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Durante su juventud, Leucipo debió de seguir las tendencias de la escuela eleática; se dice que fue
discípulo de Zenón de Elea, quien ilustró la doctrina de la inmovilidad del ser de su maestro
Parménides con unas célebres paradojas (como la de Aquiles y la tortuga) destinadas a probar la
imposibilidad del movimiento. De la lógica de la escuela eleática admitió únicamente lo que podía
confirmarse con la experiencia; valiéndose, además, de elementos procedentes de la escuela
de Pitágoras, llegó a concepciones contrapuestas a las de Parménides, pues afirmó la existencia del
vacío y del movimiento y limitó la inmutabilidad del ser de Parménides a los átomos.
En las fuentes antiguas, las teorías de Leucipo de Mileto no resultan distintas de las de su
discípulo Demócrito, lo cual induce a pensar que, por lo menos en parte, debieron ser fruto de una
colaboración intelectual entre ambos; ello explicaría también por qué las obras de los dos filósofos
circularon, ya desde el principio, en un conjunto único, circunstancia que llevó posteriormente a la
atribución a Demócrito de los dos textos de Leucipo, la Gran cosmología y el libro Sobre el
intelecto, probablemente acerca de psicología y gnoseología. Ambas obras se han perdido.
El atomismo
Como doctrina, el atomismo se desarrolló ya al final del periodo cosmológico de la filosofía griega,
antes de que la figura central de Sócrates (contemporáneo de Demócrito) abordase como centro
de reflexión al ser humano, iniciando el periodo antropológico. De hecho, el atomismo representa
la última tentativa de dar respuesta al problema del arjé, así como a la antinomia creada
por Parménides y Heráclito en sus opuestas concepciones de la realidad (el ser inmutable de
Parménides frente al «todo fluye» de Heráclito).
Desde la escuela de Mileto (Tales, Anaximandro, Anaxímenes), es decir, desde sus mismos
orígenes, la filosofía griega había supuesto la existencia de un principio constitutivo y originario
(el arjé o arché) común a la pluralidad de los seres que forman la naturaleza. Prácticamente todas
las escuelas y filósofos de este primer periodo se ocuparon de esta cuestión: la escuela pitagórica,
los filósofos de Elea (Jenófanes, Parménides, Zenón), la escuela jónica de Éfeso (Heráclito) y los
eclécticos y pluralistas como Empédocles y Anaxágoras.
Los atomistas vieron tal principio en el átomo: el universo está constituido por un inabarcable
número de partículas, los átomos, no perceptibles por su exigua magnitud. Los átomos son
indestructibles e indivisibles (tal es el significado etimológico de «átomo»), ingenerados y eternos,
y cualitativamente idénticos, pero no cuantitativamente; existen átomos de distintas formas y
tamaños. La pluralidad de los seres de la naturaleza es el resultado de combinar átomos de distinta
forma y tamaño en distinto número y orden.
Demócrito de Abdera
(Abdera, hoy desaparecida, actual Grecia, h. 460 a.C. - id., h. 370 a.C.)
Filósofo griego. Discípulo de Leucipo, es el principal representante del
atomismo, escuela que, ya a finales del llamado periodo cosmológico de la
filosofía griega, postuló los átomos (minúsculos corpúsculos indivisibles)
como arjé, es decir, como principio constitutivo y originario de la
multiplicidad de seres de la naturaleza.
Desde sus orígenes, que se remontan al siglo VI a.C. con Tales y la escuela
de Mileto (Anaximandro, Anaxímenes), la filosofía griega había supuesto la
existencia de un substrato común (arjé o arché) en la ilimitada variedad de
seres que componen el mundo físico; la determinación de tal principio había ocupado a buena parte de las
sucesivas escuelas y filósofos, desde los pitagóricos hasta los eclécticos como Empédocles, y llevado
también, en ocasiones, a concepciones antagónicas de la realidad, como las de Parménides de
Elea y Heráclito de Éfeso. En este sentido, el atomismo de Demócrito representa un nuevo intento de
resolver el problema del arjé, intento verificado casi al mismo tiempo en que, con Sócrates, la filosofía griega
experimentaba una reorientación hacia el ser humano como centro de sus reflexiones, iniciando el periodo
antropológico.
Biografía
Demócrito fue tan famoso en su época como lo serían otros filósofos de la importancia de Platón o
de Aristóteles y debió de ser uno de los autores más prolíficos de la Antigüedad. Diógenes Laercio le atribuyó
multitud de libros, y Cicerón alabó su estilo. Desgraciadamente, todas sus obras se han perdido; solamente
nos han llegado fragmentos de algunas de ellas, en su mayoría de las dedicadas a la ética, pese a que se le
atribuyeron diversos tratados de física, matemáticas, música y cuestiones técnicas.
