún ra rse n un ca, co nte mpl ándose do la ob ra hab ía sido hecha en se di cho tomo se re fund iría la
trabajo lo e ncontraría. Se pu- y comple tá ndose mutuame nte dos tomos l Este pensam ie nto obra e n un solo volum e n pa ra
so inmediatame nte e n m ovi- lo hacía s ufri r cru elm e nte qu i- evitar que los dos tom os se vol-
miento y buscó y más buscó; tánd ole la calm a y n o pod ía vie ran a se para r y qu e se ría
todo fu e en vano. Reburujó por Aquell a obra no e ra tal vez conforma rse en e m ejan te fa- e ntregado, no a la bihlioteca
todas partes, desocupó todos una obra maestra, pe ro para él talidad. En s us paroxismos se nac ional e n dond e todo e l
los libre ros, las alacenas olvi- te n ía un valor ina preciable decía a sí mismo que si el libro mu ndo manoseaba los libros,
dadas e n dond e había muchos porque ve ía a todos sus libros qu e te n ía e n su poder hubie ra sino a un amigo íntim o qu e él
trebejos, volteó la biblioteca al como si fu e ra n sus hijos, hijos sido ca paz de se ntir y de ha- m e ncionaba y que m e recía to-
revés; desca nsó, m editó , cavi- dóciles, sum isos, sosegados, bla r, ¡qué a ma rgame n te debe- da s u confia n za.
ló; se quitaba - ya n e rvioso- qu e los te nía sie mp re a la m a- ría haberse quejado de su suer- Que lo qu e sobrara de los
la gorrita de bo rlita de oro co- no y que no le daban guerra en te de libro s uelto, incomple to ' gastos impe ndid os para e nco n-
mo si le estorbara para aviva r lo absoluto, por lo qu e lo ha- tra r el li bro e n cuestió n , se le
su me moria, luego se la volvía cían comple tam e nte feliz y es- Poseído enton ces de un a destinaría e xclusivam ente a al-
a e ncasqu e tar y se h acía cru- to hacía qu e se aumenta ra s u gran tri steza ya co nvencido de guna pob re mujer casada cuyo
ces de cómo se le había pe rdi- cariño pa ra ellos. y q ue ri é ndo- la pé rdida irre pa rable, come n- m a ri do hub ie ra desapa recido
do aqu el libro: no le cab ía e n los a todos igualme nte , porque zó s u án im o a decaer rápida- sin sabe rse su pa rade ro.
lo posible tamaña desve ntura. todos por igual le e ndul zaban m e nte y su fís ico a debi li ta rse
y no se daba por ve n cido: rei- la vida, se a fli gía po r e l libro y poco ti e mpo desp ués se ex-
teraba sus pesquisas consul tan- que h abía pe rdid o com o si hu- tin gui ó muy apacibl e men te,
do sus apuntes, sacando y es- biera sido un o de los m ejo res: pero no sin haber hecho su tes- La hi sto ria o cue nto no di-
culcando los cajones, llenaba el todos para él e ran excele ntes. tam e nto tan original como él ce si por fin aq uel tomo qu e-
suelo de libros, y uno por uno Hi zo el bue n hombre pode- lo había sido toda su vida. dó para sie mpre trun co.
los revisaba casi dele treando
los títulos, se pa rando y sepa-
rando para volve r a e ncajonar-
los . Si le cabía alguna duda,
e mpezaba de nuevo la misma
tarea ponie ndo el m ás escru-
puloso cuidado e n que nada se
le escapara . Cansado, rendido,
aplazaba su investigación para
el día siguie nte y así co ntinuó
varios días sin conseguir nada,
tu rbado, taci turno, moh íno y
hasta enferm izo. Pe rdió el ape-
tito, pe rdió el sueñ o, pe rdi ó la
tranquilidad .
y lo peor de todo e ra qu e el
libro qu e buscaba no podía
re mpl azarl o, porque esa obra
desde hacía mu cho ti e mpo es-
taba comple tamente agotada.
Entonces el pobre hombre , ya
perdida la espe ranza de e ncon-
trarlo, se entristeció profunda-
m e nte, y lo q ue hacía e ra po-
ne rse a co n templar el tom o
que te nía e n s u pode r como
que riendo pregunta rl e por su
compañe ro -con el qu e m ás
valía que tambi én se hubie ra
extraviado- . y pe n saba, y
compadecía al tomo trun co,
mutilado , que no servía para
nada así incompleto, y se abis-
maba e n la con side ra ción de
qu e así como aq uel tomo suel-
to no valía nada, los dos jun-
tos ¡qué obra tan completa for-
maban l
Nunca pudo imaginarse el
pesar que le había causado la
vista de la mitad de un libro
Mester de
maxmordonía
GERARDO DENIZ
m ax mordón . (Probablemente
de mazamorra.) m . desuso Hom-
bre de poca esti m a, tardo, pas-
m ado y sin discurso. 11 2. desuso
Hombre taimado y sola pado.

U na palabra obsoleta, pues;


