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NACIONALISMO MEXICANO
Contenido
ÍNDICE ................................................................................................................................... 1
INTRODUCCION .................................................................................................................. 2
BIBLIOGRAFIAS ................................................................................................................ 33
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INTRODUCCION
En este presente proyecto les hablaremos sobre los orígenes del nacionalismo mexicano que
se remonta hacia la revolución mexicana y hasta en nuestros días; En estos diferentes temas
hablamos sobre la nacionalidad que estuvimos construyendo durante los años hasta ahora,
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ORIGENES DEL NACIONALISMO MEXICANO
iniciaron los intelectuales mexicanos a partir de las primeras décadas del siglo diecisiete, y este
afán prosigue hasta hoy en día. Esa gran búsqueda puede dividirse en dos grandes ciclos
Uno emergió bajo la égida de la monarquía absoluta y el otro apareció durante una época de
revolución.
Después de 1810 retornó a los escritos del Inca Garcilaso de la Vega para definir al pueblo
mexicano como mestizo. Aunque su argumento fue ignorado durante el siglo diecinueve, la
influencia de la teoría racial que ya estaba difundida ampliamente, presentó el mestizaje como
La larga presidencia de Porfirio Díaz, un mestizo de Oaxaca, ayudó sin lugar a dudas a la
difusión de esta teoría. Pero fue durante la Revolución Mexicana de 1910 a 1940 cuando los
líderes populares crearon un nuevo estado y buscaron incorporar a las masas rurales a la
comunidad nacional, que la nación mexicana se definió como esencialmente mestiza, el heredero
Ahora no es el momento de repetir las etapas por las cuales se desarrolló el culto de Nuestra
Señora de Guadalupe a través de la Nueva España: proceso que se caracterizó por la construcción
de santuarios en todas las principales ciudades del reino, casi siempre situados extra muros y
Una nueva y elegante iglesia se construyó en el Tepeyac que rivalizó tanto en escala como en
lucimiento a las catedrales más grandes de la Nueva España. En 1751, se dotó a esta iglesia con
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un colegio de canónigos, convirtiéndola en una institución única en México aparte de los cabildos
catedralicios.
El culto alcanzó su máxima expresión en 1746 cuando los delegados de todas las diócesis de
la Nueva España se juntaron para proclamar a la Virgen mexicana como su patrona universal,
decisión ratificada por la Santa Sede en 1754. Fue esta secuencia extática de eventos que en parte
Salomón. Así como el templo en Jerusalén había sido reconstruido tres veces, el santuario del
Esta similitud la reforzó el diseño de sus cuatro torres, las cuales no solamente se asemejaban
a la simetría del cuerpo humano, como lo dispuso Vitrubio, sino que también asumían la forma
de un águila, constituyéndose así en 'una imagen del cielo'. Según el estudioso de las Escrituras,
Juan de Pineda.
Fray Servando citó Common Sense, de Tom Paine, parafraseando un pasaje que ya había
aparecido en Viscardo: 'La naturaleza no ha creado un mundo para someterlo a los habitantes de
una Península en otro universo por la ley de los mares y las distancias la América no puede
pertenecer sino a sí misma un mundo tan rico no puede ser esclavo de un rincón miserable'.
'¡Americanos! Tenemos sobre América el derecho mismo que tenían los indios originarios de
la Asia el de haber nacido en ella, cultivado la tierra, edificado y defendido sus pueblos.
del mestizaje. Afirmaba Mier, dado que la migración española había sido principalmente
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masculina, muchos conquistadores y colonos se habían casado o habían engendrado con mujeres
indias, por lo que no podía describirse a España como la Madre Patria de México.
'Todos los criollos somos mestizos corre en sus venas la sangre pura de los señores del país'.