Demócrito era algo más joven que su famoso conciudadano Protágoras, con el que solía conversar, y falleció
según fuentes autorizadas hacia los cien años de edad. Realizó al parecer largos viajes de estudio por Egipto
y Asia; sin embargo, nada sabemos con certeza de ello, ni tampoco en cuanto a sus relaciones con los
seguidores de Pitágoras, con el ambiente ateniense y con el célebre médico Hipócrates, puesto que las
fuentes antiguas sólo nos han transmitido acerca de Demócrito las acostumbradas fantasías. La tradición lo
retrata, en oposición a Heráclito, como el filósofo que se ríe de las locuras humanas, lo cual acaso se deba a
la serenidad y facilidad de adaptación manifestadas por Demócrito en su ética.
En ocasiones se ha señalado a Demócrito como el fundador del atomismo, negando incluso la existencia de
su verdadero creador, Leucipo. En realidad, Demócrito desarrolló la doctrina atomista de su maestro Leucipo,
quien había formulado ya sus principios fundamentales, e incluso es probable que, en tal desarrollo,
existiese una colaboración intelectual entre ambos.
El atomismo de Demócrito
Según la doctrina atomista, el universo está constituido por innumerables corpúsculos o átomos de
magnitud imperceptible y sustancialmente idénticos, indivisibles («átomo» significa, en griego, inseparable),
ingenerados, eternos e indestructibles, que se encuentran en movimiento en el vacío infinito y difieren entre
sí únicamente en cuanto a sus dimensiones, su forma y su posición. A diferencia, pues, de las homeomerías
de Anaxágoras, todos los átomos son cualitativamente idénticos.
La inmutabilidad de los átomos se explica por su solidez interior, sin vacío alguno, ya que todo proceso de
separación se entiende producido por la posibilidad de penetrar, como con un cuchillo, en los espacios vacíos
de un cuerpo; cualquier cosa sería infinitamente dura sin el vacío, el cual es condición de posibilidad del
movimiento de las cosas existentes.
Para Demócrito, todo cuanto hay en la naturaleza es combinación de átomos y vacío: los átomos se mueven
de una forma natural e inherente a ellos y, en su movimiento, chocan entre sí y se combinan cuando sus
formas y demás características lo permiten; las disposiciones que los átomos adoptan y los cambios que
experimentan están regidos por un orden causal necesario.
En el universo, las colisiones entre átomos dan lugar a la formación de torbellinos a partir de los que se
generan los diferentes mundos, entre los cuales algunos se encuentran en proceso de formación, mientras
que otros están en vías de desaparecer. Los seres vivos se desarrollan a partir del cieno primitivo por la
acción del calor, relacionado con la vida como también lo está el fuego; de hecho, los átomos del fuego y los
del alma son de naturaleza similar, más pequeños y redondeados que los demás.
Anaxágoras
Nacido en Clazómenas, ciudad griega del Asia Menor fundada por unos refugiados de Mileto,
Anaxágoras se trasladó en su juventud a Atenas, donde residiría por espacio de unos treinta años.
Allí se dedicó a la enseñanza (se dice que entre sus discípulos figuraron el gran estadista Pericles y
el dramaturgo Eurípides, y tal vez Sócrates), y gozó de la protección de Pericles cuando éste pasó a
dirigir los destinos de la ciudad.
Por una acusación promovida por Cleón, Anaxágoras fue sometido a un proceso de impiedad a
causa de ciertas atrevidas teorías astronómicas. Afirmaba, entre otras cosas, que el Sol no era un
dios, sino una masa de fuego incandescente, y que era más grande que el Peloponeso (en sus
explicaciones acerca del origen de los astros, por otra parte, se ha podido ver casi una anticipación
a las hipótesis de Kant y de Laplace).
Según los testimonios de la época, sin embargo, la motivación real del proceso fue su afinidad con
Pericles. Condenado a muerte, Anaxágoras buscó la salvación en la fuga, ayudado por Pericles, y se
trasladó a Lámpsaco, donde abrió una nueva escuela y falleció unos años más tarde. Anaxágoras de
Clazomene expuso sus ideas en la obra Sobre la naturaleza, de la que sólo se conservan algunos
fragmentos; pero poseemos los resúmenes y comentarios a sus doctrinas trazados por Platón,
Aristóteles y Teofrasto, entre otros.