tanto com o lo era la propia pa-
Un se ñor asoma por un a
puerta. (Es característi co de los
Démosle las gracias a este
maxmordón y trasladémonos
labra "obsoleta" hace un cuar- maxmordones que sus puertas a la editorial más vecina a la
to de siglo. Maxm ord ón : pala- nun ca tienen aire importante.) suya, a re petir la ex pe ri encia.
bra simpáti ca, asimismo , qu e No pertenece a ningún tipo ra- Saldrá otro:
desc ubrimos e n el diccionario cial , antropológico ni frenoló- -¿Usted es qui en pregun-
casualme nte 20 años atrás y gico dete rminado . Y, si ti ende ta si "Estados Unidos" o "los Es-
qu e en el acto estuvimos de a ser de edad madura, esto no tados Unidos" 7 ¿es usted 7 Es-
acuerdo e n aplicarle a determi- tien e que ver con vocación tar- cúcheme. Los países ti enen
nado person aje - uno de noso- día ni con la estru ctura de su nombres, establecidos por una
tros- qu e conocíam os dema- cerebro, qu e evidentemente larga tradición . España. Méxi-
siado. Pe ro esa historia la con- e ra idénti co -y no podía se r co. La India, el Japón, los Es-
taré despacio otro día. Por el de otro modo- larguísimo tados Unidos. Unos ll evan ar-
mome nto m e conformaré con ti empo atrás. T ien e que ver tículo, otros no. Pero en el caso
una orientación ge n eral, pre- sólo con el orden burocrático de los Estados Unidos, además,
limin ar. tradicional, qu e propende a no cabe duda posible : si bien,
El hecho fu e qu e un os con cede r esta tus maxmordóni- para nosotros, "Polonia", por
cuantos e mpl eados de cie rta co sólo a quien ll eva veintitan- ejemplo, no significa sino un
importa nte casa editora co- tos años de prácti ca. Lo cual nombre propio, en cambio "es-
m e nza m os a e mplear la pala- -apresurémonos a recalcarlo- tados" es plural de "estado", un
bra "maxmordón" e n un a di- es un a sup ersti ción, ni más ni sustanti vo común bien conoci-
rección especial , primero pa- m e nos. Aunque la edad tenga do. Exactamente como decimos
ra nombrar al susodi cho señ or lo suy o, la maxmordon ería "los canarios amarillos", habre-
yen seguida tambi é n para de- ta mbi én se be n e fi cia grande- mos de decir "los Estados Uni-
signa r a sus sem ejantes. Yo no m ente con algunas petulancias dos". ¿Quiere más ej emplos7
tardé en aband onar aq uella propias de la ju ve ntud . Pues - Por supuesto -interven-
editor ial, pero la palabra la h e nos hallamos - ¿habrá que de- drá otra voz, fem enina y carac-
segu ido usando y qui ero espe- cirl 0 7- fr ente a un ma xmor- terística-. Y hay un caso abso-
rar qu e prenda en el uso co- dón . Ante el maxmordón, por lutamente único: "la Argentina".
mún. ¿Cuál era pues el tipo de antonomasia, de la editorial No hay agrav io al lenguaje y a
hombre tardo , pasmado y sin donde este mos, pues si bie n a la ra zó n como ser el de quie-
di sc urso al cual mi s am igos y m enudo h ay va rios, sie mpre n es dice n, paradojalm ente,
yo le ap licam os, hacia 1972, la un o es el m áx imo. "Ur uguay y Argentina". Debe
anticuada denominación "max- - ¿ Usted es quie n pregun- ser "el Uruguay y la Argenti-
m ordón "7 Dicho e n pocas pa- ta si "Estados Un idos" o " los Es- na", por supu esto, pues "el
labras: un m ax mordón es un tados Unidos"7 -el ton o podrá Uruguay" es apócope o abre-
sabihondo típico de editorial. se r melifluo y m alalech e o al- viación de "Re pública Oriental
Situémonos en el ce ntro de tanero y pe rdona vidas- ¿es del Uruguay" -¡ojo: "del Uru-
gravedad de una casa ed itora. u sted 7 Escúch eme. Los países guay", no "de"'-, en tanto qu e
No im porta, al m enos de m o- ti enen nombres. Guatemala. e l nombre completo es "Repú-
m e nto, qu e sea grande o pe- Itali a . India. Estados Unidos. bli ca Argentina", dond e "ar-
qu e ña, ant igua o nu eva, dedi- Hace cie n años, por influ encia ge ntina" va a ubi ca rse como
cada a publicar deli ciosas edi- fran cesa, leía un o, con asco, adjetivo, ¿comprende 7, y si se
ciones de fray Luis de Granada cosas como "la España" y "e l om ite "rep úbli ca" hay qu e
o pa lpitantes revistas con re- Méj ico". Ya no , por suerte, pe- guarda r e l artículo : "la Arge n-
portajes de "e l cue rpo se e n- ro hay casos d uros de e rradi- tin a", siempre, o sea "la Repú-
co ntraba en avan zado estado car: "la India" , "lo s Estados bli ca Arge ntina ".
de desco mposición ". Alce mos Unidos", " el J apón" . ¡Supríma- El maxmordón ha qu edado
la voz, sin hace rla ofen siva, y se de una vez el artículo' ¡Uni- presen tado. Y a un la maxmor-
preg untem os al aire: - ¿"Esta- formidad .. ' ¡Modernidad .. ' Y dona. La proliferación de max-
dos Un idos" o " los Estados lógica . ¿O n ecesita más ejem- mordonas es un o de los signos
Un idos"7 pl os7 Pongéi usted "Estados más estimulan tes de liberación
Ah ora es pere mos unos se- Unidos" a secas: "Estad os Un i- de la muj e r.
gu ndos. Ya se oye un rum or dos está e n Am éri ca", "la po-
inde fi nible. bl ac ión de Estados Un idos".
BIblIO teca de M éxico
40
Una carta de Justo Siena
Presentación y notas de Patricia Pérez Walters