Algunos años después, en un memorial publicado en 1821, Mier unió todos estos argumentos en
un pasaje en que, por igual, se basaba en Viscardo, Garcilaso de la Vega y Tom Paine. Aludiendo
a los recientes tratados territoriales de España con los Estados Unidos, escribió:
Todas estas cesiones son agravios nuestros, no sólo por los derechos de nuestras madres que
todas fueron indias, sino por los pactos de nuestros padres los conquistadores (que todo lo
ganaron a su cuenta y riesgo) con los reyes de España. La América es nuestra, porque nuestros
padres la ganaron si para ellos hubo un derecho; porque era de nuestras madres, y porque hemos
nacido en ella. Éste es el derecho natural de los pueblos en sus respectivas regiones. Dios nos ha
separado con un mar inmenso de la Europa, y nuestros intereses son diversos. España jamás tuvo
Para entonces, Mier había llegado a presentarse a sí mismo como el patriota mexicano
simbólico: 'El doctor don Servando de Mier escritor célebre, descendiente del último emperador
de México, Quatemoczin . Ésta es la verdadera causa por que se me desterró a España hace 25
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EN BUSCA DE LA IDENTIDAD NACIONAL
El tema de la identidad nacional ha ocupado a los pensadores mexicanos desde antes de que
se les pudiera llamar así, es decir desde tiempos del virreinato. Sin embargo, es cuando se logra
tales. José María Luis Mora fue uno de los primeros personajes públicos que formuló un ideal
de lo que debería ser el carácter del mexicano, ilustrado, rico y con propiedades, descendiente
de Bustamante con si obra Historia patria, el que sentó la base de los primeros mitos nacionales,
escudo nacional, el himno y las celebraciones cívicas, las fiestas oficiales. El régimen porfiriano,
que guió al país en la primera década del siglo XX, en estos años que las distancias se acortan y
que se ocupa de extender los símbolos nacionales a través del sistema educativo.Al mismo
tiempo, el Estado porfiriano se esforzó por ser cosmopolita, mientras la diversidad étnica
existente en el país fue excluida, objeto de duros sistemas de trabajo, deportaciones y persecución.
En este escenario, Andrés Molina Enríquez clarifica la idea de mestizaje como base de la
identidad nacional, arquetipo del mexicano, consideraba que la nacionalidad podría unir a los
mexicanos, la cual sólo se lograría mediante el mestizaje de la población, que eliminaría las
diferencias. Esta unidad y por ende lo mexicano, devendría de la homogenización mestiza, esta
resolvería las diferencias que ocasionaban los problemas sociales del país. La unidad de origen
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disolvería a los criollos que se consideraban superiores por su origen europeo, paralelamente la
unidad de tipo (físico) se lograría por la fusión de criollos e indios en el tipo mestizo, la unidad
religiosa se lograría con la aceptación (por parte de algunos mestizos) del catolicismo practicado
por la gran mayoría de la población, la unidad del lenguaje con la enseñanza del español a todos
los mexicanos y finalmente la unidad el estado evolutivo al adelantar a los indígenas y mestizos
La revolución mexicana fue campo fértil para la idea de mestizaje como fundamento de la
resultante. El Estado posrevolucionario fue el encargado de crear una identidad nacional y sobre
todo de difundirla por todo el país. Para ello contó con la ayuda de intelectuales como José
Vasconcelos, Samuel Ramos, Leopoldo Zea, Alfonso Caso y Andrés Henestrosa, que intentaron
respaldada por los artistas nacionales en diversos ámbitos, en la pintura a través de los murales
nacionalistas como los de Diego Rivera, José Clemente Orozco y Rufino Tamayo. El cine fue
otro espacio propicio para la reproducción de modelos ideales costumbristas. Los valores
regionales, las artesanías, los trajes típicos, el lenguaje popular, las canciones y el pasado
prehispánico, estuvieron omnipresentes en los productos nacionales, el teatro popular, los actos
imágenes difundidas desde las instituciones primarias, para dotar de sentido a la sociedad. El
nacionalizaciones, un fuerte Estado interventor apoyado en una amplia base de masas y por la
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Sin embargo, independientemente del éxito que pudo haber tenido esta producción de sentido
desde el Estado, los cambios experimentados a nivel mundial en el último tercio del siglo XX,
La identidad necesita de referentes que la definan, que ayuden a distinguir a los sujetos de los
“otros”, estos referentes generalmente son dados por la cultura. La cultura es aquello que nos
ayuda a dar significado a nuestra existencia, a desenvolvernos en el mundo. “Se considera como
una herencia con una serie de reglas y normas que fija la diferencia tanto entre lo bueno y lo
malo como entre el nosotros y el ellos”, la cultura no es estática, sino que está en cambio
constante, “si la cultura no es lo mismo que el cambio cultural entonces no es nada en absoluto”.
