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Toxicomanías

En 1952 la OMS estableció que la toxicomanía se trata de un estado de


intoxicación periódico o crónico, perjudicial al individuo y a la sociedad,
engendrado por el consumo repetido de una droga natural o sintética.

Este estado tiene como principales características:


 Un invencible deseo o necesidad de continuar consumiendo la droga, y de
procurársela por todos los medios;
 Una tendencia a aumentar las dosis;
 Una dependencia de orden psíquico , y a veces físico.

El aspecto psicopatológico de la toxicomanía adquiere un lugar


preponderante. El toxicómano deja de ser individuo “con ansias” (placeres
viciosos), pasando a ser enfermo, en el cual hay que precisar la psicopatología y
determinar la terapéutico.

Datos psicopatológicos

1)Condiciones de aparición de la toxicomanía: Es necesaria la conjunción de


dos elementos: por un lado, una personalidad neurótica particular (toxicofilia); y por
otro lado; una sustancia que engendre la toxicomanía. La coincidencia de ambos
elementos puede ser accidental: bajo la influencia de un toxicómano que, por
diversas razones trata de quedarse adepto; o con motivos de un tratamientos que ha
exigido el empleo de drogas, en esta eventualidad se revela de cierto modo, la
tendencia toxicómana del sujeto. También puede ser conciente mente buscada; esto
responde a una apetencia profunda por las drogas euforizantes, a una necesidad
hedónica que constituye una de las principales características del sujeto.
El síndrome toxicomaníaco aparece cuando estos dos factores se conjugan. Este
momento es decisivo y marca el comienzo de la neurosis. La evolución se
caracteriza: por los efectos propios de las drogas, o por los trastornos secundarios a
esta intoxicación.

2) Efectos de las drogas: Euforia: Se caracteriza por un estado cenestésico; la


droga crea una especie de anestesia electiva, por la cual el enfermo tiene la
impresión de vivir en un estado de felicidad, de hacerse imponderable, inmaterial,
de no experimentar el paso del tiempo; todo ocurre como si fueran percibidas las
sensaciones agradables. También produce una sobreexcitación imaginativa; este
estado origina la imaginación de un mundo fantástico en el que surgen ensueños
agradables, enriquecida por una inspiración poética y a menudo erótica. Esta euforia
no es constante, se produce más fácilmente merced a ciertas drogas (opio, morfina,
etc.).

3) Tolerancia: Es el acostumbramiento a los efectos de la droga, el sujeto se


habitúa progresivamente al producto y sus reacciones van atenuándose a pesar de
mantener una dosis idéntica, de manera que deberá aumentar la misma, para
experimentar de nuevo sus efectos. La tolerancia aparece lentamente, y es temporal.

4)Dependencia: Se traduce por un estado de necesidad de la droga por parte del


sujeto, provocando un deseo de continuar consumiéndola y de procurársela por
todos los medios. En caso de abstinencia (supresión), aparecen trastornos en 12 a 48
Hs., que son fundamentalmente: Calambres de los miembros inferiores, hiperestesia
sensorial, parestesia, espasmos de diversas localización, insomnio, angustia,
búsqueda obsesiva de la droga, agitación psicomotora, crisis histeriforme. En
ausencia de tratamiento, este puede conducir a un cuadro parecido al delirium
tremens con peligro de colapso y de accidentes mortales.

5) Estado afectivo fundamental del toxicómano: Está caracterizado por


oscilaciones rápidas del humor, precedidas por la angustia y a veces por los
impulsos coléricos. El egocentrismo esta fuertemente presente, y conduce a la
represión de la personalidad.

que se satisface por un abandono en el placer. La voluntad queda ha disposición


de ese mundo interno y se interpondrá a las relaciones con el medio, lo que explica
la actitud antisocial del toxicómano.

6) Datos neurofisiopatológocos: Se ha querido dar a la tolerancia y a la


dependencia explicaciones puramente fisiopatológicas. Así la tolerancia, sería
consecuencia de la acción tóxica de un agente farmacodinámico. La dependencia
resultaría de la carencia de producto, que a la larga sería indispensable para la vida
de la célula, estando en cierto modo integrada a su metabolismo.

