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EDUARDO (NIC-01

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/t,?A REFORMA
DE LA FILOSOFIA

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
EL RÉGIMEN DE LA VERDAD 219

VII. EL RÉGIMEN DE LA VERDAD la requiere, la proposición de verdad no es existencialmente


universal. Y cualquiera que fuese el motivo para abrirse a
la verdad ¿podría algún otro motivo determinar que el hom-
bre descuide la verdad, se oponga a ella y pro-ponga un
§22. Que nadie es ajeno a la verdad. sustituto?
El régimen de la ciencia y el régimen La exposición y la proposición, como funciones lógicas y
de la vida. Teoría de la base. epistemológicas, son inherentes al régimen de la filosofía y la
La instauración filosófica del régimen ciencia en general. Otra cosa es el régimen de la vida. Sin
de la verdad. Su crisis actual. Que la reflexionar en ello, presentimos confusamente que la verdad tiene
verdad no tiene alternativas. Te oría que ser de algún modo base de la coexistencia. El lenguaje
del régimen. La verdad como
abunda en términos que indican las presuntas alternativas, de
principio de correspondencia.
antemano devaluadas, entre las que resalta la opinión, por la
La común apelación al ser y la
disposición del hombre frente fuerza con que suele mantenerse. Más adelante examinaremos
al hombre. esas presunciones. De momento, aceptemos la enseñanza de la
historia: fue la filosofía la que instauró en la vida el régimen
de la verdad. La verdad quedó implantada en la base cuando
NADIE ES AJENO A LA VÉRDAD. El conocimiento verbal del ser la filosofía reveló que la vocación de verdad es vocación hu-
común es condición primaria de la ce-existencia. Nadie llama mana, y no sólo vocación de los profesos en la ciencia.
verdad, aunque lo sea en grado primario, a la palabra que deno- Hemos de preguntar de qué verdad se trata, pues han apa-
mina la cosa para que sea identificada. Pensamos que la ver- recido ya en esta oteada preliminar tres formas diferentes de
dad requiere una pesquisa y es un hallazgo que no se depara verdades. Tenemos la verdad más primitiva y segura, la que
siempre ni a cualquiera. Pero todos vivimos en una verdad que no presupone nada y no requiere vocación: la que damos por
no resuelve ninguna duda previa: la verdad de la presencia descontada porque expresa la presencia del ser y la identifi-
del ser, y la del ser de cada ente. Sin verdad no hay lenguaje. cación del ente. Tenemos la verdad insegura de la opinión, en
La verdad de la filosofía es diferente. Su lenguaje ex-pone la cual se ;fpresa una posición personal ante la realidad reco-
el ,ser: pro-pone verdades hablando del ser tal como es en si nocida en ~omún. La opinión variable presupone la verdad
mismo. Esta pro-posición es __universal en dos sentidos. Primero: invariable. Y en fin tenemos la verdad científica, la cual ex-
lo que se dice del sec abárca a todo ente; lo que se dice del presa una posición ante la realidad de la cual quedaron elimi-
ser de un ente se -dice de todo ente de la misma familia. Y nados los condicionantes personales. ¿Cuál de estas tres verdades
segundo: la verdad tampoco es restrictiva de cara a los hom- puede ser básica? Desde luego es básica la primera. Pero el
bres. Por su naturaleza misma, la proposición de la verdad es reconocimiento del ser, como no es regulador de la existencia,
un acto de apertura que deja al ser en posición asequible, o sino condición primaria, no constituye un régimen. La opinión,
sea ex-puesto ante cualquiera que, a su vez, esté <lis-puesto a aunque sea compartida, por definición no es común. Queda la
participar en él verdaderamente. Lo que hemos de considerar ciencia. No obstante, la espontánea propensión a responder que
ahora es el fenómeno de esa pre-disposición del hombre. ¿Es es básica la verdad científica tiene que ser frenada, porque
natural y espontánea, o requiere una motivación especial? Si nos consta que la ciencia también es variable, o sea histórica.
218 La verdad científica no puede prestar a un régimen la per-
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manencia que éste requiere para ser básico, y que a ella misma también una deformación de la filosofía, pero este cambio de
le falta. A pesar de lo cual, fue la ciencia la que constituyó verdades sobre la finalidad del acto filosófico, se produce en el
el régimen de la verdad en la vida humana. Las dificultades contexto de una crisis que no deriva de ningún propósito, de
aumentan, pero marcan un camino cuando se precisan. ninguna decisión libre del hombre, como la griega.
Comprobamos que la existencia del hombre no es un simple Hemos de pensar que Platón no se ocupó temáticamente
discurso de actos y sucesos. Hay en ella dos niveles : las ·accio- del régimen de la verdad, como tenemos que hacer ahora, por-
nes, las pasiones, y toda suerte de experiencias, se distinguen que esto no era necesario. El hombre proponía entonces para su
de la base. Esta base la establece el hombre para sí mismo y existencia filosófica una base que se alejaba de la pureza. La re-
para la comunidad mundana, y puede ser compleja. La base lación de la filosofía con la vida era explícita. Pero quedaba
religiosa, la base pragmática, incluyendo la política, la base es- implícito que esa pro-posición de otra verdad para la filosofía
tética, no son incompatibles entre sí. El carácter de la comu- y para la vida se adoptaba porque se juzgaba más conveniente,
nidad depende de la predominancia de una u otra. Lo cual o sea más verdadera. El régimen de la verdad demostraba su
revela que ninguna de estas bases es efectivamente básica, por- arraigo en el mismo cambio crítico: en la imposibilidad de
que no es invariable, ni cubre la totalidad de la existencia, ni establecer un régimen más allá de la verdad. A su vez, la
se impone sin necesidad de un consenso. Por tanto, debemos reforma tampoco tuvo que declarar esta imposibilidad: bastó
buscar en los actos humanos una sustentación más profunda. que reivindicara la verdad desinteresada de la filosofía para que
El régimen de la verdad resalta, como innovación histórica, sobresaliera su función vital universal. Evitando la interfe-
porque vino a establecer otra base, y con esto descollaba el rencia de la verdad pragmática, se precisó que sus funciones
hecho, antes inadvertido, de que no hay existencia que no corresponden a un dominio legítimo, pero diferente.
disponga de alguna base. Sólo faltará precisar que esa otra Puede creerse que en nuestros días se despliega un proyecto
base, que es la verdad, se convirtió en la base: el sustento deliberado de dar a la existencia una base pragmática, en la
necesario de todas las demás. La verdad terminó con la disper- cual quedan supeditadas la ciencia pura, la religión y el arte.