un sistema de significados a través del gentilicio, al escuchar la palabra mexicano se debe crear
una serie de imágenes que definan al sujeto. Después de la revolución el Estado mexicano
modeló la identidad nacional tomando como elementos centrales la relación con la tierra, la
religión católica, los grupos mestizos a culturados y los bienes inalienables; teniendo como
estandarte político el triunfo de la revolución social, sobre la que se construiría el porvenir del
país, encabezado por el partido oficial. En palabras de Roger Bartra “la idea de que existe un
sujeto único de la historia nacional –el mexicano– es una poderosa ilusión cohesionadora”, que
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sirve para legitimar al Estado moderno”. La identidad, no obstante, no es rígida y por tanto se
desarrolla al margen de los contenidos que el Estado confiere a los mexicanos. Es por ello, que
aun cuando el discurso político nacionalista fue –y aun hoy en día es– ampliamente divulgado,
las identidades regionales y locales existentes dentro del país han permanecido. A ellas se han
Cómo se ha visto, en la retórica que sustenta la identidad nacional, el indígena es parte del
mito fundador más no un elemento activo de la vida del país. Son tratados mediante la política
paternalista del indigenismo, se les considera imposibilitados para vivir en el mundo moderno.
Sin embargo, se les quiere “conservar” o “rescatar”, intentando mantener su cultura inamovible,
como si de un museo se tratase. Es necesario que los indígenas se mantengan “puros”, aunque
sea en el discurso, con la finalidad de mostrarlos como una forma de rescatar la “sabiduría de los
discurso tienden a igualar a las distintas etnias, que no se reconocen como iguales entre sí, y que
¿Podemos hablar de una identidad nacional en México hoy en día? Y, suponiendo que ésta
exista, ¿cumple esta identidad la función que le daba Molina Enríquez, la de unir a los habitantes
de todo el país? A partir de la década de los setenta, el Estado mexicano cesó la política de
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proteccionismo económico y afán por mantener la omnipresencia de la retórica nacionalista.
suponer que la identidad nacional, tan cuidadosamente diseñada y difundida por el Estado
nuevos sistemas de valores, que en muchas ocasiones cuestionan o contradicen los que se
de los elementos culturales que, de acuerdo con Gerd Baumann, forman el triángulo multicultural,
a saber, el nacionalismo, la etnicidad y la religión, salta a la luz la gran diversidad que convive
en él.
Por un lado, como ya se dijo anteriormente, el nacionalismo mexicano sigue formando parte
del discurso oficial, el papel de legitimador del Estado-nación, aun cuando en los últimos años
él, todavía existen en el país una variedad de etnias autóctonas y no autóctonas, con intereses y
aspiraciones distintos a los del Estado. Finalmente, también se han asentado en el territorio,
diversas religiones, principalmente cristianas, pero con diferentes credos, rituales, normas y
obligatoriedades. Se puede afirmar, por todo ello, que México es un país multicultural, y que el
nacionalismo solo es una de las aristas culturales que en él conviven día a día.
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Nacionalismo mexicano(arquitectura)
proceden del último cuarto del siglo XIX y se extinguen en la novena década de la centuria
siguiente. Pero la etapa más creativa y de interés central en estas notas se abre en 1915, con las
Fronterizo y con él la arquitectura de pasos aduanales congruente con la apertura ante el vecino
del Norte, luego de la anterior actitud defensiva y hasta desafiante. Todo imaginario social
Primero, lo imaginado.
consistiría en desmantelar lo precedente y construir lo nuevo Con este breve escrito sólo se
y funcional que, siempre impulsado por la tecnología, desbordó las prácticas vigentes y fue
desbordada por la demanda social. Para decirlo rápido, el siguiente apartado aborda el ángulo de
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Méndez 2000 y 2004), mientras el auxilio teórico corre a cuenta de Charles Taylor (2006),
periodo acotado. Si el imaginario da sentido a las prácticas sociales (Taylor 2006: 13) conviene
aclarar cuál es el sentido y las prácticas del caso ¿dónde habría de apoyarse si se negaba el pasado
reciente y el presente había de inventarlo mientras se engendraba futuro? Los siglos XVII y
indígena, con su formidable dominio sobre todas las actividades del país, la raza de Morelos y
peculiar que toda cosa española asume en México desde los comienzos de la era colonial, así la
arquitectura barroca en manos de los artistas de Taxco o Tepotzotlán (Pedro Henríquez Ureña
1979: 166). En otras palabras, se revaloró lo existente olvidado por la operación de sustitución
debía repetirse. Ante el vacío que ofrecía la eliminación del antiguo régimen había de recuperar
lo que éste había negado, una “esencia” enquistada en el limbo, o aún visible en las permanencias
arquitectura mexicana tiene que ser la que surgió y se desarrolló durante tres siglos en los que se
es la que debe sufrir todas las transformaciones necesarias para revelar en los edificios actuales
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las modificaciones que haya sufrido entonces acá la vida del mexicano. Desgraciadamente se
detuvo esa evolución y por influencias exóticas (…) se ha ido perdiendo la Arquitectura Nacional
(…) Aún es tiempo de hacer renacer nuestro propio arte arquitectónico (Federico Mariscal 1913-
1914, citado en IsraelbKatzman 1963: 80). En la hecatombe del cambio prevalecía la idea de
experiencia desechada era recuperable, según la lógica de los ideólogos afines al nuevo régimen,
La arquitectura contemporánea en
arquitectónica del país. El Teatro Nacional y el Palacio del Congreso - impugnado este último
por el Arq. Antonio Rivas Mercado -, últimas muestras del eclecticismo historicista del período,
quedaron inconclusos.