Adictos: Perspectiva Psicoanalítica

El consumo de drogas es algo que remite a épocas inmemoriales, pero la


adicción a ellas con las características actuales requiere una nueva comprensión,
intervenciones adecuadas y efectivas.
En 1930, Freud sostuvo que el sufrimiento amenaza al hombre desde tres
frentes: Desde el propio cuerpo (destinado a la rutina y a la disolución no puede
prescindir del dolor y a la angustia como señales de alarma), desde el mundo
exterior (que puede abatir su furia sobre nosotros), y desde los vínculos con otros
seres humanos. Muy probablemente, el aumento de las adicciones en las últimas
décadas se debe al incremento de las frustraciones y a la angustia que genera el
último de estos tres frentes: Al tener que enfrentarse a relaciones desamoradas, en
donde es usual que uno no exista para el otro como objeto de amor o como modelo
valorado, sino más bien como complemento o como enemigo, según contribuya o se
oponga a sus anhelos narcisistas.
En “El malestar en la cultura” Freud afirmaba, que como la vida es sumamente
dolorosa al hombre le es imprescindible apelar a calmantes que la hagan soportarlas.
Estos calmantes pueden ser de tres tipos: Satisfacciones sustitutivas (ciencia, arte,
religión, etc.), que reducen el sufrimiento; poderosas distracciones (cine, teatro,
juegos, etc.), que nos hacen olvidarlos momentáneamente; y las sustancias
embriagadoras que lo quitan de un modo eficaz y transitorio por la vía química. Este
“quitapenas” es el más peligroso, porque la anestesia no solo alcanza al dolor y la
angustia paralizantes, sino también a esas mismas sensaciones que, como señales de
alarma, empujan al individuo a transformar de un modo superador la realidad
desplaciente en su incesante movimiento adaptativo.
Así, los adictos apelan a una estrategia defensiva similar a la del avestruz que no
enfrenta ni huye del peligro que lo amenaza, solo oculta la cabeza

Crisis Familiar

Muchas veces las adicciones se presentan como una expresión de una


disfuncionalidad familiar: padres ausentes, madres sobre protectoras, secretos de
familias, engaños, peleas conyugales incesantes, alcoholismo o dependencia a los
psicofármacos por parte de uno o más miembros de la familia.
Se podría decir que esto es producto del cambio de rol de la mujer en la vida
familiar y cultural, el acrecentamiento del conflicto entre los sexos en la pareja, la
inundación de modelos y valores de una sociedad cada vez más consumista, hechos
que han trastocado profundamente las funciones materna y paterna, con las
consiguientes nefastas consecuencias para el desarrollo emocional de los hijos.
Los hijos , afectivamente huérfanos, sin una figura de padre fuerte , respetable,
protector, sin el sostén de una madre tierna, tolerante, quedarán a la deriva,
sufriendo traumáticamente el impacto de las contradicciones sociales.
Lo más común en las familias de las que emergen miembros que padecen
adicciones, es encontrar un padre desvalorizado y descalificado por la madre o
directamente ausente; una madre incontinente; o una pareja parental, que discute
permanentemente porque discrepa en casi todos los temas, sobre lo que es bueno o
malo, conveniente o inconveniente. El resultado será: debilidad en la figura de
autoridad que se interiorizan, falta de límites ordenadores, angustias desbordantes,
trastornos de conductas; todo lo cual es terreno fértil para el florecimiento de
diversas adicciones.
Si hay una constante, que ineludiblemente se encuentra al tratar con los adictos,
es el problema de los límites; se podría decir que son sujetos “que sufren de
desmesuras”, siendo su inclinación predominante hacia el exceso y hacia la
trasgresión. Esta intolerancia a los límites, tiene su origen no solo en la
incontinencia del grupo familiar sino también en la dinámica social que estimula al
consumo, el individualismo, la trasgresión, y el aletargamiento de la conciencia. Los
padres permisivos, otorgan “vacío” para que el otro haga lo que quiera.
Los jóvenes adictos suelen equiparar libertad con falta de prohibiciones con
anomia con no reconocimiento de la autoridad; sin percatarse que eso los conduce al
aislamiento, a la marginación, al desamparo, al delito, a la autodestrucción.
El descontrol y desconcierto al que pueden llegar niños y adolescentes, son
inimaginables, cuando no respetan una autoridad, ni tienen límites adecuados,
firmes y claros que los contengan, y les sirvan como soporte para el desarrollo de
una identidad diferenciada y de su subjetividad.
Muchos padres tienen dificultad en comprender que la frustración del límite, es
esencial para el desarrollo infantil. Si en la pareja hay una fuerte rivalidad, disputas
por el poder, desentendimientos acerca de las fronteras que separan lo permitido de
lo prohibido, lo riesgoso y lo protector, lo saludable y lo enfermizo, el sujeto en
formación será alcanzado y marcado por ellos. Los trazos de esa experiencia se
inscribirán en su psiquismo, y desde allí emergerán en futuros comportamientos,
generalmente sin mediación de la palabra, es decir, como actuaciones.
Es así, como los niños aprender a hablar, a gesticular y a actuar para conseguir
de manera instantánea lo que demandan. Se desviven por la satisfacción más
inmediata no por la más adecuada y segura, porque esta supone una espera para la
que no fueron habituados. Pretenden alcanzar “el paraíso del narcisismo infantil”,
en el que se supone que la realidad debe conformar a los deseos, sin tener que
adecuar estos a ella, sin tener que trabajar para transformarla. El alcohol y las
drogas son recursos usados para mantener esa ilusión.

