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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE

CHIAPAS
FACULTAD DE CIENCIAS
SOCIALES
CAMPUS III

IDENTIDAD DE GÉNERO: UNA COMPARACIÓN ENTRE TRES


GENERACIONES DE MUJERES TUXTLECAS DE CLASE MEDIA.

CAMBIOS Y CONTINUIDADES

TESIS

PARA OBTENER EL TÍTULO DE:

Licenciada en Antropología Social

PRESENTA:

Nashyelli Salazar Flores

DIRECTORA DE TESIS:

Dra. María Inés Castro Apreza

San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, 2008

1
Corazones Rojos
Corazones rojos corazones fuertes
espaldas débiles de mujer
mil insultos como mil latigazos
mil latigazos dame de comer
de comer cordura de comer comida
yo sabré como traicionar
traicionar y jamás pagar
porque yo soy un hombre y no te puedo mirar
Así es...
Eres ciudadana de segunda clase sin privilegios y sin honor
porque yo doy la plata
estas forzada
a rendirme honores y seguir mi humor
búscate un trabajo
estudia algo
la mitad del sueldo y doble labor
si te quejas
allí esta la puerta
no estas autorizadas para dar opinión
Corazones rojos
corazones fuertes
corazones rojos
Hey! mujeres
Hey! mujeres
De tu amor de niña sacaré ventaja
de tu amor de adulta me reiré
con tu amor de madre dormiré una siesta
y a tu amor de esposa le mentiré
Nosotros inventamos
nosotros compramos
ganamos batallas y también marchamos
tu lloras de nada y te quejas de todo
para cuando a veces nos emborrachamos
(coros)
En la casa te queremos ver
lavando ropa pensando en él
con las manos sarmentosas
y la entrepierna bien jugosa
ten cuidado
de lo que piensas
hay un alguien sobre ti
seguirá esta historia
seguirá este orden
porque Dios así lo quiso
porque Dios también es hombre
(J. González, Los prisioneros)

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Índice

Dedicatoria 7
Agradecimientos 8
Introducción 9

CAPÍTULO I

Presentación del proyecto

Planteamiento del problema 15

Hipótesis y Objetivos Generales 18

Mujeres de clase media: Los marcos de referencia 19

Metodología. El problema de las entrevistas y el trabajo de campo 20

¿Por qué ellas? 23

Las mujeres objeto de estudio 24

CAPÍTULO II

Género, Clase Media e Identidad: Reflexiones para un marco teórico

Introducción 27

¿Por qué la perspectiva de género en el trabajo? 27

Los planteamientos feministas. De la Antropología de la Mujer a la Antropología de Género 29

El género y su importancia en la teoría del análisis 37

Discusiones teóricas sobre la categorización de la clase media 37

La conceptualización de la clase media 39

¿Clase media categoría económica o categoría cultural? 42

Identidad, familia, maternidad: la construcción del ser femenino 48

3
La identidad como objeto de estudio 49

El “yo” y los “otros” el binomio de la identidad 50

La construcción de la identidad femenina 52

La familia, la maternidad y el ser mujer 54

La identidad femenina, la generación y el cambio 57

CAPÍTULO III

Educación, empleo y familia: Las mujeres de Tuxtla desde los datos estadísticos

Datos generales de población 60

Niveles de fecundidad en el estado y el municipio 64

Hogares con jef@s de familia en Chiapas y México 67

Educación: mujeres y hombres 71

Participación escolar por sexo a nivel estatal 76

Porcentaje de participación femenina y masculina por áreas de licenciatura 76

Educación a nivel municipal 79

Empleo 80

Conclusiones generales con base en las estadísticas 80

CAPÍTULO IV

La familia, las relaciones de poder y género

La familia y su importancia en el estudio de la identidad de género 82

Los estudios de familia 82

Las redes familiares positivas y negativas 83

Género y poder dos conceptos inseparables 89

4
Las mujeres y el poder 90

La familia y el poder 91

Tres familias chiapanecas: observaciones desde la línea materna 94

Los lazos familiares y su importancia en la construcción del “ser mujer” 98

El valor del matrimonio en las nuevas y viejas generaciones 100

Cuando las mujeres deciden ser madres 107

Cambios en los roles familiares del padre y de la madre en tres generaciones de mujeres 112

CAPÍTULO V

El trabajo femenino y la importancia de la educación formal


en la formación de un nuevo modelo familiar

El poder de la mujer en el ámbito público 122

Trabajo: De lo doméstico a lo extradoméstico, estudios sobre la relación mujer-trabajo 123

La inserción de la mujer al mercado de trabajo 127

La importancia de la educación formal en el discurso familiar 130

El discurso entorno al valor de los estudios y el trabajo 132

La trayectoria escolar en tres generaciones de mujeres 136

La elección de la carrera 137

La trayectoria laboral 139

El trabajo y los problemas en el desempeño laboral 144

Cuando se es madre y profesionista: estrategias para el desempeño público y privado 148

La aportación del trabajo a la identidad femenina 151

5
CAPÍTULO VI

El modelo femenino: cambios y continuidades en tres generaciones


de mujeres chiapanecas

Continuidades: lo típico de los roles cotidianos 153

Las estrategias para el cambio 155

Hombres y mujeres: ventajas y desventajas 156

Las mujeres y sus desventajas 158

Problemas de la mujer actual 161

Hombres ventajas y desventajas 163

El ideal masculino: de la fantasía a la realidad 164

Opiniones expresadas sobre los cambios que deben hacer las mujeres 165

Consideraciones finales 166

La resignificación del ser mujer (conclusiones generales) 168

Bibliografía 172

ANEXOS

Cuadros comparativos de las tres generaciones de mujeres en la familia 183

Fichas de entrevistas 185

Guía de entrevistas 186

La clase media una breve etnografía ilustrada 192

6
A las mujeres que me inspiraron ha realizar esta investigación.

A mi madre que aún con nuestras constantes peleas y diferentes puntos de vista ha sido el

ejemplo de “mujer fuerte”. Por que tus contradicciones y críticas que me han llevado a

reafirmar lo que soy y quiero ser.

A mi padre por su apoyo y paciencia a lo largo de este proyecto, por ser un hombre que

rompe esquemas y estereotipos, por el respeto que siempre me ha dado como mujer, por

darme la libertad de elegir y emitir mis opiniones.

A mi hermano por su apoyo y ánimos, por que tus bromas y locuras me ayudaron a

sacudirme el estrés.

A Juan por ser siempre el que me lleva a cuestionarme más allá de lo común, por ponerle la

sal y la pimienta a este trabajo, por ser pareja, amigo, colega y confidente, por que tus

criticas a la mujer y a la profesionista me han hecho crecer.

A ell@s, por permitirme ser libre, por ser cómplices y amig@s, por apoyarme en cada

nuevo proyecto.

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco en especial a las nueve mujeres que me abrieron las puertas de su casa, que se
dieron tiempo de atenderme en medio de tareas, trabajo, hijos y esposos, por permitirme
conocerlas y aprender de ellas, gracias.

A la Dra. María Inés Castro Apreza, por su labor como asesora en este trabajo, que me
llevó a conocerla como profesionista y mujer.

A Josefa Ruíz Leep y a Cecilia Acero Vidal por ser mis contactos en el trabajo de campo,
por apoyarme una vez más como amigas y como colega.

A mis maestros:

La Mtra. Paola Ortelli, mi maestra de seminario por presionarme a mí y a mis compañeros a


terminar nuestro protocolo de tesis, por darme los cimientos y el impulso necesario para
iniciar este proyecto.

La Dra. Claudia Molinari y el Mtro. Daniel Ochoa por la realización del Taller de Tesis
quienes fueron el apoyo y la inspiración para dar seguimiento a mí trabajo y el de los otros
alumnos que participamos en su proyecto altruista. Gracias por apoyar y promover la labor
científica en la facultad.

Al Mtro. Juan Carlos García Sosa por su apoyo en este proyecto, por ser siempre más
amigo que maestro, por permitir a sus alumnos la libertad de expresarse sin miedo a la
crítica y por ser el único maestro que incluyó textos feministas en su programa de estudio.

A la Mtra. Kathia Núñez Patiño por aceptar ser lectora de esta tesis y por sus valiosos
comentarios.

A todos ell@s gracias por darme las herramientas necesarias en esta profesión.

8
INTRODUCCIÓN

“¿Qué tema te interesa estudiar Nashyelli?”, fue la pregunta que me planteó mi entonces
maestra de Seminario de Investigación, la Mtra. Paola Ortelli. Me encontraba en el sexto
semestre de la carrera y de pronto ahí, a más de la mitad de mis estudios universitarios esa
pregunta parecía caerme como balde de agua fría. Me había pasado esperando el momento
de poder planearme un proyecto, me emocionaba pensar que por fin podía poner en práctica
lo aprendido en las aulas. Pero la realidad es que no estaba preparada para responder a ello;
un poco tartamuda y con las manos sudorosas respondí: “No se, me gustaría estudiar algo
que tenga que ver con antropología urbana, tal vez el graffiti” (sí, dije lo primero que se me
vino a la mente).

Me regresé a mi casa ese día un poco preocupada por no saber responder a la pregunta; la
realidad es que así me la pasé los siguientes tres meses de clase.

Un buen día charlando durante la comida, como lo acostumbrábamos hacer con una de mis
buenas amigas de la universidad, le comenté mi problema, a lo que ella me cuestionó:

_ ¿No has pensado en estudiar algo referente a mujeres?, hace poco hubo unas conferencias
en el auditorio de la universidad y el tema parece ser muy interesante.

Me quedé pensando “¿mujeres?”, la verdad, no se me había ocurrido. Recordé que alguna


vez cursando el tercer semestre, mi entonces profesora de Demografía, la Mtra. María
Elena Santa había formado un seminario de género, con un pequeño grupo de alumnos (sí,
alumnos, hombres y mujeres reunidos en un salón para discutir de hombres y mujeres; claro
que la mayoría del grupo lo conformaban mujeres y éste tristemente no prosperó, por
diversas razones, que no importa comentar en este momento); me había llamado la atención,
pero nunca me inscribí, la razón, aunque me de pena decirlo, fue “la flojera”, para mí las
ocho horas de estudio que pasaba de lunes a viernes en la universidad eran más que
suficiente.

Otra de las razones es que siempre vi a las mujeres que realizaban estudios de género como
feministas radicales, intentando combatir al enemigo con las mismas herramientas que ellas
criticaban, el machismo vs el feminismo; el derrocamiento de un patriarcado para imponer

9
un matriarcado, que según yo no expresaba más que una lucha de poderes, la búsqueda de
un elitismo con el cual yo no congeniaba. Claro que esos eran prejuicios tontos de una
mujer desinformada sobre el tema. Nunca me había tomado la molestia de leer sobre el
feminismo, ¡vaya, ni siquiera había buscado la definición en un diccionario!, pues en
ninguna de mis clases durante toda la carrera esta corriente figuró como importante. Ahora
que lo veo en retrospectiva y con la información con la que ya cuento, puedo decir que
dicho hecho forma parte de los problemas de género, pues por un lado se puede ver a la
educación como una herramienta que abre paso a las mujeres a nuevos ámbitos públicos,
pero por el otro se debe tomar en cuenta que ésta misma mucha de las veces refuerza la
ideología patriarcal1.

Cuando mi amiga me mencionó la frase “estudiar a las mujeres”; “Qué mejor manera de
aprender algo nuevo” (me dije).

Me dediqué la tarde a pensar durante mis tiempos libres qué quería saber sobre las mujeres,
pero siempre lo pensé de una forma ajena a mí, a mi propio ser; es decir nunca me visualicé
como parte del problema de los estudios de género.

Cuando llegué ha una de mis tantas clases de seminario y me tocaba el turno de exponer lo
que supuestamente serían mis avances de investigación, mencioné entonces: “He decidido
cambiar de tema, ahora estudiaré el papel de la mujer en la política” (un tema muy general
para decir verdad).

Inició entonces el bombardeó de preguntas ¿por qué ese tema?, ¿cómo lo piensas delimitar?,
¿ya pensaste en el trabajo de campo?, etcétera, etcétera. Algunas de mis compañeras se
mostraron interesadas y agregaron comentarios al respecto. Ahí estaba yo, nuevamente
intentando responder a cada una de las preguntas, con una cabeza llena de telarañas.
Después de la lluvia de cuestionamientos, decidí hacer caso al consejo de la Mtra. Ortelli,
fui a la biblioteca de la escuela y busqué libros e información sobre el tema mujeres y
política, visité la biblioteca del CIESAS con la misma intención, tratando de empaparme
del tema; nunca imaginé que encontraría tanta bibliografía clasificada bajo el tema mujeres.

1
Véase Lamas, Marta, “El aprendizaje y el género”, en La perspectiva de género, [consultado el 20 de
septiembre de 2007] Disponible en http://www.latarea.com.mx/articu/articu8/lamas8.htm y Corona, Caraveo,
Yolanda (1989), “Conceptualización y valoración del trabajo doméstico. El punto de vista de los niños”, en
Orlandina de Oliveira (Coord.), Trabajo, poder y sexualidad, El Colegio de México, México, pp.81-102.

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Para no cansar al lector, terminé el semestre con un escrito que intentaba plantear un tema
de investigación. Pasé mi primer seminario de investigación con una calificación no
excelente, pero si lo suficientemente buena como para mantener mi promedio.

Cuando entré al segundo seminario de investigación, las lecturas hechas me hicieron


cuestionarme muchas cosas respecto a mí misma y mi familia. Un buen día sentada en la
clase de seminario II, mientras cada uno de mis compañeros exponían sus avances y
muchos más expresaban haber cambiado nuevamente de tema; ahí estaba yo, otra vez con
un montón de mariposas en la panza, a tres personas de que me tocara mi turno; repetía en
mi mente “mujeres, mujeres, ¿qué quiero saber de ellas?”, comencé entonces a pensar en
mi madre, en mis tías, en mis abuelas, en mis amigas; cuando llegó mi turno sólo pude
decir: “He decidido cambiar de tema, me interesan aún los estudios de género, pero no
quiero trabajar El papel de la mujer en la política”.

Me solté con una breve exposición improvisada de seis minutos sobre las mujeres que
forman parte de mis relaciones familiares, hablé sobre el carácter fuerte de mi madre, sobre
la independencia de mis tías, sobre lo trabajadora que es mi abuela materna y cómo creía
que a pesar de todo ello tendían a repetir algunos estereotipos clásicos de la mujer en el
discurso; mi maestra sólo alcanzo a repetir: “Muy interesante, debes trabajar más en
plantear el problema de fondo y pensar en la construcción de tu protocolo”.

Fue así como de ver los problemas externos a mi realidad inmediata, volteé a ver un
fenómeno tan cercano a mí, que tal vez sin ayuda de las lecturas previas no hubiera podido
descubrir. Por fin pude encontrar un tema que fuera de mi interés y total agrado.

Mi visión sobre el feminismo, las mujeres y los hombres cambió en buena medida con mis
cuestionamientos hechos a lo largo de esta investigación, pues el hecho de emprender un
trabajo de género marca y marcará sin duda buena parte de mis pensamientos y acciones
futuras; ya que, aunque algunos teóricos y académicos señalen la importancia de
mantenerte alejado y al mismo tiempo cercano a tu problema de investigación, en la
realidad la brecha entre el investigador y sus sujetos de estudios puede ser muy corta, más
tratándose de una mujer que estudia a otras mujeres, perteneciente a su misma clase social y
en su ciudad de origen, pero esto no implica que el sentido crítico y analítico quede de lado.

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Los siguientes meses de seminario me la pasé puliendo el protocolo, pensando en mis
técnicas para elaborar el proyecto y cómo llevar a cabo el trabajo de campo, hasta que en
noveno semestre me vi obligada en una de mis clases a registrar mi proyecto de tesis:
Identidad femenina, en las mujeres profesionistas de clase media, en la ciudad de Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas. La resignificación del ser mujer en el contexto familiar (claro que esto
fue después de haber conocido a mi asesora, escuchar sus comentarios y realizar dos
entrevistas piloto), título que después cambio para expresar más claramente el interés
central de la tesis por: Identidad de Género: Una comparación entre tres generaciones de
mujeres tuxtlecas de clase media. Cambios y Continuidades.

Me sentí plenamente atraída por explorar un campo no muy estudiado y difundido dentro
de las ciencias sociales y absolutamente virgen en los estudios de mujeres realizados en
Chiapas; el curso de vida de las mujeres de clase media y su trayectoria laboral, una
comparación generacional entre abuelas, madres e hijas lo que nombro como la línea
materna.

Pensé que lo novedoso de la tesis aparte de todo el tema en sí, sería el trabajo de campo
pensado en tres generaciones de mujeres pertenecientes a una misma familia; la realidad
fue triste cuando descubrí que este tipo de metodología ya se habían retomado en trabajos
anteriores pocos, pero muy buenos la mayoría de ellos realizados en las ciudades de
México y Guadalajara como tesis de maestría y otros tantos realizados en zonas indígenas.

A ello le siguieron meses de lecturas, de visitas a bibliotecas, de exposiciones del tema, de


tocar puertas y hacer llamadas telefónicas en busca de entrevistas, momentos de inspiración
y momentos de desesperación, en los que pareces quedarte en blanco, de sortear los retos
que te impone el trabajo de campo y por qué no decirlo, momentos de dudas, en los que
piensas que tal vez no eres lo suficiente buena para esto. Pero aquí están los resultados de
esos meses maravillosamente aleccionadores reflejados en seis capítulos que buscan
exponer de la mejor manera posible los resultados de mi investigación.

En el primer capítulo de esta tesis expongo el planteamiento del problema, las hipótesis y
los objetivos del mismo, así como la metodología empleada en el trabajo de campo y los
marcos de referencia para la construcción del análisis. En el segundo capítulo se expone el
marco teórico, construido en base a los conceptos claves para definir a las sujetas de

12
estudio: Género, Clase Media e Identidad de género. El género como una revisión
necesaria para empaparme del tema y definir esta perspectiva de análisis, la clase media
para señalar la necesidad de identificar a la clase con base no sólo a sustentos económicos,
sino históricos y culturales y por último La identidad femenina señalada como aquella que
se construye bajo una maraña de eventos culturales, políticos, sociales, simbólicos,
colectivos e individuales que se entretejen el ser y el deber ser de las mujeres. El tercer
capítulo, por su parte, expone el contexto sociocultural de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (donde
se desenvuelven las mujeres de esta investigación) desde los datos estadísticos tomando en
cuenta la familia, la educación escolar, el trabajo y la maternidad; dicho trabajo lo hago
bajo una comparación a nivel nacional y estatal. En el cuarto capítulo se describe a las tres
familias estudiadas en este trabajo, para dar paso a exponer las relaciones familiares, como
relaciones de poder y de género desde donde se construye al “ser mujer”; se analiza lo
negativo y lo positivo de los lazos familiares; así como la importancia que tiene el
matrimonio y la maternidad en la identificación de las mujeres; para terminar con los
cambios en los roles del padre y de la madre observados en las tres generaciones de mujeres.
El quinto capítulo se enfoca en el trabajo femenino y la importancia de la educación formal,
se analiza en primer plano el concepto de trabajo; en el segundo apartado se busca señalar
el valor de la educación formal vista desde el seno familiar, resaltando su importancia en
los procesos de cambio, para continuar con el análisis de la trayectoria escolar y laboral de
cada una de las mujeres perteneciente a las tres familias tluxtlecas estudiadas; en donde
sobresale como punto importante la elección de la carrera; para terminar con dos apartados
importantes, el trabajo y los problemas en el desempeño laboral, las estrategias para el
desempeño público y privado cuando se es madre y profesionista. En el sexto capítulo
titulado El modelo femenino: cambios y continuidades en tres generaciones de mujeres
chiapanecas, se señala la continuidad de los roles femeninos expresados en la cotidianidad
de las tareas diarias, se puntualiza también las estrategias para el cambio que emplean las
mujeres, y por último se señalan “las ventajas y desventajas” de los hombres y mujeres
desde el punto de vista de las entrevistas y la construcción de un ideal masculino que rompe
con la imagen del “macho mexicano”, así como la apropiación de nuevos modelos y
valores femeninos en las mujeres que son el reflejo de los cambios y continuidades en las

13
relaciones de género y el séptimo y último capítulo resume las conclusiones hechas a lo
largo de la tesis y expongo mi conclusión general sobre el problema.

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CAPITULO I

Presentación del proyecto

Planteamiento del problema

A mediados del siglo pasado se dieron en el mundo una serie de cambios muy importantes,
tecnológicos y sociales, pero uno de los más trascendentes y poco apreciado, sin duda, fue
la revolución femenina. Grupos de mujeres académicas, lesbianas, amas de casa, maestras,
obreras, etc., se unieron para luchar por algo en común: el respeto a las diferencias, el
derecho a ser escuchadas, a tener plena libertad sobre sus cuerpos y a gozar de los mismos
privilegios que el sexo opuesto. La consecuencia de esto fue una nueva visión del papel que
ocupamos las mujeres y los hombres en el mundo y por supuesto los cambios estructurales
en la sociedad y en las familias.

Como lo señala Julia Isabel Flores (1998), existen en la actualidad cambios estructurales
que generan fuertes efectos políticos y culturales como:

1. El alfabetismo, que inicia el cambio demográfico y facilita las condiciones para la


industrialización;

2. Cambios en la estructura de la familia, en la cual la nueva posición de la mujer


asegura, a su vez, el alfabetismo de sus hijos; de hecho, el alfabetismo aumenta por
el nuevo lugar de la mujer en la familia. Los niveles culturales tienden a ser más
elevados en los lugares en donde la mujer recibe un trato más igualitario y en donde
la edad de la mujer al momento del matrimonio es más tardía. La estructura de la
familia también está en flujo constante debido a las alteraciones en el estatus de la
mujer, su ingreso al mercado de trabajo y las leyes que la protegen (…)

3. La industrialización. La desilusión con el progreso y sus desigualdades, con las


formas del conocimiento, es una de las características propias de la sociedad actual,
así como el consumo masivo de bienes materiales. El nivel sin precedentes del
consumo masivo de bienes materiales fortalece la emergencia de formas de culturas
nuevas y más flexibles,

4. Y el consumo contemporáneo, que no sólo altera la cultura material, sino que puede
alterar las representaciones colectivas pues disemina objetos y herramientas
creadoras de cultura.

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A todo lo anterior agrego el invento y uso de los métodos anticonceptivos para la
planificación familiar, que unidos al lema “la familia pequeña vive mejor”, dieron a las
mujeres más libertad para desarrollar actividades fuera del hogar y como consecuencia
permitieron a algunas familias alcanzar un mejor nivel de vida. Y es que el invento de la
píldora anticonceptiva (1960) fue una de las herramientas más empleadas por las mujeres
feministas o no feministas para liberarse del peso de tener que ser madres cuando no lo
deseaban y en algunos casos fomentó el despertar sexual, permitiéndoles gozar más
libremente del sexo sin tener que verlo únicamente como un método de reproducción
monogámica.

Fue precisamente de la observación de este panorama donde me surgió la interrogante


principal que desató mi investigación, ¿por qué hoy después de poco más de 30 años de
constante lucha por el respeto a los derechos humanos y de la conquista femenina en
terrenos públicos2 (algunos de ellos en mayor medida que en otros) se da una continuidad
de subalternización3 de la mujer en el ámbito privado (el hogar)?

Al final del día, al cruzar la puerta de la casa, millones de mujeres se quitarán las batas
blancas, el traje de obreras, dejarán los libros y papeles de oficina sobre la mesa, y se
dispondrán a vestir con el traje de esposas, de amas de casa y de madres, este último el más
importante para la mayoría de ellas. Se verán entonces obligadas a duplicar su jornada de
trabajo4.

2
El debate entorno al par conceptual Público-Privado (Rabotnikof, 2000) en la literatura feministas, identificó
lo privado con el ámbito familiar, doméstico y sexual asignado a las mujeres, desde donde se naturalizaban las
relaciones patriarcales; mientras lo público se relacionó con el ámbito del mercado y del orden político,
asignado a los hombres y la simple asignación a uno u otro ámbito marca las relaciones de desigualdad entre
hombres y mujeres.
3
Si buscamos en el diccionario las definiciones que encontraremos serán: subalterno, na. (Del lat.
subalternus). adj. inferior (que está debajo de algo). || 2. Dicho de una persona: inferior (subordinada). || 3. m.
y f. Empleado de categoría inferior.
Los estudios subalternos forman parte de las corrientes que se desarrollan tras los estudios culturales, que
tiene como base principal criticar la visión occidentalista y analizar los esquemas de poder hegemónicos.
Desde esta perspectiva teórica se ve al subalterno no como un ser pasivo que es movilizado únicamente desde
arriba, sino como un ser activo que se moviliza desde abajo y es capaz de ejercer un cierto poder desde su
posición inferior (Véase Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta (1998) y Reynoso Carlos (2000)).
4
Ésto no quiere decir que niegue la existencia de matrimonios donde el hombre participa en las labores del
hogar. Pero aún en estos casos la mujer es siempre la principal encargada de esta labor, ya sea aquella que lo
realiza como un medio de subsistencia (la empleada doméstica) o aquella que lo visualiza como parte de sus
roles cotidianos (la madresposa o ama de casa).

16
Este estudio pretende observar y señalar la relación que se da entre el ejercicio de un
trabajo remunerado y el nivel de estudios de las mujeres, con los cambios que se presentan
en las relaciones de pareja y en la resignificación del “ser mujer”, que describen un
panorama más complejo de las relaciones de género donde la imagen de la mujer como ser
pasivo y víctima es cuestionada.

Mi interés es observar, señalar y comprender los cambios y continuidades del ser mujer
dentro del contexto familiar (el espacio privado), reproducido en las prácticas familiares y
discursos cotidianos a lo largo del curso de vida de las mujeres profesionistas de clase
media, así como determinar de qué manera influye la educación universitaria y el ejercer
una carrera en los cambios del sentido de ser mujer.

Con el ser mujer me refiero a la visión socializada y generalizada que se tiene de las
mujeres, a los discursos que se naturalizan y adoptan como verdaderos, y marcan la
“esencia” de lo femenino.

En relación a las mujeres, hay prejuicios culturales con gran arraigo histórico sobre su
“debilidad física”, su “vulnerabilidad” durante el embarazo o “su papel especial e insustituible”
para cierto modelo de familia. Según estas concepciones, está plenamente “justificado” el
“proteger” a las mujeres, aunque ese trato encubra una real discriminación (Lamas, 2007:2).

Para comprender más el origen de los cambios y continuidades del ser mujer planteo hacer
una comparación generacional en la línea materna (madre, abuelas e hijas) en tres familias
tuxtlecas con la finalidad de saber cuáles son los modelos que han marcado la identidad de
las mujeres profesionistas de clase media, pues como lo señala Martha Caballero “las
mujeres como totalidad no existen, lo que existe es cada una de ellas en su contexto y lo
que particularmente han vivido a lo largo de su vida. No podemos hablar de variaciones en
el tiempo si no tenemos con quien comparar” (2007:22). Se trata aquí de buscar puntos de
referencia que nos lleven a comprender el proceso de resignificación de la mujer, mediante
la observación de patrones repetitivos y cambiantes en las relaciones de género de las tres
familias tuxtlecas estudiadas.

Parto entonces de la idea de que el ser femenino se construye y reconstruye dentro de una
maraña de eventos, discursos y modelos recibidos de manera consciente o inconsciente a lo
largo del curso de vida de las mujeres, desde que éstas nacen hasta el día de su muerte, en

17
la que los espacios e instituciones (familia, escuela, medios, trabajo, etc.) pueden funcionar
como vías transmisoras, reconstructoras o transformadoras de valores.

Para ello el Género como un enfoque teórico y categoría de análisis será mi eje central para
entender las interacciones sociales entre hombres-mujeres y mujeres-mujeres, y cómo estas
relaciones refuerzan las ideologías sobre los roles que deben asumir ellos y ellas en el
ámbito privado (el hogar).

Hipótesis y Objetivos Generales

Objetivos:

 Develar los cambios y continuidades del ser mujer entre las tres generaciones de
mujeres tluxtlecas.

 Develar el significado de ser mujer en las nuevas generaciones de mujeres


tuxtlecas.

 Comprobar si la educación informal tiene mayor peso que la educación formal en


los procesos de cambios y continuidades en la resignificación del ser mujer.

 Determinar hasta que grado influye la educación formal y la obtención de un


trabajo en la transformación de los roles femeninos y masculinos dentro del hogar
y la construcción de la equidad de género.

 Descubrir y analizar cuáles son las estrategias que emplean las mujeres para
desarrollar sus metas tanto en el espacio público, como en el privado, en medio de
tensiones que ellas pueden experimentar entre el ser mujer “tradicional” y sus
aspiraciones propias.

 Analizar que importancia tienen los roles de esposa, madre y profesionista, para la
realización personal de las mujeres

 Determinar que tan importante es el rol de madre y esposa en el proceso de


resignificación del ser mujer

18
Hipótesis:

 La educación informal, los modelos recibidos dentro de la familia son los que
condicionan en gran medida los cambios y continuidades en la resignificación del
ser mujer, puesto que los cimientos más firmes de la identidad son aquellos que se
reciben durante la infancia (y se observan hasta la etapa adulta), pues gran parte
de ésta la única imagen femenina constante es aquella que se transmite a las hijas
por parte de la madre y en algunos casos de las abuelas, tías y hermanas mayores
y demás mujeres que puedan intervenir en su crianza.

 El acceso a la educación superior y a una independencia económica por parte de


las mujeres lleva a los hombres y mujeres a modificar los roles familiares,
interviniendo más éstos en los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos, pero
no así elimina el sentido de responsabilidad del hogar por parte de las mujeres.

 La cada vez mayor participación de las mujeres en los espacios públicos lleva a
reforzar las redes familiares y de amistades, sobre todo para el cuidado de los
hijos.

 El hecho de que las mujeres ejerzan un trabajo remunerado, duplica su jornada de


trabajo y las lleva a experimentar frustraciones sobre su “buen desempeño” como
madres.

Mujeres de clase media: los marcos de referencia

Como bien lo señala Haraway (1995) la objetividad feminista significa, sencillamente,


conocimientos situados y localización limitada, ya que sólo la perspectiva parcial nos
promete una visión objetiva. Por lo tanto, es necesario para nosotras y nuestra labor
científica nombrar desde dónde estamos y dónde no estamos en dimensiones de espacios
mentales y físicos.

Para ubicar a las mujeres en un contexto integral, retomo tres puntos importantes señalados
por Martha Caballero (2007): 1) La inserción de la mujer en el mercado de trabajo, 2) la
interacción dada entre familia y trabajo, y 3) la educación entendida como la incursión de la
mujer a la educación superior, a lo que agrego un último punto 4) la educación recibida en

19
casa que forma los cimientos de la identidad femenina de las mujeres desde la infancia y
gran parte de éstos se refuerzan tras los discursos y grandes charlas entabladas con l@s
integrantes de la familia en las siguientes etapas de vida.

Mientras que mis ejes para el análisis individual son: la educación familiar, la elección de la
carrera y la trayectoria laboral, el matrimonio y la maternidad, así como el valor que le dan
las mujeres a cada uno de estos. Escogí estos puntos porque creo que son los más
representativos en la trayectoria de vida de las mujeres y arrojan datos importantes sobre la
construcción de la identidad individual y el carácter que se forja cada una de ellas tras
afrontar los retos que se les presentan en su desarrollo personal y profesional.

METODOLOGÍA

El problema de las entrevistas y el trabajo de campo

En un inicio del proyecto la entrevista estuvo pensada para realizarse a todos los miembros
de la familia: padres, madres, hijos e hijas, con la finalidad de comprender más a fondo la
organización de la familia y la interacción entre sus miembros. El cambio vino cuando me
percaté de que plantear el trabajo de campo de esta manera implicaría convivir con las
familias la mayor parte del tiempo que me fuera posible, algo bastante complicado, por lo
incómodo que esto sería tanto para la familia como para mí, sin contar que la investigación
se alargaría más de lo deseado, además de la influencia que puede tener la presencia
constante del antropólogo en el campo. Así que me vi en la necesidad de replantear el
trabajo de campo y la guía de entrevistas. Esta vez pensé en una idea novedosa (que según
mi falta de conocimiento nunca se había empleado en ningún trabajo de investigación con
corte antropológico) trabajar con las abuelas, madres e hijas de cada familia; había pensado
en dos familias, pero mi asesora me sugirió agregar una más, para hacer la comparación
más consistente.

La guía de entrevistas siempre estuvo pensada con preguntas semi-estructuradas abiertas,


que no redujeran las posibilidades de respuestas a las entrevistadas. El objetivo era obtener
los datos generales (información cualitativa) de las entrevistadas, entre ellos figuraba: por
cuántos miembros estaba integrada la familia, qué responsabilidades tenía cada miembro

20
dentro del hogar y sobre todo conocer qué roles jugaban los padres y madres de familia en
las labores domésticas. Cuando conocí a la Dra. Inés Castro (asesora de este trabajo) me
sugirió realizar historias de vida en lugar de las entrevistas, me explicó lo positivo de este
método de trabajo, ya que se tienen más posibilidades de obtener mayor información, que
arrojen datos importantes que a veces no son planteados dentro del guion de entrevistas y
que son sumamente enriquecedores, así la entrevista siempre puede estar abierta a nuevos
temas que surjan a lo largo de las charlas.

Ya que el análisis del proceso denominado curso vida tiene como uno de sus ejes analíticos
fundamentales el manejo multidimensional de la temporalidad, partiendo del rechazo a la
homogeneidad y la linealidad temporal y busca analizar la intersección y la sincronización
de diferentes tiempos (individual, familiar, social e histórico), con lo cual se pretende entre
otras cosas vincular lo micro social con lo macro estructural (Blanco, 1999:33).

Mientras que la comparación entre las tres generaciones de mujeres permite tener un
panorama más amplio sobre el grado de influencia de las generaciones pasadas en las
nuevas generaciones de mujeres, así como los procesos de continuidad y cambio sobre la
resignificación del ser mujer.

Me di entonces a la tarea de plantear un nuevo guion de entrevista que señalara por medio
de preguntas los aspectos que me interesaban rescatar en la construcción de las historias de
vida. El guion lo planteé por subtemas referentes a las etapas del curso de vida de las
entrevistadas: niñez, adolescencia, noviazgo-matrimonio y trabajo5. Dicho guion se sometió
a prueba a través de dos entrevistas piloto, de las cuales surgieron nuevas dudas y con ellas
se agregaron nuevos temas al guion, hasta terminar compuestos por una introducción y 8
temas: En la introducción se buscó obtener los datos personales como edad, lugar de
nacimiento, religión que profesa, estado civil y número de hijos; 1) Estudios y trabajos,
donde se busca rescatar el nivel de estudios alcanzado por las entrevistas y su trayectoria
laboral; 2) La familia, para conocer cuáles son las responsabilidades de cada miembro de la
familia, en especial la de los padres de familia e hijos varones; 3) Actividades diarias y
recreaciones. Conocer las actividades cotidianas dentro y fuera del hogar, cuánto tiempo le
dedica a estas actividades, así como las distracciones en los tiempos libres y los fines de

5
Ver Anexos: Guía de entrevistas, pág. 227

21
semana , 4) Curso de vida, conocer anécdotas y eventos que las hayan marcado a lo largo
de su vida, así como la educación que recibieron por parte de sus padres y madres, esta
última siendo a veces la más determinante de las dos; 5) La imagen de los padres y madres,
para saber cómo es la comunicación entre ellas y sus progenitores y qué imagen tienen de
cada uno; 6) Trabajo, conocer su trayectoria laboral, así como los problemas que enfrentan
en su ambiente de trabajo y las complicaciones de ser simultáneamente madres y
profesionistas;7) El modelo de lo femenino, aquí se plantearon preguntas que llevaran a las
reflexión por parte de ellas sobre “las ventajas y las desventajas del ser mujer”, así como
los cambios que se han logrado, junto a las cosas que faltan por realizar; 8) El ideal
masculino, en este aparto en particular se buscó que las entrevistadas reflexionaran sobre
“las ventajas y las desventajas del ser hombre”, y cuáles creen que son los cambios
importantes que éstos deben de realizar.

Cabe señalar que este guión de entrevista fue realizado más para mí propio uso, señalar mis
temas de importancia y no perderme en mis entrevistas debido a mi falta de experiencia.
Cada entrevista se realizó en dos sesiones que en algunos casos llegaron a ser hasta tres
sesiones; aunque hubiera preferido que estas últimas fueran más amplias y más frecuentes,
esto fue muy difícil debido a las múltiples ocupaciones de las entrevistadas (el trabajo, la
familia y en dos de los casos la escuela, ya que aún se encuentran cursando los estudios
universitarios) y también el hecho de que por momentos me vi obligada a ocuparme en
otras actividades como la escuela o el trabajo, las entrevistas fueron de aproximadamente
una hora o hora y media cada una, tratando de formar más una platica que una entrevista en
sí, donde las mujeres se sintieran cómodas de expresar sus emociones y sentimientos y yo
pudiera participar lo menos posible. La idea era escucharla a ellas y dejar siempre espacio
para adecuar las preguntas a cada situación.

Aunque algunas ocasiones fue difícil abundar más sobre una determinada etapa de la vida
de estas mujeres que representara para ellas momentos dolorosos que no quisieran revivir;
como lo fue el caso de una de las abuelitas que se negó a profundizar más en su relación
con su esposo, el caso de una de las madres en la que me fue difícil abundar más en su
infancia pues considera esta etapa de su vida como una de las más tristes por la pérdida de
su padre, siendo muy difícil para ella controlar sus emociones al tocar el tema e incluso
hubo una de las abuelitas que se negó rotundamente a darme una entrevista por considerar

22
que no buscaba más que “el chisme” y juzgar a los demás, asimismo hubo uno de los casos
en el que sólo se me permitió llevar acabo charlas muy esporádicas sin poder hacer uso de
la grabadora. Por mi parte yo respeté lo más posible las opiniones y hermetismos sobre
algunos temas en las entrevistas, ya que no considero como algo positivo forzar a las
entrevistadas con el afán de regocijarme en mi éxito personal por obtener más información.
Considero que el silencio y el lenguaje no verbal pueden aportar datos tan importantes
como la narrativa verbal.

Es así como mis observaciones se dieron a través de la línea materna: abuelas, madres e
hijas de tres familias tuxtlecas, bajo las siguientes características: que las madres (la
segunda generación) hubieran nacido entre 1958-1968, fueran pertenecientes a la clase
social media, que contaran con una profesión técnica o profesional, que estuvieran casadas
o bien alguna vez lo hubieran estado, que sus madres aún estuvieran vivas y sus hijas
tuvieran un promedio de edad entre los 20 y 30 años y contaran con estudios universitarios
o estuvieran cursándolos y de igual manera se encontraran casadas y fueran madres.

El análisis de las entrevistas se llevó a cabo de dos maneras: individual, por cada una de las
mujeres y grupal tomando en cuenta a cada una de las tres generaciones de mujeres en las
familias.

¿Por qué ellas?

Las mujeres que se estudian en este trabajo son mujeres del mundo cotidiano, “mujeres
comunes”, con las que tod@s hemos convivido, aquellas con las que nos topamos día a día,
en el súper, en la casa, en el trabajo, por lo tanto, no son ajenas a nosotras. Estas mujeres no
pertenecen a un grupo político, no han participado en talleres de género, no han tenido un
contacto directo con el feminismo.

La razón por la que las escogí para mi estudio es por que mi conocimiento sobre el tema me
llevo a reflexionar sobre las mujeres cercanas a mí. A los científicos sociales y en especial a
los antropólogos sociales se nos enseña a estudiar al “otro”, a las “otras” en este caso, pero
para mí esas “otras” iniciaron con un análisis del “nosotras”, mujeres de clase media y
profesionistas como yo, mujeres que no han tenido contacto con el mundo académico

23
feminista, igual que yo justo antes de emprender este proyecto. Son mujeres que conviven
con las desigualdades de género y que bajos determinados contextos luchan y han luchado
contra ella, no en un foro académico, no a través de la labor científica, la publicación de
textos o en un mitin de mujeres; pero si desde casa, cuando cuestionan las normas, cuando
critican la forma en que se dan las relaciones de género, cuando se cuestionan así misma y a
los “otros”, los hombres.

Mi interés por estudiar este tipo particular de mujeres, responde a mí necesidad de


demostrar que no necesariamente se vive el sentido feminista dentro de un grupo
académico o político, también se vive desde lo cotidiano, en la lucha constante por
adaptarnos, identificarnos y “ser uno mismo”.

Creo que mi trabajo arroja datos importantes sobre la influencia del feminismo y los
cambios indirectos que ha generado en las experiencias de estas mujeres. ¿De qué manera
el feminismo ha creado alternativas para el cambio? ¿Cómo viven estas alternativas de
cambio las mujeres comunes?, dando como resultado relaciones de género que se dan bajo
constante tensión, estas son algunas de las interrogantes que busca responder este trabajo.

Las mujeres objeto de estudio

Escogí a estas nueve mujeres para mi trabajo de campo por una simple razón, mis años de
amistad con dos de mis mejores amigas (una de ellas ahora colega mía, con quién comparto
la misma profesión) me llevó a comentar con ellas mi interés por estudiar este tema de
investigación a lo cual se mostraron interesadas en poyarme a encontrar mujeres dispuestas
a participar en mis entrevistas, me contactaron con conocidas suyas, y de esas citas
surgieron entrevistas muy interesantes.

El otro punto es que por ser ésta mi primera investigación individual con la responsabilidad
que implica ser la antropóloga investigadora, era más cómodo para mí trabajar con personas
que estén abiertas a escuchar y sobre todo a confiar sus historias, temores, problemas,
etcétera, más aún cuando el trabajo de campo en las zonas urbanas suele ser complicado
debido a la desconfianza de las personas y la falta de tiempo por el ritmo acelerado de vida
de la gente que habita en las cuidades. Vi mi conexión con mujeres cercanas a ellas como

24
algo muy positivo para conseguir las entrevistas (aunque esto no evitó que enfrentara
algunos obstáculos ya señalados en párrafos anteriores), ya que anteriormente había tenido
contacto directo e indirecto con algunas de estas mujeres, lo que me hace respetar aún más
sus ideas y me obliga a ser lo más objetiva posible.

Además de que en estas tres familias encontré características similares: la clase social a la
que pertenecen y su labor como madres, esposas y profesionistas a la vez, claro que
conforme avanzó el trabajo de investigación fuí encontrando más similitudes entre una y
otra familia como: la migración a la capital, la religión, la edad de sus integrantes (las tres
diferentes generaciones de mujeres entrevistadas de cada familia), el número de hijos que
se tuvo entre una y otra generación de mujeres y la similitud en el carácter “fuerte” de las
mujeres de la primera generación.6

Cuando inicié el trabajo de investigación pensé que era importante analizar las dos caras de
la moneda en las relaciones de género, es decir hablar con hombres y mujeres, pero al ver
lo complicado del trabajo de campo con las mujeres me di cuenta de que sería aún más
complicado hablar con los hombres (esposos e hijos de mis entrevistadas), por lo agresivo
que pudiera sonar para ellos entablar una charla sobre su relación con las mujeres que han
intervenido en su vida, con una antropóloga mujer. Además ¿qué hombre le confiaría los
aspectos de su vida y de sus relaciones amorosas a una mujer que ha hablado anteriormente
con su esposa o su madre?, a menos que se tratase de una psicóloga, consejera matrimonial
o una muy buena amiga, y yo no cumplía ninguno de estos papeles, así que opté por no ser
más que una observadora para el caso del género masculino, pues en muchas de las
ocasiones que realicé las entrevistas las parejas de estas mujeres estuvieron presentes. No
obstante, no era posible dejarlos de lado completamente, así que decidí incluirlos más
directamente en las entrevistas a las mujeres y hacer que ellas pensaran en ellos no sólo
como los privilegiados por ser hombres, sino que también señalaran qué desventajas veían
del ser hombre, al fin y al cabo, ellas tenían hermanos, padres, hijos, novios o amigos, que
les contaran sus problemas y sobre lo difícil que también es seguir algunos estereotipos
masculinos tan marcados en la cultura mexicana.

6
Suprimí los nombres de las entrevistadas, respetando su privacidad. En los casos donde me refiera al evento
de una mujer en particular, lo señalaré: Nieta de la familia A, para hacer referencia a un grupo generacional
las llamaré de la siguiente manera: primera generación (abuelas), segunda generación (madres) y tercera
generación (nietas).

25
Por otro lado, las ventajas de mi metodología empleada es que me permitió tener un
panorama más amplio en el contexto temporal, es decir tener una visión más precisa sobre
los cambios y continuidades de la identidad de género a través del tiempo observado en las
tres diferentes generaciones de mujeres, pues, como sabemos, no siempre nos enfrentamos
a los mismos obstáculos y contextos sociales a lo largo de nuestra vida estos son
cambiantes, de la misma forma que nosotras lo somos, pero al final de cuentas “las
trayectorias de las personas están interrelacionadas” (Martha Caballero, 2007:16), es decir
siempre influyen los obstáculos sorteados y el nivel de vida alcanzado en las anteriores
generaciones, en la formación de la ideología de las nuevas generaciones.

El rescatar la historia de vida de estas mujeres me dio más bases para comprender qué
aspectos forjan su carácter que determina su papel dentro de su entorno familiar y de
trabajo; así como el entender este binomio del yo y los otros que forma la identidad de las
personas, el cómo se ven ellas ante los hombres y cómo se ven ellas antes las otras mujeres.
Asimismo, observar hasta qué grado han influido los discursos con un sentido feminista en
la consciencia de las mujeres y la construcción de un imaginario masculino.

26
CAPITULO II

GÉNERO, CLASE MEDIA E IDENTIDAD: REFLEXIONES PARA UN MARCO

TEÓRICO

Como lo señalé anteriormente, parto de la idea de que la identidad de una persona se


construye bajo una maraña de relaciones sociales, familiares y económicas, donde las
experiencias de vida y las personas que intervienen en estas relaciones marcarán su
construcción del “yo”, el “nosotras” y “los otros”. Para entender el proceso de construcción
del ser femenino me baso en tres categorías teóricas claves para este tipo de análisis, que
son: El género, la clase social y la identidad.

Las categorías de género y clase son importantes para delimitar a los objetos de estudio,
puesto que son los marcos que me servirán para adentrarme en el análisis del proceso de
construcción de la identidad de género en las mujeres profesionistas de clase media. Y la
identidad para entender el proceso de apropiación de valores e imágenes dadas en estas dos
categorías, que desembocan en la representación de un “ser mujer”.

Para este capítulo en particular señalaré algunos de los planteamientos feministas que
llevaron a la construcción de la antropología de género, revisaré el debate en torno a la
categorización de la clase media y culminaré con la conceptualización de la identidad de
género que engloba lo que me interesa señalar: los cambios y continuidades en la
resignificación del ser mujer, objetivo central de esta tesis.

¿Por qué la perspectiva de Género en el trabajo?

Mi interés por entender el significado de ser mujer en las profesionistas de clase media me
lleva hacer uso de la perspectiva de género para comprender los procesos de cambios y
continuidades en la identidad de género y tener un bagaje más amplio sobre los estudios
realizados y las conclusiones a las que se ha llegado en la antropología de género.

Pero me gustaría señalar que aunque en sus inicios la corriente feminista se planteó como
objetivo principal el señalar la importancia del papel que ocupan las mujeres en la cultura,

27
formando parte de lo que en su momento se nombró como antropología de la mujer esto no
quiere decir que a los estudiosos que emplean la perspectiva de género (como es mi caso)
no les interese el papel que ocupan los hombres dentro de la estructura social, ya que
cuando se estudia a las mujeres no se puede excluirlas de sus relaciones con el sexo opuesto,
pues ¿cómo podríamos hablar de un grupo socialmente oprimido, de una “mujer
inferiorizada” y “objetivada”, si no existiera una estructura de poder hegemónico 7 , su
posición de desigualdad con los hombres en el sistema patriarcal inmerso en todas las
relaciones con las que las mujeres tenemos contacto, familia, trabajo, iglesia, etc.? Como lo
señala Scott: “Los hombres y mujeres fueron definidos en términos el uno del otro, y no se
podría conseguir la comprensión de uno y otro mediante estudios completamente
separados” (2003:267). Por lo que hablar de las mujeres implica también hablar de los
hombres.

