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Ipso iure o Ipso jure es una expresión latina que puede traducirse como "por virtud del
derecho", "de pleno derecho" o "por el derecho mismo"1. Se considera opuesta a la
expresión ipso facto que se puede traducir como "por virtud del hecho". En el ámbito jurídico,
la expresión ipso iure sirve para referirse a una consecuencia jurídica que se produce sin
necesidad de que ocurra un hecho o acto, sino por el mismo derecho.
Por ello, esta expresión sirve para describir a aquellos efectos que se producen sin
requerimiento o instancia de parte, y que los produce la misma norma jurídica. Por ejemplo, en
el caso de que un acto sea nulo, la nulidad se produce ipso iure, sin necesidad de que nadie la
solicite. Mientras que la anulabilidad debe ser solicitada por la parte que se siente perjudicada,
por lo que se produce ip
El pago es el modo natural de extinguir un obligación por el cumplimiento de lo
debido, ya sea que consista en dar, prestar o hacer. El pago extingue totalmente el
vínculo obligacional, con accesorios y garantías. En economía es toda salida material
o virtual de fondos de la tesorería de una entidad.
Naturaleza Jurídica.
El cumplimiento o pago tipifica un negocio jurídico de carácter contractual, esto se
debe a que el deudor ofrece el cumplimiento y el acreedor lo acepta. (los 2 convienen
en extinguir una obligación).
El sujeto activo es aquel realiza el pago y este puede ser el propio deudor o un tercero
quien paga en nombre y representación del deudor).
Derecho Romano
El Derecho Romano es el conjunto de preceptos jurídicos que rigieron a la sociedad
romana a través de las distintas épocas de su existencia. En la actualidad debe ser
estudiado porque en él se encuentra el origen de la mayor parte de las instituciones
del derecho civil moderno, muy señaladamente en los pueblos de raza latina. Este
blog tiene por objetivo principal difundir informaciones sobre el derecho romano y
su importancia actual.
DOMINGO, 21 DE MARZO DE 2010
Existen dos tipos de modos de extinción de las obligaciones, unas que operan de pleno
derecho (ipso jure) y otras que solo producían sus efectos extintivos por vía de excepción
(exceptionis ope).
Las obligaciones como la propiedad, resisten a la acción del tiempo, son perpetuas. Estos
dos derechos, aunque diferentes en sí mismos, se parecen por su naturaleza perpetua,
pero que en tanto que la propiedad no se extingue más que por causas accidentales,
sucede lo contrario con los derechos de crédito u obligaciones, pues al acreedor no le
interesa que el deudor le deba perpetuamente una prestación, tiene interés en que le
satisfaga su obligación para que en esa forma él incremente su patrimonio. Los derechos
de crédito son apreciables en dinero y al deudor le interesa cumplir con su obligación para
así desligarse de su acreedor y recobrar su libertad, en esta forma, se dice que hay
“solutio”, pues el lazo de derecho que los unía se ha roto.
La prestación de la cosa debida constituye el fin natural y regular de la obligación; pero
esto no fue suficiente en Derecho Romano para liberar al deudor; sólo en la época clásica
el derecho civil reconoció al pago como modo de extinguir la obligación. En general,
podemos decir que los modos de extinción de las obligaciones han seguido un desarrollo
paralelo al de los contratos.
q EL PAGO
Es el acto que producía al acreedor el beneficio que debía reportar de su acreencia, era la
finalidad propia de la obligación.
En principio cualquier persona podía realizar el pago en nombre del deudor, excepto en el
caso que se haya pactado un acto personal del deudor, por haberse celebrado el contrato
en vista de sus peculiares cualidades personales. Pudiendo el tercero realizarlo con o sin
el consentimiento del deudor.
El pago debía ser hecho a la persona del acreedor, su mandatario; si era incapaz, a su
tutor, curador o en caso de que hubiese un gestor de negocios.
En lo referente al objeto de la obligación, esta debía cumplirse pagando la misma cosa
que se había prometido, entregándose esta en su totalidad.