A la calva de Éforo
J usto Sierra, Secretario d e de la responsabilidad q u e h a
Instrucción Pública y Bellas adquirido: "acostumbrar a la
Calva q u e espía el zopilote errante
Artes, inicia su carta dirigida al gente a vivir del trabajo, acos-
c o m o el cimborrio e n q u e su vuelo posa;
periodista Telésforo García, el t u m b r a r al niño a ir a la es-
hemisferio e n c u e r a d o e n q u e la diosa
13 de mayo de 1907, poniendo cuela". El maestro no elude su
V e n u s dejó su estrella rutilante;
de manifiesta su desagrado por misión y la a s u m e tanto públi-
el género epistolar. En desa- c a m e n t e como e n la charla ín-
A su vez, "Éforo" respondió a aquel soneto con m u c h a gra- tima con el amigo de siempre,
cuerdo con las preferencias del cia, haciendo el siguiente retrato de Don Justo:"*
maestro, es e n virtud de este con su h e r m a n o , Telésfor
género que se abre la posibili- García.
dad de adentramos en sus ideas •La tempestad, efectivamen-
El todo de Justo te, llegó. Sierra presenció el fi-
y sentimientos íntimos.
nal del régimen de Porfirio
Es también gracias a esta Aquella i n m e n s a mole q u e allí veo Díaz y en el m i s m o a ñ o muric
carta,
cart proporcionada por el Ar- ¿es u n ídolo asteca barnizado su a m a d a hija Luz; en 1912, i
quitecto Alfonso Alcocer, q u e
quii de blanco y de carmín engalanado Presidente Francisco I. Made-
844 años
£ después podemos "en- con levita y sorbete a lo europeo? ro lo n o m b r ó Ministro de Mé-
traiar de rondón e n [el] despa¬
xico en España.
cho lo" y recrear la relación de ¿Es u n m o d e r n o y singular Proteo
os entrañables amigos q u e En abril de ese m i s m o año,
en t e r n e r a sajona transformado? cuatro m e s e s a n t e s d e morir,
"después de m e s e s e n t e r o s d e ¿Es tal vez Carlos cuarto q u e h a dejado
no [verse] y, contentos a m b o s Sierra dirigió otra d e s u s mu-
su caballo d e b r o n c e e n el Paseo? chas cartas a Telésforo, e n la
de estar juntos, [cogían] el hi-
lo de [su] p e r e n n e conversa- que si bien presagia u n a des-
¿Es aerolito m o n s t r u o descendiendo pedida definitiva, ofrece una
ción interrumpida". acaso de la luna hasta la tierra? muestra contundente de los la-
Nacido e n 1844, Telésforo ¿O b o m b a q u e del sol ha despedido zos indisolubles q u e s i e m p r e
arcía era español, originario
existieron e n t r e ellos:^
de Puentenansa, Santander, e n o r m e obús gigantesca guerra?
pero residió gran parte de su Muévese al fin, se acerca, y confundido A ti, de ti y para ti nada
vida e n México, donde murió y estático m e deja. ¡Es Justo Sierra! digo: a sentir tu noble cora-
en 1918, Partidario d e las doc-
zón j u n t o del m í o e n m i s
trinas de Comte, García fue so-
La carta reproducida a con- La carta que Don Justo Sie- horas tristes y difíciles es-
ciólogo y u n reconocido filán-
tinuación es u n a v e n t a n a al rra dirige a su amigo, abre con toy habituado; c u a n d o es
tropo, colaboró e n la Revista
proverbial sentido del h u m o r algunas consideraciones sobre me faltara querría decir que
Positiva, desarrolló u n a gran
de Sierra, de quien h e m o s he- la última obra de Telésforo^ e te habías muerto. Es así que
actividad periodística y publicó
redado una errónea imagen es- incluye huellas rutinarias de la yo m e tengo que morir pri-
varios opiisculos, e n t r e ellos:
tereotipada de educador so- cotidianeidad, entre ellas la mero . . .
¿Garantiza mejor el sistema me-
l e m n e . Las líneas dirigidas a carga d e su inconcluible obra
tafisico que el sistema experi-
Telésforo a propósito de u n sobre Juárez. Muy tuyo: Justo.
mental? (1881), Política aenti'fi-
ca y política positiva (1887) y crédito contraído en España, le El tono cercano sirve d e
Don Cabina Barreda ij la inte- dan pie a una sutil ironía acer- pretexto para transitar libre-
gradan de la nacionalidad me¬ ca del porvenir editorial de su m e n t e a varias cuestiones, en-
xicana (\90\)^ Μ propia obra poética. tre ellas algunas advertencias
El sentido del h u m o r no era sobre el n o tan grato Dr. Que-
• La relación entre Justo S i "
el único vínculo entre los ami- vedo y Zubieta, quien a p e n a s
rra y Telésforo García fue lar-
gos. Sierra y García foguearon había sido nombrado cónsul en
ga y m u y estrecha, tal como se
su cercanía en la tribuna de El Santander.
confirma en el cálido tono fra-
ternal de la carta. Su amistad Precursor, desde 1874, y a par- La carta se convierte e n u n
tir de 1883 e n La Libertad, del testimonio de las ideas de Sie- Correspondencia Particular del Se-
se fue forjando e n el ejercicio
cual Telésforo era el director, rra sobre la situación política cretario de Instrucción Pública y Be-
de la pluma, la cual corrió en-
tre ambos como vinculo en to- d o n d e compartieron convic- en España, el sentido del baga- llas Artes
ciones políticas y filosóilcas j e histórico de los pueblos y la
do m o m e n t o de su vida, des-
con Ignacio Ramírez, Guiller- necesidad democrática del es- México, M o y o 13 de 1907.
de la afectuosa b r o m a hasta el
m o Prieto, Francisco Sosa e Ig- tado laico.
más apasionado debate perio-
nacio Manuel Altamirano.^ La OTnfianza entre los viejos Sr. D. Telésforo García.
dístico.
A lo largo de los años de mi- militantes da pie a que Sierra Madrid.
Un ejemplo del duelo de in-
genios y de sentido del h u m o r litancia periodística prevaleció reflexione sobre la situación
siempre la m á s cercana con\-i- política e n México; la inamo- Mi querido Telésforo:
que ambos esgrimían e n las
vencía. Es d e este m o d o q u e vilidad del sistema le resulta
r e u n i o n e s celebradas e n casa
en 1875, Sierra p e r m a n e c i ó una "linea negra" e n el hori- Bien enojado debes andar
del maestro, donde todos los
convaleciente e n casa de la fa- zonte y si bien presiente un conmigo por mi tardanza en con-
asistentes debían charlar e n
milia de Telésforo en Queréta- cambio, no sabe distinguir en- testarte; ni me sirve de disculpa el
verso,^ es el soneto burlesco A
ro, al haberse luxado la rodilla, tre la "tempestad" o "una tie- espantoso vicio de no responder
la calva de Éforo, p s e u d ó n i m o
rra nueva". cartas por odio al género epistolar
de Telésforo, que fue publica- y que e n 1912, García le ofre-
ció hospedarlo en su casa en No obstante el "escollo", que me impacienta y enerva. La
do por Sierra e n El Federalista
Madrid.*^ Sierra se muestra consciente verdad es que recibí tu misiva de
en 1872:^
Diciembre, que la leí y releí, la pu- interesante y siniestra, ó por egoís-
se ó un lado para escribirte largo mo que lleva una especie de odio
y tendida, cuando hubiera conoci- ó la Patria misma que con razón so-
do tu opúsculo que empecé ó ha- brada tu quisieras ahogar en la gar-
¡ear, que acabé par leer forro ó fo- ganta de los sacrnegos, con la
rro, (me gustó mucha por cierta) y vi da.
que se pasaron las semanas, lue- Urgía decirles que dentro de las
go los meses sin vagar, en media instituciones que representan la His-
de mi traba¡o, de negocios chicos toria de España, España no acer-
y proyectas grandes, entre la s pó- tará á arrancarse en medio siglo,
ginas inacabables de mi incancluí- sin creer que se arranca el alma;
ble Juórez, para conversar contigo, porque ningún pueblo se resigna á
pluma en mano, ó pesar del desea, creer que nació ayer ó que hoy es-
de la necesidad que tenía de ha- tá naciendo, que dentro de esas
cerlo. ¿Qu ieres, tú que ton bueno instituciones puede llegarse á la li-
fuiste conmigo siempre, que de¡e bertad, á la democracia, que dé á
disculpas a un lado y que sin mas- los grupos traba¡adores, intelectual
cullar mós excusas entre en mate- ó materialmente considerados, la
ria co mo solía entrar de rondón en dirección del Estado, pero de un es-
tu despacho después de meses en- tado totalmente laico, emancipado
teros de no vernos y, contentos am- para siempre de la Iglesia, que tam-
bos de estar ¡untos, cogíamos el hi- bién necesita la libertad para reno-
lo de nuestra perenne conversación varse y viv ir, pero á quien su unión
interrumpida? con el estado la obliga á tomar esa
Mucho me gusta la actitud re- fisonomía de espectra yeso voz de
suelta, las palabras nuevas, los sepulcro. Y me encanta, cómo no
conceptos desapasionados, pro- decírtelo, que hayas definido con
fu nda mente racionales y ¡ustos con tanta sobriedad y cordura á nues-
que te has presentado ante tus co- tro Don Segismund0 9 que tendrá
terróneos . urgía darles fe en sí mis- que ser el Presidente de la renova-
mos, que alió se empeñan en com- ción definitiva, si nuestros amigos
batir los pesi mistas, por horror ó lo los liberales saben disciplinarse al
que engendraró fatalmente el tiem- calce de un programa amplísimo de
po nuevo, ó por darse una actitud libertad, de educación, de apego