Lo que sí es cierto es que aún existen barreras culturales que no se han podido cruzar, sobre
todo en el plano de la investigación académica. La falta de investigaciones realizadas por
hombres enfocados a estudiar a las mujeres e investigaciones realizadas por mujeres
dedicadas a estudiar al género masculino resulta evidente, lo cual en el caso de la
antropología social tal vez se deba a que durante el trabajo de campo es complicado tanto
para los hombres como para las mujeres adentrarse al mundo de “el otro”, por las

7
Reyes Garmendia (2000) menciona, que el concepto moderno de Hegemonía fue propuesto por Antonio
Gramsci en su escrito La cuestión meridional publicado en 1926, abandonando el concepto de “dictadura del
proletariado” para introducir el de “hegemonía del proletariado” que consistía en formar una alianza política
del proletariado con los campesinos para la formación de un “bloque histórico”; se creía que el proletariado
puede convertirse en clase dirigente y dominante, en la medida que consiga crear un sistema de alianza de
clase que le permitan movilizar contra el capitalismo y el Estado Burgués a la mayoría de la población
trabajadora (Gramci desarrollo a un plano de acción política lo propuesto por Marx y Engels en El Manifiesto
comunista). Así para Gramci, la hegemonía es el conjunto y la dirección política y cultural que, al afirmarse,
ejerce grupos y categorías sociales sobre el conjunto de la sociedad, fenómeno que se encuentra en todos los
espacios de la vida pública y privada, en las relaciones sociales.
Con poder hegemónico dentro del feminismo, se hace alusión al sistema patriarcal, en el que se señala que los
hombres históricamente han elaborado el discurso hegemónico y sobre las formas de representación y
valorización de los géneros (Martínez V. y Montesinos, 1996:84)
“Así la participación de las mujeres en la hegemonía cultural y política se basa en su consenso al estado de
cosas externas y en la aceptación de la feminidad construida patriarcalmente. A pesar de las apariencias, la
relación de poder con las mujeres es consensual, aunque el consenso de las mujeres es de carácter coercitivo
por que el mundo y su posición le son presentados con la fuerza divina o natural, emanados de su poder
supremo que les confiere la cualidad de ser inmutables”. (Lagarde, 2005:156).

28
limitaciones que ser del sexo opuesto representan en la obtención de datos, pero eso no
quita que éste tipo de trabajos puedan aportar datos interesantes a la perspectiva de género.

Los planteamientos feministas. De la Antropología de la Mujer a la Antropología de

Género

“La antropología de la mujer en un primer momento y luego la


antropología del género son problemas que afectan el núcleo conceptual y
teórico de la antropología social en su conjunto y en general de las
Ciencias Sociales” (Narotzky, 1995:15)

Las mujeres dedicadas a las ciencias sociales y humanísticas como la sociología, la historia
y la antropología durante el siglo XX, buscaban nuevas formas de legitimar el papel de las
mujeres dentro de estas diversas disciplinas y con ello formar consciencia sobre la
importancia del rol de la mujer en el mundo y la vida cotidiana, trataban de darle voz a las
que nunca habían sido escuchadas y no es que antes del movimiento feminista no existieran
mujeres revolucionarias que actuaran contra los esquemas y estereotipos marcados por su
época, pero el hacer de ello una nueva corriente del pensamiento científico hizo que el
feminismo tomará la fuerza y la importancia de un movimiento social mundial, en el que
millones de mujeres alrededor del mundo se unieron a favor de ejercer su libertad. Se
trataba entonces, de construir la historia de aquellas que permanecieron olvidadas en la
“historia oficial” del mundo, de hacer sonar en los textos “oficiales” la palabra mujer.

Por su parte, “La antropología en particular siempre ha tenido dos posiciones enfrentadas,
la primera el creer que las culturas son diferentes por lo cual éstas deben ser estudiadas
dentro de su contexto cultural y la segunda todos los seres humanos somos parecidos”
(Peacock, 2005:110). Bajo estas posiciones el feminismo de los setenta marcó las pautas
para el surgimiento de la antropología de la mujer teniendo como fin comprender a las
mujeres y sus relaciones de desigualdad, pero “también trataba de corregir lo que se
consideraba un sesgo masculino en las investigaciones antropológicas anteriores, ya que
existía la preocupación de que como los hombres habían realizado la mayoría de las
primeras investigaciones, sus hallazgos pudieran reflejar un <<punto de vista masculino>>”
(Peacock, 2005:110).

29
Teresita de Barbieri (2002), por su parte, señala que en la primera década de emergencia
feminista era necesario crear una teoría que diera cuenta de las condiciones de
subordinación de las mujeres, que permitiera el cambio revolucionario y para ello era
necesario que cambarán las formas mismas de conocer y de hacer ciencia, esta misma
autora distingue cuatro líneas para el análisis: “los problemas epistemológicos o de teoría
del conocimiento, las cuestiones metodológicas, las cuestiones técnicas en relación con la
información, su recolección y análisis; y los aspectos propios de la sociología del
conocimiento, qué dicen respecto a las instituciones y los productores de las ciencias, las
relaciones entre desarrollo de la sociedad y el desarrollo científico específico, etc.” (De
Barbieri:2002, 105).

Así pues, trabajos como el de Margared Mead iniciaron la brecha para una nueva visión en
los estudios de ciencias sociales y en particular en la antropología, pero no fue sino hasta el
trabajo de Robert Stoller Sexo y Género (1968)8, quien estudió los trastornos de la identidad
sexual, que se sembró la semilla de una nueva etapa en las ciencias sociales, siendo la
psicología la primera disciplina en utilizar la categoría de género.

El feminismo en los setentas giró en torno debate de naturaleza/cultura, que consistía en


comprobar si la subordinación de las mujeres era algo natural o tenía que ver con un
proceso cultural (Lamas, 2003). Las preguntas a las que se buscaban responder eran: ¿Están
las mujeres oprimidas en todas las culturas? o ¿la dominación masculina es universal? A las
antropólogas feministas de esta época les interesaba saber ¿cómo la cultura expresa las
diferencias entre varones y mujeres? y ¿cómo cada cultura manifestaba estas diferencias?

El nuevo paradigma aportado por la teoría feminista fue señalar que no existía una
diferencia esencial entre mujeres y hombres, pues estas diferencias son marcadas por la
cultura y no son dadas de manera natural, como hacía tiempo se venía planteando.

Ramos Escandón (1992) menciona que fue en dicha etapa donde se formuló la categoría del
patriarcado, que debe ser entendido como “el poder, en un sistema a nivel familiar y social,
ideológico y político con que los hombres, a través de la fuerza, la opresión directa, los
rituales, la tradición, la ley o el lenguaje, las costumbres, la etiqueta, la educación y la
división del trabajo, determinan cuál es o no el papel que las mujeres deben interpretar y

8
Citado por Marta Lamas, 2007.

30
actuar, con el fin de estar en toda circunstancia sometidas y negadas de su ser social”
(Flores, 2000:92). Planteándose, que el estudio histórico del patriarcado y el derrocamiento
del mismo serían las piezas fundamentales para la liberación de las mujeres y la equidad de
género9, concluyendo que una explicación de la existencia de éste ha sido la objetivación
sexual de la mujer. De acuerdo con esta perspectiva, mientras que las mujeres sean objetos
sexuales o reproductivos antes que personas, existirá el patriarcado.

Los trabajos que apoyaron a la creación de una teoría del patriarcado estuvieron enfocados
a estudiar las relaciones de parentesco, llegando a la conclusión: “el patriarcado se
encuentra inmerso en toda estructura social”.

Sin embargo para Scott “las teorías del patriarcado no demuestran cómo la desigualdad de
género estructura el resto de las desigualdades o, en realidad, cómo afecta el género
aquellas áreas de la vida que no parecen conectadas a él […] y si la dominación del hombre
hacia la mujer proviniera únicamente de la objetificación sexual de las mujeres por los
hombres el análisis descansaría únicamente en las diferencias físicas” (2003:275), idea que
trataba de refutar el feminismo y para señalar realmente que el patriarcado no estaba
únicamente dado en el contexto familiar o en las relaciones de parentesco, era necesario
ampliar los contextos de estudios.

Es por eso que a finales de los setentas en Europa (Gran Bretaña, Francia e Italia) y Estados
Unidos surge un nuevo feminismo que se enfoca más en las desigualdades, que en las
diferencias entre los hombres y mujeres; en este nuevo enfoque se planteaba que las
diferencias entre unos y otras son mínimas y están dadas en el plano de lo físico o biológico
y que por lo tanto eran irrefutables. Así pues, hombres y mujeres somos diferentes, pero
como animales pertenecientes a la raza humana ambos tenemos las mismas capacidades de
desarrollo mental, el problema estaba dado en las desigualdades creadas culturalmente y
desarrolladas en el plano psicológico, sexual, social, económico, religioso y profesional. Se
analiza entonces la opresión femenina relacionada con el capitalismo y la dominación del

9
“las feministas que estudiaban el género durante este periodo partían de la base de que la dominación por
parte del varón era algo malo” (Peacock, 2005:111), visión que puede llegar a sonar maniqueísta al ser
interpretado como si un mundo gobernado por mujeres sería un mundo pacífico e igualitario, las mujeres al
igual que los hombres tenemos las posibilidades de corrompernos y enfermar de poder y avaricia.

31
sistema patriarcal; se destaca que ciertos aspectos de la subordinación de las mujeres han
sido naturalizados.

En esta misma etapa otro grupo de feministas se propusó recuperar la historia de las
mujeres10, para demostrar si en otras “culturas y sociedades las mujeres ocupan también
una posición subordinada” (Lamas, 2003:105) y aunque algunos trabajos demostraron la
existencia de culturas donde las mujeres ocupaban puestos importantes se demostró que
éstos puestos no eran tan valorados como aquellos considerados como propiamente
masculinos, llegando a una conclusión central para este tipo de estudios “todas las mujeres
estamos subordinadas bajo el modelo patriarcal”, aunque la subordinación se de en
diferentes niveles. Como lo señalaría Marcela Lagarde (2005) existe una constante “todas
las mujeres estamos cautivas”, presas de diferente manera del estereotipo del ser mujer, que
conlleva “ser esposa, ser madre, ser sumisa, ser amorosa, ser comprensivas, etc.”.

“El cautiverio caracteriza a las mujeres en cuanto al poder de la dependencia vital, el gobierno
de sus vidas por las instituciones y los particulares [los otros]11, la obligación de cumplir con el
deber ser femenino de su grupo de adscripción, concretado en vidas esteriotipadas, sin opciones.
Todo esto es vivido por las mujeres desde la posición de subordinación a que las somete el
dominio de sus vidas que, en todos los aspectos y niveles, ejerce la sociedad y la cultura clasista
y patriarcales” (Lagarde, 2005:153)

Para los ochenta la idea de que el ser mujer no era sólo algo que remitía a lo biológico, sino
que también representaba elementos culturales, socioeconómicos e históricos específicos,
ya no era sólo una hipótesis en la teoría feminista, era un hecho comprobado. En los
estudios de esta segunda etapa del feminismo se comienza a ver a los grupos de mujeres ya
no como un todo homogéneo, sino como grupos heterogéneos, en los que intervienen
diversos elementos individuales y colectivos en la construcción de la identidad femenina.

10
Un ejemplo de este tipo de trabajo sería el de la historiadora norte americana Gerda Lerner y su libro La
creación del patriarcado, donde menciona que la historia de las mujeres no forma parte del discurso común,
por lo que ella busca reforzar esta parte olvidada de la historia con su investigación; reconoce al patriarcado
como un proceso histórico y señala que “el pensamiento patriarcal ha oscurecido y olvidado la existencia de
una historia de las mujeres, hecho que ha afectado enormemente a la psicología tanto femenina como
masculina” (1990:23).
11
Entiéndase “los otros” como la familia, el esposo, los hijos y demás personas que rodean el entorno
personal de las mujeres.

32
Mientras en el primer momento del feminismo su interés central era hacer de las “mujeres”
el objeto de estudio y dar cuenta de su subordinación, teniendo en cuenta que las
diferencias entre hombres y mujeres eran grandes, al igual que la distancia entre la misma
población femenina, en este segundo momento el problema se centraba en decir cuáles de
las diferencias encontradas entre las mujeres eran (y son) las que más explicaban las
desigualdades, para ello se recurren a los estudios de caso (De Barbieri, 2002:114-115)

Es en esta etapa cuando se comienza hacer uso de los conceptos de raza y clase, en los
estudios de género, se estudia entonces a las mujeres obreras, las mujeres de clase media y
a las mujeres negras, y es en este tipo de estudios donde se analizan más a fondo las
diferencias y vínculos entre el sexo y el género12. El primero es usado para señalar las
diferencias físicas entre hombres y mujeres, mientras que el segundo se refiere a las
disparidades culturales atribuidas a unos y otras, a los roles y valores que se nos asignan
como hombres y mujeres que generan desigualdades.

Para los interesados en los estudios políticos y el papel de las mujeres, veían necesario
retomar tres categorías cruciales para poder escribir una nueva historia, los cuales eran la
clase social, la raza y el género, ya que se creía que las desigualdades del poder estaban
organizadas y podían ser comprendidas en estás tres categorías 13 . Parte de los que
realizaron este tipo de trabajos fueron los historiadores, quienes creían que tenían un
compromiso con el estudio y la construcción de la historia de los oprimidos a través de dos
categorías, la descriptiva y la causal. La primera consiste en describir las desigualdades,
mientras que la segunda buscaba señalar las causas de dichas desigualdades sociales. Y qué
mejor ejemplo de los oprimidos que la historia de las mujeres y su papel dentro de la misma.

“La imagen de la mujer se vuelve más completa y más rica. Por ello se ha insistido en la
urgencia de encontrar a las mujeres en su momento histórico concreto y en los diversos grupos

12
“A pesar de que la preocupación por la identidad de género era una constante en el estudio de las mujeres,
en antropología no era todavía el tema central, sino que aparece a raíz del planteamiento de otras cuestiones
como la posición de la mujer respecto al poder, a las relaciones sociales de producción y reproducción, etc.”
(Nartzky, 1995:32)
13
Marcela Lagarde (1988) en su artículo “La triple opresión de las mujeres indias”, menciona que existe tres
formas para que las mujeres sean oprimidas: La opresión genérica, común en todas las mujeres que conviven
en un mundo patriarcal, la opresión clasista, porque pertenecen a las clases explotadas y comprenden la
opresión de la clase con todos los explotados y la opresión étnica, por que son sometidas con los hombres de
su grupo por ser parte de la minoría.

33
sociales, sujetas a una serie de limitaciones, y con intereses y actividades específicas” (Ramos,
Escandón Carmen, 1992:10)

Las feministas marxistas por su parte aportaron nuevos puntos de análisis para los estudios
de género. Para ellas la desigualdad entre los sexos es vista como consecuencia del
patriarcado y su división sexual del trabajo, perpetuado con el dominio del capitalismo,
explican la subordinación de la mujer a partir del análisis de los procesos de producción,
entendiendo a la familia como una unidad productiva, donde la mujer es explotada en su
condición de ama de casa, haciendo de su trabajo, “un trabajo invisible”, sin aparente valor,
al cual no se le reconoce su aportación social y económica. Algunas de estas feministas
cayeron en el error de creer que con la eliminación del sistema capitalista se terminarían las
desigualdades entre los sexos, pero: “Las relaciones de género, como bien lo demuestra el
hecho, la subordinación de las mujeres antecede al capitalismo, persiste en el socialismo y
en la postmodernidad, aunque se le cuestione cada vez con mayor agudeza” (Ramos,
1992:18). El derrocamiento del sistema capitalista no implica que, por ende, se elimine la
desigualdad entre los sexos.

Por otra parte, existen las feministas que descargan su análisis en el uso de la teoría del
psicoanálisis de Freud “que intenta llevar al individuo a la curación y adaptación a la
sociedad, y a la sociedad misma a adaptarse a las necesidades individuales” (Langer, 1990).
Las feministas emplean dicha teoría para ver cómo los niños y niñas pasan por un proceso
de construcción sexual y genérica en los primeros años de la infancia, que determina cuál
será su rol como hombres y mujeres dentro de la sociedad y la cultura a la que pertenecen,
cómo los individuos se adaptan a su sociedad y para entender también como se construye la
subjetividad. Un aporte de la psicología a la teoría de género es la tan mencionada y
criticada envidia del falo, sustentado en la idea de ver a la mujer como un hombre
incompleto (Moebius y Marañon, citados por Langer, 1990), que consiste en señalar que la
mujer a los 4 años se ve ha sí misma como un hombre castrado, por lo que presenta un
rechazo a la masturbación por no tener pene, así la psique de la mujer reacciona a su
aparente castración con angustia y frustración lo que deriva en la represión de su sexualidad.

Es así que, en los ochentas donde surge lo que actualmente se conoce como antropología
de género, título que se adoptó porque englobaba más la idea de la interrelación entre

34
hombres y mujeres y representaba los hallazgos teóricos y científicos hechos en la etapa de
la antropología de la mujer.

Se incorporan en esta etapa las propuestas posestructuralistas y posmodernas, corrientes


que introducen en la investigación feminista la teoría del discurso, desarrollada por el
posestructuralismo y el psicoanálisis lancaniano. Los problemas giran en torno ha las
subjetividades y las identidades que se producen en medio de “la diferencia” y el sujeto de
la historia, dichas corrientes ponen énfasis en el análisis de lo simbólico y los discursos (De
Barbieri, 2002:111).

“La antropología del género se presenta más bien como un enfoque teórico que pone en cuestión
ciertas prácticas de investigación, ciertos modelos de análisis, ciertas interpretaciones de la realidad y
determinados énfasis teóricos. La antropología del género tiene una dimensión epistemológica y
metodológica fundamental. Plantea nuevas problemáticas y al mismo tiempo obliga a replanteamientos
conceptuales que afectan a toda disciplina” (Narotzy, 1995:11).

El género es visto entonces como un nuevo enfoque teórico y una categoría útil para el
estudio de los roles sociales impuestos a los hombres y mujeres, además de su importancia
para el estudio de las relaciones de poder. “Este uso de género es una faceta de la que
podría llamarse la búsqueda de la legitimidad académica por parte de las estudiosas
feministas de la década de los ochenta” (Scott, 2003:207), las cuales intentaban explicar los
orígenes del patriarcado centrándose en las tradiciones marxistas y la historia, se basaban
en las distintas escuelas del psicoanálisis para explicar la producción y reproducción de la
identidad de género en el sujeto y en los estudios realizados en las escuelas estructuralista
francesa y los teóricos angloamericanos14.

Para Joan Scott W. el género se define por dos partes: por un lado, es un elemento
constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y,
por otra parte, es una forma primaria de las relaciones significativas de poder, compuesto
por cuatro elementos que se interrelacionan: 1) Los símbolos culturalmente disponibles que
evocan representaciones múltiples, 2) Los conceptos normativos que manifiestan las

14
Joan Scott W (2003), a quien le interesa demostrar porqué es importante la categoría del género para el
análisis histórico, menciona que las feministas americanas son las que comienzan a emplear el término género
como una forma de referirse a la organización social de las relaciones entre sexos y las distinciones sociales
entre los mismos, es decir, cómo entienden y construyen su ser femenino las mujeres en sus diferentes
momentos históricos y sociales, de qué valores se apropian, cuáles rechazan y por qué.

35
interpretaciones de los significados de los símbolos, 3) Las nociones políticas y referencias
a las instituciones y organizaciones sociales. En este punto en particular hace una crítica a
no restringir el uso del género como categoría de análisis exclusivamente a los estudios de
parentesco, invita a tener una visión más amplia que incluya no solamente a la familia, sino
al mercado de trabajo, la educación y la política, todos los campos sociales donde las
mujeres participan y se desenvuelven; y, por último, 4) El análisis de la construcción de la
identidad subjetiva15. Para esta autora y para Serret (2001), el género es un campo primario
dentro del cual se articula el poder, “el género debe redefinirse y reestructurarse en
conjunto con una visión de igualdad política y social que comprende no sólo el sexo, sino
también de la clase y raza” (Scoott, 2003:302).

Por otra parte, Marta Lamas quien también habla de la perspectiva de género, parte de la
idea de que los conceptos de hombres y mujeres son construcciones sociales y culturales
que se han formado a lo largo de la historia16 y que la discriminación hacia las mujeres se
produce y reproduce tanto de manera individual como colectiva.

Para Judith Butler, quien es citada por Peacock, el sexo es un efecto del discurso construido
y escuchado a través del tiempo. Su planteamiento es ver al género como una actuación, un
comportamiento que realiza un agente, también señala que a través de la parodia o de la
repetición subversiva, en dicha actuación hay una margen para resistirse a los modelos
predominantes, para ella se puede operar dentro de una categoría y al mismo tiempo, reírse
de ella, ponerla en cuestión o voltearla, su ejemplo es el de una relación lesbiana entre un
marimacho y una mujer, en la cual una de las integrantes de la pareja asume una identidad
masculina y la otra femenina. Butler menciona que estas relaciones son subversivas porque
funcionan según los criterios del orden social, pero lo trastocan.

15
Subjetividad y género. Es un campo de estudio muy reciente que se apoya sobre todo en posturas feministas
o de defensa de los derechos de la mujer y abarca también el ámbito específico de la masculinidad. Intenta
develar las características subjetivas de la noción de género produce en cada momento histórico (Guinsberg,
2000:719).
16
Idea compartida por Butler (2001), Lerner (1990), Ramos (1992), Scoott (2003) y Serret (2001). Para
mayor conocimiento sobre el tema véase Laquer, Thomas (1994), La construcción del sexo, cuerpo y género
desde los griegos hasta Freud, Ediciones Cátedra, Madrid.

36
El género y su importancia en la teoría del análisis

El género debe ser entendido como una categoría de análisis, para comprender los procesos
de ubicación e identificación individual y colectiva de hombres y mujeres, identidades que
se construyen a través de relaciones de desigualdad y poder, dadas dentro un contexto
histórico-social específico, que reproduce los valores y representaciones de género en el
ámbito privado y público en el sistema patriarcal permanente en nuestros días, aún cuando
parece agonizar lentamente, al menos en el discurso utilizado en las políticas públicas, ya
que actualmente la participación femenina en el ámbito público y el reconocimiento de sus
derechos humanos están legislados a través de leyes, pero la realidad es que en América
Latina la mujer en lo cotidiano es muchas de las veces desvalorada y sus derechos son
violados.

Defino entonces la identidad de género como el conjunto de valores socialmente aceptados


que determinan y clasifican a los hombres y mujeres con una serie de características
culturales que describen su deber ser, señalando los roles que éstos deben cumplir dentro
de su grupo social, para ser aceptados.

Asimismo, estudiar a la categoría de género junto a los conceptos de identidad y clase


amplían el panorama al investigador y dan cuenta de lo complejo que es el proceso de
identidad de género, puesto que el individuo está adscrito a distintos grupos: políticos,
familiares, religiosos y de clase social, y todos estos marcan su “ser”.

Así pues, el género y la clase son los márgenes principales que nos dan a conocer los
elementos que intervienen en el ejercicio de construcción de la identidad en las mujeres y
su ubicación en la estructura del poder y el ejercicio del mismo.

Discusiones teóricas sobre la categorización de la Clase Media

Barbara Ehrenreich (2003) menciona que la tendencia social y económica más importante
de las tres últimas décadas ha sido la polarización y la diversificación de las clases, que en
el caso particular de las mujeres se debe a que cada día son más las que desempeñan o
buscan desempeñar un trabajo asalariado fuera del hogar, lo que implica que menos

37
mujeres compartan la experiencia ocupacional común, aquella que se conoce como “amas
de casa”.

“Hoy, la mayoría de las mujeres salen de casa cada mañana para encontrarse con experiencias
laborales extraordinariamente diferentes, desde el trabajo manual hasta posiciones de poder.
Como los hombres, hoy en día las mujeres están distribuidas a través de la jerarquía
ocupacional (aunque no arriba del todo), donde se encuentran cada día no como iguales: jefas
versus empleadas, las que dan órdenes versus las que reciben, etc.” (Ehrenreich, 2003:2)

Esta idea da por entendido el hecho de que las mujeres no formamos una grupo social
homogéneo; por el contrario, somos un grupo social heterogéneo que se encuentra
clasificado por diversas categorías como: el género (que es la única que comparten en
común), la religión, la educación, la etnia y la clase social, a las cuales yo agregaría la
generación, pues no es lo mismo las mujeres que compartieron los obstáculos, tabúes
sociales, las mismas imágenes y modelos femeninos hace 70 años a aquellas que comparten
mayores posibilidades de educación, el mundo de la televisión, la tecnología, y el
movimiento feminista junto a la globalización en su máxima expresión desde hace poco
más de 30 años.

En este apartado mi interés se centra en el análisis de la categoría de clase social, en


particular la de la clase media; puesto que he observado que los estudios de género
realizados por diversas autoras de una u otra manera retoman el concepto de clase para
analizar a un sector femenino de la población, pero muy pocas se detienen a explicar cómo
emplean el concepto en sus trabajos, y la gran mayoría a veces deciden pasar por alto esta
variable. Mi interés por retomar el concepto de clase media parte de la necesidad de tener
que limitar a mis sujetos de estudio las Mujeres Profesionistas de Clase Media, pero
también busco darle un sentido más actualizado al concepto, sacándolo de sus bases
económicas, para adentrarlo en el debate cultural y la construcción de la identidad de las
mujeres.

Para ello es necesario iniciar explicando lo que se entiende por clase social. La palabra
clase social adquiere un significado moderno a comienzos del siglo XIX, siendo entendida
como “un conjunto de personas con los mismos intereses económicos como consecuencia

38
de relacionarse del mismo modo con los medios de producción” 17 . Definición que
actualmente se puede cuestionar y debatir con gran fortaleza, pues dicha definición de
Clase Social puede llegar a sonar muy cuadrada y fuera de la realidad que actualmente
vivimos, ya que toma en cuenta sólo un aspecto (en este caso las relaciones económicas)
del complejo mundo de relaciones sociales del ser humano.

Parto de la idea de que las clases sociales en su interior se encuentran divididas en


subgrupos, señalando la existencia de una heterogeneidad en el interior de las diversas
clases sociales; que ya sean estas altas, medias o bajas, lo que lleva a sus integrantes a tener
intereses diversos, por lo que las clases sociales deben ser definidas por sus múltiples
relaciones e interacciones con el medio social, político, cultural y el productivo. Sin
embargo, partir de una idea de construir una categoría de clase media sólo mediante su
relación con los medios de producción, sería negar lo complejo de la realidad de las
personas y, por ende, negar su subjetividad.

La conceptualización de la clase media

El debate sobre la conceptualización de la clase media tiene su inicio a mediados del siglo
XIX, y perdura hasta el siglo XX.

El hablar de clases sociales me obliga a retomar a uno de los clásicos que ha teorizado
respecto al tema de las clases y la lucha de clases a mediados del siglo XIX, Karl Marx,
quien, con su famosa frase “la historia de las sociedades es la historia de la lucha de clases”
nos introduce en un análisis histórico económico de estos procesos de lucha.

Como lo señalan algunos autores, “Marx no nos ha dejado una definición de clase social,
sino que ha incorporado sus puntos de vista a su teoría de la evolución del capitalismo”18,
para él “lo que define la clase no es simplemente lo que posee, sino lo que se hace, la
actividad en que la persona se ocupa”19 y cuando hace referencia a una clase media, se

17
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-
filosofia/Filososfiacontemporanea/Marx/Marx_ClaseSocial.htm.
18
Diccionario UNESCO de ciencias Sociales, Volumen I, Ed. Planeta-Agostini, España, 1987, pág. 404.
19
http://es.wikipedia.org/wiki/clase_media

39
refiere a una clase que aparece en un momento en que los modos de producción son
cambiados, describiéndola dentro de las siguientes etapas económicas:

Cuando el modo de producción feudal es sustituido por la manufactura, se da el


surgimiento de una nueva clase, la Clase Media Industrial; pero durante un segundo
momento la industria moderna se sustituye por la manufactura como consecuencia de la
demanda de una mayor producción, y esta Clase Media Industrial es entonces sustituida por
los industriales millonarios, jefes de ejércitos de trabajadores industriales; es entonces
cuando la sociedad (según Marx) se polariza en dos grandes clases: el proletariado y la
burguesía. La burguesía es vista como aquella que comprenden a los capitalistas modernos,
propietarios de los medios de producción social, que emplean el trabajo asalariado y el
proletariado es entendido como la clase de trabajadores asalariados modernos que, privados
de medios de producción propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder
subsistir (F. Engels, 1888).

La Clase Media “en el sentido marxiano es un residuo de épocas anteriores que subsisten
temporalmente en el sistema capitalista, Marx la considera formada por aquellos que
poseen algo de propiedad, pero no la suficiente para dedicarse íntegramente a la
explotación de la clase obrera” 20 . Para Karl Marx la clase media desaparecería al ser
absorbida por el proletariado y monopolizarse más el mercado de producción, proceso que
llevaría a formar una consciencia revolucionaria que luchara en contra del modelo
capitalista.

Anton Pannekoek, seguidor de la teoría socialista, habla de una nueva clase media, durante
el siglo XX un pequeño número de la clase media se había elevado de rango convirtiéndose
en grandes capitalistas, pero la gran mayoría de la clase media estaba perdiendo su
independencia y se hundía en el proletariado, “es así como la clase media comercial había
desaparecido recientemente, mientras la clase industrial se vino abajo desde hace tiempo y
la clase media agraria devino subordinada al capital, sin perder las formas de
independencia” (1909: 2).

Contrario a los capitalistas, para la doctrina socialista la concentración del capital no


implica la desaparición de los ingresos medios, para esta teoría la sociedad está
20
http://es.wikipedia.org/wiki/clase_media

40
diversificada en clases, cada una de las cuales juega un papel separado de la producción,
donde no tienden a desaparecer los ingresos medios, sino los pequeños productores
independientes. La subsistencia por medio de los ingresos medios constituye el único
parecido de la nueva clase media con los pequeños burgueses de tiempos anteriores.

Para Pannekoek los nuevos miembros de la clase media están al servicio de otros, aquellos
que poseen el capital necesario para hacerse cargo de las empresas, son proletarios aún
cuando sean proletarios altamente remunerados; la otra característica clave es que dependen
más del cerebro que de los músculos para desempeñar su trabajo.

“En la industria moderna el químico y el ingeniero son tratados como meros trabajadores
asalariados; sus fuerzas intelectuales son explotadas al límite con el agotamiento justamente
como las fuerzas físicas del trabajador común” (Pannekoek, 1909:5)

Para este autor socialista “la nueva clase media” no tiene el menor interés en mantener para
otros el privilegio del que ellos no participan, ya no sueñan con administrar un negocio
independiente, saben que tienen que seguir toda su vida como subordinados, sólo tienen
una cosa en común con el resto del proletariado, que es el hecho de ser desposeídos de su
capital, para este caso su capital intelectual, para verse obligados a vender su fuerza de
trabajo, en el sentido económico pueden ser denominados proletarios, pero en la cuestión
de la lucha de clase se encuentran alejados del proletariado, ya que no conocen la pobreza
real, la miseria, el hambre, no sufren la necesidad inmediata, como lo hace el proletario real.
Venden su fuerza de trabajo al precio más alto posible y están divididos en un sin fin de
grados y rasgos, alineados unos por encima de otros. Temen en mayor medida del disgusto
del amo y a un despido como consecuencia de ello, piensan como personas que tienen algo
que perder y se olvidan por completo del hecho de que son explotados por los capitalistas.

Si Marx pensaba que la clase media estaba destinada a desaparecer, Pennekoek describe a
la clase media como una clase que parece mantenerse pasiva ante los medios de explotación,
como pasmada por el temor de perder el poco capital o prestigio que se ha ganado. Yo no
coincido por completo con ninguno de los dos autores, es obvio que la clase media no ha
desaparecido como lo señalaba Marx, y tal es así que algunos autores y teóricos siguen
retomando este concepto para definir a un grupo social; por otra parte, tampoco podemos
negar la conciencia crítica de las personas que integran esta clase social, ya que de una u

41
otra manera se expresan en contra de los modelos establecidos ya sea para fines propios o
sociales, según sea el contexto.

Por otra parte, existe una tercera opinión al respecto, la de Robert Kurz quien señala que
durante el siglo XIX existía una clase llamada pequeño-burgueses, que era destacada por
poseer pequeños medios de producción, en los que empleaba su propia fuerza de trabajo y
la de su familia para vender sus productos en el mercado, pero a comienzos del siglo XX La
Clase Media inicia una transformación, ya no se podía definir a una clase media como
capitalistas, pequeños burgueses clásicos o proletarios, pues no eran empleados como
productores directos, sino como funcionarios del desarrollo capitalista de las fuerzas
productivas, ahora se definía a estas clases como asalariados o autónomos meramente
formales. Este mismo autor señala que durante el 68 la clase media aumenta y muestra de
ello son los movimientos estudiantiles mundiales, que al mismo tiempo son señales de la
crisis del capitalismo. Este autor rescata el carácter activo de las clases medias y su
consciencia social.

Clase media, ¿categoría económica o categoría cultural?

Ya vimos que la clase media en el siglo XIX, fue entendida por lo que Marx definió como
pequeño burgueses, compuesta por el pequeño industrial, el tendero, el artesano y el
lumperproletario, la misma que iría desapareciendo al enfilarse dentro del ejercito
proletario, y que al unirse a dicho grupo obtendría una consciencia revolucionaria; mientras
que en el siglo XX la clase media se reestructura como una nueva clase media, una clase
que trabaja más con la mente que con el cuerpo y que sirve para el sostenimiento del
sistema capitalista, carente de espíritu revolucionario, según los socialistas.

Pero, ¿Se podría definir a una clase media únicamente sobre la base de su capital
económico, su fuerza de trabajo física o intelectual, su relación con los medios de
producción, si es o no dueño de los medios de producción o de un pequeño ejército de
trabajadores?, ¿se puede incluso generalizar la falta de espíritu critico en esta clase? La
respuesta es no, actualmente el estancamiento económico del país y la concentración de los
medios de producción en grupos muy limitados y la competencia de las grandes empresas

42
capitalistas no permite que los dueños de pequeñas tiendas y locales comerciales empleen
grandes ejércitos de trabajadores y mucho menos que se adueñen de los medios de
producción; menos aún creo en la posibilidad de generalizar la falta de espíritu crítico y
rebelde de esta clase. Tal vez esta conceptualización de la Clase Media desde los “clásicos”
tiene cabida en una visión socioeconómica que tiene como finalidad la crítica y el
derrocamiento del sistema capitalista a través de una revolución, pero desde una visión
sociocultural, vista desde el seno de las familias y las personas que pertenecen a la Clase
Media, no podemos negar su proceso de cambio en el pensamiento, sus creencias y como
tal en su estructura familiar, tal es el caso de algunas de las mujeres que día a día, y
generación tras generación, marcan el camino para el cambio dentro de las relaciones de
género y el contexto social desde donde se desenvuelven éstas.

Ya no es posible hablar de una clase media únicamente como una categoría económica
tomando como base la relación de sus integrantes con los medios de producción, sin tomar
en cuenta su identidad y su cultura, que es desde ahí donde también se expresa el “espíritu
crítico”.

Gabriel Careaga, uno de los sociólogos mexicano que más ha trabajado el tema de la Clase
Media en la cuidad de México, menciona que se puede explicar a las clases sociales en
términos objetivos desde sus relaciones sociales de producción y los términos subjetivos,
entendidas como las ideas que tiene el individuo de sí mismo.

Para Careaga la clase media no es un trabajador independiente, sino que la integran todos
aquellos que están sometidos a las condiciones del mercado de trabajo y el mercado de
producción. Dentro de este grupo se encuentran los burócratas, los empleados y ejecutivos
conocidos como “los trabajadores de cuello blanco”, el pequeño empresario, el pequeño
comerciante y los artesanos.

Para este autor, “la lucha de clases” es transformada en una competencia agresiva y sin
cuartel por el estatus social.

“Las clases medias tienden a ser reformistas y tratan de tener, mayor movilidad social a través de la
educación, de una mayor profesionalización en sus oficios y de sus capacidades de ahorro (…), La
clase media lucha por que los beneficios de la educación, la salud, el consumo, el poder sean cada
vez mayores para esta clase” (Careaga, 2000:61)

43
La clase media no es vista por él como una clase homogénea, señala que “en la medida en
que se desarrollan más las sociedades contemporáneas, este grupo aparece mucho más
heterogéneo, con más crisis y con menos posibilidad de ser homogeneizado a través de un
solo elemento o de una sola explicación” (Careaga, 2000:60), pero dentro de las
características generales que le resalta son “la competencia y el consumo en aras de una
movilidad social”, señalando que “La cultura de la imagen y el consumo han triunfado”
(2000: 61); se vive con la esperanza del confort o el enriquecimiento material.

Para Careaga la clase media es aquella que vende su fuerza de trabajo entendida ésta no
como el trabajo físico, sino el trabajo intelectual o mental, aquella que goza de la cultura
del consumo, no sólo de las necesidades básicas como lo harían las clases bajas, sino
también, de aquellas que dan un estatus económico e intelectual. Frente a esta visión creo
que es un error pensar que la clase media es la única que sueña con el confort, el
enriquecimiento o el sueño de tener una mejor calidad de vida. Este sueño se refleja en
todas las clases, desde la más baja hasta la más alta, la diferencia tal vez es que las
posibilidades de emprenderla y de realizarla son más altas en la clase media que en la clase
baja.

Otra característica importante de la clase media que señala Careaga es su contradicción


permanente entre morales de apertura y sociedades que invitan a regresar al orden y a la
estabilidad, muestra de ello fueron los movimientos que se dieron en los años setenta como
el rebelón juvenil, los movimientos estudiantiles, los movimientos feministas y los
movimientos de homosexuales. Y un ejemplo más directo, respecto este punto, es el debate
constante de las mujeres entre seguir la imagen femenina tradicional: “la madre y esposa
sacrificada” que vive para los otros y la nueva representación femenina “la mujer
independiente y liberada” que vive para sí, sin olvidarse de los otros, la lucha interna
constante de las mujeres entre seguir la imagen de “la ama de casa dedicada cien pos ciento
a la familia” y la imagen de la mujer actual guiada por la necesidad económica y personal,
“la mujer trabajadora, profesionista y luchona”.

Por su parte Esteinou (1996) quien coincide con Careaga al señalar la heterogeneidad de las
clases medias, en su libro Familias de sectores medios: perfiles organizativos y
socioculturales, señala lo siguiente:

44
“Para medir el estatus de un sistema de estratificación social se ha tenido que usar un criterio
polidimencional, que tiene en cuenta tanto la dimensión objetiva como la subjetiva y cultural. Así se
tiene que en caso de los sectores medios, algunos de los criterios que se utilizan para su clasificación
son: el ingreso, la escolaridad, la ocupación y su ubicación en contextos urbanos”.

Clasificando a las familias de clase media en tres grupos, de los que se desprenden
subgrupos. El primer grupo presenta un nivel de ingresos y de educación bajo,
desarrollando ocupaciones por cuenta propia, son pequeño comerciantes o empleados de
escalafones medios y bajos (secretarias, técnicos, analistas, profesores de escuela media).
El segundo grupo presenta un nivel medio de ingresos y de escolaridad, la mayoría son
profesionistas, empleados o independientes que ocupan posiciones intermedias en el
mercado ocupacional (contadores, profesores universitarios, jefes de departamento,
secretarias), mientras que el tercer grupo es el que presenta los niveles de ingreso y
escolaridad más altos, en su mayoría son profesionistas independientes o empleados que
ocupan puestos de dirección o cercanos a ellos (directores, subdirectores, funcionarios
públicos, gerentes, asesores, profesores universitarios).

Rescato de Esteinou dos aportaciones importantes:

1) Señalar que, para los sectores medios, la educación ha representado uno de los
mecanismos privilegiados de movilidad social, porque ella parece estar asociada
a la formación de expectativas y cambios en la esfera cultural.

2) Señalar que se da una configuración distinta de los sectores medios en décadas


pasadas, pues “probablemente las posibilidades de ascenso que ofrecían las
actividades libres, por cuenta propia y con baja escolaridad eran quizá mayores y
más atractivas en términos de inserción rápida al mercado de trabajo (Esteinuo,
1996:22)”.

Respecto a lo señalado en el segundo punto, en las tres familias objeto de estudio en este
trabajo se observó un incremento en el nivel de estudios en cada generación de mujeres.
Mientras las abuelas apenas alcanzaron estudios de tercero y cuarto de primaria y en dos de
estos casos ejercen trabajos remunerados por cuenta propia; las mujeres de la segunda
generación (las madres) cuentan con estudios de licenciatura o carrera técnica, al igual que
sus hijas (las nietas), sólo en uno de estos tres últimos casos se presentaron estudios de

45
maestría no terminada. Por su parte las respectivas parejas de las nueve mujeres estudiadas
presentan un aumento en el nivel de estudios y en el tipo de trabajo que realizan. Mientras
que las parejas de las abuelas ejercían el trabajo de chofer, músico autodidacta y mecánico
respectivamente, en las madres sus parejas son chofer de Cometra (familia A), abogado
(familia B) y jefe de seguridad privada (familia C); en la tercera generación de mujeres
todas las parejas cuentan con estudios profesionales, administrador de empresas (Familia
A), ingeniero civil (Familia B y C) en los dos últimos casos. Lo que refleja un notorio
cambio en la elección de pareja, figurando como principal el nivel de educación de éste.

Por mi parte yo señaló cuatro aspectos que deben ser tomados en cuenta en la clasificación
de la clase media: Los ingresos familiares, la estructura familiar, la apropiación y
transmisión de valores y discursos sobre el trabajo y la educación, el consumo de productos
materiales y la compra de productos en lugares de “mayor prestigio” como los
supermercados, tiendas departamentales, butiques, la producción y consumo de capital
social, ejemplo de ello son las redes de apoyo mutuo entre familiares y amigos para el
cuidado de los hijos y el alcance de logros personales como terminar una carrera o
conseguir un trabajo remunerado.

Entiéndase como capital social “las redes sociales y normas de reciprocidad asociadas a
ellas” (Putman y Goss, 2003:9) o como lo definió Pierre Bourdieu en la década de 1980: “la
acumulación de recursos reales o potenciales ligados a la posesión de una red duradera de
relaciones más o menos institucionalizadas de conocimientos y reconocimientos mutuos, en
otras palabras, a la afiliación de un grupo” (Citado por Putman y Goss, 2003:11). Una
tercera definición es la de Works “el capital social se refiere a las redes normas y valores
activados por individuos o grupos en relaciones formales o informales para cooperar en la
realización de un objetivo común (2003:276).

Existen cuatro puntos que se deben tomar en cuenta del capital social:

1) El desarrollo económico puede verse estimulado, en determinadas circunstancias,


por unas existencias adecuadas de capital social.

2) El capital social puede ser al mismo tiempo un bien privado o un bien público.

46
3) El capital social se presenta en múltiples formas útiles en diferentes contextos,
pero esas formas son heterogéneas en el sentido de que sólo valen para
determinados fines y no otros.

4) No se puede dar por supuesto que dicho capital haya de ser algo bueno siempre y
en todas partes.

Se puede hablar entonces de una clase media no sólo en base a su relación con los medios
de producción, sino también, tomando en cuenta su relación con el mercado del consumo,
material y cultural. Podría decir que la clase media ya no puede ser vista únicamente como
una categoría económica, sino también como una categoría cultural.

Pienso que lo que define a la clase media es el contar con un estilo de vida, en este sentido
su lucha de clase está definida por una lucha de estatus social, guiada por la cultura de la
imagen y el consumo no sólo de productos materiales, que les permite gozar de ciertos lujos
que las clases bajas no podrían gozar. En el caso de las mujeres el tener acceso al uso de
determinados aparatos electrodomésticos que les facilitan las labores del hogar y recorten el
tiempo de trabajo que se invierte en las labores de la casa o incluso poder contratar a una
persona que se encargue de estas labores (empleada doméstica de planta o de entrada por
salida) o contratar servicios de limpieza como los de lavandería, de igual manera es muy
frecuente en algunos casos el empleo de alimentos prefabricados que reduzcan el tiempo
invertido en la cocina, también está el consumo intelectual y el capital social. Las mujeres
de clase media en efecto, están hoy preocupadas por obtener una mayor educación, un
mayor prestigio y reconocimiento de sus familias, de las otras mujeres y de los hombres
que las acompañan a lo largo de su vida, padres, hermanos, amigos, sus parejas o esposo,
puesto que para los sectores medios como lo señala Esteinou (1996) la educación ha
representado uno de los mecanismos privilegiados de movilidad social, sino también
porque ella parece estar asociada a la formación de expectativas y cambios en la esfera
cultural.

Creo que una de las características de las mujeres de clase media es el buscar que sus hijos
superen la educación básica y puedan tener acceso a la educación superior, el que ellas
expresen un respeto por el valor cultural y el estatus que otorga la oportunidad de obtener
una profesión y el compartir un ideal de ser mujer, “la mujer trabajadora e independiente

47
que lucha por sacar adelante a sus familias”. El discurso de “debes ser una mujer que se de
a respetar, una buena esposa y una buena madre”, es acompañado por aquel que dicta
“debes ser independiente, buscar tener tu propio dinero, por que el día de mañana no sabes
si te tocará un esposo responsable”.

Identidad, familia y maternidad: la construcción del ser femenino

Este apartado pretende retomar los estudios de la identidad de género desde el plano del
ámbito privado (las relaciones familiares). Como lo he señalado anteriormente 21, creo que
las relaciones familiares y los valores recibidos desde la infancia son los que mantienen y
refuerzan las concepciones naturalizadas sobre el ser mujer, al mismo tiempo que abren
espacio para crear nuevos significados y valores femeninos, que en su mayoría ocurre
cuando las mujeres participan en el ámbito público que las llevan a afrontar nuevos retos y
con ellos a cambiar su percepción sobre sus capacidades personales.

El concepto de identidad es importante en el plano teórico para entender la representación y


resignificación de la identidad femenina en las prácticas cotidianas de las mujeres, cómo
ésta se refuerza con los discursos sociales22 mediante las relaciones familiares.

Por ello, una de las ideas centrales de la que parte este trabajo es que la mujer mantiene una
posición de subalternidad en el ámbito privado (el hogar), lo que a su vez se refleja en su
lenta apropiación de espacios de poder en el ámbito público.

Como lo señala Lagarde:

“Las instituciones y los espacios vitales más aprensivos son los que implican relaciones directas
y personales, y presentan más resistencia al cambio. Es mucho más complicado para las
mujeres cambiar en ámbitos totales en los que están solas frente al poder absoluto del otro
(como la pareja, la familia, la casa, es decir el mundo privado, íntimo, personal y doméstico),
que hacerlo en ámbitos públicos más democráticos como algunos laborales o educativos”
(Lagarde, 2005:158)

21
Véase Capítulo I
22
Un ejemplo de ello es el artículo de Anna María Fernández Poncela (1994), “cuando las mujeres hablan o
en boca cerrada no entran moscas (diferencias de género según el refraneo popular)”, en Nueva Antropología,
septiembre, Vol. XIV, Núm. 046, México, Nueva Antropología A.C., pp.69-98.

48
La identidad como objeto de estudio

El interés por la identidad en los estudios de ciencias sociales es muy reciente, inicia a
mediados del siglo pasado junto a los movimientos contra el proceso de globalización. La
Pierre sostiene que “los estudios de identidad se impusieron en las ciencias sociales con la
emergencia de movimientos sociales que tomaron como pretexto su identidad de grupo,
para cuestionar las relaciones de dominación y reivindicar su autonomía” (en Giménez,
2007:45). Por su parte, el feminismo centró su interés en señalar cómo interviene la cultura
en la construcción de la identidad de género23, cómo las mujeres se apropian de una idea
socialmente aceptada del ser mujer cimentada en una ideología de inferioridad del género
femenino, estudios que llevaron a crear “una apertura de la mujer a nuevas posibilidades de
ser desligadas de la tradicional descripción que la psicología ha hecho de lo femenino”
(Revilla, 2003:62) Pero antes de profundizar más en ello, primero me gustaría definir qué
se entiende por identidad.

La identidad debe verse desde el plano de la praxis como un proceso evolutivo, abierto y
por ende, nunca definido ni acabado, el cual siempre tendrá un valor ya sea positivo o
negativo por los demás dependiendo del contexto donde la persona se ubique, ejemplo de
ello es que el ser una mujer trabajadora o profesionista, en su momento fue fuertemente
criticado y juzgado de forma negativa, mientras que en la actualidad se ha llegado a ver
como necesario, incluso la participación femenina en ámbitos laborales antes no
imaginados, ahora se encuentran reglamentado en las leyes que un porcentaje de mujeres
debe participar en los partidos políticos, en congreso y la estipulación de leyes para la
defensa de los derechos de la mujer trabajadora, etc.