La filosofía de Anaxágoras
En este contexto, los eclécticos y los pluralistas intentaron combinar en un sistema único ambas
concepciones, es decir, la inmutabilidad del ser de Parménides y el eterno devenir de
Heráclito. Empédocles explicó la constitución de los seres desde el punto de vista cuantitativo. Para
Empédocles, los seres están formados por una combinación de los «cuatro elementos» (agua, aire,
tierra, fuego) en distintas proporciones; la amplia variedad posible de proporciones da lugar a la
multiplicidad de los seres, pero los cuatro elementos que los forman permanecen inmutables en el
perpetuo devenir del universo, es decir, en la incesante sucesión de cambios y transformaciones.
William Crookes
(Londres, 1832 - 1919) Físico y químico inglés. Descubrió el
elemento químico talio y fue un incansable e imaginativo
inventor. Su tubo de descarga de rayos catódicos formó parte de
todos los laboratorios experimentales y permitió descubrir el
electrón y el efecto fotoeléctrico.
En 1861, examinando el espectro de emisión de un pedazo de selenio en bruto, observó una línea
brillante, nueva, que le llevó a aislar un nuevo elemento químico, el talio (número 81 en la tabla
periódica de los elementos), y a examinar sus propiedades químicas. Con este fin construyó el
radiómetro que lleva su nombre, una modificación de radiómetro de Hittorf, que consta de unas
aspas con cuatro aletas muy ligeras, con sus lados de color negro, insertas en una ampolla de
cristal con un gas a baja presión en su interior. En presencia de energía radiante, las aspas se
mueven. Este aparato confirmó la teoría cinética de los gases. Llegó a afirmar en 1879 la existencia
de un nuevo estado de la materia, que llamó materia radiante, lo que le valió un premio de la
Academia de Ciencias de Francia dotado de medalla conmemorativa y la suma de 3.000 francos.
Este premio le permitió convertirse en Académico del Instituto de Ciencias de Francia.
Crookes también estudió las descargas eléctricas en un tubo de vacío, y descubrió que los rayos
catódicos viajaban en línea recta, proyectaban sombras, calentaban objetos sitos en su camino y se
desviaban con campos magnéticos. De todo ello concluyó que eran partículas de carga eléctrica
negativa. Veinte años más tarde, J. J. Thomson logró identificarlas como electrones.
Las inquietudes científicas de Crookes le llevaron a inventar multitud de objetos, desde tintes
químicos para la industria textil hasta antisépticos. Inventó el espintariscopio, con el que se
detectaba la emisión de partículas alfa de los elementos radiactivos. Investigó la obtención de
diamantes industriales, estudió acerca de la obtención de azúcar de remolacha y construyó
saneamientos.
Recogió en un tratado la necesidad de obtener abonos químicos a partir del nitrógeno del aire a fin
de asegurar el mantenimiento de los cultivos e incluso elaboró una teoría acerca de la telepatía en
al que se afirmaba que entre los cerebros se establecía una comunicación ondulatoria. Crookes
compensó con creces su ignorancia en cuestiones teóricas (sobre todo matemáticas) con un
talento poco común para la experimentación. De entre sus numerosos trabajos cabe
destacar Disinfectants for Cattle plague (1866), Manufacture of Beetrot sugar in
England (1870), Dyeing and Tissue printing (1882), London Water (1896) y Diamonds (1909).
Anaxímenes
La cuestión filosófica que más interesó a los filósofos milesios (quienes, por otra parte,
emprendieron también variadas investigaciones y especulaciones científicas) fue la determinación
de un principio constitutivo y originario (el arjé o arché) común a todas las cosas; los milesios
supusieron que, tras la aparente variedad de seres que forman la fisis (naturaleza o mundo físico),
existía un substrato único que permitía dar cuenta de la constitución y origen de todos los seres.
Para Tales de Mileto, tal principio era el agua. Anaximandro, discípulo de Tales, dio un paso hacia
una mayor abstracción al postular como arjé no una sustancia física, sino el ápeiron (lo indefinido o
lo indeterminado).
Anaxímenes afirmó que el principio material y primero, el origen de todas las cosas (arjé o arché)
era el aire, sustancia sensible, pero que raya en lo incorpóreo. Es posible que Anaxímenes pensara,
con esta aportación, reunir las ventajas de cada una de las soluciones anteriores, evitando sus
inconvenientes. En efecto, el aire es tan necesario para la vida como el agua, pero no tiene el
inconveniente de necesitar un soporte físico, puesto que, según Anaxímenes, flota en sí mismo.
Por otra parte, tiene una extensión ilimitada como el ápeiron, puesto que parece llenar los
espacios inmensos, pero en cambio es una realidad observable por todos y que permite explicar de
modo sencillo la formación de los seres, mientras que el ápeiron es solamente una entidad
hipotética.