sión de las bases. La supeditación es innegable. Lo dudoso es que responda a una
La cuestión de un régimen básico aparece en el horizonte deliberación : que una decisión voluntaria de algunos pueda
de la crisis. Empezaba a consolidarse en Grecia el nuevo ré- ser globalmente efectiva. Veremos que es la praxis misma la
gimen de la verdad cuando sobrevino la primera crisis de la que se está supeditando a un régimen ajeno al designio hu-
filosofía. Ésta no se comprende · como crisis de un sistema de mano.
verdades ' sino como el. intento de establecer la filosofía sobre El régimen de la verdad no afectó la vigencia de ninguna
una base distinta de ·1a verdad. La primera reforma tuvo que
base vocacional. Si nos encontrásemos ahora ante un nuevo
ser por tanto una operación básica, y no sólo una afirmación programa de vida, en el cual quedaría la verdad eliminada, el
más sistemática del fundamento vocacional: la crisis de la base suceso sería realmente de mayor cuantía en el orden de las
filosófica entrañaba una crisis de la base vital. creaciones históricas: la sustitución de una base por otra, y la
La situación presente reproduce en parte el esquema de aque- inauguración de un nuevo régimen. Pero el hombre es incapaz
lla situación griega. Las diferencia~ también son básicas, porque de encontrar un sustituto de la verdad. Que no se trata de un
el propósito de fundar la filosofía sobre una base distinta de la proyecto, sino de algo impuesto, lo confirma el hecho de que
verdad se fundaba realmente en una verdad distinta. La crisis no sólo está en crisis la verdad pura, sino también la verdad
actual, y la reforma que ella requiere, tienen mayor alcance. Hay pragmática. Un régimen sin verdad no es propiamente un
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régimen. Y a no se trata de una opción entre posibles, sino de que alude a una forma de gobierno, y contiene la misma
un proceso que no sabemos cómo va a terminar, pero que raíz que regla o regulación. Es, pues, un ord~n que se introduce
desde ahora se presenta con carácter necesario, y ante el cual en algo que no lo posee intrínsecamente, como es la co-exis-
resulta inoperante cualquier iniciativa de ordenación básica. Lo tencia. La naturaleza no es base, sino condición material nece-
que ha entrado en crisis es la base misma; o sea, el carácter saria de una regulación libre.
de algo basado que la existencia ha tenido, ya desde antes de En general, la vigencia de un régimen mantiene la actualidad
la filosofía. concreta y expresa del principio de donde emana, sea un régi-
La reforma tiene que ser entonces más penetrante, y en la men político o moral, jurídico o económico, lógico, dietético
misma medida tiene que ser consciente de su eventual inefica- o religioso. La comunidad global, y cada uno de sus sectores,
cia. La filosofía no puede luchar contra lo que es forzoso. Ahora requieren un sistema de organización o literal regimentación
ya no basta mostrar que la verdad es constituyente del régimen de la convivencia. Estos regímenes son variables. Lo invariable
existencial: exponer de qué manera la verdad es básica, y en cada uno de ellos es la presencia efectiva de algún principio.
que por esta razón aparece en cualquier régimen posible. Hay que Podría llamarse básica a esa ineludible presión de la existencia,
entender que la verdad no tiene alternativas. La presuponen, o que impide actuar atendiendo nada más a los fines inmedia-
la contienen, todas las formas imaginables de regulación exis- tos, sin alguna directiva integradora que les preste sentido
tencial. Pero lo decisivo es lo más claro, a saber, que tampoco global. Esta exigencia de sentido, más que una base, es condi-
la necesidad es una alternativa. Lo que ella presupone es el ción de las bases, promotora de la adopción de principios regu-
cese de la libertad, sin la cual no hay auténtico régimen. Una ladores. Pero los principios especiales son expresos, además de
vez establecido el régimen de la verdad, ya no puede entrar variables. Tal vez el auténtico principio básico es invariable-
jamás en crisis por una libre determinación de los hombres. La mente efectivo porque permanece implícito. Ninguna comuni-
presunción de sustituir la verdad con una alternativa práctica, dad ha proclamado que su existencia se basa en la verdad. Esto
con el régimen de un bien utilitario, está ocultando lo que en contribuye a la dificultad de comprender su régimen. ¿Cómo
realidad es una supresión de las alternativas: la caducidad de podría tener carácter universal y permanente el régimen de la
las intenciones y de las capacidades humanas de auto-regulación verdad, que es, como otro cualquiera, resultado de una libre
ante esa fuerza insoslayable que llamamos razón de fuerza promoción humana? ¿Cómo podría establecerse y perdurar, sin
mayor. una declaración expresamente consentida?
Delimitando el horizonte, hemós tenido que adelantar, como Parece que. la universalidad de la base y la libertad del ré-
algo consabido, lo que el,eX:amen no ha justificado todavía. En gimen están en conflicto. La base debiera ser un componente
esta fase preliminar, Iá idea misma de un régimen de la verdad de la existencia inmune al cambio histórico; pero el régimen
permanece confusa. Decimos que este régimen es insustituible en mismo es histórico, en tanto que fue inaugurado en un momento
libertad. ¿Qué se entiende por régimen? ¿Qué es lo básico en la determinable, y que la verdad es obra humana. Otra vez reapa-
existencia? Todo el mundo admitiría sin reservas que lo básico rece la cuestión: ¿de qué verdad se trata? La verdad que es
es universal y permanente. En este sentido, la naturaleza sería base no puede ser ninguna verdad particular, ninguna de esa.~
la base: lo inalterable y común, cualquiera que fuese la forma pro-posiciones · que brinda el pensamiento en sus variados ca-
histórica de existencia. Sin embargo, sólo por una metáfora, minos de aproximación al ser. Se trata de un principio vital, de
admisible aunque falta de rigor, puede decirse que la naturaleza una base o fundamento permanente, universal e insustituible, y
constituya un régimen. Régimen viene de rey : es una palabra que sin embargo ha sido establecido por la filosofía. Pues bien:
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lo que revela la filosofía es que Hay Verdad, lo mismo que descubierta, la libre posibilidad de atenerse al ser en cada caso
Hay Ser. toma la forma de una necesidad ineludible, aunque implícita.