Fundamentalmente lo que falla en los adictos es “el gradual desprendimiento


de la madre”; ya que si no se le ha procurado un marco con límites firmes, que son
la continuación del sostén y el amparo maternos, el niño sentirá que es “dejado
caer”, y buscará un límite donde quiera que transcurra su vida: en otros familiares,
en la escuela o en la cárcel.

Finalmente, las adicciones no son una estructura del mismo nivel que las
neurosis, psicosis o perversiones, pudiendo darse en cualquiera de ellas,
desfigurándolas, encubriéndolas y, de algún modo, uniformizándolas.
Por otra parte, no es frecuente una indicación de terapia psicoanalítica, en el
abordaje terapéutico de un adicto, porque lo habitual es que en él no haya
egodistonía, la consulta sea realizada por la familia, y haya escasa tolerancia a la
frustración y a la espera; además, suele ser incapaz de mantener una responsabilidad
en el tiempo, descree del valor de la honestidad y el compromiso amoroso, y lleno
de desconfianza, le aterra asociar libremente. El tratamiento de un adicto, por lo
general, debería comenzar aportando un marco normativo que lo contenga y lo
separe de la anarquía, más o menos generalizada, en la que vive.

Diagnóstico y Tratamiento

DIAGNOSTICO: Diagnóstico positivo: El enfermo suele ocultar su


intoxicación por diversas razones sociales, legales o de orden neurótico. En estos
casos se asistirá a la aparición, en 24 a 48 hs., de los síntomas clínicos de la
supresión y la dependencia física y psíquica del enfermo frente a la droga, que
confirme la toxicomanía.
Diagnóstico etiológico: *toxicomanía accidental en un
sujeto sano; existe la dependencia física pero no la dependencia psíquica, se trata
más de una intoxicación que de una verdadera toxicomanía. *toxicomanía en un
sujeto psicótico; puede observarse en el transcurso de una psicosis
manáicodepresiva y de la esquizofrenia. *neurosis toxicomaníaca; se distinguen dos
aspectos: Neurosis de tipo impulsivo, hay una imposibilidad de espera, un acuerdo
total con el Yo que experimenta esta necesidad patológica; y Neurosis de tipo
compulsivo, el enfermo presenta frente a la droga la misma conducta que el
obsesivo frente a sus ritos.