En todos estos casos ha existido un acuerdo previo entre acreedor y deudor en orden a
pagar y a recibir el pago, acuerdo que constituye la causa del acto de transferencia, y que
siempre es por causa de pago, esto es, solutionis causa.
Si se constituye un derecho real sobre una cosa que no pertenece al deudor, éste no se
libera de la obligación y el acreedor nada obtiene, porque tal acto es nulo, aunque en
época post-clásica se decía que el acreedor había obtenido la quasi possessio del
derecho real y, en consecuencia, podía adquirirla por la longi temporis praescriptio.
Si se debía una cosa indivisible a varios acreedores, ella debía ser dada por cuotas (pro
indiviso) y si era divisible pro partes.
La solutio producía como efecto jurídico la liberación del deudor, y si la obligación era civil
tal efecto operaba ipso iure, y si era de origen pretorio también operaba automáticamente,
aunque no se decía técnicamente ipso iure.
El principio básico es que puede exigir y recibir el pago el acreedor y sus herederos
proporcionalmente a sus cuotas en la herencia, liberando de este modo al deudor. El
acreedor puede recibir legítimamente el pago, liberando al deudor, personalmente o
través de un mandatario a quien especialmente se le encomendó que cobrara la deuda, o
el mandatario a quien se había confiado la administración general de todos los negocios,
entendiendo los juristas clásicos que el procurador del acreedor tenia siempre la facultad
de exigir y recibir el pago de la deuda.
Podía también recibir legítimamente el pago el tercero a quien el acreedor mandó
(iussum) al deudor que realizara el pago.
En una stipulatio solo puede recibir el pago, no exigirlo ni novar la obligación, el adiectus
solutionis causa.
El adstipulator, tanto para exigir cuanto para recibir pago, y goza de todas las facultades
de un acreedor.
El pago hecho a una persona distinta de las anteriores, si se había realizado por error
constituía una solutio indebitum y, por lo tanto, quien pagaba podía repetir lo pagado
mediante la condictio indebiti.
¿Qué debe pagarse?
Naturalmente el objeto de la solutio había de ser consistente con el de la prestación de
dar debida, de tal manera, tenía que recaer sobre la cosa objeto de la datio o el derecho
real del cual se trataba, pues de lo contrario el deudor no resultaba liberado de la
obligación.
Como la prestación consistía en una datio (rem o ius) el deudor que pagaba debía ser
dueño de la cosa, pues si el acreedor que recibía el pago sufría la evicción de la cosa
pagada, no se producía la liberación, supuesto que no había existido datio.
El objeto del pago debía ser integro, pues el acreedor no estaba obligado a recibir un
pago parcial o incompleto, de tal manera que si rechazaba uno ofrecido así no incurría en
mora de recibir (del acreedor).
Si entre el deudor tiene para con el acreedor diversas obligaciones con prestaciones que
recaían sobre objetos similares, una vez que verifica un pago se plantea la cuestión de
determinar a cual de todas las obligaciones debe imputarse el pago realizado. Una
situación semejante podía plantearse si la deuda generaba intereses, pues había la
cuestión de determinar si el pago se imputaba al capital o a los intereses.
Los principios que regían la imputación del pago eran los siguientes:
El deudor que pagaba podía declarar en el momento del pago a cual de todas sus deudas
habría de imputarse el pago, sin que pudiera hacerlo después.
Si el deudor nada declara en el momento del pago en orden a la imputación, podía el
acreedor hacer la imputación en el momento de la solutio y no después.
Si las partes nada habían declarado en orden a la imputación del pago, los juristas daban
las siguientes reglas:
· El pago debe imputarse a la deuda actualmente exigible, y no aquellas cuya exigibilidad
aun pediera, como si hubiera obligaciones a plazo o condicionales.
· Entre varias deudas actualmente exigibles, la imputación se verificaba desde la más
gravosa y continuaba en orden decreciente con las demás.
· Si todas eran igualmente gravosas, la imputación se hacia proporcionalmente a todas
ellas.