Éstas son evidencias de hecho, que están correlacionadas. La Los hombres tienen que basarse en la verdad para coexistir: la
evidencia del ser es primitiva, y en ella no participa el hombre verdad es la base.
activamente. El ser es dado; la verdad es adquirida. Un día Al remediar la ignorancia de la verdad, la filosofía y el ré-
advierte el hombre que el ser reclama su verdad, ·por así gimen que ella instituye no se comprometen en ninguna verdad
decirlo: que debe responder a esta reclamación diciendo lo que determinada. La filosofía sólo ·asegura que hay verdad. Esto
es. Ante cualquier entidad, lo mismo que en cualquier situación garantiza la permanencia del régimen. La garantía se desvane-
vital, la verdad es indispensable para hablar y entenderse, para cería si el régimen pretendiera fundarse en una verdad. El ré-
conducir la acción, para justificarla y para juzgar la ajena. La gimen regula la historia : no la paraliza. Por esto, cada vez
responsabilidad ante lo real es base de la responsabilidad ante que en la hfatoria los hombres deciden cambiar de vida, lo que
el prójimo: la verdad es principio de correspondencia. ofrecen no es una base nueva sin verdad, sino una verdad
Hay ser: luego hay verdad. Cada ente es lo que es, cada nueva. El régimen de la verdad no impide las revoluciones; más
suceso es como es: luego hay verdad del ente y del suceso. Pero bien es condición de todas ellas, incluso de una revolución que
este principio de la verdad no constituye un régimen existencial vaya contra la filosofía, contra la pureza vocacional que es la
básico desde el principio. La instauración de este régimen la base de su régimen interior.
efectúa la filosofía: antes de ella, no existía rigurosamente la ver- Cualquier régimen particular se elige por el bien que se
dad, como intención de verdad: como forma de relación con espera de su aplicación. Desde que hay filosofía, la verdad y
el ser. Operaba la veracidad, cuyo contrario es la mendacidad, el fin se conjuntan en la regulación de la vida. Ya no basta que
y ambas son formas contingentes de relación interhumana. En un fin sea deseable: el deseo ha de sustentarse en una verdad.
la ignorancia de la verdad como base, los hombres se basaban Otros fines se desechan por erróneos, aunque también fueran
en otros principios: la obligación, la creencia, la voluntad, el deseables. La verdad queda insertada en la noción de lo me-
interés. La verdad se presentó como una relación coordinada jor. Pero el régimen de la verdad no se adopta con vistas a
con el ser y con el otro. La verdad invoca el ser como argumento un fin determinado : se impone por sí solo. Es el bien preferido
que está por encima de todos los argumentos: es una pro-po- el que debe supeditarse a la verdad. No caben las evasivas:
sición que supera todas las posiciones. La apelación al ser cualquiera que reflexione sobre el asunto, reconocerá que es
común es universal en tanto. que principio de reciprocidad co- imposible instituir cualquier plan de vida común que no se
munitaria. ajuste a la exigencia de verdad. Puede creerse que la política
La inexistencia de la verdad como base, en las etapas his· es básica, o la religión, o la economía. Es inherente a tal creen-
tóricas anteriores a la filosofía, no era, pues, sino aquella igno• cia la pretensión de verdad. El proyecto se formula porque pa-
rancia de un recurso seguro del que todos podían disponer. rece verdaderamente más bueno que otros posibles. La verdad
La filosofía remedia esa ignorancia, cuando ella misma inicia la está en la base, sin excepción, cualesquiera que sean los regí-
relación con el ser por la cual éste se considera en sí mismo : sólo menes que el hombre implante en la historia.
en sí mismo. Ofrece entonces a los hombres la posibilidad de El requerimiento de la verdad es insoslayable: su necesidad
apelar al ser para saber en cada caso "de qué se trata". Claro es intrínseca. Si hay verdad, es menester atenerse a ella. Es
está que esta eliminación de pretextos y motivos personales re- ella misma, pues, la que impone un requerimiento que, sin
quiere también una conformidad voluntaria. Pero, una vez remisión, recibe taxativamente de los demás cada uno de los
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hombres. Lo requerido es basarse en la verdad, y esto significa, verdades científicas. Pero adoptar una de esas verdades como
en definitiva, basarse en el ser: decir las cosas corno son. Las base es destruir la base. Hay verdades discrepantes; no hay
disputas sobre lo que sea verdadero vienen después, y sólo son discrepancia en la necesidad de la verdad.
posibles dentro del régimen común. La verdad no constituiría Por esto, el mérito histórico más excelso de la ciencia se debe
un régimen básico si fuese tan sólo un principio de regulación a su misma limitación constitutiva. Pues, a pesar del natural
individual, si no produjese automáticamente ese tejido de reque- empeño de los filósofos en proclamar una verdad definitiva, la
rimientos mutuos. La coexistencia es una interdependencia en misión mundana de la filosofía, que resalta en su historia, no
la verdad. Ya era sabido que una resolución que se torne pen- consistía realmente en imponer a los hombres una regulación
sando en la existencia propia afecta las existencias ajenas. Desde de su existencia de acuerdo con la verdad científica. ¿La ver-
que la verdad fue revelada, es imposible establecer esta corre- dad de qué ciencia? ¿La ciencia en qué fase de su desarr~llo? El
lación ateniéndose nada más al otro: el uno y el otro han efecto humano y mundano perdurable de la ciencia proviene
de atenerse conjuntamente al ser. El nexo de la relación del descubrimiento de que Hay Verdad.
interhumana es la verdad. Esta procedencia es lo que no debe olvidarse. La condición
Pero el régimen es básico precisamente porque su regulación que hace posible el régimen existencial de la verdad es ella
no es directiva. No entraña ningún compromiso de orden prác- misma existencial. Decimos que la verdad aparece en el mundo
tico: no indica lo que debe hacerse, ni cómo deba hacerse. Es- por gracia de una cierta disposición ante el ser: el hombre de
tablece una solidaridad, pero la correspondencia no impone a ciencia está vocacionalmente dispuesto a atenerse al ser, y
la praxis ninguna dirección concreta. El compromiso de ate· nada más. Cada individuo puede adoptar o desdeñar esta dispo-
nerse a la verdad no es siquiera un corn-prorniso: una promesa sición, en tanto que conducente a la verdad científica. Pero, de
recíproca. Es el hecho de que hay verdad lo que se impone, justo hecho, la disposición a la verdad se transfiere de la ciencia a
porque no es más que un hecho: no viene de un consenso, no la vida: la posibilidad de la verdad trae consigo una nueva
es materia de apreciación, ni está sujeto a modificaciones. En disposición del hombre frente al hombre. El tú cambia la forma
cambio, las directivas son siempre determinadas y falibles; su de su presencia: de repente se muestra corno el ser de la verdad,
fuerza depende del apoyo que reciban. Es propio de un régimen conectado con el yo por el hecho de que ambos son sujetos de
directivo la pluralidad de direcciones. Cada uno propicia la verdad. La verdad es base del régimen desde que el ser en sí
disidencia, lo mismo en derecho y política, que en religión o mismo se convierte en término de apelación común irrevocable
economía, e incluso en ciencia: e inalterable. En suma: el régimen de la verdad no es más que
Se aclara así, definitivamente, por qué el régimen de la ver- la comunidad de esa forzosa apelación.