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No es sino hasta quince años después, al
del nacionalismo y el geometricismo deco, hacia el modernismo racionalista impulsado por José
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Villagrán García y sus alumnos Enrique del Moral, Juan Legarreta, Juan O´Gorman, Augusto
Pérez Palacios, Enrique Yáñez y Antonio Muñoz. Villagrán sobresale por la influencia, no
asociación con el Arq. Carlos Obregón Santacilia, Villagrán proyectó varios edificios para la
salud como el Instituto de Higiene y Granja Sanitaria, en Popotla (1925) y el Hospital para
como un elemento de promoción cultural, política y social, tanto al interior como al exterior del
integrada desde el principio al nuevo quehacer arquitectónico por Obregón Santacilia y Villagrán
de una fuerte influencia que pervivió aún al surgimiento del funcionalismo, cuya "inauguración"
proyecto coordinado por Mario Pani y Enrique del Moral, y en el cual intervienen mas de un
centenar de arquitectos.
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Al agotarse el lenguaje del
creadores de la arquitectura dan sustento y nuevo impulso a las expresiones formalistas de raíz
cultural, ya presentes en la propia Ciudad Universitaria, y en las cuales los valores plásticos
manifestación de la misma. Tal es el caso del conjunto de frontones abiertos de la propia Ciudad
Universitaria, diseñados por Alberto Arai, cuya abstracción, depurada y precisa en su material y
formas, remite a las raíces culturales de mesoamérica y, principalmente, del altiplano. Tanto
Alberto Arai, como Mathías Goeritz y Juan O´Gorman, junto con Luis Barragán, quien define y
sigue otra vertiente paralela surgida de la misma intención de recuperación y recreación de los
valores propios se vislumbran como los líderes en esta tendencia (ver aquí "Pensamiento de Luis
Barragán").
del funcionalismo, es indudablemente Juan O´Gorman. Por esta razón, podría calificarse a
O´Gorman como el pionero de la arquitectura ambiental en México. O'gorman plantea una nueva
teoría de arquitectura, la "orgánica", que implica la noción de una relación interactiva entre el
edificio, su función y el paisaje que lo rodea. De acuerdo con esta concepción de lo arquitectónico,
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desprendido de las enseñanzas y de la obra de Frank Lloyd Wright, la habitación humana se
Lo han estudiado y, hay que decirlo también, lo han recreado. Roger Bartra supone que la
veinte con Los Contemporáneos y que abarca hasta Posdata (1970), el libro de Paz, es una
entelequia artificial: “existe principalmente en los libros y discursos que lo describen o exaltan,
y allí es posible encontrar las huellas de su origen: una voluntad de poder nacionalista ligada a
intelectuales. Empero, hay aquí dos problemas que al menos se deberían discutir. Primero, la
nacionalismos sin Estado o que luchan contra el Estado. Esto lo han explicado, entre otros, Smith
(1983, 1995) y Ommen (1997); yo lo trato en los capítulos tres y cuatro. De esa condición
fundamental se deduce, además, que el nacionalismo no se puede explicar sólo como resultado
del capitalismo. El segundo problema radica en los libros y discursos como fuente principal del
nacionalismo; la tesis de Bartra, que de algún modo había adelantado Béjar (1968), merece ser
matizada. No todo ha sido una entelequia, puesto que muchos de los libros y discursos recogen
desconfiar del extranjero. Por otra parte, no toda entelequia pasó a formar parte del nacionalismo:
no bastan las ideas de un autor para crear un fenómeno que envuelve a las instituciones y a gran
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parte de la población. Para que ello ocurra se requiere que las élites políticas lo incorporen
del proceso armado de la Revolución mexicana y penetró en casi todas las áreas de las ciencias
sociales. Algunas de las personalidades más representativas fueron Jesús Silva Herzog,
Lombardo Toledano, Molina Enríquez, Antonio Caso, Gómez Morín, Gamio y José Vasconcelos.