23
Véase apartado Los planteamientos feministas. De La antropología de la mujer a la antropología de
género.

49
El yo y los otros, el binomio de la identidad

La identidad puede ser entendida como la toma de conciencia de nuestra existencia


individual en el mundo, el ejercicio de definir y construir lo que somos, y al mismo tiempo
buscar la aceptación de ese “somos” por parte de los “otros”.

El “yo” sólo puede existir dentro de un entramado de relaciones, que responden a un orden
simbólico denominado cultura (Serret, 2001:), siendo la apropiación de ese orden simbólico
lo que nos lleva definir lo que “somos” y “no somos”. Como señala Melucci: “la identidad
de un determinado actor social resulta de una especie de transacción entre el auto y el
heteroreconocimiento” (en Giménez, 2007:50). Es decir, en el proceso de construcción de
la identidad participan múltiples actores sociales que llevarán a un individuo a construir y
reconstruir su sentido del ser. Se puede decir que el “yo” se construye en relación con una
“otredad”.

“La identidad es aquella que se forma, se mantiene o se manifiesta en y por los procesos de
interacción y comunicación social, ya que toda identidad requiere la sanción del reconocimiento
social para que exista social y públicamente. Pues sólo a través de la confrontación con otras
identidades en el proceso de interacción social es que la identidad de un actor social emerge y
se afirma” (Giménez, 2007:50)

Para el caso que me interesa, que es la identidad femenina, una mujer se construye así
misma, dentro de un proceso dialéctico entre el “yo mujer” (autoconcepto) y “los otros”
(hombres y mujeres), en una lucha constante entre el deber ser y el ser, generando un
conflicto de identidad que lleva a la resignificación femenina, rompiendo en determinados
casos con algunas de las ideas naturalizadas sobre el “ser mujer”, pero que también puede
llevar a un sentimiento de insatisfacción constante, pues como lo señala Lagarde24 “ninguna
mujer puede cumplir con los atributos de la mujer. La sobrecarga del deber ser y su digno
opresivo le generan conflictos y dificultades con su identidad femenina”.

La mujer actual se debate entre su deber ser femenino (la madre-esposa) para y de los otros
(Basaglia, 1983, citada por Lagarde, 2007) y su ser mujer alejado de los prejuicios y

24
LAGARDE, Marcela, Identidad femenina, en:
http://www.posgrados.unam.mx/publicaciones/omnial/anteriores/20/04.pdf, fecha de consulta 10 de diciembre
de 2007.

50
estereotipos sustentados en una ideología patriarcal, la búsqueda constante de una identidad
propia.

Revilla (2003) por su parte, expone la existencia de cuatro anclajes de la identidad personal
que permiten unas nuevas y enormes posibilidades del ser en la nueva sociedad moderna
que se encuentra en transformación permanente:

1) El cuerpo. La fuente del hecho de la identidad está en el cuerpo, pues son la continuidad
corporal, la apariencia física y la localización espacio-temporal lo que sirve como criterios
para la asignación de una identidad continua en tanto seres corporeizados (…). El cuerpo
expresa esa continuidad incluso en la evolución, crecimiento y envejecimiento vitales.
Expresa esa paradoja de que somos siempre lo mismo y a la vez algo diferente (…)

2) El nombre propio por el que se nos conoce y en el que nos reconocemos (…). Nuestros
apellidos nos ligan a nuestras raíces familiares, son las marcas del linaje. Nuestros nombres
nos ligan a nuestros padres, a los motivos elegidos para la elección de ese nombre y no otro.
De este modo, el nombre propio nos liga a un espacio y a un tiempo, así como a unas
determinadas relaciones en cuanto constitutivas de la identidad personal.

3) La autoconciencia y la memoria. La autoconciencia como la capacidad de verse y pensarse


a uno mismo como sujeto entre otros sujetos (…). El trabajo principal de gestión de la
identidad personal consiste en convertir todo ese material proveniente de la experiencia en
narraciones sobre uno mismo, lo que implica selección y recuerdo selectivo. No puede
funcionar de otro modo pues ya sabemos que no existe un acceso directo a la realidad si no
es a través del lenguaje, de las versiones que construimos sobre el mundo y, en este caso
sobre nosotros.

4) Las demandas de la interacción. La vida en sociedad exige que los individuos seamos de
algún modo personas fiables, que se hagan responsables de su actuación y que ésta sea
previsible (…), no se puede sostener una identidad viable si no existe confianza en el sujeto
y ésta debe mantenerse a través del compromiso inquebrantable con la propia identidad.

Lagarde, por otro lado, señala que la identidad del sujeto se conforma en primer plano a
partir de una gran clasificación genérica (masculina o femenina), que son los hitos
primarios de la conformación de los sujetos y junto a ello se organizan y conjugan otros
elementos de identidad, como los derivados de la pertenencia de clase, al mundo urbano o
rural, a una comunidad étnica, lingüística, la religiosa o política, la adscripción a grupos
definidos por ámbitos de interés, por el tipo de actividad, por la edad, el periodo del ciclo

51
de vida, por todo aquello que agrupa o separa a los sujetos en la afinidad y en la diferencia
(2007: s/p).

El ser humano, entonces, se construye en dos niveles: el externo (como ser social) y el
interno (como sujeto psíquico) (Jiménez Díaz, 2000:102).

La construcción de la identidad femenina

“El código simbólico los identifica en un nivel imaginario como


pertenecientes a un grupo con rasgos definidos, y los nombra como
mujeres” (Serret, 2001:52)

Ya señalamos que las representaciones sociales sirven como marco de percepción y de


interpretación de la realidad, y también como guías de comportamientos y prácticas de los
agentes sociales, pero también es necesario señalar que dentro de estas representaciones
simbólicas el género funciona como un ordenador, que descarga una serie de atributos
identificadores que “se trata de un conjunto de características tales como disposiciones,
hábitos, tendencias, actitudes o capacidades, a lo que se añade lo relativo a la imagen del
propio cuerpo”(Lipiansky, en Giménez, 2007:56).

Nosotros identificamos un objeto en primera instancia por lo que nuestra vista y oídos
captan, es así que cuando vemos a una mujer la definimos como perteneciente al género
femenino por su apariencia física, un cuerpo curvilíneo, el timbre de su voz, sus ademanes,
etc.

Pero para llegar a esta conclusión los individuos ya adquirimos antes una serie de valores
cognitivos dados culturalmente, que nos llevan a describir a una persona no sólo de manera
visual o física sino con atributos valorativos, pues la cultura aparte de moldear nuestras
actitudes, también moldea nuestra mente, nos hace crear conceptos, imágenes y valores
señaladas como propias de un objeto.

52
Para hablar de la construcción de la identidad femenina me gustaría retomar los tres
elementos básicos que limitan el comportamiento femenino propuesto por E. Bleichmar
(1985)25, los cuales conforman la categoría de género:

Primero la atribución de género, la identificación primaria que se hace del recién nacido, la
primera expresión de rotulación es hombre o mujer. La atribución de género es la identificación
más importante del ser humano porque es la que da la pertenencia a la categoría grupal; una
confusión de atribución puede acarrear problemas de identidad sexual, que no es lo mismo que
preferencia sexual. Segundo la categoría de género es el núcleo de identidad en este proceso se
restringe a una pertenencia a un grupo sexual y no a otro. El factor biológico genital en esta
etapa es más determinante. Y en tercero el rol de género, conjunto de prescripciones y
proscripciones para una conducta dada, las expectativas acerca de cuáles son los
comportamientos apropiados para una persona que sostiene una posición particular dentro de un
contexto dado. El rol de género es el conjunto de expectativas acerca de los comportamientos
sociales apropiados para las personas que poseen un sexo determinado (en Flores, 2000:84-85).

Es así como una persona poseedora de una vagina se concebirá frente a los demás como
una mujer y junto a esta concepción se le adjudican una serie de valores socialmente
aceptados, lo que lleva al individuo a naturalizar éstos como propios de su especie y género.

Muestra de ello es el estudio que realizaron Valdez y González (1999) sobre El


autoconcepto en hombre y mujeres mexicanos, que consistió en aplicar una encuesta en la
que ellos y ellas señalaran con qué valores se sentían más identificados, arrojando los
resultados siguientes:

Del presente estudio muestran que las mujeres mexicanas aún se perciben con algunas
constantes culturales (detallistas, sentimentales, cariñosas y románticas) que las llevan a seguir
con el papel que tradicionalmente se les ha asignado, por lo que se orientan hacia la sensibilidad,
la ternura, el amor, la paz y la capacidad de nutrir, rasgos femeninos que son socialmente bien
valorados para ellas en nuestra cultura, llama la atención que aún en este siglo repleto de
movimientos culturales (…), las mujeres mexicanas dejen ver que todavía se consideran más
sumisas y abnegadas (menos necias, agresivas, activas, desobedientes y bromistas) y, sobre
todo, menos inteligentes que los hombres, a sabiendas de que cuentan con los medios
necesarios para demostrar lo contrario (Valdez y González, 1999:268-269)

25
Cita sacada de Flores Palacios Fátima, (2000) “El devenir de la subjetividad femenina: un paradigma entre
lo individual y lo colectivo”, en Estudios de Género y Feminismo I, Bedolla miranda Patricia y et.al.,
Fontamara, México.

53
Podemos decir que “la mujer, pues no es un dato, es una construcción significativa, que
depende de su inscripción en la simbólica del género femenino” (Serret, 2001:61).

Por lo tanto, la identidad de las mujeres o identidad femenina como lo señala Lagarde, “es
el conjunto de características sociales, corporales y subjetivas que las caracterizan de
manera real o simbólica de acuerdo con la vida vivida. La experiencia particular está
determinada por las condiciones de vida que incluyen, además la perspectiva ideológica a
partir de la cual cada mujer tiene consciencia de sí misma y del mundo, de los límites de su
persona y de los límites de su conocimiento, de su sabiduría, y de los confines de su
universo” (Lagarde, 2007: s/p).

Y lo que generalmente se entiende como “femenino” está ligado a un complejo simbólico


que designa marginalidad, por lo que la mujer siempre será desvalorizada como
consecuencia de su adscripción al género femenino.

“Las mujeres comparten como género la misma condición histórica y difieren en sus situaciones
particulares, en sus modos de vida, sus concepciones del mundo, así como en los grados y
niveles de la opresión” (Lagarde, 2007: s/p)

El género femenino se encuentra ubicado dentro de una jerarquía simbólica, que desde el
plano las relaciones macrosociales y microsociales en la mayoría de los casos ubicará a las
mujeres en una posición de desventaja.

Para entender más claramente estos procesos, en este estudio me centraré en las relaciones
microsociales, dadas en el ámbito privado, es decir las relaciones familiares.

La familia, la maternidad y el ser mujer

Coincido con Salles (1998) al mencionar que es importante retomar los estudios de familia
para analizar los procesos de identidad de género, pues para ella “las relaciones familiares
al mismo tiempo que producen cultura, son ámbitos vehiculadores y reproductores de
elementos culturales macrosociales y previamente producidos, los cuales son interpretados
y asimilados según las idiosincrasias propias de las personas que comparten el grupo y
protagonizan la vida familiar” (Salles, 1998: 79).

54
Desde la formación de la familia ésta ha sido la principal institución para la reproducción
de la cultura y el reconocimiento de nuestra existencia social, pues “muy a pesar de que hoy
en día la familia comparte con otras instituciones socialmente creadas [guarderías, escuelas
maternales, etc.] las funciones de la socialización primaria, una parte importante de ésta aún
se despliega en el marco de las relaciones familiares” (Salles, 1998:99).

Puesto que desde que los seres humanos nacemos e incluso antes de nuestro nacimiento,
nuestros padres en su imaginación construyen una imagen de lo que podemos llegar a ser,
nos asignan actividades y valores, si es niña adornarán el cuarto en tonos rosas, con
muñecas, si es niño el color predominante será el azul, los carros y balones estarán
presentes en el cuarto. Y es desde esas primeras imaginaciones donde se inicia el
reconocimiento de la existencia de un nuevo ser dentro de la familia con una identidad de
género determinada.

Pero las relaciones familiares no se dan de manera simétrica, ya que varían de acuerdo a la
edad, la experiencia y por supuesto el género de sus integrantes. Cuando se da la llegada de
un nuevo miembro a la familia, los demás integrantes le asignarán una posición y con ello
una serie de responsabilidades, los padres son los responsables del cuidado y manutención
de los más pequeños, mientras que los pequeños están obligados a obedecer a sus padres y
retribuir el trabajo que los mayores invirtieron en ellos y conforme estos vayan creciendo
mayores son las responsabilidades que adquieren.

La cultura entonces limita hasta cierto grado nuestro acceso a determinados ámbitos, ya que,
como lo señala Salles “El proceso de distribución que “controla” el acceso a la cultura
refuerza las relaciones asimétricas entre individuos y grupos sociales […] la cultura por no
ser interpretada, vivida y adquirida equitativamente, debe ser tomada como base para la
generación de desigualdades” (1998:82)

Para el caso de familias donde se cuenta con hijas e hijos, en la etapa de la adolescencia las
labores de género son más marcadas: las niñas ayudan a mamá en la cocina y en el cuidado
del hogar y los hermanos pequeños, mientras que los hijos ayudan a papá a arreglar el
coche, arreglar los muebles, etc., marcando desde esas prácticas tan cotidianas y comunes
las diferencias de género que desembocan en desigualdades sociales y con ello se forman
los discursos sobre las “ventajas” y “desventajas” de pertenecer a uno u otro género.

55
Pero aparte del género también hay otros factores que intervienen en las relaciones
familiares y los elementos culturales por ellas creados y es “su ubicación en el espacio-
temporal y economía del grupo familiar, ya que un estilo de vida también está influido por
los ingresos familiares, pero en su elaboración intervienen componentes culturales” (Salles,
1998:95).

El acceso a una vida holgada o estable económicamente, facilita, en cierto grado, las
posibilidades de cambio, puesto que lleva a las mujeres a convivir y desarrollarse en
diferentes ámbitos y contextos sociales, adquiriendo nuevos valores y modelos femeninos,
ya que muchos de éstos valores transmitidos dependen de las experiencias vividas por la
madre o las mujeres pertenecientes a su círculo familiar y claro su experiencia directa con
el sexo opuesto, especialmente con la primera imagen masculina que se recibe con el padre.

Así también el uso del lenguaje hablado es una herramienta clave para transmitir la cultura
y “los discursos sociales son vehículos de producción y reproducción de órdenes simbólicos
e imaginarios diversos”,26 y como lo señalé antes los discursos transmitidos por la madre a
sus hijas, las charlas efectuadas por un grupo de mujeres transmiten valores y pueden llevar
a cuestionar otros, lo que incitará a generar cambios.

Para mí los puntos importantes que crean la identidad femenina son:

1) Los lazos familiares y la relación observada entre madre y padre que sirven como
modelo positivo o negativo (según sea el caso) cuando se decide formar una familia
propia.

2) La imagen femenina recibida por la madre ya sea que ésta se represente como
negativa o positiva.

3) Los discursos feminizados que pueden valorizar y desvalorizar a la mujer y que son
recibidos desde la infancia: “la niñas juegas con muñecas”, “una buena mujer debe
ser buena madre y buena esposa”, “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”, “si
no aprendes a ser una buena ama de casa tu esposo te va regresar por no saber nada”,
“el pilar más fuerte de un hogar es la mujer, si la mujer no está todo se acaba”, “la
madre tiene la culpa de (...), por que si la madre no está en casa el hijo se pierde” etc.

26
Serret (2001), también véase Salles (1998)

56
4) El valor cultural que se le da al matrimonio y a la maternidad. Estos son los roles
socialmente determinantes de la identidad de género, a tal grado que aquella mujer
que toma la decisión de no casarse puede ser rechazada y señalada socialmente, por
no cumplir con este rol, pero estos señalamientos se agravan con aquellas mujeres
que deciden no ser madres27, siendo éste el rol el más determinante de la identidad
femenina, pues “en efecto la maternidad no es concebida solamente como trabajo
doméstico, sino que es elaborada en un nivel simbólico y psicológico hasta
convertirse en el elemento dominante de la construcción de la identidad femenina”
(González, 2005:28-29) Ejemplo de ellos son los casos de mujeres que deciden ser
madres aún cuando no tienen una pareja o cuando sufren el rechazo de éste por estar
embarazadas28.

Identidad femenina, la generación y el cambio

Las identidades colectivas constituyen uno de los prerrequisitos de la acción colectiva. Pero
no todos los actores de una acción colectiva comparten unívocamente y en el mismo grado
las representaciones sociales.

En realidad, la producción de nuevas generaciones iniciada en los ambientes familiares


sobrepasa éstos para encontrar sus elementos formadores en espacios relacionales de naturaleza
no familiar, algunos de ellos institucionalizados (como por ejemplo la escuela en sus diversos
grados, incluyendo la universidad), y otros que sin serlo cumplen una función crucial como
ámbito socializador, tales como grupos de amigos o bandas juveniles. (Salles, p.96).

Sin duda, la etapa de mayor cuestionamiento familiar y búsqueda de libertad por parte de
las mujeres inicia en la adolescencia, las charlas entre amigas se tornan más divertidas e
interesantes que los consejos de mamá, se comparten experiencias juveniles sobre el
noviazgo, las salidas con chicos, las lecturas o programas vistos en televisión, incluso

Véase Ávila, González, Yanina, “Mujeres frente a los espejos de la maternidad: las que eligen no ser
27

madres”, en Desacatos, núm. 17, enero-abril del 2005, pp.107-126.


28
Y ni negar el escándalo que se suscito tanto en hombres como en mujeres con la despenalización del aborto,
tachando a las mujeres que apoyaban este movimiento de asesinas y de mujeres desnaturalizadas por rechazar
el privilegio de ser madres aún en condiciones de pobreza o como víctimas de una violación

57
información sobre sexualidad y son estas charlas las que muchas veces ayudan a reforzar
algunas ideas sobre la femineidad y a cuestionar otras tantas.

Como lo señala Salles, en la vida de los individuos hay momentos socializadores cruciales
que dejan huella en la formación de sus identidades, mientras que otros representan más
bien ajustes y complementaciones a aspectos previamente adquiridos (Salles, 1998), para
las mujeres esos momentos de ajuste pueden ser el matrimonio y la maternidad, imágenes
previamente adquiridas (a través de la imitación por medio del juego en la infancia) que las
pueden llevar a tomar actitudes ya marcadas por la cultura mexicana, “la madre sacrificada”,
“la esposa abnegada”.

Un factor de cambio de estas imágenes es la educación, acompañada del ejercicio de una


profesión o trabajo remunerado, pues el hecho de cada día mayor número de mujeres se
aventuren a conquistar terrenos no señalados como “femeninos”, revoluciona tanto el
autoconcepto de estas mujeres como la idea naturalizada que se tiene del ser mujer, pero no
podemos negar que al mismo tiempo se mantienen una serie de ideas socialmente aceptadas
que perpetúan su posición desigual, como es el hecho de pensar que el hogar y la crianza de
los hijos pertenecen al mundo de lo femenino, por lo cual la mujer debe hacerse cargo de él
trabaje o no remuneradamente fuera del hogar. Pero en la medida que los cambios ocurran
con generaciones anteriores, será más fácil para las nuevas generaciones de mujeres
sentirse aceptadas y respetadas siguiendo éstos nuevos modelos y cuestionamientos,
construyendo relaciones de género más equitativa, tanto en el ámbito público, como en el
privado.

Aunque los cambios “puedan sonar alentadores esta nueva situación implicaría, dejar más
dudas que certezas, ya que en las mujeres profesionistas dichas modificaciones pueden
permanecer, o bien perecer en el momento del matrimonio o la maternidad con la vuelta al
papel tradicional que culturalmente les ha sido asignado” (Valdez y González, 1999:268).

Por eso uno de los objetivos claves de este trabajo es analizar qué tan importante es el rol
de madre y esposa en el proceso de construcción de la identidad femenina y la educación en
los cambios de dicha identidad, para así comprobar lo señalado por Jiménez Díaz (2000):

“el trabajo como amas de casa es una tarea indispensable; se puede decir que en esta categoría
se engloban la mayoría de las mujeres, por un lado, las que reducen su actividad en el ámbito

58
estrictamente doméstico, por el otro aquellas que se han incorporado al trabajo productivo
remunerado (proletarización), ambas siguen sin poderse desprender de la preocupación del
trabajo doméstico”.

59
CAPITULO III

EDUCACIÓN, EMPLEO Y FAMILIA: LAS MUJERES DE TUXTLA DESDE LOS

DATOS ESTADÍSTICOS

Datos generales de población

A finales del siglo XX la tasa de fecundidad poblacional se redujo notablemente a dos hijos
por mujer lo que representa el 2.1% de fecundidad a nivel nacional29, Chiapas por su parte
ocupa el segundo lugar en fecundidad por entidad federativa con el 2.4%, después de
Guerreo con el 2.5%, mientras que el Distrito Federal cuenta con un nivel de fecundad por
de bajo del nivel nacional con el 1.7%.30.

El alto índice de fecundidad se puede explicar al observar el porcentaje de mujeres que


hacen uso de método anticonceptivos siendo Guerrero, Chiapas (57.1%), Oaxaca y
Guanajuato entidades en las que menos del 60% de las mujeres unidas en edad fértil hacen
uso de métodos de anticoncepción; mientras que las que residen en Sinaloa, Distrito Federal,
Baja California Sur, Sonora, Coahuila, México, Nayarit y Chihuahua muestran una
proporción por arriba de 75%31. Lo que indica que en Chiapas existe una educación más
tradicional, aunado a que también contamos con un alto índice de población indígena
siendo más frecuente entre ellos que las mujeres y hombres se rehúsen a usar métodos de
anticoncepción o bien no se cuente con información sobre ello.

Aunque también se observa un muy ligero envejecimiento de la población, al comparar la


distribución porcentual de la población por grandes grupos de edad en los años 2000 y 2005.

29
Mujeres y Hombres en México 2008, Décimo Segunda Edición.
30
Fuente: CONAPO. Proyecciones de la población de México, 2005-2050.
31
Fuente: CONAPO. Población de México en cifras. www.conapo.gob.mx.

60
El envejecimiento de la población está caracterizado por una reducción porcentual de la
población infantil y un incremento en las edades de 15 y más años.
La población total en Chiapas32 es de 4 255 790 personas de las cuales 2, 088, 530 son
hombres y 2, 167, 260 son mujeres. Por grupo quinquenal de edad se indica que tanto en
hombres como en mujeres la población es mayoritariamente joven, siendo el grupo más alto
de 0-14 años 33 , quienes representan más de la tercera parte de la población del estado
(35.9%), siendo Guerreo y Chiapas los estados que registran más alto peso de menores de
15 años superando el 35% en hombres y el 32% en mujeres, mientras que en el Distrito
Federal se registran la menor proporción con un 23.8% y un 21.3% respectivamente, esta
entidad registra los porcentajes más altos de personas adultas y adultas mayores.
Chiapas cuenta también con una población mayoritariamente femenina, como se puede
observar en el cuadro, en la distribución porcentual de la población por grandes grupos de
edad, 0-4 cuatro años es el único grupo que representa una mayor población masculina,
mientras que en los demás la población femenina va en aumento, esto se puede deber a una
mayor mortalidad masculina o una mayor migración en hombres.

32
INEGI. II Conteo de Población y Vivienda 2005.
33
Fuente: CONAPO. Proyecciones de la población de México, 2005-2050.

61
Distribución porcentual de la población chiapaneca según grandes grupos de edad por sexo 2008 34

Grandes Grupos de Edad Hombres Mujeres

0-14 35.5 33.4

15-29 29.0 29.8

30-59 29.2 30.3

60 y más 6.3 6.5

La tasa de crecimiento medio anual es un total de 1.42%, mientras que por sexo se observa
una tasa de crecimiento medio anual de la población de 1.67 en mujeres y 1.18 en hombres,
existiendo a nivel estatal 97 hombres por cada 100 mujeres35. Su tasa global de fecundidad
en el 2007 fue de 2.4 ocupando el segundo lugar a nivel federal.36

La población rural en México durante el 2000 representaba el 25.4%37, con una reducción
del más del 50% de la población rural entre 1930 y el 2000. En Chiapas el 54.3% de su
población habita en zonas rurales, ocupando el segundo lugar después de Oaxaca con el
55.5% de su población38, esto se debe también a que como Estado ocupamos el segundo
lugar junto con San Luís Potosí en número de localidades rurales, con un porcentaje de
99.3%.

A nivel municipal, Tuxtla Gutiérrez es uno de los municipios más poblados de Chiapas, la
población total es de 503,320 habitantes que representan el 11.7% de la población estatal.

34
Fuente: CONAPO. Proyecciones de la población de México, 2005-2050.
35
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005.
36
Fuente: CONAPO. Proyecciones de la población de México, 2005-2050.
37
FUENTES: DGE. Censos de Población, 1930-1970. INEGI. Censos Generales de Población y Vivienda,
1990-2000.
38
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda, 2000. Tabulados Básicos.

62
Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, así como Comitán de
Domínguez, concentran 29.0% de la población total del estado.39

Su índice de masculinidad es de 92.54, lo que lo hace uno de los cuatro municipios con alta
concentración de mujeres (por cada 100 mujeres existen 92 hombres40), junto con Chamula
y Zinacantán y Comitán de Domínguez, ocupando Tuxtla el tercer lugar con mayor índice
de femineidad con el 108.1%, lo cual se puede relacionar con la llegada de mujeres al
municipio o salida de hombres por migración o con una mayor mortalidad masculina. En lo
que a población general respecta el 48.06% son hombres y 51.94% son mujeres. Su
estructura es predominantemente joven, 66% de sus habitantes son menores de 30 años.

En el período comprendido de 2000-2005 la tasa de crecimiento promedio anual de la


población es del 1.61% ocupando Chiapas el décimo lugar en crecimiento poblacional,
mientras en Tuxtla Gutiérrez la taza de crecimiento es del 2.64%, siendo uno de los
primeros cinco municipios con mayor crecimiento poblacional, junto a Ocosingo,
Tapachula, San Cristóbal de las Casas y Comitán de Domínguez41, esto se debe una mayor
población estatal y federal inmigran al municipio en busca de mayores oportunidades de
trabajo y mejoras en la calidad de vida por ser éste la capital del estado.

Tuxtla Gutiérrez es uno de los municipios con menor Promedio de Hijos Nacidos Vivos,
con dos hijos por mujer, seguido de San Cristóbal con 2.2 y Tapachula con 2.3, cabe
señalar que estos son los tres municipios de Chiapas con mayor población, además Tuxtla
cuenta con una Tasa de Fecundidad del 2.3% y con la menor Tasa de Fecundidad entre las
Adolescentes con el 5.1%, lo que indica que las mujeres tuxtlecas tienen en el mayor índice
en uso de anticonceptivos y cuenta con una mayor educación sexual.

Lo que explica que este sea él municipio con menor porcentaje de población entre 0 a 14
años en el estado, en los años 2000 y 2005 con el 22.08%, donde uno de cada cuatro
residentes es menor de 15 años, ocupando el primer lugar a nivel estatal en población de 15

39
FUENTE: INEGI. II Conteo de Población y Vivienda 2005.
40
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población
y Vivienda 2005.
41
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005.

63
a 64 años; siendo 24 años la edad mediana en Tuxtla y 20 años la edad mediana a nivel
estatal.42

En Chiapas la población indígena representa el 24.98% de la totalidad del Estado. En el


municipio de Tuxtla Gutiérrez el 2.64% de sus habitantes son indígenas, de los cuales
1.47% son monolingües; las etnias predominantes es la tzotzil y tzeltal.

En cuanto al especto religioso se refiere el 78.98% de la población profesa la religión


católica, 7.38% protestante, 5.95% bíblica no evangélica y 6.61% no profesa credo. En el
ámbito regional el comportamiento es: católica 75.54%, protestante 6.89%, bíblica no
evangélica 8.82% y el 7.81% no profesa credo. Mientras que en el estatal es 63.83%,
13.92%, 7.96% y 13.07% respectivamente43. Lo que indica que la población en el estado y
el municipio es mayoritariamente católica.

Niveles de fecundidad en el estado y el municipio.

En Chiapas durante el 2000-2005 se ha observado una disminución en el número de hijos


en mujeres fértiles de 12 y más años, presentándose el mayor porcentaje en aquellas que
deciden tener de uno a tres hijos, seguido por las que mencionaron no tener ninguno,
aunque se observa una reducción en este porcentaje del 2000 al 2005, esto se debe a que en
el 2000 un mayor número de mujeres jóvenes no entraban a su etapa reproductiva, mientras
la disminución en el porcentaje de mujeres que decidieron tener de seis y más hijos es
notable.

42
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005.
43
Cuaderno Estadístico Municipal, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: INEGI, Gobierno del Estado de
Chiapas y H. Ayuntamiento Constitucional de Tuxtla Gutiérrez, 2003.

64
Pero al comparar la distribución porcentual de las mujeres de 12 y más años, según el
número de hijos nacidos vivos, con el promedio nacional, se observa que en Chiapas, la
proporción de mujeres que han tenido seis y más hijos todavía supera la del país en 3.1
puntos porcentuales; las que han tenido de uno a tres hijos es menor en 5.9 unidades, y las
que no tienen hijos, registran el porcentaje más alto en la entidad, con 2.3 puntos, esto se
debe en parte a que Chiapas es uno de los estados con mayor población femenina joven, por
lo que las mujeres de entre 12 a 14 años o poco más pueden no haber iniciado su etapa
reproductiva.

65
En el porcentaje de mujeres de 12 y más años de edad que tienen de 1 a 3 hijos nacidos
vivos, por entidad federativa; Chiapas registra 34.4%, ubicándose 5.9 puntos porcentuales
por debajo del dato nacional (40.3 por ciento). Lo que indica que a nivel nacional nuestro
estado ocupa uno de los primeros lugares con mayor porcentaje de familias con más de tres
hijos. Esto se comprueba al ser comparado el incremento de porcentaje de mujeres de 12 y
más años que tienen de 1 a 3 hij@s nacidos vivos en los años 2000 y 2005. Pero pese a ello
Chiapas es uno de los estados con menor incremento de hij@s nacidos vivos con el 2.4, en
el 2000 presentaba el 32.0%, mientras que en el 2005 presento el 34.4%.

Pero a nivel estatal Tuxtla Gutiérrez es el municipio que presenta un mayor porcentaje de
mujeres de 12 y más años que tienen de 1 a 3 hijos, con un 45.4% en el 2005 y 41.3% en el
2000 (indicando que este porcentaje va en aumento), seguido de Tapachula (42.5% y
38.9%) y Comitán de Domínguez (41.1% y 36.6%). Esto se puede deber a que son
municipios que cuenten con un mayor número de mujeres trabajadoras con instrucción
profesional por lo que planifican su familia y hacen uso de los métodos de anticoncepción.

Por que como se observa el nivel de instrucción es un factor sumamente importante en la


disminución o aumento del promedio de hijos nacidos vivos por cada mujer en edad
reproductiva, como se observa en la siguiente gráfica, a mayor instrucción el número de

66
hijos reduce notablemente debido a que muchas de las veces la planificación familiar es una
estrategia de las mujeres para lograr desempeñarse plenamente en el ámbito laboral.

Por ello no es de extrañarse que estado como Chiapas, Oaxaca, Guanajuato, Zacatecas,
Michoacán de Ocampo y Guerrero ocupen los últimos lugares a nivel nacional en el
porcentaje de mujeres de 12 y más años que tienen de uno a tres hijos nacidos vivos, pues
son estados con mayor porcentaje de rezago educativo en las mujeres y mayor
analfabetismo en su población general.

Hogares con Jef@s de familia en Chiapas y México

Que los hogares mexicanos sean dirigidos por un jefe de familia es una constante a nivel
nacional, observándose una desproporción muy evidente entre los hogares con jefatura
masculina y los hogares con jefatura femenina.

67
Aunque es importante señalar que el porcentaje de hogares con jefatura femenina va en
aumento en los últimos cinco años, observándose que a mayor población en las localidades
el número de hogares con jefatura femenina aumenta. Lo que puede deberse a un aumento
en el número de divorcios, un aumento en la migración o defunción masculina o bien a un
aumento en el número de mujeres que deciden ser madres solteras.

Se puede observar también que la jefatura femenina en el hogar no tiene nada que ver con
el nivel de instrucción en las mujeres, si se observa el nivel de instrucción superior este
presenta una muy notable diferencia entre hombres y mujeres jef@s de familia con una
diferencia mayor al 6% mayor en hogares con jefes de familia, la más alta en los 5 niveles
de instrucción tomados en cuenta para la muestra, siendo la educación básica incompleta
donde se observa una diferencia porcentual mínima, esto puede deberse a que los hogares
con padres de bajo nivel de instrucción es más común que los hombres migre en busca de
mayor oportunidades de trabajo, siendo las mujeres las que se quedan en casa a cargo del
hogar y los hijos.

68
En el estado de Chiapas prevalece la jefatura masculina en los hogares, de cada 100 hogares
83 son dirigidos por hombres y 17 por mujeres. Pero mientras que el número de hogares
con jefatura femenina se ha triplicado en los últimos años, los hogares encabezados por
hombres solo se han duplicado.

Chiapas en el 2000 tenía un total de 808 mil hogares, de los cuales, 133 mil eran dirigidos
por una mujer y representaban el 16.6%, que, junto con nuevo León, son las entidades que
registran las proporciones menores de hogares con jefatura femenina en el país. En el 2005
el 81.0% de los hogares chiapanecos son dirigidos por hombres y el 19.0 son dirigidos por
mujeres observándose un aumento de 2.4% en los hogares con jefatura femenina en el
estado, mientras que a nivel federal se observa un aumento del 2.5 en los años del 2000 con
el 23.1% de hogares con jefatura femenina y el 20.6% en el 2000.

69
A nivel municipal en Tuxtla Gutiérrez casi la cuarta parte de los hogares los encabezan
mujeres (24.2%)44, ocupando el primer lugar a nivel estatal, lo que puede indicar que el
número de divorcios y separaciones es mayor que en otros municipios del estado y
siguiendo la tradición, al separarse una pareja los hijos se quedan con la madre
encargándose ésta de su crianza y en algunos casos de su manutención completa.

La mayoría de los hogares en Tuxtla Gutiérrez son hogares extensos con el 34.9% y el
17.7% de hogares nucleares. Se tienen entonces que en Tuxtla un total de el 50.1% de los
hogares familiares son dirigidos por hombres y el 13.0% son dirigidos por mujeres; dando
un porcentaje de 17.7% en hogares nucleares y un 34.9% en hogares extensos45 con jefatura
femenina.

El estado conyugal de las mujeres es determinante en los hogares con jefatura femenina,
estando estos al alza cuando las mujeres se encuentras viudas, separadas o divorciadas.

44
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda, 2000. Tabulados básicos.
45
Aquellos que están formados por un hogar nuclear y otros parientes.

70
En el país 88.4% de los hogares reciben ingreso masculino por trabajo. Chiapas destaca con
91%, apenas superado por Nuevo León con 91.3%, lo que permite afirmar que en estas
entidades está más arraigado el estereotipo del hombre como el proveedor del hogar o el
“jefe de familia”, por lo que podemos hablar de una estructura familiar tradicional.

Educación: Mujeres y Hombres

En Tuxtla el porcentaje de población de 5 y más años que asiste a la escuela en el 2000 fue
de 33.2, mientras que en el 2005 es del 33.7. A nivel estatal fue del 31.9 y 33.8
respectivamente, también es el municipio menor población de 15 años y más sin
escolaridad, con el 22.8 en al año 2000 y el 6.8 en el 2005, lo que denota una disminución
en su población sin instrucción. Esto se debe a que por ser Tuxtla la capital del estado
cuenta con mayores oportunidades de servicios públicos, como lo es la educación.

71
Cuadro comparativo de población por nivel de instrucción, 2000 y 2005 a nivel federal, estatal y
municipal

% % %
Federal Estatal Municipal

Nivel de instrucción 2005 2000 2005 2000 2005 2000

Población de 5 y más años que asisten a la escuela 31.7 31.9 33.8 31.9 33.7 33.2

Población de 6 y 14 años que asisten a la escuela 94.2 91.3 89.9 83.5 94.8 91.5

Población de 15 y más con educación básica completa 22.0 19.1 14.9 11.7 18.4 18.5

Población de 15 y más años con educación básica incompleta 36.9 42.8 43.8 49.0 28.1 40.1

Población 15 años y más con educación posbásica 32.6 27.8 20.7 16.2 46.7 18.6

Población de 15 años y más sin escolaridad 8.5 10.3 20.6 23.1 6.8 22.8

A nivel estatal “se tiene que casi dos quintas partes de los chiapanecos (39.5%) en 2005,
han realizado estudios de educación secundaria, así como media superior y superior; hace
cinco años, la población con este nivel era la tercera parte (32.2 por ciento). Lo anterior
indica un avance importante en el rubro educativo en la entidad; sin embargo, todavía el
42.8% de la población no ha concluido la primaria o no tiene instrucción educativa” 46.
Ocupando Tuxtla el primer lugar a nivel estatal con población de 15 años y más con
educación posbásica (46.7 en el 2005), mientras que a nivel federal Chiapas se encuentra en
último lugar en esta categoría con el 20.7% 47.

Se tiene entonces que el grado promedio de escolaridad en la población chiapaneca durante


el 2005 fue de 6.1 es decir la mayoría cuenta con estudios de primaria concluidos, a nivel
estatal Tuxtla ocupa el primer lugar en grado promedio de escolaridad de la población con

46
II Conteo de Población y vivienda 2005, Perfil Sociodemográfico de Chiapas, pág. 65.
47
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005. NOTA: Incluye la población con estudios de preparatoria o equivalente, normal, profesional, maestría o
doctorado.

72
15 y más años con el 9.6, lo que indica que la mayoría de su población cuenta con estudios
de nivel preparatoria, mientras que el 96.8% de la población tuxtleca de 8 a 14 años sabe
leer y escribir.48

Pero al ser comparado el grado promedio de escolaridad en la población, por sexo, se


observa que los hombres cuentan con un promedio de 6.6 y las mujeres con un promedio de
5.6, es decir la gran mayoría de las mujeres chiapanecas no terminan ni los estudios de
primaria. Teniendo Chiapas un porcentaje de población analfabeta de 15 y más años de
21.3%49.

Así al hacer la comparación por sexo se observa que a nivel estatal existe un mayor
porcentaje de hombres asisten a la escuela, indicando un mayor rezago educativo en las
mujeres chiapanecas, observándose menores porcentajes de mujeres que asisten a la escuela
en las edades que corresponden a los niveles de secundaria, preparatoria y profesional.

48
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005.
49
FUENTE: INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda 2000, y II Conteo de Población y Vivienda
2005.

73
Y al ser analizado el porcentaje de la población de 15 y más años por nivel de escolaridad y
sexo, es una constante encontrar un mayor porcentaje de hombres en los diferentes niveles
educativos, aumentándose estas diferencias conforme se avanza en los grados educativos,
lo que indica que un mayor número de mujeres se ven obligadas abandonar los estudios
después de la primaria y que los varones han tenido mayor oportunidad de alcanzar o
lograr carreras universitarias; en cambio, las mujeres interrumpen su preparación
académica debido a diferentes factores, entre los que puede destacar el matrimonio y la
maternidad, unida a las carencias económicas que ponen en mayores desventajas a las
mujeres que a los hombres.

Al observar el porcentaje de la población de 8 a 14 años que sabe leer y escribir, la gráfica


indica que en los años del 2000 y 2005 un mayor porcentaje de hombres saben leer y
escribir, aunque la diferencia entre hombres y mujeres durante el 2005 es mínima, también
se observa un aumento en el porcentaje de la población que sabe leer y escribir.

74
Asimismo, en el porcentaje de población de 15 años y más analfabeta, por sexo se observa
una tendencia de aumento en la población del 2000 al 2005, siendo mayoritariamente
mujeres en los dos años tomados para la muestra.

75
Participación escolar por sexo a nivel estatal50

La matrícula de preescolar en el periodo 2003 fue un total de 215,930 de los cuales 106,719
fueron mujeres y 109,211 hombres, dando una tasa de participación en preescolar de un
49.4% en mujeres y del 50.6% en hombres.

En primaria la matricula del periodo 2003 fue de 769,623, con 377,046 mujeres y 392,577
hombres, con una tasa de participación de 49% en mujeres y un 51% en hombres.

La matricula de secundaria por grado en el periodo 2003 fue en primer año un total de
91,745 de los cuales 43,574 fueron mujeres y 48,171 hombres; en el segundo años se tuvo
un total de 83,346 con 39,271 mujeres y 44,075 hombres y en el tercer año se tuvo un total
de 73,777 con 34,4443 mujeres y 39,334 hombres. Dando una tasa de participación de
47.1% en mujeres y del 52.9 en hombres.

Matrícula en bachillerato en el periodo 2003 fue de 132,807 de los cuales 61,948 fueron
mujeres y 70,859 fueron hombres, dando una tasa de participación del 46.6% en mujeres y
del 53.4% en hombres.

Porcentaje de participación masculina y femenina por área de licenciatura51

La matrícula en licenciatura en el periodo 2003 fue de 44,438 de los cuales 20.864 fueron
mujeres y 23,574 hombres, con una tasa de participación de 47.0% en mujeres y 53.0% en
hombres.

Las mujeres destacan su participación en dos campos a nivel profesional que son Normal
Licenciatura con una tasa de participación de 50.9% en mujeres y un 49.1% en hombres, es
en campo de normal licenciatura donde la población femenina ha ido en aumento, mientras
que en los años de 1990 a 1996 la mayoría eran hombres, de 1999 al 2003 el aumento en
mujeres es sobresaliente.

50
FUENTE: Secretaría de Educación Pública. Estadísticas Básicas de Sistema Educativo Nacional. Inicios de
Cursos, 2003-2004, Base de Datos [Disponible en página Wed de INEGI: http://dgcnesyp.inegi.gob.mx/cgi-
win/sisesim.exe].
51
Fuente: Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. Anuario Estadístico,
2003. Población Escolar de Licenciatura en Universidades e Institutos Tecnológicos [Disponible en página
Wed de INEGI: http://dgcnesyp.inegi.gob.mx/cgi-win/sisesim.exe].

76
Se puede hablar entonces de una feminización de esta área de licenciatura en Chiapas. Esto
puede ser consecuencia del apego de las mujeres a los niños, “el instinto maternal”
naturalizado en las mujeres que las lleva a escoger áreas de estudio donde desarrollen esta
cualidad y otras más que se naturalizan como propias de las mujeres.

Tasa de participación en normal licenciatura


Cobertura: Chiapas
Periodo Mujeres Hombres Total
1990 49.2 50.8 100
1993 47.9 52.1 100
1996 48.0 52.0 100
1999 51.3 48.7 100
2001 51.7 48.3 100
2003 50.9 49.1 100

Fuente: Secretaría de Educación Pública


Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1993-1994
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1996-1997
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1999-2000
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 2001-2002
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1990-1991. Base de datos
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 2003-2004. Base de datos

De igual manera se observa en el área de Profesionales Técnicos con 52.6% en mujeres y


47.4% en hombres en el periodo 2003, siendo las mujeres mayoría en los seis periodos
tomados en cuenta. Esto se debe a que las carreras con terminación técnica abarcan menos
años de estudio, permitiendo que las mujeres se incorporen en menor tiempo al campo de
trabajo, además que los costos de estudio se abaratan, estas también son las carreras más
elegidas por mujeres de bajos recursos económicos que son madres.

Tasa de participación en profesional técnico


Cobertura: Chiapas.
Periodo Mujeres Hombres Total
1990 57 43 100
1993 58.2 41.8 100
1996 60 40 100
1999 57 43 100
2001 53.4 46.6 100
2003 52.6 47.4 100
Unidad: Por cien

77
Fuente: Secretaría de Educación Pública
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1993-1994
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1996-1997
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1999-2000
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 2001-2002
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 1990-1991. Base de datos
Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 2003-2004. Base de datos

En cuanto a la tasa de participación en licenciatura por área, periodo 2003, las tres áreas
con mayor participación femenina son: en primer lugar, el área de educación y
humanidades con el 60.9, en segundo lugar, ciencias de la Salud con 54.3 y en tercer lugar
ciencias sociales y administrativas con 53.4. Mientras que en los hombres son tres las áreas
de mayor preferencia, en el orden que se mencionan: Ciencias Agropecuarias con 83.5,
Ingeniería y Tecnología con 71.5 y Ciencias Naturales y Exactas con 58.3.

El área de licenciatura con menos diferencia de participación femenina y masculina es la de


Ciencias Sociales y Administrativas con el 53.4% en mujeres y el 46.6 en hombres con una
diferencia de 6.8%, mientras que el área con una diferencia mayor entre hombres y mujeres
es la de Educación y humanidades con el 21.8%, con una mayoría de mujeres, siendo esta
área la de mayor índice de feminidad, mientras que el área de Ciencias Agropecuarias es la
de mayor índice de masculinidad.

Chiapas se encuentra muy por debajo de bajo del porcentaje nacional (32.6) de la población
de 15 y más años con educación posbásica, por entidad federativa del 2000 y 2005, con un
porcentaje de 20.7 en el 2005 y 16.2 en el 2000.

A nivel de estudios de postrado la participación desciende de manera significativa, lo que


indica que pocas personas en Chiapas llegan a obtener un grado mayor de estudios después
de la licenciatura.

La matrícula en postrado en 2003 en mujeres fue de 993 y en hombres de 1336, cuya tasa
de participación por nivel de estudios fue, especialización 40.1 en mujeres, 59.9 en
hombres; en maestría 44.0 en mujeres y 56.0 en hombres, mientras que en el doctorado la
diferencia entres unas y otros es más elevada con 31.3 en mujeres y 68.8 en hombres. Lo
que indica que un mucho menor número de mujeres obtienen el grado de doctorado, esto se
debe a que de acuerdo a la edad en que se ingresa a los estudios de este nivel, las mujeres se
encuentran en su etapa reproductiva, por lo que la mayoría abandona los estudios por tener
que cumplir con los roles de madre y esposa, y a mayor número de hijos más se complica el
absceso de las mujeres a estudios tanto de licenciatura como de postrado.

78
Educación a nivel municipal52

Tuxtla Gutiérrez cuenta con un 90% de asistencia escolar en niños y niñas entre los 6 y 14
años, y se encuentra en el primer lugar de 27 municipios con mayor porcentaje de asistencia
escolar de la población femenina, donde el 16.5% de mujeres cuenta con estudios básicos
completos, pero en cuanto a los porcentajes con educación posbásica (estudios posteriores a
la secundaria) el número de hombres supera al de mujeres con una diferencia entre hombres
y mujeres de 9.1% ya que el 44.7% son hombres y el 35.6% mujeres, y las diferencias
estadísticas entre mujeres y hombres se agranda conforme aumenta el grado de estudios
entre ambos.

El 7.7% de la población tuxtleca entre 8 y 14 años de edad no sabe leer ni escribir, de los
cuales el 3.9% son hombres y el 3.8% son mujeres, cabe señalar que Tuxtla es el municipio
con menor índice de sobre analfabetismo femenino de la población de 15 y más años.

El porcentaje de hombres y mujeres de 15 años y más en rezago educativo es elevado en la


mayoría de los municipios, pero Tuxtla es uno de los tres municipios que registra las
menores proporciones con el 37.0% en los hombres y el 47.0% en las mujeres, esto quizás
se deba a que es la capital del estado y cuenta con menos población indígena y mayor
número de escuelas públicas que otros municipios.

A nivel estatal Tuxtla Gutiérrez es el municipio con menor porcentaje de la población de 15


y más sin escolaridad con un registro de 6.8% en el 2005, ocupando el último lugar a nivel
estatal en porcentaje de población con educación básica incompleta53 con el 28.1% en el
2005.

52
FUENTE. Educación, en Cuaderno Estadístico Municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Edición 2003,
INEGI.
53
“La población con educación básica incompleta, se refiere a aquella que tiene entre uno y seis grados
aprobados en primaria, más la que logra concluir uno o dos grados en secundaria o en estudios técnicos o
comerciales con primaria terminada” (Perfil sociodemográfico de Chiapas, II conteo de Población y Vivienda
2005, pág. 67).

79
Empleo54

La población económicamente activa por entidad federativa según el sexo en 2004 indica
que en los Estados Unidos Mexicanos existe un total de 43,398,755 personas
económicamente activas de los cuales 28,013,539 son hombres y 15,385,216 mujeres,
mientras que en Chiapas 1,586,220 personas son económicamente activas de los cuales
1,160,863 son hombres y 425,357 son mujeres.