· En todo caso lo pagado se imputaba primero al pago de intereses y luego al pago del
capital.
En primer término el pago de la obligación sólo puede ser demandado por el acreedor
desde el momento en que la obligación se vuelve exigible, es decir, desde que se cumplió
el plazo fijado, o se verificó la condición.
En toda obligación, aun cuando no se hubiere fijado un plazo para verificar su pago, se
entendía comprendido el que era necesario objetivamente para poder verificar su
cumplimiento.
Los principios que regían la determinación del lugar en el cual había de verificarse el pago
el los siguientes:
Cuando el deudor ofrecía en tiempo oportuno, integra y completamente el pago del dinero
debido a su acreedor y éste se rehusaba a recibirlo, por lo cual incurría en mora del
acreedor.
Cuando al momento de recibir el pago el acreedor era menor y presentaba tutores que
recibieran por él.
Cuando el acreedor se encontraba ausente al tiempo de tener que realizarse el pago.
Cuando el mandatario del acreedor carecía de facultades para recibir el pago.
Cuando no existía certeza respecto de la persona del acreedor. Ej. cuando el acreedor
había fallecido y no se sabía quienes eran sus herederos.
El efecto de la datio in solutum fue discutido por las dos escuelas de juristas romanos,
pues para los proculeyanos la primera obligación subsistía y el deudor únicamente
gozaba de una exceptio doli para oponer al acreedor que quisiera cobrarle el pago de lo
originalmente debido, y para los sabinianos el deudor se libera ipso iure de su obligación.
La opinión de los sabinianos fue la que prevaleció.
q LA NOVACION
q MUTUO DISENTIMIENTO
Es cuando el deudor y el acreedor voluntariamente acuerdan hacer desaparecer la
obligación. Este tipo de medio de extinción se aplicaba solo en los contratos
consensuales, que se perfeccionan por el solo consentimiento de las partes; en virtud de
que si el acuerdo de las partes era suficiente para crear la obligación, también era
suficiente para extinguirla.
q CONFUSION
Para que la obligación exista es indispensable la concurrencia de dos elementos
personales: un elemento activo, llamado acreedor, y un elemento pasivo, deudor. Si uno
de estos desaparece, la obligación no puede subsistir. La confusión se da cuando se
reúnen en una sola persona las calidades de acreedor y de deudor, desaparece la
dualidad de sujetos del vínculo jurídico, y la obligación queda extinguida de pleno
derecho.
q ACCEPTILATIO (ACEPTILACION)
Es un modo de disolver las obligaciones nacidas de una stipulatio o de una dictio dotis
que básicamente consiste en la realización del acto contrario a aquel por el cual se
constituyo la obligación. Así pues, en ella el deudor pregunta al acreedor si tiene por
cumplida la prestación debida, a cuya pregunta responde congruentemente el acreedor,
de tal manera que concluido el acto se tiene por liberado el deudor ipso iure.
Como la acceptilatio es un acto legitimo no admite plazo ni condición, y si la obligación era
solidaria la acceptilatio de uno de los codeudores afecta a todos, y el mandatario requiere
facultad especial para realizarla.
q COMPENSACION
Por esta se entiende la extinción simultanea de dos deudas, hasta por su diferencia (o
sea, la cantidad de la mayor, menos la cantidad de la menor), por el hecho de que el
sujeto pasivo de la primera y es el activo de la segunda, y viceversa. Se trata, pues, de
una imputación reciproca de lo que dos personas se deben mutuamente.
La compensación es un medio de extinguir las obligaciones en que el deudor y el
acreedor son recíprocamente deudores y acreedores entre si.
Hasta la época clásica la compensación no opera ipso iure, sino por obra del juez en su
sentencia, pero él no está obligado a realizarla. En época post-clásica y en derecho
justinianeo se podían compensar obligaciones procedentes de diferentes causa, y se
admitía su efecto ipso iure.
Para que la misma opere era necesario que ambas obligaciones fuera exigibles.