tenaz é inteligente á las reformas puedes hacerlo, que diga á los ga-
económicos. O¡alá que pronto pue- chupines que tienen el crédi to de
das decir en las Cortes lo que en los cinco mil pesos contra mí, que
la prensa predicas; inmediatamente no sean exigentes, que me esperen
marcarás y causarás honda impre- todo el tiempo que yo necesite pa-
sión, irán á tí los que amen, no á ra reunir ese pico gordísimo para
o¡os cerrados, sino á o¡os abiertos, mí, y que lo mismo puede ser un
el porvenir de España, y la sombra año que de tres. Que no me frie-
allí flotante de nuestro Castelar 10 guen, y que si temen que yo me
estará contenta. Que él te inspire muera, pues de¡aré un tomo de
y te aliente. poesías para que lo ve ndan á pe-
Par acá seguimos con buen so el e¡emplar; que hagan diez mil
viento, y mientras nos viva el Cau- libros (y ve nderán diez). En fin, há-
dillo 11 no cambiará de rumbo. blales firme; tu sabrás cómo.
¿Pero que preparais< me dirás des- Par allá te irá á ver, lo habró he-
de allá como acá me decías. En el cho ya, el Dr. Quevedo y Zubie-
orden pol ítico, nada, y esta es la to, nuevo Cónsul en San tander; por
línea negra de nuestro horizonte. mucho malo que pienses de éste
¿Es un escollo, es una tempestad ó y acaso con ¡usticia, no es Didap 13
es una tierra nueva? Lo dirá ei por- (parece que ese Didap existe, yo
venir; entretanto, acostumbrar á la creí siempre que era la razón so-
gente á vivir del traba¡o, acos tum- cial de los granu¡as del Barandis-
brar al niño ó ir ó la escuela, acos- mol. Trátalo bien, aunque sin con -
tumbrar á todos ó la paz que sólo fianza. Lo que él desea es que tus
debe posponerse á la Patria, es . paisanos crean que te es persona
nuestro programa; lo conoces bien. ingrata; pon en e¡ercicio toda tu di-
Tus proyectos para el Centena- plomacia.
rio son soberbios. Aquí tenemos No me será posible este año
otros de que te hablaré en otra car- hacer nada que valga la pena por
ta. En estos días en que se habla el pariente de nuestro amigo Alta -
del via¡e de Don Carlos de Portu- mira 14 -al propésito, qué sucede
gal, al Brasil, mucho he pensado en con el tercer tomo de la admirable
todo ello; sondea, pues, y si por " Historia de España " -, mas con -
allá la idea resultase grata, por acá ¡eturo que el próximo año escolar
te aseguro, hQrá furor. me dará oportunidad para hacer-
Un paréntesis financiero: escrí- lo; si antes puedo, te lo diré .
Retrato de Justo Sierra, por Antonio Albanés Gorda. bele á Pepe 12 encargóndole, si Háblame en tu próxi ma de tus
ch icos, sobre todo de lo s niños, de completcls del m a es tro Justo Sie- é l e n e l Congreso Hispa noa- cía prestó un re tra to de Caste-
Luz y de Paz á qu ienes di rás mu -· rra , T om o 1, Poesías y es tud io m e ri ca no celebrado e n Madri d lar, de l pin tor ca ta lá n Ca talá,
chísimos cosos cari ñosos de mi po r- ge ne ra l sobre Do n J usto Sie- e n 1900. En esa ocasión More t y Sie rra pro n un ció un m e m o-
te, y reci be un fuerte abrazo de tu rra. Su vida, s us ideas y s u in vitó a Don Justo a dar un a rable d isc urso e n e l qu e hi zo
hermano ob ra . (Méx ico: UNAM ., 1948), con fe re ncia e n e l Ate neo e n hincapié e n qu e la ad mi ración
pág. 320. no vie mbre de ese m ism o a ño , por Caste la r e ra una trad ición
J. Sierro (rúbrica) 4. lbid . in titu lada "Una lección de his- e n tre los juri stas mexicanos .
5. Du mas, Cla ude. Jllsto Sie- toria m ej icana" . More t q ue dó En este d isc urso Sie rra re m e-
rra y el México de su tiempo tan im presio nad o con las pala- m ora qu e 30 años a ntes (1869)
1848- 1912, ( México: UNAM ., bras de Si e rra , qu e hizo re fe- é l mism o hab ía esc rito en El
1986), voL 1, págs. 129, 212, re ncia a ell as e n un d iscu rso Renacimiento un artícul o sobre
280. que se en cuen tra publicado e n es te coloso de las le tras y de la
6. Yáñez. op . ci t , págs. 38- Unión lbero-A m en·cana, 30 de política española .
40 , 392. Ca rtas de Sie rra q ue nov ie mbre de 1900, No . 178, 11. Ge ne ral Porfi rio Díaz.
m e ncionan las mu estras de pp . 37-40 . A su vez, Sie rra in- 12. Probable me nte se re fie-
hospitali dad . vitó a More t a as istir com o in- re a José Yves Liman tou r , Mi-
7. Probable m e nte sea Don vitado a las celebrac io nes de l ni stro de Finan zas.
Cabin o Barreda y la in tegrac ión Ce n te na ri o de la Ind e pe nd e n- 13. Dum as. op. ci t, voL 11 ,
de la nacio na lidad m exicw ?a cia e n1 910. pág. 545, nota 527. Se tra ta de
(1901 ). 10 . !bid., voL 1, págs. 437-38. J uan Pedro Dida p p qui e n es-
8. Yáñ ez. op . cit, pág. 5 18. Sie rra y García profesaba n una cribi era el polé mico e nsayo Ex-
1. Diccionario Porma H isto- 9. Dum as. op . ci t , voL 1, gran adm iración por Don Emi- p lotadores políticos de México:
ria, biografía y geogra fía de Mé- pág. 527, nota 44 9 y voL 1I , lio Caste la r. Pru eba de e ll o es Bu lnes y el partido cien tífi co a nte
xico, (México: Editori al Porrú a, págs. 37-4 5,48. Se tra ta de Se- s u pa rti cipación e n la ve lada el derech o aje no, Mé xico, 1904.
1986, 5a . e d .), pág. 1154. gism undo Mo re t ( 1838-19 13), fún ebre e n honor de Caste la r 14. Se re fi e re a Do n Rafae l
2. Testim onio de la Sra. Lu z político y orador. Fue Presi- ( mu e rto e l 25 de mayo de Alta m ira y Crevea, catedrá tico
Cale ro Sie rra, ni e ta de Don de nte de l Co nsejo de Ministros 1899) , organi zada e n la Cáma- de Ovie do, cuya historia de Es-
Justo. e n 1905 y 1909 . ra de Diputados de la Ciudad paña se publicó e n Barcelon a
3. Yáñe z, Agus tín . Ob ra s Sie rra había parti cipado co n de México e l 17 de j un io. Gar- e n 1900 .

Justo Sierra al tomar posesión de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, el 10 de julio de 1905.
sea, con el paso de los añ os la m entos qu e refun dió en su afa-

Aventuras de fa m a del Gi l BIas continuaba


creciendo y la ac usación de
plagio continuaba sin resolve r-
m ada no vela y en much as de
sus obras dramáti cas y novelís-
ti cas, com o s u también fam o-

Gil BIas se , sin qu e ésta afectara a


aqu ella,
En España y los países de
lengu a h ispánica la fa m a y po-
sa com edi a Le Diable boiteux
(1707) , b asada en el Diablo co-
juelo de Luis Valdés de Gueva-
ra. En el Gil Bias hay re mi n is-

en México pula ri dad de las Aventuras de


Gil BIas también crece, aunque
n o e n la proporción fra ncesa ,
ce n cias y episodios comple tos
prove ni en tes de las an ónimas
Laza ri llo de Tormes y Estebani-
Prueba de ell o son las 30 edi- 110 Gonzá lez, de El pícaro Guz-
ciones e n español publi cadas m á n de Alfarac he de Ma teo

