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Índice……………………………………………………………………………………..1
Introducción………………………………………………………………………………2
Definición de varios autores……………………………………………………………...3
Creación…………………………………………………………………………………..3
Nada………………………………………………………………………………………3
Dios……………………………………………………………………………………….5
San Agustín..……………………………………………………………………………..7
Conclusión..……………………………………………………………………………..12
Bibliografía………………………………………………………………………...……14
1
LA CREACIÓN
Introducción:
El hombre se da cuenta de que vive en medio del mundo y por esa razón quiere y
puede llegar a saber cual es la causa de la creación, y de manera parcial puede llegara a
comprender cómo es que se lleva a cabo el proceso de la creación. Con todo lo anterior,
podemos ver a varios pensadores que nos hablan acerca de la creación, pero nos
centraremos en el pensamiento de San Agustín, ya que la manera en que lo aborda, hace
que su estudio sea una gran aventura en su propia vida, en al filosofía y en la teología.
2
DEFINICIONES EN VARIOS AUTORES
Para poder empezar, se darán algunos presupuestos acerca de la creación, cómo es que
otros pensadores conciben la creación, tomaremos alguno modernos y otros
contemporáneos, para regresar y comparar las respuestas más recientes y ver el
pensamiento de San Agustín, así se podrá tener un idea más amplia y completa del
pensamiento Agustiniano.
De esta manera podemos ver como la creación, esta íntimamente ligada a la nada,
pues el crear sólo es de la nada, lo producido a sido creado sin ayuda de una materia
preexistente, y esto como se lee arriba, le compete a Dios. También seria conveniente
determinar el termino “nada”.
Nada (nihilum) no es algo propiamente tal que se dé además del ser, sino únicamente es
falta o deficiencia; por eso su concepto se forma también por negación de aquél.
1
WALTER BRUGGER, Creación, en Diccionario de Filosofía, España, Herder, 2005, p. 139.
3
Distingue de la nada absoluta o negativa y la nada positiva. La primera niega la
realidad y la posibilidad del ente; la segunda, sólo la realidad, pero no la posibilidad.
En la proposición “Dios ha creado el mundo de la nada”, este término se toma en la
segunda acepción2.
Si se dice que Dios creo de la nada, entonces hay que entenderlo como la
posibilidad del ser, esto quiere decir que el Creador puede traer de la no existencia a la
existencia al ser, así se ve que la nada es la ausencia del ser, pero que el Creador aun en
esa nada, puede crear al ser.
Otro autor nos muestra que el termino de creación se puede entender de manera
filosófica en cuatro sentidos:
b) “Producción natural de algo a partir de algo preexistente, pero sin que el efecto
esté incluido en la causa, o sin que haya estricta necesidad de tal efecto”5. “En
este sentido se toma por ejemplo en algunos autores que han dado ciertas
interpretaciones de la evolución de mundo y de las especies biológicas, como en
el caso de la evolución creadora de Bergson, pero también se puede ver en
muchos autores cuando desarrollan el concepto de evolución emergente”6.
2
Ibídem, p. 383.
3
JOSÉ FERRATER MORA, Creación, en Diccionario de Filosofía, t. I, España, Ariel, 2009, p. 957.
4
Cfr. J. FERRATER MORA, Diccionario de Filosofía, p. 957.
5
Ídem.
6
Cfr. J. FERRATER MORA, Diccionario de Filosofía, p. 957.
4
d) “Producción divina de algo a partir de la nada o creatio ex nihilo”.
“En los dos anteriores sentidos se puede ver más al creador y más
específicamente al artista, se llegan a comparar con el demiurgo y a veces con un Dios (
con un dios, sin embargo, sujeto al espacio y al tiempo, y solo capaz de producir cosas
finitas), se puede hablar de una analogía, como consecuencia de los intentos de
explicación de la actividad estética a base de una comparación de esta actividad con la
divina. Esta explicación ha sido doble: por un lado si ha comparado al artista y a Dios
como creadores de la nada, y otros como creadores de algo ya existente”7.
Dios (deus), conocida su existencia desde sus criaturas se revela a la razón humana
como Primer motor inmóvil, Causa in-causada, Ser necesario primero, lo Máximamente
perfecto causa de todo ente, e Inteligencia ordenadora. De estos cinco atributos se
infiere que su constitutivo formal, o metafísico, es el ser. Dios es el mismo ser
subsistente, acto puro de ser. Se puede, por ello, atribuir a Dios los trascendentales, los
predicados que expresan intensidad de perfección en la escala de los entes, y los actos
inmanentes propios de la vida del espíritu. Dios, por consiguiente es Creador y
persona10.