La población ocupada en Chiapas en el censo del 2004 indica un total de 1, 564, 484
personas, de los cuales 1, 148, 503 son hombres y 415, 981 mujeres.

El porcentaje de desempleados con educación media superior y superior del 2004 indica un
total de 58.1% de desempleados, con 53.2 % hombres y 64.5% mujeres. La mayor taza de
desempleo en mujeres es una constante en todas las entidades federativas55.

Se observa entonces que la población económicamente activa es mayoritariamente


masculina, pero estas estadísticas toman sólo a los trabajadores dedicados al comercio
formal, pero si tomamos en cuanta la población dedicada al comercio informal es probable
que encontremos un mayor número de mujeres que laboran en esta área, aquellas que
venden productos por catálogos o se dedican a la venta de alimentos y bebidas en casa, la
confección de ropa y demás productos comerciables. Se puede decir entonces que las
mujeres chiapanecas al encontrarse en mayores desventajas que los hombres en educación y
capacitación profesional, emplean estrategias de supervivencia económica, empleándose en
el comercio informal, por ello es posible que un buen porcentaje de mujeres permanezcan
de manera invisible en las estadísticas formales.

Conclusiones generales con base en las estadísticas

A nivel federal Chiapas forma parte de los estados con altos niveles de marginación, pero a
nivel estatal se observa que Tuxtla forma parte de los municipios que cuenta con mayores
ventajas educativas y laborales, haciendo que su población se encuentre en mejores
condiciones de vida que en los otros municipios.

54
FUENTE: INEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo.
55
Véase INEGI-STPS. Encuesta Nacional de Empleo 2004

80
Respecto a la comparación entre géneros, se puede decir con base en los datos estadísticos
señalados arriba que las mujeres chiapanecas se encuentran en peores condiciones de
marginalidad educativa (y laboral), junto a estados como Oaxaca y Guerrero, sin embargo
las disparidad entre géneros es una constante a nivel nacional, teniendo mayores ventajas
los hombres en lo que a educación y empleo se refiere, ya que la maternidad la mayoría de
las veces pone en desventajas a las mujeres, al tener que abandonar los estudios o el trabajo
por cumplir con este rol, junto al de esposa, algunas lo hacen de manera “voluntaria” y
otras más presionadas por la pareja o las circunstancias familiares.

Mientras que las mujeres de Tuxtla están dentro del grupo de mujeres menos marginadas
del estado de Chiapas por el simple hecho de habitar en la capital del estado, lo que implica
gozar de mayores oportunidades educativas y ocupacionales que en otros municipios, lo
que eleva el porcentaje de asistencia femenina en las escuelas, teniendo las mujeres mayor
acceso a los estudios de nivel básico, medio y superior; además de contar con distintos
servicios públicos que ofrecen los centros urbanos como Tuxtla, el acceso a los medios de
información estatal, nacional y mundial permitiéndoles tener una mayor variedad de
modelos femeninos, que pueden servir para comenzar a romper con el esteriotipo de “la
mujer como ama de casa” por el de una mujer trabajadora, puesto que en las zonas urbanas
como Tuxtla Gutiérrez el estilo de vida y las exigencias económicas de ésta suelen ser más
elevados a comparación de la zona rural, obligando así a las mujeres a participar en la
aportación económica del hogar a través de la venta de su fuerza de trabajo para elevar los
ingresos económicos familiares.

81
CAPITULO IV

LA FAMILIA,

RELACIONES DE PODER Y GÉNERO

Este capítulo se centra en el análisis de las relaciones de poder y género en la familia para
ver cómo influye en la formación de valores e imágenes que se tienen sobre el matrimonio,
la maternidad y las relaciones de pareja en las mujeres.

Iniciaré haciendo una muy breve síntesis sobre los estudios de familia, para señalar que
observo a éstas como un entramado de redes positivas y negativas en el desarrollo
profesional y personal de las mujeres. Para después dar paso al análisis de las relaciones de
poder y género, primero desde las aportaciones teóricas sobre el tema y culminar con la
serie de observaciones que hice en las tres familias estudiadas, respecto a la imagen que se
tiene de los padres, la concepción del matrimonio, la maternidad y los cambios que se
observaron en las relaciones de género.

La familia y su importancia en el estudio de la identidad de género

En la formación de la identidad personal intervienen múltiples factores, ligados a la


trayectoria de vida de un individuo. Las redes e instituciones sociales (amigos, compañeros,
trabajo, escuela, gobierno, medios masivos de comunicación, entre otros) influyen en
nuestro pensamiento y acciones, pero una de las instituciones más importantes e influyentes
en la formación del individuo sin duda es la familia.

La familia es vista como la fábrica más grande de reproducción humana y de producción de


valores morales y éticos, costumbres, hábitos que forman parte del proceso de adaptación a
la sociedad en la que se espera nos desenvolvamos. Por ello los estudios de familia son
importantes para entender parte del contexto social actual en el que vivimos, es decir la
forma en que se construye, reproduce y transforma la cultura. Pues estemos o no se acuerdo
con la idea de aquella frase “tú eres lo que comes”, bien se puede aplicar a tú eres lo que
escuchas, aprendes, observas e imitas en tú familia. ¿Quién no se ha sorprendido asimismo
repitiendo la vieja frase tan utilizada por la abuelita (o) con en el mismo tono y ademanes

82
con que ésta (e) la dice o el comentario aquel de “mira tiene el mismo gesto de su padre”?
Observaciones tan comunes y cotidianas también se pueden llevar al plano del análisis
antropológico.

Cuando un individuo nace pasa por distintos momentos de adaptación, la infancia es el


primero de ellos, en el/la niñ@ aprende imitando, el/la pequeñ@ en sus primero meses aún
no cuenta con una plena consciencia de su “yo” existente, su conocimiento del mundo y de
los individuos que en él se desarrollan se limita a sus lazos familiares; conforme el
individuo crece, su proceso de adaptación se comparte con otras instituciones, llevándolo a
apropiarse de nuevos valores e imágenes que se amalgaman en su ser “yo”. Desde la
adolescencia hasta la etapa adulta, el ser humano emprende una búsqueda constante de
identidad propia, la intervención de diversos lazos sociales, amigos, trabajo, escuela,
profesión y las experiencias de vida que se amplían, transforman constantemente al “yo”.
Pero, aún cuando intervengan múltiples lazos sociales, uno de ellos es siempre permanente,
la familia, que, siendo cuestionada y criticada, es siempre la fuente primaria de formación
del individuo.

Así pues, el análisis de la institución familiar es importante para observar y señalar los
cambios y continuidades en los roles de género, en especial los referentes al trabajo
doméstico como se observará en este capítulo, para ello mi análisis se basa en los discursos
que las mujeres reciben y reproducen sobre el matrimonio, las relaciones de pareja y el
valor de la maternidad. Pues es desde y en la familia, donde se generan y se dan las
acciones reproductoras de las pautas culturales.

Analizar a la familia es indispensable para entender cómo se reproducen los discursos


socializados que hacen alusión a lo que representa el ser femenino, que es acompañado de
una serie de valores, representaciones e imágenes dadas por los progenitores y en especial
por la madre para el caso de las hijas.

Estudios de familia

En los primeros estudios de los grupos familiares realizados dentro de las ciencias sociales
se ve a la familia como pieza clave en el proceso de transformación de “lo animal” a “lo
humano”, ejemplo de ello es la teoría materialista desarrollada por Marx y Engels, donde se

83
ve como factor decisivo de la historia la producción y reproducción de la vida inmediata,
dada en dos clases: la producción de medios de existencia y la continuidad de la especie56.

El estudio de la historia de la familia se vuelve importante para las ciencias sociales en


1861, con la obra de Bachofen El derecho materno, quien señaló la existencia de una etapa
de “ginecocracia”. La promiscuidad sexual en la que vivían las tribus primitivas no permitía
establecer con certeza la paternidad de l@s niñ@s, por lo tanto, la filiación sólo podía
contarse por la línea femenina. Las madres eran las únicas progenitoras reconocidas de la
joven generación, gozando de un gran aprecio y respeto, lo que llevaba según Bachofen, al
dominio femenino absoluto (ginecocracia)57.

Otro precursor importante de los estudios de familia fue Lewis Henry Morgan quien llegó a
la conclusión (que concuerda con todos sus colegas contemporáneos): “existió un estado
primitivo donde una mujer pertenecía a todos los hombres y un hombre pertenecía a todas
las mujeres”; en 1877 publica su obra La sociedad Primitiva, cuyo aporte principal fue el
señalar dos tipos de relaciones de parentesco o matrimonios, aquellos conocidos como el
endogámico58 y el exogámico.59

Se señaló entonces que la familia contemporánea es producto de un proceso histórico, que


junto a la necesidad de relacionarnos como especie e identificarnos como grupo social nos
llevó a formar lo que actualmente conocemos como grupo familiar. Pero sobre todo la
necesidad de identificarnos como grupo justificó la imposición de las relaciones
monogámicas en la mayoría de las culturas (en general las de occidente y aquellas que se
señalan como “occidentalizadas” a causa de la conquista), obligando a las mujeres a
permanecer castas, dispuestas a ser entregadas a un solo hombre por el resto de sus días
bajo las leyes del matrimonio “ante los ojos de Dios y de los hombres”.

56
Engels, Friedrich. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, quinta edición, Premia
Editorial, México, 1989.
57
Idea retomada y criticada por la corriente feminista un siglo después.
58
Endogamia. Es la regla preferencial de que los individuos sólo se casen dentro de un grupo específico social,
de parentesco, o de otra categoría definida (localidad, clase, religión, etc.) (Rhum, 2000:186).
59
exogamia. Es la regla o preferencia de que los individuos se casen sólo fuera de su grupo o su categoría
social específicos, con frecuencia un grupo parentesco. Las reglas de la exogamia son características
necesarias de todo sistema de intercambio matrimonial o alianza. La exogamia puede describirse también
como un patrón estadístico de matrimonio hacia el exterior, aunque no exista una regla explicita. (Rhum,
2000:229)

84
La mujer se convirtió así en propiedad privada para un solo hombre y un solo grupo
familiar, fue también dentro de este proceso de privatización que se inició lo que
actualmente conocemos como división sexual del trabajo que consiste en determinar
actividades productivas de acuerdo al sexo de los integrantes de un grupo social o familiar,
en el cual las mujeres quedaron relegadas a las labores del hogar y el cuidado de los niños,
mientras que los hombres fueron destinados a proporcionar los alimentos y el sustento para
la familia60.

Dicha división de trabajo se mantuvo por largo tiempo, hasta que las mujeres comenzamos
a participar en la producción de los medios de subsistencia con lo que se conoce como
trabajo asalariado61. Este suceso sin duda ha llevado a la creación de nuevos símbolos y
valores en la representación de la identidad femenina y ha generado cambios en la
estructura macrosocial y microsocial, dando como resultado pequeñas variaciones en los
roles masculinos y femeninos dentro del hogar en las recientes generaciones de
matrimonios o relaciones de pareja62, pero esto no quiere decir que no permanezcan ideas
del discurso hegemónico patriarcal sobre las formas de representación y valoración de los
géneros.

El nuevo papel que asumen las mujeres de hoy, contribuye a la construcción de nuevas
identidades y nuevas representaciones simbólicas, donde la mujer como madre y esposa es sólo
una de la variedad de funciones sociales que le corresponden. De esta forma observamos,
continuamente, el desempeño de mujeres como empresarias, ejecutivas, funcionarias públicas,
conductoras de programas de medios masivos de comunicación, (…). Mujeres que su acción en
espacios de poder, tradicionalmente identificados como cotos de poder masculino, propician el
paulatino desconocimiento de la característica universal que diferencia a los géneros, y que
sustenta la superioridad social del hombre sobre la mujer, así como su función social de
principal proveedor económico. (Martínez y Montesinos, 1996:84).

60
Lo que las feministas más tarde señalaron como esferas públicas y privadas, donde se desarrollan hombres
y mujeres respectivamente, estando la participación de las mujeres limitada al ámbito privado.
61
Véase apartado de Trabajo: de lo doméstico a lo extradoméstico.
62
Para mayor información sobre el tema véase Barrios Ruiz Walda y Leticia Pons Bonals (1993), Trabajo
femenino y crisis económica, impacto en las familias chiapanecas, A.G. Jartchev S.I Golod (1986), La mujer
trabajadora y la familia, Blanco, Sánchez, Mercedes (1989), Patrones de división del trabajo doméstico: un
estudio comparativo entre dos grupos de mujeres de sectores medios.

85
La familia, se puede decir que se encuentra en constante transformación, en la que los roles
de sus integrantes se adaptan a las necesidades y demandas marcadas por el contexto social
en el que se desarrollen dichas relaciones.

Por lo tanto, como lo señala Valenzuela Arce para analizar a la familia como institución “es
preciso atender a sus formas de expresión en diferentes contextos sociales, a sí como sus
cambios, con el fin de ubicar su connotación estructurada y estructurante, pues como lo
afirma Lévi-Strauss, la familia es simultáneamente condición y negación de la sociedad”
(1998:44).

Es decir, la familia marca una serie de pautas a seguir en las relaciones de pareja, pero el
individuo de manera inconsciente y respondiendo a sus condiciones sociales e históricas,
actúa como sujeto transformador de la cultura y por último como transmisor de estos
cambios culturales, creando así nuevas estructuras familiares.

El feminismo (en primer plano), la apertura a nuevos campos de estudio y trabajo, y la


mayor participación de la mujer en ámbito público transforman de manera paulatina la
forma en que se dan las relaciones de género en ámbito público y privado.

Estudios más recientes han llevado a romper con mitos y creencias sobre la familia;
Rodolfo Tuiran (1998) señala cinco mitos importantes respecto a la familia contemporánea:

1) La creencia de la familia estable y armoniosa del pasado

2) Los mundos separados. Mito que consiste en ver a las familias como autónomas e
impermeables a influencias externas.

3) La experiencia familiar indiferenciada. Este mito supone que las familias y sus miembros
tienen necesidades, intereses y experiencias comunes.

4) El consenso familiar. Este mito conduce a la creencia de que las familias viven
cotidianamente en un cuadro de felicidad y armonía. Las contradicciones se originan en dos
condiciones básicas: la desigualdad entre sus miembros y la dinámica emocional de las
relaciones familiares, las cuales están cargadas de relaciones de poder y dosis variadas de
conflicto, luchas y hostilidades entre sus miembros.

5) La formación familiar nuclear conyugal monolítica. Es aquella integrada por los padres y
sus hij@s, donde a la madre se le asigna los roles asociados a la crianza, el cuidado de los
hijos y el hogar, mientras el padre es visto como el proveedor de los medios económicos.

86
Actualmente las relaciones de género dentro de la familia se dan bajo tensión a
consecuencia de la multiplicidad de los roles femeninos; la mujer ya no está limitada al
espacio doméstico, por lo que sus horizontes se amplían. La influencia de los discursos
feministas que buscan elevar la autoestima de las mujeres y dar cuenta del valor de éstas en
la sociedad empieza a surtir efecto en el inconsciente de las mujeres, pues al ser
comparaciones de una generación a otra de mujeres se pueden observar variaciones en la
forma en que se visualizan las relaciones de género.

La familia en la actualidad es señalada como portadora de múltiples funciones importantes,


entre ellas su función sociocultural en la transformación de poderes y en la conformación
de la transformación de las fronteras de género (Valenzuela, 1998: 44), ejemplo de ellos es
que un mayor número de mujeres deciden entrar a campos de trabajo y estudios,
culturalmente conocidos y señalados como masculinos, creando nuevos valores e imágenes
sobre lo que la mujer representa tanto en el ámbito público, como en el privado, cambiando
paulatinamente la forma en que se dan las relaciones sociales y maritales entre hombres y
mujeres63.

Valenzuela (1998) señala que las relaciones familiares se dan de manera jerarquizadas con
base a dos factores determinantes: La edad y el género de sus integrantes. Pero esto no debe
mal interpretarse como si el poder se diera de formal unilineal.

La familia se encuentra inmersa en relaciones de poder, donde la mayor parte del tiempo la
figuras con autoridad suelen ser los progenitores y en algunos casos los abuelos o
herman@s mayores por contar estos con mayor edad y mayor experiencia; por su parte l@s
hij@s son educados por los adultos, los cuales se encargan de reprenderlos porque realizan
algo no bien visto por ellos o de premiarlos por una acción correcta. Pero si bien es verdad
que cada familia cuenta con una figura central de autoridad, lo que se conoce como “jefe
(a) de familia”, esto no limita que cada miembro de la familia pueda ejercer el poder en

63
Claro que no se puede dejar de lado, las complicaciones que enfrentan las mujeres para ser aceptadas en
áreas conocidas como masculinas, un ejemplo de ello es el trabajo de Patricia García Guevara (2007), “El
género y la carrera de las ingenieras ejecutivas: recortes de las historias de vida y trayectorias, en Cultura y
sociedad serie de investigaciones del PIEM, Curso de vida y trayectorias de mujeres profesionistas, Género,
Colegio de México, México, pp. 83-112

87
mayor o menor grado, transgrediendo reglas y valores, que a su vez llevar a romper
estereotipos y esquemas vistos como inmutables en la familia y sus miembros64.

Se debe entender que cada integrante de la familia representa un ser independiente, que
interpreta las reglas y roles establecidos por su grupo familiar, en algunos casos llegando a
transformarlas o romper con algunas de estas reglas y roles aparentemente estables, dando
paso a nuevos modelos familiares y nuevas formas de relacionarse en pareja.

Todo ese tipo de cositas no los inculcó [se refiere a los valores dados por su madre], de las
cuales tú sabes que hay ciertas cosas que, tú sabes que es lo que vas a tomar, a llevar acabo y
qué es lo que no vas a llevar acabo, pero si lo que te están diciendo es prudente de que si lo
tienes que llevar [acabo]. Yo creo que, si empieza uno atar cabitos y tal cosa, esto es correcto,
esto no es correcto. (Mamá, familia A, 48 años, septiembre de 2007)

Por eso la importancia de retomar a los estudios de familia junto con la categoría de
género es entender cómo se construyen las relaciones de poder en su interior de acuerdo al
sexo y la edad de sus miembros, y cómo se apropian de estos modelos las hijas y los hijos,
qué patrones repiten de las relaciones observadas en su familia y cuáles buscan cambiar
cuando deciden formar su propia familia.

Pues como lo señala Salles Vania (1998) “la familia no funciona únicamente como una
cadena de transmisiones de cultura, pues está acompañada de otras redes que van más allá
de la simple transmisión, lo que otorga a las relaciones familiares un papel crucial en la
reproducción de la cultura y por ello mismo en la producción de los cambios culturales”. Es
decir, no sólo se transmite, sino que los que aprenden son selectivos, por lo tanto, el
individuo tiene siempre la libertad de elegir entre repetir o transformar los modelos
aprendidos en casa.

64
Un ejemplo de ellos podría ser el caso de las Familias A y C, en la nieta y la madre respectivamente, estas
dos mujeres decidieron casarse sin el consentimiento de sus padres (véase el apartado El valor del
matrimonio en las nuevas y viejas generaciones)

88
Las redes familiares positivas y negativas65

El poder toma múltiples formas y por su carácter multifacético puede ser positivo o
negativo; por ello las redes familiares deben verse como redes positivas y negativas, para
lograr el desarrollo personal y profesional de las mujeres.

Defino como redes positivas aquellas relaciones familiares que sirven de apoyo a las
mujeres para la plena realización de su desarrollo profesional y personal, y como negativas
aquellas que impiden a las mujeres deshacerse de la constante preocupación de ser “una
buena mujer”, “una buena madre” y “una buena esposa” para los otros, siendo estas ideas
las que refuerzan en gran medida que el lugar de la mujer es el hogar y su permanencia en
él el principal motor para que la familia funcione.

Ejemplo de cómo actúa la familia como red positiva es: el apoyo que las madres y
hermanas dan a las mujeres al cuidar a sus hij@s mientras estas trabajan, el esfuerzo
económico que hicieron las mujeres de la primera generación, para que sus hijas lograran
estudios de licenciatura o carrera técnica, que abrió campo a que las futuras generaciones
de mujeres en su familia logren iguales o mayores niveles de estudio y el hecho de que
algunos de los esposos de estas mujeres participan en las labores domésticas.

La familia como red negativa se da cuando se repiten los roles de género clásicos en el
hogar, esposos que no permiten que sus esposas trabajen, mujeres que ven como normal
que los hombres no participe en el hogar, esposos celosos que se sientes amenazados por
las falta de presencia de sus mujeres en casa y hijos que cuestionan las ausencias de las
madres en casa por motivos de trabajo, la imagen socialmente aceptada que se tienen de “la
madre abnegada”, la ama de casa dispuesta a sacrificar sus metas personales por la
satisfacción de “otros”.

Cabe señalar que en cada familia se pueden dar una combinación de redes positivas y
negativas, dados que algunos miembros pueden apoyar a las mujeres para que realicen

65
Dependiendo de la perspectiva teórica de que se trate la familia puede ser vista como un factor que
condiciona o limita la participación de la mujer en el marcado de trabajo o como una unidad que despliega
estrategias para asegurara su producción económica, entre las cuales figura el trabajo femenino. Puede ser
visualizada también como entre los procesos macro y mico o como espacios de reproducción de las
desigualdades de género (Ariza y Oliveira, 2002:50).

89
cambios, mientras que otros se niegan a que las estructuras familiares y las relaciones de
género sean transformadas.

Género y Poder, dos conceptos inseparables.

Como lo señala Francisco Piñon G. (2000), el poder es universal, todo lo abarca, todo lo
toca, salva o libera, es “experiencia” cotidiana y es institución universal; es experiencia
cotidiana por que el ser humano día a día vive y convive dentro de relaciones de poder (en
la escuela, en el trabajo, en la iglesia, en la familia, con la pareja, etc.), es institución
universal por que el poder también se expresa en las normas sociales, en las leyes, en el
gobierno, todas esas reglas y etiquetas que nos dictan qué hacer y cómo ser.

Por su parte el género debe entenderse como una categoría de análisis para comprender
las relaciones de poder dadas entre hombres y mujeres que desembocan en las
desigualdades sociales que complican el acceso de las mujeres a posiciones de poder en el
ámbito público, pero ¿cómo se dan estas desigualdades y complicaciones?, lo veremos a lo
largo de éste y el siguiente capítulo.

Para entender el ejercicio del poder retomaré la idea de Lagarde “el poder es dialéctico, y
cada cual ejerce su poder al interactuar” (2005:154). En párrafos anteriores señalé que en la
familia cada individuo posee la libertad de retomar los valores dados en su seno familiar, de
desecharlos o cuestionarlos, y el sólo hecho de cuestionar el modelo familiar o social
representa un ejercicio de poder intelectual, la toma de consciencia, para observar las cosas
con ojos críticos y a mayor medida que las mujeres cuestionen los modelos establecidos
como naturales dentro de las relaciones familiares y sociales, mayores serán las
posibilidades de disputar y descomponer la estructura de poder hegemónico patriarcal.

Por lo cual “el concepto del poder dentro de la pareja, es importante debido a que permite
un mejor conocimiento de la dinámica y funcionamiento del matrimonio y la familia”
(Rivera y Díaz-Loving, 2000:23), además de permitirnos entender el por qué y el cómo se
da la división del trabajo dentro del hogar y la necesidad del matrimonio como una meta en
la vida de la mayoría de las mujeres, así como la función que tienen éste y la familia en la
estructura social.

90
Un punto importante a considerar en el estudio del poder es su origen. “El poder en las
relaciones de pareja surge de una realidad cotidiana que tiene que ver con la discusión en
torno a la demostración de la existencia de la inferioridad y la superioridad entre hombres y
mujeres, pues son estas diferencias las que guían las creencias y prácticas de dicha
diferenciación que hace parecer obvia la inferioridad de la mujer” (Rivera y Díaz-Loving,
2000:45)

La construcción cultural de las diferencias de género parte en primera instancias de “las


diferencias biológicas en ambos sexos, pues la mujer se encuentra en desventaja por su
sistema reproductor, además por la estructura exterior de su fuerza física” (Rivera y Díaz-
Loving, 2000:46); la idea de la debilidad física de la mujer y su capacidad de procrear vida
la ha obligado a realizar labores catalogadas como “débiles” o “de poco valor”,
pensamiento que a su vez refuerzan dos ideas importantes a resaltar:

1) El creer que “los hombres y mujeres somos complemento el uno de otro”. Se


necesita la fuerza, la valentía y la entereza del hombre, la paciencia, la
sensibilidad, la comprensión y el instinto maternal de la mujer para formar la
relación marital perfecta.

2) Durante mucho tiempo se justificó el hecho de que la mujer se mantuviera


confinada al hogar por creer que ésta era débil y dócil, por lo cuál no podía
ejercer trabajos que requieran de gran esfuerzo físico y mental y mucho
menos ejercer puestos de poder, y que aún en la actualidad cuando desarrolle
actividades fuera del hogar, ya sea, un trabajo remunerado o estudios, se
sienta con la obligación de colaborar con las actividades propias de la
madresposa, sea o no propiamente madre y esposa66.

Las Mujeres y el poder.

Durante largo tiempo se pensó que el hombre era el único portador del poder por ser
físicamente más fuerte y por estar directamente relacionado con los campos de poder en el
ámbito público: la religión, la escuela, el trabajo, entre otros. Griselda Martínez y Rafael

66
Véase apartado Los lazos familiares y su importancia en la construcción del ser femenino

91
Montesinos resumen muy bien, al preguntarse ¿Por qué el poder lo han ejercido los
hombres y no las mujeres?:

La sugerente idea de Goudelier, nos puede abrir líneas de análisis al considerar que “domina a
un sistema aquel que controla los procesos de la reproducción imaginaria de la misma”, entre
los que se encuentra el género como sistema que reproduce significados y representaciones
socioculturales. De tal forma que la simbolización masculina del poder responde a que
históricamente, los hombres han elaborado el discurso hegemónico sobre las formas de
representación y valorización de los géneros. (Martínez y Montesinos, 1996:84)

Lagarde define al poder, por un lado, como la esencia de los cautiverios de las mujeres y
del cautiverio de la mujer visto como la estructura del poder hegemónico patriarcal, pero
también detecta tres fuentes de poder en las mujeres (Lagarde 2005: 154-155):

1) En las condiciones de poder más totalizadoras, las mujeres obtienen de esa


circunstancia y en ella ejercen poder. El menor pero gran poder del dominado
consiste en ser el objeto del poder del otro. Éste es poderoso porque tienen sobre
quién ejercer el poder. El dominado confiere por su sujeción, poder y existencia al
dominador.

2) Las mujeres obtienen poder también a partir de su especialización, por la


realización de hechos que solo ella puede hacer. Este poder emana de la condición
histórica, del cumplimiento de sus deberes históricamente asignados y exclusivos.
Es en parte el poder de la diferencia.

3) Una tercera fuente de poder para las mujeres ⎯no como oprimidas ni especialistas
exclusivas⎯, se encuentra en cuanto se afirman, en cuanto satisfacen necesidades
propias y trascienden a los demás. Cada hecho positivo que acerca a las mujeres
particulares y a la mujer como género a su constitución como sujeto histórico, les
confiere poder.

El primer punto consiste en ver a las mujeres como la fuente de poder de los hombres,
mientras estas siempre se encuentren “sumisas” y “abnegadas” otorgan el poder a “los otros
masculinos”; pero al ser ellas su fuente de poder, esto da a las mujeres la posibilidad de
transgredir ese poder, despertar de su cautiverio y cambiar la estructura de poder
hegemónico patriarcal por una estructura de poder más equitativa, recordemos la fase “el
cobarde dura hasta que el valiente quiere”.

92
El segundo punto está ligado al valor que se le da socialmente a la maternidad, el hecho de
que la madre se involucre más directamente en la crianza de los hij@s y el hogar, le da
mayores posibilidades de transformar los esquemas clásicos del poder al tener una
participación más directa en las decisiones familiares.

La maternidad que muchas veces es vista como debilidad o vulnerabilidad en la mujer, las
mujeres pueden transformarla en su objeto de poder, como ejemplo retomo el comentario
de una de mis entrevistadas que al preguntarle ¿qué podríamos hacer las mujeres para que
los hombres cambiaran?, respondió lo siguiente:

X mujer (...), que ellas les sirven todo, ellas todo hacen, ella aquí, ella allá, a nuestros hijos
¿cómo los estamos criando? Si hay niños y niñas “a ver hija, sírvele a tú hermano, a ver hija
pásale esto a tú hermano”, desde ahí nosotras los estamos instruyendo, para que ese niño
cuando crezca, se crezca con la misma ideología de decir “a no, es que para mí todo está
servido, para mí es esto, para mí”; no, no, no como mujeres y como madres que es el rol más
importante que tenemos, en nosotras está que ellos cambien (Madre de 27 años, septiembre de
2007).

El tercer punto se refiere a la capacidad que tenemos las mujeres de satisfacer nuestros
deseos personales, de aventurarnos a entrar en ámbitos culturalmente marcados como
masculinos, a buscar desempeñar nuevos roles, fuera de los marcados como exclusivos de
la mujer “la madre, la esposa y la ama de casa”.

Contribuyendo así a la construcción de nuevas identidades y nuevas representaciones


simbólicas, la mujer entonces se vuelve “ser para sí” y no “ser para otros”.

Coincido con el pensamiento de Lagarde, Rivera y Díaz-Loving:

Es así como el poder, como hecho positivo es la capacidad de decidir sobre la propia vida, la
satisfacción de necesidades y la consecución de objetivos (Lagarde, 2005:154).

El poder siempre involucra relaciones asimétricas y es la habilidad de llevar a cabo metas


deseadas o exitosas, ya sea que se manifiesten en términos de modificación de conducta para
con otros o produciendo efectos intencionales (Rivera y Díaz-Loving, 2002:15).

Por otra parte, se puede decir, que las mujeres estamos oprimidas por nuestra adscripción al
género, pero a la vez podemos ser opresoras por nuestra edad, la clase social, el rol, etc.
(Lagarde, 2005:154) Tal es el caso de la abuela o la madre que reprenden a los hij@s y
niet@s por no seguir su reglas, la mujer que ocupa un puesto de alto nivel en una empresa o

93
institución, encargada de dar ordenes a sus subordinados, la ama de casa que contrata los
servicios de una trabajadora doméstica a la que le dicta las labores del hogar que debe
realizar o la madre que utiliza el chantaje emocional para hacer que los miembros de la
familia realicen determinada actividad, etc.

La mujer entonces también es poderosa, pero si la ubicamos en la estructura macrosocial


del poder, aún ocupa un puesto inferior en esta estructura comparada con los hombres.

Así al considerar que el poder es como lo señala Foucault, omnipotente y omnipresente,


entonces, no es posible negar que las mujeres han tenido cierto poder, pero el poder al que han
accedido a lo largo de la historia es un poder que socialmente no se encuentra valorado, es el
caso del poder de los efectos en el espacio privado. Por esta razón, aún en una relación
equilibrada entre hombre/mujer; el poder sigue representado predominantemente por el hombre.
(Martínez V. y Montesinos, 1996:83)

Parte del hecho de que la mujer aún ocupe un puesto inferior en la estructura de poder se
debe a su todavía permanente adscripción al ámbito privado, a su desempeño como ama de
casa, madre y esposa, y a la subvaloración de estos roles, que como veremos, pese a ejercer
un trabajo asalariado se sienten con la obligación y responsabilidad de realizar dichos roles.

Pero por otro lado las mujeres también son poderosas cuando deciden sobre su propio
destino, cuando se fijan metas y luchan por llegar a ellas, cuando se aventuran a romper con
los esquemas sociales imponiendo nuevos modelos y discursos que transforman la
estructura social.

La familia y el poder

La familia entonces debe verse como productora y reproductora de consumo de valores,


adscritos al género; en ella la mujer desde pequeña es preparada para desempeñar las
“actividades propias de su género” (ama de casa, madre y esposa). Es también un campo de
disputa por el poder, ya que la mujer reacciona como sujeto-actor aprende, critica,
cuestiona, y transforma algunos valores sobre su ser femenino, respondiendo a las
necesidades y exigencias de su mundo actual.

La familia entonces puede actuar como transmisora de cambios, como perpetuadora de


costumbres o ambas, por ello el contexto de análisis de este trabajo se torna complejo.

94
Por un lado, están los discursos sobre el valor de los estudios, el trabajo y la independencia
en la mujer, como los que se observó en las tres familias estudiadas, discursos que pueden
cambiar las prioridades de las mujeres o bien aumentar sus expectativas de vida y deseos de
superación. Pero también están los discursos que exigen a las mujeres cumplir con sus
obligaciones “naturales” de madre y esposa que en caso de no querer desempeñar dicho
papel o de anteponer otras actividades a las propiamente adscrita pueden ser mal juzgada
por los demás miembros de su familia; los hijos reclaman su ausencia cuando ésta no se
encuentra en casa por tener que trabajar, le cuestionan la importancia que ellos tienen en su
vida, el marido por su parte exige la atención amorosa por parte de su mujer hacia él y a sus
hijos, la madre y los herman@s la juzgan por abandonar a la familia o la persuaden de no
poner en primer plano su trabajo antes que sus hij@s y esposo, por las consecuencias que
esto puede traer.

Así pues, la mujer que trabaja fuera del hogar puede tener sentimientos constantes de culpa
y frustración por tener que “abandonar” a sus hijos y esposo, por no cumplir con la imagen
de “la buena madre”.

Como ejemplo de ello retomo la anécdota narrada por parte de una de las nietas que trabaja
y estudia al mismo tiempo, labores que la llevan a tener conflictos en su relación como
madre y esposa, ya que sus labores extrafamiliares le demandan mucho tiempo, por lo que
se mantiene alejada de su hija y esposo. Mientras ella y su hija radican en la capital a causa
de sus estudios, su esposo radica en Yajalón, teniendo él una participación casi nula en la
crianza de su hija, quien es cuidada por su abuela y sus tías mientras su madre no está en
casa. Y esta ausencia a causa del trabajo y los estudios lleva a la madre a experimentar
sentimientos de culpa, como ella mismo lo describe.

[…] pueden pasar máximo dos días, pero yo estaba junto a ella [se refiere a su hija] pegada; ella
viendo su tele y yo aquí con la tarea, nada más aquí, pendiente de ella, pero habían días en que
yo no la veía y sentía horrible, llegaba aquí [a su casa] hasta las 8 o 9 de la noche y a ponerme
hacer la tarea, por que ya no me dio tiempo, a veces ya se estaba durmiendo ella [su hija], era
una culpa de que ¡ay Dios de mi vida!, ¡la estoy regando! y era de que yo quería despertarla en
ese momento, así de “Mamita despierta, vamos a jugar”. Ya estaba yo en mi trabajo y
desesperada y a veces te lo juro que ni me bañaba con tal […] de estar con ella. [Cuando
llegaba a casa] tenía que meterme a bañar y tú sabes que te tardas, en ese tiempo ya estaba
dormida; mejor le decía “vente”. Estoy con ella tratando de estar con ella, a veces me dormía 3

95
o 4 de la mañana. Pero mis tiempos son un poquito hacia ella; por que realmente siento, que si,
en ese sentido realmente la estaba como regando y ella siempre me lo decía: “Tú no me quieres
trabajas mucho, estudias mucho, no estas conmigo”. Entonces [vienen] los fines de semana, y
ese si es otro rollo, por la escuela, venía de la escuela y trataba de estudiar lo más que pueda,
por que entre semana no puedo; a veces los domingos mi esposo estaba de que: “me entro la
nostalgia”; y todos los fines de semana venía […] y ya era de estar pegada a él, y era de:
“Vamos al cuarto mi vida, vamos a estar ahí, vamos a platicar”; iba aquella [su hija] y ahí
estaba con nosotros “ustedes puro platicar son, no quieren estar conmigo”; y que no se qué, nos
decía. “Préstame tantito a tú mamí” [le dice su esposo a su hija]; ¡tantito! que, era todo el
domingo conmigo, y después, ya no hubo otro domingo con tú hija; y al otro día al trabajo y a
la rutina otra vez. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2007)

Esto se debe, como lo señalan Rivera y Díaz-Loving (2002), a la existencia de un patrón


tradicional que adjudica al hombre el rol masculino: trabajar y sostener a la familia,
mientras estar en casa, cuidar al marido y los niños es normativamente obligación de la
mujer”, por ello las mujeres al no cumplir con esta obligación presentan sentimientos de
culpa. En consecuencia, el poder del hombre es el único que se reconoce como “el
verdadero poder”, por lo tanto es natural que el hombre se desempeñe en el ámbito público
y la mujer quede limitada a sobre salir en éste ámbito por tener que arrastrar el lastre que le
impide liberarse de las actividades del hogar, las cuales son vistas por las mismas mujeres
no como una imposición, sino como un rol obligatorio que forma parte de su identidad
femenina, generando así una doble jornada de trabajo femenino67.

La maternidad juega un papel sumamente importante en la perpetuación de la imagen de la


mujer como ama de casa, ya que los hijos y la maternidad al representar para las mujeres la
máxima expresión de la identidad femenina, se pueden volver la fuente de su abnegación, si
se repiten los patrones dados por la cultura tradicional.

Uno de los problemas que han enfrentado es que la mujer ha simbolizado universalmente a la
madre naturaleza, a la procreación. La mujer entonces es símbolo de vida; sin embargo, su
papel biológico ha servido para que en la lógica cultural de la sociedad occidental se le
confinara al espacio privado, se le excluyera del poder, negándole la posibilidad de constituirse
como persona total. […] además de lograr su realización a través de los otros, que
principalmente son hombres. (Martínez V. y Montesinos, 1996:87)

67
Que hace alusión a que la mujer que desempeña un trabajo asalariado (comerciante, maestra, secretaria,
doctora, etc.) también se ve obligada a desempeñar el trabajo propio del hogar, cocinar para la familia, ayudar
a los niños hacer la tarea, hacerse cargo de las labores de limpieza doméstica, entre otras.

96
La familia es entonces la primera institución donde los seres humanos observamos y
ejercemos el poder, por lo tanto el modelo de poder y de relaciones de género que se
observa dentro de la familia durante la infancia hasta la madurez, influirá en nuestro
ejercicio de poder cuando realicemos los roles de madre y esposa, ya sea de manera
consciente o inconsciente, como aquello que rescatamos de lo aprendido de nuestras
madres y abuelas o lo que criticamos y no buscamos repetir de ellas.68 Lo que lleva a pensar
como bien lo señalan Rivera y Díaz-Loving:

El tipo más puro de poder aparece en la célula primaria de la sociedad, la familia, y se presenta
en la forma del domino patriarcal […]. Empero, ha sufrido ya la primera limitación, al
atribuírsele autoridad también a la madre [...], dentro de la dinámica general de interacción
familiar es posible captar procesos específicos de adquisición, control y distribución del poder
para tomar las decisiones que conciernen a cada miembro de la familia y a ésta en su conjunto
(2004:54).

Y aún cuando la mujer replanteé siempre su importancia, su derecho a opinar en la toma de


decisiones familiares y en la estructura social, ésta sigue confinada a las labores domésticas,
por que estas actividades representan para ella parte de su identidad femenina, de sus
obligaciones como mujer, las mujeres entonces viven en menor o mayor grado con la idea
de buscar su propia satisfacción a través de “los otros”, ser una buena madre para sus hijos,
ser una buena esposa para su pareja, ser una buena hija para sus Padres y ser una buena
hermana, todo ello tienen un valor importante cuando hablamos del ser mujer, aunque,
también empieza ser común escuchar metas que tienen que ver con aspectos plenamente
personal, lograr ser una buena profesionista, ocuparse de su persona física y moral.

68
Pero no por ello hay que pasar por alto la influencia de otras redes sociales o institucionales que influyen en
la formación del carácter de las mujeres, aún cuando este trabajo no se centre en el estudio de estas redes, si es
necesario señalar su influencia.
Entonces, empecé a conocer a una amiga, que no empezamos a llevar muy bien, pero muy bien;
yo lo que necesitaba, considero, era alguien que me entendiera, que me escuchara […].Me
encuentro a una amiga, que yo la vi como mi hermana, pensábamos de la mismas forma, pero la
diferencia era que ella si tenía el valor para hacer las cosas y yo no, a mí me podía gritar y todo
y me quedaba callada, no decía nada y a ella lo que más le chocaba era eso, que otra persona se
aprovechará de una persona callada, entonces ella me decía : “No mamita” y yo “Es que Raque”
(por que Raquel se llama).Me congenié también, que ella me ayudó mucho y yo también la
ayudé mucho; por que ella tenía muchos traumas con su mamá, en este caso era su mamá y
juntas salimos adelante, ella me dijo “a la fregada”, empezamos a cambiar y todo (Nieta,
Familia A, 27 años, Octubre de 2006)

97
Lo interesante es que en muchas de las ocasiones la mujer se ve en la necesidad de elegir
entre una y otra meta y generalmente siempre gana el papel de la buena madre y esposa, es
por ello que muchas mujeres toman la decisión de abandonar sus trabajos para dedicarse de
tiempo completo a la labor que consideran la más importante “ser madres”.

Tres familias tuxtlecas: observaciones desde la línea materna

Las observaciones que serán expuestas buscan resaltar los siguientes puntos:

1) La importancia de las relaciones familiares en la resignificación del ser


mujer

2) Los cambios y continuidades en los roles de género dentro del hogar

3) Y el valor de la maternidad y el matrimonio en las mujeres, como dos


puntos determinantes de la identidad femenina.

Como se señaló en el primer capítulo, el análisis expuesto a lo largo de esta tesis, deriva del
trabajo de campo realizado mediante el rescate de la historia de vida de tres generaciones
de mujeres pertenecientes a tres familias tuxtlecas de clase media, en las que las mujeres de
la primera generación (las abuelas) se criaron en contextos rurales y expresaron vivir en
condiciones económicas más precarias que la de sus hijas y nietas, por lo que éstas tuvieron
presente buscar un mejor nivel de vida para sus hijos y se fijaron como metas que ell@s
obtuvieran mayores grados de estudio que los de nivel básico, modelo que se repite en las
otras dos generaciones de mujeres (Madres y Nietas).

Un dato interesante que no se contempló previo a las entrevistas, pero surgió durante su
realización es que en las tres familias se dio la migración a la capital desde la primera o
segunda generación por diversos motivos, trabajo, estudios, buscar un mejor nivel de vida,
migración de los hijos y en uno de los casos por desastres naturales ocurridos en el
municipio donde habitaba.

La emigración se dio en dos de los tres casos (Familia A y C) a consecuencia de la


migración anterior de alguno de los hijos o hermanos, quienes llegaron a la capital por
trabajo o estudios y poco después convencieron a los padres y demás hermanos de hacer lo
mismo.

98
Llegué a Tuxtla como a los 17 años, nací en Chicomuselo. Nos venimos acá [a Tuxtla], porque
esos eran los planes, resulta que mi hermano y su esposa [se vinieron a la capital]; como era mi
hermano mayor, yo me vine con ellos a acompañarlos y poco a poco se fueron viniendo uno por
uno mis hermanos y al final trajimos a mi mamá, y así fue, como aquí rentábamos casa en el
centro y luego se compró acá [el terreno donde hoy viven]. Por cambiar el sistema de vida por
que allá no podía uno ¿cómo se dice?, progresar por todos los medios, ya sea por trabajo, por
negocio por lo que sea, no es lo mismo en un municipio que en la capital. (Familia A, Mamá, 48
años, octubre de 2006)

En el año 1975 hubo unos temblores muy grandes en la Rivera, en Chiapa de Corzo, se acabó
mi casa […]. Pero, ya tenía que estar viniendo acá [en Tuxtla] por que tenía yo un hijo en
Matumacza (es maestro), mi hija estaba en la Prevo [una secundaría pública del municipio], mi
otro hijo estaba en la Prepa [preparatoria] y le daban la alimentación mi comadre […]. Decía mi
hermano “no comadre traigan sus cosas para acá, a ver como nos acomodamos, pero eso de que
yo este pasando y pasando y de repente fuera haber otro [temblor]”; y si rentó un camión de la
Tuxtepeques y nos fueron a traer todas las cosas y ya estuve donde mi hermana. (Familia C,
Abuela, 73 años, septiembre de 2007)

Sólo en uno de los casos (el de la Familia B), la migración se dio desde la primera
generación, la abuela decidió ir a la capital en busca de un mejor nivel de vida que le diera
lo necesario para poder sostener a su primera hija, producto de su relación con un hombre
casado y muchos años mayor que ella, que al enterarse de su embarazó la abandonó, por lo
que se vio en la necesidad de salir de su lugar natal para aumentar sus ingresos económicos
y seguir sosteniendo a sus hermanas e hija quienes dependían económicamente de ella.

Ya me vine para acá [a Tuxtla], le dije a mi hermana: “Te vas a quedar, me voy a ir a trabajar a
otro lugar, me voy a ir a otro lado, donde no me conozca la gente. Por que la verdad aquí fea es
mi vida, quiero otra vida, otro modo” (mi hermana lloraba). (Familia B, 74 años, Abuela, Julio
de 2007)

Sin duda la migración determinó gran parte de la estructura familiar que hoy se observa en
estas tres familias, donde tanto hijos como hijas desempeñan actividades laborales y
alcanzaron niveles de estudios superiores que los alcanzados por sus de sus padres y madres
(las abuelas), quienes habitaban en lugares donde el grado más alto de escolaridad al que se
podía acceder eran los de primaria y emigrar a la capital era la única solución a ese
problema, pero como ellas mismas lo expresaron la falta de recursos económicos y de lazos

99
familiares de apoyo en la capital no permitió que alcanzaran mayor educación que los de
primaria incompleta.

[…] Pues si, estábamos en un pueblo tan chuiquito que ya no había nada más que la primaria,
no había tú secundaría, no había nada, ni carretera. Para venirse, aquí en la capital había de todo,
solamente los ricos venían (por que venirse), venía puro avión se viajaba de aquí a Carranza, no
había carretera o la pobre gente, que es muy pobre venía a caballo, no había, así como horita
que todos tienen carro, que fácil, antes no (Abuela, Familia B, 74 años, Julio de 2007). 69

Tuve estudios de primaria, pero no terminada, hasta el quinto nada más, por que en las colonias
no había ni sexto y para venirse de una colonia así de retirado, antes no había carro, no llegaba
el carro en las comunidades […], a caballo, me acuerdo que a caballo veníamos a visitar a mis
abuelos aquí en La Rivera. Para venir aquí a Tuxtla también, no había transporte como horita
que, a cada rato, no. (Familia C, Abuela, 73, años, septiembre de 2007)

Y como consecuencia de su migración la segunda y tercera generación de mujeres, adquiere


nuevos valores sobre la importancia del desempeño laboral y escolar, y tienen contacto con
nuevos modelos femeninos aparte de los que podían observar en las comunidades donde
habitaban sus progenitores y en su propia familia, pues la vida en la capital les ofrecía
mayores oportunidades de mejorar los niveles educativos de Madres y Nietas y las mejoras
alcanzadas en la calidad de vida de las Abuelas aporta también a dichos cambios.

A causa de ello se observó en las tres generaciones de mujeres (Abuelas, Madres y Nietas)
variaciones en tres aspectos de la trayectoria de vida70, el nivel de estudios, la edad del
matrimonio, la edad en la que se tuvo el primer hijo y el número de hijos que se ha tenido y
se piensa tener en total.71

Los lazos familiares y su importancia en la construcción de “ser mujer”

69
Cabe señalar que la abuela de la familia B fue huérfana de ambos padres desde los 7 años, lo que dificultó
aún más su situación económica.
70
Véase en anexos Cuatros comparativos por familia de las tres generaciones de mujeres, pág. 183 y 184.
71
Tómese en cuenta que la tercera generación de mujeres se casó recientemente teniendo los 10 años de
matrimonio como máximo y un año de casadas como mínimo. Dos de ellas expresaron que esperarían a que
sus hijos estuvieran más grandes para encargar al segundo y último hijo que piensan tener, mientras que una
tercera con 10 años de unión mencionó no querer tener más hijos (en el momento de la entrevista su hija tenía
siete años).

100
Es necesario que se tomen en cuenta las relaciones familiares al hablar de modelos
femeninos y la construcción de una identidad de género. Puesto que desde pequeñas en el
seno familiar se nos instruye de manera cotidiana y normal nuestras labores propias como
seres femeninos, como mujeres.