TRATAMIENTO: La condición indispensable de este, es la internación del


sujeto en un lugar especializado.
*Supresión de la droga: constituye el primer tiempo del tratamiento, y permite
el empleo ulterior de la psicoterapia. Se utilizan los siguientes métodos:
- Método de sustitución = Un producto sustituto (por ejemplo, metadona por
morfina), permitiría la desintoxicación física del enfermo; el peligro es que se llegue
a un uso abusivo del producto.
- Método de supresión = Puede ser brusca, dedicándose el médico a tratar
solamente las complicaciones graves que puedan surgir. Puede ser lenta, reduciendo
las dosis cada día, sin proporcionar al enfermo un dato preciso sobre el estado actual
de su desintoxicación. Puede ser rápida, escalonada, es el método de elección; se
inyecta la mitad de la dosis confesada, y después se reduce rápidamente, de manera
gradual.
- Medicamentos complementarios = La supresión exige una vigilancia regular,
fundamentalmente del corazón, de la tensión arterial, de la orina y del tubo
digestivo. Se completará con diversas medicaciones (escopolamina, pilocarpina,
efedrina, vacunas polivalentes.)
Se recurre también a la cura de sueño, que tiene la ventaja de suprimir los
sufrimientos del estado de carencia, y de crear un clima de confianza entre enfermo
y médico.
La psicocirugía ha sido discutida, cuando fallan las tentativas de desintoxicación
por otros métodos; o bien cuando haya numerosas recidivas, y no exista otra
solución que una hospitalización permanente.
*Cura psicoterápica: Debe emprenderse a los quince días aproximadamente, y
es indispensable si se quiere colocar al enfermo, al resguardo de las recidivas. La
actitud del psicoterapeuta es la de considerar al toxicómano como a un enfermo,
descartando voluntariamente los prejuicios morales y sociales relacionados con este
problema.
En el neurótico compulsivo, hay que procurar que el sujeto adquiera conciencia
de su neurosis y de la forma en la cual la droga se ha convertido para él en un falso
remedio; hacerle ver que la droga ha constituido un producto de compensación
frente a sus conflictos afectivos antiguos.
En el neurótico impulsivo, en este caso hay una ausencia de lucha angustiosa;
aceptando el enfermo, su estado toxicomaníaco, que forma parte integrante del Yo.
PRONOSTICO: Dependerá de:
 La estructura de la neurosis, siendo la forma compulsiva más favorable
que la impulsiva;
 La duración de la evolución, una toxicomanía antigua, recidivante, sólo
admite un pronóstico reservado;
 El medio en que vive el enfermo, un medio familiar comprensivo,
inteligente, atento, ayudará mucho al médico.

Neurosis alcohólicas

Algunos autores se basan en el aspecto psicológico para definir el alcoholismo,


incluyendo en él todo consumo superior al consumo tradicional. Otra definición
solo considera aquellos casos en los cuales el consumo de alcohol da lugar a
trastornos.
Cualquiera que sea la definición, interesa que lleve implícita los conceptos de
dependencia del sujeto respecto al alcohol, y de trastorno de la conducta.

Clasificación
*Alcohólicos con psiquismo sensiblemente normal: su evolución será caracterizada
por alteraciones principalmente viscerales, bajo la forma de cirrosis, gastritis, etc.
Afecta a los sujetos, fundamentalmente en función de su ambiente de trabajo, que
en función de taras psicológicas.
*Alcohólicos de fondo psicológico – patológico: sus perturbaciones psíquicas son
dominantes, presentándose bastante antes de que aparezcan las complicaciones
viscerales. Se trata de neurópatas y psicópatas, cuya toxicomanía complica y agrava
los trastornos psíquicos

Factores que intervienen en la génesis del alcoholismo


*Factor psicopatológico: es franco en los perversos, los desequilibrados psíquicos y
los dipsómanos. Los enfermos experimentan a menudo la acción bienhechora del
alcohol, y hacen de él un remedio para su trastorno.
*Factores psicológicos: diversos factores psicológico intervienen para transformar a
ciertos individuos en toxicómanos – alcohólicos, pues como ya hemos visto, la
mayor parte de los bebedores, no son en su origen psicópatas comprobados.
*Herencia: interviene en la medida en que aumenta el riesgo de taras mentales,
presentando como manifestaciones principales el retraso mental, y los trastornos de
la conducta. En la medida en que da lugar a un clima desfavorable, sobre todo con
una carencia educativa y trastorno socio – económico; se trata pues de una acción
indirecta.
*Imitación: es evidente que ciertas profesiones predisponen muy especialmente a la
ingestión en exceso de bebidas alcohólicas. Ocurre lo mismo con ciertos medios
sociales.
*Derivación: toda dificultad afectiva puede dar origen a excesos alcohólicos; tal
situación responde a la expresión popular “ahogar las penas” o “mojarlas en
alcohol”.
*Compensación: en este caso el alcohol constituye el producto que establece el
equilibrio. Este equilibrio puede ser roto en su origen por factores neuróticos, pero
igualmente por factores físicos: sujetos con desventajas físicas, dismórficos,
insuficientes sexuales.
*Autoagresividad: responde a este sentimiento inconsciente de culpabilidad, con
necesidad de castigo. El enfermo se encuentra en un mundo de catástrofes que debe
precipitar aún la ingestión de bebidas alcohólicas.
*Factores económicos: la condición de vida de algunos sujetos, contribuye por un
lado, a la frecuentación de establecimientos de bebidas, en el cual el individuo
busca, después de su trabajo, una especie de calma, de relajación entre los amigos, y
donde encontrara ciertamente todas las condiciones para transformarse rápidamente
en un alcohólico inveterado.
En resumen, el problema del alcoholismo obliga a considerar cuestiones de
orden psicológico y psicopatológico; esto no significa que se deban descartar todas
las cuestiones económicas y sociales, que a decir verdad, influyen mucho más en el
alcoholismo de hábito, de imitación, que en el que tiene un sustrato neurótico.