7
Cfr. J. FERRATER MORA, Diccionario de Filosofía, p. 957.
8
Cfr. J. FERRATER MORA, Diccionario de Filosofía, p. 957.
9
SANTO TOMAS DE AQUINO, Biblioteca de grande pensadores, Madrid, Gredos, 2012, p. CXXV.
10
Ídem.
5
“El acto puro de ser”, por esa razón se puede hablar de que él es creador,
participa del ser al ente. Todo lo que existe debe su origen a el Ser necesario, pues
ninguna creatura se puede dar a sí misma la existencia, sino que le procede de alguien
superior, y claro que a este Ser necesario por ser el principio de todo, se el atribuye todos
los trascendentales, pero en su plenitud, no se hable de que tenga belleza, bondad,
unidad, verdad, virtud, más bien se dice que él es la Belleza, Bondad, Unidad, Verdad y
la Virtud. Yen todas las creaturas solo lo tengan en participación.
Bien sea la creatio ex nihilo (creación a partir de la nada) de los teólogos patrísticos o
la Gran Explosión de los astrofísicos, se asume que la creación es un único suceso que
ocurrió en otro tiempo – en el comienzo del tiempo- hace mucho. Dios, dicen nuestros
predecesores, creó todas las cosas de una vez por todas al principio del tiempo. Lo que
resulta extensamente creído es que Dios, partiendo de la despreciable nada, construyó
una adorable máquina completa, con partes y principios de operación le dio cuerda, y
la ha hecho andar para siempre11.
Con éste autor podemos ver lo que hoy día esta muy presente, la creación por la
gran explosión, o por el Big Bang, esta dice que tras una gran explosión se inicio el
origen de todo, pero abría que entender que si la explosión de dio, tenía que tener una
materia para explotar, eso significa que ya había algo antes, y de esta manera se queda
corta con la creación de la nada, pues si hay un materia preexistente ya no hay creación
propiamente dicho.
11
FRANCISCO JOSÉ SOLER GIL, Dios y las cosmologías modernas, Madrid, Bac, 2005, p. 187.
6
SAN AGUSTÍN
Tú, pues, Señor hiciste el mundo de una materia informe, la cual hiciste cuasi-nada de
la nada, para hacer de ella las cosas grandes que admiramos los hijos de los hombres:
soberanamente admirables es, sí, este cielo corpóreo, al cual firmamento, puesto entre
agua y agua, dijiste en el día segundo después de la creación de la luz: “Hágase, y así
se hizo”; al cual firmamento llamaste cielo, pero cielo de esta tierra y mar que hiciste
en el tercer día, dando con ello aspecto visible a la materia informe, que hiciste antes
que todo día12.
“Para mejor comprensión del texto es necesario señalar que San Agustín, admite
dos períodos o creaciones: uno, primero, de creación propiamente dicha, en el que Dios
crea de la nada la materia, madre de todas las cosas; otro de formación o especificación,
que sería sucesivo y lento, y al cual pudiera referir el relato del Génesis cuando día por
día va señalando las obras de Dios. En cambio, la primera creación, simultanea y
momentánea, estaría significada por el primer versillo del Génesis: En el principio creó
Dios el cielo y la tierra”13.
12
Confesiones de san Agustín, XII, 8, 2, 1.
13
Cfr. SAN AGUSTÍN, Biblioteca de grandes pensadores, p. 315
7
formadas, sino que las profiere formadas, así se ha de entender que hizo Dios el mundo
de la materia informe, co-creándola juntamente con el mundo”14.
“La solución creacionista –que para Agustín es, al mismo tiempo, verdad de fe y
verdad de razón– resulta de una claridad ejemplar. La creación de las cosas se produce
de la nada (ex nihilo), esto es, no de la subsistencia de Dios y tampoco de algo
preexistente”15. Para San Agustín una realidad puede proceder de otra por tres vías:
“Con los puntos anteriores podemos observar que para San Agustín hay una gran
diferencia entre crear, generar y producir, pues el hombre sabe generar a sus hijos y sabe
producir artefactos, pero no sabe y no puede crear, porque es un ser finito. Dios genera
de su propia substancia al Hijo que, como tal, es idéntico al Padre, pero crea el cosmos
de la nada”19.