Tal es el caso de las entrevistadas cuando se les preguntó sobre sus responsabilidades
dentro del hogar desde la infancia, todas expresaron haber aprendido a muy corta edad las
labores domésticas tales como: cocinar, lavar ropa, trapear, barrer, etc. En el caso de las que
tenían herman@s menores se encargaron de cuidarlos, desempeñando el rol de madre para
sus hermanos menores. Por lo que se pudo observa que la división sexual del trabajo se
aprende desde el hogar, pues para el caso de las mujeres que convivieron con hermanos
varones sólo una de ellas (perteneciente a la familia C) expresó que sus hermanos mayores
participaron en su crianza y en el cuidado de la casa, una explicación para éste caso es que
en su familia ella es la única hermana mujer y la tercera de siete hijos, por lo que sus dos
hermanos mayores fueron enseñados desde pequeños a cumplir con algunas labores del
hogar, para descargarle un poco el peso del trabajo doméstico a su madre, pero esto no se
repitió en el caso de los otros cuatro hijos nacidos después de ella, lo que indica que al
nacer ella su condición de género la llevó hacerse cargo del cuidado del hogar y de sus
hermanos junto a su madre.

Te digo que en mi casa éramos seis hombres y yo, casi todo el oficio yo lo hacía, mi mamá se
venía a Tuxtla y allá en la Rivera tenía que hacer tortilla, la casa o lavar, planchar, hasta de doce
trece años que yo estuve allá le ayudaba a mi mamá. Ya cuando nos venimos acá [a la capital],
tenía que lavar o planchar un sábado o domingo para que ya quedará listo para todos mis
hermanos. Yo hacía todo eso por que era la única mujer, mis hermanos apoyaban, por ejemplo,
en La Rivera mis hermanos los mayores ayudaban hasta hacer pozol, molían en molinito,
trapeaban. (Mamá, Familia C, 48 años, septiembre del 2007)

A partir de los diez años yo ya empecé a tener más responsabilidades, estando en la primaria
[…]. Como yo casi no miraba a mis papás, en el afán de quedar bien con ellos, empezaba hacer
todo el oficio de la casa, ¿cómo?, quién sabe, yo sola lo hacía, lavaba ropa a mano, me echaba a
veces hasta dos cubetas de ropa a mano y ¡limpia he!, porque le daba como tres pasadas, lo
desaguaba como cuatro mil veces y acabando eso, me bañaba y bañaba a mi hermanita, la
peinaba, la cambiaba, le ponía sus zapatitos, sus botas, bueno bien guapa, para que cuando mis
papás vinieran nos encontraran bellas y hermosas, y la casa limpia y todo limpio […].(Nieta,
Familia A, 27 años, Octubre de 2006)

101
De niña recuerdo que como a los 6 años me tocaba limpiar zapatos, ya si quería salir a jugar
recuerdo que tenía que limpiar zapatos, y ahí veías a mis primos ayudándome a limpiar zapatos,
primero fueron zapatos, luego limpiar jaulas, luego tus juguetes componlos, luego lava tus
calzones, lava tus tobilleras, a mayor edad más responsabilidades en la casa […].Nosotras nos
levantábamos temprano con mi mamá a sacudir, lavar baño y lavar patio, yo tenía que ayudar
en la tarde a barrer y a trapear, si es que no había muchacha, ¡ay de mí si es que no lo hacía!, o
barrer el patio, por que ya se había barrido en la mañana, pero en la tarde se tenía que volver a
barrer; entonces, cuando mi mamá ya llegaba con la comida a la casa, la casa tenía que estar
limpia, si podía lavar la ropa de una vez la lavaba y ya de ahí hacía mis tareas. (Nieta, Familia B,
26 años, mayo del 2007)

En mi casa somos cinco mujeres y dos hombres, la división de las labores del hogar era muy
marcada en la casa, el niño cero lavar trastes, el niño tenía nada más que tender su cama,
arreglar sus zapatos o sea casi, casi lo personal y la niña no, la niña tender su cama, lavar trastes,
hacer los mandados (y venir prontito por que también jalaban oreja) y todo eso, o sea más,
también como más marcadito y sí, se distribuía el quehacer de la casa [pero entre las mujeres] .
[…] Mis labores más comunes era cuidar a mis hermanitas, era hacer los mandados y barrer
sino quería trapear ya lo hacía la otra, dividiendo pues. (Mamá, Familia A, 48 años, octubre de
2006)

Otro hecho relevante es que las mujeres desde muy temprana edad asumen el rol de madre,
son madres de sus herman@s pequeños, de sus sobrin@s, ello puede explicar por qué “el
instinto maternal” se asume como parte de la esencia del ser femenino.

En lo que respecta a mi hermana menor, ahí si me hice cargo totalmente de ella desde que ella
nació hasta los dos, seis años, yo la cuide, todo, la bañaba, le daba de comer, le enseñé hablar, a
dar sus primeros pasos, todo, o sea ella era todo para mí en esos momentito, has de cuenta que
ella me miraba y luego, luego conmigo, todo era yo, con ella si era algo más fuerte, […], con
ella ya jugué un papel de mamá-hermana, por que mi mamá no estaba. (Nieta, Familia A, 27
años, octubre de 2006)

El género y la edad condicionan a las mujeres a cumplir con sus roles femeninos, por ello,
la responsabilidad del hogar y el sacrificio por los otros son valores que se reciben y se
asumen de manera natural, desde muy temprana edad. Como es el caso de una de las
abuelitas que por el hecho de ser la hermana mayor tuvo que abandonar sus estudios de
primaria para apoyar en las labores domésticas.

Cuando era niña hacía todo el quehacer de la casa, lo que pasa es que como yo fui la más
grande y mis hermanitas nacieron después de los hombres, estaban chiquitas, o sea, que yo era

102
la del cargo de todo, por eso ni estudie por que fui la mayor, los otros si tienen estudios [se
refiere a sus herman@s]. (Abuela, Familia C, 73 años, septiembre del 2007)

La madre a su vez tiene una función primordial como la transmisora de valores, imágenes y
responsabilidades genéricas para l@s hij@s, ella que ya asume ciertos roles como propios
del hombre y la mujer, se niega muchas veces al cambio, perpetuando así la inequidad de
género.

Haz de cuenta que yo era casi la de hacer todo, uno por que soy la mayor y otra por ser
mujercita es la que más ayudaba en casa, a veces a él [se refiere a su hermano] le llamaban la
atención por que no quería hacer nada y lo mandaba mi papá y como dice él [su padre] trabajó
en el campo y este él ayudaba en su casa. Entonces él lo que quería es que de igual manera
participara mi hermano apoyará y este él no quería y mi mamá si lo apoyaba a él [su hermano]
pues, por que le decía “no es que el es hombre que no haga nada” por decir. Y si yo era la que
más participaba en la casa. (Nieta, Familia C, 24 años, octubre del 2007)

Otro hecho observado es que, en caso que la madre se ausentara del hogar por motivos de
trabajo, viajes a la capital, enfermedad o incluso la muerte de ésta, otra mujer de la familia
(que generalmente es la hermana mayor) realiza este rol femenino, cómo se observa a
continuación, en uno de los casos en que la abuela quedó huérfana a muy corta edad.

Mi hermana la mayor se hacía cargo de la casa, ella quedó de tutora de nosotros, ella limpiaba,
ella todo. (Abuela, Familia B, 72 años, septiembre de 2007)

Lo mismo sucede con la falta de la imagen paterna por divorcio o muerte del padre, otro
hombre de la familia ocupa este rol en determinados momentos.

Mi papá no participó en mi crianza, pero yo recuerdo que esa imagen la tuve primero de mi
abuelito, fue duro porque pues, se murió, entonces me quedé con esa imagen de ¡chin! ¿y ahora
qué?, entonces, yo recuerdo una etapa en que todos mis tíos, a todos les decía yo papá […],ya
después como que yo sola fui carburando y empecé a ver, no pues, todos tienen hijos, y el único
que no tenía hijos era mi papá Fabián, el único soltero y el hermano más chico y era el que, mi
cumpleaños me llevaba a comer y si era así como que; él sabía que me hacía falta la figura
paterna y él vino a ocupar ese espacio, entre él y otro tío que vive a lado de mi casa, entonces
los dos fueron así como, la figura paterna. (Nieta, Familia B, 27 años, mayo 2007)

Mí hermano fue como mi papá, por que él todo, los permisos él, todo o sea, si yo iba ir a una
fiesta por decir algo, él me daba el permiso y mi mamá tenía que decir que sí por que él ya
había dicho que si, por ejemplo [si] mi hermano se iba y le decía [a] mi mamá, mi mamá me
decía “¿sabes qué, ya le dijiste a tú hermano?”, y yo “no”, “ es que no me puedes decir nada si

103
no le has dicho a él” y le tenía que decir a él, para que una vez diciendo él “mamá va ir Ana a la
fiesta tal”, ya daban permiso. Entonces él siempre fue; hasta para el día que me iba a casar a él
se le pidió permiso y todo, también, a él y a mi mamá a los dos. (Mamá, Familia A, 48 años,
septiembre 2007)

Mi hermano era maestro albañil y en la semana cuando podía, no nos daba mucho, pa’ que te
voy a decir, cuando había feria es que nos daba su ropa de mi hermana, su ropa mía, éramos tres
chiquitas, tres jóvenes que quedamos, ellos [sus hermanos mayores] nos ayudaban en la ropa no
nos daban semana [...]. Mi hermano Candido era el que nos quería, nos protegía y nos miraba,
él era el mayor de nosotros y era como un padre, que cualquier cosa que pasaba, le decía.
(Abuela, Familia B, 72 años, septiembre de 2007)

La familia es entonces la mayor institución encargada de instruir a los individuos en las


“labores propias” de su género, labores que son reforzadas el día que las mujeres y los
hombres decidan formar su propia familia, los papeles de la mujer como encargada del
hogar y el hombre como principal proveedor de éste, siguen vigentes en nuestros días. Sólo
en el caso de las mujeres que laboran fuera de hogar se observó una mayor participación de
los hombres en las labores domésticas72, pero aún en estos casos las mujeres hicieron notar
en sus discursos y narrativa que son ellas siempre las principales encargadas de las labores
domésticas y la participación doméstica masculina se ve más como una “ayuda” que como
una obligación, lo que perpetua el valor que tienen las mujeres en el ámbito doméstico y la
importancia que le dan éstas a esas actividades. El discurso de “la mujer es el pilar principal
que sostienen el hogar y la ausencia de ésta en él genera problemas familiares”, hace que
las mujeres no se desliguen de sus roles de amas de casa y madres pese a desempeñarse
profesionalmente.

Es decir, las mujeres que desean superarse y salir de la rutina del ser amas de casa, se ven
obligadas a cumplir con este rol, sobrecargándolas de trabajo, pues aún se mantiene la idea
clara de tener la obligación de cumplir dicho papel, los cuales sólo ellas son aptas para
llevarlos acabo, en el caso de las mujeres que cuenta con una posición económica más
estable, que pueden pagarle a una nana o una muchacha que se encargue del cuidado del
hogar, aún así se repiten este rol, pues pese a ello se sienten con la obligación de encargarse
del cuidado de sus hijos y de encargarse de que la persona que suple algunas de sus labores

72
Como se verá en el apartado Cambios en los roles familiares del padre y de la madre en tres generaciones
de mujeres tuxtleca.

104
como ama de casa (que es otra mujer), las cumpla bien, algunas de ellas ocupan sus fines de
semana o días libres para realizar las labores del hogar acompañadas de la muchacha del
servicio73.

Y en estos procesos de cambios y continuidades en los roles familiares la imagen de la


madre tiene un peso importante, así como el valor que se le de a ésta ya sea como una
imagen positiva que se desea seguir o negativa, como aquello que no deseamos repetir. En
los nueve casos observados la mayoría de las mujeres expresaron tener en casa la imagen
de la “mujer trabajadora y fuerte” en la madre, lo que llevó a las futuras generaciones a
adoptar dicha imagen como necesaria para la mujer.

Mi mamá en el oficio del hogar, era muy luchista [trabajadora], trabajando, mataba cochi, tenía
molino, hacía dulce, hacía pan era muy trabajadora mi mamá, ella también daba ingresos a la
casa, ella era muy trabajadora. (Abuela, Familia C, 74 años, septiembre de 2007)

Mi mamá siempre ha trabajado […]. Es una persona segura de sí misma, más que nada
responsable y este, cómo te diré, te apoya, te apoya mucho, a mí me ha poyado bastante. (Nieta,
Familia C, 24 años, octubre 2007)

Pues mi mamá se tenía que partir en dos, por que era mamá y papá, le tocaba ir a trabajar, le
tocaba verme, le tocaba ver la casa, le tocaba ver deudas; en ese entonces mi mamá estaba
construyendo, pues le tocaba ver material para construir, ver para mi leche, sus pasajes, sus
colectivos, lo que tuviera que tomar, imagínate, ¡todo eso tenía que ver mi mamá! (Nieta
familia B, 26 años, mayo de 2006)

Yo sólo tuve la imagen de mi mamá, ella se hacía cargo de todo, de la casa, carácter fuerte. Mi
mamá se dedicó a la costura siempre hizo ora si lo que ahora llamamos Industria del Vestido, a
eso se dedicó y con eso nos sacó adelante a todos nosotros. (Madre, Familia A, 48 años, octubre
de 2006)

Mi mamá todo el tiempo trabajó, todo el tiempo estuvo trabajando. (Nieta, Familia A, 27 años,
octubre de 2006)

Por su parte los discursos sobre los valores femeninos aportan a la preservación de una
imagen de la “buena mujer”, aquella que se da a respetar, la que no da pie a que la ofendan,
donde sobre sale en el fondo del discurso el valor de la virginidad, el matrimonio y la
responsabilidad de la mujer en el hogar.

73
Como se puede observar en el apartado Continuidades: Lo típico de los roles cotidianos.

105
Mira, primero que nada, podría ser el darse a respetar uno como mujer, si, siempre me dijo que:
“el hombre llega hasta donde la mujer se lo permite”, […] en mi niñez y en mi soltería siempre
me dijo que era muy importante darte a respetar, que el hombre supiera que en mí había una
mujer de respeto y no una ofrecida, la clásica mujer que, o sea, se ofrece y casi, casi ya está
diciendo “acuéstate ya conmigo”, así no, ese ejemplo ella [su madre] nos dio; hora si que puedo
decir, lo capte, por que uno puede vivir, uno puede andar dentro de los hombres, uno puede
tener mucho amigos hombres. Donde yo trabajé había más hombres que mujeres y guapos,
guapos, cualquiera, hora si que te aventaba los perros, pero como decía mi madre y lo dice
todavía, “el hombre llega hasta donde la mujer quiere”, si tú se lo permite y le demuestras
mucha coquetería, este va decir “ésta ya de plano se me está ofreciendo”. (Madre, Familia A, 48
años, octubre de 2006)

Lo único que yo recuerdo era respeta aquí, respeta allá y todo el tiempo respeta, respeta y ya; y
el valor principal de “no me vayas a fallar, me gustaría que salieras vestida de blanco y con
todos los honores de la casa”, ese es otro valor para ella muy fundamental y todo ese rollo.
(Nieta, Familia A, 26 años, octubre de 2006)

Los valores que me dio mi mamá son el de ser mujer, que ya es bastante. Mira para mí no hubo
mucho cambio de estar soltera a casada, por que, a mí mi mamá me educó, a ser responsable de
ti, de la casa donde estas viviendo, responsable de todo lo que tú hagas y dejes de hacer, es tú
responsabilidad, entonces, en casa de mi mamá era mi responsabilidad levantarme temprano,
darle de desayunar, hacerle el desayuno, dejar hecho el aseo, lavar, o sea cómo que ya te venían
este, adiestrando, si tú quieres; entonces te casas y ya lo tienes que hacer, ya no es así como que
te están regañando o no haces el aseo todos los días, o lo haces un día si y un día no, ya tu te
pones tus tiempos. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

Y a pesar de expresarse un cambio en las mujeres a hablar más libremente con sus hijas
sobre sexualidad y su cuerpo, el mensaje del discurso es el mismo resaltar el valor de la
mujer casta, como la representación del respeto a una misma.

Si yo lo he platicado […] “se deben de fijar hijas por que realmente la vida así soltera, sin hijo,
está perfecto, si vas a trabajar”. Si tu metes las patas, fracasas, y ya horita en el libro te lo dice
todo, no hay que conformarse con saber que existen anticonceptivos, claro que existen
anticonceptivos, pero también existe la perdida de respeto, está bien saber usar anticonceptivo,
pero también el respeto a tu persona, ya vas a ver por lo tuyo, no por lo que digan tus papás, por
lo tuyo directamente, por que, acostarse igual y ya tenemos anticoncepciones, nos acostamos y
ya, no, eso no es todo, falta ver la dignidad, que tanto tu quieres a tu cuerpo y que tanto te
quieres a ti, que tanto te respetas a ti misma.

106
Una de las mujeres de la tercera generación me narró un evento que yo considero un
ejemplo sobre la importancia que se le da al inculcar imágenes y actividades femeninas por
parte de la madre, para la construcción de la identidad de género y la heterosexualidad en
las mujeres.

Durante la secundaría nunca tuve novio, no me gustaban los niños, a mí lo que me encantaba
era jugar fútbol. Lo que más me preocupaba era jugar fútbol, un partido que yo perdiera, ¡ay
Dios!, era una tempestad en mi cabeza, ¿cómo le voy hacer?, en la otra me tengo que poner más
buza; y hacer fútbol y jugar fútbol, mi vida giraba al rededor del fútbol, y ir a una selección de
mujeres. Pero Mi mamá me prohibió jugar fútbol; por que resulta que, mi papá, bueno, por
parte de mi papá, resulta que la genética como que no está bien compuesta (ríe), por que, tengo
tías que son tíos y tíos que son tías, entonces, este, mucha homosexualidad; entonces, mi mamá
le tenía miedo y pavor a eso, entonces, decía: “si mi hija juega fútbol, que es un juego de
hombres es lógico que se vaya para allá”, entonces, como que decía “no, yo no me hago con
una hija así”. No, pero igual me gustaban los juegos de belleza y eso, pero, me encantaba jugar
fútbol y ni una bicicleta he, olvídate que me fuera a comprar una bicicleta; tuve una bicicleta
por que me la regalaron, de ahí no, olvídate. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

Me gustaría aquí narrar una experiencia que me tocó observar durante una visita que hice a
casa de un familiar que acababa de ser mamá, mi madre quien me acompañaba tomo en su
brazos a la bebe (una niña, de tres semanas de nacida), y le susurro en forma dulce “Sabes
mi hija, a mi me gustaría que fueras una mujer segura de sí misma, una mujer
independiente y inteligente, inteligente para manejar a los hombres, por que tú vas a ser una
mujer bien segura”, la mamá de la niña agregó, “así como su madre y sus abuelas”. Este es
un claro ejemplo del valor que tienen los lazos familiares en la formación del ser mujer, el
como a muy corta edad se reciben discursos que hacen alusión a la imagen que se espera
reciba la niña y repita a su edad adulta.

El valor del matrimonio en las nuevas y viejas generaciones

La edad para casarse se ha retrasado en las nuevas generaciones, a causa del aumento en el
número de mujeres que deciden realizar estudios profesionales o bien ejercer un trabajo
asalariado.

Pero la realidad es, que en los estados como Chiapas la edad del matrimonio es aún muy
temprana en las mujeres que habitan en ciudades urbanas o con estudios de licenciatura, las

107
cifras indican74 que un buen porcentaje de mujeres se casan antes de terminar sus estudios
de licenciatura o poco después de éstos, tal es el caso de las mujeres aquí estudiadas, en las
que se puedo observar una pequeña variación. En la primera generación la edad del
matrimonio inicia en la adolescencia entre los 14 y 16 años, mientras que en la segunda
generación varía entre los 18 y 21 años, y en el caso de la tercera generación se da entre los
19 y 25 años.

En dos de los tres casos las mujeres de la tercera generación (las hijas), decidieron casarse a
muy temprana edad a causa de problemas familiares: el excesivo rigor del padre y la falta
de apoyo de la madre, para el primer caso; y el divorcio de los padres, para el segundo caso,
por lo que vieron en el matrimonio una buena salida a esos problemas; aquí también un
factor importante en la toma de esta decisión fue la edad de sus parejas, en el primer caso
existe una diferencia de 12 años y en el segundo caso existe una diferencia de 6 años, por lo
que sus parejas ya eran hombres económicamente estables y con plena disposición a tener
una unión marital.

Tarde con él diez meses y a los diez meses dije “esta es la puerta de mi salida y antes que se me
cierre yo me voy” hora si que yo lo vi a él como tipo San Marcos ¿no?, ¡vamonos y recele, yo
aquí no me quedo! […]. Entonces, él me dijo “mira, si tú quieres, yo estoy dispuesto a que
hagamos nuestra vida juntos” y en ese tiempo yo quería casarme con toda las de la ley, yo
quería casarme, un vestido, yo si quería, el sueño de toda mujer yo si lo tenía, lo tuve en su
tiempo y él me dijo “horita no estamos en disposición de gastar en eso, en vez de gastar
buscamos la casa donde vamos a rentar, las cosas que vamos a comprar aunque sean poquitas,
por que no tenemos mucho, si tú quieres nos vamos a vivir juntos”, dije “sí, vamonos, vamonos
ya, vamonos ya”. […]. Al otro día me levanto ¡no manches!, me veo en otra casa y veo a un
hombre a lado mío y dije “¿qué hice?”, hasta dónde imagínate, “ya me salí de mi casa”, me
puse a llorar como chamaquita. Yo tenía mucho miedo, o sea era un cambio de vida totalmente
radical, […], dije “qué tal si me deja”. Yo quería salir, quería divertirme, tenía 19 años, o sea,
estaba yo chica, no se pudo. Entonces cuando ya fui con él, ya lloraba casi todos los días […] y
ahí empezó mi vida, o sea otra etapa de la vida […]. Ya con el tiempo pues a él yo ya lo quería
mucho pues, y desgraciadamente sí y yo se lo digo a él, yo lo vi como una salida fácil, como
una persona mayor, 12 años mayor, con profesión […], con trabajo, con muchísimos amigos

74
En Chiapas, se presentan las edades más jóvenes a la primera unión, tanto en mujeres (menores de 20 años)
como en hombres (Poco más de 20 años), siendo la edad media de los contrayentes de matrimonio civil por
sexo, en hombres 23 y en mujeres 20 años (FUENTE: INEGI. Conteo de Población y Vivienda, 1995 y
INEGI. Estadísticas Vitales, 2000. Base de datos, en mujeres y hombres en Chiapas, 2000).

108
que le pueden dar trabajo donde quiera, estabilidad económica talvez no iba ser mucha, pero iba
ser la necesaria e iba a tener hora sí que la protección de alguien, estar con alguien que me
protegiera, que me diera lo que necesito y que me quisiera. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre
de 2006)

Me case a los 22 años […]. Haz de cuenta que a lo mejor me pongo a pensar que tanto era a
veces el pleito y yo no soportaba eso así como que, yo me quería salir, estaba muy aburrida, a
veces te duele que tus papás no este de acuerdo, así como que “hay mejor me salgo” y sobre
todo yo; por que también lo quiero [a su esposo] pues y todo, surgió la oportunidad, yo vi así
como que dije “hay una oportunidad”, no se, yo pienso que sí y a veces mi esposo me lo a
dicho: “no a lo mejor tú tomaste esa decisión por que te querías salir de la casa”, incluso yo le
he dicho: “¡ay no! ¿cómo crees?” para no hacerlo sentir mal pero si aproveche esa oportunidad
pues, y si me siento a gusto horita con él, no es por que “ay no habían quién se me atravesara y
ya con el primero”, tampoco, si no que dije “lo quiero, es buena persona” y para qué esperar
sufrir, yo la verdad estaba sufriendo, por que como quiero a mis papás y ver eso, dije “hay no,
mejor no” y si fue eso a lo mejor que me llevo a salir. (Nieta, Familia C, 24 años, octubre de
2007)

En el caso de la primera generación como lo mencioné anteriormente la unión con una


pareja se dio a muy temprana edad, no se presentó un matrimonio por la vía civil o religiosa
hasta tiempo después, en uno de los casos se dio el matrimonio por huida, en el segundo
caso sólo se le informó a la madre del esposo que se daría una unión de pareja y hasta
tiempo después cuando los hijos ya eran adult@s, se tomó la decisión de hacer legal la
unión por la vía civil.

Mi abuelita festejaba la fiesta de la Virgen del Carmen […] y ellos llegaban a tocar, él es
músico y de ahí fue. Fuimos novios dos años. Me casé a los 18 [le pregunté que si sus papás
aceptaron que se casará y me dijo que no, y al preguntarle que sucedió, me hizo señas de que se
había huido mostrándose ligeramente apenada y susurro] me huí me llevó a caballo, por que no
lo querían, ya después de que me casé lo conocieron y ya lo fueron aceptando, no había de otra
[…]. Él me lleva tres años, yo me case de 18 y él de 21. (Abuelita, Familia C, 73 años,
septiembre, 2007)

Si mis papás nunca se casaron, hasta que mi hermana mayor se iba a casar es que ellos
decidieron hacerlo, decía mi papá “es que nosotros somos hippies”, risa le daba, pero mi

109
hermana les dijo que no quería que en su boda se dijera que era hija de una unión ilegitima, por
eso es que se casaron, si antes no se usaba eso de casarse. (Madre, 51 años, mayo de 2007)75

Tomar la decisión de casarse depende de muchos factores, uno de ellos puede ser el buscar
salir de la casa de los padres, la edad de la mujer, el sentir que ya es momento de formar su
propia familia antes de que se le pase el tiempo de ser madres. En una charla informal con
una de las entrevistadas hizo el siguiente comentario “a veces las mujeres andan busque y
busque la pareja ideal que llega un momento en que se les va el tren, yo tengo una amiga
que de tanto esperar, mira ya tiene 27 años y nada más no se casa, si el tiempo se pasa, […].
Yo ya me siento vieja a mis 26 por eso quise ya ser mamá” (Nieta, familia B, 26 años,
2007), pero el más mencionado fue el sentirse enamoradas y ver en sus parejas un hombre
responsable y un posible buen padre para sus hijos, todo ello se refleja en los siguientes
comentarios:

Vi en él, lo que no había visto en ningún chamaco, horita por lo regular todo el mundo es de,
“¡ay!, un rato y ¡ay nos vemos!” […]. Vi que era un muchacho noble, trabajador, por que a la
edad que tienen, 27 años, ya compró una casa, ya la amuebló, ya tiene carro, y le ayudó a su
mamá con la mitad de su camioneta, dije “bueno, es un muchacho que sabe pensar, porque, si
no fuera un borracho, anduviera del tingo al tango, nada más viendo en que va gastar su dinero.
Le vi que es muy responsable, que es muy noble y que viene de un matrimonio que también,
bueno, de una familia que se derrumbó, por decirlo así, entonces, ambos sabemos que es no
tener un hogar estable, y bueno, si tú sabes y yo sé, lógico es que no vamos a querer hacer eso.
Decía yo, ya no quiero un novio, yo ya quiero un padre para mis hijos, y ¿qué espero para mis
hijos?, no pues una persona que sea coherente […]. Pues yo decía “tengo que conseguirme
alguien que sea más serio, más centrado” y ahí está. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

Algo que me gustó de él (de ventaja) es que me ayudó a ver la vida de diferente manera por lo
mismo que él ya es mayor que yo, él me contó que, ha sufrido mucho, perdió a su papá a los 11
años, él tenía once años y este, los dejó muy chicos, entonces, antes de morir su papá le habló
“que sacara a delante a su familia” y [a] él no le importó perder años de su carrera, pues, dejó 5
años de estudiar, se dedicó a trabajar para mantener a su mamá, por que su mamá no tiene
estudios y empezó a trabajar para ellos, incluso le dió carrera a su hermano menor, que es de mi
edad, le ayudó, ya hasta que logró, has de cuenta que su mamá ya estaba bien y este, se dió su
carrera, ya sus hermanos se habían casado […]. No pues si, te digo me ha ayudado bastante. Yo
tengo 23 años, pero has de cuenta que no he sido, horita ya estoy aprendiendo a ser madura […].

75
Comentario recopilado durante una comida con la familia B, en la que se encontraban presentes l@s hij@s
del matrimonio.

110
Y es lo que me gustó de él que sufrió bastante y ayudó a su familia, ya cuando vio que en
realidad ya estaban ya bien, ya se interesó por él, por buscar alguien que, o sea, ya hacer su
hogar también él, por que ya estaba grande, no tanto, pero ya 30 años, ya como dijo: “ya me
voy a dedicar buscar a alguien, ya para hacerme compañía”. (Nieta, Familia C, 24 años, octubre
2007)

Otro punto importante que se expresó es que pasar de ser una mujer soltera a una mujer
casada representa una mayor carga de trabajo y de responsabilidad para las esposas.

Horita, cuando me case has de cuenta, si fue un cambio, por que antes como te digo, antes yo lo
tenía todo con mi mamá, ya nada más estaba lista mi ropa y ya nada más la jalaba y mi ropa ya
está limpia y así, y horita no, yo me encargo más de ellos [su esposo e hijo] que su ropa esté
bien, ¿qué les voy a planchar?, que, más que nada es las obligaciones más como mamá, por que
yo no sentía eso, horita si me, como que le doy más la razón a mi mamá, de que tenía que
trabajar para que nosotros comiéramos y por eso se separaba a veces de nosotros. (Nieta,
Familia C, 24 años, octubre 2007)

Para mí fue muy dura la labor de la casa, por que yo agarré a cargo la casa. A él le gustaban las
mujeres, beber trago, pasear, tener mujeres; y yo mi bola de hijitos. No, yo no quisiera decir
más porque ya estoy bien lastimada con lo que pase, yo mi matrimonio fue muy duro y todavía
de contra peso, me regalan tres criaturas, sobrinos de él, que quedaron huérfanos, los crié
todavía con miles de sacrificios. (Abuelita, familia B, 72 años, Julio de 2007)

Sólo en uno de los casos se mencionó que las labores domésticas no representaban una
carga extra en la vida de casada, esto se debe a que como ella misma lo señala la falta de un
padre en casa y la presencia de una madre trabajadora y ausente del hogar a causa de sus
largas horas de trabajo, la llevaron asumir a muy temprana edad el rol de ama de casa que
asume con gran naturalidad.

Los primeros meses es como diferente, por que ya duermes con alguien, y como siempre
duermes sola, pierdes tu espacio, por que hasta para echarte un pedo ahí tienes que estar a lado
(ríe), ya no es lo mismo, o sea entramos en una etapa de compartir, cuando yo nunca he
compartido nada, mi casa era mi casa, mi mamá, mi familia, mi todo, mío, mío; entonces entras
en una etapa de compartir cuando yo no tuve hermanos, siento yo que ese es el proceso más
difícil, compartir para mí, lejos de que ¡ay la casa!, que el marido, eso no, por que como quiera
que sea mi mamá ya me lo venía inculcando desde chiquita. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo
de 2007)

Otro factor importante es el valor que se le puede dar al matrimonio civil o religioso en las
nuevas generaciones de mujeres. No es igual de respetada y admirada una mujer que es

111
madre soltera, una mujer que decide vivir en unión libre, a una mujer casada, el matrimonio
siempre es visto como símbolo de respeto hacía los padres de la novia y es significado de
que la mujer con quién se casa el hombre también es una mujer de respeto.

Y si nos hicimos novios, me quiso mucho, íbamos donde quiera, me dio una gran oportunidad,
nos casamos, así en el juez76. Como 4 años anduvo tras de mí, vio como me porte y ya me trató
en casamiento, por que le dije: “Mira yo quiero un hombre que me diga vamos a firmar, vamos
a esto, no quiero fiesta, no quiero nada, pero quiero tener el acta de matrimonio, eso es lo que
quiero, si me aceptas, así como soy y como me conoces, sí, sino así nada más somos amigos, no
hay más”. (Abuela, Familia B, 72 años, Julio de 2007)

Te puedo decir que de mi familia la única, la única que ha venido toda la familia del novio a
pedir a la novia, así como se hacía antes, que este, la familia del novio esperando, soy yo; o sea
de mi prima Liz vino su papá [del novio], Lolita fue así de me tengo que casar de a huévis, por
que viene un bebé. Yo no, yo me dediqué, de que si me voy a casar me tengo que casar bien,
tienen que estar toda mi familia, por que yo pertenezco a una y si quiere venir tu familia o nada
más tus papás está bien. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

Por lo que asumir otro tipo de unión que no sea por la vía civil o religiosa, muchas de las
veces es motivo de vergüenza y recriminación por parte de la familia.

Me acuerdo que el 7 de octubre exactamente, vine a despedirme de mi mamá, “bueno mamí,


voy por mis cosas a medio día (por que mi papá no estaba a medio día), por que ya no voy a
regresar a la casa”; o sea fue todo rapidísimo […], venimos, sacamos las cosas y mi mamá
como siempre, para quedar bien con todo el mundo, dijo que yo me había casado, que en el
registro civil fue todo y yo de idiota (por eso le digo a mis hermanas “no se dejen guiar por
nada ¡Chihuhua!, ya si tienes una decisión tómala tú, es tuya”), bueno dije, sonsa, y toda la
familia “ay no, felicidades” hasta mal me sentía. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006)

Cuando las mujeres deciden ser madres

“Uno de los poderes de la mujer, es el de las funciones naturales de


engendrar, de dar a luz y criar y que no pueden ser sustituidos por el
hombre dada la dotación natural; ello constituye una fórmula
extraordinariamente importante para ejercer el poder, sentir la supremacía
de dar vida”. (Rivera Aragón y Díaz-Loving, 2002:47)

76
Aunque la boda se dio después de muchos años cuando su hija mayor decidió casarse y era necesario
arreglar su acta de nacimiento.

112
La maternidad y los hijos tienen un valor muy significativo en la identidad femenina, los
hijos suelen ser el principal motor para las mujeres, son aquellos por los que se decide
trabajar o dejar de trabajar, gran parte de lo que las mujeres casadas emprenden y realizan
en sus vidas, lo hacen pensando en el futuro de sus hijos, aún sin llegar a tenerlos siempre
se piensa en ellos, y son ellos los primeros en su lista de metas a realizar y el reflejo de sus
mayores logros.

La planificación de los hijos se presentó sólo en la segunda y tercera generación de mujeres,


el cuándo y cuántos hijos decidieron tener dependió mucho de sus planes personales y
metas profesionales, la falta de un lugar adecuado donde dejar a sus hijos mientras
trabajaban o bien la poca estabilidad económica con la que se puede contar en estos
tiempos, por ello el uso de métodos de anticoncepción fue empleado en la primera y
segunda generación de mujeres.

Me caso en el 77 y nace en el 79 mi hija, prácticamente como dos años, por que yo seguía
trabajando, por que esa era mi mentalidad trabajar, cuidar a mis hijos y trabajar hasta que el
tiempo me lo permitiera y después de seis años, ya viene la segunda y después de nueve años,
viene la tercera y de ahí acaba. Platicamos con mi esposo de eso, la mentalidad era tener tres
fuera niño, fuera niña, pero nosotros pensamos en que esos tres iba ser cada seis, cada seis años
[…], pero si fueron, fueron planeados y deseados. Yo ya tenía conocimiento de los métodos
anticonceptivos nosotros nos lo dieron a conocer en la escuela, cuando, en el último semestre
de la carrera comercial, que llevábamos en relaciones humanas, nos dieron a conocer todas esas
cosas, las pláticas prenupciales también nos las hicieron saber. (Mamá, Familia A, 48 años,
octubre de 2006)

Él ya no quería tener hijos, por lo mismo, tardo dos años. Pero Si fue planeada, fue planeada a
futuro, por ejemplo, decíamos él y yo que íbamos a tener hijos a los 5 años, pero a los 2 años
vino la niña. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006)

Casi platicamos, pero él quería tener más hijos, pero yo sólo dos, por que cuando trabajé en
Revolución no había muchacha para cuidarlos, entonces tenía que ver con quién dejaba a mis
hijos, […] tuve la niña me lo cuidaba mi suegra, pero ya cuando nació el niño me tuve que
cambiar al turno de la tarde para ver con quién y pasarlo a dejar también a mi suegra. Por falta
de quién me apoyara y hasta ahí. Sufrí mucho de con quién [dejarlos], y si estaba enfermo
dónde dejarlo y dije no, luego la vida tan dura que está, no, me quedé con dos nada más.
(Mamá, Familia B, 48 años, septiembre de 2007)

113
Hubieron dos casos en la tercera generación en que los hijos se tuvieron después del primer
año de casados, las razones expuestas fueron la negativa a usar métodos de anticoncepción
a base de químicos en el primer caso77 y en el segundo caso por enfermedad del esposo,
pero cuando a estas mujeres se les preguntó cuántos hijos pensaban tener mencionaron dos
como máximo y que esperarían a que el primer hijos estuviera en edad de ingresar al kinder
para encargar al segundo, ya sea por motivos económicos y por falta de tiempo a causa de
su trabajo o estudios.

Si hablamos de ello, pero este, yo le decía: “Si me empiezo a cuidar corro el riesgo de que
después no pueda tener bebes”. O sea, también me puse a leer y todo, por que yo decía: “hay
diferentes tipos de métodos, si tomas pastillas anticonceptivas puede ser contraproducente para
tu organismo”, entonces, dije yo: “no”; anda que después no puedes tener hijos, te estas
metiendo tantas cosas y no puedes tener hijos, pues, mejor no le meto nada (risas), no, le dije:
“Si Diosito nos manda un bebé será bien recibido” […]. Pero, no planificamos [con métodos
anticonceptivos], si decimos cuantos hijos queremos tener, pero no el tiempo, ni el momento.
(Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

No, no lo planeamos has de cuenta que, bueno desgraciadamente mi esposo es diabético y este,
nos casamos y todo, pero nunca así de que, o sea, desde antes le comenté que me gustaría tener
dos o tres niños, así platicamos y todo, y este él me comentó que era diabético y todo y yo lo
acepté así. Más que nada lo decidimos […], estábamos intentando ya tener el bebé por que por
lo mismo de su enfermedad; a un tío le paso algo igual, tenía 34 años (creo), el señor y ya tenía
sus tres niñas ya grandes y quería su varón, entonces, intento otra vez tener su bebé y
(desgraciadamente) nació la bebita, pero nació cieguita, entonces, has de cuenta que me platicó
eso y no, no vaya ser que […] que después ya no me vaya a dar mis bebés, o sea, no pueda o me
los de mal, yo dije “¡ay no!”, por que él ya tiene 30 años. (Nieta, Familia C, 24 años, octubre de
2007)

Mientras que en la primera generación no se empleo ningún método de anticoncepción, por


lo que el número de hijos se eleva al ser comparado con las otras generaciones y la edad en
la que se dijo tener al primer hijo es muy temprana78.

A los 15 años tuve mi hija de él, no íbamos a casar, pero él se fue de Carranza, se desapareció
jamás lo volví a ver […], me quedé embarazada de 5 meses, […]; pero en la balacera que hubo

77
Otro punto importante a ser considerado es que esta pareja ya contaba con una estabilidad económica
mayor a la de las demás parejas al momento de decidir casarse, por lo que un embarazo y la llegada de un
nuevo miembro a la familia no representaba un riesgo económico.
78
Véase anexos Cuadros comparativos por familia de las tres generaciones de mujeres, Pág. 224

114
en el parque, mató a un joven y se huyó, […] de ahí ya no supe de él para nada […]. Hice mis
18 pa’ los 19 cuando me casé con él [su esposo], nació mi primera hija al año, tuve 7 hijos.
(Abuelita, Familia B, 72 años, Julio de 2007)79

Los primeros [hijos] los tuve cada dos años, del primero al segundo, son de mayo los dos, a los
dos años de uno nació el otro, ya los demás cada tres años, así nada más, antes no había nada,
nada como horita que ya les dan para que no tenga, ahora ya ahí mucho, pero antes no.
(Abuelita, Familia C, 73 años, septiembre de 2007)

El valor que se le da a la imagen materna es importante, para estas mujeres su papel


principal siempre es el de ser madres, incluso antes de que estos nazcas la emoción por
tenerlos es latente “Hay mi plan es que crezca sano, que estudie, ya desde horita estoy
pensando que le voy a enseñar, si es niña que sea igual que yo” (Nieta, Familia B, 26 años,
mayo de 2007).80

Y el hecho de llegar a fallar en su papel de madres o tener que darles prioridad a otras cosas
antes que a sus hijos es motivo de remordimientos.

Para mí una prioridad sería ser la madre que ella quisiera que fuera [su hija de siete años], eso
sería lo primerito, con eso se que yo me sentiría mejor y se que todo lo que me entra me va a
satisfacer, ¡a bueno!, voy a tener problemitas en ciertos [aspectos], escuela, trabajo, pero los
supero; pero la vida de mi hija, no, por que es una formación, es su formación, o sea, está
creciendo y quiero que ella en un futuro tenga una buena imagen mía, […] tantos hijos que
hablan (de sus papás) y mira que bonito; y yo no quiero que ella [diga]: “es que a mí mamá yo
nunca le importe, es que ella se enfocó más a la escuela, ¿cuándo estuvo conmigo?, ¿cuándo
jugó, cuándo salió?”; ¡ay me voy a sentir horrible! y ya voy a estar vieja, peor, me va doler más.
(Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006)

Pero la imagen de la madre, se comparte muchas veces con la de la mujer trabajadora o


profesionista, por lo que es necesario para estas mujeres crear nuevas alternativas y
modelos de maternidad desechando la imagen de la madre que se la pasa el día entero al
pendiente de los hijos.

Yo siempre tuve la imagen de la mamá trabajadora y la que trata de que no les falte nada a los
hijos y darles todo el amor del mundo, de acuerdo sí, ahora si, ¡como ahora amanece pues es
que no le dedico mucho tiempo!, ¡aja!, pero es que no importa la cantidad sino la calidad, el

79
De su primera relación, con un hombre casado tuvo a una niña, tempo después conoció a su esposo con el
que tuvo siete hijos.
80
Comentario de una mujer que se encuentra embarazada.

115
poquito de tiempo que sea con amor, con cariño y ya, por que de vicio nos vamos a estar todo
el día en la casa con los hijos y ellos se van a lamentar que no tienen aquello, que no tienen lo
otro, cuando tu puedes trabajar, todavía estas en condiciones de poder trabajar o traer ingresos
o más a la casa, eso es muy importante. (Mamá, Familia A, 48 años, octubre de 2006)

Los hijos son siempre la principal prioridad en estas mujeres, ejemplo de ello se observa en
el siguiente fragmento de una de las entrevistas, la cual también expresa algunos de los
cambios en las prioridades de las mujeres de clase media al tomar en cuenta la profesión y
la pareja:

Mi prioridad la primea la primera, considero ser una buena madre, por que a veces siento que
no lo soy, sentirlo, sentir ser una buena madre, por que no solamente es el querer serlo, hay
veces en que quieres serlo, ¿por qué no puedes serlo?; por que todo lo que arrastras, o sea, son
patrones que traes y que no los quieres cumplir con tu hijo o hija, y eso es lo que yo no quiero
que pase en mí vida y sí está pasando. Como el patrón de ser muy soldadito, de ser muy
nerviosa y de por todo quiero estarle pegando, y que por todo le grito, […], de que no mido mí
carácter, y en un momento dado grito y me vale, pego y me vale. […]. Y en segundo terminar
mi carrera, o sea, ya logré un sueño que yo lo necesito realmente, no solamente de “¡ay, ya
terminé!, ya soy alguien en la vida”, no, también echarle, ponerla en marcha y demostrar que
puedo ser indispensable en el lugar que yo pise y que digan “no vente para acá, yo te pago tanto,
pero yo te quiero a ti”, o sea, que realmente valga mi trabajo, por todo el esfuerzo que yo hice.
Y en tercer lugar y tal vez, mal lugar, pero sería mí relación, mi matrimonio, por que siempre, o
sea, sí es importante, pero, ¿por qué la dejo al último?, por que sin estas dos cosas, en un
momento dado para mí sería más difícil salir del trauma de que si “mi hija no me quiere” o
algo así, y con el segundo sin una profesión y todo¿ yo, qué voy hacer en la vida?; [mientras
que] sin ninguna relación, sin mi marido en un momento dado, pero con las dos primeras yo
puedo salir adelante, nunca he pensado en una pareja como para yo poder salir. (Nieta,
Familia A, 27 años, octubre de 2006)

Cambios en los roles familiares del padre y de la madre en tres generaciones de


mujeres trabajadoras

En lo que respecta a los roles masculinos dentro del hogar, se observó que en el caso de la
primera generación de mujeres la participación masculina en las labores domésticas es nula,
su apoyo se reduce a la compra de víveres alimenticios o bien dar “el gasto”.

116
Cuando mi esposo tenía su paguita y estaba de buen humor, por que había veces que era bueno,
se iba al mercado con su carrito (por que tampoco yo fui una mujer grosera, no), llevaba dos
hijos, llevaba la morraleta, cada 10 días, cada doce días, decía: “Te voy a traer tus cosas”. Me
traía carne, de puerco, de res, de pescado; por que yo tenía como fonda, me traía suficiente
tomate, cebolla y mis kilos de fríjol. (Abuela, Familia B, septiembre 2007)

Mientras que en la segunda generación de mujeres es más frecuente que el esposo apoye en
algunas de las labores domésticas, pero el porcentaje de participación de estos es mínima
comparada con la de sus esposas, ya sea por que tienen un trabajo más “absorbente” o bien
por que son pocas las actividades de las que ellos gustan participan (entre las mencionadas
están, barrer, sacudir y en uno de los casos cocinar y en otros lavar ropa).

Cuando mi esposo y yo estábamos juntos, él toda la semana en su trabajo y el sábado o


domingo que estaba libre, siempre me apoyaba en la casa, hasta de lavar la ropa, el barría,
trapeaba o sea él para todo (como estaba acostumbrado en la colonia), él hacía su comida si yo
no estaba, él todo. (Mamá, Familia C, 48 años, septiembre de 2007)

Bueno, si había veces en que me apoyaba has de cuenta de un 100% un 15% y ya es mucho no,
por la mentalidad de los hermanos, de que no el hombre no puede hacer nada. El aseo, si me iba
yo, él se ponía a barrer, sacudir, todo y yo pues lavar, ya en ese momento compré mi lavadora y
planchar a la hora, no me gustaba planchar todo, porque te absorbía todo el tiempo planchando
y tenía otras cosas que hacer, entonces esa era la situación y si, si me apoyaba. Eso si de que me
ayudara a cuidar a las niñas para nada no había modo, por que salía tarde, por que venía tarde,
por que no le gustaba, por que nada así de fácil no quería. (Mamá, Familia A, 27 años, octubre
de 2006)

La tercera generación de mujeres, por su parte, expresaron estar satisfechas con el “apoyo”
doméstico que sus esposos les prestan.

Y ¿Cómo nos dividimos las cosas en la casa?, ¡eso es lo bonito y maravilloso!, que yo creo que
por eso congeniamos bien, es que no es machista, en el sentido de las labores de la casa, no es
machista de que ¡ay que no!, él me dice: “sabes que mi amor, lo único que no me gusta es tocar
grasa, después ponme hacer lo que quieras”, él se pone a sacudir, mientras él trapea, yo hago la
comida o cuando no estoy se pone a lavar la ropa, mientras él está lavando la ropa, yo estoy
atendiendo [la óptica], yo estoy haciendo la comida, estamos los dos trabajando, él me ayuda en
todo y horita está solito, él lava su ropa, él hace el aseo, él lava sus trastes, no le gusta la grasa
pero la toca, que más le queda a ¡mi chulo!; eso sí compra su comida en otro lado, cuando se
puede se cocina. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006)

117
En la casa nos organizamos micha y micha con mi esposo. Cuando a él le toca viajar, pues, ni
modo, me toca hacerlo todo, pero cuando él está me ayuda a trapear, yo barro y sacudo, por que
eso si no le confió que sacuda; [él] lava ropa, es muy bueno lavando ropa, lo que si, no le gusta
cocinar. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

Sí, bastante a veces nos turnamos, cuando voy a lavar, él se ocupa un día especial para Emiliano,
por qué a veces nada más lo dejo los fines de semana para hacer todo el oficio, ya él se ocupa
del niño o a veces cuando me he sentido mal o algo, mis tareas también él me ayuda en todo. Si
es muy responsable, incluso también cuando nació el niño a mí me hicieron cesaría y él se
dedicó completamente al niño, o sea, yo no podía ni cargarlo, solamente me lo acercaba para
darle de comer y él lo bañaba, él lo cambiaba, él todo, él fue todo ahí y incluso ya cuando podía
bañar al niño, a mí me daba miedo agarrarlo y él fue el que me ayudó hacer todo, incluso hay
veces que él apoyo en cocinar, “oye no mejor descansa yo lo hago”, es muy atento y
responsable también. (Nieta, Familia C, 24 años, octubre de 2007)

Un punto importante señalado en las mujeres de la tercera generación es el que los esposos
aparte del apoyo en las labores domésticas, proporcionan a sus mujeres apoyo moral y
económico para que éstas emprendan nuevas metas y logros profesionales.