dad no podría basarse en ninguna verdad concreta. Este régi· Resulta evidente entonces que ninguna de las otras apela-
men promueve la diversidad de las verdades, y no se quebranta ciones o invocaciones es estrictamente básica, aunque sea com-
con la pugna de unas contra otras. La ciencia misma, o sea partida y constitutiva de un régimen particular. Y desde luego
a
la filosofía, tampoco escapa la pluralidad y la evolución. Ella carecen de base aquellas apelaciones que ni siquiera constituyen
instauró el régimen común de la verdad; pero éste no es un un sistema. La filosofía tuvo la virtud de eliminar el interés, la
régimen científico. Tenía que ser la ciencia la que revelase a ambición, la conveniencia, el prejuicio o el punto de vista per-
todos que es posible una relación de verdad con lo real. Nin- sonal. No se eliminan de hecho, sino corno reguladores. Esta
guna otra vocación podía hacerlo, y la filosofía sólo podía depuración beneficia a los demás principios. Porque el ser es.
hacerlo presentando ese fruto de su quehacer, que eran unas como es, el mismo para todos, por esto la verdad es la base. Es la
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universalidad lo que da su carácter efectivamente básico a la co- sición adecuada; en el inicio, era una auténtica revelación del
munidad de la verdad. ser, y la revelación de una capacidad humana desconocida.
Nuestra misma familiaridad con la verdad nos permite olvidar
su régimen básico y su origen histórico. Exige, pues, un cierto
esfuerzo convenir en que antes de la filosofía no existía la ver-
§23. Verdad y veracidad. Que la verdad dad. Ya quedó señalada su distinción respecto de la veracidad.
no tiene contrario. El don de la Más que una forma de relación con el ser, la veracidad es la
palabra verdadera. Que la filosofía correlación de un hombre con otros hombres. Lo mismo ella
crea la irracionalidad. La ética
que su contraria, la mendacidad, son subjetivas. Su alterna~iva
de la verdad. La relaci6n con el ser
y la relaci6n interhumana. Todos se plantea al interlocutor como una cuestión de fe. Con la fi-
los hombres son iguales ante la losofía se descubre que la buena fe de la palabra veraz no es
verdad: Verdad y comunidad. suficiente. En cuanto involucra el ser, esa palabra veraz puede
ser falsa. El juicio de las intenciones no resuelve la duda: en
La instauración histórica del régimen de la verdad es obra de la veracidad sólo se salva el sujeto veraz, no su palabra. La
razón. La verdad es pensada y declarada. El hombre que en salvación de la palabra depende de una relación con el ser, o
Grecia empieza a hablar con palabras de razón es un hombre sea, de una correlación de los interlocutores respecto del ser.
nuevo: es hombre de ciencia. Pero también empieza a renovarse Lo sorprendente del hallazgo filosófico era que el régimen
el hombre que escucha esas palabras, y que no puede perma- de la verdad excluía tanto la veracidad como la mendacidad.
necer indiferente ante una forma nueva de hablar: ante una En ciencia, la primera se da por descontada, pero no basta; la
palabra que interroga por el ser y da razón del ser. La curiosi- segunda es imposible, por decisión vocacional. Como un hom-
dad por lo inusitado es el primer paso de la renovación en el bre cualquiera, el científico puede ser engañoso. Pero la rela-
profano. ción pura con el ser siempre es verdadera, aunque resulte
Todo lo que existe tiene su razón de ser. Una razón que es errónea. La intención es acercarse al ser. El error es una
suya, y de la que el hombre se apropia dando razón: dar razón aproximación fallida, y tiene la misma intención que la verdad:
es poseer y ofrecer lo real con la palabra. Esta dádiva verbal es verdad, en este sentido intencional, y pertenece al mismo
impulsa al hombre a recapacitar, a buscar también una razón régimen. Este dispositivo se transfiere a la vida ordinaria. Es
para sí mismo. Tiene que poséerse para darse. Así busca su ahí donde resalta más la radical diferencia entre verdad y vera-
ser en la verdad : su /ser" de verdad. Cuando se conoce a sí cidad: la verdad no tiene contrario.
mismo, "se da a cónocer" con la palabra. Buscar es hacer; Platón decía en el Sofista que si todo es verdad nada es ver-
hacer es cambiar. La verdad se irá estableciendo en régimen dad. La posibilidad de que nada sea verdad es puramente
de unos hombres renovados. imaginaria. También es imposible que todo sea verdad, porqtle-
La verdad, como razón que se da verbalmente, era atractiva el error sí es posible. Es necesario salvar el error, para que se
porque era insólita. Los testimonios fidedignos de la curiosidad, entienda en qué consiste el acto de dar razón. Pues no hay
la extrañeza y la atracción, confirman que nunca había estable- garantía ninguna de que el resultado de ese acto sea una verdad
cido el hombre con las cosas ésa que llamamos relación de integral y definitiva, de la cuatdependiera la vigencia del ré-
verdad. Por ella, las cosas parecían nuevas. La verdad, para gimen. El error que contra-dice una verdad no es contrario a
los hombres que vinimos después, no es más que una propo- la verdad. Entonces, decir que la verdad es imposible, o que
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todo es verdad, viene a significar lo mismo : esto sería la para- losofía es esa expansión de la racionalidad, la cual permitirá
lización del pensar que busca el ser, y del habla que se apoya reconocer que todo hombre, y no sólo el hombre de ciencia, es '
en el ser. La teoría del error en aquel diálogo rebate la sofística estrictamente ser-de-razón. Desde su origen, la filosofía señala
con la aparente paradoja de la necesidad del error, y así con- y mantiene con rigor estricto la distinción entre el logos vulgar y
solida definitivamente el régimen de la verdad, como base el logos de la ciencia. La diferencia se establece en nivel epis-
común, y no sólo como régimen interno de la ciencia. temológico y formal. Es importante advertir que, en el nivel
La veracidad y la mendacidad son usos del logos. Al hombre existencial, esa diferencia se desvanece, y que es la propia
ya le correspondía la definición que más tarde propuso para él ciencia la que produce este resultado. También el logos vulgar,
la filosofía: "animal dotado de logos". Después de la filosofía, cuando habla de las cosas, está requerido a dar razón, y puede
el logos se define de manera diferente, y esto denota un cambio hacerlo. En esto consiste la vigencia universal del régimen de
en el ser que lo posee..El animal racional es ahora el ser-de-la-ver- la verdad.
