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—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo

hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y


se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no
son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre.
Mateo 19:4-6 | NVI
Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos,
amen a sus esposas y no sean duros con ellas.
Colosenses 3:18-19 | NVI | humildad relaciones
Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque
Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades
sexuales.
Hebreos 13:4 | NVI | deseo juicio
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
Proverbios 31:10 | NVI | valioso relaciones
El corazón del hombre traza su rumbo,
pero sus pasos los dirige el Señor.
Proverbios 16:9 | NVI | planificación dependencia
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó
por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la
palabra.
Efesios 5:25-26 | NVI | amor purificación relaciones
Pero en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia
esposa, y cada mujer su propio esposo.
1 Corintios 7:2 | NVI | deseo relaciones
Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a
hacerle una ayuda adecuada.»
Génesis 2:18 | NVI | creación relaciones
No envíes a la guerra a ningún hombre recién casado, ni le impongas ningún
otro deber. Tendrá libre todo un año para atender su casa y hacer feliz a la
mujer que tomó por esposa.
Deuteronomio 24:5 | NVI
De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señorhizo una mujer y
se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Ésta sí es hueso de mis huesos y
carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada.» Por
eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se
funden en un solo ser.
Génesis 2:22-24 | NVI | creación
Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo
es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la
cual es su cuerpo.
Efesios 5:22-23 | NVI | Jesús salvación relaciones
Toda tú eres bella, amada mía;
no hay en ti defecto alguno.
Cantares 4:7 | NVI | belleza relaciones
Me deleito mucho en el Señor;
me regocijo en mi Dios.
Porque él me vistió con ropas de salvación
y me cubrió con el manto de la justicia.
Soy semejante a un novio que luce su diadema,
o una novia adornada con sus joyas.
Isaías 61:10 | NVI | justicia alegría redentor
1. Primero el cónyuge, después los padres

Este versículo dice que el matrimonio que Dios instituyó requiere de dos acciones. Primero, dejar a los
padres físicamente. Al casarnos formamos una nueva familia, un nuevo hogar y esa debe ser nuestra
prioridad. Por supuesto que tenemos que amar y honrar a nuestros padres hasta la muerte, pero debemos
entender que como nueva familia, haremos planes y tomaremos decisiones contando el uno con el otro.

Segundo, unirnos en una sola carne con nuestro cónyuge: unidad sexual y unidad emocional. Desde el
momento en que nos casamos disfrutaremos sexualmente el uno del otro y buscaremos caminar juntos en
todas las áreas, como por ejemplo, la economía familiar, el servicio a Dios y la educación de los hijos cuando
lleguen.

2. Es para siempre

¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso
dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo
cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
(Mateo 19:4-6)

El diseño original de Dios es que el matrimonio sea para siempre. El divorcio no forma parte de su plan, él
desea que estemos juntos hasta la muerte. En este versículo de Mateo Jesús admite que Moisés permitió el
divorcio "por la dureza del corazón del hombre". Hay situaciones límites de abuso o infidelidad que
requieren una medida drástica, pero el plan original de Dios para el matrimonio es que el hombre y la mujer
permanezcan juntos hasta que la muerte los separe.

3. Trae felicidad

Dios debe guiarnos en la elección de nuestra pareja, recibimos bendición cuando escogemos dentro de su
voluntad para nosotros. Debemos casarnos con alguien que trae alegría a nuestro corazón, alguien que nos
acerca a Dios y a su propósito para nuestra vida. Así caminaremos juntos y con gozo el camino por el que
Dios nos lleve.
4. Unidad en Cristo

No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede
tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente
con un incrédulo?
(2 Corintios 6:14-15)

La palabra cónyuge quiere decir unidos por el yugo, en referencia a la yunta que mantiene unidos a los
bueyes para que puedan arar en la misma dirección. El matrimonio debe estar unido en todos los sentidos y
la unión espiritual es vital. Debemos estar unidos en Cristo, ambos amar y obedecer a Jesús para poder vivir
en armonía y para que Cristo sea glorificado en todo lo que hacemos.

5. Sumisión como al Señor

No hay temor a someternos el uno al otro cuando ambos estamos llenos del amor de Dios. Confiamos que
Dios guía a la otra persona dentro de su voluntad y no tememos que se aproveche o nos haga daño a
propósito. Por eso es importante casarnos con un hombre temeroso de Dios y lleno de su Espíritu Santo. Si
sabemos que sus acciones y palabras están guiadas por el Señor no tendremos miedo a someternos. El amor
perfecto que Dios nos da echa fuera cualquier temor (1 Juan 4:18).

6. Amar como Cristo

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa.
(Efesios 5:25-26a)

El amor de Cristo por la iglesia debe ser nuestro ejemplo. Jesús estuvo dispuesto a ir a la cruz por cada
uno de nosotros y lo hizo por amor. Los seres humanos tendemos a ser egoístas, a buscar nuestro propio
bien antes que el de los demás. Pero el esposo cristiano necesita llenarse del amor de Cristo buscando en
todo momento el bienestar espiritual de su esposa, lo que la acerca a Dios y la santifica.

7. El orden correcto

Todo en la vida funciona mejor cuando seguimos los consejos e instrucciones y el matrimonio no es la
excepción. Para que haya paz y armonía debe estar claro el orden de liderazgo. El esposo debe buscar la
dirección de Dios sobre qué es mejor para él y su familia, debe tener una vida saludable de oración y
estudiar la palabra. La mujer también necesita acudir a Dios pidiéndole sabiduría para ella y para su marido y
apoyar a su esposo en la toma de decisiones que alegren el corazón del Padre.

8. Fomentar la intimidad sexual

¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla
encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!
(Proverbios 5:18-19)

Dios anhela que el esposo y la esposa tengan una vida sexual satisfactoria durante toda su vida y que sean
exclusivamente el uno para el otro. La intimidad sexual matrimonial debe traer gozo y satisfacción, no
vergüenza ni temor y debe reforzar también nuestra estima propia. En el acto sexual expresamos nuestro
amor, nuestra confianza total en nuestro cónyuge y también el aprecio a la forma en que Dios nos creó a
nosotros y a la otra persona.

9. Más fuertes con Dios

Se dice que en la unión está la fuerza y esto es aun más cierto en el matrimonio. Un matrimonio unido es un
gran ejemplo en este mundo que aplaude tanto el individualismo. Si ambos sirven a Dios contarán con
su ayuda en los momentos difíciles, recibirán su sabiduría para tomar las decisiones correctas y la fuerza
para superar las pruebas. No solo se apoyarán y animarán el uno al otro en los momentos de tentación o de
dificultad sino que buscarán la dirección de Dios y perseverarán hasta obtener el resultado deseado.

10. Ser un equipo

Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del
que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a
calentarse?
(Eclesiastés 4:9-11)

El matrimonio debe trabajar junto por metas comunes uniendo esfuerzos para ver cumplidos los sueños y
anhelos que Dios pone en sus corazones. Cada uno debe velar por el bienestar del otro, cuidarle y ayudarle.
Si uno cae, el otro lo levanta, le venda la herida, le anima a seguir.

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