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Medir la duración de la mirada es mas subjetivo que media la amplitud de succión, por eso es
preciso que esta sea estimada por observadores que desconocen que tipo de imagen miraba el niño en
cada ensayo.
El tercer paradigma para estudiar a los bebes se basa en la preferencia de la mirada o la audición.
Se presenta al niño dos estímulos y se mide a cual prefiere mirar, esta al igual que la anterior las
estimaciones las efectúan observadores que no pueden ver los estímulos concretos a los que mira el niño
en cada momento.
10. ¿Qué saben los bebés sobre el lenguaje que no saben las arañas sobre cómo hacer tela?
A juicio de la autora la principal diferencia entre los bebés y las arañas es que la mente del bebé
puede transformar al lenguaje en un objeto de reflexión. Este proceso permite progresivamente
transformar la información almacenada “en la mente” en información que puede ser utilizada “para
estructurar la mente”.
A diferencia de la araña, que se limita a tejer su tela, el niño humano posee la potencialidad de
tomar sus propias representaciones como objeto de atención cognitiva. Los niños se convierten en
eficaces usuarios del lenguaje y además se convierten espontáneamente en pequeños gramáticos. Las
restricciones que operan en las arañas (y en el resto de los animales) son de tal naturaleza que estos
animales carecen de la potencialidad de analizar su propio conocimiento.
11. SENSIBILIDAD A LA LENGUA MATERNA: los bebes de tan solo 4 días ya son sensibles a
ciertas características de su lengua materna. Se emplea la técnica de habituación de la succión no
nutritiva. A las doce horas de vida los bebes distinguen entre información lingüística y otros tipos de
entrada acústicas no lingüísticas. En el momento de nacimiento los bebes no reaccionan aun a las
diferencias entre las distintas lenguas, lo cual significa que los estímulos durante 9 meses que recibe el
feto no proporcionan información lo suficientemente diferenciada como para que el niño muestres desde
el nacimiento atención preferente por su lengua materna.
Los bebes son sensibles a patrones fonológicos o prosódicos globales y también atienden desde
muy temprano a características que acabaran teniendo valor sintáctico. A los cuatro meses los bebes eran
sensibles a una serie de indicios que correlacionan las fronteras entre oraciones, son sensibles al contorno
de frases en dos lenguas. Es decir, la arquitectura de la mente infantil hace que al principio él bebe sea
sensible a la estructura oracional de cualquier lengua humana. Por consiguiente parece que hay una serie
de características muy generales relativas a la estructura prosódica del lenguaje humano que ya están
incorporadas en el sistema o se aprenden sumamente pronto gracias a la existencia de ciertas
predisposiciones lingüísticas. Esto sugiere además que hay predisposiciones y sesgos atencionales que
permiten al niño aprender cualquier lengua humana y que se seleccionan determinados caminos para
representar y procesar el lenguaje.
Las categorías preceptivas relacionadas con la fonología se estabilizan sin necesidad del
establecimiento previo de programas senroriomotores. Se han realizados experimentos que demuestran
que los bebes son sensibles a la diferencia entre la tonalidad relativa pertinente para el lenguaje y la
tonalidad absoluta, de importancia social. O que son sensibles a los aspectos rítmicos de entrada
lingüística, la duración de las vocales el acento. Mucho antes de que puedan hablar ya son sensibles a las
fronteras entre palabras y oraciones que aplican reglas gramaticales. Se emplea un procesamiento de
preferencia auditiva semejante al de preferencia visual, en niños de 7 a 10 meses.
Niños sordos que no habían recibido ninguna estimulación lingüística desarrollaron una lengua de
señas (Feldman et al, 1978).