“Es evidente que existe una gran diferencia entre cada uno de los términos, pero
la más sublime es la creación, que a diferencia de la generación, al venir (al ser) por una
dominación de ser que el que crea realiza a aquello que no era en absoluto. Y dicha
14
Cfr. SAN AGUSTÍN, Biblioteca de grandes pensadores, p. 319
15
GIOVANNY REALE, DARÍO ANTISERI, Historia del pensamiento filosófico y científico, vol. I, España,
Herder, 1991, p. 392.
16
ídem.
17
ídem.
18
ídem.
19
Cfr. G. REALE, D. ANTISERI, Historia del pensamiento filosófico y científico, p. 392.
8
acción es un don divino gratuito, motivado por la libre voluntad y por la bondad de Dios,
además de a su infinito poder”20.
Para San Agustín la creación y el tiempo van muy de la mano, pero hace una
aclaración; Dios, al crear de la nada el mundo, creó junto con el mundo el tiempo,
mismo. En efecto, el tiempo se halla vinculado estructuralmente al movimiento; sin
embargo, no existe movimiento antes del mundo, sino sólo con el mundo.
San Agustín también al hablar de la creación, encontramos que nos habla de las
rationes seminales, este concepto “permite a Agustín afirmar que, en sentido, la creación
está completada simultáneamente, de una vez y para siempre, y que no obstante, hay
historia real de interacción entre el Creador y la creación, y no precisamente la
representación escénica de una necesidad ordenada ya de antemano”21.
20
Cfr. G. REALE, D. ANTISERI, Historia del pensamiento filosófico y científico, p. 392.
21
ALLAN D. FITZGERAL. creación, Diccionario de san Agustín, España, Monte Carmelo, 2001, p.
349.
9
Pero para que el concepto de rationes seminales quede más claro, nos
adentraremos un poco más en él.
“Por eso en la mente de Dios todas las cosas creadas están definidas por el
ámbito de posibles contingencias en que pudieran verse envueltas, por la historia, así
como por las cualidades y capacidades naturales. Con esto también podemos decir que
están definidas más significativamente, por lo que Dios quiere con ellas. Se tiene que
tener cuidado para no caer en un determinismo, pues no significa que todos los sucesos
se hallan plenamente dictados por determinadas causas. La voluntad de Dios no es causa
entre otras sino el poder que activa un conjunto de causas en el tiempo apropiado”23.
“Dios crea, sin embargo, la totalidad de las cosas posibles de una manera ya
actualizada, sino que introduce en lo creado las simientes o gérmenes de todas las cosas
posibles, desde una roca hasta el más complejo animal marino, estos, más adelante en
el transcurso del tiempo se irán desarrollando de forma gradual, no de golpe y al
instante, esto se hará en diversos modos y con la ayuda de distintas circunstancias”24.
22
Ídem.
23
Cfr. A. D. FITZGERAL. creación, Diccionario de san Agustín, p. 349.
24
Cfr. G. REALE, D. ANTISERI, Historia del pensamiento filosófico y científico, p. 393.
10
del tiempo no es más que la actualización y la plasmación de dichas razones seminales.
De este modo la creación y el tiempo van ligados, pues no hay tiempo sin que haya algo
en que se aplique, sin creación no hay tiempo.
También con todo lo anterior podemos decir que para San Agustín la evolución
no es más que el actualizarse de aquello que había sido creado desde siempre y se halla
bien establecido en las especies.
11
CONCLUCIÓN
12
Con todos los elementos dados podemos de una manera muy lógica dar la
importancia y lugar a la creación entera, pues en su perfección, belleza y equilibrio, se
nos presenta y revela el mismo Creador, de tal modo que el cuidado y la administración
de todo lo creado debe ser parte importante de las funciones de la persona,
desafortunadamente podemos constatar que el respeto e incluso el amor por la creación,
se pierden cada vez más.
13
BIBLIOGRAFÍA
D. Fitzgeral, Allan, Diccionario de San Agustín a través del tiempo, España, Monte
Carmelo, 2005, págs. 1352.
Ferrater, Mora, José, Diccionario de Filosofía, vol. I España, Ariel, 2009, págs. 957.
Reale, Giovanni, Antiseri, Darío, Historia del pensamiento filosófico, y científico, vol.
(I), España, Herder, 1991, Antigüedad, edad media, y reconocimiento Págs. 618.
San Agustín, Biblioteca de grandes pensadores, San Agustín, España, Gredos, 2012,
págs. 794.
Santo Tomás, Biblioteca de grandes pensadores, Santo Tomás, España, Gredos, 2005,
págs. 795.
Soler, Gil, Francisco José, Dios y las cosmologías modernas, Madrid, Bac, 2005, págs.
371.
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