ViCTOR DiAZ h asta 1923, Adem ás, las obser-


vacion es del p, Isla repercuti e-
ron a tal grado que se di o po r
Alem án , El escudero Marcos de
Obregó n de Vicente Espinel, El
Conde L ucanor de Jua n Ma-
ARCINIEGA h ech o la his panidad de la n o-
vela, Ta n es así qu e el Gil Bias
nu el, y de algun os cue ntos pi-
carescos de Castill o Solórza n o
m e reció en 1835 su publica- y com edi as de Fran cisco de
ción dentro de la afam ada Co- Roj as.
lección de los Mej ores Autores No obstante, estas alusio-
Español es, Estas circu n sta n- n es, im itacion es y recreacio-
Lesage, El Gil BIas de
cias m oti varon qu e algun os n es n o restan e n canto ni ori-
'Santillana, Apostill as a la
histori adores de la li tera tu ra ginalidad a las ave n turas del
ed ició n espa ñ ola de 1811 .'
espa ñ ola co nside ra ran a Gil joven protagoni sta qu e, paula-
Bias n o uno m ás, sin o, inclu- tinam ente , va crecie ndo y m a-
A lain Ren é Lesage (1668- sive , u n o de los m ejores p íca- durando h asta ll egar a un a
1747) p ublicó e n 171 5 los p ri- ros hispán icos, e dad adulta sen sata y ponde-
m e ros 2 volúmen es de su obra En 1857 10s alem an es Ast y rada. En tod o su trayecto des-
maestra, Gil Bias de Sa ntilla na; Fracesso n estu diar on el pro- cubre y muestra un a b ondad
e l tercer volume n apareció en ble m a de las fu entes e in flu en- na tural qu e está siempre por
1724 y, 11 años m ás ta rd e, en cias del Gil Bias y j unto con E. en cima de los vicios y m alda-
1735, apareció e l cuarto y ú lti- Lintilhac, en su Lesage (Paris, des hum an as. El propósito de
m o, El éxito del Gil Bias fue in- 1893), resolvieron la cuesti ón . Lesage, n at uralm ente, era el
m ediato y su popularidad se ha Entre las fu en tes históri cas se de ed ucar di virti endo según la
prolongado por much os añ os en cue ntran Disgracia del Can- m áx ima horacian a.
m ás, co m o lo de muestran las te d'Oli va res de And ré Felibien Sin embargo, el escritor
120 edi cion es y reedi cion es (Pa ri s, 1650) , A necdotes du qu ería ir m ás lejos de la eje m -
comple tas aparecidas desde su conte-duc d'Olivares, tirées et tra- plari zación moraliza nte. Antes
primera hasta la preparada por duites de l'ita lien du Me rcury-li1y de su Gi l Bias, en su Turcaret,
Alain René Lesage
Henri Chavo t para Laro usse de Valde ry (Pari s, 1722), y la ou le financier (1708) , Lesage
en 1928, Histoire du conte-duc avec des h abía inc ursion ado en la sáti-
En 1787-1 788 se publi có la reflexions politiques et curieuses ra con tra los ban que ros y tra-
prim e ra tradu cción al españ ol (Colonia, 1683). fi can tes de la é poca . Esto es,
realizada por el leo n és y j esu i- Ade m ás de estas fue ntes, en su novela el a uto r prete n-
ta J osé Fra ncisco de Isla , Sin Lesage retom ó de la lite ratu ra d ía reb asa r el ton o didác ti co
e mbargo, el p, Isla e n su tra- españ ola gra n cantidad de ele- ejem pla r para incu rsionar en
du cción hi zo algun as observa-
ciones qu e suscita ron cie rtas
con fusion es, m ás tarde aclara-
das, En la carátul a de la ve r-
sión es pañ ola se lee: "Ave ntu-
ras / de Gil BIas / de San ti lla-
na, / robadas a España, / y
adap tadas en Fra ncia / por
Mon sieur Le Sage, / restitui das
a su pat ri a / y á su leng ua n a-
tiva / por un es pañol ze loso /
q ue no su fre se burlen de s u
nación ,"
Las confusion es surgiero n a
partir de un comen tario de
Volta ire, qui en in dicó qu e e l
Gil BIas e ra un a cop ia del Mar-
cos de Obregón de Espin e!. El
p, Isla re produjo la ac usación
y la amplió hacia otros a utores
y obras; llegó al extre mo de su-
poner y sugerir qu e el escrito r
fran cés había dispuesto de un
manuscrito español del qu e se
había apro piado para escribir
su novela, Como quiera qu e