Ya no quería seguir estudiando, ya no quería, en ese tiempo yo estaba pensando: “yo nada más
voy a trabajar, entonces, ¿para qué estudio?, soy una tonta soy una inútil, yo no puedo, yo aquí”.
Cuando conozco a mi marido, cuando yo empiezo una relación con él (esa es mi opinión), él
fue el que me empezó a motivar, “no tú no eres tonta, yo te digo tú eres buena”, y yo, “no es
que soy una idiota no entiendo, soy tonta”, así totalmente metido en la cabeza y empieza él
como cuchillito de: “no, pero ¿por qué?, trata, intenta, y por él, y por que ya mis papás estaban
mucho mejor, y ya habían pasado los años, ya estaba yo con mí marido y todo, pues ya me dice:
“sigue”, bueno y empecé a echarle ganas y a estudiar y a estudiar, y empecé a darme cuenta de
que no era tan tonta, que si podía y que si aprendía y que mis calificaciones no eran tan malas
(Nieta, Familia A, 27 años, Octubre de 2006)

Mi esposo es responsable me apoya, me dice, mira, por ejemplo, horita que quiero terminar mi
titulación [de la maestría] pero no tengo el tiempo, “no te preocupes, vamos hacerlo los dos, que
te parece si tú lees y tú me explicas lo que lees”. Y ya él me va apoyando con investigaciones,
con libros, con eso ya. No es de “¡ay ya déjalo!, para qué vas a estar estudiando, si ya te casaste,
ya vas a tener un bebé”, no, mi esposo me dice: “échale ganas, por que cuando nazca el bebé y
ya vaya a la escuela, no vayas a decir tu papá tiene la maestría, pero su mamá por floja no lo
terminó”. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

118
Mi esposo paga parte de mi colegiatura en la escuela (…), como él dice “oye, si yo soy alguien
en la vida, ¿porqué no voy a querer que tu seas alguien?” (Nieta, Familia C, 24 años, octubre
del 2007)

Pero pese a los cambios: la participación masculina en el hogar y el trabajo remunerado de


las mujeres, en la cuestión de los gastos familiares se sigue manteniendo la imagen del
hombre como proveedor principal del hogar y a la mujer como la principal administradora
de ellos, por lo que podemos decir que permanecen algunos roles “clásicos” masculinos y
femeninos dentro del hogar.

Mi marido económicamente trata de ayudarme con la escuela, económicamente me ayuda con


la niña, todo lo que es la niña y yo, cuando quiero algún caprichito, algún gustito que no puedo,
viene él y me lo cumple (Nieta, familia A, 27 años, octubre 2006)

Él has de cuenta, que lo principal cobra y ya me trae el dinero y nos organizamos por decir en la
colegiatura del niño, la mía y has de cuenta que lo que sobra ya me queda a mí, para que yo lo
organice bien en lo que es la comida para que vaya a alcanzar. (Nieta, Familia C, 24 años,
octubre 2007)

Cada quien administra lo suyo; él se ocupa de los gastos de la casa y yo me ocupo de mis
gastos, de mis chicles, de mis moños, de lo que yo quiera. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de
2007)

La mujer, ¡Ay pues!, es como la persona que tiene que tomar decisiones, claro a la par de mi
esposo, pero finalmente si él y yo no, vamos a suponer, él [su esposo] está trabajando, llega y
me dice: “aquí está la quincena”, entonces yo tengo que ver, tengo que distribuir, en que, pues
analizarlo que alcance y todo, por que hasta ahí llegamos y trabajo y ya le complemento, pero
bueno, eso ya es otra cosa. Entonces por eso siento que la mujer en el matrimonio siempre es un
factor importante, es como el eje principal, por que el hombre, a pesar de que el hombre tenga
todo su carácter fuerte del mundo, lo que tú quieras, finalmente dice “pues no se, mi mujer es
la que sabe que cosa hacer”, es lo que le compite, en cuanto a lo que concierne a la situación
de la distribución de lo económico y todo. (Mamá, familia A, 48 años, octubre 2006)

Lo que si es importante resaltar es que pese a que se mantienen roles y estereotipos de


género, si se observa un cambio en la valoración del aporte que las mujeres hacen en el
hogar, sea éste económico o no, las mujeres de clase media que laboran remuneradamente
adquieren consciencia de la importancia de su aportación femenina en el hogar y de igual
manera tienen mayor participación en la toma de decisiones dentro del mismo, sobretodo en

119
lo que respecta a los hijos y su educación, incluso muchas de ellas impusieron su opinión al
elegir qué estudiarían o dónde estudiarían sus hijos.

Lo que nos obliga a ser más consciente como investigadoras de la complejidad bajo la que
se dan las relaciones de género, de señalar en qué momento se puede hablar de un diálogo
entre parejas y en que momento se da una imposición o una lucha de poderes dentro del
hogar y sobretodo cómo hace uso la mujer de su poder en las relaciones familiares.

Coincido con lo señalado por Cynthia A. Sartir (1993) en su artículo Familia y género en
los barrios populares de Brasil:

La autoridad doméstica que el papel de madre confiere a la mujer, aunque esté subordinada a la
autoridad masculina (“el jefe de la familia”), le atribuye una posición decisiva, basada en su
control de las relaciones internas de la familia. Ello hace más compleja la dinámica familiar de
lo que puede suponer por una visión simplista de lo que es el modelo patriarcal. En el código de
género, ella está subordinada como mujer, pero es respetada y valorada como madre. En la
dinámica interna, entonces, hay negociaciones y compensaciones basadas en esta división de
autoridades. (Sarti: 2005:66)

De lo observado puedo concluir que existen algunas mujeres que reproducen la imagen
recibida por sus madres y que expresan un discurso de admiración a éstas, pero también
existen aquellas que la cuestionan y buscan alejarse de la imagen materna o bien evitan
repetir ciertos patrones vistos como negativos por ellas.

Por lo que se puede decir que la imagen de la madre funciona muchas veces como un
ejemplo a seguir o bien como una imagen negativa que no se desea repetir, asimismo
también la forma en que los padres se relacionan como pareja.

En el caso de las mujeres aquí entrevistadas se dio el siguiente patrón. En la primera


generación (las abuelas) no se hicieron señalamientos negativos sobre sus madres y padres,
se habla de un carácter estricto, de la falta de comunicación o de aprensión, pero aún así en
el discurso se expresó siempre una admiración a éstos y una aceptación de dichos patrones,
que se ven como naturales o necesarios para hacer de los hijos “buenos hijos”; mientras que
las mujeres de la segunda y tercera generación (madres y nietas) sí expresaron en su
discurso comentarios de crítica o resentimiento a sus madres y padres (la falta de expresión
afectiva, el excesivo rigor en su crianza, la desconfianza, la falta de comunicación, entre
otras). Pero, pese a lo dicho sobresale su admiración por la imagen materna recibida en su

120
crianza, la imagen central de la madre como “la mujer de carácter fuerte y que trabaja
remuneradamente”, la mujer que lucha contra las adversidades, la pobreza, la viudez
temprana, la maternidad solitaria, la orfandad a temprana edad, etc. Todos estos sucesos
que se contrapone a la imagen de la madre mexicana clásica “la madre sumisa y abnegada”.

Se puede hablar entonces de una aparente apertura a aceptar nuevos modelos femeninos
que reivindican la autonomía y la libertad de la mujer, pero también es cierto que los
procesos de cambio también van acompañados de fricciones y que estos nuevos roles que
las mujeres asumen tienen un costo, como se verá en el siguiente capítulo conjuntar el
trabajo, la maternidad y el matrimonio conlleva la mayoría de las veces una carga de estrés,
sentimientos de cumpa y abandono.

121
CAPITULO V

EL TRABAJO FEMENINO Y LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN FORMAL

EN LA FORMACIÓN DE UN NUEVO MODELO DE FAMILIA

“Es posible afirmar que la mujer siempre ha sido poderosa pero sus formas,
sus símbolos y su ámbito natural ya no lo son; la mujer ha sido
desarraigada, pero obedeciendo a su impulso vital, desea incorporarse al
ejercicio del poder fuera del entorno en que tradicionalmente lo había
ejercido”. (Rivera Aragón y Díaz-Loving, 2002:50)

El poder de la mujer en el ámbito público

Me gustaría iniciar este capítulo señalando 5 eventos que desde mi punto de vista han
permitido el acceso de la mujer al poder en el ámbito público y resaltando su capacidad de
ejercer el poder en dicho ámbito:

1) El derecho al voto. Primer movimiento fuerte de mujeres realizado en casi todos


los países democráticos en los años veinte. Alcanzado por las mujeres mexicanas
en 195381, mientras que en Chiapas se consiguió en 1925. La legalización del
voto femenino reconoce el derecho de la mujer ha participar activamente en las
decisiones políticas de su país.

2) La legalización del divorcio, que da a hombres y mujeres la libertad de romper


con el compromiso matrimonial en caso de no estar a gusto en él y que también
puede asegurar el apoyo económico a las mujeres para la manutención de l@s
hij@s.

3) El acceso a la educación superior, que dio paso a que las mujeres podamos
desempeñarnos en múltiples actividades productivas de trabajo, aún en áreas de
estudio con mayor índice de masculinidad.

4) El invento de la píldora y demás métodos de anticoncepción, que dan a la mujer


la posibilidad de controlar su cuerpo, permitiéndoles retrazar la reproducción,

81
Dato sacado del texto de ZAPATA, Martelo, Emma1, 994, Mujeres rurales ante el nuevo milenio, Colegio
de posgraduados, Centro de desarrollo rural, México; Capítulo 5, pág.132.

122
dándoles más tiempo para buscar sobresalir en el ámbito público y ejercer así
una sexualidad más libre.

5) Y la despenalización del aborto en México, que permite establecer, mediante la


vía legal, que la mujer es libre de decidir sobre su cuerpo y su proyecto de vida.

Todos estos puntos sustentan la libertad de la mujer por la vía jurídica, aún cuando no
siempre sean ejercidas por todas ellas. Y lo más importante reivindica su papel como
sujetos históricos y les dan las herramientas para planificar su trayectoria de vida en la
etapa adulta.

El trabajo: de lo doméstico a lo extradoméstico, estudios sobre la relación mujer-


trabajo

La participación de la mujer en el ámbito público productivo ha existido desde el inicio de


la civilización 82 , aunque su participación poco a poco fue reducida a ciertos sectores
productivos, igual que el valor social y económico del trabajo femenino, ligado
mayoritariamente al comercio. No fue sino hasta los setenta que el movimiento feminista
rescató a nivel teórico y social la mano de obra femenina, sobre todo en el trabajo
“invisible”, aquel que es realizado dentro del hogar 83 (el trabajo doméstico que incluye
tanto las actividades de limpieza como las del cuidado de l@s hij@s, esposo y demás
miembros de la familia); la lucha por los derechos de la mujer y la igualdad social entre los
géneros abrió las puertas a la participación de las mujeres en nuevos campos de trabajo.

82
Las primeras mujeres trabajadoras: Alrededor del año 2000 a.C., las mujeres podían emprender negocios o
trabajar como escribas en la antigua ciudad de Babilonia. Pero en las sociedades primitivas las mujeres de las
clases sociales privilegiadas quedaban relegadas al hogar y las mujeres trabajadoras eran ya esclavas, ya
plebeyas semi-libres que trabajaban en labores poco cualificadas o que ejercían la prostitución. En la antigua
Grecia, las mujeres trabajaban fuera del hogar como vendedoras de sal, higos, pan y cáñamo; como
costureras, enfermeras, cortesanas, prostitutas, lavanderas, zapateras y ceramistas. Las ocupaciones de las
mujeres eran similares en Asia y en América. En la India, las mujeres trabajadoras picaban piedras para hacer
carreteras y empeñaban largas jornadas laborales tejiendo (Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ®
2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos).
83
Un ejemplo de ello es el escrito publicado por la CONLACTRAHO (Confederación Latinoaméricana y del
Caribe de Trabajadoras del Hogar y el Grupo de Trabajadoras del Hogar LA ESPERANZA), Humanizando
el trabajo doméstico: hacer visible lo invisibles. La realidad de las Trabajadoras del Hogar en América
Latina y el Caribe: México, México, D.F., 2004.

123
Después del debate teórico y social de “la mujer nace o se hace”, el segundo reto para el
feminismo fue señalar el valor social e histórico de las mujeres.

En 1969 Benton aportó la idea innovadora de que el hogar no es sólo una unidad de
consumo, sino también de reproducción, por lo tanto, la ama de casa lejos de ser un parásito
económico, era un individuo productivo de servicios y bienes de uso para el consumo
inmediato de los miembros del hogar (citado por Oliveira, 1989:54).

Esta aportación desató un sin número de estudios, con un nuevo campo de interés, el de
estudiar a las mujeres y su relación con el mercado de trabajo, el cual señala Mercedes
Blanco (1989) ha sido visto desde dos perspectivas:

1. La relación con los cambios a nivel macrosocial (procesos demográficos y


la industrialización-urbanización).

2. Y en referencia a la característica de las mujeres (edad, estado civil,


escolaridad y fecundidad) que conducen a una participación diferencial en el
mercado de trabajo.

Para ello se retomó a Marx y su concepto del trabajo, quien además fue uno de los primeros
teóricos en señalar el valor que representa el trabajo y la explotación a la que está sometida
la mujer, en el Manifiesto del Partido Comunista, señala lo siguiente:

Cuando menos habilidad y fuerza requiere el trabajo manual, es decir, cuando mayor es el
desarrollo de la industria moderna, mayor es la proporción en el que el trabajo de los hombres
es suplantado por el de las mujeres y los niños. Por lo que respecta a la clase obrera, las
diferencias de edad y sexo pierden toda significación social. No hay más que instrumentos de
trabajo, cuyo coste varía según la edad y el sexo (Marx, 2002:132).

Recordemos que a finales del siglo XIX las mujeres y los niños se empleaban como obreros
en las fábricas, a ellos se les pagaba salarios más reducidos que a los hombres, aunque
todos eran víctimas de la explotación por parte del burgués, mujeres y niños se encontraban
en una posición aún más marginada, su fuerza de trabajo era menos valiosa para el patrón;
aunque en la realidad representaba mayor plusvalía84 para él.

84
Plusvalía: en la doctrina económica marxista (que analizó en profundidad tal concepto), la plusvalía
equivale al beneficio que el capitalista obtiene por la apropiación del trabajo excedente no pagado a los
asalariados. En una jornada de trabajo, los trabajadores destinan parte de la misma a producir por valor de su
consumo de subsistencia, lo que se denomina producción socialmente necesaria. El resto del tiempo se genera

124
Se inició entonces un debate inscrito en la conceptualización Marxista, de si el trabajo
doméstico podía considerarse como productivo o improductivo, si producía o no valor. Lo
que dio al trabajo doméstico un rango de problema teórico, dejando claramente establecido
que éste constituye un factor muy importante en el proceso de producción y mantenimiento
cotidiano de la fuerza de trabajo, proceso indispensable para el funcionamiento y
permanencia de cualquier sistema (Blanco, 1999:134)

De esta discusión también derivó la interpretación de que existían dos esferas, una dedicada
a la producción “la pública” (el trabajo remunerado) y otra destinada a la reproducción “la
privada” (la familia) identificándose cada una con la división sexual del trabajo (Blanco,
1999:134), a la primera pertenecen los hombres, mientras que las segunda es el ámbito
donde deben desarrollarse las mujeres.

Por lo que en 1977 Harris y Yong, sugirieron que debía estudiarse tanto el nivel de la
producción humana o biológica y la producción de la fuerza de trabajo por sí mismos, es
decir, de manera separada, pero al mismo tiempo es necesario señalar y estudiar las
interrelaciones que existan entre ellos para entender los parámetros de la subordinación de
la mujer en la sociedad (Oliveira, 1989:54).

Se dieron así diferentes enfoques sobre el estudio del trabajo doméstico. Martha Judith
(1989) sintetiza los tres tipos de estudio que se han realizado en torno a la valoración de la
actividad doméstica como trabajo:

1. Estudios de Presupuesto Tiempo. Consiste en evaluar económicamente el


trabajo de la mujer mediante el número de horas que el ama de casa invierte
en el trabajo de la casa. En el cual se detectaron variables que determinan
tiempos diferentes de trabajo doméstico tales como: El número de hijos, sus
edades, la actividad doméstica de las mujeres, si son amas de casa o si
además trabajan remuneradamente, el tamaño y las condiciones de la
vivienda.

un plusvalor que se apropia el capitalista. La diferencia entre el tiempo total de trabajo y el socialmente
necesario se denomina plusvalía (Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004
Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos).

125
2. Estudios Teóricos. Se trataba de encontrar la relación del trabajo doméstico
con el modo de producción capitalista, se tomó a la corriente marxista como
base, buscando analogías o diferencias con lo que Marx escribió acerca del
trabajo remunerado. Teoría en la que se pensaba que, mediante el
derrocamiento del capitalismo y la implantación del socialismo, se
resolvería la situación de desigualdad de las mujeres y el problema del
trabajo doméstico.85

3. Estudios de Caso. Una de sus características comunes es considerar al


trabajo doméstico como un trabajo específico, cuya lógica es necesaria
llegar a dilucidar mediante estudios de caso en contextos bien específicos y
delimitados.

De estos trabajos se desprendieron una serie de variables que determinan el trabajo


doméstico, entre las más señaladas están (Sánchez, 1989):

1. El tamaño de la casa, ya que de ello depende el tiempo que se invierte en su


limpieza.

85
Esta teoría se fundamentó en lo que fue señalado, por el mismo Marx, en el Manifiesto comunista:
“Para el burgués, su mujer no es otra cosa que un instrumento de producción. Oye decir que los
instrumentos de producción deben ser de utilización común, y, naturalmente, no puede por
menos de pensar que las mujeres correrán la misma suerte.
No sospecha que se trata precisamente de acabar con esa situación de la mujer como simple
instrumento de producción […]
Nuestros burgueses no satisfechos con tener a su disposición las mujeres y las hijas de sus
obreros, sin hablar de la prostitución oficial, encuentran un placer singular en encornudarse
mutuamente.
El matrimonio burgués es, en realidad, la comunidad de las esposas. A lo sumo, se podría
acusar a los comunistas de querer sustituir una comunidad hipócritamente disimulada, por una
comunidad franca y oficial. Es evidente por otra parte, que con la abolición de las relaciones de
producción actual desaparecerá la comunidad de las mujeres que de ellas se deriva, es decir la
prostitución oficial y privada.” (Marx, 2002:145-146)
El error de Marx consistió en creer que la abolición del capitalismo mejoraría las condiciones de explotación
de las mujeres, esta visión reduccionista está más que descartada, ya que la historia y variados estudios sobre
la explotación de la mujer han demostrado que las condiciones de desigualdad entre los género existió y existe
en todas las sociedades y culturas, sin importar el modelo económico que éstas sigan y se necesita más que un
cambio económico para abolir la explotación sexual y económica de la mujer.

126
2. El número de integrantes en la familia, que también se representa en horas
de trabajo, para cocinar los alimentos, lavar la ropa y demás actividades de
limpieza y orden que demanda la familia.

3. La edad de los hijos, ya que entre más pequeños sean más trabajo representa
su cuidado.

4. Los ingresos familiares, si permiten o no contratar los servicios de una


trabajadora doméstica o adquirir aparatos domésticos que recorten las horas
de inversión en el hogar (lavadora, licuadora, estufa, etc.), además de la
compra de alimentos prefabricados (comidas instantáneas y alimentos
enlatados).

5. La edad de las hijas, ya que cuando éstas cuentan con una edad mayor a los
10 años su ayuda en la realización de las labores domésticas puede ser muy
representativa (cuidar a los hermanos menores, realizar mandados, ayudar
con las labores de limpieza, etc.).

Los primeros estudios sirvieron para señalar el valor de la participación de la mujer en el


proceso productivo y la valoración de la actividad doméstica como trabajo, valor que ya se
expresa dentro del discurso de las mujeres:

La mujer nunca descansa hay trabajo en su oficina por ejemplo y en su casa un montón y
todavía escuchar a las hijas qué les pasa por ejemplo o ver la tarea, si están chiquitas checar la
tarea, una madre es todo, por eso la mujer trabaja más que el hombre y es más fuerte la mujer
que el hombre, pero no físicamente, ¡claro!, mentalmente (Madre, Familia A, 48 años, octubre
de 2006)

Los estudios más recientes (como éste) pretenden señalar la interrelación entre la esfera
pública y la privada, las limitaciones de una y otra, la complejidad y los conflictos que
surgen al querer las mujeres desarrollarse dentro de ambas esferas.

La inserción de la mujer al mercado de trabajo

De acuerdo con los estudios realizados sobre el tema, la inserción de la mujer al mercado
de trabajo depende de un factor importante, la relación entre la estructura macrosocial y la

127
microsocial. La primera se refiere al desarrollo económico del país, los procesos de
industrialización y modernización y el modelo económico; mientras que en la segunda se
refiere a las condiciones personales, la clase social a la que pertenecen las mujeres, estado
civil, el grado de estudios, etc. En estos estudios también se analiza al trabajo doméstico
como fundamental para la reproducción de la fuerza de trabajo y bienestar de la familia,
pero también como el que impone límites a la plena satisfacción de las mujeres en la
actividad productiva (Ariza y Oliveira, 2002:44).

Un fenómeno importante es que el uso de la fuerza de trabajo femenina tiende a


incrementarse en época de crisis, ya sea por la necesidad de contrarrestar el descenso del
ingreso familiar o como respuesta a la demanda de mano de obra barata para reducir los
costos de producción (Ariza y Oliveira, 2002:48).

Lo que si es importante señalar es, que la incursión de la mujer en el mercado de trabajo y


su participación económica se da dentro de un vigente esquema de división de trabajo, que
se refleja en la segregación ocupacional y la discriminación salarial (Ariza y Oliveira,
20002), llevando a las mujeres a ejercer trabajos donde se explotan sus “características
femeninas”, es por ello que se habla de la feminización de algunos sectores y mercados de
trabajo86. Pues como lo señala Blanco:

“La estrecha relación que guarda la expansión del sector servicios con la creciente participación
económica de la mano de obra femenina (Joekes, 1987), es por que varias de las ocupaciones
que comprenden el terciario son precisamente aquellas que tradicionalmente se han considerado
como femeninas, tales como las de maestras, enfermeras y oficinistas” (Blanco, 1999:29).

Muestra de ello es que la fuerza de trabajo femenina se ha incorporado mayoritariamente al


sector de los servicios (incluyendo el comercio formal e informal), aunque en el caso de
México se destaca la importante presencia de la industria maquiladora como fuente de
trabajo para las mujeres; de tal suerte que en conjunto se habla del fenómeno de la
feminización de los mercados de trabajo (Blanco, 1999:20). Otro mercado de trabajo que

86
En Chiapas las áreas de licenciatura con mayor índice de feminidad son Educación y humanidades, con
poco más del 60% de mujeres, seguida por el área de Ciencias de la Salud con poco mas del 54%, siendo el
área más sobre saliente la de Normal Licenciatura con el 50.9% de mujeres y Profesionales Técnicos con el
52.6% (Anuario Estadístico, 2003. Población Escolar de Licenciatura en Universidades e Institutos
Tecnológicos y Estadística Básica del Sistema Educativo Nacional. Inicio de Cursos, 2003-2004. Base de
datos, INEGI)

128
tiene un carácter marcadamente femenino es el trabajo a domicilio, que consiste en la venta
de productos de uso personal y doméstico por catálogo, ya que con frecuencia, y debido a
aspectos ideológicos de la construcción génerica, los empresarios prefieren contratar
mujeres casadas y con hijos por constituir una fuerza de trabajo disciplinada y menos
proclive a organizarse (Ariza y Oliveira, 2002); este tipo de comercio es el más utilizado
últimamente por las mujeres profesionistas y no profesionistas para completar sus ingresos
económicos y los gastos de la casa, caso que se observó con la nieta de la familia B y las
madres de la familia A y C, en el que aún siendo mujeres que ejercen una profesión
también se dedican al comercio de ropa, cosméticos y calzado por catálogo.

A su vez el sector terciario o de servicios se caracteriza por tener una amplia


heterogeneidad ocupacional abarcando actividades clasificadas dentro del llamado sector
formal de la economía, como dentro del variado e impreciso sector informal.

“Uno de los hallazgos reciente que revelan los estudios sobre el tema es la tendencia hacia una
polarización de la presencia femenina en el mercado de trabajo. Es decir, las mujeres mexicanas
han incrementado su participación laboral dependiendo de su calificación, incorporándose tanto
al sector informal como a las ocupaciones más altamente calificadas, quedando entremedio una
seria de actividades técnicas de la mayor importancia” (Blanco, 1999:30).

En este trabajo se pretende analizar a las mujeres profesionistas de clase media, descritas
por Mercedes Blanco (1999) como aquellas que cuentan con un promedio de 15 años de
escolaridad, aunque tampoco podemos dejar de lado a las mujeres que laboran en el sector
informal dado que la primera generación (las abuelas) de la muestra de este estudio laboran
dentro de dicho sector, realizando actividades laborales independientes o de autoempleo:
comercio de verduras, arrendataria de casas y costurera, respectivamente.87

Por lo que como lo señala Blanco (1999) cuatro son los ámbitos laborales en los cuales las
mujeres profesionistas de clase media pueden ser empleadas: La burguesía gubernamental
(empleadas de gobierno, que abarca desde funcionarias públicas de alto rango hasta puestos
de medio y bajo nivel), la docencia e investigación académica, la empresa privada y el
trabajo por cuenta propia.

87
Todas estas son actividades que les permitían permanecer en casa, para estar pendientes de sus hij@s y
esposo.

129
Lo que si es importante señalar es que sean cuáles sean las razones y condiciones de la
incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, éste amplia sus horizontes con
mayores posibilidades de independencia, seguridad personal, alta autoestima y ejercicio del
poder.

La importancia de la educación formal en el discurso familiar

Las posibilidades de acceder a una educación superior y la elección del área laboral están
ligadas a las redes familiares, se ha demostrado en diversas investigaciones, como la de
Mercedes Blanco (1999) que el nivel de estudios de los progenitores influye en las
generaciones posteriores, esto unido al valor que se le da al hecho de obtener una
licenciatura o carrera técnica y ejercer un trabajo remunerado: mayor estatus, mayor
independencia y satisfacción personal, dando pautas para el desarrollo profesional y
personal de las mujeres.

En los casos aquí expuestos, se observó que la trayectoria de vida de las Abuelas, sus logros
personales y económicos influyeron en los de sus hijas (las madres) y éstas a su vez
influyen en la tercera generación de mujeres (las nietas), formando así una cadena de metas
y logros personales, tanto en el ámbito público como el privado, por lo que hablamos de
familias con la imagen de la mujer como “muy fuerte”.

Por lo tanto, en el estudio de las mujeres trabajadoras o profesionistas no se puede dejar de


lado la enorme influencia de los modelos y discursos familiares en el elevado porcentaje de
mujeres que deciden ejercer una profesión y tener ingresos propios. Lo que indica la
adquisición de un nuevo valor en la mujer, muestra de ello son dos de los casos acá
expuestos, donde aún siendo mujeres casadas y con hijos continúan estudiando una
licenciatura, señalando en su discurso el valor de los estudios y la importancia de ejercer un
trabajo y asimismo reciben el apoyo económico y moral de sus parejas y padres
respectivamente.

Si efectivamente yo dejé la escuela por muchas razones, horita tu dirás, tiene 27 años está
estudiando la carrera, mucha gente me dice: “¡aja! ahora resulta que se le dio por estudiar a la
niña por que en su momento no pudo”; pero son cosa en la vida, que tú no sabes ¿qué te pasaron
o cómo viviste?, como para decir: “no estudié”, hay muchos que de plano lo dejan por que lo

130
quieren dejar, “ay no, es que ya no”; ese no fue mi caso yo no pude, por que ya no pude, tuve
muchas trabas, pero, me quedé truncada, me quedé traumada, yo quería seguir estudiando pero
ya no pude, ahora ¡gracias a Dios!, bajo bastantes sacrificios estoy empezando nuevamente la
escuela [la universidad] y ese es un triunfo ya logrado, desde ese momento que yo ya entré a la
escuela, que acabé la Prepa [preparatoria] con sacrificios también, yo ya soy triunfadora. (Nieta,
Familia A, 27 años, octubre de 2006)

Se resaltarán aquí tres puntos que influyen en el valor simbólico que se le da a la educación
superior y al trabajo, los cuales son: La imagen de la madre, los discursos en torno al valor
de los estudios y el trabajo, y el cómo perciben y se apropian de ese discurso e imágenes
las hijas.

Las mujeres con estudios provienen de familias donde desde la primera generación (las
abuelas) se tuvo una imagen materna de “la madre trabajadora”, aquella aportaba al hogar
no sólo con las labores domésticas, sino también con labores que generaran ingresos
económicos, patrón que se repitió en las generaciones posteriores, madres y nietas en la
familia A y B.

El caso de la familia C es el único en el que se observó un rompimiento generacional en


este patrón, ya que, aún cuando la madre de la abuela, fue una mujer trabajadora, a la
Abuela no le fue permitido ejercer un trabajo remunerado ni en su etapa de soltera, ni
casada, pero la madre (mujer de la segunda generación) sí ejerce un trabajo remunerado,
mientras que la nieta mencionó nunca haber ejercido un trabajo remunerado; en este caso
hay que tomar en cuenta la edad y la trayectoria de vida de la nieta, es una mujer de 24 años,
que decidió casarse joven y ser madre a temprana edad, lo que le ha llevado a retrasarse en
sus estudios profesionales y asimismo retrasar su entrada al mercado laboral. Lo importante
a resaltar es que en su caso y el de la nieta de la familia A ni el matrimonio, ni el embarazo
a temprana edad frenaron sus deseos de ejercer una profesión, ya que la influencia de sus
madres y otros miembros de la familia (tías, primas y demás lazos de apoyo) las llevan a
valorar los estudios y el trabajo como un requisito en la vida de la mujer actual.

131
El discurso en torno al valor de los estudios y el trabajo

Entre las causas que motivan a las mujeres a preparase profesionalmente y a ejercer un
trabajo, está la crisis económica que exige duplicar los ingresos familiares, y los discursos
recibidos y trasmitidos sobre el valor de los estudios profesionales y el trabajo remunerado.

El ser profesionista en este tiempo es factor indispensable, es que, tienes que ser profesionista
porque, si no, el tiempo como está evolucionando tan pronto, ya cuando se tienen los hijos y
todo, hay que estar al día en cuanto a trabajo se refiere, a educación también. Al hijo hay que
proporcionarle el estudio hasta que el diga stop, hasta aquí llegue, yo esto es lo que voy a
estudiar, ahí me quedo […]. Como va el tiempo las cosas están subiendo de precio y como
secretaria nada no más no alcanza el sueldo, tienes que ser algo más que eso, para que las cosas
que se quieran comprar se puedan. (Mamá, Familia A, 48 años, octubre de 2007)

El valor de los estudios, se expresa como el que da mayor estatus a las mujeres, les permite
aumentar o mantener su calidad de vida.

La mejor herencia que le puedes dejar a tus hijos es su educación, su profesión y ya con eso se
van a seguir a delante todo el resto de su vida y la herencia de ese aspecto, en educación nadie
se los quita, es único, es la herramienta precisa para sacar [salir] adelante, ya ellas con su
familia y en un momento dado y el hecho de que si es hija y no se casara pronto, tiene algo más
importante que una pareja, porque la profesión es todo en la vida, creo que es más que una
pareja, ¿si verdad? Es más que una pareja la profesión, si porque la pareja es algo así que por
añadidura llega, en el mismo trabajo puedes encontrar alguien que te pase un poquito. (Mamá,
Familia A, 48 años, octubre de 2007)

Mientras que, el valor del trabajo se expresa como aquel que da seguridad económica e
independencia.

Yo siempre, siempre he trabajado, he tenido, o sea si en algún momento he tenido solvencia es


por que he trabajado, es muy importante el trabajo, así como es muy importante los hijos
también el trabajo es muy importante, es lo que va a la par, cómo vas a darle a tus hijos si
nada más estás sólo extendiendo la manita para que te den, así no se vale ¿no? (Mamá, Familia
A, 48 años, octubre de 2007)

La necesidad te aprieta y tienes que hacer algo por ti misma, por lo menos si cien pesos ganas y
cien pesos son tuyos ya sabes en que te los vas a gastar tú, pero si no trabajas, no tienes dinero y
estas pide y pide y luego no te dan, pues no (Nieta, Familia B, mayo de 2007)

Mi esposo tenía su cartera así [hace unas señas con las manos], llena de billetes, nada más
sacaba doscientos pesos y me decía ten pa’ la comida. De eso tenía que comprar todo y no

132
podía pedir más, eso a mí no me gustó, por eso comencé a vender mis cositas, pedí prestado, en
aquel entonces 5000 pesos a mi comadre y me fui a comprar pantalones, camisas, harta ropa,
pa´ vender, rápido saqué mi dinero (Abuelita, Familia B, enero de 2008, comentario recabado
durante una platica informal)

Pero entre ejercer un trabajo manual independiente y el trabajo profesional e intelectual (el
trabajo de oficina, aquel por el que se recibe una capacitación a través de años de estudio),
a este último se le refiere como el que da mayor estatus a las mujeres y hombres, lo que
expresa un cambio en la valoración sobre el tipo de trabajo que se ejerce. Ejemplo de ello
es la anécdota contada por una de las abuelitas, al preguntarle por qué quisó que todos sus
hijos estudiarán.

Como yo lavaba su ropa de mi esposo88 y hasta aquí ve [señala su brazos] me escurrían los
cueros donde me lastimaba las manos, por que una ropa ¡María Santísima!, con puro petróleo y
gasolina y le decía yo a mi José: “Velo hijito ya no quiero que seas mecánico, ¡no vas hacer
mecánico mi hijo!, fíjate esta ropa que me da a lavar tu papá, pesado de tierra, de mugre, ya me
cansé, ya me estoy cansando”. Y cuando pagaba yo quién me lo hiciera, nadie lo lavaba, esa
ropa me lo dejaban allí las que venían a lavar “Esa ropa no la lavo Doña Manuelita” [le decían],
¡hijote! tenía yo que hacerlo y ya estaba yo cansada, le dije a mi esposo: “Mi hijo no va ser
mecánico”, “Sí, que mejor ya está parada la vaca, nada más hay que ordeñar” [le contesta su
marido]. “Así será que está parada la vaca, pero a mí ya me cansó la vaca, ya no aguanto las
manos me arden de tanta gasolina y vos no más lo que me haces, si me regalas mi dispensita,
pero no es el chiste que mis manos están volando los cueros, no, yo a mi hijo no quiero”.
Guardé la herramienta desde que murió él, guardé con llave toda la herramienta, es que es muy
dura la mecánica. Como dice un mi nieto: “Yo quiero ser mecánico”, ¡Anda vete a la mierda!,
vas andar todo chorreado de petróleo, como el Greñas (un mecánico de su colonia), así la
cabezota (por que tiene pelo largo), no esas cosas no me están gustando, agarren una carrera
bonita (Abuelita, Familia B, 72 años, Julio de 2007).

La imagen materna, la emisión y recepción de mensajes sobre el valor de los estudios a l@s
hij@s, lleva a las mujeres a buscar parte de su satisfacción personal y metas de vida en el
logro de sus estudios y el desempeño laboral, esto fue lo expresado por una de las
entrevistadas, al preguntarle ¿Cómo había adquirido el valor o la importancia que le da a
los estudios?.

88
Quien era dueño de un taller mecánico.

133
Mi mamá, inconscientemente. Mi mamá fue una persona muy inteligente que no pudo seguir
estudiando, su sueño más grande siempre fue que sus hijas terminaran una carrera, siempre,
siempre, entonces, como ella no pudo por las condiciones que ella haya tenido, quieras que no,
de chica como te lo meten, como de sopa, llega un momento en que dices “no soy nadie si no
tengo una carrera”, puedes ser muy inteligente, puedes ser buena en lo que haces, en diferentes
cosas, puedes ser una buena mamá, una buena ama de casa, en lo que quieras, pero no es una
carrera, ¡ay mamita!, ¡no eres nadie!, “yo te voy a admirar siempre y cuando tengas una
carrera” [le dice su madre], no, y eso te duele, fuera de que te entusiasme, a mí me dolía, por
que yo digo: “yo se hacer otras cosas, yo soy buena, soy buena hija, me gusta esto”, pero no,
“no tienes una carrera pues”, entonces, de ahí viene, creo que me lo he tomado muy a pecho
[…]. No solamente es por tener un papel o por que te digan licenciada, si no que es por tu
propio patrimonio89. (Nieta, familia A, 27 años, octubre de 2006)

Asimismo, estos discursos se adquieren y transmiten a futuras generaciones, lo que lleva a


una continuidad de éstos, tomándolos como nuevos valores, la imagen de la mujer que
ejerce un trabajo remunerado se vuelve un modelo a seguir y con ello se resignifica el
papel de la mujer en el contexto social, familiar y personal. La mujer aparte de ser ama de
casa, madre y esposa, ahora también desea ser una mujer independiente en lo económico.

Como se observó con las abuelitas al preguntarles ¿qué hizo que sus hijos estudiaran?:

Yo, por que quería que todos estudiaran que no quedaran en la música, ¿qué tal si se quedan
todos en la música?, horita acabo la música, acabo, como resultaron tantos tecladistas y lo han
regalado el trabajo, por que no hacen más que meter el caset ya grabado, así vienen pues los
aparatos horitas, nada más viene el caset y hacen como si ellos están tocando, así los están
haciendo horita y ¡gracias a Dios, cinco estudiaron!, cinco de los siete, pero todos trabajan
¡gracias a Dios!. (Abuela, familia C, 73 años, septiembre de 2007)

Fíjate que les decía yo a mis hijitos: “Yo no quiero que me regalen nada”. Por que el Día de las
Madres, pobre mis hijitos guardaban su gasto para regalarme un ramo de flores o algo, por que
no era mucho lo que se les daba, estaban en la primaria, les decía yo: “Miren hijitos no les doy
que guarden la paga, coman su paleta, coman su dulce, coman su nieve, para eso les doy, pa’
que vayan a la escuela, ¿saben cuál va ser mi regalo?, tráiganme calificación bonita, saquen
buenas calificaciones”. Por que la verdad si me hubiera gustado la escuela ¡bendito sea el
Señor!, ¡gracias a Dios! que me fijé en un trabajo honrado y que me gustó el negocio, pero yo

89
Cabe destacar que, en este caso en particular, la hija le dio un nuevo significado a la profesión, ya que
mientras que para su mamá era un requisito tener el título, para ella ese valor más allá de tener un papel que la
acredite como profesionistas, para ella también es importante sobresalir en su trabajo, tratar de ser mejor cada
día y no abandonar tu profesión por estar casada o ser madre.

134
de veras, ¿qué tal que no hubiera yo sido entrada en el negocio?, ¿qué hubiera hecho de mí?, no,
yo era fácil la vida, nada más que yo no quise seguir en la escuela […], pero a mis hijos todos
les decía yo: “Ustedes hagan su vida bonita, ustedes van a estudiar, sean lo que quieran”.
(Abuela, Familia B, 74 años, Julio de 2007)

Las madres en este caso son las principales transmisoras del valor de los estudios y el
trabajo como herramienta fundamental para la independencia de las mujeres, que apoyadas
por el contexto social privilegian la educación y el trabajo como espacio para la movilidad
social.

En un futuro, que ella [se refiere a su hija de apenas siete años]90 se va a formar, que no tenga
que necesitar de nadie para vivir, que ella sepa que es totalmente independiente, o sea, que
nadie es indispensable para ella, claro separando lo sentimental con lo material, indispensable
en el sentido de estar ahí rogando y pidiendo, por que yo puedo, pero tampoco por que yo
tengo todo, ya no te necesito para nada por que tampoco es por ahí, por que si está ese
sentimiento a una persona, por mucho que tengas, todo lo que tú vayas a tener,
sentimentalmente siempre vas a necesitar a las personas. (Nieta, familia A, 27 años, octubre de
2006)

Entre los comentarios expuestos aquí, respecto al valor de la educación formal, sobresalen
las siguientes valores dados al trabajo: permite un mayor nivel de vida, representa un logro
personal, da mayor independencia económica, a este último punto se hace referencia en
caso de sufrir una separación de sus parejas, ya que no sería tan necesaria la cooperación
económica del hombre; lo que lleva en algunos casos a ubicar a las parejas en un nivel
inferior de importancia en la trayectoria de vida o metas futuras 91 . Lo que explica el
aumento (aunque paulatino) de la edad de la mujer en el matrimonio y en el contexto social
el mayor rechazo y crítica a los matrimonios jóvenes, otro punto observado es que cambia
las relaciones de pareja aumentando, aunque sea de forma mínima la participación del
hombre en las labores domésticas.

90
Se habla aquí, de una cuarta generación de mujeres que se espera, se apropien éstos discurso y por lo tanto
se demuestra la continuidad de ellos a futuras generaciones.,
91
Véase capítulo IV, pág. 141, Cita: Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006.

135
La trayectoria escolar en tres generaciones de mujeres

En las tres familias se observó un aumento en el grado de estudios en la segunda y tercera


generación, 92 recordemos que las abuelas de estas familias no alcanzaron más que los
niveles de estudio de primaria incompleta. Pero es importante señalar que la causa de estos
nuevos alcances educativos, se debe, no sólo a la intervención de las madres, su apoyó
económico y moral para lograr obtener una carrera, sino también la intervención de otros
miembros de la familia en este logro, por lo que podemos señalar la existencia de redes de
apoyo.

Como ejemplo de ello, está el caso de la Familia C, los tíos maternos intervinieron en este
logro, al abogar para que se dejara a su sobrina habitar en la capital y poder cursar los
estudios de secundaria hasta la licenciatura, su apoyo económico y moral fue importante
para que cursara los estudios profesionales y conseguir empleo.

Pues yo, como era la única mujer, mi mamá me iba dar nada más que estudiara de secretaria,
pero llegaban mis tíos los que vivían acá en Tuxtla y le decían a mi mamá que no, que como yo
era la única mujer era la que más le debería de dar estudio y que ellos me iban apoyar a estar
acá, por eso es que yo me vine acá con mi tío. (Mamá, familia C, 48 años, septiembre de 2007)

Para el caso de la familia A, se observó en la narrativa de la madre el valor que le da a los


estudios, especialmente los de nivel superior, señaló que siempre fue un sueño para ella
tener un título de licenciatura, pero que está contenta con lo que ha logrado (una carrera
técnica en secretariado empresarial) aunque no dudó en inculcar a sus hijas el valor de los
estudios profesionales. Su hija mayor, la mujer a la que se entrevistó para esta investigación
se encuentra actualmente cursando la carrera de Mercadotecnia, aunque interrumpió sus
estudios en más de una ocasión, durante la secundaria y la preparatoria, por problemas
familiares y embarazo, respectivamente, mencionó estar dispuesta a lograr terminar una
licenciatura y continuar con los estudios de maestría, pues para ella sobresalir en el nivel
profesional es sumamente importante y vital para logar su plena satisfacción personal.

El caso de la familia B, es quizá, el más sobresaliente en cuanto a niveles de estudio se


refiere, en esta familia los logros económicos de la mujer de la primera generación (la
abuela), el quedarse huérfanas desde muy corta edad y ser el principal sostén económico de

92
Véase anexos Cuadros comparativos por familia de las tres generaciones de mujeres, pág. 224

136
su casa, le dio mayor libertad e independencia desde pequeña, la formación de un carácter
independiente y hasta cierto punto liberal para su época son factores claves que influyeron
en los logros profesiones y personales de sus hijas y nietas. Como la entrevistada lo señaló
“vengo de una familia de mujeres de carácter fuerte” (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de
2007). Ésta fue la única familia en donde la mujer de la tercera generación (la nieta) cuenta
con una licenciatura terminada y estudios de maestría, asimismo la Madre (mujer de la
segunda generación) fue la única que señaló haber realizado estudios universitarios fuera de
su ciudad93; lo que habla de una mejor condición económica en esta familia.

La elección de la carrera

Aunque no fue un aspecto que se tomara en cuenta en la elección de las mujeres estudiadas,
todas ejercen o en algunos casos estudian carreras dedicadas al sector servicios, entre las
carreras elegidas se encuentran: Licenciatura en pedagogía, Licenciatura en Derecho,
Licenciatura en Mercadotecnia y Carrera Técnica en Secretariado.

Me sorprendió la poca variación de elección de carreras entre la segunda y tercera


generación, pero esto puede ser explicado si tomamos en cuenta que hasta hace unos treinta
años no existía la variedad de universidades (sobre todo privadas) que existen en la capital
actualmente, por lo que las ofertas de estudios de las mujeres se encontraba entre las
carreras de: Maestro Normalista, Secretariado y Licenciatura en Derecho, para esta última
era necesario habitar en la ciudad de San Cristóbal o en la Ciudad de México, lo que
representaba mayores gastos y estar alejada de la familia. Pero aún cuando la oferta de
estudios ha aumentado en la capital, sólo una de las entrevistadas de la tercera generación
eligió una carrera poco usual, por las facilidades que ésta le otorgaba: un plan de estudio
que abarca únicamente los fines de semana, la posibilidad de combinar sus conocimientos
profesionales con el negocio familiar.

Lo que estaba estudiando era psicología educativa, o sea, era para dar clases, no era para dar
terapias; la única carrera para dar terapias y todo está en la UNICACH y por la edad misma,
para pasar el examen, yo ya no podía. Yo necesitaba una carrera que nada más abarcara fines

93
Todo esto está ligado a la llegada de la abuela a la capital a muy temprana edad, por lo que todos sus hijos
nacieron y crecieron en Tuxtla lo que indica que los niveles económicos de esta familia son más altos que los
de las otras dos.

137
de semana, por mi hija, por mi marido y por todo. Entonces, a mí me gusta, soy creativa, me
considero una persona creativa […] la mercadotecnia, considero, es darle una imagen a la
empresa […]; y tenemos una óptica pues, con mi Gordo, entonces, yo también un poquito
viendo, bueno, tengo que ver una carrera que a mí me deje mucho provecho en un futuro, por
mi hija y por mí; y bueno si tengo una óptica y esa carrera se enfoca y me gusta; yo consideré
que era la mejor carrera. (Nieta, familia A, 27 años, octubre de 2006)

Educadora la escogí en un inicio, porque siempre me han gustado los niños, me encantan las
manualidades, entonces, yo veía que cuantas veces no sufría mi mamá porque no sabía dónde
dejarme, entonces yo decía que, en un kínder con niños, ni me voy a traumar, ni voy a traumar
a los niños, siento y que ahí hubiese estado muy bien, pero yo no me quise esperar. Por
desesperada me eché la licenciatura en pedagogía que era lo más semejante a lo que puede
haber estudiado. La maestría que estudié es en Educación con Especialidad en Docencia. (Nieta,
familia B, 26 años, mayo de 2007)

A mí me gustaba [ser maestra], una que me gustaban los niños y otra que veía que los maestros
tenían vacaciones, tenían muchos préstamos y todo eso, o sea, más fácil la carrera, por que
antes me acuerdo que decíamos: “aunque sea maestro que estudie tu hijo”, y sí tuve mucho
apoyo, por ejemplo mi tío era director de ICACH cuando yo entre a la normal, o sea, se me fue
haciendo fácil, salí de la secundaria y me fui directamente a la normal con apoyo de todos mis
tíos. (Mamá, familia C, 48 años, septiembre de 2007)94

Yo quería estudiar, mi ilusión ha sido entrar a La Escuela de Educadoras, lo intenté dos veces,
pero me confié, por lo mismo de que hay gente que te dice: “no, págame tanto y te ayudo” […].
Pues si, esa era mi ilusión y desgraciadamente no quedé, pues, en la escuela y este, me enfoqué
a lo que era ciencias de la educación, pero con terminación en psicología, como es casi lo
mismo para estar con los niños. Pero horita lo que estamos hablando es que has de cuenta
nuestra escuela ya no tiene chance de dar clases a nivel primaria, si no que, ya de más
avanzados pues, y eso fue lo que me desanimó horita y incluso quiero salvar mi carrera y si hay
posibilidad de estudiar también auxiliar de educadora, pues, también o como dicen: “horita ya
hay facilidad para poner tu propio jardín de niños o tú guardería”. (Nieta, familia C, 24 años,
octubre de 2007)

En la elección de la carera para el caso de la nieta de la familia A, intervinieron factores


importantes, su edad que no le permitía entrar a una universidad pública, estaba en busca de
un plan de estudios que le permitiera cursar la carrera en menos años, sus roles de madre-
esposa, que la llevaron a elegir un plan de estudios que abarcara únicamente los fines de

94
En este caso se tomo una decisión independiente valoraron costos y beneficios a la hora de elegir la carrera.

138
semana para poder pasar más tiempo con su hija y trabajar entre semanas y reunir el dinero
que le permite solventar sus gastos escolares, pero hay que resaltar que el factor más
importante que la llevó a elegir la carrera de Mercadotecnia es que le permite combinar sus
estudios con sus proyectos familiares, pues su esposo es dueño de una óptica, empresa
familiar en la que puede ejercer sus conocimientos universitarios y combinarlos con sus
labores maternas y de esposa95.