Y esa pugna que por crear patria y nacionalidad se ha sostenido por más de un siglo, constituye
en el fondo la explicación capital de nuestras contiendas civiles. Toca hoy a los revolucionarios
de México empuñar el mazo y ceñir el mandil del forjador para hacer que surja del yunque
milagroso la nueva patria hecha de hierro y de bronce confundidos. Ahí está el hierro... Ahí está
Reconocemos que no es justo que pueblos como el chino, que bajo el santo consejo de la
moral confuciana se multiplican como los ratones, vengan a degradar la condición humana,
justamente en los instantes en que comenzamos a comprender que la inteligencia sirve para
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de la vida. Si los rechazamos es porque el hombre, a medida que progresa, se multiplica menos
y siente el horror del número, por lo mismo que ha llegado a estimar la calidad. En estas líneas
definitivo sobre los “yanquis”. Su obra tuvo un alcance masivo no sólo por su carácter artístico
sino, principalmente porque se beneficiaba de las instituciones en cuya creación el autor había
Secretaría de Educación, también le puso el lema a la Universidad Nacional: “Por mi raza hablará
carácter diverso y, entre éstas, la expropiación del petróleo le parecía especialmente importante
puesto que significaba “el principio de nuestra libertad económica”. En enero de 1940, siendo
buque Cerro Azul —el primero comprado por Pemex— con estas palabras que teñían el tono
Y aquí estamos ahora en la cubierta de este barco, estamos en actitud de lucha; aquí estamos
para contestar con hechos objetivos a las noticias calumniosas que hacen publicar en ciertos
periódicos los descastados de adentro y los mercaderes de afuera, mercaderes sin patria y sin
Aunque muy diversas entre sí, estas obras se diferenciaron de la literatura nacionalista de la
Revolución en que generalmente fueron menos ideológicas y más interpretativas. Claro está que
en todos esos años hubo muchas variantes y estilos. Algunos autores continuaron la dualidad de
recrear el mito de la identidad común; de esta forma, el estudio de lo mexicano era la recreación
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incluso contra el nacionalismo revolucionario. En este caso, algunos autores habían recogido la
tradición liberal. También eran fundadores de instituciones y escribían acerca de la vida social y
política en México, pero sus intereses eran distintos. A diferencia de los intelectuales
sino la democracia y el desarrollo económico. Los casos que me parecen más destacables son
los de Jorge Cuesta, Daniel Cosío Villegas y Octavio Paz. Su ideas eran, además, una denuncia
de los excesos de los nacionalistas y de la literatura y el arte al servicio de la política; una censura
del Estado y una posición frente a los intelectuales de izquierda. “Entre 1940 y 1950 —escribió
Octavio Paz— vivimos en un mundo cerrado. Ahogados por los dogmas ideológicos y por un
Fue hacia las décadas de 1960 y 1970 cuando la ciencia social adquirió mayor distancia
aumentó su autonomía frente al gobierno y, al distanciarse del creador literario y del político
menos emocional y menos comprometida con la vida política. Además, el vinculo con
universidades de Estados Unidos y Europa se acrecentó sin la mediación del Estado. En México
y otros países aparecieron diversas obras acerca del tema, como Education and National
Frederick Turner (1968) y Los orígenes del nacionalismo mexicano de David Brading (1973).
Aunque muy diversos entre sí por su enfoque y metodología, estos libros constituyeron una
nueva etapa de la literatura del nacionalismo mexicano: no eran nacionalistas ni pensados como
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tuvieron en común— no era tomar partido sino explicar el fenómeno nacionalista como una
Aunque las opiniones son diversas, hay una coincidencia general en el hecho de que el
desarrollo autónomo de las instituciones y las políticas públicas del país, además de la realización
“correcto” para el país o para organizar la vida social y política entre sus miembros. Dado que,
lo cual parece un fracaso el largo proceso de homogeneización de la identidad cultural; dado que
otras para acrecentar su integración con el exterior; y dado que ha fracasado la promesa de la
justicia social, al aumentar la brecha entre ricos y pobres junto con el deterioro del Estado de
Meyer, por ejemplo, ha reiterado que hacer depender la buena marcha de la economía nacional
del capital especulativo externo “es una acción antinacionalista” (Meyer, 1998).