dad. Además del dé,n de hablar, el hombre posee y ejercita un Y no solamente el logos vulgar, el que todos usamos cotidia-
logos que es él mismo un don, una dádiva. Logon didonai namente. También otras formas del logos más restringidas obe-
significa dar razón. El logos de la filosofía es una razón que decen al requerimiento de verdad. Incluso la palabra religiosa,
se da. aunque propiamente no esté obligada a dar razón, se da como
Era inevitable que, con la verdad de razón, naciese la sinra- mensaje verdadero. Tan sólo el logos poético, la palabra litera-
zón. También éste era un comportamiento del logos descono- ria, está exento de una responsabilidad ante el ser. Genética-
cido. Antes de la filosofía, la irracionalidad no existe: la nega- mente, se distingue del logos filosófico y del vulgar por su
ción presupone la afirmación. El cambio que produce en los soberana libertad, por una ausencia total de compromisos.
hombres la filosofía se advierte en el hecho de que la irracio- Su realidad es la que él mismo produce.
nalidad se acepta como posible, y a la vez se rechaza como Esta ficción consentida de la licencia poética le permite
indebida y nociva. La sinrazón confirma el orden que ella existir dentro de un régimen propio. Su génesis la pone también
infringe, y se distingue del error, el cual también confirma el a salvo de la mala fe, como a la palabra científica. Pero una
régimen de la verdad, porque se inscribe en él. La irracionalidad vez establecido el régimen de la verdad, tanto en la ciencia
queda aparte, aunque sólo es vitalmente posible por aquello como fuera de ella, la mala fe ya no se discierne tan sólo exa-
mismo de que se separa. minando el comportamiento personal. El discernimiento es pri-
La denuncia espontánea del desorden, la sensación de un mariamente lógico: surge de un examen de la relación entre
escándalo verbal, son signos del comportamiento en el hombre el logos y la realidad. La preeminencia de la verdad es ya
nuevo: la propia siñrazón es indicativa de que el régimen de decisiva, cuando la mala fe y la sinrazón pueden ser juzgadas
la verdad va penetrando en la vida. De hecho, este régimen como faltas morales porque son faltas lógicas.
es infrangible : la irracionalidad, más que un dislate, es una El requerimiento de la verdad empieza así a cubrir el ámbito
pretensión, un intento fallido de lograr que la coexistencia sea de las relaciones humanas. Persiste la ética de la veracidad y
viable fuera del régimen común. Desde el orden de lo razonable, del buen sentido. Pero la filosofía instituye la ética de la verdad
que es el de la veracidad y la buena fe, el hombre accede al como un nuevo orden común. En el régimen de la verdad se
orden de lo racional, que es el de la verdad. En el orden pro- establece un criterio objetivo de discernimiento ético. El criterio
piamente lógico del logos, la buena fe no cuenta. es vital y epistemológico a la vez. La mala fe del engaño es un
Lo más notable de la mutación humana que produce la fi- atentado al interés ajeno porque es un atentado a la verdad. En
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sus relaciones con el prójimo, ningún hombre puede ya evadir la nidad no depende del hecho contingente de que los hombres
necesidad de dar razón. convengan en que una proposición es verdadera. Es el acto de
Con esta necesidad estamos familiarizados, porque la expresa referirse al ser, y nada más que al ser, lo que establece la vincu-
la voz ajena como reclamación, pero hemos de advertir lo que lación. Porque este "nada más" es justamente la supremacía
está implicado en la actitud del prójimo, y en la nuestra. ·Ya del logos de verdad, lo que le asigna su posición última. La
no exigimos solamente que el prójimo no mienta, ni basta posibilidad de dar razón es el último recurso de la palabra y
reconocer que estamos sometidos a la exigencia recíproca. Esta del hombre, al cual, una vez percibido, todo el mundo apela
reciprocidad no ha cambiado desde antes de la filosofía. Pero insensiblemente. Decir la verdad significa: tener la intención
si, además, podemos reclamar en cada caso que se nos dé de hablar del ser "de veras". .
razón, es porque el ser mismo se muestra exigente para el hombre La necesidad de dar razón es, naturalmente, correlativa. Con-
de razón. Cabe decir que la reclamación es inherente al logos, vierte la arbitrariedad en excepción, y la proscribe porque es
como razón de verdad, en cuanto pronuncia una palabra sobre corrosiva del vínculo. El régimen de la verdad nos sitúa por
el ser. encima de nosotros mismos, como en un mirador desde el cual
La expresión logon didonai también significaba rendir cuen- apreciamos esa parte tan cuantiosa de nuestra existencia, y de
tas, antes y después de la filosofía. Pero la necesidad de dar la ajena, formada por todo aquello que de momento parece
razón no es pragmática : no atañe al comportamiento de un sustraerse a la verdad, como son nuestras pasiones. Luego se
hombre con otro hombre, sino al comportamiento de ambos comprobará que también ellas tienen su propia lógica. Pero
con el ser. Casi sin advertirlo, los hombres empiezan a rela- es en esa cúspide de la mismidad donde el individuo se inte-
cionarse unos con otros adoptando el modelo de la relación gra más sólidamente en la comunidad. A partir de un cierto
científica con el ser. La verdad es razón del ser. Su posibilidad momento de la historia, todo individuo se siente obligado a dar
es la razón de ser de la filosofía. Ésta es una razón vital, porque razón. Obligado por los demás sólo porque la obligación es
la posibilidad de verdad es una posibilidad humana. forzosamente compartida, pues proviene del ser mismo y de
Podemos y debemos preguntar cómo sucedió que la palabra la razón misma, y se mantiene aunque el otro decida no recla-
científica, cuyo hermetismo era patente desde el inicio, trans- mar. Eso que el hombre siente es lo que puede expresar con
formase la existencia del profano, y fundase para él un nuevo la fórmula que hemos adoptado: diciendo que "es el ser el
régimen. La verdad científica en sentido estricto no es capaz que reclama la verdad". La reclamación es la llamada o voca-
de crear un régimen de base: Pero ese empleo del logos que ción que escucha el hombre nuevo. Decir la verdad es hablar
consiste en "decir la verdad" queda al alcance de todos, en de la presencia común. Es inevitable que, para vivir en común,
cualquier situación, aunque la palabra no contenga una verdad el hombre se atenga a lo que el ser es "en verdad". Esta aten-
de ciencia, sino de experiencia. Si es posible decir la· verdad, ción es lo nuclear del régimen.
decirla es necesario. La verdad es innegable. Rehusarse a dar La nueva comunidad, bajo el nuevo régimen, es igualitaria,
razón es intentar una negación imposible de la verdad : es un y por esto es vinculatoria desde la base: todos los hombres son
intento denunciable y vano de infringir un régimen común cuya iguales ante la verdad. Esta nota culminante del régimen dará
vigencia es permanente porque no es voluntaria. una fuerza decisiva a la distinción existencial entre la verdad
Queda claro de este modo que la verdad no agota su potencia y todo aquello que pueda haber sido considerado por los hom-
como relación con el ser. La verdád es comunitaria. La misma bres como base comunitaria.
