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Luego de 81 años de haber dejado de funcionar por órdenes del gobierno de Jorge Ubico
(1931-1944), la comunidad altense solo tiene el recuerdo en una melodía en marimba del
compositor Domingo Betancur y un museo que guarda documentos y libros con relatos
diversos.
Para los quetzaltecos representó desarrollo económico y un imán para futuros acuerdos
políticos en la región, después de la caída del desaparecido Sexto Estado de Los Altos.
En ese punto costero se uniría con la terminal del International Railways of Central America,
que en 1912 absorbió el ferrocarril guatemalteco.
En un documental filmado en marzo de 1930, y difundido por Internet (el cual encontrará en
la parte inferior de esta nota), se describen aspectos de la construcción de la hidroeléctrica
de Santa María de Jesús, construida para generar luz y fuerza a comunidades del occidente
y para uso del ferrocarril.
Las turbinas impulsadas por el río Samalá producirían seis megavatios de energía eléctrica
para alimentar aquel transporte.
Trabajo conjunto
A lo largo de la vía se abrió una brecha para el paso del ferrocarril y el túnel de Zunil.
El historiador Francisco Cajas Ovando explicó que la administración del presidente Manuel
Estrada Cabrera (1896-1922) apoyó este proyecto sin condiciones.
El día de la inauguración, sus frenos fueron puestos a prueba ante la mirada del Ministro
de Fomento y diputados del Congreso, en la pendiente de Los Pirineos.
Según el investigador Francisco Cajas Ovando, los vagones 1 y 2 eran de primera clase; 3
y 4, de segunda , y el 5 y 6, de tercera.
El túnel en Zunil tiene 250 metros de longitud y a lo largo de la vía se construyeron ocho
puentes.
La obra costó US$8.5 millones. En aquella época, la moneda quetzal tenía el mismo valor
que el dólar estadounidense.
Los precursores de preservar el recuerdo del Ferrocarril Eléctrico de Los Altos son Octavio
Ciani y Carlos Prado.