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En este orden de cosas, hemos de tener presente que las armas disponibles para frenar
la degradación de la síntesis de colágeno apuntan en dos frentes complementarios: por
un lado, disminuir ese estrés oxidativo y, por otro, procurar ingerir la mayor cantidad de
nutrientes que contengan principios favorecedores de la síntesis de esta capital proteína
de estructura. Es evidente lo aconsejable de llevar una dieta rica en alimentos precursores
de colágeno, como los que se señalarán más adelante, una dieta en la que debe quedar
postergado el consumo de aquellos alimentos que producen, aunque sea de forma
transitoria, hiperglucemia, puesto que de esta se deriva la llamada glicación, un proceso
por el cual las moléculas excedentarias de azúcar se adhieren a las fibras colágenas en
detrimento de su resistencia y flexibilidad.
Tras la hidroxilación llega otra fase determinante protagonizada por unas enzimas
presentes en el retículo endoplasmático, las glicosil-transferasas, encargadas de
glicosilar, es decir, unir una molécula de glucosa, restos de hidroxilisina de manera que
esa triple figura helicoidal quede perfectamente ensamblada con los extremos ocupados
por polipéptidos libres, que constituyen el punto de arranque del clásico plegamiento en
forma globular que caracteriza la estructura cuaternaria del colágeno.
Síndromes
1. Síndrome de Ehlers-Danlos
Defecto en la síntesis por un cambio de aminoácido o un codón que modifica la
composición de la proteína. Sus pacientes revelan hiperelasticidad en la piel, laxitud
articular y múltiples hematomas. Suele tratarse de mutaciones
que afectan a los colágenos de tipo I, III o V, disyuntiva de la
que depende la intensidad de su gravedad. Este síndrome
puede arrastrar al padecimiento de dermatomiositis,
espondilitis anquilosante, enfermedad pulmonar intersticial
difusa, artritis reumatoide o esclerodermia.
2. La osteogénesis imperfecta
Afecta a huesos y cartílagos. Se comporta con una herencia dominante. Además suele
verse implicado el gen que codifica para la subunidad alfa del colágeno tipo 1. En menor
medida se involucran genes relacionados con el ensamblaje del protocolágeno, en cuyo
caso adopta carácter recesivo.
Por otro lado, conviene tener presente la posible relación de ciertas enfermedades de las
denominadas autoinmunes con el metabolismo del colágeno, como en el caso del lupus
eritematoso en el que el sistema inmunológico extraña al colágeno endógeno y este pasa
a ser objeto de degradación.