Mientras que la madre de la familia A, mencionó haber elegido la carrera técnica en


secretariado, por ser una carrera poco absorbente y económica (ya que fue ella quien se
costeó la carrera), lo que le permitía combinar sus labores de madre-esposa.

Estos dos primeros casos resaltan la repetición de patrones en las mujeres de la segunda y
tercera generación en la familia A. Por lo que podemos señalar que el tipo de carrera que
se elige, junto al plan de estudio de esta forma parte de una estrategia para el desempeño
público y privado de las mujeres.

Para los casos de la nieta de la familia B, la madre y nieta de la familia C, en la elección de


la carrera intervino su “gusto por los niños”, lo que resalta el apego de las mujeres a su
instinto maternal, ya que también se mencionó, de una u otra manera, las facilidades que da
este tipo de trabajo al momento de ser madres, pues permite tener a sus hijos en su lugar de
trabajo como alumnos y elimina su constante preocupación de saber cómo están ellos, así
como el ser partícipes directas de su educación formal.

La trayectoria laboral

El momento y las razones del ingreso de las mujeres al mundo laboral varían de un caso a
otro, algunas señalaron que ingresaron al mercado laboral a muy temprana edad o poco
antes de terminar sus estudios universitarios, las causas señaladas fueron: por recursos
económicos muy precarios en la familia, otras por propio gusto o bien por fricciones
familiares y mal desempeño estudiantil.

95
Es importante señalar que fueron los mismos factores que años antes llevaron a su madre a elegir la carrera
técnica en Secretariado Ejecutivo.

139
Los trabajos ejercidos por las mujeres entrevistadas se clasifican dentro del sector de
servicios, uno de los sectores con mayor índice de feminización96.

Trabajos que clasificaré en dos rangos, el trabajo independiente y el dependiente; con


trabajo independiente me refiero al que realizan las mujeres por cuenta propia, en el que no
se cuenta con un jefe, un horario fijo y sueldo fijo. Este tipo de trabajo fue realizado por las
mujeres de la primara generación en la familia A y B97, en el primer caso la abuelita se
dedicó la confección de ropa. En la familia B, la abuelita trabajó durante su soltería como
despachadora de una pequeña tienda en su municipio de origen (Carranza) y de mesera a su
llegada a la capital, posteriormente, cuando decidió unirse a su pareja se dedicó al comercio
de: ropa, utensilios de cocina, sábanas, colchas, venta de frutas y verduras y la venta de
alimentos, posterior a esta etapa dio pensión y alimentación a estudiantes y a la renta de
cuartos en vecindades (labor que sigue realizando para sostenerse económicamente, lo que
resalta su independencia económica aún a su edad madura).

En el caso de la segunda generación (las madres), se presentó el trabajo dependiente, aquel


en el que se cuenta con un jefe, un horario fijo y se recibe un sueldo fijo.

La madre de la familia A, aún cuando trabajó desde pequeña (a los 9 años), señaló que su
primer trabajo “formal” lo ejerció a los 17 años, como Recepcionista en la compañía
México, posteriormente al obtener la carrera técnica en secretariado empresarial, trabajó en
dicha actividad por una temporada, para después dedicarse de lleno a la decoración de
interiores y elaboración de cortinas, durante una temporada en un local propio y
actualmente en su casa (hecho que no tiene que ver con una decisión personal, sino con la
perdida de su negocio a causa de una mala administración).

96
En Chiapas los tres grupos ocupacionales con un mayor porcentaje de mujeres son: agricultoras 19.1%,
Comerciantes, vendedora y dependientes con el 16.7% y trabajadoras domésticas con el 15.8% (FUENTE:
INEGI. XII Censo General de Población y Vivienda, 2000. Base de datos censal). “Del total de mujeres
dedicadas al trabajo, extradoméstico: por cada 100 ocupadas, 19 son agricultoras, 17 son comerciantes,
vendedoras y dependientas; 16 se desempeñan como trabajadoras domésticas fuera de su hogar; 11 son
artesanas y obreras y 10 laboran como oficinistas. Así pues, el 73% de las mujeres ocupadas se distribuye en
las cinco ocupaciones antes mencionadas” (Mujeres y Hombres en Chiapas, 2005:119).
97
En la familia C, la abuelita comentó que nunca ejerció un trabajo asalariado, siempre se ha dedicado
exclusivamente a ser ama de casa y su esposo es el principal proveedor económico del hogar, junto con sus
hijos. Los hombres de esta familia se dedicaron por largo tiempo a tocar en fiestas con su grupo de marimba y
a la siembra (mientras vivieron en el municipio de La Rivera de Cupia). Así que la estructura de esta familia
responde a patrones más clásicos “los hombres como proveedores del hogar” y “las mujeres como
administradoras de los gastos y encargadas de las labores domésticas únicamente.

140
La madre de la familia B trabajó formalmente por primera vez, durante sus estudios
universitarios, siendo empleada en una librería, después de titularse en la carrera de Lic. En
Derecho y ha trabajado durante largo tiempo en instituciones gubernamentales.

La madre de la familia C mencionó que el único trabajo que ha ejercido por largo tiempo es
el de profesora a nivel primaria, aunque actualmente, después de su divorcio decidió abrir
un pequeño local de venta de tacos y barbacoa en su casa, deseo que no pudo cumplir
mientras vivía con su esposo, ya que a éste no le gustaba la idea de que su mujer tuviera un
negocio en casa.

En la tercera generación (las nietas), de la familia A y B98. La nieta de la familia A inició su


vida laboral a los 15 años, animada por problemas familiares y su mal desempeño escolar,
entre los trabajos que ha realizado se encuentran, el de operadora de radio taxis, vendedora
en una papelería, empleada de mostrador en una óptica y el de asistente de contador en el
área administrativa de una distribuidora de productos Químicos.

La nieta de la familia B inició su vida laboral a los 22 años, en el comercio informal, aquí el
inicio de la trayectoria laboral se dio igual que en los otros casos por una necesidad de
independencia económica y también debido a una reducción del sueldo de su madre (única
responsable económica de su hogar).

Me dedicaba cuando estaba con ella [su mamá], que no tenía un trabajo formal, pues hacía yo
bolis y me iba a vender a las escuelas, toda en el vil sol vendiendo afuera de las escuelas y no
me daba pena, muchos me dicen ¿cómo crees que tú vas a andar vendiendo bolis? Si, vendía yo
bolis, mira iba yo a comprar en las tiendas naturistas unos botezotes de linaza y me iba a vender
de casa en casa, con mis vecinos y así, siempre busqué la forma de, vendí zapatos, me puse a
vender productos cosméticos, si tenía yo, por lo menos mi iniciativa de querer hacer algo, pero
vaya tú no haces algo si por lo menos no tienes la necesidad, de eso si me di cuenta, por que
mientras me daba todo mi mamá, decía “yo para qué trabajo, si me lo está dando todo mi
mamá”. Pero llega el momento en que tus papás no tienen la suficiente solvencia económica,
llega uno u otro momento en que tienes esa necesidad, entonces tú ya te quieres poner zapatos,

98
La nieta de la familia C, señaló que nunca ha trabajado, ni estando soltera, ni ahora que se encuentra casada,
pues su pronto embarazo al casarse no se lo permitió. También hay que tomar en cuenta que la edad de los
hijos (un niño de un año), representa en las mujeres un alto en su trayectoria laboral, ya que un buen
porcentaje de las mujeres detienen su actividad laboral o bien retrasan su entrada al mercado laboral, para
dedicarse al cuidado de sus hijos.

141
te quieres poner vestidos, quieres salir y “mamí dame”, “no es que, no tengo”. (Nieta, familia B,
26 años, mayo de 2007).

Después de sus estudios de Licenciatura en Pedagogía, trabajó en el INEA y en el


CECITECH (lugar donde aún labora), pero aún se dedica al comercio con la venta de
productos por catálogo y alimentos, ya que su salario apenas le alcanza para solventar sus
gastos necesarios y obtener ingresos extras le permite tener mayores posibilidades de
ahorro, pues manifestó tener deseos de abrir un local de ventas de manualidades en el que
ella y su mamá puedan desempeñarse en unos años, cuando su madre se jubile y ella tenga
más hijos, lo que le permitiría un mayor contacto con su familia y también como
prevención de gastos en caso de que su esposo o ella sufran un despido laboral.

Como se observa la mayoría de estas mujeres siempre han buscado estrategias para
desarrollarse laboralmente o profesionalmente y al mismo tiempo duplicar los ingresos
familiares, para poder mejorar su calidad de vida y la de sus hijos.

Esto rompe con el mito de “la mujer mexicana abnegada y pasiva”, y “la imagen del
hombre como único proveedor de la familia”. Pero esto no quiere decir que se rompa en
todos los casos acá estudiados con la imagen masculina del hombre como principal
proveedor del hogar, sobretodo en los casos en que la mujer no labora (específicamente el
de la nieta y abuela de la familia C, pero aún así estas mujeres tienen un peso importante en
las toma de decisiones en la familia); en los casos en los que las mujeres laboran se dan los
roles del hombre como el proveedor económico del hogar y la mujer como la
administradora de los gastos (véase capítulo 4).

De los nueve casos acá observados, retomo el de una de las mujeres de la primera
generación, por ser este el principal ejemplo que rompe con lo dicho por Ariza y Oliveira
“[…] las mujeres consideran que su trabajo, aunque constituya el sustento principal de la
familia o una aportación económica importante, es sólo una ayuda o un complemento al de
sus maridos, a los que siguen considerando jefes económicos” (2002:58), mujer que señaló
que su aportación laboral fue fundamental e indispensable para los logros económicos que
se consiguieron en la familia, como ella misma lo relata en este fragmento de su entrevista.

Me traía [se refiere a su esposo] carne, de puerco, de res, de pescado; por que yo tenía como
fonda, me traía suficiente tomate, cebolla y mis kilos de fríjol. Entonces, agarraba yo la venta
de comida y lo duplicaba yo la paga, me traía carne de bistec dos tres kilos, eso era mi ayuda

142
grande que me daba, me surtía mi casa; pero él sabía que le hacía yo las vuelta y sacaba más
dinero y con eso si un hijo iba a la escuela: “que velo mamá, que ya no tengo zapato, que mi
vestido, que esto”, que quieren cuaderno o libro, ya ves que lo que pidan, decía yo “sí, voy a ir
en la tarde”. Salía yo en la tarde a comprar, traía yo ropa, traía yo cuadernos por docena, pluma,
lápiz, sus juegos de lápiz de color, bastante y lo guardaba yo, si alguno no tenía, “toma hijito
aquí hay” […]. No me hacía falta nada, pero así era la vida y así debe de ser en un hogar que se
comprende uno. Ya mi esposo me decía “¿Cómo te fue en las ventas este día?” (Por que venía
mucha gente a comer), “Muy bien” [le contestaba], “¿Cuánto hiciste de dinero?” (A veces hacía
500 pesos), “préstamelo mañana te lo voy a devolver, me voy a ir al mercado y te lo voy a surtir
tu venta, por que necesito, voy comparar unas piezas [su esposo era dueño de un taller
mecánico]”, “Sí, como no”, le daba yo que fuera a comprar lo que iba a servir […], me traía mi
despensa para seguir y le daba yo vueltas[se refiere a que duplicaba el dinero] aquí y así, bien
bonito salía, por que sabía yo trabajar. [Abuela, Familia B, 74 años, Julio de 2007]

En el caso de las madres, en los tres casos se señaló que su aportación económica en el
hogar es fundamental, en el caso de la familia B, por ser una mujer separada en el que padre
se desligó de sus responsabilidades, ella solventó todos los gastos del hogar, hasta el día en
que su hija decidió comenzar a trabajar y aportar económicamente a la casa; en los casos de
las madres de las familias A y B se observó el mismo patrón en el que se reconoce que su
aportación económica es primordial, el problema se da a la hora de tomar decisiones como
dónde vivir, que comprar, en que gastar, los esposos muchas veces tratan de imponer su
opinión.

Podemos decir entonces que no es que las mujeres no reconozcan el valor de su aportación
en la casa, si no que utilizan la idea “del hombre como jefe de familia” como una
estrategia para mantener una relación aparentemente pacífica con sus parejas.

Asimismo, también se observó que en los casos donde la pareja tiene un mayor grado de
estudios la participación masculina en el hogar y el apoyo de sus esposos para el
desempeño público de las mujeres es más frecuente.

Como se observa alguna de estas mujeres siempre buscaron estrategias de independencia y


seguridad económica.

143
El trabajo y los problemas en el desempeño laboral

Existen dificultades laborales que comparten tanto hombres como mujeres, entre ellos se
encuentra:

1) La crisis laboral, representada en la falta de empleos que respondan a las


demandas laborales del país.

2) La falta de capacitación para la demanda de trabajo actual. La


discriminación laboral y científica a carreras del área de ciencias sociales y
humanidades99y la falta de satisfacción a la demanda de empleos de las
diferentes áreas de estudio, dejan a miles de egresados hombres y mujeres
sin oportunidades de empleos, la mayoría de éstos termina ejerciendo
trabajos mal pagados, que no se adecuan a su preparación académica.

3) La demanda de personal joven, que discrimina a los adultos mayores de 40


años o menos (Ribeiro, 2004).

4) Y la falta de actualización, dado el rápido avance de la tecnología y su


impacto sobre los métodos y procedimientos de trabajo. (Ribeiro,
2004:223) Basta con recorrer las escuelas y universidades públicas del país,
para observar la carencia de tecnología avanzada y personal capacitado
para impartir clases que formen alumnos que respondan a las exigencias
tecnológicas actuales.

Pero también existen las dificultades laborales propias del género femenino, que hasta hace
poco comenzaron a aceptarse como un problema a nivel social que exigen una solución
para incrementar la participación de las mujeres en el mundo laboral y su permanencia en él,
incrementando así el desarrollo económico del país. Entre ellos se encuentran el acoso
sexual, mencionado, sólo por aquellas mujeres de la tercera generación y una de las de la
segunda generación; esto se debe al tipo de trabajo que han ejercido, en su mayoría trabajos
de oficina donde conviven con jefes varones.

99
Si tomamos en cuenta que es precisamente en esta área donde existe un mayor índice de feminización,
hablaríamos de que las mujeres son las más afectadas en esta medida discriminatoria, que obedece a un
sistema de explotación y mecanización de las personas en trabajos que requieren de fuerza manual y no
mental. Aunque también es verdad que la mano de obra femenina es muy empleada en las maquilas e
industrias que requieren de trabajo manual.

144
Cuando estaba yo trabajando en la copiadora, que tenía yo como 16 años, el señor era como
muy cusco [libidinoso], pero yo siempre era muy seria, muy a lo mío, entonces, a lo mejor tenía
intensión, pero nunca me vio la entrada, si él llegaba, yo en lo mío y has de cuenta que ni lo
pelaba. (Nieta, familia A, 27 años, octubre de 2006)

En algún momento si sufrí de acoso, cuando trabajaba en el INEA si, era el director
administrativo, que te los tienes que ir bateando, que te invitan a comer, que te invitan a todos
lados y tú dices: “No puedo, tengo que estudiar, tengo que hacer esto y hacer lo otro, fíjese soy
hija única y que me vienen a traer y me vienen a dejar”, mentira, pero pues, esa es una, luego la
otra ya fue en ese trabajo que tuve; hasta cierto punto, si hay gente que te quiere ayudar pero si
no te conoce ni nada, claro, si eres agraciada como yo, a no verdad (ríe), pos si te echan los
canes no que “Vas a trabajar conmigo”, y tú bien ilusionada, por que dices “ay mi trabajo” y
luego te dicen “no que está usted muy guapa, no que miré que”, o sea, ya empiezan otros
intereses, tiene que ponerte las pilas y ponerte bien chicha, por que si es tú jefe no le vas a mal
contestar, ¿por qué?, por que te corre; tienes que aprender a decir “Sabe que, con todo el respeto
del mundo, yo lo respeto mucho es mi jefe, pero yo quiero trabajar, vengo a trabajar, ni soy ese
tipo de persona”. Entonces si, si hay acoso. Afortunadamente conmigo no ha habido represalias
por rechazarlos, aunque les cuesta entenderlo, pero te digo tienes que ser bien viva para decirles
“No, pero me gusta trabajar, yo quiero demostrarle que si puedo hacer mi trabajo”. Y te cierran
un chorro de puertas, porque, si ya te tenían pensado, por ejemplo, decir, tienes capacidad para
algo más y te están haciendo una propuesta indecorosa y tú dices no, pues ni modos te fregaste
y te quedaste en el mismo puesto que debes de tener. (Nieta, familia B, 27 años, mayo de 2007)

También está la falta de valoración de su trabajo o el trato hostil de algunos compañeros o


la/el jefe (a) por envidia o celos a su desempeño como profesionistas.

Estaba trabajando en una Química […]; yo sentía que mi trabajo no era visto, sentía que todo lo
que yo he logrado con mi vida de superación y todo, ahí me lo opacaban y antes que eso me
afectará más, decidí dejarlo. (Nieta, familia A, 27 años, octubre de 2006)

En el primer trabajo, no tuve problemas, en INEA, todas me apapachaban por que era las más
chiquita, por que eran puras señora; pero cuando por salida y por ganar un poquito más, me
cambié ya de trabajo, ahí si me topé con gente que no te iba a estar apapachando, ahí si llegaste
a trabajar que bueno y si no pues ni modos y si te gritan te aguantas por que es tu trabajo. (Nieta,
familia B, 27 años, mayo de 2007)

Otro factor que dificulta el desempeño laboral de las mujeres son las exigencias de cumplir
con sus roles de madre, esposa y ama de casa, pese a tener una ocupación laboral son muy
altas. Es más fácil perdonar o justificar la ausencia del esposo en casa, que la de la madre.

145
Como se observa en el caso de una de las entrevistadas quien tuvo que alejarse
temporalmente de su hogar y su esposo, para radicar en la capital con sus padres, y así
poder cursar sus estudios universitarios, esto le ha llevado a tener conflictos con el esposo y
a recibir reclamos de su hija por su constante ausencia en el hogar, llevándola a crearse un
sentimiento de culpa, lo que la hacen buscar alternativas de dialogo y convivencia con su
pareja.

Él me dice [su esposo]: “ya no quiero estar solo, ya no aguanto la soledad”, entonces, yo le
propuse: “mira hagamos un trato, déjame que yo trabaje y empiezo ahorrar”, para que cuando
yo entrará a la escuela pagara mi colegiatura completa de los mese que iba yo estar, nada más
del primer cuatrimestre por ejemplo, ahorre, ahorre, me sacrifique muchos meses, de muchas
cosas y yo pague totalmente mi cuatrimestre, de eso que pague, me está sirviendo para seguir
ahorrando en este tiempo que estoy trabajando y ahorrar para otro cuatrimestre más, entonces,
eso es una ventaja, “Mira yo voy ahorra, para que, mira si tú ya no aguantas estar solo, bueno
para diciembre o enero, cuando la niña acabe su ciclo, nos regresemos”. Por que el chiste es que
yo me regresara hasta que acabara la carrera, “pero si tú no puedes, acabando su ciclo la niña,
yo me regreso y al tener ahorrado vamos a saber llevar más o menos la escuela”, porque como
tú ya tienes una parte avanzada, pagada, nada más no te preocupas tanto de ¡ay, ya viene para
pagar!, ya tienes ahorradito y así otra vez y así no lo veamos tan apretado y el estuvo de
acuerdo conmigo. (Nieta, familia B, 27 años, octubre de 2006)

Pero sin duda hay un problema que comparten en común las mujeres que trabajan fuera de
casa, que puede llegar a limitar su desempeño laboral o llevarlas a interrumpirlo. Se trata de
la maternidad.

La culturalmente aprendida y socialmente aceptada sobrevaloración de la maternidad en la


identidad femenina, pone a las mujeres en un dilema a la hora de elegir entre su desarrollo
profesional y personal, en el que sin duda la mayoría de las veces ganará la maternidad al
menos para los primeros años de crianza de l@s niñ@s.

Si pienso interrumpir mi trabajo por el niño, si por que mi niñez siempre fue de, mi mamá
siempre trabajando y yo siempre tenía que estar de un lugar a otro, en la casa de un tío o en la
casa de otro tío, en casa de mi abuelita, en casa de mi vecino y yo no quiero eso para mi bebé, o
sea, no te trauma pero, no es grato, no tienes tú espacio, es gente que, si, mientras sea tu familia
no hay problema, pero que tal es un vecino, tú ya no sabes, el tipo de gente ya no es como antes
que podías confiar, y luego meterlo a la guardería, están muy chiquitos no hablan, te lo tiran, te
lo golpean y no te dicen nada. Yo me esperaría mínimo que hable para dejarlo en la guardería,
me esperaría talvez un año o dos; yo digo, si quiero dejar de trabajar, pero por otro lado,

146
siempre he estado acostumbrada, o sea, no se depender de alguien, de que si no me da o si me
da, no se mantenerme así, o sea, que si yo quiero dinero, yo se la forma de tener mi dinero, pero
es mi dinero y nadie me va decir [nada]. (Nieta, Familia B, 27 años, mayo de 2007)

Sí, es que has de cuenta me salí en enero, en enero nació él y perdí pues, un año, quise regresar,
pero este no había séptimo semestre, curse dos materias que en eses semestre yo estaba
debiendo, por que me salí en los exámenes y ya este curse esas dos materias, ya me anoté en
este semestre y ya fue que entré limpia, ya entré todas mis materias bien y ya cursé el séptimo
semestre. (Nieta, familia c, 24 años, octubre de 2007)

Ello las pone en desventaja ya que su incorporación o asenso en el ámbito laboral se retrasa.

Un punto a resalta es que se observó que aquellas mujeres que realizan trabajos
independientes a diferencia de las que realizan trabajos dependientes, no presentan
frustraciones o sentimientos de insatisfacción en su desempeño como madres, la
explicación de ello es que el trabajo que estas mujeres desempeñan lo hicieron dentro de
casa, por lo que su presencia en casa, su convivencia con los hijos y esposo no se vio
afectada por largas horas de ausencia en el hogar, como se da en el caso de las mujeres que
realizan trabajos dependientes.

También aquellas mujeres que estudian teniendo hijos pequeños, expresan tener un
constante sentimiento de preocupación por sus hijos.

Si horita, por decir, cuando lo dejo allá en la guardería, siempre estoy con ese, o sea, siempre
estoy pensando el niño, que si ya comió, que qué estará haciendo, si se golpeo, siempre estoy
pendiente así, a veces hasta me da ganas de hablar por teléfono pero me debo de controlar, pues,
por que algún día lo voy a dejar en la primaria y ya ahí si no van a tener los cuidados
especialmente para él y ya es lo que me habla mi esposo, que debo estar consciente pues, que
así deben de ser las cosas horita, desgraciadamente por necesidad que se tiene que dejar allá,
pero si siempre está [en mi mente], estoy en exposición o algo ahí en la escuela pero mi mente
está con él horita. (Nieta, familia C, octubre de 2007)

El apego de las mujeres a los hijos y su necesidad de cumplir con el rol que ellas consideran
como el más importante, el de ser madres, las lleva en algunos casos a elegir entre su vida
publica o privada y en otros casos, como los acá expuestos, a planear estrategias para
combinar ambas actividades.

147
Cuando se es madre y profesionista: Estrategias para el desempeño público y privado

La crisis económica del país, crea en miles de hogares mexicanos una economía familiar
tambaleante, poco estable, esto, lleva a la necesidad de duplicar los ingresos familiares, las
mujeres y hombres hoy en día ven el trabajo femenino ya no como un símbolo de rebeldía e
independencia femenina, sino como una necesidad, como “una estrategia de subsistencia”
(Ariza y Olivera, 2002)

Pero lejos de que ello cambie el ejercicio en la crianza de los hijos y cuidado del hogar,
llevando a los hombres a participar más activamente en dichas actividades, formando así
una relación más equitativa, son las mujeres las únicas a las que siempre se les cuestiona y
se cuestionan así mismas, si es necesario interrumpir su trayectoria laboral, más allá del
tiempo dado legalmente para recuperarse del parto, problema al que sin duda un hombre
nunca se ve obligado ha actuar.

Es por ello que las mujeres actualmente buscan estrategias para realizarse tanto en el
ámbito personal, como en el profesional. Aquí están algunas de las que fueron señaladas
por las mujeres entrevistadas:

1) Prolongar el tiempo para tener hijos y planificar el número de hijos que se desea tener.

Como le platicaba [el único problema de ser madre y profesionista fue], cuando estaban chicos
ellos [sus hijos], cuando nacían por que daban tres meses de incapacidad, pero luego tenía uno
que ir ya ha trabajar, pues por eso hice que mi familia fuera muy, planifiqué pues mi familia
(sino tuviera yo unos 4 hijitos), por el problema quién los cuidara. (Mamá, familia C, 48 años,
septiembre de 2007)

2) Interrumpir en momentos claves, los estudios o el trabajo (esto también complica o


atrasa el asenso de las mujeres en su trabajo), más no abandonarlos.

[…] Al principio fue el hecho de que teníamos que establecernos con la óptica y todo, y
después por que yo quería estudiar, entonces, bueno vamos ha estudiar, en el momento que yo
decido estudiar, cae mi embarazo, entonces, yo le decía a él “mira los planes de estudiar no se
quitan, vamos a esperar que la niña nazca, que crezca, que ya este en el Kinder, sigo con los
estudios” y así lo hicimos, tal cual. Y ya la niña nació, me estuve con ella tres años, ya antes de
que entrara al Kinder la niña, yo termine la Prepa abierta, bueno, ya estaba en primero de
Kinder cuando termine la Prepa Abierta, entonces, decidí descansar un año, por que ya no

148
quería seguir estudiando por el temor. Me costó mucho la Prepa abierta por el viaje 100, y todo
eso. (Nieta, Familia A, 27 años, octubre de 2006)

3) Pensar en estrategias para desempeñar actividades junto a sus hijos:

[…] vamos hacer algo, vamos a arreglar el cuarto, yo estoy arreglando y tú [le comenta a su
hija] estas viendo tus caricaturas, pero juntas, “A bueno”; entonces, yo estoy arreglando, y ya
acabé yo, acabando me baño y me pongo a estudiar, […] Entonces, ya me bañaba y le decía [a
su hija] “tengo una buena idea, ¿hagamos tarea juntas?” (Le compre sus libros y todo), “Sale”;
ya así hacíamos tarea juntas, ella, por un lado, yo por el otro y así. (Nieta, familia A, 27 años,
octubre de 2006)

En la crianza de mis hijas, yo como estudiaba, trabajaba y estudiaba, y tenía a mi hija hacía mi
tarea con ella a lado, cuando estaba muy chiquita. (Mamá, familia A, 48 años, octubre de 2006)

4) Adecuar sus actividades al horario de sus hijos.

Sí, me estresa mucho más cuando es periodo de exámenes por que tengo que esperar hasta que
él se duerma, qué te diré, que será como a las 11 o 12 para que yo pueda hacer mi tarea o a
veces estudiar, por que aunque mi esposo me quiera apoyar, más va él [su hijo] conmigo y no lo
dejo, o sea, llora que “mamá y mamá”, o sea, tengo que jugar con él y todo, para que yo pueda
después hacer mi tarea y si estresa, horita así como que me estresa. (Nieta, familia C, 24 años,
octubre de 2007)

5) Dedicarse a empleos que no requieran de un horario fijo y pocas libertades de faltar,


como son los negocios propios, los cuales les permiten convivir más con sus hij@s.

Me siento a gusto con eso [se refiere a su trabajo de decoradora], por que me siento
autosuficiente para ambas cosas, para la casa y para eso [su trabajo], por que ahí no tengo
problema ni de horario, ni de patrón, ni de compañeras, nada, yo soy absoluta; yo si tengo gente
que puedo pedirles que me hagan esto, que me hagan lo otro, puedo ver eso. (Mamá, familia A,
48 años, octubre de 2006)

Horita, mi finalidad es que el bebé este bien, que crezca bien, que no tenga que sufrir, así de
andar del tingo, al tango […]. Yo si he pensado en las dificultades de ser profesionista y ser
madre, por eso estoy pensando en un futuro, no muy lejano poner mi negocio propio, y ahí en
mi negocio, yo voy hacer dueña de mi tiempo y voy a estar con mis hijos. (Nieta, familia B, 27
años, mayo de 2007)

100
Constantemente se tenía que trasladar de Yajalón a Tuxtla para asistir a sus clases de preparatoria, lo que
resultaba cansado y muchas de las veces complicado, ya que la mayoría de estos viajes los realizaba con su
hija de escasos años.

149
6) Hacer uso de los lazos familiares de apoyo, para el cuidado de l@s hij@s o las
instituciones que se encargan de su cuidado, como las guarderías, esta estrategia es la más
empleada en las mujeres trabajadoras.

Me apoyaban, bueno, yo tenía parientes mi sobrina, mi hermana, me poyaban con ellas [sus
hijas], algo así como reciproco no, yo te poyo en tu escuela, tú me apoyas con mis hijas y así la
llevábamos nosotros. (Mamá, familia A, 48 años, octubre de 2006)

A ellos los cuidaba la abuelita y la tía de parte de mi esposo […]. Pero si, tienes que ir a trabajar
y dudas de dónde dejar los niños. (Mamá, familia C, 48 años, septiembre de 2007)

Sí, horita está en un Colegio acá [se refiere a su hijo], ¡gracias a Dios! está cerca [de su casa],
por que yo a veces lo llevo caminando, cuando yo entro tarde a la escuela, que sería como a las
9, ya me toca llevarlo a mí, si no 7:15 ya es que lo están llevando [su mamá o su hermano].
(Nieta, familia C, octubre de 2007)

Estas redes de apoyo mutuo forman parte de Capital Social, al ser redes sociales no
institucionalizadas con normas de reciprocidad que sirven para impulsar el desarrollo
profesional de las mujeres con el objetivo en común de desempeñarse en el ámbito público.
Por lo que puedo decir que las mujeres que cuentan con el apoyo familiar para el cuidado
de sus hijos presentan un mayor desarrollo profesional, comparadas con aquellas que no
reciben ayuda de sus familiares y menos aún cuentan con recursos económicos para
contratar los servicios de una niñera o inscribir a los niños en una guardería.

El caso de la abuelita de la familia B es interesante de ser retomado, esta mujer fue madre
por primera vez a los 14 años, la huida del padre de la niña y la importancia de su
aportación económica al hogar, la llevó a relegar toda la responsabilidad de madre a una de
sus hermanas mayores.

Compró una chiva mi hermana, yo no supe que era darle de mamar a la niña, mi hermana se
agarró a cargo de la niña, yo no crié esa pobre criatura. Decía “Tú hermanita como vas a seguir
trabajando, yo voy agarrar a cargo la niña”, se compró una chivita y le daba leche de chiva. Yo
me arreglaba, hace de cuenta que no tuve hijo, pero ya con otro pensamiento, ya no era fácil mi
vida, era muy difícil, así de enamorados [mueve las manos]. (Abuela, familia B, 74 años, Julio
de 2007)

Este suceso también la llevó a tomar la decisión de emigrar a la capital en busca de un


trabajo mejor pagado, lo que dio como consecuencia una mejora en su nivel económico y

150
una ruptura con la generación anterior de mujeres en su familia, por lograr una
independencia económica y una mayor calidad de vida.

A diferencia de las otras mujeres de su familia, ella obtuvo una evidente mejora
económicamente en su familia, pero ello tuvo un costo para ella, perder su papel como
madre con su primera hija.

La aportación del trabajo a la identidad femenina

Se puede decir así que el trabajo es pieza clave e importante en la resignificación de la


identidad femenina, ya que la participación femenina en los ámbitos público y económico
en la sociedad lleva a las mujeres a desempeñarse en nuevos campos de poder: en la
industria, en el comercio, en los servicios, en la política. La mujer hoy en día tiene mayores
posibilidades de elegir el área en que deseé desempeñarse profesionalmente para poder
lograr su independencia económica.

El trabajo tiene el efecto de elevar la autoestima femenina convirtiéndose en una plataforma


propicia para otros cambios (Ariza y Oliveira, 2002:61), ejemplo de ello se puede observar
en la estructura familiar, donde se da un cambio paulatino en las relaciones de género en
las parejas, asimismo reestructura el sentido del “ser mujer”, agregando nuevos valores a
la identidad femenina: el sentido de independencia de la figura masculina, la libertad de
ejercer un trabajo y tener recursos económicos propios y el más valiosos de ellos, las
posibilidades de ejercer su autonomía y tener poder de decisión sobre sus vidas.

Pero contrario a lo que se podría pensar no elimina el sentido de responsabilidad de las


mujeres en su rol de madre-esposa, ya que éstas continúan siendo principales en su
identidad, pero si se agrega uno el ser profesionista, que particularmente en las mujeres de
clase media tienen un sentido primordial.

Una mujer debe de ser [hace una pausa], hora si que encierre la palabra mujer quiere decir
madre, esposa y profesionista a la vez, la mujer, por que la mujer completamente tiene que
resolver, tiene que llevar las tres o cuatro cosas a la vez esposa, madre, profesionistas y el hogar,
eso sería, una mujer reúne todo eso. Como que una mujer hace más que el hombre, por que la
mujer no sólo es profesionista en un momento dado, si no que da a luz un bebe, resuelve ese
caso por ejemplo como madre y atiende su hogar, o sea el hombre se concreta a trabajar y a la

151
casa y se acabo, la mujer no, la mujer nunca descansa (Madre, Familia A, 48 años, octubre de
2007).

Por otro lado, aquellas mujeres que relegan un porcentaje o la totalidad de sus roles dentro
del hogar, lo hacen siempre a otras mujeres (hermanas, madres, nanas o trabajadoras
domésticas), lo que perpetua de manera indirecta la relación de la mujer al ámbito privado.

Podemos concluir entonces que el trabajo, aunque sí es fuente de cambio en la valoración y


representación del “ser femenino”, no por ello elimina el apego de la mujer a su instinto
maternal y al ámbito privado (el hogar). Un ejemplo de ello es que aún cuando las mujeres
ejerzan un trabajo remunerado la mayoría de éstos están ligados a tareas catalogadas como
femeninas, que destacan las facultades naturalizadas como propias de este género (orden,
disciplina, apego a los niños, facilidad para labores manuales, trato amable, etc.) y mujeres
que ejercen trabajos catalogados como “no femeninos” tienden a masculinizar su presencia,
para ser aceptadas por “los otros” (los hombres) o bien, se puede dar como una forma de
defensa al acosos sexual.

152
CAPITULO VI

EL MODELO FEMENINO: CAMBIOS Y CONTINUIDADES EN TRES

GENERACIONES DE MUJERES CHIAPANECAS

Continuidades: lo típico de los roles cotidianos

Cuando se les pidió a las mujeres de la tercera generación101 que describieran cómo era un
día cotidiano en sus vidas y qué actividades realizaban diariamente, se pudo observar que
sus actividades se encuentran divididas entre sus roles de madre-esposa, profesionistas y
estudiantes (en dos de los casos).

Para el caso de las mujeres de la familia A y C que habitan en hogares con familias
extensas102 y aún se encuentran estudiando, cuentan con el apoyo de sus madres o hermanas
(en el primer caso) para el cuidado de los hijos cuando se ausentan del hogar por tareas o
clases, asimismo se les apoya en algunos de los quehaceres domésticos entre semana, como
cocinar o hacer las compras para la comida, mientras que la limpieza de la casa se reparte
entre todos los miembros femeninos del hogar, pero la responsabilidad de atender al
cónyuge y a los hijos es tarea exclusiva de la esposa.

Para la mujer de la familia B, la única que cuenta con una carrera terminada y habita en un
hogar propio con su esposo, las actividades del hogar se dividen entre ella y su cónyuge,
fue en este caso en particular donde se observó una mayor participación masculina en las
actividades de limpieza doméstica, ambos conyugues trabajan, por lo que su permanecía en

101
Se toma en cuenta solo la rutina diaria de esta generación de mujeres, por que son ellas quienes inician su
vida en familia o bien se encuentran en una etapa muy temprana de convivencia, con pocos años de casadas e
hijos de corta edad (7 años, 2 años y seis mese de embarazo, respectivamente), por lo tanto reflejan más
certeramente las complejidades de desempeñarse conjuntamente en el ámbito público y privado, ya que las
mujeres de la segunda y tercera generación cuentan con menos carga de trabajo, como el cuidar de sus hijos
de forma directa como lo hacían cuando estos estaban pequeños, algunas por su condición de viudez o de
divorcio (abuela de la familia B, abuela de la familia A, mamá de la familia B y familia C, respectivamente)
ya no realizan las actividades como atender al esposo; algunas por la edad o el desfogue de gastos de
manutención de los hijos hacen uso de la ayuda de empleadas domésticas de “entrada por salida” para realizar
actividades de limpieza y cocina (para el caso de la madre de la familia B) o bien sus hijas ya adultas se
encargan de estas actividades (para el caso de las abuelas).
102
Consiste en una serie multigeneracional de familias nucleares que por lo general viven como un grupo
doméstico común (Rhum, 2000, 233).

153
el hogar es mínima y no se cuenta con niños aún, lo que hace que las horas de trabajo
doméstico que se invierten en limpieza y preparación de alimentos 103 se reduzca
notablemente (Blanco 1999 y Sánchez 1989).

En los tres casos se señaló que los fines de semana son dedicados al hogar y a la familia, y
es precisamente en estos días donde las labores domésticas que no se realizan durante la
semana por falta de tiempo, son realizadas, también son estos días los que se dedican a
convivir más tiempo con la familia.

Me levanto a las 6 AM, hago el desayuno, le pego dos o tres gritos [a su marido] para que baje a
desayunar por que si no, no baja [risas], más o menos 7:30 AM yo tengo que haber limpiado
todo acá, la cocina, haber lavo trastes; si hay que sacar basura, tengo que salir como loca a
alcanzar el carretón; a él le toca tender cama, por que a mí ya no me da tiempo, ya me meto a
bañar a arreglar, salgo de aquí al cuarto para las ocho a la oficina, o sea, me tienen que quedar 5
minutos para bañarme, cambiarme, arreglarme y salir corriendo. Llego a la oficina 8:05 AM o
8:10 AM, por que ocho y cuarto es retardo, y ya a trabajar ahí […], me dan las tres de la tarde.
Salgo yo a las tres de la tarde, pero mi esposo sale a las tres y media, cuando le toca estar acá 104,
entonces lo que hago es ver con algún compañero que se va para materiales, por que es otro
edificio donde trabaja, les pido el ray [aventón] y ya me llevan, pasamos a comer y nos venimos
a la casa. En la casa el aseo lo hago dos veces por semana, pero si barrer, sacudir y lavar ropa, si
la tengo, de una vez lo hago en la tarde, checar si hay ropa para planchar, y de plano si estoy
muy cansada me duermo, y que se muera, quien se muera, que no me levante por que estoy
cansada o voy al Seguro105, por que a veces me tocan consultas médicas (Nieta, familia B, 26
años, Mayo del 2007).

¡Ay es muy estresado!, bueno, horita yo lo siento muy estresado por que has de cuenta que, ya
desde la noche yo tengo que dejar listo todo lo que es del niño, por que va a la escuela, lo tienen
que llevar y este dejo su mochilita, lo que es su dinero para que le den allá su desayuno y su
comida, tengo que dejar más que nada, planchar pues mi ropa, para ponerme temprano y la de
él [su esposo] y a veces el desayuno, por que si no a veces agarramos lo que es cereal
tempranito y ya nos vamos. Y si es muy estresante, tengo que dejarlo temprano, ya listo y
cambiado a el niño y luego ya me empiezo arreglar y ya me voy a la escuela tempranito y ya, a

103
Normalmente los únicos alimentos que se preparan al día son el desayuno y en algunos casos la cena,
aunque ésta comúnmente consta de cereal con leche o café con galletas o pan. La comida fuerte se compra en
establecimientos de comida casera, la cual es comprada por la madre de la entrevistada, por lo que la comida
se consume en casa de la madre.
104
Su esposo algunas veces sale de viaje a municipios cercanos a la ciudad, pues su puesto de supervisor de
planteles del COBACH se lo exige.
105
La entrevistada se encontraba en el sexto mes de embarazo al momento de la entrevista.

154
veces es muy estresante también allá [en la universidad] por que empezando todos los maestros
dejan tarea y ahí mismo lo tenemos que hacer de una vez y luego ya este, saliendo yo tengo que
venirme corriendo por que a veces paso a traer al niño y ya tengo que dejar la comida lista por
que ya va venir Samuel [su esposo] y a veces nos toca tarea por equipo y tengo que salir, has de
cuenta que mi vida horita está muy carrereada (Nieta, Familia C, 24 años, Septiembre de 2007)

Esta narrativa de los roles cotidianos, refuerzan los comentarios expresados en el capítulo
IV y V, el exceso de trabajo en las mujeres, su apego al espacio privado y el conflicto que
ello genera en el proceso de identificación de la mujer, generando una crisis de identidad en
las nuevas generaciones de mujeres, que se debate entre “su deber ser” o “ser para otros”
y “ser para sí”, sobrellevando el peso que significa ser una mujer profesionista, ama de
casa y madre, el estrés por tener que cumplir con sus múltiples roles y el sentimiento de
culpa “por abandonar el hogar y a la familia” es constante.

La mujer profesionista y ama de casa aparte de cumplir con sus labores profesionales,
constantemente se encuentra pensando en las actividades de casa ¿qué haré hoy de comer?,
¿habrá comido su refrigero el niño?, ¿llegando a casa tengo que lavar?, etc. Preguntas
frecuentes en la memoria de las mujeres, pero ello no frena los deseos de las mujeres por
buscar alternativas para su independencia y su lucha por hacerse respetar por los “otros”.

Y pese a observarse un incremento en la participación masculina en el hogar a lo largo de


estas tres generaciones de mujeres, ésta es aún mínima, pero representa un mensaje
esperanzador a continuar peleando por la equidad de género dentro del hogar, ya que a
medida que las mujeres rechacen y juzguen críticamente la imagen del hombre “machista”
y el único proveedor de hogar, se logran cambios mayores, en las relaciones de género
(sobretodo en las que se dan en el ámbito privado), asimismo es necesario perpetuar estos
cambios en las próximas generaciones, educando a los hij@s bajo modelos de equidad de
género.

Las estrategias para el cambio

La necesidad de las mujeres por cumplir con todos sus roles impuestos las lleva a crear
estrategias, para desempeñarse en sus múltiples papeles, como se vio en el capitulo anterior,
pero también están aquellas estrategias silenciosas que se dan en las charlas cotidianas entre

155
mujeres y familiares, que son el reflejo de una nueva consciencia sobre la necesidad de
hacer más equitativas las relaciones de género, el educar a las hijas e hijos para ser más
libres e independientes, introyectandoles desde muy pequeñ@s discursos que resaltan
valores como: la búsqueda de la independencia no solo económica sino también sentimental
y la crítica a ciertos modelos femeninos, son parte de estos cambios.

Pues mira hay mujeres que son muy atenidas, que tienes que estar atenida, una, a lo que les de
el marido, otra que a lo que diga el marido; o sea, siento yo que ya debe de ser algo de, que, si
te vas a casar, la misma palabra lo dice casados, de dos personas, no de que yo mando más que
tú, ni grito más que tú, o sea, no. Yo creo que como mamá debes de decirle a tú bebé o a tu niña,
que ella puede hacer lo que ella quiera mientras pueda y mientras quiera, por que si le
empiezas a meter temores ya cuando crece [la] haces una persona muy insegura, de “ay, ¿será
que voy a poder? y ¿será que no lo voy hacer? y ¿será que si voy y lo hago?, y será, y será” y
nunca hace nada, y siempre está en su casa de huevona rascándose el ombligo, entonces
debemos de inculcarle a nuestros hijos de que, si tú trabajas tienes, si no trabajas no tienes,
desde chiquitos, yo digo que va para todo hombres y mujeres (Nieta, Familia B, 26 años, Mayo
de 2007)

Sí, este más que nada horita se debe de pensar en uno mismo y saber cuándo es el momento
adecuado para casarte, ya que la verdad es muy duro pues y más que nada en sobre salir y no
dejarse también de lo que diga a veces el esposo, el papá, sino que hay que superarse, si, por
que antes, te digo pues no podían hacer eso pues y horita ya debe sobre salir también la mujer,
tanto como el hombre (Nieta, Familia C, 24 años, Septiembre de 2007).

Hombres y mujeres: “Ventajas y desventajas”

En la última parte de las entrevistas se hicieron cuestionamientos que trataron de rescatar la


visión socializada que se tienen de los géneros y sus roles, mediante preguntas generales
sobre la opinión de las mujeres entrevistadas respecto a “las ventajas” y “desventajas” de
ambos géneros, con la finalidad de que se vieran así mismas dentro de un contexto
complejo de libertades y ataduras, que las llevará a señalaran los modelos que cambian y
los estereotipos que permanecen en los géneros, arrojando la siguiente información:

Entre las ventajas de las mujeres se mencionaron: la maternidad y los hijos como un goce y
experiencia de la cual el hombre nunca podrá participar plenamente, opinión que acentúa el
valor de la maternidad en las mujeres y puede dar por hecho la obligación de éste como

156
papel único del género femenino, lo que a su vez refleja la imagen del padre alegada de los
hijos o “el padre ausente”; también se habló del valor de ser más humanistas como una
virtud y la manipulación como formas de poder naturalizadas, que sirven de herramienta a
las mujeres para lograr determinados objetivos, como el convencer a “los otros” de ceder
ante un caso determinado.

De la misma manera se expresaron “ventajas de la vida actual de la mujer” como: su acceso


al mercado de trabajo, la aceptación a nuevos modelos sociales como el divorcio, la
participación de la mujer en el ámbito público, siendo mencionados la política y los
estudios universitarios, así como el uso de tecnología en el hogar que ayuda recortar el
tiempo de trabajo invertido en él.

Las ventajas es que somos muy manipuladoras [risas], siempre conseguimos lo que queremos,
si somos inteligentes, si, no, no ¡cuidado con nosotras! […]; otra ventaja podría ser que
tenemos el privilegio de ser madres y el amor que un hijo te da como mamá te impulsa bastante,
ese impulso de que, el reconocimiento de un hijo, no hay mejor, hora si que papel pegado
¿verdad? Que te reconozca que sea el de tu hijo, ¿por qué?, por que eso te impulsa, es una
ventaja que muchos hombres no tendrían, no por que el papá, es papá y siempre proveerá
verdad, siempre dará dinero eso ya es de él, pero no, nada más, por que igual hay madres
solteras, pero es un reconocimiento que el hijo te da. ¿Qué otra ventaja? [suspira], ¡ay Dios de
mi vida!, ¡umm!, que tal vez somos más humanistas, bueno, podría ser una desventaja igual,
pero, somos más humanistas o sea si hubiera más mujeres, por ejemplo, empleadas de
Gobierno, considero que la burocracia no sería tanta, por que somos más, como más flexibles,
¿si me entiendes?, como que más sedemos, entonces no sería tan cerrado por que las mujeres
somos más de “ay no, mira” y así nos quedamos, siempre doblamos las manos y en ese sentido
no seríamos tan así, tal vez, bueno, eso serían algunas ventajas (Nieta, Familia A, 26 años,
Septiembre de 2007)

Pues mira, antes las mujeres no trabajaban, entonces se dedicaban nada más a estar en su casa
y con sus hijos, si les tocaba un buen marido ¡vendito sea Dios!, pero si les tocaba un mal
marido, borracho, golpeador, agresivo y todo lo que tu quieras, decían que se tenían que
aguantar, por que tenían una familia, ¿quién las iba a mantener?, no tenían estudios, era mal
visto y ahora ya no; […] tienes la facilidad de que como ahora la mujer ya es profesionista ya
trabaja, le dices “Sabes qué, discúlpame, pero yo no estoy para recibir ese trato, no me gusta y
no me parece, con permiso y hay nos vemos”. ¡Tanto hombre que hay en este mundo!, antes se
veía mal que se volvieran a casar, pero ahora ya no, entonces es una gran ventaja esa que
puedas cambiar de marido [risas]. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007)

157
La ventaja es que, por ejemplo, en los partidos en cualquier cosa, preferible eran los hombres y
horita ya estamos revueltos, las mujeres también ya participamos en eso, es lo que veo que ya
están igual, primero que Gobernador, que Presidente Municipal, puros hombre, […]; ahora ya
veo que hasta Presidenta Municipal ya hubo, Diputadas, Candidatas y todo (Mamá, Familia C,
48 años, septiembre de 2007).