BIblIoteca de Mexlco
44
el de la críti ca, lo cual explica e l edito r de 1811, quien n o da
que las ave nturas de su prota- el cré dito de la trad ucción al P.
gonista ocurran fuera de Fran- Isla aunqu e la rep rodu ce fi el-
cia, pues ante sus burlas e n mente, haya te nido e n m e nte
Turcaret, sufri ó las consecue n- lo sucedido a Ce rva ntes con El
cias de sabotajes y recon ve n- Quijote: para co rregi r la segu n-
ciones. Julio Jimé nez Rueda da ro nd a de ave nturas del fa-
explica: "La obra es pre texto, moso pe rsonaje, la qu e esc ri-
adem ás, para ha ce r una críti- be Ave llaneda, Ce rvantes se ve
ca de las cos tumbres del ti e m- pre cisado a esc ribir la segun-
po, y su traslado a otro país y da pa rte de s u nove la, la c ual
a otra é poca se expli ca co n el co ncluye con la mu e rte de don
deseo del autor de evitarse di- Qu ijote.
ficu ltades con qui e n es gobe r- No obstante la previsión de
naban enton ces el re in o de este a nónim o escritor, en la sa-
Francia ." ga de l píca ro Gil BIas se en-
La importa ncia de l Gil Bias c ue ntra la historia escrita por
está ampliame nte reconocida Be rn ard o Ga rcía de Calzada ,
dentro de la literatu ra france- Genealogia de Gil Bias de Santi-
sa, se le llama la primera no- llana, co ntinuación de la vida de
ve la realista y prec ursora de este famoso sujeto por su hijo don
Honoré de Balzac y de la figu - AlfonSO Bias de Lira ( Madrid,
ra del Fígaro, y e n la es paño- 1792), reeditada fragm e ntada-
la, un poco sec un dari amente, mente por Julio Jiménez Rueda
se le co nsidera un a de las m e- co n e l título Gil Bias de Santi-
jores síntesis de l espí ritu pica- llana, en México (UNAM, 1945).
resco. La coi ncide ncia e ntre los
Sin emba rgo, la e dición de añad idos al Gil Bias editado e n
1811 publi cada e n Madrid e n 1811 y la hi sto ria de García de Pero todo esto es nada e n fu e ntes indirectas. En co ntras-
la Im pre nta de la Viuda de l Calzada es doble . Primero en co mparación de los inm e n- te, lo qu e in d ica Be rn a rdo Ma-
Barco ti e ne una ca racte rística cuanto indica n qu e las ave ntu- sos ca udales que saca de las ría de Calzada en s u Genea lo-
que la distin gue sign ifi cativa- ras de l pícaro ti e ne n una pe r- Indias. ¿Sabe V. S. có m o? gia de Gil Bias de Sa ntil/ana es
mente de las restantes ed ic io- mane ncia qu e rebasa la muer- a hora se lo explicaré. Quan- de mayo r importancia, debido
nes del Gil Bias, tanto e n su te de l pro tagon ista , pues e llas do los nav íos de l re i pa rte n a que s us conocimi e ntos de
versión o rigi nal co m o e n s u se re produce n e n los desce n- de Sev ill a o de Lisboa para México son m ás profundos y
traducción española . En la por- die n tes del fa m oso protagonis- Nueva España hace e mba r- producto de un a ex pe ri e n cia
tada de ésta hay una aclaración ta. Después e n c ua nto a qu e ca r e n e llos vi no, ace ite y directa e n nu es tro país. En la
desconocida en otras edicio- a m bos a utores co ncibe n qu e todo e l tri go qu e produce e l Genealogia, pues, e l re trato qu e
nes: "N ueva Edición / Aume n- las ave n turas se desarrollen co ndado de Va ldeo ires, sin se hace de México es más níti-
tada co n la con tinu ación de la de ntro de un nu evo y distinto qu e le c ueste un m aravedí do y deta ll ado que e l que se in-
historia de Gil BIas hasta s u a m bie nte, para lo c ua l México la conducción . En Indias se tenta ha ce r e n esos cin co ca-
muerte." Con e lla se al ud e a les parece el s itio idóneo y na- ve nde n estos gé ne ros á pre- pítul os fin ales de las Aventuras
los últimos cinco capítul os, del tural. cio qua tro veces mayor de l del Gi l Bia s atrib uidos a Lesa-
XV al XX, de l libro XII del to- En los ca pítulos añad idos qu e se despachan e n Espa- ge e n la edi c ió n madri le ña de
mo 4. por e l desconocido a utor se ña. Co n e l din e ro qu e gan a 18 11 de la Impre nta de la Viu-
Estos capítul os mu es tran presentan las últimas ave ntu- e n esta ven ta co mpra espe- da de l Barco. Finalme nte, la sa-
principal y su pe rfi c ialme nte ras de un Gil BIas ad ulto, pl e- cias, co lores y ot ras drogas ga de la pi ca resca española y
cos rarezas. La prim e ra es qu e no de ex perie nc ia , pe ro co n la qu e e n Amé ri ca se dan ca- fran cesa trasladada a México
no existe n e n otras ve rsiones pe na de la mu e rte de su espo- si de va lde, ye n España se ll ega a e nco ntra r e n estas tie-
de Las aventuras de Gil Bias y, sa a cuestas; es un Gil BIas q ue co mpran a precio muy s u- rras a su mejor y últim o ex po-
la seg unda, es que los aconte- ll ega a México co n e l deseo de bido . Este es un tráfi co qu e n e nte: J osé J oaq uín Fe rnán-
cimientos qu e e n e llos SP. purgar s u pena e ncerrándose le va le mu chos millon es sin dez de Li za rdi , cuyo Penqwl/o
cuentan ocurre n en México. El e n su propia soledad de ntro de de fraud a r al re i ni un solo ( 18 16) es un a di gna co ntinu a-
capítulo XV, intitulado "Con- un a geografía y una sociedad m a ravedí. Pe ro lo qu e ad- ción y re m a te.
tinuación de la hi storia de Gil q ue desco n oce y qu e lo desco- mira rá mucho á V. S. (p ues
BIas" , co mienza co n estas pa- noce. Aqu í Gil BIas co noce la ha de saber el lecto r qu e UAM-A zca potzalco
labras: "Para com pl e tar todo lo hi sto ria de l sup ues to n ieto e r- co n el e mpleo de secreta rio
pe rtenecie nte á la hi stori a de mitaño de "Motez um a" y, a m e daba se ñoría) es qu e las
• El pro feso r Ma rio Federico Real
nuestro h éroe, añad iré m os lo tra vés de e lla, mu es tra a los personas e mpleadas e n ma-
de Azúa donó a la Biblioteca Da-
qu e su fi el criado Scipion re fi- lectores algunos atisbos de lo nejar este come rc io vue l- ni e l Cosío Vi ll egas de El Colegio de
rió ace rca de lo acaec ido has- qu e e ra este país; esta hi stori a ven tod as á España ca rga- Méx ico los 2 últim os de los 4 vo-
ta la mu e rte de su amo ." se la cue n ta a Scipi on, qu ie n a das de riquezas, porque el lúm enes de que co nsta las Aven -
Tal añadido dificilme nte se su vez, la cue n ta al escritor. conde no solo pe rmi te, sino turas de C'¡ Bias de 5anl1[[an(l de
le puede a tribuir a Lesage, pe- Los de tall es qu e prese nta de l qu e ll eva mui á bi e n qu e AJa in Re ne Lesage, e n la edición de
se a que el estil o e n la ve rsión n uevo mun do provie ne n, evi- ate ndi endo al negocio de S. 1811 ed itada e n la Imprenta de la
española no mu estra dife re n- de nte me nte , de conocimie ntos E. hagan ta m bién e llas el Viuda del Barco . Esta edición no
cias sign ificati vas. T ampoco se suyo. sólo es va li osa por lo que aquí se
indirectos, pues tal parece q ue
indi ca sino, tambié n , po rque según
le podría a tribuir al P. Isla, es te esc ritor jam ás cr uzó el consta en los catá logos y acervos
pues, enton ces, estos capítulos Atlántico, co mo tampoco lo hi- En los capítulos añad idos es de la s bibliotecas de l Cong reso de
existirían desde las prime ras zo Lesage, a u nque eso no obs- claro que la im portancia de los Estados Unidos, de l Musco Britá-
hasta las últimas edi ciones es- tó para hace r come nta ri os co- deta ll es mostrados de México ni co e n Londres y de la Nacio nal
pañolas atribuidas al traducto r mo el que a continuación se ci- es re lat iva debido a qu e son en Paris no ex iste un eje mp la r
leonés ..Lo m ás probable es que ta y cuyo valo r se ve rá : pocos, vagos y provienen de igual.

Biblioteca de México
45
El Rincón del
bibliómano

La Relación Lo ciudad de los palacios " ,


así fue llamado nuestra capi-
las inundaciones, que se deben
o los característicos geográficas

de Cepeda y Carrillo tal por el barón Alejandro de


Humboldt en los albores del
siglo XIX. Títu lo que fue gana-
de lo región, o los condiciones
climáticas y o los fuertes altera-
ciones del ecosistema en que se
do o pulso debido o lo entrego localizo.
yo la capacidad de los anti- Valga n los líneas anteriores
MANUEL PORRAS guos pobladores que, en con-
junción con los venidos de ultra-
paro presentar uno interesante,
hermosa, singular y val ioso
mar, hicieron posible lo cons- obra, legado de lo imprenta
trucción de uno de las más mexicana del siglo XV II , que
bellos ciudades de América His- pertenece a las Colecciones
pánico. Su majestuosidad ha si- Especiales de la Biblioteca de
do reconoci do por cronistas, México:
historiadores y viajeros o lo lar-
go de nuestra historia.
Así como es grandioso, gra-
ves han sido los problemas que,
Cepeda,
desde tiempos prehispánicos, lo Fernando de
ciudad copital de los aztecas y y Carrillo,
posteriormente el asiento de los Alfonso
poderes virreinales de España,
ha afrontado. Relación Universal Legi-
tima, y Verdadera del Sitio
Uno de los problemas que En Qve Esta Fvndada la muy
más la han aquejado es el de noble, insigne, y muy leal