palabra régimen implica la noción de comunidad. Esta comu- Es manifiesto, por tanto, que la comunidad quedaría afee-
234 LA REFORMA DE LA FILOSOFÍA EL RÉGIMEN DE LA VERDAD 235

tada en su base si llegara a entrar en crisis el régimen de la eventualmente. Esto significa que la igualdad de todos ante la
verdad. La cuestión es: si puede siquiera existir una auténtica verdad es dato primario: es lo que resalta en el hecho de que
comunidad humana sobre una base que fuera contraria a la "Hay Verdad". Cuando la igualdad es una aspiración, ella
verdad, o indiferente. Pues la verdad es obra de razón, y todo puede presentarse como justificante del régimen que la desea.
régimen posible tiene que ser racional. ¿Cómo podría consti- Pero los hechos no requieren justificación, y la contingencia
tuirse en principio del régimen común una razón ajena a la inherente a todas las aspiraciones, que es mayor cuanto más
razón de verdad? nobles son ellas, impide la radicalidad de los correspondientes
regímenes.
La ley, por ejemplo, es una creación del hombre que procura
implantar orden racional en la comunidad. Este orden público
§24. Propiedades básicas del régimen de es históricamente anterior al régimen de la verdad. Pero no
la verdad. Se insiste en el tema de la todas las comunidades se han organizado sobre un principio
verdad como relación dialógica. jurídico; no todas las leyes aspiran a la igualdad, cuando re-
La normalzdad sin normas. Doctos
gulan las vidas; no todas son justas, y en cambio todas son
y profanos. Universalización de la
docta ignoranci~. Que las presuntas transitorias, corregibles, cancelables y sustituibles por otras, como
alternativas de la verdad la las del régimen moral, o las de cualquier otro régimen hu-
presuponen. Distinción existencial mano. La verdad es básica porque su régimen es fáctico, univer-
entre opinión y verdad. El vacío sal, igualitario y permanente.
de verdad: tener razón y dar razón. Cada régimen que establece el hombre declara su principio.
La ideología. El acto de fe como acto El régimen de la verdad no se basa en ninguna verdad decla-
de verdad. Inestabilidad del régimen rada. Esto crea una perplejidad. Si no sabemos cuák::cs la
moral. verdad principal ¿cómo puede el hecho simple de que hay ver-
dad instituir y mantener la vigencia de un régimen de vida? El
La fórmula "Todos los hombres son iguales ante la verdad" hecho sólo indica que la verdad es posible. Pero, si es posible,
evoca aquella otra, que es principio de una sociedad de dere- es necesaria. La posibilidad es suficiente, pues tiene en sí misma
cho, y que dice: "Todos los hombres son iguales ante la ley". una fuerza imperativa superior a la de cualquier principio ex-
Conviene cotejar estas fórmqlas análogas para que resalte la preso.
diferencia entre las dos/igualdades: la segunda es un desi- La verdad puede ser, en efecto, base de un régimen porque
deratum, la primerá es un factum. Su facticidad es distin- no es, como suele creerse, una pura relación del pensamiento
tiva, e invalida de antemano cualquier alternativa de la verdad con el ser, ni siquiera una relación del hombre entero con el
que aspire a constituirse como un régimen auténticamente bá- ser. Además de esto, y principalmente, es una forma singular
sico. de relación del yo con el tú. La verdad es dialógica, y en este
Las propiedades básicas del régimen instaurado por la filo- diálogo no cuentan las diferencias entre los participantes. La
sofía son la universalidad y la igualdad. La base tiene que ser pureza que requiere en ciencia la relación de verdad con el ser
la misma para todos, y sin la posibilidad de unos cambios como no impide que ella sea humanamente vinculatoria. El hombre
los que sufren los ideales. La igualdad es invariable porque es de ciencia no busca la verdad por mor del ser, sino por
inicial : no es el resultado que se espera que el régimen obtenga mor de los demás hombres. El supremo interés del pensamiento
236 LA REFORMA DE LA FILOSOFíA EL Rf:GIMEN DE LA VERDAD 237

desinteresado es la inter-comunicación. La verdad es básica Esa falsedad representa una ruptura de la base dialógica. Sin
porque el ser-de-verdad es, inequívocamente, "aquello de que duda, la denuncia de una falsedad no garantiza el acierto de
se habla'' : la realidad común a todos los interlocutores. quien acepta la ba,;e. Sólo confirma la imposibilidad de comu-
La filosofía nunca fue sólo para los filósofos. Los demás po- nicarse fuera del régimen.
dían ser espectadores ante las verdades que la filosofía proponía Desde el comienzo, el factum de la ciencia divide a los hom-
para cada realidad. Podían incluso extrañarse de la novedad bres en versados y profanos, como cualquier disciplina. Los
de este modo de relacionarse con el ser; pero no podían per- primeros son aquellos que, por una especial vocación, elaboran
manecer ante ella como extraños. Las verdades teóricas eran y aplican un método de pensamiento racional conducente a la
muchas veces ininteligibles. Además, cada filósofo exponía las verdad. Aunque parezca esotérica, la ciencia no excluye a nadie
suya,;;. Pero la filosofía no nace con la pretensión de establecer por el beneficio que produce. El profano, aunque incapaz de
e imponer la verdad única y definitiva. Su nacimiento marca el teoría, se ve forzado a hablar también racionalmente: a hablar
principio de la relación de verdad con lo real, y todo el mundo del ser con verdad. La diferencia con el profesional se produce
advierte que esa relación no es una prerrogativa exclusiva del sola, sin intención de nadie, porque el profano es el ignorante.
filósofo. La verdad es comunitaria porque el ser es común. Desde Y éste es el punto crucial: antes de la verdad no existe la igno-
que hay filosofía, la necesidad de atenerse al ser es base de la rancia. Incluso el "no sé", referido a lo real, presupone el ré-
co-existencia. Las cosas son como son, y esto es lo que hay gimen de la verdad y se incluye en él.