Anaxímenes explicó el origen de todas las cosas a partir de un doble proceso por el que el aire se
modifica: rarefacción, que da origen al fuego, y condensación, del que se derivan las nubes, el
agua, la tierra y las rocas. Con estas dos nociones, Anaxímenes describió los cambios de la
naturaleza, o lo que es lo mismo, dos modalidades de movimiento: la cuantitativa y la cualitativa.
Las cosas no son más que aire en distinto grado de condensación o de dilatación. El fuego es aire
en su punto máximo de dilatación o de calor; el viento no es más que aire condensado que, al
condensarse más, se convierte en nube, después en agua, y luego en tierra y rocas.
Heráclito
(Éfeso, hoy desaparecida, actual Turquía, h. 540 a.C. - h. 470 a.C.) Filósofo
griego. Desde sus orígenes y a lo largo del periodo cosmológico, anterior
al periodo antropológico que iniciaría Sócrates, el pensamiento griego se
orientó hacia la búsqueda de un principio constitutivo (arché o arjé)
común a la pluralidad de seres de la naturaleza. Así, en la escuela milesia
se tendió a ver tal principio en una sustancia material (el agua en Tales de
Mileto, el aire en Anaxímenes); en la de Pitágoras, en un principio formal
(el número o ley numérica).
Pero a caballo entre los siglos V y V a.C., las escuelas de Elea y de Éfeso trataron la cuestión desde
una perspectiva más amplia al plantear concepciones sobre la totalidad de lo existente que
resultaron antagónicas. Para Parménides de Elea, el ser o lo existente es uno e inmutable; para
Heráclito de Éfeso, en cambio, la realidad es puro cambio e incesante devenir («No te bañarás dos
veces en el mismo río»). En esta antinomia clásica de la filosofía griega, que se revelaría
extremadamente fructífera, se ha visto el origen tanto de la metafísica como de la dialéctica.
Biografía
Muy poco se sabe de la biografía de Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuro por el carácter
enigmático que revistió a menudo su estilo, como testimonia un buen número de los fragmentos
conservados de sus enseñanzas. El desprecio de Heráclito por el común de los mortales
concordaría con sus orígenes, pues parece cierto que procedía de una antigua familia aristocrática,
así como que sus ideas políticas fueron contrarias a la democracia de corte ateniense y formó,
quizá, parte del reducido grupo, integrado por nobles principalmente, que simpatizaba con el rey
persa Darío I el Grande, a cuyos dominios pertenecía Éfeso por entonces, contra la voluntad de la
mayoría de sus ciudadanos.
A estos últimos, en cualquier caso, no debió de apreciarlos en demasía, y Heráclito los colmó de
improperios cuando expulsaron de la ciudad a su amigo Hermodoro. Sea como fuere, la oscuridad
de Heráclito ha quedado caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: enfermo de hidropesía,
preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía; como ellos no lo
entendiesen, se enterró en estiércol en la suposición de que el calor de éste absorbería las
humedades, con el resultado de que aceleró el fatal desenlace. De creer a Diógenes Laercio, la
causa de la afección habría sido su retiro en el monte, donde se alimentaba de hierbas, movido por
su misantropía.
Las enseñanzas de Heráclito, según Diógenes Laercio, quedaron recogidas en una obra titulada De
la naturaleza, que trataba del universo, la política y la teología (aunque probablemente esta
subdivisión la introdujera una compilación alejandrina de los textos de Heráclito), pero lo que ha
llegado hasta nosotros de su doctrina se encuentra en forma fragmentaria y sus fuentes son citas,
referencias y comentarios de otros autores.
Joseph John Thomson
Thomson investigó la naturaleza de los rayos catódicos y demostró que los campos eléctricos
podían provocar la desviación de éstos. Llevó a cabo numerosos experimentos sobre su desviación,
bajo el efecto combinado de campos eléctricos y magnéticos, buscando la relación existente entre
la carga y la masa de la partículas, proporcionalidad que se mantenía constante aun cuando se
alterase el material del cátodo.
En 1897 descubrió una nueva partícula y demostró que era aproximadamente mil veces más ligera
que el hidrógeno. Esta partícula sería bautizada con el nombre de electrón, designación propuesta
años antes por el irlandés George Johnstone Stoney, que había teorizado sobre su existencia.
Joseph John Thomson fue, por lo tanto, el primero que identificó partículas subatómicas, y llegó a
importantes conclusiones sobre estas partículas cargadas negativamente: con el aparato que
construyó obtuvo la relación entre la carga eléctrica y la masa del electrón.