país, del mundo y, especialmente, de la élite política. Es cierto que el nacionalismo apareció
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unidad política y cultural; y hasta se puede argumentar que su persistencia, al inicio del siglo
XXI, se justifica porque aquellas están vigentes pero no debería confundirse el nacionalismo con
aunque haya servido para justificar esa política; no es, en fin, la igualdad jurídica de los
ciudadanos ni la guerra, aunque se crea que una y otra son convenientes para el país. En pocas
palabras: el nacionalismo puede concebirse como un recurso para legitimar una institución o una
forma política —porque se considera correcta o por cualquier otra razón— pero no es ni la
institución ni la política pública. Hay que insistir en esta obviedad: lo políticamente correcto
cambia. Que en una época se considere necesaria la uniformidad jurídica de los ciudadanos o
hacer la guerra a otro país no cancela, en otro tiempo, juzgar conveniente —para los intereses
del país o de una élite—, la ciudadanía diferenciada, construir la paz, e incluso la integración
con aquel país con el que antes se hizo la guerra. El nacionalismo que ayer sirvió a un propósito,
hoy puede ser un recurso para legitimar una nueva concepción política y hasta radicalmente
opuesta.
de la Revolución está definido por los intereses del Estado, es decir, de la burguesía. Aunque es
elitista, el nacionalismo estatal acaba por penetrar en la mayoría social de los marginados, pero
Monsiváis no es un marxista ortodoxo, y supone que a lo largo de la historia, que recrea entre
1910 y finales de siglo, la cultura popular logra liberarse de la tiranía de la clase poseedora de
los medios de producción, cuyos intereses, cada vez más vinculados al capital financiero
nacionalismo revolucionario se nos presenta como una ideología en la que en una primera fase
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no está diferenciado el nacionalismo estatal y el popular. En esta fase, el nacionalismo se sustenta
mundo, especialmente hacia Cuba, el Chile de Allende o la Nicaragua de los sandinistas; “la
fuerza de una conciencia nacional implantada por el acuerdo entre Estado y sociedad” (1986:
18). El pueblo, dice Monsiváis, cree en este nacionalismo y lo conserva como lo único que le da
un optimismo frente a las devastadoras crisis de 1982, 1988 y 1994. Mientras, progresivamente
digno ni creíble, el pueblo y el nacionalismo popular siguen conservando las bases históricas que
alguna vez obtuvieron de ese Estado: los impulsos revolucionarios que a principios de siglo lo
unieron como pueblo y a éste con el Estado. El nacionalismo estatal, en cambio, murió desde el
momento en que comenzaron, en los años ochenta, las ventas de las empresas estatales, se abrió
Estados Unidos.
desde el siglo XIX la identidad nacional de México. El nacionalismo mexicano nace del
patriotismo criollo del virreinato de la Nueva España, alimentado de una corriente anti-
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A mitad del Siglo XVIII se inicia un intento por buscar un nacionalismo mexicano. Los
valores civiles y religiosos, también influyeron en dar cohesión a los antiguos mexicanos, refiere
especialista.
En un momento como el presente, cuando se vive un desencanto social por las instituciones,
vale la pena mirar al pasado y recordar que el origen del nacionalismo mexicano surgido por lo
menos desde hace 2 siglos, se estableció con base en fiestas populares, bailes tradicionales,
vestimentas típicas, discursos oficialistas, canciones y corridos, expone Ricardo Pérez Montfort,
Social (CIESAS)
“Aunque el discurso nacionalista mexicano tuvo algunas expresiones en el siglo XVIII con el
llamado ‘patriotismo criollo’, no fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se pudo hablar de
el Doctor en Historia.
Los estudiosos refieren que a raíz de la llegada del Partido Acción Nacional al poder en el
2000, se registra una reinterpretación de ese nacionalismo, en vista de que dejó de gobernar el
presentó un nacionalismo más conservador y más apegado a los valores de la Independencia que
a los de la Revolución. No obstante, los nacionalismos que actualmente quieren imprimirle los
Con casi 30 años de estudios relacionados con la cultura y la ideología, Pérez Montfort
establece que “en las postrimerías del siglo XVIII e inicios del XIX, y todavía bajo la influencia
de la revolución francesa, se pudo percibir en los sectores criollos una revaloración de lo popular
que buscaba abrirse paso en las decisiones políticas y económicas que vivían”.