A pues, hay pues eso, si la ventaja ha sido que horita ya la mujer tienen el derecho de trabajar,
de estudiar más que nada por que antes no, platicábamos ahí con las abuelitas, o sea, ellas no,
por ser a veces las mayores tenían la obligación ya de hacer las cosas para su demás hermanitos,
platicamos a veces con mi abuelita y dice “no horita, hay tecnología también, aquí vas a lavar
nada más pones tu lavadora y ya, antes no (dice), a mano, todo lo que se hacía”, eso sería una
de las desventajas, que la mujer no contaba, también no tenía ni vos ni voto, el que mandaba era
el hombre pues y dedicada al hogar y horita a lo mejor si, pero ambos trabajan para sacar a
delante pues su hogar, si, antes no, solo el hombre, de hecho hasta horita pues hay cómo dicen,
los hombres machistas que solo quieren trabajar y que la mujer este en el hogar 106 (Nieta,
Familia C, 24 años, Septiembre de 2007).

Las mujeres y sus desventajas

Entre las desventajas mencionadas se encontraron: la debilidad física, ser más humanistas
también se expresó como desventaja al ser representada como una debilidad de la mujer,
pero lo más importante a resaltar fueron los comentarios emitidos sobre las desventajas que
surgen con los nuevos roles femeninos, como el hecho de que el trabajo te aleja de los hijos,
que conlleva a que estos siempre reprochen su ausencia en el hogar y la sobre carga de
trabajo de la mujer.

Pues la desventaja que tiene una mujer, que tendría que, en caso de ser madre forzosamente a
los 40 días de que nace el bebé tendría que dejarlo en casa, en guardería, lo que tu quieras, eso
sería la desventaja, por qué no hay, ora si como se diría ¡no hay de otra! o haces una cosa o
haces la otra y tampoco por ser madre va dejar de trabajar. (Madre, Familia A, 48 años,
septiembre del 2007).

Desventajas. Es que a veces por la misma fuerza física que no tenemos ¿verdad?, llega un
momento en que, los hombres […] nos sientan y nos sientan feo ¿no?, por que no tenemos la
fuerza física, tenemos todo lo que quieras, aunque ya hay mujeres, dicen “hay mujeres que ya

106
Este dato es importante por que al mismo tiempo que se reconocen las “ventajas” actuales, también se
señala la continuidad de ciertos patrones o modelos masculinos, que generan conflictos entre las parejas.

158
también, igual”, si, pero son mujeres que se dedican eso, no se, a levantar pesas, no se, pero ya
la fuerza [física] de nacimiento no la traes, […] es una gran desventaja que eres débil, en ese
sentido eres débil, se pueden aprovechar de ti o sea si hay hombres que te golpean que te
maltratan, por mucho que tu seas manipuladora y que seas buena, que tengas esa ventaja como
mujer, y […] que tal vez somos a las que más nos reprochan, por ejemplo en este caso, los
hijos al papá no reprochan, a la mamá, no que, “no estas aquí”, no que, “el tiempo, no que
aquí, no que allá”, te puedes ensalzar y todo lo que tu quieras, más sin embargo ahí te dan y
van más a ti, no llegan con el papá y todos van contra ti y el marido contra ti, hora si que eres el
imán que atrae todo ¿no?, y no, es bien feo (Nieta, Familia A, 26 años, Septiembre de 2007).

Si hay desventajas, por que el hombre pues, se dedica a trabajar y a llevar dinero a la casa y la
responsabilidad de él es que su familia tenga sustento, que sus hijos tengan vestido, comer y
eso, ser mamá, ser esposa e ir a trabajar, o sea es más la carga. Yo creo que hay sobre carga
de trabajo en la mujer, y luego en las noches también tienes que trabajar el doble, no creas que
es nada más así por que si [risas]. Ahora va nacer el bebé desvelarse, […] si el niño se enferma,
entonces eso si es una desventaja para la mamá y tienes que ir a trabajar, o sea te develaste
por tu hijo, pero tu responsabilidad en el trabajo ahí está, la responsabilidad de la casa ahí
sigue, no por que se enfermó tu hijo vas a dejar de trabajar o vas a dejar de atender a tu
esposo, no (Nieta, Familia B, 26 años, mayo del 2007).

Un punto importante a resaltar es que las mujeres de la primera y segunda generación no


señalaron ninguna desventaja entre hombres y mujeres actualmente, lo que refleja que para
ellas la mujer actualmente está en igualdad de condiciones con los hombres o bien están en
mejores condiciones de equidad que las pasadas generaciones de mujeres, existe entonces
un desconocimiento de los costos que representa ser una mujer profesionista y madre-
esposa simultáneamente por parte de estas mujeres.

La vida de la mujer actual, se ve reflejada bajo una serie de ventajas que las generaciones
anteriores de mujeres no pudieron gozar como: oportunidades de trabajo, participación
política, independencia económica; lo interesante fue observar que las mujeres de la
primera y segunda generación señalaron más el lado positivo de la vida de la mujer actual,
en lo que respecta a las relaciones de pareja.

¡Ay fíjate que la mujer actual tiene una vida súper buenísima!, por que actualmente ya los
chavos, o sea, llámese novio o esposo, este, van a la par, bueno, todo lo que dice ella cuenta y
como los dos trabajan, se llevan bien, ya no hay eso de que la suegra dice a la muchacha:
“¿cómo que lo va ser mi hijo?” ¿verdad? y el hijo lo hace, por ese lado para la mujer actual es
bueno por que tienen el gran apoyo a nivel general digamos de la pareja, por que una, la deja

159
trabajar y le ayuda en casa y ella hace lo que quiere, pues casi, casi, ya no es nada más la
voluntad o sea, ya no es nada más lo que el hombre diga y la mujer analiza y va querer, no
horita es lo que la mujer diga y punto, ya; pero sale por eso, por que trabajan, por que
estudiaron, por que con una carrera y un buen trabajo quieren estar bueno, “yo trabajo, yo
esto, yo el otro”, ¡no, ya lo puede mandar!. (Madre, Familia A, 48 años, septiembre del 2007)

También está el lado negativo de estos cambios, que son los conflictos creados en la
identidad femenina al verse obligadas a cumplir con una serie de imágenes y roles
femeninos de la cultura tradicional aún presentes y los nuevos modelos femeninos,
tornando más complejas las relaciones de pareja, pues la permanencia de ciertos valores
femeninos y masculinos complica el proceso de liberación de las mujeres y de los hombres;
a ellos también se agregaron el elevado número de divorcio y los pleitos conyugales como
consecuencia de esta lucha constante, aunado a la sobrecarga de trabajo y el estrés.

Hay muy activa [risas], ¡claro!, […] por que la mujer actual ya quiere hacer de todo, quiere ser
mamá, quiere ser profesionista, quiere ser ama de casa, quiere ser esposa, quiere ser hasta
amante ¿no?, todo, ya quiere ocupar todo los puntos y que bueno ¿no?, claro que tal vez el
porcentaje no es tan alto ¿verdad?, por que todavía estamos como destapándonos, hay vamos
echándole ganas, pero ya es un primer paso para empezar ya hay muchas mujeres que si antes
eran amas de casa nada más, ahora ya este, ya trabajan ¿no?, ya buscan su propio trabajito, lo
que tu quieras, a lo mejor tengan en su casa, no se, una de corte de belleza o que se vayan a un
trabajo, para el siguiente paso ya no solo hay mujeres que trabajan, si no que estudian, que
quieren seguir creciendo profesionalmente, por que ya aspiran a algún puesto más importante.
Pero hay veces, yo si criticaría un poquito eso, de que nos olvidamos de nuestra familia ¿no?,
nos olvidamos, de querer abarcar, tanto de estudiar, de querer trabajar y todo, eres, te vuelves
ya tan egoísta, que hora si te pasas y ya te olvidas de tu familia, en primera tus hijos y en
segunda tu esposo ¿no?, tu hogar en si y yo considero que es algo que no se debe descuidar por
mucho que hagas. Mira, uno de mujer es muy fuerte, una mujer aguanta demasiado, de veras si
tú te pones a prueba la pasa. (Nieta, Familia A, 26 años, septiembre de 2007)

Pues por lo que veo horita es muy, dicen varias personas traqueteada pues, que hay que estar
acá, que hay que estar allá y estresa mucho, la verdad, bueno por las que no a veces tenemos
suerte, por que hay personas que dejan los niños con la abuelita o con más familiares pues
cercanos y no tienen la misma pendencia de su hijo ¿qué donde estará? ó hay muchas madres
que no muy les preocupan los niños, ahí los dejan y “ya voy a trabajar”, yo pienso que me lo
agarro muy de pecho la responsabilidad de madre y hay algunas que la verdad pues no (Nieta,
Familia C, 24 años, Septiembre de 2007).

160
Problemas de la mujer actual

En esta pregunta no se toman en cuenta los comentarios expresados por las mujeres de la
primera generación (las abuelas) ya que para ellas, como se señaló anteriormente, los
problemas de la mujer actual “no existen” o bien los problemas que las mujeres actuales
expresaron tener no son compatibles con los que ellas enfrentaron, es decir no identifican
las complejidades de ser simultáneamente madre, profesionista y esposa, pues señalaron
que la mujer actualmente se encuentra en mejores condiciones de vida que en generaciones
anteriores.

Eso si contar mi vida, eso no me gusta, por que yo no estuve como ahora, que ahí vienen los
pobres maridos ¡tú quincena!, hay quienes tienen de todo y no les gusta, ¡que bruto!, lo veo con
uno de mis hijos le da todo a su mujer y no le gusta, eso no, una vida así no sirve […]. (Abuela,
Familia B, septiembre 2007)

Mientras que para las otras dos generaciones de mujeres se marcó como un problema
central el constante enfrentamiento que tienen las mujeres al buscar romper con los
esquemas establecidos, luchar con el modelo del “marido celoso”, que se niega a que su
mujer trabaje, pero el aspecto más sobresaliente fueron los problemas en el ámbito laboral,
el rechazo a que las mujeres ocupen puestos de alto mando o que participen en ciertos
ámbitos laborales, lo que señala un permanente rechazo a que las mujeres ocupen puestos
de poder en el ámbito público; aunque en este aspecto también se señalaron problemas que
no son propios de un solo género como los bajos salarios, la subvaloración de la
preparación profesional, la falta de lazos de apoyo laboral, comúnmente señalados como
“palancas”, personas con influencias que contratan conocidos o parientes suyos, rechazando
a trabajadores con igual o mayor experiencia laboral.

Pues si la pareja, la que tenga, es celosa, el problema que tendría será el trabajo donde vaya a
estar su esposa y ese ya es un problema, por que, entonces, ya se hace guerra, ya es lucha entre
titanes ¿no? [medio sonríe], ya se hace una lucha constante, es un problema, este, en este caso,
el problema de pareja, pero más problema para la mujer por que en un momento dado si los dos
trabajan, dice el hombre ahí donde estabas hay muchos hombres, hay mucho esto, o sea “no
quiero y no confió”, claro no se lo vas a decir de que “él lo manda”, no, “no mi amor que aquí
que allá”, o sea, con maneritas pero el chiste es que la saca de trabajar[…], pues al sacarla de
trabajar, el único que va mantener la casa es el hombre, así que si quieres algo, igual si te lo va

161
dar, pero hasta cierto punto, hasta donde alcance, ese sería uno de los problemas (Madre,
Familia A, 48 años, Septiembre del 2007).

Problemas actuales de la mujer, ¿qué no tenemos?, tal vez este, es en el trabajo, horita es lo que
estaba viendo, que supuestamente ya está la igualdad de derechos, pero que como, que todavía
no se asimila, todavía esa igualdad no es total y somos reprimidas en algunos trabajos todavía, o
sea, por el hecho de ser mujer (Nieta, Familia A, 26 años, septiembre de 2007).

Problemas de que cuando hay un hombre muy machista que dice: “Bueno ¿por qué una mujer
me va venir a mandar?, no, tiene que ser hombre el que ocupe ese espacio” o lo que acabamos
de decir del acoso sexual en la oficina, es feo vivirlo quieras que no, no te sientes cómoda
trabajando, la tercera es los sueldos, que ya ganas muy poco, aunque horita si siento que es
parejo, que todos ganamos muy poco, todo sube y los salarios no suben. Otro es que en las
oficinas no miden si eres profesionista o no, ahí se da mucho la micro política, que, si tú eres
pariente de alguien, puedes tener buen puesto y puedes ganar muy bien […], tienes
forzosamente tener un padrino para entrar a trabajar a algún lugar, de vicio estudia uno tanto,
pero eso es parejo en hombres y mujeres. (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007).

Los problemas […], yo digo que lo principal es, que a veces uno lucha para trabajar y te digo
pues que a veces hay hombres que no nos dejan, por decir, yo tengo primos que ganan bien y
todo y por lo mismo no dejan que sus esposas trabajen y incluso hay unos que no las dejan
estudiar […] y eso ha sido a lo mejor que la mujer quiere superarse y el esposo, el amigo o a
veces hasta el papá no las deja por ser mujer (Nieta, Familia C, 24 años, Septiembre de 2007).

De igual manera se recalcó en las mujeres, el valor que le dan a la familia, como el motor
que impulsas sus metas futuras y la crítica a las mujeres que se olvidad de convivir con sus
hijos y pareja a causa de trabajo remunerado.

Yo considero […] que la mujer debería, por que se está olvidando un poquito, está llegando
tanto a sus niveles, por que los hijos no se quedan a esa edad [siendo niños], crecen y cuando
crezcan van a seguir el mismo patrón aparte que tienen mucho que reclamarte ¿verdad?, van a
decir a bueno, y que luego, tu vas a decir, como papás “pero hijo fue para darte una vida mejor,
fue para eso”, si, “pero yo no quería tanto una vida mejor, tal vez la vida que tuve. Pero si tu le
disminuyes tantito, no por disminuirle tantito a la vida que llevaba yo, iba a ser más este, más
pobre”, no, yo creo que la base principal para todo es la familia, si la familia, si nuestro
cimiento estar bien como familia, todo lo que hagamos va estar bien, todo, todo es bonito, todo
es maravilloso, vienes de tu trabajo hasta contento, vas a tu escuela igual, feliz ¿no?, por que
todo desde abajo viene bien y […] darle un espacio, siempre, o sea, no todo es trabajo, ni todo
es escuela en la vida si no también está la familia que es lo más importante, que es lo que te va

162
animar y te va a impulsar para seguir haciendo lo que haces, considero (Nieta, Familia A, 26
años, Septiembre de 2007).

Hombres ventajas y desventajas

Entre las ventajas del género masculino que se expresaron están, “no queda embarazado”,
por lo tanto, no tienen la responsabilidad de hacerse cargo de un niño no deseado o no
planeado, asimismo puede gozar más libremente del sexo, “la mujer siempre le sirve”, no
se preocupan por las labores domésticas y “no es juzgado por la sociedad” en ciertos
aspectos, como el ser mujeriego, parrandero o simplemente estar a altas horas de la noche
fuera de casa. Mientras que entre sus desventajas se expresó, que “depende de la mujer en
cierto grado” ya que éstas cumplen con las labores domésticas; que su imagen de proveedor
del hogar los obliga a estar en constante preocupación por mantener la estabilidad
económica de la familia o mejorarla, aumentando sus ingresos y esta misma actividad los
mantiene alejados de la casa y no atender a sus hijos en la escuela (como asistir a juntas,
hacer las tareas con ellos, etc.), se tomó como desventaja su poca o a veces nula
convivencia con los hij@s, también se mencionó como una desventajas “que no les toque
una mujer hogareña” o “comprensiva”.

La ventaja primeramente del hombre, es que nunca podrá quedar embarazado eso es una gran
ventaja. […] la desventaja es que él nunca podrá atender a su hijo en la escuela, todo hace la
mamá, por que los hijos normalmente en la escuela las mamás son las que responden, en la
escuela, en ese aspecto. En el otro aspecto es que su desventaja de que si es un poquito inútil va
querer que le sirvan todo, su comida, su esto, pero si es de esos alivianaditos que lo pueden
hacer, se sirve eso es su ventaja para poder sobrevivir y hacer, eso sería la situación (Madre,
Familia A, 48 años, septiembre del 2007).

La ventaja de ser hombres es eso que su vida no es tan dura, no tienen hijos [risas], ya con eso
ya están del otro lado, no sufren periodos menstruales ¡haa!, este qué más, otra ventaja es, este
que todo es servido, creo que ya lo había comentado, pero, tienen una vida más fácil, […]. Las
desventajas es que, pues ellos siempre son los que tienen que llevar el pan ¿no?, para ellos, no
hay de que “mañana no quiero trabajar”, por que si tú no trabajas, no hay papa, entonces la
desventaja sería para ellos de que todo el tiempo tienen que estar trabajando ¿en qué?, quién
sabe, ahí si ellos tienen que, aunque sea de peón, pero tienen que buscar un trabajo, tienen que
llevar tú comida, el sustento, eso sería una desventaja por que tienen que estar todo el tiempo en
chinga ¿verdad? (Nieta, Familia A, 26 años, septiembre de 2007).

163
La ventaja, que ellos no se preocupan por si se va hacer comida, solo se preocupan por su
trabajo y que su familia tenga comida, que sus hijos estén bien, un hombre responsable de eso
se debe encargar, […]. La desventaja, ¡ay pobrecitos!, por que si un hombre es responsable,
toda la vida está pensando, en que “¡ay que tenga trabajo!, que, ¡ay que sus hijos!”; que tú no
sabes si tu marido llega con dolor de cabeza que le fue mal en la oficina, y puede ser una
palabra de aliento que llegue a tu casa y tú: “¿Cómo te fue mi vida?”, con ese simple hecho,
pero hay mujeres que “ay, ya llegaste, que bueno que ya llegaste, mira que hora veniste, ya es
bien tarde”. Imagínate que a un hombre le toque eso, no sabemos también, si para los hombres
es una carga estar en una oficina, que tal tiene un jefe que es muy autoritario o que tal en su
trabajo sufre la discriminación, porque hay hombres que, si lo sufren, o también sufren lo que
es el acoso sexual, no nada más las mujeres (Nieta, Familia B, 26 años, mayo de 2007).

Una de las ventajas que tienen el hombre es que él puede salir en la noche a la hora que sea y
uno como mujer pues no, bueno horita a lo mejor, por que yo la verdad no, a tal hora ya era mal
visto por la sociedad que una mujer estuviera afuera, pues, de su casa, o hablan mal los hombres
de las mujeres cuando está platicando con el novio y de los hombres no dicen “hay mira se ve
mal el niño ahí”, si no que más de la mujer y es una de las ventajas que nunca es mal visto el
hombre (Nieta, Familia C, 24 años, Septiembre de 2007).

El ideal masculino: de la fantasía a la realidad

A la pregunta ¿Cómo se imaginan la vida de los hombres?, resaltó en las respuestas de las
mujeres, la imagen de una vida más tranquila y relajada para los hombres, sobretodo por la
descarga del trabajo en el hogar, la llegada a la casa representa para ellos el termino de su
jornada de trabajo, mientras que para las mujeres la salida del trabajo representa una carga
de trabajo extra, la de las labores de limpieza, cocina y cuidado de los hijos. Lo
sobresaliente fue que las mujeres de la tercera y segunda generación hicieron comentarios
negativos a los cambios en los modelos masculinos, sobretodo en su aparente pérdida del
poder, ya que algunos de ellos ahora participan en casa o bien conviven con mujeres
profesionistas que “reclaman su mayor participación en el hogar”, aunado a esto se señaló
el elevado número de divorcios a causa de los cambios en las relaciones de género o un
cambio en los roles de pareja en los que la mujer se vuelve autoritaria y el hombre
complaciente.

Yo supongo que es muchísimo más fácil y como te decía hace rato hay muchísimo más
oportunidades […]. ¿cómo es la vida de los hombres?, pues, la vida de los hombres es mucho

164
más tranquila, ellos […] viene de trabajar y se descansan un rato, pero por ejemplo, nosotras las
mujeres si somos amas de casa nos lleva la tristeza, por que lo hacemos todo, si somos
trabajadoras y amas de casa igual nos lleva, por que aparte de que trabajas llegas a trabajar en
tú casa y hacer lo que te falta, y luego si aparte de lo que te falta estudias, tienes que volver
hacer tus tareas, ¡bueno hay que pensarlo!, por que es muchísimo; ellos no, ellos llevan una vida
un poco más fácil, una vida más tranquila, una vida de que, si, la presión del trabajo, por que la
tienen o tienen muchas responsabilidades sobre sus hombros de hacer acá o si cometen un error
eso cae sobre ellos y les pueden hasta en un momento dado, no se, descontar de lo que sea ¿no?,
son presiones […] mentales, que todo es, este, no es físico es mental y si se cansan de todo,
pero tienen la ventaja de que cuando llegan a una casa, dicen “ay, mi amor estoy casadísimo” y
se recuestan un rato, […] y después “ay ya está la comida”, van se sientan se sirven, ya acabaste
de comer, “ahora si me voy acostar, por que hoy me fue bueno, pesadísimo el día” y mientras
tanto quién hace todo lo que ellos no, pues nosotras, prácticamente […]. Claro, hay de hombres
a hombres, eso te estoy hablando de “el macho”, del que llegar le sirven y todo, pero, […] hay
hombres que son mas compartidos, […] o sea, llegan del trabajo al igual que ellas y “mi amor
yo te ayudo tú preparas esto, yo preparo lo otro”, ¡ay que bonito es la vida así!, por que es
compartida pues, no todo es sobre tú peso y ellos te ayudan y si se cansan y todo, pero siempre
lógicamente para ellos es mucho menos, por que te ayudan hacer la comida comen juntos,
levantan las cosas juntos, “mira mientras tú lavas los trastes o arreglas la cocina, yo le doy una
arregladita a la sala, me pongo a trapear”, y lo hacen, “ya termine”, “bueno amor”, se descansan,
pero uno como sabe que “ay no es que tengo que ver lo de la ropa de allá” y como que, tengo
ver lo del cuarto de los niños, y como tengo que ver”, todo lo tienes en tu mente ya programado
como una lista de quehaceres, ellos no, ellos nada más te apoyan y te ayudan en todo lo que
están viendo sus ojos, pero ellos no tienen una lista de quehaceres ¿verdad?, […], no, ellos te
ayudan en lo que pueden y mientras ellos descansan, tu sigues en chinga en la casa,
independientemente de que ellos te ayuden, y que ¡gracias a Dios!, los hombres horita ya han
evolucionado mucho en esos aspectos, de que tienen más la idea de ayudar a su esposa, ayudan
pero descansan más, al final del día se llevan la vida más tranquila y para ellos considero que
para ellos la vida si es, creo que Diosito los, fueron privilegiados por él, por que deberás se la
llevan mucho más cómoda. (Nieta, Familia A, 27 años, septiembre de 2007)

Opiniones expresadas sobre los cambios que deben hacer las mujeres

En este apartado se refleja más la conciencia crítica de las mujeres a ciertos modelos
femeninos y dejan ver los valores e imágenes que ellas desean transmitir a sus hij@s,
futuras generaciones de mujeres, como: el buscar ser más independientes a través del

165
trabajo, seguir la lucha por la liberación femenina, no repetir solamente los discursos de
independencia y liberación femenina sino actuar sobre ello.

Pues, el cambio sería de una manera que, en el momento que se pongan a trabajar en ese
momento, no darles ni el hombre, ni la mujer, no darles todo, me han dicho que “ a la mujer ni
todo el amor, ni todo el dinero”, bueno pues también al hombre, que debe hacer la mujer, abrir
su cuenta en el banco, tener su dinero propio y por que no, aportar a la casa, por que también
es parte de la vida; es lo que debe hacer, deber ser, totalmente libre en ese aspecto y llevarse
bien con su pareja, manejar así la situación y eso es lo que podría hacer y eso le da pauta para
hacer otras cosas, como comprarse lo que quiera, si en ese momento el marido no tiene (Madre,
Familia A, 48 años, Septiembre del 2007).

Un cambio, ¡ay pues horita todos los cambios!, considero que la mayoría de las mujeres ya lo
han venido haciendo, […] nos hemos dedicado no solamente a la casa, nos hemos dedicado a
estudiar, no hemos dedicado a trabajar esos son cambios, hemos hecho de todo, hacemos todo,
somos todólogas, otro cambio más, yo considero que seguiríamos tratando de seguir luchando
por lo que queremos ¿no?, por lo que realmente deseamos o por lo que consideramos que
tenemos la razón ¿no?, digo, no quedarnos ahí, si no seguir evolucionando con esos cambios,
seguir luchando, seguir buscando y hasta tener ahora sí, las mismas igualdades¿ no?, por que,
por ejemplo dicen que una mujer nunca va llegar hacer presidenta de la república ¿no?, más sin
embargo ya hay así como que ya se ve, “por qué no una mujer”, ya se toca el tema, ya se habla
un poquito más de eso, por que no seguir con eso, seguir tratando de buscar ese cambio de que
no solamente un hombre, sino igual una mujer, entonces seguir con la evolución que hasta
horita se ha llevado, por que cambios ya los hemos tenido y considero los suficientes, por que
hemos tenido muchísimos y ha sido hora si que los más certeros y seguir con eso y tal vez
hablar menos y hacer más las cosas, yo considero ¿no?, demostrar más lo que sabes (Nieta,
Familia A, 26 años, septiembre de 2007).

Consideraciones finales

Como se observa la consciencia de las mujeres sobre los problemas de género en la


actualidad, no dependen tanto de asistir a talleres, leer literatura feminista o ser participes
directas de movimientos feministas (ONG, partidos políticos, etc.), existe ya una
consciencia de la inequidad de género a través de la realidad cotidiana, del enfrentamiento
diario con los obstáculos, con los problemas propios de cada mujer y un cuestionamiento
directo sobre las situaciones de desigualdad.

166
La enteraza de estas mujeres y sus deseos de superación las han llevado abrirse paso en
caminos no del todo fáciles, que a su vez refuerza su autoestima y genera nuevos valores y
modelos femeninos a seguir y transmitir a las futuras generaciones de mujeres en sus
familias.

Por otro lado también es importante señalar, que si bien Marcela Lagarde (2005) habló de
los cautiverios de la mujer, es necesario ahora resaltar el hecho de que el modelo
patriarcal encierra tanto a hombres como a mujeres en una serie de imágenes y
representaciones que se esperan sean repetidas y perpetuadas por los géneros, luego
entonces, podemos decir que los hombres también están cautivos en el estereotipo del
“macho protector y proveedor” y son también las mujeres la que asumen este rol como
natural en los hombres, pues como lo señalan Rivera y Díaz-Loving:

“Parece ser que no sólo las mujeres pagan un precio por vivir en una sociedad dominada por
hombres. Para los hombres esto también tiene un costo, por ejemplo, existen algunas virtudes y
fortalezas que forman parte del potencial de todo ser humano, que la sociedad patriarcal a
suprimido o desvalorizado como atributos en los hombres: la vulnerabilidad, la pasividad, la
capacidad de comunicarse con los sentimientos propios, la necesidad de brindar afecto y
cuidado entre otros” (2002:48).

Y cuando la imagen del “macho dominante” se contrapone a la de una mujer independiente


o que busca ser independiente, se generan problemas de identidad y de constante lucha por
el poder. Por ello es necesario entonces estudiar la forma en que se adaptan las parejas a
sus contextos, como se entablan los diálogos entre los géneros, para saber que cambia y
permanece en la valoración de los modelos que representan los masculino y lo femenino.

167
LA RESIGNIFICACIÓN DEL SER MUJER

Conclusiones Generales

El que las mujeres adquieran una carrera técnica o profesional no lleva a romper por
completo con los estereotipos femeninos y masculinos “clásico”, ya que, las funciones en el
seno de la familia, entre los cónyuges y entre generaciones, son un reflejo de modelos de
autoridad, así como de cooperación horizontal y jerárquica, y reflejan también relaciones
entre lo individual y lo colectivo que obviamente influyen en las funciones y relaciones que
se dan en la sociedad en general, a la vez que son influidas por ellas (Jean-Pierre Works,
2003:319).

Una explicación de este fenómeno es que la educación tanto la informal como la formal se
encuentra inmersa en la ideología hegemónica patriarcal, vasta con dar un vistazo al plan de
estudio de las universidades en México, la mayoría de ellas repiten patrones de
discriminación así las mujeres y aquellas que presentan un alto índice de feminidad en las
matrículas de inscripción, como es el caso de las licenciaturas en Ciencias Sociales y
Humanidades, los escritos y teorías feminista no son tomadas con la fuerza y el valor
científico que representan, dentro del plan de estudios.

Sin embargo, cuando las mujeres ingresan al mundo laboral remunerado, obtienen mayor
independencia y autonomía en sus decisiones, pero no necesariamente igualdad, pues como
se observó no desaparece la obligatoriedad de las labores domésticas, ya que éstas aún
forman parte de su identidad femenina, lo que ellas reconocen como su ser mujer.

Si bien se da una mayor participación masculina en las labores domésticas, éstas sigue
siendo consideradas como una función femenina, esto se refleja en las estadísticas estatales;
mientras que en Chiapas el 98.3% de las mujeres realizan quehaceres domésticos de las
cuales el 48.6% se dedica exclusivamente a esta actividad, el resto la combina con el
trabajo y los estudios, sólo el 86.1% de los hombres realizan labores domésticas (Mujeres y
Hombres en Chiapas, 2000:107), podemos decir que las familias chiapanecas y las tuxtlecas
por supuesto, presentan un cambio en la forma en que se relacionan los conyugues y en su
estructura familiar actual, pero sin embargo se mantienen la diversificación entre los
géneros.

168
Por lo que existen relaciones de género con mayor tención que en el paso, teniendo la
participación de las mujeres en el ámbito público altos costos: el reclamo de los hijos y
esposo por la ausencia de la madre; los sentimientos de culpa y frustración en las mujeres
por no poder convivir con los hijos la mayor parte del tiempo y no cumplir con el esquema
de “la buena madre”; los actos de violencia por parte los hombres hacia las mujeres y los
feminicidios, que son una respuesta negativa a aceptar cambiar la manera en la que nos
relacionamos los hombres y mujeres. Así pues, compaginar las actividades familiares y
profesionales, sigue siendo un trabajo exclusivo de las mujeres, así como resolver sobre el
cuidado de los hijos y el hogar.

Sin embargo, se observó que las mujeres se forman estrategias para poder desempeñarse
simultáneamente tanto en el ámbito público como en el privado, entre las observadas están:

1) Prolongar el tiempo para tener hijos y planificar el número de hijos que se desea
tener. Asimismo, tener menos hijos permite que ellos tengan mayores
oportunidades de obtener un nivel profesional de estudio.

2) Interrumpir en momentos claves, los estudios o el trabajo, para no tener que


dejar a los hij@s durante sus primeros meses o años, aunque ello también
complica el ingreso de las mujeres al mundo laboral o bien, retrasan su ascenso
en él.

3) Piensan en estrategias para desempeñar actividades junto a sus hijos, que cubran
el tiempo que ellas no están en casa, se habla ahora de tiempo de calidad y no
cantidad en el tiempo que se convive con los hijos.

4) Algunas (como fue el caso de las abuelitas) se dedican a empleos que no


requieran de un horario fijo y pocas libertades de faltar, como son los negocios
propios, que generalmente se instalan dentro de casa, los cuales les permiten
convivir más con sus hij@s y estar al pendiente de ell@s.

5) Hacen uso de lazos familiares de apoyo, para el cuidado de sus hij@s o en su


defecto se apoyan en las instituciones que se encargan de su cuidado (guarderías
o estancias infantiles), esta estrategia es la más empleada por las mujeres
trabajadoras remuneradas. Aunque siempre es preferible para las madres que los
hij@s se queden al cuidado de sus familiares, en este caso las abuelas, tías o

169
primas, ya que les da mayor tranquilidad y seguridad de que ell@s serán bien
cuidados.

De igual amanera se observó que las familias donde la madre tiene un rol importante y su
imagen es la de “la mujer trabajadora y fuerte”, se asume al trabajo y a los estudios como
herramientas bases para la independencia en la mujer; por lo que es posible que los niveles
de estudio crezcan en las próximas y futuras generaciones de estas familias y que se
reduzcan las posibilidades de que las mujeres abandonen el mundo laboral; pues, el lugar
que ocuparon las mujeres de la primera generación en sus familias determinó buena parte
de la estructura familiar de las mujeres de la segunda y tercera generación.

Asimismo, la maternidad y los hijos se ven como fuente de fortaleza, para impulsar el
desarrollo profesional de las mujeres, se asume, entonces, la imagen de “la mujer
profesionista” como un nuevo estereotipo a seguir, aunque ello represente una mayor carga
de trabajo y un mayor peso social.

Pero los cambios observados en las mujeres no pueden dejar de ir acompañados por los
cambios en los hombres, ellos también se enfrentan actualmente a las exigencias del mundo
actual y de las mujeres, se observó entonces, que las parejas de estas mujeres, sobretodo en
las segunda y tercera generación cambios representativos, siendo las parejas de éstas
últimas las que presentaron más cambios en la manera cómo se relacionan con sus esposas,
se da una mayor apertura ha apoyar en las labores domésticas e impulsar a sus parejas en el
desarrollo profesional. Se pude decir entonces que en las familias de clase media existen
mayores oportunidades de que se den relaciones más equitativas entre los cónyuges.

Puedo concluir diciendo, que la familia es la institución desde donde la mujer puede hacer
uso de su poder de manera más directa, transformando así las estructuras sociales y
familiares, y a medida que crezca el porcentaje de mujeres que son conscientes de su poder
en el ámbito privado para romper con los estereotipos de género, mayores serán los
cambios en la estructura familiar y más aún las posibilidades de tener relaciones de género
equitativas en el ámbito público y privado.

La resignificación del ser mujer consiste entonces, en crear cambios en los roles de género
que permitan hacer de las relaciones entre hombres y mujeres, relaciones más equitativas,

170
de la misma manera que cree consciencia sobre el valor social y cultural de las mujeres para
la permanencia y el cambio de las micro y macroestructuras.

171
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181
ANEXOS

182
CUADROS COMPARATIVOS POR FAMILIA DE LAS TRES GENERACIONES
DE MUJERES

1ra. Generación= Abuelas, 2da. Generación= Madres, 3ra. Generación= Nietas,


PRIM.= Estudios de primaria, SEC.= Estudios de secundaria, PREP.= Estudios de
preparatoria, PRO.= Estudios de licenciatura o carrera técnica, OTROS= Estudios de
maestría o doctorado.

X = Nivel de estudios terminado,  (-) = Nivel de estudios incompleto,  = Se encuentra


cursando el grado de estudios señalado en la tabla, 1(-) = Se encuentra embarazada del
primer hijo

EDAD CON QUE


NIVEL EDUCATIVO CURSADO SE CONTABA AL

TENER
FAMILIA ACTV. Nº DE
PRIM. SEC. PREP. PRO. OTROS CASARSE EL 1ER.
“A” LABORAL HIJ@S
HIJ@

1ra.
 (-) Modista 15 años 16 años 5
Generación

Secretariado y
2da.
x x x x decoradora de 18 años 21 años 3
Generación
interiores

3ra. Asistente de
x x x  *
19 años 21 años 1
Generación contador

*
Para el caso de la mujer de la tercera generación, familia A, se tomó en cuenta el puesto que ocupó en su
último trabajo, pues en la entrevista final mencionó haber renunciado a su trabajo y encontrarse desempleada.

183
EDAD CON QUE
NIVEL EDUCATIVO CURSADO SE CONTABA AL

FAMILIA ACTV. TENER EL Nº DE


PRIM. SEC. PREP. PRO. OTROS CASARCE
“B” LABORAL 1ER. HIJ@ HIJ@S

1ra.
 (-) Comerciante 18 años 14 años 8
Generación

2da. Lic. En
x x x x 23 años 26 años 1
Generación Derecho

3ra.
x x x x  (-)* Pedagoga 25 años 26 años 1(-)
Generación

EDAD CON LA QUE


NIVEL EDUCATIVO CURSADO SE CONTABA AL

FAMILIA ACTV. TENER EL Nº DE


PRIM. SEC. PREP. PRO. OTROS CASARSE
“C” LABORAL 1ER. HIJ@ HIJ@S

1ra. Ama de
 (-) 18 años 19 años 7
Generación casa

2da. Maestra
x x x x 23 años 24 años 2
Generación Normalista

3ra. Ama de
x x x  22 años 23 años 1
Generación casa

*
Terminó los estudios de Maestría en Educación con Especialidad en Docencia, pero a causa de su embarazo
suspendió su trabajo de tesis, el cual no ha reanudado.

184
FICHAS DE DATOS GENERALES

Fecha: ______________________

Nombre: __________________________________________________________________

Fecha de nacimiento: _____________ Lugar de nacimiento: ________________________

Estado civil: ____________________ Religión: ___________________________

Número de hijos: ______ Hijas: _____

Edad con la que contaba al casarse: ___________

Edad a la que tuvo al primer hij@: __________

NIVEL DE EDUCACIÓN:

Completa Si No Años cursados


Kínder
Primaria
Secundaria
Prepa
Universidad o
carrera técnica
Otros:

Trabajo actual: _____________________________________________________________

_____________________________________________________________

185
GUÍA DE ENTREVISTAS

INTRODUCCIÓN

¿Cuál es tú fecha de nacimiento?

¿Dónde naciste?

¿Cuál es tu estado civil?

¿Cuántos hijos tienes?

¿Qué religión profesa?

¿A qué edad te casaste?

¿A qué edad tuvo al primer hijo?

¿Cómo te describirías?

1) ESTUDIOS Y TRABAJO:

¿Hasta que grado estudiaste?

¿Qué trabajos has tenido?

Puntos que se buscan exponer con esta pregunta:

* Nivel de estudios

* Profesión

* Trayectoria laboral

* Trabajo actual

2) LA FAMILIA

¿Cómo se organizan las actividades en el hogar entre los miembros de tu la familia?

Puntos que se buscan exponer:

186
* Cómo participan los hijos, las hijas, el esposo y otros familiares

¿Cómo se reparten los gastos?

* Puntos que se buscan exponer:

* Cómo participan los hijos, las hijas, el esposo y otros familiares

3) ACTIVIDADES DIARIAS Y RECREACIONES

¿Cómo es un día común en tu vida?

¿Cómo es un fin de semana en tu vida?

Puntos que se buscan exponer:

* Actividades en el hogar

* Actividades fuera del hogar

* Trabajo remunerado

* Hobbyes-distracciones

4) CURSO DE VIDA

NIÑEZ

¿Cuántos hermanos tienes?

¿Dónde viviste tu infancia?, ¿puedes describirme el lugar?

¿Quiénes vivían contigo?

¿Cuál es el primer recuerdo que te viene de tu infancia?

¿Cuál era tu juguete favorito y tus juegos favoritos?

¿Quiénes jugaban contigo usualmente y a que jugaban?

Durante tu infancia, ¿cuáles fueron tus responsabilidades dentro del hogar?

¿Cuáles eran las responsabilidades de tus padres en el hogar?

187
¿Cuáles eran las responsabilidades de tus hermanos (as) en el hogar?

¿Quiénes eran las personas encargadas de cuidarte? ¿Y tu papá? (esta pregunta se realiza en
caso de que el padre no sea mencionado en la repuesta de la entrevistada)

¿Cuáles eran las causas comunes por las que recuerdes que tus papás te hayan reprendido?

Puntos a exponer con esta pregunta:

* Esta pregunta tiene la finalidad de obtener una visión más clara sobre el carácter
de las entrevistadas y el tipo de educación que recibieron por parte de sus padres
desde sus primeros años de vida.

¿Puedes contarme una buena y una mala experiencia de tu infancia?

¿Qué recuerdos tienes del Kinder y la primaria? ¿Qué te gustaba? ¿Qué no te gustaba?107

Punto que se busca exponer:

* Con esta pregunta trato de rescatar, la primera impresión que tuvieron las
mujeres respecto a la educación formal.

ADOLESCENCIA

¿Cómo fue la experiencia de tu primer periodo?

¿Tú mamá, algún familiar o amiga te habló de los cambios físicos y emocionales de esta
etapa? ¿Qué te dijeron?

Y ¿en la escuela te hablaron de estos cambios? ¿En que año fue eso?

¿Cómo fue la relación con tus padres y hermanos en esta etapa?

Durante esta etapa, ¿cuáles fueron tus responsabilidades dentro del hogar?

¿Cuáles eran las responsabilidades de tus padres en el hogar?

¿Cuáles eran las responsabilidades de tus hermanos (as) en el hogar?

107
Esta pregunta fue realizada únicamente a las mujeres pertenecientes a la tercera generación, pues la
educación preescolar no era muy común, hasta hace pocos años cuando se volvió obligatoria. La educación
formal en la primera y la segunda generación de mujeres inicia usualmente a los 6 años con la primaria.

188
¿Cómo fueron tus años escolares en esta etapa (secundaria y prepa)? ¿Qué te gustaba?,
¿Qué no te gustaba en la escuela?

¿Qué recuerdos tienes de tus amigos?

¿Qué cosas te prohibían tus padres? ¿Qué normas recuerdas haber transgredido?

¿En tu escuela qué cosas te prohibían? ¿Qué normas recuerdas haber transgredido?

¿Qué cosas te preocupaban a esta edad (presiones, escuela, amigos, hogar, el físico)?

NOVIAZGO—MATRIMONIO

¿A qué edad te era permitido tener novio?

¿A qué edad tuviste tu primer novio?

¿Qué entendías por noviazgo?

¿Cómo fue, puedes contarme?

¿Tus padres cómo lo tomaron?

¿Tus herman@s que opinaban de tu noviazgo?

¿Cómo fue la relación de noviazgo entre tu ahora esposo y tú?

¿Cómo imaginabas el matrimonio?

¿A qué edad decidiste casarte?

¿Cuáles crees que fueron los motivos que te llevaron a pensar en casarte?

¿Tus papás estuvieron de acuerdo en la decisión de casarte? Si-No ¿por qué?

¿Cómo fueron tus primeros años de casada?

¿Hablaron sobre planificar la familia?

¿A qué edad tuvieron a su primer hijo?

¿Qué los llevó a tomar esa decisión?

189
¿Interrumpiste tu trabajo durante alguna parte del matrimonio o después del embarazo?108

¿Cómo se dividieron el cuidado de los niños tú y tu esposo?

¿Cómo se organizaban con las labores del hogar?

5) LA IMAGEN DE LOS PADRES

¿Cómo percibes la relación entre tus padres?

¿Qué imagen tienes de tu papá?

¿Qué imagen tienes de tu mamá?

¿Con quién te relacionas mejor con tu madre o con tu padre? ¿Por qué?

6) TRABAJO

¿A qué edad comenzaste a trabajar y por qué?

¿Cuáles han sido los trabajos por los que has pasado hasta llegar a la actualidad?

¿Tuviste algún problema con tus padres o tal vez tu esposo por querer trabajar o seguir
trabajando?

¿Qué problemas recuerdas haber tenido en tus trabajos?

¿Durante el tiempo que has trabajado has sufrido de acoso por parte de tu jefe o
compañeros de trabajo?

¿Cómo describirías que es tu ambiente profesional?

¿Qué dificultades has tenido que afrontar al ser profesionista y madre?

7) MODELO DE LO FEMENINO

¿Cuáles han sido tus metas logradas?

108
En uno de los casos en las que una de las entrevistadas estaba en espera de su primer bebé la pregunta fue
cambia a ¿estarías dispuesta a dejar tu trabajo por dedicarte de tiempo completo a ser madre?

190
¿Qué metas te quedan por cumplir?

¿Cómo crees que es la vida de la mujer actual?

¿Cuáles crees que son las ventajas de ser mujer en la actualidad?

¿Cuáles son las desventajas del ser mujer en la actualidad?

¿Cuáles crees que son los problemas actuales a los que nos enfrentamos las mujeres?

¿Cuáles crees que son los cambios que debemos hacer las mujeres en nuestra vida?

8) EL IDEAL MASCULINO

¿Cómo te imaginas que es la vida de los hombres?

¿Cuáles crees que son las ventajas de los hombres?

¿Cuáles crees que son las desventajas de los hombres?

¿Qué cambios crees que deberían hacer los hombres?

¿Cuál crees que sería el papel de las mujeres en la realización de esos cambios?

191
LA CLASE MEDIA. UNA BREVE ETNOGRAFÍA ILUSTRADA109

Las tres familias estudiadas, pertenecen


a la clase social media, aunque existen
variaciones entre sus ingresos, y el área
donde habitan, mientras dos de ellas
habitan en colonias populares del lado
oriente sur y oriente norte de la ciudad.
Una de ellas habita en una colonia
residencial del lado poniente norte de la
ciudad.
En las familias A y C se dan la
composición familiar extensa, en el
primer caso la familia está compuesta
por la madre y padre de la segunda
generación, junto a las hija mayor y
menor de la familia, una nieta y la
abuela; en el segundo caso la familia
esta compuesta por la madre (mujer de la
segunda generación), su hijo e hija
(mujer de la tercera generación), junto a
su nieto y yerno.
Mientras que la familia C, es la única en
la que se presentan hogares nucleares,
compuestos por la madre, el padre y la
hija en el caso de la nieta, la madre por
su parte habita sola, mientras que la
abuela comparte su hogar con su hija
menor, casada y con tres hijos, la abuela
(mujer de la primera generación) en este
caso habita muy cerca de la casa de su
hija, junto con su esposo
Como se observa las casas de estas
familias son de cemento, compuestas por
dos plantas cuentan con servicios
públicos de luz, agua, alcantarillado y
recolección de basura.

109
Basado en lo escrito por Esteinou (1996) en Familias de sectores medios: perfiles organizativos y
socioculturales.

192
Estas casas de igual manera
cuentan con espacios propios
para el lavado de ropa y
almacenamiento de utensilios
de limpieza, que
generalmente es el uso que se
le da a los patios traseros.

La fé católica es algo que


comparten en común las
tres familias, por lo que se
encontraron en las casas
espacios destinados para
expresar sus creencias.

193
Se encontró también el uso de
artículos “fetichistas” para la
protección y cuidado de las
familias y sus miembros.

Se encontró también que es frecuente el uso de aparatos


electrodomésticos que reducen el tiempo que se invierte
en las labores domésticas como cocinar, limpiar y lavar
ropa.

194
En algunas de las casas se
encontraron espacios destinados
para el estudio y actividades
propias del género femenino,
como se demuestra en las
fotografías, existe en la casa un
espacio especial para trabajar y un
espacio específico para el área de
costura, donde la esposa realiza
manualidades, como la
fabricación de tapetes, fundas y
demás artículos decorativos.

195
Se observó también que
algunas de estas mujeres se
emplean en el comercio
informal y formal para subsistir
o bien obtener ingresos extras,
entre los artículos de venta se
encuentran: zapatos, ropa y
venta de artículos personales
por catálogo, la venta de
joyería, manualidades y
productos alimenticios.

196
Las mujeres de las familias
de clase media consumen
productos prefabricados que
reducen el tiempo que se
invierte en la cocción de
alimentos y bebidas, como
se observa en las
fotografías.

197
El consumo de productos de
marca para la limpieza personal,
se emplea en las tres familias
estudiadas, aunque con más
frecuencia en la segunda y tercera
generación.

Dos de las familias que cuentan


con una mayor entrada de
ingresos económicos, hacen
uso de los servicios de
limpieza, como las lavanderías.

198
La cooperación masculina para el cuidado de los hijos se da cada vez con mayor
frecuencia en las parejas de matrimonio recientes de la clase media.

199

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