RELACION
VNIVERSAL LECIrlMA,
y VERDADERA DELSITIO EN g,ytESTA
VNDADA
l. ft\.Y 8obl •• bGso•• y lIIuy 1•• 1Cludld de M.~ c.b.~. do l•• P,órlo.las d. loda
...
JaNo... E(pañ•• ·""'....,.~i 'MOOI.. qoclad6eol . . . .• ~~""'&III4<L YAM.
qull1q".I.."aoIetátt. Y••~'I'IP.~ ...... r.~ ........pIkadoo. .
D<r.g ... PI_tl.... ,~<>.'.~,~.I .. G..I ...... , ....... '1.. .
",re b&UA. Y"'po6d...... den_o ,a~" 'l" r. .. btctoo. ' _ _ . . " , _
liIWodcrdc.llAode'lIJ. hab"r--"~

Año de

BiblIOteca de M éX ICO
46
que mejor, y con ma s facil i-
dad se conosco su importan-
cia. El gasto de ser de cuen-
to del desague, poro cuyo
efecto mondaré despachar
orden o Hernando de Peña-
loso que dé quolquier dine-
ro que vuie re en su poder,
aunque seo de otro genero
lo suplo, y dé lo necessario
poro esto, y hagonse qui-
nientos cuerpos que vosto-
ron ooro. En Palacio o 14,
de Hen ero de 1637. Rubri-
cado de su Exc. I

Lo obra comienzo con uno


. breve descripción de lo ubica-
Mapa del Valle de México y sus alrededores, por Francisco Lagarto. ción geográfico de lo ciudad de
México, así como de su hidro-
logía, orografía y demás aspec-
tos re lacionados con el proble-
ma del desagüe.
Ciudad de Mexica, cabeca tienen frecuentes variantes en lo vno, y otro escrito con cuy- Dentro de los documentos
de lo s Provincias de todo que se refiere o su fol iocián, por dado. Contin uase despues recopi lados en lo obro son de
Nuevo España . Lagunas, lo que consideramos importan- lo Re lacion de Todo Lo He- destocar los cinco co rto s - los
Rios y Montes que lo ciñen te describir el ejem plar que po- cho, y Avivado Desde Di- documentos más antiguos sobre
y rodean . Calc;:adas que lo see lo Biblioteca: cho dio 7. de Abri l hasta 20. el te ma- escritos por Don Luis
dibiden. Y Azequias que lá Portado, en donde figuran de Julio deste Año de 1637. de Velosco, segundo Virrey de
atrauiesan . Ynundaciones tres escudos coloreados o mo- que se proueyó vlti mo auto lo Nuevo España, o diferentes
que á padecido desde su no. A lo vuelto, un soneto de- por su Ex. en que se resoluió destinatario, y fechados, uno
Gentilidad, Rem edios apli - dicado 01 Virrey. Sigue: desogue general á taxo en 1555 y los cuatro restante s
cados. Desagues propues- Uno hoja sin foliar con el In- abierto. en 1556, en los que se señalan
tos, y emprendidos. Origen fo rme 01 Virrey, del Li cenciado los serios problemas que sufren
y fabrico del de Guegueto- Juan Alvorez Serrano y, 01 pie, Portado, vuelto en blanco; Fol s. los habitantes de lo ciudad por
ca, y estado en que ay se corto del Virrey que, por su sin - 1-12 (lo hoja 10 sin foliar.) los inundaciones, y que fueron
ha llo . Ymposiciones, derra- gularidad, más adelante se Después de lo hoja 12 sigue motivo de preocupaci ón poro
mos, y gastos que se an he- transcribe. A lo vuelto, corto de lo foliación anterior o este cua- los autoridades, que don los pri-
cho. Formo con que se á los autores 01 Virrey. derno: meros posos para tratar de so-
au ctuado desde el año de Fols. 1-31 (lo hoja 22 fol iado Fols. 29- 40. lucionar el problema. Los accio-
1553, hasta el presente de 21 ). Un mapa coloreado y dibu- nes emprendidos incluyero n
1637. De Orden, y manda- Fols. 1-42 (lo hoja 39 foliado jado o mono, sobre vitelo, en el desde lo reparación de lo anti-
to del Excel létissim o Señor 40; lo 41 foliado 14, que destocan los lagunas de guo albarrada, construido por
D. Lope Diez de Arménda- texto completo) México. los aztecas (llamado después
riz, Morques de Cadereita, Fols. 1-28 (lo primero hoja sin Varios son los pecu liarida- Albarrada de Son Lázaro), has-
del Conse jo de Guerra de foliar; lo hoja siguien- des que podemos destocar de ta el desagüe de los ríos y lo de-
su Magestad, su ma yordo- te o lo 18 foliado 17, lo obro , entre ellos, lo no común secación de lagunas.
mo, Vi rrey, Gouernador y vuelve o repetirse lo corto del Virrey, de lo que po- El virrey estaba convencido
Capitá General de lo Nue- 18; lo 21 foliado 12, demos inferir lo im portancia de del error que había sido edifi-
ua España , y Pre sidente de texto completo) (Con recopi la r y publicar lo docu- car lo ciudad en ese si tio; pera
lo Real Audiencia que en es- nuevo portado:) mentación contenido en lo mis- o yo en eso época nodo se po-
to Ciudad reside .- Dispues- Im preso, Y Pvblicodo Esto mo, tal es: día hacer paro trasladarlo o
to , y ordenado por el Licen - Relocion en 7. de Ab ril des- otro lugar más benevolente, así
ciado Don Fernando de Ce- te Año se presentó con tra Qvedo con el agradeci - que se dejaba o lo pravidencio
peda Relator della. Y Don ello por porte de Don Anto - miento que es justo 01 cuy- divi no lo que sobreviniere. Pe-
Fernando Alfonso Corrillo nio Vrrutio de Vergara ante dado que Vm. ha puesto en ro dejemos que seo el virrey
Escriuano Mayor del Cauil- el señor Vi rrey vn o petició lo disposicion, y ajustamien- quien nos cuente sobre este
do, Corregido, a justado, y de addiciones, pretendien- to deste memoria, y siempre particular:
concertado con el Licencia- do no ouerle hecho con el mostraré con obras en quan-
do Don luan de Albares Se- ajustamiento que se deuio. to pudiere el que tengo del [. ]Fue gran yerro o mi ver
rrano del Consejo de su Ma- y que se ouion dexado de trabajo que ha tenido en el fundarlo en este sitio porque
gestad Oydor má s antiguo incertor autos, y papeles Don Fernando de Cepeda, ovio otros me jores o dos, y
de lo dicho Real Audiencia. sustanciales, oñadiéndo al- y D. Fernando Carrillo, o o tres leguas de oqui . De-
En México, en lo Imprenta gunos discursos tocantes ó quien de mi porte doro Vm. mos desto edificaron los co-
de Francisco Sol bogo Minis- materias diuersos. Sv Exo. los gracias, y para su tiem- sos mas vojos que los pla-
tro del S. Oficio. Año de Por Ser Esto Covso ton pu - po reseruo lo sotisfoccion. cas, y calles, y os si todo el
1637. blico, y de tato grauedod Convuendró prosigan host() aguo lovediza se entro en
mond óse se ajustase con el que se acabe lo imprenta , los cosos, y no tienen deso-
En lo imprenta en México papel de Don Antonio. Lo con aduertencio de que guaderos[ ... ] no tiene re-
de Medina, obro de principios quol se hizo con lo otencion ocupado el uno vasto asis- paro si lo Ciudad no se mu-
de siglo, se se ñalo lo existencia que el ajustamiento que se ti r el otro, y procurara salgo dase, y esto yo no se puede
de 16 ejemplare s de esto Relo- sigue á dichos oddiciones glosado, y pues es ton lar- hczer, assi porque costario
ción, y se nos informo que con- mostrará 01 que leyere el go se le hago index: poro dinero innumerable, [ .] ni