Thomson examinó además los rayos positivos, estudiados anteriormente por Eugen Goldstein, y en
1912 descubrió el modo de utilizarlos en la separación de átomos de diferente masa. El objetivo se
consiguió desviando los rayos positivos en campos eléctricos y magnéticos, método que en la
actualidad se llama espectrometría de masas. Con esta técnica descubrió que el neón posee dos
isótopos, el neón-20 y el neón-22.
Todos estos trabajos sirvieron a Thomson para establecer un nuevo modelo de la estructura del
átomo que resultó incorrecto, pues suponía que las partículas cargadas positivamente se
encontraban mezcladas homogéneamente con las negativas.
Thomson recibió el premio Nobel de Física en 1906 por sus estudios acerca del paso de la
electricidad a través del interior de los gases. Calculó la cantidad de electricidad transportada por
cada átomo y determinó el número de moléculas por centímetro cúbico. Escribió varias obras,
entre las que destacan The Discarge of Electricity Through Gases, Conduction of Electricity Through
Gases, The Corpuscular Theory of Matter, The Electron in Chemistry y Recollections and
Reflections. En 1937, su hijo George Paget Thomson obtuvo también el premio Nobel de Física por
el descubrimiento de la difracción de los electrones.
Eugen Goldstein
Goldstein observó que, al producirse una descarga eléctrica en un tubo que contuviera un gas
rarificado, empleando como electrodo negativo (cátodo) una lámina metálica normal al eje del
tubo y provista de unos agujeritos, se veían partir de los propios agujeros brillantes rayas
rectilíneas dirigidas a la parte opuesta a la ocupada por el electrodo positivo (ánodo). Si el gas
contenido en el tubo era aire, las rayas presentaban un hermoso color amarillo. La forma rectilínea
hizo en seguida pensar en rayos que se propagasen en línea recta. Goldstein dio entonces a estas
rayas el nombre de rayos canales, queriendo con ello significar que salían de los canales
practicados en el cátodo.
Este curioso nombre (que debía ser provisional, en espera de que se revelase la naturaleza del
fenómeno) se impuso en el uso y ha pasado al vocabulario científico internacional. Del hecho de
que dos haces de rayos canales puedan cruzarse sin estorbarse, y del hecho de que no parecían
influenciables por medio de campos eléctricos ni magnéticos, Goldstein excluyó que se pudiese
tratar de partículas de materia cargadas de electricidad y lanzadas a grandes velocidades. Pero
luego se demostró que tal punto de vista era equivocado, y hoy se sabe que los rayos están
constituidos de partículas cuyo peso es del orden del átomo y que, formados en las proximidades
del cátodo, atraviesan los agujeritos a velocidades altísimas, y continúan propagándose en línea
recta por inercia.
Eugen Goldstein desarrolló todas las variaciones posibles sobre el tema de los rayos canales,
experimentando con cátodos de las más variadas formas y disposiciones. Es notable la fantasía que
demostró en este aspecto del trabajo, y resultó ser precioso el material experimental recogido por
él, pues contribuyó no poco a la solución del problema de los rayos canales.
Robert Boyle
En 1661 publicó The Sceptical Chemist (El químico escéptico), obra en la que ataca la vieja teoría
aristotélica de los cuatro elementos (la tierra, el agua, el aire, el fuego), así como los tres principios
defendidos por Paracelso (sal, azufre y mercurio). Por el contrario, Boyle propuso el concepto de
partículas fundamentales que, al combinarse entre sí en diversas proporciones, generan las
distintas materias conocidas, prefigurando con más de cien años de antelación los descubrimientos
y aportaciones que a finales del siglo XVIII, de la mano de Antoine Lavoisier y John Dalton,
conducirían a la fundación de la química moderna .
A su regreso a Inglaterra, fue persuadido por Thomas Holcrof para que aplicara su talento literario
a escribir relatos cortos para los periódicos, mientras que también ayudaba a Holcrof con algunas
de sus obras de teatro y novelas. Mientras tanto, se dedicó a la preparación de una Introducción a
la Filosofía Natural, que se publicó en 1781 y fue un éxito inmediato. A continuación realizó la
traducción de Elementos de la filosofía de Newton, de Voltaire, y finalmente acabó dedicado a la
actividad científica y el periodismo filosófico. En 1784 fue nombrado secretario de la Cámara
General de Fabricantes de Gran Bretaña, y también estuvo relacionado con la Sociedad para el
Fomento de la Arquitectura Naval, creada en 1791. Prestó mucha atención a la construcción de
diversas máquinas de corte, afilado e impresión. También inventó un areómetro.