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Estos antiguos mexicanos empezaron a identificar al pueblo en aquello que pretendía darle
contenido social a aquella naciente nación, cuando se fueron forjando los parentescos políticos,
“Todo lo anterior exaltado y remarcado con los discursos oficialistas y nacionalistas de los
La identidad nacional, además de incluir valores cívicos y religiosos, con su interminable lista
de milagros, vírgenes y santos, incorporaría otros elementos como las fiestas, el baile, la música,
los atuendos, las novelas y las crónicas costumbrista. Todos resultaron ser elementos de cohesión
Otro momento clave en el boom nacionalista, se dio en la época posrevolucionaria, entre 1920
y 1925, cuando el discurso se “orientó con el afán de reconocer la validez cultural de las
expresiones populares planteadas a partir de una especie de introspección que generó ese
Contrario a los fines europeizantes del porfiriano, a partir del ascenso de Álvaro Obregón a
Citando a Daniel Cosío Villegas, Pérez Montfort refiere que “se pusieron de moda las
canciones y los bailes nacionales, así como todas las artesanías populares. Y no hubo casa en
que no apareciera una jícara de OIinalá, una olla de Oaxaca o un quexqueme chiapaneco. En
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En conclusión, cabe hacernos una pregunta ¿Cómo debe ser el nacionalismo mexicano para
México está obligado, otra vez, a defender su independencia y su dignidad. Es menester formular
El nacionalismo mexicano del siglo XXI no puede caer en los errores de antes; no puede
Ese nacionalismo, que aún está por construirse, deberá ser más democrático, más pluralista y
más sofisticado. Pero también tendrá que ser más fraterno, más emancipador y más congruente.
Debe aprender de nuestra historia sin pretender repetirla de manera acrítica. Debe seguir
siendo pacifista y solidario con otros pueblos. Por lo mismo, no puede dejar de estar fundado en
El mayor desafío para el nacionalismo mexicano, por encima de sus retos externos, es
construir un país más sólido, más justo y más igualitario para todos los mexicanos.
Lo cierto es que ese resentimiento ha dado paso a una etapa de franca madurez. Desde
mediados de los ochenta el nacionalismo revolucionario estaba agotado. Paso previo y necesario
para que en los noventa México entrara de lleno al proceso globalizador. La tradicional actitud
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Trump, México tiene un gigantesco superávit comercial con Estados Unidos. Somos el país que
La globalización y el
nacionalismo
Aprovechar los
beneficios de un mundo
el desarrollo nacional y
Con esto ratifica la visión reificada de la cultura, de la que dice es fuerte, permanecer
inmutable ante la globalización. Tal es la postura de los grupos del poder, su postura ante la
multiculturalidad de México.
En el verano de 1937 Yucatán fue sacudido por una de las experiencias más notables de su
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000 campesinos; al mismo tiempo, lanzó una vigorosa campaña en contra de las fuerzas y los
Esta acción radical revitalizó y actualizó el espíritu mismo de la Revolución mexicana, que
potencialmente “comunista”.
revolucionario de Cárdenas de acabar con los cacicazgos regionales y de dar sustancia y vigor a
una reforma agraria paralizada y saboteada. En este contexto, la acción del presidente se
interpreta como la lucha del Estado revolucionario en contra de su enemigo más encarnizado, la
cumplimiento de las promesas de la Revolución a unas masas populares oprimidas por la antigua
oligarquía agraria.
de 1937, situándola en el marco más amplio de las tensiones propias de una sociedad en rápido
proceso de cambio económico y cultural. La meta última es desmitificar los paradigmas aún
de un episodio histórico fundamental, que ha generado hasta hoy más polémicas que estudios.
Es forzoso, por lo tanto, tomar como punto de partida las interpretaciones que se han dado de
la reforma cardenista de 1937, presentando brevemente y en sucesión temporal los trabajos más
significativos.
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La primera etapa fue dominada por los testimonios de los intelectuales, políticos y técnicos
que fueron testigos directos de los acontecimientos. En sus escritos se percibe la carga emocional
suscitada por la acción presidencial y un estilo que refleja la vigencia de los postulados de la
Revolución.