Tratamiento
Estudiaremos ante todo, las modalidades de la cura de desintoxicación alcohólica,
que sirve para todas las categorías de individuos alcohólicos, y después la
psicoterapia ulterior al tratamiento, que tiene un gran interés en todos los casos,
pero que se impone sobre todo en las Neurosis Alcohólicas.
*Cura de desintoxicación alcohólica: cualquiera sea el tipo de cura considerado, se
impone la hospitalización por diferentes motivos:
- permite una estrecha vigilancia, indispensable en sujetos habitualmente
carenciales e incluso desnutridos, cuyo desequilibrio metabólico corre el riesgo de
acentuarse en las pruebas de sensibilización.
- presenta un interés psicológico, el hecho de que el enfermo acepte la
cura en el Hospital, ya que constituye una prueba a priori de su buena voluntad de
curarse; además la vecindad de etílicos comprobados, cirróticos o polineuróticos,
puede ayudar al sujeto a adquirir conciencia del peligro al que esta expuesto.
*Cura de Supresión: la supresión se obtiene habitualmente mediante la
administración de alcohol intravenoso, de 25 grados en solución glucosada y
hepatizada.
*Cura de Disulfuro de tetraetiltiuram (disulfiram): este medicamento tiene por
finalidad hacer al sujeto intolerante al alcohol, por la creación de un shock alcohol –
disulfiram.
*Cura con Apomorfina: se trata de una cura de desagrado, que crea un reflejo
condicionado. Este tratamiento, que dura tres días, consiste en la inyección sub-
cutánea de una ampolla de apomorfina de un centigramo, seguida inmediatamente
de una ingestión de un cuarto de vino: la inyección se repetirá cuatro o cinco veces
por día, con el enfermo en ayunas.
Resultados
Precisemos aún la necesidad de elegir los enfermos, y de no decidir la cura, mas
que con la condición de que el enfermo esté de acuerdo, no actúe de modo forzado y
sea advertido previamente de sus modalidades.
*Los resultados inmediatos: son excelentes en la mayoría de los casos: el estado
general mejora mucho: no es raro que el enfermo recupere cinco o diez kilos de
peso, lo que contribuye a inculcarle confianza y a estimularle; su comportamiento
psicológico está igualmente modificado. El clima es muy favorable y contribuye a
su reincorporación en su ambiente profesional.
*Los resultados a la larga: son inconstantes, y las recaídas no raras. De un modo
esquemático se puede considerar que se observa un resultado favorable en el 90%
de los casos, en el primer trimestre. La mayoría se refiere al aspecto médico, aunque
también familiar, social y económico.
En la práctica, cuando un enfermo a seguido dócilmente el tratamiento,
durante un año, se está en condiciones de creer que la curación es, si no definitiva,
al menos duradera.
REMAR

“Remar” (Reinserción del marginado), es una organización no


gubernamental, fundada en España en el año 1982. Este organismo se ha extendido
a más de 40 países; extendiendo la obra en la Argentina, por trece ciudades.
Remar, es una asociación benéfica evangélica. Por lo tanto, es una institución
sin fines de lucro. Sus ingresos provienen de donaciones, o de trabajos de
carpintería, herrería, ventas, etc., que son manufacturados por los sujetos internados.
En nuestra provincia, la casa de Remar se encuentra en la ciudad de San
Miguel de Tucumán. Esta funciona como un lugar de internación para adictos
recuperados, o que llevan mucho tiempo sin consumir.
Hasta la fecha, se encuentran internadas nueve personas, que provienen de
distintas localidades del país (Rosario, Buenos Aires, etc.). Esto se debe, a la
necesidad de desvinculación del adicto con su entorno patológico.
Organización:

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