Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Resulta difícil establecer el inicio real del período de desarrollo humano que
llamamos tercera edad, los expertos en la evolución del individuo no se ponen de acuerdo
respecto al momento en que comienza esta etapa, pues esto dependerá de variados factores
como la alimentación, la profesión ejercida, las vivencias, la forma de afrontar la vida y
otros (Valenzuela, 2013).
La asamblea mundial del envejecimiento, realizada por la ONU en 1982, delimitó a los
diferentes grupos de personas que existen en la sociedad designando los términos de vejez,
tercera edad, ancianos y adultos mayores a los individuos que alcanzarían y rebasarían las
seis décadas [60 años] (Vásquez & De los Reyes, 2005; citado en Hernández, 2010).
Tuzzo y Mila (2008) denominan adultos mayores a aquellas personas que excedan los
60 años. El término se formula como reemplazo de tercera edad, anciano, abuelo, viejo,
senescente, senil, que pueden ser peyorativos y que se relacionan a una imagen negativa,
discriminatoria y sesgada de la vejez. Esto es un criterio de las Naciones Unidas que se
relaciona con la idea de un cambio cultural que incida en el respeto y valoración de las
personas mayores.
Para la OMS (2002) “un adulto mayor funcionalmente sano es aquel sujeto capaz de
enfrentar el proceso de cambio con un nivel adecuado de adaptabilidad y satisfacción
personal.”
Este profundo cambio debe partir desde todos los sectores de la sociedad. Esta nueva
forma de deducir el proceso de envejecimiento lleva a fortalecer un modelo de mediación
interdisciplinario, unido a todos los recintos de las ciencias de la salud [médica, psicológica
y social] (Tuzzo y Mila, 2008).
Para Marín (2000, citado en Hernández, 2010) sería útil realizar una división de dos
grupos: por un lado, los llamados “viejos-jóvenes” entre 60 y 75 años, generalmente
jubilados, sanos, que buscan darle un sentido a esta nueva etapa de la vida; y los
“ancianos”, personas de 75-80 y más años, donde la mayoría requieren de servicios
médicos asistenciales.
Con el trascurso del tiempo van aflorando en el cuerpo algunas alteraciones que
aumentan gradualmente y dificultan la movilidad y funcionalidad del cuerpo. La
clasificación de Núñez y Morales, (1997, citado en Tuzzo y Mila, 2008) refiere a la
generalización de una serie de trastornos que se van produciendo, siguiendo pautas
particulares para cada individuo, tales como:
TRASTORNOS CARACTERÍSTICAS
1) SENSORIALES
▪La agudeza visual perdida por trastornos de la
acomodación del cristalino.
Capacidad visual ▪Reducción de los campos visuales.
▪Detrimento de la discriminación de la retina para los
contrastes espacio-temporales.
▪Déficit en la percepción de los tonos agudos y en la
discriminación de los sonidos.
Capacidad auditiva ▪Trastornos del equilibrio vestibular alterando la capacidad
tónico-postural.
▪Perturbaciones del esquema corporal.
Capacidad táctil y somato-estésica ▪Deterioro de la percepción somato-estésica.
2) MOTRICES
▪Alteración del equilibrio estático y dinámico, produciendo
Equilibrio postural marcha insegura y caídas.
▪Declive en la elaboración de movimientos seriados para la
Programación motora acción.
▪Cambio en la coordinación visomotora.
▪Disminución de la motricidad global y fina.
Movimientos práxicos
▪Orientación y estructuración espacio-temporal
disminuidos.
3) COGNITIVOS ▪Procesos cognitivos enlentecidos.
▪Pérdida de la memoria.
▪La homeostasis [temperatura, presión sanguínea y otras] se
4) NEUROVEGETATIVOS trastornan.
▪Inestabilidad emocional [depresión, temores, somatización
de angustias].
5) PSÍQUICOS ▪La autoestima disminuye.
▪La imagen corporal se altera.
▪Alteración en las interacciones sociales.
6) SOCIALES ▪Aislamiento.
▪Cambio de roles.
Tabla 2. Clasificación de los cambios en el adulto mayor (Tuzzo y Mila, 2008).
Como ejemplo tómense tres de ellos: la incontinencia, las caídas y la confusión mental.
Cualquiera de ellos pueden ser considerados procesos edad-dependientes, y su prevalencia
en la patología geriátrica es muy elevada. La incontinencia, a partir de los 80 años, en la
mujer, la padecen una cuarta parte de la población, más en la institucionalizada. Las caídas,
de intrincada etiología, donde se añaden a trastornos intrínsecos los del entorno, son el
origen de las fracturas y de la mayor parte de la hospitalización traumatológica junto a los
accidentes de automóvil. La confusión mental o delirium es un proceso que acompaña
comúnmente a los ancianos cuando se encuentran hospitalizados por cualquier motivo, y
condicionan un notable incremento en las medidas terapéuticas y en su cuidado.
Según Gac (2000) dentro de los procesos de envejecimiento se producen cambios tanto en
la esfera orgánica como en la mental. Dichos cambios, que son normales, con el paso de los
años predisponen a una serie de eventos fisiopatológicos que llevan al adulto mayor a
presentar variadas enfermedades. En lo que respecta a anatomía general el sujeto normal
promedio entre 30 y 40 años alcanza el máximo de altura, disminuyendo luego 5 cm. por
año; este cambio es más acentuado en las mujeres. Se explica por cambios posturales
(mayor flexión de caderas y rodillas), disminución de la altura de los cuerpos vertebrales y
alteración de los discos intervertebrales. El peso alcanza su máximo nivel a los 50 años y
luego disminuye. El comportamiento del tejido graso sufre un aumento de 15% a 30 %
entre los 40 y 55 años para luego disminuir un 20% promedio.
Síndromes Geriátricos
Los síndromes geriátricos son un conjunto de cuadros habitualmente originados por la
conjunción de enfermedades con alta prevalencia en los adultos mayores y que son el
frecuente origen de incapacidad funcional o social en la población. Son la manifestación
(síntomas) de muchas enfermedades, pero también son el principio de muchos otros
problemas que debemos tener en cuenta desde su detección para establecer una buena
prevención de los mismos. Son, en definitiva, un conjunto de cuadros originados por la
concurrencia de una serie de enfermedades que tienen su expresión a través de cuadros
patológicos no encuadrados en las enfermedades habituales. Se conocen como «los gigantes
de la geriatría», y su conocimiento resulta imprescindible para realizar una correcta
valoración geriátrica. Su detección y estudio protocolizado es una exigencia ante cualquier
paciente anciano. Los síndromes geriátricos son magníficamente definidos por Kane, en
1989, en su libro Essentials of Clinical Geriatrics como problemas geriátricos, permitiendo
a través de una regla nemotécnica su memorización por medio de la regla de las «ies»:
inestabilidad, incontinencia, inmovilidad, impotencia, etc.
Bibliografía
Antón, M. (2012). Gerontopsicomotricidad: La intervención psicomotriz en la tercera
edad. Córdoba: Boulevard.
Erickson, E. (2000). El Ciclo Vital Completado. Ed. revisada y ampliada. Barcelona:
Paidós.
López, A. (2012). Hacia una visión psicomotriz del cuerpo en la Vejez. Disponible
en:http://red.antropologiadelcuerpo.com/wpcontent/uploads/GT11LopezAlejandro.pdf
Consultado el 21/11/2013