En 1797 empezó a publicar y contribuir con la Revista de Filosofía Natural, Química y Artes, la
primera obra de su tipo en Gran Bretaña, cuya publicación se prolongó hasta 1814. En 1799 fundó
una escuela en el Soho Square de Londres, donde enseñaba filosofía natural y química.
Siguiendo indicaciones de Alejandro Volta construyó una pila junto a Anthony Carlisle. Con el fin de
mejorar la conexión eléctrica, conectaron los electrodos de la pila a un recipiente con agua.
Notaron que en uno de los terminales aparecía hidrógeno y en el otro, oxígeno, procedentes de la
descomposición del agua. Así descubrieron en 1800 la electrólisis, fenómeno que, mediante una
corriente eléctrica, permite separar los diferentes elementos que componen
un compuesto. Humphry Davy usó la electrólisis para descomponer diferentes sales y así descubrió
el sodio y el potasio. Posteriormente, se obtuvo bario, calcio, magnesio y estroncio.1
Obra escrita[editar]
Escribió numerosos artículos en publicaciones de diversas sociedades científicas. También escribió
libros de diversa temática, algunos de ellos junto a otros autores.
An essay on the disorders of old age (1818)
Lectures on cholera and other pestilencial diseases (1832)
Phisiological observations upon glandular structures and their different secernant offices (1838).
An essay on the disorders of old age: and on the means for prolonging human life.
Es posible que inspirara a Mary Shelley, creadora de Frankenstein, tras los relatos que Carlisle
narraba al padre de la escritora sobre sus experimentos con cadáveres y electricidad.2
Antoine Henri Becquerelnota 1 (París, 15 de
diciembre de 1852-Le Croisic, 25 de agosto de 1908)1 fue
un físico francésdescubridor de la radiactividad y galardonado
con el Premio Nobel de Física del año 1903,2 compartido
con Pierre Curie y Maria Curie.
Fue profesor del Museo de Historia Natural en 1892 (el tercer miembro de su familia en hacerlo) y
de la École Polytechnique en 1895.
Al año siguiente, fue elegido para la Academia de Ciencias de Francia, institución a la que habían
pertenecido su padre y su abuelo. Después de la muerte de su padre en 1892, continuó su trabajo
y, finalmente, se convirtió en profesor de la Escuela Politécnica en 1895, donde sucedió a Alfred
Potier.
Ernest Rutherford
Por sus trabajos en el campo de la física atómica, Ernest Rutherford está considerado como uno de
los padres de esta disciplina. Investigó sobre la detección de las radiaciones electromagnéticas y
sobre la ionización del aire producida por los rayos X, estudió las emisiones radioactivas
descubiertas por Henri Becquerel, y logró clasificarlas en rayos alfa, beta y gamma. En 1902, en
colaboración con Frederick Soddy, Rutherford formuló la teoría sobre la radioactividad natural
asociada a las transformaciones espontáneas de los elementos. Colaboró con Hans Geiger en el
desarrollo del contador de radiaciones conocido como contador Geiger, y en 1908 demostró que
las partículas alfa son iones de helio (más exactamente, núcleos del átomo de helio).
En 1911 describió un nuevo modelo atómico (modelo atómico de Rutherford), que posteriormente
sería perfeccionado por Niels Bohr. Según este modelo, existía en el átomo un núcleo central en el
que se concentraba la casi totalidad de la masa, así como las cargas eléctricas positivas, y una
envoltura o corteza de electrones (carga eléctrica negativa). Logró demostrar experimentalmente
dicha teoría a partir de las desviaciones que se producían en la trayectoria de las partículas
emitidas por sustancias radioactivas cuando con ellas se bombardeaban los átomos. Los
experimentos llevados a cabo por Rutherford permitieron, además, el establecimiento de un orden
de magnitud para las dimensiones reales del núcleo atómico.
Durante la Primera Guerra Mundial estudió la detección de submarinos mediante ondas sonoras,
de modo que fue uno de los precursores del sonar. Finalizada la contienda, en 1919 logró la
primera transmutación artificial de elementos químicos mediante el bombardeo de un átomo de
nitrógeno con partículas alfa; las transmutaciones se deben a la capacidad de transformarse que
tiene un átomo sometido a bombardeo con partículas capaces de penetrar en su núcleo.
En 1919, Chadwick volvió a Cambridge y prosiguió su colaboración con Rutherford, quien había
descubierto en 1917 la desintegración atómica artificial al estudiar el átomo de nitrógeno, y
continuaba trabajando con otros elementos ligeros. Rutherford había teorizado sobre la estructura
de los núcleos atómicos, formados en su concepción por protones y electrones.
