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La historia del Ferrocarril Eléctrico Nacional de Los Altos comenzó el 30 de marzo de 1930.

Luego de 81 años de haber dejado de funcionar por órdenes del gobierno de Jorge Ubico
(1931-1944), la comunidad altense solo tiene el recuerdo en una melodía en marimba del
compositor Domingo Betancur y un museo que guarda documentos y libros con relatos
diversos.

Los periódicos El Tiempo y El Imparcial informaron en su momento que “el eléctrico”


funcionó del 30 de marzo de 1930 al 19 septiembre de 1933, tres años en que los
quetzaltecos disfrutaron en esa obra de la ingeniería alemana.

Para los quetzaltecos representó desarrollo económico y un imán para futuros acuerdos
políticos en la región, después de la caída del desaparecido Sexto Estado de Los Altos.

Obra de alto rango

Allgemeine Elektricitäts Gesellschaft fue la empresa que en septiembre de 1924 firmó


contrato para construir el ferrocarril eléctrico, cuyo recorrido sería de 45 kilómetros, entre
Quezaltenango y San Felipe Retalhuleu, Retalhuleu.

En ese punto costero se uniría con la terminal del International Railways of Central America,
que en 1912 absorbió el ferrocarril guatemalteco.

En un documental filmado en marzo de 1930, y difundido por Internet (el cual encontrará en
la parte inferior de esta nota), se describen aspectos de la construcción de la hidroeléctrica
de Santa María de Jesús, construida para generar luz y fuerza a comunidades del occidente
y para uso del ferrocarril.

Las turbinas impulsadas por el río Samalá producirían seis megavatios de energía eléctrica
para alimentar aquel transporte.

Trabajo conjunto

Pasaron 20 años antes de que se construyera el tren eléctrico. En la edificación de la línea


férrea trabajaron cientos de pobladores de Quetzaltenango, Cantel, Santa María De Jesús
y San Felipe Retalhuleu.

A lo largo de la vía se abrió una brecha para el paso del ferrocarril y el túnel de Zunil.

El historiador Francisco Cajas Ovando explicó que la administración del presidente Manuel
Estrada Cabrera (1896-1922) apoyó este proyecto sin condiciones.

Cajas añadió que según su investigación, el 8 de junio de 1921 el Gobierno decretó un


impuesto de tres pesos a las bebidas alcohólicas, para la construcción del tranvía.

Algunos pasajes y documentos sobre la historia de este orgullo quetzalteco están


guardados en el Museo del Ferrocarril, en la antigua estación.
Detalles

A continuación algunos aspectos interesantes del tren altense:

El día de la inauguración, sus frenos fueron puestos a prueba ante la mirada del Ministro
de Fomento y diputados del Congreso, en la pendiente de Los Pirineos.

Había pasajes de primera, segunda y tercera clases.

Según el investigador Francisco Cajas Ovando, los vagones 1 y 2 eran de primera clase; 3
y 4, de segunda , y el 5 y 6, de tercera.

Los 14 vagones fueron comprados a la empresa belga Familleureux de La Louviére, y cada


uno tenía motor independiente.

El túnel en Zunil tiene 250 metros de longitud y a lo largo de la vía se construyeron ocho
puentes.

La obra costó US$8.5 millones. En aquella época, la moneda quetzal tenía el mismo valor
que el dólar estadounidense.

Los precursores de preservar el recuerdo del Ferrocarril Eléctrico de Los Altos son Octavio
Ciani y Carlos Prado.

El Museo del Ferrocarril de Quetzaltenango, en la antigua estación, lleva el nombre de


Octavio Ciani.

La desaparición del famoso tranvía comenzó durante el intenso invierno de 1933, en el


gobierno de Jorge Ubico.

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