Bib/¡oteca de MéxICO
47
querrion los Indios entender que fue lo mós serio de cuan- retrato de los costumbres de lo Lo co nfirmaci ón de lo au to-
en obro ton grande, y sin tos emprendió el gobierno virrei- vida colonial y de sus principa- ría de los trabai os de Fronc isca
ellos no se puede hozer vno nol-, acompañados de todos les protagoni stas. Represento Lagarto fu e llevado o cabo por
coso, quonto mas mudar los ierarquíos, civiles y eclesiós- ta mbién un testimonio de lo que Don Manuel Romero de Terre -
vno ton grande Ciudad, os - ticos, seguidos de pedigüeños fue lo administración colonial, o ros, q uien en el Archivo Gene-
si que se ha de esperar o y adulado res; encontra mos tro vés de diversos documentos ral de lo Noción rescató un do-
lo q Dios Nro. Señor fuere también lo noticio de uno orden (a utos, decretos, nombramien- cumento que pone de manifies-
seruido, [ ... ]2 poro encarcelar o Enrico Mor- tos, iuicios, co rto s, cédulas, no- to lo roreza de los eiemplares
tínez por no haber cumpl ido con tificac iones, proyectos; etc.) co n el mapa y escudos de ar-
Cabe destocar también los los estipulaciones conve nidos que nos perm iten conocer el al- mas que se hal lan en el eiem -
peticiones presentados por los -no se revistieron los galerías to g rad o de burocrotización piar rese ñad o. Rep roducimos o
insignes conocedores venidos del Toio y se produieron derru m- que llegó o tener, 01 tra slucir el conti nuación lo porte condu-
de Europa, el cos mógrafo Enri- bes-; sin embargo, cuando el sentid o legoloide y fo rmal ista cente :
co Mortínez y el ingeniero pel ig ro ero mayor se le puso en to n arraig ad o en los fu nciona-
Adrion Boot, cuyos solicitudes En lo Ci udad de México, o
libertad. rios coloni al es.
si ete días del mes de no-
paro real izar los proyectos del Yo el ingeniero Don Francis- Deiemos hasta este punto
vie mbre de mil y seiscientos
desagüe, se ontoion faraónicos. co de Goroy, 01 reseñar esto los aspec tos o destoca r en el
y tre inta y siete ante mí el
obro, dice que lo historio no re- conten ido del libro y señalemos
Se ped ion mil Indios Labo- suscri pto pareci ó Francisco
cordaba un hecho ton porten- algunos de los caro cterístico s fí-
ríos, usando de los bueyes, Lagarto maestro de pintor
toso co mo lo operturo de eso sicos que hocen de lo obro un
vec ino desta ciudad que
mulos, V pertrechos siguien- galería en ton carto ti empo, y eiemplar de colección especial.
tes: cuatrocientos orados. doy fé que co nozco y otor-
en lo época en que se llevó o Lo obro está encuadernado
go haber recibido de Fron-
Dos mil ochocientos bueyes cabo, ningún otro pueblo po- en un volumen, 40. mayor, reen-
paro ellos. Y doscientos ca - cisco Sol bogo impresor ve-
dría haberse vanagloriado de cuade rnado en piel (siglo XVIII ),
rretas, todo operado. Seis cino desta ci udad ci ncuen-
hecho seme ionte (en lo co ns- ca ntos en raia; en lo guardo
mil mulos, eniolmodos las ta pesos de o ro co mún po r
trucc ión del Toio troboiaron posteri or o lo cu bierto presen-
tres mil. Tres mil Indios. lo luminacián (sic) y vitelo de
aproximada mente 60 000 in- to el ex-l ibris de Luis G ardo Pi-
Ocho mil huacales grandes dios). Con esto portentoso obro mentel, algunos hermosos capi-
diez mapas paro los li-
y ch icos. Dos mil azadones. de ingeniería, que había que- tu lares, a pos til las y recla mos. bros del desague que pagó
Mil polos. M il barretos. el susodicho o rozón de cin -
dado abandonado y fue conti - Destocan sobre ma nero en
Acero poro calzar. Mode- nuado en el año de 1635 por co pesos codo uno, con más
lo portad o tres escu dos de ar-
ras de encino poro arados treinta pesos por lo ilumina-
el Marqués de Code reito, ter- mas, ilu minados o mono por el
y carretas. Morrillos poro io- mi no lo recopilación de docu- ción de tres arma s más, los
destocad o artista Francisco La-
coles, y ronchos, con el ali- mentos real izado por Cepeda unos de Su Magestad y los
garto, h¡¡o del célebre miniatu-
mento necesario poro el ga- y Carrillo. o tro s de Su Excel encia y de
ris ta poblano Luis Lagarto . Los
nado. Paro semeionte obro Al finalizar el volumen en- lo ci udad o ro zó n de tres
escudos pertenecen, el del cen -
pesos codo uno [ ... ]
el Virrey ocuoio o! conseio contramos -con nuevo porta- tro, 01 rey Fel ipe IV; el del ex-
del Arzob ispo, de los Reli- do- un coniunto de adiciones tremo inferior izquierdo, 01 virrey l. Co rto del vi rrey D. Lope Diez
giones, de lo Audiencia, del recopilados por Don Antonio Don Lope Diez de Armendariz , de Armendóriz, Marqués de Ca de-
Cobildo[ .. ]3 Urrutio de Vergoro, quien soli- Marqués de Codereito; y el del reita.
citó 01 virrey se incluyeron en el extremo inferi or derecho, o lo 2. Zepeda, Fernando de. Rela-
Interesantes resultan tam- libro los documentos de abril o ciudad de México. ción universal legítimo y verdadero
bién los documen tos que descri- iulio de 1637, en los que se pro- Del mismo artista se in serto , del sitio en que estó fundado lo muy
ben los vis itas oficiales de los veía lo resolución de un desa- 01 fi nal de lo obro, un mapa del noble, insigne y muy leal ciudad de
sóbodos o los obras públicos güe generala Toio abierto. Valle de México y sus al rede- México. Dispuesto y ordenado por
del desagüe que se realizaron Fernando Alfonso Carrillo, corregi-
Es de importancia señalar dores, de realizac ión ingenuo
do, ajusta do y concertado (por)
en diferentes períodos, los vio- que, más allá de su valor como sobre vitelo, dibuiado y pinta- Juan de Álvarez Serrano. México:
ies de los virreyes o Huehueto- obro informativo sobre el temo, do o mo no, en el que sobreso- Francisco Solvogo, 1637, p. 5 fols.
ca -lo obro conocido hoy co- esto Relación, sin proponérse- len los lagunas y ríos, templos 1-31.
mo El Toio de Nochistongo. y lo, refleio entre líneas un fresco y poblados. 3. Op. cit., p. vario.

B/bl lO tccc/ dc ¡\l cx /co


ConMjoNaclonlll
po....
. . Cultura V' l•• Arte.

Potrebbero piacerti anche