que decir en cada caso: he aquí el hecho insoslayable. La relación del hombre con el ser, y por tanto con los demás
Hablar de las cosas como son, racionalmente, es quehacer hombres, había tenido otras modalidades: religiosas, utilitarias,
de la ciencia. La génesis de la filosofía no se produce por una estéticas. En todas ellas, la realidad era conocida en tanto que
decisión que tomen ciertos hombres de emplear su razón para ser-para-mí. Por primera vez, el hombre consigue con la filo-
hablar del ser. La razón misma es la que nace entonces. Las sofía eliminar esas proyecciones suyas y considerar lo real en
formas anteriores de hablar no eran las del logos racional. tanto que ser-en-sí. El ser es presencia: lo que está siempre
La razón produce un saber disciplinado, sin el cual no se presente, lo único que está presente. Aunque es el mismo, son
hubiese iniciado el régimen de la verdad. Pues los efectos varias sus presentaciones, y éstas dependen de las disposiciones
vitales ineludibles de esa manera de hablar rebasan el ámbito humanas. La ciencia es una disposición excepcional: por ella
de una disciplina profesional, y ya no dependen del contenido el ser se presenta justamente tal como es en sí mismo, inde-
preciso de aquel saber. Tod.os los hombres son iguales ante pendientemente de las pre-disposiciones por las que el hombre
la verdad por esta revelaeión de la ciencia: que todos los hom- lo reviste y le da una especial presentación. La verdad presenta
bres pueden ( y si pueden, deben) entablar con el ser y entre el ser desvestido.
ellos la relación de verdad. Esta posibilidad de desvestir el ser, de eliminar lo sobrepuesto
Éste no es un deber normativo. La normalidad sin normas en él por nosotros, es universal y no requiere la técnica de un
del régimen de la verdad lo distingue de los demás regímenes método. Al revelar la verdad, y con ella la ignorancia, la filo-
y explica su universalidad. Las normas tienen un autor; nadie sofía promueve en todos los hombres una necesidad de ver-
en particular autoriza el régimen de la verdad. Cualquiera es dad, que es como lá universalización forzosa de la docta igno-
autoridad dentro del régimen. Si uno de los interlocutores quie- rancia. El hecho es que la verdad no se concibe como un afán
re evadirlo, el otro puede probar que su posición es falsa. Se peculiar de quienes la buscan por vocación desinteresada. Cual-
trata de una posición vital, más que de una tesis discrepante. quiera está interesado en ella, incluso en las situaciones prácti-
238 LA REFORMA DE LA F'JLOSOFíA EL RÉGIMEN DE LA VERDAD 239

cas. La verdad es régimen común para doctos y profanos: por- no mayor, pues la concentración del quehacer científico en los
que la verdad es posible, todos han de referirse al ser para objetivos pragmáticos ha creado un vacío de verdades en la
entenderse, y adquieren la responsabilidad ineludible de hablar vida. Su régimen está por vez primera amenazado, y lo que
del ser tal como es. No hay otra alternativa: el ser, que es lo invade aquel vacío es una oleada de meras opiniones combativas.
presente, es lo que debe tenerse presente. La pretensión colectiva de tener razón se encubre en la preten-
Tener presente el ser es tener presente el otro. La cosa real sión de verdad científica, que es la de dar razón.
no es término de una apelación individual o solitaria. La ape- En esta situación, el yo adquiere una supremacía sobre el
lación propia implica la demanda de una correspondencia.· Ya ser, imposible en el régimen de la verdad que la ciencia esta-
quedó indicado que la posibilidad, en cada situación y ante bleció, y que ni siquiera se manifestaba antes de ese régimen.
una cosa cualquiera, de dar y pedir razones de verdad, forma Para entender el sentido pretencioso de tal pretensión de su-
ese tejido de co-responsabilidades al que llamamos régimen. Lo premacía, hay que advertir que ninguna opinión ha sido ni
que debe recalcarse es que este régimen es infrangible: no se puede ser base de un régimen universal. Decimos que la verdad
puede faltar a la verdad. Con esta expresión solemos designar es la base porque el ser es la base. Independientemente de su
la mentira. Pero la mentira es, precisamente, una falta moral, y acierto y beneficio, la opinión remite a quien la expresa. La
no suspende la efectiva vigencia del régimen. La falta se produce verdad remite al ser. Lo real es, en sí mismo, la última apelación,
en un régimen distinto, y obtiene en él una sanción específica. cuando surgen las dudas. Por este carácter final de la apela-
En el régimen de la verdad no hay obligaciones ni sanciones. La ción, el régimen de la verdad no invalida directamente las
verdad simplemente es necesaria para vivir. opiniones: simplemente supera su nivel existencial.
Por esto debe reconocerse que no hay alternativa. Podría pen- Esta superación se percibe desde luego en los efectos distintos,
sarse que existen otras bases posibles. Aunque se ofrezcan sólo en el resultado humano que producen la opinión y la verdad. La
como simples conjeturas relativas a la cuestión de la base, hemos opinión es divisoria. Su misma proposición implica la posibilidad
de examinarlas para que resalte al final lo que ha de estable- de otra distinta. En cambio, lo que implica el régimen de la
cerse desde el comienzo, a saber: que no es posible imaginar verdad es tan sólo la exigencia de verdad. Una opinión debe
nada en la vida que sea contrario a la verdad: lo que la niega . someterse, y de hecho queda sumisa, a la demanda de verdad
la afirma. Todas las alternativas de la verdad la presuponen. que puede formular cualquier hombre. Pero esta demanda tiene
Todas se constituyen sobre afirmaciones básicas: cada una mayor fuerza si no se basa en una inconformidad, que sería
propone su verdad. tan personal como la pretensión pretenciosa. Su fuerza viene
Veamos primero la qpirii6n, porque la ciencia se contrapone de una necesidad universal e irreprimible, que es la de atenerse
a ella con empeño desde su génesis. La opinión entraña una a las cosas como son.
suerte de verdad. Es inhe~ente al acto de opinar lo que en Por esto, la mera opinión individualiza; no es comunitaria,
filosofía se llama pretensión de verdad. La ciencia, para acredi--. con alcance universal, ni cuando es colectiva. Por impulso bioló-
tarse como una vocación nueva, se vio obligada a señalar sin gico, la opinión aspira a superar la individualidad originaria
retraso la diferencia radical entre la verdad de opinión y la con la participación ajena: se difunde, se propaga y crea adep-
verdad de veras. La pretensión, que en la doxa es subjetiva, en tos. Pero el régimen de la verdad no requiere propaganda. En
la episteme era una aspiración que se iniciaba eliminando Ja rigor, no puede propagarse, pues su vigencia no se establece
suhietividad. Esa tarea de distinguir existencialmente entre sobre ninguna vérdad determinada. Por su lado, la posible ver-
verdad y opinión debe reanudarse ahora con urgenci..i. igual, si dad de una opinión no depende del número de quienes la
240 LA REFORMA DE LA FILOSOFIA EL RÉGIMEN DE LA VERDAD 241

aceptan y propagan. Y esto vale para las meras opiniones, para tes: asocian y disocian a la vez. La ideología siempre está a
las presuntas verdades de la ideología, e inclusive para lás un paso dél doctrinarismo. El vicio que en filosofía se llama
llamadas "opiniones científicas". dogmatismo, es lo que en el orden pragmático se entiende
El hecho de que pueda hablarse de opiniones científicas in- por absolutismo. En un caso, el afán de verdad degenera en
dica que la opinión puede revestir varias formas. Ella no re- ambición : en la ilusión de haber encontrado la verdad para
presenta siempre ese parecer subjetivo que d filósofo griego siempre. En el otro, la doctrina se considera única no sólo por
desautoriza: esa doxa que contrasta con la episteme por su verdadera, sino porque la ambición la cualifica como la mejor:
ignorancia de las causas y las esencias. La verdad de teoría es absoluta porque procura un beneficio con el que ningún
es objetiva y racional. Se distingue de la mera opinión por otro podría equipararse. Con el dogmatismo terminaría el
estas propiedades que son constantes. La doxa es infirme, dice quehacer del pensamiento. Con el absolutismo, todo quehacer
Aristóteles. Añadiríamos que la episteme es firme, más aún que se reduce a la aplicación del programa ideológico.