En 1932, durante el estudio de una radiación detectada por Walther Bothe (1891-1957), James
Chadwick logró identificar sus componentes como partículas con una masa equivalente a la del
protón, pero carentes de carga, descubriendo así la existencia de los neutrones, componentes del
núcleo atómico junto con los protones, y que harían posible el descubrimiento de la fisión atómica.
James Chadwick dio a conocer sus trabajos en la revista Nature; sin embargo, no se ocupó de la
función del neutrón en el núcleo atómico, trabajos de los que se hizo cargo, casi de forma
inmediata, el físico alemán Werner Heisenberg, y que supusieron el comienzo de la física cuántica.
La construcción de un ciclotrón, que Rutherford no veía con buenos ojos, fue causa de que ambos
se enemistaran y Chadwick partiera a Liverpool para realizar allí labores de docencia. Durante
la Segunda Guerra Mundial, el científico apoyó la construcción de la bomba atómica y marchó a
trabajar a Estados Unidos.
Niels Bohr
Pese a contravenir principios de la física clásica, su modelo atómico, que incorporaba el modelo de
átomo planetario de Rutherford y la noción de cuanto de acción introducida por Planck, permitió
explicar tanto la estabilidad del átomo como sus propiedades de emisión y de absorción de
radiación. En esta teoría, el electrón puede ocupar algunas órbitas estacionarias en las cuales no
irradia energía, y los procesos de emisión y de absorción son concebidos como transiciones del
electrón de una órbita estacionaria a otra.
Biografía
Niels Bohr cursó estudios superiores de física en la Universidad de Copenhague, donde obtuvo el
grado de doctor en 1911. Tras haberse revelado como una firme promesa en el campo de la física
nuclear, pasó a Inglaterra para ampliar sus conocimientos en el prestigioso Cavendish Laboratory
de la Universidad de Cambridge, bajo la tutela de sir Joseph John Thomson (1856-1940), químico
británico distinguido con el Premio Nobel en 1906 por sus estudios acerca del paso de la
electricidad a través del interior de los gases, que le habían permitido descubrir el electrón,
partícula anteriormente intuida y bautizada por George Johnstone Stoney (1826-1911).
Precisamente al estudio de los electrones estaba dedicada la tesis doctoral que acababa de leer el
joven Bohr en Copenhague, y que había llevado a territorio británico con la esperanza de verla
traducida al inglés. Pero, comoquiera que Thomson no se mostrara entusiasmado por el trabajo del
científico danés, Bohr decidió abandonar el Cavendish Laboratory y marcharse a la Universidad de
Manchester, donde aprovechó las enseñanzas de otro Premio Nobel, Ernest Rutherford (1871-
1937), para ampliar sus saberes sobre los modelos del átomo y la radiactividad, descubierta
por Pierre y Marie Curie.
A partir de entonces, entre ambos científicos se estableció una estrecha colaboración que,
sostenida por firmes lazos de amistad, habría de ser tan duradera como fecunda. Rutherford había
elaborado una teoría del átomo que era totalmente válida en un plano especulativo, pero que no
podía sostenerse dentro de las leyes de la física clásica. Bohr, en un alarde de audacia que
resultaba impredecible en su carácter tímido y retraído, se atrevió a soslayar los problemas que
obstaculizaban los progresos de Rutherford con una solución tan sencilla como arriesgada: afirmó,
simplemente, que los movimientos que se daban dentro del átomo están gobernados por unas
leyes ajenas a las de la física tradicional.
Johannes Kepler
Cuatro años más tarde, unos meses después de contraer un matrimonio de conveniencia, el edicto
del archiduque Fernando contra los maestros protestantes le obligó a abandonar Austria, y en
1600 se trasladó a Praga invitado por Tycho Brahe. Cuando éste murió repentinamente al año
siguiente, Kepler lo sustituyó como matemático imperial de Rodolfo II, con el encargo de acabar las
tablas astronómicas iniciadas por Brahe y en calidad de consejero astrológico, función a la que
recurrió con frecuencia para ganarse la vida.
En 1611 fallecieron su esposa y uno de sus tres hijos; poco tiempo después, tras el óbito del
emperador y la subida al trono de su hermano Matías de Habsburgo, fue nombrado profesor de
matemáticas en Linz. Allí residió Kepler hasta que, en 1626, las dificultades económicas y el clima
de inestabilidad originado por la guerra de los Treinta Años lo llevaron a Ulm, donde supervisó la
impresión de las Tablas rudolfinas, iniciadas por Brahe y completadas en 1624 por él mismo
utilizando las leyes relativas a los movimientos planetarios que aquél estableció.