Los autores que escribieron durante o inmediatamente después de la visita presidencial fueron
a menudo críticos severos de la acción de Cárdenas, como el ingeniero Gustavo Molina Font
(1941) y el célebre intelectual Luis Cabrera (1937), quienes denunciaron los ruinosos ensayos
Revolución.2 Aldo Baroni, uno de los componentes de la comitiva presidencial de 1937 y amigo
Fernando Benítez en cambio, presentó (1956) la imagen más conocida de Cárdenas, la del
enemigo de los hacendados que decide barrer con toda resistencia a la acción agrarista. Suya es
la cita de las palabras de Lázaro Cárdenas al entonces gobernador de Yucatán, López Cárdenas:
“Ya basta de decir: estamos viendo, estamos observando, estamos estudiando; ya me cansé de
que todo se arregle por los henequeneros con un cheque para los gobernadores”.4
En la línea de Benítez se sitúan los ensayos de Enrique Aznar (1947), Antonio Betancourt
Pérez (1968), Moisés González Navarro (1970), Laureano Cardos Ruz (1977) y Manuel Pasos
de las tierras.5
Luis Sierra y José Antonio Paoli sobre el reparto de 1937, publicado en 1986.6 En esta obra
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Sierra y Paoli describen el clima político de los años 1934 a 1936 como dominado por la
periódico Diario de Yucatán, el Partido Socialista del Sureste (PSSE), que se había vuelto
antiagrarista. Del otro lado se situaban el Partido Comunista Mexicano (PCM), la Federación
Sindical Independiente (FSI), otros grupos agraristas y el periódico Diario del Sureste. La lucha
Los trabajos de Gilbert Joseph (1982) y de Marie Lapointe (1990)8 vuelven a una perspectiva
más economicista y por lo tanto, agrarista, y sin embargo valoran también los aspectos culturales
de la reforma agraria de 1937. Además, introducen abiertamente un elemento de crítica que había
estado ausente en muchas de las obras anteriores. Joseph, sin embargo, presenta la acción federal
“Cuando la revolución agraria llegó a Yucatán, vino desde afuera.”9 Así, niega o resta
importancia al dinamismo histórico autóctono de los años veinte y treinta, el cual esquematiza -
en forma tradicional- como el “letargo” de la Revolución entre las hazañas agraristas de Carrillo
Los estudios de Ben Fallaw (1994) y de Othón Baños (1994), nos muestran cómo es posible
primero pone énfasis en el proceso de aculturación de las masas campesinas dirigido por la
durante los años que precedieron a la reforma agraria. Ambos rechazan la reducción del
conflicto social de los años treinta a la fórmula “hacendados vs. Campesinos” y en cambio
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señalan la importancia de otro polo dialéctico, el que se estableció entre estado (región) y
De este sintético panorama pueden colegirse algunas cuestiones que constituyen la premisa y
el punto de partida para indagar sobre el periodo cardenista en Yucatán. La primera es el contexto
histórico: la relación del cardenismo con otras experiencias reformistas de los años treinta, y con
protagonistas: Estado, Federación, sindicatos, Partido Socialista del Sureste, Partido Nacional
país.
La acción federal de 1937 no se limitó al reparto de las tierras, sino que cumplía con un plan
El viaje presidencial fue justificado oficialmente de dos maneras. Primero, como una acción
decisiva en favor de la justicia social, que cumplía con los ideales más profundos de la
Revolución. En segundo lugar, fue presentado como la apertura de una nueva perspectiva para
La segunda motivación remite al indigenismo radical proclamado por Lázaro Cárdenas como
parte esencial del mensaje revolucionario. En su discurso del 8 de agosto de 1937, el presidente
denunció enfáticamente: ‘la difícil situación en la cual ha vivido siempre la clase campesina de
Yucatán, formada en gran parte por indígenas que tanto en la vida colonial […] como en la época
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independiente […] permanecieron en deplorables condiciones de atraso y miseria”.43 El año
a los indios, con el fin de impulsar una política específica para los grupos rurales indígenas. Los
mayas yucatecos monolingües eran, en 1930, 33.7% de la población mayor de cinco años. Si a
ello sumamos el 38.5% de los indígenas bilingües, se deduce que el 72.2% de la población
yucateca era “maya” en sentido amplio.44 Cualquier política en favor de los sectores populares
en Yucatán tenía que considerar el factor étnico, para negarlo y combatirlo, o para valorarlo.
Cárdenas se orientó hacia la valoración. El presidente en efecto quería rescatar a los indios en
cuanto grupo étnico, superando la política asimilacioncita de sus antecesores. Esto se obtendría
primero mediante la política de distribución de tierras, como indicó Cárdenas cuando señaló: “en
1937 […] pasaremos a resolver integralmente el problema agrario de Yucatán […] para salvar
explícitamente que la revolución estaba por llegar a los indios “después de noventa años de
iniciada la última tragedia de la raza maya […] a entregar con los henequenales, una mínima
compensación por la sangre derramada en sus luchas por la tierra”.46 De esta forma, la acción
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BIBLIOGRAFIAS
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