por su rigor metódico, por sus condiciones vocacionales, pues La verdad nunca disocia. Nadie puede quedar excluido de
no todas sus verdades son más estables y completas que la la razón de verdad, que es la razón del ser. La fortaleza es
mera doxa. comúh a todos, como el ser mismo. O sea que es el hombre,
Pero, además, hay realidades que son irreductibles a una cada hombre, quien se hace fuerte a sí mismo en el régimen
ciencia rigurosa. La ideología es doxa, y sin embargo requiere universal de la verdad. Este régimen es vinculatorio, sin excep-
una forma de rigor especial, incompatible con la arbitrariedad ción: las pugnas sólo pueden surgir entre verdades, dicho en
de la "mera" opinión. Una cierta virtud asociativa es inherente plural: tanto las de opinión como las de razón. Sobre el hecho
al pensamiento que se clasifica como ideología; por ejemplo, el de que el ser es como es, y hay que atenerse a esto para
pensamiento político o el pedagógico. En todo caso, la vincu- entenderse, no cabe pugna o discrepancia ninguna.
lación ideológica es siempre un suceso posterior a Iá formulación Así como se habla de opiniones científicas, se habla de opi-
de la tesis. Por el contrario, en las verdades de hecho y las ver- niones religiosas. Éstas son de una índole especial, que permi-
dades científicas, la asociación es inicial. No depende de las tiría considerarlas como básicas, acaso con mayor fuerza que
verdades encontradas, pues su búsqueda no queda exenta de las verdades de hecho y de razón; pues esas opiniones no de-
error; depende de la disposición previa. El error ideológico sólo penden justamente de unas comprobaciones de hecho, o de
puede discernirse pragmáticamente, porque es pragmática la unos argumentos racionales, sino de la creencia. ¿Qué significa
intención misma de este género de doxa. En cambio, la bús- creer? El acto de fe es un acto de verdad. Para el creyente, nada
queda de la verdad n.o tiéne otra intención que la verdad es más básico que la creencia. Pero su creencia no es más que su
misma, en la cual desaparecen todas las predisposiciones par- verdad. El régimen religioso no es una alternativa del régimen
ticulares y disociativas. La comunidad se forma con la simple de la verdad; más bien confirma su universal vigencia. Y en
intención de verdad. tanto que simple humano, como ser-en-el-mundo, el creyente
Dice Heráclito que debemos fortificarnos en lo que es común no queda exento de la necesidad común de apelar a lo real en
a todos, como la ciudad se fortifica en la ley; lo común a todo..'! todas las situaciones profanas de la vida.
es la razón ( B 114 y 2) . La verdad de ideología aspira a ser La fe es comunitaria : los creyentes son ca-religionarios. La
común. Quienes la adoptan, se fortifican en ella. Pero, inevi- religión es religación con el objeto divino; por esto mismo, ella
tablemente, las opiniones fortificadas forman reductos. Buscan religa unos con otros a los creyentes. La vinculación entre los
la participación, y al mismo tiempo excluyen a los discrepan- practicantes es justamente práctica: el ejercicio de ritos y ce-
242 LA REFORMA DE LA FILOSOFÍA EL RÉGIMEN DE LA VERDAD 243

remonias regulados en los que todos participan. Además, el sino al (;ontrario, la existencia y eficacia de los otros. Esto
vínculo es el logos: no sólo por la declaración de fe de cada permite sospechar que una suspensión de la verdad como base
uno, sino por el hecho de que la fe sea declarada y articulada. dejaría también sin base vital a todos los regímenes especiales.
Desde el régimen de la verdad, las religiones organizan su base La crisis afectaría a la capacidad misma de regulación que el
con un cuerpo ·de doctrina en el que se proclaman los artícu- hombre ha ejercido a lo largo de su historia. En rigor, este
los de fe. ejercicio de auto-gobierno ha señalado el cauce de la histo-
Pero la fe articulada produce unos efedos similares a los de ria. ¿Es posible siquiera una crisis semejante, sin que la historia
la opinión ideológica. Cuando más se define la creencia, tanto deje de ser historia, sin que el hombre pierda la posesión de
más se precisan las categoría'> de los excluidos: infieles, here- s1' mismo.
• ?
jes, heterodoxos, cismáticos, ateos, excomulgados. Aunque nin-
guna sociedad histórica haya existido sin religión, y todas hayan
sido base vital para sus correligionarios, la deficiencia básica de
todas ellas es patente en el hecho de su misma diversidad y
evolución. La fe es un acto de verdad, y éste es un acto esen-
cialmente comunitario; pero, en definitiva, el acto de fe es
personal e intransferible. La fe ajena no es convincente por sí
misma. La conversión, en cambio, no es necesaria en el régimen
de la verdad. Ésta no requiere iluminaciones: todo el mundo
está implícitamente convencido, sin una declaración articulada,
de que las cosas son como son.
Por unas razones análogas, tampoco el régimen moral es
básico, ni puede ser considerado como una alternativa del ré-
gimen de la verdad. Su estabilidad es precaria; su vigencia
requiere una adopción personal, una aprobación de las cos-
tumbres que sustentan las opiniones morales; y en fin, aunque
la formación de la conciencia moral, como algo distinto de la
conciencia cívica o política,. se debe también a la filosofía,
la norma moral es tan ,hist6rica, tan inestable, como la regula-
ción jurídica. En un- régimen de base no se ingresa por decisión
subjetiva, ni se puede salir de él por desacuerdo. En realidad, no
se ingresa en él: el régimen no sería básico si cada cual no se
encontrara ya, de hecho, comprendido en él.
Pero si el régimen de la verdad es efectivamente básico, su
vigencia ha de ser inalterable. Ningún otro régimen humano
posee intrínsecamente loS caracteres requeridos para estable-
cerse como una alternativa del régimen de la verdad. Por otra
parte, la vigencia de este régimen no ha entorpecido nunca,

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