En 1628 pasó al servicio de Albrecht von Wallenstein, en Sagan (Silesia), quien le prometió, en
vano, resarcirle de la deuda contraída con él por la Corona a lo largo de los años. Un mes antes de
morir, víctima de la fiebre, Kepler había abandonado Silesia en busca de un nuevo empleo.
La primera etapa en la obra de Kepler, desarrollada durante sus años en Graz, se centró en los
problemas relacionados con las órbitas planetarias, así como en las velocidades variables con que
los planetas las recorren, para lo que partió de la antigua concepción de la escuela de Pitágoras,
según la cual el mundo se rige en base a una armonía preestablecida. Tras intentar una solución
aritmética de la cuestión, creyó encontrar una respuesta geométrica relacionando los intervalos
entre las órbitas de los seis planetas entonces conocidos con los cinco sólidos regulares. Juzgó
haber resuelto así un «misterio cosmográfico» que expuso en su primera obra, Mysterium
cosmographicum (El misterio cosmográfico, 1596), de la que envió un ejemplar a Brahe y otro
a Galileo, con el cual mantuvo una esporádica relación epistolar y a quien se unió en la defensa de
la causa copernicana.
John Dalton
Reconocido ya como científico y con una sólida posición académica, Dalton descubrió la
llamada ley de las proporciones múltiples, que rige el peso de los elementos que intervienen en
una reacción química, y propuso como interpretación de la misma toda una teoría sobre la
constitución de la materia que retomaba el atomismo griego: es el llamado modelo atómico de
Dalton, que, vigente a lo largo de todo el siglo XIX, posibilitaría los impresionantes avances
registrados por la química durante ese periodo. En este sentido, la contribución de Dalton posee
una trascendencia casi equiparable a la del «padre de la química», Antoine Lavoisier, que había
sentado los fundamentos y métodos de la nueva ciencia a finales de la centuria anterior.
Biografía
Miembro de una familia muy humilde, en su infancia ayudaba con su hermano a su padre en el
trabajo del campo y en la pequeña tienda familiar donde tejían vestidos, mientras que su hermana
Mary ayudaba a su madre en las tareas de la casa y vendía papel, tinta y plumas. Aunque su
situación económica era bastante precaria, los hermanos recibieron cierta educación en la escuela
cuáquera más cercana, a diferencia de otros niños de la misma condición.
El maestro de la escuela cuáquera de Pardshow Hall proporcionó a John Dalton una buena base y
le transmitió el afán por la búsqueda incansable de nuevos conocimientos. Un cuáquero rico, Elihu
Robinson, se convirtió en su mentor y en otra fuente de estímulo hacia las matemáticas y las
ciencias (especialmente la meteorología). Con sólo doce años de edad, John Dalton abrió una
escuela en su localidad natal, Eaglesfield. Aunque supo manejar los problemas con sus alumnos
mayores que él, después de dos años se vio obligado a abandonar su proyecto debido al bajo
salario, y tuvo que volver a las tareas del campo trabajando para un tío suyo.
En 1781 John Dalton se unió a su hermano como asistente de George Bewley en su escuela de
Kendall. Cuando George Bewley se retiró, su hermano y él abrieron su propia escuela, donde
ofrecían clases de inglés, latín, griego y francés, además de veintiún temas relacionados con las
matemáticas y las ciencias. Su hermana se trasladó con ellos para ayudarles en la casa. A pesar de
tener unos sesenta alumnos, a veces se veían obligados a trabajar en tareas auxiliares para
mantenerse.
Erwin Schrödinger
En 1926 publicó una serie de artículos que sentaron las bases de la moderna mecánica cuántica
ondulatoria, y en los cuales transcribió en derivadas parciales su célebre ecuación diferencial, que
relaciona la energía asociada a una partícula microscópica con la función de onda descrita por
dicha partícula. Dedujo este resultado tras adoptar la hipótesis de Louis de Broglie, enunciada en
1924, según la cual la materia y las partículas microscópicas, éstas en especial, son de naturaleza
dual y se comportan a la vez como onda y como cuerpo.
Permaneció en dicha universidad hasta 1933, momento en que decidió abandonar Alemania ante
el auge del nazismo y de la política de persecución sistemática de los judíos. Durante los siete años
siguientes residió en diversos países europeos hasta recalar en 1940 en el Dublin Institute for
Advanced Studies de Irlanda, donde permaneció hasta 1956, año en el que regresó a Austria como
profesor emérito de la Universidad de Viena.